Academia.eduAcademia.edu

La diosa Bellona en Valentia (Hispania Citerior

2022, Faventia 44-45

Resumen Estudio de una inscripción fragmentaria, de cronología temprana, hallada en Valentia, en la que aparece el nombre de la diosa Bellona, algo insólito en estas regiones de Hispania. A partir de ella, se considera el origen de la divinidad, su llegada a Hispania, su limitada difusión (tan solo Lusitania) y su relación con algunos acontecimientos de la historia de Valentia. Se propone una reconstrucción del texto epigráfico. Se estudia también el nombre del dedicante, un Antonius, la familia más relevante de la ciudad. Se hacen algunas consideraciones sobre la recuperación de la ciudad tras el largo período de vacío posterior a la destrucción pompeyana del año 75 a.C.

Faventia 44-45, 2022-2023 51-67 La diosa Bellona en Valentia (Hispania Citerior)* María José Pena Universitat Autònoma de Barcelona sideramundivaga@telefonica.net Recepción: 11/07/2022 Aceptación: 28/07/2023 © de la autora Resumen Estudio de una inscripción fragmentaria, de cronología temprana, hallada en Valentia, en la que aparece el nombre de la diosa Bellona, algo insólito en estas regiones de Hispania. A partir de ella, se considera el origen de la divinidad, su llegada a Hispania, su limitada difusión (tan solo Lusitania) y su relación con algunos acontecimientos de la historia de Valentia. Se propone una reconstrucción del texto epigráfico. Se estudia también el nombre del dedicante, un Antonius, la familia más relevante de la ciudad. Se hacen algunas consideraciones sobre la recuperación de la ciudad tras el largo período de vacío posterior a la destrucción pompeyana del año 75 a.C. Palabras clave: columna bellica; Lusitania; Q. Sertorius Abstract. The Goddess Bellona at Valentia (Hispania Citerior) Study of an early fragmentary inscription found at Valentia, which records the goddess’ name Bellona, an unusual fact in these areas of Hispania. The deity’s origin, her arrival in Hispania, her restricted spreading (just Lusitania) and her relation to some facts of Valentia’s history are dealt with from this inscription. A restoration of the epigraphical text is proposed. The name of the dedicator, Antonius, the most outstanding family of the city, is also studied. Some thoughts on the city’s recovery after the long vacuum period which follows the Pompeian destruction of year 75 BC are presented. Keywords: columna bellica; Lusitania; Q. Sertorius Sumario 1. Presentación 2. El ara de Venus Genetrix 3. La diosa Bellona * 4. Algunas consideraciones sobre la recuperación de la ciudad Referencias bibliográficas Agradezco al Dr. Albert Ribera, Sección de Investigación Arqueológica Municipal (SIAM) del Ayuntamiento de Valencia, la posibilidad de haber visto personalmente la pieza. También mi cordial agradecimiento al Prof. Borja Díaz Ariño, de la Universidad de Zaragoza, por sus consejos sobre la cronología del epígrafe. ISSN 0210-7570 (imprès), ISSN 2014-850X (en línia) https://doi.org/10.5565/rev/faventia.170 52 Faventia 44-45, 2022-2023 María José Pena 1. Presentación Hace ya casi treinta años (en 1993), durante las excavaciones realizadas en la calle Roc Chabàs (ribera, 2017: 59-61) fue hallado, reutilizado en los cimientos de una casa andalusí y sin contexto arqueológico definido, el epígrafe que aquí se estudia (figura 1). Fue publicado por F. araSa y A. ribera (2014), quienes le atribuyeron una datación de la segunda mitad del siglo ii – principios del siglo iii y no le dieron la importancia que, en mi opinión, realmente tiene para la historia de Valentia. Actualmente se conserva en el Museu d’Història de València. Se trata de un fragmento, muy maltratado, de un bloque calcáreo roto por todos lados (incluida la parte posterior), lo cual dificulta mucho cualquier intento de reconstrucción. El campo epigráfico, de tan solo 14 × 25 cm, y las letras presentan una apariencia bastante tosca, hasta el punto de preguntarnos si la inscripción pudiera haber sido grabada cuando el bloque ya estaba empotrado en un muro. La puntuación es triangular hacia arriba ligeramente inclinada a la derecha. Texto: […]Antonius[…] […]na Bellona[…] […]a refecit. Como fácilmente puede percibirse, el texto nos proporciona tres datos seguros: el nomen del sujeto, Antonius, el nombre de la divinidad, Bellona, y la acción, refecit, «reconstruyó» (probablemente «a sus expensas», de sua pecunia), lo cual significa la existencia previa de lo que se reconstruyó. Figura 1. Fotografía del epígrafe. Museu d’Història de València. La diosa Bellona en Valentia (Hispania Citerior) Faventia 44-45, 2022-2023 53 El donante no lleva un nomen cualquiera y menos en Valentia, sino que lo relaciona con una gens bien conocida (SeGuí, 1991: 168-70), perteneciente al ordo veteranorum (IRV 23a = CIL II2/14, 24 = corell, 1997: n.º 26). En realidad, el nomen Antonius plantea bastantes interrogantes y en cierto modo condiciona la datación de la inscripción. Es el más abundante en la ciudad (once epígrafes, según SeGuí, 1991); parece ser la gens más importante y conocemos su monumento funerario, datado entre la segunda mitad del siglo i y los inicios del siglo ii (Jiménez, 1996). Lo sorprendente es que el L. Antonius L.f. Gal. Crescens, aedilis, IIvir, flamen, que aparece en IRV 23a = CIL II2/14, 24 = corell, 1997: n.º 26, es, junto con su abuelo materno (según el stemma de IRV), C. Iulius C.f. Niger, aedilis, decurio, los únicos magistrados de Valentia que hasta ahora conocemos y ambos estaban inscritos en la tribu Galeria. Es una observación que nadie hace, pero resulta insólita la escasez de testimonios sobre los magistrados ciudadanos. A pesar de los numerosos hallazgos epigráficos de estos últimos tiempos, la situación continúa siendo la misma. M. J. Pena (1989: 311) señaló hace años que pudiera ser significativo el hecho de que los dos miembros que sabemos con seguridad pertenecientes al ordo ueteranorum se llamaran Antonius y Iulius, pero no sacó ninguna conclusión. Probablemente lo es y ello apunta al período posterior a la muerte de César, al período del segundo triunvirato. Quizás tres generaciones separan al Antonius de Bellona de L. Antonius Crescens. No olvidemos tampoco que en la inscripción, perdida (IRV 5 = CIL II2/14, 7 = corell, 1997: n.