MEMES Y BULOS, ARMAS
DE PERSUASIÓN MASIVA
La Guerra convencional parece quedar cada vez más arrinconada dentro de las
diferentes formas que adopta la guerra moderna. En esta, la ciberguerra cobra inusitada
importancia y las campañas de persuasión son cada día más sibilinas y elaboradas.
Los memes, elementos de enorme simpleza, se encuentran en la base de esas nuevas
batallas, son su munición ligera y, tanto es así, que el objetivo de ese fuego no llega a
percatarse; de ahí su peligrosidad. Es prioritario para las Fuerzas Armadas conocer cómo
trabaja este no tan nuevo elemento de la batalla moderna para así poder contrarrestarlo
y minimizar sus efectos
Raúl Suevos Barrero
Coronel de Infantería retirado
UN BREVE REPASO HISTÓRICO
Desde que el hombre se organiza
colectivamente las élites dirigentes,
cada una en su espacio y tiempo, se
han esforzado en actuar sobre la voluntad de sus administrados; la coerción en sus distintas formas ha sido
lo más habitual, pero en las grandes
civilizaciones de la Antigüedad se observa que el poder usa de los actos de
masas o de la construcción de grandes obras para reforzar su imagen y
con ello su mensaje o narrativa.
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/
La democracia de la antigua Atenas
representa un salto cualitativo gigantesco, en cuanto que es la colectividad la que se gobierna a sí misma.
Para ello utilizaba el método del sorteo en la selección de la mayor parte
de los puestos de dirección de la ciudad y dejaba unos pocos, entre ellos
la dirección militar de los estrategas,
para la elección directa de los ciudadanos. Aquí la imagen del elegible,
su oratoria, sus promesas más o menos encubiertas y la pertenencia a un
grupo familiar o político determinado
también contaban para el resultado.
Ya tenemos aquí la persuasión como
elemento político, en una civilización
que nos han legado piezas imperecederas en la construcción humana
como la Oración fúnebre de Pericles o
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el discurso que este mismo hizo para
subir la moral de los atenienses tras el
desastre de la peste.
En Roma, en el período republicano, la
financiación de obras públicas, juegos
circenses o directamente el pago a los
votantes (César gastó fortunas para lograr el puesto de tribuno de la plebe) era
uno de los elementos clave para acceder a algunos puestos públicos, tanto
en el ámbito de la plebe como en los que
dependían del Senado. Podríamos hablar de propaganda y también en sentido negativo, puesto que los grafitis
denigratorios de figuras públicas o los
pasquines eran algo común en la época. Hablamos entonces de influir en el
ánimo de algunos, cuantos más mejor,
mediante algún tipo de simbología.
Durante la
Primera Guerra
Munidal los
gobiernos
beligerantes
lanzaron
campañas
radiofónicas hacia
sus poblaciones,
sobre todo, y
también hacia las
del contrario
pero en los frentes también se intentaba persuadir a los combatientes con
soportes más directos como la megafonía y el lanzamiento de volantes u
octavillas en los que se les animaba a
la deserción, para lo que se les transmitía información elaborada sobre las
campañas.
Es esta época, el triunfo de la propaganda en todos los ámbitos y sobre todos los medios, prensa escrita,
cine, carteles, octavillas, todo se utiliza para persuadir a la población propia de la bondad de nuestros valores
y mostrar al enemigo como campeón
de todo tipo de atrocidades. Se llegó
al máximo aprovechamiento cuando se intentó (y se logró) modificar la
postura no beligerante de la población de los EE. UU. para que el país
entrase en la guerra y sus jóvenes se
alistasen en los ejércitos.
Las ondas electromagnéticas pueden
llegar muy lejos, solo hace falta un
aparato receptor y una antena, y para
cuando estalla la «guerra incivil» en
España ya la radiodifusión está muy
extendida y es empleada profusamente para mantener la moral propia
y erosionar la del enemigo. El general
Queipo de Llano, desde Sevilla, será
quizás el mayor exponente, con sus
charlas radiofónicas de cada tarde
durante más de dos años. En el frente1, además, la megafonía y las octavillas lanzadas desde el aire tratarán de
influir en la moral de los combatientes
y, casi sin interrupción, seguirán siendo piezas fundamentales en la Segunda Guerra Mundial, junto con el resto
La piedra o el ladrillo eran entonces el
soporte para este tipo de mensajería
más o menos subliminal; es decir, las
ideas necesitan apoyarse en un medio
de transmisión y entre las élites este
soporte fue la palabra escrita durante muchos siglos. No sería hasta la
invención de la imprenta que esta situación daría un salto cuantitativo gigantesco. Con ella, aunque los sistemas de gobierno fuesen de carácter
absolutista, el ámbito numérico de
aquello que podríamos llamar opinión
pública pasó a ser mucho mayor.
