Ramos Jurado - de Platon A Los Neoplatonicos

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De Platon a los neoplatnicos:

escritura y pensamiento griegos


Enrique ngel Ram os Jurado

De Platon a los neoplatnicos:


escritura y p en sam ien to grie go s
El presente volumen ofrece una visin de las distintas escuelas filosficas griegas
desde Platn a los neoplatnicos, esto es, desde el siglo iv a. C. al vi d. C.,
abordando los principales movimientos y sus representantes y ofreciendo una
exposicin detallada de su pensamiento, forma de vida que preconizan y estilo
literario en el que plasman sus ideas. Este ltimo aspecto es una novedad, en
tanto no es usual ofrecer una panormica de los gneros literarios que utiliza
la filosofa griega, desde el platnico a los tratados aristotlicos, pasando por
los comentarios neoplatnicos, entre otros, con sus caracteres especiales.
Enrique ngel Ramos Jurado es Catedrtico de Filologa Griega en la Universidad
de Sevilla y autor de numerosos estudios centrados en literatura, filosofa, religin
y mitologa griegas, entre otros temas.

Proyecto editorial:
H i s t o r ia d e l a L it e r a t u r a U n iv e r s a l

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De Platon a los neoplatnicos:


la escritura y el pensamiento griegos
Enrique ngel Ram os Jurado

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Enrique Angel Ramos Jurado


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Depsito Legal: M. 51.896-2006
ISBN: 978-84-9756-453-3
Impreso en Espaa - Printed in Spain

ndice

1. Introduccin

1.1. Los orgenes de la filosofa griega: el poeta, el filsofo


y el sofista
1.2. La transmisin de la filosofa griega: los textos
filosficos griegos hoy
1.3. Entre la oralidad y la escritura: los gneros
de la literatura filosfica

11
13

2. Platn
2.1.
2.2.
2.3.
2.4.

19
Su personalidad histrica
Su obra y cronologa. Doctrinas escritas y no escritas
El dilogo platnico
El pensamiento platnico

3. Aristteles
3 .1 .
3 .2 .

Su personalidad histrica
El corpus aristotlico. Los

3 .3 .

Su pensamiento

19
22
24
29

43

tratados

43
45

47

.1
5

4 . L a filosofa h elen stica e im p erial


4.1. La crisis de la ciudad-estado. Filosofa y poder
4.2. La forma literaria
4.3. El estoicismo
4 .3 .1 . Sus representantes
4 .3 .2 . Pensamiento y forma de vida
4.4. El epicureismo
4 .4 .1 . El fundador
4 .4 .2 . Su pensamiento y forma de vida
4.5. El escepticismo
4.6. El cinismo
4,7. La tradicin pitagrica
4.8. La tradicin peripattica
4.9. La tradicin platnica

De Platn a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

4 .9 .1 . La Academia Antigua
4 .9 .2 , La Academia Nueva
4 .9 .3 . El platonismo medio
4 .9 .4 . El neoplatonismo
4 .10. La filosofa judeohelenstica
4 .11. Gnosticismo y hermetismo

61
61
64
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110
116
116
121
125
129
154
157

ndice nominal

163

Glosario

173

Cronologa

179

Bibliografa

189

captulo i

Introduccin

1.1. Los orgenes de la filosofa griega: el poeta, el filsofo


y el sofista
Tres figuras se disputaron a lo largo del mundo antiguo el cetro de la sabidura
y de la educacin en la antigua Grecia: el poeta, el filsofo y el sofista. El pri
mero es el que domina la escena en este mbito hasta el siglo V I a. C., confi
rindole la sociedad una autoridad como poeta-sabio que no abandonar com
pletamente, como lo evidencian figuras como Homero o Hesodo todava a fines
del mundo antiguo. A partir del siglo vi a. C. surgir la figura del filsofo, que
disputar de entrada al poeta-sabio el cetro del saber, y finalmente, ya en ple
no siglo V a. C., la figura del sofista, que, a su vez, entrar en litigio con el fil
sofo por el mismo objetivo, prolongndose la diatriba hasta fines del mundo
antiguo.
La filosofa nace en Grecia. Fueron los griegos sus creadores y el trmino
que la designa, amor a la sabidura, es asimismo heleno. No tiene equiva
lente exacto en otras civilizaciones. No podemos hablar en sentido estricto de
que otras civilizaciones distintas a la griega hayan dado origen a la filosofa, as
tenga en s germinalmente el desarrollo ulterior de la filosofa occidental. Es
impropio emplear en este campo los trminos de balbuceos o aurora o
preparacin de un pensamiento que vendr en su plenitud despus, ya que

Introduccin

como tambin hay que reconocerle a la filosofa griega que prcticamente con

sistemas, por ejemplo, tan coherentes como el platnico, aristotlico o estoico


no son sistemas sobrepasados por la modernidad, sino paradigmticos,
puntos de referencia para todo el pensamiento occidental, con la misma legi
timidad que los de Descartes, Kant o Hegel, por citar unos nombres.
La filosofa griega ha ejercido una influencia determinante, no slo sobre
el desarrollo de la filosofa occidental, sino tambin sobre las formas de pen
samiento caractersticas de nuestra civilizacin. La filosofa griega no es slo
el banco de prueba del pensam iento filosfico posterior, sino que ha pro
porcionado tambin unos marcos conceptuales que han conformado los de
otros mbitos como la lingstica, la ciencia, la tcnica y dems ciencias par
ticulares.
El origen de la palabra filosofa no coincide exactamente con el origen
de la misma. Los primeros filsofos griegos se denominaban a s mismos sop
ho, sabios. El trmino designa una superioridad fundamentada en una habi
lidad tcnica: el sabio es alguien que es especialmente entendido en algo. La
historia posterior de la palabra conservar esa idea de una superioridad funda
mentada en un saber. Ahora bien, quin ser el sabio por excelencia sino
aquel que es entendido en el saber por antonomasia comprehensivo de todos
los dems? Esta sabidura que nace en el siglo VI a. C. acabar por designar,

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

en oposicin a las ciencias o tcnicas particulares, un saber total, el saber por


excelencia. Quien posee o, alm enes, ama, aspira a ese saber, es el filsofo,
un tipo de hombre en el que la modestia no suele ocupar lugar en el mundo
antiguo. Un hombre que pretende mediante la razn, el lgos, explicar siste

mticamente el cosmos y a s mismo, que es parte de l. Sabios (sopho) y sofis


tas (sophista) tendrn en comn esta pretensin, aunque divegan en los medios:
unos acumulando saberes parciales, la pofymatha de la que se mofa Herclito,
otros, los filsofos, ahondando en las causas, en los orgenes y principios, aspi
rando a un saber comprehensivo.
Segn una tradicin, en la que lo que menos importa es la historicidad, la
invencin de la palabra philosophia representara una prevencin contra las pre
tensiones exageradas de los sopho. Se dice que fue Pitgoras quien, interroga
do por el tirano Leontes en Sicin, se habra atribuido por vez primera a s mis
mo el nom bre de filsofo, amante del saber, y no el de sabio, ya que,
segn sus propias palabras, l no pretenda poseer el saber sino slo aspirar a
ello, esforzarse en lo posible por estar lo ms cerca de l, pues sabio es slo
D ios, segn la ancdota recogida, entre otros, por Digenes Laercio en su
proemio a la Coleccin de vidas y opiniones de los filsofos (12; VIII 8). Esta mesu
ra de Pitgoras a veces se olvid y algunos filsofos, segn sus contempor
neos, incurrieron en hybris, en desmesura, y cayeron en la impiedad, de ah los
procesos por este motivo en circunstancias histricas muy concretas contra

Scrates, Anaxgoras o el propio Aristteles, quienes habran supuestamente


pretendido participar al mismo nivel que la divinidad de la posesin de la sabi
dura, habran olvidado que son amantes de la sabidura y no sabios, ya
que sabio es slo Dios.
Cuando surge lo que denominamos filosofa griega, cuyo punto de parti
da a efectos didcticos se sita all en la jo n ia del siglo VI a. C., lo inmediato
es hablar del paso del mito a la razn, dando la impresin de que los griegos
vivieron hasta entonces en la bruma del mito y que slo a partir del siglo VI a. C.
utilizaron la razn, y ello no es as. Es una formulacin meramente didcti
ca que nos permite establecer un jaln en el devenir de la historia. El hombre
griego del siglo VI a. C. no se acost un da pensando lo que denominamos
mticamente y se levant al da siguiente viendo el mundo racionalmente.
El predominio de la razn sobre la explicacin mtica en la visin y explicacin
del mundo fue un largo proceso que se pierde en la noche de los tiempos, mas
aflora con nuevos brotes culturales y expresivos (por ejemplo, el nacimiento de
la prosa artstica) por vez primera de una forma patente en la jo n ia del siglo VI
a. C. Ni Homero viva inmerso por completo en el mito ni Tales de Mileto en
el de la razn, como tampoco ninguno de nosotros. De todas formas, por la
literatura conservada, es en autores del tipo de Hesodo o Fercides, antes en
la poca arcaica griega, donde se sita el punto de transicin entre el predo
minio de una visin u otra del mundo.
En el mundo del m ito el poeta es el rey, es el poeta-sabio que se consi
dera o es considerado socialmente en conexin con la divinidad que le inspi
ra y que convierte sus palabras en divinas, portadoras de verdad. El dep
sito del saber ancestral acumulativo se transmite oralm ente y se plasma
literariamente en la poesa primera griega. Pero poco a poco, por causas en que
se anan circunstancias histricas, tnicas e incluso lingsticas (la facilidad,
por ejemplo, del griego para la expresin de significados abstractos, la presen
cia del artculo y el uso del verbo ser como cpula), la situacin se va a ir
modificando. Como deca Ortega y Gasset, Adn no pudo ser filsofo o, por
lo menos, slo pudo serlo cuando fue arrojado del paraso. El paraso es vivir
en la creencia, estar en ella, vivir en el mito, mientras que la filosofa presupo
ne haber perdido esa fe y haber cado en la duda, confiando en salir de ella
mediante la razn.
En efecto, el hombre griego durante muchos siglos vivi como Adn en el
paraso, vivi aferrado a las creencias que se plasmaban en el mito y que, para
l, como para tantos otros pueblos del mundo antiguo, hacan del caos vivencial y material un cosmos, en el que cada estructura, acto, creencia o forma de
asumir el mundo encontraba su anclaje en el mbito heredado e indemostra
ble del mito. Es opinin unnime entre los estudiosos de la filosofa y mitolo

De Platn a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

ga griegas que el nacimiento de aqulla coincide con la actividad intelectual


provocada por la problematizacin del mito, en el sentido de que surge cuan
do se pone en tela de juicio ese relato tradicional heredado, intemporal, pro
tagonizado por seres por encima de los ordinarios, aceptado como acto de fe
y no de razn, que se evidencia en s y por s y no precisa demostracin, y que
pretende dar una explicacin global o parcial del cosmos y de las coordenadas
en que vive inmerso el hombre, operando a la vez en el universo humano por
su valor paradigmtico.

10

All en la Jonia y en la Magna Grecia, zonas fecundas en poetas, y poste


riormente en Atenas, los filsofos, unos hombres osados y curiosos, profun
damente innovadores, con frecuencia aislados socialmente, que con el tiempo
se convertirn en herederos de los poetas como portadores de la gida educa
tiva, se muestran renuentes a aceptar la sabidura socialmente admitida, trans
mitida por el poeta-sabio, y all donde el mito exige fe, ellos exigen demostra
cin y, en consecuencia, aceptacin por la razn, all donde el cosmos aparece
como producto de agentes personales por encima de lo ordinario, de existen
cia presunta pero no comprobable, ellos lo sustituyen por principios, ele
m entos o causas cuya interrelacin hace comprensible nuestro cosmos, all
donde el mito, por su valor paradigmtico, explica lo actual y cotidiano, estos
hombres proceden a la inversa, de forma que los acontecimientos primitivos,
las fuerzas que produjeron el cosmos, se conciben a imagen de los hechos que
se observan actualmente y tienen una explicacin anloga. No es lo original lo
que ilumina y transfigura lo cotidiano, sino que es lo cotidiano lo que hace inte
ligible lo original, ofreciendo modelos para comprender cmo se form y orde
n el mundo. Mas el milagro griego, no hem os de olvidarlo, nunca pudo
abandonar el mito. Desde la Jonia del siglo vi a. C. a la Atenas del siglo V d. C.
el mito est presente en todas y en cada una de las escuelas filosficas.
En esta sociedad en evolucin un paso profundo hacia su secularizacin
se produce asimismo con el movimiento sofstico, que no es unitario, sino que
ms bien se trata de una actitud intelectual por parte de unos hombres cultos,
dueos de la dialctica y de la retrica, que solan defender la ley positiva como
contrato social, el reino de la opinin, la contraposicin entre naturaleza y ley,
el ideal de concordia entre griegos y el papel de la educacin, de la que obte
nan parcialmente su medio de vida, hecho que les granje mala fama por par
te de Scrates y el grupo de discpulos que le rodeaban. A partir de mediados
del siglo V a. C. poetas, filsofos y sofistas en el marco de la ciudad-estado riva
lizan por hacerse con el cetro de la sabidura, de la educacin, del saber y su
transmisin. Visto en perspectiva, a efectos didcticos, el cetro educativo pas
de la poesa a la filosofa y la retrica, triunfando finalmente, en cuanto a impac
to social, esta ltima, fundamentalmente a partir del siglo iv a. C. La filosofa,

a partir de Scrates y Platon, vio en la retrica su principal rival, en tanto sta,


desde el punto de vista de los filsofos, era el reino de la verosimilitud y no de
la verdad, de la opinin y no de la ciencia, del verbalismo y no del razonamiento
objetivo.

1.2. La transmisin de la filosofa griega: los textos filosficos


griegos hoy
Lo primero que hay que advertir es que la literatura filosfica griega en su inmen
sa mayora se ha perdido. Las obras de los grandes filsofos de Grecia, con
excepcin, a grandes rasgos, de Platn, Aristteles y algunos neoplatnicos, no
nos han llegado. Reproducidas en escasos ejemplares, no han sobrevivido en
lneas generales a los problemas de transmisin de la propia literatura griega y
al descrdito que sufri por parte del cristianismo. Dos circunstancias, no obs
tante, han venido a aliviar en lo posible esta inmensa laguna. La primera es que
las obras han sido muy citadas, incluso en ocasiones plagiadas, por otros auto
res griegos o latinos todava a fines del mundo antiguo de los que conservamos
sus obras. La segunda es que, segn el ejemplo ofrecido por Aristteles y su
discpulo Teofrasto all en el siglo iv a. C., se ha formado en la antigedad un
gnero denominado doxogrfico consistente en la reunin, sea en orden cro
nolgico, sea por cuestiones planteadas, de las opiniones (dxai) de los filso
fos. La suma de ambas fuentes ha permitido constituir para cada autor o para
cada escuela recopilaciones de fragmentos y testimonios que, por imperfectos
que sean, son instrumentos de trabajos indispensables para quien quiere abor
dar el estudio de la filosofa griega. Los fragmentos de los presocrticos fueron
reunidos en su tiempo por Hermann Diels, los de los estoicos por H. von Amim,
los de Epicuro por H. Usener y, ms tarde, por Arrighetti, etc. A travs de estos
extractos y resmenes hay alguna posibilidad de reconstruir las caractersticas
de las diferentes escuelas y autores.

viva que la letra muerta, siguiendo la estela del Fedro platnico (274b -278e),
la cuestin se complica. La nica solucin es esperar que los discpulos hayan
tomado nota de lo que deca el maestro. An ms, una nueva complicacin
surge si pensamos que tenemos la certeza de que hubo filsofos con obras escri
tas que dejaron para la enseanza en el interior de la escuela, para la ensean
za oral en los cursos, cuestiones bsicas no explicitadas por escrito. Son los

Introduccin

Si a los problemas anteriormente citados les sumamos el hecho de que no


pocos filsofos del mundo antiguo fueron voluntariamente grafos, esto es, se
negaron a poner por escrito su pensamiento en tanto valoraban ms la palabra

11

casos de Platn y Aristteles, pero a la inversa. Esto es, de Platn conservamos


las obras exotricas, las destinadas a publicacin con objeto de que fueran
conocidas por el pblico, los insuperables dilogos platnicos, pero no con
servamos, salvo briznas, datos de su enseanza no escrita. Por el contrario, de
Aristteles conservamos el Aristteles esotrico, el del interior de la escuela,
pensamiento articulado que no tena por fin la publicacin, y no, casi, el Aris
tteles exotrico. Finalmente hemos de aadir que gracias a que los movi
mientos filosficos se articularon a veces en escuelas, stas procuraron trans
mitir las palabras originales del maestro, caso de los platnicos o peripatticos.
Las principales ediciones de referencia de los textos filosficos griegos son:
1. Bibliotheca Scriptorum Graecorum et Romanorum Teubneriana, la famosa
coleccin Teubner, la ms antigua, la ms completa en su da para
los textos filosficos griegos, pero que actualmente para el no especia
lista es de acceso difcil y existen volmenes que no han sido reedita
dos. El lugar de edicin que figura es Leipzig y/o Stuttgart. Slo tiene
el texto griego o latino.

De Platn a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

2. Scriptorum Classicorum Bibliotheca Oxionensis, esto es, la famosa colec


cin de textos de Oxford. Menos completa para nuestro campo, sin
embargo esta coleccin es regularmente reeditada y de fcil acceso. Est
en curso un trabajo de revisin de las obras de Platn. Slo contiene el
texto griego.

12

3. Collection des Universits de France (Pars, Les Belles Lettres), conocida


como Coleccin Bud. Prestigiosa coleccin francesa, pero en nues
tro caso desgraciadamente todava incompleta, que tiene la ventaja para
el no especialista de aportar el texto griego, la traduccin francesa y
notas.
4. The Loeb Classical Library, conocida como Coleccin Loeb, de Cam
bridge (Mass.), equivalente de la anterior, pero con traduccin al ingls.
En nuestro pas, desdichadamente, la principal coleccin de textos griegos
y latinos, Alma Mater, editada por el Consejo Superior de Investigaciones Cien
tficas, con introduccin, texto griego, traduccin y notas, es an en este mbi
to muy insuficiente. Han aparecido, por ejemplo, de Platn Apologa, Fedn y
Gorgias, Fsica de Aristteles, y hace ya aos se edit Epicteto.
De todas formas hoy da con la informtica el acceso a los textos griegos
ha cambiado. Es muy cmodo el Thesaurus Linguae G raecae en formato CDROM, el cual en muy poco tiempo ha pasado a ser una herramienta clave para
el fillogo clsico a la hora de manejar textos. En l se reproducen mecnica-

mente las ediciones griegas, pero con limitaciones, puesto que, por ejemplo,
en ellas no figuran el aparato crtico o los comentarios, elementos esenciales
en las ediciones de los textos. No obstante, hay que tener en cuenta que las
ediciones en CD-ROM no pretenden en ningn caso sustituir las ediciones
anteriores, sino simplemente proporcionar un sistema m ucho ms eficaz de
acceso, rastreo y de consulta. El TLG es un proyecto desarrollado desde 1972
en la Universidad de Carolina (Irvine), cuyo objetivo es agrupar en formato
electrnico todos los textos en lengua griega preservados por la tradicin lite
raria desde Homero hasta el 6 0 0 d. C. aproximadamente. Otro disco ptico
interesante, pero inferior, es el Perseus, que rene ntegras una coleccin de obras
de varios autores griegos y sus traducciones al ingls, una base de datos con el
anlisis morfolgico de cada palabra y una edicin electrnica del Greek-English
Lexicon. Intermediate Edition de H. G. Lidell y R. Scott (Oxford, 1987).

1.3. Entre Ia orati dad y la escritura: los gneros de la literatura


filosfica

sea luminosa. Mas esa luz procede de unos crculos restringidos de intelectua
les que desde el foco primordial de Atenas iluminaron a Grecia y con ella a todo
Occidente. La sociedad antigua era mayoritariamente analfabeta, incluso a fines
del Imperio, y ms cuanto ms O ccidente nos encontremos. Por ello en esa
sociedad el papel de la oralidad, de la transmisin oral, de la literatura oral, era
ms importante de lo que podamos imaginar. No es lugar de recurrir al caso
concreto de cm o se conformaron los poemas atribuidos a Homero, los de
Hesiodo e incluso, para algunos autores, determinados poemas lricos, mas s
hay que insistir en que, sin tener en cuenta ese dato, no se puede entender la
forma y la transmisin de la filosofa antigua y, por citar unos ejemplos, los
casos de Pitgoras o Scrates o, incluso, los neoplatnicos, que en determina
dos casos todava a fines del Imperio se negaban a poner por escrito sus pen
samientos, en tanto seguan defendiendo la palabra viva frente a la letra muer
ta, la oralidad frente a la escritura, que es incapaz, como deca el Fedro platnico,
de defenderse a s misma. Y aun cuando el filsofo exponga por escrito sus pen
samientos en no pocas ocasiones tendr en cuenta esa realidad y tratar de ade
cuarse a ella, caso de las sentencias, aforismos, apotegmas, dichos de perso
najes histricos, formas dialogadas, etc. Nada puede sustituir a la palabra hablada,
a la enseanza oral, en el crculo de vida y doctrina del maestro rodeado de dis
cpulos a los que tratar de inculcar un modo de vida.

Introduccin

No podemos olvidar nunca que la sociedad griega antigua era una sociedad en
su inmensa mayora analfabeta por mucho que la imagen que tengamos de ella

13

Indudablemente la altura literaria de la escritura de carcter filosfico fluc


tuar de un autor a otro y progresar de poca arcaica a poca clsica y poste
rior, aunque hay hitos que no pudieron ser superados con el paso de los siglos,
tal es el caso de Platn y de su forma dialogada que es, desde nuestro punto
de vista, la forma ms original y de mayor altura literaria en el mbito filosfi
co que alumbr el mundo antiguo.

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

El triunfo de la escritura en Grecia no supuso la extincin del fenmeno


de la oralidad. El predominio cultural de aqulla slo supuso interdependen
cia e interrelacin entre ambas. En el campo de la creacin y transmisin del
saber, desde el mundo antiguo, en escuelas y centros de enseanza, ambas han
estado siempre en mutua relacin. El binomio maestro-discpulo establece una
relacin especial en este mbito, que encuentra su reflejo en el mundo de la
filosofa antigua desde sus albores, incidiendo adems en la forma de expre
sin filosfica, cuyo conocimiento, esto es, cmo se ha constituido e inten
cionalidad del autor en cuanto a la forma de exposicin elegida, es elemento
bsico si hemos de interpretar correctamente un texto filosfico.

14

Acostumbrados en O ccidente a una cultura fundamentalmente escrita,


solemos olvidamos del mbito de la oralidad. Si usualmente distinguimos tres
tipos de sociedades desde este punto de vista (sin escritura, de alfabetizacin
restringida y de alfabetizacin generalizada) la sociedad antigua, de forma cre
ciente desde poca arcaica griega a fines del mundo antiguo, estara en el esta
dio intermedio. Por citar un dato se calcula que en la poca tardo-republicana
e imperial, y estamos hablando a siglos de distancia de los presocrticos, la cifra
de alfabetizacin estaba entre el 2 0 y el 30% de la poblacin masculina y el
10% de la femenina en la capital del Imperio, mientras que en las provincias
occidentales rondara entre el 5 y el 10%. Aunque estos datos hay autores que
los matizan, no cabe duda de que en el mundo antiguo la cultura escrita esta
ba restringida a unas capas privilegiadas y coexista con la oral.
No olvidemos tampoco que el filsofo antiguo desarrollaba la mayor par
te de su tarea de forma oral, mediante la palabra, como maestro y gua espiri
tual, en un tiempo y en un lugar determinado, como emisor de unos mensa
je s ante unos oyentes, discpulos o sim plem ente interesados por sus
planteamientos, y que los filsofos antiguos no slo queran adquirir y trans
mitir unos conocimientos, sino formar hombres, transformar almas, inculcar
una forma e ideales de vida, y en este terreno la palabra viva es insustituible,
por ms que la letra muerta, la escritura, con el paso de los siglos haya ido ganan
do terreno. La palabra viva para no pocos filsofos tena un valor mayor que la
letra muerta, simple intento de representacin grfica de aqulla, indefensa ante
el lector. Mas escribimos porque la escritura permite superar los lmites espa
cio-temporales de la palabra, nos permite crear en un mundo contingente y

catico una regin donde algo, pensamos, va a permanecer por encim a del
espacio y del tiempo.
Es cierto que los filsofos presocrticos, y no todos, confiaron sus pensa
mientos a la escritura, pero, en lneas generales, su obra es ms lgos (palabra
viva) que grmma (letra muerta). Cierto es que la tradicin antigua nos habla
de obras escritas de Anaximandro, Anaximenes, Jenfanes, Herclito, Parm
nides, Zenn, Empdocles, Anaxgoras, etc., por citar unos ejemplos en algu
nos casos muy discutidos, pero no pretendamos ver en sus obras libros en nues
tro sentido. No podemos imaginar, incluso en el caso de aquellos que escogieron
el verso para la expresin de sus pensamientos, como Jenfanes, Parmnides
o Empdocles, que sus escritos colmaban sus expectativas. Ellos tenan sus dis
cpulos a los que oralmente transmitan sus enseazas y formas de vida. En el
caso de la prosa sucede lo mismo, no pocos escritos se limitan, por los testi
monios conservados, a rpidos sumarios, anotaciones de puntos capitales de
su pensamiento, escritos sintticos, ecos de la voz del maestro que desplega
ba oralmente en su plenitud lo expresado por escrito.
La conquista de la prosa filosfica, como dijimos, fue una labor progresi
va, de lima, de perfeccionamiento. Hemos de imaginar que cuando vieran la
luz los primeros escritos filosficos en prosa, desde el punto de vista social, se
deban considerar como estticamente indignos, si se les comparaba con la altu
ra ya conseguida de la poesa en esa poca, se los habra de ver como negacin
del arte literario aju icio de los coetneos, identificable en aquel entonces con
las formas poticas. Pero ah estaba la voluntad de unos hombres que no slo
vean el mundo de una forma distinta a la del comn de los mortales, sino que
queran expresarse en unas formas escritas distintas a las del poeta-sabio. La
eleccin de la prosa por parte de la mayora de los presocrticos supone una
ruptura consciente, marca el paso de teogonia a cosmogona, de genealoga a
etiologa, del mito a la razn. Pero el peso de la poesa, an en el siglo VI a. C.,
era prcticamente asfixiante. Por ello durante un siglo el curso de la prosa ser
uctuante, lleno de tentativas por hacer obras ms verdaderas que bellas, pero
n i siquiera tenan modelos forneos que imitar en este mbito. Es una prosa
El problema para ofrecer un panorama global e incluso individual de la
prosa presocrtica que se va a encontrar Platn, con quien comenzaremos
nuestro recorrido, es que en numerosos casos lo que se considera hoy da que
nos ha llegado procedente del clamo del autor es muy escaso. Abundan ms
las citas no textuales e imitaciones que las textuales (fragmentos B de la edi
cin de Diels-Kranz). Se puede decir que las obras de los pensadores preso
crticos han desaparecido o nos han llegado en un estado de mutilacin lamen
table, lo cual pequdica un estudio sistemtico de su pensamiento y de la forma.

Introduccin

que se va haciendo a s misma, con sus dudas y vacilaciones.

15

De Tales de Mileto nada podemos decir. Es doctrina generalmente acep


tada que no dej escrito alguno, como tampoco Pitgoras o Scrates. De los
dems, que s dejaron produccin escrita. En lneas generales, escribieron
en prosa jonia, con registros muy diversos, que van desde una prosa carga
da de elementos poticos, sin gran aparato demostrativo (Anaximandro), a
una prosa sencilla, sin rebuscam ientos formales, ms independiente de la
poesa (Anaximenes), o a un estilo conciso, cortante, ambiguo, oracular, fcil
de recordar, como es el caso de Herclito. Pero realmente no se puede gene
ralizar.

De Platn a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

Si le aplicramos los criterios que se requieren para que un estilo pueda ser
calificado de plenamente cientfico, esto es, argumentacin explcita, estruc
tura sistemtica de exposicin, ausencia de colorido emocional, de ornamen
to externo y de elementos superfluos, expresin exacta, lo cual implica termi
nologa apropiada, y capacidad de abstraccin en la expresin, realmente no
es algo que se encuentre hasta el siglo IV a. C.

16

Thesleff distingue en la prosa presocrtica entre un estilo gnmico, que


sera el propio de la filosofa hasta Anaxgoras, caracterizado por proposi
ciones libremente conectadas, palabras expresivas, anttesis, asonancias, acu
m ulacin de trminos y expresiones de similar significacin, y argumenta
ciones introducidas por as pues, por tanto, pues, etc., donde entraran
autores como Anaximandro, Anaximenes, los dichos y smbolos pitagricos,
Alcmen, Herclito e In, y otro estilo que denomina primer estilo de tra
tado, en el que la argumentacin ocupa un lugar ms importante y un amplio
desarrollo, donde entraran autores com o Zenn, Anaxgoras, D em crito,
etc. Parece que poco a poco el discurso filosfico en prosa en el siglo V a. C.
fue tendiendo hacia una estructura de prlogo, de extensin variable, y de
centro o ncleo, sin que el eplogo se haya desarrollado de forma clara en
una unidad siempre independiente. Estas tres partes, ms estructuradas for
malmente, son las que se desarrollarn en los tratados filosficos en poca
posterior, a lo que posteriormente haremos referencia. De todas formas, siem
pre hemos de advertirlo, el estado de lamentable mutilacin en que nos han
llegado los textos presocrticos hace que nos movamos en el mbito de la
hiptesis y de la lgica.
En cuanto a la tipologa del texto filosfico ya hemos dicho que la filoso
fa fue adquiriendo poco a poco sus formas de expresin, y aunque no tenga
una forma exclusiva propia, utiliza aquellos gneros que la evolucin literaria
griega le pona a su alcance: aforismos, apotegmas, sentencias, dichos de per
sonajes histricos, simposios, dilogos, biografas, diatribas, protrpticos, con
solationes, problemas, cartas, introducciones, comentarios y tratados, todo ello
en el terreno de la prosa, mientras que en el terreno de la poesa sern la poe

sa didctica y los himnos las formas por excelencia del discurso filosfico. De
todas estas posibilidades manejadas a lo largo del mundo antiguo los ejemplos
ms numerosos que nos han llegado son los tratados y los comentarios, aun
que, si hemos de ser sinceros, los de mayor altura literaria son los dilogos pla
tnicos. Sobre las caractersticas de estos gneros de literatura filosfica ten
dremos ocasin de hablar en sus apartados correspondientes.

Captulo 2

Platn

2.1. Su personalidad histrica


A fines del mes de mayo del 4 2 7 a. C., si hemos de creer las fuentes, ao en
que por cuarta vez consecutiva los espartanos invadan el Atica, se renda Pla
tea a los espartanos y Mitilene a Atenas, entre otros sucesos, esto es, en una
Atenas en plena efervescencia de las Guerras del Peloponeso, en el da sptimo
del mes Targelin, vena al mundo como fruto de la unin de Aristn y Perictona, ambos de progenies ilustres - la del padre se remontaba hasta Codro, lti
mo rey de Atenas, mientras que la de la madre contaba con diversos arcontes-,
Aristocles, cuyo sobrenombre, Platn, le fueotorgado por su profesor de gim
nasia debido a su vigorosa contextura, a la anchura de sus hombros, aunque
tambin las fuentes hablan de la anchura de su frente o, incluso, lo atribuyen a
su estilo. El nombre de Aristocles lo recibi en honor de su abuelo paterno.
Las fuentes sobre su vida proceden unas veces de la propia obra platnica
(fuentes directas), como, por ejemplo, las cartas Vl-VII a l atribuidas y los datos
que, aun siendo renuente a aparecer l mismo en sus dilogos, nos ofrece en
su obra, o bien provienen fundamentalmente de autores vinculados a la tradi
cin platnica caso de Filodemo, Apuleyo u Olimpiodoro, o biografas como
el libro III y otros pasajes de Digenes Laercio y el lxico de Suidas, entre otras
fuentes (fuentes indirectas). En muchos casos, hay que reconocerlo, se mez
clan la realidad y la ficcin.

Su familia era de tradicin aristocrtica y esencialmente oligrquica. Tuvo


tres hermanos: Adimanto, mayor que Platn, Glaucn y Potone, menores que
l, siendo esta ltima la madre del sucesor de Platn en la Academia, Espeusi
po. Tambin las fuentes nos hablan de un hermanastro de Platn, un tal Antifonte, ya que su madre, Perictona, al quedarse viuda de Aristn, volvi a con
traer nupcias con un tal Pirilampo, amigo de la familia y relacionado con crculos
prximos a Pericles. Emparentados con Platn estaban el poltico Crmides,
to materno, y el estadista y escritor Critias, primo de la madre de Platn, ambos
ligados al gobierno oligrquico de los Treinta Tiranos, que tras la derrota en las
Guerras del Peloponeso sustituy efmeramente a la democracia; los dos fue
ron inmortalizados por el filsofo en su obra, as como sus hermanos Glaucn
y Adimanto. Digenes Laercio ( III3) habla de Egina como lugar de nacimien
to, aunque, cierto o no, su niez discurre ya en Atenas en una propiedad fami
liar a orillas del Cfiso. A Platn no se le conocen amores heterosexuales ni

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

hijos, siendo el heredero de sus bienes, a su muerte, un tal Adimanto, quizs


nieto de su hermano del mismo nombre.

