EGE - Revista de Expresión Gráfica en la Edificación, Nº 17, 2022. ISSN: 2605-082X
https://doi.org/10.4995/ege.2022.18218
APEGA, UPV
THE PANTHEON OF THE DUQUES DEL INFANTADO: SPACE AND LIGHT
EL PANTEÓN DE LOS DUQUES DEL INFANTADO: ESPACIO Y LUZ
Antonio Miguel Trallero Sanz
Departamento de Arquitectura, Universidad de Alcalá. España. antonio.trallero@uah.es
Resumen
La rama principal de la familia Mendoza mantuvo una estrecha relación con el convento de San Francisco
de Guadalajara y eligieron la capilla mayor del templo conventual como lugar para ser enterrados. En el
siglo XVII, D. Juan de Dios de Mendoza y Silva, X Duque del Infantado, decidió construir en este templo
un Panteón en el que reunir los restos familiares encargando el proyecto a Felipe Sánchez. Se trata de
un magnífico conjunto barroco inspirado en diseñado por Juan Bautista Crescenzi para los Reyes en El
Escorial. El panteón de los Duques del Infantado no tiene la grandiosidad ni la riqueza decorativa del
de los Reyes del Escorial, sin embargo, desde un punto compositivo, sus espacios son más ricos y sus
soluciones más avanzadas y sobre todo destaca sobre él por el uso que hace de la luz para sorprender
y emocionar al espectador.
Palabras clave: Mendoza; Cripta; Funerario; Elipse; San Francisco; Símbolos.
*Correspondence author: Trallero Sanz, A.M. antonio.trallero@uah.es
Received: 23 August 2022, Accepted: 13 December 2022, Published: 31 December 2022
TRALLERO SANZ, A.M.
1. EL PANTEÓN DE LOS DUQUES DEL
INFANTADO EN EL TEMPLO DE SAN
FRANCISCO
Durante la Edad Media Guadalajara contó
con cuatro conventos, un número que se fue
incrementando hasta llegar a tener catorce en el
siglo XVII. Según la tradición, el de San Francisco
fue fundado por la reina Doña Berenguela como
monasterio para monjes y caballeros del Temple
(Layna 1943:128)1. Tras desaparecer esta orden,
la infanta Isabel, alrededor del año 1330, fue
cedido a la Orden de San Francisco.
Tras establecerse los Mendozas en Guadalajara
a finales del siglo XIV, esta familia se hizo cargo
de su capilla mayor que, tras un incendio, fue
mandada reconstruir por Pedro Hurtado de
1
Layna se remite a la tradición recogida por fray Pedro de Salazar,
cronista de la orden y por Alonso Núñez y Francisco de Torres.
Mendoza, el Almirante de Castilla, para más
tarde ordenar ser enterrado en ella. Don Iñigo
López de Mendoza, I Marqués de Santillana,
en su testamento también pidió ser enterrado
en la Capilla Mayor, lugar en el que siguieron
enterrándose los sucesivos Duques del Infantado.
Los Mendozas no fueron los únicos que eligieron
el templo de San Francisco (Fig. 1) como lugar de
enterramiento, otras familias nobles de la ciudad,
como los Alvargómez de Ciudad Real, los Orozco,
los Núñez de Castro, los Velascos, los Castañedas
o los Velázquez, también lo hicieron. De todos
estos enterramientos, únicamente se conservan
los restos de unos sepulcros góticos en lo que fue
Capilla de los Ávalos (Trallero 2022:39-53).
En el siglo XVII, la VI Duquesa del Infantado,
decidió construir un panteón familiar bajo el
presbiterio del templo.
Fig. 1. Planta y sección del templo de San Francisco y del Panteón de los Duques del Infantado. Dibujo: Antonio
González Albacete.
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EL PANTEÓN DE LOS DUQUES DEL INFANTADO: ESPACIO Y LUZ
Según Layna, Doña Ana de Mendoza mandó
realizar entre los años 1628 y 1633 una pequeña
cripta bajo el presbiterio, por lo que podría
coincidir con la capilla del actual panteón, «a la
que hizo trasladar los cuerpos de su padre, de
sus maridos, de sus hixos e hijas,.», dejando en la
Iglesia el resto de los cuerpos de sus antepasados
(Layna 1943:149)2. Víctor Bonilla, sitúa el panteón
construido por Dª Ana en el espacio destinado
posteriormente a pudridero (Bonilla 1999:81-82)3.
Doña Ana también fue la responsable de
importantes cambios en la cabecera del templo
y de un nuevo retablo-transparente que también,
como veremos más adelante, tomó como modelo
El Escorial. Este nuevo retablo fue destruido
durante la Guerra de la Independencia.
Tras la construcción por parte de Dª Ana de
Mendoza de la nueva cripta, el X Duque del
Infantado, D. Juan de Dios de Mendoza y Silva,
encargó un Proyecto para un nuevo Panteón en el
que reunir los restos de sus antepasados (Fig. 2).
El arquitecto elegido por el duque fue Felipe
Sánchez, quien siguió el modelo del Panteón de
los Reyes del Monasterio de San Lorenzo del
Escorial.
Las obras dieron comienzo en el año 1696, siendo
el responsable de su construcción el maestro de
obras Felipe de la Peña, concluyéndose en 1728.
La construcción del nuevo Panteón tuvo una gran
complejidad tanto arquitectónica, motivada por
la limitación espacial del templo existente, como
constructiva, debido a que el nivel freático del
terreno impedía profundizar con el vaciado, aparte
de los condicionantes que sin duda supondría la
actuación anterior.
