Y al enfilar hacia el Océano libre, una sombra se levanta; abiertas las piernas sobre el Delta, aferrado al suelo que sus tesoros guarda, el Orinoco de sus muslos mojados, que tiene oro en los pies y el Sol en las espaldas y la cabeza entre los cielos, en una mano tiene un arco y con veinte flechas dispara, y luchan las tres naves por avanzar y en vano porque en el Delta le rechaza el viejo indio autónomo que nació en la Parima y creció en la Guayana, y tiende el arco indígena, si, tiende el arco iris y lanza veinte flechas si vuelan veinte garzas...
Ecos de himnos de paz jamás oídos, jubilosos y tiernos cuanto suaves, de los paganos templos en las naves iban a resonar como gemidos.
Tras sí abriendo de luz anchas estelas, de navíos altísimos con dotes, a partirse la tierra en doce lotes les llevaron sus naves pequeñuelas.
Para completar el círculo que debía encerrar a las naves peruanas, pasé a tomar colocación por la cuadra del Blanco, mientras la O'Higgins se colocaba al lado del Cochrane y en la posición conveniente para coadyuvar al mismo fin.
Entra, por fin, en la Basílica; cruza las
naves, desciende la escalera dorada que conduce a la cripta, y mientras a sus espaldas la guardia brega para reprimir el empuje del torrente humano que pugna por arrimarse a la balaustrada, en el recinto descubierto, más bajo que la multitud, el Papa queda solo.
Emilia Pardo Bazán
No sería posible desconocer que tenemos más naves de guerra, más soldados, más jueces, más guardianes, más oficinas, más empleados y más rentas públicas que en otros tiempos; pero ¿tendremos también mayor seguridad; tranquilidad nacional, superiores garantías de los bienes, de la vida y del honor, ideas más exactas y costumbres más regulares, ideales más perfectos y aspiraciones más nobles, mejores servicios, más población y más riqueza y mayor bienestar?
Inmovilizado como quedé, los vi cómo emocionados extraían una sustancia morada que los hacía despedir chispas cada vez más brillantes. Cuando habían alcanzado una luminosidad cegante, abordaron sus refulgentes naves y desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos.
Se reputan infracciones cometidas en el territorio de la República: Las ejecutadas a bordo de naves o aeróstatos ecuatorianos de guerra o mercantes, salvo los casos en que los mercantes estén sujetos a una ley penal extranjera, conforme al Derecho Internacional; y las cometidas en el recinto de una Legación Ecuatoriana en país extranjero.
no conocerías si volvieras lo que fué tu mansión, que en pocos años se cambian las ciudades más enteras, y naufragan las naves más veleras por los mares extraños.
Descuidó su comercio en su amargura, su crédito menguó de día en día, y sus naves sorbió la mar bravía: uno tras otro sus amigos viles en su infortunio al fin le abandonaron, y sus mismos esclavos le robaron, y sus inmensos bienes a manos de voraces acreedores salieron de sus ricos almacenes.
Alarmados el virrey y el vecindario, se procedió a armar y equipar en el Callao una escuadra compuesta de siete
naves; pero su excelencia hizo el grandísimo disparate de nombrar para el comando de ella nada menos que á tres generales, que lo fue-ron don Tomás Paravicino (cuñado del virrey, duque de la Patata), don Pedro Pontejo y don Antonio Beas.
Ricardo Palma
Las demás brisas soplan caprichosamente sobre el mar; unas dejándose caer en el ponto sombrío, azote terrible para los mortales, se precipitan en funesto vendaval y, unas veces en un lugar, otras en otro, con sus ráfagas destruyen las naves y hacen perecer a los navegantes.