Squeamish escuchan desde la parte visible del escenario cabeceando en aprobación, sin entender el doble sentido que es obvio para el público.
Como Hernani es «ópera de tenor», los abonados se manifestaron descontentos, viendo tan mal principio y notando las escandalosas desafinaciones del coro, y en pasillos y palcos principió a fermentar sorda inquina contra la Empresa y el «cuadro»; los periodistas, desde sus butacas de primera y segunda fila, cuchichearon
cabeceando y trocando en voz baja fatídicas impresiones; el telón cayó en medio de un silencio glacial, y antes de concluirse la ópera ya corría por el teatro el rumor -mañosamente esparcido- de que se iba a rescindir la contrata de «aquel hueso».
Emilia Pardo Bazán
105 Después –que la fe cosa mayor– los terrones empezaron a moverse, y primera de los surcos el filo apareció de un asta, las coberturas luego de sus cabezas, cabeceando con su pintado cono, luego los hombros y el pecho y cargados los brazos de armas sobresalen, y crece un sembrado, escudado, de varones: 110 así, cuando se retiran los tapices de los festivos teatros, surgir las estatuas suelen, y primero mostrar los rostros, lo demás poco a poco, y en plácido tenor sacadas, enteras quedan a la vista, y en el inferior margen sus pies ponen.
a venta de los Garañones yacía en silencio; la luna, que rompía por entre blanquísimas nubes, iluminaba dulce y serenamente la perspectiva; la carretera que blanqueaba serpeando ora por las faldas, ora por las cumbres de los montes; la venta de muros encalados y de blanca chimenea, por la que escapábase el humo en ondulante espiral; la parra, la añosísima y reducida parra, que cubría la puerta con un a modo de caprichoso dosel de pámpanos sostenidos por recias estacas; las chumberas, que servíanle al edificio a modo de pintoresco cancel, y los frondosísimos algarrobos, que erguíanse acá y acullá cabeceando y simulando rumor de romper de olas cuando el viento movía su ramaje verdinegro en que la luz de la luna parecía tejer maravillosos calados de argentería.
33 Un poco de sueño, cabeceando otro poco, Poniendo mano sobre mano otro poco para dormir; 34 Así vendrá como caminante tu necesidad, Y tu pobreza como hombre de escudo.
Generalmente dormíamos poco, y cuando esto sucedía, Bravo recorría las celdas, y apenas encontraba a alguno que estuviera cabeceando, lo pateaba, o nos hacía estar parados.
Los portadores, cansados, acortaban el paso, y el féretro avanzaba en continuas sacudidas, cabeceando como una chalupa a merced de las olas.
Al detenerse el destartalado vehículo, como amodorrado bajo cien capas de polvo, los viajeros del interior, que dormitaban cabeceando, no despertaron siquiera.
os gallos han cantado; del fondo del galpón, donde duermen los carneros, ha salido el cocorico ronco, rezongón, acatarrado del gallo más viejo de la estancia; y de todas partes, le han contestado los cocoricos vibrantes de todos los gallos diseminados por el monte; sonando como clarines, dianas alegres, unos, o retumbantes como trompetas de victoria; como de voz adormecida, otros, vacilante y cabeceando, en titubeos de sueño; algunos, tartamudeados por pichones que también quieren ser gallos; cruzándose, llamándose, incitándose unos a otros, como apostando a quién cante el último; y sería cosa de nunca acabar, si el gallo viejo no volviese a llamar a sosiego, con su voz grave.
Entonces yo, contra mi voluntad, tornando a la muerte que me estaba aparejada, recordeme del dolor de la uña y comencé cabeceando a cojear.
Además, el gol de Liga de aquel partido, que acabó 1 - 1, fue hecho a partir de una jugada de Panchito que mandó un pase a Fernando Hidalgo, centro de éste y gol de Walter Calderón, cabeceando hacia las redes, cuando se jugaban los minutos de adición del segundo tiempo.
La planta alcanza un tamaño de unos 2 metros de altura, con tallos extremadamente delgados y nervudos, dividiéndose en ramas parecidas a pelos, con gracia curvados bajo el peso de las flores, y cabeceando con facilidad en la más ligera de las brisas.
"Cierta noche de verano, pocos meses después de mi matrimonio, me hallaba yo sentado junto a mi propio hogar fumando una última pipa y cabeceando sobre una novela, porque el trabajo del día había sido agotador." Una vez más, Holmes irrumpe en casa del doctor a horas intempestivas y sin avisar -no se puede pedir a un genio que respete las normas del común de los mortales.- En uno de sus alardes efectistas, deja perplejo a Watson y se autoinvita a pasar la noche en casa del plácido matrimonio.
A los doce minutos, tras un barullo en el área provocado por un saque de córner, un gran disparo de Jorge hizo el primero. En el 55, de nuevo Jorge marcó el segundo, cabeceando un centro de Mas.
También marcó el segundo, al hacerse con un rechace del portero en el minuto 18 de juego, y el tercero, a los 88 minutos cabeceando un centro de Vázquez.