Tres planos, con dos cortes de montaje elocuentísimos.
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Frédéric hace un teatrillo cómico para su hija aprovechando el cuello vuelto de su jersey (qué cosa más fea son los jerséis de cuello vuelto, pero qué juego dan en esta película). Cuando acaba, se da la vuelta y termina de bajarse la prenda. Antes de que acabe de colocárselo, el corte tajante: ahora Frédéric avanza por su barrio residencial, de camino al centro de París. De modo que…