Horas negras ¿Ve aqueyas paredes De
adobe, sin techo, Que al láo de un ombudo Lucen ayá lejos! ¿Las vido? Pues sepa Que aqueyo jué un tiempo Nidito de amores De este gáucho viejo.
José Alonso y Trelles
En cierto poblado del caluroso sureste guerrerense, a fines del siglo XIX, perdido entre el salvajismo de la Naturaleza, con sus lógicas calles estrechas y empedradas, sus pequeñas casas de
adobe y su iglesia sorprendente de estilo churrigueresco, aconteció algo que para los escépticos de hoy, puede resultar inverosímil, pero según dicen las imaginativas lenguas antiguas, sucedido en aquellos tiempos del México prerrevolucionario.
Antonio Domínguez Hidalgo
Y, últimamente, habiendo visto el expediente de don Francisco Olivera pretendiendo la venta de un sitio en la calle de San Pablo, hacia el río, con lo que sobre el particular expuso el Procurador General, acordó que para resolver sobre su solicitud, se pidiese informe por Secretaría al Juez Mayor de Policía sobre las providencias que el Gobierno tiene expedidas para la destrucción de los ranchos que forman aquella población, y se arregle su formación de material de adobe.
Es una especie de gran plataforma cuadrada, rodeada de paredes de adobe y de zanjas anchas y hondas, atravesadas por un puentecito de tablas que comunica con el interior por una sola puertita angosta; en una de las esquinas, se eleva una torrecilla de tierra, de donde el centinela inmóvil recorre sin cesar el horizonte, con la mirada penetrante del gaucho, capaz de distinguir el color de un caballo, a una distancia en que el recién venido no alcanza a conocer un caballo de una vaca.
Su rancho, habitación provisoria de pastor errante y sin familia, era de adobe crudo, angosto y bajo, cubierto con algunas chapas de hierro de canaleta, y le servía de cocina, de comedor y de dormitorio.
El interés de la causa había sacrificado la vida de un luchador excepcional, y el mismo interés imponía cruelmente el abandono de su cuerpo frente a aquellos muros de
adobe salpicados con su sangre, espectadores de su agonía, testigos de su última y bella acción de sublime estoicismo.
Práxedis G. Guerrero
Cerca de las zanjas, bajo la protección de las troneras de adobe, a un paso del puentecito, una docena de tolditos de junco y cuatro carretas de bueyes, todo ocupado por mujeres y niños, familias de los milicos, atareadas en cebar mate y en preparar la cena, listas para correr, al primer grito del centinela, a encerrarse en el fortín.
Y se fue acercando despacio. La luz empujaba con rabia las paredes de
adobe y el techo desparejo. Se metía en las grietas revelándolas en la noche y parecía que iba a terminar por voltear el rancho como una fuerza empujando de adentro a afuera.
Juan José Morosoli
Dióse permiso para el desembarco, destinándose un horno de fábrica de
adobe en extramuros, cercano a las fuentes de aguada pública, para su depósito.
Isidoro de María
Ezequiel 4 1 Y TU, hijo del hombre, tómate un adobe, y ponlo delante de tí, y diseña sobre él la ciudad de Jerusalem: 2 Y pondrás contra ella cerco, y edificarás contra ella fortaleza, y sacarás contra ella baluarte, y asentarás delante de ella campo, y pondrás contra ella arietes alrededor.
En el año 1956 se construyo la capilla, el terreno fue donado por el señor Ambrosio Paladines, la estructura fue de adobe, caña revestida y teja, la construyó el señor Manuel Saca, quien en ese entonces fue presidente del Comité Pro mejoras; la escuela fue construida en terrenos del señor Madrid, luego se traslado a los terrenos del señor Mauricio Zapata, finalmente fue construida ( diagonal al parque, por la vía a San Vicente), lleva por nombre Provincia de Tungurahua en honor al profesor oriundo del sector.
El gigante pelirrojo se introdujo en la apenas iluminada hostería que apestaba a malos olores, y vino barato. El aire estaba cargado de humo axfisiante que vomitaban antorchasmoribundas encajadas dentro de las paredes de adobe delantro.