2. LA ARQUITECTURA
PANTEÓN
BARROCA
DEL
El conjunto proyectado por Felipe Sánchez está
formado por las escaleras de acceso que lo
comunican con la Iglesia y con el exterior, una
cámara funeraria y una capilla, contando además
con un espacio destinado a pudridero.
2
Layna, recoge lo escrito por fray Hernando Pecha en su obra historia
de las vidas de los Excmos. Duques del Infantado y sus progenitores,
obra de 1635, inédita, de la que dice que poseía un ejemplar.
3
Bonilla indica que el anterior panteón se encontraba bajo el
presbiterio, que éste no fue demolido y que sería el actual pudridero.
Como puede verse en la documentación gráfica aportada, el actual
pudridero no coincide con el presbiterio.
Fig. 2. Planta y Sección del Panteón de los Duques del
Infantado. Dibujo: José Luis Condado Ayuso / Antonio
Dombriz del Prado.
2.1 LA CÁMARA FUNERARIA
Felipe Sánchez, antes de este encargo, había
trabajado en la restauración de la Iglesia de San
Antonio de los Portugueses de Madrid y es posible
que para realizar las trazas del nuevo panteón se
viera influido por las Pedro Sánchez para esta
iglesia. De los distintos espacios que conforman
este conjunto, es en la sala donde descansan los
restos de la familia Mendoza donde se ve esta
influencia.
Pedro Sánchez comenzó la obra de San Antonio
de los Portugueses en 1624 y su configuración
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incluyendo los templos con trazado oval tanto en
planta como en bóveda.
Según el levantamiento que se acompaña (Fig. 2)
tanto la planta como la bóveda del panteón de los
Duques son elípticas.
Las plantas ovales siguen un modelo italiano 6
utilizado principalmente por Vignola, cuya iglesia
de Santa Anna dei Palafrenieri del Vaticano influyo
en el trazado de San Antonio, un patrón que,
aunque no tuvo en España un gran desarrollo, fue
el elegido para la cámara funeraria del Panteón,
a pesar de ello, ésta presenta una importante
diferencia con respecto a la de San Antonio en
la que el eje mayor de la elipse une la puerta de
acceso con el pequeño presbiterio en el que se
sitúa el altar mayor, mientras que, en la Sala del
Panteón, por la diferencia de función y por los
condicionantes previos de espacio, el eje mayor
es el transversal, ajustándose a la dimensión del
ancho del templo de San Francisco.
Fig. 3. Pedro Sánchez: Sección longitudinal de San
Antonio de los Portugueses. Florencia, Uffizi, Gabinetto
dei Disegni e delle stampe.
original, anterior a la pictórica que podemos
admirar en la actualidad, la conocemos gracias a
la sección conservada en el Gabinete de estampas
de la Galería Uffizi de Florencia4 (Fig. 3).
Felipe Sánchez intervino en esta obra en el
año 1690, fecha en que fue cedido el templo
a los alemanes católicos, cambiándose su
denominación por la de San Antonio de los
Alemanes.
Amparo Berlinches y José Miguel Merino de
Cáceres levantaron la planta de esta Iglesia,
recogiéndose en el trabajo Fin de Master “Análisis
geométrico de la bóveda elipsoidal de la Iglesia
de San Antonio de los Alemanes”5. Según este
levantamiento, el templo tiene una planta elíptica.
Margarita Fernández (Fernández 1997:18-19),
dentro de la tipología de “plantas ovales” incluye
tanto las que tienen traza de óvalo como las que
la tienen elíptica, dos figuras geométricamente
diferentes que a simple vista es difícil distinguirlas,
4
Adrián Gómez Checa (Gómez 2016:14) la recoge.
5
Adrian Gómez Checa (Gómez 2016:16) incluye una Reproducción del
levantamiento de A. Berlinches y J.M. Merino de Cáceres (1974).
La disposición transversal de una planta
elíptica no es frecuente. Su precedente más
directo podemos tenerlo en la Iglesia de San
Andrés del Quirinal (1658-1661) y en la capilla
de los Reyes Magos (1634) de Bernini, esta
última sustituida años después por otra de
mayores dimensiones proyectada por Borromini
(Martínez 2000:385-389). Un ejemplo posterior
al panteón es la Iglesia de San Juan de Dios de
Murcia (Sánchez-Rojas 1972).
Las plantas ovaladas suponen un compromiso
entre las centralizadas y las orientadas hacia
el altar y tienen una simbología normalmente
asociada a la Virgen María (Rodríguez 1990:172),
en este caso, la planta ovalada, conserva la
simbología funeraria que con frecuencia tienen
las plantas centrales.
En esta sala los paramentos verticales (Fig. 4)
están recubiertos de mármoles rojos, negros y en
menor medida, blancos. Repitiendo el esquema
del Escorial, se dividen en ocho calles por medio
de pilastras rectangulares sin capiteles, sobre las
que descansa una cornisa decorada con dobles
ménsulas doradas que la recorre perimetralmente.
En las calles de los extremos del eje menor se
encuentra la puerta de entrada a la estancia que
es adintelada y frente a ella el acceso a la capilla.
Sobre el dintel de la entada hay dos nichos y las
6
Alfonso Rodriguez (Rodríguez 1990) estudia la introducción y el
desarrollo de las plantas ovaladas en la arquitectura española.
