A aquella hora, cuando Revenga penetraba en su morada lujosa, en su comedor que la electricidad alumbraba espléndidamente y la leña de encina calentaba, intensa y crujidora; cuando la intimidad del hogar le sonriese, y las golosinas de Nochebuena lisonjeasen su
apetito, ¿dónde estaría la abandonada?
Emilia Pardo Bazán
Porque la ciencia no ha nacido únicamente de ese apetito de interrogación que, según la filosofía moderna, es un producto del extrañamiento.
Tuve suerte y le di en la cabeza; el animal, dando tumbos, cayó como muerto. Corrí hasta él y lo rematé con otra piedra filosa; entonces brotó sangre y comprendí que estaba listo para saciar mi apetito.
Mientras comía con buen apetito, pues no hay nada mejor para ello que el aire puro de las montañas, observaba a mis anifitriones.
Bien porque ya en el mar me desease sin que a comunicarlo se atreviera, bien porque a aquel deseo convidase la amena soledad de la ribera, procura sin que nada más lo atrase saciar el apetito que lo ulcera, mas antes de uno procuró librarse que en el bote también llegó a salvarse.
Se originó de aquí una especie de guerra intestina entre los estómagos y las conciencias, atizada por el inexorable
apetito y las no menos inexorables vociferaciones de los ministros de la Iglesia, quienes, como es su deber, no transigen con vicio alguno que tienda a relajar las costumbres católicas: a lo que se agregaba el estado de flatulencia intestinal de los habitantes, producido por el pescado y los porotos y otros alimentos algo indigestos.
Esteban Echeverría
En los salones de baile, los instrumentos de metal rugían la matchicha y a su ritmo vivaz y canallesco desfilaban las parejas, arrastrando los pies sobre el entarimado, estrechamente enlazadas por el talle, rojas las mejillas, sudorosas las frentes, y en los ojos un
apetito animal de vivir y de gozar, un hambre feroz de placeres.
Vicente Blasco Ibáñez
Aunque larga en las viandas, mesa es en palabras corta, cosa en quien negocios tiene de grave interés, muy propia. Crúzanse, pues, las palabras interrumpidas y pocas, en tanto que los manjares el apetito acogotan.
Has nacido en esta ciudad, junto a su historia, eres inherente al Puerto y su sentido; meretriz o prostituta te han llamado, por calmar de la carne, el apetito.
Dicen que está escrito, y con gran razón, ser la privación causa de
apetito; crece en infinito encerrado amor; por eso es mejor que no me encerréis; que si yo, ...
Miguel de Cervantes Saavedra
Los pensadores canijos, los pensadores de lámparas, enhebran y recalientan las razas de librería, que el viajero justo y el observador cordial buscan en vano en la justicia de la Naturaleza, donde resalta en el amor victorioso y el apetito turbulento, la identidad universal del hombre.
(Exaltándose.) El
apetito serpea por los senderos tortuosos del crimen para conseguir su objeto; el amor no se arrastra: ¡tiene alas!
Ricardo Flores Magón