º 6), dedicada a [I(ovi)] O(ptimo) M(aximo) Am(moni) los oferentes se llamaban L.Antonius L.f. Gal. Sabinus y Antonia L.f. Procula. Conocemos también dos epígrafes de una Antonia M.f. Lepida (IRV 33 y 36 = CIL II2/14, 43 y 76 = corell, 1997: n.º 25 y n.º 32), ambos empotrados en la fachada de la Basílica de la Virgen de los Desamparados. En este caso también el praenomen podría ser significativo: excepto uno (que se llama Marcus), todos los demás Antonii valentinos llevan el praenomen Lucius; era el del hermano más joven (roddaz, 1988) de Marco Antonio, cónsul en el 41 a.C., que tomó parte en la guerra de Perusa (App. BC 5, 30-49), la cual concluyó en los inicios del año 40 a.C. Este mismo año Octavio le confió a Lucio toda Hispania y las tropas que había en ella (App. BC 5, 54) (amela, 2015b). Parece ser que murió poco después, aunque se desconoce dónde y en qué circunstancias. Los Iulii valentinos son C.Iulius C.f., es decir remiten a Julio César (ortiz de urbina, 2014). 2. El ara de Venus Genetrix En este contexto quizás es conveniente hacer mención de un ara (corell, 1997: n.º 11 = CIL II2 /14, 10; Prete 2017, T 32: 59, foto: 289-90) hallada en 1981 en un solar de la calle del Mar y conservada en el Museu de l’Almoina; presenta el texto Veneri Genetrici, sin dedicante. Al parecer, es un unicum en Hispania, ya que tan solo se conoce una dedicatoria a Venus Genitrix Augusta en Hispalis (canto, 2004). El ara tiene una cornisa decorada con un pequeño frontón y acróteras, todo ello apenas insinuado; es de tosca factura y la escritura está ligeramente torcida, inclinada a la derecha. Ha sido datada por J. corell (1997) a finales del siglo i – inicios 54 Faventia 44-45, 2022-2023 María José Pena del ii, por cebriÁn (2006: 155, fig. 129) en época postseveriana, por V. eScrivà (1991: 184) en el siglo iii y el CIL dice Litt. Ad librarias accedentes. A pesar de las dataciones tardías (quizás debidas a su aspecto tosco), no parece haber duda de que Venus Genitrix remite a César y en un segundo tiempo a Octavio, miembro de la gens Iulia por su adopción por César; su genealogía divina se remontaba a Julo, el hijo de Eneas, hijo a su vez de Anquises y Venus; Virgilio compuso su poema sobre una leyenda ya existente. Durante su cuestura (año 70 a.C.), en el funeral de su tía, [Caesar] sic refert: ‘Amitae meae Iuliae maternum genus ab regibus ortum, paternum cum diis immortalibus coniunctum est… a Venere Iulii, cuius gentis familia est nostra’ (Suet. Caes. 6). El templo de Venus Genetrix, en el foro de César, fue dedicado el año 46 a.C., tras la batalla de la Farsalia (ScHillinG, 1982: 304-16; GroS, 1995). 3. La diosa Bellona Resulta bastante sorprendente el culto a Bellona en Valentia, además, en época temprana y por un miembro de la que más adelante será una de las gentes más relevantes de la ciudad. J. araSa y a. ribera (2014), y posteriormente ribera (2017: 61), ya señalaron que, en Hispania, las dedicatorias a esta divinidad —dieciseis— se concentran en el área lusitana (SalaS, 1980; madruGa, 2001) y en especial en torno a Turgalium (Trujillo, prov. de Cáceres) (carbonell y Gimeno, 2005; Saquete, 2012-2013; eSteban et al., 2016). Hay que tener en cuenta que la de Valentia es la única conocida fuera del área lusitana, pues no parece que haya que considerar como tal el fragmento de Reus (GoroStidi, 2010) donde se lee …]ll sac[r]um pr[o sal]ute; la reconstrucción es sumamente dudosa y pro salute no tiene sentido con la divinidad de la guerra. Bellona es una divinidad de la que sabemos poco (PoPlacean, 2017) y que no tenemos testimoniada en época arcaica. La primera referencia literaria es la de Varrón (L.L. V, 73), Bellona ab bello nunc, quae Duellona a duello; la primera referencia histórica es la invocación que precede a la devotio de P. Decius en la guerra contra los latinos en los años 341-342 a.C. (Liv. VIII, 9, 6): Iane, Iuppiter, Mars pater, Quirine, Bellona, Lares, Divi Novensiles, Di Indigetes… Parece ser una antigua divinidad romana o lacial (véase Ovidio infra) puesto que es invocada (la única femenina) junto a Jano, Quirino… viejos dioses latinos. La siguiente información es la conocida promesa de Appius Claudius Caecus, en el año 296 a.C. (Liv. X, 19, 17): Dicitur Appius in medio pugnae discrimine, ita ut inter prima signa manibus ad caelum sublatis conspiceretur, ita precatus esse: ‘Bellona, si hodie nobis victoriam duis, ast ego tibi templum voveo’. El templo (viScoGlioSi, 1993; de nuccio, 2004) fue construido en el Campo de Marte meridional, fuera del pomerium, en las proximidades del Circo Flaminio, junto al templo de Apolo Sosiano; en él se reunía en ocasiones el senado (véase CIL I2 581, SC de Bacchanalibus, año 186 a.C.: …senatum consoluerunt…apud aedem Duelonai). El primer testimonio epigráfico —Belolai pocolom— y al mismo tiempo iconográfico es un cuenco de cerámica de barniz negro (figura 2) de los denominados pocola deorum (CIL I, 4412 = CIL XI, 6708, 3 = ILLRP 55) (morel, 1973: 62, La diosa Bellona en Valentia (Hispania Citerior) Faventia 44-45, 2022-2023 55 Figura 2. Cuenco de cerámica de barniz negro. Musée du Louvre. París. n.º 21, Tav-VII, n.º 20; nonniS et al., 2002-2003; ambroSini, 2012-2013; Padilla, 2020: 248, n.º 3, sin foto; blancHet, 2021: 21, 24, 29-30). Dicha pieza pertenece al «taller de las pequeñas estampillas» y está datada en el primer tercio del siglo iii a.C., es decir que es más o menos contemporánea o algo posterior a la construcción del templo prometido por Ap. Claudius. Formaba parte de la Colección Campana (Cp. 3499) y se conserva desde 1862 en el Museo del Louvre. No obstante, se desconoce tanto su lugar de hallazgo (¿Etruria meridional? según propuesta de J.