Tierra Almohada - Alex Albornoz

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Lima) / Ksa-Tomada (Av. Conquistadores 1238) / Contracultura
(Av. Larco) Y circuito de librerias de Quilca,

1
Alex Albornoz / Tierra Almohada

2
3
ALEX ALBORNOZ MOLINA

Tierra Almohada

4
EDITORIAL CASATOMADA
Serie: Orillas

Tierra Almohada / Poemas


Primera Edición, 2009

© Alex Albornoz, 2009


alex.albornozmolina@gmail.com
www.tierralmohada.blogspot.com

© De esta edición:
Serie Orillas
Editorial Casatomada S.A.C.
Av. 28 de Julio – Of. 31 Lima 11, Perú
www.rcasatomada.blogspot.com
ecasatomada@gmail.com
(511) 433 – 1352 / 991 951 159 / 988 939 974

DIRECCIÓN EDITORIAL
Gabriel Rimachi Sialer

DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN
Daniel Rimachi Sialer

FOTOGRAFÍA
Alex Albornoz Molina

IMPRESIÓN
Editorial Casatomada S.A.C.

ISBN 978—612—45227—4—1

Hecho el deposito legal en la Biblioteca Nacional del Perú


Nº 2009—05630

Hecho en el Perú para los poetas del mundo.

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Contenido

A manera de Prólogo 9

VERTIDOS LOS AULLIDOS

Minúsculo 17
Allá Afuera 19
Tierra Almohada 21
Esa calle, Tan nuestra 23
Hay Escenas por Componer 25
Tribulaciones 27
Suaves Vibraciones 29
Ayer, Hoy, Mañana 31
¿Son sólo Caminos? 33
Sustentos 35
Se abrirá un Cielo 37
Amigo de Esto y Aquello 38

6
RECINTOS QUE DOMINAN LOS DÍAS
Cincel en la Dermis 43
Tal vez 45
Tiempo Quemante 46
Cuando el Sol Duerme 48
Presos del Vació 50
Bitácora del Mal 51
Ese no sé cuando 53
El Rifle 54
Mira Lima, Tu Limeño 56
En Leteo y Styx 58
Bajo la Seda Oscura 59

RASGUÑOS DE ESENCIAS Y DESTELLOS

Si fuese el silencio, Sólo silencio 63


Eternos Espacios 65
Sin Juez y Sin Parte 67
Hay lo que hay 69
Hálitos del Alma 71
Campos de Tensión 74
Apología a la Sonrisa 76
Aquí Busco, Existo, Corro 78
Por estas Palabras 80
Cuerdas en Pacto 82

A manera de Epílogo 85

7
A manera de prólogo

La poesía es el vientre fecundado de la vibración que


causan los sentimientos, el espíritu mismo en libertad. Es
la imagen viva que proyecta un alfarero cuando va
trazando sus líneas, sus formas y sus bosquejos en la
arcilla misma, en imparables movimientos. No es más que
el arte del tango cuando los pensamientos entran en la
pista de los silencios a mostrar su melódico compás, que al
final no será otra cosa que su obra maestra.
Cuantas veces no ha nacido la pregunta: ¿Por qué
escribí tal o cuál verso y qué significa? El filosofo español
Zubiri diría: los poemas no se “sienten” ni se “entienden”;
se "sentientienden".
Así pues, los ciclos van y vienen continuamente, unas
veces se está presto a llenar varias carillas en tan
desbordante marea de pasiones y otras veces un desierto
de vacíos nos embarga. Y sin mayores reclamos
intentamos vivir con ello irresolutos.
Pues como en toda creación que tiene un antes y un
después, en tal relación podemos decir que la evolución
arrojo al hombre, el hombre arrojo las palabras y estas se
vistieron de canto y tul, convirtiéndose en el más universal
8
idioma de todo hombre, la poética, que luego dio paso a la
escritura. Claro a envidia y diferencia de los dioses, porque
ni estos ni los mimos ángeles y demonios pueden llegar a
ser poetas. Decía un poeta peruano: la poesía tiene un gran
poder; puede hacer dioses a los hombres y hombres a los
dioses.
La poesía, sin importarle religión, sexo, edad y raza, ha
permanecido imbatible a través de los siglos, ha
sobrevivido a cuanto basto imperio ha poblado la tierra.
Ella nos empalma al punto de que vivimos aquello que
leemos. Neruda ilustraba; “diré que la locura, cierta
locura, anda muchas veces del brazo de la poesía. Así como
a las personas más razonables les costaría ser poetas,
quizás a los poetas les cueste mucho ser razonables”.
La universalidad de la pena, la alegría, el amor, la
justicia, el dolor, encierran y unen al poeta en un círculo de
vida con el más pasional de los deseos humanos.
La poética es amor y si es amor es vida, y la vida
triunfa ante todo, bella es la actitud del poeta y bella su
cosecha. La poética es una forma de entender la vida, de
actuar en frente de ella. Ya sea tratando de cambiar el
mundo que nos rodea, o dando vida a los árboles, a los
ríos, a las nubes o a seres llenos de ternura.
La poesía es el corazón cantando, los ojos sonriendo,
las manos susurrando. Son palabras que nunca dicen lo
mismo, porque juegan con los significados, en múltiples
combinaciones interminables, inacabables. El diario del

