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EL REINADO DE LAS MINORÍAS

U niversalismo hacia el exterior, unidad hacia el interior. Durante mucho tiempo, nuestros principios parecían claros, legibles, legítimos. Y cabe reconocer asimismo que durante mucho tiempo hemos pretendido ignorar que las minorías existían y exigían ser respetadas. Esa Francia única e indivisible, con su monolingüismo oficial, su organización centralizada y sus valores laicos, ¿acaso no constituía un modelo insalvable, que asumir o rechazar? Este modelo, llevado a su máxima expresión con la III República, ya no es tan estable en la actualidad. En su territorio metropolitano, la democracia francesa descubre un mosaico de minorías lingüísticas, religiosas, culturales, étnicas e incluso sexuales. En la escena internacional y a pesar de la francofonía, el mismo proceso de relativización prosigue, dolorosamente, su curso. Aunque la república sea "una", es una… entre otras.

NOTA DE LOS EDITORES U niversalismo hacia el exterior, unidad hacia el interior. Durante mucho tiempo, nuestros principios parecían claros, legibles, legítimos. Y cabe reconocer asimismo que durante mucho tiempo hemos pretendido ignorar que las minorías existían y exigían ser respetadas. Esa Francia única e indivisible, con su monolingüismo oficial, su organización centralizada y sus valores laicos, ¿acaso no constituía un modelo insalvable, que asumir o rechazar? Este modelo, llevado a su máxima expresión con la III República, ya no es tan estable en la actualidad. En su territorio metropolitano, la democracia francesa descubre un mosaico de minorías lingüísticas, religiosas, culturales, étnicas e incluso sexuales. En la escena internacional y a pesar de la francofonía, el mismo proceso de relativización prosigue, dolorosamente, su curso. Aunque la república sea “una”, es una… entre otras. Basta con traspasar nuestras fronteras, además, para comprender la complejidad del fenómeno. España, no sin grandes dificultades –desde el terrorismo vasco hasta las reivindicaciones fiscales de Cataluña–, ha construido su democracia posfranquista sobre el respeto hacia las minorías regionales, a las que se les reconoce una amplia autonomía. EL REINADO DE LAS MINORÍAS En la construcción de la propia unidad europea, la consideración de la cuestión de las minorías revistió muy pronto una importancia capital. Los “países pequeños” como Luxemburgo obtuvieron de los “grandes”, en particular de Francia y Alemania, una sobrerrepresentación parlamentaria, así como un número expresamente desproporcionado de comisarios en Bruselas. Tanto si nos parece un hecho que lamentar o que celebrar, el reinado exclusivo de la mayoría llega a su fin. Pasamos, sin a veces darnos cuenta, a una nueva forma de democracia, más preocupada por el pluralismo y la pluralidad de las filiaciones (raza, país, partidos, etc...). El respeto por los comportamientos minoritarios, surgidos de la aspiración al desarrollo personal, se ha convertido en un desafío tanto para lo político como para lo social. Un ejemplo sería sin duda la familia, donde el modelo basado en el matrimonio republicano “para siempre” ha tenido que ceder terreno frente a sucesivas reivindicaciones –el divorcio, las parejas de hecho, y tal vez en el futuro el matrimonio homosexual–. Recompuestas o no, la “pluralidad” de familias, cada una diferente, y por tanto minoritaria, exige ser reconocida al mismo nivel que “la” familia. En realidad, nuestro mundo ha sido, desde siempre, un mundo de minorías. A la biodiversidad corresponde la diversidad cultural. Ofrecer un Atlas de las minorías conlleva, por consiguiente, concebir el futuro de nuestras sociedades a partir de una visión distinta de los varios milenios de historia humana. Dicho método, como saben nuestros lectores, constituye el núcleo de nuestra serie de Atlas, dedicados a las religiones (2010), a las migraciones (2010), a las civilizaciones (2010) o a las mundializaciones (2011). Así pues, El Atlas de las minorías se inscribe plenamente en el espíritu de una colección y una colaboración novedosas entre las redacciones de Le Monde y La Vie, con el apoyo de los mejores expertos y profesores universitarios. n Jean-Pierre Denis, La Vie, y Franck Nouchi, Le Monde ÍNDICE CAPÍTULO 3 Los mosaicos contemporáneos Nota de los editores Jean-Pierre Denis y Franck Nouchi • 1 CAPÍTULO 1 ¿Qué es una minoría? 