-P. Morel) como su lugar de fabricación (Roma o alrededores). Desde el punto de vista lingüístico resulta una rareza la forma Belolai por Bellonai, es decir L por N; quizás pudiera tratarse de una asimilación a distancia. Al parecer, y no sabemos desde cuándo, Bellona, diosa de la guerra, estaba relacionada con el ritual de los feciales instituido por Anco Marcio (Liv. I, 32) para declarar la guerra (bellum indicere). Durante la estancia de Pirro en la Península 56 Faventia 44-45, 2022-2023 María José Pena italiana (años 280-274 a.C.), puesto que su reino era «ultramarino», los romanos añadieron al ritual la llamada columna bellica (la rocca, 1993), situada delante del templo de Bellona. Además, según Plinio (NH XXXV, 12): Verum clupeos in sacro vel publico dicare privatim primus instituit, ut reperio, Appius Claudius posuit enim in Bellonae aede maiores suos, placuitque in excelso spectari in titulos honorum legi… Así que, en cierto modo, el templo quedó relacionado con la gens Claudia, de origen sabino (Liv. II, 16), descendiente de Attius Clausus. Pero, este hecho no convierte necesariamente a Bellona en una divinidad de origen sabino, como proponen algunos estudiosos. Aquí y ahora nos interesan especialmente los textos referentes a la columna bellica pues quizás puedan ayudarnos a resolver la sílaba final […]na que aparece en la segunda línea de la inscripción. Según Ovidio (Fast. VI, 201): …hac sacrata die tusco Bellona duello dicitur, et Latio prospera semper adest. Appius est auctor, Pyrrho qui pace negata… prospicit a templo summum brevis area circum. Est ibi non parvae parua columna notae; hinc solet hasta manu, belli praenuntia mitti, in regem et gentes cum placet arma capi («…Se dice que en este día fue consagrada Bellona y siempre asiste propicia al Lacio. El autor fue Apio, quien al negar la paz a Pirro… Allí hay una pequeña columna de no pequeño significado; desde allí suele ser arrojada con la mano una lanza que anuncia la guerra, cuando se decide tomar las armas contra un rey y sus gentes»). Por su parte, Festo (30) indica que: Bellona dicebatur dea bellorum, ante cuius templum erat columella quae bellica vocabatur, super quam hastam iaciebant, cum bellum indicebatur. También Servio (Ad Aen. IX, 52) se refiere: ante aedem Bellonae consecrata est columna. Asimismo, según referencia de Dión Casio (L, 4), en el año 32-31 a.C., Octavio le declaró la guerra a Cleopatra (y a Marco Antonio) en el templo de Bellona, pero en el texto no hay referencia a la columna. A juzgar por el calificativo parva de Ovidio y el diminutivo columella de Festo debía ser pequeña, una «columnita». En Roma, y en Italia, el culto a Bellona se «orientalizó» a partir de época de Sila (Palmer, 1975), de su regreso a la Vrbs en la primavera del 83 a.C., y el de los soldados que habían estado con él en Capadocia. Según cuenta Plutarco (Sull. 9), la diosa se le apareció en sueños al general y fue asociada/identificada con la diosa Mâ, cuyo santuario estaba en Comana (actual provincia de Adana, Turquía). Pero el proceso de asociación con Cibeles y sus ritos fue lento y los testimonios son todos de época imperial en general avanzada. Hay que tener en cuenta que, a pesar del título del artículo de J. SalaS (1980), «Epígrafes a Ma-Bellona», en Hispania no se conoce ninguna dedicatoria a Ma-Bellona sino simplemente a Bellona. Por tanto, parece que el culto o bien llegó a Hispania antes de la «orientalización» o bien esta no fue generalizada. 3.1. La diosa Bellona en Hispania Como ya hemos dicho, los testimonios epigráficos de su culto se concentran en Lusitania, en la actual provincia de Cáceres (eSteban, 2007: n.º 227, 234, 324, y 2012: Turgalium, n.º 495, 517, 518, 630, 631, 721, 722, 723, 843; eSteban et al., 2016). Entre ellos no conocemos —tampoco en Roma— ninguno en que se La diosa Bellona en Valentia (Hispania Citerior) Faventia 44-45, 2022-2023 57 mencione la columna bellica. En el grupo lusitano tenemos tres dedicatorias de arae: una en Elvas (Portugal, distrito de Pontalegre, a unos 10 km de Badajoz) (maciel et al., 1994) otra en La Cumbre (Cáceres) (HEp. 5, 1995, n.º 203), otra de Aceituna (Cáceres), perdida, la única al norte del Tajo (eSteban, 2013: n.º 907). La más interesante de todo el conjunto es sin duda la placa hallada en Turgalium (Trujillo), datada en el siglo ii (carbonell y Gimeno, 2005). Se trata de un epígrafe de pequeñas dimensiones, con un marco de moldura doble, roto a la derecha. El texto dice: At fanum B[…] / Marcius Va[…] / triclinem Si[…] y los autores, con acierto, proponen restituir fanum B[ellonae]. Se trata del primer testimonio epigráfico en Hispania del término fanum, un recinto o ámbito sagrado. Lo interesante para nuestro caso es que Marcius ha construido (o reconstruido) un triclinium en el fanum de Bellona, es decir en un ámbito sagrado ya existente. Podríamos pensar, como pura hipótesis, que este fanum fuera el centro del culto a Bellona en la región. Sobre el conjunto lusitano podemos hacer algunas observaciones: a) Los epígrafes son con probabilidad de cronología posterior al de Valentia, pero esto podría ser una cuestión de difusión del hábito epigráfico, no necesariamente de difusión del culto. b) Se trata de un culto rural, que se extiende por el territorio. c) En la época en que fueron grabadas las inscripciones, Bellona había perdido sus connotaciones bélicas y hostiles; ya no había guerras de ningún tipo en la Hispania del Alto Imperio. No es este el lugar para plantearse si, en Lusitania, Bellona fue o no fue asimilada a alguna divinidad local. d) En su mayoría, los dedicantes presentan una onomástica latina, aunque pudieran ser, al menos algunos, de origen local. Quizás sería un tema que incluir y estudiar en el amplio marco de la problemática en torno a los inicios de la presencia itálica en Lusitania (cadiou y navarro caballero, 2010). 3.2. ¿Cómo y cuándo llegó a Hispania el culto a Bellona? J.C. S aquete (2012-2013) opina que pudieran haber sido los soldados de Q. Caecilius Metellus quienes introdujeran en Lusitania el culto a Bellona. En los años 79-78 a.C. Metellus estableció sus dos campamentos, Castra Caecilia (junto a la actual ciudad de Cáceres), y Metellinum (prov. de Badajoz) a unos 67 km (100 km por carretera) del anterior. Supongamos que así fuera. Pero ¿quién pudo llevar el culto hasta Valentia? Es probable que fueran los soldados del ejército de Q. Sertorius. El general rebelde regresó de Mauritania en el 80 a.C., desembarcó en Baelo (Bolonia, prov. de Cádiz), y, contando con el apoyo de los lusitanos (Plut. Sert. 11), se enfrentó y venció a Q. Caecilius Metellus. Precisamente en Lusitania se sitúa el famoso asunto de la cierva. En el año 76-75 a.C (García morÁ, 1991: 189-236), tras la llegada a Hispania de Cn. Pompeius, encontramos a Q. Sertorius en el Levante peninsular. Y aquí surge un problema añadido: ninguna fuente antigua (de las conservadas) se refiere a la relación de Q. Sertorius con la ciudad de Valentia, fundada unos 60 años antes y poblada en su gran mayoría por gentes itálicas (del Samnio Pentro, vestini, paeligni, sabini,…) (barreda, 1998: 320-66; 58 Faventia 44-45, 2022-2023 María José Pena ribera, 