Historia Del Canon Del Antiguo Testamento
Historia Del Canon Del Antiguo Testamento
Historia Del Canon Del Antiguo Testamento
Testamento
Una comprensin correcta de la historia de la Biblia y de la coleccin de sus libros no slo es de gran inters
para el lector de la Palabra de Dios sino que es necesaria para refutar las falsas denuncias de los que estn
influidos en su pensamiento por la alta crtica. Puesto que a veces se ha afirmado que la coleccin de los
libros del Antiguo Testamento fue hecha poco antes del ministerio de Jesucristo, o en el concilio judo de
Jamnia, despus de la destruccin de Jerusaln por los romanos en el ao 70 DC, es necesario conocer los
hechos para ver la falacia de tales afirmaciones.
El canon.La palabra canon fue usada por los griegos para designar una regla investida de autoridad. El apstol Pablo
usa la palabra en ese sentido en Gl. 6: 16. Desde el siglo II en adelante, continuamente se recurri a la regla
de las enseanzas cristianas con frases como "canon de la iglesia", el "canon de la verdad", o el "canon de la
fe" (ver Brooke Foss Westcott, History of the Canon, 7 ed., pg. 514).
Orgenes (185?-254?), uno de los padres de la iglesia, us por primera vez la palabra canon para designar la
coleccin de los libros de la Biblia reconocida como una regla de fe y prctica. Dijo que "nadie debiera usar
para probar la doctrina libros no incluidos entre las Escrituras canonizadas" (Commentary on Matt., sec. 28).
Atanasio (293?-373 DC) luego llam "canon" a toda la coleccin de libros sancionados por la iglesia, y ste
es el significado con el cual se introdujo la palabra en el lenguaje de la iglesia (Westcott, History of the Canon,
pgs. 518, 519).
Divisin antigua y moderna del Antiguo Testamento.La expresin "canon del Antiguo Testamento" sencillamente significa los 39 libros del Antiguo Testamento
aceptados por los protestantes que fueron escritos por profetas, historiadores y poetas inspirados en tiempos
precristianos. La divisin actual en tres secciones -histricos, poticos y profticos- que contiene 39 libros, se
ha originado en las traducciones griegas y latinas de la Biblia donde se halla tal divisin. El Antiguo
Testamento hebreo consista en 24 libros, que eran divididos en las siguientes tres divisiones principales:
1.
La
ley
(torah)
que
contiene
los
cinco
libros
de
Moiss,
o
Pentateuco.
2.
Los
profetas
(nebi'im)
subdivididos
en:
(a) Cuatro "anteriores", Josu, Jueces, (1 y 2) Samuel y (1 y 2) Reyes, y
(b) Cuatro "posteriores", Isaas, Jeremas, Ezequiel y los doce profetas menores en un solo libro.
3. Los escritos (ketubim), constituidos por los once libros restantes, de los cuales Esdras, Nehemas y 1 y 2
de Crnicas forman cada uno un solo libro.
La triple divisin del Antiguo Testamento hebreo en el tiempo de Cristo es confirmada por sus propias
palabras: "Era necesario que se cumpliese todo lo que est escrito de m en:
[1] la ley de Moiss, en
[2] los profetas y en
[3] los salmos [el primer libro de la tercera divisin]" (Luc. 24: 44).
Antes del exilio en Babilonia.El origen de muchos de los libros del Antiguo Testamento, tomados por separado, puede rastrearse yendo
hacia sus autores. (La paternidad literaria se trata en la Introduccin que aparece al comienzo de cada libro,
en este comentario.) Sin embargo, no hay informacin disponible en cuanto a colecciones ms grandes de
los libros del Antiguo Testamento antes del exilio en Babilonia. Las referencias preexlicas a los libros bblicos
aluden al Pentateuco.
Dios advirti a Josu que "nunca se apartar de tu boca este libro de la ley" (Jos. 1: 8), y Josu, el sucesor de
Moiss, anim al pueblo a "hacer todo lo que est escrito en el libro de la ley de Moiss" (cap. 23: 6). Tambin
celebr una gran reunin donde pblicamente se leyeron instrucciones del "libro de la ley" (cap. 8: 34).