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Fig. 4. Interior del Panteón de los Duques del Infantado. Foto: Autor.
seis calles restantes están divididas por medio
de tableros de mármol apoyados en ménsulas
doradas en cuatro niveles de nichos que contienen
las urnas funerarias de mármol rojo y negro que
se adaptan a la curvatura de la sala (Fig. 5).
Todo el Convento de San Francisco, especialmente
su Iglesia y Panteón, sufrió grandes daños
durante la guerra de la independencia. Las urnas
fueron saqueadas y muchas de ellas destrozadas.
Posteriormente, los restos de los cadáveres fueron
Fig. 5 Secciones y alzados interiores del Panteón de
los Duques del Infantado. Dibujo: Antonio González
Albacete.
recogidos y en 1859 se trasladaron al Panteón de
los Duques de Pastrana en la Colegiata de esta
localidad (Sanz, Abenza, Garcés 2007:849). Esta
sala se cubre por medio de una bóveda rebajada
elíptica (Fig. 6) dividida por ocho nervios radiales
que coinciden con las pilastras de los muros
confluyendo en un gran rosetón central, dejando
entre ellas unos gajos profusamente decorados
con relieves de figuras vegetales realizadas en
alabastro dorado.
Fig. 6. Bóveda elíptica y suelo de la cámara mortuoria
del Panteón. Fotos: Autor.
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Delante del ventanal se conservaban los restos
del antiguo altar, una fábrica de ladrillo macizo
que perdió su revestimiento y que recientemente
se ha chapado con piedra caliza.
Refiriéndose al altar primitivo, José María
Escudero de la Peña en el año 1869 lo describió
de la siguiente manera:
Fig. 7. Planta de una Iglesia de Serlio y Planta de la
Iglesia de Santa Ana dei Palafrenieri de Vignola.7
El pavimento de la estancia (Fig. 6) está realizado
con mármol de los mismos colores, con un
despiece que reproduce la proyección de la
bóveda superior.
La planta utilizada en esta sala, junto a la solución
dada a la bóveda, confiere a este espacio un
dinamismo heredado de los planteamientos
barrocos italianos de Sebastiano Serlio y Jacopo
Vignola (Fig. 7).
2.2 LA CAPILLA DEL PANTEÓN
A la capilla se accede a través de un paso cerrado
superiormente por medio de un arco de medio
punto, cuyo intradós está decorado por figuras
geométricas y plafones de mármoles de los
mismos colores que la sala de nichos. La capilla
tiene planta cuadrada con cuatro columnas
corintias en sus esquinas que la convierten en
una cruz griega con brazos poco desarrollados.
Sobre las columnas, un entablamento formado
arquitrabe, friso con ménsulas doradas y cornisa
con las figuras de cuatro ángeles dorados, recorre
todo su perímetro.
su altar en forma de pabellón sostenido por cuatro
columnas de la misma materia con su crucifijo de
bronce dorado y su frontal de un trozo de mármol
notable por sus colores, así como el resto yace
lastimosamente destrozado (Escudero 1869:47).
El crucifijo de bronce actualmente se conserva en
la sacristía del templo de Santiago.
Basándose en esta descripción, Layna entendió
que el templete que se encuentra en la capilla
mayor del templo, era el que sirvió de altar en la
capilla (Layna 1943: 153)8.
La capilla del panteón se cubre mediante una
cúpula semiesférica sobre pechinas (Fig. 8).
Sobre ella descansa un tambor de importante
altura en cuyo perímetro se abren cuatro huecos
verticales cerrados por arcos de medio punto y
sobre él, tras un pequeño aro esférico, otro de
menor diámetro, en el que se abren cuatro huecos
cuadrados y sirve de apoyo a una pequeña cúpula
con óculos.
El lucernario de la cúpula se manifiesta en la
cabecera de la Iglesia como un templete que,
en contra de lo afirmado por Layna, no muestra
ninguna evidencia de que ésta no fuera su
ubicación original.
Su composición y su estilo, alejado del gótico del
templo, tampoco prueba que no fuera este su
emplazamiento primitivo ya que, como veremos
más adelante, la construcción del conjunto del
Panteón barroco se completó con una actuación
en la capilla mayor.
Los paramentos laterales son lisos y están
recubiertos por medio de un aplacado de
mármoles con despiece de motivos geométricos
y, ocupando prácticamente todo el paramento
frontal, se abre un gran ventanal que sirve para
iluminar con luz natural este espacio.
Todo esto nos lleva a pensar que, en la
construcción de este Panteón en tiempos del X
Duque, se utilizase como linterna de la cúpula de
la capilla inferior el templete que formaría parte
del transparente que mando levantar Dª Ana de
Mendoza en la cabecera de la Iglesia siguiendo el
modelo del Escorial, o bien lo sustituyese.
Estas plantas de Serlio y Vignola y también las bóvedas están
Layna hace referencia a la cruz de bronce que
hubo en la capilla del panteón y añade información
7
recogidas numerosas publicaciones como La planta elíptica: de El
Escorial al Clasicismo Español (Rodríguez 1990), Evolución de las
Layna, incluyo incluye un dibujo propio en el que indica donde, según
iglesias de planta ovalada (Cuevas 2007), La planta oval. Traza y
8
símbolo, (Fernández 1997).
él, estaba situado originariamente este templete.
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EL PANTEÓN DE LOS DUQUES DEL INFANTADO: ESPACIO Y LUZ
Fig. 8. Entrada y bóveda de la Capilla del Panteón. Foto: Autor.
sobre las figuras de los cuatro evangelistas que,
procedentes de San Francisco, se conservan
sobre el sagrario del retablo barroco de la Iglesia
de San Nicolás, indicando que irían colocadas
sobre las cuatro columnas del templete.
