Metodología de lo suprasensible. 3ª edición
()
Información de este libro electrónico
Esta obra abrió unas fecundas perspectivas, que inspiraron la copiosa producción del Prof. López Quintás.
Lee más de Alfonso López Quintás
Literatura francesa del siglo XX: Sartre, Camus, Saint-Exupéry, Anouilh, Beckett. Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Relacionado con Metodología de lo suprasensible. 3ª edición
Títulos en esta serie (10)
Metodología de lo suprasensible. 3ª edición Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesInfierno - Divina comedia de Dante Alighieri Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Biblia en la era audiovisual: Nuevas formas de contar lo sagrado Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPurgatorio. Divina comedia de Dante Alighieri Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSobre experiencia estética 2ª edición: Fundamentos y actualidad Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesParaíso. Divina comedia de Dante Alighieri Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa mirada profunda y el silencio de Dios: Una antropología dialógica Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBioestética y salud humana Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl logro de la plenitud personal: Un nuevo método formativo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesVerdad, conocimiento y enseñanza en la tradición agustiniana: Comentarios del seminario permanente de investigación Esse-Videre-Amare Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Libros electrónicos relacionados
Mundos posibles: El nacimiento de una nueva mentalidad Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesFraudebook y la metafísica Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesReleyendo la Prehistoria Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMás allá del principio antrópico: Hacia una filosofía del outside Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos límites de la historia natural: Hacia una nueva biología del conocimiento Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPrincipios de espectrología: La comunidad de los espectros II Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCiencia y filosofía: Ontología y objetividad científica Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La realidad del tiempo y la telaraña de Einstein Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El caballo de Troya de Descartes Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa modernidad cartesiana: Fundación, trasformación y respuesta ilustradas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPrimera mirada crítica de la idea de la nada: Introducción al pensamiento de Henry Bergson Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPrimera mirada y crítica de la idea de la nada: Introducción al pensamiento de Henri Bergson Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl universo informado Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPerspectivas humanistas: Anuario 1996 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa tecnosfera Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesFísica y metafísica del espacio y el tiempo: La filosofía en el laboratorio Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Mitopoiesis: Mitos y autores clásicos en la clínica psicológica actual Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSobre la visión y los colores: Seguido de la correspondencia con Joham Wolfgang Goethe Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCiencia, filosofía y racionalidad Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones50 CLASICOS DE LA FILOSOFIA: PENSAR, SER, HACER, VER Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Ciencia natural y ciencia espiritual (Traducido) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPensar sobre Dios y otros ensayos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5DIOS ES LEY: Un nuevo enunciado condicional universal…La Causa sin Causa... La Díada Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesNuevos paradigmas Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Esferas III: Espumas. Esferología plural Calificación: 3 de 5 estrellas3/5La posverdad: en la Teología, la Filosofía y el Derecho Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl reino del hombre: Génesis y fracaso del proyecto moderno Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa naturaleza social de nuestra especie: El fundamento científico de las constelaciones de sistemas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHistoria de la filosofía II: Edad Moderna. Edad Contemporánea Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La cosa, en sí: Por qué volver a Kant Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Filosofía para usted
Las 48 Leyes Del Poder: Libro de Robert Greene (The 48 Laws of Power Spanish) - Guide de Estudio Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El aroma del tiempo: Un ensayo filosófico sobre el arte de demorarse Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Manual de Psicomagia: Consejos para sanar tu vida Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Kybalión de Hermes Trismegisto: Las 7 Leyes Universales Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La desaparición de los rituales: Una topología del presente Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Zensorialmente : Dejá que tu cuerpo sea tu cerebro Calificación: 5 de 5 estrellas5/5De la brevedad de la vida Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El arte de pensar: Cómo los grandes filósofos pueden estimular nuestro pensamiento crítico Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El viaje del héroe: Mitología, storytelling y transformación personal Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Arte de la Guerra - Ilustrado Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Kybalion Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Clásicos para la vida: Una pequeña biblioteca ideal Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La utilidad de lo inútil: Manifiesto Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Yo y el Ello Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La expulsión de lo distinto (nueva ed.) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El arte de tener siempre razón Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La sociedad paliativa Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El patriarcado no existe más Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Filosofía del budismo Zen Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Foucault en California: Un viaje filosófico y lisérgico Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCaminar Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Los sentidos del sujeto Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Filosofía para principiantes: Introducción a la filosofía - historia y significado, direcciones filosóficas básicas y métodos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Corpus Hermeticum Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Política Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Hiperculturalidad Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Los Simpson y la filosofía: Cómo entender el mundo gracias a Homer y compañía Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Historia Oculta De Cristo y Los 11 Pasos De Su Iniciación - De JESÚS a CRISTO Calificación: 3 de 5 estrellas3/5
Categorías relacionadas
Comentarios para Metodología de lo suprasensible. 3ª edición
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
Metodología de lo suprasensible. 3ª edición - Alfonso López Quintás
Colección: Digital
Director: Francisco J. Bueno Pimenta
Comité científico asesor: Javier Barraca Mairal
Mauro Jiménez Martínez
M.ª Antonia Labrada Rubio
Belén Mainer Blanco
Wilfredo Rincón García
David Torrijos Castillejo
© 2023 Alfonso López Quintás
© 2023 Editorial UFV
Universidad Francisco de Vitoria
Ctra. Pozuelo-Majadahonda, km 1,800
28223 Pozuelo de Alarcón (Madrid)
Tel.: (+34) 91 351 03 03
editorial@ufv.es
Imagen de portada: El nacimiento de Venus (fragmento), Botticelli
Diseño de cubierta: Cruz más Cruz
Tercera edición: noviembre de 2023 diciembre de 2019
ISBN edición impresa: 978-84-19488-94-7
ISBN edición digital: 978-84-19488-95-4
ISBN edición Epub: 978-84-19488-96-1
Depósito legal: M-29448-2023 M-37495-2019
Preimpresión: MCF textos, S. A.
Impresión: Estilo Estugraf impresores, S. L. Pulmen, S.L.L.
Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con la autorización de los titulares de la propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y ss. Código Penal). El Centro Español de Derechos Reprográficos (www.cedro.org) vela por el respeto de los citados derechos.
Esta editorial es miembro de UNE, lo que garantiza la difusión y comercialización de sus publicaciones a nivel nacional e internacional.
Este libro puede incluir enlaces a sitios web, gestionados por terceros y ajenos a EDITORIAL UFV, que se incluyen solo con finalidad informativa. Las referencias se proporcionan en el estado en que se encuentran en el momento de la consulta de los autores, sin garantías ni responsabilidad alguna, expresas o implícitas, sobre la información que se proporcione en ellas.
Impreso en España – Printed in Spain
A la memoria del P. Antonio Ibarrondo Madariaga, con agradecimiento y afecto.
Somos abejas de lo invisible.
RAINER M. RILKE
Estamos al comienzo de una nueva época de la historia humana y,
por tanto, de una nueva imagen del mundo. Esto significa,
como siempre, una enorme ampliación del horizonte espiritual,
pero, además, el acceso a nuevas dimensiones, a lo suprasensorial,
es decir, significa el comienzo de un saber claro de algo
que siempre se presintió; o dicho más exactamente:
lo que los más versados de todos los tiempos
han sabido siempre empieza a ser accesible a todos.
