324
CAPITULO VII
ANALISIS DE LOS MATERIALES ARQUEOLOGICOS
RECUPERADOS EN LA LOCALIDAD NUTRIA MANSA
VII.1-INTRODUCCION
La Localidad Arqueológica Nutria Mansa está ubicada a ambas márgenes del arroyo
homónimo, a 3,5 km en línea recta al norte de la costa atlántica, en los partidos de Gral.
Alvarado (margen izquierda) y de Lobería (margen derecha). Como se observa en la Figura
VII.1, esta localidad está compuesta, hasta el presente, por tres sitios arqueológicos: Nutria
Mansa 1 (NM1) en posición estratigráfica y los sitios en posición superficial Nutria Mansa 1
[NM1(sup)] y Nutria Mansa 2 [NM2(sup)]. Los antecedentes acerca de la presencia de restos
arqueológicos en las márgenes del arroyo Nutria Mansa son muy escasos. Aunque si bien
varios autores (Daino 1979; De Aparicio 1932; Frenguelli 1920; Frenguelli y Outes 1924;
Vignati 1960) prospectaron la faja de médanos ubicada en las inmediaciones de su
desembocadura, la única mención concreta del hallazgo de materiales en vinculación con el
arroyo Nutria Mansa es la proporcionada por Austral (1968).
Este capítulo se centra en el estudio del sitio arqueológico NM1, donde han sido
hallados numerosos restos faunísticos en clara asociación contextual con artefactos líticos. Se
presentan y discuten los resultados del análisis tecno-morfológico del material lítico, así como
del estudio taxonómico, anatómico y de los efectos tafonómicos de los restos óseos hallados.
Esta información se complementa con los datos obtenidos de los artefactos líticos recuperados
en superficie en los sitios NM1(sup) y NM2(sup). Además, se presenta la información
generada a partir de los estudios multidisciplinarios que están siendo llevados a cabo en esta
localidad arqueológica. La información presentada en las secciones de los estudios
geoarqueológicos, paleobotánicos, del material dentario de Lama guanicoe y tafonómicos de
meso y micromamíferos y proviene de informes inéditos elaborados por investigadores que
están trabajando en el sitio en colaboración con el autor.
325
Figura VII.1: Mapa topográfico con la ubicación de los distintos sitios de la Localidad
Arqueológica Nutria Mansa (escala 1:50.000)
VII.2-GEOLOGIA
Los estudios geoarqueológicos de la Localidad Arqueológica Nutria Mansa están
siendo desarrollados por el Dr. Cristian Favier Dubois (INCUAPA, UNCPBA) (Favier
Dubois ms.; Favier Dubois y Bonomo 2002). Los mismos están orientados a conocer los
aspectos estratigráficos y el marco geoambiental de los sitios arqueológicos registrados en
diferentes ambientes, tanto en el valle fluvial como sobre las divisorias. Para ello se realizó un
análisis de la estratigrafía a escalas puntual y local desde una perspectiva pedoestratigráfica.
Se describieron perfiles en el sitio en estratigrafía NM1 y a lo largo del curso, así como
326
perfiles artificiales próximos al depósito arqueológico. Además se efectuaron sondeos y
barrenos en la planicie de inundación del arroyo y en las divisorias.
VII.2.1-PLANICIE DE INUNDACION (VALLE FLUVIAL)
La estratigrafía general del sitio NM1 corresponde a depósitos fluviales y
fluviolacustres referibles a los miembros Guerrero y Río Salado de la Formación Luján (sensu
Fidalgo et al. 1973 b, 1991). En NM1 se realizaron seis perfiles estratigráficos a fin de evaluar
las unidades representadas y sus variaciones laterales (Figura VII.2). Aquí se presentan los
resultados de los perfiles 1, 2 y 3 con las profundidades de los sedimentos tomadas a partir de
la superficie del terreno ubicada a distintas medidas por debajo del nivel 0 de la excavación1
(Figura VII.3).
Figura VII.2: Planta general de la excavación de NM1 con los perfiles relevados
Desde el punto de vista litológico se distinguen cuatro unidades (de arriba hacia
abajo):
I. La primera unidad ("aluvio") es francolimosa y se observa edafizada en forma homogénea.
Posee un contacto abrupto e irregular con la unidad basal que puede interpretarse como una
discordancia provocada por erosión vinculada a un importante evento de inundación o bien
1
El nivel 0 se ubica en el perfil 1 a 16 cm, en el perfil 2 a 14 cm y en el perfil 3 a 8 cm por encima de la
superficie del terreno.
327
por factores perturbadores recientes como la mezcla de sedimentos por la acción del arado
(véase más adelante).
Figura VII.3: Perfiles estratigráficos 1, 2 y 3
P3
P2
P1
0-35 cm francoarenoso, estructura
migajosa a granular, media, fuerte;
raíces abundantes a comunes;
límite abrupto y suave (unidad I).
35-70 cm francolimoso, estructura
en bloques subangulares finos a
medios, débiles; raíces escasas;
límite claro y suave (unidad IIa).
70-85 cm limoso, estructura en
bloques subangulares finos a
medios, débiles; límite claro y
suave (unidad IIb).
85-105 cm francoarenoso,
estructura en bloques subangulares
gruesos, moderados; límite gradual
y suave (unidad III).
105-150+cm francoarenoso,
estructura en bloques subangulares
gruesos, moderados (unidad IV).
0-28 cm francoarenoso, estructura
migajosa a granular, media, fuerte;
raíces abundantes a comunes;
límite abrupto y suave (unidad I).
28-68 cm francolimoso, estructura
en bloques subangulares finos a
medios, débiles; raíces escasas;
límite claro y suave (unidad IIa).
68-89 cm limoso, estructura en
bloques subangulares finos a
medios, débiles; límite claro y
suave (unidad IIb).
89-105 cm francolimoso, estructura
en bloques subangulares gruesos,
débiles (unidad III).
105-150+cm francoarenoso,
estructura en bloques subangulares
gruesos, moderados (unidad VI).
0-39 cm francoarenoso, estructura
migajosa a granular, media, fuerte;
raíces abundantes a comunes;
límite abrupto e irregular (unidad
I).
39-62 cm francolimoso, estructura
en bloques subangulares finos a
medios, débiles; raíces escasas;
límite claro y suave (unidad IIa).
62-82 cm limoso, estructura en
bloques subangulares finos a
medios, débiles; límite claro y
suave (unidad IIb).
82-100+cm francolimoso,
estructura en bloques subangulares
gruesos, débiles (unidad III).
II. La segunda unidad es de granulometría más fina e incluye suelos enterrados (horizontes
Ab1 y Ab2). Estos suelos poseen poco desarrollo (Entisoles) y son de tipo palustre (ambiente
saturado de agua); el primero está claramente erodado. Se desarrolla entre ellos un delgado
banco de diatomita (d) que indica facies algo más profundas de una laguna somera. Estos
depósitos señalan la presencia alternada de cuerpos de agua someros y suelos palustres de
328
escaso desarrollo, mostrando un ambiente húmedo con un nivel freático elevado. Hacia el
centro de los cuerpos de agua se acumularon depósitos de diatomeas. Esto indica una
sedimentación fina y lenta propia de ambientes lagunares e interlagunares, con predominio
bioclástico, vegetación hidrófila y presencia de algas. Estas facies lacustres corresponden al
Miembro Río Salado de la Fm. Luján.
III. Esta unidad es algo más arenosa. Se inicia con un suelo (Ab3) de cualidades diferentes ya
que presenta un horizonte A de tipo cumúlico, bien drenado y melánico (i. e. oscuro, rico en
materia orgánica). Representa un suelo de planicie de inundación pantanosa que recibe
aportes sedimentarios durante las crecientes. Ello permite el desarrollo de un suelo que crece
verticalmente en la llanura aluvial (Favier Dubois 1999). Los horizontes AC y C (Cb3) están
desarrollados a expensas del Miembro Guerrero de la Fm. Luján (unidad IV), que se
caracteriza por una dinámica fluvial de mayor energía, con estructuras sedimentarias de
corriente y sedimentación más activa, en la que el clima no favoreció las condiciones para la
pedogénesis. El horizonte A cumúlico podría representar un evento caracterizado por un
aumento de la temperatura y la humedad.
IV. Finalmente, una unidad predominantemente arenosa de planicie de inundación que
representa los típicos depósitos del Miembro Guerrero de la Fm. Luján, que en este sector
desarrollan halos de tinción de OFe alrededor de canalículos de raíces. Estos depósitos se
corresponden con condiciones áridas a escala regional (véase capítulo III) (Figura VII.4).
Cabe agregar que se tomaron diez muestras de sedimento (30 cm de ancho por 12 cm
de alto) en un perfil estratigráfico contiguo a P1 a los efectos de determinar la presencia de
fauna malacológica capaz de brindar información de índole ecológica. Las tareas de campo y
laboratorio fueron realizadas por la Lic. Pamela Steffan (INCUAPA, UNCPBA). La cantidad
de sedimento recolectado por muestra fue entre 4825,4 y 4525 cm3 y la metodología empleada
en el laboratorio consistió en el lavado con cernidor de 500 micrones de malla, secado, etc. A
partir del muestreo realizado no fue posible recuperar conchillas de gasterópodos fósiles. La
ausencia total de estos moluscos podría indicar que el ambiente de depositación no fue
propicio para el establecimiento de una comunidad de gasterópodos. Sin embargo, desde el
punto de vista de la geología (p. ej. unidad II con banco de diatomitas) y de la tafonomía de
los restos óseos (especímenes con abrasión sedimentaria; véase más adelante), se observa una
importante presencia de agua donde sería esperable el registro de gasterópodos. Debido a esto,
en primera instancia, sería necesario repetir y ampliar la muestra para descartar que esta
ausencia se deba a un problema de muestreo (Steffan ms.).
329
Figura VII.4: Vista de la secuencia fluvial que incluye los miembros Río Salado y Guerrero
(base del depósito fértil)
VII.2.2-DIVISORIAS (LOMADAS LOESSICAS)
El valle del arroyo Nutria Mansa se desarrolla entre suaves lomadas loéssicas que
representan los sectores más estables del paisaje. Están constituidas por loess pampeano (Fm.
Pampiano sensu Fidalgo et al. 1973 b) y coronadas por suelos con un buen desarrollo de
horizontes. El inicio de la formación de los mismos suele ser previa al Holoceno. Se tratan por
lo general de Argiudoles, es decir, suelos ricos en materia orgánica, bien drenados y que
presentan un horizonte rico en arcillas o Bt (Figura VII.5). El gran desarrollo que poseen los
suelos naturales (no afectados por actividades agrícolas), señala la existencia de superficies
estabilizadas a lo largo de un extenso período temporal, probablemente durante todo el
Holoceno. De no haber sido arado, el segundo suelo presentaría un perfil muy similar al del
suelo natural descripto. El arado afectó los 40 cm superiores del suelo, lo que involucró los
horizontes A y la parte superior del horizonte Bt.
330
Figura VII.5: Perfiles pedológicos en la divisoria del arroyo Nutria Mansa. A: suelo natural
levantado en un basural ubicado al SE de NM1 y B: suelo arado localizado a unos 110 m al
NNE del sitio
A. SUELO NATURAL
B. SUELO ARADO
0-22 cm francoarenoso, estructura migajosa a granular, fina,
fuerte; ligeramente duro; raíces finas comunes; límite claro y
suave.
22-32 cm francolimoso, estructura en bloques angulares finos a
medios, fuertes; raíces finas comunes; límite claro y suave.
32-52 cm limoarcilloso, estructura prismática, media, fuerte;
presenta argilanes y cutanes de tensión; raíces finas escasas; límite
claro a gradual, suave.
52-90 cm francolimoso, estructura prismática, media a gruesa,
moderada; raíces finas escasas; límite gradual y suave a levemente
ondulado.
90-100+cm francolimoso, presenta delgados lentes carbonáticos
concrecionados, discontínuos; raíces muy escasas.
0-38 cm francoarenoso; masivo;
blando; raíces finas comunes; límite
abrupto y suave.
38-42 cm arcilloso, muy duro y
compacto (piso de arado).
42-52+cm limoarcilloso, estructura
prismática, media, fuerte; presenta
argilanes y cutanes de tensión; raíces
finas escasas.
VII.2.3-CONDICIONES GEOQUIMICAS Y PRESERVACION
Fueron evaluadas las condiciones geoquímicas (pH, salinidad, bases representadas,
estimación de Eh) de los sedimentos de NM1 en vistas de examinar su incidencia en la
preservación de los restos faunísticos recuperados en el sitio (Tabla VII.1).
Se observa que el contenido salino en el conjunto de muestras no es elevado. La baja
salinidad y la baja representación del Sodio apuntan a un ambiente continental para estos
depósitos. Se destaca un incremento del Sodio en profundidad, con la misma tendencia que el
pH. El Magnesio se encuentra en valores absolutos y relativos altos, siguiendo también la
tendencia del pH (mayor en la III). Es posible que la alcalinidad que se observa en los valores
de pH sea consecuencia del alto contenido de Magnesio sumado al del Sodio, aunque este
último no presenta una concentración relativa elevada como para generar una alta alcalinidad.
Estos pH elevados, junto a otras variables, pueden afectar de manera negativa la preservación
331
del colágeno de los huesos.
Tabla VII.1: Análisis geoquímicos de las distintas unidades estratigráficas definidas para
NM1
Unidades
PH (1:2.5) PH (1:2.5)2
Calcio*
Magnesio*
Sodio*
Potasio*
I
6,04
6,05
17,79
7,44
0,57
2,35
Iia
8,07
-
22,28
10,31
1,86
2,46
Iib
8,65
9,39
24,86
14,47
3,17
1,82
III
8,89
9
14,80
17,16
3,98
1,4
9,02
8,91
15,06
3,24
1,02
8,68
IV
*Nota: Cationes (Calcio, Magnesio, Sodio y Potasio) expresados en miliequivalentes
por 100 gramos de suelo.
Con relación a los suelos de las divisorias, su desarrollo durante varios milenios,
favorecería una muy baja resolución del registro material. A eso se le agrega la instauración
de condiciones de preservación poco propicias para los restos de origen orgánico. Estas
posibilidades limitadas de preservación se apoyan en la elevada bioactividad y las condiciones
geoquímicas (pH bajos) reinantes en los horizontes A de estos suelos.
VII.2.4-TOPOSECUENCIA
Se realizaron 7 sondeos a lo largo de la pendiente desarrollada entre el valle fluvial
(locus NM1) y la divisoria que se ubica hacia el NNE del mismo. Esta pendiente presenta una
inclinación promedio de 4°. El referente del tope de la secuencia es el suelo arado descripto
en el punto anterior (110 m). A partir de allí se realizaron los otros sondeos a 30 m, 25 m, 20
m, 15 m, 10 m y 5 m desde de las cuadrículas excavadas en el sitio NM1 (Figura VII.6).
Los sedimentos fluviales, que alcanzan una potencia superior a los 3 m en la
inmediaciones del cauce actual, se acuñan rápidamente en dirección a la leve lomada que
limita el valle hacia el este. En ella se evidencia el desarrollo de un suelo afectado por el arado
en diferente grado y muy erosionado en determinadas posiciones. Esta toposecuencia muestra
la variedad de contextos en la que puede encontrarse el registro arqueológico en una transecta
perpendicular al cauce del arroyo que incluye las lomadas loéssicas, pendientes y el valle
fluvial. Estas diferentes posiciones en el paisaje repercuten en la resolución, integridad y
2
Estas muestras fueron analizadas por Irina Capdepont Caffa (Comisión Nacional de Arqueología, Uruguay). El
pH fue medido electrométricamente en potenciómetro con electrodo de vidrio, según la técnica de la Carta de
Reconocimiento de Suelos del Uruguay (Irina Capdepont Caffa com. pers. escrita 2000).
332
preservación que pueda tener ese registro (Favier Dubois y Bonomo 2002; Tabla VII.2).
Figura VII.6: Esquema longitudinal de los sondeos estratigráficos
Tabla VII.2: Expectativas arqueológicas a lo largo de la toposecuencia
Sondeos
5-15m
110m
Expectativas arqueológicas
En esta posición cercana al sitio existe un claro
predominio de la sedimentación fluvial.
20m a 25m
30m
Descripción general
Mayor resolución e integridad. Condiciones
geoquímicas favorables para la preservación
de restos orgánicos (óseo, valvas, etc.).
En la actualidad predomina la acumulación.
Es un sector de acumulación al pie de la
Recibe retransporte de materiales y
pendiente. Aquí se evidencia un mayor espesor
de los sedimentos recientes, que pueden provenir sedimentos a favor de la pendiente. Menor
del lavado de la pendiente y de alguna creciente resolución e integridad, procesos de mezcla
horizontal y vertical (palimpsestos).
esporádica del arroyo. Hasta aquí se extiende la
unidad fluvial del Miembro Guerrero, donde
termina de acuñarse.
Predominio de la erosión. Escasa resolución e
Suelo muy erosionado (por debajo de una capa
integridad. Visibilidad potencial en superficie
removida de 17 cm asoma directamente el
horizonte BC). Es el sector de mayor pendiente, de todo el registro arqueológico presente en
el sector a partir de la acción del arado.
la acción del arado (que desagrega el suelo)
Condiciones geoquímicas desfavorables a la
sumada al escurrimiento superficial genera esta
preservación de restos orgánicos.
fuerte erosión.
Suelo arado sin estructura descripto en el punto
Escasa resolución e integridad. Visibilidad
anterior. Fue afectado en sus primeros 40cm, que potencial en superficie de la mayoría del
eliminaron la parte superior del horizonte Bt.
registro arqueológico presente en el sector.
Condiciones geoquímicas desfavorables a la
preservación de restos orgánicos.
VII.3-ESTUDIOS ETNOBOTANICOS
En el sitio en posición estratigráfica NM1 están siendo realizados análisis fitolíticos
por el Dr. Alejandro Zucol (Laboratorio de Paleobotánica, CICYTTP-Diamante CONICET) y
diatomológicos por la Lic. Beatriz Gutiérrez Tellez (Departamento de Geología, UNS)
333
(Gutiérrez Tellez ms.; Zucol ms.). Las investigaciones etnobotánicas que se están
desarrollando apuntan a definir los componentes micropaleobotánicos de la matriz
sedimentaria del sitio con el objeto de reconocer las comunidades vegetales representadas
(más que las especies particulares). Los propósitos de estos estudios son evaluar aspectos
paleoambientales y comparar los componentes vegetales de los sedimentos con el contenido
depositado en dos molinos hallados en estratigrafía. De acuerdo a la fertilidad del depósito,
los análisis se centraron en los microfósiles de naturaleza silícea que incluyen: fitolitos,
diatomeas, espículas de espongiarios y quistes de crisostomatáceas (Zucol et al. 2003).
En el país el estudio de la composición fitolítica de las secuencias sedimentarias de
sitios arqueológicos ha comenzado a desarrollarse en el noroeste argentino (Wurschmidt y
Korstanje 1998-99) y en el Sistema Serrano de Tandilia (Osterieth et al. 2002; Zucol et al.
2002). Recientemente, se han efectuado análisis de fitolitos para identificar los elementos
vegetales procesados en materiales de molienda arqueológicos en el noroeste (Babot 2001).
Los fitolitos son partículas microscópicas de sílice amorfas formadas en células de tallos,
hojas e inflorescencias de algunas plantas. Los fitolitos son cuerpos silíceos muy resistentes
por lo que se preservan bien en suelos y sedimentos. El estudio de estos restos se constituye
en una herramienta elemental para evaluar la utilización antrópica de vegetales en sitios
arqueológicos y reconstruir las asociaciones botánicas de los ambientes del pasado en
regiones donde la preservación de otros restos vegetales es generalmente mala (Pearsall
1982), como es el caso de la Pampa Húmeda. Por su parte, el análisis de diatomeas (Clase
Bacillariophyceae) halladas en los sedimentos complementa la reconstrucción de
paleoambientes debido a la gran sensibilidad de estas algas frente a los cambios físicos y
químicos del medio.
En NM1 se analizaron cinco muestras correspondientes a las cuatro unidades
estratigráficas I, II, III y IV (dos muestras de la unidad II) identificadas en el perfil 2 del sitio
(Figura VII.2). Paralelamente, se estudiaron cuatro muestras provenientes de la limpieza de
las superficies duras, tanto de la cara activa como de la superficie no activa de los dos molinos
(M1 -pieza nro. T3.20.12- y M2 -nro. 2/O.18.125-) recuperados (Figura VII.7)3.
3
Los preparados microscópicos y las muestras sedimentarias fueron incorporados a la Colección del Laboratorio
de Paleobotánica del CICYTTP-Diamante (CDPalbo-mic) y al Repositorio del Laboratorio de Procesamiento de
material sedimentológico y paleontológico de esta institución, respectivamente (muestras nros. 408 a 412 y 367 a
370).
334
Figura VII.7: Microfósiles de naturaleza silícea hallados en los sedimentos del perfil 2 de
NM1 con la ubicación de las muestras (408 a 412) y los molinos estudiados (M1 y M2)
335
Es necesario tener en cuenta que las posibilidades de incrustación de material botánico
durante el uso de estos molinos con superficies duras son escasas. A esto se le suma el hecho
de que los mismos fueron hallados en el seno de los sedimentos de la unidad III donde se han
registrado numerosos microfósiles vegetales. Por estos motivos la metodología aplicada en
estos estudios consistió en un muestreo conjunto de las caras activas de los molinos (o con
rastros de utilización) y de los sedimentos adheridos a sus superficies no activas con la
finalidad de comparar entre las asociaciones de estas muestras y las obtenidas a partir de los
sedimentos del perfil 2. De este modo, es posible establecer si existe alguna variación
significativa entre las muestras de las caras activas de los molinos con las restantes y, en caso
positivo, si las diferencias pueden ser producto de la utilización de estos artefactos.
VII.3.1-RESULTADOS DEL ANALISIS DE LAS MUESTRAS DEL PERFIL 2
Los resultados obtenidos de los análisis (Zucol ms.) permiten hacer la siguiente
síntesis de acuerdo a las diferentes evidencias halladas (Figura VII.7). En lo referente a los
restos no-botánicos, se destaca la presencia de la esponja eurihalina Ephydatia ramsayi
(aunque está presente en todas las muestras se registra sobre todo en la de la unidad IIa). El
registro de esta especie indica un predominio en estos sedimentos de esponjas de subregiones
templadas por sobre las de climas más cálidos (Ezcurra Drago 1995). En cuanto a la
distribución de los estomatocistos de algas crisostomatáceas, la misma muestra un marcado
incremento en las unidades III y II, con un máximo en la parte inferior de esta última (IIb). En
forma generalizada, estos quistes son indicativos a nivel ambiental de un factor de estrés,
como por ejemplo una estacionalidad marcada con un período seco pronunciado (Bertoldi de
Pomar 1973).
En lo referente a los fitolitos articulados, poseen una distribución bastante homogénea
a lo largo del perfil con mayores frecuencias en las unidades IIb y I. Su origen anatómico y
sistemático se asocia al grupo de las gramíneas. Poseen una marcada afinidad con los grupos
arundinoideos y pooideos de la familia Poaceae. En la actualidad los pastizales de la región
pampeana se encuentran dominados por ambos grupos templado/templado fríos, donde son
características las flechillas stipeas y festuceas. Dentro de los arundinoideos se reconocen
fitolitos que indicarían la presencia del género Cortaderia. Esta evidencias indican que es
posible que estén asociados elementos del flechillar con cortaderales como sucede hoy en día
en ciertas zonas marginales a los arroyos pampeanos. En contraposición, existe una escasa
representación de fitolitos de naturaleza panicoide templado cálido/cálidos, como los que
336
dominan en las praderas con especies de los géneros Panicum y Paspalum (pasto miel, pasto
horqueta, etc.). Esto marca una preponderancia de las gramíneas de ambientes templados por
sobre las de sectores cálidos, como también se observa en los fitolitos no articulados.
Sistemáticamente, los fitolitos no articulados mostraron, principalmente, el registro de
gramíneas y ciperáceas. El hallazgo de escasas estegmatas de palmeras en la unidad I del
perfil posee un origen incierto, ya que esta familia no es característica de la flora regional.
Cabe la posibilidad de que estos restos sean producto del aluvio actual, dado que estos
vegetales alóctonos han sido plantados en el área. Además, los sedimentos de la unidad I han
sido afectados por el arado, por lo cual pudieron haberse incorporado fitolitos de especies
introducidas con posterioridad a la depositación de los sedimentos (véase Pearsall 1982: 868).
En referencia a los fitolitos no articulados no-graminoides, se encontraron restos de afinidad
ciperoides, sobre todo en la unidad II, en correspondencia al origen palustre de estos
sedimentos.
En lo que respecta a los fitolitos graminoides, entre los de menor tamaño dominan a lo
largo del perfil los tipos de afinidad arundinoide (morfotipo denominado Estrobilolitas) que
en la región se vinculan con los cortaderales (en especial en las unidades III, II y I). En menor
frecuencia, se registran los morfotipos Halteriolitas y Doliolitas, mostrando un predominio de
los fitolitos arundinoideos (también característicos de los cortaderales) por sobre los
panicoideos (géneros actuales: Panicum y Paspalum), sobre todo a partir de la unidad IIb
hacia abajo de la secuencia. Esta relación también se encuentra manifiesta en referencia al
otro grupo de gramíneas templadas como las pooides típicas de los pastizales (stipeas y
festuceas).
Entre los fitolitos de mayor tamaño o macrofitolitos se destacan: Prismatolitas (a lo
largo de todo el perfil), Aculeolitas (en especial en las muestras de las unidades IV y I),
Flabelolitas (con un marcado pico de abundancia en III y IIb) y Poligonales (con un pico
mayor en IIa y I). Es necesario aclarar que en general estos morfotipos no son
sistemáticamente diagnósticos, ya que se encuentran presentes en los distintos grupos, por lo
cual brindan información paleoambiental en asociación con otros fitolitos más que de forma
aislada. Al respecto cabe destacar que la mayor representación de células buliformes
silicificadas en las gramíneas responde principalmente a un factor de estrés, principalmente
hídrico. Ante esta situación la planta reemplaza gran parte de su tejido por elementos silíceos.
Pero en este caso particular, también impide la apertura y cierre de la lámina foliar, acción de
la que son responsables estas células motoras. Por lo cual, si bien la abundancia de este tipo
de fitolitos en el ciclo anual de la planta se vincula con la incidencia del clima sobre los
337
fenómenos biológicos de ritmo periódico, en una mayor escala temporal, su frecuencia puede
relacionársela con factores ambientales adversos en ciertas partes del ciclo del vegetal, como
sequías pronunciadas.
En el caso de las diatomeas (Gutiérrez Tellez ms.), para la reconstrucción ambiental se
tomaron en cuenta variaciones en caracteres autoecológicos, como modo de vida, salinidad y
trofismo, los que permitieron realizar observaciones preliminares sujetas a un estudio
posterior más intensivo. En las cinco muestras del Perfil 2 se registraron 25 taxa de diatomeas,
variando las especies dominantes en las unidades estratigráficas en relación con cambios
fisicoquímicos del ambiente. Se determinaron tres grupos de asociaciones, discriminadas a
partir de los porcentajes relativos de las especies y sus afinidades ecológicas: el grupo de
Achnanthes lanceolata (unidad IV) correspondiente a una asociación de diatomeas adaptadas
aguas dulces a levemente salobres (oligohalobias indiferentes), bentónicas y epífitas; el grupo
de Hyalodiscus subtilis (unidades III, IIa y I) que se trata de una asociación de diatomeas
salobres (mesohalobias), bentónicas y, salvo en I, epífitas; y el grupo de Diploneis smithii
(unidad IIb) correspondiente a una asociación con predominio de diatomeas salobres
(mesohalobias), bentónicas y epífitas, con mayor diversidad de especies pero con frecuencias
relativas bajas.
VII.3.2-DISCUSION EN TORNO A LOS AMBIENTES DEL PASADO
Como primera consideración con relación a la interpretación paleoambiental de la
secuencia de NM1, es que en los contextos culturales se dificulta la diferenciación entre los
fenómenos antrópicos y ecológicos. Por un lado, en el caso particular de NM1, esto se debe a
que el sitio está expuesto a los factores fluviales y lacustres que han regido gran parte de la
depositación sedimentaria. Por otro lado, tal como sucede con los restos faunísticos, parte de
los componentes vegetales identificados en el sitio (o sus frecuencias) pueden no responder,
en forma exclusiva, a la disponibilidad natural de la paleovegetación. Sin embargo, es
probable que gran parte de los restos vegetales hallados en el sitio provengan de sus
alrededores, por lo cual estas primeras evidencias si son utilizadas con cautela permiten una
aproximación a los ambientes del pasado (Pearsall 1982).
Para la secuencia estudiada, los registros de fitolitos y espículas de espongiarios
analizados permiten estimar un clima templado sobre la base de la presencia de Ephydatia
ramsayi en vinculación con un registro fitolítico dominado por elementos arundinoideos y
poaoideos (característicos de los flechillares y los cortaderales). Cabe aclarar entonces que las
338
paleocomunidades descriptas son de carácter microregional en relación principalmente a los
microambientes creados en torno a los factores fluviales y lacustres dominantes de esta área,
no obstante, esto posibilita discutir las condiciones generales en el ámbito regional.
Con relación a las variaciones a lo largo de la secuencia, las asociaciones de fitolitos,
espículas de espongiarios y quistes de crisostomatáceas permiten reconstruir la siguiente
secuencia. Estas asociaciones en las unidades IV (Miembro Guerrero) y III (paleosuelo),
permiten estimar la presencia de un clima templado–templado frío y húmedo. La asociación
de la parte inferior de la unidad II (IIb) muestra un cambio en las condiciones climáticas hacia
períodos de mayor aridez y estacionalidad climática. Estas condiciones se encuentran
claramente demarcadas por la abundancia de estomatocistes, un fuerte incremento en las
frecuencias de fitolitos articulados y, entre los no articulados, de Flabelolitas y Poligonales.
La asociación de la parte superior de la unidad II (IIa) evidencia el reinicio de condiciones
templado húmedas. Esto se demuestra a partir del hallazgo de un banco de diatomeas, el
incremento de restos silíceos de espongiarios y una notable caída de las abundancias relativas
de estomatocistes, fitolitos articulados y no articulados del tipo de las Flabelolitas. Estos datos
se relacionan con condiciones climáticas más cálidas y mayor disponibilidad de humedad. En
el ámbito local también puede estar asociado con un reemplazo florístico de una comunidad
marginal a los cuerpos de agua por otra de netas características palustres, como lo demuestran
los fitolitos de ciperáceas en esta unidad (IIa). Este reemplazo por una comunidad palustre
puede ser la causa de la aparición de microrrestos "carbonizados" hallados en estas muestras
sedimentarias. Esto sería consecuencia de la depositación de materia orgánica bajo
condiciones anaeróbicas reductoras propias de este tipo de ambiente. La asociación de los
sedimentos de la unidad I describe una vegetación de pastizal de clima templado–templado
cálido (la comunidad actual con estas particularidades es el flechillar). Esta unidad presenta
fitolitos de arundinoideas y poaoideas, aunque también de panicoideas. Además, muestra una
drástica disminución en la abundancia de espículas, lo cual en su conjunto pueden hacer
referencia a condiciones algo más cálidas que en las asociaciones subyacentes.
A partir de los estudios diatomológicos y considerando la depositación temporal de los
sedimentos (de base a techo), se observa que los resultados no se ajustan completamente a los
de los fitolitos (sobre todo en las unidades III y IIb). La secuencia comienza con un cuerpo de
agua dulceacuícola somero (unidad IV). Los sedimentos que sobreyacen se depositan en un
ambiente similar de tipo salobre probablemente generado por una reducción del nivel de agua
(unidades III a I). El reemplazo de las especies de diatomeas dominantes podría indicar un
aumento relativo en las condiciones generales de aridez (unidad III). La secuencia continua
339
con características salobres semejantes pero con una mayor diversidad de especies debida a
una posible acentuación en el nivel de agua por precipitaciones (unidad IIb). Hacia el final de
la sucesión, las diatomeas son netamente salobres, con un aumento en el número de epífitas,
lo que señala un incremento de macrófitas asociadas y un alto contenido en nutrientes, tal cual
lo muestra la abundancia de diatomeas eutróficas (unidad IIa). Para concluir, el análisis
preliminar de la composición y agrupamiento de las diatomeas de los sedimentos extraídos del
sitio arqueológico NM1 indica que estos fósiles varían en respuesta a cambios en los factores
ecológicos. Estos primeros resultados de las asociaciones microfosilíferas muestran que la
secuencia completa corresponde a un cuerpo de agua somero, sin conexión marina, con
vegetación en sus márgenes y características de inestabilidad. Esto último pudo deberse a
transiciones en las condiciones de salinidad (diatomeas oligohalobias indiferentes hasta
mesohalobias) y a fluctuaciones en el aporte de agua por precipitación y evaporación, como lo
demuestra la abundancia relativa complementaria de fitolitos frente a la de diatomeas y
espículas (Gutiérrez Tellez ms.; Zucol et al. 2003; Zucol ms.).
VII.3.3-INTERACCION ENTRE LAS PLANTAS Y LAS POBLACIONES HUMANAS:
LOS MOLINOS ANALIZADOS
El análisis de los sedimentos adheridos a la superficie de los molinos (Figura VII.8),
mostró a primera vista el registro de materia orgánica amorfa coloreada (en particular en la
muestra de la superficie activa del M1, que es la que tiene mayor abundancia de estos restos),
como así también cierta tinción en los restos silíceos hallados (Figura VII.9). En lo referente a
los microrrestos no-fitolíticos se encontraron estomatocistos, espículas de esponjas y
diatomeas en estos sedimentos. En el estudio fitolítico se observaron restos en su mayoría de
naturaleza graminoide. El análisis de las asociaciones fitolitos de M1 y M2 con respecto a la
de la muestra 411 no presenta diferencias significativas entre sus componentes. Por otra parte,
contrariamente a lo esperado por el uso de los molinos, cabe destacar la similitud en el estado
de preservación de los fitolitos en ambas asociaciones, principalmente en lo que a desgaste
superficial y grado de ruptura respecta.
Los materiales de molienda analizados en NM1, en general, debido a la falta de
incrustaciones de restos vegetales y a la ausencia de trazas de desgaste en los mismos, no
brindarían información etnobotánica directa de la utilización de estos artefactos. El estudio
comparativo de las muestras sedimentarias de los molinos con respecto a las muestras de los
sedimentos de la unidad III mostró escasa variación composicional. Esto se observa tanto en
340
lo referente a la diversidad de los elementos no fitolíticos como al detalle de las asociaciones
fitolíticas que poseen frecuencias equiparables. La posibilidad de utilización de todas las
plantas productoras de fitolitos presentes en los alrededores del sitio resulta difícil de
justificar. Por lo tanto, debido a la variabilidad de recursos vegetales registrados en los
molinos y a la falta de un sesgo con relación a los restos observados en los sedimentos de la
unidad III donde se hallaban estos artefactos de molienda, no se puede afirmar que los
mismos fueron utilizados para el procesamiento en forma intensiva de recursos vegetales
productores de fitolitos.