4 •“PorIntroducción un nuevo ideal universalista” 6 Danièle Lochak PANORÁMIC A Minorías, la diversidad construye el mundo La definición… • de la antropóloga Françoise Héritier • del historiador Pap Ndiaye • de la psicóloga Betty Goguikian Ratcliff • del lingüista Jeroen Darquennes • de la geógrafa Barbara Loyer • del sociólogo Éric Fassin • del derecho internacional • 8 11 12 13 14 19 16 17 CAPÍTULO 2 Una larga historia • Introducción “Los Estados son el marco de referencia” Jean Sellier Los europeos: la cristiandad medieval Virginie Larousse Los europeos: de la reforma a la laicidad Benoist Pierre Los europeos: los nuevos mundos europeos Christian Grataloup Los europeos: los Estados-nación crearon minorías Anne-Marie Thiesse Dar al-Islam: de Mahoma a los Otomanos Fabrice Balanche Dar al-Islam: un mundo musulmán nacionalista Fabrice Balanche PANORÁMIC A Dar al-Islam: los chiíes, sucesores de Alí Las Indias: de los brahmanes a los “dalit” Éric Paul Meyer Los chinos: la tradición imperial de los Han Thierry Sanjuan • • • • • • • • 2 | EL ATLAS DE LAS MINORÍAS 18 20 22 24 26 28 30 32 34 36 40 Introducción “El multiculturalismo, un acto político” François Crépeau Europa, un mosaico étnico Roland Breton ZOOM Flamencos y valones, divorcio en Bélgica Jean-Pierre Stroobants España, un regionalismo constitucional ZOOM Cécile Chambraud Los Balcanes, entre coexistencia y bloqueo ZOOM Amaël Cattaruzza PANORÁMIC A Rusos y no rusos en la antigua URSS Rusia, tensiones separatistas René-Éric Dagorn Oriente Medio, el impacto de la primavera árabe Joseph Yacoub ZOOM Éxodo de los cristianos de lengua árabe Joseph Yacoub ZOOM El pueblo kurdo: ¿minoría para quién? Jean-François Pérouse PANORÁMIC A Irán, el persa y el mundo iraní ZOOM Un mundo pastún afgano-pakistaní Frédéric Bobin India, una diversidad sin igual Jean-Luc Racine PANORÁMIC A Los pueblos del sudeste asiático ZOOM La intolerancia étnica de la junta birmana Bruno Philip ZOOM Malasia-Indonesia: similitudes étnicas Bruno Philip China, chinización o represión Brice Pedroletti PANORÁMIC A Las diferentes nacionalidades en China Japón homogéneo… en apariencia Philippe Mesmer África, un continente heterogéneo Roland Pourtier ZOOM Un mundo bereber inmenso y variopinto Salem Chaker Ruanda, una frágil reconciliación ZOOM Jean-Philippe Rémy ZOOM El sueño “arcoiris” de la nación sudafricana Sébastien Hervieu América, despiertan las identidades Thomas Grillot • • • • • • • • 42 44 46 50 52 54 56 58 60 62 64 66 68 70 76 78 80 82 84 86 88 92 94 96 98 ZOOM En México, los indígenas continúan marginados Frédéric Saliba ZOOM La multiplicación de las etnias andinas Verushka Alvizuri ZOOM Un Brasil mestizo con colores de desigualdad Véronique Mortaigne ZOOM Argentina, la (re)emergencia de los pueblos indígenas Sergio Andrés Kaminker y Marcos Sourrouille ZOOM Las Antillas de los afrodescendientes Jacques de Cauna ZOOM Los latinos crecen con fuerza en Estados Unidos Frédérick Douzet 100 102 104 106 110 112 CAPÍTULO 4 Minorías de la inmigración • Introducción La Europa del republicanismo tolerante Dominique Schnapper Los romaníes, una crispación europea Jean-Pierre Liégeois Los judíos, entre la movilidad y la adaptación Chantal Bordes-Benayoun Los armenios, de Turquía a la diáspora Guillaume Perrier Los palestinos, el retorno imposible Jean-Paul Chagnollaud China, otro mundo de ultramar Thierry Sanjuan Destino: Europa Catherine Wihtol de Wenden ZOOM El Reino Unido ante el riesgo comunitario Delphine Papin ZOOM Cierre y firmeza, Francia se amuralla Corine Chabaud Los países del Golfo, reinos de expatriados Gilles Paris Trabajadores inmigrantes, el desafío estadounidense Nicolas Bourcier Los refugiados, en los confines del mundo Catherine Wihtol de Wenden • • • • • • • • • 114 116 118 122 124 126 128 130 132 134 136 CAPÍTULO 5 ¿Todos minoritarios? • Introducción “Todos somos minoritarios” Caroline Fourest Introducción - Contrapunto “Todos somos seres humanos” Paul Clavier Los nuevos derechos de los indígenas Catherine Clément Las minorías boreales y “El dorado minero” Éric Canobbio En Francia, reviven las lenguas regionales Pierre Escudé Una riqueza lingüística en peligro Colette Grinevald y Rozenn Milin PANORÁMIC A Los francófonos, 3,2% de la población mundial Refugiados climáticos, exiliados del futuro Olivier Nouaillas La larga marcha de los homosexuales Marianne Blidon ¿Cuál es el futuro de los campesinos europeos? Laurent Grzybowski La comunidad ecológica, un espíritu pionero Gilles Fumey Los multimillonarios: pocos pero influyentes Philippe Merlant Las mujeres dirigentes continúan siendo pocas Christine Monin PANORÁMIC A Las familias minoritarias en Europa La discapacidad, un caso particular universal Charles Gardou Cuando los blancos se conviertan en minorías Béatrice Giblin ¿Los dictadores están en desaparición? Jean-Claude Guillebaud “Las sociedades civiles son los verdaderos actores de los derechos de las