El templete-lucernario de la Iglesia tuvo cuatro
columnas hoy perdidas. Sobre la cornisa que lo
recorre perimetralmente hay cuatro prismas de
mármol que pudieron haber servido de peanas,
pero por su disposición, es difícil pensar que
sobre ella estuvieran las figuras de los cuatro
evangelistas de San Nicolás.
Partiendo de la descripción de Escudero y de los
restos del altar que se conservaban antes de la
reciente restauración, la capilla estaría presidida
por un altar revestido de mármol y sobre él iría el
pabellón, de menor tamaño que el de la Iglesia,
con cuatro columnas, un crucifijo de bronce
dorado y las figuras de los cuatro evangelistas.
La presencia del crucifijo en la capilla supone un
paralelismo más con el Panteón de los Reyes. El
Panteón del Escorial es un espacio concebido
como capilla funeraria bajo la advocación de la
Santa Cruz (Bustamante 1992:210)9 y en su altar
hay un crucifijo dorado. El primero que se colocó
fue una obra de Piero Tacca (1,90 m) que fue
sustituido por otro de menor tamaño de Bernini,
1,40 m y posteriormente por otro algo menor de
Domenico Guidi, 1,20 m (Bustamante 1992:210)
que es el que en la actualidad ocupa el retablo.
Bustamante motiva los sucesivos cambios de
crucifijo por el tamaño, sin embargo, García
Cueto (García 2010:1091-1094), al referirse a la
sustitución del de Bernini por el de Guidi, entiende
que se debió a los dictámenes iconográficos que
sobre la Crucifixión estaban vigentes en España,
unos dictámenes que no sigue el de Bernini y sí
lo hace el de Guidi al presentar una actitud más
serena y equilibrada que el anterior.
La capilla del Panteón del Infantado, como la del
Escorial, estaba dedicada a la Santa Cruz. Su
crucifijo era más pequeño, la figura de Cristo mide
0,75 m sobre una cruz de 1,05 m, principalmente
9
En 1654 se trasladaron los restos de los reyes al panteón de El Escorial
que desde este momento será una capilla funeraria con advocación de
la Santa Cruz.
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Fig. 9. Puertas de acceso al Panteón desde el exterior y desde el interior de la Iglesia. Fotos: Autor.
debido a su situación ya que no estaba concebido
para ser colocado en un retablo sino sobre el
tabernáculo del altar, haciendo que su figura
se recortase sobre la luz que penetra desde el
exterior por su parte posterior.
A diferencia del de El Escorial que representa
a Jesús fallecido, éste recoge el momento de
la expiración, no obstante, a pesar de no tener
su equilibrio, y seguir unos dictámenes más
“italianos”, presenta muchos rasgos que lo
aproximan a él, como es la utilización de cuatro
clavos y la postura de las manos aludiendo a la
Trinidad e impartiendo una bendición.
Tanto en la cámara funeraria como en la capilla
se emplean los mismos materiales y acabados,
sin embargo, se aprecian importantes diferencias
compositivas entre ambas.
En la cámara, siguiendo un modelo italiano,
el empleo de la elipse supone la unión de una
planta centralizada con un modelo de desarrollo
transversal, en el que el eje menor marca la
direccionalidad hacia el altar de la capilla, una
trayectoria que se refuerza mediante la utilización
de otros recursos como es el empleo de la luz, y el
eje mayor se coloca transversalmente para crear
unos espacios laterales suficientemente amplios
junto a los nichos, que contienen las urnas.
Sin embargo, el planteamiento de capilla entronca
más con la tradición barroca española. Su diseño
parte de concepciones clasicistas, sin que ni
en la planta ni en la sección exista movimiento,
manifestándose su barroquismo principalmente
por el exceso de decoración y por la luz que pasa
a desempeñar una función principal a la hora de
provocar emoción.
2.3 LOS ACCESOS Y EL PUDRIDERO
Al Panteón se puede acceder tanto desde el
exterior del Convento como desde el interior de
la Iglesia. En la fachada posterior del edificio se
abre una portada barroca de mármoles de colores
(Fig. 9). El hueco está cerrado por medio de un
arco de medio punto flanqueado por dos pilastras
rematadas superiormente por capiteles corintios
sobre el que descansa un entablamento.
Desde la capilla mayor del templo se puede
acceder a través de una puerta decorada con
una portada barroca (Fig. 9) abierta en su
lado derecho. El hueco de paso está cerrado
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Fig. 10. Vista del Pudridero del Panteón de los Duques del Infantado. Foto: Autor y alzado de nichos (Bonilla
1999:73).10
superiormente por medio de un arco mixtilíneo
y sobre él hay un frontón curvo quebrado con
el escudo familiar rematado con un florero. Las
jambas presentan molduras y grandes volutas en
sus zonas inferiores.
A la derecha de la puerta de acceso a la cripta
desde el presbiterio, conectada con ella por medio
de un zócalo de mármol y formando parte de la
misma actuación, existe otra portada barroca de
mayor tamaño y similares características que
sirve de acceso al claustro conventual y frente a
ellas, en el lado izquierdo, otras dos simétricas
que servían de acceso a la Sacristía y a una
capilla.