KARL FRIEDERICHS
CONTENIDO
PRÓLOGO DEL DR. WOLFGANG STROBL
PRÓLOGO A LA EDICIÓN ANTERIOR
PRÓLOGO A ESTA EDICIÓN
PRESENTACIÓN
INTRODUCCIÓN
1. Notas preliminares
2. Los problemas del pensamiento actual vistos con método analéctico
3. Principios que inspiran esta obra
4. Prejuicios que urge desplazar
5. Tareas actuales del pensamiento analéctico
6. El concepto de objetividad pende de la intuición de lo superobjetivo
I. DESCUBRIMIENTO DE LO SUPEROBJETIVO EN LA CIENCIA
1. Filosofía y ciencia entran en diálogo
2. El pensamiento existencial y la física contemporánea
3. Diversidad cualitativa y armonía analéctica
4. La física contemporánea y el problema de la intuición
5. Univocismo y analogía
6. Superación de las antinomias por vía de elevación
II. LO SUPEROBJETIVO Y LA INTERPRETACIÓN DE LA HISTORIA
1. La noción de «hecho histórico» y su versión analéctica
2. Principales categorías históricas y necesidad de una nueva lógica. Posición de Ortega y Buber. La soledad como desarraigo
3. Dilema clave de toda interpretación histórica: orientación objetivista u orientación analéctica del conocimiento
III. EL PENSAMIENTO FILOSÓFICO EN EL UMBRAL DE LO SUPEROBJETIVO
1. Densidad entitativa de lo superobjetivo
2. Lo superobjetivo en el pensamiento contemporáneo
3. Leyes del ente superobjetivo
4. Características del ente superobjetivo
IV. EL PENSAMIENTO EXISTENCIAL COMO MOVIMIENTO REIVINDICADOR DE LO SUPEROBJETIVO
1. Interpretación de los escritos existenciales desde esta perspectiva
2. Reivindicación del pensamiento existencial
3. El pensamiento existencial, a su vez, impugna:
4. El pensamiento existencial defiende:
5. El pensamiento existencial es, por tanto:
6. Conclusiones
7. El problema de la objetividad y la crítica del pensamiento existencial
8. Diversas interpretaciones del pensamiento existencial
V. LO PROFUNDO Y LO INMEDIATO
1. Qué es lo profundo
2. La profundidad del objeto estético y la intuición analéctica
3. Lo profundo y la conciliación de los contrastes
4. Lo profundo y la superación de los esquemas espaciales «dentro-fuera», «interior-exterior»
5. Lo profundo y la inmediatez en la relación sujeto-objeto
6. Lo profundo y el punto de partida del filosofar
7. Lo profundo y la lucha por lo inmediato
8. Lo profundo y el conocimiento «supraconceptual»
9. Lo profundo y la objetividad del juicio de existencia
10. Lo profundo y la intuición
11. El problema crítico
VI. RETRACCIÓN ANTE LO REAL-PROFUNDO Y EVASIÓN IDEALISTA DE EDMUND HUSSERL
1. La filosofía como ciencia rigurosa y la intuición de lo profundo
2. La lucha antipsicologista y la teoría de la objetividad en Husserl
VII. HACIA UNA TEORÍA INTEGRAL DE LO OBJETIVO
1. El culto a lo objetivo. Irrupción del pensamiento existencial
2. Diversos sentidos de lo objetivo
3. Ideal del conocimiento objetivista
4. Precariedad del método objetivista
5. Prestigio de lo objetivo
6. La objetividad verdadera
7. Lo profundo como punto de partida
Apéndice
ÍNDICE BIBLIOGRÁFICO
PRÓLOGO DEL FÍSICO Y FILÓSOFO ALEMÁN, DR. WOLFGANG STROBL, A LA 1.ª EDICIÓN
Celebro sobremanera la aparición de esta obra, por el decisivo papel que a mi entender va a jugar en el pensamiento actual. Se trata, en efecto, de un intento serio y muy hábil de hallar una clave para la interpretación de las principales corrientes del saber contemporáneo: científico, artístico, histórico, teológico y filosófico.
Solo a instancias de varios amigos se ha decidido el autor a imprimir esta obra, que hubiera preferido ofrecer más tarde a la publicidad avalada con los estudios que formarán el segundo y tercer volumen de la Trilogía que con este se inicia. La conveniencia de anticiparse fue puesta en evidencia por los espléndidos frutos que produjo la mera lectura del manuscrito en varios escritores ocupados en problemas de máxima actualidad.
Por mi parte, tengo la satisfacción de consignar que debo a esta obra una luz especial en orden a determinar el estatuto ontológico de las entidades transfísicas que suelo llamar «estructuras energéticas» o «energías estructuradas», es decir, él trasfondo ontológico de las leyes de la naturaleza —de la Física atómica y cósmica sobre todo—, que, aun siendo formuladas con símbolos matemáticos, representan algo más que meros símbolos e incluso que la llamada «materia», porque dichas estructuras superobjetivas poseen el poder de determinar la «materia» espacio-temporal en todas sus realizaciones y alteraciones, según un orden admirablemente armónico y jerárquico.
Tal vez parezca esto algo misterioso, pero no lo es en modo alguno, pues estamos ante una forma de realidad sumamente clara y precisa, rigurosamente estructurada. Si damos al vocablo «realidad» la significación del término germano Wirklichkeit, algo que es en acto y es sujeto de actividad y actúa en efecto, y si traducimos Wirklichkeit con el correspondiente término griego energeia, podemos decir que no hay razón alguna, ni lógica ni ontológica, para impugnar la existencia de energías —es decir, realidades en sentido profundo— estructuradas, o si se quiere, energéticas, que no son meras cosas, res, algo corpóreo espacio-temporal.
Acaso una consideración tomada de la Física nos ayude a aclarar lo dicho. La inercia del pensar, o, mejor dicho, del no pensar, suele impedir a la mayoría de los hombres comprender lo que sucede cuando conecta su aparato de radio o de televisión, pero la Ciencia nos enseña que en ese instante se hace perceptible el hecho de que en cada punto del espacio
—del espacio vacío, se entiende, porque las oscilaciones electromagnéticas no requieren medio material alguno para su propagación— coexiste un sinnúmero de «energías estructuradas» o «estructuras energéticas», de diferentes frecuencias, pues si altero un poco la sintonización me pongo en contacto con otra estación emisora, mientras la antena del aparato sigue inmóvil en el mismo lugar. Sin embargo, no cabe decir que en este punto del espacio exista tal melodía o tal imagen, y en aquel otro punto tal otra melodía o imagen, como se seguiría de la ley inexorable que rige a los entes materiales, según la cual las «cosas» no pueden darse sino en puntos diferentes del espacio o del tiempo. En la Física moderna, en cambio —y la teoría de los campos electromagnéticos forma parte de la misma— nada impide que en un punto (más exactamente: en un «volumen elemental» del orden de la magnitud 4/3 p 10–³⁹ cm³) coexistan billones de «estructuras energéticas». Y el cálculo se complica en grado sumo si tenemos en cuenta que, además de las innumerables formas de campos electromagnéticos —de la luz en sentido físico, no en el fenoménico— coexisten en el mismo punto una cantidad indefinida de formas del campo de gravitación, y cuando no nos movemos en el vacío, de formas o estructuras del campo material, es decir, de las leyes estructurales que rigen la formación y desaparición de las treinta y tantas partículas elementales que conocemos hasta el momento.
La pregunta fundamental y decisiva para una Ontología de la Física —a saber, «¿qué es una ley de la Naturaleza?»— resulta más fácil de contestar en la actualidad que a comienzos de siglo, a raíz de la publicación de los primeros descubrimientos de la Nueva Física. Pues la Física actual no se ocupa de lo que podríamos llamar «hechos gordos», como la caída de una piedra, por ejemplo, sino de la estructura microscópica de la realidad exterior, nivel al que el mundo «material», espacio-temporal, se halla en cada momento en estado naciente. Y esto con tal poder intuitivo que muy bien puede decirse que un físico teórico actual tiene ante los ojos de su espíritu las estructuras elementales que rigen y determinan las materializaciones, actualizaciones, manifestaciones y encarnaciones (términos técnicos de la Física atómica) que están en la base de los sucesos elementales discontinuos sobre los cuales reposan, según una escala jerárquica ascendente, los mundos atómicos, molecular, cristalino, corpóreo en cuanto tal, y todos los mundos determinados por leyes estructurales cada vez más complicadas y ricas en formas. He aquí el gran tema de toda Ciencia Física: la investigación de las determinaciones estructurales de las formas y acontecimientos reales, y su formulación en un lenguaje y simbolismo adecuados, tarea esta última para la que cuenta el hombre con el instrumento de las matemáticas, partitura que encierra, para quien sabe descifrarla, una belleza sobrehumana, algo así como la «armonía de las esferas», según expresión grata a mi inolvidable maestro Arnold Sommerfeld, uno de los padres, según es sabido, de la Física cuántica.
Sin embargo, la respuesta esencial que acabamos de apuntar, según la cual «una ley de la Naturaleza es una determinación estructural de una serie de sucesos reales», aun siendo suficiente en Física Teórica, no lo es en la perspectiva ontológica, que plantea el problema en un nivel más alto y profundo: ¿Qué modo de ser ostentan dichas estructuras energéticas? Por no ser algo «material», corpóreo espacio-temporal, y no existir aisladas del mismo, en un mundo superior platónico, sino insertas en la realidad sensible, las he llamado, en épocas anteriores, «realidades inmateriales». Pero de modo exclusivamente negativo no se logra una definición suficiente.
