Esta película me llamaba más que Silvia Prieto a Silvia Prieto, y gracias a Dios por fin contesté, porque qué maravilla. Rejtman construye un universo donde lo absurdo no irrumpe ni se exagera, sino que se desliza con naturalidad en lo cotidiano otorgándole un humor preciso. Los diálogos secos, los gestos contenidos y la repetición de frases e ideas crean la perfecta atmósfera de liviandad. Una película tan peculiar como hipnótica, que convierte lo mínimo en un misterio existencial.
“Me siento más liviana. Es como si estuviera menos atada a la tierra. Como si me estuviese preparando para levitar.”