Desde la puerta de acceso exterior, a través de
un pequeño tramo de escaleras, se alcanza un
pequeño descansillo del que parte una escalera
ascendente que llega a la cabecera del templo. De
este descansillo también parte una escalera de
tres tramos, con un cambio de dirección entre el
segundo y el tercero, que llega a otro descansillo
desde el que se accede a la cámara funeraria y
desde ella, a la capilla. Frente al último tramo
de escalera, parte otro ascendente que sirve de
acceso al pudridero.
El Pudridero (Fig. 10) es un espacio rectangular
cubierto con una bóveda de cañón y un luneto
en un lateral para facilitar la ventilación de la
estancia, que cuenta con una serie de nichos
en su frente en los que reposaban los cuerpos
antes de que sus restos ocupasen las urnas del
Panteón. 10
10
Bonilla indica su procedencia: Ministerio de Educación y Cultura
AHN. NOBLEZA. Osuna. Carpeta 5, plano 118.
Los paramentos verticales de los distintos
tramos de escalera quedan divididos por pilastras
verticales unidas superiormente por medio de
cornisas sobre las que descansan bóvedas de
cañón con arcos fajones que siguen la inclinación
de la escalera. Los descansillos y los cambios
de dirección se cubren por medio de bóvedas
de arista, planas sobre pechinas y plafones.
(Fig. 11 y 12).
Todos los paramentos verticales, bóvedas y
escaleras, están ejecutados con mármoles con
las mismas características que los del resto del
conjunto.
3. LA IMPORTANCIA DE LA LUZ
La arquitectura barroca, aun teniendo su punto
de partida en la renacentista, supuso una
reacción a ella. Mientras el Renacimiento es un
estilo que busca el equilibrio, el Barroco busca
impactar. supone la pérdida del orden, la armonía
y la proporción renacentista. La arquitectura se
vuelve dinámica, las composiciones se complican
y en ellas, la luz pasa a desempeñar una función
principal.
Con respecto a la luz, mientras que el
Renacimiento la utiliza para mostrarnos la obra
y hacérnosla comprender, el Barroco la utiliza
para provocar emoción. La luz se hace efectista,
busca los contrastes, nos dirige a lo que se desea
resaltar y nos muestra lo que considera realmente
importante.
Como síntesis podemos decir que el Barroco
rompe con muchos de los conceptos del
Renacimiento y sus manifestaciones se llenan
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Fig. 11. Decoración de las bóvedas de las de la escalera de acceso al Panteón de los Duques del Infantado.
Fotos: Autor.
Fig.12. Escalera del Panteón de los Duques del Infantado. Fotos: Autor.
de efectismos buscando la sorpresa y tratar de
emocionar y conmover al espectador
La Iglesia católica utilizó la grandiosidad y la
complejidad de la nueva estética barroca para
mostrar una imagen de renovación y también de
triunfo sobre el protestantismo. En la arquitectura
civil el movimiento, el color, la luz o los materiales
suntuosos sirven como manifestación de plenitud
y poder.
La importancia de la luz en la arquitectura barroca
es grande. Esto se evidencia especialmente en
los interiores. En los templos tiene una especial
importancia la luz natural, no solamente para
iluminar los espacios, sino principalmente, por
su carga simbólica. Por un lado, se busca la
procedente del exterior a través de los muros
de las cabeceras, lugar en el que se colocan
transparentes para que la luz exterior ilumine la
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EL PANTEÓN DE LOS DUQUES DEL INFANTADO: ESPACIO Y LUZ
custodia o el sagrario desde su parte posterior,
marcando el eje longitudinal del templo que
une la puerta de entrada con el altar mayor,
simbolizando el camino a seguir desde el mundo
hasta la salvación.
Por otro lado, también se busca la iluminación
procedente desde el exterior, pero entrando
desde arriba, bien a través de ventanas altas o
a través de las cúpulas del crucero, creando ejes
verticales o inclinados, una luz que sirve para
representar lo sobrenatural, lo divino.
A pesar de la importancia que tiene la luz en la
arquitectura barroca, parece casi contradictorio
que la pueda tener, y de forma tan determinante,
en una cripta funeraria, salvo que se tratase de luz
artificial. Esto es lo sorprendente del Panteón de
los Duques del Infantado, la importancia que en
ella tiene la luz natural para generar sensaciones
y reforzar creencias.
Ya se ha indicado que uno de los principales
problemas con que se enfrentó el diseño del
Panteón de los Duques del Infantado fue la
limitación de su espacio, determinada por las
dimensiones del templo superior y las vías de
agua del subsuelo. Esto hizo que sus límites, en
sentido longitudinal, excedieran los del templo.
La cripta funeraria queda totalmente situada bajo
la Capilla Mayor del templo de San Francisco,
mientras que solo una pequeña parte de su capilla
queda debajo de ella, estando la mayor parte de
su superficie situada bajo el muro frontal de la
Iglesia, e incluso otra porción de la misma, fuera
de sus límites. También parte de las escaleras de
acceso quedan, bajo el edificio conventual, fuera
de los límites del templo, y el Pudridero se sitúa
bajo una capilla de la Iglesia.
El que los límites de la capilla del Panteón
rebasasen los del templo obligó a realizar una
nueva fachada en el testero de la Iglesia (Fig. 1)
que, sin ocupar todo su frente de la cabecera,
avanza con respecto al límites del templo gótico
creando un efecto barroco de movimiento y un
juego de luces y sombras que no tenía la fachada
primitiva. Este nuevo elemento, concebido como
una portada, está dividido en tres calles rematadas
por medio de una cornisa superior que no guarda
relación con el espacio interior del templo.
