BAUDELAIRE
BAUDELAIRE
BAUDELAIRE
las obras poticas ms maduras de este movimiento y se da en l, precisamente por ser epigonal, la lucidez de un romntico moribundo, la conciencia crtica ms profunda del romanticismo. Baudelaire concluye por llevar al mximo grado los grandes conflictos que anteriormente sealamos:
As, realiza poticamente la aspiracin romntica de la modernidad, que solo se haba dado totalmente en la novela, al descubrir la poesa de la ciudad. La melancola de Ren se convierte en angustia, el demonio que posea su corazn, es ahora tambin demonio de la conciencia. La irritacin de la emocionalidad se vuelve "un estremecimiento nuevo", como dijera Hugo, casi una mstica de la sensacin. Su poesa, como no se daba desde el siglo XVII en Francia, se hace "fatalmente filosfica" y plantea con vigor medieval la nocin del pecado original, debatindose lcidamente entre la radical disyuntiva del bien y del mal, de la salvacin o de la perdicin. Nadie posey tan intensamente la conviccin de "la alquimia potica", de la magia del verbo, para intentar, desde lo natural, vislumbrar lo sobrenatural, a travs de lo mltiple lo nico, y en el transcurrir de los instantes lo eterno. Y por eso mismo, la experiencia de fracaso, de radical desilusin que es inherente a todo el romanticismo, es en l culminante. Con orgullo desesperado y satnico, impotente en el exilio del mundo cotidiano, cultiv con pasin y fervor como "un perfecto qumico y como un alma santa", el tormento de su poesa, por la que el peregrino entrevea la lejana patria, origen y destino, recuerdo y esperanza, y sin embargo, inalcanzable en la poesa.
Las diferencias entre su poesa y la poesa romntica son mayores que sus semejanzas. Si toma de este movimiento muchos de sus temas ms importantes (su concepcin del poeta como un ser excepcional y solitario, el gran impulso dado al sueo y a las fuerzas irracionales, la valoracin del lo subjetivo y de la emocin por encima de la mesura y la racionalidad, etc.) sin embargo difiere del romanticismo porque en su obra estos temas adquieren una condensacin y una intensidad que los transforma, muchas veces radicalmente. Veamos algunas de estas diferencias:
1. MAL DEL SIGLO Y SPLEEN. As el llamado mal du sicle que, a partir de Chateaubriand pareca la nota predominante del romanticismo y que consiste en la soledad y melancola profunda del poeta, en Baudelaire se transforma en tedio, hasto, spleen, es decir en un sentimiento ms radical y que puede traducirse como hasto pero que incluye el asco de s mismo y que se ha descrito incluso como una inmvil e importante desesperacin, sentimientos que exceden al romanticismo. En efecto, mientras el poeta de ese movimiento puede encontrar casi siempre reposo en la naturaleza o en s mismo, la poesa de Baudelaire, en cambio, nos muestra a alguien que para escapar de la trivialidad del mundo o del fracaso en su intento de alcanzar el ideal o la belleza pura, vuelve a s mismo para hundirse en la perversidad que lo llevar a la destruccin y a la muerte. Como vemos este ltimo aspecto no es propio del romanticismo pero s de Rimbaud o Lautramont.
2. LA NATURALEZA. Del mismo modo sucede con la naturaleza, que en Baudelaire aparece cuando es pura y apacible, como inalcanzable regin, ms all de las posibilidades del hombre, idealizada y convertida en el polo de una tensin ascendente (ver el poema Elevacin). Pero lo que predomina en sus poemas es la naturaleza distorsionada, contaminada, deformada y
artificial de la ciudad, el producto de la tcnica y de la civilizacin que Baudelaire despreciaba (como muchas veces en Rimbaud). O tambin la presencia de la descomposicin, la enfermedad y la muerte.
3. CONCEPCIN DEL POETA. Tambin su concepcin del poeta, de su misin y de la funcin de su poesa, aunque arrancan del romanticismo, presentan divergencias extremas. En el romanticismo, y en particular en Vctor Hugo, la misin de la poesa tiene un origen y un fin divinos. Es un don sagrado que revela lo que est oculto, lo oscuro, es decir lo misterioso e inexplicable. Lleva a la luz y a la salvacin, conduce pueblos. En Baudelaire, aunque el poeta sigue siendo considerado como un ser excepcional que descubre y alumbra el camino a seguir (ver el poema Los faros), y en eso Baudelaire retoma el tema romntico, sin embargo ahora es un ser sufriente, rebelde, que puede llegar a ser desafiante. Sus palabras son sollozos ardientes o maldiciones y van constituyendo el largo esfuerzo del hombre por alcanzar la eternidad. Pero ese esfuerzo es detenido inevitablemente por la muerte: morir en la orilla de vuestra eternidad. La eternidad aparece como algo que est fuera del alcance de nosotros aunque es, sin embargo, a lo que tendemos. En Vctor Hugo el poeta poda revelar la verdad y llegar a Dios; en Baudelaire no existe ninguna misin sagrada, ninguna seguridad, ms bien el extravo, el dolor y la dignidad, que es el dolor asumido.
