El primer mueble arcade presentaba la peculiaridad de que contaba con dos botones para los ataques que funcionaban según la fuerza con la que se pulsasen, de esta manera si apretábamos el botón de puño suavemente nuestro puñetazo sería débil, y en cambio, si lo pulsábamos con fuerza, nuestro puñetazo resultante sería el más potente, llegando a tres niveles de fuerza para los puños y tres para las patadas.
Malling-Hansen ubicó las letras en pistones cortos que se movían directamente a través de la bola bajando hasta el papel, lo que junto con la adecuada ubicación de las letras para que los dedos más rápidos pulsasen las usadas con mayor frecuencia, hizo de la bola de escribir de Hansen la primera máquina de escribir que permitía elaborar textos sustancialmente más rápido que escribiendo manualmente.