arcano


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Sinónimos para arcano

secreto

secreto

Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos Vox © 2022 Larousse Editorial, S.L.

Sinónimos para arcano

Ejemplos ?
Yo hice rodar sobre su duro quicio las puertas, ¡ay!, del corazón humano, y me asomé temblando al precipicio. Y penetré en su fondo, y vi el arcano de la existencia terrenal, y el lloro de entonces quiero contener en vano.
En mi la ciencia enmudece, en mi concluye la duda y árida, clara, desnuda, enseño yo la verdad; y de la vida y la muerte al sabio muestro el arcano cuando al fin abre mi mano la puerta a la eternidad.
-Bajo la impresión -dijo míster Micawber- de que quizá sus peregrinaciones por esta metrópoli no han sido todavía muy extensa y de que pueda usted encontrar alguna dificultad para penetrar en el arcano de la moderna Babilonia; en resumen -dijo míster Micawber en un nuevo gesto de confianza-: como podría usted perderse, tendré mucho gusto en venir esta noche a buscarle para enseñarle el camino más corto.
Después que hubo el corcel mucho volado, en línea recta, sin jamás desviarse, con amplios giros, ya del cielo hastiado, sobre una isla comenzó a posarse, similar ésta a aquella en que, al pasado tras mucho de su amante Alfeo celarse, llegó la virgen Aretusa en vano por paso bajo el mar ciego y arcano.
Grecia ha venido a ser provincia romana y estar sujeta a su imperio, no son preceptos y documentos de los dioses, sino invenciones de los hombres, quienes, poseyendo natural-mente sutilísimos ingenios, procuraron con la fecundidad de su discurso descubrir lo que estaba encubierto en los arcanos de la Naturaleza, buscando con la mayor exactitud aquello que se debía desear o huir en la vida y costumbres; y, por último, que aquel arcano, observando escrupulosamente las reglas del discurso y argumentación, concluía con cierto y necesario enlace de términos, o no concluía, o repugnaba.
La punta que cortó puso en la mano de Pinabel, y luego la otra prende; los pies manda en aquel sótano arcano y toda de los brazos se suspende.
Si instan, diciendo que las estrellas significan los futuros contingentes, pero que no los ejecutan, de modo que aquella constitución sea como una voz que anuncia lo que está por venir, mas que no sea causa de ello (porque esta opinión fue de algunos filósofos bastante ignorantes), no suelen explicarse así los matemáticos, de forma que digan de esta manera: «Marte, puesto en tal disposición, anuncia un homicidio»; sino que dicen: «Hace un homicida»; pero aun cuando concedamos que no se expresan como deben, y que es necesario tomen de los filósofos la regla de cómo han de hablar para pronosticar lo que piensan que alcanzan para la constitución de las estrellas; ¿qué arcano tan profundo o dificultad tan intrincada es ésta...
A éstos también hablan los ángeles de Dios: «Que ven siempre la cara del Padre Eterno, y anuncian su voluntad a los que conviene.» Entre éstos, fue uno el profeta que dijo y escribió: «Al principio crió Dios el cielo y la tierra»; quien es un testigo tan abonado para que con su testimonio debamos creer a Dios, que con el mismo espíritu divino con que conoció el singular arcano que se le reveló, con ese mismo anunció y vaticinó grandes misterios mucho tiempo antes de promulgarse esta nuestra santa fe.
Fue como digo, y no os añado un pelo: lo vi y lo sé; por más que dude ahora contarlo así; que esto a que dais oreja a falso más que a cierto se asemeja. »Con un trapo de seda había cubierto su arcano escudo el volador celeste.
El descifrar el lugar y tiempo donde y en el que Dios ha de obrar portentos es un arcano incomprensible y negocio ya determinado sabiamente en su divino consejo, sin que pueda alterarse en lo más, mínimo; como que en sus previos e indefectibles decretos y providencia están ya presentes todos los tiempos que han de venir.
Si intentase, yo referir todo lo que los profetas han vaticinado de Cristo, entre tanto Que la Ciudad de Dios, muriendo en los, miembros: que morían y naciendo en los que sucedían, ha ido discurriendo por estos tiempos, sería nunca acabar; lo primero, porque la Sagrada Escritura, aunque parece que mientras nos va exponiendo con orden los reyes, sus acciones; empresas y sucesos, se ocupa en referir como un historiador exacto las proezas y operaciones buenas y malas de éstos; no obstante, si auxiliado de la gracia del Espíritu Santo la consideramos, la hallaremos no menos, sino tal vez más solícita en anunciarnos los sucesos futuros que en referimos los pasados; y el intentar hallar este inescrutable arcano escudriñando...
Pero a nosotros, que estamos más obligados a juzgar exactamente de estas materias, que a saber por grande arcano qué es lo que cada uno opinó acerca de ellas, ¿qué nos interesa su discusión?