David tambin conoca el Pentateuco y trat de vivir de acuerdo con sus preceptos, como se puede deducir
por el consejo que dio a su hijo Salomn, de que guardara los estatutos, mandamientos, decretos y
testimonios del Seor "de la manera que est escrito en la ley de Moiss" (1 Rey. 2: 3). Tambin el rey
Amasas de Jud recibi alabanza por seguir ciertos requisitos como estaban escritos "en el libro de la ley de
Moiss" (2 Rey. 14: 6). Estos aislados testimonios de la Biblia muestran que el Pentateuco era conocido
desde el tiempo de Moiss hasta el perodo de los reyes de Jud. Sin embargo, hubo tiempos, especialmente
durante el reinado de reyes impos, cuando apenas si eran conocidas las Escrituras y, por as decirlo, tuvieron
que ser redescubiertas.
Por ejemplo, esto sucedi en el tiempo del rey Josas, cuando durante la reparacin del templo, fue
encontrado "el libro de la ley" y ledo, y sus requisitos fueron puestos en prctica una vez ms (2 Rey. 22: 8 a
23: 24).
En el tiempo de Esdras-Nehemas.En los libros del Antiguo Testamento que fueron escritos despus del exilio, tales como los de Esdras y
Nehemas, se hace referencia, ya sea por nombre o por alguna cita, a varios de los libros ms antiguos de la
Biblia. Tambin se habla de ciertos libros que han sido incorporados parcialmente a los libros de las
Escrituras posteriores al exilio, o se han perdido. Los 5 libros de Moiss -bajo los nombres de "libros de
Moiss", "ley de Jehov", "libro de la ley de Jehov", etc.- aparecen mencionados 7 veces en 1 y 2 de
Crnicas; 17 veces en Esdras y Nehemas y una vez en Malaquas. Que el libro de la ley (torah) era
considerado como inspirado y "cannico" en el siglo V AC, se ve por la gran reverencia que mostraba el
pueblo cuando era abierto el libro (Neh. 8: 5, 6). Parecera que la expresin "libro de la ley" (torah) abarcara
ms que el "Pentateuco", pues el mismo trmino es usado una vez por Jess al referirse a los Salmos,
cuando introduce citas de Sal. 35: 19 y 69: 4 con las palabras: "escrita en su ley" (Juan 15: 25).
Muchos libros de origen anterior al exilio sobrevivieron a la destruccin de Jerusaln y al cautiverio de
Babilonia. Esto se ve porque Daniel us el libro de Jeremas durante el exilio de Babilonia (Dan. 9: 2) y
porque unos 20 libros diferentes se mencionan en los libros de Crnicas ya sea como habiendo
proporcionado el material original para el contenido de esa obra, o como libros donde poda conseguirse
informacin adicional acerca de muchos puntos que slo fueron tocados superficialmente en las Crnicas. El
cronista posterior al exilio (ver 2 Crn. 36: 22) se refiri a muchos libros, tales como "el libro de las crnicas
de Samuel vidente" (1 Crn. 29: 29) las "crnicas" o "libros del profeta Natn" (1 Crn. 29: 29; 2 Crn. 9: 29) y
"la historia de lado profeta" (2 Crn. 13: 22).
La tradicin juda indica que Esdras y Nehemas tuvieron una parte evidente en la coleccin de los libros
sagrados. El apcrifo segundo libro de los Macabeos, escrito durante los comienzos del siglo I AC, contiene
una carta supuestamente escrita por los judos palestinos y Judas Macabeo al filsofo, judo Aristbulo y a
otros judos de Egipto (2 Mac. 1:10). Esta carta se refiere a "los archivos y ... Memorias del tiempo de
Nehemas" y declara tambin que Nehemas fund "una biblioteca" y "reuni los libros referentes a los reyes
y a los profetas, los de David" (2 Mac. 2: 13, traduccin de la BJ).
El historiador judo Josefo es otro escritor que coloca la terminacin del canon del Antiguo Testamento en el
tiempo de Esdras y Nehemas. Poco despus de la cada de Jerusaln, en 70 DC, Josefo hizo la siguiente
declaracin importante:
"Desde el imperio de Artajerjes hasta nuestra poca, todos los sucesos se han puesto por escrito; pero no
merecen tanta autoridad y fe como los libros mencionados anteriormente, pues ya no hubo una sucesin
exacta de profetas. Esto evidencia por qu tenemos en tanta veneracin a nuestros libros. A pesar de los
siglos transcurridos, nadie se ha atrevido a agregarles nada, o quitarles o cambiarles" (Josefo, Contra Apin,
i. 8 [en Obras Completas de Flavio Josefo, ed. Acervo Cultural, Buenos Aires, 1961, tomo V, pg. 15]).