Figura VII.8: Molinos analizados hallados en NM1
Figura VII.9: Vista general de los fitolitos y materia orgánica coloreada hallada en los
sedimentos adheridos a los molinos
341
Cabe destacar que en las muestras de los molinos se observan diferencias en el registro
de materia orgánica y de restos silíceos coloreados de un rosado intenso. Así, en estos casos
particulares estas distinciones podrían estar asociadas con algún tipo de utilización de los
molinos, que puede estar evidenciada en la presencia de restos carbonosos y fitolitos
graminoides de afinidad incierta cuya matriz silícea muestra turbidez que puede estar
ocasionada por la presencia de materia orgánica en el ópalo organógeno. El registro de restos
coloreados que están ausentes a lo largo de las muestras de la secuencia sedimentaria del
perfil 2 es la evidencia más clara. Esto significa que los molinos pudieron ser usados para el
procesamiento de sustancias orgánicas de coloración particular o de sustancias a las que se les
daba esa tonalidad rosada, cuyo origen se desconoce mediante las evidencias aquí recabadas
(Zucol ms.).
En general, los materiales de molienda son utilizados para abordar las estrategias de
subsistencia e inferir de manera indirecta cambios en las economías del pasado (Adams 1999;
Wright 1994). En el Area Interserrana los morteros, molinos y manos han sido generalmente
asociados con la explotación de recursos alimentarios, fundamentalmente vegetales (Crivelli
Montero et al.1987-88 a; Martínez 1999; Ormazabal 1999; Politis 1984 a). Entre otros
aspectos, la abundancia de estos elementos fue empleada por Martínez (1999) como un
indicador de una intensificación en la explotación estacional de los recursos vegetales
recolectados (y tal vez de carne seca; Crivelli Montero et al. 1987-88 a; Ormazabal 1999)
durante el Holoceno tardío. De esta forma, se ha propuesto que en este momento se habría
producido un incremento en la dieta del consumo de productos como frutos y legumbres,
hecho que se apoya en los patrones de desgaste y las elevadas frecuencias de caries para el
Holoceno tardío final (L'Heureux 2000). Sin embargo, salvo por las referencias escritas de
momentos posthispánicos, no se han presentado evidencias que impliquen el molido de
productos alimentarios con estos instrumentos líticos. Los únicos datos directos de la
utilización de los materiales de molienda del Area Interserrana provienen del registro de
pigmentos minerales pulverizados (véase capítulo V). Los primeros resultados generados a
partir de los estudios etnobotánicos de los molinos de NM1 apoyarían en cierta medida esta
idea, es decir, el desarrollo de actividades de procesamiento de pigmentos no minerales
durante el Holoceno tardío.
342
VII.4-SITIOS
EN
POSICION
SUPERFICIAL
DE
LA
LOCALIDAD
ARQUEOLOGICA NUTRIA MANSA
VII.4.1-CONSIDERACIONES
ACERCA
DE
LOS
SITIOS
ARQUEOLOGICOS
UBICADOS EN CAMPOS ARADOS
Las comunidades vegetales que cubren la superficie del terreno, junto con los procesos
sedimentarios que caracterizan la Pampa Húmeda, conducen a que gran parte de la evidencia
arqueológica provenga de sectores sujetos a actividades agrícolas. Por esta razón es necesario
integrar la información proveniente de los materiales expuestos por dichas actividades a la
investigación arqueológica (Crivelli Montero et al. 1987-88 a.; Gómez Romero 1999;
Martínez 1999; Politis 1984 a). Estudios empíricos sobre los procesos de formación de sitios
en zonas aradas muestran que los procesos que afectan estos sitios no son tan destructivos
como se asumía con anterioridad. Distintos autores (Ammerman 1985; Dunnell y Simek
1995; Lewarch y O´Brien 1981; Prost 1989; Schiffer et al. 1978; Steinberg 1996) han
propuesto que:
- Los materiales arqueológicos sujetos a las actividades agrícolas sufren un desplazamiento
horizontal que varía entre 0,6 y 5 m de promedio, con traslados máximos en torno a los 20 m
transformando progresivamente sus patrones espaciales originales.
- Los materiales líticos sometidos a la acción del laboreo agrícola presentan daños producidos
por la fuerza mecánica de los discos de metal como rayas, diversos tipos de fracturas y en
algunos casos pequeños lascados similares a retoques.
- Los objetos más frágiles, como la alfarería, sufren una notable reducción de su tamaño por
fracturas producidas cuando estos objetos atraviesan la matriz sedimentaria.
- Los materiales orgánicos están ausentes (o muy degradados) en sitios sometidos
continuamente al trabajo agrícola intenso.
- La probabilidad de hallar artefactos depende del tamaño y la densidad artefactual del sitio.
También influye la dirección, la frecuencia y el tipo de maquinaria utilizada en el roturado de
la tierra.
- La visibilidad arqueológica de los materiales está afectada por la existencia de
precipitaciones previas a las recolecciones, así como de las propiedades físicas de los
materiales como el tamaño, la forma y el color.
- Los materiales arqueológicos de mayores dimensiones van a estar sobrerrepresentados en las
recolecciones superficiales, debido a que los ítems más grandes son acarreados con mayor
343
frecuencia a la superficie por el arado.
- En las superficies aradas es común el hallazgo de elementos recientes, es decir, depositados
en edades posteriores al comienzo de las actividades agrícolas en la región (loza, vidrio,
plástico, etc.).
Por lo tanto, gran parte de los artefactos hallados en estos sitios sometidos a
actividades agrícolas se encuentran fuera del área de depositación primaria, aunque dispersos
a corta distancia dentro de la superficie ocupada por las poblaciones humanas que los
produjeron. Si bien los sitios en campos arados pueden representar palimpsestos, los
desplazamientos horizontales no son de gran magnitud. Por este motivo, pueden realizarse
inferencias generales basadas en su ubicación espacial actual (Dunnell y Simek 1995;
Lewarch y O´Brien 1981; Steinberg 1996). Es preciso considerar que bajo estas condiciones
parte de los materiales, como los restos óseos, no se preservan a lo largo del tiempo, mientras
que otros elementos, como la cerámica y los artefactos líticos de pequeñas dimensiones, están
subrepresentados en la muestra recuperada con relación a la proporción real de otras piezas de
medidas mayores (p. ej. morteros). Sin embargo, en estos sitios se pueden evaluar, entre otros,
aspectos relacionados con las tendencias tecnológicas asociadas a la producción de materiales
líticos y a la explotación de rocas en escalas locales y regionales.
VII.4.2-SITIO ARQUEOLOGICO EN POSICION SUPERFICIAL NUTRIA MANSA 1
[NM1(SUP)]
El sitio NM1(sup) se ubica en la Ea. El Rincón en el partido de Gral. Alvarado. El
mismo fue localizado en la parcela contigua al arroyo homónimo (potrero nro. 6), donde se
encuentra el sitio en posición estratigráfica Nutria Mansa 1 (Figura VII.10). La superficie
donde se recuperó el material posee un largo de 800 m por un ancho máximo de 120 m
aproximadamente. A los efectos de lograr un mayor control espacial, los restos arqueológicos
fueron recuperados mediante ocho transectas paralelas trazadas sobre el campo arado,
siguiendo los procedimientos referidos en el capítulo IV. Parte del material también fue
hallado en una huella de vehículos adyacente al mismo. El sitio arrojó una densidad media de
0,004 artefactos líticos por m2, la cual es muy baja.
344
Figura VII.10: Vista general de los sitios arqueológicos de la Localidad Nutria Mansa
En NM1(sup) fueron recuperados 123 artefactos líticos, 8 rodados costeros sin
modificación antrópica, 2 fragmentos de bivalvos marinos (uno de ellos posiblemente
corresponde a Glycymeris longior), restos óseos de mamíferos indeterminados, fragmentos de
vidrio y loza, así como varios elementos de plástico. Cabe aclarar que en el análisis de los
materiales líticos de esta localidad no se introdujeron variantes a las propuestas explicitadas
en el capítulo VI. La mayor parte de los artefactos fue elaborada en materias primas del
interior, mientras que una proporción menor fue manufacturada en rodados costeros. La roca
más representada es la ortocuarcita de la Formación Sierras Bayas (58,5%), seguida por
distintas clases de rodados (basalto, andesita, riolita y sílice; 30,1% en total), la ftanita (7,3%)
y otras materias primas minoritarias (ortocuarcita de grano grueso de la Fm. Balcarce,
dolomía silicificada, arenisca, granito e indeterminadas; 4,1% en total). La corteza se observa
en un 24,4% del conjunto. Como se muestra en la Tabla VII.3 las categorías artefactuales más
representadas consistieron en desechos de talla, seguidos por los instrumentos y los núcleos.
La técnica bipolar está presente, en términos amplios (teniendo en cuenta la categoría de
"probables bipolares"; véase capítulo VI), en un 21,9% del conjunto artefactual. Además, en
este sector y sus alrededores fueron recolectados por el Sr. Néstor Ibargoyen, encargado de la
Ea. El Rincón, 4 núcleos de cuarcita de grano fino, 4 morteros/molinos, 2 manos y 19 bolas
de boleadora que fueron analizados en el capítulo V.
345
Tabla VII.3: Categorías generales de artefactos líticos de NM1(sup)
Origen de la
Instrumentos
Núcleos
Desechos
Total
%
materia prima
T
L
T
L
T
L
Costa
1
3
3
7
1
22
37
30,1
Interior
9
21
2
13
41
86
69,9
Total
10
24
3
9
14
63
123
%
27,6
9,8
62,6
100
Referencias: T=transectas y L=límites de las transectas (materiales hallados fuera
de las transectas).
Instrumentos
El grupo tipológico más representado entre los instrumentos manufacturados por
lascados es el de los filos bisel asimétrico (filo lateral largo y corto; 26,6%), seguido por las
raederas (filo lateral largo, frontal largo, filos bilaterales, convergentes en punta y doble
convergentes en punta y en ápice romo; 17,7%), los raspadores (filo frontal corto,
frontolateral y perimetral; 14,7%), los fragmentos no diferenciados de filos formatizados
(8,8%), los artefactos de formatización sumaria con microrretoque sumario, las puntas de
proyectil apedunculadas y las preformas (2,9% cada una). Estos instrumentos han sido
tallados sobre lascas angulares, de arista, secundarias, bipolares y planas, mediante retoques y
microrretoques marginales unifaciales y, en menor medida, retoques extendidos bifaciales.
Entre los instrumentos elaborados por picado, abrasión y/o pulido se registraron morteros y
molinos (8,8% del total de los instrumentos) y bolas de boleadora sin surco (2,9%). También
se hallaron instrumentos modificados por uso como percutores (de los cuales uno posee
hoyuelos en una de sus caras) y artefactos con superficies muy pulidas que fueron clasificados
como sobadores (5,9% cada uno) (Figura VII.11).
La materia prima más frecuente en los instrumentos es la cuarcita de grano fino
(64,8%), seguida por la ftanita (8,8%), la cuarcita de grano grueso, el basalto y los rodados
costeros indeterminados (5,9% cada una) y, por último, el granito, la arenisca, y las
indiferenciadas (2,9% cada una). Del total de los mismos un 52,9% no presentan fracturas.
Los tamaños más representados en las piezas enteras son el mediano pequeño, el mediano
grande y el grande (5 cada uno), mientras que el muy grande posee una representación menor
(n=3).
346
Figura VII.11: Grupos tipológicos representados en NM1(sup)
F.B.A.
RASP
2
RAE
2
F.N.D.
9
3
A.F.S.
1
PUNT
PREF
BOLA
1
1
1
5
3
6
MORT
PERC
SOB
Referencias: F.B.A.=filo bisel asimétrico, RASP=raspador, RAE=raedera, F.N.D.=fragmento no diferenciado de
filo formatizado, A.F.S.=Artefacto de formatización sumaria, PUNT=punta de proyectil, PREF=preforma,
BOLA=bola de boleadora, MORT=mortero o molino, PERC=percutor y SOB=sobador.
Núcleos
La mayoría de los núcleos fueron manufacturados en rodados costeros por medio de la
técnica bipolar, presentando abundante reserva de corteza. En cambio, los núcleos tallados
sobre ftanita no poseen corteza y están agotados o son cuerpos centrales bipolares. Del total
de núcleos un 83,3% no presentan fracturas. El tamaño predominante de los núcleos enteros
es el mediano pequeño (n=5), seguido por el mediano grande con (n=4) y el grande (n=1).
Desechos de talla
La mayoría de los desechos de talla son lascas (83,1%), de las cuales un 45,3% están
enteras; los restantes son desechos no clasificables e indeterminados. Dentro de los
indeterminados fueron registrados un desecho de cuarcita de grano grueso, que probablemente
corresponda a un fragmento de un instrumento manufacturado por abrasión, picado y pulido y
un desecho de ftanita muy espeso con más de dos caras, por lo que podría ser considerado
como un chunk. El tamaño más representado en lascas enteras es el mediano pequeño
(55,1%), seguido por el pequeño (31,1%), el mediano grande (10,3%) y el muy pequeño
(3,5%).
Entre las lascas obtenidas a partir de rodados costeros (n=20) predominan las bipolares
con corteza (45%), seguidas por las primarias (30%), las secundarias (15%) y las angulares
347
(10%). Entre las lascas de cuarcita de grano fino y ftanita (n=44) las más frecuentes son las
angulares (56,8%), seguidas por las de arista (15,9%), las bipolares sin corteza (13,6%), las
planas (6,8%), las secundarias (4,6%) y las de adelgazamiento bifacial (2,3%) (Figura
VII.12).
Figura VII.12: Tipos de lasca registrados en NM1(sup)
30
Frecuencia
25
20
15
Costa
10
Interior
5
0
PR
SE
AN
AR
PL
AB
BI
Tipo de lasca
Referencias: PR=primaria, SE=secundaria, AN=angular, AR=de arista, PL=plana, AB=de adelgazamiento
bifacial y BI=bipolar.
VII.4.3-SITIO ARQUEOLOGICO EN POSICION SUPERFICIAL NUTRIA MANSA 2
[NM2(SUP)]
El sitio se ubica en las Eas. Nutria Mansa y La Maruja en el partido de Lobería (Figura
VII.10). El mismo se localiza en tres potreros contiguos entre sí y adyacentes al arroyo Nutria
Mansa. Los materiales fueron recuperados en diez transectas paralelas, cuando el campo se
encontraba arado. La superficie donde se halló el conjunto artefactual tiene un largo de 2000
m por un ancho máximo de 100 m. El sitio posee una densidad media mayor que la observada
en NM1(sup), habiéndose registrado 0,04 artefactos líticos por m2.
En NM2(sup) fueron recuperados 867 artefactos líticos, 3 fragmentos de pigmento
mineral rojo (uno con estrías y caras planas que evidencian su utilización por frotamiento), 3
tiestos de alfarería lisa, 1 fragmento rodado de Mollusca indet. (marino) y 86 rodados costeros
sin modificar con longitudes máximas que varían entre 7,5 y 2,5 cm. A su vez fueron hallados
fragmentos óseos indeterminados, algunos de ellos quemados o calcinados, fragmentos de
vidrio, loza, ladrillo y varios rodados muy pequeños (menores a 1 cm) de materias primas
semejantes a las costeras, que probablemente sean parte del sedimento.
348
Los artefactos fueron elaborados principalmente en rocas del interior y en menor
medida en rodados costeros. La materia prima más representada es la cuarcita de grano fino
(76,2%), seguida por los rodados (basaltos, andesitas, riolitas, etc.; 12,3% en total), la ftanita
(8,9%) y otras (2,6%). La corteza está presente en un 14,2% de los elementos. Como se
observa en la Tabla VII.4 los artefactos más frecuentes son los desechos de talla, seguidos por
los instrumentos y los núcleos. La técnica bipolar fue registrada en un 15,3% del conjunto
lítico. Cabe notar que, al igual que en NM1(sup), en este sitio además fueron recuperados por
los Sres. Ibargoyen y Mina, encargados de las Eas. El Rincón y Nutria Mansa
respectivamente, 1 núcleo de cuarcita de grano fino, 10 morteros/molinos, 7 manos, 9 bolas
de boleadora y 1 yunque que, como en NM1(sup), no son incluidos entre los datos
cuantificados en este apartado (véase capítulo V).
Tabla VII.4: Categorías generales de artefactos líticos de NM2(sup)
Origen de la
Instrumentos
Núcleos
Desechos
Total
materia prima
T
L
T
L
T
L
Costa
3
1
31
26
28
18
107
Interior
62
59
1
5
395
238
760
Total
65
60
32
31
423
256
867
%
14,5
7,2
78,3
Referencias: T=transectas y L=límites de las transectas.
%
12,3
87,7
100
Instrumentos
El grupo tipológico de los instrumentos manufacturados por lascados más
representado es el de las raederas (filo lateral largo, filos bilaterales, convergentes y doble
convergentes en punta y en ápice romo; 29,6%), seguido por los raspadores (filo frontal corto,
frontolateral y perimetral; 25,6%), los fragmentos no diferenciados de filos formatizados
(15,2%), los filos bisel asimétrico (filo lateral largo y corto; 12,8%), los artefactos de
formatización sumaria (con retoque o microrretoque sumario, esbozos de piezas bifaciales,
fragmentos no diferenciados; 9,6%) y las muescas retocadas (0,8%). Estos instrumentos han
sido elaborados fundamentalmente sobre lascas angulares, de arista y bipolares mediante
retoques y microrretoques marginales unifaciales. Los artefactos confeccionados por picado,
abrasión y/o pulido están representados por bolas de boleadora sin surco (2,4% del total de
instrumentos), morteros (1,6%; uno posee hoyuelos en su parte inferior) y manos (0,8%).
Además fueron recuperados dos percutores sobre rodados costeros (1,6%; uno tiene hoyuelos
en una de sus caras) (Figura VII.13).
349
Figura VII.13: Grupos tipológicos representados en NM2(sup)
F.N.D.
MUE
RASP
12
16
37
RAE
2
F.B.A.
3
A.F.S.
1
32
1
19
2
MORT
BOLA
MAN
PERC
Referencias: F.N.D.=fragmento no diferenciado de filo formatizado, MUE=muesca retocada, RASP=raspador,
RAE=raedera, F.B.A.=filo bisel asimétrico, A.F.S.=Artefacto de formatización sumaria, MORT=mortero,
BOLA=bola de boleadora, MAN=mano y PERC=percutor.
La materia prima más representada en el total de los instrumentos es la cuarcita de
grano fino (82,4%), seguida por la ftanita (9,6%), la cuarcita de grano grueso (4,8%) y, por
último, el basalto (3,2%). Vale la pena advertir que una raedera confeccionada en basalto
posee un importante desarrollo de pátina junto con negativos de lascado más frescos. Del total
de los instrumentos el 49,6% no presentan fracturas. El tamaño de mayor frecuencia en estas
piezas enteras es el mediano pequeño (43,5%), seguido por el mediano grande (29,1%), el
grande (22,6%) y el pequeño (4,8%).
Núcleos
Los núcleos manufacturados en rodados costeros son todos bipolares, poseen reserva
de corteza y uno de ellos presenta en parte de su superficie un gran desarrollo de pátina. La
mayoría de estos núcleos han sido explotados mediante escasas extracciones. En contraste, los
núcleos sobre cuarcita de grano fino y ftanita son principalmente globulosos y están agotados.
También fueron hallados dos núcleos de cuarcita de grano fino de colores blanco y naranja
con presencia de corteza. Estos núcleos amorfos tienen extracciones aisladas multi y
bidireccionales y poseen un peso de 600 y 425 g. Teniendo en cuenta la totalidad de los
núcleos, un 71,4% no presentan fracturas. El tamaño predominante de los núcleos enteros es
el mediano grande (40,1%), seguido por el mediano pequeño (31,1%), el grande (24,4%) y el
pequeño junto con el muy grande (2,2% cada uno).
350
Desechos de talla
Del total de los desechos de talla un 66,8% son lascas, de las cuales un 36,3% están
enteras; el resto son desechos no clasificables e indeterminados. Dentro de los indeterminados
existen 13 desechos de cuarcita y 4 de ftanita, los cuales son muy espesos, de tamaño grande y
algunos con corteza, por lo que algunos pueden ser considerados como chunks. El tamaño
más representado en lascas enteras es el mediano pequeño (43,7%), seguido por el pequeño
(38,8%), el mediano grande (10,3%), el muy pequeño (4,8%) y el grande (2,4%).
El tipo de lasca más representado en las piezas manufacturadas en rodados costeros
(n=41) es la lasca bipolar con corteza (46,4%), seguida por la primaria (34,1%) y la
secundaria (19,5%). En lascas de cuarcita de grano fino y ftanita (n=413) la más abundante es
la angular (53,1%), seguida por la de arista (20,3%), la plana (11,4%), la bipolar sin corteza
(6,8%), la secundaria y la de reactivación (2,6% cada una), la de adelgazamiento bifacial
(1,9%), la de tableta de núcleo y la de flanco de núcleo (0,5% cada una) y, por último, la
primaria (0,3%) (Figura VII.14).
Figura VII.14: Tipos de lasca registrados en NM2(sup)
250
Frecuencia
200
150
Costa
100
Interior
50
0
PR
SE
AN
AR
PL
FN
TN
AB
R
BI
Tipo de lasca
Referencias: PR=primaria, SE=secundaria, AN=angular, AR=de arista, PL=plana, FN=flanco de núcleo,
TN=tableta de núcleo, AB=de adelgazamiento bifacial, R=reactivación y BI=bipolar.
VII.4.4-TENDENCIAS
GENERALES
DE
LOS
CONJUNTOS
DE
LOS
SITIOS
SUPERFICIALES NUTRIA MANSA 1 Y 2
Los materiales líticos de los sitios arqueológicos NM1(sup) y NM2(sup) presentan
marcadas similitudes. A causa de ello las tendencias tecnológicas de ambos contextos serán
discutidas en forma conjunta, aunque sin dejar de hacer referencia a las distinciones de cada
351
caso cuando se considere pertinente. En los dos sitios predominan los desechos de talla sobre
los instrumentos y los núcleos. Los artefactos fueron elaborados en su mayoría en rocas del
interior, sobre todo en ortocuarcita del Grupo Sierras Bayas. En menor frecuencia están
representados los rodados costeros y la ftanita. Con respecto a las materias primas costeras es
importante señalar la mayor abundancia relativa de rodados en NM1(sup) en relación a
NM2(sup), así como a otros sitios ubicados fuera de la línea de médanos (véase capítulo IX).
Esta particularidad ha incidido en el registro de un mayor número de artefactos con corteza y
atributos bipolares en NM1(sup).
En ambos sitios los instrumentos líticos manufacturados por lascados están
constituidos principalmente por raederas, filos bisel asimétrico, raspadores y artefactos de
formatización sumaria. La mayoría de estos instrumentos han sido confeccionados mediante
retoques y microrretoques marginales unifaciales sobre lascas internas de cuarcita y ftanita,
mientras que los elaborados sobre basalto y otros rodados lo están en lascas con corteza. Se
destaca también el hallazgo de un fragmento de punta de proyectil apedunculada, así como de
otros instrumentos con lascados en ambas caras de la pieza y escasas lascas de
adelgazamiento bifacial. También es interesante mencionar la presencia de lascas de
reactivación que indican el desarrollo de actividades relacionadas con el reavivado de los filos
de instrumentos.
Asimismo, se han recuperado instrumentos manufacturados por picado, abrasión y/o
pulido, como materiales de molienda y bolas de boleadora sin surco, sobre ortocuarcita de
grano grueso, arenisca y granito. Si consideramos también los elementos recolectados en estos
sitios por aficionados, se observa que son muy numerosos: 10 manos, 19 morteros/molinos y
32 bolas de boleadora. Entre los instrumentos modificados por uso se registran percutores
sobre rodados y posibles sobadores. Algunos de los percutores y uno de los morteros poseen
hoyuelos que estarían vinculados a su utilización complementaria como yunques.
Al igual que los instrumentos, los núcleos poseen tamaños medianos pequeños,
medianos grandes o grandes y los muy pequeños están ausentes. La mayoría de las lascas
recuperadas son de tamaños mediano pequeño y pequeño, mientras que los muy pequeños
presentan una frecuencia muy baja (inferior al 5%). Debido a esto es muy probable que los
artefactos de menores dimensiones como los desechos de talla estén subrepresentados en la
muestra estudiada debido a las particularidades del registro en zonas sometidas a la actividad
agrícola mencionadas arriba.
La mayoría de los núcleos fueron tallados sobre rodados mediante la técnica bipolar,
presentan corteza y un escaso número de negativos de lascado. Las lascas obtenidas de los
352
núcleos de materias primas costeras son principalmente externas con atributos bipolares,
primarias o secundarias. Además, en estos sitios se han recuperado rodados sin evidencias de
modificación antrópica, los cuales son muy numerosos en NM2(sup). Una situación similar
fue observada en el curso inferior del río Sauce Grande en El Palomar sitio 1, donde se
registraron alrededor de 40 de estas piezas (Austral 1965). Gran parte de estos rodados
naturales acarreados fuera de la playa serían nódulos transportados para su reducción, aunque
algunos poseen medidas máximas inferiores a los 3 cm, causa por la que no han sido tallados.
Es importante destacar que en el sitio NM2(sup) se registraron un núcleo bipolar y una
raedera confeccionados en rodados costeros con pátinas que abarcan casi toda la superficie de
las piezas. Los retoques del instrumento y algunas de las extracciones del núcleo son más
frescas, es decir, posteriores al desarrollo de esta alteración. Estas pátinas son similares a las
de los artefactos líticos que están sujetos a la abrasión eólica en los sitios superficiales
ubicados en la faja de médanos. A partir de la coexistencia de superficies frescas y patinadas
en la misma pieza, se puede sostener que es factible que hayan sido utilizados artefactos
líticos previamente descartados (reclamación) en los talleres costeros para su seguida
reducción y obtención de productos utilizables (véase más adelante una situación similar en
NM1).
Por su parte, los núcleos sobre cuarcita de grano fino y ftanita, a diferencia de los de
rodado, en general no poseen corteza, fueron reducidos mediante percusión directa o bipolar y
están constituidos por cuerpos centrales o piezas agotadas con morfologías globulosas. De
esta forma, la técnica bipolar fue empleada tanto para la reducción inicial de los rodados
como para el aprovechamiento intensivo de la cuarcita y la ftanita. Además, fueron
recuperados dos núcleos amorfos de cuarcita con corteza y con mayores dimensiones que los
anteriormente descriptos, que se agregan a los cinco núcleos grandes de esta materia prima
(4,5 kg de peso máximo) recuperados en ambos sitios por los encargados de las estancias. A
partir de la presencia de estos núcleos grandes tallados por percusión directa y de núcleos
bipolares pequeños de cuarcita y ftanita, se infiere el desarrollo de actividades relacionadas
con su reducción y la extracción de una gran variedad de formas-base de estas materias
primas. Las lascas producidas son en su mayoría angulares, de arista, planas y bipolares
internas. A su vez, se registraron otros elementos vinculados con la reducción y reactivación
de núcleos del interior. Se observan desechos indiferenciados grandes, espesos y con varias
facetas que pueden ser fragmentos de núcleos producidos durante su talla o chunks, así como
lascas secundarias, primarias, de tableta y flanco de núcleo.
A partir del análisis de los materiales líticos se puede concluir que en ambos sitios
353
están representados desde los momentos iniciales hasta los finales del proceso de producción
de artefactos líticos (Carr 1994; Collins 1975; Magne 1989). En otras palabras, las actividades
de talla desarrolladas NM1(sup) y NM2(sup) consistieron en la reducción de núcleos, la
obtención de formas-base, la formatización y el retoque de instrumentos. Los núcleos de
cuarcita, previamente descortezados y formatizados en otro lugar, fueron tallados por
percusión directa. Los núcleos de rodados procedentes de la zona litoral fueron transportados
a los sitios en forma de nódulos y modificados mediante la técnica bipolar. En algunas de las
materias primas del interior también se utilizó esta técnica. Estas tareas fueron efectuadas para
la producción de lascas que se emplearon como formas-base de los instrumentos, cuyos filos
fueron reactivados en algunos casos.
En suma, en NM1(sup) y NM2(sup) se ha descartado una gran variabilidad de
tecnofacturas. A los materiales de molienda y núcleos de cuarcita hallados en estos sitios se
les agrega la presencia de alfarería, de pigmentos minerales y significativas proporciones de
instrumentos manufacturados mediante lascados, los cuales señalan el desarrollo de múltiples
actividades. Estos conjuntos recuperados en grandes superficies aradas pueden representar la
combinación espacial de restos de eventos separados en el tiempo y redundantes. Sin
embargo, dada la presencia de cerámica en NM2(sup) se puede sostener que por lo menos
parte de sus ocupaciones corresponden al Holoceno tardío.
En el caso de NM1(sup), aun cuando está asociado espacialmente con el sitio
estratigráfico NM1 correspondiente al Holoceno tardío, las diferencias de resolución vertical
en los sedimentos depositados en el valle y hacia la divisoria no permiten una vinculación
clara entre ambos contextos (véase Tabla VII.2). Como se ha expresado en la sección
correspondiente a la geología, la zona de disturbación del arado afecta una sección vertical
máxima que abarca unos 40 cm de sedimento. En los sectores de mayor pendiente y en las
divisorias, donde fueron recuperados parte de los materiales de NM1(sup), esto se traduce en
que se puede remover la mayoría o todo el paquete sedimentario correspondiente al
Pleistoceno final-Holoceno tardío. Además, en otras áreas del sitio se observó que la acción
del arado afectaba a la tosca de la Fm. Pampiano que se encuentra a poca profundidad del
suelo actual. Por lo tanto, estas actividades agrícolas podrían haber mezclado y expuesto la
mayoría o la totalidad del registro arqueológico potencialmente presente en estos depósitos
sedimentarios para todo el rango temporal de ocupaciones humanas en la Región Pampeana.
354
VII.5-SITIO ARQUEOLOGICO EN POSICION ESTRATIGRAFICA NUTRIA
MANSA 1
El sitio arqueológico Nutria Mansa 1 está ubicado a los 38° 24' 54,2" S y 58° 15' 50,1"
O, sobre la margen izquierda del arroyo homónimo. El mismo fue localizado durante la
campaña de prospección realizada en el mes de marzo del año 2000, junto con la Lic.
Alejandra Matarrese, la estudiante Alicia Pizul y el Lic. Luciano Prates. En ese momento fue
detectada una serie de restos óseos de Lama guanicoe asociados a una microlasca de cuarcita
en la barranca del curso de agua. A su vez, a unos 80 m aguas arriba del sitio se realizó un
sondeo estratigráfico de 1x1 m donde fueron recuperados materiales faunísticos de guanaco y
artefactos líticos de cuarcita y basalto (véase capítulo IV).
La excavación del sitio NM1 se realizó en cuatro temporadas de campaña: octubre de
2000, marzo-abril de 2001, septiembre-octubre de 2001 y marzo de 2003. Se excavaron cinco
cuadrículas de 2x2 m divididas en sectores de 1x1 m (norte, sur, este y oeste), junto con dos
testigos, totalizando una superficie abierta de 23 m2 (Figuras VII.15 y VII.16). La extracción
del sedimento se realizó siguiendo niveles artificiales de 5 cm de espesor, tomando en cuenta
las unidades estratigráficas naturales. El nivel 0 fue establecido en relación a la superficie del
terreno de la pared este de la cuadrícula 5, donde se encontraba la mayor altura relativa
circundante al sitio. A los efectos de evaluar la distribución vertical y horizontal de cada
hallazgo, los materiales recuperados fueron registrados mediante sus coordenadas
tridimensionales y mapeados en plantas de cada nivel artificial. El sedimento de las cuadrículas
1 y 2 fue tamizado en cernidores de agua con malla romboidal de 1x3 mm de abertura y el de las
cuadrículas 3, 4 y 5 en zarandas secas de 4 mm de malla.
Con el objeto de controlar las alteraciones producidas en el contexto arqueológico, se
registraron aquellos rasgos que permitieran diferenciar la presencia de agentes perturbadores
del depósito, como cuevas, galerías, pozos, presencia de raíces, entre otros. Debido al mal
estado de preservación de la mayoría de los restos faunísticos, los cráneos, mandíbulas, pelvis,
desechos helicoidales y algunos huesos largos se estabilizaron y consolidaron in situ con el
material termoplástico denominado poliacetato de vinilo (PVAC). Luego, estos materiales óseos
fueron extraídos en bloque y embalados. En el laboratorio parte de los restos óseos fueron
sumergidos y pegados con PVAC preparado en distintas proporciones (véase procedimiento en
Peretti y Baxevanis 2002). Estas tareas de conservación fueron llevadas a cabo por el Lic. Catriel
León (FCNyM, UNLP), quien en un principio fue asesorado por el Lic. Roberto Peretti
(INCUAPA, UNCPBA).
355
Figura VII.15: Planta general del sitio NM1
Figura VII.16: Vista general de la excavación del sitio NM1
356
El depósito arqueológico está constituido por dos unidades arqueológicas discretas,
separadas por sedimento estéril: los niveles Superiores y el Componente Inferior. Los Niveles
Superiores se distribuyen de los 25 a los 40 cm de profundidad desde el nivel 0 (niveles
artificiales 1 a 4) y solo presentan escasos materiales por lo que no serán analizados en
detalle. Se hallaron 11 artefactos líticos, 16 astillas óseas de mamífero indeterminado y 2
fragmentos de vidrio. En estos niveles se han recuperado 1 núcleo bipolar de basalto (pieza
nro. 5/O.4.1), 6 lascas y 4 instrumentos sobre cuarcita de grano fino. Los instrumentos están
constituidos por 2 raederas con filo bilateral (nros. 4/O.2.G1 y 2/N.4.1), 1 cuchillo filo
frontolateral (nro. 5/S.3.1) y 1 fragmento no diferenciado de filo retocado (nro. 4/O.2.1).
Estos materiales se encuentran depositados en los sedimentos fluviales edafizados de la
unidad I, dispuestos por encima del Miembro Río Salado de la Fm. Luján. Es importante
remarcar que el sector adyacente al arroyo, donde se encuentra ubicado el sitio, fue arado por
lo menos en dos oportunidades en los últimos 30 años, por lo cual el material de los Niveles
Superiores pudo ser removido y expuesto durante estas actividades agrícolas.
El Componente Inferior posee una amplia distribución que abarca desde los 75 hasta
los 160 cm desde el nivel 0 (niveles artificiales 11 a 28). Está constituido por 2291 artefactos
líticos y 137894 especímenes óseos de distintos taxa. Con respecto a los restos óseos, vale
aclarar que el valor mencionado arriba es un número parcial dado que parte de los huesos
recuperados por medio del cribado de los sedimentos aún no fueron contabilizados. En este
componente además se recuperaron 13 fragmentos de pigmento mineral de colores rojo,
amarillo y anaranjado, 77 ecofactos (65 de los cuales están constituidos por rodados costeros
sin modificación antrópica), 17 concentraciones muy pequeñas o fragmentos aislados de
espículas de carbón y 38 rodados menores a 1 cm que aparentemente están incluidos en forma
natural en la matriz sedimentaria.
En cuanto a la distribución vertical de los materiales del Componente Inferior, se
observa un incremento gradual de los ítems desde los 75 cm a los 120 cm. Entre los 115 y los
125 cm los hallazgos alcanzan su pico máximo constituido por más de 450 restos óseos
recuperados en planta y más de 240 artefactos líticos por nivel. Desde estos niveles a los 135
cm se observan las máximas densidades de elementos. A partir de estas profundidades la
densidad declina de manera marcada, sobre todo a partir de los 140 cm donde los hallazgos
son relativamente escasos (Figura VII.17). Analizando la distribución horizontal, se
distinguen dos zonas de mayor concentración de restos faunísticos alrededor de las cuales los
huesos se hallan dispersos y más fragmentados. Una de estas acumulaciones se encuentra en
la cuadrícula 3 y la otra está en las cuadrículas 4 y 5.