9
poeta es la búsqueda por hallar la belleza en la expresión
que brinda el verso.
Son los instantes del papel tomado, de los rabiosos
garabatos, de escribir en el suelo, en el aire, en la piel
misma de la noche. Es versar con una sonrisa en los labios
o con lágrimas recorriendo las mejillas, ordenando los
retazos de nuestra alma dispersa, con la esperanza de que
al final, el verso refiera el grito callado que se agita cada
vez que cogemos la pluma de nuestro diario tintero.
Y hay quienes dicen que la poesía intenta a través de la
palabra trasmutar los problemas del hombre y la vida, en
ramilletes de ideas que hecha raíces en una lobreguez, pero
que se orienta hacia la luz, por una senda temblorosa que
nos empuja a amar y a vivir cada instante.

Alex Albornoz Molina, Lima, otoño 2009

10
11
«No todo depende de los deseos, pero, aún así, soy de los que han
decidido intentar llevar a cabo sus deseos.
El cielo me libre de la cordura»

«Sigamos amando pese a todo. El amor es el poder real


entre todos los poderes»

«Lo más terrible se aprende enseguida


y lo hermoso nos cuesta la vida».

SILVIO RODRÍGUEZ

12
13
Vertidos los Aullidos

14
15
Minúsculo

Favor de palabras les pido,


que en ésta cautiva ironía que me asota
el silencio presto me ha envuelto.
Quisiera cantar y no se vayan.

Que éste tiempo con olor a distancia,


mis años descansan perdidos
y mis ojos aíslan sus caídas.
Aún suaves y pesadas. No invitadas.

Insuficiente y palpitante
depongo mis fuerzas ardientes,
transitando entre arenas movedizas.
No me miren lejano.
Soy de aquí también.

A veces se vuela despreocupado


como un ave sobrevolándolo todo,
por probar un poco de esto y aquello.
No es más, mi alma y mis huesos crujiendo.

Quisiera escribir lo no escrito


pero ésta resma de trozos, se quiebran.
Favor de mirarme les pido.
Quiero fumar estos años a sus encantos.
16
Enrevesado, no se aflijan.
Intento caminar por donde no hay tumulto.
A un costado, siempre espacio hay.
Estoy buscando corazón y son.
Pues se es, lo que se es. Pensando en ser.

17
Allá afuera

Díganme, ¿dónde vivo?


Si la verdad
de estar vivo sin vivir
es mentira concebida.

Si allá afuera, las voces


son nieve helándolo todo,
si los corazones son
candados que perdieron su llave.

Díganme, ¿dónde habito?


Si las pocas fuerzas
que fluyen de vehementes seres
son fusibles que se apagan
al compás de vacíos garrotazos.

Si en ésta rutina instaurada.


Si en éste imaginario fecundado.
Si en éste tránsito
bailamos sobre un mismo eje.

Díganme, ¿cómo hacer?


Sin estar sentado.
Sin estar atado.
Sin estar perdido.
Para crear lo inconcebido.
Para vivir sin el instinto.
18
Díganme, audaces versos
como la paz puede ser igual afuera,
como cabe entre estas líneas
el suspiro de una metáfora perfecta,
que alimente las almas.

Díganme,
para no levantar mis maletas
he irme hacia un viaje sin retorno
a atravesar aquel umbral
donde todo sueño es falso. Allá afuera.

19
Tierra almohada

La dureza de cada exilio del alma


expone compartidos espacios,
cada vez que un cuerpo
en tierra atizada, en libertad fértil
se trepa cual hoja a nuevos vientos.

A veces la estadía es
fuente de punzantes deseos
que bombean sinuosas las sonrisas caídas.
Tocando de a poco. Buscando.

Y en volcánicas cunetas
las luchas marchan al compás de nostalgias.
En fantasmagóricos duelos
de emigrantes sueños.

Aquí se somete la razón y sus visos


en un trémulo de voces temblorosas.
Donde burlonas sombras arrancan la fe.

Donde cada vela que expira


es el trote continuo de locuras que se asientan.
Existe un universo preciso
cuando los parpados se rinden ante las horas.
Donde liberado observa.
Donde blando sugiere
no intentar pasar por el ojal de la tiesa cordura.
20
Tierra almohada
como madero de balsa
venciendo las distancias, trasfigurándose.
Trasladando lo inexorable, rebosando la amargura.

En esta, tierra almohada.


En esta, inmensidad buscada.
Las fuerzas trenzan al viento
y las heridas cierran como llaves sin seguro.