2021). Tampoco quienes nos hemos ocupado de los problemas valentinos hemos reflexionado mucho sobre esta relación, que sin duda le costó a Valentia su destrucción (alaPont et al., 2009; riPolléS, 2005). No era un hecho habitual que los romanos destruyeran sus propias fundaciones. Más que por su dudoso valor estratégico y militar (ribera, 2003), pudiera ser que, dadas las regiones de origen de los habitantes, este episodio no fuera sino una especie de apéndice del bellum sociale (90-89 a.C.) (Salmon, 1985: 358-417), ya que Cn. Pompeius Magnus era hijo de Cn. Pompeius Strabo, cónsul del año 89/88 a.C. y gran protagonista del conflicto por parte de Roma. También Q. Caecilius Metellus había participado en él, ya que fue praetor este mismo año y participó en la muerte de Q. Poppaedius Silo (marso), uno de los comandantes supremos de los sublevados. Por su parte, Q. Sertorius había nacido en Nursia (actual Norcia), en la Sabina septentrional, y, según Plutarco (Sert. 2), su madre se llamaba Ραῖα, un nomen osco, Rahius/-a, que se encuentra entre los monetales de Carteia (prov. de Cádiz) (cHaveS, 1979; HernÁndez, 1994: 99-100), del mismo tipo que Ahius, monetal de Valentia (Pena, 1986; riPolléS, 1988). También C. Herennius, el lugarteniente de Q. Sertorius (SeGuí, 1991: 171-72) pudiera ser de origen samnita ya que el nomen se encuentra atestiguado en osco en Pietrabbondante (AA.VV., 1980: 169; Poccetti, 1979: n.º 21) y en latín en Corfinium, en territorio peligno (CIL IX 3168). Con estos orígenes más o menos comunes era lógico que los habitantes de Valentia abrazaran la causa sertoriana y que los pompeyanos ejercieran su hostilidad contra ellos. Si reflexionamos, resulta evidente la extinción —a excepción, probablemente por simple casualidad, de M. Nummius Senecio Albinus (IRV 20 = CIL II2/, 21 = corell, 1997: n.º 30) de inicio del siglo iii— de los nomina de los magistrados monetales, la élite de la ciudad prepompeyana, frente a la supervivencia del nomen Sertorius (SeGuí, 1991: 178-79; GalleGo, 2000) y quizás también del nomen Herennius, su lugarteniente, que murió en la destrucción de la ciudad por las tropas de Pompeyo. Extinción de nombres itálicos frente a supervivencia de nombres de indígenas romanizados (ausencia de los nomina Pompeius y Afranius); lo que no podemos saber es cómo, cuándo y por quién fueron legalizadas las concesiones individuales de ciudadanía con el nomen Sertorius. Sin embargo, lo interesante es su localización: Aroche (Arucci, Turobriga, norte de la provincia de Huelva: HEpOnl 5196), Mértola (Myrtilis, Portugal: IRCP 101), Mérida (P. Sertorius Niger medicus, 2.ª mitad siglo i d.C.; ramírez SÁdaba, 1999; edmondSon, 2009), Menjíbar (Iliturgi, al norte de Jaén: ILER 441), Turgalium (HEp. 5, 1995, n.º 261; eSteban, 2012: n.º 751), Liria (Edeta, CIL II 3786 = CIL II/2, 14, 121 = corell, 1996: n.º 1, dedicatoria de un templo a las Ninfas) y Valentia. Lo más llamativo es sin duda alguna Turgalium: allí se encuentra Bellona y también un Q. Sertorius C.f. Pap. Balbus, inscrito en la tribu Papiria (eSteban, 2012: n.º 751, perdida), la tribu de la ciudad (una praefectura de Emerita Augusta). ¿Simple casualidad? ¿o no? Probablemente fueron los soldados (un ejército «variopinto», de muy diversa composición, en el que habría tanto romanos e itálicos como africanos, lusitanos, celtibéricos…) de Sertorius quienes introdujeran en Valentia el culto, o quizás tan solo el «ritual», a Bellona. No es conveniente relacionar a la Bellona «bélica» del épigrafe que comentamos con un epígrafe de Corfinium (territorio pelignio), datado La diosa Bellona en Valentia (Hispania Citerior) Faventia 44-45, 2022-2023 59 entre finales del siglo i y el siglo iii (CIL IX, 3146), puesto que en él Bellona es asociada a Cybeles (ricci y di meo, 2013: n.º 9 del catálogo, con bibliografía), es decir está ya «orientalizada». 3.3. Propuesta de reconstrucción del texto epigráfico [FANVM L.]ANTONIVS [L.F.] [CVM COLUM]NA BELLONA[E [DE SVA PEQVNI]A REFECIT 16 letras + 4 espacios = 20 18 letras + 2 espacios = 20 19 letras + 3 espacios = 21 Es cierto que la restitución propuesta tiene una ordinatio poco ortodoxa, pues cabría esperar que Bellonae dependiera del complemento directo de refecit, como ocurre en el epígrafe de Turgalium (carbonell y Gimeno, 2005), pero pudiera ser que el ámbito sagrado en que estaba emplazada la columna, la «columnita», de Bellona no estuviera necesariamente dedicado a ella. Es decir, que Antonius reconstruyó dos cosas, el complemento directo (que desconocemos: fanum, aedem, aream…) y junto con él la columna de Bellona. Parece preferible fanum porque, al haber sido hallado fuera de contexto, desconocemos la posible relación del epígrafe con algún espacio sacro existente en esta zona. Esta reconstrucción plantea problemas de distinta índole. En primer lugar, carece de paralelos epigráficos. En segundo lugar, desconocemos si el ritual de la declaración de guerra podía realizarse fuera y lejos de la Vrbs, ningún texto, ni literario ni epigráfico, nos informa sobre esta cuestión. En tercer lugar, tampoco sabemos con certeza en qué circunstancias pudo llevarse a cabo en Valentia, aunque no sea difícil imaginarlo. La posibilidad que nos viene a la mente, aunque como mera hipótesis, es la destrucción de Valentia por Pompeyo en el año 75 a.C. (alaPont et al., 2009) y el tan conocido y citado pasaje de Salustio (Hist. II, 98, 6): Castra hostium apud Sucronem capta et proelium apud flumen Turium et dux hostium C. Herennius cum urbe Valentia et exercitu deleti satis clara vobis sunt («Os es bastante conocida la toma del campamento enemigo junto a Sucro (al sur de Valentia) y la batalla junto al río Turia y la destrucción (deleti) del general (dux) enemigo, C. Herennio junto con la ciudad de Valentia y el ejército»). Quizás, solo quizás, antes del enfrentamiento, hubo una «declaración de guerra» por parte de los habitantes de la ciudad contra los pompeyanos. La refectio que conmemora la inscripción supone en realidad tres tiempos históricos: la construcción del recinto sacro por parte de los ciudadanos, fueran romanos, itálicos o ambas cosas, de la primitiva ciudad, la destrucción por parte de los pompeyanos y la reconstrucción (¿por parte de un Antonius?) de esta zona, donde se encontró un gran mosaico de opus signinum datado por la sigilata aretina hallada en su base de los años 30-10 a.C. (ribera, 2015: 250, fig.3, y 2017: 61). Al parecer, este fue el primer edificio construido en la ciudad tras la destrucción del 75 a.C. El epígrafe aquí estudiado es el más temprano de cuantos conocemos, con una cronología difícil de precisar entre lo triunviral y lo protoagusteo. Pero ¿qué sentido tenía en esta época rehacer la columna bellica? ¿mantener la memoria del «antipompeyanismo» de la ciudad (hasta ahora no conocemos en ella ningún Pompeius/-a, aunque quizás sea una casualidad), a pesar de que ahora fueran gentes 60 Faventia 44-45, 2022-2023 María José Pena diversas? A estas alturas, Pompeyo había muerto en Egipto en el año 48, en el 45 a.C. César había derrotado en Munda a los pompeyanos al mando de su hijo Cn. Pompeyo. Es muy posible que fueran cesarianos quienes volvieran a una Valentia en ruinas. Pero, justo un año después de Munda César fue asesinado y con esto entramos en otra cuestión. 