20

Su educacin, tal y como corresponda a una familia de clase alta, por los
datos que obtenemos de las fuentes, fue indudablemente esmerada. Entre sus
maestros, aparte de Scrates a quien se liga cuando tena unos veinte aos,
hemos de contar a Crtilo, quien le pondra en contacto con las doctrinas de
Herclito, aunque las fuentes divergen en cuanto a la fecha de su contacto con
Crtilo, ya que Digenes Laercio (III 6) habla de ocho o diez aos tras la muer
te del maestro y Aristteles (Met. I 6, 987a) dice que fue antes de conocer a
Scrates. Otras fuentes nos hablan de que con veintiocho aos, tras la muerte
del maestro, se dirigi a Mgara para estar con Euclides y de ah a Cirene para
entrar en contacto con el matemtico Teodoro.
Segn se desprende de la Apologa, C ritn y F ed n Platn asisti al juicio
de Scrates en los primeros meses del 3 9 9 e incluso, segn Digenes Laercio,
intent infructuosamente hablar en defensa de su maestro, pero no pudo estar
con l el da de su muerte, en mayo de ese ao, pues se encontraba enfermo.
Cuando contaba unos cuarenta aos, en tomo al 3 8 7 a. C., con el propsi
to de entrar en contacto con los filsofos pitagricos all establecidos, funda
mentalmente con Arquitas de Tarento, Platn se dirige a la Magna Grecia, foco
del pitagorismo, donde permaneci varios meses, en compaa del citado Arqui
tas y probablemente de Filolao. En esta tierra es donde entabla relacin con Din,
que contaba entonces unos veinte aos de edad, y por el que se sinti profun
damente atrado, hecho que marcara su vida largamente. Los viajes a Sicilia de
Platn estaban orientados adems a poner en prctica su teora poltica, lo que
result un autntico fracaso. Este primer viaje, de creer a la tradicin, acabara
mal, ya que se cuenta que Platn fue vendido como esclavo por Dionisio o por

rdenes de ste, aunque tambin se aade que fue rescatado en el mercado de


esclavos de Egina por un cirenaico llamado Annceris o por amigos annimos.
Unos veinte aos despus, en el 3 6 7 a. C., muere Dionisio I y sube al poder su
hijo, Dionisio II. Din, to del nuevo gobernante, le convence de que llame a Pla
tn y l mismo le remite una carta al filsofo, que contaba unos sesenta aos ya,
elogiando al nuevo gobernante, su buena predisposicin, y la oportunidad de
poner en prctica su teora poltica. Platn se decide, viaja de nuevo, mas, cuan
do llega, la situacin es muy distinta a la que le haban descrito. Fracasado el
intento, se permite tanto a Platn como a Din dirigirse a Atenas. Ello debi de
ocurrir en el 3 65 a. C. Platn vuelve a reincidir por tercera vez en el 361 a. C. y
su final tampoco fue el esperado por el filsofo. Y es que Platn era ms un te
rico que un hombre de accin. Es ms, fue un hombre profundamente desen
gaado de la democracia, sobre todo a raz de la muerte injusta de su maestro
Scrates. Ello le llevara a propugnar una reforma radical del sistema poltico de
su tiempo, como veremos.
En cuanto a la actividad viajera de Platn las fuentes divergen. El orden de
los supuestos viajes, segn Digenes Laercio, es Cirene-Italia-Egipto, pero Cice
rn no menciona Cirene y establece la secuencia de dos viajes a Egipto y a con
tinuacin a Italia y Sicilia, esto es, invierte el orden. No vamos a detenemos en
la realidad o no de todos y cada uno de estos viajes, pero s hay que advertir
que existen posiciones tanto a favor como en contra. La vida de Platn ms
antigua, de la que se nos ha conservado parte en un papiro quemado de Her
culano, m enciona slo los viajes al sur de Italia y Sicilia. Ahora bien, no es
menos indudable que Egipto atraa a Platn, de ah que esta milenaria tierra
intervenga y aparezca en no pocos de sus dilogos y mitos. D e todos los pa
ses brbaros Egipto es el pas ms citado en la obra de Platn, despus de Per
sia, aunque en este ltimo caso no muestra gran inters y, aunque reconoce
que ha gozado de buenos reinados (Ciro y sobre todo Daro), su historia est
caracterizada, segn l, fundamentalmente por la decadencia, debido a la mala
formacin de sus caudillos.
Con todos estos mimbres no poda Platn sino recibir una muy slida for

Poco despus del regreso de su primer viaje a Sicilia, en el 3 8 7 , fund su


escuela cerca del santuario dedicado al hroe Academo, fuera de la puerta del

Platn

macin que abarca desde el conocimiento de la tradicin literaria griega, a la


filosofa, msica, matemticas, pintura, etc. Aunque nos pueda parecer sor
prendente, segn Digenes Laercio (III 5), Platn se dedic tambin al estu
dio de la pintura y escribi poemas, primordialmente ditirambos y tragedias.
Tambin, como buen griego, las fuentes nos hablan de su ejercitacin en la
gimnstica y se habla incluso de que consigui una victoria en las pruebas infan
tiles de los Juegos Istmicos.

21

Dpilon, donde haba existido un gimnasio y de donde recibi su nombre. Vis


ta en perspectiva, podramos considerar a la Academia como precursora de la
universidad occidental. Tena la forma jurdica de una asociacin religiosa para
el culto de las Musas y era una comunidad donde se mantena una estrecha
relacin entre maestros y discpulos. Era una escuela completamente organi
zada que, por cierto, sustentaba un ideal distinto al de la escuela de Iscrates,
ya que ste defenda una formacin retrica bsica y prctica, apta para formar
en poco tiempo ciudadanos y polticos eficaces. El programa platnico, en cam
bio, comprenda filosofa, dialctica, retrica, matemticas, astronoma y cien
cias fsicas y abarcaba muchos aos de formacin. Segn el programa de edu
cacin expuesto en la Repblica, el adolescente deba estudiar al menos diez
aos matemticas (aritmtica, geometra, estereometra, astronoma y armona),
como propedutica para la filosofa, y cinco aos de dialctica. A la Academia
acudan jvenes no slo de Atenas, sino tambin de otras ciudades-estado grie

De Platn a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

gas, que se dedicaron posteriormente tanto a la filosofa como a la poltica. Pero


Platn, desengaado de sta, se refugi sobre todo tras los muros de la Aca
demia y llen su vida con la relacin maestro-discpulos y sus clases, a las que
valoraba ms que a sus escritos, y con sus investigaciones. Falleci en la pri
mavera del 3 4 7 a. C.

22

Entre los miembros ms conocidos que frecuentaron la Academia, que


pronto obtuvo un gran xito, estuvieron Aristteles, Espeusipo, Jencrates, Filipo de Opunte, Hermodoro de Siracusa, Herclides Pntico, Eudoxo de Cnido,
Teeteto, etc., conformando a su muerte algunos de ellos lo que se denomina
Academia Antigua, los inmediatos sucesores de Platn, que en su apartado
correspondiente abordaremos.

2.2. Su obra y cronologa. Doctrinas escritas y no escritas


La Antigedad nos ha transmitido con gran esmero, en comparacin con otros
filsofos, las divinas palabras de Platn que l destin a publicacin, y bajo
su nombre tenemos no menos de cincuenta y siete ttulos: una serie de epi
gramas, trece cartas, la mayora en ambos casos apcrifos, una coleccin no
platnica de Definiciones, siete obras claramente falsas (Sobre lo justo, Sobre la
virtud, Demdoco, Sisifio, Erixias, Axoco y Halcin) y treinta y cinco obras dialo
gadas, sobre algunas de las cuales tambin ciertos estudiosos vierten sus reser
vas en cuanto a autenticidad, y que fueron agrupadas en nueve tetralogas (a
imitacin de los concursos trgicos: tres tragedias y un drama satrico) por Trsilo de Alejandra en el siglo id . C., ordenacin que se mantiene en las edi-

dones incluso hoy da. La ltima de las tetralogas se complementa con las car
tas. Los dilogos platnicos en su orden tetralgico son los siguientes, a sabien
das de que algunos son apcrifos, como posteriormente comentaremos:
Tetraloga I: Eutrifn, Apologa de Scrates, Critn y Fedn.
Tetraloga II: Crtilo, Teeteto, Sofista y Poltico.
Tetraloga III: Parmnides, Filebo, Banquete y Fedro.
Tetraloga IV: Alcibiades I, Alcibiades II, Hiparco y Amatores.
Tetraloga V: Teages, Crmides, Laques y Usis.
Tetraloga VI: Eutidemo, Protgoras, Gorgias y Menn.
Tetraloga VII: Hipias Mayor, Hipias Menor, InyM enxeno.
Tetraloga VIII: Clitofonte, Repblica, Timeo y Critias.
Tetraloga IX: Minos, Leyes, Epnomis y Cartas.
Es cierto que no todas estas obras son platnicas, pero en cuanto a su
autenticidad en determinados dilogos se ha llegado a la exageracin. Si admi
tiramos todo lo qu se ha puesto en duda nos quedaramos con apenas una
veintena, pues no es que se consideren espurios, con razn, Sobre lo justo,
Sobre la virtud, Dem doco, Ssifo, Erixias, Axoco y Halcin, Definiciones, Minos,
Epnom is, Clitofonte, Teages, A lcibiades II, H iparco y A m atores, o se dude de
Hipias Mayor, Hipias Menor, Lisis, Menxeno o Alcibiades I, sino que ha habi
do quien incluso ha puesto en duda, por ejemplo, Fedn e Ion. De todas for
mas en este mbito desde hace ya aos la situacin parece en cierto modo
resuelta.
Pero quizs donde haya mayores controversias sea en el campo de la cro
nologa. En este campo se parte en ocasiones de una serie de nociones comu
nes discutibles. En efecto, si recordamos sucintamente los mtodos utilizados
para la cronologa del dilogo platnico, bsicamente encontraremos dos, uno
basado en criterios externos y otro en internos. Entre los primeros stos fluc
tan desde estudios sobre personas y circunstancias histricas citadas en los
dilogos, lo cual proporciona un trmino post quem, a las referencias de un di
logo a otro o la relacin con obras o autores coetneos. Pero esta lnea es poco
slida. Entre los criterios internos tambin hay unos ms fiables que otros, as
los basados en criterios doctrinales o en criterios artsticos son mucho menos
fiables que los basados en el mtodo estadstico de hechos de lengua. Por ejem
plo, el mtodo doctrinal es de resultados francamente arbitrarios, porque los
estudiosos parten de una idea previa respecto a la cual organizan los dilogos:
biografa de Scrates (Munk) o camino del mito a la razn (Schleimacher),
o los menos artsticos, poticos o teatrales seran posteriores a sus opues
tos. Por el contrario, el mtodo basado en hechos de lengua y estilo es el ms
fiable (Lewis, Dittenberg, Schanz, Ritter, Thesleff, Brandwood, etc.).

Se tiende a dividir los dilogos en tres grupos sucesivos, correspondientes


a tres perodos que comprenden a los aos 3 9 9 -3 8 7 , 3 8 7 -3 6 7 y 3 6 7 -3 4 8 . En
los dos primeros Scrates es el centro, pero en el ltimo, salvo en el Filebo, no
lo es y en las Leyes ni est presente. Donde ms se vacila en la asignacin de
dilogos a cada perodo es en los dos primeros. Por ejemplo, Brandwood acep
ta el grupo tradicional de vejez en el siguiente orden: Timeo, Critias, Sofista,
Poltico, Filebo y Leyes y ya, con ciertas reservas, un grupo intermedio consti
tuido por Repblica II-X, Parmnides, Teeteto y Fedro y un grupo anterior forma
do por Fedn, Lisis, Repblica I, Banquete, Crtilo, Menxeno, Eutidemo e Hipias
Mayor. Pero en lneas generales se tiende a aceptar que en la primera poca
habra que situar Apologa, Critn, Laques, Lisis, Crmides, Eutrifn, In e Flipias,
en la segunda Fedn, Repblica, Banquete y Fedro, y en una tercera Parmnides,

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

Teeteto, Sofista, Poltico, Timeo, Critias, Filebo y Leyes. Donde hay ms fluctua
ciones, segn los estudiosos, es con el Gorgias, Menn, Eutidemo, Crtilo, Men
xeno y Protgoras.

24

Pero hasta ahora nos hemos referido al Platn escrito. Hoy da es incues
tionable la existencia de un Platn no escrito que nos habra llegado en miga
jas indirectamente. El Platn de los dilogos es el Platn exotrico, que escri
ba para un pblico, mientras que el Platn esotrico es el Platn que se
expresaba oralmente en el interior de la Academia. Los dos Platones confor
maran el Platn que tendramos que conocer, no uno. Desde hace decenios la
recuperacin de ese Platn no escrito es el objetivo de no pocos estudiosos,
encabezados por la escuela de Tubinga (Krmer, Gaiser, Robin, Stenzel, Ross,
Tplitz, Comford, Vogel, etc.). Platn es una figura bifronte en este aspecto,
reflejo de la tensin entre palabra viva y letra muerta ya en su poca.

2.3. El dilogo platnico


De los presocrticos a Platn no slo hay un giro en el fondo, sino tambin en
la forma. De unos textos en su mayora fragmentarios (los presocrticos) pasa
mos a unos textos que se nos han transmitido con exquisito cuidado, a una
forma literaria y a un autor irrepetibles en todos los aspectos, al dilogo filos
fico, a Platn, en quien autores como Wilamowitz, Jaeger, Burnet, Sandbach,
Taylor o Friedlnder ven el creador de este gnero, en la medida en que el di
logo precedente no haca previsible la genialidad platnica. Une la belleza del
fondo a la belleza de la forma. Indudablemente toda la tradicin dialgica preplatnica que encontramos tanto en la pica, como en la lrica, en el drama, en
la historiografa, entre los sofistas y discpulos de Scrates, todo ello fue refi-

nando la tcnica dialgica, pero no era presumible una unin fondo-forma tan
perfecta como en el dilogo platnico, donde la exposicin de unos conteni
dos filosficos que podran resultar ridos, aparecen hermanados con un enor
me goce esttico, irrepetible desde nuestro punto de vista. Porque, pensemos
un momento, cuando abrimos un libro filosfico, sea cual sea su materia, no
esperamos extraer de l un placer esttico, y ah englobamos a Aristteles, estoi
cos o neoplatnicos, pues pensamos que en l el autor, buscando la funcin
representativa, ha sacrificado la funcin esttica. Y en el dilogo platnico no
es as.
Sin embargo, hay que reconocer que Platn no parti ex nihlo para la crea
cin de ese tema filosfico o poltico tratado bajo la forma de preguntas y res
puestas con la conveniente etopeya de los personajes en cuestin y con estilo
elegante, como lo defina Digenes Laercio (III 48), o exposicin no sujeta
a metro, compuesta de preguntas y respuestas a cargo de diversos personajes
con su adecuada etopeya, tal y como lo definen los Prolegmenos a la filo s o fa
de Platn neoplatnicos (XIV 3-7), en el que se da una constante bsqueda de
la verdad, una autntica investigacin. Es una forma elegida conscientemente,
ya que, fuera del drama, la forma dialgica no es inherente, e implica ausencia
de dogmatismo y un lector intrprete activo. Tanto el dilogo filosfico como
las dems formas de expresin filosfica, literariamente hablando, entraran en
lo que hoy da englobaramos dentro del gnero didctico-ensaystico, margi
nado frecuentemente tanto en las descripciones genricas como en los manua
les de literatura. El dilogo filosfico tuvo dos momentos de esplendor, el mun
do antiguo con Platn a la cabeza, y el Renacimiento. El dilogo im plica la
eliminacin del lenguaje dogmtico, de la verdad transmitida por el poeta-sabio,
el sacerdote o el rey investido por la divinidad.
En efecto, hoy nadie duda de que Platn, aun apoyndose en una labor
literaria anterior y coetnea, es el genio que lleva a su perfeccin el dilogo
filosfico. Los antecedentes del gnero fueron expuestos hace aos, de for
ma global, por Hirzel, pero no es ocasin de hacer una prehistoria desde la
pica al drama pasando por la lrica, la historiografa o el adoctrinamiento de
un autor a un interlocutor, en ocasiones, mudo (casos Hesodo-Perses, Empdocles-Pausanias o Teognis-Cimo, entre otros). Todo ello influy, qu duda
cabe. Por otra parte nadie puede negar que los dilogos de Platn, quien cre
ci en el marco de la tragedia y comedia, comparten rasgos comunes con el
teatro e incluso las fuentes llegan a hablar de un Platn autor de epigramas,
tragedias y ditirambos, como dijimos, pero el dilogo platnico no es teatro,
a pesar de que se aleguen escenarios realistas para el dilogo, comienzo simi
lar en ocasiones al prlogo teatral, final equivalente al xodo y agones entre
los personajes. Se suelen aducir com o antecedentes los ejemplos de Sofrn

con sus Mimos, dilogos en prosa de los que sabemos que Platn fue un gran
admirador y que fueron su libro de cabecera, segn las fuentes, hasta su muer
te, y de Epicarmo, representante de la comedia doria siciliana, al que Platn
tambin admir y de quien conservamos textos que son autnticas discusio
nes filosficas en escena, como los transmitidos por Digenes Laercio ( I I I 10)
acerca de que los dioses escapan al cambio universal. Todo ello constituye la
prehistoria del dilogo filosfico y nada ms. Llegar a sostener que en Platn
la filosofa est subordinada al drama, nos parece errneo. En Platn es el di
logo el que, como simple vehculo, se va conformando al contenido filosfico.

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

En cuanto a la marca socrtica no hemos de olvidar que Platn convivi lar


go tiempo con una persona, Scrates, que no escribi nada, a no ser unas pre
tendidas versificaciones de las fbulas espicas. Para l el lgos vivo, el dilogo, el
trato conversacional con los dems, fue el elemento bsico de su mtodo; ade
ms odiaba los largos discursos sofsticos que daban las cosas por descubiertas

26

y, en cambio, trataba de llegar a la verdad mediante preguntas y respuestas. Es


evidente que el dilogo platnico utiliza la tcnica socrtica. El mtodo dialcti
co y la forma dialgica nacan de la conversacin misma en la que Scrates era
maestro. Frente al estatismo del tratado, de la larga exposicin en tercera perso
na, Platn elige la forma dialogada, la que haba visto encamada en su maestro
Scrates, a quien nosotros hoy englobaramos dentro de los terapeutas directi
vos, de los orientadores directivos, quienes sealan un problema o situacin que
precisa ser corregida, hacen preguntas muy concretas limitando las respuestas,
organizan los datos y convencen a su interlocutor para que asuma los valores pro
puestos. Pues bien, el dilogo platnico utiliza la tcnica socrtica.
Ahora bien, la genialidad de transmitir el pensamiento filosfico en la for
ma escrita ms cercana a la palabra viva, con la figura de su maestro Scrates como
centro, slo Platn, hasta su tiempo, la practic o tambin otros condiscpulos?
No pensemos que Platn fue el nico en escribir dilogos filosficos con la figu
ra de Scrates como centro, sino que tambin lo hicieron muchos otros condis
cpulos, cuyas huellas nos han llegado indirectamente. Los testimonios conserva
dos abogan por un desanollo progresivo en el que Platn es la perfeccin, el genio
que le dio la forma ideal e inimitable. Hay que pensar que ya antes del 3 9 9 a. C.
en el crculo socrtico en lengua tica vieron la luz otros dilogos no platnicos.
La lealtad al maestro les una. Desgraciadamente no conservamos ninguno de
ellos, pero las fuentes acerca de su existencia y abundancia son incuestionables.
Tmese como muestra el libro II, fundamentalmente, y el III de la obra de Di
genes Laercio. Encontraremos a Alexmenes de Teos o Simn, a quien se le atri
buyen treinta y tres dilogos, como los pioneros, a quienes seguiran Simias con
veintitrs, Critn con diecisiete, Glaucn de Atenas con nueve, Esquines de Esfeto con siete, Euclides con seis, Cebes con tres, Fedn de Elide con al menos dos

indiscutibles, aparte de Antstenes, y otros. Si se recorren los listados de dilogos


atribuidos a los autores citados se encontrarn no pocas coincidencias con ttulos
y personajes platnicos, siendo el interlocutor principal en no pocas ocasiones
quien d el ttulo al dilogo, interlocutor que es refutado por Scrates, con tem
tica predominantemente moral. Pero, segn parece, este dilogo socrtico no pla
tnico daba ms importancia a lo escnico, sin que fuera normal en estas obras la
dramatizacin directa, aunque algunos tipos ya estaban fijados, como el crpula
de Alcibiades y el asctico Scrates. Platn, pues, desde este punto de vista, no es
el genial creador de un gnero literario, sino el escritor que ha elevado a la supre
ma perfeccin los elementos ya prefijados en la obra de sus contemporneos. Pero
tambin hay que decir, como hicieron Wilamowitz y Laborderie, que lo hecho por
los antecesores y coetneos de Platn, segn los datos de que disponemos, no
haca presagiar la perfeccin del dilogo filosfico, que la Antigedad nos ha trans
mitido con un celo exquisito, pues las palabras del maestro trataron de conser
varse puras en la propia escuela platnica y en la Biblioteca de Alejandra.
Platn, en vez de legamos largos tratados sobre el ser, las virtudes, el amor,
el Estado ideal o la bondad, hace coincidir en un mismo escenario a persona
je s diversos, histricos, representantes de diversas perspectivas, que van sien
do refutados, salvo en el caso de las Leyes, por Scrates. El nmero de los per
sonajes en el corpus platnico flucta entre dos (Critn, Eutrifn, Hipias Mayor,
Menxeno, Fedro, Cltofonte), tres (Hipias Menor, Crtilo, Filebo), cuatro (Crmides, Menn, Sofista, Timeo, Critias, Leyes), cinco (Laques, Lisis, Gorgias, Teeteto),
seis (Repblica, Eutidemo), ocho (Fedn, Parmnides), nueve (Protgoras) y has
ta once (Banquete), el ms complejo.
En cuanto a las caractersticas del dilogo platnico stas van desde el
escaso pintoresquismo a la libertad de proporciones, pasando por su carcter
de obras abiertas y por el anonimato platnico. El primer aspecto hace refe
rencia a que Platn es poco dado a los elementos descriptivos, realistas, pin
torescos. Por ejemplo, no hay prcticamente concesiones al escenario donde
tiene lugar el dilogo, ya sea que Scrates se encuentra a sus amigos en el exte
rior (Menn, Fedro), en casa de un ciudadano o jardn, ya en Atenas ya en el
Pireo (Repblica), en uribanquete (Banquete), en un gimnasio (Eutidemo, Cr-

Un segundo aspecto es la libertad en la extensin, en el sentido de que los


dilogos no estn sujetos a un canon, a unas determinadas proporciones:
los hay cortos y largos, dialogados y casi discursos doctrinales, unos en forma

Platn

mides) o en prisin (Critn, Fedn). Ni siquiera si se produce un cam bio de


escenario, del exterior al interior (Teeteto), se hace la ms mnima indicacin.
Incluso Scrates y sus interlocutores se nos aparecen prcticamente descorporizados, son tipos ms que caracteres. Scrates, por ejemplo, es ms el pro
totipo del filsofo que el marido de Jantipa.

27

dramtica directa, de los que incluso se ha llegado a pensar que podan repre
sentarse, y otros son narrados, con una gama estilstica grande, desde estilo
coloquial al enftico, pasando por el semiliterario conversacional, retrico, pat
tico, intelectual, legal, mtico-narrativo, histrico y ceremonial, segn Thesleff.
Un estilo, admirado ya por los antiguos, que abarca desde una modalidad que
imita una conversacin culta cotidiana, con un vocabulario sin pretensiones,
abundantes partculas y anacolutos, hasta la prosa potica con sus citas de poe

De Platn a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

tas, referencias a mitos, ancdotas, proverbios, smiles, metforas o juegos de


palabras. Es irrepetible la prosa platnica, a la que adornan adems, desde el
punto de vista del lector, la riqueza de vocabulario, aunque sin una excesiva


/ 1
jerga iiiosonca.

28

Pero quizs, desde nuestro punto de vista, sea la tercera caracterstica la


ms importante: el carcter de obra abierta, incompleta, utilizando la termi
nologa de Umberto Eco. Acostumbramos a acudir a la Potica, a la Fsica, a
la M etafsica, a las diversas tica, por citar algunas obras, para captar el pun
to de vista sobre la tragedia y la pica, el ser o la tica aristotlicas, aunque
tam bin acudamos secundariam ente a otros pasajes de otras obras donde
incidentalmente haya tocado o rozado la problemtica en cuestin. Pues bien,
en Platn no podemos hacerlo. Quien quiera saber algo de Platn, casi cual
quier aspecto, ha de leerse todos los dilogos, porque cada dilogo es como
el captulo de un libro que, a su vez, est inacabado, abierto a nuevas con
versaciones, como el dilogo eterno, inacabado de Scrates. Los dilogos pla
tnicos estn interconectados. Adems, no hay que esperar al final de cada
dilogo una conclusin expresa. Los interlocutores se despiden hasta otro
da, hasta otra ocasin, porque la vida, si tiene sentido, es en una conversa
cin sin fin, en una bsqueda sin fin. Y cuando no es as, termina con un
m ito. Y qu es ms abierto que un mito? Platn siempre nos deja pensan
do, recapacitando, y eso es lo que quera. No quiere un lector pasivo, que,
com o autmata, asuma de forma acrtica lo que se le transmite, sino un lec
tor activo, que se sume a la bsqueda socrtico-platnica. De ah el carcter
protrptico, de invitacin a la filosofa de los dilogos. No se quiere dogma
tismo, ni verdades descubiertas, Como pretendan los sofistas, que con un
deje de superioridad y m enosprecio, y no gratuitamente, se muestran con
descendientes en comunicarse con los mortales inferiores. De todas formas
no resulta inoportuno, pensamos, recordar una supuesta ancdota de Platn,
transmitida por Olimpiodoro (Comentario al Alcibiades 158), quien ap u n to
de morir vio en un sueo que a la manera de un cisne iba de rama en rama,
provocando enorme fatiga a los pajareros. Simmias el socrtico interpret que
Platn les resultara inaprehensible a los que quisieran interpretarlo en el futu
ro, pues los exgetas se asemejan a los pajareros en tanto que pretenden cazar

los pensamientos de los antiguos, y Platn resulta inaprehensible, pues se le


puede entender de muchas formas, tanto fsica com o tica, teolgica o lite
ralmente, como el propio Homero.
La cuarta caracterstica que indicbamos hace referencia a que Platn desa
parece de su obra. Su voz es voz annima, como la de Homero, que mantiene
y da unin al dilogo. Es como el artista de guiol, cuya presencia intuimos,
no la vemos, pero sabemos que mueve las marionetas. No creemos que la razn
sea simplemente la veneracin por el maestro o herencia pitagrica, sino que,
enlazando con la consideracin de obra abierta, Platn antes que entregarse
directamente, pretende que exista una distancia entre el lector y la obra, de for
ma que aqul tenga una perspectiva mentalmente activa.
Los cultivadores posteriores del dilogo, un Aristteles, por ejemplo -pues
en la Academia se sigui cultivando el dilogo filosfico-, Teofrasto, Cicern,
Plutarco, Luciano o Ateneo no pudieron llegar a la altura del maestro. El di
logo mayutico, vivo, socrtico-platnico se puede dar por desaparecido. En
lneas generales, a partir de ahora la pregunta del interlocutor slo sirve como
pretexto para la larga exposicin dogmtica del maestro, hecho ya previsible en
la ltima etapa del discpulo de Scrates. La situacin no cambiar posterior
mente en los dilogos de contenido filosfico o cientfico de autores tan emi
nentes como Bruno, Galileo, Leibniz o Berkeley, entre otros, ya que se con
vierten en largos monlogos interrumpidos ocasionalmente por una incisin
caprichosa. Aun con la genialidad de Platn, la prosa continua, dogmtica, con
solidada ya en poca clsica, ser el medio propio de la filosofa, con el trata
do y el comentario como formas preferidas. Ni Platn pudo interrumpir el cur
so histrico, literariamente hablando.

2.4. El pensamiento platnico


En Platn encontramos un pensamiento muy articulado que es referente fun
damental en nuestra cultura. Por ello la bibliografa sobre nuestro autor y su
pensamiento es humanamente inabarcable. Ahora bien, siempre recomenda
remos en este caso, como en cualquier otro autor griego, acudir directamente
a la obra conservada, sus dilogos, ms que a las interpretaciones posteriores.
Su teora del conocimiento no se nos ofrece sistemticamente en u n di
logo, sino en el conjunto de su obra, con especial incidencia en el Teeteto y
Repblica. Ahora bien, dado que el pensamiento de Platn, como decamos,
est perfectamente articulado, veremos que su epistemologa, su teora del cono
cimiento, est ntimamente unida a su ontologa, su doctrina del ser.

De Platn a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

Lo no se puede negar es que su contacto con Scrates le hizo no comul


gar en absoluto con el relativismo sofstico. l no poda asumir de ninguna
manera que no pudiera existir un pensamiento objetivo, un autntico cono
cimiento, por encim a de este mundo cam biante y opinable. Puede admitir,
y admite de hecho, la relatividad de los datos ofrecidos por nuestros senti
dos, la no fiabilidad de la percepcin sensible, pero se niega a admitir el rela
tivismo universal. Puede admitir, y de hecho lo hace, que los objetos que se
presentan ante nuestros sentidos estn en permanente cambio, en continuo
fluir, y que, por tanto, no pueden ser objeto de un verdadero conocimiento.
Pero de ah no concluye que no haya cosas capaces de ser objeto de verda
dero conocim iento, aunque ste puede estar por encima de nuestro mundo
sensible y no aprehensible tan slo por nuestros cinco sentidos. El objeto del
autntico conocimiento ha de ser fijo, permanente, estable, capaz de ser defi
nido clara y objetivamente. Y, por tanto, el autntico conocimiento ha de ser
infalible y versar sobre lo universal, lo verdaderamente real, lo que es, lo
que est por encima de los objetos particulares, mutables y sensibles. Y este
universal no es una mera entelequia o slo una forma abstracta de pensa
miento sin contenido ni realidad, sino que a cada concepto universal le corres
ponde una realidad objetiva, que es de orden superior a la de la percepcin
sensible como tal.

30

A este conocimiento permanente y objetivo, por encima de lo sensible, debe


tender el ser humano. Ahora bien, segn las capacidades que pongamos en ju e
go adquiriremos un mayor o menor grado de conocimiento (Repblica 509d 51 l e ) . La mente humana en su paso desde la ignorancia al conocimiento atra
viesa dos campos principales, el de la opinin (dxa) y el del conocim iento
(epistme). El primer campo, el de la opinin, es inferior y tiene por objeto el mun
do visible, que es a la vez mundo del cambio y de la mutacin. El otro campo,
el del conocimiento, es el del mundo inteligible (noets), que simultneamente
es el mundo del ente inmutable. Slo este ltimo puede recibir propiamente
el nombre de autntico saber.
El campo de la opinin (dxa) se subdivide a su vez en dos modos de
aparentes conocimientos, la suposicin (ekasa) y la fe (pstis). La prime
ra, la ekasa, se refiere a un tipo especial de imgenes: las sombras y reflejos
que se forman en la superficie de los cuerpos tersos y reflectores y que capta
mos con nuestros sentidos. A la fe, en cambio, corresponden los objetos que
producen tales imgenes (animales, plantas, artefactos, etc.). Todo ello es slo
aparente conocimiento.
El campo ms elevado del conocimiento se subdivide a su vez en cono
cimiento matemtico (aritmtica, geometra, astronoma, armona), que es un
conocimiento racional, ya que en l acta la dinoia (la razn), y en conoci

m iento de las ideas, un conocim iento intelectual en que acta la nesis (el
entendimiento) que tiene por objeto los principios, originales o arque
tipos (las archa).
ste es uno de los puntos cruciales del platonismo. La relacin de las copias
o imgenes con sus modelos, que han de ser los objetos del autntico conoci
miento, que ha de versar, repetimos, sobre los universales, lo estable, lo per
manente, objeto de la inteligencia y no de los sentidos. Toda su doctrina epis
temolgica la ilustr con su clebre mito de la caverna al comienzo del libro
VII de la Repblica (514a-518b).
continuacin compara, dice, con tal estado nuestra naturaleza en lo
relativo a la educacin o a la falta de ella. Imagina, en efecto, una especie de
vivienda cavernosa subterrnea, con una larga entrada orientada hacia la luz,
que se extiende a lo ancho de toda la caverna, y en ella unos hombres que
estn all desde nios, atados por las piernas y el cuello, com o para perma
necer quietos y mirar slo hacia delante, incapaces de volver sus cabezas por
las ataduras; detrs de ellos la luz de un fuego que arde algo lejos en un pla
no superior, y entre el fuego y los encadenados un camino situado en alto, a
lo largo del cual imagina que se ha construido un pequeo tabique, semejan
te a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el pblico, por encima de
las cuales exhiben ellos sus maravillas. Pues bien, prosigue, imaginemos que
a lo largo de esa pequea pared desfilan unos individuos que portan toda
clase de objetos que sobrepasan la altura de la pared, algunos de los cuales
hablan, portando unas pequeas esculturas de hombres o animales realiza
das en piedra, madera y toda clase de materiales. Dado que entre los indivi
duos que pasean por el camino y los prisioneros se encuentra la pared, sobre
el fondo slo se proyectan las sombras de los objetos portados por dichos indi
viduos. Dichas sombras los prisioneros las tomarn por realidades. Ahora bien,
contina Platn, imaginemos que uno de los prisioneros fuera liberado y obli
gado de pronto a levantarse y a volver el cuello y a andar y a mirar hacia la
luz. Este prisionero sentira dolor en los ojos ante luz, se mostrara perplejo
y creera que las sombras que antes perciba son ms verdaderas y reales que
las cosas, la autntica realidad, que ahora ve. Si, a pesar de todo, por la fuer
za se le obligara a fijar la vista en la luz misma, sentira dolor en los ojos y hui
ra volvindose hacia aquellos objetos que puede contemplar. An ms, si
se lo llevaran de all por la fuerza, obligndole a recorrer la spera y escarpada
subida, y no le dejaran antes de haberle arrastrado hasta la luz del sol, sufri
ra, llevara a mal el ser arrastrado y, acostumbrado a la oscuridad, no podra
percibir nada. Ya en el mundo exterior lo que vera ms fcilmente seran en
primer lugar las sombras, y a continuacin las imgenes (edola) de los hom
bres y dems objetos reflejados en el agua, y por ltimo los objetos mismos.

Y despus de esto le sera ms fcil contemplar de noche las cosas del cielo y
el cielo mismo, fijando su vista en la luz de las estrellas y de la luna, ms que
de da ver el sol y la luz del sol. Ya por ltimo estara en condiciones de mirar
y contemplar el propio sol, del que concluira que es el causante de las esta
ciones y los aos, el que gobierna el mbito sensible y que es en cierto modo
el autor de todas aquellas cosas que ellos vean. Cuando este prisionero libe
rado recordara su antigua morada cavernosa, la aparente sabidura all exis
tente y el estado de sus compaeros de cautiverio, se considerara feliz por
el cambio y sentira compasin por ellos. Ya su anterior vida le parecera inso
portable. Si, de todas formas, volviendo all abajo ocupara el mismo asien
to volvera a tener ofuscados sus ojos por las tinieblas, sera incapaz de dis
criminar de nuevo entre las sombras e incluso sus antiguos compaeros de
prisin lo haran m ejor que l, se mofaran de l y le diran que por haber
subido arriba, haba vuelto con los ojos estropeados y que no mereca la pena
intentar tal ascensin. Es ms, si el prisionero antes liberado intentara desa
tarlos y llevarlos hacia la luz, con seguridad, aparte de burlarse de l, podran
matarlo.

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

Este mito el propio Platn lo alegoriza en el sentido de que los prisioneros


somos los hombres que vivimos insertos en el mundo sensible y sus valores,
tomando sombras por realidades. Tenemos que tender a liberamos y ascender
hasta el descubrimiento del mundo verdadero, del mundo de las Ideas, obje
tivo del autntico hombre liberado, del filsofo, que tiene que intentar liberar
al resto de los hombres incluso sin contar con su comprensin.

32

Todo ello nos lleva al mundo de las Ideas, esos universales que concebi
mos con el pensamiento, pero que no estn faltos de referencias objetivas,
tema enormemente debatido durante siglos y que se encuentra, adems, con
la dificultad de que no conservamos todo Platn, sino slo el Platn escrito,
no el Platn que oralmente enseaba en la Academia, y cabe preguntarse ade
ms si no evolucion en este aspecto a lo largo de su vida. A las esencias obje
tivas, a las que debe tender nuestro conocim iento para ser autntico, las lla
m Platn Ideas o Formas, pero mientras que para nosotros el trmino
idea tiene connotaciones subjetivas propias de la mente, Platn se refiere
con dicho trmino a los contenidos objetivos de nuestros conceptos univer
sales, a los objetos que aprehendemos en los conceptos universales, que exis
ten en un m undo trascendente que le es propio - e n algn lugar fuera de
nuestro m undo, distantes. Las cosas sensibles son copias o participacio
nes de esas realidades universales. En el mundo de las Ideas reina la perma
nencia, la inmutabilidad, mientras que en el mundo de las cosas sensibles
reina el cambio, el devenir. La teora de las Ideas da un frreo anclaje a la teo
ra platnica del conocimiento.

