Mala hasta decir basta.
No se salva nada; Dirección, montaje, guión, personajes, banda sonora y un etcétera tan largo como su tercer acto. Lo único rescatable son las interpretaciones pero, entre tanto techno metido a deshoras, plano subjetivo y cámara lenta, son complicadas de apreciar.
“Quien se la quede pierde”.