21
Esa calle, tan nuestra

Esa calle,
que alumbra sus instantes
donde camina el pasado
y la cicatriz es un hueco tapizado de fervor,
cada batalla ganada
es un estandarte que alumbra las noches.

En esa calle,
a veces la ilusión asoma
temerosa siempre en fuga,
mientras los balones de corazones
ruedan rompiendo el silencio.

A veces sus jardines brotan


regados de sonrisas,
sin hierba rodeando
que al compás de los días suelen entristecerse.

Sus paredes maltrechas y continuas


son a veces un laberinto
y otras, una hoja vieja repetidamente escritas.

Las voces suelen recorrer amargas


calladas sin mayores reproches.
Al final de una calle se repite la misma.

22
En esa calle,
tan nuestra
de sueños, espejos y destellos,
estamos descalzos, incólumes al olvido.
Algunos aún intactos
alzando nuevos ladrillos.

23
Hay escenas por componer

Las botas, de los pequeños sueños que poseemos


han de servir y vivir
mientras camínenos con ellas sin parar.

No hay que morir mientras se está vivo,


se muere por siempre al final del viaje
cuando las rieles se pierden en el infinito
y no alcanzan fuerzas para seguir.

No hay que morir por morir


se muere mil veces
día a día
cuando el tiempo pasa por pasar.

Unas veces se muere por decisión propia,


otras por regalo de otros
y otras por falta de sonreír cada mañana.

No hay que bajar el telón aún


hay escenas por componer
aún quedan capítulos por crear.

Ruego entonces no pasar por pasar.


Nada es más simple en esta ecuación,
hay que tatuar los cuerpos pintar las calles
24
vestir a la naturaleza de pasión.
Que hay mundos no habitados
donde poder vivir,
ahí donde no vemos
hay espacio para disfrutar
que el viaje termina sin avisar.

25
Tribulaciones

Dije:
Levanta aliento, tu valor.
Empuja fuerza, tu arrebato.
Canta palabra, tu dolor.

Entoné:
Libre alma, vive alegre,
sueños y risas alimenten,
decadencia ruge tu último sopor.

Escuché:
Duerme entre alcancías la ilusión,
existió hace tanto la valentía,
ahora se esconde la pasión.

Repetí:
Aquí se libra las blancas batallas.
Somos el pincel que delinea
una existencia de colores mágicos.

Replicó:
Aromas que se desvanecen álgidos,
fragilidad que tributa ideas,
locuras que se posan despacio.

26
Y esbocé:
Bajo estas sombras vendidas
por espejos marchitos,
se levanta en el prado, precisa la rebelión.

27
Suaves vibraciones

Hay sonidos varados


que se esconden entre los dientes,
Sonidos, que acompañan al silencio
rompiendo las piedras
a golpe de vibraciones y ondas.

Cuando el sonido calla


las ganas de gritar impacientan
y el corazón
se acuesta palpitante en su cueva
a escuchar sus ecos.

La vida es un universo de sonidos


que ha golpe de notas
destella los más furtivos sueños.

Hay suaves vibraciones


que recorren cada espacio del cuerpo,
que toman por asalto al viento,
viajando en nuestro asiento.

Y sin más pensarlo estamos cantando


el corillo del coraje,
domando la tormenta implacable
y lanzando la sonrisa de cada intento.
28
29
Ayer, hoy, mañana

Hoy se juegan los desnudos sueños


las caras de los dados que ocultan,
desnudando su antifaz
explorando sus minas.
Aquí los números se parten formando
el bosquejo animado extraviado.
Ayer, hoy, mañana,
ruedan sin pactos.

Alguien está arrojando la suerte,


en una mesa de candiles
donde la sombra baila sobre péndulos,
y un hastío sin su revolver
camina por ruedos almacenados.
Ayer, hoy, mañana,
se niegan destinos.

En cisco repetido el sexto arroja al primero,


mientras el primero es último
que último fue el rostro primero
que primero cayó silencioso.
Ayer, hoy, mañana,
se juzgan orgullos.

30
Hoy se despinta
lo absurdo del maquillaje
que encerraba risas por llantos,
hoy duermen los dados
en sólo horas
y la suerte arroja sus cuerpos abandonados.

31
¿Son sólo caminos?

Caminos hay,
caminos vemos.
En ellos danzamos como hojas
que el viento cansado empuja.
Disímiles proyecciones bizarras
de un alquimista y su brújula.

Caminos tomamos,
caminos nos venden,
caminos abandonamos,
caminos empeñamos,
porfiados,
luego drenamos por las cunetas
del placer, en espejismos de señales.

Caminos cruzamos,
caminos tentamos, usurpamos.
En un simulacro de sueños
sellamos la huella que ofertamos.

¿Son sólo caminos?