357
Figura VII.17: Distribución vertical de los materiales del Componente Inferior de NM1
70
75
80
85
Niveles artificiales
90
95
100
105
110
115
120
125
130
135
140
Oseo planta
145
Lítico planta
150
Lítico general
155
0
200
400
600
800
1000
Frecuencia de materiales
La mayoría del material arqueológico de este componente se encuentra contenido en
un paleosuelo de gran desarrollo (unidad III, entre 93-103 y 115-123 cm del nivel 04) ubicado
sobre sedimentos fluviales asignados al Miembro Guerrero de la Fm. Luján (unidad IV, de
113-126 cm hasta más de 160 cm del nivel 0). Por encima de esta superficie de estabilización
existen depósitos palustres correlacionables con el Miembro Río Salado de esta misma
formación (unidad IIb, entre 70-82 y 93-103 cm del nivel 0). Algunos de los materiales
también fueron recuperados a partir de la segunda superficie de estabilización del paisaje
desarrollada en los depósitos palustres, mientras que otros se hallaban incluidos en los
sedimentos del Miembro Guerrero en el sector próximo al contacto con el paleosuelo.
VII.5.1-CRONOLOGIA
Las dataciones del sitio NM1 fueron realizadas en dos etapas que arrojaron resultados
diferentes. En una primera instancia se analizó el colágeno de los huesos a los efectos de
4
Es necesario aclarar que los límites de las unidades desde el nivel 0 son variables en los distintos perfiles
estratigráficos relevados debido a la pendiente de la superficie del terreno. Las profundidades incluidas en los
paréntesis son las mayores y menores medidas registradas en los distintos perfiles.
358
evaluar la posibilidad de efectuar dataciones de Carbono 14 con el método estándar. Roberto
Cordero del Instituto de Geocronología y Geología Isotópica (INGEIS, CONICET) analizó
tres restos óseos recuperados a distintas profundidades. Las muestras presentaban un
porcentaje de volátiles (a 500ºC) entre 1,75% y 2,60% (Roberto Cordero com. pers. 2002).
Debido a la falta de preservación del colágeno en los restos óseos indicada por estos análisis
se efectuaron con el Dr. Favier Dubois muestreos del perfil 4 (Figura VII.2) para datar la
materia orgánica de los suelos involucrados en los depósitos del sitio arqueológico. Las
dataciones fueron realizadas por Oxidable Carbon Ratio (OCR) en el Archaeology Consulting
Team, Inc. (ACT) de Essex Junction, Vermoont.
La técnica de OCR consiste en una forma de datación de la materia orgánica y el
carbón contenidos en los suelos, basándose en los cambios bioquímicos que sufre la materia
orgánica carbonizada en determinados contextos a lo largo del tiempo. La edad se obtiene a
partir de una fórmula que vincula la cantidad total y la fracción oxidable de carbón de la
muestra en relación con variables ambientales (específicas del lugar) que afectan la
estabilidad química de la materia orgánica carbonizada. Los principales factores que provocan
estas variaciones del carbón son los regímenes climáticos, el pH, la textura del sedimento y la
profundidad de las muestras con respecto a la superficie del terreno (véase desarrollo
metodológico en Frink 1992, 1994). Estos fechados OCR se constituyen en un procedimiento
independiente respecto de los fechados radiocarbónicos de suelos, que puede ser empleado
para complementar las dataciones radiométricas (Frink 1994).
Se procesaron seis muestras ubicadas a diferentes profundidades que arrojaron edades
OCR entre el Holoceno temprano-medio (Componente Inferior) y el Holoceno tardío (Niveles
Superiores) (Tabla VII.5).
Tabla VII.5: Edades OCR, análisis sedimentológicos y geoquímicos de las muestras de NM1
Edad
Sedim. Sedim.
OCR
Nro.
fino
WB ratio
Mn
OCR
muestra pH LOI grueso
UE
Z
I
17
467 años A.P.
6271
5,9 5,21 51,037 40,389 2,15 2,42
17,5
6270
Iia
923 años A.P.
7,4 8,50 16,438 80,581 4,19 2,03
9,50
40
Iia
6269
60
1.837 años A.P.
7,9 5,40 17,240 81,416 2,22 2,44
4,30
Iib
6473
88
4.499 años A.P.
8,1 6,02 33,164 61,110 1,46 4,13
2,69
6272
III
5.970 años A.P.
8 1,27 52,432 12,440 0,60 2,12
2,80
124
III/IV 124-150 7.630 años A.P.
6268
7,4 2,20 52,760 33,320 0,60 3,68
1,10
Referencias: UE=unidad estratigráfica, Z=profundidad desde el nivel 0, LOI=Loss on Ignition % total de carbón
orgánico, Sedim.=sedimento, WB=Walkely-Black % de carbón oxidable y OCRratio=LOI/WB.
359
En una segunda etapa, a los efectos de controlar las edades OCR, se efectuaron tres
dataciones radiocarbónicas AMS (Tabla VII.6) en el Laboratory of Isotope Geochemistry,
Department of Geosciences, de Tucson (Arizona). Debido a la baja cantidad de colágeno que
presentaban los restos óseos se seleccionó material dentario entero y en buenas condiciones de
preservación. Las muestras procesadas fueron las siguientes:
- 2 molares inferiores de Lama guanicoe provenientes de la cuadrícula 2, sector oeste y nivel
90-95 cm (nro. 2/O.15.G1);
- 3 molares inferiores de Lama guanicoe recuperados en la cuadrícula 5, sector oeste y nivel
120-120 cm (nro. 5/O.21.202);
- 1 molar inferior de Lama guanicoe hallado en la cuadrícula 5, sector oeste y nivel 130-135
cm (nro. 5/O.23.105).
Tabla VII.6: Dataciones radiocarbónicas AMS del Componente Inferior de NM1
Muestras sitio NM1
2/O.15.G1
5/O.21.202
5/O.23.105
Código de
muestra
AA55114
AA55115
AA55116
Edad 14C
convencional
2.705 + 66 años A.P.
3.080 + 110 años A.P.
2.920 + 110 años A.P.
13
C/12C
-25,3
-25,9
-24,6
A diferencia de las edades OCR obtenidas y de lo esperado en un principio de acuerdo
a la posición estratigráfica de los materiales arqueológicos, con el método AMS se obtuvieron
fechados más recientes. Estas dataciones radiocarbónicas ubican las ocupaciones del
Componente Inferior de NM1 entre los 2.700 y los 3.000 años A.P. Teniendo en cuenta la
mayor precisión del método empleado (AMS vs. OCR), la mejor calidad de la muestra
procesada (material dentario vs. materia orgánica) y el hecho de que se han datado restos de
guanacos en clara asociación con artefactos líticos, por el momento, se consideran a estas
edades radiocarbónicas como las más representativas de la cronología de la ocupación
humana de NM1. Si bien se observa una mínima inversión en las dos dataciones obtenidas a
mayor profundidad, la similitud en los fechados obtenidos en las partes superior, media e
inferior del intervalo con mayor densidad de materiales del componente (que abarca 45 cm de
potencia; véase Figura VII.17) apoya la integridad del mismo. Las discrepancias con las
edades OCR más tempranas merecen un estudio con mayor profundidad. Además, no se
descarta como una posibilidad que debe ser evaluada con análisis más detallados que el
descenso en los valores de pH a partir de la unidad III estén marcando una disrupción en la
secuencia sedimentaria. Si bien hasta que no se realicen nuevas dataciones del depósito las
360
edades radiocarbónicas obtenidas son provisorias, las mismas señalan que las ocupaciones del
Componente Inferior se habrían producido en el Holoceno tardío.
VII.5.2-ANALISIS DE LOS MATERIALES LITICOS DEL COMPONENTE INFERIOR
En el Componente Inferior de NM1 (desde los 75 a los 160 cm) fueron recuperados
2291 artefactos líticos. De este total fueron analizados 1603 artefactos líticos. Se estudiaron
todas las piezas halladas en planta en las cinco cuadrículas (n=1008) y una muestra de las
obtenidas mediante el cribado de los sedimentos compuesta por la totalidad de los materiales
hallados en dos cuadrículas. De los 1283 artefactos provenientes de zaranda y cernidor de
todas las cuadrículas solo se analizaron los materiales correspondientes a las cuadrículas 2 y 4
(n=595). Esta muestra representa el 46,4% del total de los materiales recuperados en zaranda
y cernidor.
Como se observa en la Tabla VII.7, la mayoría de los artefactos fue elaborado en
materias primas del interior y en menor medida en rodados costeros. Los elementos más
representados consistieron en desechos de talla, seguidos por los instrumentos y, por último,
por los núcleos. La talla bipolar fue identificada en un 12,1% del conjunto lítico. El 79,3% de
los ítems sobre rodados presenta evidencias de la utilización de esta técnica, mientras que en
las rocas del interior se observa solo en un 3,6%. Un 70% del material está fracturado, un
0,6% posee pátinas con distintos grados de desarrollo y un 0,2% muestra indicios de
rodamiento.
Tabla VII.7: Categorías generales de artefactos líticos de NM1
Origen de las
materias primas
Costa
Interior
Indet.
Total
%
Instrumentos
Núcleos
43
381
-
35
13
424
26,4
48
3
Desechos Total
de talla
102
180
1024
1418
5
5
1131 1603
70,6
%
11,2
88,5
0,3
100
Además se han recuperado otros elementos minerales, entre los que se destacan
fragmentos de pigmento mineral color rojo o hematita (n=8), amarillo o limonita (n=4) y
anaranjado (n=1) (Figura VII.18). Dos de los pigmentos, uno amarillo (nro. 3/S.23.57) y uno
rojo (nro. 3/S.27.10), presentan signos de utilización; el primero posee facetas producidas por
su uso por medio de frotamiento y el segundo parece estar preparado con algún agregado
361
orgánico como grasa. Aparte de los pigmentos, han sido hallados numerosos ecofactos, la
mayoría de los cuales están constituidos por rodados costeros (84,4%) (Figura VII.19). Estos
rodados presentan los siguientes tamaños: mediano pequeño (32,3%), pequeño (27,7%),
mediano grande (20%), grande (16,9%) y muy grande (3,1%). Tres de estos rodados poseen
leves machacaduras puntiformes en uno o ambos extremos (nros. 3/O.22.93, 3/O.22.95 y
T3.25.14). Otro de los ecofactos (nro. 5/N.20.26) está constituido por un gran bloque de
granito que no presenta signos claros de modificación antrópica; aunque podría ser un
instrumento modificado por uso (machacador), un fragmento de materia prima utilizada para
la manufactura de instrumentos por abrasión, picado y pulido o simplemente un objeto
transportado al sitio sin ulterior modificación.
Figura VII.18: Pigmentos minerales hallados en NM1
Figura VII.19: Rodados costeros sin modificación antrópica recuperados en NM1
362
Materias primas
En el conjunto artefactual de NM1 se ha registrado una gran diversidad de clases de
materias primas (n=19). Las diferentes rocas proceden de la costa (andesita, basalto, xilópalo,
riolita, toba silicificada, rodados indeterminados), del interior (arenisca cuarcítica, arenisca,
cuarcita de grano fino y grueso, cuarzo, cuarzo-arenita, esquisto, granito, dolomía silicificada,
mica) o bien tienen un origen doble o indeterminado (ftanita, sílice e indeterminadas).
Predomina ampliamente la cuarcita de grano fino (Fm. Sierras Bayas) de color blanco, aunque
también se presentan en tonalidades naranja, gris, marrón y amarilla. Le siguen con
frecuencias mucho menores el basalto negro y la ftanita gris translúcida (12 artefactos
corresponden a rodados costeros) (Tabla VII.8). Por su parte, la corteza está representada en
el 12% de los materiales.
Tabla VII.8: Materias primas líticas representadas en NM1
Materia prima
n
%
Andesita
Arenisca
Arenisca cuarcítica
Basalto
Cuarcita de grano fino
Cuarcita de grano grueso
Cuarzo
Ftanita
Esquisto
Granito
Dolomía silicificada (ópalo)
Mica
Cuarzo-arenita
Riolita
Sílice
Toba silicificada
Xilópalo
Rodados costeros indet.
Indeterminadas
Total
8
6
1
113
1291
25
3
81
1
19
1
1
1
3
28
4
2
10
5
1603
0,5
0,4
0,1
7
80,5
1,6
0,2
5
0,1
1,2
0,1
0,1
0,1
0,2
1,7
0,2
0,1
0,6
0,3
100
Instrumentos
En el Componente Inferior de NM1 se ha recuperado una gran diversidad de
instrumentos líticos manufacturados mediante distintas técnicas. Los mismos han sido
confeccionados por medio de lascados, por picado, abrasión y/o pulido, así como modificados
por uso (Tabla VII.9).
363
Tabla VII.9: Instrumentos líticos representados en NM1
Grupo tipológico
Filo bisel asimétrico
(n=136)
Subgrupo tipológico
Lateral largo
Lateral corto
Lateral indet.
Frontal largo
Frontolateral
Bilateral
Filos convergentes
Raedera
Frontal largo
(n=109)
Lateral largo
Bilateral
Frontolateral
Convergentes en ápice romo
Convergentes en punta
Doble convergentes en ápice romo
Doble convergentes en punta
Raspador
Frontal corto
(n=48)
Frontal largo
Frontolateral
Lateral largo
Lateral corto
Perimetral
Preforma
Fragmento no diferenciado
Artefacto de formatización Con microrretoque sumario
sumaria
Con retoque sumario
(n=36)
Esbozo de pieza bifacial
Fragmento no diferenciado
Fragmentos no diferenciados de artefactos formatizados
Cuchillo
Lateral
(n=12)
Frontal
Bilateral
Convergentes en ápice romo
Fragmento no diferenciado
Muesca retocada
Perforador con punta triédrica de sección asimétrica, cuerpo sin
base formatizada
Denticulado filo lateral largo
Preforma bifacial
Bola de boleadora
Con surco
(n=8)
Sin surco
Preforma
Mano de mortero
Molino
Mano de molino
Manufacturados por abrasión picado y/o pulido. frag. no dif.
Percutor
Percutor/yunque
Sobador
Modificados por uso indeterminados
Total
n
%
62
4
7
3
9
49
2
4
37
22
3
15
23
1
4
19
5
9
3
1
8
1
2
22
8
4
2
25
8
1
1
1
1
2
2
32,2
1
1
2
5
1
3
2
1
3
11
9
13
2
424
25,7
11,3
8,5
5,9
2,8
0,5
0,5
0,2
0,2
1,9
0,7
0,5
0,2
0,7
2,6
2,1
3
0,5
100
364
La mayoría de los instrumentos fueron elaborados por medio de lascados (87,7%). Los
más representados son los filos bisel asimétrico, las raederas, los raspadores y los artefactos
de formatización sumaria. Con menor frecuencia se registraron cuchillos, muescas,
perforadores, un denticulado y una preforma bifacial (Figuras VII.20 y VII.21). En relación a
estos instrumentos tallados se observa que:
- Un 85,7% fue elaborado en ortocuarcita del grupo Sierras Bayas. En menor medida se
utilizaron otras rocas como ftanita (6,5%; la pieza nro. 5/N.21.11 corresponde a ftanita de
rodado), basalto (5,6%), andesita y sílice (0,8% cada una) y, por último, dolomía silicificada y
rodados costeros indeterminados (0,3% cada una).
Figura VII.20: Instrumentos manufacturados por lascados sobre rodados costeros recuperados
en NM1
- La mayoría de los instrumentos han sido elaborados utilizando materias primas de grano
fino (98,6%).
- El 10,5% de los instrumentos presenta corteza.
- Del total de instrumentos con corteza, un 28% están constituidos por materias primas del
interior y un 72% por rodados.
- La calidad para la talla de la mayoría de las materias primas de los instrumentos es la buena
(91,1%), seguida por la muy buena (7%) y la regular (1,9%). La calidad mala está ausente en
los instrumentos manufacturados por medio de lascados.
- Los tamaños más representados son el mediano pequeño (43,8%) y el mediano grande
(35,7%), seguidos por el grande (14,6%), el pequeño (5,1%), el muy pequeño (0,5%) y el muy
365
grande (0,3%).
Figura VII.21: Instrumentos manufacturados por lascados sobre materias primas del interior
recuperados en NM1. A: raederas, B: raspadores y C: diferentes grupos tipológicos
366
- El módulo Longitud-Anchura más frecuente es el mediano normal (44,4%), a continuación
le siguen el mediano alargado (18,8%), el corto ancho (15,3%), el laminar normal (15,1%), el
corto muy ancho (4%), el laminar angosto (1,6%) y, por último, el corto anchísimo (0,8%).
- Predomina el módulo Anchura-Espesor espeso (61,6%), seguido por el muy espeso (22,3%)
y el poco espeso (16,1%).
- El 33% de los instrumentos está entero, los restantes poseen fracturas transversales,
longitudinales y oblicuas.
- Las formas-base más representadas son las lascas angulares, las de arista y las planas.
Además, se registran con menor frecuencia las indiferenciadas, lascas bipolares, primarias y
secundarias, y núcleos bipolares (Tabla VII.10).
Tabla VII.10: Forma-base y situación de los lascados de los instrumentos manufacturados
mediante lascados de NM1
Situación de
los lascados
Forma-base
Total
%
AN AR
BI
IN NBIP PL
FN PR
SE DN
74,5
138
52
18
21
26
2
10
9
1
277
1
17
10
4
3
1
35
9,4
2
1
1
1
3
0,8
3
7
2
2
5
2
18
4,8
4
14
8
1
8
31
8,3
6
5
1
1
1
8
2,2
7
73
26
28
1
39
2
11
10
1
372
181
Total
7
7,5
0,3 10,5
0,5
2,9
2,7
0,3
100
48,7 19,6
%
Referencias: Forma-base AN=lasca angular; AR=lasca de arista; BI=lasca bipolar; IN=indiferenciada;
NBIP=núcleo bipolar; PL=lasca plana; PR=lasca primaria; FN=lasca de flanco de núcleo; SE=lasca
secundaria y DN=lasca de dorso natural. Situación de los lascados 1=unifacial directo; 2=unifacial inverso;
3=unifacial no diferenciado; 4=bifacial; 6=alterno y 7=alternante.
- De acuerdo a los caracteres complementarios de las formas-base (origen de la extracción en
lascas), en un 70,4% de los instrumentos pudo determinarse que las lascas utilizadas como
forma-base se originaron por la reducción de núcleos o extracción.
- La situación de los lascados predominante es la unifacial (84,7%), principalmente directa,
mientras que la bifacialidad (bifacial, alterno y alternante) presenta una proporción menor
(15,3%) (Tabla VII.10).
- Dentro de la serie técnica existe una mayor representación de los retoques y microrretoques
marginales. Algunos instrumentos presentan retalla y lascados parcialmente extendidos y
extendidos (Tabla VII.11).
367
Tabla VII.11: Serie técnica de los instrumentos manufacturados mediante lascados de NM1
Serie técnica
C.3
C.2
D.2
D.1
E.1
Total
9
7
10
240 178
444*
Total
2
1,6
2,2 54,1 40,1
100
%
Referencias: C=retalla; D=retoque; E=microrretoque; 1=marginal;
2=parcialmente extendido; 3=extendido. * El total supera los 53
debido a que se registran instrumentos con más de un atributo.
- El 60,8% de los instrumentos posee un filo por grupo tipológico, el 35,2% dos filos, el 2,4%
tres filos y el 0,3% cuatro filos del mismo grupo tipológico. En un 1,3% de los instrumentos
no fue pertinente considerar este atributo por tratarse de preformas o esbozos de piezas
bifaciales.
- Un 11% de los instrumentos son compuestos. Entre los filos complementarios, se
observaron raederas y artefactos de formatización sumaria (26,8% cada uno), filos bisel
asimétrico (24,5%), muescas retocadas (12,2%), cuchillos (7,3%) y, por último, raspadores
(2,4%).
- La sección transversal pudo ser determinada en el 43,3% de los instrumentos. Las secciones
predominantes son la triangular (42,2%) y la plano convexa (37,9%), seguidas por la
trapezoidal (16,8%) y la biconvexa (3,1%).
- La forma geométrica del contorno pudo ser diferenciada en un 29,7% de las piezas. En
orden decreciente las formas representadas son triangulares (22,5%), amigdaloides (18,1%),
elípticas (15,3%), circulares (12,6%), rectangulares (10,8%), biconvexas (6,3%), ovales
(5,4%), cordiformes (3,6%), lanceoladas (2,7%), cuadrangulares (1,8%) y pentagonales
(0,9%).
- Las formas de los lascados más representadas son la paralela corta regular e irregular
(54,1%) y la marginal corta o ultramarginal (44,9%), seguidas por la escamosa irregular y la
paralela laminar irregular (0,5% cada una).
- La conformación del borde de los instrumentos es principalmente normal (87,5%), luego le
sigue la normal combinada con filo natural (9,8%), la festoneada (2,4%) y la denticulada
(0,3%).
- La mayoría de los instrumentos poseen borde y arista regulares (72,1%) aunque en otros, si
bien presentan arista regular, el borde es irregular (21,6%). Además, se registran piezas con
borde y arista irregulares (3,3%) y con borde regular y arista irregular (3%).
- La sección del filo predominante es la asimétrica de bisel simple (91,1%), seguida por la
simétrica de bisel doble (3,5%), asimétrica de bisel doble (3%), simétrica no biselada (1,1%),
simétrica de bisel simple (0,8%) y asimétrica no biselada (0,5%).
368
- Las formas geométricas de filo más frecuentes son las convexas (63,8%; sobre todo
atenuada y muy atenuada y media), seguidas por la recta (28,3%), la cóncava (4,8%), la rectacóncava (2,5%) y la cóncava-convexa (0,6%).
Entre los instrumentos hallados en NM1 se destaca la presencia de instrumentos
manufacturados por picado, abrasión y/o pulido, como: bolas de boleadora con esbozo de
surco y sin surco, molinos, manos de mortero y de molino (Tabla VII.9). También se han
recuperado fragmentos redondeados de artefactos, probablemente elaborados mediante esta
técnica, con evidencias de pulido y machacaduras. Estas piezas podrían ser fragmentos de
instrumentos de molienda o de bolas de boleadora. No obstante, en estos elementos
fracturados se hace difícil distinguir entre los atributos generados por esta técnica de
manufactura y las superficies redondeadas por agentes naturales.
Los dos molinos están fracturados y fueron confeccionados en bloques de granito y
cuarcita de grano grueso (Figura VII.8). Las tres manos de mortero están manufacturadas en
bloques y formas-base indeterminadas de cuarcita de grano grueso y arenisca; poseen
secciones transversales rectangular redondeada y esferoidal, así como formas geométricas del
contorno rectangular y trapezoidal redondeadas (una de las cuales está fragmentada). Dos de
ellas presentan machacaduras u hoyuelos y la otra pulido por lo que podrían haber sido
utilizadas de manera secundaria como yunques y sobadores, respectivamente. La mano de
molino está fracturada, fue elaborada en cuarcita de grano grueso y tiene sección transversal
plano convexa (Figura VII.22).
Figura VII.22: Manos de mortero y de molino recuperadas en NM1
369
Con respecto a las bolas de boleadoras, solo dos bolas esféricas están enteras (nros.
4/S.20.109 y 5/N.23.1) y las cinco restantes están partidas aproximadamente a la mitad (nros.
4/O.14.8, 5/E.14.1, 5/N.20.27, 3/O.23.64 y T3.23.260) (Figura VII.23). Las bolas recuperadas
en NM1 fueron elaboradas en granito, cuarcita de grano grueso y materias primas
indeterminadas y poseen contorno circular regular. Además, ha sido recuperada una posible
preforma de bola de boleadora sobre arenisca, también fracturada a la mitad. La misma
presenta un contorno circular incompleto, una superficie redondeada que puede ser corteza,
lascados y una cara pulida. Los diámetros máximos de las bolas varían entre 4,9 y 8 cm, con
un promedio de 5,8 cm.
Figura VII.23: Bolas de boleadora recuperadas en NM1. En la foto inferior pueden observarse
las superficies de fractura de las bolas partidas
Entre los artefactos modificados por uso (n=35) se hallaron percutores,
percutores/yunques, sobadores y otros no diferenciados (Tabla VII.9). Como percutor/yunque
se clasificaron aquellas piezas que tuvieron una doble utilización o no era posible discernir si
370
las machacaduras puntuales que poseen se desarrollaron cuando fueron usadas de una manera
pasiva (yunque) o activa (percutor). En cuanto a los percutores y los percutores/yunques, éstos
presentan tamaños grande (n=13) y muy grande (n=7), así como espesores muy espesos
(n=20); la mayoría de ellos está entero (n=14). Principalmente, han sido empleados para su
confección rodados costeros (n=14) de basalto, riolita y materia prima indeterminada de grano
grueso. Los mismos poseen secciones transversales biconvexas (n=8), circulares (n=2),
cuadrangulares redondeadas (n=2), ovales (n=1) y plano convexas (n=1), así como contornos
elípticos (n=6), esferoidales incompletos (n=3), ovales (n=1) e indeterminados (n=4). Para los
restantes percutores/yunques se utilizaron clastos de granito (n=6), con secciones
transversales elípticas (n=1), ovales (n=1), triangulares (n=1) e indeterminadas (n=3), y
contornos, principalmente, esferoidales (n=5) (Figura VII.24). Del total de los percutores y
percutores/yunques, siete evidencian negativos de lascado de tamaños variables, que en cinco
de las piezas podrían haberse generado por el impacto con otras rocas durante su uso y en dos
de los casos como producto de la extracción de lascas.
Figura VII.24: Percutores y percutores/yunques recuperados en NM1
La mayoría de los percutores poseen machacaduras en un polo (n=6), en un polo y el
borde de la superficie de fractura (n=2), en ambos polos (n=1) y en ambos polos y el borde de
la pieza (n=2). Algunos de los percutores/yunques también poseen machacaduras en ambos
polos (n=1), ambos extremos y en los bordes (n=2), sobre la superficie de fractura (n=2).
Asimismo, entre estos instrumentos han sido registrados hoyuelos atribuibles a su utilización
371
como yunques, no obstante, en cuatro piezas no se pudo discernir si en realidad correspondían
a machacaduras generadas por su uso como percutores. Los hoyuelos de los
percutores/yunques -incluidos estos cuatro artefactos- se observaron en: una cara o faceta
plana (n=4), en dos caras (n=2), en dos caras y en un borde (n=1), en cinco caras (n=1) y solo
en un borde (n=1). Se registró un número total de 19 hoyuelos, entre uno y cinco por
elemento.
Por su parte, los sobadores están constituidos por fragmentos de clastos tabulares y
bloques y, en menor medida, por guijarros (no costeros) (Figura VII.25). Los mismos
presentan pulidos muy intensos desarrollados por abrasión. Estos rastros se localizan en una
de las caras de los clastos (n=10), aunque también hay casos donde se registran en dos caras
y/o bordes (n=3). Han sido elaborados principalmente en cuarcita de grano grueso (n=9) y, en
menor medida, en arenisca (n=2), granito (n=1) y materia prima indeterminada (n=1). Poseen
sobre todo tamaños muy grandes (n=7) y grandes (n=5) y son principalmente espesos (n=7) y
muy espesos (n=5). Las secciones transversales más frecuentes son las rectangulares (n=6) y
los contornos son, fundamentalmente, irregulares sin formas geométricas tipificables (n=11).
Entre los instrumentos modificados por uso no diferenciados, es interesante el registro de un
pequeño clasto de esquisto verde muy pulido (nro. 3/O.21.211), el cual podría ser un elemento
utilizado como abrasivo formatizado por frotamiento (o tal vez un pigmento, dado que tiñe al
ser humedecido). A su vez, se recuperó un fragmento de cuarzo-arenita con posibles signos de
abrasión (nro. 5/E.20.164b). Esta piedra es muy porosa y se desgrana fácilmente, por lo cual
también podría haber sido empleada como abrasivo.
Figura VII.25: Sobadores recuperados en NM1 (arriba a la derecha remontaje de dos piezas)
372
Núcleos
Los 48 núcleos recuperados en NM1 son en su mayoría bipolares (91,6%), aunque
también fueron hallados dos rodados partidos en forma perpendicular a su eje mayor (nros.
1/E.18.14 y 5/S.19.54), un núcleo amorfo (nro. 4/E.19.104) y otro piramidal irregular (nro.
4/N.16.60) (Figuras VII.26 y VII.27). Todos los núcleos han sido tallados sobre materias
primas de grano fino con calidades para la talla buena (79,6%), muy buena y regular (10,2%
cada una). Los dos rodados partidos son de basalto y, al igual que los registrados en los sitios
superficiales de la línea de médanos, es probable que no hayan sido tallados a partir de sus
polos. Una de estas piezas (nro. 1/E.18.14) posee tamaño grande y es muy espesa, la otra es
de tamaño pequeño. En las caras de estos núcleos se observan rasgos posiblemente atribuibles
a su reducción sobre un yunque. La de tamaño más grande evidencia la extracción de tres
lascas desde la superficie de fractura. El núcleo amorfo es de cuarcita, presenta tamaño
mediano pequeño y está agotado. El núcleo piramidal fue confeccionado sobre cuarzo
cristalino y tiene tamaño muy grande.
Figura VII.26: Núcleos bipolares sobre rodados costeros recuperados en NM1
Por su parte, los núcleos bipolares fueron manufacturados principalmente en rodados
costeros (75,6%), mientras que para los restantes se utilizaron lascas y formas-base
indeterminadas de cuarcita y ftanita. La mayoría de los núcleos de cuarcita son cuerpos
centrales (72,7%), mientras que en los rodados los cuerpos centrales son relativamente
escasos (14,7%). Las rocas representadas son: basalto (40%), cuarcita de grano fino (22,2%),
ftanita (tres de ellas corresponden a rodados) y rodados costeros indeterminados (8,9% cada
373
una), sílice y toba silicificada (6,7% cada una) y, por último, andesita, xilópalo y riolita (2,2%
cada una). Con respecto al núcleo de ftanita (nro. 3/N.20.18), cabe destacar que el mismo
podría ser un esferoide partido intencionalmente, aunque por el momento no está claro si parte
de sus superficies son naturales o si presentan evidencias de manufactura antrópica por picado
y pulido.
Figura VII.27: Núcleos sobre materias primas del interior recuperados en NM1
Además, en los núcleos bipolares se observa que:
- La mayoría de los núcleos están enteros, dado que solo un 26,7% de los mismos presentan
fracturas. Cuatro de los núcleos manufacturados sobre cuarcita y dos sobre rodados poseen
fracturas longitudinales que van de un extremo a otro de la pieza.
- El 75,5% de los núcleos poseen extracciones desde ambas caras de la pieza.
- En uno de los núcleos de cuarcita y seis de los de rodados se rotó 90° el eje de percusión.
- Un 29,4% de los núcleos presentan más de un 80% de su superficie cubierta por corteza.
- La mayoría de los núcleos tienen ambos extremos modificados (71,1%), mientras que en
otros se observa solo un extremo modificado (26,7%). Un 2,2% de los núcleos no pudo ser
incluido en ninguna de las categorías anteriores dado que estaba fracturado transversalmente.
- En los núcleos que presentan uno o ambos extremos modificados predominan los tamaños
mediano pequeño y mediano grande (36,4% cada uno). A su vez, están presentes los tamaños
grande (20,4%), pequeño (4,5%) y muy grande (2,3%) aunque en proporciones menores.
- El módulo Longitud-Anchura más representado es el mediano normal (38,6%), seguido por
374
el mediano alargado (29,5%), el corto ancho (18,2%), el laminar normal (11,4%) y el corto
muy ancho (2,3%).
- El módulo Anchura-Espesor más frecuente es el muy espeso (59,1%), le siguen el espeso
(36,4%) y el poco espeso (4,5%).
Desechos de talla
A partir del análisis tecno-morfológico de 1131 desechos de talla de NM1, se observa
que:
- La materia prima más frecuente en los de desechos de talla es la cuarcita de grano fino
(85%) seguida por basalto (5,6%), ftanita (4,7%; de las piezas de ftanita un 15% corresponden
a rodados), sílice (1,9%), cuarcita de grano grueso (0,9%), andesita, granito, rodados costeros
indeterminados (0,3% cada una), cuarzo (0,2%) y, por último, toba silicificada, arenisca,
riolita, xilópalo, mica, arenisca cuarcítica (0,1% cada una). Las rocas indeterminadas
representan un 0,3%. Cabe mencionar que de los desechos en cuarcita de grano grueso y en
granito, cinco podrían ser fragmentos o restos de la manufactura de instrumentos
manufacturados por picado abrasión y pulido.
- Los desechos de talla más representados son las lascas fracturadas con talón, las lascas
enteras y las lascas fracturadas sin talón (Tabla VII.12).
Tabla VII.12: Estado de fragmentación y tamaño de los desechos de talla de NM1
Tamaño
Estado de fragmentación
Total
%
LENT
LFCT
LFST
DNC
INDI
F.ROD
78
151
69
39
57
394
34,8
Muy pequeño
91
155
60
26
10
342
30,2
Pequeño
26
91
134
52
14
2
1
294
Mediano pequeño
6,7
22
31
19
3
1
76
Mediano grande
1,9
5
6
3
5
1
1
21
Grande
0,4
2
1
1
4
Muy grande
479
204
87
72
2
1131
287
Total
42,4
18
7,7
6,3
0,2
100
25,4
%
Referencias: LENT=lasca entera; LFCT=lasca fracturada con talón; LFST=lasca fracturada sin talón; DNC=
desecho no clasificable; INDI=iniferenciado y F.ROD=fragmento de rodado.
- Con respecto al tamaño es importante remarcar que, como se mencionó anteriormente, fue
estudiada una muestra de los materiales de zaranda y cernidor, motivo por el cual los
desechos de tamaños muy pequeños van a estar subrepresentados en este análisis. En las
lascas enteras los tamaños más frecuentes son el pequeño y el mediano pequeño (31,7% cada
uno), seguidos por el muy pequeño (27,2%), el mediano grande (7,7%) y el grande (1,7%). En
375
las lascas fracturadas el tamaño más representado es el muy pequeño (32,2%), seguido por el
pequeño (31,5%), el mediano pequeño (27,2%), el mediano grande (7,3%), el grande (1,3%) y
el muy grande (0,5%) (Tabla VII.12).
- En las lascas enteras el módulo Longitud-Anchura más frecuente es el mediano normal
(35,5%), seguido por el corto ancho (23,7%), el corto muy ancho (16%), el mediano alargado
(15%), el laminar normal (8%), el corto anchísimo (1,1%) y, por último, el laminar angosto
(0,7%). En las lascas fracturadas el módulo más representado también es el mediano normal
(38,4%), seguido por el corto ancho (27,7%), el corto muy ancho (13,8%), el mediano
alargado (12,9%), el laminar normal (4,8%), el corto anchísimo (1,7%) y el laminar angosto
(0,7%) (Tabla VII.13).
Tabla VII.13: Estado de fragmentación y módulo de Longitud-Anchura de los desechos de
talla de NM1
Longitud-Anchura
Laminar angosto
Laminar normal
Mediano alargado
Mediano normal
Corto ancho
Corto muy ancho
Corto anchísimo
Total
Estado de fragmentación
LENT LFCT LFST DNC INDI FROD
2
4
1
1
23
21
12
8
5
43
59
29
20
16
2
102
190
72
40
40
68
139
50
12
7
46
61
33
7
2
3
5
7
1
479
204
87
72
2
287
Total
8
69
169
444
276
149
16
1131
%
0,7
6,1
14,9
39,3
24,4
13,2
1,4
100
- En las lascas enteras los módulos Anchura-Espesor más representados son el espeso (47,4%)
y el poco espeso (43,2%) y, en menor medida, también se presenta el muy espeso (9,4%). En
las lascas fracturadas los módulos más representados son el poco espeso (49,2%) y el espeso
(42,9%), mientras que en una baja proporción (7,9%) se registra el muy espeso (Tabla
VII.14).
