El Carnaval de las almas, es un rotundo "clásico" si atendemos al termino de manera estricta. Representa la hoja de ruta que el terror como género adoptó en decadas posteriores. Nació moderna en su trama, impactante en su iconografía y rompedora en su tono. Una pesadilla que pudre desde dentro a la América idílica de los 50, por un virulento expresionismo alemán.

Silent Night Deadly Night retuerce el espíritu navideño con ímpetu grindhouse. Con una temática ingenua, tan inocente y básica como la pesadilla de un niño de 8 años, la cinta explota el HALLOWEEN de Carpenter con destellos de lucidez . Con un envoltorio de tv movie, se adelanta a las películas de orígenes de superheroes, brindando un asesino slasher desenmascarado. Violenta, naif, cruel y directa al cine de culto.

La grandilocuencia y el afán de épica matan sin compasión al sentido del ridículo y el esperpento cotidiano que refleja con muy buen gusto "Matar a dios". Rozando mecánicas de Polanski y zambulléndose en la tradición teatral europea, la película da menos de lo que promete. Emilio Gavira es el único superviviente a esa trascendencia de fogueo.