¿Sólo eso?
Quizás sea una trocha la que
nos lleve al siguiente sendero,
ya que cuando termine uno, empezará otro.
32
Caminos impíos,
caminos desiertos, diversos.
Pero,
¿Quién sabe en qué camino danzará?
Caminos se abren, sí, caminos se cierran, sí.
Caminos, caminos…
¡Cuál me llevará, cuál te llevará!

33
Sustentos

Sentado en su silla
empecinó sus sentidos,
en tal distancia y precoz cordura
que extravió sus tornillos.

En su sala de espera
escondió los pies, ocultó sus manos,
y se elevó silenciosamente
observando apurado cada rincón.

Por cada arruga, no anunciada.


Por cada sustento, no delineado.
Su recorrido es fortuito
y su espacio pronta despedida.

En su palacio se filtra
gotas de imprecisión,
se arruma el discurso, se lanza parodias
papeles y sellos hacen fila.

Sustentos escurridizos
se fugan tras los ventanales
tras los portales, por entre el olvido
y en la cornisa de su aliento
se inscribe el tiempo de sus bajas pasiones.
34
Se abrirá un cielo

Se abrirán los espejos.


Se abrirán las mañanas.
Irrumpiendo el concepto de la tempestad.

Caerán las fronteras de las dudas


formando las rieles perfectas,
que llevan hacia un cielo de tierra.

Toda ilusión desfilará sin tregua


por los puentes caídos.
Los dioses abrazarán la noche
y nosotros el destino.

Habrá momentos
de marginales cuentos,
también instantes continuos
de alquimias
de filantropías
de nostalgias.
Cada uno empaquetado.

Pero presiento que entre líneas


se abrirá un cielo.
Donde ya no caiga la niebla del pasado.

35
Amigo de esto y aquello

Soy amigo del viento


Amigo de la nube con párpados llenos
Amigo del estruendo sinfónico
que es la verdad incómoda
Amigo del tornado indomable
que es la pasión de los ideales.

Amigo del náufrago hallado


Amigo del político que aún no arriba
Amigo del insecto que diseña sin dañar
Amigo del cura mojado
que es hombre negado.

Soy amigo del ciervo afortunado


que el león olvido
Amigo de la orfandad embalsamada
que es pensar en el extinto
Amigo del mesías que canta lo no cantado.

Amigo del guerrillero


de una galaxia lejana
Amigo del gitano de fecundos sueños
Amigo del magnate del cuadrante
de su cuenta hueca
Amigo de la ilusión partida.
36
Soy amigo del argumento perdido
Amigo del poeta eterno
Amigo del latido sin vacaciones
Amigo del adivino sin vino
Amigo del torrente que rompe represas.

Soy amigo de enemigos a quién buscan


Amigo de un sonido retumbando
y soy amigo de amigos sin enemigos.

37
Recintos
que dominan los días

38
39
Cincel en la dermis

Ser presa de sombríos instantes.


Estar entre ruinas que aplacan
historias continuas,
por distancias de sequedad incandescente.

Dispuesto a otorgar mi todo


en esta orfandad,
siempre silencioso,
siempre fugitivo,
siempre insoluble. Iluso.

Rasguño la esperanza árida


en una cueva de milagros.
Caminando entre obeliscos muertos,
en medio de ruidos
y murmullos frenesí.

Lloviendo compases universos,


mi alma gitana y guerrillera
es a veces signo de extravíos y arrebatos
en un mundo de resaca existente.

A veces tendido con las alas partidas.


A veces poblando vacíos.

40
¿Ser nadie o ser alguien en batalla continua?
Es cincel que se entierra en la dermis.
En este juego de redención
a veces se naufraga alegre
por este todo universo,
por que nada es lo que es
por fundir nuevos aires. Expresiones.

Confidencia de una voz


que vierte su aullido negando intoxicarse.
A través de un recodo de espantos.

41
Tal vez

Energía intempestiva.
El amor suena y se impregna
El amor se olvida
de silencio en desierto.

En mi pequeña ventana
suele colarse a veces un viento frío
y entonces mis sabanas
suelen envejecerse
quedando tieso mi esqueleto.

El amor suele ser un visitante improvisto


y otras veces un amigo lejano.
Pero cada vez
que mi recinto es generoso
el está pintando cada pared
cada esquina
cada puerta.

He creído a veces
que el amor es complicado
y otras donde he contemplado
que siendo el rompecabezas
a espera de su pieza
entonces el amor se acostará sin mayores reveses.

42
Tiempo quemante

En algún tiempo nos posamos


abrigando vientos bravíos,
todos azuzados en fe
creyendo que nos lo era todo.

Entre los archivos temporales


de un día vivido y otro extinto
no pudimos escapar de sus días
de sus horas rentables
y sus segundos pasados.

Los ciclos son brisas


que cubren nuestras casas
que cubren nuestras caras,
en un vaivén intacto de cansancios.
Donde las estaciones
de nuestras emociones
nos acarician a rasguños.