Tabla VII.14: Estado de fragmentación y módulo de Anchura-Espesor de los desechos
de talla de NM1
Anchura-Espesor
Poco espeso
Espeso
Muy espeso
Total
LENT
124
136
27
287
Estado de fragmentación
LFCT
LFST
DNC
INDI
F.ROD
236
100
12
17
207
86
43
36
36
18
32
19
2
479
204
87
72
2
Total
489
508
134
1131
%
43,2
44,9
11,9
100
376
- Los tipos de lascas más frecuentes son las angulares, las de arista y las planas. Además se
han recuperado lascas bipolares, de adelgazamiento bifacial, primarias, secundarias, de dorso
natural, de reactivación y de flanco de núcleo (Tabla VII.15). Entre las lascas bipolares las
más frecuentes son las del grupo 2 (secundarias; 51,5%), seguidas por las del grupo 3 (sin
corteza; 37,9%) y las del 1 (primarias; 10,6%) (véase capítulo V).
Tabla VII.15: Tipo de lasca y tipo de talón representados en NM1
Tipo de talón
Tipo de lasca
Total %
AN AR
PL
BI
DN
PR
SE
AB
R
FN
IN
19
3
2
56
2
10
3
95 12,4
Astillado
2
5
1
5
4
15
Cortical
3,4
16
5
4
1
26
Diedro
2,2
7
4
4
1
1
17
Facetado
84
74
65
1
2
14
3
243 31,7
Filiforme
1
1
4
0,5
Indeterminado 2
146
93
60
2
1
6
18
1
2
1
330 43,1
Liso
4,7
14
11
7
2
2
36
Puntiforme
67
66
50
3
4
5
9
204
Sin talón
66
10
23
25
32
7
2
1
970
355 257 192
Total
6,8
1
2,4
2,6
3,3
0,7
0,2
0,1
100
36,6 26,5 19,8
%
Referencias: AN=angular; AR=de arista; PL=plana; BI=bipolar; DN=Dorso natural; PR=primaria;
SE=secundaria; AB=adelgazamiento bifacial; R=reactivación FN=flanco de núcleo e IN=indeterminada.
- Los tipos de talones más representados son los lisos y los filiformes, seguidos por los
astillados (Tabla VII.15). Un 36,4% de los talones presenta melladuras. En un talón se
observaron posibles retoques complementarios de preparación y en otro rastros de abrasión de
la plataforma.
- En tres lascas se registraron posibles evidencias de regularización del frente de extracción.
- Los bulbos predominantes son los difusos y los pronunciados, seguidos por los
indiferenciados (Tabla VII.16).
Tabla VII.16: Tipo de bulbo en NM1
Tipo de bulbo
Difuso
Indiferenciado
Negativo
Pronunciado
Total
Total
398
202
5
365
970
%
41,1
20,8
0,5
37,6
100
- Entre los atributos de la cara ventral, los más frecuentes son las estrías (47%), seguidas por
el labio (23,7%), las ondas de aplicación de la fuerza (20,2%), las lascas adventicias (10,6%)
y el punto de percusión (4,7%).
377
- La curvatura de la cara ventral presenta una frecuencia significativa, se observa en un 23,4%
de las lascas.
- La terminación pudo ser determinada en el 47,2% de las lascas. La más frecuente es la aguda
(87,3%); además se observa la indiferenciada por machacaduras (8,3%), la terminación en
charnela (2,2%), la quebrada y la terminación en corteza (1,1% cada una).
VII.5.3-TENDENCIAS GENERALES DEL CONJUNTO LITICO DEL COMPONENTE
INFERIOR
La evidencia lítica presentada indica que en el sitio fueron explotadas diversas
materias primas de distintas procedencias. Predomina la reducción de rocas del interior,
dentro de las cuales, la más utilizada fue la ortocuarcita del Grupo Sierras Bayas. Con una
proporción mucho menor le siguen los artefactos manufacturados en ftanita, ortocuarcita de la
Fm. Balcarce, granito, arenisca, cuarzo, esquisto, arenisca cuarcítica, dolomía silicificada,
mica y cuarzo-arenita. En contraste con las materias primas del interior, los rodados costeros representados sobre todo por desechos, instrumentos y núcleos de basalto- se registran en
bajas cantidades. Además, se tallaron rodados costeros de sílice, ftanita, andesita, toba
silicificada, riolita y xilópalo. Es muy interesante que a diferencia de los sitios de la faja de
médanos (capítulo VI), donde gran parte de las rocas costeras recuperadas son de calidades
regulares, la gran mayoría (91,8%) de los rodados reducidos en NM1 presentan calidades para
la talla buenas y muy buenas.
Las distancias respecto de las fuentes de aprovisionamiento de los recursos líticos no
se condicen con las proporciones de materias primas registradas en el conjunto artefactual de
NM1. Los afloramientos de cuarcita de grano fino del Grupo Sierras Bayas se localizan a 105
km de distancia, aproximadamente. Los rodados costeros, en cambio, provienen del litoral
atlántico ubicado a unos 3,5 km y, pese a ello, fueron menos utilizados. Lo antedicho indica
que la distancia que separaba al sitio de los lugares de abastecimiento de las principales rocas
no habría sido un determinante exclusivo en su grado de explotación. Otros factores, como la
calidad para la talla y el tamaño en que se disponen las materias primas, sin duda han jugado
un rol significativo.
Entre los elementos minerales recuperados en NM1 se destacan pigmentos rojos y
amarillos con signos de utilización. La hematita es un pigmento hallado a menudo en los
sitios pampeanos, mientras que los amarillos son menos usuales. Pigmentos minerales con
esta última coloración fueron referidos en contextos como la Primera Ocupación de Cueva
378
Tixi (Mazzanti 2001) y El Palomar sitio 1 (Austral 1965). Es preciso señalar que han sido
detectados afloramientos de limonita amarilla en el sitio cantera-taller La Liebre, ubicado a
alrededor de 100 km del sitio, constituyéndose en una potencial fuente de abastecimiento de
estos pigmentos (Flegenheimer y Bayón 2002).
En relación a los instrumentos líticos, los mismos poseen porcentajes elevados, aunque
los artefactos más abundantes son los desechos de talla (incluso cuando se analizó solo una
muestra de los materiales provenientes del cribado de los sedimentos). En los instrumentos se
observa una importante riqueza tipológica y el empleo de distintas técnicas de producción. La
mayoría fueron manufacturados mediante lascados, conformándose filos bisel asimétrico,
raederas, raspadores y artefactos de formatización sumaria. También se recuperaron bolas de
boleadora, manos y molinos confeccionados por medio de picado, abrasión y/o pulido, junto
con elementos modificados por uso como percutores, yunques y sobadores.
Cabe aclarar que entre los desechos de talla se han registrado varios ítems que en
realidad podrían ser instrumentos. Se hallaron lascas con uno o dos lascados pequeños
aislados similares a retoques (n=21), filos naturales con rastros complementarios (n=29) y
posibles muescas (n=6). Parte de estos rasgos pueden haberse originado por procesos
posteriores al descarte de los materiales como el pisoteo, aunque, las evidencias de este factor
en los restos óseos son débiles (véase más adelante). También, estos elementos pueden estar
mostrando que los artefactos utilizados como instrumentos han sido más numerosos que los
considerados en este análisis tecno-morfológico como tales. De esta manera, es probable que
los filos naturales de algunas lascas hayan sido aprovechados desarrollándose estos rastros
complementarios o retoques aislados (Prost 1989).
Para los instrumentos confeccionados por lascados se han la utilizado rocas de grano
fino con calidades para la talla buena y muy buena. En ellos predomina la cuarcita y, en
menor medida, la ftanita y el basalto. En general, no existe una clara correspondencia entre las
clases de instrumentos y las materias primas utilizadas. Dado que tanto las rocas del interior
como las costeras han sido talladas para elaborar instrumentos clasificados dentro de distintos
grupos tipológicos. En este punto es interesante considerar los porcentajes de los principales
tipos dentro de las materias primas costeras y del interior. De esta forma se observa que se
manufacturaron filos bisel asimétricos (representan el 37,9% de los instrumentos sobre
rodados y el 36,5% de los elaborados en rocas del interior) y raspadores (17,2 y 12,5%,
respectivamente) en frecuencias equiparables en ambas materias primas. Ahora bien, existen
diferencias cuantitativas entre los artefactos de formatización sumaria y las raederas. Mientras
en rodados se diseñaron artefactos de formatización sumaria con una abundancia mayor
379
(27,6%) que en las rocas del interior (8,1%), en éstas últimas sucede lo inverso, las raederas
poseen porcentajes considerables (30,9%) en relación a las rocas costeras (10,3%).
Los instrumentos sobre materias primas del interior han sido elaborados
preferentemente sobre lascas angulares, de arista y planas. Además, ha sido empleado un
núcleo bipolar de ftanita como formas-base. La corteza está presente en parte de los
instrumentos, entre los que predominan los confeccionados en rodados costeros sobre lascas
bipolares, primarias y secundarias (Figura VII.28). Las lascas utilizadas para los instrumentos
fueron preferentemente de tamaños medianos y grandes; con módulos de Longitud-Anchura
normales, así como también alargados y cortos, y con módulos Anchura-Espesor espesos.
Figura VII.28: Comparación de las formas-base más frecuentes dentro de las materias primas
según su procedencia
60
50
40
%
Costa
Interior
30
20
10
0
PR
SE
DN
AN
AR
PL
FN
BI
IN
NBIP
Forma-base
Referencias: PR=lasca primaria, SE=lasca secundaria, DN=lasca de dorso natural, AN=lasca angular, AR=lasca
de arista, PL=lasca plana, FN=lasca de flanco de núcleo, BI=lasca bipolar, IN=indiferenciada y NBIP=núcleo
bipolar.
Predominan los instrumentos elaborados sobre lascas con mínimas modificaciones. En
general, fueron confeccionados mediante retoques y microrretoques marginales en un solo
lado del borde de las piezas. La retalla y los lascados parcialmente extendidos y extendidos
fueron registrados únicamente en los instrumentos de cuarcita y ftanita. Los lascados poseen
formas paralelas cortas y ultramarginales conformando bordes normales. En menor medida
están presentes bordes combinados con filo natural, sobre todo en los rodados costeros (este
tipo de borde representa el 31% del total de los instrumentos sobre rodados). Estos bordes,
junto con el hallazgo de numerosos artefactos de formatización sumaria, están evidenciando
que fueron utilizados los filos naturales regulares (formados por la intersección de la
380
superficie con corteza y la cara ventral plana) de las lascas obtenidas de los rodados costeros.
Por consiguiente, los retoques y microrretoques de estas piezas podrían ser producto del uso.
La mayoría de los instrumentos poseen bordes y aristas regulares. Se observa que la
arista fue el atributo que se ha regularizado más asiduamente en los filos. Se han retocado
principalmente los bordes laterales y, en segundo término, los frontales para obtener biseles
agudos. Los filos poseen formas convexas y rectas, mientras que los filos cóncavos están
subrepresentados. Respecto a la forma geométrica del contorno, la alta frecuencia de
contornos no tipificables indica una falta de estandarización en la forma de gran parte de los
instrumentos recuperados. Estos están constituidos por lascas retocadas en las que solo se
buscó conformar y adelgazar un bisel. Entre los instrumentos en los que fue posible distinguir
las formas geométricas y las secciones transversales, predominan las triangulares,
amigdaloides, elípticas y rectangulares con secciones triangulares y planoconvexas. En el caso
de los instrumentos sobre rodados en general siguen la forma originaria de las lascas dado que
predominan los contornos elípticos y las secciones son planoconvexas. La situación de los
lascados es en su mayoría unifacial directa dando lugar a filos de secciones asimétricas de
bisel simple. La situación bifacial presenta una baja proporción, aunque la curvatura se
observa con una frecuencia apreciable; se registra una preforma bifacial de cuarcita y se han
identificado varias lascas de adelgazamiento bifacial en rocas serranas. Esta técnica se asocia
fundamentalmente con las talla de la cuarcita y la ftanita.
Otros aspectos a remarcar son la presencia de instrumentos compuestos y el
importante porcentaje de piezas (más del 35%) con más de un filo por grupo tipológico. Así,
los 367 instrumentos en que se registró la cantidad de filos por tipo totalizan 519 filos
retocados, es decir 1,4 filos por pieza. Estos aspectos muestran que, a grandes rasgos, existe
un aprovechamiento importante de los bordes de las lascas utilizadas como forma-base. Sin
embargo, de acuerdo a la representatividad de las piezas compuestas y con más de dos filos
por grupo tipológico según la procedencia de las rocas, se percibe una tendencia a un uso
menos intensivo de los potenciales filos de los instrumentos sobre rodados. Esto se apoya en
que la mayoría de los instrumentos compuestos están elaborados en rocas serranas (95,1%) y
en que los que poseen tres y cuatro filos por grupo tipológico están ausentes en las materias
primas costeras.
A las características discutidas en el párrafo anterior se le agrega la mencionada
abundancia de artefactos de formatización sumaria, de bordes combinados con filo natural, de
formas geométricas elípticas y de secciones planoconvexas; la ausencia de retalla y retoques
extendidos y la baja frecuencia de bifacialidad en los instrumentos sobre rodados. Además,
381
entre las lascas de rodado no se hallaron lascas de reactivación. La sumatoria de todos estos
datos respaldan la idea, ya planteada en el capítulo VI para los sitios de la faja de médanos, de
que los instrumentos sobre rodados costeros fueron menos intensamente reducidos que los de
cuarcita y ftanita. En el caso de los instrumentos en materias primas del interior, si bien
también predominan los instrumentos manufacturados con una baja inversión de tiempo y
energía, se han confeccionado varios instrumentos con un diseño adicional más estandarizado.
Estos presentan formas particulares, retalla y retoques extendidos. Parte de los mismos fueron
abandonados cuando todavía poseían tamaños grandes y biseles que podrían haber sido
sucesivamente reactivados. En otras palabras, fueron descartados instrumentos elaborados en
rocas cuyas fuentes de aprovisionamiento se hallaban a una distancia considerable del sitio
aun cuando tenían vida útil.
Entre los instrumentos modificados por uso se destaca el registro de un considerable
número de percutores, yunques y sobadores. Para los percutores y yunques se utilizaron
rodados costeros de tamaños grandes y espesos con contornos redondeados. Entre los
percutores/yunques, además, se emplearon algunos clastos de granito con formas también
redondeadas. En los percutores las partes activas se asocian a los polos de los rodados, aunque
se identificaron algunos rastros de percusión en bordes y superficies de fractura. Los hoyuelos
de los percutores/yunques se ubican en las caras y en menor medida en los bordes de las
piezas. Cabe agregar que en tres de estos percutores/yunques los rastros de uso se localizan en
caras o bordes opuestos a extremos con morfologías irregulares. Estas formas impiden un
buen apoyo para colocar de manera horizontal la superficie donde se desarrollaron los
hoyuelos. Por este motivo, se estima que para funcionar como yunques estos elementos
tuvieron que estar apoyados o incrustados sobre sedimento blando (tierra o arena), o bien
afirmados sobre un suplemento que permitiera nivelarlos (véanse además Austral 1965: 60 y
de Aparicio 1932: 69-70).
En relación a los sobadores, se han empleado las caras de fragmentos tabulares y
bloques de cuarcita de grano grueso de tamaños grandes, posiblemente para abradir otros
materiales. Por cierto, el fragmento de esquisto y el de cuarzo-arenita con signos de
utilización, junto con los fragmentos de mica, areniscas gruesas y pigmentos minerales
hallados en el conjunto, pudieron haber sido agregados como partículas abrasivas durante el
uso de estos sobadores. La mayoría de los sobadores no fueron formatizados, o sea, se
aprovecharon clastos chatos con caras paralelas en estado natural. Sin embargo, no se puede
descartar que algunas de estas piezas hayan sido partidas para o durante su uso. Dos de estos
artefactos poseen pequeños lascados aislados (nros. 5/E.20.124 y 5/O.24.71), mientras que
382
otros tres presentan lascados que conforman biseles unifaciales o bifaciales irregulares (nros.
5/N.20.28, 3/N.22.9 y T3.25.55) que no se asociarían con su formatización ni con su
utilización como sobadores. Esto podría sugerir que son instrumentos compuestos que fueron
utilizados para otra función. Otro aspecto interesante a remarcar es que se han remontado en
el laboratorio dos fragmentos de sobador a partir de su superficie de fractura. Estos presentan
negativos de lascados en los extremos opuestos de la pieza, quizás generados por la talla
bipolar. Los elementos asociados en este remontaje están separados por 205 cm horizontales y
19,5 cm de distancia vertical.
En cuanto a los instrumentos manufacturados por picado, abrasión y pulido se destaca
el hallazgo de materiales de molienda y de siete bolas de boleadoras terminadas elaborados en
materias primas del interior. Estos instrumentos son muy comunes en los sitios superficiales
de la llanura pampeana (p. ej. González 1953; Martínez 1999; véase también capítulo V), no
obstante, su registro en sitios en estratigrafía no es muy habitual. En el caso de las bolas de
boleadoras, los ejemplares recuperados en estratigrafía se restringen a un número que
generalmente no supera a los cuatro ítems (Politis 1984 a: 292-93). Así, teniendo en cuenta el
contexto regional, es significativa la cantidad de instrumentos manufacturados por picado,
abrasión y pulido para la superficie excavada en NM1.
La mayoría de las bolas recuperadas están fracturadas aproximadamente a la mitad y
ninguna remonta entre sí dado que difieren las materias primas utilizadas para su confección.
Las cinco mitades de bolas y la posible preforma de bola partida presentan una serie de
particularidades en sus superficies de fractura que deben ser enumeradas. En la fractura de la
posible preforma se observan aristas cortas e irregulares que podrían ser negativos de lascados
posteriores a la formación de esta superficie que, además, tiene pátina. Dos de las medias
bolas (nros. 4/O.14.8 y 5/N.20.27) poseen evidencias de picado o machacaduras en el borde
interno de la superficie de fractura, lo cual indica que se habrían desarrollado después de
ocurrida la misma. Estos rastros, posiblemente, se desarrollaron por su utilización como
percutores dado que son semejantes a los observados en algunos de los artefactos clasificados
dentro de esta categoría. En una de las bolas mencionadas (nro. 5/N.20.27) además se
observan estrías, que señalan el lugar y la dirección de la fuerza que ocasionó la ruptura. En
las otras tres mitades (nros. 5/E.14.1, 3/O.23.64 y T3.23.260) se presentan muescas,
concavidades y puntos de impacto que indican desde donde se generó la fractura. Una de ellas
(nro. 5/E.14.1), también posee una muesca y un punto de impacto en un extremo, así como
una concavidad en el opuesto que podría sugerir, al igual que en el sobador remontado, que
habría sido reducida mediante la técnica bipolar (véase capítulo IX).
383
Cabe aclarar que entre los percutores/yunques y los sobadores se han registrado varias
piezas con formas redondeadas (n=7) que podrían ser superficies naturales o evidencias de
formatización por picado y abrasión (Figura VII.29). Una situación semejante fue observada
en un núcleo bipolar sobre un esferoide y algunos desechos de cuarcita de grano grueso y
granito. Tres de los instrumentos modificados por uso con estas formas esféricas, podrían ser
preformas de bolas de boleadora, en las que fue interrumpido su proceso de manufactura y se
utilizaron para otra función. En otros dos casos podría tratarse de posibles manos de molino.
Una vez dicho esto, se observa cierta dificultad en la diferenciación de los instrumentos
manufacturados por abrasión, picado y pulido de aquellos modificados por uso. Asimismo, en
el caso particular de los morteros y molinos las concavidades que presentan en sus partes
activas se forman, o a lo sumo se profundizan, a medida que se van usando estos
instrumentos. A estas ambigüedades en las modificaciones producidas por el uso o por
técnicas que no incluyen a la talla, se les agregan los inconvenientes para distinguir las
transformaciones generadas por la acción antrópica, de aquellas superficies de clastos
redondeadas por agentes naturales. Esto puede deberse a que para la manufactura de estos
instrumentos no tallados, como molinos, manos, bolas, sobadores, yunques, etc., se
seleccionaron preferentemente bloques y guijarros que ya poseían una sección y una forma
geométrica original adecuada para esta función. Mediante este procedimiento se habrían
aprovechado formas-base que requirieran poca formatización para ser utilizadas (véase de
Beaune 2000 para un abordaje detallado de esta clase de instrumentos).
Figura VII.29: Artefactos con morfologías esféricas recuperados en NM1
384
La presencia de una posible preforma de bola, de percutores/yunques y de algunos
sobadores elaborados sobre esferoides, así como de algunos desechos con posibles evidencias
de formatización, conduce a preguntarse si es factible que en el sitio se estuvieran
confeccionando instrumentos manufacturados por abrasión, picado y pulido, principalmente
bolas de boleadora. El proceso de fabricación de las bolas no ha sido íntegramente elucidado.
En relación a la elaboración de estos instrumentos es interesante subrayar que en un sitio del
Sistema Serrano de Ventania fueron detectadas una serie de cavidades circulares con
superficies alisadas de 9 a 15 cm de diámetro y 9 cm de profundidad. Entre las funciones
tentativas mencionadas para las mismas se destaca su posible utilización para pulir o alisar
elementos esféricos, como bolas de boleadora (Oliva 1991: 40).
Si bien no está del todo claro el proceso de producción de estas bolas se pueden
considerar algunas particularidades. En los inicios de la manufactura de estos instrumentos,
durante el posible lascado o picado de las formas-base seleccionadas, es de esperar que se
genere algún tipo de desperdicio de tamaño considerable. No obstante, los desechos
recuperados en el sitio no apoyan la hipótesis de que este proceso se haya desarrollado en el
lugar, puesto que el granito, la cuarcita de grano grueso y la arenisca poseen una muy baja
frecuencia y, en general, son de tamaño reducido. A medida que avanza la confección de estos
instrumentos, los desechos que se van a generar por abrasión y por pulido van a ser partículas
muy pequeñas. Por lo tanto, si la parte final de este proceso de producción se desarrolló en el
sitio será difícil su identificación en el registro arqueológico. Para la resolución de estos
aspectos es preciso un abordaje en profundidad de las secuencias de producción de los
instrumentos líticos manufacturados por medio de técnicas distintas a la talla en los contextos
pampeanos.
En relación a los núcleos de NM1, éstos poseen una muy baja proporción en el
conjunto. El hallazgo de núcleos, fragmentos de rodados, desechos indiferenciados de
módulos muy espesos, lascas de flanco de núcleo y otras grandes y espesas indican la
realización de tareas vinculadas con la reducción de rocas y extracción de formas-base in situ.
En este sentido, como se ha visto en la sección correspondiente a los instrumentos, la mayoría
de las lascas utilizadas como formas-base se produjeron por extracción; esta actividad, en
parte, seguramente fue efectuada en el sitio.
Los núcleos son sobre todo rodados costeros de basalto tallados mediante la técnica
bipolar. Los mismos poseen tamaños medianos y grandes, así como buenas calidades para la
talla. La alta representatividad de núcleos sobre rodados de calidades buena y muy buena
(91,2%) difiere de la observada en los sitios de la faja de dunas. La representatividad de estas
385
rocas puede estar señalando que los rodados costeros acarreados desde la costa han sufrido
una selección previa que tuvo como consecuencia la omisión de rodados de calidades malas y
una muy baja representación de las regulares.
También fueron recuperados algunos núcleos agotados y de pequeñas dimensiones en
cuarcita y ftanita, como cuerpos centrales bipolares y uno amorfo. La reducción bipolar de
estas materias primas se correlaciona con un uso exhaustivo de las mismas. En cambio, parte
de los bipolares sobre rodado fueron menos intensamente aprovechados dado que un
importante porcentaje de ellos posee más de un 80% de corteza, por lo cual, se cree que no se
obtuvieron lascas utilizables de estos núcleos. Otros núcleos sobre rodado fueron más
reducidos ya que poseen ambos polos modificados, extracciones en sus dos caras, se rotó el
eje de percusión 90º y/o se los redujo a cuerpos centrales con formas cuadrangulares.
La técnica bipolar está poco representada en el conjunto artefactual, aunque se observa
en cantidades sustanciales en los materiales tallados sobre rodados costeros. Este último
aspecto muestra cierta similitud con las actividades desarrolladas en los talleres costeros
donde a partir de rodados se manufacturaron numerosos artefactos líticos mediante la talla
bipolar (véase capítulo VI). Esta técnica se pone en evidencia también en las formas-base de
algunos instrumentos, en la presencia de percutores de gran tamaño y yunques, así como en
los tipos de lasca. Además, se relaciona con los talones astillados con melladuras, los bulbos
indiferenciados y negativos, así como con las terminaciones indiferenciadas por
machacaduras presentes en los desechos de talla.
La tendencia general del conjunto lítico indica que la reducción de las materias primas
estuvo orientada a la producción de lascas para la elaboración de instrumentos. En este
sentido, solo se ha recuperado un instrumento sobre un núcleo, por lo cual las lascas serían las
formas-base preferidas para la manufactura de instrumentos (en más del 90% pudo
distinguirse que los soportes eran lascas; véase Figura VII.28). A su vez, los módulos de
Longitud-Anchura de los desechos e instrumentos se agrupan en los módulos de lascas
normales y anchas. A grandes rasgos, las materias primas costeras y del interior siguen la
misma tendencia en cuanto a estos módulos, aunque los rodados presentan una leve diferencia
en la mayor proporción de módulos laminares.
Los tipos de lascas más abundantes en los desechos de talla son las internas
(angulares, de arista y planas) y están más representadas en las lascas de las materias primas
del interior. La mayoría de las lascas angulares (44,9%) de estas rocas son poco espesas y con
numerosas aristas. Esto, junto con la importante frecuencia de curvatura registrada en el
conjunto, se podría relacionar con el desarrollo de actividades de formatización de
386
instrumentos (la alta representatividad que poseen los talones filiformes también sustenta esta
idea). De acuerdo con esto, las lascas con corteza (primarias, secundarias, con dorso natural y
bipolares con corteza) poseen una frecuencia menor (10,2%) y se asocian fundamentalmente a
las lascas sobre rodados (Figura VII.30). En estas últimas se destaca la presencia de este
atributo en los talones corticales y en las terminaciones en superficie natural de rodado. La
escasa representación que posee la corteza en la totalidad de los artefactos elaborados en
materias primas del interior (1,9%) indica que éstas habrían sido transportadas al sitio en un
estado de reducción avanzado. El registro de algunas lascas secundarias e instrumentos de
cuarcita y ftanita con corteza, sin embargo, señala que en bajo número algunos núcleos o
instrumentos habrían sido ingresados sin ser totalmente descortezados.
Figura VII.30: Tipos de lasca según la procedencia de las materias primas
%
50
45
40
35
30
25
20
15
10
5
0
Costa
Interior
AB AN AR BI
DN FN IN
PL PR R
SE
Tipo de lasca
Referencias: AB=de adelgazamiento bifacial, AN=angular, AR=de arista, BI=bipolar, DN=de dorso natural,
FN=flanco de núcleo, IN=indiferenciada, PL=plana, PR=primaria, R=reactivación y SE=secundaria.
Los tipos de talones y de bulbos, junto con otros atributos, en cierta medida pueden
brindar información acerca de las técnicas y los percutores empleados en la producción de
artefactos (Andrefsky 1998; Collins 1975; Crabtree 1972; Magne 1989; Nami 1991; Patterson
y Sollberger 1978; Shott 1994). Los tipos de talón más representados son los lisos y
filiformes, que poseen proporciones elevadas en las materias primas del interior. Entre los
rodados, como es de esperar, son abundantes los talones astillados y corticales (Figura
VII.31). La gran representatividad de los talones lisos se vincula con la utilización de la
percusión directa para la talla de la cuarcita y la ftanita. La alta frecuencia que posee el bulbo
pronunciado, junto con el hallazgo de percutores sobre rodados, sugiere que estos
procedimientos se realizaron en parte con percutores de rocas duras.
387
Figura VII.31: Tipos de talón según la procedencia de las materias primas
70
60
50
%
40
Costa
Interior
30
20
10
0
AS
CO
DI
FA
FI
IN
LI
PU
Tipo de talón
Referencias: AS=astillado, CO=cortical, DI=diedro, FA=facetado, FI=filiforme, IN=indeterminado, LI=liso y
PU=puntiforme.
Asimismo, las importantes cantidades de talones filiformes sobre todo en lascas de
tamaños muy pequeños (el 48,5% de las lascas con estos talones posee este tamaño) y con
módulos Anchura-Espesor poco espesos (un 63,4% de estas lascas posee este módulo) puede
relacionarse con el empleo de la técnica de presión. Esta técnica pudo haber sido usada para la
formatización final y retoque de algunos de los instrumentos, momento en el que se habrían
generado parte de los desechos de talla de tamaños muy pequeños. El desarrollo de estas
actividades está apoyado por el registro de lascas de reactivación y talones puntiformes. A su
vez las frecuencias considerables que poseen los bulbos difusos y el labio podrían asociarse
con el uso de percutores blandos. Siguiendo esta idea, pueden haberse utilizado para estas
tareas algunos segmentos grandes y espesos de las astas de cérvidos hallados entre los restos
faunísticos (véase más adelante), mientras que los extremos más delgados y con ápices
agudos son adecuados para la talla por presión.
Si en el conjunto analizado consideramos las proporciones de instrumentos, lascas y
núcleos en distintas rocas como basalto y sílice de la costa por un lado, y cuarcita y ftanita del
interior por otro, se observa que estas materias primas fueron explotadas en forma diferencial
de acuerdo a su procedencia (Figura VII.32). Las lascas son los elementos más abundantes.
Las mismas presentan porcentajes similares tanto en las dos materias primas costeras (61,2%77,8%) como en las dos del interior (61,9%-71,4%). Le siguen los instrumentos, con una
representatividad un tanto mayor en las rocas la ftanita y cuarcita (36,5%-27,6%) con respecto
al basalto y la sílice (21,4%-11,1%). Por último, se observan grandes diferencias en los
núcleos dado que poseen frecuencias relativas importantes en los rodados (17,4%-11,1%) y
muy bajas en las rocas del interior (1%-1,6%). Así, mientras las materias primas costeras
388
poseen porcentajes similares entre los núcleos y los instrumentos, en las del interior los
núcleos poseen porcentajes muy bajos indicando una producción de un mayor número de
formas-base por núcleo y una explotación más intensiva de estas materias primas. A esto se le
puede agregar la posibilidad de que parte de estas rocas hayan sido transportadas al sitio como
formas-base o instrumentos.
Figura VII.32: Categorías generales de artefactos en las principales materias primas
%
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Inst
Lasca
Núcleo
B
C
D
Materia prima
S
Referencias: B=basalto, C=cuarcita, D=calcedonia y S=sílice.
Apoya esta última idea el hecho de que los artefactos manufacturados en rocas
procedentes del interior y de la costa también presentan proporciones diferentes en los
tamaños y en los módulos Anchura-Espesor (Figuras VII.33 y VII.34). En cuanto al tamaño
se observa que, por un lado, las mayores proporciones de artefactos de tamaños muy
pequeños y pequeños fueron elaborados en materias primas del interior. Por otro lado, los
mediano grandes, grandes y muy grandes son más abundantes en las materias primas costeras,
aun cuando estas rocas ocurren en forma de rodados con medidas reducidas. En relación con
los módulos Anchura-Espesor, los módulos poco espesos están más representados en las
materias primas del interior, mientras que los muy espesos predominan en los rodados. A
grandes rasgos, esto muestra que, al contrario de lo que sucede en los rodados, las materias
del interior fueron más reducidas generándose grandes cantidades de artefactos de pequeñas
dimensiones y poco espesos.
389
Figura VII.33: Tamaños según la procedencia de las materias primas
%
50
45
40
35
30
25
20
15
10
5
0
Costa
Interior
1
2
3
4
5
6
Tamaño
Referencias: 1=muy pequeño, 2=pequeño, 3=mediano pequeño, 4=mediano,5=grande y 6=muy grande.
Figura VII.34: Módulos Anchura-Espesor según la procedencia de las materias primas
60
50
40
%
Costa
30
Interior
20
10
0
A
B
C
Módulo Anchura-Espesor
Referencias: A=Poco espeso, B=espeso y C=muy espeso.
Por otra parte, la presencia de núcleos sobre rodados y de nódulos sin modificación
antrópica indica que parte de las rocas costeras habrían sido transportadas al sitio en forma de
rodados sin previa transformación. En el caso de los núcleos, si bien poseen una frecuencia
muy baja en el conjunto de NM1, dentro de las materias primas costeras (n=180) los núcleos
tienen porcentajes (19,4%) equiparables a los registrados en los talleres donde se explotaron
los rodados provenientes de depósitos naturales ubicados en sus inmediaciones. Es interesante
que, aun cuando se corría el riesgo de no obtener ningún producto utilizable debido al
componente de azar que se vincula con la aplicación de la técnica bipolar, estas rocas fueron
acarreadas en forma de rodados enteros.
En algunos de los nódulos sin modificación se observan leves machacaduras en uno o
390
ambos extremos. Debido al desarrollo de estos rasgos se infiere que parte de estos ecofactos
habrían sido traídos desde la costa como materia prima para su reducción o, en el caso de los
de mayores dimensiones, para su empleo como percutores. Así, estos rodados podrían
representar núcleos cuya talla fue fallida o bien percutores utilizados en pocas oportunidades
por lo cual no se generaron claras machacaduras. Sin embargo, la mayoría de los rodados
recuperados, a pesar de poseer tamaños aptos para la talla, no presentan ningún rasgo
producido por la acción humana. Además, es necesario recalcar que algunos de los rodados
poseen tamaños pequeños (más del 25%) y formas de esfera o irregulares. A causa de estas
particularidades se dificulta la interpretación de todos estos elementos bajo la luz de los dos
propósitos arriba referidos relacionados con el proceso de producción de artefactos (véase
capítulo IX).
Es importante señalar que en NM1 se registraron materiales líticos con diferente
desarrollo de pátina (n=10). En la mitad de las piezas con este rasgo la pátina no tiene gran
intensidad (nros. 5/S.12.7, 4/S.20.63, 5/E.20.156b, 5/N.21.11 y 5/S.22.48), mientras que en
otras tres el lustre es más marcado (nros. 4/N.16.60, 4/N.19.35 y T3.26.24). De estas últimas,
una es un núcleo piramidal de cuarzo (nro. 4/N.16.60) con pátina y extracciones frescas por lo
que representaría un instrumento abandonado que ha sido retomado con posterioridad. Un
fenómeno relevante a especificar es que entre los ítems con pátina también fueron hallados
una lasca (nro. 3/E.13.3) y un percutor/yunque (nro. T2.19.184), ambos de basalto, con un
gran desarrollo de esta alteración. La pátina de estas piezas sobre rodados es similar a la que
afecta a los materiales de los sitios ubicados en la faja de médanos. La lasca presenta la
mayoría de su superficie, incluido un negativo de lascado, con pátina similar a la costera junto
con una fractura y un negativo más frescos que el resto de la pieza. En el caso del
percutor/yunque la pátina con gran desarrollo está ubicada en una fractura. Es necesario
agregar aquí que en el sitio también fueron recuperados dos huesos fósiles con marcadas
evidencias de rodamiento y pátina. Estos elementos se hallan con gran frecuencia en las
playas y entre los médanos del área de estudio.
