A pesar de que El Brutalista dura casi cuatro horas, la verdad es que me antojaba verla, aunque no esperaba mucho, pero la vi y me gustó mucho.
La película se siente como una historia contada desde dos puntos y momentos distintos. La primera parte bien podría ser una película en sí misma: la historia de László Toth, un inmigrante que, a pesar de todos los obstáculos, logra construir un sueño. Es luminosa, esperanzadora, casi como un viaje de superación…