Con Platn se va dibujando, con antecedentes ya en el pitagorismo, una


escala de seres constituida por dioses, dmones (a los que muy posteriormen
te se les aadirn los ngeles) y hombres. El hombre es un ser intermedio entre
el mundo divino y los animales. Vive en un terreno intermedio, que es campo
de tensiones de contrarios: est entre el animal y Dios, entre la muerte fsica y
la inmortalidad anmica, entre el cosmos visible y cambiante y el mundo inteli
gible sede del ente inmutable, entre la libertad y la necesidad, entre la felicidad
y la desdicha, entre el conocimiento, al que debe aspirar, y la ignorancia. Para
Platn esencialmente el hombre es su alma. Y ste es un punto importante, la
evolucin de la visin del alma, y con ello del hombre, de los primeros textos
griegos a Platn (y Scrates). No es lugar aqu de trazar en profundidad una evo
lucin sobre la concepcin de la psique de Homero a Platn, pero s, al menos,
de marcar algunos hitos, para aprehender la profundidad del cambio.
Cuando uno piensa en la concepcin homrica del hombre automtica
mente se nos viene a la memoria que en Homero no se concibe lo corpreo
como unidad, como tampoco lo anmico, como se refleja en el lxico del poe
ta de Quos. Lo que Homero sabe del alma, de la psique, es que, al morir el
hombre, lo abandona, por la boca o las heridas, y vuela hacia el Hades, donde
lleva una existencia como una especie de sombra o fantasma, como eidolon del
muerto. Mas el poeta por antonomasia no nos dice dnde radica el alma ni
cmo acta. Por tanto, la pregunta que debemos intentar responder es qu ha
sucedido entre Homero y Platn para que se produjera tamaa evolucin. Los
investigadores aducen los testimonios de Herclito, Empdocles, y, sobre todo,
para Platn, de pitagricos y orcos -estos ltimos dos caras de la misma mone
d a-, y de su propio maestro Scrates. Dentro del orfismo-pitagorismo preplatnico, con el fin de entender el Fedn, dilogo bsico para el tema del alma,
se enumeran los siguientes elementos que con grandes probabilidades prepa
ran la visin platnica:
a) El alma es un ser divino, cado en el cuerpo merced a una culpa origi
naria.
b) El alma, pues, debe de preexistir al cuerpo y, en tanto divina, estar des
tinada a sobrevivirle.

d) La muerte natural no supone la ruptura definitiva de la ligazn almacuerpo, sino slo temporal, ya que, a causa de la culpa originaria y en
tanto no se libere, el alma est destinada a reencarnarse en otros cuer
pos, cumpliendo as un ciclo de nacimientos y muertes.

Platn

c) El cuerpo se convierte, en tanto lugar de cada y expiacin, en crcel y


prisin del alma, lugar del que ella debe tender a liberarse.

33

e) El alma, no obstante, tiene la posibilidad de purificarse y de liberarse.

Esta purificacin se obtiene no slo a travs de ritos y ceremonias sagra


das, sino a travs de un modo de vida, de una vida asctica, que, entre
otras normas, contemplaba la abstinencia de la came.

g) En el Hades el alma sufre un juicio, en el que recibe premios o castigo


de acuerdo con la vida que ha llevado.
El alma es el principio automotor, fuente del movimiento, el elemento esen
cial, ms valioso, del ser humano y a cuyo cuidado ha de tender el hombre. Es
superior al cuerpo y el fin del hombre es liberar el alma de la crcel del cuer
po. Y adems, como argumenta en el Fedn (69c~107b), es inmortal. Todo ello
justifica la actitud de Scrates ante la muerte, como se muestra esencialmente
en Apologa y Fedn, ya que la entiende como un bien, como una liberacin.

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

El hombre es un ser racional, pero tambin agresivo y obstinado en la con


secucin de sus apetitos ms bsicos, la alimentacin y la sexualidad. Por tan
to, el alma del hombre (libro IV de la Repblica) constara de tres partes: la racio
nal, que conlleva la distincin entre el hombre y los animales, que debe regir
al compuesto que es el ser humano y cuya sede est en la cabeza, la irascible,
con sede en el pecho, y la concupiscible, correspondiente a nuestros apetitos,
que reside debajo del diafragma.

34

Para Platn el amor, ros, es el instinto activo que nos impulsa a intentar
adquirir lo que nos falta y, en particular, nos incita a elevamos, por encima de
nuestra condicin mortal, hasta la inmortalidad. El amor, que fundamental
m ente era im pulso y energa csm ica, que a todo afecta, se hace en Platn
impulso para que amante y amado, impelidos por ros, marchen juntos hacia
el encuentro con la belleza, con la ciencia, con el bien en s. Es una especie de
don divino que nos permite ascender desde lo sensible a lo inteligible, una
oportunidad de reconquistar las alas que un da perdimos, de salir de nosotros
mismos, de nuestra simple corporidad y mundo material. El amor es la con
versin del hombre de lo sensible a lo suprasensible, una fuerza que lanza el
alma hacia las esferas superiores.
Fundamentalmente, la concepcin platnica del Amor aparece en tres di
logos: Lisis, Banquete y Fedro. Eros es deseo de poseer lo bueno, de procrear en
lo bello, y la forma correcta de ascender en la escala del amor es ir del amor
corpreo a la Belleza absoluta a travs de las almas bellas, la belleza de las leyes
e instituciones y la belleza de las ciencias, esto es, un ascenso cuerpo-almaintelecto hasta ascender a la Belleza absoluta, eterna, inmutable, no circuns
crita a los fenmenos singulares y contingentes. As el perfecto amante, filso
fo perfecto, se alza, como ascendiendo por distintos grados, hasta la Belleza

absoluta, una especie de contemplacin de la Belleza. En los dilogos encon


tramos tres tipos de amantes. El tipo inferior, constituido por aquellos que son
vctimas de la pasin egosta y hedonista. Por encima se encuentran los que
an no son autnticos filsofos, que cedern al mbito sexual, aunque con
moderacin. El estado superior lo ocupa el verdadero filsofo enamorado. La
relacin fsica no tiene lugar aqu. Cabe denominarlo amor platnico en el
sentido habitual de esta expresin, siempre que no olvidemos que los aman
tes pertenecen al mismo sexo y que su objetivo es la cooperacin en la bs
queda de la verdad y del bien, y no el goce fsico mutuo. Constituye tambin
otra diferencia el hecho de que Platn no niega la base fsica de este amor. Sus
amantes desean efectivamente el plano fsico, pero controlan este deseo y lo
subliman en una pasin por el estudio en comn: es el Eros pedaggico, poder
impulsor de toda actividad intelectual.
Y
es que si queremos comprender el significado del Eros griego y concre
tamente del platnico hemos de partir de la aceptacin de que para no pocos
intelectuales helenos el amor homosexual era considerado el nico capaz de
satisfacer los ms altos deseos de los hombres, el Eros superior, mientras que
el amor heterosexual significaba para ellos poco ms que un medio para la pro
creacin. Esto es lo que pensaba y senta ntimamente Platn, aunque en el
plano ideal, al que debemos tender, condenaba la relacin sexual, sea homo
sexual o heterosexual, salvo la mantenida con vistas a la procreacin. Esto es,
como aspiracin desdeaba las relaciones sexuales de cualquier tipo. Platn,
quirase o no, crea en la inferioridad femenina. Cierto es que en la Repblica,
en su estado ideal, deja sin vigencia la familia y la propiedad, elimina a la mujer
como propiedad privada y la libera de su papel tradicional familiar, le ofrece
educacin y las oportunidades de los varones, y en este sentido se habla de un
Platn feminista, pero en las Leyes aparece de nuevo la subaltemidad feme
nina, el sometimiento al esposo, y en el Timeo, como castigo, el hombre cam
bia su naturaleza a la femenina. Esto es sintomtico.
La tica del discpulo de Scrates est enfocada a que el hombre sea feliz.
Es una tica eudemonstica, esto es, busca la felicidad. Platn era consciente
de que el hombre no es slo intelecto, parte racional, sino que hay que contar
con nuestra parte sensitiva. Por ello, aunque el hombre deba tender a ser lo
ms racional y moral posible, en tanto el bien supremo del hombre es su desa
rrollo como ser racional y moral, el cultivo de su alma y la armona en su vida,
Platn no deja de reconocer que la vida del hombre es mixta, ni exclusivamente
espiritual, aunque debemos tender a ello, ni exclusivamente centrada en los
placeres sensibles. Los placeres son aceptados si no conllevan dolor, si no son
nocivos, y se usa de ellos con mesura (Filebo). Todo en su ju sta proporcin,
como se mezclan el agua y el vino. El hombre no es slo espritu, sino que se

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

halla encamado. A esta realidad hemos de sumar otra, y es que hemos de ser
conscientes de que vivimos en este mundo, que no es el mejor, sino que es
slo una copia, distante del modelo, e inferior, mezcla de bien y mal, de oro y
hierro, y que para movemos por l hemos de tender a preservar nuestra alma
sobre todo.

36

La teora tica de Platn descansa en la suposicin de que la virtud es


conocim iento, com o deca ya Scrates, y que puede ensearse (M ain ). El
hom bre virtuoso acta desde el conocim iento, mientras que quien se com
porta inmoralmente lo hace desde la ignorancia. Puesto que el hom bre vir
tuoso es no slo bueno sino autnticamente feliz, nuestra tendencia ser hacer
aquello que es moral y nos hace virtuosos. Mediante el ejercicio de la virtud
tendemos a ser semejantes a Dios en la medida de nuestras fuerzas, nos divi
nizamos en cierto sentido. Existen distintas virtudes: prudencia o sabidura
(correspondiente a la parte racional), fortaleza o valor (virtud propia de la par
te irascible), templanza (propia de la parte apetitiva), y justicia (virtud gene
ral que subsume a las anteriores). La justicia es una virtud general que con
siste en que cada parte del alma cumpla su tarea, logrando el individuo as la
debida armona y equilibrio. En el Estado ideal la prudencia o sabidura resi
dir en la clase gobernante, el valor en la guerrera, la templanza en los pro
ductores, mientras que la justicia consistir en que cada clase asuma y cum
pla su papel. Para Platn, como para Scrates, es peor cometer una injusticia
que sufrirla (Gorgias, Apologa), pues de ese modo el hombre se envilece y no
alcanza sus fines, e incluso pensaba que no hay que hacer nunca el mal ni a
los enemigos por las mismas razones.
Como se puede observar, el trmino virtud en Platn adquiere tres sen
tidos:
1. La virtud com o sabidura, ya que identifica la virtud con el con oci
miento, pues pensaba, como su maestro, que slo quien conoce el bien
lo hace.
2. La virtud com o purificacin, en el sentido de que debemos tender a
liberar el alma del cuerpo, a purificarla, a que el alma no se vea entor
pecida por las pasiones e inclinaciones negativas del cuerpo. El alma
purificada volver a su verdadera patria (el mundo inteligible), mien
tras que su opuesta, una vez muerto el cuerpo, volver a reencarnarse
(metempscosis).
3. La virtud como armona o justicia, en el sentido de que, si cada una de
las partes del alma (racional, irascible, concupiscible) hace lo que debe,
sta llega a ser armoniosa, virtuosa, justa: la parte racional (que es pru
dente) debe guiar a la irascible (que deber ser valerosa) y ambas domi-

nar a la concupiscible (que ser as atemperada). El hombre que lo con


siga ser armonioso y justo.
Por tanto, para lograr la purificacin del alma el hombre necesita hacer un
doble esfuerzo: control fsico (para conseguir dominar las inclinaciones nega
tivas del cuerpo) y desarrollo intelectual (para conseguir alcanzar el conoci
miento de la Verdad, la Idea del Bien). Este doble esfuerzo se lleva a cabo median
te el cultivo de una serie de disciplinas: la gimnasia (para cuidado del cuerpo,
rgimen de alimentacin y control de apetitos como gula o lujuria, contribu
yendo a la formacin del carcter), las artes (msica, geometra, astronoma,
aritmtica, matemticas, etc.) como enseanzas preparatorias (propeduticas)
para estudios superiores y la dialctica como ciencia de las Ideas, que nos per
m ite en el ltimo escaln llegar a la Idea del Bien. En un cam ino en primer
lugar asctico, despus racional y mstico en su final, el filsofo, en quien se
realiza el autntico ser del hombre, llegar a la contemplacin del Bien.
Su teora poltica est relacionada lgicamente con su tica. No hay dos
ticas, dos cdigos morales, sino uno solo que rige a los individuos y al Esta
do, como no hay ms que un alfabeto que se representa a veces en mayscu
la y a veces en minscula. Como es sabido la vida griega era una vida en comu
nidad, en polis, que era una institucin para ellos natural. Dado que los hombres
no somos autosuficientes, pensaba Platn, sino que nos necesitamos mutua
mente, cada uno de nosotros desarrollamos dentro de la polis aquellas activi
dades adecuadas a nuestras dotes naturales. El fin originario de la ciudad-estado es el econmico, de ah el principio de divisin y especializacin del trabajo.
Ahora bien, la ciudad-estado de su tiempo estaba ya en crisis y al discpulo de
Scrates no le gustaban en absoluto los sistemas polticos imperantes, de for
ma que propugna una reforma radical, utpica de la Res publica. Aboga por una
polis ideal que los griegos han de lamentar que no exista en la realidad. Platn
no slo piensa y escribe sobre ello, sino que intent trasladar la teoila a la prc
tica, como dijimos. En todos los dilogos podemos rastrear esta problemtica,
aunque fundamentalmente lo trata en Repblica, Poltico y Leyes.
Sabido es que el hijo de Aristn, a partir sobre todo de la muerte injusta de
su maestro, crey poco, por no decir nada, en el cambio hombre a hombre que
pretenda Scrates con vistas a un cambio radical, a su vez, en la polis de su tiem
po. Platn no espera que la revolucin venga de abajo, hombre a hombre, por
la suma de hombres individuales convencidos, sino que el cambio tiene que venir
desde arriba, bien sea por la conversin del tirano o por la entronizacin del fil
sofo en las tareas de gobierno (caso de Siracusa) o por la fundacin de una nue
va ciudad, una nueva polis, desde sus cimientos, caso de Repblica o Leyes. En
consecuencia, el sistema correcto se difundir a partir de un pequeo nmero

de individuos os filsofos de la Repblica, el rey del Poltico, Din y los acad


micos que le acompaan), que son considerados de naturaleza especial res
pecto al resto de los humanos y que lo implantarn sin concesiones, incluso por
la fuerza. Es el Platn prescriptivo (normativo), cuya otra cara es el utpico.
En su utpica Repblica, dado que en toda polis bsicamente existen tres
tareas (productiva, defensiva y directiva), tres sern tambin los tipos huma
nos o clases sociales, a las que se pertenece por naturaleza: la de los produc
tores, la de los defensores y la de los gobernantes. Cada una de las clases tie
ne una tarea que desempear. La primera tiene que procurar a la especial cuanto
materialmente necesita, la segunda, la de los guardianes, preservar la paz inter
na y externa, y a la tercera, a la de los gobernantes, le corresponde regir la ciu
dad con templanza. Platn, lgicamente, dedica en la obra una cuidada aten
cin a esta tercera clase, para la que es precisa no slo una naturaleza adecuada
sino una apropiada seleccin y educacin (gimnstica, artes y dialctica), ya
que la ms alta magistratura ha de estar en manos del mejor, esto es, del ms
sabio, porque slo si el gobernante conoce la realidad inmutable, la verdad,
estar en condiciones de aplicar sus ms altos conocimientos a la poltica huma
na, desechando el reino de las apariencias, opiniones o dxai. Indudablemen
te para Platn el gobernante ideal es el filsofo, que conoce el Bien, la Verdad,
frecuenta el mundo de las Formas y puede tomarlas como modelo para el Esta

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

do real.

38

Cada clase tiene unas prerrogativas y unas exigencias. As la propiedad pri


vada y la familia ataen a la clase de los productores, mientras que en las otras
dos clases estn suprimidas. Hay adems un claro eugenismo y control del Esta
do sobre las relaciones matrimoniales y natalidad. A la mujer se la ve como ciu
dadana y se le asigna una educacin similar a la de los varones, con las mismas
posibilidades, aunque por naturaleza sea ms dbil, y por supuesto Platn no
contempla con los mismos derechos para los esclavos.
Asimismo en la Repblica expone Platn su visin sobre los regmenes pol
ticos de su tiempo, el tema de las constituciones polticas, que se presentan
como un proceso degenerativo, conforme a una representacin comn en la
Antigedad: timarqua, oligarqua, democracia y tirana. Cada una es peor que
la anterior y slo, como l propugna, si se crea un rgimen hecho de una pie
za, perfecto, no sometido a evolucin, habr una salida. La instauracin de este
rgimen es concebido como un acto nico, ahistrico si que quiere, pero ya
sabemos que no fue posible en la prctica.
En las Leyes la tendencia normativa se acrecienta, quizs como fruto de su
decepcionante experiencia en Siracusa. Su ciudad, la que l disea, debera estar
a unos ochenta estadios del mar, con unos 5 .0 4 0 ciudadanos y treinta y siete

magistrados, siendo el principal el que vela por la educacin (a la que trata de


controlar frreamente como en la Repblica). El Estado legisla sobre todo, da leyes
que ordenan prcticamente la vida del ciudadano desde la cuna hasta su muerte.
Legisla sobre la religin (actos cultuales cotidianos), sobre la agricultura, los mer
cados, las escuelas, los juegos infantiles, el matrimonio (obligatorio, monogamia,
la mujer entre diecisis y veinte aos, los varones entre los treinta y los treinta y
cinco), establece asimismo un cdigo penal (teniendo en cuenta el estado ps
quico del reo), castiga el atesmo y la hereja, prohbe la mendicidad, castiga a los
amantes de los pleitos, a los que se apoderan de bienes pblicos, establece la ren
dicin de cuentas de los magistrados, exige la autorizacin estatal para viajar al
extranjero, aunque el Estado puede enviar observadores al exterior por si pueden
aprender algo para su mejora, acepta la esclavitud (el esclavo es propiedad del
amo) y, no como fin en s, la guerra. Establece adems un Consejo Nocturno de
veintids miembros, todos varones, que celebrar sus sesiones al alba antes del
trfago cotidiano, formado por magistrados con experiencia, por el magistrado y
ex magistrados que han tenido como competencia la educacin, y otros ciuda
danos de eleccin conjunta, cuya edad ronde entre los treinta y cuarenta aos,
personas que hayan alcanzado los ms altos conocimientos, y que velarn por el
nuevo orden. La verdad es que las medidas que se proponen, entre ellas, adems
de las expuestas, la delacin y la vigilancia mutua entre los ciudadanos, el pensa
miento nico y la proliferacin como castigo de la pena de muerte desprenden
un claro tono de desengao personal por parte de Platn respecto a sus coetne
os y de totalitarismo evidentes.
Un aspecto en este mbito sobre el que someramente quisiramos llamar
la atencin es el educativo. En primer lugar hay que decir que slo las dos cla
ses superiores estn sometidas a la educacin. El estamento de los guerreros
recibir una educacin en los mbitos tradicionales de gimnstica y msica,
entendiendo sta como todo lo referente a educacin intelectual, moral, reli
giosa y artstica, en la que se censura todo relato que no tenga contenido ver
dadero, desde su ptica (por ejemplo, sobre la divinidad que es buena y slo
autora de cosas buenas), y edificante. As, se expulsa de la Repblica a Home
ro y a cualquier otro poeta, sea trgico o cmico, que no construya sus obras
sobre los moldes de la teologa verdadera, la platnica, y de su moral. Por su
parte el escaln ms alto, el de los gobernantes, tendr una enseanza an ms
profunda, moral e intelectualm ente hablando. Adquieren todos los conoci
mientos exigidos a los guerreros ms una instruccin especfica y suplementa
ria (aritmtica, clculo, geometra, astronoma y dialctica) que les habilita para
llegar al conocimiento de la Idea del Bien, siendo, por supuesto, la dialctica
la reina de las ciencias, en tanto rene las anteriores y permite el camino al
conocimiento del Bien.

De Platn a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

40

En cuanto a la fsica de Platn sta est contenida bsicamente en el Timeo,


sobre el que surgen no pocos problemas interpretativos. Previamente hemos
de decir que en este dilogo de su vejez se contiene en su parte introductoria
(17a~27b) el famoso mito de la Atlntida y a continuacin en boca de Timeo
una especie de cosmogona, en la que se evidencian los logros de la investiga
cin de los filsofos presocrticos. Timeo distingue tres mbitos: el modelo
eterno, el mundo sensible, que es copia, y el Demiurgo inteligente. El univer
so es caracterizado como un ser viviente creado por el Demiurgo de la mejor
forma posible, dotado de cuerpo y alma, en el que existen cuatro tipos de seres:
en un nivel superior las estrellas dotadas de cuerpo gneo y alma racional, en
un nivel inferior aves, peces y animales terrestres. Estos seres estn constitui
dos por los tradicionales cuatro elementos (fuego, aire, agua y tierra), que, a su
vez, estn conformados por tringulos, los cuales, dependiendo de las propor
ciones, dan lugar a cada uno de los slidos platnicos: el tetraedro (fuego),
el octaedro (aire), el icosaedro (agua) y el hexaedro (tierra). Las variaciones geo
mtricas, pues, dan lugar a variaciones fsicas, transformndose los elementos
entre s, cambiando de lugar y produciendo un movimiento circular que man
tiene el equilibrio del mundo sensible. Tras crear el mundo y los dioses -P la
tn acepta las divinidades tradicionales en este dilogo-, el Demiurgo encarga
a estos ltimos la creacin del hombre (69c-90d ), que consta de alma (69c72e), con sus tres partes, y cuerpo; Timeo describe estas partes, su fisiologa,
patologa y teraputica, aunque la mujer es considerada inferior (91d-92c). El
mal en el mundo no puede proceder lgicamente para Platn del Demiurgo,
que es bueno (Dios siempre es bueno e inocente en Platn) ni del modelo inte
ligible sino de la materia sobre la que trabaja aqul. Es y ser muy caractersti
co del platonismo la visin de la materia como fuente del mal.
En cuanto al arte, para entender su posicin, tenemos que recordar que
para l exista la Belleza absoluta de la que las cosas bellas participan en deter
minados grados, siendo ellas, las cosas concretas, imitaciones ms o menos
lejanas. Sugiere Platn que el origen del arte es una especie de instinto natural
imitativo. Como sabemos Platn establece una clara distincin entre el mun
do sensible, inestable, de apariencias, y un mundo suprasensible, inmutable,
autntica realidad, que es el mundo de las Ideas, presidido por la Idea del Bien.
El modelo es el nivel superior, y todo lo dems, en jerarqua descendente, son
imitaciones, copias, que se van alejando cada vez ms del mundo de las Ideas.
Nosotros, en nuestro mundo, estamos condenados a vivir en el mundo sensi
ble, en el mundo de los fenmenos, de lo cambiante, de lo mutable, de las apa
riencias, de las copias, que es lo que captamos, como se pone en evidencia en
el mito de la caverna. Por tanto, si nuestro mundo es una copia y el artista, a
su vez, imita intentando copiar las realidades sensibles, el artista se aleja cada

vez ms de la Idea. El famoso ejemplo de la cama (Repblica 5 9 6 e-5 9 8 b ) ilus


tra bien esta nocin. Por una parte existe, autntica realidad, la Idea de cama,
por otra, su imitacin, que realiza el artesano en nuestro mundo sensible para
nuestro descanso y, en un nivel an ms inferior, la imitacin que, por ejem
plo, de la cama del mundo sensible realiza el pintor o describe el poeta. sta
es la razn por la que en la teora platnica el arte aparece relegado a un esta
tuto de tercera, inferior, ya que el artista imita nuestro mundo sensible, mera
apariencia, con lo cual se aleja ms del mundo al que debemos tender, al tras
cendente, al de las Ideas. El artista, el escritor, copia a su vez de una copia. El
arte es una ficcin imitativa. En oposicin al autntico filsofo, que tiende al
mundo superior, al mundo de las ideas, desprendindose de lo sensible, sepa
rando, incluso, el alma del cuerpo, el artista, y con ello el poeta, se sumerge en
el mundo cambiante, sensible, creando slo simulacros. Lgicamente Platn,
jun to con sus seguidores, preferirn la poesa inspirada, aquella en que se pro
duce una com unin entre el poeta y la divinidad, en la que el poeta supera
mediante el entusiasmo el mundo sensible y menospreciar, en cambio, aque
llos gneros, obras o poetas frutos de la tcnica y de la imitacin humana, que
pueden alejar al ciudadano del mundo de las Esencias. Cuanto ms se sumer
ja un poeta en el mundo de la mimesis, ms detestable ser en su opinin. Y aqu
entran la tragedia y Homero, a quien se expulsa por su contenido de la Rep
blica platnica. Su discpulo Aristteles modificar radicalmente esta visin.

captulo 3

Aristteles

3.1. Su personalidad histrica


El fundador del Liceo naci en la segunda mitad del ao 3 8 4 a. C. en Estagira,
una pequea localidad de la costa oriental de la Calcdica. Sus padres procedan
ambos de familias de mdicos y hay quien ve en ello una predisposicin en l al
estudio de los fenmenos de la naturaleza. Su padre, Nicmaco, era un mdico
al servicio del rey Amintas III, el abuelo de Alejandro Magno. A la muerte de su
padre, siendo an menor de edad, el suegro de aqul, Prxeno de Atameo, se
convierte en su tutor y a los diecisiete aos marcha Aristteles a Atenas inte
grndose en la Academia hasta cumplir los treinta y siete aos de edad, recibiendo
la mejor educacin posible de acuerdo con las posibilidades familiares y de la
poca. Cuando nuestro filsofo llega a la Academia, Platn se encontraba en uno
de sus viajes a Sicilia y el personaje ms prominente de ella en ese momento era
Eudoxo de Cnido. Posteriormente, a la vuelta de Platn, el discpulo de Scrates
tomara por largos aos el contacto con Aristteles. En la vida del estagirita a par
tir de este momento se suelen distinguir tres perodos: 1) la poca de la Acade
mia en Atenas, veinte aos; 2) la poca de los viajes, c. 347-334, unos trece aos,

Durante los aos en la Academia Aristteles se dedic a aprender, a inves


tigar, a ensear y no se ocup jam s de la poltica. Para poder explicar lo que

Aristteles

en los que realiza con Teofrasto sus investigaciones en Asia Menor y Macedonia;
3) el segundo perodo en Atenas, unos doce aos, hasta su muerte.

43

sucedi despus en su vida hemos de suponer de todas formas que estaba


en contacto con crculos prom acedonios. A la muerte del maestro (prima
vera del 3 4 7 a. C.) acepta una invitacin de Hermias, soberano de Atameo
y Asos, y se dirige a su reino. Por qu abandona Atenas? Se han supuesto
diversas causas: tensa situacin poltica (Dring) o decepcin por no ser ele
gido sucesor de Platn al frente de la Academia (Jaeger, Gauthier). Hermias
era un hom bre de noble carcter, quizs de origen griego, prom acedonio y
antiguo visitante de la Academia. A ristteles, tras la m uerte espantosa de
Hermias, se casara con su hermana o sobrina, las fuentes divergen, de nom
bre Pitias, de la que tendra una hija de igual nombre y un hijo, Nicmaco,
que morira joven, como tambin morira antes que l su esposa. La hija de

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

Aristteles le dara un nieto al que pusieron el nom bre de A ristteles, en


honor de su abuelo.

44

En Asos continu su trabajo cientfico, dejando a un lado las intermina


bles discusiones de la Academia sobre la teora de las Ideas, por ejemplo, y
problemas afines, internos de la escuela. Tras dos aos en Asos se dirige a
M itilene (c. 3 4 5 -3 4 4 a. C.). En esta poca conoci a un joven que sera su
ms fiel discpulo, colaborador hasta su muerte y heredero, Teofrasto, natu
ral de Ereso (Lesbos). En 3 4 3 -3 4 2 a. C. Aristteles recibe la invitacin del
rey macedonio Filipo para encargarse de la educacin de su hijo Alejandro,
a la sazn de trece aos de edad. Muy pronto empez a surgir la leyenda del
gran filsofo como gua del futuro conquistador del mundo. La verdad es que
nuestro filsofo, cuando fue llamado a Macedonia, no era especialmente famo
so, por ello cabe suponer que fue invitado quizs por sus relaciones perso
nales y familiares con la corte macedonia y con Hermias. Aristteles, duran
te el proceso educativo del hijo de Filipo, mand copiar un ejemplar de la
Ilada para Alejandro. Tras la destruccin de Tebas (octubre del 3 3 5 a. C.)
Aristteles regresa a Atenas y reanuda sus trabajos con Teofrasto. Las fuentes
ms antiguas indican que ya en esta poca daba clases en el Liceo, el gim
nasio pblico en el Licabeto. Pero sus filias macedonias habran de traerle
amarguras. Mientras la guarnicin macedonia aseguraba la tranquilidad de
Atenas, Aristteles perm aneci en ella, pero cuando se corri la voz de la
muerte de Alejandro la falsa calma ateniense se disip y Aristteles decidi
salir de Atenas en el 3 2 3 a. C. Siempre fue visto en Atenas como un extran
jero. Incluso las fuentes hablan de una acusacin de atesmo contra su per
sona, rememorando las de Scrates y Anaxgoras, y cuentan que abandon
la ciudad afirmando que no permitira que los atenienses pecaran por terce
ra vez contra la filosofa. Una vez fue de Atenas se dirige a la casa de su madre
en Calcis (Eubea) donde morira en octubre del 3 2 2 a. C. a la edad de sesen
ta y tres aos.

3.2.

El corpus aristotlico. Los tratados

La produccin de nuestro autor es enorme. Se han hecho clculos (Dring) inclu


so sobre el promedio de sus publicaciones. En unos cuarenta aos escribira unos
5 5 0 libros (en el sentido antiguo de rollos de papiro) con un total aproximado
de 4 4 5 .2 7 0 lneas, con un promedio anual de una docena de libros. En cuan
to a los escritos conservados de Aristteles, el denominado Corpus Aristotelicum,
abarcaban un total de 106 rollos de papiro, si contamos un rollo por cada libro,
aunque este corpus contiene tambin escritos no aristotlicos. La mayor parte de
las obras puestas bajo su nombre son apuntes tomados en clase por sus disc
pulos, otros son memoranda para uso propio y redactados como apoyo para sus
explicaciones en el aula y slo algunos fueron escritos con fines de publicacin
y difusin externa. Donde ms se nota su mano directa, segn Dring, es en los
Tpicos, tica N icom aquea y Poltica. Por ello se distingue en sus escritos entre
obras exotricas o destinadas a publicacin, de estructura dialgica, y acroa
mticas, esotricas, o de uso escolar. A este ltimo grupo pertenecen la inmensa
mayora de las obras transmitidas a partir de la edicin de Andrnico (c. 4 0 a. C.),
salvo la Constitucin de Atenas, recuperada en un papiro. Se han conservado inclu
so tres poemas suyos de circunstancias, un himno y un epigrama a Hermias y el
fragmento de una elega en la que se habla de Platn.
De la obra de Aristteles conservamos tres listados de sus escritos. La que
nos ofrece Digenes Laercio (V 2 2-27), la incluida en la Vida M enagiana -m s
conocida como relacin de H esiquio- y la denominada de Ptolomeo, conser
vada en versin rabe. Prcticamente hemos perdido los escritos exotricos, de
estructura dialogada, a imitacin de su maestro Platn, salvo los fragmentos
conservados en distintos autores, suficientes como para hacemos una idea de
tales escritos, como el Eudemo, Protreptico y De Filosofa, entre otros. Los escri
tos esotricos comprenden fundamentalmente lo que conocemos como Cor
pus Aristotelicum, cuyo orden ha sido fijado y aceptado desde la edicin de Bekker (1 8 3 1 -1 8 7 0 ). A la cabeza figuran los tratados de lgica con el nom bre
conjunto de Organon, luego vienen los dedicados a la physis, a la naturaleza, a
continuacin la Metafsica, tica en sus tres versiones y Poltica, concluyendo
con la Retrica y Potica. En lneas generales esta distribucin sigue la idea aris
totlica de que toda ciencia es o prctica o productiva o teortica. Dentro de
este corpus hay indudablemente escritos espurios, como Del mundo, Problemas,
Econmicos o De Meliso, Jen fan esy Gorgias, por ejemplo. Centrndonos en las
obras consideradas autnticas y conservadas podramos clasificarlas del siguien

1. Escritos lgicos, el denominado rganon, que comprende los tratados


de Categoras, De interpretacin, Analticos primeros y segundos y los Tpi-

Aristteles

te modo:

45

eos (cuyo noveno libro es conocido como Refutaciones de ios argumentos


sofistas).
2. Escritos sobre la naturaleza, que engloban tanto la realidad fsica como
la realidad viviente. Comprende Fsica, Del cielo, De generacin y corrup
cin, Meteorolgicos, Del alm a, Parva Naturalia, Historia de los anmales,
De las partes de los animales, De la generacin de los animales, etc.
3. Escritos metafsicos, la denominada Metafsica, llamada as por figurar
en el Corpus Aristotelicum tras la Fsica.
4. Escritos sobre el saber prctico, que comprende las tres ticas (tica
Eudem ia, tica N icom aquea y Gran tica), la Poltica y la recuperada
mediante papiros Constitucin de Atenas.
5. Escritos sobre el saber potico, que comprende la Retrica y Potica.

De Platn a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

En cuanto a la cronologa de estos escritos las teoras divergen. Siguiendo a


Dring podramos establecer una primera fase correspondiente a su poca en la
Academia (367-347 a. C.), una segunda correspondiente a sus viajes (Asos, Les
bos, Macedonia, 347-334 a. C.) y una tercera correspondiente a su segundo per
odo en Atenas y su huida de ella y muerte en Calcis (334-322 a. C.).

