Aira, Cesar - en El Principio Esta La Renuncia
Aira, Cesar - en El Principio Esta La Renuncia
Aira, Cesar - en El Principio Esta La Renuncia
De ella nace todo lo que podemos amar en nuestro oficio, y sin ella nos veremos reducidos a lo viejo, a lo superado, a las servidumbres del tiempo, a la ceguera del hbito, a las promesas melanclicas de la decadencia. Es la condicin del comienzo: terminar de una vez, dejarlo todo atrs, de una vez por todas. a renuncia es nuestra utop!a, la de todos los artistas, aun los ms persistentes. "alsac tomo su lema de la inscripcin en piedra de los muros de la #ran $artuja: %ace, late, fuge &calla, abandona, huye'. (na variedad bastante obvia es que todos los escritores, de jvenes quisimos ser escritores. )o menos obvio es que todos fuimos jvenes: lo fuimos todo el tiempo que quisimos ser escritores, todo lo que nos llev aprender que para ser escritor hab!a que encontrar el modo de renunciar a serlo. * no slo renunciar a ser escritor, a ser +escritor bueno+ o +escritor malo+, a ser poeta, novelista, cr!tico, filsofo, sino renunciar a ms, a mucho ms, en lo posible a todo. $laro que descubrir que era ese +ms+ y ese +todo+, ya no result tan fcil. ,nvestigarlo es adentrarse en las tierras asombrosas de la invencin, del estilo, del destino. -.ue ms debemos abandonar/ -.u0 otra cosa debemos callar/ -De qu0 nuevos giros del tiempo debemos huir todav!a/ "asta de preguntrselo, y ya estamos en el corazn de lo novelesco, en las islas, monta1as, selvas, castillos, trenes, barcos, rumbo a la aventura. Es casi como si volvi0ramos a ser jvenes, y cualquiera sabe, por e2periencia propia, que todos los jvenes quisieron ser escritores. 3or suerte ya no somos tan jvenes, y si hemos aprendido algo, es que el abandono y la liberacin no sobrevendrn por una mera cesacin. o viejo se resiste a morir: no lo fulmina sino el rayo de lo inesperado, el que logra burlar sus ms sutiles precauciones, que son legin. %odo debe ser inventado, incluida la renuncia a seguir inventando. 4obre todo la renuncia. a literatura entera, el sistema de las artes en su fantstica variedad, se enciende en esta tarea, se pone de pie &hasta ahora lo hab!amos estado viendo al rev0s, en un reflejo deslucido'. 5bandonar es permitir que lo mismo se vuelva otro, que empiece lo nuevo. En ese sentido, nunca abandonaremos bastante, tan grande es nuestra sed de desconocido. &3or eso nos hicimos escritores.' "uscamos algo ms que abandonar, otra cosa, otra ms, nos esforzamos, como no nos esforzamos nunca en ninguno de los trabajos que emprendimos, movilizamos toda nuestra invencin, y hasta la ajena, en la busca de nuevas renuncias. * ya no se trata de abandonar t0cnicas, g0neros, una profesin, nuestras viejas mezquindades... o que aparece al fin como objeto digno de nuestro abandono es la vida en la que hab!amos venido creyendo hasta ahora. +*a lo vi, ya lo tuve, ya lo viv!+. 5h! descubrimos que la literatura nos sirve todav!a, la literatura al fin puesta del derecho, instrumento perfecto para negarse a s! misma, y llevarse consigo todo lo dems en su reflujo aniquilador. Es la euforia, al fin, el entusiasmo, la vocacin, el 02tasis prometido... 3ero es una euforia de la melancol!a. 3orque nuestra vida pas.. %uvo que pasar para que aprendi0ramos. 3arece como si fuera demasiado tarde, como si no hubiera otro momento ms que 0ste, pstumo, par empezar. Entonces, +en el fondo del naufragio+, volvemos en busca de consuelo a los poetas que amamos en nuestra juventud, cuando quer!amos ser escritores. 3rimero, "audelaire6 despu0s todos los dems6 y despu0s, 7imbaud. En 0l nos detenemos, perplejos, en presente. legamos. 3odemos empezar. 3odemos terminar. De 7imbaud, el poeta ms amado, siempre se dice que es ms que un poeta amado. * debe ser cierto, porque no
hemos empezado siquiera con 0l, como no hemos empezado con nosotros mismos. 4e nos escapa como un mal proyecto. 8uye hacia delante, y no vale la pena perseguirlo. Es el mito de nuestras vidas, nuestra juventud en persona. (na vez le pregunt0 a un poeta, el que yo ms am0, por qu0 no hab!a terminado el secundario. 3or qu0 no hab!a seguido el camino, o el camino a secas. 9e respondi con toda naturalidad, como si fuera algo obvio: +/3ara qu0/, si lo que yo quer!a era ser 7imbaud+. Es obvio, realmente. %odos podr!amos responder lo mismo. 3ero :ltimamente he empezado preguntarme si esa frase no estar ms all de las precisiones biogrficas, si no estar repitiendo para siempre en el mito que pretendemos encarar. -3ara qu0 vivir, en efecto, para qu0 querer ser escritores, si lo que queremos es ser 7imbaud/. Deber!amos dejar de mentirnos. .uiz salgamos ganando cuando lo hayamos perdido todo. El tiempo, en su transparencia anodina, contiene la promesa del instante, y la alquimia se realiza en el cuaderno de un ni1o. * digo +se realiza+ en sentido literal. 4e hace realidad, tal como se hace real la realidad: en el presente, en nosotros, definitivamente. )uestros ms locos deseos irrealizables se estn haciendo realidad en nuestras vidas, o sea en 7imbaud. )o es historia, ni filolog!a, ni cr!tica literaria6 es un procedimiento para trasformar el mundo en mundo.