Mujeres Paul Verlaine
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Mujeres Paul Verlaine
Poemas de
Paul Verlaine
Les
sanglots longs
Des violons
De lautomne
Blessent mon coeur
Dune langueur
Monotone.
SERENATA
Como la voz de un muerto que cantara
Desde el fondo de su fosa,
Amante, escucha subir hasta tu retiro
Mi voz agria y falsa.
Abre tu alma y tu odo al son
De mi mandolina:
Para ti he hecho, para ti, esta cancin
Cruel y zalamera.
Cantar tus ojos de oro y de nix
Puros de toda sombra,
Cantar el Leteo de tu seno, luego el Styx
De tus cabellos oscuros.
Como la voz de un muerto que cantara
Desde el fondo de su fosa,
Amante, escucha subir hasta tu retiro
Mi voz agria y falsa.
Despus loare mucho, como conviene,
A esta carne bendita
Cuyo perfume opulento evoco
Las noches de insomnio.
Y para acabar cantar el beso
De tu labio rojo
Y tu dulzura al martirizarme,
Mi ngel, mi gubia!
Abre tu alma y tu odo al son
De mi mandolina:
Para ti he hecho, para ti, esta cancin
Cruel y zalamera.
MI SUEO FAMILIAR
Tengo a veces un sueo penetrante
De una mujer desconocida a la que amo y que me ama
Y que no es, cada vez, en absoluto la misma
Ni es otra, y me ama y me comprende.
Porque ella me comprende, y mi corazn transparente
Para ella sola, ay!, cesa de ser un problema
Para ella sola, y los sudores de mi frente plida
Ella sola los sabe refrescar, llorando.
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Poemas
Paul Verlaine
GROTESCOS
Sus piernas por toda montura,
Por todo bien el oro de sus miradas,
Por el camino de las aventuras
Marchan harapientos y huraos.
El prudente, indignado, los arenga;
El tonto compadece a esos locos aventurados;
Los nios les sacan la lengua
Y las chicas se burlan de ellos.
Sin ms que odiosos y ridculos,
Y malficos, en efecto,
Y tienen el aire, en el crepsculo,
De un mal sueo.
Y con sus agrias guitarras,
Crispando la mano de los liberados,
Canturrean unos aires extraos,
Nostlgicos y rebeldes.
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CANSANCIO
Despacio, despacio, despacio,
Calma un poco esos transportes febriles, encanto.
An en lo ms fuerte del placer, a veces, ya ves, la amante
Debe tener el abandono tranquilo de la hermana.
S lnguida, haz tu caricia adormecedora,
Idnticos tus suspiros y acunadora tu mirada.
Mira, el abrazo celoso y el espasmo obsedente
No valen lo que un largo beso, siquiera embustero.
Pero en tu querido corazn de oro, me dices, nia,
La fiera pasin va soplando el olifante...
Djala trompetear a gusto, a la tunanta!
Pon tu frente sobre mi frente y tu mano en mi mano
Y hazme los juramentos que rompers maana
Y lloraremos juntos hasta el alba, Oh, fogosilla!
EFECTO NOCTURNO
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La noche. La lluvia. Un cielo incoloro que desgarra
De flechas y de torres a plena luz la silueta
De una ciudad gtica apagada en la gris lejana.
La llanura. Un patbulo lleno de flacos ahorcados
Sacudidos por el pico vido de las cornejas
Guiotean en el aire danzas desiguales
Mientras que sus pies son pastos de los lobos.
Algunos matorrales espinos os dispersos y algunos acebos
Alzan el horror de su follaje a derecha, a izquierda
Sobre el tiznado barullo de un fondo de boceto.
Y luego, alrededor de tres lvidos prisioneros
Que andan descalzos, el grueso de los altivos guardianes,
Camina, erguida sus armas, como rejas de rastrillo,
Brillando a contra luz las lanzas del aguacero.
SOLES PONIENTES
Un alba debilitada
Derramada por los campos
La melancola
De los soles ponientes.
La melancola
Acuna con dulces cantos
Mi corazn que se olvida
De los soles ponientes.
Y los extraos sueos,
Como unos soles
Ponientes sobre las playas,
Fantasmas encarnados,
Desfilan sin tregua,
Desfilan, semejantes,
A los grandes soles,
Ponientes sobre las playas.
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CANCIN DE OTOO
Los largos sollozos
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De los violines
Del otoo
Hieren mi corazn
De una languidez
Montona.