3.4. La iconografía de Bellona No hay certezas sobre la iconografía de Bellona, a pesar de los intentos de reconstrucción (PerGola, 2011). El testimonio más seguro es el poculum deorum citado supra. En él aparece pintada una cabeza femenina con los cabellos alborotados y entre ellos quizás serpientes (detalle dudoso). En Valentia ha aparecido una nueva imagen de la diosa, esta vez en terracota: en la misma excavación que el epígrafe (ribera, 2017: 60-1, fig. 17), en un nivel de inicios de época imperial apareció una antefija de cerámica con una cabeza femenina que, en lugar de cuello, tiene una especie de fuste de columna, la «columnita»; tiene los cabellos con división central ondulados en torno al rostro. La pieza fue citada, pero no estudiada por M. L. ramoS, (1996: 89-98). Es bastante excepcional por el detalle del cuello, que además confirma la restitución del epígrafe. Según información verbal de A. Ribera, no se encontraron en la excavación fragmentos de ninguna otra pieza similar. Dado que, al parecer, Bellona carecía de una iconografía establecida, las pocas representaciones que conocemos se asemejan bastante a las de las Górgonas, seres maléficos, con la cabeza rodeada de serpientes y los ojos de mirada fulminante. 4. Algunas consideraciones sobre la recuperación de la ciudad Estos últimos 35 años han sido los de mayor auge y esplendor de la arqueología urbana de la ciudad de Valencia y también de la creación y apertura del Centre Arqueològic de l’Almoina (año 2007). Esta intensa actividad nos ha aportado muchos conocimientos y también, en mi opinión, se ha llevado por delante algunas hipótesis, entre ellas la colonia pompeyana (cadiou, 2008; amela, 2011) y su relación con la dedicatoria a L. Afranius hallada en Cupra Maritima, pero también ha seguido dejándonos varios y variados enigmas (algunos ya señalados por Pena, 2002: 276-77), entre ellos y quizás el más importante, el estatuto jurídico de la ciudad: la supuesta colonia augustea (clauSS en CIL II2/14, 1995) no emerge de las excavaciones (ribera, 2015) ni de la documentación epigráfica; los epígrafes más tempranos pudieran ser la dedicatoria a Asclepius (IRV 2 = CIL II2/14, 2 = corell, 1997: n.º 2), conservada en la fachada de la Basílica de la Virgen de los Desamparados, y quizás la dedicatoria a Fortuna (CIL II2/14, 4 = corell, 1997: n.º 4), hallada en 1986 y conservada en el Museu de l’Almoina. En ambos casos, los dedicantes son simples particulares, L. Cornelius Hyginus, sevir augustalis, en la primera y T. Rubrius T.f. Restitutus en la segunda. La más temprana inscripción oficial sigue siendo una dedicatoria fragmentaria a Tito en tanto que Caesar (IRV 11 = CIL II2/14, 13 = corell, 1997: n.º 14), conservada en la iglesia de Santo Tomás. Transcurren al menos unos 40 años de débil presencia humana, entre las primeras muestras de reocupación y las La diosa Bellona en Valentia (Hispania Citerior) Faventia 44-45, 2022-2023 61 primeras construcciones; no hay indicios claros de actividad edilicia durante la primera mitad del siglo i d.C. No obstante, los ciudadanos (Antonii, Iulii, Sertorii y Virii) estaban inscritos en la tribu Galeria, que en principio remitiría a Octavio/Augusto (toda la problemática en Stylow, 1995), a excepción de varios individuos inscritos en tribus urbanas: P. Herennius P.f. Pal. Novatianus (CIL II2/14, 31 = Corell, 1997: n.º 63) inscrito en la Palatina, M. Allius M.f. Col. Avitus (ArASA, 2012b; MAyer, 2015), quizás de origen foráneo, y [C. C]ornelius C.f. [C]ol. Licinianus (ArASA y riberA, 2014: 34-36), ambos en la Collina. A pesar del hallazgo de numerosos epígrafes (eSCrivà, 1991; ArASA y eSCrivà, 1993; ArASA, 2012a; Cebrián y HerreroS, 2008), algunos de notable interés, ninguno ofrece elementos para aclarar la cuestión del estatuto jurídico; en Valencia el único testimonio del nombre de la ciudad continua siendo una inscripción fragmentaria (IRV 26 = CIL II2/14, 28 = Corell, 1997: n.º 41), conservada en el Museo de Bellas Artes, en la que se lee completa la palabra Valentiae. Desde hace pocos años (González y MAtillA, 2007: 33-36) debemos sumarle una estela funeraria redondeada, de arenisca, hallada en excavaciones realizadas en el balneario de Archena (a 25 km de Murcia). El texto dice: L. Publiciu[s] / Daphnus / domo / Valentiae / an L h.s.e. Parece tratarse de un liberto público. Lo más interesante es que ha sido datada, grosso modo, entre el 50 y el 75, lo cual significa que hay que ponerla en relación con los epígrafes más antiguos de la ciudad. Todo lo dicho nos lleva a abandonar unas hipótesis (que la realidad arqueológica no confirma) y a formular otras, que no dejan de ser igual de hipotéticas. Según Livio (Per. 55), Valentia fue fundada en el 138 a.C. para establecer soldados licenciados que habían servido en las guerras contra Viriato. En esta época, anterior a las reformas del ejército efectuadas por C. Mario en el año 107 a.C. (GAbbA, 1973: 1-45), no podemos hablar de veterani en el sentido que el término adquirirá más adelante. ¿Qué estatuto pudo tener la nueva ciudad? Dado que, como es bien sabido, acuñó moneda de bronce (ripolléS, 1988) con nombres romanoitálicos de magistrados acompañados de la letra Q (quaestores), algunos pensamos que bien pudo ser una colonia latina. En tal caso, nos será útil compararla con Carteia, la única colonia latina segura de Hispania, fundada en el año 171 a.C., que también acuñó moneda de bronce (CHAveS, 1979) con nombres de magistrados y que sabemos por la documentación epigráfica que en época imperial era un municipium (fragmento de inscripción de la primera mitad del siglo ii; Del Hoyo, 2003: ficha n.