Recuerdo claramente la primera vez que vi A Nightmare on Elm Street 3: Dream Warriors cuando tenía solo 7 años. Era una noche cualquiera, una de esas en las que, por alguna razón, mi curiosidad se adelantó a mi edad, y terminé frente a la tele, con la luz apagada y el volumen bajo, tratando de no hacer ruido mientras me sumergía en una de las películas más aterradoras que jamás había visto.
Aunque mi mente infantil no comprendía por…