En esta situación embarazosa, constituyó para mí como una revelación, a fines de 1960, la lectura de la primera parte de la presente obra del padre López Quintas, que me abrió un nuevo horizonte: lo que yo afanosamente buscaba al preguntarme por el lugar ontológico que debe adscribirse a las entidades no materiales descubiertas por la Física actual puede ser ni más ni menos que la escala inferior de toda una amplísima jerarquía de entes no perceptibles por los sentidos, pero sí inteligibles mediante la intuición filosófica, y que el autor denomina, con expresión feliz, «entes super-objetivos».
* * *
El fundador de la Fenomenología, Edmund Husserl, postuló el ideal de una «Filosofía como Ciencia rigurosa», partiendo de su Filosofía de la Aritmética y sus Investigaciones lógicas (1900). La idea es certera, pues la Filosofía no es arte, sino Ciencia; pero la base de su investigación fue demasiado angosta. Hoy sabemos —según muestra la obra que presento— que las estructuras matemáticas y físicas representan solamente un sector limitado del amplio campo que abarca el ente super-objetivo, una de cuyas leyes constitutivas afirma que el rigor científico aumenta en proporción directa, tal vez geométrica, con el nivel ontológico del estatuto del ser en cuestión. Dicho esquemáticamente: La Ciencia de la realidad personal no solo es más noble y digna, sino más rigurosa y exacta a la par que una Ciencia de la mera vida, la cual a su vez lo es respecto a la de la materia, acerca de la que apenas si sabemos algo, ni siquiera si existe.
Por el carácter eminentemente positivo de la actitud que adopta ante la problemática del pensamiento actual, la obra presente es un paso en firme hacia el logro de esa sólida forma de Weltanschauung o Concepción del mundo que hoy necesitamos para oponer a la ideología materialista. Pues, en el fondo, sin derivaciones tendenciosas, por la sola fuerza de la verdad a la que sirve, la tesis aquí sostenida con ejemplar decisión y nitidez puede llevar, si se la sabe ver con la debida altura, a la superación definitiva del Materialismo, o realismo objetivista, y de la dialéctica, como forma de progresismo horizontal y antitético. Este trabajo responde a una voluntad de servicio y de compromiso profundamente humanista, y en esta cualidad radica su carácter eminentemente católico y español.
Mientras el método dialéctico pretende edificar sobre la contradicción una nueva lógica e incluso una nueva metafísica, la Fenomenología analéctica se asienta en la bien fundada persuasión de que no existen contradicciones en la realidad, sino polaridades complementarias, y entre dos polos al parecer opuestos siempre hay uno que apunta hacia arriba, a un nivel ontológico más alto, en que se reconcilian, por vía de complementación jerárquica, las aparentes contradicciones. En la antítesis dialéctica se esconde como estímulo motor —según confesaron ya los antiguos— la guerra, que nunca puede lograr una síntesis. La lógica analéctica, en cambio, se adentra en el mundo tal como es, estructurado, ordenado, jerárquico, subrayando con su propia contingencia la necesidad de la trascendencia.
Admitidos estos dos principios, lógicos y ontológicos a la vez —primado ontológico del ser personal, y estructura analéctica de todo ente creado—, la investigación filosófica puede dedicarse libremente al estudio de los entes superobjetivos, que se dan y se expresan en la realidad perceptible sin ser realidades sensibles y objetivables en el espacio y el tiempo, y que sólo se revelan, consiguientemente, a una sensibilidad muy sutil, a una verdadera intuición intelectual.
Al hilo del pensamiento contemporáneo, el autor nos muestra con perfecta nitidez la posibilidad de dar al pensamiento elasticidad y autonomía a través del arraigo en lo real: dato metodológico de cuya extraordinaria fecundidad no dudará quien conozca la marcha de la investigación actual. Aun siendo específicamente filosófica, esta obra puede ser leída con inmenso provecho por todo lector ansioso de moverse con holgura y firmeza en el ámbito del pensamiento, pues si alguna cualidad resalta en ella de modo singular desde su primera página es ese carácter de viva actualidad que posee cuanto encierra una voluntad de creación.
Dr. Wolfgang Strobl
Catedrático de Filosofía de las Ciencias
en la Universidad Pontificia de Salamanca
PRÓLOGO A LA EDICIÓN ANTERIOR
Esta obra es fruto de mi tesis doctoral, preparada en Múnich por los años 1955-1960 y presentada en la Universidad Complutense (Madrid) en 1962. La investigación realizada en esta obra fue proseguida en otras de corte netamente filosófico e inspiró todo el resto de mi producción, consagrada a temas de pedagogía y estética, ética y axiología, teoría del lenguaje e interpretación literaria…
En el primer grupo destacan El triángulo hermenéutico, Cinco grandes tareas de la filosofía actual, El conocimiento de los valores, Inteligencia creativa, La ética o es transfiguración o no es nada…
En el segundo grupo merecen subrayarse Vértigo y éxtasis, Estética de la creatividad, Cómo lograr una formación integral, La experiencia estética y su poder formativo, Cómo formarse en ética a través de la literatura, Poder formativo de la música, El secreto de una vida lograda, El descubrimiento del amor auténtico, El arte de leer creativamente…
Un tercer grupo está formado por una trilogía, dedicada a exponer, a la vez, mi idea de lo que debe entenderse por «Antropología dialógica-relacional» y las bases del «método formativo lúdico-ambital» que propongo.
Ambos grupos de obras están unidos por un vínculo común: mi afán de elaborar un método formativo adaptado a una situación intelectual y espiritual deteriorada por modos de pensar poco rigurosos, que abocan a posiciones relativistas, subjetivistas y reduccionistas, cuando no nihilistas.
El conocimiento creciente que esta labor investigadora me reportó acerca de las leyes del desarrollo personal y del encuentro con las realidades valiosas me llevó a crear la «Escuela de Pensamiento y Creatividad», proyecto educativo que no tiende a «enseñar» valores sino a «descubrirlos» a través de una serie de experiencias bien articuladas, (www.fundacionlopezquintas.org).
Los colaboradores y diversos seguidores de esta Escuela —difundida en España y en Iberoamérica— me manifestaron reiteradamente su voluntad de tener a disposición mis cuatro primeras obras, que inspiraron los materiales —libros y medios audiovisuales— que sirven de base a la realización de dicho proyecto. El mismo deseo me lo expresan, de forma creciente, doctorandos de diversas universidades. De ahí la decisión de publicarlas en forma de libro electrónico, a fin de que sean accesibles a todos los públicos.
Por otra parte, estas obras siguen siendo útiles para aprender a pensar de forma aquilatada e interpretar fielmente numerosas corrientes del pensamiento actual, ya que facilitan varias claves decisivas de orientación. En concreto, la Metodología de lo suprasensible empieza y termina analizando las bases del pensamiento de autores bien conocidos: el pensamiento existencial (Heidegger, Jaspers, Marcel) y el fundador de la Fenomenología (Edmund Husserl), pero culmina en el amplio capítulo cuarto (Lo profundo y lo inmediato), que, a su vez, alcanza su máxima cota en el parágrafo titulado «La intuición intelectual inmediata e indirecta». Esto deja claro que mi interés no era tanto describir el pensamiento de ciertos filósofos cuanto ahondar en las diversas formas de acceder a los distintos niveles de realidad. Ahí es donde me siento más a gusto y más capaz de abrir alguna vía de solución a problemas mal planteados.
Resultará sugestivo confrontar esta primera obra con las cuatro últimas: El arte de leer creativamente¹, La ética o es transfiguración o no es nada², La mirada profunda y el silencio de Dios, Una antropología dialógica³, Las cimas de la cultura y el ascenso al amor oblativo⁴. En aquella aludía a las «nuevas dimensiones» de la vida que podemos descubrir si ampliamos nuestro horizonte espiritual. En las dos últimas se destacan, con especial decisión, dos de esas dimensiones: una nueva forma de ver la literatura y el arte —y, en general, las obras culturales— y un modo renovado de concebir la ética como un proceso transfigurador de ascenso a lo mejor de nosotros mismos. Ambas aportaciones tienen su origen en el descubrimiento temprano de la importancia de las realidades «superobjetivas», que ahora denomino «ámbitos» o bien «realidades abiertas». Al relacionarse estas entre sí, dan lugar a las experiencias reversibles, entre las cuales destacan las de encuentro, cuyos frutos nos llevan a descubrir el ideal de la unidad. Este ideal lo transfigura todo en nuestra vida y nos dispone el ánimo para adentrarnos en el nivel 4, el propiamente religioso.
