Le creí a Corbet al menos hasta el interludio por su espléndida capacidad de retratar al protagonista en su disonancia cultural y alienación. Incluyo en la lista de virtudes su electrizante secuencia inicial del arribo a la nueva tierra.
La última escena en dónde el filme se mantiene encarrilado es cuándo Harry le enrostra a Lazlo la verdadera naturaleza de la relación de éste con su familia. Luego, para mí la cinta pierde todo foco y hasta traiciona sutilezas que había manejado antes con cierta maestría, cediendo a impulsos por querer llegar una conclusión accesible.