46

Al primer perodo corresponderan, entre otros, Categoras, algunos libros


de los Tpicos, dilogos al estilo platnico, Fsica, Del cielo, De generaciny corrup
cin, tica Eudemia, etc. Esta poca se caracterizara por un Aristteles que tra
baja muy duro, rene, recopila material y parte de los presupuestos platnicos,
aunque ya discute y rechaza la teora de las Ideas, se preocupa por la exposi
cin cientfica, el arte oratorio y potico, la tica, filosofa de la naturaleza, etc.
A la poca de los viajes perteneceran sus obras de historia natural, zoolo
ga y botnica (Historia de los animales, De las partes de los animales, etc.) y esta
ra caracterizado por su alejamiento de la Academia, su trabajo con Teofrasto,
su mayor atencin al empirismo y cada vez mayor recopilacin de material.
Finalmente a la tercera poca corresponderan parte de la Retrica, Poltica,
libro VIII de la Fsica, De la generacin de los animales, tica Nicomaquea, la ele
ga en memoria de Platn, epigrama para la estatua de Hermias, himno a la vir
tud en honor de Hermias, etc. Se habla no sin fundamento de poca psico
lgica.
La riqueza de estilos de Platn contrasta con la proclamada sequedad
aristotlica. Pasamos del genial dilogo filosfico platnico al rido tratado aris
totlico. No olvidemos que la mayor parte de lo conservado son manuscritos
de sus lecciones. En ellos se dirige a un pblico oyente y no estaban destina
dos a ser publicados ni pretendan, com o un profesor en clase, ser especial
mente estticos, sino cientficos. Por ello es muy lgico que predomine la argu

mentacin escueta y objetiva y que la exposicin trate de ser pedaggica, con


frecuentes resmenes y referencias cruzadas. Aristteles, que es el foijador de
la prosa filosfica en forma de tratado -porque los antecedentes as lo ponen
en evidencia-, se preocupa de exponer a sus alumnos los puntos de vista de
sus antecesores sobre una cuestin que vaya a tratar, mostrando a continua
cin su punto de vista y el porqu de ello. En su exposicin se preocupa, bsi
camente, de conseguir y transmitir el saber, de ah que pueda ser calificado de
rido. Claro, sin adornos superfluos, objetivo, didctico es lo que pretenda ser
conscientemente. Por supuesto, en lo que denominamos exposicin cientfica
nosotros estamos ms cerca de Aristteles que de Platn. Por ello, evita en lo
posible palabras inusitadas o poticas, buscando la precisin terminolgica.
Trminos como enrgea o entelequia, por ejemplo, estn unidos a su persona.
El lxico de Aristteles de Bonitz registra 13.150 palabras, con la salvedad de
que incluye vocablos procedentes de escritos considerados no aristotlicos y
1.439 nombres propios, frente a 1 0 .3 1 6 palabras contenidas en el lxico pla
tnico de Ast. Aristteles aprovech al mximo las posibilidades de la lengua
griega, por ejemplo, mediante el uso del artculo con infinitivo o adjetivos o en
la formacin de abstractos.

3.3. Su pensamiento
Tanto Platn como Aristteles consideraban que el campo de la filosofa abar
ca todo el universo, pero mientras que Platn encontraba lo universal fuera de
las cosas concretas y su relacin con stas es a modo de prototipo o modelo

Aristteles someti a crtica la teora de las Ideas de su maestro Platn,


sobre todo en la M etafsica (fundamentalmente libros I, VII, XIII-XIV) y en el
perdido Sobre as Ideas. No olvidemos la famosa expresin aristotlica de que
entre la verdad y la amistad la preferencia la tiene la primera (Etica Nicomaquea
I 6). No poda admitir la atribucin platnica de que las esencias, los univer
sales, tenan una existencia separada de las cosas ni que las cosas participan de
ellas ni, por supuesto, para l las Ideas servan para explicar el origen, el deve
nir o los cambios de las cosas, de ah que Platn se viera precisado, deca por

Aristteles

(Ideas-copias), Aristteles encuentra lo universal en las cosas concretas, y lo


llama el ente de las cosas. Aristteles est ms cerca de lo que hoy da consi
deramos pensamiento cientfico, atento al examen primero de los fenme
nos del mundo real que nos rodea. Para l, como decamos, la ciencia puede
ser prctica (tica o poltica), potica (potica, retrica) o terica (fsica, mate
mticas y metafsica). -

47

ejemplo, a introducir la figura del Demiurgo en el Timeo. Ello no quiere decir


que Aristteles no permanezca fiel a la idea socrtica y platnica de que la cien
cia ltima ha de versar sobre lo general y universal y de que consiste en una
bsqueda de la esencia comn, pero que se encuentra, eso s, en las cosas mis
mas, no separada de ellas.
Por otra parte podemos decir que, aun con todos los antecedentes, Aris
tteles fue tambin el creador de la lgica. El no utiliz el trmino de lgica,
eso lo haran los estoicos, ni tampoco el trmino de Organon con el que se cono
ce al conjunto de sus tratados lgicos, que tambin es muy posterior. Los tra

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

tados lgicos tratan la clasificacin de los conceptos o nociones (Categoras),


los juicios y proposiciones, el silogismo (Analticos primeros), la demostracin,
el silogismo problemtico (Analticos segundos) y las falacias.

48

La lgica aristotlica es un anlisis del pensamiento humano en su capta


cin de la realidad, es un anlisis del pensamiento que piensa la realidad. Par
te del supuesto de que las formas de pensamiento reproducen lo que se da en
la realidad, o sea, que las cosas extramentales existen tal como son pensadas
por la mente, por lo que las categoras de sta son objetivas, categoras de la
realidad. De ese modo las categoras del pensamiento adquieren un valor ontolgico y ese carcter propedutico que ha sealado la tradicin filosfica. La
lgica aristotlica se ocupa del estudio de los conceptos, dedicando especial
atencin a los predicables, y de las categoras (o predicamentos), junto con el
anlisis de los juicios y de las formas de razonamiento, prestando atencin espe
cial a los razonamientos deductivos categricos o silogismos, como forma es
pecialmente adecuada al pensamiento cientfico.
Usualmente se entienden por categoras los gneros del ser, al menos del
ser sensible, mas en lenguaje tcnico propiamente el trmino designa la atribu
cin o predicacin. En los Tpicos considera Aristteles las categoras como una
clasificacin de predicados: las maneras de pensar el ser en cuanto realizado. Mas
no son simples modos de representacin mental, meros moldes de conceptos,
sino que corresponden a los modos del ser tal como se da en la realidad del mun
do extramental. Tienen, pues, las categoras un aspecto ontolgico y un aspecto
lgico. En las Categoras y en los Tpicos se fija en diez el nmero de las categoras
o predicamentos: sustancia, cantidad, cualidad, relacin, accin, pasin, lugar,
tiempo, posicin y estado. Por ejemplo, un cisne no puede existir sin ser de algn
color, un tamao, con unos caracteres propios y genricos, estar en un lugar y en
un tiempo determinados y en una posicin, haciendo o padeciendo algo, y, a
su vez, todo ello se puede predicar de l. La sustancia es la categora fundamen
tal, las otras nueve se dan accidentalmente en la sustancia.
En los Analticos segundos y en Tpicos discute Aristteles sobre los predi
cables o las diversas relaciones que los trminos universales pueden tener con

los sujetos de los que son predicados. Estos predicables son gnero, especie,
diferencia, propio y accidente. Los tres primeros esenciales y los dos ltimos
no. El gnero representa la parte de la esencia que es comn a varias especies,
mientras que la especie es el concepto que se predica de los singulares expre
sando la esencia completa; la diferencia expresa la parte determinante que no
es comn, sino caracterstica de la especie; propio, o propiedad, expresa una
cualidad que acompaa necesariamente a la especie, y accidente expresa una cua
lidad contingente que se puede dar o no en ese ser.
l considera la experiencia como la verdadera fuente de todo nuestro cono
cimiento. No hay nada en la mente que no est primero en nuestros sentidos.
Todo conocimiento comienza con la experiencia de una sensacin que tiene
por objeto el fenmeno concreto, particular y cambiante. Pero aunque el cono
cimiento intelectual comienza por la experiencia sensorial, no termina ah, ya
que tiene como fin la esencia inmutable, abstracta y universal. La mente des
cubre lo inteligible a partir de la experiencia sensorial. La mente est dotada de
poder de abstraccin, generalizacin o induccin. Estamos dotados de un pen
samiento activo que nos permite descubrir la esencia de las cosas, que est en
ellas. El universal no existe separado del particular, como enseaba Platn, sino
que existe en las cosas particulares y la mente lo descubre. Y no hay ciencia si
no es de lo universal y necesario, y la lgica es el instrumento de la ciencia que
nos permite resolver el problema aejo ya en su poca de la relacin entre lo
uno y lo mltiple, entre lo universal y lo particular.
Aristteles distingue silogismo e induccin como dos caminos diferentes
en la bsqueda de la verdad. Silogismo es sinnimo de deduccin. El silogis
mo es la estructura formal que permite realizar conexiones mentales entre datos,
hechos, fenmenos, etc., teniendo como objetivo el conocimiento. Aristteles

al predicado de la conclusin que debe aparecer tambin en la premisa mayor,


S (trmino menor) al sujeto de la conclusin y M (trmino medio) al que
aparece en la premisa mayor y menor pero no en la conclusin, tendramos,

Aristteles

lo define como un discurso en el que, una vez establecidas ciertas cosas, se


concluyen necesariamente otras distintas (Analticos primeros 1 1, 24b 18-20).
El silogismo expresa una relacin de inclusin, muestra cmo lo particular se
subsume en lo universal. En Aristteles el silogismo sustituye a la dialctica
platnica. Consta de tres trminos: el primero o premisa mayor, el medio o pre
misa menor y la conclusin deducida. Es para nuestro autor el instrumento
bsico para hacer ciencia, ya que el conocim iento cientfico bsicam ente se
alcanza por deduccin. Puede ser de tres clases: categrico, hipottico y dis
yuntivo, atendiendo al tipo de juicio (por la relacin) que le sirva de punto de
partida. Aristteles afirma que este proceso est sometido a reglas que permi
ten determinar su correccin o incorreccin. Si llamamos P (trmino mayor)

49

segn Aristteles, cuatro formas vlidas de silogismo, conocidas tradicional


mente como figuras del silogismo, y que resultan del lugar que ocupa el tr
mino medio en las premisas, y que son las siguientes, aunque la ltima fue con
siderada por el estagirita como una mera variante de la primera:
MesP

PesM

MesP

PesM

SesM

SesM

MesS

MesS

SesP

SesP

SesP

SesP

Estas cuatro figuras, dependiendo de la cualidad y cantidad de las proposi


ciones que las componen, dan lugar a sesenta y cuatro modos diferentes de silo
gismos, de los que no todos son modos vlidos de razonamiento, teniendo en
cuenta, por ejemplo, que el silogismo ha de tener tres trminos, que no se den
dos premisas negativas, que el trmino medio est al menos en una premisa,
etc. Ahora bien, si cada premisa tiene que estar justificada por otra, si no se pone
coto, se llegara a un proceso infinito de justificacin, razn por la que Arist

De Platn a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

teles afirm que existan ciertos principios que eran conocidos intuitivamente y
que no precisaban demostracin, como, por ejemplo, el principio de contra
diccin, en el sentido de que no es posible que algo sea y no sea al mismo tiem
po y bajo la misma consideracin, el de identidad (algo es igual a s mismo), el
de igualdad (dos cosas iguales a una tercera son iguales entre s), etc.

50

Pero, adems del silogismo, Aristteles recurri a la induccin, que es inver


sa a aqul. Cuando conocemos todos los casos particulares y de ellos extrae
mos una conclusin general la induccin es completa, si no conocemos todos
los casos particulares sino unos pocos la induccin es incompleta. Ambos mto
dos sirven para captar los primeros principios de la ciencia. En efecto, tenemos
conocimiento cientfico cuando de algo sabemos que, en primer lugar, existe,
luego conocemos su esencia y, por ltimo, el por qu de su existencia y esen
cia. Slo cuando tenemos conocimiento de la causa tenemos la certeza de que
la cosa es necesariamente as y no de otra forma. De ah se deduce que la cien
cia es conocimiento de lo universal (no hay ciencia de lo particular), necesario
y verdadero.
La definicin tiene que expresar la esencia estricta de una cosa, lo que
una cosa es, mediante el gnero y la diferencia especfica del objeto definido,
por ejemplo, la tpica definicin del hombre como animal racional. La vali
dez cientfica de una definicin radica en que los conceptos de los que consta
sean demostrables.
La ciencia por excelencia es la metafsica. El ttulo de la obra no es de su
clamo, como tampoco directamente la obra. El primero procede de la edicin

de Andrnico en el siglo i a. C., a su ordenacin, ya que se encontraba tras la


fsica. La metafsica en s comprende por una parte la ontologa, la ciencia
del ser en cuanto ser, y por otra la teologa. Ambas disciplinas son a la vez uni
versales y primarias, de ah que los comentaristas hayan tendido a asimilar sus
objetos: el ser en cuanto ser sera por antonomasia el ser divino, aunque esco
larmente se habla de una m etaphysica generalis que tiene com o objeto el ser
comn y una methaphysica specialis que es una ciencia de un ser particular, el
ser supremo, la denominada teologa. Esto es, mientras las otras ciencias se
ocupan parcialmente de la realidad, buscan las causas prximas y particulares,
la metafsica busca la causa ltima y universal. La cuestin principal, por tan
to, de esta filosofa primera es cules son los ltimos principios del ser o de la
realidad en cuanto es? Aristteles pasa revista en su obra a las opiniones al res
pecto de sus predecesores, desde Tales a Platn, mostrando cmo cada res
puesta ha sido, desde su punto de vista, en cierto modo defectuosa. Para Aris
tteles el ser es la sustancia, y censura a Platn en tanto slo consideraba
verdaderamente real a la idea separada de los entes particulares, mientras que
el estagirita ve la sustancia en los entes concretos, en los individuos concretos.
La sustancia es aquello que permanece inalterado e idntico a pesar de los cam
bios. La sustancia es la phsis, la naturaleza o principio fundamental del ser.
Cada individuo tiene su propia sustancia, perfectamente diferenciable de las
dems. La sustancia es el soporte, el sustrato sobre el que descansan todas las
dems cualidades cambiantes de las cosas, los denominados accidentes (color,
consistencia, forma, temperatura, etc.). Aristteles distingue dos tipos de sus
tancias: las sustancias primeras (los individuos concretos, com o Scrates, el
gallo o la silla) y sustancias segundas Qa especie y el gnero: humano, ani
m al, vegetal, etc.). Estas sustancias segundas no existen separadas de las
sustancias primeras (de los individuos) sino en ellas (en los individuos con
cretos). Aristteles sostiene que este mundo es el mundo real y que la plurali
dad y el devenir son reales tambin. La sustancia primera no es algo esttico
sino algo dinmico, capaz de desarrollarse, de devenir (gnesis), de perfeccio
narse, de crecer. La mejor manera que tuvo el estagirita de explicar esta pro
piedad de la sustancia, de los individuos concretos, fue considerarla un com
puesto de materia (hyle) y forma (morph), la teora hilemrfica, en el sentido
de que toda la realidad concreta y natural estara compuesta de ambos ele
mentos, aunque la forma es prioritaria sobre la materia.

tinuo, Parmnides, por el contrario, vea la autntica realidad como algo est
tico e inmvil, y Platn distingua, como hemos visto, entre un mundo sensi
ble (el mundo del cambio) y un mundo inteligible (el de las ideas eternas e
inmutables), Aristteles habla del Ser, por un lado, y de una forma muy par

Aristteles

Mientras que Herclito entenda que todo era movimiento y devenir con

51

ticular del no-ser, la potencia. Con esta distincin cree poder explicar los cam
bios que se producen en la sustancia (Metafsica X I I2). Todo ser tiene dos aspec
tos o dimensiones, lo que ya es (acto) y la capacidad para llegar a ser lo que
an no es (potencia). Entre el ser y el no-ser est el ser en potencia. Para l las
determinaciones ms altas del ente son, pues, el acto (entelchea, enrgeia) y la
potencia (dynamis). Potencia y acto estn en todos los entes, salvo en la causa
suprema, en la cual no hay imperfeccin, y, por tanto, no hay potencia. En el
orden fsico potencia y acto se convierten en materia y forma, a los que hay que
aadir el agente (causa eficiente) y el fin (causa final), de ah que nos hable de
cuatro causas genricas: material, formal, eficiente y final. En el caso de una
estatua la causa material sera el mrmol o bronce de lo que est hecha, la cau
sa formal sera aquella segn la cual se ha hecho la obra, la idea del autor, la
causa eficiente o agente es el escultor y la causa final es aquella por la que se
ha hecho la estatua (encargo, alabanza, etc.). Otro punto a destacar en este
aspecto es que para Aristteles toda accin consiste en poner en acto aquello
que estaba contenido en potencia en la materia sobre la que trabaja el agente.
Una de las tareas de la metafsica en su vertiente teolgica consiste en demos

De Platn a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

trar la existencia de una causa suprema. En la Fsica sostena que debe haber un
primer ente inmvil, primer motor, que es causa del movimiento sin verse afec

52

tado l. En la Metafsica sostendr que debe existir un ente que es acto puro,
cuya existencia consiste en el pensamiento sobre s mismo, que imparte movi
miento al universo, esto es, Dios, inmutable, eterno, pura esencia. Lo divino se
manifiesta en el cosmos, en los astros, en su movimiento (regular, eterno, cir
cular). Puesto que la materia, el movimiento y el tiempo son eternos, el mundo
es eterno, aunque haya tenido una causa. La trascendencia del Dios de Arist
teles es tal que pone en cuestin el que incluso se pueda hablar de l, el que sea
posible la theo-Ioga, esto es, un discurso del hombre sobre Dios. El nico pre
dicado que se le puede atribuir correctamente es el de Esencia. Todas las dems
atribuciones exigen correcciones determinadoras. As, Dios puede ser llamado
Viviente, pero a condicin de que se especifique que se trata de una Vida que
ignora la fatiga, la vejez, la muerte, caractersticas todas de una vida biolgica.
Tambin puede ser llamado Pensamiento, pero a condicin de precisar que este
Pensamiento no versa sobre otro objeto ajeno, sino sobre s mismo.
La Fsica tiene por objeto el estudio de los entes dotados intrnsecamente
de movimiento, esto es, la naturaleza, que nos muestra seres compuestos de
materia y forma, en movimiento. La naturaleza, piensa, siempre est luchando
por conseguir lo mejor. En la naturaleza todos los seres estn en cierta forma
en movimiento, sea ste sustancial (generacin y corrupcin) o accidental
(movimiento cuantitativo, cualitativo o locativo). El tiempo es la medida de la
sucesin del movimiento y el espacio el lmite primero e inmvil del continente,

en contraste con el contenido. Los cuerpos terrestres estn compuestos por los
tradicionales cuatro elementos (fuego, aire, agua y tierra), a los que aadir el
ter para explicar la conformacin de los cuerpos celestes. Su explicacin del
cosmos estar vigente hasta Galileo y Newton. Esta cosmologa es esencialista
(todas sus explicaciones apelan a las naturalezas, esencias o cualidades inma
nentes a los seres vivos), teleolgica (todo tiene un fin), dualista (mundo supralunar/ mundo sublunar) y deductiva. Distingue, en efecto, entre un mundo
supralunar y otro sublunar. El primero, perfecto, divino e incorruptible y el
segundo, imperfecto y corruptible.
En cuanto al mundo supraLunar, concibe los astros como seres animados,
no sometidos a generacin ni a corrupcin, constituidos adems, com o diji
mos, por el quinto elemento, el ter, eterno e incorruptible. Estos cuerpos celes
tes gozan de un movimiento perfecto (circular, eterno, regular). El primer cie
lo es el de las estrellas fijas, que rodea a las dems esferas y se siente atrado
por el primer motor, moviendo en crculo as al resto de las esferas. La Tierra
es el centro de todo el sistema. Es una esfera inmvil a la que atribuy un tama
o muy inferior al real. El universo, segn l, es finito y no existe el vaco.
El mundo sublunar es el mundo de la generacin y corrupcin. Consti
tuido por los cuatro elementos tradicionales, goza de un movimiento rectilneo
(hacia arriba o hacia abajo), el de la tierra y el agua, en tanto pesados, hacia
abajo, hacia el centro de la tierra, y el del fuego y el aire hacia arriba, hacia el
cielo, en tanto ligeros. Por tanto el esquema que podramos hacer del univer
so aristotlico jerrquicamente sera:
1. Los seres inmateriales e inmviles: el primer motor y los motores inm
viles de las esferas.
2. Los seres materiales incorruptibles y eternos: el primer cielo, las esfe
ras de los astros, cuyo elemento esencial es el ter.

La observacin biolgica ha sido una de las actividades ms continuas y


fecundas de Aristteles. Junto a observaciones errneas y opiniones lgicas en
su poca (el corazn es la sede del alma o las arterias estn llenas de aire, etc.)
se encuentran hallazgos venturosos (la funcin crea el rgano). Su psicologa,
en el sentido de cmo entenda el alma, ha sido vista como un proceso evolu
tivo. Tras una etapa de visin dualista del ser humano (cuerpo/alma, el prime
ro como crcel y la segunda como inmortal y de naturaleza prxima a las ideas),
pasa a una fase de instrumentacin mecanicista en el sentido de que alma y
cuerpo ya no son antagnicos sino complementarios, hasta desembocar en la

Aristteles

3. Los seres corruptibles, compuestos de los cuatro elementos, sometidos


a generacin y corrupcin.

53

fase hilemrfica (materia-forma) que se reflejara en su famoso tratado Sobre el


alm a. Ve en el alma la forma del cuerpo, ligada a l y que desaparece con l. El
alma es definida como el principio vital que anima al cuerpo y cuya ausencia
hace totalmente material al hombre. El alma es forma, acto, fin; el cuerpo es
materia, potencia, instrumento. El alma es al cuerpo lo que la funcin es al rga
no, por ejemplo, la visin al odo. Cuerpo y alma no son separables. Un cuer
po sin alma dejara de ser un animal o un organismo vivo, mientras que un alma
sin cuerpo no sera nada. Queda excluida, pues, la preexistencia del alma o su
existencia ms all de la muerte, y, por supuesto, la reencarnacin.
Frente a la triparticin del alma platnica, Aristteles aboga por la unici
dad del alma y le atribuye funciones nutritiva o vegetativa, sensitiva y pensan
te (capacidad de pensar y entender, con dos principios, uno activo, el enten

De Platn a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

dimiento agente, y otro pasivo, el entendimiento paciente). Lo propio del alma


humana es poseer las tres funciones, mientras que lo caracterstico del animal
son las dos primeras y de la vegetal tan slo la primera.

54

En cuanto a la epistemologa (teora del conocimiento) aristotlica, sabido


es que Aristteles, en oposicin a Platn o Parmnides, devolvi su valor a la
informacin que nos ofrecen nuestros sentidos y su epistemologa ser, por
tanto, emprica. Todo conocimiento comienza por las sensaciones y termina en
el pensamiento que capta lo universal. El mundo vlido es el mundo concre
to, individual, que captamos con los sentidos y abstraemos en sus conceptos
universales con el pensamiento. Nuestro entendimiento conoce primero lo par
ticular y despus lo universal o abstracto. Existen diversos tipos de conoci
miento: experiencia (em peirea, conocimiento de cosas concretas, materiales,
pero sin preguntamos el por qu), ciencia (epistme, conocimiento de las cau
sas y principios de las cosas) e inteleccin (nesis, conocim iento intuitivo de
los primeros principios indemostrables e inaprensibles por la experiencia).
Su tica es eudemonista, esto es, una tica de la felicidad, pero sta no
se puede alcanzar sin la virtud, por lo que es tambin una tica de la virtud.
Ahora bien, en qu consiste la felicidad? Consiste, segn l, en el ejercicio sin
tacha de la actividad propia del ser humano, esto es, vivir una vida conforme
a la razn, una vida dirigida por la virtud, ya que es precisamente la razn lo
que nos distingue y nos hace superiores a los dems seres vivos. Si aunramos
la virtud, la actividad teortica (contemplativa) y los bienes exteriores impres
cindibles tendramos una vida feliz.
La virtud (arete) es una disposicin del alma, una capacidad y aptitud per
manente que nos incita a comportamos de una determinada forma. Incluye el
conocimiento, la voluntad firme y la eleccin reflexiva de los medios necesa
rios para ejercitarla. La virtud no es innata, en oposicin a la tradicin aristo-

crtica y arcaica. La virtud se adquiere mediante el ejercicio y el hbito. Cuan


do la virtud se convierte en hbito expresa nuestra manera de ser en nuestra
relacin con nosotros mismos y con el cosmos que nos rodea en los diver
sos planos (familia, amigos, estado, etc.). El estagirita afirma que la virtud
consiste en un trmino medio, un equilibrio entre dos extremos igualmente
censurables. Entre el miedo y la temeridad, por ejemplo, est el valor. Dis
tingue adems dos clases de virtudes, las morales (ticas) y las intelectuales
(dianoticas). Las virtudes ticas o del carcter son las propias de la parte
irracional del alma, que el estagirita subdivide segn que se orienten al auto
dominio (valor, templanza, pudor o modestia) o a las relaciones humanas
(liberalidad, magnanimidad, magnificencia, dulzura, veracidad, amabilidad,
justicia, etc.), mientras que las virtudes intelectuales son perfecciones de la
razn misma (comprensin intuitiva de los primeros principios, la ciencia,
la sabidura, el arte y la prudencia), que estn por encim a de las virtudes
morales. Aristteles se niega a admitir que los placeres sean de por s malos,
aunque tampoco deben ser el objetivo en la vida. Los verdaderos placeres
son aquellos acordes con nuestras capacidades de seres hum anos y, sobre
todo, los intelectuales.

El maestro de Alejandro considera que el hom bre es por naturaleza un


animal poltico (Poltica I 1), esto es, un ser hecho para vivir en sociedad, en
comunidad, en polis. Es el nico animal, en tanto dotado de lgos (razn-pala
bra), capaz de establecer relaciones de utilidad y justicia con su semejante. Un
individuo aislado no puede bastarse a s mismo n i subsistir. El hombre, para
realizarse plenamente ha de vivir en el marco de la ciudad-estado. La finalidad
de la polis no es slo vivir, esto es, satisfacerlas necesidades mutuas, sino el
bien vivir, es decir, la vida feliz, que, para l, es sinnimo de vida virtuosa. El
Estado, aparte de garantizar la vida material, ha de proveerse de las leyes e ins
tituciones adecuadas para que el ciudadano sea un hombre bueno y justo, y
como tal, feliz. Aristteles y los discpulos que le rodeaban llevaron a cabo una
investigacin inductiva de las sociedades existentes en su poca, llegando a
analizar 158 Constituciones de otras tantas ciudades y pases, de la que slo
nos ha llegado la Constitucin de Atenas. Ahora bien, frente al utopismo plat
nico en este campo, Aristteles se sita siempre en el plano de la realidad. Su
marco de reflexin es la ciudad-estado de su poca y lo que un hombre y una
m ujer de su poca, sin utopas, podan llevar a cabo. Distingue, con antece

Aristteles

En cuanto a la amistad, tema tan importante en su tica, piensa que el ami


go es un segundo yo, con todo lo que ello implica. Existen diversos tipos de
amistad. En el nivel inferior estaran las amistades interesadas, en el nivel inter
medio estaran las amistades por placer y por ltimo, en el superior, la amistad
entre los buenos, la amistad duradera.

55

dentes sobre todo en Herdoto (III 80) y Platn, seis tipos de organizaciones
polticas, tres rectas y tres que son desviaciones. Entre las primeras estaran la
monarqua, aristocracia y democracia y entre las segundas, degeneraciones de
las primeras, la tirana, oligarqua y demagogia. Unas buscan la felicidad de los
ciudadanos y otras el beneficio de los gobernantes (Poltica III 5). La democra
cia de su poca es vista con ojos crticos, com o ya lo haban sido en sus res
pectivas pocas las que le tocaron vivir a Tucdides, Jenofonte, Platn o Iso
crates, aunque su crtica es ms moderada. En realidad el estagirita no mostr
preferencia explcita por ninguna forma de gobierno. En sus textos atiende a
las diversidades culturales, psicolgicas o geogrficas de los pueblos, que expli
can su inclinacin por un sistema u otro. Sin embargo parece orientar sus pre
ferencias hacia un sistema poltico, basado en las clases medias (trmino medio
entre ricos y pobres) y gobernado por los mejores, lo cual es coherente con
su teora de la virtud. Dentro los grupos sociales slo los ciudadanos de pleno

De Platn a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

derecho pueden ser felices. La igualdad y la felicidad no estn al alcance de


mujeres y esclavos, que eran los grandes grupos marginados de la Atenas de la
poca. La esclavitud era vista por l como algo natural, ju sto y conveniente.
Tenan que existir los esclavos para que los hombres libres se desarrollaran ple
namente. Su visin, como era usual en el mundo intelectual griego, segua sien
do elitista y aristocrtica.

56

El orden, la simetra, la delimitacin son cualidades que debe contener,


segn l, un objeto bello. El arte, en general, se subdivide en un arte que tra
ta de completar la obra de la naturaleza, por ejemplo cuando el hombre fabri
ca cosas tiles con sus manos, y un arte que trata de imitar (mimesis) a la natu
raleza. Aqu entrara lo que denominamos nosotros Bellas Artes, cuya esencia
consiste, como decimos, en imitacin, pero que en Aristteles, al contrario de
Platn, no tiene un sentido peyorativo.
Sabido es que Aristteles dedic parte de su produccin al arte literario,
que en gran parte se ha perdido, y nos tenemos que conformar bsicamente
con el primer libro de la Potica, ya que el segundo (el de la comedia) no nos
ha llegado, y con los tres libros de la Retrica. La Potica es una obra de tipo
esotrico o acroamtica, destinada al interior de la escuela e incompleta, que
se ha sacralizado, tal vez en exceso, y que contiene reflexiones personales
del autor. Es una obra vigente en la actualidad, pero a la que no hay que hacer
le decir ms que lo que dice filolgicamente hablando.
Decir que Aristteles es el primero que concede a los estudios literarios
una autonoma, que piensa la potica como una ciencia literaria, como un arte
que imita con el lenguaje, es un lugar comn. A la literatura, al contrario que
Platn, hay que valorarla, deca (Potica 1 4 60b 13-15), en s y no en funcin
de criterios extraliterarios. En primer lugar para Aristteles la literatura es mime

sis y el poeta es un imitador a la manera de un pintor o cualquier otro imagi


nero, pero lo mimtico, como decamos, no tiene para l ningn sentido peyo
rativo como para Platn. La literatura es imitacin como toda arte, la mimesis
es su esencia, aunque la diferencia est en el medio de imitacin, que es el len
guaje, un lenguaje especial que tiene unas normas especficas, que puede adop
tar la forma de prosa o verso. Los diversos gneros literarios se diferencian entre
s por tres vas: o por imitar con medios diversos o por imitar objetos diver
sos o por imitarlos diversamente y no del mismo modo (Potica 1447a 16-18).
Su objeto de imitacin son las acciones de los hombres, los que imitan imi
tan a hombres que actan, y esta imitacin necesario es que imite siempre
de una de estas tres formas posibles, pues o bien (se. imitar) las cosas como
eran o son o bien como se dice o como parece o bien como deben ser (Poti
ca 1460b 9-11). Estos hombres imitados en su actuacin sern esforzados o
de baja calidad y en la imitacin resultarn mejores o peores. Homero hace a
los hombres mejores, al igual que la tragedia, y en oposicin estar la come
dia (Potica 1448a 1.1-18). En cuanto a los modos de imitacin el discpulo de
Platn distingue entre la forma diegtica o narrativa, que es la propia de la epo
peya, y la forma dramtica, donde los personajes son presentados actuando, la
propia del drama, esto es, de la tragedia y la comedia, pero sin condena extraliteraria como en el caso de Platn. Es ms, Aristteles prefiere aquella forma

Para Aristteles el origen de esta mimesis tiene una doble causa. Por una
parte, es connatural al hombre, as adquirimos nuestros primeros conocimientos,
y en segundo lugar porque todos gozamos con la im itacin (Potica 1 4 4 8 b
4 -1 9 ). En cuanto a la relacin entre im itacin y realidad -ta n problemtica,
como hemos visto, para Platn y fuente de rechazo de determinados tipos de
poesa- en Aristteles no presenta problema alguno, porque la imitacin, dig
moslo as, no es concebida como algo fotogrfico, sino como algo verosmil.

Aristteles

en la que el poeta hable por s mismo lo menos posible, pues as no es imita


dor. Y el no ser imitador, para Aristteles, es un defecto, con lo que tenemos la
inversin de la visin platnica. La imitacin, condenada en la teora platni
ca, es un valor literario en la teora aristotlica. Por tanto, en una primera apro
ximacin, la creacin literaria se caracteriza como imitacin (narrativa o dra
mtica) por medio del lenguaje (en prosa o verso) de una accin humana (de
hombres esforzados o de baja calidad que en la imitacin resultarn mejores o
peores). Ahora bien, por tener que ser imitacin en la que cuanto menos apa
rezca directamente el poeta es mejor, la poesa en s ms elevada ser la dra
mtica, fundamentalmente por otros valores la tragedia, y slo subsidiariamente
y de forma inferior la pica, en tanto se asemeja a la dramtica (personajes que
actan y dialogan), y lgicamente el nivel ms alejado sera la lrica, sobre todo
cuando el autor exclusivamente se pone en primer plano con su yo.

57

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

58

Esta teora se encuentra reflejada, entre otros textos, en el famossimo pasaje


de la diferencia entre poesa e historia en el que dice que resulta evidente por
lo anteriormente expuesto que no corresponde al poeta decir lo que ha suce
dido, sino lo que podra suceder, esto es, lo posible segn la verosimilitud o la
necesidad (Potica 1451a 3 6-38). E incluso si hay conflicto entre lo verosmil
y la realidad, Aristteles se pone del lado de lo verosmil. Es lo verosmil lo que
prima y es verosmil todo aquello que nos resulta asumible en un contexto
determinado, independientemente de que sea verdadero o falso (otra diferen
cia con Platn). Si lo expuesto se acomoda en el lugar y en el contenido al con
ju n to de la obra y no causa desajuste en las expectativas del receptor (oyente
o lector) es correcto. Por tanto, la verosimilitud entra dentro de las capacida
des del creador, mas es evaluable en el receptor, que es el destinatario ltimo
de la obra literaria y en funcin del cual y por los efectos que en l produce
esta obra es calificada. La obra potica no es un tratado filosfico que preten
da alcanzar la verdad, slo intenta ofrecer un placer a nivel de intelecto, arras
trar al alma, proporcionarle un placer esttico. La poesa tiene su verdad que
no tiene por qu coincidir con la verdad de la realidad ni con la verdad del
filsofo. Para Platn, recordemos, el poeta verdadero tendra que ser a la vez
filsofo, esto es, tender y alcanzar en lo posible la verdad para luego expre
sarla, tener acceso al mundo de las Ideas, las autnticas realidades, que no estn
en este mundo y, por tanto, son inaccesibles a los no filsofos; el poeta, recor
demos al discpulo de Scrates, imita slo a partir de una copia, es copia de
copia. Para el maestro de Alejandro, en cam bio, el poeta no im ita la indivi
dualidad de las cosas, sino su universalidad, por ello la poesa es ms filos
fica y ms seria que la historia, pues la poesa narra ms bien lo general y la his
toria lo particular. Lo general es a qu clase de hombres le corresponde decir o
hacer tales o cuales cosas de acuerdo con lo verosmil o necesario, a lo cual
tiende la poesa a pesar de poner nombres propios a los personajes; lo particu
lar, por el contrario, qu hizo o qu le pas a Alcibiades (Potica 1451b 5-11).
La poesa se mueve en el plano de los universales, de las formas, de lo vero
smil, y la tragedia del siglo V a. C. es la forma ms perfecta a la que ha llegado
la poesa mimtica y dramtica en su evolucin segn el estagirita.
Concretamente sobre la tragedia sera imperdonable no decir que aprecia
ba muy especialmente el Edpo Rey de Sfocles y no recordar su famosa defini
cin de tragedia, aunque no podamos analizarla aqu en profundidad. Recor
demos que dice as:
Es, pues, la tragedia imitacin de una accin esforcada y completa, con
cierta amplitud, con lenguaje sazonado, con cada una de las especies de
sazonamiento utilizada por separado en las distintas partes, con personajes
que actan y no mediante relato, que a travs de la compasin y el temor

lleva a cabo la purgacin de ales afecciones. Me refiero con lenguaje sazo


nado al que tiene ritmo, armona y canto, y con cada especie de sazonamiento por separado el que algunas partes se llevan a cabo slo mediante
versos y otras, por el contrario, mediante canto (Potica 1449b 24-31).

