Todo es importante, todo aporta. Gran guión, me maman las comedias con contenido, denle todo a Kieran Culkin y a Jesse Eisenberg ya déjenle de decir el vato de Facebook.

No le sobra nada y pues si tiene muchas partes emotivas pero que impresionante la manera en la que me destruyó ese final.

Cada quien sabe lo que trae en la maleta. Solo somos un desfile de personas cargando nuestros pedos en nuestro equipaje, en este aeropuerto llamado tierra, esperando el vuelo que nos saque de aquí.

Me mama cuando me cuentan historias de enterrar vivos, vivir con fantasmas y el duelo respirándonos en la nuca, Marce. Sabes que no eres de los Rubens pero te hacen vivir toda la nostalgia de añorar tu infancia a través de discos, fotos y lugares a los que ya no puedes volver. Tiene grandes elementos para justificar el tremendo llanto que me eché y no vamos a hablar de que esta película tiene una de las escenas más crueles que he visto en el cine.

Un chiste se responde con un chiste.

Ok, lo acepto, llegué a verla con el corazón roto y por supuesto que sabía que iba a pasar (seamos honestos, no hay sorpresas en esa historia), pero aún siendo una historia tan predecible me sorprendió lo mucho que me destrozó el final.