Del todo sofocado y
Plido, cuando
La hora suena,
Me acuerdo
De pasados das
Y lloro.
Y me voy
Con el viento malo,
Que me lleva
Aqu, all
Semejante a
La hoja muerta.
IL BACIO
Beso! malvarrosa del jardn de las caricias,
vivo acompaamiento en el teclado de los dientes,
dulces canciones que Amor entona en los corazones ardientes
con su voz de arcngel de languideces encantadoras!
Sonoro y gracioso Beso, divino Beso!
Voluptuosidad sin rival, embriaguez inenarrable!
Salud! El hombre inclinado sobre tu copa adorable,
se embriaga de una dicha que no sabe agotar.
Como el vino del Rhin, y como la msica,
T consuelas y meces, y la pena
Expira con el gesto en tu pliegue purpurino...
Que otro ms grande, Goethe o Will, te dirija un verso clsico.
Yo no puedo, mezquino trovador de Pars,
Ofrecerte ms que este ramillete de infantiles estrofas:
S benigno y, como premio, sobre los labios amotinados
De Una que conozco, Beso, desciende y re.
EL FAUNO
Un viejo fauno de terracota
Re en medio del parterre,
Presagiando sin duda una continuacin
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Paul Verlaine
LOS INDOLENTES
Bah! pese a los destinos celosos,
muramos juntos, Quiere usted?
-La proposicin es rara.
-Lo raro es lo bueno. As, pues, muramos
como en los Decamerones.
-Ja, ja, ja. qu extrao amante!
-Extrao, no lo s. Amante
irreprochable, seguramente
No quiere usted que muramos juntos?
-Seor usted bromea mejor todava
de lo que usted me ama, hablando en plata;
pero callmonos, si le parece bien.
Tan bien que esta tarde, Tircis
Y Dorimena, las dos sentadas
No lejos de lo s silvanos rientes,
cometieron el inexplicable error
de aadir una exquisita muerte.
Ja, Ja, Ja, los extraos amantes!
POEMA NRO. IV
DE LA BUENA CANCIN
Ya que el alba crece, ya que est aqu la aurora,
Puesto que, despus de haberme rehuido tanto tiempo, la esperanza quiere bien
Volar de nuevo hacia m que la llamo y la imploro,
Puesto que toda esta felicidad quiere de veras ser la ma,
Se hacen ahora funestos pensamientos,
Se hacen malos sueos, ay, y se hacen
Sobre todo irona y labios afectados
Y unas palabras donde el espritu sin alma triunfa.
Atrs tambin los puos crispados y la clera
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Contra los malvados y los tontos encontrados;
Atrs el rencor abominable, Atrs
El olvido que se busca en unos brebajes execrados!
Porque yo quiero ahora que un Ser de luz
Ha emitido en mi noche profunda esta claridad
De un amor a la vez inmortal y primero,
Por gracia de la sonrisa y la belleza,
Quiero, guiado, por vos, bellos ojos de llamas dulces,
Por ti conducido, oh mano donde temblar mi mano,
Marchar recto, ya sea por senderos de musgos
O entre rocas y guijarros entorpeciendo el camino;
S, quiero marchar derecho y calmo en la Vida,
Hacia el objeto donde la suerte lleve mis pasos,
Sin violencia, sin remordimientos y sin envidia:
ste ser el deber feliz de los alegres combates.
Y como, para acunar las lentitudes del camino
Cantar unos aires ingenuos, me digo
Que ella me escuchar sin desagrado, sin duda.
Verdaderamente, no quiero otro Paraso.
GREEN
Te ofrezco entre racimos, verdes gajos y rosas,
mi corazn ingenuo que a tu bondad se humilla;
no quieran destrozarlo tus manos cariosas,
tus ojos regocije mi ddiva sencilla.
En el jardn umbroso mi cuerpo fatigado
las auras matinales cubrieron de roco;
como en la paz de un sueo se deslice a tu lado
el fugitivo instante que reposar anso.
Cuando en mis sienes calme la divina tormenta,
reclinar, jugando con tus bucles espesos,
sobre tu nbil seno mi frente soolienta,
sonora con el ritmo de tus ltimos besos.
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EL HOGAR Y LA LMPARA
DE RESPLANDOR PEQUEO
El hogar y la lmpara de resplandor pequeo;
la frente entre las manos en busca del ensueo;
y los ojos perdidos en los ojos amados;
la hora del t humeante y los libros cerrados;
el dulzor de sentir fenecer la velada,
la adorable fatiga y la espera adorada
de la sombra nupcial y el ensueo amoroso.