minorías” Entrevista a Yves Plasseraud Declaraciones recogidas por Chantal Cabé y Martine Jacot • • • • • • • • • • • • • • • Bibliografía 142 144 146 148 152 154 156 158 160 162 164 166 168 170 172 174 176 178 180 182 138 140 LE MONDE DIPLOMATIQUE EDICIÓN CONO SUR / FUNDACIÓN MONDIPLO | 3 4 | EL ATLAS DE LAS MINORÍAS 1 | ¿Qué es una minoría? © Lawrence Manning / Corbis Varios expertos nos dan su definición y tratan de encontrar un equilibrio entre universalismo y particularismo. LE MONDE DIPLOMATIQUE EDICIÓN CONO SUR / FUNDACIÓN MONDIPLO | 5 1 DEFINICIÓN Por un nuevo ideal universalista E ncontramos pocos ejemplos, en la historia de la humanidad, de minorías que no se hayan mantenido en un estatus de inferioridad: marginadas, discriminadas, asimiladas por la fuerza, perseguidas, y en ocasiones eliminadas físicamente. Si bien la condición de las minorías varía en función de los lugares y las épocas, la constitución de los Estados-nación ha contribuido generalmente a empeorar su suerte: la representación de una nación como un cuerpo homogéneo ha funcionado como mecanismo de exclusión respecto a aquellos grupos que no pertenecían de pleno derecho a la comunidad nacional. Tanto en el Imperio otomano como en el Imperio austrohúngaro, las minorías se beneficiaban de un cierto grado de autonomía que han perdido en los Estados independizados de los Balcanes y de Europa central o incluso en la Turquía de Atatürk –sin mencionar el caso extremo del genocidio armenio que se produjo en un contexto de exacerbación del nacionalismo marcado por la llegada al poder de los “Jóvenes Turcos”. Al término de la Primera Guerra Mundial, que coincide con el desmantelamiento de los grandes imperios multinacionales, la obligación de proteger a las minorías se inscribe en los tratados de paz firmados con los Estados vencidos y en los “tratados de minorías” que firmaron los Estados de nueva creación o los que se ampliaron, bajo la égida de la Sociedad de Naciones. De acuerdo con la filósofa germano-estadounidense Hannah Arendt, la implementación de esta protección internacional se puede interpretar como la confesión de que los Estados-nación eran, debido a su propia naturaleza, incapaces de garantizar el respeto universal de los derechos humanos (Los orígenes del totalitarismo, Alianza Editorial, 2006). Tras la Segunda Guerra Mundial, a pesar de los desplazamientos masivos de población, subsisten numerosas minorías, esencialmente en Europa central, a las cuales debían proteger, de nuevo, los tratados de paz. Pero rápidamente la cuestión es eclipsada por la preocupación de poner en marcha un 6 | EL ATLAS DE LAS MINORÍAS sistema de protección universal de los derechos humanos. Implícitamente se acepta la hipótesis de que si se respetan los derechos humanos en todas partes del mundo, su pleno disfrute estará garantizado ipso facto a los miembros de las minorías. Textos internacionales poco vinculantes Sin duda alguna, tras la victoria sobre quienes defendían una ideología que pretendía dividir a la humanidad en categorías raciales, se da una mayor predisposición a insistir sobre lo que es común al conjunto de seres humanos que sobre lo que les diferencia. La Declaración Universal de 1948, después de intensos debates para acordar si era conveniente o no dedicar una disposición especial a las minorías, permanece finalmente en silencio sobre este punto; se limita a afirmar un principio universal de no-discriminación que prohíbe todo tipo de distinción, en especial por motivo de raza, color, idioma, religión, origen o nacimiento, en el disfrute de los derechos que la declaración proclama. Sin embargo, la cuestión es examinada en el seno de una “subcomisión de lucha contra las medidas discriminatorias y para la protección de las minorías” cuyo trabajo culminará, algunos años más tarde, incluyendo en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966 de un artículo 27 que dispone que en los Estados en que existan minorías no se negará a las personas que pertenezcan a dichas minorías “el derecho que les corresponde, en común con los demás miembros de su grupo, a tener su propia vida cultural, a profesar y practicar su propia religión y a emplear su propio idioma”. La protección de las minorías forma parte asimismo de las cuestiones que se abordan, a partir de finales de los años 1980, en el marco de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, marco de diálogo establecido entre Oriente y Occidente con vistas a favorecer la mejora de las relaciones entre los distintos países. Pero será el hundimiento de los regímenes comunistas y la consiguiente multiplicación de los conflictos étnicos –los más graves ocurren