Just Before Dawn. Si pones a Deliverance, Madman, y Friday the 13th, circulando en dirección prohibida, obtienes esto.
Si te gustaron aquellas, y te dejas seducir por los sintetizadores de Brad Fiedel y la conseguida atmósfera que envuelve este viaje. La inmersión la tienes asegurada.
(Vista en la versión Uncut).
Portrait in Black. Noir de manual filmado al estilo Duglas Sirk para el lucimiento exclusivo de la estrella Lana Turner.
Arropada por unos excelentes secundarios, y los continuos giros de guión (alcanzando la media docena). Los acantilados de la bonita e inquietante Carmel, pondrán el colofón a esta mezcolanza de elementos, con la extraña sensación de haber disfrutado cada uno de ellos. Sobretodo, de ese Dios de la interpretación llamado Anthony Quinn.
Conservo intacta la misma sensación que cuando la ví por primera véz y con resaca..., hará la friolera de veinte años.
Esta ensoñación carnavalesca como salida de un sueño en su fase rem, no sería producto de mi resaca, sino de la anestesia general que me inyectó el bueno de Herzog.
Vista en su versión Alemana, que según el propio director es la buena. Pues ni con esas...
The Iron Claw. Tenso drama familiar que se bate en duelo dentro y fuera del cuadrilátero. Un homenaje al Wrestling, con el descenso a los infiernos de unos hijos atormentados por la autoritaria educación de un padre mezquino.
Una película que podría haber caído facilmente en las redes del melodrama de sobremesa, el hábil trabajo de dirección de Durkin, sabe en todo momento lo que mostrar y lo que omitir. Dando paso a unas elipsis de una fuerza pocas veces vista, y acompañada por una banda sonora de oldies setenteros muy acertada.
