George Bagster Phillips propuso que las cinco marcas en el lado izquierdo del cuello de la occisa representaban la huella dejada por la mano derecha del homicida, quien empuñó el cuchillo con su mano izquierda para infligir las lesiones.
Una mujer fue encontrada cerca de un elevador; el botón del ascensor estaba lleno de ollin, debido a que la occisa trató de marcarlo y bajar, pero quedó inconsciente.
Se dijo que había salido corriendo hacia la plaza comercial "La Isla" tras el accidente para no ser identificada como la culpable, que su hermano era quien realmente iba manejando, y que había sobornado a las autoridades para salir bien librada del caso, hasta que se encontraba en estado de ebriedad, mientras que un policía, taxistas y otros testigos, entre ellos hijos y nietos de la occisa, encabezados por su hija Marisela Tosca Vázquez, insistían en asegurar la culpabilidad de Ana, exigiendo a las autoridades aclarar el caso sin pedir dinero ni cárcel para la cantante, pues para entonces había sido declarado inocente.
Pero a pesar del celo y del esfuerzo desplegado por estos detectives, quienes recorrieron pensiones, tabernas, y alojamientos de mal vivir en busca de información, no se reunieron datos aptos para develar la identidad de la occisa.
El Ministerio Público tenía un total de siete testimoniales, que lo vieron junto con la occisa en el lugar del crimen, como el recepcionista, que dijo “yo mismo apunté su nombre con puño y letra y conseguimos el libro de registros de aquel entonces”, pero además se contó con pruebas periciales que lo involucraban, como las huellas del imputado.
Pero a pesar del celo y del esfuerzo expuesto por estos detectives, quienes recorrieron pensiones, tabernas y alojamientos de mal vivir en busca de información, no se localizó información apta para develar la identidad de la occisa.
Sea como fuere, al conocer la identidad de la occisa, aunque devino trascendente, no sirvió a la pesquisa policial pues en definitiva el asunto quedó sin solucionar.