Como esa pasión ardiendo en su verano


o como cuando deshojan silenciosas
nuestras lágrimas, en su aciago otoño.

Hay quienes caminan sobre las sogas


creyendo dominarlas
y otros corren por correr bajo un eclipse de goces
sin saber que ante un suspiro no estarán.
43
Pero hay quienes no olvidan
que al fondo se abre una ventana
donde se remanga la esperanza fugitiva,
observándonos, que intermitente nos espera.

44
Cuando el sol duerme

En busca de su amanecer perdido


el sol en receso impuesto
intenta abrigar las distancias.
Busca abrazar sin sentarse con el olvido.

Sin cobijar desventurados amaneceres,


sin las barajas de la suerte,
sin la nubosidad de vientos que catapulten.
Y no ser sólo un brillo
que entra por las ventanas.

El sol busca arder en todas las sangres,


busca no habitar en cáscaras de huevos.
Quiere ser fruto y alimento
atuendo y decoro.

Está casando de esperar


la mañana que traiga mensajeros
de las soluciones refugiadas.
Esta frío su pecho de tanto cabecear.

Cuando el sol duerme


su hermanastra la luna oferta caricias,
obsequiando sabanas frías que luego las cobra.

45
Cuando el sol duerme
se erizan tormentas,
claudicando cada recoveco habitado.
El sol intenta quebrar su estancia,
ya no quiere olvidarse, quiere arder en cada sombra.

46
Presos del vacío

El vacío es distancia encajonada,


es murmullo sostenido
de silencios encogidos.

El vacío quiebra el alma


y apolilla los huesos.
Relegando las fuerzas
a un imparable alud de sombras.

Es desierto y espejismo.
Tiempo y condena.
En su fibra el oscurantismo
sotierra los sueños.

El vacío es veneno
que en decadente menguante
estrena su acto.
Fango imprevisto donde caemos.

El vacío es el impuesto
que de vez en cuando pagamos,
y si pecamos de esquivos
la multa de incertidumbre
será sentencia que sin anuencia
nuestra alma cargará de ingentes vacíos.
47
Bitácora del mal

Sus pasos tempestuosos


irrumpen silenciosos.
Cada vez que nos pisa la nuca,
cada vez que nos abandonamos
perdidos, confusos.

Asentando sobre luz, manchas


vómito de frases dulces.
En breves sustentos que el alma promulga.

En su voz tranqueada
la armonía se dilata
y eufemismos embolsan el crimen de sus deseos.

Su insondable iris cobija


mentiras y marañas.
A veces no porta armas,
pero su espinosa palma
esconde flagelos.

¿Será su ropaje tan florido?


¿Será ese capote de silencios?
Hace tanto que extinto yace en su ombligo,
la inocencia.

48
Sólo disparos esculpen su ser,
a veces nuestro ser,
perturbado, desquiciado.
Un sayón en diseño y misión.
Un advenedizo calculador
que adosa, que efectúa, que en su aforismo concreta.

49
Ese no sé cuando

Hoy volvió a su cajita,


volvió a desempolvar su rostro,
su único rostro,
de apenas tres centímetros
de recuerdos presidiarios.

Hoy volvió su sonrisa, su mirada, sus palabras.


Vieja película sobreviviente
que conserva el canto del gallo
cuando afinaba las horas.

Hoy volvió a deslizarse la lágrima


entre sus seniles dedos,
volvió el riego sometido a los años
de factura viva de recuerdos.

Ese no sé cuando,
cuando las ideas eran descargas
que apagaban la vida,
ensordeciendo la mañana.
Ese no sé cuando,
hace tanto, pero tan cercanas las vivencias.

Apenas fue ayer el chillido de las horas,


hoy es apenas un buen día
para encender la memoria,
de ese no sé cuando. De hace ya tanto.
50
El rifle

Su figura es un sendero al pasado,


y cada pupila bendita que lo observe
naufragará
en sus mares rojos de soledad.

A veces un soplo angustiado


va abrigando su cuerpo de ceniza gris.
Y otras un opio tiznando las horas.
El rifle que profano ilusiones.

Apareció repentinamente
una mañana
cuando el miedo lo adoptó,
olvidando el instinto de sus venas pólvora.
El costo de su alquiler,
elevado tributo.
El rifle que repujó cuantos pechos de ráfagas.

Los días rotos que ostenta


son silencios viejos y paganos
que detienen al tiempo en amarguras.
Encendiendo el viento helado de las caídas.

Aún se escucha voces,


trepándose por las agujas de sus angustias.
Y en sus manos baila cada partida
de aquellos años forzados.
51
El rifle
amargo polvo del rencor.
El rifle
de abriles despojados.
El rifle
silencioso embajador de la noche.
El rifle
que se embadurnó del rojo de los gritos.
El rifle sin balas,
está ahora fumando los dolores.