Hasta aquí no hemos ido más allá de
lo que podríamos considerar como la
gestión de las voluntades internas, las
del propio país o reino. El medio, el soporte, aún no tenía la potencia o capacidad suficiente como para intentar llegar
a la voluntad de los ciudadanos o súbditos de los oponentes. Habría que esperar al siglo xx para que esto cambiase
radicalmente, y lo haría de la mano de
un invento que aún hoy mantiene su vigencia y potencia, la radiodifusión.
Durante la Gran Guerra, la Primera
Mundial, aún estaba desarrollándose la radio, los gobiernos beligerantes lanzaron campañas de doble dirección, hacia sus poblaciones, sobre
todo, y también hacia las del contrario,
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información. Una guerra que combina la ahora tradicional o convencional
guerra electrónica, que busca neutralizar o destruir las comunicaciones
electromagnéticas del enemigo; la ciberguerra, que tiene lugar en el ciberespacio, en la cual los objetivos vienen
definidos por las redes digitales que
apoyan o sustentan tanto la organización militar como las infraestructuras
(hoy de todo tipo) del país enemigo o
que, simplemente, se busca hostigar;
y, como tercera componente de esta
guerra de la información, nos encontramos con las operaciones psicológicas dirigidas comúnmente a la desinformación, el rumor o simplemente las
noticias falsas dirigidas a la audiencia
objetivo de la campaña. Esta guerra de
la desinformación es el área en la que
pretendemos centrarnos como parte
no despreciable de ese ciberespacio
que marcará la guerra del futuro.
de medios y soportes, que al igual que
en la Gran Guerra continuarán siendo
empleados sobre las retaguardias.
El siguiente salto técnico vendrá de
la mano de la televisión, que ya forma
parte de la parafernalia hogareña para
la guerra de Corea y llegará casi en directo para la de Vietnam, lo que será
determinante para la moral de la opinión pública norteamericana y factor
fundamental en la retirada de su país.
En los conflictos subsiguientes pocos
elementos se modifican. La acción
persuasiva de los gobiernos se conducirá a través de los mismos soportes
hasta que la situación empieza a cambiar con la llegada de un nuevo invento,
internet. Con inicios lentos y titubeantes, como con todas las revoluciones,
hoy en día domina todos los espacios.
EL CAMBIO DE PARADIGMA
La digitalización, o el lenguaje binario
si así lo prefieren, ha sido el gran salto de la humanidad en el siglo xx. Ello
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/
permitió el crecimiento exponencial
del cálculo y con él llegó todo lo demás. Arpanet, la primitiva red militar,
apareció en 1969 y a partir de ahí todo
se aceleró en una ultrarrápida carrera
digital.
Los Estados Unidos de América han
sido los que han marcado el paso en
la evolución de la técnica, y en lo que a
doctrina militar se refiere también han
señalado la diferencia. Así, a finales de
la década de los noventa promueven
el concepto de Network Centric Warfare como elemento fundamental para
su visión del futuro campo de batalla
de 2010. En Europa se estaba produciendo entonces la digitalización de
los sistemas de transmisiones, el conocido como sistema CIS (communication and information systems).
Con esta evolución se empezaba a
percibir un nuevo campo de batalla que no estaba únicamente en la
zona de despliegue, sino que abarcaba desde las retaguardias, o Home
Base, a las trincheras, la guerra de la
Revista Ejército n.º 957 • diciembre 2020
La digitalización,
o el lenguaje
binario si así lo
prefieren, ha sido
el gran salto de la
humanidad en el
siglo xx
Si antes señalábamos cuán temprano
los EE. UU. entendieron y se prepararon para este nuevo campo de batalla,
cabe decir que España como nación y
sus Fuerzas Armadas no han tardado
en entender la importancia del mismo, y así nos encontramos en el Global Cybersecurity Index posicionados
entre los primeros países del mundo2
con un Mando Conjunto de Ciberdefensa3, creado en 2013, y un Grupo de
Operaciones Psicológicas4, desarrollado en el 2005 y encuadrado dentro
del Regimiento de Inteligencia n.º 1.