en Para la jurista Danièle Lochak, el reconocimiento de los derechos específicos se inscribiría en una nueva concepción universal de los derechos humanos la antigua Yugoslavia, pero se ven afectados muchos otros países, como Rumanía, Checoslovaquia o los Países Bálticos, sin olvidar los Estados del Cáucaso meridional y de Asia central, surgidos de la caída de la Unión Soviética– los que harán resurgir el problema de las minorías a escala internacional. Tras una larga gestación, la “Declaración de los derechos de las personas pertenecientes a minorías nacionales, étnicas, religiosas o lingüísticas” es aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1992. En la misma época se aprueban, en el marco del Consejo de Europa, una Carta de las Lenguas Regionales o Minoritarias (1992) y posteriormente un Convenio-marco para la Protección de las Minorías Nacionales (1994). La relativa moderación de estos textos, poco o nada vinculantes para los Estados y de los cuales ninguno reconoce los derechos a las minorías como tales, contrasta con el estatus alcanzado por los pueblos indígenas que obtuvieron el reconocimiento –en particular a través de la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas aprobada en 2003– de su derecho a existir como grupo dotado de sus propios derechos y de una autonomía territorial. En nombre del respeto a la diversidad humana Es cierto que, entre tanto, el contexto se ha transformado: la diversidad cultural constituye en adelante un objetivo a promover más allá de la cuestión de las minorías nacionales. A este respecto es significativo el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) sobre “La libertad cultural en el mundo diverso de hoy” (2004): al constatar el aumento de reivindicaciones identitarias en todo el planeta y estableciendo como principio que la libertad de elegir la propia identidad –practicar la propia religión, hablar el propio idioma y enorgullecerse del propio patrimonio étnico– es un elemento esencial para el desarrollo humano, el informe aboga por la implementación de políticas que –más allá de los derechos civiles y políticos universales– garanticen que los intereses de los grupos minoritarios no sean ignorados ni sustituidos por los de la mayoría o los grupos dominantes –en otros términos, defiende políticas “multiculturales”. La evolución que se acaba de exponer muestra la tensión existente entre, por un lado, el “derecho a la indiferencia”, la afirmación del derecho absoluto de cada individuo a ser tratado del mismo modo que todos los otros seres humanos a pesar de las posibles diferencias, y por otro lado, el reconocimiento de las identidades singulares, de un “derecho a la diferencia”, en definitiva, entendido como el derecho a que su diferencia sea tomada en consideración en nombre del respeto a la diversidad humana. El reconocimiento de los derechos humanos sobre una base universal representó un innegable progreso al garantizar a los miembros de las minorías la igualdad de derechos. Pero, más allá de la igualdad, éstos reivindican asimismo la posibilidad de preservar su identidad –reivindicación que aparentemente se opone al postulado universalista, puesto que supone el reconocimiento de los derechos específicos. No obstante, si admitimos que los seres humanos no son simplemente ciudadanos abstractos sino también individuos que poseen una historia y una cultura singulares, la consideración de las diversas pertenencias no implica necesariamente el abandono del ideal universalista: podría inscribirse en una nueva concepción de la universalidad, menos abstracta, más respetuosa con las aspiraciones de los grupos minoritarios, basada en la aceptación de las diferencias y no en su negación. n Danièle Lochak Danièle Lochak, nacida en 1946, es catedrática emérita de Derecho en la Universidad ParísOeste-Nanterre-La Défense, donde dirigió hasta 2006 el Máster sobre Derechos Humanos así como el Centro de Investigación y Estudio sobre los Derechos Fundamentales (CREDOF, por sus siglas en francés). Es miembro de la Liga de los Derechos Humanos y ha publicado numerosas obras sobre los derechos humanos, los derechos de las minorías y los de las personas migrantes. Una de sus últimas obras publicadas es: Le Droit et les paradoxes de l’universalité, Puf, 2010. © DR 1 DEFINICIÓN MINORÍAS: LA DIVERSIDAD L a noción de “minoría” se define y se valora en contextos que varían según el lugar y la época. En la página contigua se distinguen, en el seno del mundo actual, una quincena de dichos contextos. Algunos tienen fácil caracterización. En Norteamérica, las minorías se establecen con respecto a una cultura anglosajona que se ha perpetuado