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Thomas kuhn

Apoyándose en la historiografía, el autor se refiere al concepto de la ciencia, tratando de hacerle ver de una manera distinta a la que estamos acostumbrados, en otras palabras, darle un giro distinto a la percepción del conocimiento científico.

Apoyándose en la historiografía, el autor se refiere al concepto de la ciencia, tratando de hacerle ver de una manera distinta a la que estamos acostumbrados, en otras palabras, darle un giro distinto a la percepción del conocimiento científico.  Para Kuhn, la ciencia es el resultado de un proceso sucesivo y en constante evolución. Existe un punto importante que afronta la sociedad, y más específicamente la comunidad científica. Por eso no es de extrañarse que el autor haga énfasis en otro concepto como lo es la ciencia normal, que no es otra cosa más que toda aquella actividad en la que la mayoría de los científicos utilizan su tiempo, para que una vez entendido, lo vincule con la invención de las nuevas teorías que constituyen las revoluciones científicas. (la ciencia normal es la ciencia basada en un paradigma dentro del cual los científicos trabajan y es así cómo la ciencia opera la mayor parte del tiempo) Es importante destacar la relación que hay entre esta importante lectura publicada ya hace algún tiempo, con la concepción científica del presente, ya que dicho texto marcó una nueva etapa en la historia de la ciencia al crear nuevos elementos útiles en la actualidad, dado que éstos se reflejan cuando el autor los expone en el capítulo introductorio. (No queda claro qué aporta a la historia y la filosofía de la ciencia actual esta obra) Un papel para la historia La ciencia es presentada como un proceso de constante adquisición, revisión y modificación de conocimientos acerca de la Naturaleza, en contraposición a un viejo punto de vista rígido y enciclopédico. Esta visión actual de la ciencia se interesa de un modo especial por su dimensión histórica ya que cualquier perspectiva en el tiempo permite evidenciar ese carácter dinámico que se quiere resaltar. La historia de la ciencia, como disciplina, es sin embargo un campo enormemente heterogénea y llena de controversia. Existe, por una parte, una historia de la ciencia hecha desde dentro de ella misma. Esta es lógicamente la mejor conocida por quienes nos movemos de una u otra forma en el campo de la ciencia a través de artículos de revisión, de libros de texto, etc. Es una historia hecha por los propios hombres de ciencia que participan activamente en la empresa científica o se hallan muy próximos a ella. Lo más característico de este tipo de historia de la Ciencia es que generalmente los hechos son juzgados bajo el exclusivo prisma del método científico y lo son de un modo a posteriori, desde el punto de vista de un objetivo que ha sido alcanzado y que se considera un éxito mayor o menor dentro de la disciplina. Suele ser por tanto una historia de científicos para científicos que se acerca bastante a lo que podríamos llamar una crónica de la ciencia.  En el otro extremo, existe una historia de la ciencia elaborada desde fuera y cuyos límites se confunden con los de la Filosofía de la ciencia. Este tipo de historia goza de poca resonancia dentro del ámbito científico. La razón es fácil de comprender: se trata de una postura que generalmente pone en cuestión el valor real del método científico, no tanto por una falta de corrección formal como porque se duda de que éste pueda ser realmente aplicado. De modo muy general, este tipo de historia considera que la ciencia es fruto de hombres que se ven condicionados en su actividad por factores sociales, políticos y psicológicos, que no tienen relación alguna con los fríos principios del método científico. Por tanto, una misión de la historia de la ciencia es descubrir de qué manera se desenvuelve la actividad científica en un mar de condicionantes no científicos y en el que el método se equipara a un ideal teórico que no siempre se materializa.  Uno de los filósofos-historiadores más conocidos dentro de este campo es Thomas Kuhn. Un papel para la historia es el título del primer capítulo de su libro "La estructura de las revoluciones científicas" en el que expone su particular interpretación de cómo la ciencia se ha ido desenvolviendo a lo largo de la historia. Para Kuhn el progreso de la ciencia es esencialmente un proceso discontinuo que se produce a saltos (revoluciones) aun cuando el ritmo de adquisición de conocimientos sea constante. Kuhn considera que todas las disciplinas científicas evolucionan de modo similar siguiendo una serie de etapas.  Inicialmente, cuando una parcela de la Naturaleza comienza a ser abordada, se abre un periodo en el que coexisten diferentes hipótesis explicativas. Cada una de ellas responde por lo general a sólo una parte de las observaciones relacionadas con el problema y todas conviven sin demasiados conflictos. Pero tras este periodo, una de las hipótesis, generalmente de modo rápido, prevalece sobre las demás. Las causas de este protagonismo son para Kuhn oscuras, ya que la hipótesis preponderante no tiene por qué resultar mejor desde un punto de vista científico. Lo cierto es que el resto de las hipótesis van desapareciendo porque pierden defensores que se hacen adeptos de la hipótesis dominante. Así surge lo que el autor denomina un paradigma: un conjunto de hipótesis aceptadas por la generalidad de la comunidad científica y que sirven como referencia básica no discutible para la actividad científica.  