En resumen, para Aristteles las caractersticas de la tragedia son las siguientes:


El objeto de imitacin es una accin esforzada y completa.
El medio de imitacin es el lenguaje sazonado (ritmo, armona y canto).
La forma de imitacin es la dramtica, mediante la actuacin de los
personajes, no mediante el relato.
El efecto sobre el receptor es la catarsis mediante la com pasin y el
temor.
En cuanto a la retrica si Platn negaba a sta en su tiempo el estatuto de
tchne (arte) calificndola de inmoral, y exiga en el Gorgias (504d 6) un rhtor
versado en su arte y bueno, honrado, que conozca lo justo y lo injusto (449d461b), que tienda a formar ciudadanos virtuosos, justos, moderados, una ret
rica que en cuanto a contenido se subordine a la filosofa y slo se admite si es
ju sta y al servicio de la filosofa, Aristteles en la Retrica la considera como
arte, como ciencia, y la estudia en s, al orador, los medios de persuasin con
los que cuenta, las diversas clases de discursos (judicial, deliberativo, epidicti
co o de aparato), etc. Aristteles plasma, tras una evolucin personal desde su
poca de alumno en la escuela platnica, una nueva lnea en este campo, fun
damental para el pensamiento posterior.

captulo4

La filosofa helenstica
e imperial

4.1. La crisis de la ciudad-estado. Filosofa y poder


Aun con antecedentes previos en el siglo IV a. C., con Alejandro Magno se mate
rializa la ruptura de la ciudad-estado, de la polis, con todo lo que ello conlleva,
debido a causas internas, las ms importantes, y externas. El ciudadano ya en
el siglo IV a. C. tiende a participar cada vez menos en la actividad poltica, defien
de personalmente cada vez menos a su ciudad, confiando tal misin a merce
narios, se recluye ms en su casa, centrndose con mayor intensidad en la vida
familiar, y se acostumbra a tener una potencia extranjera que vigile los estados
griegos. Primero ser Persia, ironas del destino, y despus Macedonia, con Filipo y su hijo Alejandro. Cuando tras la batalla de Pidna en el 1 6 8 a. C. Roma

de pensamiento que haba tenido la Grecia clsica son ya cosas de otros tiem
pos. Es sintomtico que la filosofa, en su vertiente poltica, entre en franco
declive, a no ser como apoyo al monarca helenstico o imperial. Las nuevas
estructuras de poder, la monarqua sagrada encamada por Alejandro y sus suce
sores, no dejan mucho margen al libre pensamiento poltico.
La verdad es que el hom bre griego de fines del siglo iv a. C. se encon
traba, podramos decir, un tanto perdido. Se haban venido abajo las estruc

La filosofa helenstica e imperial

se haga con el control de Grecia, ya los griegos se haban acostumbrado a tener


una superpotencia que les domine. Indudablemente en este mundo en evolu
cin la filosofa no dejar de verse afectada. La libertad de expresin e incluso

61

turas de convivencia con las que durante siglos haba operado y ello le lle
var a nuevos planteam ientos. En el terreno poltico, aparte de un poder
extranjero que lo vigila (M acedonia primero, Roma despus), se crean las
confederaciones de ciudades, las famosas ligas, y el derecho de conciuda
dana, mientras que en el terreno del pensamiento la expansin geogrfica,
tnica y cultural de los griegos les lleva a abrir nuevos cam inos en la con
cepcin del hombre y a tratar de dar respuesta a las nuevas necesidades que
se le han planteado.

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

Si la literatura va a perder sus races en la polis, igual le va a suceder a la


filosofa. Se van a formar dos grandes grupos de pblico. Por un lado un pbli
co muy culto, una lite social, que se forma, escribe y se relaciona entre s. Tras
l una poblacin intermedia, tambin escasa en porcentaje pero en mayor pro
porcin que la anterior, que est alfabetizada y se nutre, por ejemplo, de un
nuevo gnero con altura literaria, la novela, donde el pblico femenino hace
su aparicin. Y, finalmente, una amplia masa de poblacin no alfabetizada a
quien, como siempre, las elucubraciones de los intelectuales le tiene sin cui
dado, apremiada como est por las circunstancias del presente.

62

La poesa se volver de gabinete y de cenculos, la comedia perder su car


ga poltica y se aburguesar, la tragedia llevar una vida latente, la historiogra
fa cambiar de polo de atraccin, hacia Macedonia primero y hacia Roma des
pus, la oratoria se reducir a los mbitos forenses y de aparato, con predominio
cada vez ms de la retrica, perdiendo su carga crtica poltica, y la novela fun
cionar como un gnero de evasin, como un mundo de amor y de aventuras
donde al final el primero se impone.
El hombre griego es cada vez ms consciente de que la seguridad y con
fianza en un mundo estable es ya cosa de otra poca. La incertidumbre del
maana, las veleidades de la fortuna (la diosa Tj/che, Fortuna, y el azar como
constitutivos del deambular de hombres e imperios de este mundo), la quie
bra de los valores tradicionales y de la religin de la ciudad-estado hacen que
ante este panorama sugan diversas respuestas culturales.
Ante las veleidades de la fortuna se puede pensar que una desgracia apa
rente hoy puede trocarse en un final feliz maana (la novela, la comedia nue
va) o tratar de que los avatares de la fortuna nos afecten lo menos posible. Flay
que procurar no sufrir, dar el valor justo, si es posible ninguno, a las desgracias
materiales o fsicas del presente. Una moral de indiferencia en la que desem
bocan tanto el cinismo como el epicureismo, el estoicismo y el escepticismo,
por diferentes que nos puedan parecer sus postulados. Hay que tratar de sopor
tar el presente. Un presente que los filsofos no tratan de cambiar mediante la
accin. Los que ms se implicarn sern los estoicos, pero siempre tratando de

cambiar al hombre no las superestructuras. La filosofa centra su inters en el


individuo, procurando ofrecer una gua. De ah que la filosofa se oriente esen
cialmente a una vertiente tica y prctica. Las especulaciones fsicas y m eta
fsica son relegadas y se suelen exponer com o apoyo a la teora moral res
pectiva, de ah que en estas vertientes las distintas escuelas recurran a nociones
del pasado como los estoicos con Herclito o el epicureismo con Democri
to. El gusto por la metafsica se recuperar con el neoplatonismo ya en ple
no imperio.
Unos se situarn a contracorriente de la sociedad, con voluntad de con
tracultura, como los cnicos, otros abogarn por la indiferencia como los estoi
cos o epicreos y otros por la suspensin del juicio como los escpticos. Pero
todas ellas, salvo el estoicismo, renuncian a la accin. Al ofrecer las distintas
corrientes un modo de vida, una filosofa orientada a la vida, atrae a las clases
cultas helensticas y romanas e incluso hace que se genere una especie de filo
sofa popular, divulgativa, que entra a formar parte del bagaje comn de un
hombre que se considerase culto. Es lo que sucede usualmente con los idea
les estoicos y su modo de vida.
Hasta el siglo I a. C. prcticam ente nos tenem os que conform ar con
fragmentos, porque las obras originales se han perdido. Sin embargo se escri
bieron millares de obras, si juzgam os por los listados de Digenes Laercio,
cuando enumera cada una de las obras de sus biografiados. Nuestras fuen
tes en poca helenstica dependen sobre todo de la doxografa, de citas indi
rectas de un Plutarco, de un Galeno, de un Cicern o de un Lucrecio, por
citar unos ejemplos. Es una labor de reconstruccin fundamentalmente. Ya
en pleno Imperio volvemos a tener muchos autores de las distintas escue
las fragmentarios, pero tam bin es verdad que conservamos de esa poca
no pocas obras completas de tendencias com o el neoplatonism o o el estoi
cismo.

I . La primera desde fines del siglo IV a. C. a mediados del I a. C., marca


da por la aparicin de escuelas tan caractersticas de toda la poca como
el estoicismo, epicureismo, cinismo y escepticismo, cada una con sus
propuestas de forma de vida y de consecucin de la felicidad, llegando
a producirse a lo largo del desarrollo una corriente eclctica. A comien
zos del siglo I a. C., tras la toma de Atenas por parte de Sila (87 a. C.),
las propias escuelas filosficas afincadas en Atenas sufren un profundo
declive, de forma que no reaparecen hasta el 176 d. C., cuando el empe
rador Marco Aurelio crea las primeras cuatro ctedras de filosofa en
Atenas (platnica, aristotlica, estoica y epicrea).

La filosofa helenstica e imperial

En el devenir de la filosofa helenstico-romana solemos distinguir tres fases:

63

2. La segunda abarcara desde mediados del i a. C. hasta mediados del ni


d. C. donde, aun continuando las lneas anteriores, se hace una espe
cie de llamada a la ortodoxia, a no malinterpretar los mensajes de los
fundadores de escuelas, casos de Platn, Aristteles o Htgoras. Comien
za la gran poca de los comentarios y la tendencia al misticismo.
Es en esta poca, como decamos, cuando Marco Aurelio en el 176
d. C. dispuso que con fondos pblicos se pagase a los docentes de filo
sofa en Atenas, pertenecientes las cuatro corrientes ya citadas. Para cada
uno de los escolarcas estableci un salario de 1 0 .0 0 0 dracmas y fue
Herodes Atico el encargado de buscar los primeros titulares.

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

3. El tercer perodo abarcara desde mediados del m d. C. hasta mediados


del vi d. C. (en Alejandra hasta mediados del vil d. C.) y est marca
do esencialmente por el neoplatonismo y los grandes comentarios sobre
Platn y Aristteles. Se propugna que existe una supuesta sinfona,
concordancia, de pensamiento en el fondo, aunque cambie la forma de
expresarlo, entre los diversos hombres divinos en el terreno del pen
samiento (Platn, Aristteles, Orfeo, Orculos Caldeos y Homero). En
el neoplatonismo todo viene a confirmar a Platn, llegndose a ofrecer
esta sinfona como una contrapropuesta al nuevo pensamiento exclu
yeme que trataba de imponerse, el cristianismo. La metafsica y el mis
ticismo adquieren de nuevo carta de naturaleza.

64

4.2.

La forma literaria

La forma literaria de la filosofa de esta poca es herencia del pasado, en lneas


generales, y habr produccin en verso (muy escasa) y en prosa, la ms abun
dante, sobre todo en forma de tratado y comentario, pero la diversidad es muy
grande.
Disminuye la produccin de dilogos, aunque se siguen cultivando oca
sionalmente en la Academia, en el Liceo, y entre los cnicos y estoicos, aunque
da la impresin de que, tras la altura de Platn, la cima se considera inalcan
zable. Se prosigue asimismo con el gnero simposaco como lo muestra el Liceo
y figuras como Aristxeno.
Se escriben protrpticos, esto es, exhortaciones a la filosofa, del tipo que
solan cultivar los filsofos cuando encabezaban la escuela. Es una larga tradicin
de races sofsticas, con huellas en Platn, y que perdura, por los testimonios con
servados, en Antstenes, Aristipo, Iscrates, Galeno, Clemente de Alejandra, y,
por supuesto, el conservado Protrptico del neoplatnico Jmblico.

En el caso de las Eisagoga, introducciones, composiciones de carcter


didctico que presuponen una ciencia que transmitir de forma adecuada, con
exactitud y precisin, y a nivel introductorio para principiantes y hombres cul
tos interesados por el tema y cuyos primeros testimonios los encontramos en
el mbito de la literatura mdica, stas pueden tener muy diverso formato. Pue
de ser que el autor, con el fin de dotar su exposicin de mayor claridad, se des
preocupe prcticamente de darle altura literaria, por que prime el fondo sobre
la forma de manera agobiante. Seran, por ejemplo, las introducciones a la lgi
ca de Crisipo, Boecio, o Porfirio (Introduccin a las Categoras de Aristteles, Intro
duccin a la apotelesmtica de Ptolomeo). En otras ocasiones son introducciones
al pensamiento de un autor, una visin global, como puede ser, desde nuestro
punto vista, el annimo Prolegmenos a lafilosofia de Platn, que comprende
desde la vida de Platn a los caracteres de su filosofa, pasando por el dilogo
platnico en todas sus vertientes y su orden, o bien la Introduccin a la aritm

A veces el autor adopta la forma de preguntas y respuestas, es lo que deno


minamos problemas, que adquiere su plenitud en la escuela peripattica, con
los Problemata y Problemas homricos aristotlicos, y que prosiguen con atribu
ciones de obras de este tipo a Antstenes, Teofrasto, Crisipo o Plutarco, y que
encontramos, como procedimiento, en el Banquete de los Sofistas de Ateneo o
los Saturnalia de Macrobio. Contamos adems con los Problemas del peripat
tico Alejandro de Afrodisiade, con los Problemas y Soluciones concernientes a los
primeros principios del neoplatnico y ltimo escolarca de la escuela de Atenas,
Damascio, obra en que el planteamiento de diversas aporas se ve acompaa
do de las correspondientes soluciones y con las Cuestiones y respuestas sobre las
Categoras de Aristteles de Porfirio.
Otro gnero que se cultiva es la biografa de los grandes m aestros del
pasado, o bien maestros con los que han convivido los autores de la biogra
fa, bien insertas en conjuntos mayores o autnomas. El mximo exponente
conservado es la obra de Digenes Laercio (s. ni d. C.), aparte de la Vidas de
filsofos y sofistas de Eunapio de Sardes (s. IV d. C.). En el primer caso, biogra
fas de maestros con quienes se ha convivido, nos encontramos dentro de la

La filosofa helenstica e imperial

tica de Nicmaco de Jm blico de Calcis, que estaba comprendida dentro de la


magna obra Coleccin de doctrinas pitagricas. Tambin incluiramos aqu Sobre
los Diosesy el Mundo de Salustio, el prefecto de Juliano, quien escribe una espe
cie de catecismo neoplatnico, al servicio de la poltica religiosa del empera
dor, sobre lo que un buen pagano debe creer y que fue escrito entre el 2 2 de
marzo y el 16 de junio del 3 6 2 . En l se exponen las opiniones paganas usua
les impregnadas de neoplatonismo a nivel intelectual en la segunda mitad del
siglo IV d. C., con el objeto de tener un texto ortodoxo, firme, que pueda hacer
frente a los textos sagrados cristianos.

65

tradicin de los Apomnemonemata o Memorabilia, del tipo de los Recuerdos de


Scrates de Jenofonte, en los que la narracin de los hechos est realizada por
una persona que ha convivido con el biografiado y que al llegar a los neopla
tnicos contaba con una larga tradicin en las escuelas filosficas. Conserva
mos fundamentalmente la biografa que hicieron de sus maestros Porfirio, Mari
no y Damascio. Se trata de la Vida de Plotino de Porfirio, la Vida de Proclo de
Marino y la Vida de Isidoro de Damascio. En el segundo caso, personalidades
no coetneas, conservamos las dedicadas a Pitgoras por Porfirio yjm b lico ,
ambas insertas en conjuntos mayores, donde incluiramos tambin los textos
dedicados a Platn. La primera, la de Porfirio, quizs inserta en su Historia de
la Filosofa en cuatro libros, la segunda, la de Jm blico, en su Coleccin de doc
trinas pitagricas en diez libros.

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

Las cartas fueron otra forma de expresar el pensamiento por parte de los

66

filsofos de la poca, aunque prcticamente su produccin en no pocos casos


se ha perdido. Buenos ejemplos son Epicuro o Sneca. En el campo neoplat
nico destacan, por los testimonios conservados, Juliano, Porfirio y jm blico.
En el primer caso, sin embargo, la mayora de ellas pertenecen al mbito de los
apremios de la vida cotidiana, a las exigencias que como gobernante tena Julia
no, aparte de la correspondencia con sus amigos ms ntimos como Mximo,
Oribasio y Libanio, y no estn exentas de dudas de autora. En el caso de Por
firio destacan dos ttulos, Carta a Marcela y Carta a Anebo. La primera de ellas
es una consolatio dirigida a su esposa, en la que le exhorta a la vida contem
plativa, a la purificacin del alma y a la elevacin espiritual hacia la divinidad.
La segunda, la Carta a Anebo, sacerdote egipcio, censura las prcticas tergicas
y adivinatorias. La hemos perdido, pero en parte la hemos podido reconstruir
fundamentalmente merced a la obra que conocemos errneamente bajo el nom
bre de Sobre los misterios egipcios, la cual tras mltiples diatribas, se pone bajo
la autora de Jmblico de Calcis, su discpulo y en no pocas ocasiones disidente
ideolgico. Por ltimo en el caso de las Cartas de Jm blico stas no nos han
llegado, pero sabemos que estaban dirigidas a sus discpulos, siendo la fuente
para nosotros Estobeo.
Nos quedan los dos gneros en los que los filsofos de la poca helensti
ca e imperial desplegaron su mayor actividad, el tratado y el comentario. El pri
mero de ellos, el tratado, alcanz su cima en filosofa de manos de Aristteles
y prolifer a lo largo de esta poca. En ellos se expone una doctrina sobre una
materia y se suelen estructurar en una introduccin donde se expone el tema
y, en algunos casos, ciertas definiciones previas y necesarias, seguidas de la opi
nin de los predecesores y finalmente de la exposicin personal, detallada y
justificada, del tema en cuestin. Los tratados son muy variados en cuanto a
la extensin y al contenido y prcticamente es un hbito comn en todas las

escuelas y filsofos no grafos, que tambin los hubo, a imagen de Scrates y


Pitgoras en esta poca.
En cuanto al comentario, ste se convierte en un sistema idneo para adqui
rir informacin sobre el pensamiento precedente, permitiendo el dilogo entre
el autor comentado y el comentarista, la reflexin y la crtica sobre el mismo.
La gran poca del comentario surgir a partir de Andrnico y su edicin de
Aristteles, ya que los peripatticos, en el reencuentro con el maestro, se
dedicarn a su exgesis, donde destacar Alejandro de Afrodisiade, como vere
mos, aunque posteriormente confluyan platnicos y peripatticos en el mismo
mbito.
Los platnicos, por su parte, contaban con una larga tradicin. En la pro
pia escuela de Plotino se lean y comentaban las obras de los fundadores, y,
sobre todo, despus del filsofo de Licpolis, con el antecedente de Albino,
Platn y Aristteles se hermanarn. De Platn la teolo^a y de Aristteles la lgi
ca y la fsica.
Nos quedan slo dos ejemplos de comentarios platnicos preporfirianos,
el annimo Comentario al Teeteto y el Comentario al Timeo de Calcidio que, aun
siendo posterior, es una muestra del tipo de comentario del platonismo medio:
Calcidio escoge tpicos del dilogo, no seguidos, y los discute, menospreciando,
por ejemplo, el resumen de la Repblica y el mito de la Atlntida, comenzando
el comentario en 3 1c, siguiendo un sistema que, al parecer, adoptaron ya Seve
ro y Calvisio Tauro en sus comentarios.

escolar se refuerza con los neoplatnicos. Las lecciones pblicas, la enseanza


oral, era algo cotidiano en estos didocos de Platn. En Roma, Dafne, Atenas
o Alejandra, Plotino (veinte y cinco aos y medio), Jm blico (como mnimo
quince aos), Proclo (cerca de cincuenta) o Amonio, discpulo de Proclo, entre
otros, se basaron en este sistema de exposicin. Los comentarios estn, pues,
escritos en la forma de cursos de exgesis practicada en las escuelas. Adems,
los comentarios en ocasiones permiten reconstruir palabra a palabra el texto
comentado, lo que nos ofrece una fuente inapreciable para la reconstruccin
del original en esa poca junto con los manuscritos posteriores.
El comentario nace unido a la enseanza y en funcin de ella. La riqueza
mutua que se establece entre maestro y discpulos, en el sentido de que la expo
sicin del maestro es enriquecida por las preguntas de los alumnos y por las
respuestas, a su vez, del maestro, hacen que el comentario no nazca de una
vez, cerrado, en la penumbra y soledad de un gabinete, sino que la primera
redaccin del comentario o parte de l se ve enriquecida, modificada o amplia
da por las intervenciones de los discpulos y maestros, el dilogo escolar, que

La filosofa helenstica e imperial

El comentario es la gran tarea de las escuelas neoplatnicas. Su carcter

67

obliga a los autores a profundizar, modificar o confirmar sus tesis. Poco a poco
se va haciendo el comentario, curso a curso. El alumno, incluso, puede incen
tivar a que el maestro ponga por escrito los comentarios que hace en clase o al
revs, la altura de las intervenciones del alumno puede llevar al profesor a inci
tarle a poner por escrito sus comentarios. Al final se forma un mixtum compo
situm conformado por las aportaciones del maestro y de los discpulos ms la
doxografa manejada. Por tanto es difcil, en ocasiones, discernir qu pertene
ce al maestro y qu al discpulo. Por ejemplo, para quien lea el Comentario al

De Platn a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

Timeo de Proclo, a veces, puede ser difcil saber qu pertenece a Proclo o a su


maestro Siriano, de forma que se vislumbra que detrs de Proclo est la figura
de su maestro, hasta el punto de que Olimpiodoro le acusaba de haber hecho
suyas ideas de Siriano. Pero este no es un problema que afecte slo a Proclo
sino que afecta a no pocos autores y comentarios.

68

Por lo tanto no es extrao que existan comentarios apd phones, ex ore, pro
ducto de un discpulo que ha asistido a las lecciones del maestro y ha toma
do notas, tan pacientem ente como hizo Amelio con Plotino. El alumno en
ocasiones llegaba a publicar el comentario sin permiso del maestro, como pare
ce haber sido el caso de Simplicio respecto a Amonio. Los ejemplos de este
tipo de comentarios que nos han llegado son mltiples. En Atenas tenemos
el caso de la Introduccin a los Datos de Euclides apd phones del filsofo Mari
n o , sucesor y bigrafo de Proclo en 4 8 5 d. C., y, segn algunos, el comen
tario conservado al Crtilo de Proclo. En el caso de Alejandra tenemos a Amo
nio, filsofo, como Plotino, no proclive a la escritura, pero cuyo pensamiento
conocem os m erced al inters de sus discpulos Asclepio (M etafsica) y ju a n
Filpono (Analticos primeros, Analticos segundos, De Generacin y Corrupcin y
D el A lm a), quienes tomaban notas en sus clases. En cuanto a Olimpiodoro
conservamos ap phon is sus comentarios, realizados por un discpulo suyo, al
Gorgias, al Filebo, al Alcibiades, a las Categoras, Prolegmenos y a Meteorolgi
cos. En cuanto al propio Hermias, su comentario al Fedro procede realmente
de un curso de Siriano, lo que sucede es que no se menciona que sea ex ore,
sino que circulo bajo el nombre del discpulo. Incluso el comentario a De Inter
pretacin de Estfano de Alejandra no sera fruto de su mano sino un resu
men de un alumno.
Por tanto, la tipologa de los comentarios que nos han llegado es muy vario
pinta: ap phons o no, comentario lm m a a lem m a, frase a frase, o seleccio
nando pasajes concretos, pero todos suelen constar de un prlogo con la deter
minacin del objeto del dilogo y, si es un dilogo platnico el comentado, la
forma literaria, ocasin y personajes del texto a comentar, y, si es preciso, con
crecin de alguna nocin bsica previa, pasndose a continuacin al anlisis
directo del texto. A la hora de exponer opiniones divergentes en la interpreta

cin, suelen preceder las opiniones anteriores y diferentes a la opinin del pro
pio autor, al igual que la explicacin general suele preceder a la explicacin en
detalle.
En cuanto a los autores objetos de comentario stos son fundamentalmente
Platn y Aristteles, aparte de Homero, Hesodo, Orfeo y Orculos Caldeos,
todos ellos voces divinas, aunque tambin existen comentarios a las Enadas
de Plotino (Proclo), versos pitagricos (Hierocles), Ptolomeo (Porfirio), Her
mogenes (Siriano), etc. Comparando cuantitativamente los comentarios a Pla
tn y Aristteles aparentemente son equivalentes, incluso con un ligero pre
dominio de Aristteles, pero es problema de conservacin simplemente. Los
dilogos ms comentados de Platn son el Parmnides, Filebo, Timeo, Alcibiades
I y Fedn y de Aristteles Categoras, De interpretacin, Analticos primeros, Fsi
ca, Del celo y Metafisica.
Por ltimo, otros dos gneros que se cultivan en prosa, y quizs los ms
originales aunque no los ms frecuentes, son la diatriba, tpicamente cnica, y
los spoudogloia (parodia y stira). La primera de ellas est dirigida a un pbli
co muy amplio y, por tanto, su nivel no suele ser profundo, predominando el
contenido moral. Utiliza todos los recursos posibles para atraer la atencin del
receptor (apstrofos al auditorio, metforas, imgenes, ancdotas, citas, etc.).
Su comienzo se hace remontar a Bin de Borstenes. Es tpicamente cnica, aun
que tambin la utilizaron los estoicos (Epicteto). Al final sera recogida por el
cristianismo y dara base a las homilas cristianas, como lo evidencian Grego
rio Nacianceno o Juan Crisstomo. En cuanto a los spoudogloia (parodia y sti
ra), es un subgnero serio-burlesco. Lo serio radica en el contenido, lo burles
co en la irona y la parodia. Utilizada por el escptico Timn de Fliunte (Slloi,
Burlas), alcanza dentro del cinismo su culminacin. Crates de Tebas con su
Pra (Alforja) o Menipo, son buena muestra de ello.

Contrariamente a la mayora de las doctrinas filosficas del mundo antiguo,


este movimiento no toma su nombre de su fundador, como el platonismo o
epicureismo por citar unos ejemplos, ni de su concepcin central, com o el
escepticismo, sino por el lugar donde por vez primera Zenn hizo or su voz,
en el prtico pintado, Sto poikle, de Atenas. La conservacin de este nombre
durante generaciones denota que su permanencia no se debe al hecho de seguir
la voz de un maestro encamado tiempo ha, sino al hecho de mantener un esp
ritu y una tradicin, una forma de vida y pensamiento, que vio luz en ese lugar.

La filosofa helenstica e imperial

4.3. El estoicism o

69

El estoicismo, desde Zenn a Marco Aurelio es una tradicin continua, donde


cada maestro la revive y la reformula segn su propia personalidad, insertn
dose dentro del espritu de la escuela y de la poca. El estoicismo es la con
juncin de una doctrina compleja, altamente elaborada, y de un estilo y acti
tud ante la vida perfectam ente identificables, que ha ejercido una enorm e
influencia en Occidente hasta hoy.
La larga historia del estoicismo se divide usualmente en tres perodos:
1. Estoicismo antiguo, poca de los fundadores, Zenn, Cleantes, Crisipo (fines del IV - III a. C.).
2. Estocismo medio, fundamentalmente representado por Diogenes de
Apolonia, Antipatro de Tarso, Panecio de Rodas y Posidonio de Apa
mea (il-l a. C.).

De Platn a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

3. Estoicismo tardo (nuevo o imperial) encamado esencialmente por Sne


ca, Epicteto y Marco Aurelio (l- d. C.).

70

Nuestras fuentes para la fase final del estoicismo son ms completas que
para las dos primeras. Para los dos primeros perodos pueden agruparse en
dos categoras: papiros (muy escasos, por ejemplo, de Crisipo o Hierocles) y
fuentes indirectas (la mayora, procedentes de autores como Plutarco, Gale
no, Cicern, Digenes Laercio, etc.). Para la tercera fase del estoicismo s con
tamos con obras autnomas de los autores de ese perodo, debidas a su cla
mo o al de un discpulo que ha tomado notas de clase y las ha publicado,
caso de las fuentes de Epicteto. El estoicismo, aunque parezca mentira por
los siglos trascurridos y la im portancia que ha tenido, todava en algunos
aspectos presenta divergentes puntos de vista segn los estudiosos a los que
se acuda.
Los estoicos se vanagloriaban de ofrecer un sistema coherente, global, para
el hombre y el universo. Crean que el universo poda ser reducido a una expli
cacin racional, a un lgos (razn), y que el hombre es una parte del cosmos
Qa teora del macrocosmos y el microcosmos). Los sucesos csmicos y los avatares humanos forman una unidad productos ambos de m nico lgos. Hom
bre y cosmos, hombre y Naturaleza, se relacionan entre s en lo ntimo de su
ser como marcados por el lgos. Si un hombre asume esta relacin vivir y actua
r conforme a la razn, conforme a la naturaleza, y ser el autntico sabio. El
hombre ha de proyectar su vida en sinfona con el Lgos, la Naturaleza o Dios.
Los dos conceptos esenciales en el estoicismo son la razn Qgos) y la natura
leza (physis). La filosofa estoica est proyectada para conseguir una perfecta
correspondencia entre el hombre y el cosmos.

4.3.1. Sus representantes


El estoicismo nace en la aurora de la poca helenstica, en un mundo, como
decamos, profundamente agitado con Alejandro y sus sucesores. La polis grie
ga no es ya ms que un caparazn vaco. El estoicismo es una filosofa para un
tiempo de crisis, que volver a lo largo del mundo antiguo a ponerse de actua
lidad cada vez que se tenga necesidad de una ideologa que ayude a superar los
avatares del presente.
El fundador del Prtico es el chipriota Zenn de Citio (333/332-262/261 a. C.).
Fenicio helenizado, nacido en el seno de una familia de comerciantes, arribar a
Atenas en 311 a. C. con unos veintids aos, donde destacaba, ya a primera vis
ta, por su porte un tanto extico y su forma de hablar. A partir de esta poca nos
tenemos que acostumbrar a que filsofos y literatos no procedan ya en su inmen
sa mayora de la pennsula griega sino tambin de la cuenca oriental del Medite
rrneo. Su vocacin filosfica surgi, se dice (Diogenes Laercio V II2), al leer los
Memorables de Jenofonte, quedando tan encantado por la figura de Scrates que
pregunt al librero, en cuya tienda haba hallado el ejemplar de Jenofonte, dn
de poda encontrar hombres de las caractersticas del marido de Jantipa, momen
to en que pasaba por all Crates el Cnico y el librero le conmin a que siguiera
a ese hombre. De Crates, Zenn pas a estudiar con los filsofos de Mgara, Estilpn y Diodoro Crono, a la par que con el acadmico Polemn. Por tanto, en su
formacin intervienen tanto los modelos socrticos y platnicos como megricos y cnicos, asumiendo todo lo anterior y reelaborndolo con personalidad pro
pia. Tras estos aos de estudio inaugur su propia escuela, reunindose con quie
nes queran orlo en un prtico (Sto) polcromo, llamado Peisianactio, adornado
con pinturas de Polignoto (Digenes Laercio VII 2), de ah que sus discpulos
fueran llamados estoicos (los del Prtico). Muri con unos setenta y dos aos
dejando tras s una numerosa produccin de la que slo quedan fragmentos, que
se encuentran reunidos, como los de los otros estoicos de las dos primeras fases,
en los Stoicorum Veterum Fragmenta de Von Arnim (Leipzig, 1903-1924, con ree
diciones). Sus obras llevaban ttulos (Digenes Laercio VII 4) como De la vida
conforme a la naturaleza, De las pasiones, De lo adecuado, Sobre la ley, Sobre el Todo,
Sobre el estilo, Arte, Cuestiones homricas (cinco libros), Argumentos, etc. Dej tras
s una elevada reputacin, de la cual es exponente la concesin de una corona
de oro por el pueblo ateniense, una tumba erigida a costa del erario pblico en
el Cermico, relieves funerarios en la Academia y Liceo y la alta estima de Anti
gono Gnatas, hijo de Demetrio Poliorcetes, el regente macedonio, si bien no
acept la invitacin del rey macedonio de encaminarse a su corte. Aunque se ocu
p de la filosofa poltica, de la que es objeto su fragmentaria Repblica, nunca
intervino en la poltica coetnea de Atenas.

De sus inmediatos sucesores los ms destacados fueron Cleantes (muerto


en el 2 3 2 a. C.) y Crisipo (c. 2 8 0 -2 0 6 a. C.), originarios ambos del Asia Menor
y atrados tambin por Atenas. El primero fue su discpulo y autor del famoso
Himno a Zeus, monumento de la religiosidad pagana y el texto ms extenso que
nos ha llegado del estoicismo antiguo. Cleantes naci en Aso, cerca de Troya,
y se traslad a Atenas, llegando a ser discpulo de Zenn y acogiendo sus pala
bras con gran esmero. Dej, en opinin de Digenes Laercio (V II174), libros
muy bellos, entre ellos el titulado Sobre la filosofia natural de Zenn, Sobre el
arte, Arqueologa, Sobre el poeta (Homero), Sobre lo adecuado, Poltico, Sobre el
placer, Sobre los tropos, etc. Otros discpulos de Zenn fueron Aristn de Quos, Apolfanes, Hrilo de Calcedonia, Dionisio de Heraclea, Perseo de Citio y
Esfero.

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

En cuanto a Crisipo, que fue director de la Estoa desde c. 2 3 2 a. C. hasta


su muerte, logr en el mundo antiguo un gran renombre como dialctico y era
considerado pieza esencial, segundo fundador, de este movimiento. Contribu
y sobre todo al campo de la lgica estoica y se le atribuyen centenares de obras
(Digenes Laercio V I I 198). Crisipo represent para los estoicos posteriores el
canon general de la ortodoxia. Hombre de estudio y de despacho no busc ni
la influencia poltica ni la amistad de los reyes. A Crisipo le sucedera al frente
de la Estoa Zenn de Tarso, luego Digenes de Babilonia, que fue en 155 a. C.
enviado a Roma en la famosa embajada junto con el acadmico Carneades y el
peripattico Critolao, y finalmente Antipatro de Tarso.