Oh! Todo esto, mi ensueo lo ha perseguido ansioso,
sin descanso, a travs de mil demoras vanas,
impaciente de meses, furioso de semanas!
MUJER Y GATA
La sorprend jugando con su gata,
y contemplar causme maravilla
la mano blanca con la blanca pata,
de la tarde a la luz que apenas brilla.
Como supo esconder la mojigata,
del mitn tras la negra redecilla,
la punta de marfil que juega y mata,
con acerados tintes de cuchilla!
Melindrosa a la par por su compaera
ocultaba tambin la garra fiera;
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y al rodar (abrazadas) por la alfombra,
un sonoro rer cruz el ambiente
del saln... y brillaron de repente
cuatro puntos de fsforo en la sombra!
ID, PUES, VAGABUNDOS,
SIN TREGUA
Id, pues, vagabundos, sin tregua,
errad, funestos y malditos
a lo largo de los abismos y las playas
bajo el ojo cerrado de los parasos.
(...)
Y nosotros que la derrota nos ha hecho, ay, sobrevivir,
los pies magullados, los ojos turbios, la cabeza pesada,
sangrantes, flojos, deshonrados, cansados,
vamos, penosamente ahogando un lamento sordo.
PON TU FRENTE
SOBRE MI FRENTE
Pon tu frente sobre mi frente y tu mano
en mi mano.
Y hazme los juramentos que rompers
maana.
Y lloremos hasta que amanezca,
mi pequea fogosa.
PRIMAVERA
Tiernamente la joven mujer de cabello rojizo
Conmovida ante tanta inocencia
Le dijo a la rubia muchacha
Estas palabras en suave voz
"Savia que se eleva; flores que se abren
tu juventud es una glorieta
permite a mis dedos vagar por la hierba
donde se estremece el capullo de la rosa
Djame por entre el herbaje puro
Beber las gotas del roco
Que humedece a la tierna rosa,..
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EN EL BALCN
En el balcn las amigas miraban ambas como huan las golondrinas
Una plida sus cabellos negros como el azabache, la otra rubia
Y sonrosada, su vestido ligero, plido de desgastado amarillo
Vagamente serpenteaban las nubes en el cielo
Y todos los das, ambas con languideces de asfdelos
Mientras que al cielo se le ensamblaba la luna suave y redonda
Saboreaban a grandes bocanadas la emocin profunda
De la tarde y la felicidad triste de los corazones fieles
Tales sus acuciantes brazos, hmedos, sus talles flexibles
Extraa pareja que arranca la piedad de otras parejas
De tal modo en el balcn soaban las jvenes mujeres
Tras ellas al fondo de la habitacin rica y sombra
Enftica como un trono de melodramas
Y llena de perfumes la cama vencida se abra entre las sombras
PENSIONISTAS
Una tena quince aos, la otra diecisis
Y ambas dorman en la misma pequea habitacin
Esto sucedi una sofocante noche de Septiembre
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Quebrantables asuntos! Ojiazules y con mejillas de marfil
Para refrescar sus delicados cuerpos, se despojaron
De las exquisitas camisas perfumadas de mbar
La ms joven levant sus manos inclinndose hacia atrs
Y su amiga, con sus manos en sus pechos, la bes.
Entonces baj a sus rodillas, y, en un arrebato
Peg a la pierna de la otra su mejilla, y su boca
Acarici el dorado oro entre las grises sombras
Y durante todo ese tiempo la mas joven contaba
Con sus queridos dedos los prometidos valses
Y sonrojndose, inocentemente sonrea.
LASITUD
Encantadora ma, ten dulzura, dulzura...
calma un poco, oh fogosa, tu fiebre pasional;
la amante, a veces, debe tener una hora pura
y amarnos con un suave cario fraternal.
S lnguida, acaricia con tu mano mimosa;
yo prefiero al espasmo de la hora violenta
el suspiro y la ingenua mirada luminosa
y una boca que me sepa besar aunque me mienta.
Dices que se desborda tu loco corazn
y que grita en tu sangre la ms loca pasin;
deja que clarinee la fiera voluptuosa.
En mi pecho reclina tu cabeza galana;
jrame dulces cosas que olvidars maana
Y hasta el alba lloremos, mi pequea fogosa.
