A nivel visual, la película destaca por su diseño de producción: desde los vibrantes paisajes de San Francisco hasta los sofisticados escenarios que representan la vida real de la realeza. Las secuencias de transformación física de Mia, aunque clichés del género, son divertidas y están ejecutadas con encanto, reflejando el crecimiento interno del personaje.
Garry Marshall maneja el tono con su característico estilo optimista y desenfadado, creando un relato que, aunque predecible, resulta irresistible gracias a su corazón genuino. A…