Visto este proceso de desarrollo humano con una mirada profunda, se descubre la importancia decisiva de los niveles de realidad y de conducta —cuatro positivos y cuatro negativos— en que podemos vivir los seres humanos⁵. Bien analizados estos niveles, se advierte que cada uno se rige por una lógica propia. Pensar con rigor —tema abordado en la Metodología de lo suprasensible— significa ajustar el pensamiento a cada una de tales lógicas. No hacerlo debidamente provoca la confusión mental que padece la sociedad contemporánea y que la somete a una situación de «emergencia educativa», que bien haríamos en superar cuanto antes.
Esta edición presenta notables mejoras en tres aspectos: a) adopto un estilo más suelto, un tanto liberado del academicismo de las tesis doctorales; b) prescindo del término «existencialismo», un tanto adulterado por un uso extrafilosófico del mismo; c) corrijo una errata de imprenta en el penúltimo párrafo del Prólogo del Dr. Strobl.
La edición de esta obra, en 1963, fue bien acogida por la crítica especializada. Me complace transcribir —como cordial homenaje póstumo— unos párrafos de una amplia recensión de la misma escrita por el malogrado filósofo vasco José Manzana Martínez de Marañón, discípulo de Reinhard Lauth —en Múnich— y buen conocedor de la filosofía trascendental del último Fichte:
«El intento fundamental de esta obra es abrir el camino y señalar los vectores decisivos de una crítica auténticamente positiva del objetivismo filosófico. La positividad de esta crítica, a su vez, está acertadamente vista por el autor en la línea de un saber adecuado y claro de un ámbito de realidad más profundo que lo superficialmente objetivo. Este ámbito de realidad es denominado «superobjetivo» por el autor. La tarea planteada queda, pues, circunscrita a lo que podría denominarse teoría de lo superobjetivo y de su aprehensión
».
«Primeramente, se debe dejar la vía expedita a la auténtica aprehensión de lo superobjetivo a base de desbrozar el terreno; en segundo lugar, se deben señalar tanto la dirección en que debe buscarse esta aprehensión como las coordenadas espirituales en que ella puede actualizarse. La primera labor de limpieza o desescombro la lleva a cabo el autor mostrando […] los escamoteos categoriales que se hacen para aplicar a un estrato de realidad categorías solo válidas para otros, como acontece, de modo general, en el intento de objetivación de todos los ámbitos de realidad y todos los modos aprehensivos. El pensamiento contemporáneo ya se ha empeñado, desde hace años, en esta crítica del objetivismo, que, sin embargo, no ha sido acertadamente conducida. En efecto, el antiobjetivismo ha llevado a una depotenciación o desrealización de lo no-objetivo, que ha quedado reducido a lo simplemente inobjetivo, indeterminado e inasible. Igualmente ha sido depotenciado su modo peculiar de aprehensión, que ha quedado relegada a funciones subjetivas carentes de claridad, universalidad y consistencia noética».
«El drama del pensamiento contemporáneo —y en particular, del pensamiento existencial— consiste en hallarse a medio camino entre la objetividad desestimada y lo auténticamente real, atisbado, pero no espiritualmente poseído. Desde esta perspectiva crítica aborda el autor la tarea positiva de una lógica
adecuada a lo real-originario. La sustancia medular de esta tarea positiva será el desvelamiento de lo superobjetivo —objetivo per eminentiam— y la indicación de su modo último de aprehensión: la intuición. Sólo desde aquí tendrá un sentido definitivo la crítica del objetivismo».
«Queremos destacar el profundo agradecimiento que debemos al autor todos cuantos nos esforzamos por un adecuado método de acceso a lo auténticamente espiritual. Este agradecimiento se extiende no solo a la brillante labor de desescombro histórico-filosófico en orden a una orientación de los diversos intentos en este sentido del pensamiento contemporáneo, sino también a la determinación y esclarecimiento de las fundamentales categorías que entran aquí en cuestión».⁶
Agradezco vivamente a la Universidad Francisco de Vitoria (Madrid) la buena acogida que dio al proyecto de reeditar estas cuatro obras de mi primera época: Metodología de lo Suprasensible, Diagnosis del hombre actual, El triángulo hermenéutico y Cinco grandes tareas de la filosofía actual.
Un agradecimiento especial lo merece mi fiel colaboradora Amelia Córdoba de la Torre, licenciada en filosofía, por la ardua labor de preparación de estas obras para la imprenta.
Alfonso López Quintás
Catedrático universitario de filosofía,
Miembro de número de la Real Academia española
de Ciencias Morales y Políticas
Madrid, julio de 2015
1Cf. o. c ., Stella Maris, Barcelona 2014.
2Cf. o. c ., BAC, Madrid 2014.
3Cf. o. c ., Editorial UFV, Madrid, 2019.
4Cf. o. c ., Editorial UFV, Madrid, 2021.
5Estos sugestivos temas —«mirada profunda» y «niveles de realidad y de conducta»—son tratados con cierta amplitud en la citada obra El arte de leer creativamente .
6Cf. Scriptorium Victoriense 13 (1966) p. 238.
PRÓLOGO A ESTA EDICIÓN
Por razones muy ajenas a mi voluntad, la primera edición de esta obra hubo de hacerse con una excesiva premura, de modo que no tuve tiempo a realizar lo que Ortega y Gasset llamaba «la última soba», la corrección del estilo. La benevolencia del actual director de la editorial UFV me permitió ahora mejorar ese aspecto.
Sólo me resta manifestar que estoy profundamente agradecido a quienes tanto me ayudaron a realizar este amplio y complejísimo trabajo: el P. Antonio Ibarrondo Madariaga y el Ministerio de Asuntos Exteriores español, que me facilitaron la estancia durante tres años en Alemania y Austria, y mi competente secretaria, la licenciada en filosofía y excelente taquígrafa Amelia Córdoba de la Torre, que realizó la puesta a punto del manuscrito.
Alfonso López Quintás
Madrid, 2023
PRESENTACIÓN
Quisiera este trabajo clarificar, a lo largo del pensamiento contemporáneo, un puñado de categorías decisivas en el problema de la intuición. No intenta hacer historia, sino hallar una clave para sorprender entre bastidores las verdaderas intenciones del pensamiento actual, asimilar sus hallazgos fecundos y subsanar en lo posible las lagunas que en él se advierten. Por eso es inevitablemente reiterativo. Vuelve una y otra vez sobre las mismas ideas fundamentales a propósito de diferentes autores y métodos de pensamiento, de los que ofrece amplias citas, traducidas exprofeso de las obras originales, para evitar el riesgo siempre acechante de aplicar a la interpretación recursos de violencia. Me hago cargo de la premiosidad que imprime a la lectura la reiterada inclusión de textos ajenos, pero la juzgo indispensable en un estudio que debe realizar una revisión radical de términos. ¿Cómo abordar el problema de la intuición si no sabemos a qué atenernos respecto a vocablos como objetivo, inobjetivo; mediato, inmediato; interno, externo; discursividad e intemporalidad…?
El tema de mi estudio estaba constituido en principio por el ser personal y su constitutiva capacidad de objetivación. Pero, bajo pena de naufragar en un mar de equívocos, me vi obligado a delatar una serie de escamoteos y extrapolaciones de categorías que hacían imposible llevar a cabo una redacción clara e inequívoca de los resultados de mi estudio. De este modo, las precisiones metodológicas que hubieran sido objeto de una corta introducción se adueñaron del cuerpo de la obra, desplazando a futuros trabajos la más halagüeña labor de edificar sobre el terreno desescombrado en ésta. Más que elaborar con autonomía personal un estudio de corte sistemático, este trabajo quiere exponer ante los ojos del lector, con cierto ritmo lento que juzgo imprescindible, el desconcierto a que abocan los pensadores cuando abordan problemas humanos con categorías no pertinentes. Lo cual indica que tampoco se intenta realizar aquí una investigación histórica exhaustiva, sino algo menos amplio y más complejo: clarificar algunos conceptos que deciden el sentido de un problema filosófico capital: la intuición.
* * *
Lo primero que resalta en el panorama contemporáneo es el vínculo soterrado, pero firme, que se ha establecido entre la teoría de la intuición y la crítica del Objetivismo. Pero esta, a su vez, responde de modo directo a la problemática suscitada por el llamado «ente superobjetivo». Señalar los defectos de la crítica del Objetivismo que entiende lo «no-objetivo» como meramente «in-objetivo», y mostrar los horizontes que abre a la Epistemología el descubrimiento y análisis del carácter «superobjetivo» —es decir, objetivo por excelencia— del ente que desborda las limitaciones espacio-temporales es el empeño nada fácil, pero extraordinariamente fecundo, de este trabajo. Explanemos algo estos puntos.