Esta declaracin muestra que los judos en el tiempo de Cristo estaban convencidos de que el canon haba
sido fijado en el tiempo de Esdras y Nehemas, que trabajaron bajo Artajerjes I. Los judos estaban mal
dispuestos a anular esa decisin, o a aadir a las Escrituras tales como haban sido fijadas 500 aos antes,
especialmente porque nadie claramente reconocido como profeta se haba levantado desde los das de
Malaquas.
La importante declaracin de Josefo concuerda bien con las observaciones que puede hacer el lector
cuidadoso en el mismo Antiguo Testamento. Los ltimos libros histricos -Crnicas, Esdras, Nehemas y
Ester-, por ejemplo, consignan la historia de Israel hasta el perodo que sigue al exilio. Las Crnicas y su
continuacin, Esdras-Nehemas, registran acontecimientos que sucedieron durante los siglos VI y V, pero no
despus. Por lo tanto, la redaccin del Antiguo Testamento, tal como lo conocemos ahora, se debe haber
completado hacia el fin del siglo V AC, pues la continuacin posterior de la historia no fue aadida al registro
anterior. Ni aun se preserv junto con las Escrituras cannicas. Por consiguiente, debe haber estado cerrado
el canon. Si se desea examinar una declaracin ms en cuanto a la relacin de Esdras con la coleccin de
los libros sagrados, ver Profetas y reyes, pg. 448.
Entre Nehemas y los Macabeos.Apenas si hay registros existentes de la historia de los judos durante los siglos IV y III AC. Slo se conocen
dos registros de este perodo que tengan alguna relacin con la historia de la Biblia: (1) La tradicin de la
visita de Alejandro a Jerusaln y (2) la preparacin de la traduccin griega del Antiguo Testamento hecha en
Egipto
y
llamada
la
Septuaginta
(generalmente
se
abrevia
LXX).
De acuerdo con Josefo, la visita de Alejandro a Jerusaln se efectu despus de la cada de Gaza, en
noviembre del ao 332 AC. Segn el relato, cuando fue a castigar a los judos por haber rehusado ayudarle
con tropas en su guerra contra los persas, fuera de las murallas de Jerusaln vino a su encuentro una
procesin de sacerdotes presididos por el sumo sacerdote Jada. Se dice que entonces el rey fue llevado al
templo, donde se le dio la oportunidad de ofrecer sacrificios y se le mostr, en el libro de Daniel, que uno de
los griegos -presumiblemente Alejandro- estaba designado por las profecas divinas para destruir el imperio
persa. Esto complaci tanto a Alejandro que confiri favores a los judos (Josefo, Antigedades, xi. 8. 4, 5). El
relato, tal como lo presenta Josefo, ha sido considerado como ficticio por la mayora de los eruditos. Su
aceptacin requerira la existencia del libro de Daniel en el tiempo de Alejandro Magno, al paso que ellos
sostienen que el libro no fue escrito antes del perodo de los Macabeos, en el siglo II AC. Sin embargo, hay
abundantes evidencias internas a favor de la verdad de este relato. (Ver la Introduccin al libro de Daniel.) Si
es verdadero, el relato proporciona una prueba ms de que los judos no slo posean el libro de Daniel sino
que
tambin
estudiaban
las
profecas
que
contena.
La traduccin de la Septuaginta fue preparada por los judos de habla griega de Egipto, pero pronto alcanz
una circulacin considerable entre los judos que estaban ampliamente dispersos. Las fuentes para conocer
su origen estn en la reputada Carta de Aristeas, escrita posiblemente entre 96 y 63 AC; una declaracin de
Filn, filsofo judo alejandrino del tiempo de Cristo (Filn, Vida de Moiss II. 5-7), y los libros de Josefo,
escritos poco despus (Antigedades xii. 2; Contra Apin II. 4). En estas obras se narra un relato legendario
en cuanto a la traduccin del Pentateuco por 72 eruditos judos, en 72 das, durante el reinado del rey
Tolomeo II de Egipto (285-247 AC). El relato nos dice que esos hombres trabajaron independientemente, pero
produjeron 72 ejemplares de una traduccin en la cual concordaba cada palabra, lo que mostraba que su
traduccin haba sido realizada bajo la inspiracin del Espritu Santo. Aunque este relato fue urdido con el
propsito de conseguir una pronta aceptacin de la traduccin griega entre los judos y de colocarla en pie de
igualdad con el texto hebreo, fuera de duda contiene algunos hechos histricos. Uno de ellos es que la
traduccin comenz con el Pentateuco y que se llev a cabo bajo Tolomeo II. No se sabe cundo se complet
la traduccin de todo el Antiguo Testamento. Esto puede haber sucedido en el siglo III AC o a comienzos del
siglo II. Sin embargo, la Septuaginta completa es mencionada por el traductor del Eclesistico de Jess Ben
Sir, en el prlogo que aadi a este libro apcrifo. El prlogo fue escrito por el ao 132 AC, y se refiere a la
Biblia griega como algo que ya exista.
