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Don’t forget to select your favorite films!
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Amongst a lot of authorized biopics that try to sanitize history or omit uncomfortable moments, this one stands out not only for portraying its titular character as a cocaine-addled dickhead, but also as what he perceives himself to be: a big fucking monkey.
Me tomó llegar al casi final de la película para descubrir que estaba en ella, durante el velatorio de los restos de Lila Epelbaum hace más de diez años. No tenía recuerdo de ese momento (ni de Lila) hasta que volví a verla en pantalla. El acto, ahora recuerdo vagamente, cumplió su rol de conmemorar su memoria y conmover nuestras emociones.
Pero la memoria es difícil. Es, como el tiempo, inclemente incluso aunque nos aferremos a los momentos que queremos…