Es decir, las Fuerzas Armadas españolas son plenamente conscientes de
la importancia de la guerra de la información y tratan de responder a la
evolución que el medio exige, sin dejar de lado, aunque no está en nuestro
ánimo tratarlo aquí, la información
pública y la cooperación cívico-militar, cooperantes necesarios en este
apartado de la guerra moderna.
Elon Musk, el magnate norteamericano impulsor del coche eléctrico autónomo (el revolucionario Hyperloop) o
iniciativas privadas en el campo espacial, se ha expresado recientemente
ante un foro de oficiales de las fuerzas
aéreas estadounidenses, en el sentido de que la era de la aviación de combate estaba ya obsoleta5. Parece claro
que los UAV (unmanned aerial vehicles), los conocidos como drones, estaban detrás de su afirmación. En el
campo de batalla moderno la tendencia irá hacia el ahorro de vidas de los
combatientes propios6, pues el coste
político para los gobiernos democráticos es cada vez más difícil de soportar. Las unidades de infantería, imposibles de eliminar, tratarán cada vez
más de evitar el choque, limitado en
la medida de lo posible a las operaciones especiales, y serán empleadas en
la fase de ocupación del territorio. La
guerra convencional alcanzará cada
vez un menor espectro en el campo
de batalla dominado por la guerra híbrida, pero, en esa línea amplia y difusa que antes era una zona definida por
las trincheras y alambradas, aún quedan muchas cosas que hacer.
LA CIBERGUERRA
Parece innecesario resaltar el hecho
de que la vida moderna está interconectada digitalmente hasta la exasperación. Quizás lo tópico sea utilizar de
nuevo los vehículos autónomos Tesla
del señor Musk como ejemplo de por
dónde parece que van las cosas hoy
en día. Al tiempo que eso sucede, nos
encontramos con los grupos terroristas de Ansar al Din desplazándose
en toyotas o motocicletas por el Sahel con sus teléfonos satelitales y sus
sistemas GPS. Es difícil encontrar un
ámbito vital en el que las IT (information technologies) no estén presentes, pero ello también conlleva nuevas
vulnerabilidades.
instalaciones industriales de todo
tipo, nos hemos ido habituando a noticias que nos informan de ataques
por denegación de acceso, intrusiones ilegales en reservorios de información o, simplemente, al robo de información clasificada, especialmente
en el ámbito industrial.
Es difícil
encontrar un
ámbito vital
en el que las IT
(information
technologies) no
estén presentes,
pero ello también
conlleva nuevas
vulnerabilidades
Junto con estas actividades, y retomando el hilo de los grafitis denigratorios contra Julio César en las paredes
de Roma o los carteles que inundaron Barcelona en 1937 mostrando al
POUM y sus miembros como traidores para justificar su eliminación, nos
encontramos con las operaciones de
influencia digital u operaciones de ciberinfluencia. Aquí es donde los memes y bulos que dan título al artículo
aparecen con personalidad propia,
ahorrándonos la agotadora batalla
terminológica en la que se encuentra
el concepto.
¿Es un problema del ámbito político o
lo es también del militar? Bulos y memes han alcanzado importancia global a caballo de acontecimientos que
los medios de comunicación social
nos han traído hasta nuestras casas,
como, por ejemplo, las elecciones en
los EE. UU. o la anexión de Crimea por
parte de Rusia y la guerra en el este de
Ucrania. Los memes son esas imágenes con carga ideológica, explicita o
no, que nos llegan sistemáticamente
vía redes y que, en algunas ocasiones,
por su viralidad, entendiendo esta
como su capacidad para difundirse
exponencialmente en brevísimo tiempo, alcanza a convertirse en noticia en
los medios de comunicación social.
Algo distinto son los bulos, las fake
news, con siglos de existencia y que entran en nuestra zona de interés cuando
son creadas intencionadamente con finalidad subversiva en el campo contrario o manipuladora en el propio.
Tanto bulos como memes, en un tiempo en el que la tecnología en general y
particularmente la militar requieren ingentes inversiones, se ofrece como un
medio ágil y barato que, además, por
la dificultad de adjudicar la responsabilidad a una potencia o gobierno, reducen enormemente el riesgo de confrontación directa con el país que sufre
la «agresión», algo que podemos observar fácilmente en el caso de la campaña electoral de los EE. UU. o de la
anexión de Crimea y la posterior guerra del Dombás ucraniano, pero que es
aplicable a cualquier escenario.
En la parte física, entendiendo por
ello tanto los soportes físicos, hardware, como los sistemas de almacenamiento de información o los propios sistemas digitales que sostienen
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desde los poderes del Estado. No sucede lo mismo en países en los que el
poder del Gobierno es superior y ensombrece al resto, es decir, la justicia
y el legislativo, y controlan, más o menos directamente, los medios de comunicación social. Entre las grandes
potencias existen casos evidentes.