Al hacer referencia al libro del Eclesistico, o Sabidura de Jess Ben Sir, que fue compuesto en hebreo por
el ao 180 AC, vale la pena sealar de paso que su autor tena acceso a la mayora de los libros del Antiguo
Testamento. Esto se advierte porque cita, o se refiere, a 19 de los 24 libros de la Biblia hebrea.
Desde los Macabeos hasta Cristo.En el siglo II AC, el rey selucida Antoco Epfanes procur helenizar a los judos y aplastar su espritu
nacionalista. Elimin sus ritos religiosos, cambi sus formas de vida y trat de destruir su literatura sagrada.
Despus de una descripcin de los esfuerzos hechos en ese tiempo para introducir ritos paganos, 1 Mac. 1:
56,
57
dice
lo
siguiente
acerca
de
este
punto:
"Rompan y echaban al fuego los libros de la Ley que podan hallar. Al que encontraban con un ejemplar de la
Alianza en su poder, o bien descubran que observaba los preceptos de la Ley, le condenaban a muerte en
virtud del decreto real" (traduccin de la BJ).
Fue probablemente durante este perodo, mientras estaba prohibida la lectura de los libros del Pentateuco,
cuando comenz la prctica de leer en los servicios religiosos pasajes de los profetas en lugar de pasajes de
la ley. Estos pasajes de los libros profticos fueron llamados ms tarde haftarot, y se lean en relacin con
secciones de la ley tan pronto como se levantaron las restricciones (cf. Luc. 4: 16, 17; Hech. 13: 15, 27).
Muchos libros se salvaron de la destruccin durante ese perodo de desgracia 44 nacional, cuando toda la
vida religiosa de los judos estuvo en peligro. La tradicin juda sostiene que la preservacin de muchos libros
se debi al valor y a los esfuerzos de Judas Macabeo. En el segundo libro de los Macabeos, escrito en los
comienzos del siglo I AC, se declara que Judas Macabeo "reuni todos los libros dispersos a causa de la
guerra que sufrimos, los cuales estn en nuestras manos" (2 Mac. 2: 14).
Por el ao 132 AC, el nieto de Jess Ben Sir tradujo al griego la obra hebrea de su abuelo, llamada
Eclesistico. Le aadi un prlogo histrico en el cual se menciona tres veces la triple divisin del canon del
Antiguo Testamento.
Por este tiempo tambin se escribi el libro apcrifo primero de los Macabeos. En l se cita el libro de los
Salmos (1 Mac. 7: 17). Daniel es mencionado (1 Mac. 2: 60), as como sus tres amigos, junto con Abrahn,
Jos, Josu, David, Elas y otros antiguos varones de Dios. Aqu se tiene la impresin clara de que el autor
de 1 Macabeos consideraba el libro de donde recibi la informacin acerca de Daniel como una de las obras
antiguas, y no como una nueva adicin del siglo de los Macabeos, como lo pretende la alta crtica.
El primer testimonio de la expresin "Escritura" usada para designar ciertas partes de la Biblia es la Carta de
Aristeas. (Ver las secciones 155 y 168 de Apocrypha and Pseudepigrapha, de Charles, t. 2.) Esa carta fue
escrita posiblemente entre 96 y 63 AC. Ese trmino, usado regularmente por los ltimos escritores del Nuevo
Testamento al referirse a los libros del Antiguo Testamento, es empleado por Aristeas para designar el
Pentateuco.
El testimonio de Cristo y los apstoles.Cristo no slo testific de la existencia de la triple divisin de la Biblia hebrea (Luc. 24: 44) sino tambin de
que conoca el orden de sucesin de los libros. El orden de los libros en la Biblia hebrea es muy diferente del
de nuestras Biblias modernas. De acuerdo con la triple divisin de la Biblia hebrea ya explicada, la seccin
Escritos viene al final, con los dos libros de Crnicas (uno en el canon hebreo) al fin del Antiguo Testamento.
