Una casa es invadida. Una familia encarcelada. Se desarrolla un cruel complot del gato y el ratón. Es una película que está diseñada para ser imposible de disfrutar. También está diseñado para implicar a la audiencia, hacerles sentir culpables por mirar. Una crítica fascinante sobre la violencia y la audiencia. Lo más convincente es el alejamiento de la película del género estándar. No es slasher. Le falta la excitación de la explotación. Hay claros artificios cinematográficos que te recuerdan que…
