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Collins Spanish Dictionary - Complete and Unabridged 8th Edition 2005 © William Collins Sons & Co. Ltd. 1971, 1988 © HarperCollins Publishers 1992, 1993, 1996, 1997, 2000, 2003, 2005
Ejemplos ?
Y Enid y yo, con un ligero vértigo por este juego, sentíamos aún el roce de los cabellos de Duncan que habían llegado a rozarnos. ¿Por qué continuábamos yendo al Metropole?
No lo sería, continuó Sócrates; por esto todos los que se preocupan de su alma y que no viven para el cuerpo, rompen con todas las costumbres y no siguen el mismo camino que los otros que no saben adónde van; mas persuadidos de que es preciso no hacer nada que sea contrario a la filosofía, a la liberación y a la purificación que ella procura, se abandonan a su guía yendo adonde los lleva.
Sabio Pez-Tierra oía lo que decían los jóvenes. Después, al segundo día, llegaron de repente las hormigas, yendo y viniendo en muchedumbre para reunirse debajo del árbol.
Mantuvieron, sin embargo, su primitiva posición o trayecto de una milla, hasta las 2 y 18 minutos, en que desconcertados por los fuegos de la plaza y convencidos de que sus esfuerzos eran del todo estériles, aumentaron el radio de sus cañones a una y media millas, más que menos, yendo a colocarse casi a sotavento.
¡No te alejes...! jVén.,1 ¡No te alejes...! —¡Con quién hablas! —¿Cómo que con quién? ¿No ves acaso cómo se está yendo.? —¿Quién? A nadie veo...
Y como quiera que yo crea que es así; mas visto lo que decís, que el Gran Capitán iba a este mismo tiempo a esa ciudad de Málaga, adonde le tenían ya aposentado, sino que adoleció yendo para ahí en Archidona, yo no estoy sin gran sospecha que su ida a esa ciudad era para poner por obra el fin que dicen de irse fuera destos reinos; y que la nao nizarda, que decís está en ese dicho puerto, es la que le había de llevar; sino que vos, como el marqués de Mondéjar vos dijo que no venía en la dicha nao gente de guerra, haos parecido que no debía de ser ella.
Sea como fuere, dejó escapar un grito, se soltó de la escala loco de pavor, yendo a parar a una estancia sumida en la más negra oscuridad.
Hecho esto, él se despedió con mucha paz y amor, y ansí nos partimos deste lugar; y aun, antes que nos partiésemos, fue preguntado él por el teniente cura del lugar y por los regidores si la bula aprovechaba para las criaturas que estaban en el vientre de sus madres, a lo cual él respondió que según las letras que él había estudiado que no, que lo fuesen a preguntar a los doctores mas antiguos que él, y que esto era lo que sentía en este negocio. E ansí nos partimos, yendo todos muy alegres del buen negocio.
Cuando una va a entrar, ya la otra está yendo hacia la puerta, y nunca el palacio acoge entre sus muros a ambas, sino que siempre una de ellas fuera del palacio da vueltas por la tierra y la otra espera en la morada hasta que llegue el momento de su viaje.
Los «pimenteros» no contaban con medios para hacerse retratar, y es una lástima que no tengamos ahora el cuadro de uno de ellos, retratado en su tienda o yendo a la iglesia los días festivos.
1°.- La Comisión Mixta dará principio á sus trabajos de demarcación en los afluentes del río Purús constituyendo dos Sub-Comisiones: debiendo una de ellas explorar el río Shambuyaco, afluente de la margen derecha de aquel rió, entre Catay y el Santa Rosa, y determinar su naciente principal, en cuanto la otra haga igual trabajo en el río Santa Rosa afluente de la margen izquierda del mismo Purús 2°.- Terminado el trabajo de la primera Sub-Comisión esta volverá al río Purús y entrará en los ríos Chandles y Yaco, comenzando su exploración á partir próximamente del paralelo de 10°, yendo hasta las nacientes de ambos.
Este tráceo declaraba que los médicos griegos tienen cien veces razón para hablar, como yo les hice hablar antes; pero añadía: «Zamolxis, nuestro rey, y por añadidura un Dios, pretende que si no debe emprenderse la cura de los ojos sin la cabeza, ni la cabeza sin el cuerpo, tampoco debe tratarse del cuerpo sin el alma; y que si muchas enfermedades se resisten a los esfuerzos de los médicos griegos, procede de que desconocen el todo, del que por el contrario debe tenerse el mayor cuidado; porque yendo mal el todo, es imposible que la parte vaya bien.» Del alma, decía este médico, parten todos los males y todos los bienes del cuerpo y del hombre en general, e influye sobre todo lo demás, como la cabeza sobre los ojos.