Cuando Jess dijo a los fariseos que se les pedira cuenta por los crmenes cometidos "desde la sangre de
Abel hasta la sangre de Zacaras, que muri entre el altar y el templo" (Luc. 11: 51; cf. Mat. 23: 35), hizo
referencia a Abel, el primer mrtir, mencionado en el primer libro de la Biblia (Gn. 4: 8) y a Zacaras, cuyo
martirio se describe en el ltimo libro de la Biblia hebrea (2 Crn. 24: 20-22). Si Jess hubiera mencionado la
palabra "hasta" en un sentido cronolgico, habra mencionado al profeta Uras que fue muerto por Joacim
ms de un siglo despus de Zacaras (Jer. 26: 20-23). La declaracin de Cristo proporciona pues una clara
evidencia de que en sus das el orden de la Biblia hebrea ya estaba firmemente establecido.
Que Zacaras sea llamado el "hijo de Berequas" en Mat. 23: 35, pero "hijo" de "Joiada" en 2 Crn. 24: 20, no
debiera explicarse -como lo hacen algunos comentadores- como resultado de la confusin de Mateo, o de
algn copista posterior, con el profeta "Zacaras hijo de Berequas", que vivi siglos despus en el tiempo de
Daro I (Zac. 1: 1). Joiada, padre de Zacaras, puede haber tenido un segundo nombre, como lo tenan
muchos judos, o Berequas puede haber sido el abuelo materno de Zacaras o bien su verdadero padre y
Joiada el abuelo ms famoso. La palabra "hijo", con el significado de "nieto", era comn en la usanza hebrea
(ver 2 Rey. 9: 2, 20). Cualquiera sea la interpretacin correcta de esta aparente dificultad, los comentadores
desde Jernimo en adelante casi unnimemente han reconocido en el Zacaras mencionado por Jess al
hombre de 2 Crn. 24: 20.
Por supuesto, Jesucristo fue un firme creyente en la autoridad de la Biblia tal como exista en su tiempo, y
tambin lo fueron sus apstoles. Esto se ve manifiestamente en 45 varias declaraciones. Jess dijo: "Erris,
ignorando las Escrituras" (Mat. 22: 29). Jess present pruebas de su mesianismo citando las tres divisiones
de las Escrituras del Antiguo Testamento, cuando dijo que "era necesario que se cumpliese todo lo que est
escrito de m en la ley de Moiss, en los profetas y en los salmos" (Luc. 24: 44; cf. vers. 25-27). Tambin
coloc la creencia en los escritos de Moiss junto con la creencia en sus propias enseanzas: "Si no creis a
sus escritos", pregunt el Salvador, "cmo creeris a mis palabras?" (Juan 5: 47; cf. vers. 46). Pablo declar
que Dios haba hecho ciertas promesas "por sus profetas en las santas Escrituras" (Rom. 1: 2). Dijo a
Timoteo, su joven colaborador: "Desde la niez has sabido las Sagradas Escrituras. . . Toda la Escritura es
inspirada por Dios." (2 Tim. 3: 15, 16). Otra declaracin igualmente indudable es presentada por el apstol
Pedro: "Tenemos tambin la palabra proftico ms segura; . . . ninguna profeca de la Escritura es de
interpretacin privada, porque nunca la profeca fue trada por voluntad humana, sino que los santos hombres
de Dios hablaron siendo inspirados por el Espritu Santo" (2 Ped. 1: 19-21). Estas declaraciones muestran
claramente que Cristo y sus apstoles estaban firmemente convencidos de que el Antiguo Testamento -la
Biblia de sus das- era inspirado y tena autoridad.
En la era apostlica se us por primera vez la expresin "Antiguo Testamento" con referencia a los libros de la
Biblia hebrea. En un pasaje muy discutido, el apstol Pablo dice que permanece un velo sobre los ojos de los
judos hasta los das del apstol "en la leccin del antiguo testamento" (2 Cor. 3: 14 Val. ant.). Los
comentadores estn divididos en su interpretacin de la expresin "antiguo testamento" de este pasaje, pero
puesto que Pablo se refiere a algo que es ledo por los judos, la explicacin ms plausible es ver en l una
referencia ya sea al Pentateuco o a toda la Biblia hebrea. Dado que el trmino Antiguo Testamento implica la
existencia del trmino Nuevo Testamento, es posible que los apstoles y otros cristianos quiz ya hayan
usado esta ltima expresin para denominar los escritos acerca de la vida y obra de Cristo, quiz uno de los
Evangelios.