Comienza entonces un periodo de ciencia normal, presidido por un paradigma sólidamente establecido. Las observaciones que no concuerdan con el paradigma son desestimadas o infravaloradas. Es quizá en esta fase sobre la que Kuhn desarrolla la crítica más dura de la actividad científica. Frente a una imagen romántica y apasionante del científico como hombre de espíritu libre en busca de la verdad a través de su esfuerzo y su ingenio, Kuhn ofrece otra en la que el científico es un tenaz operario de la ciencia aleccionado en los principios de un paradigma que no discute; un trabajador en busca de un prestigio entre sus colegas que se cifra en ser capaz de alcanzar algún mínimo detalle relacionado con el paradigma y que no hace sino confirmar lo que ya se sabía. Sin embargo, puesto que el paradigma inicial suele ser una respuesta a sólo una parte de los fenómenos observados, las observaciones contradictorias se van acumulando hasta que las insuficiencias del paradigma se hacen demasiado evidentes. Surge así una etapa de crisis en la que el paradigma se resiste duramente a ser modificado. Esta resistencia se deriva del hecho de que desafiar al paradigma significa para el científico exponerse al desprestigio, lo que desanima a muchos de ellos. Pero finalmente el paradigma es sustituido por otro. Esta sustitución es lo que Kuhn denomina una revolución científica.  Independientemente de lo especulativa que pueda ser la interpretación de Kuhn sobre la ciencia a lo largo de la historia, lo cierto es que en efecto pueden identificarse varios campos del conocimiento científico en los que Kuhn pone de manifiesto las etapas de su modelo. Kuhn aplica sus hipótesis a teorías, mayoritariamente dentro del campo de la Física o la Química, que abarcan grandes parcelas de la Naturaleza o que han resultado de una especial significación. Pero quizá lo más revelador de las hipótesis de Kuhn es que uno puede descubrir parcelas de la historia de la ciencia no exploradas por el autor y en las que también puede reconocerse este peculiar patrón de evolución histórica. Pero la historia continúa y actualmente el paradigma vuelve a tambalearse, esta vez más rápidamente que la anterior. Hoy existen varias hipótesis alternativas que se disputan el puesto de paradigma en espera de una nueva y pacífica "revolución". “Introducción: Un papel para la Historia” Thomas Samuel Kuhn (1922-1996) fue un filósofo de la ciencia e historiador estadounidense que  en 1962 publicó La estructura de las revoluciones científicas, en donde hace un análisis sobre la filosofía de la ciencia  y expone que la historia es un elemento indispensable para su comprensión integral. Más bien analiza la historia de la ciencia y a través de su análisis renueva los planteamientos de la filosofía de la ciencia. En “Introducción: Un papel para la Historia” Kuhn aborda el tema de la Imagen de la historia de la ciencia; señala que los libros de texto producidos por las instituciones educativas tienen un objetivo de propaganda y pedagógico, por lo que no describen de forma adecuada la empresa científica en la que están insertos, puesto que dan a entender que el contenido de la ciencia es ejemplificado a través de las observaciones, leyes y teorías, dejando a un lado el contexto en el que surgieron. Kuhn sostiene que la historia de la ciencia se ha convertido en una disciplina que registra los incrementos sucesivos de hechos, teorías y métodos, pero argumenta que dicho desarrollo por acumulación es cada vez más difícil de describir por los historiadores de la ciencia ya que “quizá la ciencia no se desarrolle mediante la acumulación de descubrimientos e invenciones individuales” Kuhn señala que como resultado de las dificultades para describir el desarrollo por acumulación se ha dado una revolución historiográfica que “en lugar de buscar las contribuciones permanentes de una ciencia antigua a nuestro estado presente, trata de mostrar la integridad histórica de esa ciencia en su propia época” Indica que esta revolución historiográfica mostrará el modo en que cada escuela científica ve el mundo y su modo de practicar en él la ciencia, ya que hay elementos arbitrarios personales e históricos que constituyen parte de las creencias  de una comunidad científica. Kuhn  argumenta que la ciencia normal se fundamenta en  el supuesto de que la comunidad científica sabe cómo es el mundo, por lo que la comunidad científica suprime novedades al considerarlas subversivas con su visión del mundo. Sin embargo, Kuhn señala que dichas novedades conducen a investigaciones extraordinarias que revelan anomalías en la visión del mundo predominante, lo que lleva a nuevas bases sobre las que se practica la ciencia. Dichas reconstrucciones de las bases de la ciencia es lo que Kuhn denomina revoluciones científicas. En conclusión, Kuhn plantea que la historia de la ciencia debe  mostrar las circunstancias contextuales en las que se producen los conocimientos que en determinado momento y en determinado paradigma se consideran científicos. ANÁLISIS: la historia ha registrado las transformaciones de la ciencia  lecturas clásicas y los libros de texto Kuhn no está de acuerdo en el contenido de algunos libros de texto opina que “hemos sido mal conducidos por ellos en aspectos fundamentales” El historiador, responsable de dicha información Tareas Determinación de por qué hombre y en qué momento fue descubierto cada hecho, ley o teoría. Describir y explicar errores, mitos y supersticiones. Obstáculos Dificultad en la narración de los hechos y cuestionamientos en la ciencia. Distinguir el componente “científico” de observaciones y creencias. Creencias anticuadas = mitos Teorías anticuadas descartadas = no científicas Resultado de la recopilación de información Concepto de ciencia con profundas implicaciones sobre su naturaleza y desarrollo Desarrollo científico Libros de texto Proceso gradual en la que se añaden conceptos, solos y en combinación al caudal creciente de la técnica y de los conocimientos científicos La investigación histórica muestra dificultades para aislar inventos y descubrimientos individuales Por lo tanto, proporciona bases para abrigar dudas profundas sobre el proceso de acumulación en la ciencia. Resultado de dudas y dificultades Revolución historiográfica Es el cambio en el estudio bibliográfico y crítico de los escritos de la historia y sus fuentes. Los historiadores han comenzado a plantear nuevos tipos de preguntas y a trazar líneas diferentes de desarrollo para la ciencia; para demostrar que nada tiene de acumulativa. Objetivo de Kuhn Trazar una nueva imagen de la ciencia y establecer explícitamente algunas de las nuevas implicaciones historiográficas