Uno de los problemas más delicados que reclaman hoy nuestra atención es el que plantea la Lógica existencial. ¿Es posible pensar de modo universal y necesario lo singular existente? ¿Se reduce necesariamente el pensamiento existencial concreto a un intimismo inefable, a páginas intransferibles de diario metafísico —subrayando el sustantivo y dejando desdibujado el adjetivo—? ¿Cabe someter la Lógica a una cura de inmersión en el ser sin caer en el escollo del objetivismo? Aun sin poder dar respuestas decisivas a estas preguntas, el pensamiento actual siente la necesidad de subrayar que el realismo no debe ser sinónimo de objetivismo cosista¹, de pensamiento rígido y envarado, sino de fidelidad al ser a prueba de tensiones y de esa infinita elasticidad que convierte a la Metafísica en una ciencia de profundidad y, por tanto, de sabiduría, único nivel en que se unen armónicamente las realidades aparentemente opuestas. De ahí el esfuerzo que se viene realizando desde hace aproximadamente cuatro decenios para ganar el nivel en el que las presuntas contradicciones se convierten en contrastes: el plano de lo «viviente-concreto» (Guardini)², raíz de la más auténtica universalidad. Pues no mediante artificios lógicos eleva el intelecto lo sensible a la dignidad de inteligible, sino por ahondamiento intuitivo en las capas profundas del ser.
La condición a la que debe el espíritu toda su fecundidad es la necesidad constitutiva de vincularse al ser en un nivel de profundidad. Pero ¿qué es lo profundo? Aquí incide la problemática de mi trabajo. Estamos en la línea de la Lógica de lo envolvente (Logik des Umgreifenden), que Jaspers inició de modo explícito en Vernunft und Existenz, de la Lógica de la participación (Logique de la participation), que persigue Marcel a partir de la segunda parte del Journal Métaphysique, y del Apriorismo empírico (Empirischer Apriorismus), que constituye, según Max Müller, la orientación del pensamiento de Heidegger. Estas tensionadas teorías se asientan en un concepto clave: lo in-objetivo (das Ungegenständliche, l´inobjectif). Pero este debe ser entendido, a mi juicio, en toda su positividad, en dialéctica con lo objetivo: dialéctica-jerárquica que llamaremos analéctica³. Solo esta visión integralmente comprehensiva logrará clarificar el problema de la objetividad, minado, como es sabido, por graves equívocos.
Este estudio hará posible ver a nueva luz la vertiente positiva del movimiento existencial y la raíz de la insuficiencia metodológica de sistemas de pensamiento tan fuertemente estructurados como el de Edmund Husserl. Se trata de poner al descubierto, de modo temático, la necesidad de perfeccionar nuestro sistema categorial para hacer justicia a la riqueza de la realidad, que hoy día estamos entreviendo con claridad creciente, merced no en último término al progreso de las ciencias, sobre todo, las biológicas.
Es sintomático al respecto que Gabriel Marcel haya aceptado plenamente la indicación con que cierra Pietro Prini la obra en que estudia su pensamiento, a saber, que este debe ser continuado y perfeccionado mediante el estudio de la analogía de la presencialidad⁴. Abundando en la misma idea, un crítico tan avisado como Paul Ricoeur escribe: «Una valoración positiva de la objetividad en general, una descripción más matizada de sus diversos niveles y, sobre todo, la investigación de una forma de objetivación menos degradada que la del empirismo positivista daría a la obra de Marcel una profunda revitalización. Sobre este punto, Karl Jaspers ofrece una reflexión interesante volviendo a distinguir entre «razón» y «entendimiento»⁵.
Por otra parte, en los últimos tiempos se están movilizando conceptos que conmueven el ámbito de la Ciencia, la Historia, la Filosofía e incluso la Teología. Piénsese, por ejemplo, en la «entelequia» de Conrad-Martius; la «interioridad» (Innen), de Woltereck; los «ámbitos dimensionales» (dimensionale Räume),de Karl Heim; el «Acto» (Akt) y la «Predecisión» (Vorentscheidung) de Hans-Eduard Hengstenberg; el «encuentro» (Begegnung) de Romano Guardini; el «Lenguaje», de Martín Buber, Theodor Haecker, Max Picard, Georges Gusdorf y otros; el «Tiempo festivo», de Otto F. Bollnow: la «Respuesta», de Fritz Heinemann, etc. ¿Qué interna correlación vincula el interés por este tipo de realidades a la apasionada urgencia de descartar el llamado Objetivismo?
Ahondar en la vinculación que establece el pensamiento Existencial entre existencia y trascendencia, intuición y reflexión, conocimiento y amor es tarea de colosal empeño, cuya realización presupone una movilidad de pensamiento que por fuerza debe romper los moldes de todo estilo objetivista de pensar. «Para triunfar en nuestro propósito nos harían falta categorías (como por ejemplo, una noción de esencia y existencia, de consistencia y de libertad, incluso una idea del ser), así como teorías respecto a la intencionalidad de la conciencia, la vida prerreflexiva, la reflexión y el concepto, que superan por su densidad y su interna flexibilidad no solo las concepciones usuales en el empirismo y el idealismo, sino incluso las que hemos encontrado en la mayoría de las doctrinas existencialistas analizadas más arriba» Esto afirmó Albert Dondeyne al hablar del problema que plantea el tratamiento a fondo del «encuentro en el hombre de consistencia e historicidad, eternidad y temporalidad, lo Infinito y lo finito»⁶.
Mi tesis es que esta labor solo podrá realizarse una vez llevada a cabo una crítica de la objetividad a la luz de lo superobjetivo, es decir, de ese estrato de ser que con lamentable timidez sugieren los pensadores existenciales al hablar del «ser inobjetivo». Poner algunos de los presupuestos de dicha crítica es el intento de este trabajo. De ahí su esencial apertura y vinculación a las obras de la Filosofía contemporánea que, de una u otra forma, pugnan por descubrir y analizar los modos de realidad que no obtuvieron del Objetivismo el grado debido de consideración. Lo que confiere, pues, a esta obra unidad y sentido es su carácter inconcluso, su constante remitir al gran ausente que ha movido, con su esencial reserva, los hilos de la trama: el ser superobjetivo.
Esta investigación ha de moverse, pues, conforme a un ritmo en espiral, que vincule internamente cada una de sus partes merced a una fuerza de gravitación que se llamará «analéctica». El autor es el primero en preguntarse si no hubiera sido aconsejable empezar directamente por el estudio de lo superobjetivo, de cuya riqueza ontológica debe partir toda crítica integral de lo objetivo. Espera, sin embargo, que las indicaciones hechas en los tres primeros capítulos bastarán al lector para abrirse a esa región del ser llena de sugestivos panoramas, y hacerse así cargo del origen y el fin de los análisis realizados en la presente obra.
Por otra parte, como solo desde una perspectiva analéctica es posible llevar a cabo un análisis integral de la objetividad y valorar los análisis ya realizados por otros, este trabajo deberá armonizar el método expositivo y el constructivo, aun a riesgo de contradecir las normas académicas de exposición, que aconsejan deslindar en capítulos distintos la aportación propia y la ajena. Este género de estudios requieren un método menos «claro» y más «dialéctico» de lo que a veces se postula por presuntas exigencias pedagógicas. Suele decir Jaspers que cada capítulo de sus obras forma un todo, que viene a ser un espejo del conjunto. Posiblemente sea este el único método viable al tratar de realidades que, por existenciales, son superobjetivas. Pues está comprobado que en este nivel solo procede un modo tensionado de pensar, ya que el progreso no se da aquí de modo lineal, sino en profundidad, o lo que es igual, en amplitud y, por tanto, a través de una tensión sineidética o sinóptica⁷. El pensamiento filosófico está constantemente rozando los límites, el principio y el fin; procede en espiral: extraño privilegio del saber de las realidades profundas, que el filósofo debe comprar al precio de la comodidad intelectual propia del pensar discursivo.
La Filosofía actual pone singular empeño en ejercitar una forma sinóptico-jerárquica de pensamiento, que no procede por partes, sino por conjuntos. Al modo oriental, no progresa de detalle en detalle hacia la síntesis, en una línea de horizontalidad, sino de totalidad en totalidad, asumiendo cada vez el todo en un nivel más profundo. De ahí que «la búsqueda se desarrolle, por así decir, en zigzag» (Husserl)⁸, por medio de «procesos convergentes» (S. Bachelard)⁹, que no son círculos viciosos, sino expresión legítima y adecuada del conocimiento de las realidades más relevantes¹⁰. Por eso debe la Filosofía integrar el método analítico en un movimiento más vasto y envolvente de comprehensión, que capte la irreductible especificidad de los fenómenos complejos.