Las muchas citas del Antiguo Testamento que se encuentran en el Nuevo tambin dan un importante
testimonio de la autoridad atribuida a los libros del Antiguo Testamento por los autores de los escritos
cristianos. Algunas de las citas son cortas, y muchas de las expresiones del libro del Apocalipsis son muy
similares a las que se hallan en Daniel, pero pueden no ser realmente citas.
El autor de este artculo cont 433 citas evidentes en el Nuevo Testamento, y encontr que 30 de los 39 libros
del Antiguo Testamento estn claramente citados. Los nombres de 10 libros o sus autores se mencionan en
46 pasajes del Nuevo Testamento; la inspiracin de 11 libros del Antiguo Testamento es confirmada por citas
comenzadas con palabras que indican que Dios o el Espritu Santo era su autor, y se aplica el trmino
"Escritura" en 21 pasajes de 11 libros del Antiguo Testamento, al paso que, en 73 pasajes, declaraciones del
Antiguo Testamento son precedidas por la expresin tcnica "Escrito est".
Judos del primer siglo.Filn de Alejandra (muri por el ao 42 DC) era un filsofo judo que escribi en el tiempo de Cristo. Sus
obras contienen citas de 16 de los 24 libros de la Biblia hebrea. Puede ser accidental que sus escritos no
contengan citas de Ezequiel, Daniel y las Crnicas y otros cinco libros pequeos.
El historiador Josefo, escribiendo por el ao 90 DC, hizo una declaracin importante acerca del canon, en su
obra
Contra
Apin,
que
citamos
aqu
debido
a
su
significado:
"No poseemos miradas de libros inconsecuentes que antagonizan unos con otros. 46 Nuestros libros, los que
estn justamente acreditados, no son sino veintids y contienen el registro de todo el tiempo.
"De entre ellos cinco son de Moiss, y contienen las leyes y la narracin de lo acontecido desde el origen del
gnero humano hasta la muerte de Moiss. Este espacio de tiempo abarca casi tres mil aos. Desde Moiss
hasta la muerte de Artajerjes, que rein entre los persas despus de Jerjes, los profetas que sucedieron a
Moiss reunieron en trece libros lo que aconteci en su poca. Los cuatro restantes ofrecen himnos en
alabanza de Dios y preceptos utilsimos a los hombres" (Josefo, Contra Apin, i. 8 [en Obras Completas de
Flavio Josefo, ed. Acervo Cultural, Buenos Aires, 1961, tomo V, pg. 15] ).
Necesita una explicacin la declaracin de Josefo referente a que la Biblia de los judos contena 22 libros,
porque se sabe que haba realmente 24 libros en la Biblia hebrea antes de l y en su tiempo. Su divisin de 5
"libros de Moiss", 13 libros de "profetas" y 4 libros de "himnos a Dios y preceptos para la conducta de la vida
humana", sigue ms de cerca el orden de la Septuaginta que el de la Biblia hebrea; proceder comprensible
puesto que escribi para lectores que hablaban griego. Pero la base de su declaracin -que la Biblia hebrea
tena 22 libros- se debi probablemente a una prctica hebrea que surgi entre algunos que procuraban
ajustar el nmero de libros de las Escrituras de acuerdo con el nmero de las letras del alfabeto hebreo.
Probablemente Josefo comput a Rut junto con jueces, y Lamentaciones junto con Jeremas, o posiblemente
dej afuera dos de los libros que pueden haberle parecido de poca importancia.
Otro autor judo de ese tiempo, que escribi la obra espuria llamada 4 Esdras (el 2 Esdras de los apcrifos),
es el primer testigo que indica claramente que el nmero de libros de la Biblia hebrea era 24.
Hacia el fin del siglo I o comienzos del II, se celebr un concilio de eruditos judos en Jamnia, al sur de Jaffa,
en Palestina. Ese concilio fue presidido por Gamaliel II, junto con el rab Akiba, el erudito judo ms influyente
de ese tiempo, y que fue el espritu rector de la asamblea. Puesto que algunos judos consideraban ciertos
libros apcrifos como de igual valor que los libros cannicos del Antiguo Testamento, los judos queran
colocar su sello oficial sobre un canon que haba existido inmutable por un largo tiempo y que -as lo sentannecesitaba ser resguardado contra posibles adiciones. Por lo tanto, este concilio no estableci el canon del
Antiguo Testamento sino slo confirm una posicin sostenida durante siglos en cuanto a los libros de la
Biblia hebrea. Con todo, es cierto que, en algunos sectores, fue cuestionada la canonicidad del Eclesiasts,
Cantares, Proverbios y Ester. Pero el mencionado rab Akiba elimin las dudas con su autoridad y elocuencia,
y esos libros mantuvieron su lugar en el canon hebreo.