ARIA DE ANTAO
Lucen vagamente las teclas del piano
a la luz del suave crepsculo rosa,
y bajo los finos dedos de su mano
un aire de antao canta y se querella
en la diminuta cmara suntuosa
en donde palpitan los perfumes de Ella.
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Nutricios, ni el eco bermejo de las pastorales
Sicilianas, ni las pomas auroreales,
Ni la solemnidad doliente de los ocasos.
Me ro del Arte, me ro del Hombre tambin, de los cantos,
De los versos, de los templos griegos y de las torres espirales,
Y con igual ojo veo a los buenos que a los malos.
No creo en Dios, abjuro y reniego
De todo pensamiento y en cuanto a la vieja irona,
El Amor, quisiera que no me hablaran ms de l.
Cansado de vivir, teniendo miedo a morir, semejante
Al brick perdido, juguete del flujo y del reflujo,
Mi alma apareja para espantosos naufragios.
PASEO SENTIMENTAL
SENSATEZ
(Fragmento)
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los efectos, estrellas y rosas.
"Y al mismo tiempo, buena para vosotros,
hombres dbiles y pobres mujeres,
lloro y os encuentro locos !
"Lloro por vuestras tristes almas,
a las que amo, pero tengo miedo
de ellas y de sus infames deseos."
"Oh, esto no es la felicidad.
Velado, aunque alguien diga que os amo,
Velad, temed al sobornador,
Velad, temed al da supremo !
Quien soy yo ? me preguntabas tu.
Mi nombre inclina a los propios ngeles,
Yo soy el corazn de la virtud,
Yo soy el alma de la sensatez,
Mi nombre quema al obstinado Infierno.,
Yo soy la dulzura que endereza,
Os amo a todos y no acuso a nadie,
Mi nombre, slo se llama promesa,
Yo soy la nica husped oportuna,
Habl al rey el verdadero lenguaje
De la maana rosada y del atardecer oscuro.
"Yo soy la PLEGARIA y mi compromiso
es tu vicio ya lejos y derrotado.
Mi conviccin: "Se juicioso"
-Si, mi Seora, y sed vos testigo.
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LUJURIAS
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NO BLASFEMES,
OH POETAS
I
No blasfemes, oh poeta, y recurdalo siempre:
La mujer es deseable, tirrsela est bien.
Aunque obeso es su culo la prestigia bastante
Y yo lo he saboreado alguna vez.
Ese culo y las tetas, qu refugio amoroso,
De rodillas la abrazo y lamo su rajita
Mientras mis dedos hurgan el anillo de atrs...
Y los hermosos pechos, impdicamente perezosos.
Y desde ese culo, sobre todo en la cama
sirve como almohadn, o resorte eficaz
para que el hombre penetre en lo ms hondo
del vientre de la mujer que ama.
All mis manos, tambin mis brazos y mis pies
se apaciguan: tanta frescura y redondez elstica
son un sagrario apetecible donde el deseo renace
fugaz y solapado, prometiendo juveniles proezas.
Pero, cmo comparar ese culo bonachn,
ese culo rechoncho, ms prctico que voluptuoso
con el hombre, flor de alegra y esttica,
y proclamarlo vencedor?
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MILLE ET TRE
Mis amantes no pertenecen a las clases ricas,
son obreros de barrio o peones de campo;
nada afectados, sus quince o sus veinte aos
traslucen a menudo fuerza brutal y tosquedad.
Me gusta verlos en ropa de trabajo, delantal o camisa.
No huelen a rosas, pero florecen de salud
pura y simple. Torpes de movimientos, caminan sin embargo
de prisa, con juvenil y grave elasticidad.
Sus ojos francos y astutos crepitan de malicia
cordial, y frases ingenuamente pcaras,
a veces sazonadas de palabrotas, salen
de sus bocas dispuestas a los slidos besos.
Sus sexos vigorosos y sus nalgas joviales
regocijan la noche y mi verga y mi culo,
a la tenue luz del alba sus cuerpos resucitan
mi cansado deseo, jams vencido.
Muslos, alma, manos, todo mi ser entremezclado,
memoria, pies, corazn, espalda y las orejas,
y la nariz y las entraas, todo me aturde y gira:
confusa algaraba entre sus brazos apasionados.
Un ritornelo, una algaraba, loco y loca,
ms bien divino que infernal, ms infernal
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que divino para mi perdicin, y all nado y vuelo
en sus sudores y sus alientos como en un baile.