El carácter reiterativo de este estudio no responde, pues, a un defecto de composición, sino a una exigencia ineludible del método de comprehensión analéctica que en él se adopta. Si el lector hubiese deseado mayor diafanidad en algunos puntos y menos reiteración, el autor le ruega no deje de advertir que los temas aquí tratados se hallan en el vórtice del pensamiento actual, y no resulta fácil, ni tal vez sea hacedero, describir con orden un torbellino. Quien conozca por experiencia el carácter sinuoso y ambiguo de las obras cuyo análisis va a llenar gran parte de nuestros afanes, sabrá medir el esfuerzo que exige el intento de abrir en ellas rutas de orientación, aunque no sean estas, en su mayor parte, sino tímidos senderos de bosque (o Holzwege, para aludir a la conocida obra de Heidegger).
Respecto al método adoptado, no tendría, pues, inconveniente en suscribir estas palabras de Jean Guitton: «… Me coloqué en una perspectiva alta desde donde pudiera percibir la afinidad de cosas que parecen carecer de relación y semejanza. El valor de la verdadera abstracción está en que no nos aleja de lo concreto, sino que, al contrario, nos sitúa en el punto donde confluyen las diferencias. Se me dirá tal vez que los objetos a que me aplico son dispares. Entonces responderé que me gusta mucho seguir un camino, avanzar lo más posible, para interrumpirlo después y tomar otra vía análoga. Hubiera querido que mis pensamientos fuesen un poco semejantes a lo que son las esencias temporales (por lo menos como yo las concibo) y que se los viera sucederse, como lo deseaba Joubet, ordenada y armónicamente, pero con comodidad y a intervalos, sin tocarse, sin confundirse y, no obstante, sin dejar de seguirse, de concordar y de convenir
»¹¹. El pensamiento humano, en efecto, no debe tener otro afán que el de acercarse lo más posible a la misteriosa flexibilidad de lo real.
Si hubiese de resumir en una frase el fin de esta obra, tal vez diría que consiste en señalar como tarea urgente de la Filosofía la de dotar a la Dialéctica de la verticalidad y hondura de la Analéctica.
* * *
Presento este trabajo como el primer volumen de una amplia obra que intentará aclarar la dirección metodológica que, a mi entender, ha de seguir la Antropología Filosófica si quiere disponerse a desempeñar el decisivo papel que le compete en el ámbito del saber. La meta perseguida en estos trabajos, cuya publicación confío no se hará demasiado esperar, es el hallazgo de una clave para abordar con garantías de éxito los grandes temas antropológicos de «apriori», «mundo» y «comunidad».
En síntesis, puedo decir que esta obra —de factura muy compleja— quiere ayudar a pasar de la «mentalidad objetivista» a la «mentalidad superobjetivista o ambital-relacional», adecuada a las exigencias de las realidades del entorno que nos facilitan posibilidades para crear formas de encuentro personal y cultural¹². Este esfuerzo nos llevará a flexibilizar la mente y conseguir un estilo de pensar y expresarnos de forma ágil, relacional, liberada del vuelo alicorto de los meros «objetos»¹³.
Esta flexibilidad mental nos permitirá seguir un proceso de crecimiento personal sumamente prometedor.
Considero importante hacer constar que la redacción de esta obra —primera parte de mi tesis doctoral— fue concluida en marzo de 1962.
Sólo me resta manifestar que quedo profundamente agradecido a la licenciada en filosofía Amelia Córdoba de la Torre, que realizó la ardua labor de pasar a limpio estos complejos manuscritos.
Alfonso López Quintás
Madrid, Pascua de Resurrección, 1963
INTRODUCCIÓN
1. NOTAS PRELIMINARES
DIALÉCTICA Y REALISMO
Esta obra quiere ser un intento de aclimatación a la tensión dialéctica del ambiente filosófico actual. Si se advierte en los escritos filosóficos una floración extraña de paradojas y antinomias, hay que cuidarse muy bien de interpretarla como mero recurso literario de expresión, bajo pena de malentender uno de los rasgos más prometedores del pensamiento actual, que si alguna cosa pretende es acceder en algún modo al misterio del ser. Delatar la existencia de ambigüedades innecesarias, que dificultan la lectura de varios de nuestros mejores ingenios actuales, no debe precipitarnos a condenar lo que es fruto espléndido del esfuerzo abrumador de mentes muy ágiles. El pensamiento dialéctico¹⁴ es un estilo de pensar a la segunda potencia que exige gran tensión mental.
Los pensadores actuales han hecho frente a varios problemas centrales de la Filosofía que exigen la flexibilización de un puñado de categorías primordiales: objetivo-inobjetivo, causa-efecto, dentro-fuera, mediato-inmediato… Y por estar de vuelta del Relativismo, postulan una flexibilidad tensa y firme que subraye la unidad en la distensión. La intensa experiencia filosófica de los últimos lustros nos afirma en la idea de que si vamos a la especulación filosófica con miedo a las dificultades dialécticas no haremos justicia a la verdad de las diferentes realidades. Y está muy cerca quizá el momento en que el hombre, a fuerza de ahondar en el secreto del pensamiento sineidético o relacional, descubra la precariedad del método físico-matemático, y se sienta a gusto en el ámbito de tensionada polaridad dialéctica en que actualmente empezamos a vivir¹⁵. A medida que se adapte al nuevo estilo de pensar, el hombre actual hará la experiencia decisiva de que el riesgo del pensamiento dialéctico se traduce en libertad y firmeza, por permitir el acceso al ámbito de las realidades profundas¹⁶.
Así se comprende la intención positiva de la vuelta a Hegel que supone, en el fondo, el movimiento existencial; a un Hegel visto a la distancia de cien años de vida filosófica singularmente dramática, y del cual importa más el estilo de pensar que el contenido doctrinal¹⁷. Por eso las corrientes de última hora marcan un desplazamiento sensible de la «dialéctica de la Aufhebung —o asunción superadora—» a la «analéctica de distensión jerárquica» que inspira la marcha de esta obra.
Es de celebrar que, en campo escolástico, esta voluntad de apertura sineidética haya llevado a mentes de gran talla, bajo la inspiración del maestro Maréchal, a una lectura personal e inspirada de las obras de santo Tomás, iniciando un movimiento que, a poco que se esfuercen las generaciones jóvenes, puede dar lugar a una renovación de consecuencias históricas¹⁸.
Todo converge hacia la idea de que está tomando cuerpo actualmente una actitud de fidelidad a lo real en todos sus estratos. El problema del método vuelve a sentirse acuciante, y son puestas en primer plano las intuiciones metodológicas de autores antes nada o poco apreciados. De la obra fundamental de Guardini¹⁹ se dijo que no había hecho aportación «científica» alguna²⁰. La producción de Ferdinand Ebner fue considerada como algo parafilosófico, que hacía recordar el talante de los escritos teosóficos²¹. Theodor Haecker no logró adentrarse en el gran mundo filosófico. Al cuarto de siglo, sin embargo, las cosas han cambiado lo suficiente para que las intuiciones de estos autores sobre el lenguaje, el peso ontológico del espíritu, la intersubjetividad, etc., sean consideradas como una liberación²².
HACIA UNA LÓGICA DE LA INTEGRACIÓN
Responde este trabajo a un afán integrador, que brota de la bien meditada persuasión de que solo un pensamiento sineidético y comprehensivo puede superar la crisis actual, que es fruto de un despojo. La experiencia de los últimos tiempos nos advierte que la salvación solo puede provenir de una filosofía del syn, de la vinculación jerárquica, que posea la capacidad de penetración suficiente para ver el conjunto a través de las realidades concretas, aparentemente dispersas y opacas, sin saltos tangenciales a una trascendencia arbitraria y abstracta. Respiramos desde hace tiempo un aire enrarecido por la «pasión de la abstracción» (Marcel). Nada más urgente, pues, que conferir al pensamiento densidad ontológica, para hallar el secreto de ser fieles a lo concreto sin renunciar a la amplitud de perspectiva que va adherida al universal. A todas luces, lo que el mundo necesita en la actual coyuntura son espíritus de gran potencia intuitiva al servicio de un modo de pensamiento integral, que movilice todos los recursos del hombre al servicio de la verdad, en una equilibrada aceptación de cuanto pueda familiarizarnos con el misterio del ser.
