Charles Chaplin, que en 1930 se negaba a aceptar que el sonido en el cine podía aportar más que quitar, decidió demostrar que no hacen falta diálogos para expresar sentimientos. Y vaya que si lo consiguió. Dirigiendo, produciendo, actuando, componiendo la música y escribiendo esta joya del séptimo arte.
Grandes actuaciones, puesta en escena a servicio del humor, un humor que es puramente visual y en algunos pocos casos sonoro (como el recurso de la campana en el combate de…