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La Laguna Encantada

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LA LAGUNA ENCANTADA

Una muchacha iba por un camino solitario llevando algunas mercancas para vender en la feria del
pueblo vecino. Su madre estaba enferma y ella deba ayudarla. No era la primera vez que recorra ese
camino, lo haba hecho ya anteriormente, pero ahora que iba sola le pareca mucho ms largo y ms
solitario. De pronto, se encontr con una vieja que cabalgaba sobre una esculida mula.
Buenos das! dijo la vieja.
Buenos das! contest la muchacha.
Durante un buen rato marcharon ambas en silencio y luego la vieja pregunt:
A dnde vas tan sola, hija ma?
Al pueblo vecino para vender mis mercancas.
Dieron la vuelta a un cerro y ante los ojos de las mujeres apareci una laguna azul, en cuyas orillas
cubiertas de vegetacin se escuchaba el canto de las aves acuticas.
Las cabalgaduras hicieron ademn de dirigirse a ella.
No te acerques! dijo la muchacha a su caballo. Esa agua es mala para beber!
Djalo! le aconsej la vieja. Si tu caballo bebiera de esa agua se volvera tan joven como no lo ha
sido desde hace mucho tiempo.
Tengo prisa dijo la muchacha, malhumorada.
Ven t tambin. No te arrepentirs contest la vieja.
La joven la sigui de mala gana. Cuando llegaron cerca de la laguna, la vieja se ape, los animales se
precipitaron a beber. La muchacha impaciente esperaba sentada sobre una piedra. Y la vieja dijo:
Ven a contemplarte. Ha amanecido y tu cabellera negra reluce con el roco. Eres hermosa, tan
hermosa, que me haces recordar mi propia imagen en los lejanos das de mi juventud.
Y la muchacha se acerc a la orilla.
Mira el fondo y cuntame lo que ves dijo la vieja.
No veo nada contest la moza.
La anciana la mir unos instantes y luego fue lentamente hacia ella y la empuj. La muchacha resbal,
cayendo dentro del agua Sinti algo as como un mareo. Era algo vertiginoso que la envolva. Luego not
que sus pies se apoyaban en tierra. Cuando la extraa sensacin hubo desaparecido, se encontr sobre un
acantilado rocoso y enfrente, como envuelto en tinieblas, se extenda el mar rugiente y misterioso.
Pronto sus ojos se acostumbraron a aquella penumbra y pudo distinguir a un hombre que por su
actitud pareca hallarse muy triste. El rostro entre las manos, los cabellos en desorden. Al sentirla llegar
levant la cabeza y sus ojos se iluminaron con una sonrisa. La asi de la mano, como si fuera ella la
causante de su preocupacin y le dijo:
Cunto has tardado!