El meme es la
munición ligera.
Todos podemos
contar con algún
conocido capaz de
crear una imagen
graciosa que
puede llevar un
mensaje explícito
o más oculto,
de carácter
personal, sobre un
personaje social o
hecho político
El meme es la munición ligera. Todos
podemos contar con algún conocido
capaz, sobre el punto de alguna noticia, de crear una imagen graciosa que
puede llevar un mensaje explícito o
más oculto, de carácter personal, sobre un personaje social, sobre algún
hecho o también político. Son multitud y pocos logran pasar al nivel más
alto de los medios de comunicación
social, y por lo tanto en su mayoría
desaparecen con la misma velocidad
que cambia la actualidad. Pero, pese
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/
a la brevedad de su existencia, tienen
la capacidad, especialmente cuando
detrás existe una organización, de ir
conformando o modificando la percepción que la opinión pública, o una
parte de ella, tiene sobre un determinando personaje, organización o
evento político.
El caso de los bulos es diferente. Tras
ellos, generalmente, existe un designio político, un interés específico en
lograr unos fines que pueden llegar a
tener efectos importantísimos en esa
opinión pública que será llamada a votar o a expresarse sobre la acción política de un gobierno. Es en estos casos
cuando hablamos de «operaciones de
influencia» o, si prefieren, de persuasión. Si reducimos la generalidad de
las actuaciones al campo militar, algo
que George Orwell pudo comprobar
en el frente de Aragón, estamos entonces claramente en un área de interés de la Defensa.
LOS TROLES COMO
INFANTERÍA
En este nuevo campo de batalla que
parece querer presentarse ante nosotros, hay países que parecen contar con ventajas estructurales ante
otros. Los sistemas democráticos,
en los que afortunadamente los derechos son máximos y las leyes los
protegen, no pueden ni deben consentir maniobras que suponen una
clara conculcación de derechos personales y, cuando esto se produce,
las consecuencias se dirimen en los
tribunales de justicia. Resulta absolutamente impensable que según qué
actividades se puedan llevar a cabo
Revista Ejército n.º 957 • diciembre 2020
Estos últimos años, a raíz de la anexión de Crimea y la posterior guerra
separatista en la ucraniana región del
Dombás, hemos podido asistir a un
gran desarrollo en este tipo de acciones de influencia. Desde 2014, en la
zona de combate los soldados ucranianos empezaron a recibir mensajes SMS con amenazas personales o
informaciones de deserciones de jefes de unidad. Era una nueva versión
de las octavillas de las guerras del siglo xx. En las zonas de retaguardia
se crearon canales de televisión local
que emitían noticias apoyadas en vídeos guionizados que daban cuentan
de atrocidades cometidas por soldados ucranianos. Todo parecía conducir a una «granja de troles»7, un concepto que con el paso del tiempo ha
comenzado a ser familiar en el dominio de las operaciones de influencia y
que nos recuerda que ya en el lejano
1923 la Unión Soviética creó una oficina para campañas de dezinformatsiya8 por orden del propio Stalin.
La conocida como Internet Research
Agency9 (IRA) se ubicaba en San Petersburgo y en la época de las elecciones norteamericanas llegó a contar con 90 miembros10 trabajando a
tiempo completo, desde ingenieros
informáticos hasta redactores de noticias, creadores gráficos, lingüistas,
historiadores y sociólogos con conocimientos profundos sobre el país,
zona o colectivo humano que será
objeto de las operaciones de persuasión, todos ellos son importantes, todos tienen su papel y, como es fácil
suponer, se trata de una empresa privada en un país donde existe libertad
de mercado.
En los países occidentales tenemos
un ejemplo claro de cómo se puede
influir en la percepción de las personas con la campaña que llevó a cabo
Cambridge Analytica11 para lograr el
voto de dos millones y medio de votantes mediante el envío de mensajes personalizados y el acceso previo
a listados de datos aparentemente protegidos para, con ello, lograr
ganar el referéndum de salida de la
Unión Europea por parte británica.
Estamos claramente ante una nueva
dimensión del campo de batalla.
