Tagore falleció once años después, en 1941. En 1924, Ocampo quedó fascinada al asistir a un concierto brindado por Ernest Ansermet en Buenos Aires.
Les pueo enseñar las cartas. La madre oía,
fascinada, inmóvil. Una ola de sangre subía del corazón al rostro siempre descolorido, y lo enrojecía de púrpura.
Emilia Pardo Bazán
Ella permanecía de pie, mirando,
fascinada, aquel rostro curtido, afeitado y seco que relucía con este barniz especial del presidio.
Emilia Pardo Bazán
Y deslizando la mano bajo un montón de medias de seda, sin estrenar, largas y elásticas como víboras, que parecían retorcerse, sacó la niña un objeto que se quedó mirando,
fascinada.
Emilia Pardo Bazán
Las palmeras derramaban su polen, las semillas reventaban, los leones movían blandamente su crin. Una vez voló un clavel de su tallo hecho mariposa roja, y una estrella descendió
fascinada y se tornó flor de lis.
Rubén Darío
Y como si cometiera una debilidad, y al advertirlo se sublevase en ella el noble orgullo de su pura inocencia, clavando severos los ojos en el patricio, añadió: -Y tanto peor para Vd., capitán, si no me comprende, si juzgándome por las reglas vulgares del mundo, me toma Vd. por una conquista fácil, por una inexperta niña, fascinada por el garbo de su persona o el lustre de sus galones de oro.
Fabiana tomó temblorosa con disimulada emoción aquella alcancía. La miró silenciosa y
fascinada. En su rostro se reflejaba la ambición y cuando quiso preguntarle a aquel hombre cuánto duraría produciéndole dinero, se dio cuenta que éste había desaparecido.
Antonio Domínguez Hidalgo
Esta es la primera etapa. La Vida, después, fascinada por esa nueva maravilla, solicita su entrada en el círculo encantado. El Arte toma a la Vida entre sus materiales toscos, la crea de nuevo y la vuelve a modelar en nuevas formas, y con una absoluta indiferencia por los hechos, inventa, imagina, sueña y conserva entre ella y la realidad la infranqueable barrera del bello estilo, del método decorativo o ideal.
Séfora,
fascinada, miraba el retablo, recientemente colocado, resplandeciente, con sus dorados nuevos, flamígeros, y sus frescas pinturas, obra de lo que hoy llamamos un primitivo -pues esta historia es contemporánea del arte que enseñaron los Van Eyck-.
Emilia Pardo Bazán
Cuando alguna vez cruzaba ante las tabernas, en su paseo dominguero, deteníase
fascinada, mirando hacia las mesas donde, resobados y mugrientos, caían los naipes, empujados por la suerte; y empezaba a formularse en el espíritu de Micaela la idea de que los coquetones cartoncitos que ella recortaba con tal arte y presteza eran cosa del diablo, añagaza para perder a los hombres.
Emilia Pardo Bazán
El hombre sería joven y hermoso, pero no era fácil comprenderlo, porque el semblante apenas podía distinguirse entre las guedejas del pelo pegado a las sienes por el sudor de la agonía y la coagulada sangre que había corrido por la frente abajo. Berenice no sollozaba, no gritaba; permanecía con los ojos dilatados de horror,
fascinada por la intensidad del sentimiento.
Emilia Pardo Bazán
Vi la ciudad que fundaron, y a la que dieron abolengo de valentía, espejarse en el mar quieto y de plomo como si mirase fascinada la ruta que trajeron los hombres blancos: A un lado, sobre desierto islote de granito., baña sus pies en las olas el Castillo de Ulúa, sombra romántica que evoca un pasado feudal que allí no hubo, y a lo lejos la Cordillera del Orizaba, blanca como la cabeza de un abuelo, proyéctase con indecisión fantástica sobre un cielo clásico, de límpido y profundo azul.