Los crticos distinguen la existencia de tres "ciclos" del amor en la poesa de Baudelaire:
el Primero, del amor carnal o del amor pasin, centrado en la figura de Jeanne Duval; el Segundo, del amor espiritual, anglico o platnico, inspirado en Mme. Sabatier; y el Tercero del amor afecto, del amor tierno o equvoco, otoal, inspirado en Marie Daubrun.
Pero es en realidad difcil, al enfrentarse a cada poema en particular, encasillarlo definidamente en alguno de estos ciclos. Hay, por ejemplo, varios poemas dedicados a Jeanne Duval penetrados de hondsima espiritualidad, y tampoco existe una estricta correspondencia entre esos ciclos y las figuras reales que los inspiraron. A veces utilizaba versos que haba escrito en principio pensando en una mujer, para otra. Esta transposicin de un sentimiento inspirado por una mujer a otra, si bien delata una infidelidad de las relaciones humanas, descubre una eterna fidelidad de la poesa a la Mujer, a lo femenino. La mujer es siempre en Baudelaire un smbolo, una apertura a mundos nuevos que la trascienden:
Es, en muchos poemas, presencia espiritual, gua del artista hacia lo Bello, que sabemos que est muy cerca del Bien. La Mujer es el ngel, como en estos versos: "Encantadores ojos, brillis con la claridad mstica de los cirios ardiendo en pleno da". Se retoma as la tradicin platnica del amor, en su verdadera acepcin: como reconocimiento, como recuerdo de una ntima comunin del alma y de las Formas Divinas de la Belleza, la Verdad y el Bien; comunin que parece alcanzarse en la mujer amada, y que se vislumbra en la transparencia de su imagen potica. Otra significacin que logra la mujer en los mundos poticos de Baudelaire es la voluptuosidad, pero una voluptuosidad estremecida, "parecida a un recuerdo", que se desva de la directa satisfaccin del instinto para demorarse en prolongadas y lejanas bsquedas. Es lo que genialmente, como slo pueden ver los grandes creadores, le deca Flaubert en una carta "Usted canta la carne sin amarla, de una manera triste y distanciada". Esta voluptuosidad triste y distanciada posee un erotismo vasto y fundamental, que pretende abarcar la realidad de una manera absoluta y primitiva. A travs de ella, en un xtasis sensual demorado e insatisfecho, se opera una cierta recuperacin del mundo, se aspira a una unidad primitiva y originaria, paradisaca y maternal del hombre y la naturaleza. xtasis, recuperacin, aspiracin, recuerdo y esperanza de un mundo potico tantas veces plasmado en Las Flores del Mal: paisaje clido, tropical, "lejano pas de ensueo", tibio y nuevo, de "encantadores climas", donde "todo es orden y belleza, lujo, calma y voluptuosidad". La voluptuosidad se transforma en una mstica de la sensualidad que intenta reintegrar el mundo cado y desheredado del hombre, a una unidad originaria, la "compleja e indivisible totalidad" de "Correspondencias". El Amor -por estar destinado a la misma conquista que el arte- es as Poesa (aunque la inversa tambin es verdadera). Pero cuando esta exaltacin de los sentidos no llega a vislumbrar las revelaciones poticas aludidas, cuando aquella voluptuosidad triste, distanciada de su natural objeto, no puede elevarse a esos mundos del ensueo, cae en la angustia, en lo horrible, y descubre el pecado, la naturaleza imperfecta y miserable del hombre. He aqu otra significacin de la mujer en su poesa. El fracaso del amor, la imposibilidad de "salir fuera de s, es una evidencia de la existencia separada, exiliada, fatalmente individual y sola; en suma, de la existencia en estado de pecado. Por eso la otra relacin que comparte -adems de la del sueoel poeta con la amada, es el compaerismo de la culpa.
La mstica del sentimiento de los primeros romnticos se transforma gradualmente en Baudelaire en una mstica de la sensualidad: a travs de la sensacin, la revelacin visionaria de los mundos del sueo y la memoria.
EL POETA Y LA CIUDAD
La crtica coincide en sealar el tema ciudadano como una de las renovaciones ms perdurables que Baudelaire introdujo en la poesa del siglo XIX. Es el primer poeta de la ciudad. Pasar de los amplios panoramas de la poesa de los romnticos a la de Las Flores del Mal es, despus de recorrer vastos paisajes de bosques y montaas, penetrar en una "habitacin secreta" de ntimos y umbrosos ecos, con penumbra de lmparas, destellos de joyas, cristales y desnudeces lustrosas, sensualidad de pieles y perfumes refinados; a travs del balcn, la ciudad dormida y silenciosa. Algunos poemas son "cuadros interiores, puesta al desnudo de un alma en una gran ciudad. Est all la situacin nueva que Baudelaire ha creado a la poesa moderna. "Su mundo ideal est figurado como una arquitectura, porque su mundo real es una arquitectura, una naturaleza urbana, es decir, una naturaleza que no es ms naturaleza".