72

El sucesor de Antipatro en 129 a. C. fue su discpulo Panecio de Rodas. Naci


do c. 185 a. C., estuvo ligado en Roma, junto con el historiador Polibio, al cr
culo de los Escipones, grupo aristocrtico filoheleno que desempe un papel
poltico y cultural capital en el mundo romano. Su vida transcurre entre Atenas
y Roma, y ello pone en evidencia, como en el caso de Polibio, los nuevos tiem
pos y la aparicin de Roma como centro del mundo. Muere a fines del il a. C.
(110-109 a. C.), dejando obras de historia de la filosofa, fsica y moral. Hombre
de mundo, viajero culto, esteta delicado, admirador de Platn, renuncia a algu
nos de los dogmas de la escuela como la deflagracin csmica, duda de la adivi
nacin y de que la virtud sea suficiente para la felicidad, por citar unos ejemplos.
El discpulo y sucesor de Panecio fue Posidonio de Apamea (c. 1 3 5 -5 0
a. C.), una de las figuras ms controvertidas del pensamiento antiguo. Naci
do c. 135 a. C., tras sus estudios en Atenas, se instala en Rodas y desde all
emprende un largo viaje a travs del Mediterrneo recopilando datos para sus
obras, llegando a estar, dice, en Cdiz, donde observa las mareas, deducien
do ya la influencia de la luna en ellas. Ense en Rodas, donde le oy Cice
rn, y viaja a Roma donde alcanz gran prestigio, participando en una emba
ja d a c. 8 7 -8 6 a. C. Muri a m ediados del i a. C. dejando una obra

enciclopdica. Hombre abierto, dispuesto a aceptar ideas de otros, ana filo


sofa y ciencia, defiende la simpata universal, la astrologia y la adivinacin
y calcula la circunferencia de la Tierra. Entre sus ttulos conservados est un
Contra Zenn, Periplo, Sobre el tam ao del Sol, Sobre los fenm enos meteorolgi
cos, etc. Con Panecio y Posidonio el estoicismo penetra en el mundo roma
no impregnndolo fuertemente.
Ya en poca imperial, aparte de Sneca, hemos de destacar las figuras de
Epicteto de Hierpolis (c. 5 0 -1 5 8 d. C.) y Marco Aurelio, el emperador (161180 d. C.). El primero de ellos fue antes esclavo en la casa de Nern y, una vez
manumitido, se qued a vivir en Roma, saliendo de ella obligado, como otros
filsofos, por Domiciano, trasladndose a vivir y fundando escuela en Nicopo
lis, en el Epiro, donde le oy Flavio Aniano, quien compuso a partir de su ense
anza oral los ocho libros de Diatribas, y public adems, aparte, un breve resu
m en o manualito con las principales enseanzas de su m aestro, el M anual
(Enchrdion). Epicteto defenda la virtud al alcance de todos, las intuiciones
morales, el papel de la educacin, la realizacin cotidiana del examen de con
ciencia, la convivencia con los hombres virtuosos, la prctica religiosa, el matri
monio, la familia, la fraternidad humana, etc.
En el caso del emperador Marco Aurelio, nacido en Roma el 26 de abril del
121 d. C. y fallecido en Vindobona (Viena) el 17 de marzo del 180 d. C., se
trata de una de las personalidades ms atractivas del mundo antiguo, combi
nacin del gobernante y del filsofo, que compuso sus famosas Meditaciones

Tras haber reinado en el mundo con Marco Aurelio, el estoicismo desapa


rece prcticamente como escuela filosfica, pero su influencia cultural an hoy
no ha fenecido. Aparte de la sociedad antigua, el cristianismo se ha nutrido de
l, y la filosofa renacentista y posterior siempre lo ha tenido presente.

4.3.2. Pensamiento y forma de vida


Los estoicos dividan la filosofa (Digenes Laercio VII 3 9 ) en tres grandes
ramas: lgica, fsica y tica. La primera comprende todo lo relativo a la lgi

La filosofa helenstica e imperial

(A s mismo) en griego, en doce libros, dndoles forma aforstica, de mximas


y reflexiones. Hombre frugal y que dedicaba el tiempo libre al estudio, senta
admiracin por Epicteto y, como Sneca y el propio Epicteto, trataba de dar a
su filosofa un tono moral. Primaba la tica sobre las otras ramas. Defenda la
providencia divina, el orden csmico, la estrecha relacin hombre-Dios, la fra
ternidad humana, el politesmo (lo cual explica ya sus persecuciones contra los
cristianos), el papel del intelecto en el hombre, etc.

73

ca formal, pero tambin a la teora del conocim iento, a la semntica, gram


tica y estilstica, todas ellas unidas en tanto tienen el logos (palabra-razn)
como tema. La fsica comprenda toda la filosofa de la naturaleza con inclu
sin de los dioses (teologa). Finalmente la tica, parte primordial de su pen
samiento, con tendencia irrenunciable prctica. Las tres partes de la filoso
fa forman una unidad, como lo forman las partes de un organismo vivo, pues
las tres estudian un mismo objeto, el hombre y el universo en que est inser
to. La filosofa es como un animal, decan, en el que la lgica sera como los
huesos y la mdula, la tica los msculos y la fsica el alma, o la filosofa es
como un huevo, en la que la lgica es la cscara, la tica la clara y la fsica la
yema, o la filosofa es como un campo frtil, en el que la tapia circundante
es la lgica, los frutos la tica y el suelo y vegetacin la fsica (Digenes Laercio VII 40).

De Platn a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

Pasemos a analizar el pensamiento esencial en cada una de las tres ramas


de la filosofa. La lgica estoica, la ciencia del discurso racional, es una de las
partes ms interesantes de su pensamiento. Como hemos visto, uno de los tr
minos esenciales en el estoicismo, e intraducibie en el fondo, es el trmino
lgos, palabra y razn, que es a la vez lo propio del hombre y el principio rec
tor del universo. Los estoicos han visto en la lgica no un simple instrumento
del conocimiento sino una parte esencial de la filosofa reivindicada por la lgi
ca moderna.

74

Dividan la lgica, quizs desde Crisipo, en dos rbricas, la retrica o arte


de hablar bien y la dialctica o conocimiento de lo que es verdadero, falso o ni
verdadero ni falso (Digenes Laercio VII 42) o bien, en otros trminos, la rela
cin entre las palabras y las cosas. Nacemos los seres humanos dotados de lgos,
pero la capacidad de pensar y hablar la desarrollamos a lo largo de un prolon
gado perodo de tiempo. Nacemos como una hoja de papel en blanco, prepa
rada para ser impresa. La primera impresin es sensorial: los objetos externos
actan sobre nuestros sentidos y quedan registrados en nuestra mente. Si los
registros de algo se repiten una vez tras otra surgen los conceptos generales,
una capacidad innata, que nutre la inteligencia. La inteligencia se conforma y
desarrolla con los conceptos generales que un hom bre construye natural
m ente a partir de la experiencia sensorial. Para que una cosa la podamos dar
por conocida tenemos que haberla aprehendido de forma que no pueda ser
desmentida por argumento alguno. El trmino griego utilizado por los estoicos
para la comprensin de la que estamos hablando es katalpsis. Zenn utilizaba
para todo este proceso la imagen de la mano abierta, el puo cerrado y el puo
asido por la otra mano. La mano abierta es smbolo de la impresin sufrida por
la mente merced a los objetos exteriores, el puo cerrado tendra semejanza
con el asentimiento o no de la mente, del principio rector, a la impresin reci

bida, y el puo asido por la otra mano semejara lo que llamaramos conoci
miento. El principio rector toma conciencia de la impresin, la interpreta y cla
sifica. Creencia es cuando nuestro asentimiento es dbil, conocimiento cuan
do es firme.
Ahora bien, junto a esta coherente concepcin, desarrollan una teora lin
gstica que les hace ser permanentemente modernos. Toda criatura viviente,
dicen, tiene su principio rector (hegemonikn), que en el hombre es racional y
tiene por centro el corazn. Para los estoicos racionalidad humana implica
la capacidad de hablar articuladamente, de utilizar un lenguaje. Lenguaje y pen
samiento Qgos) son dos aspectos de un proceso unitario, nico, el pensamiento
articulado. El hombre es una criatura dotada naturalmente de la capacidad
de establecer conexiones en su mente y de plasmarlas en un lenguaje. El len
guaje es algo natural y dota al hombre del medio de expresar su visin y rela
cin con el mundo. Desdichadamente s hemos de advertir que ha sido mucho
lo que se ha perdido de los estoicos en este campo, aunque tambin hemos de
reconocer que figuras seeras de gramticos conservados del mundo antiguo
fueron muy influenciados por ellos como Dionisio Tracio, Varrn, Prisciano y
muchos otros. La verdad es que hay que reconocer que los estoicos sistemati
zaron mucho de lo que antes careca de sistema y abrieron nuevos caminos que
llegan a hoy da en el anlisis del lenguaje.
Distinguiendo, como es lgico, entre expresin humana y animal, Dige

El concepto bsico de su teora es el de lektn, trmino que puede ser tra


ducido por lo que es dicho o lo que puede ser dicho. Distinguan entre
dos clases de lektn, deficientes o incompletos, por ejemplo, verbos que care
cen de sujeto, y completos, esto es, enunciados plenos, sujeto ms predica
do al menos, del tipo Din est paseando (Digenes Laercio VII 63-65), com
puestos de predicados y lo que denominaban ptsis (caso gramatical). Estos
ltimos dan lugar a las proposiciones y slo stas pueden ser calificadas de ver
daderas o falsas. Habr otros significados completos, que no sern ni verdade
ros ni falsos, que son los correspondientes a saludos, preguntas, mandatos, etc.
Las proposiciones se dividen en simples o atmicas, esto es, si tienen un solo
predicado, y compuestas o moleculares si tienen dos o varios. Estas ltimas
tambin se pueden formar a partir de las simples mediante nexos unitivos o

La filosofa helenstica e imperial

nes de Babilonia (n a. C.) defina la voz, en su vertiente humana, com o un


producto articulado del pensamiento, aparte de ser producto de la vibracin
del aire. En la diatriba ya secular en su poca entre si el lenguaje es physei o
nmoi, por naturaleza o por convencin, esto es, si hay una correspondencia
entre las palabras y las cosas designadas, al contrario que Aristteles, pensaban
que el lenguaje era physei, que las palabras imitan, reproducen las cosas, de ah
la importancia que concedieron a las etimologas.

75

conectivos, y de esta forma se llega a una segunda divisin en condicionales,


conjuntivas y alternativas (o disyuntivas).
Los estoicos tambin hicieron otras pertinentes observaciones gramatica
les. Asentaron las bases de la gramtica tradicional. Cuando adviene el estoi
cismo se distinguan ya cuatro partes de la oracin: nom a, rem a, rthron y
syndemos, esto es, nombre, verbo, artculo (que comprenda tambin pro
nombres y adjetivos demostrativos) y conjuncin (que comprenda asimis
mo las preposiciones). Ellos distinguieron en el nombre el sistema de casos y
les dieron las denominaciones que se han hecho cannicas (acusativo, geniti
vo, dativo, etc.). En el verbo diferenciaron seis tiempos, cuatro delimitados
(presente, imperfecto, perfecto y pluscuamperfecto) y dos limitados (aoristo
y futuro). El tiempo, decan, es algo de lo que hacemos uso los seres raciona
les para explicar y delimitar los movimientos de los cuerpos.

De Platn a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

Como ya advertimos en su momento, el trmino lgica en los estoicos tie


ne un sentido ms amplio que en tiempos modernos. La lgica formal tiene,
como decamos, su punto de partida para el estoicismo en el lektn, que en su
forma plena puede adoptar nueve tipos, que incluyen, por ejemplo, preguntas
(iertema), rdenes (prostaktkn), plegarias (aratikn), juram entos (horkikn),

76

pero el ms importante es el axioma o enunciado, que puede ser simple Qiapl)


y compuesto (ouk hapl). Los primeros (Diogenes Laercio VII 70) comprenden
enunciados determinados (ste pasea) , categricos (D in pasea) e
indeterminados (alguien pasea). Los segundos (Digenes Laercio VII 7172) pueden ser de siete tipos: condicional (si es de da, hay luz), causal (pues
to que es de da, hay luz), ilativos (es de da y hay luz), disyuntivos (o es
de da o es de noche), etc. En este segundo grupo entrara el silogismo.
El silogismo tpico estoico no es el usual aristotlico del tipo: a) Todos los
hombres son mortales; b) Scrates es hombre; c) Scrates es mortal. Por el con
trario el que caracteriza al estoicismo es del tipo: a) Si es de da, hay luz; b) hay
luz; c) luego es de da. Esto es, esquemticamente: Si 1, entonces 2; hay 2, lue
go 1. Para ellos los argumentos del silogismo pueden ser reducidos a cinco
esquemas bsicos, evidentes de por s:
1. Sip , entonces q; hayp, luego q.
2. Sip , entonces q; no hay q, luego no-p.
3. No p, entonces q; hay p, luego no-c.
4. O p o q; p, luego no-q.
5. O p o q\ no-cj; luego p.
Para lo estoicos todo lo real son entidades corpreas y materiales, de ah
que la fsica del estoicismo comprenda tambin la metafsica, la teologa y la

psicologa. Es una reaccin extrema contra el idealismo platnico (las Ideas


modelos que trascienden el mundo material) y el motor inmvil aristotlico,
demasiado idealista para ellos. Para el estoicismo cuerpo es todo ser real, todo
lo que es capaz de accin o de pasin. Todo lo que existe es o cuerpo o cosa
corprea y material, sin que haya cosa alguna que sea espritu puro, sin excluir
a Dios, diga lo que quieran Platn o Aristteles. Lo que se llama espritu (pnema) no es ms que el principio o elemento activo en contraposicin al elemento
pasivo o materia. La relacin entre ambos es la mezcla. Dios est mezclado con
la materia, la penetra y la conforma.
Para ellos el Universo tiene un sentido, es fundamentalmente lgico y est
dispuesto para el hombre, que ocupa una posicin de privilegio dentro de l,
ya que es el nico de los mortales terrestres dotado de razn, capaz de captar
el mensaje lgico puesto de manifiesto por la divinidad en el universo y de
comunicarlo. Los estoicos siguen manejando la teora de los cuatro elementos
(fuego, aire, agua y tierra), los dos primeros principios son activos, dan cohe
rencia y mantienen unidos a otros dos, pasivos. El universo es como una esfe
ra, y todos sus componentes tienen tendencia a moverse hacia el centro; pero
slo la tierra y el agua poseen peso. El pn dlm a penetra la esfera csmica toda
y une el centro con los extremos. Evita el pn dlm a que el universo se desplome
ante la fuerza gravitatoria de sus com ponentes pesados, dotando a todo de
coherencia. Esta funcin del pn dlm a en el macrocosmos se cumple asimismo
en el microcosmos de todo cuerpo individual.

formar parte de las sustancias producidas con operacin o produccin inma


nente; de manera que el animal, por ejemplo, en tanto es animal y vive, lo es
en cuanto lleva dentro una parte del calor o fuego divino. La unin del princi
pio activo y el pasivo es la unin de un principio informante o activo y otro
informado o pasivo. El primero informa, penetra y vivifica todas las partes del
universo, a la manera que el alma humana informa y vivifica el cuerpo huma
no. Dios es, pues, el alma universal del mundo, y ste es el cuerpo de la divi
nidad, al cual, no obstante, ella supera, le da belleza, finalidad, rige y es provi
dente. El universo est sujeto a perecer por ekpyrosis (destruccin por el fuego)
y renacer peridicamente. Lo que permanece eternamente es slo el ser divi
no, germen y fondo esencial, principio, medio y trmino real de todas las cosas.
Defendan el principio de causalidad universal. Todo est determinado por
causas. El azar no es ms que un nombre aplicado a causas an no descubier
tas. La Naturaleza, que es rectora inteligente, conduce todo a su fin y existe la

La filosofa helenstica e imperial

En realidad, pues, tanto el principio activo como el pasivo son materiales,


y slo se distinguen por cuanto el primero, llammosle Dios, sustancia etrea
o fuego divino, es un ser inteligente, est dotado de razn dogos), por medio
de la cual acta sobre la materia inferior y ms grosera; pero obra entrando a

77

providencia divina -d e ah tambin la creencia y justificacin estoica de la adi


vinacin-, de modo que nosotros tenemos que asumir que nuestros males par
ticulares, vistos desde el conjunto del macrocosmos, no son tales. Toda discor
dia aparente es armona no comprendida, todo mal parcial es bien universal. Es
una visin optimista que hace que el hombre que crea en tales doctrinas sobre
lleve m ejor su vida. Existe un cierto fatu m en el que est inmerso el hombre,
pero ello no le exime de responsabilidad, porque el hombre siempre puede asen
tir o n o a los estmulos que le llegan para hacer o no hacer determinada cosa.
Todos los vivientes gozamos de pnem a que se conforma diversamente
segn se sea planta, animal u hombre. El alma del hombre es una porcin del
pnem a clido, vital, inteligente que recorre el universo entero. Es una emana
cin del alma universal del mundo, un soplo, una participacin del fuego divi
no primitivo. Aunque corporal en su esencia, es superior al cuerpo humano, y
puede sobrevivir a la destruccin de ste. Pero esta inmortalidad o incorruptibilidad del alma es solamente relativa y temporal, en atencin a que perece y
deja de existir cuando perece el mundo por medio de la destruccin por el fue
go, para que comience a existir otro universo. La inmortalidad absoluta corres
ponde a Dios solamente. A lo sumo el alma del sabio vivir, tras la extincin
del cuerpo, hasta la prxima conflagracin universal, reintegrndose en la ekpyro-

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

sis a la renovada alma csmica.

78

Los estoicos hablaban de ocho partes del alma: los cinco sentidos, las facul
tades de reproduccin y el lenguaje y el principio rector (hegemonikn), sien
do ste ltimo la parte dominante del alma que reside en el corazn y que,
como una araa que tiende sus hilos, as tambin ella lo hace hasta los ltimos
confines, percibiendo todos los estmulos procedentes del mundo exterior e
interior corporal. El principio rector es la sede de la conciencia y a l corres
ponderan todas las funciones que nosotros denominaramos cerebrales. Noso
tros recibimos impresiones (phantasia) que hacen que el alma tenga un impul
so o movimiento hacia ello o, por el contrario, aversin, asintiendo o denegando,
segn nuestro inters, atendiendo en principio slo a nuestra preservacin y
conservacin, mas despus, con el florecimiento de la razn (entre los siete y
catorce aos), tendiendo a buscar no slo la satisfaccin de las necesidades cor
porales sino tambin la virtud. Las pasiones son impulsos excesivos, no con
trolados por la razn. Los hombres de bien, los virtuosos, son aquellos que tie
nen una razn, un lgos, fuerte, consistente, que les hace mantener la razn
como gua permanente de su vida, son hombres sabios, mientras que los hom
bres ignorantes son los que poseen un lgos dbil, que cede en exceso a las
emociones, a las pasiones, y no se rigen por la recta razn. Pero lo normal en
la mayora de los seres humanos es que nos situemos en un trmino medio,
que fluctuemos entre las dos bandas. Con las exigencias que ellos mismos esta

blecan para ser considerado un hombre sabio, prcticamente n i la mayora de


ellos alcanzaban tal calificativo. El hombre sabio, el hombre virtuoso, no es un
hombre que uno se suela encontrar en la vida cotidiana. Juzgados por el patrn
del sabio todos somos ignorantes, mas por el esfuerzo asiduo y la educacin
podemos acercamos a ese ideal.
Ahora bien, a qu criterio hemos de atenemos? A la Naturaleza. La Natu
raleza es un ser perfecto, conforme al cual hemos de conformar todo. La Natura
leza universal sanciona una norma para las cosas particulares, con respecto a
la cual cabe decir que se alcanzan o no los fines individuales. Todo acontece
para bien de la Naturaleza. Desde la perspectiva del Todo tiene todo su razn
de ser, incluso el supuesto mal o el sufrimiento. Si no lo captamos, es por
nuestra limitada visin humana. El hombre tiene la opcin de vivir conforme
o no a la Naturaleza, siendo, por tanto, responsable y merecedor de ser califi
cado de bueno o malo. El hombre nace con un impulso hacia la virtud y con
el deber de armonizar con la Naturaleza. El hombre no es responsable, por
ejemplo, del entorno en que se encuentra, pero s de cmo responde ante l.
Nuestra meta ha de ser vivir de acuerdo con la Naturaleza, guiar nuestra vida
por principios racionales que estn en armona con la racionalidad, m eta y
procesos de la Naturaleza universal. En una lista de cosas conformes y con
trarias a la Naturaleza encontramos la salud, la lozana, la riqueza, la reputa
cin, la nobleza de cuna, la habilidad tcnica y sus opuestos. Cuando posee
mos plenamente la razn sta nos dicta los actos apropiados hacia los que
debemos tender, como por ejemplo, honrar a los padres, hermanos o la patria,
cuidar nuestra salud corporal y anmica, tener hijos, profundizar en el estu
dio, sobre todo de filosofa, etc. La vida virtuosa ha de ser continua, una cons
tante seleccin de asentimiento o rechazo a aquello que es conforme o no a
la naturaleza.

Es positivo incluso el solo intento, el conato de ser virtuoso, pero al menos


hay que intentarlo. Ahora bien, realmente se es o bueno o malo, virtuoso o no,
sabio o ignorante, y no hay grados intermedios. El sabio conoce infaliblemen
te todo lo que ha de hacerse en cada situacin de la vida y da todos los pasos
para hacerlo en el m om ento y del modo oportunos. Es un hom bre sereno,
inmune a las pasiones (aptheia), ajeno a la ira, a la codicia, a la lujuria, mesu
rado, que sabe dar a cada cosa la importancia que debe, que no considera ni
el placer como un bien absoluto ni el dolor como su opuesto. Goza de una
buena disposicin anmica continuada que incluye la impasibilidad, la bene

La filosofa helenstica e imperial

Ser virtuoso es la meta de un ente racional. La virtud es suficiente para la


felicidad. El sabio estoico, el virtuoso, es autosuficiente. La virtud le basta. Esta
es una disposicin unitaria que puede ser analizada, a su vez, en cuatro virtu
des primarias: sabidura prctica, justicia, moderacin y coraje.

79

volencia, la bsqueda del bien del prjimo, la alegra, la complacencia con las
acciones virtuosas, una vida y conciencia tranquilas y el no apego excesivo a
los bienes materiales. U n hombre que sabe que las pasiones son deseos o impul
sos excesivos y que las emociones incontroladas deben a ser ajenas a todo hom
bre de bien. La im perturbabilidad del estoico no es una carencia de senti
mientos, sino una cautela contra las emociones que pudieran atentar contra su
serenidad. El estoico est dispuesto a ayudar al prjimo, pero no se compade
ce, en sentido literal, con l, no sufre con l, pues ello ira contra su ideal de
serenidad.

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

El estoico acepta el destino, lo que sucede, sin que ello signifique inaccin,
sino que l pone todos los medios para la consecucin de un fin, pero el xi
to o fracaso de la empresa muchas veces es ajeno a l y lo asume como inelu
dible en la vida. Adems, como decamos, lo que sucede nos puede parecer

80

penoso, no conveniente, pero en un mundo regido por la Providencia lo que


acontece es siempre conveniente al conjunto general, aunque no lo entenda
mos por nuestras limitaciones humanas personales. Se asume lo que ha de venir
y mejor asumirlo con buena disposicin, pues como deca Sneca, los hados
conducen al que lo acepta, arrastran al renuente. Intil es el empeo contra
lo inevitable, contra el Hado o Destino (Hrmarmne). Hemos de tener sereni
dad en toda clase de circunstancias, pues existe una divinidad providente que nos
encamina a lo mejor. Es el famoso am orjati de Sneca. Los males que supues
tamente nos acaecen lo son slo en apariencia, que tienen su encaje en el Todo.
Como burlonamente deca Horacio (Odas II 3, 7-8) si se derrumbara el mun
do sobre el sabio estoico, le alcanzaran impvido sus ruinas. Ahora bien, nadie
est obligado a permanecer en una situacin realmente insostenible, en casos
puntuales excepcionales, admitan el suicidio.
El Estado que en cada momento le toc vivir a los estoicos no les gustaba.
Por supuesto admitan, como Platn y Aristteles, que el hom bre es un ser
social por naturaleza, que la naturaleza nos ha dispuesto necesariamente para
unimos unos a otro en comunidades cvicas, que es lgico que el sabio quie
ra ocuparse de los asuntos pblicos, pues quin mejor que l, al menos como
consejero poltico, pero no les gustaba el mundo real poltico que les rodeaba.
Zenn en su perdida Repblica preconizaba la abolicin de las instituciones fun
damentales del mundo griego, tanto sociales como econmicas. Al ser el sabio
autosuficiente y autoridad en s no necesitaba de un Estado coercitivo y que
no tendiera al bien, a la virtud. El sabio establece ligazones de amistad con los
otros sabios y en ese mundo utpico no tienen cabida las diferencias basadas
en el sexo, dinero, clases sociales, etc. Ms que animal poltico, como que
ra Aristteles que fuese el hombre, el estoicismo abogaba por el hombre como
animal comunitario (zoion koinonkn), ya que todos los hombres tenemos

un elemento comn que es el lgos que nos une, tenemos la misma naturale
za racional y estamos sometidos a la misma razn universal por encima de fron
teras, diferencia de sexo o condicin. Somos ciudadanos del mundo, de una
cosmpolis, ms que de una polis determinada. Somos miembros de una comu
nidad humana universal. Un solo pueblo en una nica cosmpolis, como un
nico rebao en un nico prado, como deca Plutarco a propsito de Zenn.

hombre a hombre, no una transformacin colectiva, era a lo que aspiraban. Se


cuenta que cuando a Crisipo le preguntaron el por qu de su no implicacin
directa en la actividad pblica en Atenas respondi que a los dioses les disgusta
la mala poltica y a los atenienses la buena. El sabio no se mezcla ni es com
prendido por el hombre vulgar. Si hay que desterrarse, se acepta. Su patria es
el mundo, no una polis determinada. Es la inversin de la figura socrtica, que
prefiri morir injustamente, antes que el destierro. El estoicismo ayud a man
tener el orden poltico establecido, en este aspecto se muestran conservado
res, colaboracionistas. Su aceptacin de la realidad en el plano individual se
traslada tambin al plano comunitario. Se acepta el orden establecido, que qui
zs sea el mejor desde la perspectiva del Todo. Hay que confiar en la Providencia
y no enmendarle la plana. El filsofo estoico ofrece a los dems un camino indi
vidual para la felicidad y no espera que la sociedad contribuya a la felicidad
del individuo. El sabio debe ser autosuficiente, pero no renuncia a vivir en socie
dad. Ello le puede llevar a posiciones un tanto ambiguas, a tratar de conciliar
sus credos personales con los comunitarios, el afn de saber, por ejemplo, con
el afn de poder como es el caso de Sneca, o su oposicin terica a la escla
vitud, en tanto el estoicismo predica la igualdad entre todos los hombres, pero
con su aceptacin en la prctica, insistiendo, como coartada, en que lo impor
tante es la libertad interior y no tanto la exterior. Como deca Marco Aurelio en
sus Meditaciones (IX 29) no aspiremos a poner en prctica la Repblica platni
ca, conformmonos con progresar en los pequeos detalles, como hizo el pro
pio emperador estoico con su legislacin, mejorando determinadas situaciones
concretas de esclavos, mujeres o nios, pero sin ir a la raz del problema. La
consecucin de la utopa poltica est lejos de los fines del sabio estoico. Es un

La filosofa helenstica e imperial

Ahora bien, los estoicos no destacaron por su actitud subversiva contra el


orden establecido, como podra postularse por sus principios tericos. No lucha
ron con denuedo en medio de monarquas sagradas como las helensticas o
romanas por la democracia o el igualitarismo, sino que se sentan cmodos en
medio de un mundo regido por una cabeza dirigente, un monarca, pues ellos
se saban distintos al comn de los mortales incapaz de entendimiento y de
lograr la virtud, y usualmente se convirtieron en consejeros de monarcas o de
aristcratas, casos de Perseo, Blosio, Esfera o Sneca, por citar unos ejemplos.
Pero los objetivos polticos eran secundarios para ellos. Transformar al hombre,

81

hombre que se acomoda a las circunstancias, aunque existan casos como los
de Catn o Traseas que estn dispuestos a suicidarse antes que humillarse o
someterse a un tirano. Cierto es que el mundo fue mejor con ellos, pero fue
slo una mejora muy parcial.

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

En el mbito de las creencias religiosas intentaron compaginar su visin


personal profunda del hecho religioso con las creencias comunes de los mor
tales. El estoicismo no slo ofrece un sistema filosfico sino tambin un siste
ma religioso. Se anan en l filosofa y religin, ocupando la teologa un lugar
primordial desde la poca helenstica, y aunque sus crticas a la religin popu
lar no fueron menos severa, sin embargo se posicionaron como defensores de
la religin contra sus adversarios, reales o supuestos, como los epicreos. De
todas formas sus crticas a los mitos en lectura superficial no faltan, haciendo
resaltar su carcter aparentemente absurdo, inconsistente y su inadecuacin,
en suma, a lo divino, siendo el nico sistema de salvacin para ellos la alego
ra, en la que fueron grandes maestros, sobre todo en las de tipo fsico y moral.

82

Para un estoico es posible que un poeta, haciendo gala de ineptitud, atri


buya a los dioses debilidades humanas, dentro de una tendencia antropomrfica irracional, que nos induce a representamos a los seres inmortales bajo for
ma humana, cuando la divinidad es un viviente perfecto, inmortal, dotado de
inteligencia, de bondad, pero no de forma humana y no es causante del mal.
Mas, si es preciso, para eso est la alegora en la que fueron verdaderos maes
tros. Rendir culto a los dioses comienza por creer en ellos, por reconocer su
majestad, su bondad, por saber que ellos, providentes, rigen el universo y han
de ser imitados, en la medida de nuestras fuerzas, por no creer que los dioses
sienten placer alguno por los sacrificios cruentos y el culto a las imgenes, pues
su templo est en nuestro interior. El ideal estoico pasa por el conocimiento
verdadero de la divinidad y su naturaleza, que se logra gracias a la filosofa.
La consecuencia inmediata debera ser, en buena lgica, apartarse de los
cultos patrios, de los cultos frecuentados por el vulgo y por filsofos que no
han logrado superar esta visin mezquina en sus concepciones religiosas. Pero
los estoicos nunca rompieron con el status religioso admitido. Como recono
ce Plutarco (Moralia 1034b-c) un estoico realiza visitas a los templos, rinde cul
to a las imgenes y participa en los sacrificios y cree en la adivinacin. Ahora
bien, la verdadera piedad y culto no debera consistir, piensan, slo en el cum
plimiento mecnico de los ritos prescritos por la tradicin, sino ante todo en
la rectitud de pensamiento y la moralidad de conducta.
Epicteto en sus Disertaciones (I 12.7-8), tras enumerar las diferentes posi
ciones acerca de la existencia de los dioses (1. No existen; 2. Existen, pero no
actan ni se preocupan ni ejercen la providencia; 3. Existen y ejercen su pro

videncia pero limitada a cuestiones importantes y celestiales; 4. Existen y ejer


cen su providencia en el mundo sublunar, pero globalmente y no particular
mente; 5. Existen y ejercen su providencia incluso a nivel particular), insiste
en la existencia de los dioses, en su providencia y comunicacin c o n los hom
bres, los cuales deben seguir en todo a los dioses, rendirles culto y celebrarlos
con himnos. Los estoicos, como Platn, Aristteles y Epicuro, eran sensibles
al consensus omnium en este mbito: la creencia en los dioses es innata y no hay
pueblo, fuera de toda ley, fuera de toda moral, que no crea en su existencia,
en su eternidad y que no les rinda culto, desde tiempos inmemoriales, y cuan
to ms nos alejemos en el tiempo ms pura ser la idea de la divinidad que ten
ga el hombre. De esta forma, aun con crticas, se anan creencias populares y
estoicas.
Aun con tendencia al heno tesmo, el politesmo se mantiene con la dis
tincin entre un dios supremo, que se extiende por todo el cosmos, y los dems
dioses secundarios, que se confunden con los dioses tradicionales, y que son
los que los hombres comunes son capaces de captar y denominan de forma
variopinta. As se integran en el estoicismo los dioses tradicionales.

4.4.

El epicureismo

Cuando Epicuro (c. 3 4 1 -2 7 0 a. C.) funda su escuela en Atenas, 3 0 6 a. C., el


panorama ideolgico del momento estaba dominado por las dos grandes escue
las fundadas en el siglo iv a. C ., Academia y Liceo. Y el filsofo de Samos crea
que haba que trabar batalla contra ellas y contra la cultura de las que eran mani
festacin, en medio de la crisis ideolgica que se desarrollaba a comienzos de
la poca helenstica. Epicuro saba que tena que ofrecer un sistema filosfico
slido para poder enfrentarse al prestigio de las dos grandes escuelas. Ahora
bien, la originalidad, pensamos, del epicureismo no radica en ofrecer una especu
lacin filosfica que rompa con lo anterior, pues su sistema es claramente en
este aspecto tributario de Demcrito y Aristteles, de los sofistas y de los dr
nateos, y precisamente uno de los mritos del fundador de esta escuela fue
saber armonizar estos elementos dispares en un conjunto coherente. No, la ori
ginalidad de Epicuro estriba en que no opone a sus adversarios una cultura
muy diferente, pero s una nueva forma de vida, una nueva forma de concebir
el mundo y el hombre radicalmente distintas. Pens que las causas de la infe
licidad de los hombres en ese momento radicaban en las falsas creencias que

La filosofa helenstica e imperial

4.4.1. El fundador

83

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

compartan, por ejemplo, en lo relativo a los dioses, al destino del alma o a los
valores que deban prevalecer en la vida. Por ello su lucha estuvo encaminada
a erradicar las falsas creencias tradicionales y sustituirlas por las que l crea
verdaderas.