como dominante (originalmente la de los blancos, anglosajones y protestantes –WASP, por sus siglas en inglés). En el mundo árabe, las minorías son de carácter lingüístico (de lengua no árabe, como la bereber, por ejemplo) o religioso (de lengua árabe pero no musulmanas, como los coptos). Por el contrario, en África, al sur del Sahara, es extremadamente difícil identificar “mayorías”, de forma que todos los pueblos africanos podrían calificarse de una forma u otra como “minoritarios”. En los países musulmanes no árabes, los aspectos lingüísticos (lenguas turcas, iraníes, etc.), religiosos (suníes, chiíes…) y políticos (laicidad en Turquía o en Kazajistán, islamismo en Irán o en Pakistán) se entrecruzan en un mosaico profundamente complejo. La variedad de contextos no impide esbozar una tipología de las minorías, como se muestra en la página contigua, a condición de tener presente que se trata de un enfoque aproximativo. Así pues, la distinción entre pueblos “indígenas” (u “originarios”) y “minorías étnicas” se deriva más del uso que de criterios estrictos: ¿acaso los vascos no son tan “originarios” en su tierra como los inuits o los nunavut? Cabe recordar que la cuestión de la minoría se manifiesta ante todo en el marco de los Estados, por lo que las situaciones difieren de un lado a otro de las fronteras: el pueblo papú de la mitad occidental de la isla de Nueva Guinea, que forma parte de Indonesia, constituye una minoría en este país, mientras que en el oriente, los papúes son mayoritarios en el seno del Estado independiente de Papúa Nueva Guinea. n Jean Sellier, geógrafo e historiador Las minorías presentadas han sido seleccionadas en función de su notoriedad o su presencia en la actualidad. Una representación más iel incluiría a cientos, o incluso miles de ellas. 8 | EL ATLAS DE LAS MINORÍAS CONSTRUYE EL MUNDO Fuente: Jean Sellier, 2011 @ LA VIE-LE MONDE D LE MONDE DIPLOMATIQUE, EDICIÓN CONO SUR | 9 3 | Los mosaicos contemporáneos © Michael Melford (National Geographic Society) / Corbis Viaje por el mundo de los pueblos indígenas y minoritarios, enfrentados a las políticas de sus respectivos Estados. LE MONDE DIPLOMATIQUE EDICIÓN CONO SUR / FUNDACIÓN MONDIPLO | 43 3 MOSAICOS CONTEMPORÁNEOS “El multiculturalismo, un acto político” El jurista François Crépeau sostiene que la gestión de la diversidad debe fundarse sobre una concepción clara de la igualdad de los individuos en el seno de los Estados. E l término “multiculturalismo” cubre realidades muy diversas y recientemente ha sido objeto de un peligroso debate mediático y político en numerosos países. La canciller Merkel, el presidente Sarkozy y el primer ministro Cameron declararon, en el lapso de unos meses, que las políticas públicas de multiculturalismo eran un fracaso y que era necesario cambiar de enfoque. Sin embargo, todavía cabe llegar a un consenso sobre el significado del concepto. En el discurso populista, este rechazo hacia el “multiculturalismo” refleja en efecto un gran temor respecto a la inmigración, a la que se asocia con múltiples problemas sociales en una confusa amalgama: miedo al islam, concebido como monolítico; terrorismo, forzosamente extranjero; inseguridad y delincuencia juvenil; paro; globalización; austeridad fiscal; influencia “indebida” de burócratas de Bruselas… El discurso antimulticulturalista pone de relieve un único aspecto (el reconocimiento de la diversidad) en detrimento de otros (por ejemplo, el fortalecimiento de una “cultura pública común”). Además, las políticas de François Crépeau © Trudeau François Crépeau, jurista canadiense nacido en 1960, es catedrático de Derecho Internacional en la Universidad McGill de Montreal y titular de la cátedra Hans y Tamar Oppenheimer en Derecho Internacional Público. Es experto en Derecho Internacional de los refugiados y las migraciones, y es también Relator Especial de la ONU para los Derechos Humanos de las Personas Migrantes. Una de sus últimas obras publicadas es Les migrations internationales contemporaines, codirigida con Delphine Nakache e Idil Atak, Les Presses de l’Université de Montreal, 2009. 