Que locura de película. La exploración que hace Kubrick va mucho más allá de las relaciones de poder bajo el capitalismo o la mercantilización y la sexualidad de las personas. Se inscribe en discusiones más metafísicas: las tensiones entre la acción y la imaginación, entre lo concreto y lo no-concreto. Ni toda fantasía es una mentira, ni toda verdad es del todo cierta. Esta lucha se manifiesta cinematográficamente en ese color azul -que representa la fantasía-, que se va volviendo…