Estas evidencias, junto con las registradas en NM2(sup) están indicando que algunos
materiales sobre rodados pueden haber sido retomados de los talleres costeros, modificándose
los patrones espaciales de objetos previamente descartados. La disponibilidad de artefactos
para su reutilización o reciclado posterior es abundante en estos conjuntos depositados en
ambientes inestables de dunas móviles. En ellos ocurren procesos naturales de erosión
constante que afectan los objetos originalmente desechados (capítulo IV). Los materiales
expuestos pudieron ser retomados por los distintos grupos humanos que ocuparon este paisaje
391
en el pasado (véase discusión sobre estos temas en Camilli y Ebert 1992; Kelly 1992; Kuhn
1995; Wandsnider 1988). De esta forma, los talleres costeros habrían funcionado como
depósitos de abastecimiento alternativos a las acumulaciones naturales de rodados. Estos
materiales, al contrario de lo que sucede con los rodados hallados en las playas, poseen la
ventaja de que no son afectados por el oleaje ni las mareas por lo cual, a no ser que estén
cubiertos por sedimento, van a estar disponibles para su utilización en el sector de dunas.
Estos aspectos relacionan directamente a NM1 con los talleres costeros, con los cuales
posee algunas similitudes. Estas están dadas por la reducción de las materias primas costeras
mediante la técnica bipolar y la explotación predominantemente del basalto con el cual se
elaboraron instrumentos líticos con escasas modificaciones. Del mismo modo que en los
talleres, aun cuando se transportaron a la llanura ubicada a algunos kilómetros del litoral, los
rodados fueron reducidos de forma extensiva para manufacturar instrumentos con baja
inversión de tiempo y energía, los cuales fueron usados y descartados en el mismo lugar.
Entre las diferencias con los sitios de la faja de médanos se destaca una explotación más
selectiva en cuanto a la calidad para la talla de los rodados y el registro de un mayor número
de instrumentos confeccionados con estas rocas volcánicas.
VII.5.4-ANALISIS DE LOS MATERIALES FAUNISTICOS DEL COMPONENTE
INFERIOR
VII.5.4.1-Metodología
Con el objeto de evaluar el aprovechamiento de los recursos faunísticos, la totalidad
del material recuperado fue clasificado según categorías anatómicas y taxonómicas, a las
cuales se les aplicaron análisis zooarqueológicos cuantitativos de abundancia taxonómica
(NISP: número de especímenes identificados, NMI: número mínimo de individuos) y
anatómica (NME: número mínimo de elementos, MAU: número mínimo de unidades
anatómicas, MAU%: MAU estandarizado) (Binford 1978; Grayson 1984; Klein y Cruz Uribe
1984; Lyman 1984, 1994; Mengoni Goñalons 1999; Salemme 1987). Para el relevamiento de
los especímenes óseos del sitio Nutria Mansa 1, los atributos registrados fueron:
§
Datos de procedencia del material: cuadrícula, sector, nivel y número de cada pieza.
§
Asignación taxonómica. Las determinaciones taxonómicas fueron realizadas mediante la
comparación con colecciones de referencia del depósito de Mastozoología del Museo de
La Plata, junto con consultas a diferentes especialistas y de atlas osteológicos. A su vez, se
392
tuvo en cuenta la información biogeográfica disponible para la Región Pampeana. Las
identificaciones se efectuaron a distintos niveles, en relación con el estado de integridad
de los especímenes óseos.
§
Asignación anatómica. Las unidades anatómicas se discriminaron según dos categorías:
1) Porción: se diferenció entre elementos enteros y especímenes fracturados. Para los
fracturados fueron relevadas diferentes porciones o especímenes que componen elementos
mayores. En el caso del cráneo se registraron el hueso petroso, la bulla auditiva, el frontal, el
parietal, el temporal y las hemimandíbulas; para las vértebras el cuerpo y el arco. En los
huesos largos se registraron las diáfisis (diáfisis sin extremidades), extremo proximal (diáfisis
y epífisis proximal fusionada), extremo distal (diáfisis y epífisis distal fusionada), epífisis
proximal y epífisis distal (carilla articular sin fusionar).
2) Lateralidad. En los casos en que fue posible se diferenció el lado de la unidad anatómica
(derecha o izquierda) o su ubicación axial.
§
Estado de fusión. Para lograr una aproximación general a los perfiles etarios se consignó
el estado de fusión del especímen, clasificándose a los elementos en maduro o inmaduro.
El material dentario de Lama guanicoe fue analizado por el Lic. C. Kaufmann
(INCUAPA, UNCPBA) quien determinó y clasificó estos elementos en relación a la
secuencia de erupción, desarrollo y desgaste dentario de las mandíbulas y elementos
aislados. Estos análisis permitieron asignar los restos a determinadas categorías etarias
haciendo posible reconstruir los perfiles de mortalidad de los guanacos y establecer la
estación en que fue ocupado el sitio.
Asimismo, se registraron distintas variables tafonómicas en dos muestras diferentes
con el objeto de evaluar los procesos naturales y culturales que interactuaron en la formación
del depósito arqueológico. Por una parte, se analizó la totalidad de los restos óseos hallados en
planta en dos de las cuadrículas excavadas (C:1 y C:5). Por otra parte, se estudiaron los restos
de roedores y armadillos recuperados mediante el cribado de los sedimentos de la cuadrícula
2. El análisis tafonómico y parte de las identificaciones taxonómicas y anatómicas de los
armadillos y roedores fueron efectuadas por el Dr. G. Gómez (INCUAPA, UNCPBA).
A partir de los resultados de estas investigaciones se abordan problemas como la
exposición superficial de los especímenes óseos previo al enterramiento, la depositación de
materiales faunísticos sin vinculación con actividades humanas, la intervención de agentes y
procesos naturales, etc. (Behrensmeyer 1978; Borrero 1990 a, 2001; Gifford 1981; Gutiérrez
1998; Kreutzer 1996; Lyman 1994; Silveira 1997). Además, se registraron las clases de
fracturas representadas a los efectos de diferenciar las de origen natural de aquellas
393
ocasionadas por la acción antrópica (Johnson 1985; Mengoni Goñalons 1999; Miotti 1998).
Fueron relevadas las siguientes variables:
§
Estadío de meteorización. Este atributo fue considerado, por un lado, para mamíferos
grandes (más de 5 kg de peso corporal según la propuesta de Behrensmeyer 1978) y, por
otro, para elementos de armadillos y roedores.
§
Estado del hueso al momento de la fractura. Las fracturas fueron clasificadas en aquellas
producidas en estado seco o fresco conforme al color, la textura y el ángulo de las
superficies de fractura. Las frescas se discriminaron de acuerdo a la presencia de
superficies lisas y suaves del borde de la fractura, con una coloración igual al resto del
especímen. Para las secas se tuvo en cuenta la existencia de diferencias de coloración, así
como de bordes rectos y superficies irregulares y rugosas.
§
Tipo de fractura: helicoidal, transversal, longitudinal y oblicua. La fracturas transversales,
longitudinales y oblicuas fueron diferenciadas a partir de su posición con respecto al largo
máximo del especímen. Dentro de la categoría helicoidal se incluyen aquellas fracturas
producidas en estado fresco por un impacto dinámico y que poseen convergencia de dos
frentes de fractura, presencia de negativos de lascado y/o marcas de golpes del percutor en
forma de muesca. Las fracturas longitudinales que presentaban estos atributos fueron
consideradas helicoidales dado que no todos los huesos presentan torsión sigmoidea (p. ej.
metapodios). También se registraron lascas óseas a partir de la presencia de talones,
puntos de impacto, bulbos de percusión y estrías (Johnson 1985; Miotti 1998).
§
Alteración térmica. Fue diferenciada su presencia o ausencia de acuerdo a la coloración de
los restos (véase Gómez 2000; Gutiérrez 1998).
§
Marcas en la superficie cortical. Se registraron marcas de raíces, huellas de corte y marcas
indeterminadas. Las marcas de raíces fueron diferenciadas a partir del registro de grabados
dendríticos producido por la secreción de ácidos de las mismas (Montalvo 2002). Como
huellas de corte se consideraron las marcas lineales con sección transversal en forma de V
(Binford 1981; Lyman 1994; Mengoni Goñalons 1999, Valverde 2001, entre otros) y
como marcas indeterminadas aquellas en las cuales el agente causante no pudo ser
identificado.
§
Otras variables tafonómicas. Se identificaron hoyos de disolución química, manchas de
Manganeso, abrasión sedimentaria, exfoliación, pisoteo, etc. (véase la descripción de estos
atributos en Gutiérrez 1998; Lyman 1994).
§
Actividad de roedores y carnívoros. Fue considerada la presencia de mordisqueo de
roedores, marcas de carnívoros con hoyuelo/s o con surcos y acción de masticado no
394
determinada. Las marcas paralelas cortas, frecuentemente ubicadas en crestas o
tuberosidades de los huesos, fueron vinculadas con los roedores. Las perforaciones
circulares, hoyuelos de diferentes dimensiones y surcos generalmente asociados al roído y
mascado del tejido esponjoso de las epífisis de los huesos largos se asociaron a carnívoros
(Binford 1981; Borrero 1990 a; Gómez 2000; Haynes 1980; Miotti 1998).
§
Acción del agua. Para evaluar su posible incidencia en la formación del conjunto se
comparó la representación de partes esqueletarias con un modelo experimental de
selección y transporte de unidades anatómicas por el agua (Voorhies 1969). A su vez, se
midieron las orientaciones de los huesos largos sobre las plantas de todas las cuadrículas
confeccionadas durante la excavación (Shipman 1981; Voorhies 1969). Estas tareas
fueron realizadas conjuntamente con la Lic. A. Massigoge.
VII.5.4.2-Aspectos taxonómicos
De los 137894 materiales faunísticos recuperados en NM1 se analizaron 107759
restos, constituidos por especímenes óseos identificados taxonómicamente y astillas
indeterminadas procedentes de las cuadrículas 1, 2, 3, 4 y 5. La muestra analizada representa
el 78,1% del material contabilizado. Cabe aclarar que, a excepción del material dentario de
Lama guanicoe, parte de los materiales de la cuadrícula 3 y de tamizado aún se encuentran en
proceso de análisis. Del total de los restos analizados 23368 (21,7%) fueron incluidos en la
categoría indeterminados y 59192 (54,9%) en la clase Mammalia. Un 19,2% del total de los
especímenes hallados pudo ser asignado al menos al nivel de género (Tabla VII.17). Es
importante mencionar que el NISP fue calculado contabilizando también fragmentos que no
presentaban atributos diagnósticos para su identificación. Se procedió de esta manera debido a
la gran cantidad de elementos que se hallaron en planta fracturados in situ durante las tareas
de campo, compuestos por fragmentos en estrecha vinculación. Los mismos fueron
recuperados en el terreno mediante bloques de sedimento, pero los fragmentos fueron
separados durante el procesamiento en el laboratorio. Dado que es muy dificultoso el
remontaje de los especímenes, por su elevado grado de fragmentación, se asume que los
restos recuperados en cada bloque corresponden a una misma unidad anatómica determinable
taxonómicamente.
395
Tabla VII.17: Taxa representados en NM1
Taxa
Ungulado
Artiodactyla
Lama sp.
Lama guanicoe
Cervidae indet.
Ozotoceros bezoarticus
Canidae indet.
Dusicyon sp.
Dusicyon gymnocercus
Dusicyon avus
c.f. Dusicyon avus
Chrysocyon brachyurus
Conepatus sp.
Felidae indet..
Panthera onca
Otaridae indet.
Carcharodon carcharias
Dasipodidae indet.
Chaetophractus villosus
Zaedyus pichiy
Dasypus hybridus
c.f. Galea musteloides
Lagostomus sp.
Myocastor coypus
Sigmodontinae indet.
Ctenomys sp.
Reithrodon sp.
Total
NISP
3431
674
3903
15994
70
23
7
62
76
80
83
2
3
2
9
5
2
264
146
83
1
6
48
3
84
125
13
25199
%
13,61
2,67
15,49
63,47
0,28
0,09
0,03
0,25
0,3
0,32
0,33
0,01
0,01
0,01
0,03
0,02
0,01
1,05
0,58
0,33
0,01
0,02
0,19
0,01
0,33
0,5
0,05
100
NME
190
29
262
1572
17
15
6
29
19
22
12
1
3
2
5
3
2
264
146
83
1
3
36
3
79
89
10
2903
La especie más abundante en el Componente Inferior de NM1 es Lama guanicoe. En
el caso de los restos óseos determinados como Lama sp. fueron agregados a los materiales de
guanaco puesto que no hay registros durante el Holoceno tardío de otras especies de este
género en la Región Pampeana. Es necesario aclarar que a partir del estudio del material
dentario de Lama guanicoe se obtuvieron valores más altos de número mínimo de individuos
(NMI=37 para las mandíbulas y NMI=58 para mandíbulas más dientes aislados, véase más
adelante) que el calculado para el esqueleto postcranial de las cuadrículas 1, 2, 3, 4 y 5
(NMI=28 a partir del húmero distal). Estas diferencias se deben principalmente a tres
aspectos. Primero, sin dudas responde a que el material dentario fue analizado en su totalidad,
mientras que el estudio de los restantes elementos del esqueleto aún no ha sido concluido.
Segundo, las distintas metodologías aplicadas han incidido en la determinación del NMI. En
el caso de los dientes, a diferencia del esqueleto postcraneal, permitió distinguir más de dos
categorías de edad, por lo cual las posibilidades de discriminar un mayor número de
individuos son más elevadas. Tercero, también podrían haber incidido las mayores
posibilidades de preservación del material dentario.
396
Además, fueron recuperados restos faunísticos correspondientes a diversas especies de
mamíferos (n=16) y de un pez. Dentro de los herbívoros, además de guanaco, se registraron
restos asignados a Ozotoceros bezoarticus (NMI=1; venado de las pampas) y cérvidos
indeterminados, junto a otros especímenes identificados a niveles taxonómicos superiores
como Artyodactilo y Ungulado. Entre los carnívoros se hallaron restos pertenecientes a
Dusicyon gymnocercus (NMI=2; zorro pampeano), Dusicyon avus (NMI=6; zorro
extinguido), Chrysocyon brachyurus (NMI=1; aguará guazú) y otros cánidos indeterminados.
A estos carnívoros se les agregan especímenes de Panthera onca (NMI=1; yaguareté) y de
otros félidos indeterminados, así como del mustélido Conepatus sp. (NMI=2; zorrino) (Tablas
VII.17 y VII.18).
En cuanto a los restos de roedores y armadillos, la mayoría corresponde a partes
esqueletarias de estos últimos. La mayor parte de los elementos son placas dérmicas de
dasipódidos, tanto indeteriminables como de Chaetophractus villosus (peludo), Zaedyus
pichiy (piche) y Dasypus hybridus (mulita). También están representados los roedores
Lagostomus sp. (vizcacha), Myocastor coypus (nutria) y Galea musteloides (cuis). Entre los
micromamíferos se destacan: Ctenomys sp. (tuco-tuco), Reithrodon sp. (ratón conejo), como
también de Sigmodontinae indet. Entre los taxa de origen marino fueron recuperados
especímenes de Carcharodon carcharias (NM1=1; tiburón blanco) y de otáridos
indeterminados (NM1=1; lobo marino) (Tablas VII.17 y VII.18).
En NM1 está representada una gran diversidad de taxa correspondientes a distintos
dominios climáticos. Se registran mamíferos de ambientes áridos y semiáridos característicos
del dominio Central y Patagónico como Reithrodon auritus, Zaedyus pichiy y Lama guanicoe.
Además se hallaron restos de Dusicyon avus, cánido propio de climas fríos y áridos (Figura
VII.35). También se recuperaron especímenes de Lagostomus sp., Chaetophractus villosus y
Panthera onca, que son ejemplares de amplia tolerancia climática. En el caso del yaguareté
(Figura VII.36) esta especie ha sobrevivido por lo menos hasta fines del siglo XIX en la
Región Pampeana (Carman 1984; Marchetti 1988). Por su parte, Dusicyon gymnocercus y
Dasypus hybridus habitan zonas templadas y húmedas. Este último armadillo es de origen
brasílico y habría ingresado en momentos tardíos en la Región Pampeana (Vizcaíno et al.
1995). Otra especie subtropical observada es Myocastor coipus (Gómez 2000, ms.; Miotti
1998; Tonni et al. 1999).
397
Tabla VII.18: Partes esqueletarias de los taxa (excepto guanaco) representados en NM1
Taxa
Ungulado
Partes esqueletarias
4 dientes, 2 petrosos, 2 frag. mandibulares, 30 vértebras, 6 escápulas, 12 húmeros, 15
cúbitos, 11 radios, 21 pelvis, 20 fémures, 5 tibias, 4 astrágalos, 10 calcáneos, 4
autopodiales, 1 fibular, 30 metapodios, 13 falanges
Artiodactyla
1 esternebra, 1 frag. mandibular, 27 metapodios
Cervidae
8 frag. de astas, 4 molares, 1 P4, 1 diente, 1 acetábulo, 1 fémur px., 1 calcáneo der.
Ozotoceros bezoarticus
2 astas, 1 molar, 1 vértebra torácica, 2 húmeros ds. izq. e indet., 1 radio ds. der., 1
tibia ds. der., 1 astrágalo izq., 1 calcáneo der., 3 tarsianos, 1 metacarpo px., 1 falange
px.
Lagostomus sp.
28 incisivos, 2 molares, 2 dientes, 1 vértebra, 1 fémur ds., 1 fémur diaf., 1 metapodio
ds.
Myocastor coypus
3 incisivos
c.f. Galea musteloides
3 incisivos
Dasipodidae indet.
264 placas, 1 molar
Chaetophractus villosus 146 placas
Zaedyus pichiy
83 placas
Dasypus hybridus
1 placa
Sigmodontinae indet.
63 incisivos, 13 dientes, 1 húmero, 2 tibias
Ctenomys sp.
64 incisivos, 22 molares, 1 maxilar, 1 húmero diaf., 1 tibia diaf.
Reithrodon sp.
9 molares, 1 molar con frag. Mandibular
Canidae indet.
1 canino, 1 m1 der., 1 M2 der., 1 molar, 1 diente, 1 falange px.
Dusicyon sp.
1 i2 izq., 1 I3 der., 2 I3 izq., 1 C1 izq., 2 c1 izq., 1 P1 der., 1 p1 der., 1 P3 der. 1 p3
der., 1 p3 izq., 2 P4 der., 1 P4 izq., 3 M1 izq., 1 M1 o M2 izq., 1 M2 der., 2 M2 izq.,
2 m1 izq., 2 m2 izq., 1 frag. de hemimandíbula izq. con m1, 1 petroso izq., 1 4to
metacarpiano der., 1 falange proximal
Dusicyon gymnocercus
1 C1 izq., 1 c der., 2 P4 izq., 1¿p3 der.?, 1 M1 der., 2 m1 der., 1 m1 izq., 1 m2 izq., 1
frag. mandibular izq. con p2, 1 húmero ds. izq., 1 húmero px. izq., 1 frag. húmero
izq., 1 frag. fémur ds. der., 1 frag. tibia diaf. izq., 1 frag. astrágalo der., 1 calcáneo
der., 1 calcáneo izq.
Dusicyon avus
1 I3, 1 P4 izq., 2 p4 izq., 2 p4 der., 1 frag. premolar, 2 M1 der., 1 M1 izq., 6 m1 der.,
3 m1 izq., 1 hemimandíbula der. con p1-m2, 1 frag. mandibular izq. con M1, 1 frag.
mandibular con alvéolos del p3 y p4, junto con 1 frag. mandibular izq. con alvéolos
de m2 y m3
c.f. Dusicyon avus
1 I3 izq., 1 C1 der., 2 C1 izq., 1 c1 der., 1 P4 der., 1P4 izq., 1 p4 der., 1 p4 izq., 1 M2
izq., 1 m2 der., 1 frag. mandibular izq. con p3 y p4 y talónido de m1 izq. y m2 izq.
Chrysocyon brachyurus
1 metatarsiano V
Conepatus sp.
1 frag. mandibular con m1, 1 frag. hemimandíbula der. con m1 y frag.
hemimandíbula con m1
Felidae indet.
1 i3 der. de P. Concolor o i2 de P. onca, 1 M1 izq.
Panthera onca
1 I3 der., 1 i3 der., 1 C1 der., 1 c1 izq., 1 P1 der.
Otaridae
2 vértebras, 1 costilla px.
Carcharodon carcharias 2 dientes inferiores (segundo izq. y ¿sexto izq.?)
Referencias: px.=proximal, ds.=distal, diaf.=diáfisis, der.=derecho, izq.=izquierdo y frag.=fragmento/s.
398
Figura VII.35: Material dentario de Dusicyon avus recuperado en NM1. A y B: m1 derecho,
C: C1 derecho y D: hemimandíbula derecha incompleta con los p4-m2
Figura VII.36: Material dentario Panthera onca recuperado en NM1. A: c1 izquierdo y B: I3
derecho
Dentro de las especies recuperadas en NM1 cabe resaltar el hallazgo de un
metatarsiano V derecho incompleto, indistinguible del homólogo de Chrysocyon brachyurus
(Figura VII.37), el cual constituye el primer registro concreto de la presencia de esta especie
en el sudeste de la Región Pampeana durante el Holoceno (Prevosti y Bonomo 2003). El
aguará guazú es un cánido singular debido a su gran talla y miembros locomotores largos.
399
Habita en una amplia gama de ambientes, preferentemente abiertos con abundantes cuerpos
de agua, bajo condiciones subtropicales a intertropicales, aunque parece estar limitado por las
temperaturas medias que caen por debajo de los 19°C (Prevosti et al. e.p.).
Figura VII.37: Metatarsiano V de C. brachyurus hallado en NM1 (A y C) comparado con un
ejemplar actual (B y D). 1: vista lateral y 2: vista anterior
En el país la distribución actual de C. brachyurus esta restringida al Dominio
Subtropical (provincias de Formosa, Chaco, sudeste de Santiago del Estero, norte de Santa Fe
y gran parte de Corrientes). A partir de datos relevados en crónicas de Jesuitas, funcionarios
coloniales, viajeros y naturalistas de los siglos XVIII y XX, se ha propuesto que su
distribución se habría extendido hacia áreas muy alejadas de su rango geográfico
contemporáneo, incluyendo Norpatagonia y el sur de la Región Pampeana (Casamiquela
1975; Fernández 1976). Sin embargo, estas referencias se basan principalmente en
observaciones indirectas a partir de informantes, descripciones dudosas, topónimos
incompletos, etc., no constituyéndose en pruebas contrastables de la existencia de esta especie
en dichas regiones en tiempos posteriores a la conquista hispánica. Asimismo, existen varias
menciones de hallazgos de materiales faunísticos atribuidos al aguará guazú en sitios
arqueológicos y paleontológicos holocénicos de la Región Pampeana (véase García Esponda
et al. 2001; Prevosti et al. e.p.). Sin embargo, el único resto confiablemente determinado
proviene del sitio arqueológico La Bellaca 2 (García Esponda et al. 2001), mientras que en los
otros depósitos arqueológicos y paleontológicos las menciones de este cánido están basadas
400
en elementos óseos poco diagnósticos, sin descripciones o figuras que permitan corroborar las
asignaciones taxonómicas propuestas. Con respecto al ejemplar de Chrysocyon brachyurus
recuperado en NM1, es interesante resaltar que este se encuentra a alrededor de 500 km al sur
del registro fósil más cercano y a una distancia superior a los 1000 km de su área de
distribución actual (Prevosti y Bonomo 2003; Prevosti et al. e.p.).
Es importante mencionar el hallazgo sin precedentes en la Región Pampeana de dos
dientes inferiores de Carcharodon carcharias (tiburón blanco) que han sido modificados en
artefactos (Figura VII.38). Estos dientes de tiburón pertenecerían a un individuo inmaduro de
aproximadamente 2,30 m de largo y 200 kg de peso (Cione y Bonomo 2003). Entre los
aspectos más relevantes para la discusión del contexto arqueológico de NM1 se destacan los
siguientes: 1) El tiburón blanco es un pez oceánico extremadamente raro en casi todos los
mares donde poseen registros esporádicos; 2) circunstancialmente puede penetrar en las aguas
poco profundas de la plataforma continental cerca de la línea de rompiente; 3) en algunos
casos se han observado ejemplares varados en playas de distintas partes del mundo
(Compagno 1984); 4) la evidencia actual de este elasmobranchio en la costa de la Región
Pampeana es escasa, siendo considerado este sector como el límite más austral en su
distribución; 5) hasta el momento, solo se detectó la presencia ocasional de dientes
mineralizados de tiburón blanco en depósitos paleontológicos cuaternarios (Cione 1983).
En cuanto al registro arqueológico, cabe destacar que en un sitio superficial de los
médanos de Monte Hermoso (Conlazo 1983) se hallaron abundantes restos de tiburón con
artefactos líticos sin asociación evidente y en las ocupaciones correspondientes al Holoceno
medio del sitio Casa de Piedra 1 en el valle del río Colorado (Gradín 1984) se recuperó un
diente fósil de Carcharias. Aquí hay que hacer notar que los tiburones son peces
cartilaginosos por lo cual su potencial de preservación en el registro arqueológico es bajo. Las
partes duras del esqueleto con mayor probabilidad de preservación son los dientes y los
cuerpos vertebrales calcificados, además de dentículos dérmicos y cartílagos calcificados del
rostro (Kozuch 1993; Rick et al. 2002).
La distribución del tiburón blanco se ve afectada por la temperatura del agua, siendo
los registros más frecuentes en aguas templado cálidas a frías. En la periferia de su rango de
acción, en aguas frías, el tiburón blanco se mueve en dirección a mayores latitudes solo
cuando las masas de agua aumentan su temperatura en verano (Compagno 1984). En este
sentido, los ejemplares actuales registrados en la costa bonaerense corresponden a la
temporada estival (Siccardi et al. 1981). A su vez, los individuos pequeños menores de 3 m de
401
largo -como el ejemplar de NM1- serían más sensibles a los cambios en la temperatura del
agua (Compagno, 1984). Por lo tanto, si estos dientes de Carcharodon carcharias fueron
recolectados en la costa del área de estudio (es decir, sino provienen de un sector ubicado más
al norte), su hallazgo podría sugerir una temperatura promedio del agua marina mayor que la
presente. De esta manera, este registro puede estar brindando información paleoambiental
general o bien acerca de la estación en que pudo morir este ejemplar (que puede no ser
contemporánea con el evento de obtención y de descarte de los dientes en el sitio) que debe
ser contrastada con otras líneas de evidencia.
Figura VII.38: Vista lingual de los dos dientes inferiores de tiburón blanco
modificados como pendientes y posiblemente utilizados como instrumentos. (A: ¿sexto izq.?,
B: segundo izq. y C: detalle del aserramiento de los bordes; a la derecha, borde sin modificación de
diente actual de C. Carcharias; a la izquierda, borde modificado del diente ilustrado en B)
En sitios arqueológicos y en grupos etnográficos de diferentes partes del mundo se han
registrado dientes de tiburón blanco empleados para la confección de objetos ceremoniales,
armas y herramientas, como por ejemplo cuchillos, raspadores, perforadores y puntas de
proyectil. Estos elementos junto con los cuerpos vertebrales calcificados fueron utilizados
como adornos en aros, colgantes o collares (véase Cione y Bonomo 2003). Los dientes de
tiburón recuperados en NM1 poseen dos pequeños surcos incisos alrededor de la raíz,
probablemente para ser sujetados a una cuerda y ser usados en forma de pendiente (Figura
VII.38). Por otra parte, la forma triangular con fuertes bordes aserrados les confiere
402
apropiadas cualidades para ser utilizados como instrumentos cortantes, posibilitando el trabajo
de materiales duros como madera, moluscos o hueso (Kozuch 1993). Los ejemplares de NM1
poseen un marcado desgaste en el aserramiento de sus bordes, mientras que sus raíces se
encuentran intactas, por lo cual es posible que estos rastros evidencien su modificación
intencional, posiblemente para su uso como herramienta (Cione y Bonomo 2003).
En el sitio NM1 además de los dos dientes de tiburón intencionalmente modificados
fueron elaborados instrumentos óseos. El hueso es una materia prima alternativa que con baja
inversión de energía puede ser adecuada para realizar determinadas tareas, como por ejemplo
la desarticulación, la extracción del tejido muscular, el trabajo de pieles o retocar instrumentos
líticos (Johnson 1985; Johnson et al. 2000; Mazzanti y Valverde 2001; Scheinsohn y Ferretti
1997). Instrumentos óseos ligados a actividades de subsistencia se registraron en sitios de la
costa atlántica, del Area Interserrana y del Sistema Serrano de Tandilia con distintas
cronologías (véase resumen en Johnson et al. 2000 y Mazzanti y Valverde 2001).
En NM1 fueron recuperados dos posibles instrumentos confeccionados en hueso. El
primero de ellos posee claras evidencias de formatización antrópica intencional; está
manufacturado en un metatarso de guanaco que conserva la epífisis proximal (Figura VII.39).
El mismo ha sido confeccionado mediante pulido y redondeamiento de los bordes de su
superficie de fractura, conformando un ápice romo en el extremo distal. Las dimensiones son
9,6 cm de largo 3,6 cm de ancho, 3,5 cm de espesor y la longitud de la parte activa es de 4,6
cm. En general los metapodios proximales de ungulados son seleccionados para la
manufactura de instrumentos óseos, debido, entre otras causas, a su dureza y a que dadas sus
propiedades estructurales conservan gran parte de la diáfisis al ser fracturados (Mazzanti y
Valverde 2001: 178 y bibliografía allí citada; véase también Scheinsohn y Ferretti 1997).
El segundo ejemplar es un posible instrumento manufacturado en un fragmento de una
sínfisis mandibular de Artyodactilo pulida, biselada y con bordes redondeados, cuya forma
final es semejante a una espátula (Figura VII.40). Las dimensiones son 5,8 cm de largo, 2,3
cm de ancho, 1 cm de espesor y la longitud de la parte activa es de 2,5 cm. El desarrollo del
pulido que posee este elemento es superior al del resto de los huesos, no obstante, dada la
presencia de abrasión sedimentaria en parte del conjunto óseo de NM1 (véase análisis
tafonómico) y la forma poco elaborada de este instrumento, el mismo debe ser sometido a
análisis microscópicos de rastros de uso para confirmar su asignación a esta categoría.
403
Figura VII.39: Instrumento óseo manufacturado en un metatarso de guanaco
Figura VII.40: Posible instrumento óseo elaborado sobre una sínfisis mandibular de
Artyodactilo
VII.5.4.3-Aspectos cuantitativos
Dado que Lama guanicoe es la especie predominante, se calcularon las medidas de
abundancia anatómica (NME, MAU, MAU%) de las cuadrículas 1, 2, 4 y 5 a los efectos de
evaluar su grado de aprovechamiento. Es necesario aclarar que en una primera instancia se
realizó el análisis cuantitativo global del conjunto óseo (incluida su correlación con el índice
de utilidad económica y la densidad mineral ósea que son abordados más adelante). Es a partir
de este análisis que se ha obtenido el número mínimo de individuos de 28 para el guanaco.
404
Luego, estas medidas fueron establecidas por separado, primero para la concentración de
huesos de las cuadrículas 4 y 55 y, segundo para los restantes elementos óseos de las
cuadrículas 1, 2, 4 y 5 que no se hallaban contenidos en la misma. Este procedimiento se
efectuó con la finalidad de evaluar si existía algún comportamiento diferencial entre la
representación de partes de ambos subconjuntos. Los resultados obtenidos en el análisis
global de todo el conjunto óseo fueron similares a los del subconjunto de elementos no
pertenecientes a la concentración de las cuadrículas 4 y 5. Por este motivo, junto a cuestiones
de espacio y objetivos de este capítulo, solo se presentan los resultados de los dos
subconjuntos analizados por separado.
VII.5.4.3.1-Concentración ósea
La concentración de las cuadrículas 4 y 5 está compuesta de 8017 restos óseos, posee
forma irregular con dimensiones máximas de aproximadamente 2,2 m de largo máximo por
1,4 m de ancho máximo (Figuras VII.41 y VII.42). Está formada casi exclusivamente por
unidades anatómicas de guanaco (NME=150). Además fueron halladas, aunque en baja
frecuencia, placas de dasipódidos (NME=2), un fémur proximal de cérvido (NME=1) y
dientes de roedores (NME=3). También se recuperaron astillas óseas indeterminadas y huesos
que, por su alto grado de fragmentación, fueron asignados a distintos niveles taxonómicos
como Artyodactilo (NME=4), Ungulado (NME=12) y Mamífero (NME=44).
El número mínimo de individuos (NMI) de la concentración ósea está constituido por
8 guanacos: 2 inmaduros y 6 maduros (Tabla VII.19). En esta acumulación de huesos con baja
diversidad específica se encuentra representado un amplio espectro de partes esqueletarias de
Lama guanicoe. Están presentes cráneos, vértebras, huesos de la pelvis y de las extremidades.
Los huesos del esqueleto apendicular (NME=132; 88%) son más numerosos que los del axial
(NME=18; 12%). La unidad anatómica de mayor frecuencia es el húmero distal, que posee
diferencias significativas con su porción proximal.
5
Cabe señalar que los límites de la concentración detectada en la cuadrícula 3 no están aún definidos ya que
parte de la misma se continúa fuera del área de excavación. A esto se le agrega, como ha sido expresado arriba,
que no se finalizó el análisis taxonómico y anatómico de los materiales faunísticos de esta cuadrícula; por estos
motivos los materiales de la misma no serán aquí analizados.
405
Figura VII.41: Planta de la concentración ósea hallada en las cuadrículas 4 y 5 de NM1
406
Figura VII.42: Vista de la concentración ósea hallada en las cuadrículas 4 y 5 de NM1
Como se observa en la Figura VII.43 los huesos largos de los cuartos delanteros
(húmero, radiocúbito y metacarpo) y traseros (fémur, tibia y metatarso) están presentes en
proporciones similares y poseen porcentajes de MAU altos a medios (con valores entre 100 y
50). Otros huesos del esqueleto apendicular, como carpianos, patella, astrágalo, calcáneo,
primera y segunda falange, muestran MAU% de medios a, principalmente, bajos. La tercer
falange y los tarsianos están ausentes (Tabla VII.19). Es preciso aclarar que algunos de estos
elementos de pequeñas dimensiones pueden estar subrepresentados en este estudio por
encontrarse entre los materiales de cribado que todavía no fueron procesados. Por su parte, las
cinturas escapular y pélvica poseen porcentajes bajos. El cráneo tiene un MAU estandarizado
medio -sin embargo, si se tienen en cuenta los huesos petrosos y el maxilar el mismo es alto
(80)- mientras que en las mandíbulas es bajo. En las vértebras representadas se observan
MAU% desde bajos a muy bajos (entre 2 y 20), siendo las torácicas las menos frecuentes. Los
atlas, las costillas y las esternebras no fueron registrados en la concentración.
407
Tabla VII.19: Unidades anatómicas de Lama guanicoe representadas en la concentración de
las cuadrículas 4 y 5
Unidad
anatómica
Inmaduro
Izq Der Ax
Cráneo
Petroso
Maxilar
Hemimandíbula
Axis
Cervicales
Torácicas
Lumbares
Sacro
Caudales
Escápula
Húmero px.
Húmero ds.
Húmero diaf.
Radiocúbito px.
Radiocúbito ds.
Pisiforme
Cuneiforme
Magnum
Unciforme
Metacarpo px.
Metacarpo ds.
Hemipelvis
Fémur px.
Fémur ds.
Patella
Tibia px.
Tibia ds.
Tibia diaf.
Astrágalo
Calcáneo
Metatarso px.
Metatarso ds.
Metapodio ds.