Esto obliga a repensar los mejores hallazgos de la mente flexibilísima de Hegel, que Jaspers supo asimilar con bastante agilidad, y que Marcel, una vez evadido del Idealismo, incorporó a lo mejor de su producción en una filosofía de corte fundamentalmente realista. Lo cual nos confirma en la prometedora sospecha de que el pensamiento realista bien entendido, lejos de ser rígido por estar atenido a meros «objetos»²³, posee agilidad interna suficiente para dar cuenta cumplida de las antinomias que plantea la tarea integradora de la filosofía actual. De donde se sigue la necesidad de revisar los conceptos fundamentales de la Filosofía de la vida, por lo que encierra de intuición de las categorías del ser vivo, y leer entre líneas la crítica del pensamiento objetivista realizada con pathos y penetración por los filósofos existenciales.
Esta labor integradora, a su vez, no podrá ser realizada si no se delata previamente una serie de equívocos que ocultan un fallo intelectual que puede comprometer nuestra existencia de pensadores: el uso impreciso de los vocablos objetivo-inobjetivo, trascendencia-inmanencia, intuición-discurso… Habrá que leer los textos muy alerta para captar, a través de un lenguaje equívoco, la verdad de las intenciones. Respecto al Pensamiento existencial, por ejemplo, gran parte de los críticos se han dejado matar por la letra de expresiones desafortunadas, que hoy urge superar con el impulso mismo que las dictó, pero con la serenidad y la luz de una mayor experiencia. Hasta tal punto ha llegado la frivolidad en el empleo del lenguaje filosófico que, si no estabilizamos nuestra economía lingüística, convertiremos la variedad de expresión —exponente de la nobleza ontológica del objeto de la Filosofía— en motivo de desorientación, y, a la postre, de apatía.
LO AMBIGUO, LO IRRACIONAL Y EL MISTERIO
Conviene advertir que la adaptación al método sineidético-relacional exige la pérdida del miedo a lo ambiguo, a lo que tendenciosamente se ha venido calificando de impreciso e irracional. Desde que en Occidente, sobre todo por obra del francés Descartes, tomó cuerpo el ansia de extremar las cautelas, se han ido perdiendo, uno a uno, los trozos más valiosos de la realidad²⁴. Kant consagró su gran talento analítico a consolidar esa posición falsa, y el pensamiento occidental estuvo a punto de marchitarse por falta de la atmósfera ontológicamente densa en que florece el espíritu. Pero, ya en este siglo, Max Scheler dio un empellón, sin demasiadas consideraciones, al navío encallado, y la corriente espiritualista y personalista —Ebner, Haecker, Marcel, Lavelle, Le Senne, Mounier…— se instaló de lleno en los estratos superiores del ser. Con este paso inicial se anduvo mucho camino, pues la Filosofía, indudablemente, solo progresa a golpes de intuición: Una intuición que no rehúye el discurso, antes se apoya en él al tiempo que lo remonta, por ser inmediata, pero indirecta. Hoy nos compete, pues, acogerlo todo y situarlo debidamente: lo discursivo y lo intuitivo, lo objetivo y lo superobjetivo, lo racional y lo «irracional», sin ensañarse en críticas, que, como veremos, solo en una visión sineidética tienen justificación.
La tarea actual consiste en «integrar lo irracional a una razón ampliada» (Merleau-Ponty)²⁵, bien entendido, lo que se viene haciendo valer tendenciosamente como razón y como irracional. Problema que no se resuelve anatematizando la razón y exaltando la «vida», sino desplegando todas las posibilidades humanas de conocimiento. Pues, en rigor, la deficiencia del entendimiento racionalista no es delatada por la presunta irracionalidad de lo real, sino por su riqueza. La solución radica en hallar el estilo de pensar adecuado a las realidades imprecisas por superabundancia óntica, bien sabido que cuanto más noble en sentido ontológico es un ente, más se oculta al pensamiento analítico, de modo que la verdad del conocimiento viene a estar en relación directa con su amplitud, y la exactitud con su pobreza. Si alguna vez se decide el hombre a dar el debido valor positivo a la imprecisión que ostenta el método específicamente filosófico, ese momento marcará una etapa nueva que nos deparará muy fecundas sorpresas, al revelar aspectos de lo real que no caben en las mallas del pensamiento cientificista, claro y distinto.
Es improcedente obstinarse en hacer de la Filosofía un bien cuidado jardín francés. El supremo logro del hombre consiste en trazar inteligentemente algunos senderos a través del bosque, al modo anglosajón, para gozar sin inclemencia de la naturaleza. Porque el ser nos domina y desborda, y a nosotros solo compete orientarnos en él. Un jardín a cuadros es artificialmente factible en pequeñas dosis. Pero una cordillera no puede ser convertida en jardín. Del ámbito de los objetos artificiales se puede trazar una teoría transparente, porque es terreno bien acotado y de fácil desmonte, por ser obra humana. Pero los ámbitos restantes del ser son demasiado amplios, profundos y misteriosos para que el hombre los pueda modelar a su gusto. Esta circunstancia, sin embargo, no debe llevarnos al pesimismo de juzgar el ser como algo irracional. Racional-irracional son dos contrastes que se hallan en la misma línea. Lo que procede es ganar un nivel más alto. El ser, lo más íntimo al hombre, no se entrega nunca del todo, con la claridad incitante de los datos de un problema: en el fondo, el ser es un misterio. El conocimiento es el acceso al misterio del ser. Y el misterio engendra intimidad y distancia: piedad²⁶. Conocer no es, pues, sino entrar en una relación dialógica de encuentro. Ni una asimilación, ni una construcción; se trata de un ethos distinto. Con razón se nos viene advirtiendo que la superación del Racionalismo exige una metanoesis, una conversión del espíritu²⁷. Lo cual no implica en modo alguno el sacrificium intellectus, sino la liberación de la razón, pues no por vía de despojo se salvará la crisis actual, sino de enriquecimiento hasta la plenitud. El ser se conoce a distancia, y esta enardece al humilde por lo que tiene de perspectiva, e inflama al soberbio en resentimiento por lo que encierra de impotencia. La distancia de perspectiva es la reverencia ante el misterio. El conocimiento como diálogo se da solo en clima de profundidad. El conocimiento como dominio no germina sino en el plano de lo empírico. Al relacionar conocimiento y amor no se renuncia a la razón, se la plenifica. He ahí por qué la disputa racionalismo-irracionalismo nos insta a estudiar con radicalidad los ámbitos de ser en que florece el espíritu. Nuestra época está exigiendo un estudio profundo de las realidades superobjetivas²⁸.
Esta obra intenta probar, justamente, que los problemas que acosan al pensamiento contemporáneo solo pueden ser dominados mediante dicho estudio. A fuerza de radicalidad, la investigación científica y filosófica ha tropezado con fenómenos que desbordan el marco metodológico que encuadraba la búsqueda. De ahí que en los escritos científicos y filosóficos pugne actualmente por abrirse paso la intuición de un ámbito de ser enigmático, ambiguo y prometedor, que recibe provisionalmente nombres diversos, inspirados en su oposición a lo meramente «objetivo».
Si lográsemos precisar y estructurar estos hallazgos fragmentarios e imprecisos, la nueva época de pensamiento que se está gestando obtendría, sin duda, su carta de ciudadanía. ¿Cuáles son las tareas constitutivas de esta nueva época? ¿En qué consiste el ente superobjetivo? ¿Qué estilo de pensar está a su altura? ¿Cuáles son las consecuencias de esta innovación para la teoría general del conocimiento?
Este es el tema de la obra presente, que no pretende sino trazar coordenadas de orientación en un campo de sorprendente amplitud, cuyo estudio detenido será objeto de posteriores trabajos monográficos. Estas pp. quisieran transmitir con toda fidelidad, casi en estado naciente, la marcha sinuosa de la mente del autor a través del pensamiento contemporáneo, cuya abigarrada riqueza se trata de salvar en el momento crucial que vivimos.
2. LOS PROBLEMAS DEL PENSAMIENTO ACTUAL VISTOS CON MÉTODO ANALÉCTICO
Considero absolutamente imprescindible mostrar al lector desde el principio la trayectoria que voy a seguir a través de este trabajo, que por estar concebido y redactado según un método analéctico debe ser leído con espíritu de comprehensión sineidética, como se asiste al despliegue de una obra musical. No se me oculta, evidentemente, que es difícil comprender un esquema, medir el alcance de afirmaciones complejas que solo más tarde serán debidamente explicadas. Pero confío en que el lector informado advertirá inmediatamente la orientación que aquí late, y el no versado en estos temas podrá al menos presentirla. Lo cual basta al intento de ganar la perspectiva adecuada.
