Nunca hubo barrios tan viles de esclavos como las casas de pisos de los barrios bajos de la ciudad, donde los asalariados se alojaban." "Pero al menos," dije, "había esta radical diferencia entre el asalariado de mi época y el esclavo: aquél podía dejar su empleo a voluntad, éste no podía." "Sí, esa es una diferencia, pero una diferencia que seguramente no dice tanto en favor como en contra del asalariado.
Pasó cierto tiempo antes de que averiguase el domicilio de los dos caballeros de mis entretelas; mas no descansé hasta dar con ellos. Se alojaban en una pensión de Camberwell, al otro lado del río.
Al fin, una tarde en la que llevaba ya varias veces recorrida en mi coche Torquay Terrace -tal nombre distinguía a la calle de la pensión donde se alojaban-, observé que un vehículo hacía alto justo delante de su puerta.
Sin embargo, la Potencia ocupante podrá modificar su utilización tras haber garantizado la suerte que correrán las personas que allí se alojaban.
Subió. Ella no se alteró a primera vista; al contrario, se disculpó por haberse olvidado de decirle dónde se alojaban. ¡Oh!, lo he adivinado replicó León.
17 Y según que se alzaba la nube del tabernáculo, los hijos de Israel se partían: y en el lugar donde la nube paraba, allí alojaban los hijos de Israel.
Adosado al este del cardo, consistía en una plaza cuadrangular abierta hacia el río limitada solo en sus lados largos, que alojaban sendos cuerpos de locales comerciales (siete tabernáculos conservados en el lado este), erigidos sobre zócalos de opus vittatum y pintura del III estilo inicial.
La segunda sede fue en la Gran Vía (hoy Paseo Fernando el Católico, nº 2). Los cuatro pisos que componían el Colegio, alojaban a un centenear de estudiantes.
En 1883, mientras estaba de vacaciones con su familia en la localidad de Casamicciola, en la isla de Isquia, un terremoto destruyó la casa donde se alojaban.
Allí se relacionó fundamentalmente con estadounidenses, ya que le angustiaba no poder moverse sola con libertad, hasta que conoció a Susan Huntington, que dirigía el Instituto Internacional de señoritas, donde se alojaban extranjeros que asistían a los cursos de verano que se organizaban.
Se hizo necesario conseguir otro inmueble para continuar con la labor de formación de la juventud universitaria. En 1939 abrió sus puertas la Residencia en la calle Jenner, número 6, donde se alojaban unos treinta estudiantes.
En 1937, el doctor Martín Vegas, conocido pionero en los estudios sobre la lepra, invitó a Convit a visitar la vieja casona del lazareto de Cabo Blanco en el estado Vargas, donde se alojaban cientos de pacientes afectados por lacería o lepra.