En la calle central, de mayor anchura que
las laterales, se abre un hueco limitado
superiormente por medio de un arco de medio
punto y lateralmente por jambas molduradas
que arrancan a la altura del altar de la capilla
del panteón, lo que, por el nivel de la rasante del
terreno, obligó a construir un patio inglés. Sobre
la cornisa descansa un gran frontón barroco,
curvo y quebrado en el que se abre un hueco de
ventana y tras él, un cuerpo rematado por otro
frontón recto rematado con una cruz de piedra. A
ambos lados de este cuerpo, existen dos florones
sobre unos pequeños pilares de piedra (Fig. 13).
Como hemos ido viendo, no solamente existían
limitaciones de espacio en planta ya que la vía
de agua existente en el terreno determinó la
cota de arranque de la nueva obra y la elección
de las soluciones compositivas y constructivas
del conjunto por lo que hubo que elevar el nivel
del presbiterio para poder alojar la bóveda
del panteón que necesariamente tuvo que ser
rebajada, quedando los trasdoses de las bóvedas
de los accesos prácticamente al nivel del suelo de
la nave de la Iglesia.
Por todo lo anteriormente visto, las limitaciones
espaciales para la construcción del nuevo Panteón
de la Familia Mendoza, están directamente
relacionadas con la brillante solución compositiva
dada al conjunto y consecuentemente también
con el juego de luces que ésta determinó.
A través del hueco superior de la nueva portada
penetra la luz a la cabecera del templo de San
Francisco y tras atravesar un transparente
destruido durante la Guerra de la Independencia
y el templete del Sagrario, llegaba a la nave de
la Iglesia, repitiendo el juego de luces del templo
del Escorial. Ya se ha indicado que Dª Ana de
Mendoza quien, además de construir una nueva
cripta que fue sustituida por la actual, fue la
que mandó reemplazar el retablo existente en la
capilla Mayor del templo de San Francisco por otro
nuevo, más acorde con los gustos de la época.
Posiblemente las denominadas “Tablas de San
Ginés”11, hoy conservadas en el Ayuntamiento de
Guadalajara, pertenecieron al retablo retirado por
Doña Ana.
Del nuevo retablo de la VI Duquesa, destruido
durante la Guerra de la Independencia, solo
11
Las denominadas tablas de San Ginés fueron descubiertas en esta
Iglesia en el año 1934 por D. Francisco Layna Serrano y el párroco del
templo. Tras el asalto e incendio del templo en el año 1936 se salvaron
cinco tablas. Son obras del siglo XV, probablemente del pintor Antonio
del Rincón que, por temática y dimensiones, debieron pertenecer al
retablo de San Francisco
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Fig.13. Fachada posterior del Panteón. Fotos: Autor.
tenemos la descripción que hace de él Núñez de
Castro en 1653:
También fue obra de esta señora el retablo de el
Altar Mayor que oy campea en el Convento de san
Francisco, tan rico, tan curioso y tan descollado,
que sube su altar desde la mesa del mayor hasta
la eminencia de su techumbre. Adórnanle tres
cuerpos de columnas ricamente labradas y doradas
con Santos de bulto y quadros de pinturas y un
gallardo Tabernáculo con su transparencia, detrás
una capilla curiosamente pintada, debaxo de la qual
está la bóveda con los huesos de los señores de la
casa. Fuera de la grandeza y riqueza de el Retablo,
es de tal el artificio de su fábrica, que descubriendo
por la primera faz de la pintura de los quadros,
pueden subir y baxar con tramoya descubriendo
vistosos Relicarios llenos de urnas con cuerpos y
reliquias de santos. De manera, que es un Santuario
de Reliquias en lo interior, y en lo exterior lienços de
estremado pincel. (Núñez 2003:75).
Por esta descripción sabemos que el nuevo retablo
era un “trasparente” que quedaba separado del
fondo dejando una pequeña estancia posterior,
y tenía un carácter más arquitectónico que
escultórico. Este retablo que era de grandes
dimensiones, ya que ocupaba toda la cabecera
del templo, estaba dividido en tres cuerpos con
columnas, una descripción que podría indicar que
en su traza se hubiera tomado como modelo el
de la Basílica del Escorial, construido entre 1577
y 1586 (Chías 2021:34) (Fig. 14). Como en él, en
el cuerpo central, había un Tabernáculo con su
transparencia y detrás una capilla “curiosamente
pintada”.
Tras la construcción del nuevo Panteón
probablemente se sustituyó el tabernáculo del
transparente de Dª Ana de Mendoza por el nuevo
tabernáculo que además de permitir el paso
de la luz hasta la custodia y el altar del templo
superior, sirviese de linterna de la cúpula de la
capilla inferior.
Como hemos visto, la cripta inferior avanza
sobre las dimensiones del templo quedando
parte de la cúpula que remata superiormente su
capilla, ocupando el espacio que quedaba tras el
transparente y la superficie del muro que remata
la cabecera del templo. En este muro se abrió una
hornacina que sirve para alojar el lucernario de
dicha cúpula.
El tabernáculo-linterna (Fig. 15) es un templete
de mármol rojo y negro, con un cuerpo cilíndrico
en el que se abren cuatro huecos separados
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EL PANTEÓN DE LOS DUQUES DEL INFANTADO: ESPACIO Y LUZ
Fig.14. Alzado del retablo de la capilla mayor y Alzado del Sagrario del altar mayor. 1583/89 Perret. Ref.web1, web2,
web3.12
por pilastras, cerrados superiormente por
medio de arcos de medio punto. Está recorrido
perimetralmente por medio de una cornisa sobre
la que descansa otro cilindro con huecos de menor
tamaño separados por pequeños contrafuertes y
sobre él, una pequeña cúpula rematada por una
bola.