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Nacido en el 3 41 a. C. en la isla de Samos de padres atenienses estableci


dos com o colonos unos diez aos antes, si creem os a Digenes Laercio, se
habra consagrado al estudio de la filosofa ya a los catorce aos, aunque otras
fuentes hablan de los doce, movido, se dice, por la irritacin que le produca
el que sus maestros escolares no le resolvieran las cuestiones que les plantea
ba en tom o al Caos hesidico de la Teogonia. El primer maestro de Epicuro en
este campo fue, quizs, en Samos el platnico Pnfilo, pero pronto Epicuro
hubo de abandonar la isla en direccin a Teos, donde se encontraba una escue
la ya famosa, regentada por un discpulo de Demcrito, Nausfanes. Con die
ciocho o veinte aos Epicuro arriba a Atenas para cumplir durante dos aos
sus obligaciones militares, coincidiendo en esta empresa con Menandro, el
comedigrafo. Fue quizs en esta poca cuando nuestro filsofo tuvo ocasin
de escuchar las lecciones del sucesor de Platn al frente de la Academia, Jencrates. Los siguientes quince aos de su vida estn un poco en la penumbra.
Se habla de que pudo haber enseado durante un tiempo como maestro de
escuela elemental en Colofn, ya que en esos aos se haba expulsado de Samos
a los colonos atenienses afincados en ella y la familia de Epicuro se refugi en
Colofn, en la que se calcula que permanecera nuestro filsofo unos diez aos.
Los aos siguientes se supone que los dedic a viajar y a ensear y se habla de
estancias suyas en Mitilene (Lesbos) y luego en Lmpsaco entre 3 1 0 y 3 0 6 a. C.,
puerto cercano al emplazamiento de la antigua Troya. Volvemos a recuperar
con certeza su rastro a la edad de treinta y cuatro aos, all en el 307/ 306 a.
C ., cuando lo volvemos a encontrar en Atenas, donde permaneci el resto de
su vida y donde fund su escuela. Entre Atenas y el Pireo, en el demo de Meli
te, Epicuro compr una casa, cuyo jardn vino a dar nombre a la escuela epi
crea, el Jardn.
Esta escuela difera radicalmente de las herederas de Platn y Aristteles a
fines del siglo IV a. C. Se ofreca en ella no tanto unas materias de estudios que
cursar sino un modo de vida que asumir y compartir. Se trataba de un grupo
de personas unidas por la amistad que compartan principios y objetivos comu
nes, que asuman un estilo de vida, retiradas de la azarosa vida civil. En esta
escuela eran admitidos incluso mujeres y esclavos, lo cual en su poca no poda
sino producir cierto escndalo a los ojos de los simples mortales. Desde la cor
tesana Hedeia a la honesta Temista. Entre sus primeros discpulos se encuen
tran una parte de los alumnos que l haba reclutado durante sus aos de estan
cia en Asia y que le haban seguido. Estaba con certeza Hermarco de Mitilene,

que le sucedera al frente de la escuela, Mitres, una especie de ministro de finan


zas del rey Lismaco, el poltico y erudito Idomeneo, y Metrodoro de Lmpsaco, quizs el ms ilustre de todos ellos.
Mientras que la Academia se diriga a una lite en cuyo seno se propona
reclutar y formar sobre todo a los perfectos gobernantes de la Res publica, y el
Liceo tenda a formar centros de investigacin eruditos, Epicuro pretenda con
ducir al hombre, a todos los hombres sin distincin, por la va de la sabidura
a la felicidad. Ciertamente Epicuro no fue el primero en abogar por el esclavo,
ah estn figuras como Alcidamante, y en menor medida Eurpides, por citar
unos ejemplos, ni propuso su liberacin general, pero s les reconoci el dere
cho y la capacidad de filosofar. Ciertamente, siguiendo a Benjamn Farrington,
se puede reconocer en el epicureismo, en su actitud hacia las clases menos
favorecidas, rasgos de ideas igualitarias, y una cierta sensibilidad nueva ten
dente a la educacin y elevacin de las clases populares, pero tambin hay que
reconocer que valores como la igualdad, solidaridad y amistad tenan su mbi
to de aplicacin en el seno restringido de la escuela, no se trataban de implan
tarlas a nivel universal. Hay, por el contrario, en l un menosprecio de la masa,
un no pretender ganarse el aplauso fcil de ella ni ser comprendido por ella.
En esta escuela la personalidad del maestro se impona y los discpulos le
miraban con gran respeto y admiracin. Aunque hemos advertido que, en opo
sicin a la Academia y el Liceo, en el Jardn no se ofreca un currculum formal
de estudios, s que sabemos que sus miembros dedicaban muchas horas de
lectura y anlisis a los libros del fundador, a la memorizacin de doctrinas esen
ciales de la escuela y a la copia y distribucin para uso interno y externo de las
obras del maestro. Porque la siembra de Epicuro fue pronta y centros epicre
os hubo por todo el Mediterrneo, desde Asia Menor a Egipto, desde Grecia a
Italia y Galia. Epicuro mantena viva su llama en los centros alejados del ncleo
ateniense a travs del gnero epistolar, escritos que la escuela conserv con gran
esmero. Con precaria salud mas con buen nimo el filsofo de Samos enveje
ci all enseando y escribiendo.
Fue autor de una gran cantidad de obras, ms de trescientos volmenes
(Digenes LaercioX 26), de los que conservamos dos cartas (A Herdoto, que
trata sobre cuestiones fsicas en sentido lato, y A M en eceo, que versa funda
mentalmente sobre cuestiones ticas y teolgicas) y una coleccin de cuaren
ta Opiniones principales (Kyriai dxai) de contenido fundamentalmente moral,
aparte de una Carta a Ptocles, de autenticidad discutible. Junto a todo ello con
servamos, a su vez, otro resumen de sus opiniones (M ximas Vaticanas, 81
mximas sobre tica y comportamiento moral halladas en el siglo xix en un
manuscrito vaticano del siglo xiv) y numerosos fragmentos, transmitidos pri
mordialmente por los papiros de Herculano hallados en el solar de una villa

que perteneci probablemente a Pisn, de su gran obra Sobre la naturaleza en


3 7 libros. Sabemos que escribi otras obras, perdidas, donde concretaba deter
minados puntos de vista que llevaban por ttulo Sobre los dioses, Sobre las clases
de vida, Sobre el fin , De elecciny aversin, Contra los fis to s , Contra h s megricos,
Contra Teofrasto, Sobre el criterio, Sobre el sumo bien, Sobre la retrica, etc. Las
principales fuentes secundarias para este movimiento son, por supuesto, apar
te de los papiros de Herculano, de Lucrecio y de Digenes Laercio, Cicern,
Sneca y Plutarco.

De Platn a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

Hemos de advertir que esta escuela realmente no dej impasible a ningn

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intelectual del mundo antiguo. O se estaba a favor o en contra, pero no se era


indiferente. El epicureismo arrastra consigo una mala prensa que se manifies
ta ya en los primeros aos y que se patentiza en la famosa frase de Timn de
Fliunte (fr. 825) : ya ha llegado de Samos el ltimo de los fsicos y el ms des
vergonzado, el hijo del maestro de escuela, el ms inculto de los vivientes,
visin negativa, por ejemplo, que heredaron sobre todo estoicos y cristianos.
Las habladuras y calumnias pronto surgieron en tomo aljardn, al que se tacha
ba de vida disoluta y a su fundador de disoluto, por supuesto, de curandero,
de no brillante linaje, o de plagiario de otros filsofos como Demcrito o Aristipo. Mas los testimonios de sus ntimos no concuerdan con esta visin y nos
hablan de una vida muy frugal, eso s, con pequeas alegras cotidianas. Pero
tampoco olvidemos que en el siglo id . C., Lucrecio, el poeta latino, lo canta
como una especie de dios salvador y en el siglo il d. C. un tal Digenes, ciu
dadano de la pequea ciudad de Enoanda, en Asia Menor, haca grabar en espa
cio pblico un gran muro con textos y mximas de Epicuro, como tributo de
admiracin y gua para los hombres. Tampoco olvidemos que bajo la gida de
Roma tuvo no pocos seguidores, aparte de Lucrecio, como fueron Amifinio,
quien expuso por vez primera en latn las doctrinas de la escuela, Rabirio, Cacio,
T Albucio, C. Veleyo y L. Calpurnio Pisn, entre otros. En tiempos de Cicern
eran numerosos los epicreos romanos, pero en general slo los conocemos
por los testimonios que nos proporciona el propio orador.

4.4.2. Su pensamiento y forma de vida


Decamos que el epicureismo, ms que un saber terico, es una forma de vida,
pues dota a la persona que se adhiere a sus principios de una disposicin an
mica que le hace encarar el mundo, desde su punto de vista, satisfactoriamente,
proporcionndole la ansiada felicidad. Y es que el fundador del Jardn pensa
ba que la filosofa carece de valor si no ayuda al hombre a conseguir la felici

dad (fr. 2 19 Usener). La filosofa se transforma de objeto de lujo en necesidad


vital en un mundo catico y alienante. Como la medicina cura el cuerpo, la
filosofa cura el alma, y el filsofo es el mdico en medio de un mundo enfer
mo, asumiendo as una funcin salvadora (fr. 2 2 1 Usener). E l filsofo no es
slo el eterno buscador de la sabidura en abstracto sino quien sabe vivir con
su saber, de acuerdo con l, quien plasma en su vida un estilo que le distingue
del comn de los mortales. No le preocupa la opinin de la plebe ni persigue
su aplauso (fr. 18 7 Usener). Se sabe aparte. El epicreo es consciente de que
la mayora de los mortales viven c o m o ciegos en una sociedad envilecida y hue
ra y por ello se dedica a denunciar los falsos valores compartidos, las falsas cre
encias que estructuran las mentes y la sociedad, pero eso s sin ir a las races
del problema a nivel de cambios sociales profundos sino conformndose por
realizar los cambios a nivel individual.
Las causas de la infelicidad humana cotidiana, segn los epicreos, no radi
ca ni en nuestra constitucin ni en la naturaleza que nos rodea, sino en las
vanas opiniones que nos conforman, en la desviacin de nuestro fin natural,
que es la obtencin del placer, el cual la naturaleza ha puesto a nuestro alcan
ce. Para la liberacin filosfica de esta vana crcel se precisa el conocimiento
autntico, cientfico de la realidad. Frente a las supersticiones, falsas creencias
o suposiciones nicam ente el conocim iento autntico de la Naturaleza nos
garantiza la verdadera serenidad de nimo, la ansiada ataraxia. Si conocemos
las causas reales de las cosas nos sentiremos libres de las cadenas irracionales
que aprisionan nuestra alma. El conocimiento cientfico no es un fin en s mis
mo, sino un medio de liberacin del alma.
Y es que, ya desde los inicios de ambas escuelas, epicreos y escpticos
comparten trinchera contra las disciplinas ms o menos curriculares de la po
ca, las materias que eran la base de la formacin cultural de una persona edu
cada en poca helenstico-romana, las artes liberales posteriores portadoras
de no pocas nociones vanas desde su punto de vista. Dichas escuelas consi
deraban que tales disciplinas, si no se atienen a la verdad, son un obstculo
para la serenidad de nimo y la felicidad. Hay que defenderse, decan, contra
los riesgos de la vida poltica, contra las ciencias que estn al servicio del poder,
como la retrica, por ejemplo, no de la felicidad. De toda cultura (paidea), oh
bienaventurado, huye con las velas al viento (fr. 6 7 Usener) dicen que escri
bi Epicuro, como tambin que el sabio tampoco discursear con elocuen
cia ni har poltica, segn el primer libro de Sobre las form as de vida" (Dige
nes Laercio X 119). En cuanto a su relacin con las artes poticas pensaba que
slo el sabio dialoga con acierto sobre las artes musicales o poticas, pero no
ejercitar la actividad potica (Digenes Laercio X 121). Se establece, por otra
parte, una gradacin entre aquellos que se dedican a las ciencias de la natura

leza y los que se dedican a la p a id a tradicional. Es preferible la investigacin


en physiologia, en las ciencias de la naturaleza, a aquella que se centra en la cul
tura oficial de la poca.
La doctrina epicrea puede sintetizarse en tomo a tres nociones nucleares:
el materialismo que caracteriza a su cosmologa, el hedonismo que singulariza
a su tica y el utilitarismo en lo relativo a su filosofa social. La tica es la par
te primordial y a la que se subordinan la fsica (o estudio de la naturaleza) y la
cannica (o criterios para distinguir lo verdadero de lo falso).

De Platn a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

Antes de examinar cada una de las partes conviene advertir de entrada que
la filosofa epicrea se sita en oposicin a la filosofa platnica, pues afirma
que no hay ms que una realidad, el mundo sensible, niega la inmortalidad del
alma y dice que sta est formada por tomos, afirma el hedonismo en la teo
ra tica y como forma de vida y rehuye la actividad poltica, prefiriendo un esti
lo de vida sencillo y autosuficiente encaminado a la felicidad en el que la amis
tad desempea un papel primordial.

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Ya hemos dicho que su fsica aparece subordinada a su tica y es elabora


da con sumo cuidado, ya que constituye, desde su perspectiva, el fundamen
to de la tica. Adems, la eleccin por la escuela del atomismo de Demcrito
tiene una significacin profunda en la medida en que slo dicho sistema per
mita construir una tica como la que quera elaborar Epicuro. Para el filsofo
de Samos alcanzar la felicidad impona ineludiblemente liberar al hombre del
tem or a los dioses, haba que excluir de entrada a los dioses del momento
del nacimiento del mundo y de su direccin y orden. Ningn sistema anterior
responda mejor a estas intenciones que el atomismo de Demcrito: esta doc
trina permita imaginar la existencia de una materia infinita, los tomos, dis
persos en una extensin infinita, el espacio, siendo tomos y espacio las dos
realidades eternas. Y ya que en el espacio infinito no hay centro hacia el que
pueda tender la materia, Epicuro consideraba los tomos sometidos a un movi
miento eterno de cada, dotados de una rapidez suprasensible, pero uniforme,
pues operan en el vaco. Adems este movimiento sigue una direccin vertical,
de arriba abajo. Pero como este carcter rectilneo le impide dar cuenta del
encuentro entre tomos, aunque no fue la nica razn, Epicuro confiere a los
tomos la capacidad de modificar su trayectoria, aunque sea ligeramente, con
el fin de originar el torbellino cosmolgico. Se puede, pues, imaginar en la exten
sin infinita del tiempo pasado y en la infinitud del espacio y la materia una
serie infinita de uniones y encuentros entre tomos, la mayora de las veces
infructuosas pero en ocasiones no, capaces de dar lugar a conjuntos estables,
siempre que formas particulares de tomos, en nmero determinado y en posi
ciones recprocas particulares, vengan a coincidir. As, para Epicuro, los cuer
pos son de dos clases: los tomos, simples, fsicamente indivisibles, eternos e

inmutables, y los compuestos o agregados, ms o menos resistentes, pero des


tinados a descomponerse. El carcter indestructible de los tomos procede de
su solidez, esto es, de la ausencia de vaco en su interior, mas tambin ello entra
a su extrema sensibilidad a los choques y, por consiguiente, a la eterna repe
ticin de sus movimientos, incluso cuando se hallan en el interior de los agre
gados. Dado que todo tomo es totalmente slido, el efecto de un choque entre
tomos es un detenimiento momentneo en el movimiento atmico, seguido
de un rebote (a igual velocidad) y de ah un ulterior cambio de direccin.
Mas puede ser que a veces, a pesar de su tendencia al rebote, queden entre
lazados los tomos y formen un compuesto temporal y aparentemente estable.
Tamao, forma y peso son las nicas cualidades que poseen los tomos, mien
tras que las dems cualidades (color, textura, e tc ...) corresponden a los agre
gados y ellas dependen de la posicin de los tomos que los componen.
El tamao, de los tomos es nfimo, no divisibles fsicamente, y no en nme

Los dioses son tambin agregados, con la nica diferencia de que ellos per
tenecen a una categora especial, nica, puesto que su beatitud presupone cua
lidades particulares: no estn amenazados de destruccin y existen eternamente.
Felices e inmortales, viven en determinadas regiones del universo escapando a
las leyes que rigen la vida y la muerte de nuestro mundo y de los dems mun
dos. sta es la razn por la que Epicuro los sita en los espacios entre un mun
do y otro. Son antropomrficos, pues la forma humana es la ms hermosa de
todas. No sufren ninguna perturbacin en su perfecto equilibrio atmico y, en
consecuencia, no estn sujetos a pasiones (ira, odio, amor, piedad, etc.). Dis
ponen de todo cuanto podamos imaginar para su felicidad. Colmados de bie
nes eternamente, sin nada que les falte, gozan de la felicidad ms perfecta, sin
que cuita o preocupacin alguna les afecte y m enos la preocupacin por el
gnero humano. Los dioses no rigen el mundo. Los dioses no intervienen en

La filosofa helenstica e imperial

ro infinito y la cantidad de formas, aunque muy grandes, no infinita, pues, en


ese caso, las cantidades sensibles en los agregados seran tambin infinitas, pero
s tienen que haber muchsimas formas para dar cuenta de la variedad de cosas
existentes. Las caractersticas que evidencian los agregados se dan en el mun
do entero y en todos los dems mundos que se pueden razonablemente ima
ginar en la infinitud del universo y que, idnticos o no al nuestro, estn tam
bin destinados a disgregarse. El cuerpo compuesto es una entidad dinmica
formada por tomos que continan su movimiento de forma natural y que
reemplaza temporalmente los tomos que pierde. Epicuro supona que los to
mos abandonan constantemente la superficie de los objetos, siendo su lugar
ocupado, por otros tomos que bombardean el objeto y pueden entonces
integrarse en su estructura. Esta idea ser fundamental para su explicacin de
la sensacin, como veremos.

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nuestro mundo. Epicuro no niega la existencia de los dioses, sobre lo que exis
te consensus omnium, pero niega su presencia prctica entre los hombres: los
dioses no se preocupan en absoluto de los hombres. Ello tiene una aplicacin
prctica inmediata: las religiones tradicionales no slo son errneas, sino inclu
so dainas en cuanto someten al hombre a poderes imaginarios y nos llenan
de temores. Los dioses no son como cree el vulgo. Es ms, es impo no el que
se opone a tales creencias sino quien las mantiene. Los dioses son inmortales,
serenos, siempre felices, habitantes de los intermundia, antropomrficos, con
un cuerpo ms hermoso, mayor y ms sutil que el nuestro, pero no sometido
a degradacin, aunque, por supuesto, los dioses no son tal y como los reflejan
los mitos tradicionales, plenos de pasiones, adulterios, odios y rencillas, tur
badores del alma, censurables, por tanto, pero sin que ello implique el recha
zo al culto patrio. Los dioses no precisan del culto, pero es natural que noso
tros los honremos, aunque sea a la manera tradicional, esto es, con sacrificios,
plegarias, etc., y con ideas piadosas. En cuanto al mito el epicureismo no pare
ce inclinado a proporcionarle la tabla de salvacin de la alegora, de ah que no
haya alegorista homrico que, aparte de otros motivos como el tema de la pro
videncia divina, en cuanto le sea posible, rechace esta tendencia. Grbate en
la memoria, Pitocles, todo esto, concluye C a a a Ptocles (Digenes LaercioX
116), pues as te mantendrs bastante alejado del m ito. Esta misma visin
parece deducirse, en lneas generales, del epicureismo imperial.

De Platn a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

El cudruple remedio epicreo para el hombre se puede condensar en estas

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cuatro proposiciones: no hay que temer a los dioses, no hay que temer a la
muerte, se puede alcanzar la felicidad y el mal es soportable. Un empeo pre
ferente, como decamos, de Epicuro fue luchar contra la angustia del hombre
ante la muerte. Tras la muerte, deca, no hay nada, y si lo hubiera, al no existir
sensacin, qu nos importa. Tampoco existen premios y castigos en el Ms All
por lo que hayamos hecho en este mundo. Todo ello es pura mitologa. Como
tampoco hay existencia previa ni reencarnacin. Adems, piensan, el alma no
puede existir independiente del cuerpo, en oposicin a la tendencia socrticoplatnica. U n ser viviente se caracteriza por la unin cuerpo-alma y si esta unin
se rompe la vida en los dos componentes cesa. El alma no es incorprea, sino
que consta de tomos que interactan y son afectados por los tomos que cons
tituyen el cuerpo. Deca Epicuro en su carta A Herodoto 63 que el alma es un
cuerpo cuyas partes son sutiles, distribuidas a travs de todo el conjunto, sien
do lo ms semejante, para imaginamos, el aliento mezclado con el calor. Deca
Lucrecio que los tomos del alma son muy pequeos y esfricos y que ella es
clida y area. La forma esfrica se deduce de la rapidez del pensamiento, sien
do el calor y el aire algo consustancial al ser vivo, mientras que brilla por su
ausencia en un cadver. Mas el aliento, el calor y el aire no explican todo, por

lo que se aade una cuarta naturaleza de tomos an ms pequeos, muy


mviles e innominados. Este elemento sin nombre es lo que presta al alma su
carcter especfico. La vida y sus funciones son explicadas por referencia a ese
algo incapaz de ser analizado plenamente en sustancias conocidas. Los cuatro
elementos tradicionales no le eran satisfactorios slo para explicar la vida. Haba
algo ms, que, l como sabio intua, pero a lo que no dio nombre. Ahora bien,
el alma, como decamos, no es capaz por s sola de tener o causar vida y ha de
estar contenida en el interior de un cuerpo. Esto es, un ser viviente no puede
ser slo alma o slo cuerpo, sino la unin de ambos. La eliminacin de uno de
ellos es, para l, como una amputacin. Al insistir en que el alma debe estar
contenida en el interior de un cuerpo, el filsofo de Samos negaba toda posi
bilidad de sensacin o conciencia tras la muerte. En algunas fuentes epicreas
como Lucrecio se distinguen dos parte del alma: el animus, la parte racional,
la mente para nosotros, cuya sede est en el trax, y el anima, la parte irracio
nal, unida a la primera, mas extendida por otras regiones del cuerpo. El animus
rige al anima. La parte que est difundida a travs de todo el cuerpo e ntima
mente ligada a l da cuenta de las sensaciones, mientras que la que reside en
el pecho y es ajena al cuerpo preside la actividad volitiva, que implica conoci
miento, ya que no se puede querer ms que aquello que se conoce.

de la felicidad es la virtud, para Epicuro tambin ella es necesaria para la feli


cidad, pero no como un ingrediente fundamental, sino como un medio para
su logro.
Todo ser humano desea su propia felicidad, y sta consiste en el placer
entendido en el sentido amplio de gratificacin, cuya manifestacin ms ele
mental y bsica es el placer sensible Qiedon). El hombre ha de calcular sus
acciones con vistas a obtener la mayor cantidad posible de placer y la menor
cantidad posible de dolor. Hay que aquilatar as las ventajas y desventajas de
nuestras acciones. El placer atrae, es un bien primordial e innato. La condicin

La filosofa helenstica e imperial

Al igual que su teora del conocim iento no hace ms que desarrollar las
consecuencias necesarias y lgicas del principio de confianza en las sensacio
nes, del mismo modo la tica epicrea se fundamenta en el postulado siguien
te: el placer es el bien y el dolor es el mal. Epicuro aboga por el hedonismo
como principio fundamental de su tica. El placer es el punto de partida y el
fin de una vida feliz, escriba Epicuro en su Epstola a Meneceo 128. Aunque
tanto Platn y Aristteles como Epicuro se han ocupado en sus ticas de espe
cificar las condiciones necesarias para la felicidad, slo Epicuro identifica la feli
cidad con una vida plena de placer. Ciertos placeres eran buenos para Platn
y Aristteles, y contribuan a la felicidad, pero otros, como sabemos, eran noci
vos. Para Epicuro, en cambio, todo placer, de por s, es un bien, dado que se
identifican bien y placer. Si para Platn y Aristteles el principal constituyente

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natural o normal de los seres vivientes y a lo que tendemos es al bienestar cor


poral y mental, que es gratificante y satisfactorio. El dolor es una perturbacin
del estado natural. La liberacin del dolor es lo que mide la calidad de nues
tras actividades, nuestro grado de felicidad y satisfaccin. El mayor dolor resi
de en la perturbacin mental que sentimos por las falsas creencias acerca de la
naturaleza de las cosas, de los dioses, del alma o del destino postumo, creen
cias vanas.
El epicreo tiene que mantener una actitud inteligente, lo cual implica en
ocasiones renunciar a objetivos inmediatos. Epicuro aboga por una vida sen
cilla, no suntuaria, sin que caigamos en los intentos de satisfacer todos nues
tros deseos de una forma desproporcionada. Epicuro aboga por un hecjonismo cimentado en la idea de que la felicidad est en los placeres del cuerpo,
siempre que sean naturales, moderados y sin excesos, disfrutados con sereni
dad. Tambin da mucha importancia a los placeres del alma Qa amistad y los
recuerdos agradables, por ejemplo), e incluso afirma que pueden ser superio
res a los del cuerpo, porque los corpreos slo se disfrutan en el presente, mien
tras que los del alma abarcan el pasado, el presente y el futuro. La memoria de
los placeres pasados puede aminorar el sufrimiento presente y lo mismo cabe
decir ante la expectativa de placeres futuros.

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

Sobre esta base el ser humano puede edificar todo un conjunto de gratifi
caciones de diverso gnero, siendo un placer mximo el de la amistad, que l
trataba de fomentar dentro del crculo de sus discpulos. La amistad epicrea
parte de principios materialistas y hedonistas. Aparece como una actitud inte

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resada, ya sea que busquemos en ella la seguridad que nos procura la presen
cia de un amigo, ya sea que tengamos necesidad de su apoyo o socorro. Aho
ra bien, una formulacin tal est desprovista de todo prosasmo y bajeza. Si el
sabio tiene necesidad de un amigo no es en tanto espere de l beneficios mate
riales, pues el sabio epicreo necesita poco, ni apoyos polticos, pues el sabio
epicreo vive lejos de los mbitos de la vorgine poltica. Adems, el sabio est
dispuesto a dar, ms que a recibir.
Cuando el cuerpo posee todo lo que es necesario (y lo que es necesario
realmente es muy poco), gozamos de un placer que Epicuro llama katastem atks, sosegado, calmo, producto del perfecto equilibrio de los tomos que
componen el cuerpo. El filsofo de Samos no piensa que en toda circunstan
cia, por encima de todo, tengamos que satisfacer nuestra ansia de placer, ya
que existen placeres momentneos que pueden acarrear dolor, ni tampoco debe
mos huir de ciertos dolores, ya que, una vez superados, pueden conllevar pla
cer ulterior. Es, pues, la razn la que debe intervenir para imponer su eleccin
como contrapunto al instinto animal puro que nos lleva a buscar, sin pensar,
todos los placeres y a huir de todo dolor. Epicuro clasificaba los deseos en tres

categoras: los deseos naturales y necesarios, como, por ejemplo, el hecho de


beber cuando se siente sed o comer cuando se tiene hambre; los deseos natu
rales, mas no necesarios, com o aquellos que proporcionan placer, pero son
incapaces de eliminar el dolor, por ejemplo, consumir slo manjares exquisi
tos y escasos; los deseos que no son ni naturales n i necesarios, por ejemplo,
los que nacen de expectativas ilusorias como el ansia de riqueza u honores.
Consecuentemente los nicos deseos que deben obligatoriamente ser satisfe
chos son los del primer grupo.
En el caso del amor hemos de tener precaucin con los testimonios con
servados por la mala imagen que tuvo el epicureismo en ciertos sectores del
mundo antiguo, por ejemplo, el testimonio de un escoliasta de Dionisio Tracio (S V F III 721) que identifica a los estoicos con el amor espiritual, el del
alma, y a los epicreos con el camal, el del cuerpo, definiendo el amor epi
creo como apetito intenso de placeres sexuales. Sin embargo, si acudimos
a la Carta a Meneceo, leemos:

Epicuro quiere preservar a los suyos de todo exceso. A un adolescente,


apremiado por el sexo, se le recomienda moderacin, no abstinencia, y, si es
posible, autocontrol, pues lo mximo que puede esperar es que los beneficios
igualen a los peijuicios. No consideraba al amor de origen divino ni les pare
ca bien el que el sabio sufriera los embates de Eros. Todo ello nos lleva a que
Eros entorpece la serenidad de nimo pretendida y deber, por tanto, ser recha
zado. Otra cosa son las necesidades sexuales, no apasionadas, que son natu
rales y que lgicamente deben ser satisfechas, pues en caso contrario, al crear
tensiones, perturban el alma. Por ello el sabio las utilizar con discernimiento,
pues no encontrar ventajas, se contentar con no sufrir dao (Digenes Laer
cio X 118). Los epicreos no vean con agrado el aspecto institucional del amor
y abogaban por unas relaciones ms libres e igualitarias entre los sexos.
El placer, pues, en ltimo trmino es un bien individual. Todo ser huma
no es en ltimo trmino egosta y el egosmo es el otro principio fundamental
de la tica epicrea. Mas se trata de un egosmo, como vemos, inteligente e

La filosofa helenstica e imperial

Cuando decimos que el placer es el fin, no nos referimos a los place


res de los disolutos y crpulas, como creen algunos que ignoran, no com
parten o malinterpretan nuestra doctrina, sino al no sentir dolor en el cuer
po ni turbacin en el alma. Pues ni los banquetes ni las fiestas continuas ni
el gozo de mancebos y mujeres, ni los pescados ni cuantos otros manjares
ofrece una mesa lujosa nos hacen la vida feliz, sino la sobria reflexin que
examina las causas de cada acto de eleccin o aversin y expulsa las falsas
opiniones de las que nace la inmensa turbacin que se aduea del alma
(Digenes Laercio X 131-132).

93

ilustrado. Para lograr sus objetivos el epicreo se aleja de la vida pblica y se


centra en un crculo pequeo cuya vida es fcilmente controlable. Desde ah,
a distancia, el epicreo contempla la sociedad y la ve como un conjunto de
convenciones que el sabio mide por su utilidad, las acepta si acarrean felicidad
y las rechaza si aportan lo contrario. El utilitarismo, pues, es un principio bsi
co de la tica epicrea.
En cuanto a los seres vivos defiende la teora de la evolucin, en la que
estn insertos el hombre y la sociedad. El hombre en un principio es un ani
mal errante y solitario que para sobrevivir en un ambiente hostil se une a otros
hombres. No se trata realmente de un instinto de sociabilidad, sino de un deseo
individual de felicidad, cuyo objetivo inmediato es la seguridad. Accidental

De Platn a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

mente los hombres descubren el fuego y a partir de l van avanzando hacia la


civilizacin. Al contrario que Platn y Aristteles, Epicuro no entiende que lo

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natural del hom bre sea vivir en sociedad. La civilizacin se ha desarrollado


como un proceso evolutivo, promovido por circunstancias externas. A travs
de errores y aciertos, bajo la presin de los acontecimientos a lo largo del tiem
po, el ser humano ha sido capaz de seleccionar lo que mejor le vena, ha desa
rrollado habilidades y ha formado organizaciones sociales, que encontr que
le eran ventajosas. Lucrecio especifica que, tras el hallazgo de la casa, el vesti
do, el fuego y la formacin de la familia, los hombres que vivan en vecindad
comenzaron a fomentar la amistad, con el deseo de no hacer n i recibir dao, y
surge el sentido de la justicia, que no es ms que ese pacto de no hacer ni reci
bir dao surgido por propio inters, aparte de que el injusto no vive tranquilo
con la zozobra de ser aprehendido.
Si la felicidad consiste en un estado de serenidad del alma, de no turba
cin, ella se obtendr ante todo por el conocimiento. El primer contacto que
tenemos con ese mundo es la sensacin, la primera suministradora para noso
tros de informacin, sobre cuya exactitud, durante al menos un par de siglos
ya, tanto se haba discutido en el mundo griego. Epicuro se plantea, pues, tomar
una posicin al respecto, pues ello es bsico para edificar su sistema. El admi
te la veracidad de las sensaciones, fundndose sobre todo en la imposibilidad
en que nos encontramos de demostrar que son errneas. Justifica esta certi
dumbre basndose en que las sensaciones proceden en forma de contacto y
nos proporcionan as informacin sobre la realidad tal y como es: dado que
para la vista, el odo y el olfato tal contacto no puede establecerse directamen
te, Epicuro, basndose en Demcrito, piensa en la existencia de emanaciones
de tomos que van desde los objetos a los rganos sensitivos. La sensacin
visual se explica, pu'es, del modo siguiente: el continuo movimiento y encuen
tro de tomos incluso en el interior de los cuerpos hace que emanen conti
nuamente desde su superficie especies de simulacros (d ola) que conservan

una estructura idntica a la del objeto del que parten y son capaces de impre
sionar al rgano visual que poseemos. Estos simulacros se mueven a gran
velocidad, pues su constitucin es muy tenue y no encuentran prcticamente
obstculos en su camino. Existe una segunda categora de simulacros, los que,
por ejemplo, proceden de los dioses, ms sutiles an que los primeros, capa
ces de impactar directamente en el espritu sin necesidad de los sentidos.
Adems de la sensacin, existen otros dos criterios de verdad: las afeccio
nes (pthe), esto es, el placer o el dolor que son respuestas inmediatas del cuer
po a la sensacin y, por tanto, fiables, y las anticipaciones o prolpses. Mien
tras que las primeras corresponden al dominio de lo tico, las segundas estn
ms ligadas al dominio de la actividad cognoscitiva. Son una especie de ideas
previas, fijadas en el espritu a consecuencias de innumerables percepciones
repetidas de un mismo objeto. Podemos evocarlas mediante las palabras, para
anticipar as objetos lejanos o futuros. Estn siempre ligadas al nom bre que
designan el objeto, de forma que, gracias a la prolepsis correspondiente, lle
gamos a pensar en el objeto que ese nombre designa.
La oposicin entre el sistema estoico y epicreo podramos, pues, esta
blecerla del siguiente modo:
1. Metodolgicamente los estoicos se basan en la dialctica, en oposicin
a los epicreos.
2. En el terreno de la fsica los epicreos son democriteos, antiteleolgicos, mecanicistas, defienden la existencia de mltiples mundos y nie
gan la intervencin divina, mientras que los estoicos son heracliteos,
teleolgicos, pantestas, defienden un solo mundo y afirman la inter
vencin divina.

4.5.

El escepticismo

El trmino escptico ha terminado hoy da por designar coloquialmente una


actitud y a una persona incrdula, que pone en duda toda verdad y que afir
ma que el hombre es incapaz de alcanzarla. En realidad y por su etimologa,
escptico proviene del griego skeptiks, que examina, que observa (cf. skptomai examinar, observar). Porque un escptico, si por algo se caracteriza, es

La filosofa helenstica e imperial

3. En el plano tico los epicreos son hedonistas y no tienen ambiciones


polticas ni utopas, mientras que los estoicos defienden las virtudes
ticas y polticamente, aunque se plieguen al poder, son ocasionalmente
un tanto utpicos.

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por la continua investigacin, por ser consciente de que a toda proposicin


se le contrapone otra equivalente, de donde se desprende que, en nuestra opi
nin, no debemos dogmatizar (Sexto Emprico, Hipotiposis Pirrnicas 1 12), de
ah que el escptico, se encamine primero hacia la suspensin del juicio (epoch), luego hacia la imperturbabilidad (18), motivos por los que, segn Sex
to Emprico (I 7), esta corriente recibe las denominaciones de zettica (en tan
to inquisitiva), efctica (en tanto suspensiva), aportica (en tanto su actitud
dubitativa) y pirrnica, por Pirrn de Elide, su fundador.