Los autores germanos suelen reproducir en sus obras el proceso de gestación de las mismas. Los latinos prefieren dar noticia escueta, lo más directa e intensa posible, de las conclusiones a que han llegado. Mucho me interesaría en esta obra poder armonizar ambas técnicas.
El pensamiento filosófico actual se ve urgido por un puñado de problemas que afloran inequívocamente en las obras de los autores más destacados. Agrupar estos problemas, clasificarlos, y buscar un principio metodológico de solución es tarea urgente a la que este trabajo quisiera aportar su modesto esfuerzo.
Analizadas en su origen, es fácil ver que estas cuestiones responden a dos intentos fundamentales, bien trabados entre sí: desbordar el concepto usual de objetividad, y dar al conocimiento inmediatez vital.
OBJETIVIDAD
Para llevar a cabo la tarea actual del pensamiento filosófico, se requiere un concepto muy preciso de objetividad que haga posible la formación de lo que Henri Duméry llama «Fenomenología genética»²⁹, fundada en un tipo de conocimiento jerárquico-dialéctico, es decir, analéctico. No basta decir, con Gaetano Picón³⁰, que «hoy se asiste al reflujo general de la idea de objetividad», y que se tiende a poner en íntima relación el sujeto y el objeto, para hacer brotar la luz del conocimiento «en el relámpago del contacto»³¹. Más exacto sería afirmar que se está llevando a cabo una clarificación del concepto de objetividad a base de intuiciones y presupuestos específicamente filosóficos, sin tomar por modelo el método cientificista, con su consagración a lo simple, lo cualitativamente amorfo, sino estudiando la vía intelectual de acceso a las realidades ontológicamente complejas y densas. Solo a través de este modo profundo de objetividad se logrará dar al conocimiento la inmediatez que exige el espíritu de nuestra época, en la que el Vitalismo dejó tan duradera impronta.
Los problemas de la Biología, reavivados por las geniales investigaciones de Hans Driesch y Jakob von Uexküll, han provocado en el pensamiento moderno una conmoción que tardaremos bastante en valorar debidamente. La crisis metodológica abierta por el estudio radical de los seres vivos quebrantó el prestigio secular del método cientificista, e impulsó al hombre actual al cultivo de una Lógica específicamente filosófica³². El problema del método cobró una singular urgencia, como sucede en todo periodo creador. Pues, visto en relación dialéctica con el objeto de pensamiento, y en cuanto estilo de pensar, el método no es labor epigonal, sino obra rigurosamente creadora, como vio muy bien Goethe, cuando escribió, en carta a Eckermann, que las épocas objetivas son ascendentes y las subjetivas descendentes.
Es rasgo típico de nuestra época que, sin perder la línea del más riguroso objetivismo, quiera dar al objeto y método de la investigación filosófica una amplitud que otros tiempos reservaban para el quehacer subjetivo³³. Si hubiese que decidir en una frase el móvil secreto que impulsa a la mayor y más fecunda parte del pensamiento actual, no sería inexacto afirmar que se trata de la búsqueda, consciente o inconsciente, pretendida o ignorada, en todos casos intensa y casi dramática, de lo que decididamente, y por las razones expuestas, llamaré ente superobjetivo. Piénsese, por ejemplo, en los esfuerzos realizados por Richard Woltereck para precisar el Innen de los seres vivos, en el empeño de Hedwig Conrad-Martius por determinar el estatuto ontológico de la entidad que con palabra aristotélica llama entelequia, en los principios metodológicos de la investigación biológica de Adolf Portmann, en el espíritu que impregnó las comunicaciones del Congreso habido en Múnich, en mayo de 1957, acerca del tema Die Welt in neuer Sicht³⁴. La obra que explana el método enantiológico de Guardini, Der Gegensatz³⁵, no tuvo otra fuente de inspiración que la renovación últimamente sufrida por la Biología, crisis que el autor se apresuró a interpretar certeramente como un trauma de nacimiento. C. F. von Weizsäcker confiesa que la lectura de Sein und Zeit de Heidegger, a pesar de la escasa noticia concreta que extrajo de ella, fue en sus investigaciones físicas motivo constante de inspiración y apoyo intelectual³⁶. Abundan ya las obras en que se anuncia una nueva era, en la Física, la Biología, la Sociología, la Antropología. El sentido de El ocaso de la Edad Moderna de Guardini no es sino el anuncio de una época que vivirá intelectual y espiritualmente en el nivel de las realidades superobjetivas³⁷.
Por otra parte, la demoledora crítica que del Objetivismo realiza el pensamiento existencial no intenta, en el fondo, sino destacar un modo superior de objetividad: lo «inobjetivo». Del mismo modo, vistos con profundidad, sus ataques a la Lógica no son sino la defensa apasionada de un estrato de ser cuya riqueza no cabe en las mallas de un pensamiento nacido bajo la inspiración de la realidad meramente empírica.
Ahora bien. Por falta de un estilo de pensar suficientemente flexible, la Filosofía contemporánea no logró la ansiada ampliación del campo perceptivo, enquistándose en el callejón sin salida del pensamiento paradójico, escindido en antinomias tales como apriori-aposteriori, objetivo-inobjetivo, sujeto-objeto, intuición-discursividad, vida-filosofía, experiencia-juicio, etc. Antinomias de las cuales conviene apresurarse a decir que no son sino los puntos de ruptura, valga la expresión, a través de los cuales la vitalidad intelectual suscitada por la intuición de lo superobjetivo escindió los moldes del pensamiento racionalista. El afán obsesivo de objetividad científica no permitió a la mayoría de los pensadores desligarse en su crítica del plano objetivista, quedando a medio camino entre la objetividad abandonada y la superobjetividad presentida bajo el aspecto negativo de oposición a lo objetivo. Inestabilidad que hizo gravitar a muchos autores hacia el plano meramente vital: «El espíritu contemporáneo se ha aproximado a su objeto, y en esta visión miope, que se parece más a un contacto que a una visión, se disuelven las formas claras y estables del pasado»³⁸.
Si por el contrario, y esta es mi tesis, logra el pensamiento hacer pie en el mundo a la par flexible y firmísimo de lo superobjetivo, el planteamiento de los problemas se orienta hacia un modo de trascendencia vertical o jerárquica, que resuelve las paradojas de la dialéctica horizontal en armonía analéctica. El estudio del ente superobjetivo inspira una nueva actitud, porque su riqueza ontológica da al conocimiento distancia e inmediatez a la par, amplitud y concreción, altura y profundidad, intimidad y validez universal. Al situarse en un nivel donde no rigen las categorías espacio-temporales de «dentro-fuera», «interior-exterior», etc., el discurso colabora creadoramente con la intuición, la vida con el espíritu, el tiempo con las realidades supratemporales; el individuo se inserta en la comunidad, el presente en el fluir histórico, etc. Cuando se ha tenido la intuición clara del ser superobjetivo, el quehacer filosófico se concreta en una Fenomenología genética³⁹, que conjunta, jerárquica y dialécticamente, los extremos que escinden la realidad en antinomias inconciliables.
Lo superobjetivo hizo su aparición cuando determinadas circunstancias impusieron el estudio del modo de insistir⁴⁰ el hombre en la realidad. El análisis estructural del hombre, ser complejo en que se dan cita todos los estratos ónticos del Universo, reveló la diversidad de lo real; y al poner a plena luz los peligros provocados por el espíritu de abstracción y la extrapolación de categorías, la exigencia de una «Lógica integral» (Leo Gabriel) empezó a abrirse paso⁴¹.
Debido a su alta calidad ontológica, al ente superobjetivo no podemos arrancarle el secreto con meras especulaciones metodológicas, o con la sola crítica —por pasional e intensa que sea— del pensamiento objetivista. Solo el trato presencial dialógico con esta elevada esfera óntica permitirá desbordar eficientemente el plano empírico-objetivista, pues el pensamiento no se fecunda sino al contacto con el ser. Superar el dilema Empirismo-Idealismo significa desbordar ambas corrientes de pensamiento al amparo de un concepto amplio e integral de experiencia, que haga plena justicia a la riqueza de lo real⁴². Pero esto solo es posible, como veremos, mediante la intuición de los entes superobjetivos, en dialéctica jerárquica con el ámbito objetivo en que se expresan. Percepción analéctica, expresión, conocimiento por vía de presencia, son conceptos que van a