Y tomndola del brazo la oblig a pasear con l sobre los acantilados. Abajo el mar bramaba, mientras
hablaba de cosas que la joven no entenda.
No pudo seguir fingiendo y le dijo:
No soy la que t te imaginas
Cmo? pregunt l. No eres t mi prometida de tanto tiempo?... aquella que crea perdida
para siempre?
No! Yo no te conozco
El hombre sonri con indulgencia y ponindole la mano sobre los labios dijo:
Calla! No me importa si no lo eres. Pero s que lo dices para probarme. Yo te quiero y eso me
basta
Momentos despus la muchacha oy una voz lejana que la llamaba y sinti el remolino sobre su
cabeza. Despus se encontr a la orilla de la laguna, en donde la vieja la estaba aguardando.
Largo fue tu viaje! dijo. Cuntame lo que viste en l
La joven le cont cmo haba hallado a aquel hombre y las cosas que le haba dicho.
Y la vieja la miraba con ansiedad.
Es preciso que maana vuelvas exclam. Si te pide que te cases con l, debes aceptar. Puede ser
que permanezcas ms tiempo en el fondo de la laguna
La muchacha no pudo entender estas palabras, pero record los tristes ojos del desconocido y la
alegra que haba manifestado al verla. Y al da siguiente volvi al mismo lugar. Y esta vez, como la anterior,
la vieja la empuj dentro de la laguna y ella sinti algo vertiginoso que la envolva se encontr sobre los
acantilados. Y el hombre que la aguardaba se alegr de verla y le suplic encarecidamente que se casara
con l. Y la muchacha accedi.
Y salieron de aquel paraje y llegaron a una inmensa pradera, en donde cantaban los pjaros. Y l le
dijo:
Levantaremos nuestra casa.
Y era como el principio del mundo. Y all vivieron felices, aunque ella tema que esto fuera solo un
sueo.
Mas, de vez en cuando, escuchaba a lo lejos una voz que la llamaba y comprenda que era la vieja que
estaba aguardndola y aunque su voluntad se opona tenazmente, un da tuvo la sensacin del remolino
sobre su cabeza y se hall otra vez a la orilla de la laguna
Y por qu no acudas a mi llamado? le grit la anciana enfurecida.
Porque me senta dichosa.
T no puedes comprender explic la vieja. Esta es la laguna del tiempo, en donde se confunden
las edades. Ese hombre que has encontrado all, am intensamente a una mujer de tu linaje y ella lo
desde. Cuando te vi la primera vez me dije: He aqu a alguien que se le parece mucho. Quizs ella pueda
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cambiar su destino te envi a l Pero ahora s que todo esto no es posible Lo que est escrito debe
cumplirse.
La muchacha no entendi absolutamente nada, pero volvi a la casa de su madre muy apenada All
encontr que todo continuaba lo mismo. Pero ella se senta extraa a su antigua vida. Pensaba
continuamente en el esposo que la estaba aguardando y un da, no pudiendo soportar su ansiedad, fue a la
laguna y se arroj en ella
Cuando ces el remolino se encontr otra vez sobre los acantilados. All estaba su esposo, pero esta
vez pareca an ms triste y desconsolado. Apenas se acerc a l, la alegra volvi a brillar en sus ojos.
Por qu me has hecho sufrir tanto? le pregunt En dnde estabas? ella trat de explicarle
lo que haba ocurrido. Quiso decirle que tal vez por poco tiempo estara a su lado, pero l no pareci
entenderlo. Puso las manos sobre sus labios y le dijo:
No te disculpes. Solo s que te tengo otra vez y soy feliz!
Y vivieron felices algn tiempo. Ella escuchaba a veces una voz que la llamaba, pero procuraba no
hacerle caso y olvidarla. Mas sucedi que cuando su esposo estaba ausente y ella se hallaba descansando a
la puerta de su choza, vio aparecer tras de una colina la figura de una mujer que caminaba trabajosamente.
Llena de espanto la reconoci.
Era la vieja de la laguna
Me has hecho una mala jugada exclam esta con voz airada, cuando lleg a su lado. Debes
volver a tu tiempo y a tu pueblo
Y la muchacha suplic:
Deja que me quede a su lado!
No es posible! respondi la vieja
Solo unos instantes para despedirme de l!
Me engaaras otra vez.
Permtele que venga, entonces rog la joven.
Y la vieja lanz una espantosa carcajada.
No puede ser respondi. Sera malo para ambos
Lo amo y me ama Nuestro cario lo vencer todo! exclam la muchacha
Voy a complacerte, si as lo quieres. Pero no me culpes a m de lo que suceda.
Y en ese momento llegaba el esposo
Quin es esa mujer? Qu tiene que ver con nosotros?
No te har ningn mal. Sigmosla Ten confianza en m dijo ella.
Y ambos fueron por el sendero, detrs de la vieja.

Pronto sintieron el vrtigo aquel, la sensacin terrible de algo que giraba en torno de sus cabezas, de
sus ojos y de sus odos.
Y cuando la joven volvi en s se hall a la orilla de la laguna. Pero no vio a su esposo por ningn lado.
En dnde estar? se preguntaba llena de angustia.
La vieja, a su lado, la miraba malignamente
Ven conmigo! le dijo, tomndola de la mano.
La muchacha not, entonces, que mucha gente corra para ver un objeto extrao que se hallaba entre
los totorales. Aquello que despertaba la curiosidad de todos, era un hombre viejo. Increblemente viejo,
que estaba tendido cerca de la orilla. Pero estaba vivo y respiraba
Un ahogado! exclamaban los curiosos Quin podr ser?
Pero nadie lo haba visto jams por los alrededores.
La vieja rio a carcajadas y lo seal diciendo:
No lo reconoces an? Es tu esposo. Tu amado esposo de la laguna Llvalo a tu casa.
Y dicho esto, desapareci
Carlota Carvallo de Nez
Tomado de La literatura infantil en el Per, pp. 80-85

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