Pero este cambio en el decorado implica en primer trmino una necesaria renovacin del mundo potico, una re-invencin del mismo. Las imgenes buclicas, las comparaciones y metforas que transcurran en parques abandonados y al borde de los lagos, no sirven para recrear poticamente el mundo ciudadano. Eliot ha visto magnficamente este problema, resuelto por Baudelaire, y apunta en "Poetas metafsicos": "Dio nuevas posibilidades a la poesa en una nueva provisin de imgenes de la vida contempornea [...] No es simplemente al usar imgenes de la vida ordinaria, al usar imgenes de la vida srdida de una gran metrpoli, sino al elevar tales imgenes a la primera intensidad, presentndolas como son, y sin embargo hacindolas representar algo mucho ms que ellas mismas -como Baudelaire ha creado un modo de liberacin y expresin para otros hombres. Baudelaire supone una renovacin del mundo potico, de la expresin del abismo. Pero adems, renovacin de temticas ms profundas. Es claro que las concepciones morales, ms aun, los fundamentos existenciales, sus preocupaciones ms ntimas, estn en estrecha relacin y en amplia dialctica con estas innovaciones de paisaje y de lenguaje. Baudelaire rechaza la naturaleza y escoge la ciudad para pensar su poesa porque es aqu, en una creacin del hombre, en un ambiente antinatural, artificial, muchas veces corrompido, donde encuentra ms amplios ecos su meditacin sobre el mal. El ngel cado, lleno de nostalgia por el paraso primero y natural, reflexiona en este corazn ciudadano que se ha alejado de la naturaleza primitiva, para profundizar en el desarraigo esencial en el que ha crecido la cultura del hombre moderno: el pecado original. Es por eso quizs, que los habitantes del Pars de Baudelaire poseen ese rasgo comn de desheredados, de testigos nostlgicos de un mundo del que son extranjeros, figuras de annimo pasado y sin futuro, casi inmviles: los mendigos, los ciegos, los ancianos, las viudas, las prostitutas, los borrachos. Baudelaire ha dicho, por primera vez, la belleza de la ciudad.
la poesa tiene para nuestro poeta el privilegio maravilloso de convertir lo feo, al expresarlo artsticamente, en belleza. Aparece en Las flores del mal otro tema que ser retomado por la poesa moderna: la ciudad, con su misteriosa fascinacin, pero tambin con sus miserias, sus criminales y sus borrachos. Baudelaire, adems, no solo incorpora los productos ms degradados de esa nueva sociedad, sino que afirma incluso que debemos buscar en ellos los nuevos hroes de nuestro tiempo. Baudelaire ha descubierto aqu otra fuente de poesa: la existencia de los seres marginados. Y esa eleccin est determinada por su mismo rechazo, por su actitud desafiante y enfrentada a esa nueva civilizacin. Por eso nos presenta los subproductos del mundo civilizado, el reverso de la medalla. Nos muestra cul ha sido el precio de la gran industria y de la enorme concentracin humana, es decir, a costa de qu miserias fue construida la gran ciudad. Esos seres singulares a los que rescata Baudelaire son las vctimas de ese nuevo mundo; y Baudelaire los elige porque l tambin se siente su vctima. Pero, al mismo tiempo, reconoce la fascinacin que produce la ciudad, fascinacin, hechizo que puede provenir hasta del horror. Y de nuevo aparece esa dualidad de la modernidad que tan bien ha observado y cuyos efectos han calado tan hondo en nuestro poeta: hasta los seres que producen la ciudad participan de esa ambivalencia, son decrpitos y encantadores. Otro aspecto presente es el que refiere, en Baudelaire, al contacto con la multitud; esa multitud que est siempre presente en su obra es siempre la de la metrpolis superpoblada y ofrece el aspecto de algo amorfo, impersonal e indiferente. La soledad del hombre en medio de la multitud y el carcter amenazante de esta, ya haba sido tratada por Poe, particularmente en su cuento El hombre de la multitud. Como dice Paul Valry: El habitante de las grandes ciudades vuelve a caer en un estado salvaje, es decir en un estado de aislamiento. La sensacin de estar necesariamente en relacin con los otros, antes estimulada en forma continua por la necesidad, se embota poco a poco por el funcionamiento sin roces del mecanismo social. Cada perfeccionamiento de este mecanismo vuelve intiles determinados actos, determinadas formas de sentir.