1er Falange
2da Falange
1
1
1
1
-
1
2
1
1
1
2
-
1
-
Maduro
Indeterminado
Indt
Izq
Der
Ax
Indt
Izq
1
1
2
-
1
1
2
4
2
3
3
1
2
2
5
5
1
1
3
3
-
2
2
5
3
2
2
2
3
2
2
2
2
1
3
2
-
2
1
1
2
1
5
1
1
-
6
12
4
1
1
2
1
1
1
-
Der Indt NMI NME
1
1
1
1
3
1
1
1
1
-
Referencias: Izq=izquierdo, Der=derecho, Ax=axial y Indt=indeterminado.
1
1
1
1
1
-
2
1
1
1
1
1
2
1
1
1
2
3
8
1
4
3
3
1
1
1
4
4
1
4
5
1
5
5
1
2
1
4
4
3
2
1
2
2
1
1
1
2
2
5
1
1
3
5
10
1
7
6
5
2
1
1
7
7
1
7
8
1
7
7
2
3
2
7
6
9
13
4
MAU
2
1
1
0,5
1
0,4
0,1
0,7
1
1,5
2,5
5
0,5
3,5
3
2,5
1
0,5
0,5
3,5
3,5
0,5
3,5
4
0,5
3,5
3,5
1
1,5
1
3,5
3
2,2
1,6
0,5
MAU
%
40
20
20
10
20
8
2
14
20
30
50
100
10
70
60
50
20
10
10
70
70
10
70
80
10
70
70
20
30
20
70
60
44
32
10
408
Figura VII.43: MAU% de guanaco. Concentración de las cuadrículas 4 y 5
VII.5.4.3.2-Elementos no pertenecientes a la concentración de las cuadrículas 4 y 5
El número mínimo de individuos representado en el subconjunto óseo que no se
hallaba concentrado (NME=1169) está constituido por 26 individuos: 4 inmaduros y 22
maduros. En el mismo existe también una gran diversidad de partes anatómicas de Lama
guanicoe, tanto huesos del cráneo, columna vertebral, cintura pélvica como de ambas
extremidades. En la Tabla VII.20 se observa que las unidades del esqueleto apendicular
(NME=961; 82,2%) son más abundantes que las del axial (NME=208; 17,8%). A diferencia
de la concentración el elemento más frecuente es el astrágalo.
409
Tabla VII.20: Unidades anatómicas de Lama guanicoe representadas en las cuadrículas 1, 2, 4
y 5 (excepto los elementos de la concentración de C: 4 y C: 5)
Unidad
anatómica
Petroso
Incisivo
Canino
Premolar/molar
Diente
Maxilar
Hemimandíbula
Atlas
Axis
Cervicales
Torácicas
Lumbares
Sacro
Caudales
Costilla
Escápula
Húmero px.
Húmero ds.
Húmero diaf.
Radiocúbito px.
Radiocúbito ds.
Radiocúbito diaf.
Pisiforme
Escafoide
Cuneiforme
Lunar
Magnum
Trapezoidal
Unciforme
Metacarpo px.
Metacarpo ds.
Hemipelvis
Fémur px.
Fémur ds.
Fémur diaf.
Patella
Tibia px.
Tibia ds.
Tibia diaf.
Astrágalo
Calcáneo
Endocuneiforme
Navicular
Fibular
Cuboide
Metatarso px.
Metatarso ds.
Metapodio px
Metapodio ds.
Metapodio diaf.
1er Falange
2da Falange
3er Falange
Inmaduro
Maduro
Indeterminado
Izq Der Ax Indt Izq Der Ax Indt Izq Der Ax Indt NMI NME MAU
7
5
3
8
15
7,5
14
14
1
1
26
26
18
18
1
1
1
1
6
4
6
10
5
2
2
2
2
4
1
5
5
5
12
3
12
2,4
25
3
25
2,08
49
7
49
7
9
9
9
9
12
12
3
5
1
5
9
0,75
13
9
6
1
1
15
30
15
1
6
3
2
1
7
13
6,5
1
1
17 19
1
1
3
22
43
21,5
7
2
6
8
15
7,5
2
13 19
1
21
35
17,5
3
1
1
13 15
3
20
36
18
1
5
3
5
9
4,5
12 10
1
12
23
11,5
4
6
6
10
5
5 12
1
12
18
9
6
3
1
6
10
5
2
7
7
9
4,5
1
1
1
2
3
1,5
4 11
1
11
16
8
7
13
1
13
21
10,5
5
7
1
7
13
6,5
6
8
2
8
16
8
3
5
11
3
1
2
15
25
12,5
1
1
5
4
1
1
1
7
14
7
1
1
3
3
5
2,5
7
5
7
10
19
9,5
1
1
12
8
1
1
13
24
12
15 13
1
1
16
30
15
3
1
4
4
8
4
26 19
1
2
26
48
24
20 18
2
20
40
20
8
7
1
8
16
8
14
9
1
14
24
12
8
6
8
14
7
15
7
1
15
23
11,5
1
1
20 19
1
22
42
21
1
1
15 13
1
17
31
15,5
1
17
1
6
19
4,75
5
39
1
12
45
11,25
13
4
13
3,25
1
- 106
12
15
119 14,87
1
73
6
11
80
10
2
1
2
0,25
Referencias: Izq=izquierdo, Der=derecho, Ax=axial y Indt=indeterminado.
MAU%
31,25
4,1
20,83
8,33
20,83
10
8,66
29,16
37,5
3,12
62,5
27,08
89,58
31,25
72,91
75
18,75
47,91
20,83
37,5
20,83
18,75
6,25
33,33
43,75
27,08
33,33
52,08
29,16
10,41
39,58
50
62,5
16,66
100
83,33
33,33
50
29,16
47,91
87,5
64,58
19,79
46,87
13,54
61,95
41,66
1,04
410
Los huesos largos de los cuartos delanteros y traseros poseen frecuencias similares y
valores de MAU% altos, medios y también bajos (con valores entre 89 y 27) (Tabla VII.20 y
Figura VII.44). Las porciones del húmero y del fémur están representadas diferencialmente en
sus extremos proximales y distales. Otros huesos del esqueleto apendicular, como el astrágalo
y el calcáneo, presentan MAU% altos; mientras que los carpianos, patella, tarsianos, primera,
segunda y tercera falange varían de medios a muy bajos. Para los elementos de pequeñas
dimensiones cabe la misma observación efectuada para la concentración, esto es, que algunos
de los mismos pueden estar entre los materiales de zaranda y cernidor aún no analizados. En
relación a las cinturas escapular y pélvica, estas muestran porcentajes medios y bajos, aunque
elevados. Dado que en este subconjunto no se han hallado cráneos completos, el mismo está
representado por los huesos petrosos y el maxilar con valores bajos; en el caso de las
mandíbulas también es bajo. Las vértebras ocurren en porcentajes de MAU bajos (entre 29 y
8), las menos abundantes son el atlas y las torácicas. Las costillas presentan una muy baja
frecuencia (3) y las esternebras están ausentes.
Figura VII.44: MAU% de guanaco. Elementos no pertenecientes a la concentración de las
cuadrículas 4 y 5
411
A partir de la comparación de la representación de partes esqueletarias de la
acumulación ósea de las cuadrículas 4 y 5 con las unidades recuperadas fuera de ésta se
observan algunas distinciones. Con respecto al esqueleto apendicular, fuera de la
concentración los huesos largos están menos representados, aunque en rasgos generales
dentro de ambos subconjuntos los cuartos delantero y los traseros poseen frecuencias relativas
similares. De manera inversa, otros huesos del esqueleto apendicular como carpianos,
tarsianos, astrágalos y falanges, así como las cinturas escapular y pélvica se registran en
porcentajes más elevados que en la acumulación ósea.
En relación al esqueleto axial, en la concentración los huesos del cráneo poseen una
elevada representatividad, mientras que en el subconjunto de restos óseos no pertenecientes a
la misma presentan una menor frecuencia. En las dos muestras la porción petrosa del
temporal, que tiene una alta densidad mineral, se presenta en una baja proporción. De esta
manera, los petrosos, junto con los dientes superiores, indican una presencia sustancial del
cráneo en el sitio, aunque otras partes de esta región del esqueleto como parietales, frontales y
occipitales estén subrepresentadas en la concentración y ausentes en el resto de los materiales
analizados.
Las vértebras son poco abundantes en la concentración y fuera de la misma, aunque
sin dudas mucho más elevadas en el segundo subconjunto. En ambos grupos el atlas y las
vértebras torácicas presentan las menores frecuencias. Además, en los dos subconjuntos las
costillas y esternebras poseen frecuencias muy bajas o están ausentes. No obstante, es
necesario mencionar aquí una particularidad que puede estar influyendo en los resultados
obtenidos respecto de las vértebras y costillas. Un número considerable de vértebras no pudo
ser identificado a nivel genérico debido a la pérdida de sus atributos diagnósticos (i. e. arcos
neurales, facetas articulares, apófisis transversas y espinosas), ocasionada por su
fragmentación. Gran parte de las vértebras están representadas por cuerpos vertebrales
fragmentados, por lo cual, solo se asignaron a categorías taxonómicas mayores como
Mamífero o Ungulado. En la acumulación se han recuperado 8 fragmentos de cuerpos
vertebrales y 126 fragmentos en el subconjunto no concentrado que han sido clasificados
dentro de estas categorías.
Algo similar ocurre con las costillas. A pesar de que se registraron escasos ejemplares
en los análisis de laboratorio, durante las tareas de campo se detectaron elementos
apelmazados con una morfología atribuible a esta parte esqueletaria. Pero, por su gran
deterioro, solo pudieron ser recuperadas pequeñas astillas indeterminadas o fragmentos
atribuibles a la clase Mammalia. En la concentración se observaron 5 fragmentos con esta
412
particularidad y 30 en el subconjunto restante. A pesar de su baja frecuencia, debido al
elevado número de costillas y vértebras esperados por carcasa completa de guanaco, ambos
elementos siguen teniendo una muy baja frecuencia en la concentración, aun cuando se los
clasificara como pertenecientes a Lama guanicoe. Una situación semejante sucede con las
costillas recuperadas fuera de la acumulación, no así con las vértebras.
En general, las vértebras, las costillas y el cráneo de NM1 poseen un elevado grado de
destrucción. Así, como se ha mencionado en los acápites anteriores, los cráneos, vértebras y
costillas del sitio han sufrido una considerable fragmentación -ya sea producida por agentes
naturales o por el procesamiento antrópico- con una consecuente pérdida de materiales
identificables a nivel anatómico, además de taxonómico.
VII.5.4.3.3-Relación entre la representación de partes esqueletarias con la densidad mineral
ósea y el índice de utilidad económica
La representación de partes esqueletarias de un sitio arqueológico puede responder a
varios factores entre los que se destacan la preservación diferencial del material óseo por sus
propiedades mecánicas y/o la actividad humana. En NM1 fueron relacionados los datos de
MAU% por un lado con el índice de utilidad de carne (Indice de Utilidad General Modificado
o MGUI%) y, por el otro, con los valores de densidad mineral de los huesos (DMO) obtenidos
para guanaco. Esta relación fue realizada por separado con los elementos de la concentración
de las cuadrículas 4 y 5, por una parte, y con los huesos restantes de las cuadrículas (1, 2, 4 y
5) que no conformaban la misma, por otra. Para la densidad mineral ósea se siguió la
propuesta de Elkin (1995) con algunas variaciones introducidas por Miotti et al. (1999) y para
la utilidad económica se tomaron los valores calculados por Borrero (1990 b), modificados
por Lyman (1994). En relación a la densidad mineral ósea cabe mencionar que en NM1 han
sido registradas algunas unidades anatómicas de guanaco (n=13) con traumatismos
producidos por la dilatación del tejido óseo durante la vida del individuo. Debido a estas
patologías que afectan la densidad de los huesos es necesario tener en cuenta que los mismos
responderán de manera diferencial a la preservación con respecto al resto del conjunto.
En forma previa a la elección de un test de correlación se evaluó la normalidad de las
distribuciones de MAU%, índice de utilidad y densidad mineral ósea, por medio de la Prueba
W de Shapiro-Wilks. Los resultados de esta prueba estadística indican que la distribución de
una de las variables no es normal (MGUI%; p<0,01). Por este motivo, para la medición de la
intensidad de las correlaciones del MAU% con la DMO y con el MGUI% se utilizó en todos
413
los casos un test no paramétrico: el coeficiente de correlación por rangos (rho de Spearman)
(Lyman 1994). Además, es preciso agregar que en los casos en que la distribución es normal
(MAU% contra DMO) los valores de Spearman son similares a los obtenidos mediante el
coeficiente de correlación producto-momento r de Pearson.
Para la aplicación del test de Spearman se utilizó un nivel de significación de 0,05
(Shennan 1992). El mismo se efectuó con las unidades anatómicas cuyos valores de MGUI%
y DMO fueron informados en la bibliografía consultada, excepto las diáfisis de huesos largos.
Se realizó esta salvedad debido a que, como ha sido indicado en la sección correspondiente a
la metodología, los extremos proximal y distal de los huesos largos también pueden incluir a
las diáfisis. En este sentido, los porcentajes de MAU que presentan las diáfisis de estos
elementos no señalan su representatividad real en el conjunto, porque parte de las mismas
están incluidas en las categorías proximal y distal. En el caso de los petrosos se utilizaron los
valores de la bula timpánica dado que estos elementos están en estrecha relación en el cráneo.
Así, los pares correlacionados fueron 32 para el MGUI% y 31 para la DMO.
A partir del coeficiente de correlación de Spearman se observa que la relación entre
MAU% y MGUI% es no significativa, tanto en el caso de la concentración (Rs=0,091;
p=0,619), como en los huesos restantes que no forman parte de la misma (Rs=0,002;
p=0,989). Estos resultados no respaldan el rechazo de la hipótesis nula, que establece que las
variables no están correlacionadas. En otras palabras, no existe una correspondencia
significativa entre los índices de utilidad económica y el perfil anatómico de los dos
subconjuntos de NM1. Si bien estas correlaciones son no significativas es necesario discutir
algunos aspectos relacionados con los rindes económicos de las partes esqueletarias de ambos
subconjuntos. En la concentración de las cuadrículas 4 y 5 se ha recuperado una gran
variabilidad de partes esqueletarias de guanaco, pero con una alta representatividad de los
huesos de las extremidades y del cráneo. De este modo, son abundantes las unidades
anatómicas con un alto índice de utilidad económica (fémures), partes con rendimiento medio
(húmeros y tibias), bajo (radiocúbitos y cráneos), así como muy bajo (metapodios). Mientras
que las costillas, vértebras cervicales, lumbares y torácicas, así como la pelvis, que poseen
rendimientos muy altos y medios, son muy poco frecuentes (Figura VII.45). Por lo tanto, a
excepción de los fémures, húmeros y tibias están más representados elementos con bajo
índice de utilidad.
414
Figura VII.45: Diagrama de dispersión comparando el MAU% con el MGUI% de la
concentración de las cuadrículas 4 y 5
120
100
húmero ds
80
M
A
U
%
fémur ds
radiocub. px
metacarp. px-ds
tibia px
metatar. px tibia ds
60
radiocub. ds
metatar. ds
metapod. ds
40
cráneo
1er falange
astrágalo
20
0
fémur px
húmero px
escápula
axis petroso
calcáneo
carpianos
pelvis
mandíbula
2da falange
esternebras
3ºfalan atlas
torácicas
0
Tarsianos
20
40
lumbares
cervicales
costillas
60
80
100
120
MGUI%
En el caso del subconjunto compuesto por las unidades anatómicas situadas fuera de la
concentración, en general, siguen la misma tendencia. Se ha registrado una amplia diversidad
de unidades con una gran abundancia de huesos de las extremidades con MGUI% variables.
Además, son escasas las costillas, vértebras cervicales, lumbares y torácicas que poseen
rendimientos muy altos y medios. Sin embargo, los fémures y tibias, que tienen índices de
utilidad económica alto y medio, poseen una representatividad un tanto menor que en la
concentración (Figura VII.46). Por lo tanto, si bien las partes de menor rendimiento
económico también son las más frecuentes se observa que en la concentración existe una leve
tendencia a una mayor proporción relativa de huesos con mayores rindes de utilidad respecto
de los restantes no agrupados.
415
Figura VII.46: Diagrama de dispersión comparando el MAU% con el MGUI% de las
unidades anatómicas ubicadas fuera de la concentración
120
100
astrágalo
metatar. px
húmero ds
calcáneo
80
MAU%
60
40
20
0
radiocub. ds
radiocub. px
metatar. ds
escápula
tibia ds
1er falange
fémur px
metapod. ds
tibia px
metacarp. px
2da falange
bula tarsianos
metacarp. ds
carpianos
pelvis
lumbares
húmero px
axismandíbula
atlas
torácicas
3er falange
esternebras cráneo
0
20
40
fémur ds
cervicales
costilla
60
80
100
120
MGUI%
La relación entre DMO y MAU% resultó positiva baja y significativa para la
concentración (Rs=0,371; p=0,04), y positiva moderada y significativa para los huesos
restantes (Rs=0,549; p=0,001) (Figuras VII.47 y VII.48). Esto indica que en los dos
subconjuntos habrían covariaciones entre ambas variables, aunque en distinto grado. De esta
manera, se puede sostener sobre una base estadística que la representación de partes
esqueletarias recuperadas en NM1 está relacionada con las distintas densidades de los
elementos óseos. Es llamativo que en el caso de la concentración la correlación con la
densidad ósea es baja y con valores cercanos a no ser significativa, mientras que el resto del
material no concentrado posee una correlación moderada pero altamente significativa.
416
Figura VII.47: Diagrama de dispersión comparando el MAU% con la DMO de la
concentración de las cuadrículas 4 y 5
120
100
M
A
U
%
húmero ds
fémur ds
80
metacarp. px
metacarp. ds
radiocub. px metatar px
tibia px
fémur px
tibia ds
60
radiocub. ds
metatar. ds
húmero px
metapod. ds
40
1er falange
escápula
20
astrágalo
axis
sacro
calcáneo
2da falange carpianos
patella
mandíbula
tarsianos
cervicales
torácicas
esternebras 3er falange
costillas atlas
lumbares
0
0.1
0.2
0.3
0.4
0.5
0.6
0.7
0.8
0.9
1.0
DMO
Una vía para evaluar la preservación diferencial de ambas muestras es comparar los
MAU% de tibia y húmero proximal de guanaco que tienen densidades óseas más bajas y, por
lo tanto, menor potencialidad de supervivencia que sus extremos distales (Borrero 1990 b).
Así, cotejando los valores obtenidos dentro y fuera de la concentración se puede abordar el
papel que jugó la destrucción en la representación de partes (Binford 1981). En el caso de la
acumulación se observan diferencias sustanciales en las porciones proximales de húmero
(MAU%=50) con respecto a las distales (MAU%=100), mientras que en la tibia ambos
extremos presentan los mismos valores (MAU%=70). Fuera de la concentración las
distinciones son más claras. Fuera de la misma existen desigualdades más marcadas entre el
húmero proximal (MAU%=27) y el distal (MAU%=89) y, aunque leves, también ocurren
entre la tibia proximal (MAU%=50) y distal (MAU%=62). Estas aparentes mejores
condiciones de preservación de los elementos concentrados pueden deberse a la protección
417
ante diversos agentes bióticos y abióticos provocada por el hecho de que los huesos se
encuentren superpuestos unos sobre otros (véase Gutiérrez 1998).
Figura VII.48: Diagrama de dispersión comparando el MAU% con la DMO de las unidades
anatómicas ubicadas fuera de la concentración
100
astrágalo
húmero ds
metatar. px
90
80
calcáneo
radiocub. ds
70
M
A
U
%
metatar. ds
escápula
60
1er Falange
50
tibia ds
fémur px
tibia px
metapod. ds
2da falange
40
sacro
metacarp. px
patella
lumbares
30
húmero px
20
tarsianos
fémur ds
carpianos
mandíbula
10
0
radiocub. px
cervicales
axis
torácicas
esternebras 3er falange
0.1 0.2
0.3
0.4
metacarp. ds
atlas
costilla
0.5
0.6
0.7
0.8
0.9
1.0
DMO
En síntesis, en ambas muestras la relación del MAU% con el MGUI% no muestra
resultados significativos y la representación de partes covaría en distinto grado con la DMO.
De este modo, la falta de relación con el índice de utilidad se debe en cierta medida a que las
partes de mayor utilidad nutricional poseen menor densidad que las de bajo rendimiento y, en
consecuencia, las primeras van a estar subrepresentadas en relación a las segundas cuando
actúan procesos destructivos sobre los conjuntos (Grayson 1989; Lyman 1984, 1994). Por lo
tanto, en el sitio NM1 la preservación diferencial de huesos de Lama guanicoe, más que el
transporte selectivo de acuerdo a su utilidad económica, explican la mayor frecuencia de
partes del esqueleto con menor rendimiento de carne y grasa. En otras palabras, esto apunta a
418
que los materiales óseos hallados en el sitio representan solo una fracción de los que fueron
originalmente descartados en el lugar al momento de la ocupación.
Las relaciones entre MAU% con MGUI% y DMO nos conducen a discutir ciertos
aspectos vinculados a la frecuencia de algunos elementos con un alto rendimiento de carne,
como las costillas y las vértebras. Como ha sido enfatizado arriba, estos elementos son poco
abundantes en ambas muestras, en parte, debido a su baja preservación. Ahora bien, su escasa
representatividad no se explica de forma convincente solo por este aspecto dado que las
costillas y algunas vértebras, como el atlas y las torácicas, poseen densidades óseas altas. Por
tanto, si bien puede sostenerse que el conjunto óseo de NM1 ha sufrido procesos destructivos
que afectaron la preservación de gran parte de las unidades anatómicas, las frecuencias de
algunos elementos seguramente también respondan a la actividad humana.
VII.5.4.4-Aspectos tafonómicos
VII.5.4.4.1-Evaluación de las variables tafonómicas
Las variables tafonómicas fueron analizadas a partir de 1431 restos óseos, entre huesos
enteros, fragmentos y astillas no identificadas (mayores a 5 cm), recuperados en planta en las
cuadrículas 1 y 5 (incluidas las unidades de la concentración). Los restos óseos recuperados
en estas cuadrículas presentan marcadas evidencias de meteorización y alteraciones
diagenéticas que han influido en su preservación. Las partes esqueletarias en las que se
registró la meteorización fueron las diáfisis de huesos largos y las superficies planas de
mandíbulas, cráneos, pelvis, vértebras y costillas de mamíferos grandes. No fueron
examinados los huesos pequeños y compactos, como falanges, huesos del carpo y del tarso,
así como tampoco el material dentario. Para este estudio se agruparon los estadíos de
Behrensmeyer (1978) en categorías amplias: meteorización baja (estadíos 0, 1 y 2),
meteorización media (estadíos 3 y 4) y meteorización alta (estadío 5).
En el conjunto de NM1 se destaca el predominio de la meteorización media, seguida
por la baja, mientras que la alta tiene una representación menor (Tabla VII.21). Los mayores
porcentajes de meteorización alta se observan principalmente en cráneos completos y grandes
fragmentos del mismo (100% de estos elementos presentan alta meteorización), mandíbulas
(66,6% con alta meteorización), pelvis (18% con alta meteorización) y costillas (15% con alta
meteorización). Estos grados de meteorización indicarían que el conjunto óseo estuvo
expuesto a las condiciones atmosféricas durante un tiempo considerable antes de ser enterrado
419
y que, probablemente, parte del material no se ha preservado (Behrensmeyer 1978; Gifford
1981). Según Behrensmeyer (1978: 161) un conjunto de huesos que presente diferentes
estadíos de meteorización podría ser atricional o reflejar condiciones microambientales
altamente variables (huesos con y sin tejido blando, elementos apilados y dispersos, restos
protegidos o no por la vegetación, etc.). Por este motivo, es necesario en futuros estudios
determinar patrones verticales y horizontales de meteorización dentro del depósito para
evaluar esta situación.
Tabla VII.21: Grados de meteorización en las distintas unidades anatómicas
Unidad
Meteorización
Total
anatómica
Baja Media Alta X*
Cráneo
0
0
4
12
16
Mandíbula
1
1
4
2
8
Costilla
7
4
2
11
24
Escápula
7
10
1
1
19
Húmero
14
20
0
12
46
Radio
0
0
0
1
1
Cúbito
2
1
0
0
3
Radiocúbito
5
31
1
9
46
Metacarpo
2
13
1
0
16
Pelvis
5
4
2
6
17
Isquion
1
0
0
0
1
Ileon
5
2
0
0
7
Fémur
7
15
0
22
44
Tibia
12
11
0
3
26
Metatarso
8
12
0
1
21
Metapodio
17
19
3
17
56
Hueso largo
93
102
3
35
233
Indeterminados
30
48
3
304
385
Total general
216
293
24 436 969
%
40,5
55
4,5
Z*
- 462 1431
*Nota: Z agrupa las unidades anatómicas y taxa en los que no fue registrada la meteorización y X agrupa
especímenes en los que no fue pertinente o no pudo ser determinado el grado de meteorización debido al tamaño
o a la presencia de otras variables tafonómicas (p. ej. disolución química), respectivamente.
En NM1 se han registrado elementos articulados detectados durante la excavación:
varios metapodios con falanges proximales y mediales; un húmero y un radiocúbito; dos
tibias con calcáneo, astrágalo, tarsianos y metatarso y un metacarpo con carpianos y vértebras.
A esto se le agrega la frecuente asociación espacial de partes contiguas del esqueleto. Estos
materiales pueden ser unidades que han sido desechadas unidas por tejido blando (carne,
cuero o tendones) aún adherido (Kreutzer 1996; Borrero 1990 a). A esto se le agrega que la
mayoría de los huesos poseen diferentes grados de meteorización en sus distintas superficies,
presentando algunos un alto grado de alteración en una de sus caras e inexistente o muy baja
420
en la opuesta. El desarrollo diferencial de la meteorización en las superficies de los restos
(Behrensmeyer 1978: 153; Frison y Todd 1986: 39-40), sumado a la presencia de varios
elementos en posición anatómica, permitiría estimar un bajo desplazamiento de algunos de los
materiales.
La mayoría de los restos se encontraban en estado seco al momento de su
fragmentación; los tipos de fractura más representados producidos durante este estado son de
tipo transversal, longitudinal y oblicua con bordes de fractura en ángulo generalmente recto
(Tabla VII.22). Uno de los factores que puede explicar estas fracturas postdepositacionales es
la meteorización que predispone los materiales a la fragmentación (Borrero 1990 a; Haynes
1983). Los cambios en las condiciones de humedad, que llevan a que se contraigan y
expandan los sedimentos que contienen los elementos, también pueden haber causado que
muchas unidades anatómicas se hallaran fragmentadas in situ. Así, la pérdida de humedad y la
formación de grietas de desecación generadas por la meteorización antes de que los huesos se
entierren, junto con factores post-entierro químicos y físicos, como la presión del sedimento o
el pisoteo, pueden haber influido en los altos niveles de destrucción que posee el conjunto
(Johnson 1985; Klein y Cruz Uribe 1984; Kos 2003; Kreutzer 1996).
Tabla VII.22: Tipos de fractura y estado del hueso en el momento de la fractura
Estado del hueso
Tipos de fracturas
Enteros Total
L
LO LOT
LT
O
OT
T
Fresco
2
4
37
16
1
1
98
Seco
41
38
650
251
64
35
82
1161
Ausencia
172
172
Total
37
43
42
687
267
65
36
82
172 1431
%
2,6
3
2,9
48
18,7
4,5
2,5
5,7
12,1
100
Referencias: H=fractura helicoidal, L=longitudinal, T=transversal y O=oblicua.
H
37
-
A su vez, como se ha visto en el estudio de las condiciones geoquímicas de la matriz
sedimentarias, las unidades que contienen los materiales poseen pH básicos altos. Esto puede
producir la corrosión de los huesos y la dentina, así como crear condiciones desfavorables
para la preservación de la parte orgánica de los huesos (Favier Dubois ms.; Gómez 2000; Kos
2003). Ello, junto a otros mecanismos como la hidrólisis química o la acción de
microorganismos, contribuiría a explicar la virtual ausencia de colágeno en las tres muestras
óseas analizadas (véase arriba cronología). Estos huesos analizados manifestaron en el
pretratamiento físico una gran fragilidad frente a la presión mecánica. Así, otra de las causas
que explican la alta proporción de fracturas en estado seco es la hidrólisis y subsecuente
pérdida de la fracción orgánica de los materiales faunísticos que provocan la fragmentación
421
por la contracción de los restos (Kos 2003). A todas estas variables se le agregan las tareas de
extracción de los huesos durante las excavaciones, así como el transporte y el procesamiento
en el laboratorio, que han aumentado el grado de fragmentación de la muestra.
Otro tipo de fracturas representadas son las helicoidales (Tabla VII.22 y Figura
VII.49). Si bien algunos carnívoros grandes pueden ocasionar fracturas con esta morfología
en huesos en estado fresco, la existencia de puntos de impacto es producto exclusivo de la
actividad antrópica (p. ej. Haynes 1983; Johnson 1985; Miotti 1998). Las especies de cánidos
Dusicyon gymnocercus y Dusicyon avus son demasiado pequeñas para producir daños
mayores en elementos de vertebrados de tamaños medios como los del guanaco (Borrero 1990
a). En el caso del aguará guazú, si bien posee mayores dimensiones que los dos cánidos
anteriores, no se ha encontrado información acerca de la producción de fracturas por esta
especie. Por su parte, los félidos interactuan comparativamente menos con huesos que los
cánidos por lo que existe la posibilidad de que, si bien puedan marcar bastante los huesos, la
incidencia en la fragmentación sea baja (Borrero 1990 a; Borrero et al. 1997).
Figura VII.49: Desechos helicoidales recuperados en NM1
La mayoría de las fracturas helicoidales se registran en diáfisis de huesos largos que
no han podido ser identificados anatómicamente. Aquellas que si pudieron ser determinadas
corresponden a metapodios, tibias y fémures de Lama guanicoe. Algunas de ellas poseen
muescas de impacto opuestas por lo que podrían haber sido fracturadas utilizando yunques
como soporte (Johnson 1985). También se observan fracturas de huesos en estado fresco en
las cuales no se registran atributos como puntos producidos por un percutor o un yunque, etc.,
422
por lo cual, no se las ha clasificado como helicoidales. La ausencia de este registro puede
obedecer en parte al alto grado de fragmentación (Marean 1991) y a la formación de
superficies de exfoliación concéntricas (sensu Frison y Todd 1896: 36-38) observadas en los
elementos. Los desechos de las fracturas helicoidales, junto con otros ítems observados en el
conjunto como las lascas óseas (n=6) y huesos con lascados (n=19), pueden estar indicando la
realización de dos tipos de actividades. Por un lado, el consumo de médula ósea in situ para el
aprovechamiento de sus nutrientes (Binford 1978). Esto a su vez se apoya en el registro de
estas fracturas en fémures y tibias de guanaco que poseen una cavidad medular apreciable
(Mengoni Goñalons 1999; Mengoni Goñalons y de Nigris 1999). Por otro lado, algunos
elementos (p. ej. metapodios) pueden haber sido aprovechados para la confección de
instrumentos, lo cual se basa en el hallazgo de los dos posibles instrumentos óseos antes
mencionados.
Además de los huesos con fracturas helicoidales se recuperaron otros con alteración
térmica (n=48) que posiblemente se vinculen con actividades de preparación y consumo de
alimentos realizadas en el sitio. Aunque no se descarta que parte de ellos puedan ser desechos
que se hayan quemado accidentalmente debido a su proximidad a fogones. La baja frecuencia
de elementos quemados sugiere que los mismos no son producto de grandes incendios
naturales o que hayan sido utilizados como combustible. Los restos quemados han sido
asignados a Lama guanicoe (fémur), dasipódidos (placas dérmicas), ungulados (dientes,
mandíbula y pelvis) y mamíferos indeterminados (huesos largos). La mayoría no han podido
ser identificados ya que son pequeños fragmentos. Es importante destacar que si bien no se
han detectado rasgos asociados con actividades de combustión, como fogones o lentes de
cenizas, se han detectado espículas de carbón (n=17) a lo largo de los niveles de Componente
Inferior (desde los 90 a los 140 cm de profundidad). Es factible que estas estructuras hayan
sido borradas por procesos postdepositacionales como lo sugiere su ausencia en gran parte de
los sitios a cielo abierto de la Región Pampeana.
Asimismo, se registraron huellas de corte en varios elementos de Lama guanicoe
(húmero, radiocúbito, tibia, metatarso, falange proximal, escafoide y endocuneiforme) y en
huesos largos de mamíferos indeterminados (Tabla VII.23 y Figura VII.50). Las mismas están
localizadas tanto en las diáfisis como en las epífisis de los huesos largos. Debido a su
ubicación y a los elementos en que se presentan algunas de estas marcas indicarían
actividades de desmembramiento y desarticulación de las carcasas (Binford 1981; María
Gutiérrez com. pers. 2002). En la Figura VII.50 se observa un remontaje de dos fragmentos de
húmero de guanaco separados por 330 cm horizontales y por 12 cm de profundidad.
423
Figura VII.50: Huellas de corte registradas en NM1
Tabla VII.23: Marcas de carnívoros, roedores, raíces y huellas de corte
Marcas/ Carnívoro Roedor Corte Raíz
Indet. Ausencia
huellas
N
0
0
10
104
26
1296
%*
0
0
0,7
7,3
1,8
90,6
*Nota: los porcentajes han sido calculados utilizando 1431 como total. Estos
superan el 100% dado que se han registrado restos con más de un atributo.
Los carnívoros pueden dañar y destruir algunas partes esqueletarias, como las epífisis
proximales de huesos largos, durante el carroñeo así como alterar su distribución espacial
(Binford 1981; Borrero 1990 a; Borrero et al. 1997; Haynes 1980, 1983; Kaufmann y
Messineo 2002; Miotti 1998; Mondini 2002). En las cuadrículas aquí analizadas no fueron
detectadas evidencias de mordisqueo y masticación producida por la acción de dientes de
carnívoros (Tabla VII.23). Sin embargo, en la cuadrícula 3 se ha registrado una posible marca
de carnívoro en una cabeza de fémur de guanaco (nro. 3/S.16.16) por lo que no se descarta
que su acción sobre el conjunto haya sido un tanto mayor que la aquí registrada.
Teniendo en cuenta el registro de cinco carnívoros diferentes en NM1 (Tabla VII.17),
se infiere que si estos taxa estaban presentes en el ambiente, sobre todo los cánidos, podrían
haber tenido algún tipo de incidencia sobre el conjunto al igual que otras especies que
424
habitaron el área en el momento de las ocupaciones, modificando ya sea la representación de
partes o su distribución en el espacio (Binford 1981; Borrero 1990 a; Kaufmann y Messineo
2002; Miotti 1998; Mondini 2002; Lyman 1994). Cabe destacar que los extremos proximales
del húmero presentan una baja frecuencia, parte que, en general, es más propensa a ser
afectada por los carnívoros (Binford 1981). De todas maneras, como se ha mencionado, esta
porción posee valores bajos de densidad mineral ósea, lo cual también explica su baja
representación dado que el conjunto ha sido afectado diferencialmente de acuerdo a esta
propiedad.
Cabe destacar que tampoco se han identificado marcas producidas por roedores (Tabla
VII.23), agente que puede haber sido suprimido u ocultado por la acción de otras
modificaciones tafonómicas posteriores (fragmentación, meteorización y otras que serán
tratadas a continuación). En el sitio NM1 se recuperaron algunos restos de mamíferos
cavadores, como Lagostomus sp., Myocastor coypus, Chaetophractus villosus, Zaedyus
pichiy, Dasypus hybridus, Galea musteloides, Ctenomys sp. y Reithrodon sp. En las
cuadrículas 1, 2 y 3, que son adyacentes a la barranca, fueron detectadas tres cuevas y cinco
sectores discretos con sedimento menos compactado que podrían ser cavidades rellenadas.