52
Mira lima, tu limeño

Mira Lima,
tu limeño sin Lima viva.
A falta de consuelo,
ingrato embustero.
Lloran sus viejas calles,
remedos absurdos de ácidas conciencias.

Mira Lima,
tu limeño sin procaz previsión.
Huésped de tierra guerrera
dueño de perjurio
y alianzas de amores perros.

Mira Lima,
tu limeño sin lucha viva
inquilino de lugares trucos.
Reclama su suelo la mañana pérdida,
ese cuando… la noche se posó en el imaginario.

Mira Lima,
tu limeño que a su latido insto,
por sus calles flemáticas
de trincheras y ganglios hinchados,
de enloquecidos palpites de seres invisibles.

53
Mira Lima,
mira a tu limeño
que sin limar,
lió insulso sus ficciones. Sin Lima viva.

54
En leteo y styx

En la suma de los cantares


y el descifrar
de los códigos,
cayó la luna
y bajo la piedra del solar, todo retumba.

Por muy detrás


de las nubes grises
y el reflejar de las aguas turbias,
el reclamo abatido
de guitarras y violines
intentan reanimar
lo agonizado en el leteo.

En inútiles fervores
que no dejan de ser parches
de instantes soñados,
que bajo la suerte de dos dados
el todo anhelado, azaroso,
ofrece horas de promesas, compuestas, ilusorias.

Que una vez entregados,


ni los cálidos versos cantados
pueden cambiar
lo proferido, en las sumergidas corrientes del Styx.
55
Bajo la seda oscura

Y así puede ser,


que cada vez que sonríe la ira
se deslice arrebatos entre las yemas
de lo sombrío de una bofetada.

Y así puede ser,


que bajo la seda oscura de la mirada
se esconda un generoso fardo del rencor.

Y así puede ser,


que cuando la miseria
toma el timón del perturbado,
se este forjando el cuadrante de su delito.

Y así puede ser,


que cuando el asesino imagina su acto
caben entre sus pies
lágrimas que dibujan su trance
sus estrías mentales de flagelo.

Y así puede ser,


que cuando el moscardón,
revolotea sediento de acción
los impulsos de sus reflejos
actúan de sobresalto.
56
Y así puede ser,
que cada vez que la muerte
extiende su tablero,
alguna pieza se escabulla
entre sus harapos,
negándose impío el jaque mate.

57
Rasguños de esencias
y destellos

58
59
Si fuese el silencio, sólo silencio

Y el silencio mató, al silencio


ufanándose de sus alientos.
Con raíces con las que desuela
es forastero de sonatas.

El silencio, se encoge apretando las cuerdas,


dando cruzada muda
de seres que galopean sin ataduras.

Y si fuese el silencio, sólo silencio,


no sobreviviría a sequías
que alimentan su panza.

Pues el silencio descansa


sobre respiros enterrados
sobre silencios velándose en vida.

Aquí la frontera del silencio


es lápiz trazando sobre piel leonada
la secuencia de sus duelos.

Y si fuese el silencio, sólo silencio,


estas voces acallarían en estériles tratados.
Si el silencio callaría,
no cabria más disgustos enternecedores.
Pues si fuese sólo silencio,
para que más, los versos entonarían.
60
Eternos espacios

En aquel espacio minúsculo


se encierra cual pozo
tiempos consumidos
instantes transitados
acompasados soplos.

Siempre que aventamos el recuerdo


aquel lugar se enciende
y palpita generoso
el sudor de sus momentos.

Ahí habita un pedazo de vida,


un trozo conservado
huérfano de caricias.
Olvidado.
Es cripta que suspira tiempos,
cuando vencidos
le otorgamos un segundo.

Siempre que lo coqueteamos


se encrespa
cada rincón de los sentidos.
Las risas juegan alto
y los llantos se sublevan al menguante olvido.

61
Ahí donde no hay movimiento
rueda una mágica atmósfera.
Detrás de cada centímetro transitado
hay un eterno viento
que refresca nuestro mundo.

¡Cómo negarse al miedo!


Si cuando nos sometemos
el tiempo nos posee llanos.
¡Cómo transitar sin una brújula!
por el valle de los instantes acompasados ¡Cómo!

62
Sin juez y sin parte

Estoy caminando entre la neblina


de un desolado paraje,
cual culpable a escuchar su sentencia.
Donde las voces me reclaman.
Donde voy perdiendo mis sentidos.

Soy piedra que arrastró el río


y soy hoja que trajo un otoño.
Susurrando aquí
zumbando más allá
perdiéndome en esta cueva
que es refugio de mi sol.

Aquí estoy enramando mil juicios


y sin juez y sin parte
aquí estoy esperando condena.

Donde una gota


siembra su estandarte
de temor en mi espalda
y una sonrisa se cuela
por mis mejillas,
mientras mil conflictos
caen por el ojo de un huracán.