Mis dos Carlos; el uno, joven tigre de ojos de gata,
suerte de monaguillo que al crecer se embrutece.
El otro, galn recio con cara de enojado, me asusta
slo cuando me precipita hacia su dardo.
Odiln, casi un nio y armado como un hombre,
sus pies aman los mos enamorados de sus dedos
mucho ms, aunque no tanto del resto suyo
vivamente adorable... pero sus pies sin parangn,
frescura satinada, tiernas falanges, suavidad
acariciadora bajo las plantas, alrededor de los tobillos
y sobre la curvatura del empeine venoso, y esos besos
extraos y tan dulces: cuatro pies y una sola alma, lo aseguro!
Armando, todava proverbial por su pija,
l solo mi monarca triunfal, mi dios supremo
estremecindose el corazn con sus claras pupilas
y todo mi culo con su pavoroso barreno.
Pablo, un rubio atleta de pectorales poderosos,
pecho blanco y duras tetillas tan chupadas
como lo de abajo; Francisco, liviano cual gavilla,
piernas de bailarn y buen florn tambin.
Augusto, que se vuelve cada da ms macho
(era bastante chico cuando empez lo nuestro),
Julio, con su belleza plida de puta,
Enrique que me cae perfecto y que pronto,
ay! se incorpora al ejrcito.
Vosotros todos, en fila o en bandada,
o solos, sois la difana imagen de mis das pasados,
pasiones del presente y futuro en plenitud erguido:
incontables amantes nunca sois demasiados!
BALNIDA
I
Es un corazn pequeo,
la punta al aire:
smbolo orgulloso y dulce
del corazn ms tierno.
Lgrimas derrama
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MONTA SOBRE M
COMO UNA MUJER
Monta sobre m como una mujer,
lo haremos a "la jineta".
Bien: ests cmodo?... As
mientras te penetro -daga
en la manteca- al menos
puedo besarte en la boca,
darte salvajes besos de lengua
sucios y a la vez tan dulces.
Veo tus ojos en los que sumerjo
los mos hasta el fondo de tu corazn:
all renace mi deseo vencedor
en su lujuria de sueos.
Acaricio la espalda nerviosa,
los flancos ardientes y frescos,
la doble y graciosa peluquita
de los sobacos, y los cabellos.
Tu culo sobre mis muslos
lo penetran con su dulce peso
mientras mi potro se desboca
para que alcances el goce.
Y t disfrutas, chiquito,
pues veo que tu picha entumecida,
celosa por jugar su papel
apurada, apurada se infla, crece,
se endurece. Cielo!, la gota, la perla
anticipadora acaba de brillar
en el orificio rosa: tragarla,
debo hacerlo pues ya estalla
a la par de mi propio flujo. Es mi precio
poner cuanto antes tu glande
pesado y febril entre mis labios,
y que descargue all su real marea.
Leche suprema, fosfrica y divina,
fragante flor de almendros
donde una cida sed mendiga
esa otra sed de ti que me devora.
Rico y generoso, prodigas
el don de tu adolescencia,
y comulgando con tu esencia
mi ser se embriaga de felicidad.
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Poemas
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esa carne que yo endios
habr de fijar augusta
sus elementos en mrmol azul.
AUNQUE NO
ESTE PARADA
Aunque no est parada
lo mismo me deleita tu pija
que cuelga -oro plido- entre tus muslos
y sobre tus huevos, esplendores sombros,
semejantes a fieles hermanos
de piel spera, matizada
de marrn, rosado y purpurino:
tus mellizos burlones y aguerridos
de los cuales el izquierdo, algo suelto,
es ms pequeo que el otro,
y adopta un aire simulador,
nunca sabr por qu motivo.
Es gorda tu picha y aterciopelada
del pubis al prepucio
que en su prisin encierra
la mayor parte de su cresta rosada.
Si se infla levemente, en su extremo
grueso como medio pulgar el glande se dibuja
bajo la delicada piel, y all
muestra sus labios.
Una vez que la haya besado
con amoroso reconocimiento,
deja mi mano acariciarla,
sujetarla, y de pronto
con osada premura descabezarla
para que de ese modo -tierna violetael lujoso glande, sin esperar ya ms,
resplandezca magnfico;
y que luego, descontrolada,
la mano acelere el movimiento
hasta que al fin el "peladito"
se incorpore muy rgido.
Ya est erguido, eso anhelaba
mi culo o concha? Elige dueo mo.
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