Tarde dos aspirinas, diez horas de sueño y veinte horas de salir de la función, en aceptar que soy incapaz de pensar en esta peli. La gente del cine me dejó, para rematar, trastornada
Tarde dos aspirinas, diez horas de sueño y veinte horas de salir de la función, en aceptar que soy incapaz de pensar en esta peli. La gente del cine me dejó, para rematar, trastornada