La escena de Yoko recitando los Corintios 13 es probablemente lo único serio que pasa en los 237 minutos, e inmediatamente vuelve todo más absurdo de lo que ya es.
Jamás pensé ver un película que juntara erecciones, lesbianas y conversiones religiosas, mucho menos que me gustaría, pero supongo que todo es posible en Japón.