Con todo, eran las siete, de noche casi cerrada, y empezábamos a sentir la vehemente necesidad de echar algo al buche; las ganas de descansar vendrían seguramente después.
La mujer la preparó diestramente, le rellenó el
buche con los menudillos, con castañas, alfónsigos, piñones y otros sabrosos condimentos y especias, y la asó, o más bien la frió en una enorme cazuela.
Juan Valera
Ya sabe usté que pa mí la Rosario es la Consagrá, porque la conozco desde que estaba en peligro de desangrarse por la tripa, y porque es más güena pa mí que el azufre pa el moquillo, y porque es una esgraciaíta que está pasando un día sí y otro no por la ruea de las navajas y buche de agua que se bebe a la vera del Carabina es una puñalá que le meten, y ea beso que le da, un vomitivo que toma.
Las palomas eran grandes, lustrosas y relucientes como el nácar; tenían algo de veleta, más eran gordas y tontas. Todos sus pensamientos se concentraban en llenarse el
buche - decía la veleta -; y su trato era aburrido, además.
Hans Christian Andersen
El día señalado para la lidia apenas si se dejaba probar bo- cado al animalito, porque recelaban que, con el buche lleno anduviese pesado en su vuelo y movimientos.
El remoto dolor de los pañuelos que aletean de adioses en la playa; las velas de cien barcos bajo el sol, que parece que un gran lirio se hubiera deshojado en la rada; las nubecillas huérfanas que entristecen los cielos con la miseria de su buche de agua...
Son dos: el macho y la hembra. Ella tiene el
buche blanco, Él tiene las plumas negras. En la garganta el gorjeo, Las alas blandas y trémulas; Y los picos que se chocan Como labios que se besan.
Rubén Darío
La cigüeña se dejó acariciar y mostró la satisfacción y el gusto que aquellas nobles caricias le causaban, entornando los párpados como si se adormeciese y restregando suavemente el largo cuello sobre la vestidura de la linda dama. Pasó ésta la mano por el cuello de la cigüeña, bajándola hasta el ancho buche, cubierto todo de abundantes y blancas plumas.
La fiebre de la madre, de aquella loba defensora de su cachorro, que ni comía ni dormía, sustentada con un
buche de aguardiente, se comunicaba a los salvadores.
Emilia Pardo Bazán
Prenda, perdone y escuche, que mis penas bi'a cantar, pero usté mi'a de alentar, pues traigo pesao el
buche, más retobao que un estuche que no se quiere vaciar.
Ricardo Güiraldes
-Buenas tardes, proigio -dijo el recién llegado, casi haciendo meter a su potro la cabeza por entre los hierros de la ventana, y después, apeándose de él con la misma agilidad que hubiese podido hacerlo un acróbata, arrojó las bridas sobre las crines de su cabalgadura y añadió al par que se desentumecía las piernas, taconeando fuertemente sobre el empedrado: -Que un divé bendiga a la reina del rocío... ¿Me querría usté jacer el favor de un buche de la del pozo, a ver si se me pasa el berrinche?
¿A qué venía, me quieren ustedes decir, tanto atracarles de bolitas de pan, y después, tanto introducirles bárbaramente en el gañote nueces enteras con su cáscara, duras como guijarros, y progresando en el número hasta llegar a veinte diarias? Nuestro protagonista creía sentir que se le rajaba el
buche.
Emilia Pardo Bazán