44 | EL ATLAS DE LAS MINORÍAS multiculturalismo entran en conflicto con los discursos sobre la identidad nacional, a su vez surgidos de una tradición nacionalista que insiste generalmente en la existencia de una identidad colectiva que se presume inmutable, cuando en realidad sabemos que está en constante cambio, tanto en el tiempo como en el espacio. Las políticas de multiculturalismo son una forma de gestión de la diversidad social que aglutina acciones dirigidas a reconocer la realidad de la diversidad étnica, religiosa y cultural de las democracias contemporáneas. En ellas se articulan políticas que pretenden reforzar la participación social y política de los grupos “minorizados”: migrantes, mujeres, jóvenes, personas mayores, homosexuales, pobres, etc. Las políticas multiculturalistas sólo tienen sentido si se respaldan en una estructura sólida de legitimación política y jurídica. Así pues, la gestión de la diversidad debe basarse en una concepción clara de la igualdad fundamental de los individuos y de los grupos etnoculturales en el seno de los Estados, independientemente de sus características, y por consiguiente, fomentar la lucha de la población en su conjunto contra la discriminación. El aprendizaje del “saber vivir en común” Se apoya en la sólida armadura que legitima la acción pública en los Estados contemporáneos, es decir, el tríptico fundamental de la protección de los derechos humanos (de todas las personas, incluyendo a las más marginadas), del Estado de derecho (el acceso a unos recursos útiles) y de la democracia (tener voto). Resulta esencial un reconocimiento oficial de la diversidad social, étnica, religiosa, cultural y lingüística, así como de firmes garantías normativas e institucionales de promoción y protección de los derechos y libertades de todas las personas, incluidas las pertenecientes a minorías. Los gobiernos pueden desarrollar políticas convergentes a fin de generar un discurso público que favorezca la integración de las minorías, el aprendizaje del “saber vivir en común” y el rechazo a la exclusión social. Algunas políticas antirracistas, en particular a favor de las “minorías visibles”, abarcan desde acciones educativas hasta la facilitación del acceso a recursos (tribunales, comisión de los derechos humanos, mediación…). Un régimen oficial de multilingüismo y unas políticas de enseñanza de las lenguas minoritarias pueden producir un cambio de mentalidad, tanto de los grupos mayoritarios como de los minoritarios. La revisión de los planes de estudio escolares permite incluir en ellos referencias a las minorías como parte del “nosotros”: historia, lenguas, educación cívica, etc. Una política de contratación preferencial para las minorías etnoculturales e indígenas (affirmative action) permite contrarrestar las discriminaciones sistémicas e históricas y constituir una función pública más acorde con la verdadera imagen de la población. Unas políticas de inmigración “equilibradas”, que combinen la inmigración familiar, económica y humanitaria permiten desarrollar un discurso público que insista en sus beneficios, sin ocultar sus dificultades. El derecho internacional de las minorías ofrece una armadura conceptual sólida para concebir la multiculturalidad. Por una parte, la obligación de no tratar a las minorías de forma distinta al resto de la ciudadanía en lo relativo a la protección y al beneficio de la ley en general: esto es, la igualdad formal. Por otra parte, concederles un tratamiento diferente si ello fuese necesario para garantizar el desarrollo armonioso de su identidad minoritaria (escuelas, instituciones culturales y cultuales, protección lingüística, etc.): es decir, la igualdad sustancial. Las estructuras políticas se pueden adecuar para permitir formas de autogobierno: federalismo, regionalismo, descentralización, administraciones locales, gobiernos autóctonos, etc. Una voluntad de afirmación identitaria La reciente Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas ha permitido además establecer una serie de principios concebidos para garantizar a los pueblos autóctonos márgenes de auto- gobierno en el seno de los Estados de los que forman parte: derecho a la autodeterminación interna, derecho a la tierra, libre gestión de sus recursos naturales… En Canadá, las políticas de multiculturalismo y de inmigración y el discurso público sobre la diversidad se apoyan mutuamente, aunque no por ello desaparecen las dificultades. La estructura federal de 1867 distribuye el poder entre una mayoría de origen británico y una minoría de origen francés: desde hace 40 años, la estructura federal resiste a las fuerzas centrípetas del nacionalismo quebequés. El territorio de Nunavut, creado en 1999, tiene un Parlamento y un gobierno de mayoría inuit a imagen y semejanza de su población. En 1971, Canadá adoptó una política oficial de multiculturalismo, que todavía goza de un amplio consenso: el 60% de la “Las políticas multiculturalistas tienen sentido sólo si están respaldadas por una estructura sólida de legitimación política y jurídica” población canadiense tiene en la actualidad una opinión positiva de la inmigración (es el único país del Norte que rebasa la barrera del 50%), mientras