¡25 años no son nada!
Sigue tan fresca como el día que se estrenó.
Nunca me harán odiarte, bebé.
¡25 años no son nada!
Sigue tan fresca como el día que se estrenó.
Nunca me harán odiarte, bebé.
Si una película te contagia el bichito de "cuando sea grande quiero ser..." ni bien termina, es una genial película. Y Blow Out te hace querer ser un sonidista de películas.
El detalle a la profesión sumado a una conspiración gubernamental se fusiona con el sleaze tan De Palma que duele. Hermosa pareja protagónica también; siempre descuento a Travolta como una cara bonita pero los momentos finales de la película me cierran la boca nuevamente.
Cuando empezó, estaba totalmente predispuesto a que no me guste por su pesadez en meter el dedo en la llaga y hacerte llorar con escenas lacrimógenas al por mayor, y también que Natalia Oreiro no es santa de mi devoción, pero la vida de Gilda es sencillamente estelar y poco a poco Natalia se va convirtiendo en la cantautora. Tanto, que a veces te da piel de gallina por las similaridades.
Quizás no funcione con todo el mundo, pero es un monumental homenaje a una parte del consciente colectivo argentino insoslayable, y una muy buena razón para decir que el cine comercial nativo no está muerto.
Así SÍ.
Hellraiser es un reboot que no es una película legado sino que construye su propia historia en base a los artículos familiares a mano de la saga.
Se nota que se hizo con pasión y reverencia por el material original, y Clive Barker tiene que estar orgulloso de lo que se hizo.
Buena trama, buen gore, genial Jaime Clayton cómo la nueva sacerdotisa infernal, y me quedo con ganas de más.