Clint Eastwood nos ofrece un brillante drama judicial con una carga moral demoledora.
La sensación de incomodidad con la que uno sale de ver esta película está a la altura de muy pocos directores.
Brandon Cronenberg demuestra una vez más que es el mejor sucesor posible de la escuela de su padre. Una alucinógena mezcla entre thriller erótico y cinta de ciencia ficción con un buen puñado de escenas que se graban a fuego en la mente del espectador.
Alexander Skarsgård y Mis Goth tienen una química demoledora. Las escenas en las que ambos comparten pantalla son deliciosas.
La nueva carne tiene aún cuerda para rato.
Brightburn translada de forma solvente los pilares del cine superheroico al terror más desenfadado. Sorprende su elevada cantidad de gore, pero se echa en falta algo de riesgo que hubiera permitido desarrollar una trama menos previsible. Funciona mejor dentro de las estructuras del terror con toques de humor negro que cuando coquetea con el drama familiar.
Una lástima que rompa con los tópicos del cine de superhéroes para caer de lleno en las convenciones del terror protagonizado por niños asesinos.