º 5). Al finalizar el bellum sociale, 90-89 a.C., las colonias latinas de Italia fueron convertidas en municipia de ciudadanos romanos regidas por IIIIvir (lAffi, 2000). ¿Ocurrió lo mismo con las colonias latinas extraitálicas? ¿Siguieron la misma evolución? A juzgar por Carteia, se diría que así fue, ya que también se conserva parte de un fuste de columna (hallado en 1967 y datado en el siglo i; Del Hoyo, 2003: ficha n.º 3) con una dedicatoria a C. Curvius C.f. Ser. Rusticus / IIIIvir iterum. El nomen era ya conocido por las monedas. Si Valentia hubiera seguido la misma evolución jurídica, en la época del conflicto sertoriano, quince años después del fin de la guerra, quizás habría sido un municipium de ciudadanos romanos. ¿Qué ocurrió después de la destrucción pompeyana? Eso es lo que hasta ahora ni la arqueología ni la epigrafía nos revelan. 62 Faventia 44-45, 2022-2023 María José Pena ¿Qué ocurrió entre la fase del municipium y la situación de los dos ordines de ciudadanos? Todos sabemos que la epigrafía valentina de época imperial atestigua la existencia de dos órdenes de ciudadanos, los veterani y los veteres (Pena, 1989), lo cual suponía dos ordines decurionum. Sin duda esto es un reflejo de la historia de la ciudad y del largo vacío tras la destrucción pompeyana. Hay cierto consenso en considerar a los veteres como los descendientes de los habitantes de la Valentia republicana, que habrían sobrevivido al desastre en el territorio o en hábitats próximos. Mucho menos sencillo es intentar explicar el origen de los veterani. Quizás lo primero que debemos tener en cuenta es que veterani no es sinónimo de coloni y viceversa; ni todos los soldados acababan como coloni (ciudadanos de una colonia) ni todos los coloni habían sido soldados. A veces ni siquiera coloni significa colonia, como en el muy conocido caso de Emporiae. Livio (34.9.) dice Tertium genus, Romani coloni a divo Caesare post devictos Pompei liberos adiecti, pero sabemos por las monedas que no fue una colonia sino un municipio augusteo (Pena, 1988; amela, 2015a). Recordando el caso de Emporiae, hemos entrado en el tema de los proyectos coloniales proyectados pero no realizados por César, fundaciones «en dos tiempos», por decirlo de algún modo, que fueron retomados por alguno de sus generales (por ejemplo, Lugdunum por L. Munatius Plancus en el 43 a.C.), o por Octavio/ Augusto o… no fueron retomados. El más conocido, comentado y discutido es sin duda Cartago, Colonia Iulia Karthago, en dos tiempos, el 44 a.C. y el 29-28 a.C. (GroS, 1990; moKni, 2008, con abundante bibliografía anterior). Muy recientemente, V. GaSParini y J.c. lóPez-Gómez (2022), tomando como punto de partida la inscripción de C. Coelius Atisi f. (CIL I2, 2, 2673 = ILLRP 581), han planteado que también Barcino hubiera sido una fundación en «dos tiempos», uno cesariano (45-44 a.C.) y otro augusteo, hasta ahora considerado único. El caso de Valentia es más complejo, en primer lugar porque desconocemos la titulatura de la ciudad que pudiera ser indicativa; en segundo, porque, a excepción del colmatado, entre el 5 a.C. y el 5 d.C. o entre el 1 y el 10 d.C. (albiacH et al., 1998; ribera, 2010: 284-87), del gran pozo en opus quadratum de construcción republicana del santuario de Asclepio (?) (albiacH et al., 2009) y del mosaico de opus signinum citado supra, no se conocen hasta ahora vestigios de época augustea. Parece que hubo una frecuentación, pero o bien muy débil o bien efímera. En realidad, hoy por hoy, y a pesar del gran trabajo de excavaciones, solo conocemos episodios aislados del proceso de recuperación de la ciudad. Tampoco las fuentes escritas ayudan a dilucidar la cuestión: en los vasos de Vicarello, de cronología augustea, aparece Valentia como una statio entre Sucro y Saguntum, lo cual hace suponer que habría, junto a la vía, al menos algunos edificios, por mínimos que fueran, pero ello no atestigua la existencia de una ciudad. Estrabón, en época de Tiberio, ni siquiera la cita. En torno a los años 40, en época de Claudio, tenemos a Pomponio Mela (II, 92) que dice: [sinus Sucronensis… urbes complexus et alias quidem sed notissimas Valentiam et Saguntum illam fide atque aerumnis inclutam («rodeando las ciudades distintas pero conocidísimas de Valencia y aquella Sagunto, famosa por su lealtad y sus La diosa Bellona en Valentia (Hispania Citerior) Faventia 44-45, 2022-2023 63 desgracias»). Mela asocia (et) Valentia y Saguntum, diferentes (alias) pero notisimas. ¿Por qué eran notissimas? En realidad eran conocidísimas porque ambas habían sido destruidas, habían sufrido una clades, una a manos de Aníbal, otra a manos de los mismos romanos. A excepción de Fregellae (año 125 a.C.), no debía suceder con frecuencia que destruyeran sus propias colonias. En cualquier caso, eran hechos sucedidos en el pasado, no en el presente julioclaudio, es decir que no significa que Valentia fuera notissima en esta época (Pena, 2002: 277). Algo más tarde (aunque con datos anteriores), tenemos el testimonio de Plinio (NH III, 20: Valentia colonia III p. a mari remota, flumen Turium, et tantundem a mari Saguntum civium Romanorum, oppidum fide nobile. Lo primero que llama la atención es lo escueto de la información, —tan solo un dato geográfico que indica la ubicación de la ciudad— lo cual contrasta con la «tópica» información sobre Saguntum y el hábito de Plinio de acompañar el nombre de la colonia con alguno de sus epítetos (Corduba colonia Patricia cognomine, Hispalis cognomine Romulensis, coloniae Hasta quae Regia dicitur et Asido quae Caesarina,… colonia Barcino cognomine Faventia) o alguna otra precisión o comentario (colonia inmunis Ilici, Caesaraugusta colonia inmunis, Tarraco opus Scipionum…). Únicamente Carthago Nova (abaScal, 2002) y Valentia (araSa, 2012a: 287) carecen de cualquier acompañamiento. ¿Qué puede significar en el caso de Valentia? ¿Carecía de epítetos? Sería muy raro en esta época. ¿Plinio (o su fuente) no los conocía? Más raro todavía. ¿Se refería a su pasado de colonia latina? Sería posible. En tal caso seguimos sin tener referencias sobre su estatuto jurídico en época imperial. ¿Qué podemos concluir de todo lo expuesto? Hay datos que apuntan a César (o a los