EL NIVEL OPERACIONAL
Parece quedar claro que nos encontramos ante un nuevo aspecto
de la batalla por la mente de las poblaciones, propias o adversarias, y
que sin duda podemos incluir como
uno más de los que ya operan dentro de lo que se conoce como guerra híbrida. Las apariencias pueden
llevarnos al error de pensar que este
es un dominio que solo afecta a la
población civil y las retaguardias,
pero no debemos olvidar que nuestras Fuerzas Armadas desde hace
años despliegan y operan en teatros
en los cuales es importantísima la
reacción de las poblaciones y también, por supuesto, la protección
de nuestras tropas en relación con
esas posibles operaciones, puesto
que, parece obvio, el acceso a listados de datos personales, combinado con los adecuados algoritmos, puede dar como resultado que
nuestras unidades, sus miembros,
se encuentren desprotegidos en un
momento dado, y el aislamiento IT
de nuestro personal no siempre será
una opción.
Desde hace años hemos comprendido y aprendido la importancia de
la información pública y también de
las operaciones psicológicas. En los
ejercicios de los grandes cuarteles
generales hace ya tiempo que se incluyen células de trabajo que operan
como prensa, otras como organizaciones no gubernamentales. Quizás
ha llegado el momento de empezar
a trabajar con células que nos preparen para hacer frente a esas operaciones de influencia, mucho más
taimadas y sibilinas de lo que estábamos acostumbrados a enfrentar. Quizás estamos en el tiempo de modificar nuestras estructuras y empezar
a crear, dentro del dominio PSYOPS,
puestos de especialistas que, con
una filosofía defensiva, repliquen con
la adecuada dimensión la estructura de esas granjas de troles que se
nos muestran tan activas en estos
últimos tiempos para, de esa forma,
estar preparados para hacerles frente llegado el caso.
La importancia del fenómeno se ve
en la creación conjunta OTAN/UE
del European Centre of Excellence for Countering Hybrid Threats12
en 2017, en lo que parece una clara
identificación del problema y también una declaración del principio de
defensa que siempre ha prevalecido
en Occidente frente a la agresión. Señala un camino a seguir.
Desde hace
años hemos
comprendido
y aprendido la
importancia de
la información
pública y
también de las
operaciones
psicológicas
NOTAS
1.
2.
3.
4.
5.
6.
George Orwell nos da una vivida
imagen en Homage to Catalonia
desde su experiencia personal en
las trincheras del frente de Aragón, en la Sierra de Alcubierre.
https://w w w.itu.int/dms_pub/
itu- d/opb/str/D -STR- GCI.012018-PDF-E.pdf P. 16.
https://w w w.itu.int/dms_pub/
itu- d/opb/str/D -STR- GCI.012018-PDF-E.pdf
https://ejercito.defensa.gob.es/
unidades/Valencia/rinte1/Organizacion/uops.html
h t t p s : / / w w w. c n b c .
com/2020/02/28/elon-musk-says-the-fighter-jet-era-has-passed.html
El «Panorama de tendencias
geopolíticas. Horizonte 2040»
contempla un gran empleo de
robots, también en operaciones
terrestres.
7. h t t p s : / / w w w . i n f o b a e .
com/2015/08/18/1749083-queson-los-trolls/
8. h t t p s : / / w w w . s a l o n .
com/2018/02/24/how-memes-are-being-weaponized-for-political-propaganda/
9. https://www.bbc.com/news/technology-43093390
10. https://www.independent.co.uk/
news/world/europe/russia-uselection-donald-trump-st-petersburg-troll-farm-hillary-clinton-a8005276.html
11. : / / w w w . i n f o b a e . c o m /a m e r i c a /m u n d o / 2 0 1 8 / 0 4 / 0 1 /
como-opero-cambridge-analytica-en-el-brexit-la-otra-eleccion-manipulada-con-los-datos-de-facebook/
12. https://www.hybridcoe.fi/
BIBLIOGRAFÍA
- Brangetto, P. y Veenendaal, M.:
Influence Cyber Operations: The
use of cyberattacks in support of
Influence Operations. NATO CCD
COE Publications, Tallin; 2016.
- Colom Piella, G.: «La Doctrina
Gerasimov y el pensamiento estratégico ruso contemporáneo». Revista Ejército n.º 933; 2018.
- Orwell, G.: Homage to Catalonia.
Penguin, Londres; 2000.
- Palacios, J.M.: Rusia: guerra híbrida y conflictos asimétricos. Revista
Ejército n.º 94; 2016.
- Patrikarakos, D.: War in 140 characters. Basic books, New York;
2017.
- Scott, J.: Information warfare: The
meme is the embryo of the narrative illusion. Independent, New York;
2018.
- VV.AA.: Panorama de tendencias geopolíticas. Horizonte 2040.
IEEE, Madrid; 2018.■
49