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¿No es suficiente estar aquí?
pregunté,
y los ecos de mi voz
retumbaron y se multiplicaron
como arena de mar sin sus olas.
Y sin juez y sin parte
mis sueños se han estacionado
en espera de mi alma.

Bajo este absurdo mis pasos


tratan de hallar senderos.
Donde lo trivial no encaja
en los moldes de un mundo hecho.
Donde la salida ha desaparecido
y la sentencia sin rostro cae de golpe
por pretender vivir mis fiestas.

Ni la señal de humo de mis temores


logran un rescate perfecto.
En este ocaso mi estadía prosigue.

64
Hay lo que hay

Lancé la mirada hacia arriba un segundo


y encontré un cielo esquivo.
Confuso recogí la mirada
y observe cada lugar
cada mirada ensimismada.
No hay más, hay lo que hay.

Trate de orar
y balbucee.
Trate de cantar
y mastique.
No hay oración aprendida.
No hay oración concebida.
Sólo oraciones esbozadas con olor a red.

En este vértigo que se pronuncia.


No hay carta ni cartero.
No hay discurso ni asesor.
Sólo una voz tratando de golpear al viento.

En un breve espacio.
Donde se forma el verbo.
Donde se fecunda el sentir.
Donde se arroja la frase.
En tambores que proclaman atención.
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No hay más,
hay lo que hay.
Sin mandamientos provisorios,
sin recetas e ingredientes,
sin novelas y capítulos inconclusos.
Sólo hay una voz,
capitulando su dolor.

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Halitos del alma

I
El timbrar de una esquila
en ruiseñor suspiro de la alborada.
A penas.
El eco de las voces nauseantes
en lecho vacío, enloquecido.

¡Cómo truenan!
lejanas las bocinas.
Ante tanto y tanto
liberación silenciosa del nirvana.
Tan menudo.
Tan menuda habitación.
Ante el tantarantán de dios.
Ante el frió hálito de una brisa
arrojada al silencio.

II
Las fantasías trastornadas,
cual nieblas pululan compasivas.
En perdidas huellas,
en riegos incesantes.

Bajo raucas frases.


En medio de frívolas tardes.
Entre ramales, rosas negras.
En este oasis descanso.
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Bajo el sello de la esencia.
¡Oh memoria! si sólo pudiera
librarme de tu acoso.
De ser indiferente ante todo.
Pero aquello con que cada hombre nace
se eterniza sin negación.

III
Detrás de este hálito.
Detrás de estos ojos,
desairados, desaislados.

Por muy debajo, debajo.


Brotan gotas.
En fila avanzan silenciosas.

En instantes de desiertos intervalos


En suspiros de papeles rotos.

Farfullan los deseos.


Debajo del cuerpo, por el cuerpo.
Como susurros en sueños.
De sueños descobijados.

Bostezan los rencores.


Vencidos.
Atados a los días surtos.
Ya sin duelos. Liados.
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Pero, ¡Cómo desafían! las pasiones.
¡Cómo nos condenan!
Nos condenan, sonrientes.
Nos fusilan, lentamente.
Nos conquistan, dulcemente.
Y nos exponen fríamente.

69
Campos de tensión

Anoche la forastera duda acampo


entre mis ápices.
Anoche la duda de ser o no ser
usurpó mi razón.
Desprendiéndose la nada de su miasma.

Soy recluta de mis pensamientos.


Soy alfarero de convulsos momentos.
¿Cuándo fue que entré al rodeo?
Y si fue, ¿Cuándo sustraje a la noche?

Soy vestuario
de mi intelecto.
Soy herramienta
de las causas encontradas.
Soy arcilla
de un amasijo de escombros.
Por mis huesos se filtra la vehemencia.

¿Cuándo fue?,
que la cuadrícula expiró sus líneas
en osados campos de tensión.
Inmortalidad…eso debe ser,
porque somos mortales ciervos
de la escopeta del tiempo.
70
¿Quién soy?, sino una mera cueva
donde confluyen ríos en busca
de su luz …aunque ello cueste distancias.
¿Cuándo fue?
¿Cómo fue?
Que sin pretender,
las palabras en derredor aguardaron
la llegada de su esfinge melodía.
Ahora con licencia a suscribir.

71
Apología a la sonrisa

¿Qué es una sonrisa?


Acaso un antifaz de lo oculto.
Sonrisa es brisa,
es la pensión del alma.
Sonrisa es travesura de lomas.

Sonrisa es cada vez que


hallamos el estribo de las cosas.
Sonrisa es el principio
sonoro de los tendones recluidos.

¿Qué es una sonrisa?


Acaso el desenfreno
de los silencios atados.
Acaso el brío de las revoluciones.
Sonrisa es el estallido de los triunfos.

Sonrisa es la brevedad oculta,


sonrisa tras sonrisa
es el puñal que abate
el pesar de las nostalgias.

