Indiferente no te deja. Como a la mujer que tenía dos butacas a la izquierda, que se levantó a los 20 mins y enfiló puerta porque total no hay necesidad de pasar un mal rato.
La película no te engaña y hasta me enganchó, pero el final me dejó un poco calzón a medio subir.
Podría verse para cenar, para merendar ensalada, incluso para una sobremesa que se alarga. Pero no para desayunar, desde luego no para desayunar.