cesarianos) como es la presencia y predominio de los nomina Iulius y Antonius; hay datos que apuntan a época de Augusto, como son la tribu Galeria, el colmatado del pozo monumental del santuario de Asclepio (?), construido y utilizado durante época republicana, con su excepcional conjunto de cerámica aretina, pero, al parecer, nada de todo ello supone el renacer urbano de la ciudad, que no se produce hasta época flavia. Por ahora, son eslabones discontinuos de la compleja historia de la ciudad. Referencias bibliográficas AA.VV. (1980). Sannio. Pentri e Frentani dal VI al I sec. a.C. Catalogo della Mostra, Museo Nazionale d’Isernia. Roma: De Luca. abaScal, J.M. (2002). «La fecha de la promoción colonial de Carthago Nova y sus repercusiones edilicias». Mastia 1, p. 21-44. alaPont, ll.; calvo, m.; ribera, a. (2009). La destrucción de Valentia por Pompeyo (75 a.C.). Valencia: SIAM. albiacH, r.; marín, c.; PaScual, G.; Pià, J.; ribera, a.; roSSelló, m.; SancHiS, a. (1998). «La cerámica de época de Augusto procedente del relleno de un pozo de Valentia (Hispania Tarraconensis)». En Actes du Congrès d’Istres. Istres: SFECAG, p. 139-66. albiacH, r.; eSPí, i.; ribera, a. (2009). «El agua sacra y su vinculación con el origen y desarrollo urbano de una fundación romana. El santuario (¿Asklepeion?) de Valentia 64 Faventia 44-45, 2022-2023 María José Pena (Hispania)». En Santuarios, oppida y ciudades: arquitectura sacra en el origen y desarrollo urbano del Mediterráneo occidental: Madrid: CSIC. Anejos de AespA XLV, p. 417-48. ambroSini, l. (2012-2013). «Le divinità dei Pocola Deorum: un nuovo poculum di Voluptas del Volcani Group». RendPontAcc 85, p. 337-63. amela, l. (2011). «La colonia “pompeyana” de Valentia». Polis 23, p. 7-34. — (2015a). «Sobre un pasaje de Livio (Liv. 34, 9, 3): la instalación de colonos cesarianos en Emporiae y el papel de Domicio Calvino». Tiempo y Sociedad 19, p. 58-74. — (2015b). «Octaviano y la adquisición de Hispania (41-40 a.C.)». En Tarraco Biennal. Actes del 2on Congrés Internacional d’Arqueologia i Món Antic. August i les províncies occidentals. 2000 aniversari de la mort d’August. Vol. 1. Tarragona, p. 141-49. araSa, F. (2012a). «Apuntes sobre la epigrafía romana de Valentia». Espacio, Tiempo y Forma. Serie II. Historia Antigua 25, p. 281-304. — (2012b). «Un pedestal eqüestre del fòrum de Valentia». Saguntum 44, p. 197-202. araSa, F.; eScrivà, v. (1993). «Noves troballes epigràfiques de Valentia». Saguntum 26, p. 215-28. araSa, F.; ribera, a. (2014). «Noves inscripcions romanes de Valentia». SEBarc XII, p. 29-36. barreda, a. (1998). Gentes itálicas en Hispania Citerior (218 a.C.- 14 d.C.). Los casos de Tarraco, Carthago Nova y Valentia. Bellaterra: Universitat Autònoma de Barcelona [tesis doctoral]. blancHet, H. (2021). «Graphie, syntaxe et théonymie des pocola deorum». En Des mots pour les dieux. Dédicaces cultuelles dans les langues indigènes de la Méditerranée occidentale. Berna: Peter Lang, p. 21-34. cadiou, F. (2008). «Entre épigraphie et archéologie: remarques sur certaines difficultés du dossier de la Valentia hispanique à l’époque républicaine». Cahiers du Centre Gustave Glotz 19, p. 35-52. cadiou, F.; navarro caballero, m. (2010). «Les origines d’une présence italienne en Lusitanie». En Naissance de la Lusitanie romaine (Ier av.-Ier ap. J.C.) / Origen de la Lusitania romana (s. i a.C.-i d.C.). Toulouse-Mérida: Museo Nacional de Arte Romano, p. 253-92. canto, a. (2004). «Venus Genetrix Augusta y los dioses de Hispalis en la donación familiar de un diffusor olearius hacia 146». CuPAUAM 30, p. 141-52. carbonell, J.; Gimeno, H. (2005). «Un fanum en Turgalium». Faventia 27 (2), p. 7-16. cebriÁn, r. (2006). Titulum fecit. La producción epigráfica romana en las tierras valencianas. Madrid: Real Academia de la Historia. cebriÁn, r.; HerreroS, t. (2008). «Las aras de la necrópolis de La Boatella (Valencia)». APL 27, p. 303-18. clauSS, m. (1995). CIL II2 /14, Valentia. Berlín: De Gruyter. corell, J. (1996). Inscripcions romanes d’Edeta i el seu territori. Valencia: Nau libres. — (1997). Inscripcions romanes de València i el seu territori. Valencia: Nau llibres. cHaveS, F. (1979). Las monedas hispano-romanas de Carteia. Barcelona: CSIC. de nuccio, m. (2004). «La decorazione architettonica dei templi del Circo Flaminio: il tempio di Bellona». En Decoración arquitectónica de las ciudades romanas. Murcia: Universidad de Murcia, p. 37-53. edmondSon, J. (2009). «New Light on Doctors, Medical Training and Links between Augusta Emerita and Olisipo in the Mid-First Century A.D.». En Espacios, usos y formas de la Epigrafía hispana en épocas antigua y tardoantigua. Mérida: Anejos de AespA XLVIII, p. 117-29. La diosa Bellona en Valentia (Hispania Citerior) Faventia 44-45, 2022-2023 65 eScrivà, v. (1991). «Novedades epigráficas de la ciudad de Valencia». Saguntum 24, p. 177-91. eSteban, J. (2007). Corpus de Inscripciones Latinas de Cáceres. I, Norba. Cáceres: Universidad de Extremadura. — (2012). Corpus de Inscripciones Latinas de Cáceres. II, Turgalium. Cáceres: Universidad de Extremadura. — (2013). Corpus de Inscripciones Latinas de Cáceres. III, Capera. Cáceres: Universidad de Extremadura. eSteban, J.; PaJuelo, J.a.; FloreS, a. (2016). «Ara a Bellona en Cilleros (Cáceres) (conventus Emeritensis)». Ficheiro Epigrafico 141, n.º 578. Gabba, e. (1973). Esercito e società nella tarda repubblica romana. Florencia: La Nuova Italia. GalleGo, H. (2000). «Los Sertorii: una gens de origen republicano en Hispania romana». Iberia 3, p. 243-52. García morÁ, F. (1991). Un episodio de la Hispania republicana: la guerra de Sertorio. Granada: Universidad de Granada. GaSParini, v.; lóPez-Gómez, J.c. (2022). «Muros, turres, portas, faciendas coeravit. Remarks on the Chronology of the Foundation of Barcino». SPAL 31 (1), p. 320-44. GonzÁlez, r.; matilla, G. (2007). «Dos nuevas estelas funerarias con mención de origo procedentes del balneario de Archena (Murcia)». Faventia 29 (2), p. 21-36. GoroStidi, d. (2010). Ager Tarraconensis. 3. Les inscripcions romanes (IRAT). Tarragona: Institut Català d’Arqueologia Clàssica. GroS, P. (1990). «Le premier urbanisme de la Colonia Julia Carthago. Mythes et réalités d’une fondation césaro-augustéenne». En L’Afrique dans l’Occident romain. Ier siècle av. J.-C. – IVe siècle ap. J.C. Roma: Collection de l’EFR, n.