Apenas pude reconocer a Christian Bale en el papel de Trevor Reznik. Su cuerpo esquelético, casi un espectro de humanidad, parecía un símbolo vivo de una verdad que a menudo evitamos enfrentar: la culpa no procesada nos consume, literalmente. "El Maquinista" no es sólo una película, es una experiencia visceral que te invita a mirar hacia adentro y confrontar tus propios fantasmas.
Trevor no duerme. No sólo porque el insomnio le ha arrebatado la capacidad de soñar, sino porque está…