No he salido de mi noche
Por Annie Ernaux
4.5/5
()
Información de este libro electrónico
Autora ganadora del Premio Nobel de Literatura 2022.
Annie Ernaux
Born in 1940, Annie Ernaux grew up in Normandy, studied at Rouen University, and later taught at secondary school. From 1977 to 2000, she was a professor at the Centre National d’Enseignement par Correspondance. Her books, in particular A Man’s Place and A Woman’s Story, have become contemporary classics in France. In 2022, she was awarded the Nobel Prize in Literature.
Lee más de Annie Ernaux
La mujer helada Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Los años Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Memoria de chica Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Una mujer Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Perderse Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La ocupación Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Relacionado con No he salido de mi noche
Libros electrónicos relacionados
El perfume de las flores de noche Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La memoria donde ardía Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Mira las luces, amor mío Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La ocupación Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El uso de la foto Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La vida tranquila Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La otra hija Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Domingo: Relatos, crónicas y recuerdos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesY eso fue lo que pasó Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Nada más Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La débil mental Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Diario del dolor Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La escritura como un cuchillo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl país de los otros Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Las pequeñas virtudes Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Ficción general para usted
La casa encantada y otros cuentos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Crimen y castigo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Meditaciones Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Divina Comedia Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Mañana y tarde Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La matriz del destino: El viaje de tu alma Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Invención De Morel Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Una temporada en el infierno: Biblioteca de Grandes Escritores Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La milla verde (The Green Mile) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Ilíada y La Odisea Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Rebelión en la Granja (Traducido) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Poesía Completa Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El gran Gatsby Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Las siete muertes de Evelyn Hardcastle Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Canción sin volumen: Apuntes, historias e ideas sobre salud mental Calificación: 5 de 5 estrellas5/5100 cartas suicidas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cuentos para pensar Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Poemas a la muerte Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El mito de Sísifo de Albert Camus (Guía de lectura): Resumen y análisis completo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Novela de ajedrez Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La débil mental Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Categorías relacionadas
Comentarios para No he salido de mi noche
15 clasificaciones2 comentarios
- Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Es una historia dolorosa que se complementa con Una mujer, creo que hubiera preferido los dos juntos, pero entiendo el sentimiento de la autora al hablar sobre la relación con su madre.
- Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cuando la escritura llega a sentirse como encarnada en lo más profundo de los sentimientos aunque terribles, dolorosos y realistas
Vista previa del libro
No he salido de mi noche - Annie Ernaux
1983
diciembre
Permanece sentada en una silla, en el comedor. Postrada, con el rostro inmóvil, laxo. No tiene la boca abierta, pero de lejos lo parece.
«No consigo dar con él» (el neceser, el guante de la ducha, la rebeca, todo). Se le escapan las cosas.
Quiere ver la tele ahora mismo, imposible esperar a que quite los platos de la mesa. Ya no entiende nada, solo su deseo.
Cada noche, subimos a acostarla, David y yo. En el lugar donde el parqué se convierte en moqueta, levanta la pierna muy arriba, como si se metiera en el agua. Nos reímos, ella también se ríe. Hace un rato, ya acostada en la cama, jubilosa, después de tirar todos los objetos de la mesilla al querer ponerse crema, me dice: «Ahora voy a dormir, gracias SEÑORA».
Ha venido el doctor. No ha podido decirle su edad. Se ha acordado muy bien de que ha tenido dos hijos. «Dos hijas», ha precisado. Se había puesto dos sujetadores, uno encima de otro. He pensado en el día en que descubrió que yo llevaba uno sin haberle dicho nada. Sus gritos. Tenía catorce años, era una mañana de junio. Yo iba en combinación y estaba lavándome la cara.
Me han vuelto los dolores de estómago. Ya no me enfado con ella ni con sus pérdidas de memoria. Solo indiferencia.
Hemos ido al centro comercial. Ha querido comprarse el bolso más caro de La Bagagerie, un bolso de cuero negro. Repetía: «Quiero el más bonito, es mi último bolso».
Luego la he acompañado a La Samaritaine. Un vestido y una chaqueta, esta vez. Anda lentamente y tengo que llevarla casi en volandas. Se ríe sin motivo. Las dependientas nos miran raro, se sienten incómodas. Yo no, pero las miro de arriba abajo, con arrogancia.
Ha preguntado a Philippe, ansiosa: «¿Qué es usted de mi hija?». Él suelta una carcajada: «¡Su marido!». Ella se ríe.
1984
enero
Siempre confunde su habitación con mi despacho. Me abre la puerta, se da cuenta de su error, vuelve a cerrar despacito, veo que se sube lentamente el picaporte, como si no hubiera nadie detrás. Angustia. Dentro de una hora volverá a las andadas. Ya no sabe dónde está.
Esconde las bragas manchadas debajo de la almohada. Esta noche me he acordado de las bragas llenas de sangre que escondía ella debajo del montón de ropa sucia en el desván hasta el día de la colada. Yo tenía apenas siete años y me quedaba mirándolas, fascinada. Y ahora están llenas de mierda.
Esta noche estaba corrigiendo exámenes. Al lado, en el cuarto de estar, ella ha levantado la voz, sosegada, como en el teatro. Hablaba a una niña invisible: «Es tarde, nenita mía, es hora de que vuelvas a tu casa». Se reía, toda contenta. Me he tapado los oídos con las manos, me ha parecido que me adentraba en algo inhumano. No estoy en el teatro, ES MI MADRE HABLANDO SOLA.
He encontrado una carta que había empezado ella a escribir: «Querida Paulette: no he salido de mi noche». Ahora, ya no puede escribir. Son como las palabras de otra mujer. Era hace un