La iglesia cristiana primitiva.En los escritos de los primeros padres de la iglesia, fueron aceptados como cannicos todos los 24 libros de
la Biblia hebrea. Tan slo en la iglesia oriental surgi alguna leve duda ocasional en cuanto a la inspiracin
del libro de Ester. Sin embargo, los libros apcrifos judos no fueron aceptados por los ms antiguos
escritores de la iglesia cristiana. Los escritos de los llamados padres apostlicos, que produjeron sus obras
despus de la muerte de los apstoles hasta el ao 150 d.C. aproximadamente, no contienen ninguna cita
real de los apcrifos sino tan slo unas pocas referencias a ellos. Esto muestra que originalmente los
apcrifos no fueron puestos en pie de igualdad con los escritos cannicos del Antiguo Testamento en la
estimacin de esos dirigentes de la iglesia.
Sin embargo, los padres de la iglesia de perodos posteriores apenas si hacen diferencia alguna entre los
apcrifos y el Antiguo Testamento. Comienzan citas de 47 ambas colecciones con las mismas frmulas. Esta
evolucin no parece extraa en vista de las precoces tendencias a la apostasa perceptibles en muchos
sectores de la primera iglesia cristiana. Cuando fue abandonada la sencillez de la fe cristiana, los hombres se
volvieron a libros que sostenan su opinin, que no era bblica, acerca de ciertas enseanzas, y encontraron
este apoyo parcial en los libros apcrifos judos, rechazados aun por los mismos judos.
Jernimo (siglo V), el traductor de la Biblia al latn -la Vulgata- que ha llegado a ser la Biblia oficial catlica,
fue el ltimo escritor de la iglesia que arguy enrgicamente a favor de no aceptar nada sino los escritos
hebreos y de rechazar los apcrifos. Sin embargo, la mayora de los dirigentes de las iglesias occidentales
aceptaron en sus das los apcrifos y les dieron la misma autoridad que al Antiguo Testamento. Esto se
puede ver por los escritos de varios autores de la Edad Media, por algunas enseanzas de la Iglesia Catlica
Romana que se basan en los apcrifos y por las decisiones tomadas por diversos concilios regionales de la
iglesia (Hipona en 393, Cartago en 397). En trminos generales, la iglesia occidental generalmente ha
reconocido los apcrifos como del mismo valor que los libros cannicos del Antiguo Testamento, pero los
escritores de las iglesias orientales generalmente los han usado mucho ms escasamente que sus colegas
occidentales.
El primer concilio ecumnico que tom un acuerdo a favor de aceptar los apcrifos del Antiguo Testamento
fue el Concilio de Trento. Su propsito principal fue trazar planes para combatir la Reforma. Puesto que los
reformadores procuraban eliminar todas las prcticas y enseanzas que no tenan base bblica, y la Iglesia
Catlica no poda encontrar apoyo para algunas de sus doctrinas en la Biblia a menos que los escritos
apcrifos fueran considerados como parte de ella, se vio forzada a reconocerlos como cannicos. Esa
canonizacin se efectu el 8 de abril de 1546, cuando por primera vez fue publicada por un concilio
ecumnico una lista de los libros cannicos del Antiguo Testamento. Esa lista no slo contena los 39 libros
del Antiguo Testamento, sino tambin 7 libros apcrifos* y adiciones apcrifas a Daniel y Ester. Desde ese
tiempo, estos libros apcrifos -ni aun reconocidos como cannicos por los judos- tienen el mismo valor
autorizado para un catlico romano que cualquier libro de la Biblia.
Criterios protestantes acerca del canon.Los reformadores aceptaron como cannicos los 39 libros del Antiguo Testamento, sin excepcin y casi sin
reservas. En cambio, los apcrifos fueron generalmente rechazados. Martn Lutero los tradujo al alemn y los
public con la observacin, en la pgina del ttulo, de que "son libros no iguales a las Sagradas Escrituras,
pero tiles y buenos para leer".
La Iglesia Anglicana fue ms liberal en el uso de los apcrifos. El Libro de oracin comn prescribi, en 1662,
la lectura de ciertas secciones de los libros apcrifos para varios das de fiesta, as como para lectura diaria
durante algunas semanas en el 48 otoo. Con todo, los Treinta y Nueve Artculos hacen diferencia entre los
apcrifos y el canon.