12
Entre 1584 y 1589 Pedro Perret realizó una serie de grabados de El
Escorial utilizando para ello dibujos del propio Juan de Herrera que
se recogieron en el libro Sumaria y breve declaración de los diseños
y estampas de la fábrica de San Lorenzo de El Escorial entre los
que se encuentra el Octavo Diseño, Alzado del retablo de la capilla
mayor, P. Perret fe. 89, 1589. Inscripción en la parte superior izq.:
“ORTOGRAPHIA DEL RETABLO” “QUE ESTA EN LA CAPILLA” “MAIOR
DE S. LORENTIO” “EL REAL DEL” “ESCVRIAL”; a la derecha “CON
PRIVILEGIO” y el Noveno Diseño. Alzado del Sagrario del altar mayor,
1583. Inscripción en la parte superior: “ORTOGRAPHIA DEL SAGRARIO
DEL ALTAR MAIOR DE SAN LORENCIO EL REAL DEL ESCVRIAL”.
Inscripción en la parte inferior: “SALVTIS PVB. PONTIF. VNICO IES.
CHRISTO PHILIPPVS. II. REX IOAN. FERRARAE ARTE TREZZI OPERA
HISPANICA MATER DIC”. Inscripción por debajo de la anterior: “Con
privilegio del summo pontífice, y emperador y rey de España y Francia,
y de los demás potentados, y principes Christianos”.
12
La luz (Fig.16) tras entrar por el hueco abierto
en el muro e iluminar el sagrario, crea un eje
longitudinal en el templo. Esta misma luz que
entra por el hueco de la fachada, a través del
templete llega a la cúpula de la capilla de la
cripta creando en ella un eje vertical de luz, con
el significado ya indicado, la presencia de Dios.
En la cripta, además de la tenue luz vertical
que, procedente del templo, penetra por su
cúpula, entra con mayor intensidad a través de
la cristalera del hueco inferior que cubre el frente
del altar mayor.
A pesar de las grandes dimensiones de este
hueco, la luz llega matizada por el patio inglés
e ilumina la capilla de la cripta y desde ella, de
manera más leve, la sala del panteón, hasta
llegar a su puerta de entrada, marcando un eje de
menores dimensiones, pero más potente que el
del templo superior (Fig. 17).
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Fig. 15. Templete de la Capilla Mayor del templo y vista interior del mismo. Foto: Autor.
Fig.16. Secciones transversales y longitudinal de la capilla del Panteón. Entrada de la luz exterior. Dibujos: Antonio
González Albacete.
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EL PANTEÓN DE LOS DUQUES DEL INFANTADO: ESPACIO Y LUZ
Fig. 17. Capilla y cámara funeraria del Panteón de los Duques del Infantado. Foto: Autor
Fig. 18. Capilla y cámara funeraria del Panteón de los Duques del Infantado. Foto: Autor.
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TRALLERO SANZ, A.M.
La forma elíptica de la sala del panteón con su
eje mayor perpendicular al del conjunto, hace
que queden unos espacios laterales sin iluminar,
creándose un fuerte contraste de luz entre estos
y la zona central que une la puerta de acceso con
la capilla (Fig. 18).
En estos espacios laterales es donde se
encuentran las urnas de mármol en las que
descansaban los cadáveres, unos espacios que se
entienden como las estancias temporales, el paso
intermedio antes de alcanzar la luz, la salvación.
4. EL PANTEÓN DE LOS REYES Y EL DE LOS
DUQUES DEL INFANTADO
Felipe Sánchez, en tiempos del X Duque del
Infantado, D. Juan de Dios de Mendoza y Silva,
para la construcción del Panteón de los Duques
del Infantado siguió el modelo de la Cripta Real
del Monasterio de El Escorial o Panteón de los
Reyes (Fig. 19), que había construido unos años
antes Juan Gómez de Mora probablemente según
un proyecto de Juan Bautista Crescenzi13. Unos
años antes, Dª Ana de Mendoza, VI Duquesa el
13
Infantado, entre las reformas que acometió en el
Convento de San Francisco, estuvo la sustitución
del antiguo retablo gótico por un retablotransparente, actualmente perdido, siguiendo
también el modelo del de la Basílica de El Escorial.
En el Escorial, durante el reinado de Felipe III se
proyectó una nueva Cripta Real sobre la concebida
y construida en granito en tiempos de Felipe II
que había sido proyectada por Juan Bautista
de Toledo y terminada, tras introducir algunas
modificaciones, por Juan de Herrera (Fig. 20).
Posteriormente, con Felipe IV, Alonso Carbonel
terminó la rotonda e hizo la escalera, la
puerta y el nuevo acceso desde la Basílica
(Bustamante 1992:161).
Si comparamos el Panteón de los Duques del
Infantado con el de los Reyes del Escorial, es
incuestionable que el de la familia Mendoza, a
pesar de su riqueza decorativa, no tiene la del
Panteón de los Reyes del Escorial. La cripta
funeraria de los Reyes tiene planta circular ya
que, para su construcción se partió de la cripta
realizada por Herrera, mientras que la planta del
Panteón de los Duques del Infantado es elíptica.
Algunos autores como Virginia Tovar Martín atribuyen a Gómez de
Mora el proyecto del Panteón de El Escorial (Ref.web5).
Fig. 19. Panteón de los Reyes de El Escorial. Foto: Ref.web4.