que, debido a una política intensiva de inmigración de repoblación, más del 20% de los canadienses han nacido fuera de Canadá. Por el contrario, se pueden citar muchos contraejemplos. El rechazo de las autoridades turcas a reconocer la diversidad étnica y cultural de la Turquía contemporánea y a plantear la creación de una provincia kurda autónoma parece alejar toda solución política del conflicto. El tratamiento de la etnia gitana en la mayoría de Estados europeos es una vergüenza que no parece inquietar a las autoridades. Las negociaciones territoriales de los pueblos autóctonos canadienses se alargan y su condición social los convierte a menudo en un “Tercer Mundo del Norte”. El rechazo francés a reconocer la existencia de minorías en el seno del “pueblo francés” resulta anacrónico. En suma, la transformación de la actitud respecto a los beneficios de la diversidad exigirá una gran voluntad política: solamente un discurso público contundente y articulado permitirá resistir a las sirenas populistas de la exclusión. n LE MONDE DIPLOMATIQUE EDICIÓN CONO SUR / FUNDACIÓN MONDIPLO | 45 EL TÍBET VISTO POR LOS TIBETANOS © LA VIE / LE MONDE 3 Fuente: www.tibetan.fr CHINA Chinización o represión Los tibetanos y los uigures son los dos grupos étnicos a los que las autoridades chinas no han conseguido aculturar, a pesar de la implementación de políticas cada vez más coercitivas. L a República Popular China clasifica a sus ciudadanos en 56 “nacionalidades”, término de origen soviético que hace referencia a criterios étnicos y lingüísticos. Pero el volumen de estas nacionalidades es muy desigual: los Han (chinos en sentido estricto) representan por sí solos el 91,5% de la población. El resto constituyen “minorías”. Las más numerosas son la zhuang y la manchú, ampliamente asimiladas en la actualidad. En las regiones autónomas del Tíbet, Xinjiang y Mongolia Interior, los Han representan respectivamente el 9%, el 40% y el 79% de la población, según el extenso censo de 2011. Las minorías religiosas más importantes son adeptas al islam o al cristianismo. Entre los musulmanes figuran las minorías hui y uigur. La cifra de cristianos se estima en al menos 70 millones, de los cuales menos de un tercio están contabilizados en el seno de las Iglesias católica y protestante oficiales, llamadas “patrióticas”, que están estrechamente controla- 82 | EL ATLAS DE LAS MINORÍAS das por el Partido Comunista. Los otros creyentes pertenecen a iglesias clandestinas. Las autoridades las toleran, pero se generan numerosos conflictos, particularmente en torno a la cuestión de los lugares de culto. Pastores y curas son detenidos con regularidad. Los esfuerzos de acercamiento entre China y el Vaticano, que no mantienen relaciones diplomáticas, tienen como objeto la cuestión de las ordenaciones episcopales: Roma aprueba solamente una fracción de los candidatos que la Asociación Patriótica Católica China designa por medio de controvertidas elecciones. El papa excomulga regularmente a algunos de los obispos nombrados de este modo. Denunciar al Dalái Lama Los tibetanos y los uigures son los dos grupos étnicos cuyo particularismo cultural y religioso es el que más dificultades ha ocasionado al régimen comunista desde su llegada al poder en 1949. Ambos disponen teóricamente de una amplia autonomía en el seno de la región autónoma tibetana, para los primeros, y de la región autónoma uigur de Xinjiang, para los segundos. En realidad, están sometidos a políticas coercitivas cada vez peor percibidas. Su lengua y su cultura están en peligro. Incluso los esfuerzos del gobierno central por promover el desarrollo económico se consideran como medios encubiertos para “chinizarlos”. La región autónoma tibetana –el Tíbet propiamente dicho– alberga a 3 millones de habitantes, de los cuales el 90% © LA VIE / LE MONDE LOS DESAFÍOS DE XINJIANG Fuentes: Atlas of the people’s Republic of China, Foreign languages Press, Pekín, 1989; J. Leclerc, blog: “Aménagement linguistique dans le monde”, Universidad de Laval; ChinaOnline, Le Monde diplomatique. son tibetanos. Otros 3 millones de tibetanos viven en las prefecturas autónomas tibetanas de las provincias vecinas de Yunnan, Sichuan, Gansu y Qinghai. En estas regiones, el budismo tibetano es practicado bajo el estricto control de las autoridades: así pues, cada monasterio alberga un comité de gestión democrática, los monjes deben participar regularmente en “clases de educación legal” y son sancionados mediante exámenes a través de los que son forzados a denunciar al Dalái Lama, jefe espiritual tibetano en el exilio desde 1959 en Dharamsala, la India. La política de apertura llevada a cabo