º 134, p. 547-73. — (1995). «Forum Iulium: Venus Genitrix, aedes». En LTVR. Vol. II. Roma: Quasar, p. 306-07. HernÁndez, J.S. (1994). «Tito Livio XLIII, 3 y los nomina de los monetales de Carteia». Faventia 16 (2), p. 83-109. HEp = Hispania Epigraphica. Madrid: Universidad Complutense. HEpOnl = Hispania Epigraphica online. Hoyo, J. del (2003). «La epigrafía romana de Carteia». En roldÁn, l. et al. (eds.). Carteia II. Junta de Andalucía-UAM, p. 345-65. ILER = v iveS , J. (1971). Inscripciones latinas de la España romana. Barcelona: UB-CSIC. ILLRP = deGraSSi, a. (1957-1963). Inscriptiones Latinae Liberae Rei Publicae. Florencia: La Nuova Italia. IRV = Pereira, G. (1979). Inscripciones romanas de Valentia. Valencia: Trabajos Varios del SIP, 64. Jiménez, J.l. (1996). «Monumentos funerarios romanos de Valentia». Saitabi 46, p. 181-94. laFFi, u. (2000). «Sobre la organización administrativa de Italia después de la guerra social». En Sociedad y política en la Roma republicana. Pisa: Pacini, p. 79-93 (= En Akten des VI Int. Kongr. Für Gr. und Lat. Epigr., Vestigia 17. Múnich, 1973, p. 37-53). la rocca, e. (1993). «Columna bellica». En LTVR. Vol. I. Roma: Quasar, p. 300-01. maciel, t.d.; maciel, m.J.; d’encarnaçao, J. (1994). «Ara a Bellona, de Santa Eulalia, Elvas». Ficheiro Epigráfico 46, n.º 207. m adruGa , J.-v. (2001). «De nuevo Belona y de las inscripciones de Benquerencia (Cáceres)». Alcántara 52, p. 37-42. 66 Faventia 44-45, 2022-2023 María José Pena mayer, m. (2015). «A propósito de un nuevo pedestal ecuestre, Aep 2009, 652, hallado recientemente en Valencia. Consideraciones sobre los Allii de Turris Libisonis». Epigraphica 77 (1-2), p. 271-83. moKni, S. (2008). «Les premiers temps de la Carthage romaine et la titulature de la colonie». Cahiers du Centre Gustave Glotz 19, p. 53-76. morel, J.-P. (1973). «Pocola». En Roma medio repubblicana. Aspetti culturali di Roma e del Lazio nei secoli IV e III a.C. Roma: Comune di Roma. nonniS, d.; ciFarelli, F.m.; ambroSini, l. (2002-2003). «Nuovi dati su Segni medio repubblicana: a proposito di un nuovo poculum dall’acropoli». RendPontAcc. 75, p. 246-325. ortiz de urbina, e. (2014). «Los C. Iulii y la posteridad de los nombres de Augusto en Hispania Citerior: estudio de su proyección civil y militar». Veleia 31, p. 99-121. Padilla, d. (2020). «The Pocola Deorum: An Annoted Catalog, Appendix». En Divine Institutions: Religions and Community in the Middle Roman Republic. Princeton: Princeton University Press. Palmer, r. (1975). «The Neighborhood of Sullan Bellona at the Collina Gate». MEFRA 87, p. 653-65. Pena, m.J. (1986). «Los magistrados monetales de Valentia». Saguntum 20, p. 152-64. — (1988). «El problema del estatuto jurídico de Emporia(e). Análisis de la documentación». En Actas Ier Congreso Peninsular de Historia Antigua. Santiago de Compostela, p. 455-66. — (1989). «Consideraciones sobre el estatuto jurídico de Valentia». Saguntum 22, p. 303-17. — (2002). «Problemas históricos en torno a la fundación de Valentia». En Valencia y las primeras ciudades de Hispania. Valencia: Ajuntament de València, p. 267-78. PerGola, S. (2011). «La statua di culto del tempio di Bellona: una proposta di ricostruzione iconografica». Bullettino della Commissione Archeologica Comunale di Roma 112, p. 235-49. Poccetti, P. (1979). Nuovi documenti italici. Pisa: Guardini. PoPlacean, d.m. (2017). The Business of Butchery. Bellona and War, Society and Religion from Republic to Empire. Montréal: McGill University. Prete, v. del (2017). El culto de Venus en Hispania. Estudio y análisis de las fuentes documentales y arqueológicas en la Península Ibérica. Madrid: Universidad Complutense. ramírez SÁdaba, J.l. (1999). «Relaciones sociales y familiares en Augusta Emerita (Lusitania). Dos inscripciones inéditas». En XI Congresso Internazionale di Epigrafia Greca e Latina, Roma 1997. Roma: Quasar, p. 275-82. ramoS, m.l. (1996). Terracotas arquitectónicas de la provincia Tarraconense. Madrid: Universidad Autónoma de Madrid. ribera, a. (1995). «La primera evidencia arqueológica de la destrucción de Valentia por Pompeyo». JRA 8, p. 19-40. — (2003). «El papel militar de la fundación de Valentia (138 a.C.): historia y arqueología». En Defensa y territorio en Hispania, de los Escipiones a Augusto. León: Universidad de León-Casa de Velázquez, p. 363-89. — (2010). «Depósitos rituales de Valentia (Hispania). De la primera fundación republicana (138 a.C.) a la segunda augustea». En I riti del costruire nelle acque violate. Roma: Scienze e Lettere, p. 269-94. — (2015). «Valentia augustal, ciutat de ficció o ficció de ciutat». En Tarraco Biennal. Actes del 2on Congrés Internacional d’Arqueologia i Món Antic. August i les provincies occidentals. 2000 aniversari de la mort d’August. Vol. 1. Tarragona, p. 247-54. La diosa Bellona en Valentia (Hispania Citerior) Faventia 44-45, 2022-2023 67 — (2017). «Áreas sacras de Valentia y alrededores antes, durante y después de la fundación de la ciudad». En El tiempo final de los santuarios ibéricos en los procesos de impacto y consolidación del mundo romano. Madrid: AEspA, LXXIX, p. 45-73. — (2021). «The Foundation of Valentia (Hispania Citerior) between Samnites and Italic Peoples». En The State of the Samnites. Roma: Quasar, p. 269-87. ricci, c.; di meo, a. (2013). «Culti orientali nella regio IV Italiae. Testimonianze epigrafiche e indizi archeologici». Veleia 30, p. 27-45. riPolléS, P.P. (1988). La Ceca de Valentia. Valencia: Conselleria de Cultura, Educació i Ciència. — (2005). «El tesoro de denarios romanos de la calle Salvador (Valencia)». En Tesoros monetarios de Valencia y su entorno. Valencia: Ajuntament de València, p. 43-60. roddaz, J.-m. (1988). «Lucius Antonius». Historia 37, p. 317-46. SalaS, J. (1980). «Los epígrafes a Ma-Bellona». Norba 1, p. 177-84. Salmon, e.t. (1985). Il Sannio e i Sanniti. Turín: Einaudi (= Sammium and the Sammites. Cambridge, 1967). Saquete, J.c. (2012-2013). «Bellona, una divinidad itálica en la regio Turgaliensis». Anas 25-26, p. 335-41. ScHillinG, r. (1982). La réligion romaine de Vénus: depuis les origines jusqu’au temps d’Auguste. París: De Boccard. SeGuí, J.J. (1991). «Las familias de Valentia durante el Alto imperio romano (1)». Saitabi 41, p. 167-87. Stylow, a.u. (1995). «Apuntes sobre las tribus romanas en Hispania». Veleia 12, p. 105-24. viScoGlioSi, a. (1993). «Bellona, aedes in Circo». En LTVR. Vol. I. Roma: Quasar, p. 190-92.