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EL PANTEÓN DE LOS DUQUES DEL INFANTADO: ESPACIO Y LUZ
Fig. 20. Sección de la Iglesia de San Lorenzo de El Escorial. Detalle de la Sección longitudinal. 1587 Perret (Ref.
web1, web2, web3).14
Felipe Sánchez, como hemos visto, estuvo
condicionado por las dimensiones del espacio
disponible, del nivel freático del terreno y
también por la cripta realizada en tiempos de Ana
de Mendoza que, por la descripción de Antonio
Núñez de Castro (Núñez 2003:75) podía coincidir
con lo que, tras la obra de Felipe Sánchez, sería la
capilla del nuevo panteón, e influido por Vignola
proyectó un conjunto plenamente barroco.
14
14
Quinto
Diseño,
Sección
longitudinal
del
templo,
palacio
y
convento, 1587, buril sobre cobre. Inscripción en la parte superior:
“ORTOGRAPHIA I SECCION INTERIOR DEL TEMPLO DE S. LORENZO
EL REAL DEL ESCVRIAL I PARTE DEL CONVENTO I APPOSENTOS
REALES”. Inscripción a pie de imagen: “Con el privilegio del summo
pontífice, y emperador, y rey de España, y Francia y de los demás
potentados, y principes, christianos, y de la Señora de Venecia”.
Además de los espacios disponibles, las plantas
de ambos panteones determinaron la tipología de
las bóvedas que los cierran superiormente.
La de El Escorial es semiesférica, lo que, junto
con su mayor dimensión en planta, hace que
se alcance una altura importante generando un
espacio mucho más esbelto e impresionante,
confiriéndole una majestuosidad que no se
consigue en el de San Francisco.
Los espacios destinados a los enterramientos, en
ambos casos, están divididos en ocho calles por
medio de pilastras que en el de El Escorial son
dobles, mientras que en el de San Francisco, por
las limitaciones de espacio, son sencillas. Seis de
las ocho calles cuentan con cuatro filas de nichos
en los que se alojan las urnas funerarias, en otra
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de las calles, se sitúan las puertas de entrada que
son adinteladas, con otras dos filas de nichos,
sumando, en ambos panteones, el mismo número
de nichos e urnas. En octava calle del panteón de
los Reyes, situada frente a la puerta de entrada y
determinando junto a esta el eje longitudinal de
este espacio, línea que está sensiblemente girada
sensiblemente con respecto al eje de la Iglesia
del monasterio, se sitúa un altar con un Cristo
crucificado, obra, como hemos visto, de Domenico
Guidi, de esta forma, todo este espacio de planta
centralizada es una capilla funeraria dedicada a
la Santa Cruz.
En el panteón de los Mendoza, la octava calle,
situada también frente a la puerta de acceso,
determinado un eje que coincide en proyección
horizontal con el de la Iglesia, sirve de paso a la
capilla propiamente dicha que también estuvo
presidido por un crucifijo que se recortaba
sobre la luz procedente del exterior, generando
un conjunto más rico desde un punto de vista
compositivo.
Aparte de por la configuración arquitectónica en
la que el panteón de los Duques del Infantado
muestra una clara influencia italiana; por contar
con un espacio propio destinado a capilla, o
incluso por la concepción y situación de la estancia
destinada a pudridero, la diferencia fundamental
entre ambos está en la utilización de la luz.
En el Panteón de los Reyes de El Escorial se
utiliza la luz artificial junto con la grandiosidad del
espacio, el color y los materiales suntuosos para
emocionar y conmover.
En el de los Duques del Infantado, el menor
espacio y su menor riqueza decorativa queda
compensada por la utilización de la luz natural.
En el Panteón de los Mendozas, la luz se
entiende como algo esencial de su arquitectura
barroca, una luz que tras ser filtrada por el patio
inglés y por el templo superior, genera un juego
de contrastes, de claroscuros, de volúmenes,
capaz de sorprender y de emocionar, una luz
que también tenía gran importancia en el templo
superior de San Francisco, en el que, sin duda, el
desaparecido transparente jugaba un importante
papel.
Como conclusión podemos decir que el Panteón
de los Duques del Infantado es una edificación
barroca construida bajo la iglesia gótica del
convento de San Francisco siguiendo el modelo
del de los Reyes del Escorial.
Esta formado principalmente por dos estancias,
una destinada a cámara funeraria y otra a capilla
entre las que, a pesar de su aparente uniformidad,
existen importantes diferencias. Mientras la
sala principal tiene planta y bóveda elíptica
que, siguiendo los planteamientos barrocos
italianos de Serlio y Vignola, le confieren un
dinamismo que, buscando impactar, la alejan del
equilibrio renacentista, la traza de la capilla parte,
entroncando con la tradición barroca española, de
concepciones más clasicistas, en ella se mantiene
un orden, una armonía y una proporción propia
del Renacimiento y su barroquismo se manifiesta
por el exceso de decoración y sobre todo por la
utilización del recurso de la luz, entendido como
algo esencial para crear contrastes, claroscuros
y efectos con los que lograr emocionar, algo casi
excepcional al tratarse de una cripta funeraria,
que busca sorprender y tratar de conmover al
visitante.
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How to cite this article: Trallero Sanz, A.M. 2022. “El panteón de los Duques del Infantado: espacio
y luz”, EGE Revista de Expresión Gráfica en la Edificación, No. 16, Valencia: Universitat Politécnica de
València. pp. 72-90. https://doi.org/10.4995/ege.2022.18218.
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