por China desde el principio de los años 1980 favoreció la renovación de las tradiciones y la religión en el Tíbet. Pero la vuelta de tuerca de los últimos años provoca resentimientos. Las políticas de sedentarización de los grupos nómadas, implementadas en nombre de preocupaciones ecológicas, son mal recibidas en la meseta tibetana. Los rebaños proporcionaban a los nómadas ingresos regulares y alimentos (carne, leche, etc.). Ahora deben revender estos animales, salvo algunas cabezas, y generalmente tienen dificultades para encontrar trabajo. La promoción del bilingüismo en las escuelas termina con frecuencia tratando de sustituir la enseñanza en tibetano por cursos en mandarín, lo que provoca incluso manifestaciones en institutos de las zonas tibetanas de Qinghai en 2010. Desde las revueltas de marzo de 2008 en las regiones tibetanas y la consiguiente brutal represión, son palpables las tensiones entre tibetanos y migrantes procedentes de otras regiones de China. El deseo de la población tibetana de ver regresar al Tíbet al Dalái Lama antes de su muerte alimenta una angustia difusa. Para remediarlo, el gobierno central juega la carta del desarrollo a todos los niveles. Se han realizado esfuerzos para acabar con el aislamiento geográfico del Tíbet: un ferrocarril comunica Lhasa con el resto de China desde 2006 y se están construyendo extensiones, así como varios aeropuertos. Esta modernización acelerada de todos los as- pectos de la vida social de los tibetanos provoca sobre todo un sentimiento de pánico y de crisis en la población. En Xinjiang –nombre que designaba las “nuevas fronteras” del Imperio bajo la dinastía Qing–, los uigures, de habla turca, representan alrededor del 40% de la población, frente a casi el 75% en 1949. Practican un islam suní, de tradición sufí, que también está vigilado. La entrada a las mezquitas se prohíbe a los menores de 18 años y los imanes deben rendir cuentas a las autoridades. Las escuelas coránicas, que florecieron en los años 1990, fueron clausuradas en su mayoría. Con el pretexto de luchar contra las tres “plagas” del “separatismo, el fundamentalismo y el terrorismo”, las fuerzas de seguridad llevan a cabo de forma regular campañas bautizadas como “Golpear fuerte”. Se traducen en un gran número de detenciones y posteriores procesos expeditivos y contribuyen a instaurar un clima de miedo. Golpeados hasta la muerte El desarrollo económico también se concibe en este caso como la panacea: éste pasa por reconfigurar las ciudades según el modelo chino, construir infraestructuras y mandar a jóvenes uigures a trabajar en las fábricas del resto de China. Un incidente en una fábrica de la provincia de Guangdong, en Shaoguan, a raíz del cual varios obreros uigures fueron golpeados hasta la muerte por obreros chinos tras un rumor de violación, fue la causa directa de las revueltas de Urumqi en julio de 2009. Del mismo modo que los tibetanos, los uigures de Xinjiang tienen una importante comunidad en el exilio. Ésta elige a un Congreso Mundial Uigur, que aspira a la autodeterminación del pueblo uigur. Su figura más emblemática es Rebiya Kadeer, una ex mujer de negocios y diputada, encarcelada por pretender hacer valer los derechos de los uigures. Desde 2005 vive en Estados Unidos. n Brice Pedroletti, Le Monde, corresponsal en Pekín LE MONDE DIPLOMATIQUE EDICIÓN CONO SUR / FUNDACIÓN MONDIPLO | 83 3 MOSAICOS CONTEMPORÁNEOS Las diferentes nacionalidades en China principales nacionalidades minoritarias • naCionaLiDaDeS De LenGua CHina Manchú * Hui ** 10,68 millones 9,82 • naCionaLiDaDeS DeL SuRoeSte 16,18 millones 8,94 8,03 7,76 2,97 2,96 2,64 1,86 1,44 1,25 1,16 • naCionaLiDaDeS DeL noRte Mongola Coreana 5,81 millones 1,92 © LA VIE / LE MONDE • naCionaLiDaDeS DeL oeSte Uigur Tibetana Kazaja 8,40 millions 5,42 1,25 tai-kadai hmong-mien hmong-mien sino-tibetana tai-kadai tai-kadai hmong-mien sino-tibetana sino-tibetana tai-kadai tai-kadai altaica/mongola altaica/coreana altaica/turca sino-tibetana altaica/turca * La lengua manchú (altaica/tungús) se ha extinguido en la actualidad, todos los manchúes hablan la lengua china. ** Los hui se caracterizan por su tradición musulmana. © LA VIE / LE MONDE DIVERSIDAD ÉTNICA EN EL OESTE 84 | EL ATLAS DE LAS MINORÍAS © LA VIE / LE MONDE Zhuang Miao Tujia Yi Buyei Dong Yao Bai Hani Li Dai Familia/ grupo de lenguas CINCO FAMILIAS LINGÜÍSTICAS Fuzhóu Fuentes: Oicina Nacional China de Estadística; Atlas de la Chine, T. Sanjuan, Autrement, 2009; Atlas de las civilizaciones, La Vie-Le Monde, Fundación Mondiplo, 2010; Jean Sellier. © LA VIE / LE MONDE DINAMISMO ECONÓMICO EN EL ESTE LE MONDE DIPLOMATIQUE, EDICIÓN CONO SUR | 85