Tres de estos rasgos se encuentran entre los 70 y 80 cm sin asociación espacial con materiales
arqueológicos, mientras que los cinco restantes han sido registrados junto a objetos
arqueológicos en distintos niveles entre los 85 cm y los 135 cm. Por este motivo, la actividad
fosorial de estos mamíferos puede haber desplazado vertical y horizontalmente parte de los
materiales, principalmente los de menores dimensiones que se hallaban con relación a estas
cuevas (Bocek 1986; Durán 1991; Gómez 2000; Politis y Madrid 1988). La migración de
restos provocada por estos roedores también pudo ser favorecida por la fragmentación de
parte de los especímenes óseos.
Durante la excavación se registró la inclinación de los elementos óseos y de los
artefactos líticos de todas las cuadrículas. Esto se observó en 130 (21,2%) de los huesos
largos (n=613) y 125 (12,4%) de los materiales líticos (n=1008) que se encontraron en planta
en posición oblicua o vertical (Figura VII.51). Si bien los factores que produjeron esta
inclinación de los objetos aún no están del todo claros, esta posición puede haber sido
provocada por una combinación de procesos inferidos para NM1. Entre ellos se encuentran el
pisoteo de animales sobre los sustratos blandos y plásticos del sitio, la presencia de
vegetación en el suelo donde se habrían descartado los ítems y/o las características irregulares
de la superficie sobre la que se depositaron (Pintar 1989; Shipman 1981). En relación a esta
última proposición es importante especificar que, salvo en algunos casos, en la excavación
425
cuando se llega al Miembro Guerrero (unidad IV) dejan de hallarse restos arqueológicos. La
gran mayoría de los elementos que aparecen asociados a la unidad IV en realidad se
encuentran en lentes negros del paleosuelo suprayacente (unidad III). Esto está mostrando la
irregularidad que existe en el contacto entre el suelo y el Miembro Guerrero.
Figura VII.51: Planta de la excavación de NM1 donde se observan varios elementos óseos en
posición oblicua o vertical
Por su parte, están representadas marcas puntuales producidas por la acción de raíces
(Tabla VII.23). Los hoyos de disolución química (los datos son presentados abajo), podrían
haber sido provocados por este agente tafonómico. Las pequeñas dimensiones de estas marcas
que afectan pequeñas porciones de los huesos, junto con la coloración más clara de las
improntas y la detección de raíces actuales afectando los elementos óseos, indicarían que la
mayoría de estas marcas se habrían desarrollado bastante tiempo después de su enterramiento,
cuando los huesos ya se encontraban en estado seco (Montalvo 2002). La acción mecánica de
las raíces ha contribuido a la fragmentación del material luego de la depositación del
conjunto. Esto último también fue constatado durante las tareas de campo en las cuales se ha
observado la penetración de raíces actuales desde la superficie del terreno y la barranca entre
las fracturas y agrietamientos de un mismo elemento.
Con respecto a otros indicadores tafonómicos han sido registradas escasas marcas de
pisoteo y abundantes evidencias de exfoliación producida probablemente por la exposición
superficial de los materiales faunísticos (Tabla VII.24). Respecto a este último indicador es
426
necesario agregar que parte de los especímenes (n=47) poseen textura caliza y color
blanquecino, lo que señalaría que los mismos han sido afectados en forma intensa por la
radiación solar (Mengoni Goñalons 1999). En las superficies óseas también se observan
manchas de Manganeso (Mn) y hoyos de disolución química, generadas por el intercambio
químico entre el hueso y su medio circundante (Johnson et al. 1997). Además, hay elementos
con abrasión originada por la fricción de las partículas sedimentarias (sensu Lyman 1994:
185). De esta manera, los bordes y fracturas de estos restos están redondeados y sus
superficies presentan el desarrollo de pulidos o brillos por fricción.
Tabla VII.24: Otros indicadores tafonómicos
Tafonomía
Hoyos de
Abrasión
Exfoliación Pisoteo Manchas de Ausencia
disolución química sedimentaria
Manganeso
n
98
147
413
11
83
861
%*
6,8
10,3
28,9
0,8
5,8
60,2
*Nota: los porcentajes han sido calculados utilizando 1431 como total. Estos superan el 100% dado que se
han registrado restos con más de un atributo.
Algunos de estos atributos tafonómicos (Mn, disolución química y abrasión
sedimentaria) pueden estar asociados con ambientes depositacionales húmedos, palustres y/o
fluviales (Gifford 1981). Entre los materiales líticos se observa que una de las manos de
mortero y una bola de boleadora tienen parte de sus superficies con coloración verde, también
evidenciando que los artefactos estuvieron sujetos a condiciones de humedad. La sumatoria de
estos datos muestra que los materiales faunísticos y líticos pudieron estar sumergidos o bien
en una zona encharcada producida con posterioridad a la ocupación, como parte de la
dinámica de la planicie de inundación del curso. Esto se correlaciona con las condiciones
subácueas inferidas a partir de los sedimentos palustres depositados sobre el paleosuelo, que
este último sea un cumúlico con aportes fluviales y, en general, como producto del contexto
geomorfológico del sitio emplazado en un ambiente fluviolacustre. A su vez, algunos huesos
muestran que han sufrido el impacto abrasivo de sedimentos in situ por el contacto constante
con agua, ya que sus distintas superficies están diferencialmente abradidas (véase Gutiérrez
1998). Aunque no se descarta la posibilidad de la incorporación natural de algunos huesos que
hayan sido transportados por el agua.
VII.5.4.4.2-Armadillos y roedores
Los armadillos y roedores recuperados en cernidor en la cuadrícula 2 y en planta en las
distintas cuadrículas de NM1 (n=332 elementos) fueron analizados por el Dr. G. Gómez
427
(Gómez ms.). La mayoría de los elementos pertenecientes a estos animales y la mayor
diversidad de especies se encuentran entre los niveles que llegan a la profundidad de 100 y
115 cm, los cuales se corresponden con el paleosuelo de la unidad estratigráfica III. La mayor
parte de los elementos son placas de armadillos y material craneal, sobre todo elementos
dentarios. Existe una gran abundancia de esmaltes de incisivos separados de la dentina,
aunque un sugerente número de los elementos craneales están completos. Por el contrario, el
material postcraneal está poco representado, aunque existe una gran diversidad de elementos
de esta porción del esqueleto; parte de los mismos están fragmentados, siendo las epífisis
proximales las porciones más abundantes.
El análisis tafonómico de los restos de estos micro y mesomamíferos se centró en
todas las partes esqueletarias, exceptuando las placas dérmicas de los armadillos (n=150
elementos). A partir de este estudio se observa que predominan, en un porcentaje elevado, los
elementos de micro y mesomamíferos con marcas de raíces (Tabla VII.25). Esta característica
tafonómica se mantiene constante en todos los niveles de la excavación y de manera
preponderante cuando se la compara con los demás rasgos relevados. Además, se registraron
efectos de degradación química o corrosión que pueden estar asociados al ácido húmico de las
raíces y a la naturaleza química de la matriz sedimentaria. Otro rasgo observado es la
meteorización que pudo haber provocado la exfoliación; ambas variables fueron detectadas en
el sitio en porcentajes semejantes. Esta última también puede haber sido influida por la
depositación de los huesos en sedimentos alcalinos como los registrados en NM1, en tanto
que los pH básicos y la meteorización pudieron incidir en la exfoliación. En cuanto al material
meteorizado, se observa que los huesos poseen un ligero agrietamiento a lo largo de su
estructura fibrosa y que los dientes presentan rastros de picoteado más un agrietamiento de la
dentina (véase Gómez 2000).
Tabla VII.25: Variables tafonómicas registradas en armadillos y roedores
Variables tafonómicas
n
%
Marcas de raíces
Hoyos de disolución química
Redondez
Meteorización
Exfoliación
Alteración térmica
Pisoteo
Manganeso
Depresiones
Sin registro
Total
45
14
8
11
10
5
6
3
2
46
150
30
9,3
5,3
7,3
6,7
3,3
4
2
1,3
30,8
100
428
Asimismo, se ha observado que parte de los elementos óseos poseen redondez (sensu
Gómez 2000: 85-86), principalmente en las epífisis o las zonas de fractura. Esto puede estar
asociado al desgaste producido por la fricción con los sedimentos durante el transporte o por
pisoteo. El bajo número de elementos con marcas de pisoteo también es acorde con un
número escaso de huesos fragmentados. Las fracturas son sobre todo irregulares y
transversales, en tanto que las helicoidales son muy escasas. Estas últimas se registraron en
tres elementos de los cuales solo pudo ser identificado uno correspondiente a Ctenomys sp.,
mientras que los restantes pertenecen a un meso y un micromamífero indeterminados. Es muy
escaso el número de restos con manchas de Manganeso, lo cual indicaría que los elementos no
fueron afectados in situ por ciclos de reducción y oxidación de este elemento químico. Esto
podría señalar que parte de los restos de micro y mesomamíferos ingresaron tardíamente al
depósito arqueológico. Es importante resaltar la ausencia completa de elementos tanto de
armadillos como de roedores con señales de digestión.
Otro rasgo sugerente a destacar es la presencia de elementos, sobre todo de
micromamíferos, con evidencias de alteración térmica (con coloraciones variadas, desde
blanco azulado a un tinte entre negro y blanco). Una explicación posible frente a esta
situación es la posibilidad de que estos animales hayan sido preparados y consumidos por
poblaciones humanas. Si bien en los mamíferos pequeños es difícil estimar si existió algún
tipo de consumo, se observa que algunas placas dérmicas de dasipódidos (n=9) -no incluidas
en este análisis tafonómico- presentan evidencias de alteración térmica. Otra posibilidad es
que estos elementos de micro y mesomamíferos quemados pueden haber sido modificados por
fuegos naturales o por su exposición de forma accidental cuando se cocinaba en fogones las
partes esqueletarias de otras especies. De acuerdo a la evidencia disponible hasta el momento,
se sostiene la segunda alternativa, sobre todo para el caso de los micromamíferos, es la más
factible, es decir que no estaría involucrada la actividad humana de manera directa (i. e.
cocción). Sin embargo, esta idea necesita de datos más sólidos para ser evaluada (Gómez
ms.).
VII.5.4.4.3-Evaluación de la incidencia de la acción fluvial sobre el conjunto óseo
El análisis de las variables tafonómicas y del contexto sedimentario indicaría que la
acción del agua pudo haber actuado sobre el conjunto de NM1. La acción de este agente
puede identificarse analizando las posibilidades de transporte y selección de los restos
faunísticos, así como las orientaciones de los mismos (Behrensmeyer 1975, 1990; Frison y
429
Todd 1986; Hanson 1980; Shipman 1981; Voorhies 1969). En el Area Interserrana se han
realizado estudios de este tipo en los sitios La Moderna (Politis y Gutiérrez 1998) y Paso
Otero 1 (Gutiérrez 1998; Kaufmann y Gutiérrez 2002; Gutiérrez et al. 1997). En este caso, se
evaluó la posibilidad de que el agua haya participado en algún grado en la formación de las
acumulaciones óseas detectadas en el sitio o en la dispersión y realineación de los elementos
que habrían sido acumulados previamente por sus ocupantes. De forma complementaria, estos
análisis permiten discutir, a partir de la comparación con los resultados de trabajos
experimentales, si este agente pudo haber incidido en la representación de partes esqueletarias
del sitio. Estos análisis fueron efectuados con la colaboración de la Lic. Agustina Massigoge
(FCNyM, UNPL) (Bonomo y Massigoge ms.).
Los resultados experimentales de Voorhies (1969) indican que algunos elementos del
esqueleto, de acuerdo a su forma, tamaño y densidad, pueden ser removidos por la acción
fluvial más fácilmente que otros. Este autor ordena los huesos en tres grupos en base a si
ellos: 1) tienden a ser afectados inmediatamente por suaves corrientes (Grupo I: costillas,
vértebras, sacro y esternón); 2) son removidos de su posición original más tarde que los del
grupo 1 (Grupo II: fémur, tibia, húmero, metapodio, pelvis y radio); 3) resisten el transporte y
permanecen como un depósito rezagado (Grupo III: cráneo y mandíbula). Otros elementos
presentan comportamientos que los ubican en grupos intermedios (I&II: escápula, falanges,
ulna y II&III: rama de la mandíbula). Por su parte, Behrensmeyer (1975: 489), en relación a
este tema, discute el "potencial de dispersión" de los huesos en un medio fluvial y nota que,
ya que el Grupo I de Voorhies es el más fácilmente afectado por el transporte fluvial, la
ausencia de elementos de este grupo en un contexto arqueológico sugeriría que es un conjunto
rezagado, esto es, afectado por el transporte fluvial. Por otro lado, su presencia junto a
elementos pertenecientes a los otros grupos sugeriría que es un conjunto no seleccionado
fluvialmente. El agua podría ser el agente actuante en la formación de acumulaciones en las
que se presentan juntos elementos con similar potencial de transporte.
En las cuadrículas 1, 2, 4 y 5 de NM1 se encuentran asociados elementos
comprendidos en todos los grupos de Voorhies, lo cual no apoya la hipótesis de que la acción
del agua haya acumulado los huesos en eventos discretos (Figura VII.52). No obstante, no se
descarta que pueda haber actuado en diferentes episodios de inundación, sobre todo teniendo
en cuenta el registro de restos óseos abradidos. De ser este el caso, la energía del flujo no
habría sido alta pues están presentes elementos del grupo I y desechos de talla líticos de
tamaños muy pequeños (Schick 1987: 96) que son los más fácilmente afectados por un
proceso fluvial. Si bien los restos óseos del grupo I son los menos representados, esto puede
430
deberse no solo a la selección por el agua sino principalmente, como ya se ha puntualizado, a
la destrucción diferencial de ciertas partes esqueletarias. Esto obedece a que ambos procesos
dependen de la densidad ósea. A su vez, la acción antrópica también puede explicar esta baja
representación dado que la mayoría de los elementos de este grupo tienen un alto valor
energético (Hanson 1980; Lyman 1994).
Figura VII.52: Representación de partes esqueletarias según los grupos de Voorhies (1969)
Las evidencias arriba discutidas disminuyen la posibilidad de que la acción del agua
explique completamente la estructura y disposición concentrada de los restos óseos en NM1.
Sin embargo, no se puede descartar la posibilidad de que el agua tenga alguna incidencia
sobre el conjunto luego de su depositación por otro agente. La acción fluvial puede modificar
las distribuciones de los elementos y ocasionar patrones espaciales de orientación en los
huesos largos (Frison y Todd 1986; Kreutzer 1996; Shipman 1981; Voorhies 1969). Para
evaluar la existencia de tales orientaciones preferenciales se midió, sobre los mapas de las
plantas confeccionados durante la excavación, el azimut de los ejes longitudinales de los
huesos largos (n=613).
La distribución de las orientaciones manifiesta un predominio de observaciones en
ciertas orientaciones (0º-9º, 30º-39º, 90º-99º y 130º-139º), formando cuñas que se cortan en
forma perpendicular (Figura VII.53). Parte de este patrón presenta ciertas semejanzas con las
observaciones realizadas por Voorhies (1969) y Behrensmeyer (1990) que mencionan que los
431
huesos largos se disponen preferencialmente de modo paralelo y perpendicular al cauce al ser
reorientados por la acción hídrica. El patrón registrado coincidiría con el comportamiento de
huesos largos semi sumergidos (Shipman 1981: 74; Voorhies 1969: 11, 66) y con lo
registrado en aguas poco profundas o en corrientes débiles (Behrensmeyer 1990: 234). Sin
embargo, para evaluar si esta distribución de los azimuts de los huesos largos recuperados en
el sitio no difiere de una distribución uniforme (bajo la hipótesis de que los huesos estarían
orientados azarosamente y no por efecto del agua) la muestra fue analizada mediante el Test
de Kolmogorov-Smirnov de Una Muestra, utilizando como referencia una distribución
uniforme. Los resultados de la prueba indican que la distribución se ajusta a una distribución
uniforme [p (2-colas)=0,062]. Por lo tanto, a pesar de observar un patrón visual en parte
concordante con el mencionado por estos autores, no se puede afirmar sobre una base
estadística que las orientaciones muestren variaciones preferenciales que estén indicando la
influencia del agua en la configuración espacial del conjunto.
Figura VII.53: Diagrama de rosa con imagen especular de las orientaciones de los huesos
largos hallados en NM1 (cada cuña representa 10º)
432
VII.5.4.5-Acumulaciones óseas
Entre los principales agentes generadores de acumulaciones óseas se destacan la
acción del agua, los carnívoros y los grupos humanos (Behrensmeyer 1975; Binford 1981;
Borrero 1990 a; Hanson 1980; Mondini 2002; Tani 1995; Voorhies 1969). En el Area
Interserrana, otros investigadores (Gutiérrez 1998, Martínez 1999) han discutido en detalle
problemas similares en relación a las pilas óseas de los sitios Paso Otero 1 y 3. Con respecto
al agua, diversas evidencias indican que este agente está presente en la historia tafonómica del
conjunto óseo de NM1. Aun así, la información discutida en la sección anterior acerca de las
posibilidades de transporte y selección de los restos faunísticos señala que su acción no
explicaría completamente la disposición concentrada de los mismos. Además, favorecen esta
idea los estudios de la matriz sedimentaria del sitio que indican la depositación de los
materiales en un ambiente con baja dinámica hidráulica. En el caso de los restos óseos de la
concentración de las cuadrículas 4 y 5, la misma está compuesta por elementos óseos
pertenecientes prácticamente a un único taxón. Si en su formación hubiera intervenido el
agua, deberían haberse acumulado especímenes de las otras especies registradas en el resto
del sitio. Por lo tanto, el agua no sería el agente principal en la acumulación de los huesos en
NM1.
Si bien existe la posibilidad de que hayan actuado carnívoros sobre el conjunto, por el
momento no se han registrado evidencias claras de su acción. A pesar de no descartar su
incidencia, es improbable que estos animales hayan creado las acumulaciones sin dejar
marcas en los huesos. A su vez, la concentración de las cuadrículas 4 y 5 presenta una gran
cantidad y variedad anatómica de elementos correspondientes a guanaco dispuestos con
límites bastante definidos. A esto se le agrega el hallazgo de partes esqueletarias articuladas,
como vértebras, carpianos con metacarpo y falanges, así como falanges proximales y
mediales, junto con el registro de artefactos líticos asociados (pocos incluidos dentro de la
concentración y otros más numerosos dispersos a su alrededor6; Figuras VII.41 y VII.42).
Estas evidencias no apoyan la participación de los carnívoros en la génesis de las
acumulaciones de huesos de NM1.
Con respecto al origen antrópico, distintas evidencias etnográficas muestran que varios
grupos de cazadores-recolectores pueden generar en forma recurrente acumulaciones óseas
bajo distintas condiciones. Por ejemplo, Claraz (1988: 68) observó la disposición de cráneos
6
Esta misma disposición fue observada en la pila ósea de Paso Otero 3 (Gustavo Martínez com. pers. 2003).
433
de guanaco en forma de pila en las proximidades de los sitios de matanza de los Tehuelches
Septentrionales en la segunda mitad del siglo XIX. Politis (2002) ha registrado la formación
de concentraciones discretas de elementos óseos en la periferia de campamentos residenciales
de cazadores-recolectores Hotï. También Binford (1978, 1981) menciona la presencia, en
campamentos Nunamiut, de áreas especializadas de procesamiento y desecho de desperdicios
de alimento donde se forman pilas con restos óseos de ungulados. Estos huesos apilados
ubicados en los márgenes de las áreas de uso doméstico intensivo pueden tener patrones
espaciales internos similares a aquellos formados en lugares específicos de procesamiento
primario de las carcasas. En estos lugares la parte central es ocupada por el foco de la
actividad principal y en los alrededores se descartan los subproductos de esas tareas o de otras
subsidiarias (véanse Binford 1987: 496, 501 y otros ejemplos de distintos depósitos de
desechos generados por grupos etnográficos en O' Connell 1987; Tani 1995; Yellen 1977).
La información resumida en los párrafos precedentes permite sugerir a nivel de
hipótesis que entre los agentes acumuladores tratados la actividad humana es el principal
responsable de la formación de la concentración de huesos aquí analizada (cuadrículas 4 y 5).
Esta consideración debe ser evaluada con mayores análisis como la representación de partes
esqueletarias. Como se ha visto en el análisis del perfil anatómico de la concentración, en la
misma existe una supremacía de elementos del cráneo, miembros traseros y delanteros
respecto de las cinturas, vértebras y costillas. Con el objeto de evaluar el grado de
correspondencia entre las unidades anatómicas recuperadas en esta acumulación se
diferenciaron unidades de procesamiento teóricas. Este procedimiento se efectuó teniendo en
cuenta el estado de fusión, lateralidad e integridad de los huesos de las extremidades, tal como
fue realizado por Martínez (1999) para discutir la representación de elementos en la pila ósea
de Paso Otero 3. De este modo, se lograron reconstruir las siguientes unidades con elementos
anatómicamente contiguos:
♦ Cuarto delantero:
- 1 cuarto maduro derecho: escápula, húmero, radiocúbito, pisiforme, magnun, metacarpo, 2
falanges proximales y 2 falanges mediales;
- 1 cuarto maduro derecho: escápula, húmero, radiocúbito, pisiforme, metacarpo y 2 falanges
proximales, 2 falanges mediales;
- 1 cuarto maduro derecho: húmero distal y radiocúbito proximal;
- 1 cuarto maduro izquierdo: escápula, húmero, radiocúbito, pisiforme, cuneiforme,
unciforme, metacarpo y 2 falanges proximales;
- 1 cuarto maduro izquierdo: húmero distal, radiocúbito, pisiforme, metacarpo y 2 falanges
434
proximales;
- 1 cuarto maduro izquierdo: radiocúbito proximal y metacarpo;
- 1 cuarto inmaduro derecho: húmero, radiocúbito distal, pisiforme y metacarpo.
♦ Cuarto trasero:
- 1 cuarto maduro derecho: fémur, patella, tibia, astrágalo, calcáneo, metatarso y 2 falanges;
- 1 cuarto maduro derecho: fémur, tibia, astrágalo, metatarso y 2 falanges proximales;
- 1 cuarto maduro izquierdo: fémur, tibia, astrágalo, calcáneo, metatarso y 2 falanges
proximales;
- 1 cuarto maduro izquierdo: fémur, tibia, astrágalo, calcáneo, metatarso;
- 1 cuarto maduro izquierdo: tibia y metatarso.
A partir de estas asociaciones de partes del esqueleto apendicular se observa que en la
concentración de las cuadrículas 4 y 5 podrían estar representadas por lo menos 12 unidades
de procesamiento, de las cuales 3 están compuestas por dos elementos, mientras que las 9
restantes están constituidas por más de tres huesos. La mayoría de las unidades anatómicas
maduras se corresponden conformando unidades teóricas mayores (más de un 80% de las
unidades pudieron ser asociadas). Se registran 14 porciones o elementos maduros que no
fueron vinculados con otros restos. Estos están constituidos por dos húmeros distales, un
fémur proximal, dos tibias proximales y dos distales, un metatarso proximal y seis metapodios
distales. En cambio, entre los inmaduros solo se observa un cuarto delantero compuesto por
cuatro elementos, evidenciando un grado de correspondencia mucho menor (se han asociado
menos de un 40% de los mismos). Diez porciones o elementos no pudieron ser relacionados,
estos son: un húmero distal, un radiocúbito distal, un metacarpo distal, dos fémures distales y
uno proximal y un metatarso proximal y uno distal y dos metapodios. Esta diferencia entre el
grado de correspondencia entre los huesos maduros e inmaduros puede deberse a que los
segundos son más fácilmente dañados por procesos destructivos como los que han afectado al
sitio.
En general, existe un nivel de correlación apreciable entre las unidades anatómicas de
las extremidades representadas en la concentración. Esto podría indicar que han sido
descartadas unidades primarias compuestas por la mayoría de los elementos, unidades de
trozamiento menores o secundarias conformadas por algunos huesos y restos óseos aislados.
Sin embargo, al igual que en el estudio de Paso Otero 3 (Martínez 1999), llama la atención la
baja representación de huesos del autopodio, patella, falanges mediales y distales. La ausencia
de algunos de estos elementos como las falanges distales podría ser explicada en relación a la
preservación diferencial. Además otros restos, como se apuntó anteriormente, podrían
435
encontrarse entre los materiales de zaranda. Este aspecto debe ser evaluado cuando se finalice
con el procesamiento de los materiales del sitio.
En relación a la abundancia de partes del esqueleto axial registradas en la
concentración, se observa una muy baja frecuencia de vértebras y esternebras que puede
responder en parte a procesos destructivos vinculados con su densidad mineral. En oposición,
la correlación con esta variable no predice la representación que poseen las costillas. En cierto
modo, las bajas frecuencias con que aparecen estos restos óseos también son pasibles de ser
interpretadas en términos de la acción humana. La muy baja frecuencia de vértebras torácicas
y costillas, junto con la ausencia de esternebras, indicaría que estos elementos adyacentes en
el esqueleto pueden haber sido una unidad de desposte extraída. En este caso, luego de su
procesamiento, partes esqueletarias con altos rindes de utilidad como las costillas podrían
haber sido removidas asociadas con otros huesos con moderado o escaso valor económico
(Martínez 1999: 97). El registro de cráneos completos, de maxilares y de petrosos, señalan
que varios cráneos estuvieron presentes en la concentración. La fragmentación que poseen los
mismos puede ser explicada tanto por rotura y procesamiento antrópico como por la
meteorización que ha afectado intensamente a los materiales (Kreutzer 1996).
Asimismo, en esta concentración se hallaron dos desechos helicoidales, diez restos con
fracturas producidas en estado fresco y seis huesos con alteración térmica. Estas evidencias
sugieren algún tipo de procesamiento y consumo de estas unidades. Aunque hay que destacar
que no se reconocieron huellas de corte y se registraron elementos articulados que señalarían
la posición primaria de parte del material. Esto sugiere que el desmembramiento de las
unidades después de ser descartadas no habría sido muy intenso.
En síntesis, la concentración de las cuadrículas 4 y 5 podría ser el producto de uno o
varios eventos orientados al procesamiento de un determinado recurso: Lama guanicoe.
Durante estas tareas se acumularon unidades de trozamiento primarias y secundarias,
predominantemente cuartos y posiblemente cráneos de guanaco. La presencia de pocos
artefactos líticos incluidos en la acumulación podría sugerir que los huesos fueron agrupados
de manera intencional. El aprovechamiento de las unidades descartadas en la concentración
no habría sido muy intenso, aunque los huesos largos con alto rendimiento económico allí
dispuestos también pudieron haber sido descarnados en forma parcial extrayéndose las partes
blandas.
436
VII.5.4.6-Análisis del material dentario de Lama guanicoe
El estudio de los materiales dentarios de Lama guanicoe recuperados en el
Componente Inferior de NM1 fue realizado por el Lic. Cristian Kaufmann (Kaufmann ms.),
análisis que será ampliado en sus estudios de postgrado. Con la finalidad de determinar las
categorías de edad representadas por los elementos dentarios hallados en todas las cuadrículas
de NM1 se utilizó el cronograma de desarrollo dentario realizado por Oporto et al. (1979)
para poblaciones de guanacos de la provincia de Río Negro. Luego, con estos datos etarios y
la lateralidad se analizaron dos aspectos: el número mínimo de individuos (NMI) y el grado
de correspondencia anatómica. Por un lado, teniendo en cuenta el grado fragmentación y
estado de integridad de los materiales, el NMI se calculó articulando la información
proveniente de series dentales (mandíbulas) y de dientes aislados diagnósticos. La
consideración de los dientes aislados se realizó a los efectos de evaluar en forma más precisa
la representatividad de las distintas clases de edad, incluso cuando las mandíbulas estuvieran
totalmente fragmentadas o no se hubieran preservado. Para ello se utilizó una secuencia
elaborada con distintos estadios de desarrollo y desgaste del cuarto premolar deciduo y el
tercer molar de la mandíbula. Estos dientes diagnósticos se presentan en momentos
complementarios de la secuencia de erupción y desarrollo dental, lo que posibilita establecer
un NMI a partir de ellos (Kaufmann 2001).
Por otro lado, se evaluó el grado de correspondencia anatómica teniendo en cuenta las
uniones bilaterales de dientes y mandíbulas de guanaco (véase Messineo y Kaufmann 2001).
Dado que las series dentales izquierdas y derechas en un individuo tienen alto grado de
simetría, es posible realizar pares de mandíbulas que formarían parte de un mismo ejemplar.
Dichas uniones fueron establecidas considerando la separación por edad y lateralidad de las
mandíbulas y dientes, así como mediante la comparación de ciertos atributos morfológicos
(estado y desgaste de las cúspides, estado y forma de los infundíbulos, exposición de dentina
y color del esmalte; Kaufmann 2001).
En NM1 fueron analizados los materiales dentarios recuperados tanto en planta como
en zaranda y cernidor de todas las cuadrículas (1, 2, 3, 4 y 5). En el Componente Inferior se
recuperaron 56 hemimandíbulas y 27 hemimaxilas de guanaco con distinto grado de
integridad y preservación. Asimismo, se pudieron determinar 357 dientes aislados asignados a
este ungulado, de los cuales 249 son dientes mandibulares y 86 maxilares. Los 22 dientes
restantes son caninos en los que no fue posible discriminar si eran superiores o inferiores. Por
437
otro lado, se contabilizaron 1620 especímenes menores a 2 cm, correspondientes en su
mayoría a esmaltes, raíces y fragmentos de cúspides dentales indeterminables, pero que
podrían ser asignados a Lama guanicoe en un gran porcentaje.
VII.5.4.6.1-Correspondencia anatómica
Del análisis de las distintas hemimandíbulas y dientes aislados se efectuaron 26
uniones bilaterales. La mayoría de estas uniones (n=20) se realizaron entre series dentales
integradas por dos o más molares. En una frecuencia menor, también se establecieron (n=6)
uniones bilaterales entre series dentales y un molar aislado o entre dos molares aislados. Con
relación a las series dentales, un importante número de uniones (n=16) corresponde a
hemimandíbulas que se extrajeron en posición anatómica próxima a la articulación. Algunos
de estos elementos estaban fracturados a la altura del diastema, lo cual podría haber sido
provocado por el peso de los sedimentos.
Por otra parte, se registraron diez uniones bilaterales de series dentales y dientes
aislados separados por algunos centímetros, indicando que sufrieron algún tipo de
desplazamiento horizontal y/o vertical luego de su fractura. De estos dos tipos de
desplazamientos, el horizontal es el más importante involucrando a distintas cuadrículas y
sectores del sitio. El máximo movimiento horizontal observado correspondió a dos
hemimandíbulas espaciadas por 180 cm. Los desplazamientos verticales están presentes en un
número menor de uniones, destacándose dos casos con 18 y 32 cm (Tabla VII.26 y Figura
VII.54). A medida que se avance con los estudios del sitio, esta información deberá ser
complementada con las uniones de elementos óseos del esqueleto postcraneal, los remontajes
líticos y la evidencia tafonómica. Estos datos permitirán evaluar los procesos que afectaron la
distribución y dispersión de los elementos óseos, brindando una idea más acabada de la
integridad y resolución del contexto arqueológico.
438
Tabla VII.26: Correspondencias bilaterales de series dentales y dientes aislados que indican
desplazamientos horizontales y verticales
Nro. de
Nro. de pieza
correspondencia
2/E.16.5
1
5/S.16.69
2/O.21.120
2
3/E.21.108
3/S.28.6
3
3/E.21.113
3/N.21.26
4
3/N.22.5
3/E.21.100
5
3/E.22.78
3/O.23.138
6
3/O.23.139
4/O.16.9
7
3/O.20.5
4/N.20.50
8
4/N.20.206
4/N.20.50
9
4/S.19.48
5/N.15.1
10
5/S.13.16
Dientes
Lateralidad
m2-m3
m3
pm4-m1-m2-m3
m3
m3
m2-m3
m1-m2-m3
pm4-m1-m2-m3
m1-m2-m3
pm4-m1-m2-m3
pm4-m1-m2-m3
m1-m2-m3
m1-m2-m3
pm4-m1-m2-m3
m3
m3
m3
m3
m3
m3
Izquierda
Derecha
Izquierda
Derecha
Izquierdo
Derecha
Izquierda
Derecha
Izquierda
Derecha
Izquierda
Derecha
Izquierda
Derecha
Izquierda
Derecha
Izquierda
Derecha
Izquierda
Derecha
Desplazamiento
horizontal
Desplazamiento
vertical
72 cm
-
90 cm
-
110 cm
32 cm
20 cm
3,5 cm
20 cm
2 cm
8 cm
2,5 cm
180 cm
18 cm
26 cm
-
120 cm
-
150 cm
8,5
Figura VII.54: Uniones bilaterales registradas en NM1
439
VII.5.4.6.2-Número mínimo de individuos
En relación a las series dentales, una vez realizada la asignación de edad y lateralidad
fue posible establecer 20 pares de mandíbulas pertenecientes cada uno a un mismo ejemplar,
determinándose un total de 37 individuos. La frecuencia que le corresponde a cada categoría
etaria es la siguiente: 1 guanaco con una edad comprendida entre 0 y 12 meses, 2 individuos
entre 12 y 25 meses, 3 entre 25 y 34 meses, 2 entre 34 y 45 meses, 20 entre 45 y 72 meses y 2
más de 90 meses. Para realizar el cálculo de la frecuencia de guanacos registrada se determinó
el número mínimo y la edad de los individuos integrando los resultados de las 56
hemimandíbulas recuperadas a la información proveniente de 20 pm4 y 31 m3 aislados. De
este modo, se estableció un número mínimo de 58 individuos, entre los cuales, 4 tendrían una
edad comprendida entre 0 y 3 meses, 5 entre 3 y 5 meses, 2 entre 12 y 25 meses, 4 entre 25 y
34 meses, 40 entre 34 y 90 meses y 3 más de 90 meses.
Como se puede observar en la Figura VII.55 al considerar los dientes aislados el NMI
se incrementa sensiblemente pasando de 37 a 58. Por ejemplo, en la clase etaria de 0 a 5
meses aumenta de 1 a 9, hecho que podría relacionarse con la fragilidad de las mandíbulas de
las crías, haciendo que los premolares deciduales se hallen aislados y muy fragmentados.
Además, el NMI se acrecienta en forma considerable en los adultos, con la desventaja de que
el rango de edad determinado es menos preciso, ya que se cuenta solo con dos grupos etarios
(34-90 y más de 90 meses).
Figura VII.55: Comparación del perfil de mortalidad obtenido en base a las mandíbulas junto
con el proveniente de la integración de mandíbulas y dientes aislados de NM1
40
35
Mandíbulas
Mandíbulas y dientes
30
25
NMI
20
15
10
5
0
0 a 12
12 a 25
25 a 34
34 a 90
Clase de edad en meses
más de 90
440
VII.5.4.6.3-Frecuencia de edad
Es interesante comparar la distribución de edades obtenidas en Nutria Mansa 1 con la
reportada por Raedeke (1979) para una población viviente de guanacos en Tierra del Fuego
(Figura VII.56). A partir de esta comparación se visualiza que en el sitio están
subrepresentadas las clases de edad de 1-3 años (sobre todo de 2 años) y de más de 7 años.
