País singular, anegado en las brumas de nuestro Norte, y al que se pudiera llamar el Oriente de Occidente, la China de Europa: tanta carrera ha tomado en él la cálida y caprichosa fantasía; tanto la ilustró paciente y tenazmente con sus sabrosas y delicadas vegetaciones.
Sucedió a la sopa un cocido surtido de todas las
sabrosas impertinencias de este engorrosísimo, aunque buen plato; cruza por aquí la carne; por allá la verdura; acá los garbanzos; allá el jamón; la gallina por derecha; por medio el tocino; por izquierda los embuchados de Extremadura.
Mariano José de Larra
Es verdad que algunos, o la mayor parte, de los flamantes cronistas, han llevado su modestia hasta el extremo de ocultarse tras de un seudónimo vulgar, no conceptuando, sin duda, dignos de suscribir con los de pila sus sabrosas misivas; pero no es menos cierto, y sírvales de gobierno y de orgullo a la vez, que el disfraz se transparenta y que sólo ha servido para excitar la curiosidad de los cronicófilos encargados ya de legar su nombre a la posteridad en letras de oro zurcidas sobre el más rico chiné, glacé o moiré, que esto irá en gustos, recomendados por Le Petit Courier, o Le Follet de las fábricas más en boga de París.
Decir que el obrero está interesado en el rápido incremento del capital, sólo significa que cuanto más aprisa incrementa el obrero la riqueza ajena, más sabrosas migajas le caen para él, más obreros pueden encontrar empleo y ser echados al mundo, más puede crecer la masa de los esclavos sujetos al capital.
Yo, que no disfrutaba otros placeres que los que me suministraba mi imaginación, no pasaba jamás debajo de las amenazantes clavas de los gigantes sin deleitarme en pensar que suspendían el golpe en mi favor y que estaban prontos a descargarlo sobre el primero que osase profanar la escena de mis
sabrosas ilusiones.
José María Blanco White
Al oír al hombre que volvía se asustaron los dos, y ella pidió al sacristán que se ocultase en un gran arcón vacío, pues sabía muy bien la inquina de su esposo por los sacristanes. Se apresuró a esconder en el horno las
sabrosas viandas y el vino, no fuera que el marido lo observara y le pidiera cuentas.
Hans Christian Andersen
Las picas de los bravos marquesotes, de varas de medir y de virotes, y ya de los plebeyos, baquetas de Babiecas y Apuleyos, sin escuadras gallardas que llevaban, en forma de alabardas, aquellos cucharones con que suelen sacar alcaparrones, y con las palas, como medias lunas, las
sabrosas de Córdoba aceitunas (Córdoba, donde nacen andaluces Góngoras y Lucanos); y, encendidas las cuerdas en las manos, no de Milán dorados arcabuces llevaba la lucida infantería, mas de huesos de piernas de carnero, que gatos de uno y otro pastelero trujeron a porfía (que no fueron de gato de ventero, sospechosos en tales ocasiones), y de huesos de vaca los cañones para batir la torre.
Lope de Vega
le dijo en son de mofa su compañero. Sígueme y verás con qué prontitud nos proporcionamos sabrosas tajadas aprovechando el descuido de algún carnicero.
donde están no ya adulteradas algunas de las obras de don Francisco de Quevedo Villegas, ocupaciones
sabrosas con que desterraba la ociosidad en sus menores años y esfuerzos del ingenio suyo, que ofrecía en estos amagos desempeños mayores: antes hay en ellos tanta propiedad de voces, tanta admiración de estilo, tanta viva y clara significación de importantes verdades en palabras tan breves, que le asustan como a Lucil las con que Séneca encarecía y admiraba lo grande de su escribir en lo menor de su edad, prometiéndose obras ingeniosas, y serias en mayores años.
Francisco de Quevedo
En cuanto a los perales, todavía no se sabe a punto fijo lo que darán; pero esta noble familia, que es sumamente cortés y atenta, manda en este mes, como regalo extraordinario, unas peritas sabrosas, que aceptamos con júbilo.
Tanto la dijeron, que al fin se decidió a complacerlas: descendió hasta la copa de los árboles, y poco después las dos princesas devoraban con avidez exquisitas y sabrosas frutas.
¡Con qué placer la mía he aplicado al raudal cristalino de sus ondas! Otros habrá que como yo las beban, porque son, ¡a fe mía! muy sabrosas. ¿Temes tal vez la crítica?