¿Qué es una sonrisa?


Acaso un regalo que ofertamos.
Acaso una tonada que fluye en las distancias.
72
Toca la sonrisa revistiendo los huesos.
¿Qué es una sonrisa?
Sino el férvido palacio del éxtasis.
Sonrisa es sucursal de las ausencias encontradas.

73
Aquí, busco, existo, corro

Aquí, están las fuerzas


entregadas a su veneno,
besando sus blancas furias.
Aquí, recuerdo, río, lloro.

Bastión de los días tuertos,


donde la sala diurna
del mañana, aguarda sus locuras.
Aquí, pierdo, entrego, nado.

Aquí, ciega iluminaría


de tan poblada morada,
que observa fallecidas sus risas.
Aquí, desnudo, vuelo, suelto.

Aquí, seres de cuerpos


sólidos y apabullados,
enraman cedas de los errores.
Aquí, caigo, sobrevivo, existo.

Entre cuerdas se sujeta una voz


evitando callarse,
deslizando inocentes rasguños.
Aquí, sujeto, grito, empujo.

74
Aquí los lápices se rompen
y las historias se tejen,
en cada uno, en cada alma,
se empuña el filo de las mentiras.
Aquí, rueda, camina, golpea.

75
Por estas palabras

Quiero dilucidar mis pasiones,


colocar mi alma
y mis huesos
en una claridad absoluta,
socavar cada minúsculo espacio
que no termino de conocer.

Quiero un apretón de mano


un abrazo, un beso.
Quiero mi cigarro,
mi diario
y deleitarme escribiendo
en la comodidad del espacio.

¡Qué importa ya!


mis querellas,
mis amuletos, mis libretos.
¡Qué importa ya!
su mirada lejana,
esa que dibuja a la ciénaga
en un lago azul,
que no acabo de conocer
de llegar a su orilla
de caminar a su encuentro.

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Quiero terminar con la rutilante
noche estival,
áspera, de babel.

Quiero apaciguar esta turbulencia.


Quiero dejar de circular,
correr, merodear
las calles frías, vacías cunetas.

Quiero tomar un pincel


y dibujar a tientas
un cascajo de mi amor.
Quiero envolverme en un capullo
y dormir, tan sólo dormir, no más.

77
Cuerdas en pacto

Las manos al son del viento


en trance,
se arranca una breve armonía.
Los dedos exponen su cuerpo
en larga espera de sonatas
que su estepario silencio arroje.

La voz en busca del acorde


que le permita trenzar su grito.
Y las cuerdas lanzando
la melodía no pedida.
¡Será su cuerpo
que no espera!
Rezagos de encuentros soñados.

Su pecho es la alcancía
de los días impíos.
Donde se deslizan los conflictos
que firman sin tinta su tratado.

Donde la filosofía
deja racimos de valor
de los que no se puede acompañar.
Dulce aroma.

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En este teorema de vacilación,
no cabe la precisión
sino la inspiración.
Es el instante de la ausencia y la cuerda
de la metáfora en factoría de sus plegarias.

Aquí la arquitectura
enlaza suelos y cielos
en formación sonora de los tiempos,
donde lo mayor surraza a sol
donde el bemol asota bizarro los temores.

Luego,
al consumirse los restos tocados,
la inocencia amarra sus extremos
en solitarios rocíos
que nutren un lago,
donde cae hondo el orgullo
ya sin fervor. Hecha la trova.

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A manera de
epílogo

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I

A veces no hay suelo donde


los sueños se posen.
A veces el zumbar,
no es lo mismo a sobrevolar.
Hay veces en la que nos perdemos
en esa distancia que es el pesar
de la transmutación
de nuestros silencios
y hay veces que bebemos del error.

De vez en cuando
desenvainamos el coraje.
De vez en cuando
maniobramos.
De vez en cuando se nos delinea
una acogedora sonrisa entre las mejillas,
por el calor que da cada intento.

Y de vez en cuando pasamos


de un bando a otro
siendo el vació, alimento.
Y la soledad lecho en la que nos acostamos.
Sin reconocernos.

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II

Comenzamos los días remojados


en minutos y fragancias,
en caras y sellos aventados al viento.
Con un tiempo
que calibra las estaciones
y azora las agujas del reloj
que giran y giran en suicidas vueltas.
Un tiempo que no es pasajero de nuestro vuelo.

Que nunca pudo y nunca podrá ser fiel aliado


de la secuencia y escencia.
Imperfectos como la mano de dios
intentamos componer
con el odio y el amor
un chaleco sin mención.
Intentamos ser dioses y Miguel Ángel postor.

No es más que un juego raudo y delicioso


en el que algunos lo apuestan todo.
Y como las fichas en un tablero
a veces nos mueven irresolutos.

Pero sin importar el tiempo vertido


me visto sin vicios de la bravura
que es ir hasta la victoria siempre. Sin vértigos.

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