La Iglesia Reformada se ocup de los apcrifos durante su concilio de Dordrecht, en 1618. Gomarus y otros
reformadores exigieron la eliminacin de los apcrifos de las Biblias impresas. Aunque no prosper esa
exigencia, la condenacin de los apcrifos por el concilio fue sin embargo tan vigorosa, que desde ese tiempo
la
Iglesia
Reformada
se
opuso
enrgicamente
a
su
uso.
La mayor lucha contra los apcrifos se realiz en Inglaterra durante la primera mitad del siglo XIX. Se edit
una gran cantidad de publicaciones, de 1811 a 1852, para investigar los mritos y errores de estos libros
extracannicos del Antiguo Testamento. El resultado fue un rechazo general de los apcrifos por los
dirigentes y telogos eclesisticos y una clara decisin de la Sociedad Bblica Britnica y Extranjera de excluir
los apcrifos, de all en adelante, de todas las Biblias publicadas por esa sociedad.
Resumen.El breve estudio de la historia del canon del Antiguo Testamento indica que la coleccin de libros que
llamamos el Antiguo Testamento se realiz en el siglo V AC, con Esdras y Nehemas, los dos grandes lderes
de ese perodo de restauracin, con toda probabilidad los encabezadores de esa obra. Se basa esta
conclusin en que el Antiguo Testamento no contiene ningn libro posterior. La tradicin juda del siglo I AC
confirma esta conclusin.
La preparacin de la Septuaginta, que comenz en el siglo III AC, es una evidencia de que exista un canon
del Antiguo Testamento en ese tiempo. Otro testimonio son las citas y referencias de Jess Ben Sir al
Antiguo Testamento, a comienzos del siglo II AC; unos pocos aos despus, el edicto de Antoco Epfanes
para destruir los libros sagrados de los judos; y las declaraciones del nieto de Jess Ben Sir, por el ao 132
AC, que menciona la triple divisin de la Biblia hebrea y la existencia de su traduccin griega en su tiempo.
Jesucristo y los apstoles creyeron definidamente en la autoridad e inspiracin de la Biblia hebrea, como se
puede ver por numerosos testimonios que comprueban este hecho. La Biblia de ellos tena la misma divisin
triple y probablemente el mismo orden de los libros de la Biblia hebrea actual. Adems, centenares de citas
tomadas de por lo menos 30 libros del Antiguo Testamento muestran la elevada estima en que eran tenidos
esos escritos por el fundador de la fe cristiana y sus seguidores inmediatos.
La historia del canon del Antiguo Testamento en la iglesia cristiana, despus de la era apostlica, se
centraliza en la cuestin de aceptar o rechazar los libros judos apcrifos. Aunque esos libros fueron
rechazados por los apstoles y los escritores cristianos hasta mediados del siglo II, y fuera de duda por los
judos mismos, a pesar de ello esos escritos espurios recibieron la bienvenida en la iglesia cristiana hacia el
fin del siglo II. Desde all en adelante nunca fueron proscritos por la Iglesia Catlica. Los reformadores
tornaron una posicin firme en el rechazo de los apcrifos, pero despus de su muerte esos libros fueron
aceptados una vez ms en algunas iglesias protestantes, aunque finalmente fueron rechazados por la
mayora de ellas en el siglo XIX.
Ms serio es el concepto de los modernistas en cuanto al Antiguo Testamento. No creen en la inspiracin de los
libros del Antiguo Testamento ni en su origen remoto. Este proceso de secularizacin -que coloca el Antiguo
Testamento en el mismo nivel de otras producciones literarias antiguas- es ms pernicioso para la iglesia cristiana
que la indiferencia anterior hacia los apcrifos, puesto que destruye la fe del creyente 49 en el origen divino de
aquellos libros de la Biblia de los cuales dijo Cristo "dan testimonio de m" (Juan 5: 39).
Por lo tanto, cada creyente cristiano debe estar convencido del origen divino de estos libros del Antiguo
Testamento por cuyo medio los apstoles cristianos probaron la validez de su fe y doctrinas. Que esos libros
hayan sobrevivido a varias catstrofes nacionales de la nacin juda en la antigedad y a los insidiosos
ataques de oscuras fuerzas, dentro y fuera de la iglesia cristiana, es una slida prueba de que esos escritos
han recibido la proteccin divina. 50
Fuente: Comentario Bblico Adventista Tomo 1
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