Contrariamente, las clases de 4-7 años se encuentran notablemente sobrerrepresentadas. En
este sentido, es importante tener en cuenta que los guanacos recién a los 5 años desarrollan
plenamente comportamientos relacionados con la reproducción (Sarasqueta 1985). El tipo de
perfil representado en NM1 se corresponde con el patrón de selección establecido por Stiner
(1990) en el que dominan los adultos jóvenes en su máximo potencial reproductivo. Este
perfil de mortalidad dominado por adultos jóvenes puede involucrar una importante selección
por sexo y edad por parte de los cazadores (Stiner 1990). Si se considera la estructura social
del guanaco, se observa con claridad que una estrategia de caza orientada a los adultos
jóvenes resulta simplificada si se preda sobre grupos familiares. Estos grupos están
compuestos por 5 a 13 integrantes, entre los cuales se diferencian un macho adulto, 5 a 7
hembras reproductivas y un número variable de individuos juveniles y crías (Puig y Videla
1995). La presencia de dientes de neonatos (15%) en NM1 apoyaría la idea de que podrían
estar cazando sobre grupos familiares. Los grupos familiares son muy territoriales y se
distribuyen homogéneamente en el espacio, lo que facilitaría la programación de las
actividades de caza.
441
Figura VII.56: Comparación de un perfil de una población de guanaco viviente de Tierra del
Fuego (Raedeke 1979) con el perfil de mortalidad de NM1
70%
Nutria Mansa 1
60%
Población viva
50%
40%
%
30%
20%
10%
0%
1
2
3
4a7
más de 7 años
Clases de edad agrupadas en años
VII.5.4.6.4-Estacionalidad del Componente Inferior
El análisis de los rangos de edades del material dentario basado en los premolares
deciduos recuperados en el sitio señalan la presencia de individuos crías con rangos de edades
de 0-3 meses y de 3-5 meses. Es necesario remarcar que no se recuperó ningún especímen
asignado a la categoría de edad de 5-12 meses. Esta información puede ser comparada con las
fechas de parición del guanaco para el norte de Patagonia, donde el 85% ocurren entre el 15
noviembre y el 15 diciembre (Larrieu et al. 1982) con miras a inferir el momento del año en
que habrían muerto los guanacos halladas en NM1. De esta forma, se puede proponer que en
el sitio estarían representados varios episodios de caza de guanacos entre noviembre y abril,
no pudiéndose descartar la ocupación del sitio en las otras estaciones del año.
En síntesis, de acuerdo a las características biológicas y sociales del guanaco se podría
postular que los grupos humanos que ocuparon el sitio NM1 estaban cazando especialmente
sobre grupos familiares de guanacos. Es probable que se hayan seleccionado las hembras
jóvenes que en la época estival poseen mejores condiciones físicas (mayor nivel de reservas
grasas) que los machos, al encontrarse preñadas o con su nueva cría al pie (véase Raedeke
1979). Sin embargo, dado que los camélidos no tienen un destacado dimorfismo sexual
resulta difícil evaluar esta hipótesis con el estudio del material faunístico.
442
VII.6-DISCUSION
El Componente Inferior de Nutria Mansa 1, al igual que los conjuntos de la mayoría de
los sitios, es el resultado de múltiples procesos que han incidido en la génesis del depósito
arqueológico. En consecuencia, deben ser remarcados varios fenómenos. Los materiales
tienen una dispersión vertical de 85 cm. La mayoría de ellos se encuentran contenidos en un
paleosuelo que necesitó un largo período de estabilidad para su formación. También fueron
recuperados elementos incluidos en otras unidades estratigráficas: miembros Río Salado y
Guerrero de la Fm. Luján. A esto se le agrega que los restos óseos muestran diferentes
estadíos de meteorización y que los rangos de edades de los guanacos indican distintos
momentos de caza.
El conjunto fue considerado como un componente debido a tres aspectos:
1) no se detectaron diferencias internas claras que posibiliten su separación;
2) se han realizado remontajes de material lítico y óseo, así como uniones bilaterales con
dientes guanacos que muestran la asociación de elementos separados a distintas distancias
verticales (hasta 32 cm);
3) se obtuvieron fechados radiocarbónicos a diferentes profundidades con edades similares
entre sí.
Estos datos, junto con la información del párrafo anterior, indican que el grado de resolución
del conjunto es bajo y que el de integridad sería medio. Por ello se sostiene que el
Componente Inferior representa más de un evento y que, probablemente, materiales
provenientes de eventos diacrónicos estén mezclados. En este mismo sentido, se ha observado
que los sitios ubicados en paleosuelos tienen mayor probabilidad de ser reocupados, con la
consecuente acumulación de altas densidades de materiales (Stafford 1995: 80). En otros
términos, este componente evidencia diferentes momentos de la presencia humana en un
mismo lugar del paisaje.
Los resultados obtenidos hasta el momento permiten discutir algunas tendencias
globales. Las poblaciones humanas que ocuparon este sitio procesaron carcasas de guanacos
para la obtención de carne, grasa, cuero, etc. y fracturaron sus huesos para el consumo de
médula y la manufactura de instrumentos. Parte de los percutores y yunques recuperados
podrían haberse empleado para partir los mismos. Es probable que algunos de los restos óseos
hayan sufrido alteraciones térmicas como producto de la actividad humana. Además, se
destaca el registro de dos acumulaciones óseas (de las cuales solo una fue analizada en
detalle). A partir del análisis detallado de una de ellas se cree que el agente principal que pudo
443
haber actuado acumulando los huesos es la acción humana. Esto último se apoya en que:
1) la concentración está compuesta por elementos pertenecientes, en su casi totalidad, a un
único taxa, lo cual implicaría cierta selección de los elementos depositados;
2) están representados elementos de todos los grupos de Voorhies y el ambiente de
depositación de los materiales es de baja dinámica, lo que no apoyaría el hecho de que la
acción hídrica haya originado su acumulación;
3) no se han dado a conocer observaciones de carnívoros en esta clase de ambiente que
generen este tipo de acumulaciones estructuradas con gran variedad y cantidad de partes
anatómicas representadas. Además, es escasa la representación de marcas producidas por
carnívoros. Estas deberían ser mayores si estos animales fueran el agente principal que
concentró los huesos;
4) la concentración está integrada por elementos en estrecha asociación, posee límites bastante
definidos y un desarrollo vertical acotado, lo cual podría ser producto de la disposición
deliberada de los elementos;
5) hay una clara asociación con productos de manufactura antrópica, así como distinciones en
la densidad de artefactos dentro y fuera de la concentración que podrían responder a
comportamientos humanos (véase propuestas similares en Gutiérrez 1998, Martínez 1999 y
bibliografía allí citada).
Por el momento no se realizaron análisis detallados de los materiales de las
acumulaciones y de los que están por fuera de éstas para evaluar si existe una zonación del
depósito en términos tafonómicos. Pese a ello, durante las tareas de campo se observó que los
restos óseos que se hallaban concentrados se encontraban menos fracturados que los
dispersos. Además, la comparación de algunas variables de la acumulación de las cuadrículas
4 y 5 con los huesos ubicados fuera de la misma indica que en los elementos concentrados
existiría una tendencia hacia una mejor preservación respecto del exterior. Esto tiene a favor
los datos de la concentración referidos a las diferencias menos marcadas en la representación
de los extremos articulares de húmeros y tibias con distintos potenciales de supervivencia. En
este sentido, Gutiérrez (1998) ha referido, para el caso particular de los estudios diagenéticos
de Paso Otero 1, que la distribución espacial de los huesos en pilas por los grupos humanos
generó un microambiente diferencial que habría favorecido la preservación de los huesos.
Los perfiles de meteorización indican que los materiales arqueológicos estuvieron
expuestos por años en la superficie del terreno. El agua podría haber actuado dispersando
elementos, transportando otros fuera de su lugar de depositación e introduciendo restos de
origen natural. Sin embargo, las marcadas diferencias en los grados de meteorización de las
444
superficies de un mismo elemento y las partes esqueletarias articuladas indicarían que parte
del material al estar expuesto en superficie no ha sufrido cambios en su disposición por
períodos prolongados. El registro de algunos desplazamientos en las hemimandíbulas de
Lama guanicoe podría responder tanto a factores naturales como a la acción de las
poblaciones humanas. Si bien existe la posibilidad de que en este momento hayan actuado
carnívoros y roedores, por el momento no se han observado en los huesos marcas claras de su
acción.
A partir del estudio tafonómico de los armadillos y roedores se puede concluir que la
mayor parte de los mismos han muerto in situ y se han introducido de manera natural en el
depósito. Esto último, tampoco se descarta para algunos elementos pertenecientes a
mamíferos grandes. No hay evidencia alguna de la utilización del sitio como locus para la
depositación de roedores y armadillos por parte de predadores naturales. Tampoco es evidente
el aprovechamiento de estas especies como un recurso alimenticio alternativo por parte de los
seres humanos. A pesar del hallazgo de ciertos elementos quemados pertenecientes a estas
especies, con los datos disponibles, se sostiene la posibilidad de que hayan sido carbonizados
por la acción indirecta del fuego (Gómez ms.).
La matriz sedimentaria del sitio indica la depositación de los objetos en un ambiente
fluviolacustre. Una vez cubierto por sedimentos, el peso del mismo junto con la acción de las
raíces, el pisoteo y la alcalinidad de los depósitos, contribuyeron aún más a la fragmentación
in situ de los elementos óseos en estado seco que ya se encontraban debilitados y fracturados
por la meteorización y el procesamiento antrópico, respectivamente. La actividad fosorial de
los mamíferos cavadores pudo haber producido un cambio en la disposición de algunos
materiales. A su vez, dado que este depósito arqueológico se encuentra sobre el perfil natural
del arroyo, parte del mismo fue destruido por la erosión del curso de agua.
Los procesos destructivos y la incidencia de la densidad mineral ósea en la
supervivencia diferencial del material conducen a relativizar las interpretaciones de las
actividades realizadas en el sitio sobre la base de la abundancia de partes esqueletarias. Aun
así, se pueden delinear algunas tendencias generales del perfil anatómico representado en el
sitio. Esto puede ser realizado siempre y cuando no se deje de tener en mente que estas
inferencias están basadas en un solapamiento de ocupaciones distintas que han generado un
conjunto con alta densidad de materiales.
Como se ha visto, dentro de los diversos taxa recuperados en NM1, la especie
dominante y con claros indicadores de consumo es Lama guanicoe. El análisis de los
materiales asignados a guanaco muestran que está representada una amplia variedad de partes
445
esqueletarias, tanto con alto como con bajo rendimiento económico, aunque con un mayor
predominio de estas últimas. Resalta también el hallazgo de cráneos, unidades articuladas y
una explotación poco intensiva de los recursos faunísticos. Estas evidencias son a menudo
empleadas para argumentar el desarrollo de tareas de procesamiento primario de las carcasas
en lugares de matanza, procesamiento o campamentos de caza. A grandes rasgos, en estos
contextos se espera que las partes de menor utilidad sean abandonadas y que las de mayor
rendimiento alimenticio sean transportadas hacia los sitios residenciales para su consumo
(Binford 1978; Mengoni Goñalons 1999). Esta hipótesis funcional se ve apoyada por la
presencia en el sitio de instrumentos como las bolas de boleadora.
Sin embargo, la gran diversidad de partes esqueletarias de guanaco contrasta con los
correlatos esperados para un sitio de matanza y procesamiento inicial de presas. Además, la
abundancia de partes con bajo rendimiento alimenticio puede ser atribuida a la destrucción
diferencial más que al transporte selectivo. A su vez, en contra de las expectativas generales
para un locus con esta funcionalidad, la variedad faunística registrada indica la ocupación
redundante del lugar y/o estadías prolongadas. En este sentido, como fue observado entre los
cazadores-recolectores !Kung, cuanto más tiempo estos grupos habitan un mismo espacio
mayor es la cantidad de animales que van a ser cazados y transportados al campamento. De
modo que en lugares donde la ocupación es duradera (o redundante) es esperable que esté
representado un mayor rango de las especies disponibles en el ambiente, incluso las menos
comunes (Yellen 1977: 82). Con respecto a este último punto, se destaca que en NM1 se han
hallado restos de animales característicos de distintos ambientes, como tiburón blanco, aguará
guazú, jaguar y lobo marino, ejemplares muy poco frecuentes en el registro arqueológico
pampeano. El hallazgo de estas especies, junto con los datos del material dentario de guanaco,
podría estar indicando la repetición en el espacio de distintos eventos ocupacionales.
Asimismo, algunos artefactos líticos recuperados en el sitio, como molinos y manos,
percutores y yunques, son objetos que pueden ser abandonados en los campamentos para ser
reutilizados cuando el mismo sea reocupado. A esto se le suma el registro de pigmentos,
pendientes elaborados en dientes de tiburón blanco, así como un alto porcentaje y una gran
variedad de clases de instrumentos líticos elaborados en materias primas no locales. Los
resultados del análisis tecno-morfológico señalan el desarrollo de numerosas operaciones de
producción artefactual, desde la reducción de núcleos al mantenimiento de instrumentos.
Todas estas evidencias sugieren la realización de una gran variedad de tareas o de actividades
múltiples en este ambiente ribereño. No obstante, en estos sitios donde se llevaron a cabo
diversas tareas se esperaría que, en el caso de animales del tamaño del guanaco, se ingrese
446
una mayor frecuencia de unidades con un alto rendimiento de tejido muscular, médula y
grasa.
Con relación a la anatomía económica de las carcasas es necesario mencionar que en
general los índices de las partes esqueletarias no explican completamente qué huesos van a ser
trasladados y cuáles abandonados. Esto se debe a que intervienen diversos aspectos
contingentes: el tamaño de la partida de caza, el número de animales requeridos, la distancia
al campamento, los artefactos disponibles para su procesamiento, las prácticas de consumo, el
aprovechamiento de recursos no alimenticios (huesos, dientes, pieles), etc. (véase Mengoni
Goñalons 1999). Asimismo, van a incidir factores sociales e ideacionales que también pueden
asignarle distintas jerarquías a las unidades anatómicas, como ha sido citado por Martínez
(1999) para el caso del cogote del guanaco entre los Tehuelches Meridionales (véase también
Bórmida y Siffredi 1969-70: 216, 222, 223). En esta misma dirección, son pertinentes las
referencias del siglo XIX para los Tehuelches Septentrionales que indican que el descarte y la
selección de partes de guanaco para su transporte no solo era guiada por una "racionalidad"
económica entendida en términos occidentales (Claraz 1988: 59-60, 67, 89, 100, 149). Junto a
las partes que poseen un alto índice de utilidad, como las costillas y las vértebras cervicales,
podían seleccionarse otros elementos con valores bajos como la cabeza y desecharse otros con
abundante contenido de carne (parte de los cuartos traseros). Estas variables deben ser tenidas
en cuenta dado que van a afectar hechos observables como la abundancia de determinados
huesos en un conjunto faunístico (véase capítulo IX).
Volviendo al conjunto óseo de NM1, se observa que se recuperaron abundantes restos
óseos con altos (p. ej. fémur) y bajos (p. ej. metapodios) rindes económicos. La diversidad de
partes esqueletarias representadas podría ser explicada en función de que la mayoría de los
guanacos hayan sido cazados en las cercanías del sitio y que no haya sido necesario su
trozamiento previo al transporte. Las unidades anatómicas de poco rendimiento energético
también pueden presentarse en campamentos a los cuales fueron llevadas las carcasas enteras
(Binford 1987). La información etnográfica acerca de los cazadores-recolectores Selk'nam,
para mediados del siglo XIX y principios del XX (Bridges 1978; Gallardo 1910; Gusinde
1986), sugiere que estos grupos acarreaban los guanacos completos a los sitios residenciales
(aunque los estudios arqueológicos indican la elección de determinadas partes para el
transporte; Borrero 1990 b). Estas fuentes escritas a su vez mencionan que cuando la matanza
de estos ungulados era abundante, esto era motivo suficiente para el traslado del campamento
al lugar donde habían sido cazados. De acuerdo a estos registros etnográficos para el período
especificado, se observa que en estos casos se emplea una estrategia de movilidad residencial
447
(sensu Binford 1980) en la que los consumidores se trasladaban hacia el lugar de matanza en
el momento que el costo de transporte de los animales era elevado. Una situación análoga
podría haber ocurrido en Paso Otero 3 (Martínez 2000) y en NM1.
De esta manera, NM1 puede ser un sitio al cual fueron acarreados guanacos, en su
mayoría completos, desde diferentes puntos donde fueron cazados ubicados en la cercanía del
sitio (en parte quizás, también, en el sector excavado). El amplio rango de partes esqueletarias
representadas no falsea esta hipótesis, ya que si hubieran seleccionado determinados
elementos el perfil anatómico debería mostrar un patrón menos diversificado. Dada la alta
frecuencia de elementos del esqueleto apendicular y la presencia de desechos helicoidales, es
posible plantear que se habrían llevado a cabo tareas de procesamiento inicial y secundario de
grandes unidades anatómicas con distintos rindes económicos. Además, la presencia de varios
sobadores de piedra podría indicar que se han realizado actividades vinculadas al preparado
de cueros. Como resultado del procesamiento de los guanacos se descartaron esencialmente,
aunque no de manera exclusiva, huesos de los cuartos. Las vértebras y las costillas, en parte,
pueden haber sido las principales unidades removidas del conjunto original para su consumo
ulterior. Aunque no se excluye totalmente la posibilidad de que, en algunos casos, parte de la
columna vertebral haya sido abandonada en el locus de matanza. Los huesos de la cabeza
podrían haberse partido para la extracción de partes blandas, como el cerebro o la lengua. Tal
como se ha registrado de forma repetida en otros sitios de la región, como Paso Otero 1 y 3
(Martínez 1999: 269), la estrategia de aprovechamiento de los recursos faunísticos de NM1
sigue un patrón "subóptimo", en el sentido de que los restos no habrían sido aprovechados
intensivamente.
Si bien se observan algunas evidencias del consumo de médula ósea, los bajos
porcentajes de restos óseos con fracturas producidas en estado fresco y con alteración térmica,
junto con el registro de unidades articuladas, no indican una explotación intensiva de las
presas. Algunos huesos también fueron elegidos como materia prima para la confección de
instrumentos con bordes pulidos y redondeados. El desarrollo de pulido en estas piezas indica
la falta de resistencia de los materiales trabajados, lo que señala que estos serían blandos
(carne o cuero) (véase Johnson et al. 2000: 473-74). Si bien son necesarios estudios más
detallados de los dos instrumentos óseos, una alternativa es que los mismos hayan sido
utilizados para el procesamiento de las carcasas. Es decir, como herramientas situacionales
manufacturadas sobre los huesos de los animales que se estaban procesando y que, una vez
que estas actividades fueron concluidas, se abandonaron junto con el resto de los materiales
faunísticos (véase Johnson 1985: 205). Los instrumentos líticos manufacturados mediante
448
retoques y microrretoques marginales sin formas estipuladas y los filos naturales de algunas
lascas también podrían haberse usado para el desposte de las presas y descartado luego de la
finalización de estas tareas específicas.
En suma, las distintas líneas de evidencia discutidas indican que es posible que parte
del registro de NM1 se ajuste a lo esperado para un área donde se produjo el procesamiento de
numerosos guanacos en una parte de un campamento. Una pequeña fracción de los elementos
fueron consumidos durante estas tareas mientras que la carne, grasa, cerebro, lengua, cuero y
algunas unidades podrían haber sido trasladas a las proximidades del sector excavado para su
consumo y/o procesamiento. La presencia de dos concentraciones discretas con restos óseos
sugiere que en el sitio se llevó a cabo algún tipo de actividad organizada más que la
disposición de forma aleatoria de los desperdicios (véase un caso similar en Kreutzer 1996).
La disposición de los restos faunísticos en dos concentraciones discretas podría indicar la
presencia de una ocupación prolongada en el lugar, lo que pudo haber conducido a un mayor
ordenamiento de las actividades. Otra posibilidad, no excluyente, es que el Componente
Inferior represente reocupaciones (sensu Camilli 1989: 18-19) de un mismo lugar del espacio.
Por un lado, en este sector pueden haber sido realizadas tareas específicas asociadas a sitios
de matanza y procesamiento de guanacos por partidas de grupos reducidos de individuos. Por
otro lado, en otro momento pudieron haberse desarrollado actividades domésticas que
incluyeran a todos los miembros de una unidad residencial.
Como se mencionó más arriba, distintas evidencias etnográficas muestran que varios
grupos de cazadores-recolectores generan acumulaciones óseas en forma frecuente. El
Componente Inferior de NM1, no obstante, es el producto de distintos eventos ocupacionales,
por lo cual la identificación de patrones espaciales derivados de expectativas generadas a
escala etnográfica presenta fuertes limitaciones debido al grano grueso del depósito (véase
discusión en O´Connell 1995). Sin embargo, acumulaciones óseas análogas a las observadas
en NM1 han sido halladas en otros sitios arqueológicos de las áreas Serrana de Tandilia e
Interserrana de la Región Pampeana (véase discusión en Martínez 1999).
En la Segunda Ocupación del sitio arqueológico Cueva Tixi (CT), asignada al
Holoceno medio, se detectó una estructura o pila ósea conformada por huesos enteros,
articulados, fracturados y numerosos fragmentos de diáfisis, vinculada a actividades de
trozamiento secundario y final de Lama guanicoe y Ozotoceros bezoarticus (Mazzanti 2001).
En el sitio Paso Otero 1 (PO1) los restos óseos de Lama guanicoe están dispuestos en cuatro
pilas, correspondientes a dos eventos diacrónicos del Holoceno medio y tardío relacionados
con la matanza y el despostamiento inicial de guanacos. Estos rasgos fueron interpretados
449
como el resultado de la acumulación intencional de unidades de procesamiento (Gutiérrez
1998, Gutiérrez et al. 1997; Kaufmann 2001; Martínez 1999; Messineo y Kaufmann 2001).
En Paso Otero 3 (PO3) también se registró una pila ósea con huesos de este taxón, con una
alta frecuencia de elementos del esqueleto apendicular respecto a los del axial. Los estudios
realizados en el sitio sugieren el desarrollo de tareas asociadas a la caza, procesamiento y
consumo de Lama guanicoe y, en menor medida, de Ozotoceros bezoarticus y Lagostomus
maximus durante el Holoceno medio (Martínez 1999). En Zanjón Seco 3 (ZS3) fue hallada
una estructura de desechos o basurero de forma aproximadamente elíptica con partes
esqueletarias de guanaco y escasos artefactos líticos correspondientes al Holoceno tardío
(Politis 1984 a). Este rasgo arqueológico fue luego interpretado como un área donde se
efectuaron tareas específicas, que formaba parte de un sitio de actividades múltiples de
mayores dimensiones (Martínez 1999).
Como se ha visto, estas acumulaciones con distintas características y patrones
espaciales particulares han sido detectadas en contextos a los cuales se les han asignado
diferentes funcionalidades. Están presentes tanto en sitios de actividades específicas (CT, PO1
y PO3) como de actividades múltiples (NM1 y ZS3). A su vez, se registran en depósitos
localizados en distintos ambientes y correspondientes a distintas cronologías. Han sido
relevadas en cuevas o en valles fluviales que incluyen ocupaciones del Holoceno medio (CT,
PO1 y PO3) o tardío (NM1, PO1 y ZS3). Las concentraciones óseas en sitios de actividades
múltiples y específicas, relacionados con ambientes diversos y edades diferentes indican la
presencia frecuente de asociaciones contextuales con algún tipo de estructuración en el
registro arqueológico pampeano. Sin embargo, esto no significa que se considere que todos
los elementos vinculados horizontalmente fueron descartados por los seres humanos durante
el transcurso de las mismas tareas.
Si bien es necesario profundizar los criterios que permitan definir la integridad del
registro y el análisis de los procesos postdepositacionales que afectaron al depósito, a partir de
los resultados alcanzados en este trabajo se pueden sostener algunas consideraciones
generales. Las evidencias acerca de los agentes naturales que actuaron en el sitio no son tan
importantes como para explicar en forma completa la acumulación de los restos óseos. Es por
ello que se plantea que la formación de las acumulaciones de NM1 responde más a factores
culturales que a naturales. Estas concentraciones óseas implicarían una distribución discreta
de actividades en un determinado sector del espacio, durante las cuales los restos de guanaco
quedaron estructurados de una forma aglomerada. De este modo, la principal implicancia del
registro de estas concentraciones en distintos sitios arqueológicos, es que indican cierta
450
organización recurrente del espacio y la segregación espacial de parte de las actividades de
descarte de materiales faunísticos por los grupos cazadores-recolectores pampeanos.
VII.7-CONSIDERACIONES FINALES
En el sitio arqueológico Nutria Mansa 1 se han realizado actividades relacionadas con
el procesamiento primario y secundario y, en menor medida, el consumo de un amplio rango
de partes esqueletarias de guanacos. Las evidencias provenientes del análisis dentario
indicarían que las estrategias de caza se focalizaron principalmente en grupos familiares de
guanacos. La mayoría de las presas habrían sido capturadas en torno a la época estival en las
cercanías del sitio y acarreadas enteras hasta este lugar donde fueron procesadas de manera
poco intensiva. En general, existe una explotación por debajo de la utilidad potencial de los
recursos faunísticos lo que señala que la misma no habría estado guiada por decisiones
exclusivamente económicas, tal como predice el modelo de transporte selectivo (Martínez
1999; Mengoni Goñalons 1999).
A partir de los datos geológicos, botánicos y faunísticos se observa que el contexto en
el que se desarrollaron los eventos ocupacionales del Componente Inferior corresponde a
ambientes fluviales y lacustres salobres, con comunidades de gramíneas en sus márgenes.
Este medio se habría desarrollado bajo un clima templado con un probable incremento
posterior de la aridez y una estacionalidad marcada. Con relación a los mamíferos, se asocian
tanto a zonas áridas y frías como templadas y húmedas. A esto se le suma que la mayoría de
los restos provienen de un paleosuelo, lo cual indica condiciones cálidas y húmedas. Si bien
existen algunas evidencias que señalan un posible aumento de la temperatura con respecto a
momentos anteriores, estas fluctuaciones no provocaron la retracción de especies propias de
ambientes áridos y fríos, como Dusicyon avus, Zaedyus pichiy y Lama guanicoe (esta última
representada por una importante cantidad de individuos). A su vez, tal como fue registrado en
el sitio Zanjón Seco 2 (Politis et al. e.p.; Tonni y Politis 1981), los fechados radiocarbónicos
estarían confirmando la supervivencia de Dusicyon avus en el Holoceno tardío.
Con respecto a los estudios de tecnología lítica, a través de los mismos se infiere el
desarrollo de una gran variedad de actividades de producción artefactual mediante la
utilización de diferentes materias primas. Las tareas realizadas en el sitio consistieron en la
reducción inicial de nódulos y núcleos para la obtención de formas-base, la formatización de
diversos instrumentos, el retoque y mantenimiento de sus filos. La técnica de reducción
bipolar se utilizó para aprovechar al máximo las rocas del interior, aunque, también han sido
451
descartados instrumentos de cuarcita y ftanita con una vida útil por delante. La mayoría de los
numerosos instrumentos manufacturados mediante lascados fueron confeccionados por medio
de escasos retoques marginales unifaciales y sin formas estandarizadas. Sin embargo, algunos
de los instrumentos sobre cuarcita y ftanita poseen varios bordes retocados, formas repetidas y
diseños más elaborados; además, parte de los filos de estos instrumentos fueron reactivados.
De esta forma se observa un uso más intensivo y conservado de estas rocas del interior con
respecto a las costeras, cuyos instrumentos fueron descartados con leves modificaciones.
También se abandonó una importante cantidad de instrumentos manufacturados por
picado abrasión y/o pulido y litos modificados por uso. Entre esto último, es importante el
número de percutores y yunques abandonados. En general, estos elementos poseen una muy
baja frecuencia en el registro pampeano debido a que posiblemente formaron parte de
estrategias conservadas. Otro elemento importante fue la utilización de pigmentos minerales
de colores rojo y amarillo. En las muestras sedimentarias de los molinos estudiados se registra
materia orgánica amorfa y restos silíceos coloreados, que podrían estar relacionadas con algún
tipo de utilización de los mismos para el procesamiento de pigmentos no minerales.
Dadas las edades radiocarbónicas obtenidas (2.700-3.000 años A.P.) y la cantidad de
artefactos líticos registrados, es llamativa la ausencia de puntas de proyectil triangulares
pequeñas asociadas a la caza con arco y flecha en relación a la representación que poseen las
bolas de boleadora. Cabe agregar que las bolas son muy abundantes en el registro pampeano,
mucho más frecuentes que las puntas de proyectil (Madrazo 1973; Politis 1984 a), lo cual
señala la importancia que tuvo este elemento para la subsistencia entre los cazadoresrecolectores. A la ausencia de puntas se le agrega la falta de alfarería propia del Holoceno
tardío, aunque han sido hallados tres tiestos en el sitio superficial NM2(sup). Si bien deben
ser profundizados los estudios en NM1 para descartar que la ausencia de estos materiales no
se deba a un problema de muestro o cronológico, esto podría deberse a dos causas. Primero, a
que estos elementos no hayan sido acarreados a este sitio. Segundo, a que el mismo habría
sido ocupado en momentos previos a la incorporación de estas dos grandes innovaciones
tecnológicas del Holoceno tardío que incrementaron la eficacia en las técnicas de captura de
animales (arco y flecha), la preparación y conservación de alimentos y la transmisión de
información codificada (cerámica) (Politis y Madrid 2001; Politis et al. 2001).
Las evidencias registradas en NM1 sugieren la realización de múltiples actividades en
un sitio ubicado en las márgenes de una fuente de agua permanente. Es posible que la
superficie excavada de NM1, en parte, represente un área de trabajo y descarte de los
desechos del procesamiento de guanacos en un sector de un área doméstica. Si en alguno de
452
los eventos ocupacionales fueron cazados simultáneamente numerosos animales es probable
que haya sido más conveniente el traslado del campamento a las inmediaciones del o de los
lugar/es de matanza (y con ello el traslado de objetos de uso doméstico como los molinos) que
el transporte de unidades anatómicas seleccionadas de las carcasas. Otra variante es que el
Componente Inferior represente una superposición espacial de eventos diacrónicos vinculados
a distintas funcionalidades. El sitio arqueológico NM1 posee una compleja historia
tafonómica como resultado de la acción, en diferentes momentos tanto de agentes naturales
como de las poblaciones humanas que han provocado la fragmentación y la representación
parcial de los restos faunísticos. Debido a las actividades antrópicas realizadas y a los
procesos que afectaron el conjunto material del Componente Inferior con posterioridad al
descarte, las posibilidades de discriminación de las distintas ocupaciones son bajas.
Durante el desarrollo de las actividades cotidianas realizadas en NM1, distintos
aspectos derivados de concepciones simbólicas acerca de la fauna y los objetos de la cultura
material se interrelacionaron con la caza de los animales, el procesamiento de alimentos y la
manufactura de herramientas. En el sitio se hallaron diferentes elementos cuya presencia no
puede ser entendida solo en términos de subsistencia o tecnológicos y que podrían estar
vinculados con factores ideacionales. Se recuperaron restos de cinco especies de carnívoros y
dientes de tiburón blanco formatizados, siendo que son animales que no habrían sido elegidos
y caracterizados como una fuente habitual de comida en la región. Además, se hallaron
objetos como pigmentos minerales, huesos mineralizados y varias bolas de boleadora partidas,
los cuales no responderían únicamente a aspectos utilitarios. Estos aspectos son analizados en
las conclusiones de este trabajo.
La evidencia arqueológica brindada por los tres sitios de la Localidad Arqueológica
Nutria Mansa aporta información relevante para la discusión de las características de la
ocupación humana del litoral marítimo bonaerense. El sitio NM1 está ubicado en la llanura a
solo 3,5 km de distancia de la costa, por lo cual es uno de los sitios pampeanos del interior
más próximos a dicho ambiente. Así, entre otras causas, esto ha incidido en la existencia de
un porcentaje mayor de elementos elaborados en rodados costeros con respecto a la mayoría
de los sitios del interior (véase discusión en el capítulo IX). De esta manera, la cercanía a las
fuentes secundarias de rodados ha incentivado la mayor explotación de estas rocas. Además,
la talla de los rodados no involucró procedimientos distintivos con relación a los talleres
costeros, es decir que la misma siguió formando parte de una estrategia tecnológica
expeditiva. Estos aspectos tecnológicos similares relacionan a NM1 con los talleres costeros.
Además, la ubicación del sitio brindó las condiciones para el aprovechamiento del
453
lobo marino. Sin embargo, la presencia de este recurso costero en un número tan bajo no
implica su caza sistemática, por lo cual su registro puede deberse al encuentro casual de un
individuo aislado en la playa o al carroñeo de un animal muerto. La presencia de algunas
partes esqueletarias de pinnípedo en este sitio cercano a la costa podría indicar que el
procesamiento de estos animales se restringía al sector costero donde eran obtenidos. El hecho
de que no se hayan registrado restos faunísticos de estos mamíferos marinos en sitios de las
llanuras interiores señala su explotación ocasional, como también de su carácter subsidiario
en la dieta (una situación similar fue observada en Patagonia; Gómez Otero et al. 1998;
Lanata 1990).
Con respecto a los conjuntos superficiales de NM1(sup) y NM2(sup), en estos sitos se
han descartado una gran variabilidad de artefactos líticos que señalan actividades vinculadas
con la reducción de rocas para la formatización y el retoque de diversos instrumentos. A esto
se le agregan los abundantes materiales manufacturados por técnicas que no incluyen a la talla
(materiales de molienda, bolas, etc.), junto con alfarería y pigmentos minerales, los que
indican el desarrollo de múltiples actividades en lugares ocupados de manera redundante. En
estos campamentos de las llanuras cercanas a la costa también predomina la explotación de
cuarcita de grano fino, aunque con una elevada proporción relativa de rodados en NM1(sup).
Además, en los alrededores de estos sitios se hallaron núcleos grandes de cuarcita asociados a
la producción generalizada de lascas. Estos núcleos, con un importante potencial de reducción
sin aprovechar, junto con los numerosos materiales de molienda, han formado parte del
equipamiento de estos campamentos. En ellos fue previsto que estos artefactos líticos serían
necesarios para realizar distintas actividades en el futuro y/o durante ocupaciones prolongadas
(véase capítulo IX).
Los sitios de la Localidad Arqueológica Nutria Mansa muestran una clara vinculación
con los talleres del litoral atlántico representada tanto por las cantidades de rodados costeros,
como por la presencia de bivalvos, dientes de tiburón blanco y restos de lobo marino. A esto
se le agregan los artefactos líticos con pátinas intensas, probablemente retomados de los sitios
localizados en la línea de médanos. Los contextos arqueológicos del litoral marítimo
posiblemente fueron utilizados como fuente alternativa de abastecimiento de recursos líticos
evidenciando así una interrelación no lineal entre el descarte y la manufactura de artefactos.
Estas fuentes secundarias generadas por el comportamiento humano, sumadas al
almacenamiento de núcleos de cuarcita y al transporte de nódulos costeros con nula
modificación, aportan información acerca de la complejidad de los métodos de
aprovisionamiento de las materias primas líticas.
454
De esta forma, la ubicación próxima a la costa de los campamentos de la localidad
pudo estar relacionada con el paisaje natural y cultural circundante con recursos particulares.
Desde este emplazamiento, localizado detrás de la línea de médanos, fueron explotados
elementos propios de la costa, principalmente materias primas complementarias a las del
interior, fauna marina y restos materiales producidos por ocupaciones previas. Por lo tanto, el
predominio de las materias primas serranas y de Lama guanicoe, junto con la presencia de
materiales procedentes de la costa, aporta evidencia que relaciona los sitios superficiales
costeros ubicados en la línea de médanos con el registro arqueológico de las llanuras
interiores.