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

Un famoso pasaje, contenido en la Preparacin Evanglica de Eusebio de


Cesrea (265-340 d. C.), resume el contenido del escepticismo. En efecto, tras
informamos Eusebio (XIV 18.2) de que Pirrn (fr. 53 Decleva Caizzi) no dej
nada escrito, aade que su discpulo Timn deca que el que quisiera ser feliz
debe considerar los siguientes aspectos: en primer lugar cul es la naturaleza

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de las cosas, en segundo lugar en qu disposicin debemos estar ante ellas, y


finalmente qu resultado obtendremos si adoptamos tal disposicin. Las cosas,
dice, se muestran indiferentes, inciertas e indiscernibles (XIV 18.2), sin que
sirvan de criterio de verdad nuestras sensaciones, y, por tanto, debemos per
manecer sin opinin, sin inclinamos de un lado u otro e impasibles, consi
guiendo con todo ello en primer lugar no asegurar nada (aphasia) y luego la
ataraxia (XIV 18.4), esto es, la tranquilidad de nimo. Es evidente que el escp
tico no logra el sosiego y la tranquilidad aferrndose a una creencia o dogma,
algo usual entre los simples humanos, sino que ve en ello una afeccin, un pthos, que puede ser curado con la oportuna terapia, con el oportuno abrir los
ojos a los mltiples obstculos que tenemos para conocer la verdad, los famo
sos diez trpoi o modos por los que se accede a la suspensin de juicio (epoch), contenidos en el libro I de las Hipotiposis Pirrnicas de Sexto Emprico, el
escptico de plena poca imperial, sistematizados, al parecer, ya por Enesidemo, y que, a su vez, se pueden reducir a tres: el de a partir del que juzga, el
de a partir de lo que se juzga y el compuesto por ambos.
El fundador del escepticismo griego pasa por ser Pirrn de Elide (c. 3 6 5 275 a. C.), el nico pensador importante entre Aristteles y los fundadores de
las primeras escuelas helensticas. Mas l no se parece ni al estagirita ni Zenn
o Epicuro, por citar unos nombres. Ms bien tiene cierta semejanza con Scra
tes. Fue, como l, un filsofo grafo (salvo, se dice, un poema en honor de Ale
jandro que, al parecer, le report pingues beneficios), cuya personalidad sin
gular, su com portam iento original, su propio carisma impregn a ciertos
discpulos, focndose en tomo a l una leyenda. Su contribucin a la filosofa
permanece en cierta forma enigmtica, aunque se vislumbra considerable. Naci
do en Elide (Peloponeso), vivi, al parecer, primero como pintor y luego se con
virti a la filosofa, principalmente por influencia de Anaxarco, un abderita, en

cuya compaa sigui a Alejandro Magno en su campaa asitica. De vuelta a


Elide, fund una escuela filosfica que le otorg una gran reputacin entre s u s 1
conciudadanos. Viva pobremente en compaa de su hermana Filista. Su bi
grafo Antigono de Caristo (ni a. C.), utilizado por Digenes Laercio, reflej en
diversas ancdotas sobre su persona su calma, impasibilidad y dominio de s.
Parece que situado entre tantas verdades dogmticas, sean peripatticas o
platnicas, l opt por poner en duda todo el acervo heredado. Tanto es as
que bajo su patrocinio se sita todo el escepticismo antiguo bajo la tambin
denominacin de pirronismo. Cierto es que el pirronismo antiguo no toma
directamente su fuente de Pirrn, pues durante dos siglos tras su muerte su
recuerdo parece haberse casi completamente perdido, pero ya en el siglo I a. C.
Enesidemo escribi una recopilacin (perdida) de argumentos escpticos que
l titul Discursos pirrnicos. Despus de verse enriquecida con diversas apor
taciones, esta tradicin neo-pirroniana se plasma extensamente en las obras
conservadas del mdico-filsofo Sexto Emprico, en el siglo ii d. C., sobre todo
en sus Hipotiposis (Bosquejos) Pirrnicas.
Nadie duda de que existen diferencias entre el pensamiento pirrnico y el
escepticismo posterior, pero la naturaleza y profundidad de estas diferencias
son objetos de debate. Pirrn, como dijimos, conscientemente no dej escrito
nada, de donde se puede concluir que su filosofa, ms que teora, era una prc
tica, un estilo, una forma de vida, pero ello no quiere decir que esa forma de
vida no haya sido sustentada oralmente ante sus discpulos con argumenta
ciones.

cin ni el pensamiento racional ni cualquier otro medio imaginable son vli


dos para alcanzar la supuesta verdad. El problema, pues, que se plantea es
si el escptico puede vivir su escepticismo. Por ejemplo, puede reaccionar y
conservar su vida si ve (recordemos que las sensaciones no son fiables) que a
su derecha aparentemente hay un abismo? Girar a la izquierda? Dicen sus
bigrafos que Pirrn no se fiaba en absoluto de sus sentidos ni cuando en su
vida cotidiana se topaba con carros, perros, precipicios y cosas semejantes y
que eran sus amigos que le seguan quienes le libraban de tales peligros. Algu
nos escpticos modernos, como Hume, dirn que no: unas veces el escptico
pensar radicalmente como escptico, pero para la vida cotidiana creer y se
fiar como el resto de los mortales. Un ejemplo de esta actitud la tendramos
en la ancdota que nos relata Digenes Laercio en IX 66: en cierta ocasin
Pirrn, acometido por un perro y asustado, lo repeli, siendo objeto de mofa
por ello por parte de un espectador, ante lo cual nuestro filsofo le contest

La filosofa helenstica e imperial

Cuando se habla de escepticismo se entiende usualmente una filosofa que


intenta mostrar, mediante toda clase de argumentos tericos, que no existe nin
guna base'slida para el conocimiento ni incluso para la creencia. Ni la sensa

97

que difcil es desnudarse enteramente de la condicin de hom bre. Pirrn


parece apostar, pues, por la idea de que se puede vivir casi sin creencia
alguna y que incluso es el nico medio de ser plenamente feliz, aunque la vida
cotidiana muchas veces nos lleve a la cruda realidad.
Este aparente doble rostro de Pirrn quizs explique que ya en la Anti
gedad se discutiese, como atestigua Digenes Laercio (IX 109), si el ideal
escptico consista en verdad en la apathea, una cierta impasibilidad, o en la
prates, en la mansedumbre, en la serenidad. Y tambin quizs explique que a
lo largo de la historia del escepticismo se haya distinguido claramente dos ver
siones: un escepticismo que podemos calificar coloquialmente de radical, sal
vaje, que se autoprohbe toda clase de creencia, incluso de las que hacemos
uso en nuestra vida cotidiana, y un escepticismo ms moderado, ms urba
n o o civilizado, que no critica ms que las pretensiones de los filsofos y de

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

los miembros de la cultura oficial que pretenden conocer la verdad, la realidad


de las cosas, pero que no se abstiene de prestar credibilidad a las sensaciones,
costumbres y leyes por los que nos regimos en nuestra vida cotidiana.

98

La mayor parte de las informaciones que poseemos sobre Pirrn provienen,


directa o indirectamente, del ms clebre de sus discpulos, Timn de Fliunte
(c. 315-225 a. C.), personaje tambin pintoresco, autor de poemas burlescos como
sus famosos Siloi (Burlas) en hexmetros e Indalmo (Apariencias) en dsticos ele
giacos, de unas sesenta tragedias, una treintena de comedias, varios dramas sat
ricos, poemas obscenos y obras en prosa (Contra osfisicos, Sobre a sensacin, El
banquetefimebre de Arcesilao), de todo lo cual slo nos quedan fragmentos. Se dice
que fue danzarn, sofista en Calcedn, aunque tambin afincado en Atenas, visi
tante de la corte de Antigono Gnatas y con cierta relacin con el rey Ptolomeo
Filadelfo, a propsito del cual siempre se cita la famosa imagen de Timn al com
parar a los sabios del Museo de Alejandra con gallinas cebadas en un gallinero.
En los Siloi, poema satrico basado en parodias de Homero, pasa revista crtica
mente a todos los filsofos del pasado y del presente, atenuando sus crticas cuan
do habla lgicamente de filsofos que coinciden ms o menos con la lnea de
Pirrn. En sus Indalmo pregunta a su maestro el secreto de su serenidad imper
turbable y lo exalta como una incomparable gua para la vida.
Mientras que como discpulos de Pirrn se citan por parte de Digenes
Laercio, aparte de Timn, a Eurloco, Filn, Hecateo de Abdera y Nausfanes,
maestro de Epicuro, de Timn nos dice Digenes Laercio en su libro IX que
no tuvo sucesor, aunque cita como discpulos suyos a Dioscrides de Chipre,
Eufranor de Seleucia, Praulo de Trade y Nicoloco de Rodas. Despus de estos
hay una laguna en el escepticismo que llega hasta los albores de la poca impe
rial, aunque no hemos de olvidar que el escepticismo tambin marca la Aca
demia media de Arcesilao y Camades.

En efecto, el hilo tenue del escepticismo se hilvana, bajo formas diversas


y bajo diversos nombres, a lo largo de toda la historia del pensam iento grie
go. Ya en poca helenstica las formas de escepticism o que se han desarro
llado en esta poca no toda es tributaria directamente de Pirrn. Es preciso,
pues, hablar en plural de la historia de los escepticismos helensticos y subra
yar el carcter no lineal de su historia. Lo que domina la escena en los siglos
ni y il a.C. en este mbito es el giro que experimenta la Academia platnica
hacia el escepticismo principalmente a manos de Arcesilao (c. 3 1 6 -2 4 1 a. C.)
y Carneades (c. 2 1 4 -1 2 9 a. C.) y que tratamos en su apartado correspon
diente, la Academia Nueva. En cuanto a la tradicin que nace con Pirrn y
Timn, la autnticamente para nosotros escuela escptica, com o lo testimo
nia Digenes Laercio (IX 1 1 5 -1 1 6 ), algunos intentan darle una continuidad
sin falla, pero otros testimonios, como el de Cicern, atestigua que esta tra
dicin en plena poca helenstica se haba prcticamente diluido hasta rea
parecer con ms fuerza en el siglo I a. C.
Digenes Laercio (IX 116) establece una sucesin de escolarcas que van
desde Timn de Fliunte (III a. C.) a Saturnino (i i d. C.), pasando en los siglos
I I I a. C. por Eufranor, Eubulo, Ptolomeo, Sarpedn, Herclides, Enesidemo,
Zeuxipo y Zeuxis, y en los siglos I-II d. C. por Antoco, Mendoto, Teodas, Hero
doto y Sexto Emprico.

4.6. El cinismo

el de las fuentes. Los fragmentos y testimonios de ndole doctrinal no son abun


dantes y adems las fuentes no suelen ser imparciales. La escasez de testimo
nios sistemticos doctrinales hay que contemplarla no tanto desde la perspec
tiva del naufragio general que ha sufrido la transmisin de la literatura griega
como que se trata de una filosofa prctica, un modo de vida, que renuncia
conscientemente a los grandes tratados doctrinales o a la elaboracin de com
plejas teoras cosmolgicas, lgicas o ticas. Por otra parte la mayor parte de las
informaciones de este movimiento proceden o bien de sus oponentes, por ejem
plo epicreos y Padres de la Iglesia, o bien de intelectuales que han tendido a
tener su propia visin interesada del movimiento como Luciano, Epicteto o
Juliano. Tambin hay que advertir que las numerosas ancdotas que se cuen
tan sobre ellos, por ejemplo en el libro VI de Digenes Laercio, no hay que con
templarlas tanto como histricas sino como actitudes propias recurrentes
ante la vida y el helenismo contemporneo.

La filosofa helenstica e imperial

El primer problema que nos planteamos en el estudio de este movimiento es

99

Cnico (kynks) es un adjetivo formado a partir de kyon, perro, y desig


na todo lo concerniente al perro, perruno. Fue un calificativo que aplicado
a la secta en sentido despectivo fue asumido por ciertos miembros positiva
mente. Como el perro el cnico es desvergonzado, libre, no atento a las con
venciones sociales, fiel a los amigos y hostil a los enemigos. Fue Digenes de
Snope quien se hizo famoso con el apodo de el perro. Tambin se ha aludi
do a que tal apodo surgi porque Antstenes, que pasa por el fundador de la
secta, comenz a predicar sus doctrinas en el gimnasio de Kynsarges, el del
perro raudo (Digenes Laercio V I 13).

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

El cinismo es un caso tpico de contracultura. Si, por ejemplo, en el cam


po religioso los rficos seran una especie de contracultura de la religin ofi
cial, los cnicos lo eran en el campo del pensamiento y forma de vida. Lo que
de ellos se cuenta es un testimonio de oposicin a la sociedad tradicional. Es
un movimiento de tipo contestatario que busca en una primera fase subvertir
los valores de la sociedad griega y luego los de Roma, tanto en el terreno moral,
como poltico, religioso o filosfico. Su propio aspecto e indumentaria habi
tual, segn la tradicin, con su barba y largos cabellos, descalzos, manto rado
y bastn, reflejaban ya su actitud ante la sociedad, y por ello eran mal vistos
por los coetneos, de ah que haya que manejar con cuidado los testimonios
conservados. Se les acusaba incluso de antropofagia (Digenes Laercio VI 73)
o, la inversa, de comer hierbas (Digenes Laercio VI 105), y es que ir con
tracorriente tiene un coste.

100

El filsofo cnico est convencido de que la infelicidad del hombre depen


de en gran medida de la civilizacin en que se halla inserto, que hace del pla
cer el objetivo ltimo. Mas los cnicos no rechazan el placer en s, pero cons
tatan que los placeres de la vida civilizada son reprensibles, pues normalmente
el dolor acompaa al placer. Adems, como testimonia Din Crisstomo (VI
11-12), cuando uno se sumerge en el placer llega un momento en que no sien
te ms y necesita gradualmente ir incrementado con coste personal la conse
cucin de placer. Incluso el hombre sumido en el placer no tiene capacidad de
afrontar el sufrimiento, sea inevitable (muerte, enfermedad, etc.) o como medio
de adquirir y practicar la virtud.
La forma de vida preconizada por ellos es la frugalidad y la satisfaccin
de slo las necesidades esenciales. Si el hombre se limita a lo necesario en el
terreno alimenticio, de vivienda, de satisfacciones corpreas, podr sentirse
libre e independiente del m undo que le rodea (Digenes Laercio VI 1 05).
Con este fin ms que teora vale la prctica, menos libros y escuelas filosfi
cas y ms forma de vida adecuada. Slo la vida frugal y sufrida permite a un
alma mostrarse al menos indiferente ante los golpes de la fortuna o del des
tino o de los vaivenes de las pasiones. El cnico debe, pues, asumir, su sole

dad en el seno de un universo que no est regido por un Lgos universal de


tipo estoico.
A travs de Antstenes, el cinismo remonta a Scrates, de quien, en defi
nitiva, parte esta corriente de contracultura. Tambin Scrates fue condenado
por la ciudad. El cinismo es una reivindicacin de libertad absoluta, no encorsetada por la sociedad contempornea, profundamente individualista, tanto en
el terreno de las pasiones, como en el de las ms elementales necesidades fsi
cas u obligaciones de la vida social. El cnico quiere ser un individuo aislado,
no aprisionado por la comunidad. Se proclama ciudadano del mundo (Di
genes Laercio VI 63). Quiere el retomo a la vida natural como la que tienen los
animales, entre ellos, el perro, el ratn o la tortuga. Digenes toma como mode
lo de la indigencia y la despreocupacin al ratn (Digenes Laercio VI 22-23)
y Crcidas (fr. 2) a la tortuga y su caparazn. El cnico aprueba la austeridad
espartana y critica todo, desde instituciones como el matrimonio al atletismo,
pasando, como es lgico, por el deseo de riquezas o el sistema de valores vigen
te. Por supuesto est contra el servicio de las armas. Heracles, hroe sin ciu
dad, sin casa, errante y mendigo es su modelo (Digenes Laercio VI 71). Hera
cles, resistente ante los avatares, sufriente por la humanidad, es propuesto por
Digenes como modelo al rey Alejandro en el Discurso IV de Din Crisstomo.
Por su parte los ideales de un Antstenes (indiferencia al dolor, al hambre, a los
insultos, el ascetismo y la virtud) encontraban su parangn tambin en el astu
to Ulises, sufriente y vestido de mendigo con bculo y zurrn (Din Criss
tomo IX 8-9). En una sociedad en que el poseer ms y consumir ms era para
no pocos, los que podan, una ley, la vocacin de pobreza por parte de los cni
cos es tambin un signo de contestacin. Se atribuye a Crates el gesto caracte
rstico de arrojar su dinero restante al mar despus de haber repartido todo su
patrimonio (Digenes Laercio V I 87). Impresion mucho a los antiguos la ima
gen desvergonzada y vagabunda de los cnicos.
Uno de los motivos de escndalo respecto a la escuela fue su actitud ante
el amor. En el catlogo de escritos atribuidos a Antstenes (Digenes Laercio
VI 15) tenemos un escrito suyo sobre la paternidad, el matrimonio y el amor.
Antstenes justificaba el matrimonio del hombre sabio con fines de procrea
cin, mas eso s sabiendo elegir a las mujeres ms aptas. Slo el sabio, si se ena
mora, sabe a quines amar, aunque es clebre la frase atribuida a Antstenes
que hace referencia a que, si se encontrase con Afrodita, la estrangulara con
sus manos. Digenes era ms radical que Antstenes y Platn en defender la
comunidad de mujeres y la supresin del matrimonio, pues basta con la libre
decisin de la pareja para convivir y los hijos sern comunes. Su anhelada auto
suficiencia la llevaba, cuenta Digenes Laercio V I 46, hasta el extremo de autosatisfacerse sexualmente en pleno gora. Muchas son las ancdotas que se cuen

tan sobre Digenes, Crates de Tebas e Hiparquia o Bin de Borstenes relativas


a su actitud ante la sexualidad imperante en su poca: la ancdota de Crates
golpeando las nalgas de Menedemo de Eretria, a la vez que le preguntaba si
estaba all su amante, Asclepiades de Fliunte (Digenes Laercio VI 91), la fra
se de Bin de que en la homosexualidad ms vale ser activo que pasivo o la
pareja Crates e Hiparquia haciendo el amor en pblico, entre otras, reflejan
la ideologa y su respuesta ante la sociedad contempornea.
La lista de miembros de la secta a lo largo del mundo antiguo es larga.
M. O. Goulet-Caz, en su listado de cnicos, ofrece 83 cuya autenticidad his
trica est confirmada, 14 cnicos annimos y 10 dudosos. Entre ellos, aparte
de Antstenes y Digenes, Digenes Laercio cita a Onesicrito, Mnimo, Cra
tes, Metrocles, Menipo y Menedemo, en una sucesin maestro-discpulo entre
los siglos V y in a. C.
Antstenes de Atenas (c. 4 4 6 -3 3 6 a. C.) era hijo de un ateniense llamado
tambin Antstenes y de una tracia, estudi retrica con Gorgias y se hizo rtor.
Despus se uni a Scrates y fue uno de los discpulos que estuvieron presen
tes en su muerte. Las fuentes hablan de l como maestro de Digenes de Sinope y como fundador del cinismo. Ya hemos aludido al hecho de que dispens
sus enseanzas en el gimnasio de Cinosarges, de donde provendra, segn algu

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

nos, el nombre de la secta.

102

Entre los 7 4 ttulos que le atribuye Digenes Laercio, se encuentran dis


cursos epidicticos sobre temas mitolgicos (por ejemplo, la disputa Ulises-Ayax
por las armas de Aquiles o una defensa de Orestes) al estilo de Gorgias. Utili
zaba la exgesis alegrica de tipo moral de las figuras mitolgicas, por ejemplo,
con Heracles y Ulises. Critic la teora de las Ideas de Platn y defendi que lo
nico que hay en realidad son los individuos. Se cita con frecuencia el famoso
dicho suyo al respecto de oh Platn, yo veo el caballo, pero no veo la caballidad. Tambin negaba la posibilidad de contradecirse uno a s mismo, pues
si un hombre dice cosas diferentes es que est hablando de objetos diferentes.
Pensaba que el nico anclaje seguro para el hombre era la virtud, que la virtud
es sabidura, que la riqueza verdadera del hom bre reside en su alma y no en
los bienes que posee 0enofonte, Banquete IV 34 ), que el fin de la vida es vivir
conforme a la virtud (Digenes Laercio VI 104), y que slo los que practican
la virtud pueden ser llamados sabios (Digenes Laercio V i l 1). Es cierto que la
virtud es enseable, pero para aprenderla no son necesarios largos razona
mientos ni reflexiones. Dotado de virtud el hombre sabio no puede ser afecta
do por lo que llamamos males de la vida, ni siquiera por la esclavitud: est por
encima de las leyes y de los convencionalismos, al menos por encima de los
del Estado que no reconoce la verdadera virtud. Antstenes radicaliz la pos
tura socrtica y lleg a denunciar pblicamente con energa el Estado coet

neo. Adems entr en conflicto con la religin tradicional al abogar por un


mximo dios supremo, siendo el resto simple convencionalismo, y al defender
que Dios no necesitaba de ms culto que la prctica de la virtud.
La virtud hay que practicarla. Recomienda el esfuerzo, el pnos, no en el
sentido del sufrimiento por el sufrimiento, sino porque el esfuerzo que hace
mos al enfrentamos a algo es un bien (Digenes Laercio V I2). Los testimonios,
sobre todo del Banquete de Jenofonte, acerca de su fortaleza e impasibilidad
ante las afecciones reflejan que los principios que predicaba los intentaba poner
en prctica. Alabado por el historiador Teopompo (iv a. C.), fue muy aprecia
do por Cicern, Din de Prusa y Epicteto. Todava en el siglo IV d. C. Juliano
y Temistio conocan sus escritos.
En cuanto a Digenes naci probablemente a fines del siglo v a. C. en Sinope, una colonia de Mileto en el Ponto Euxino. Era hijo de un banquero llama
do Hicesias, quien, segn una tradicin, lleg a falsificar monedas de su ciu
dad con la complicidad de su hijo (Digenes Laercio VI 21). Por ello, se dice,
se vio obligado a abandonar su ciudad y se traslad a Atenas donde se adhiri
a la figura e Antstenes. Tambin se cuenta que durante un viaje por mar fue
apresado por unos piratas y vendido ajenades de Corinto, con quien se supo
ne que vivi hasta su muerte, en 3 2 3 a. C., el mismo da que Alejandro Mag
no (Digenes Laercio VI 79), pero en la vida de Digenes a menudo resulta
difcil separar la leyenda del hecho histrico.
Los catlogos que nos han llegado de sus escritos nos dejan un tanto per
plejos. Una fuente annima citada por Digenes Laercio le atribuye trece di
logos, epstolas y siete tragedias, mas Soscrates de Rodas y Stiro afirmaban
que no eran autnticas. Socin atribua a Digenes la paternidad de catorce
escritos, pero rechazaba que fueran suyas una Repblica y las tragedias, aunque
en este punto Socin entra en contradiccin con dos papiros de Herculano
(PHerc 155 y PHerc 3 3 9 ) que nos hablan de la Repblica de Digenes y nos
evocan tres tragedias suyas. Tras el anlisis de los testimonios Dudley llega a
admitir como suyos cuatro dilogos (Aristarco, Ertico, Cefalin, Frdalo), siete
tragedias (Helena, Tiestes, Heracles, Aquiles, Medea, Crisipo, Edipo) y la Repbli
ca que habra sido censurada en el seno de la escuela estoica.
Reclamaba la vuelta a la vida natural, contraponiendo la civilizacin hel
nica a la vida de los animales. Reclamaba para s los calificativos de sin patria
(polis) y sin familia (noikos), ya que abogaba por la no sujecin a estructu
ra alguna familiar, social o poltica. Los testimonios hablan de que propugna
ba la comunidad de mujeres y de bienes, el amor libre, justificando incluso el
incesto (en su Edipo) y la antropofagia (en su Tiestes), mientras que en la esfe
ra poltica se proclamaba ciudadano del mundo. Quera cambiar los valores

vigentes. Escandalizaba al resto de sus conciudadanos, cosa que l pretenda,


y es personaje central de numerosas ancdotas, unas autnticas y las ms inven
tadas, llegndose a convertir en personaje literario en manos de Luciano o de
Menipo. Se cuenta que Platn dijo de l que era un Scrates enloquecido.
El sabio, segn Digenes, es el que sabe lo que hay que decir y lo que hay
que hacer (Eliano, Historias varias IV 70). Mas a diferencia de Antstenes hace

De Platn a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

tabla rasa de la lgica y de la fsica. El sabio slo sabe lo que es la virtud y lo


que es el vicio. No necesita los bienes externos sino slo le basta la virtud y
una vida asctica. No quiere tanta teora sino actos y se proclama agnstico.
Entre las numerosas ancdotas que se cuentan es famosa aquella en que acer
cndosele Alejandro Magno en Corinto y presentndose como el gran rey, le
pregunt qu quera de l, a lo que Digenes, aposentado ju n to a la famosa
tinaja que le serva de abrigo, tras presentarse com o Digenes el perro, le
replic simplemente aprtate y no me quites el sol. La ancdota si es real o
inventada es lo de menos, porque refleja lo poco que necesita un cnico, lo lejos
que est de las necesidades mundanas y la valoracin que le merecan los reyes
o polticos de su tiempo. Tambin al respecto se cuenta la ancdota del encuen
tro entre Filipo, el padre de Alejandro, tras la batalla de Queronea, con Dige
nes, quien al preguntarle el rey macedonio quin era, le espet: un observa
dor de tu ambicin insaciable. Son, pues, numerosas y deliciosas las ancdotas
que se cuentan de l, que lo de menos es que sean inventadas, ya que reflejan

104

una actitud y una forma de vida y la visin que tenan los antiguos de su per
sona. Tampoco valoraba en demasa a los intelectuales y a la educacin que se
imparta en su poca. En este mbito es tambin famosa la ancdota de que al
or las disquisiciones de Zenn sobre el movimiento, se levant diciendo: El
movimiento se demuestra andando. Tambin son famosas aquellas otras, la
inmensa mayora contenidas en Digenes Laercio, como la de que andaba bus
cando de da un hombre por Atenas con un candil o la de que en Esparta haba
visto estupendos muchachos, pero hombres ningunos. Se podran, pues, enu
merar muchas otras ancdotas referidas a l, pero creemos que stas sirven para
hacer un bosquejo de su personalidad.
Fueron discpulos suyos Onesicrito de Egina, los dos hijos de ste, Andrstenes y Filisco, y tambin Mnimo de Siracusa, Menandro Drimos, Hegesias
de Sinope, Crates de Tebas, Focin el bueno y Estilpn el megrico. De todos
ellos quizs quien merece una mencin especial, por los testimonios conser
vados, sea Crates de Tebas (c. 3 6 0 -2 8 0 a. C.), hermano del filsofo megrico
Pasicles, probable alumno de Digenes y esposo de Hiparquia de Maronea.
Ciudadano adinerado y reputado, vendi todos sus bienes y los distribuy entre
sus conciudadanos, hacindose filsofo cnico, siguiendo las enseanzas de
Digenes. Predicaba como todos ellos la autarqua, la liberacin de las atadu

ras externas, la frugalidad, la ascesis, el menosprecio de los placeres y la prc


tica de la virtud. Ahora bien, parece que era menos rgido y filntropo que
Digenes. Se le atribuyen tragedias, elegas, parodias, un poema hexamtrico
titulado Zurrn, un Himno a la simplicidad, Cartas y un Elogio de la lenteja. Fue
ron discpulos suyos, segn la tradicin, Metrocles, Zenn, Cleantes, Hipar
quia, Mnimo, Clemenes, Teombroto y Menipo. Su esposa Hiparquia, her
mana de su discpulo Metrocles, asumi la misma forma de vida que l, y ya
hemos hablado de su no ocultacin en la prctica de la sexualidad con su espo
so. Enamorada de Crates de Tebas, ante la oposicin que encontraba, se dice
que amenaz con suicidarse, logrando as su objetivo. El lxico de Suda del
siglo X le atribuye unos Temas filosficos y unas Cuestiones, entre otros.
Un discpulo famoso de Crates fue Bin de Borstenes (c. 3 3 5 -2 4 5 a. C.),
que abraz el cinismo sin olvidar su bagaje retrico, hedonista, peripattico y
acadmico. De familia problemtica, pues su padre, liberto, cometi fraude fis
cal, y toda la familia fue vendida, recibi una slida formacin una vez que su
amo, un rtor, falleci y se traslad a Atenas. Digenes Laercio (II 72) le atri
buye unas Diatribas, que pasan por ser de las primeras en el popular gnero
cnico y modelo de las de Teles (mediados del II I a. C.), de quien Estobeo ha
conservado siete extractos, tomados del eptome escrito por un tal Teodoro.
En cuanto a Onesicrito acompa a Alejandro en su expedicin a Orien
te y escribi una obra cuyo ttulo podramos traducir por Cm o fu e educado
Alejandro. Se ha discutido mucho sobre si en su obra pesa ms la influencia
cnica o la historiogrfica de Jen ofon te y su relacin personal con el macedonio. Sinti especial curiosidad por las costumbres hindes y especialmente
relevante en l es su posible encuentro con los gimnosofistas o sabios des
nud os a los que podramos decir que viste de cnicos, en el sentido de
que las opiniones que expresan son cnicas, quizs por querer encontrar apo
yo externos a las propias teoras de su escuela. Tambin es significativa su
descripcin utpica de la tierra de Musicano, en el bajo Indo, llena de toda
clase de bendiciones y con unas leyes y tradiciones que impedan la corrup
cin de sus habitantes.
De Menipo de Gdara (ill a. C.) conviene recordar que fue un esclavo feni
cio al servicio de Batn, ciudadano del Ponto, y que se dice que obtuvo la liber
tad gracias a pedir limosnas o la usura, pues se le acusa de prestamista sin escr
pulos, aunque esta tradicin Dudley la rechaza. Fue discpulo de Crates de
Tebas (Digenes Laercio VI 95). Arruinado, se cuenta que se ahorc. Segn
Digenes Laercio (VI 101) sus obras comprendan trece libros, de seis de los
cuales nos ofrece sus ttulos, y, aunque slo tenemos fragmentos, podemos vis
lumbrar su alcance y carcter a travs de Luciano de Samosata y su influjo en
la literatura romana (Varrn, Sneca, Petronio, Marciano Capela y Boecio).

Cuando Roma se hace duea del orbe, sus costumbres acabaron por escan
dalizar, com o siempre, a algunos y ello llev a un renacimiento del cinismo.
Luciano de Samosata es una buena fuente para el cinismo de esta poca, al
mostramos las figuras de Demonacte y Peregrino. El primero de ellos era de
Chipre, aunque su vida transcurri en Atenas. Epicteto, Timocrates, Agatbulo y Demetrio fueron sus maestros, y Luciano su alumno, que es fuente fun
damental para l. Al parecer practicaba una forma ms suave de cinismo y no
ha dejado obra escrita. Se cuenta que se opuso a la introduccin en Atenas de
las luchas de gladiadores y fue juzgado por un supuesto crimen de impiedad
al no querer ser iniciado en los misterios de Eleusis y negarse a ofrecer sacrifi
cios, ya que tena una idea ms pura de Dios. A su muerte Atenas le honr con
funerales de Estado.
En cuanto a Peregrino (c. 100-165 d. C.), la fuente primordial para su per
sona es Sobre a muerte de Peregrino de Luciano. Era sospechoso de haber mata
do a su padre y haber huido con sus bienes a Palestina, donde entrara en con
tacto con algunos cristianos. Estando asociados con ellos, segn la tradicin,
fue enviado a prisin. Una vez liberado, se convirti al cinismo, siendo su maes
tro Agatbulo, y rompi con los cristianos. Se convirti en predicador ambu
lante, viaj a Roma y regres a Grecia. Se autoinmol mediante fuego durante

De Platn a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

los Juegos Olmpicos del 165 d. C., manifestando as el desprecio cnico por
la muerte y el sufrimiento.

106

Tambin hemos de citar a Enomao de Gdara (il d. C.), autor de numero


sas obras (Sobre el cinismo, Repblica, Sobre la filosofa de Homero, Sobre Crates,
Digenes y dem s, D esenm ascaram iento de los charlatanes, L a voz autntica del
Perro), e incluso, segn Juliano que lo critic duramente, escribi tragedias.
Los fragmentos que conservamos nos hablan de fuertes ataques a la adivina
cin y a los orculos.
Entre el estoicismo y el bagaje cnico se movi asimismo Din de Prusa
(c. 40-post 112 d. C.), llamado Crisstomo, quien comenz practicando la sofs
tica, pero al ser desterrado por Domiciano, se entreg a la reflexin y a la pr
dica de tipo sobre todo moral. Su aspecto, al menos, era el de un filsofo cni
co con manto, cabello largo, barba y zurrn. Este gnero de vida finaliz cuando
fue rehabilitado por Nerva, aunque continuara su vida de conferenciante ambu
lante. Posteriormente se convertira en persona notable de Bitinia, intervinien
do en la vida de su ciudad, lo que le granje la animadversin de no pocos de
sus conciudadanos y ser llevado aju icio en 111-112 d. C. Entre los numero
sos discursos que compuso los fundamentales para nuestro mbito son el 4,
6, 8-10. Insista en vivir de acuerdo con la virtud, con la moral, con la volun
tad divina, en la no importancia de los bienes extemos y en la idea innata y
universal de Dios.

4.7. La tradicin pitagrica


Quiz una de las figuras ms atractivas y a la vez ms legendarias de la anti
gedad sea la figura de Pitgoras, que plantea no pocos interrogantes a los inves
tigadores. La tradicin dice que al igual que Scrates o Jess no escribi nada,
y su pensamiento hasta poca clsica no era conocido ms que por tradicin
oral, rodeada adems de un halo de secreto y misterio. La mayora de las fuen
tes proceden prcticamente del perodo neopitagrico, a partir de fines de Rep
blica romana, y de los neoplatnicos, ya a partir del siglo III d. C.
Las propias biografas conservadas, sean las de Porfirio o Jm blico del fun
dador muestran unas grandes dosis de leyenda que fue acrecentndose desde
el siglo V I a. C. Para Aristteles mismo era ya problemtica la figura de Pitgo
ras, de ah que prefiriera hablar de pitagricos ms que de Pitgoras, ya que
el fundador no dej nada escrito y a sus discpulos, por veneracin al maestro,
les gustaba atribuir a lo largo de los siglos sus teoras al fundador. Y esa caute
la llega incluso a hoy da.
En su historia ms antigua el movimiento fundado por Pitgoras all en el
siglo V I a. C. ya se presenta bajo dos aspectos: unas veces como un grupo con
intenciones religiosas, una secta dominada por el ascetismo y las purificacio
nes, y otras, en cambio, como un grupo de accin poltica, que pretende, y de
hecho lo hizo con malos resultados, gestionar la actividad poltica. Segn la
versin tradicional, los pitagricos eran individuos vestidos de blanco, con ml
tiples tabes, con una vida muy regulada, que transmitan en secreto sus ense
anzas. Como decamos, en el plano poltico el movimiento fue un fracaso y
los supervivientes buscaron refugio en Grecia, en particular en Atenas donde
se puede decir que vegetaron, aunque no dejaron de influir en los pensadores
clsicos.
En poca helenstica el pitagorismo sigue, podramos decir, simplemente
sobreviviendo, pero en el siglo I a. C. ya tenemos testimonios de una existen
cia un tanto ms vigorosa de nuevo. Seguan venerando al maestro y proseguan
con sus intereses especulativos y religiosos. Continuaban defendiendo el dua
lismo alma-cuerpo, la inmortalidad del alma, la aritmologa, etc., pero su eclec
ticismo, la influencia y contactos con otras corrientes, se hace ahora ms paten
te y prepara el camino al neoplatonismo.
En el ao 63 a. C. era senador romano P Nigidio Figulo, que ya haba sido
prtor en el 58 a. C. Perteneciente al bando de Pompeyo y exiliado, vino a morir
sobre el 45 a. C. con fama de ser un hombre muy docto. Cicern afirma que
a l se deba el resurgimiento del pitagorismo. Nigidio Figulo haba reunido en
tomo a l un crculo pitagrico que fue muy criticado por sus enemigos e inclu

so le cost una acusacin de infidelidad a la religin del Estado. Intent fun


dir las enseanzas pitagricas con otras creencias etruscas y orientales, reali
zando una amalgama de misticismo, religin y supersticin que continuara en
el pitagorismo posterior.
Tras la generacin de Nigidio el pitagorismo se encierra sobre s mismo,
pero ya estaba ms organizado de lo que podamos suponer. Los viajes misio
neros de Apolonio de Tiana, en tiempos de Nern (i d. C.), atestigua la dis
persin de comunidades por todo el mundo civilizado. La Vida de Apolonio de
Tiana de Filstrato, nuestra principal fuente al respecto, nos informa de que
habra nacido en Tiana (Capadocia), a inicios de la era cristiana, y habra lleva
do una vida asctica, misionera de sus ideas, clarividente, atribuyndosele unas
cartas y un tratado sobre los sacrificios. Tambin nos narran las fuentes los posi
bles contactos y coincidencia de Apolonio con los brahmanes del Indo y los
gimnosofistas del Nilo. En la misma poca sabemos tambin algo de Musonio
de Babilonia, quien se declaraba hijo espiritual de Pitgoras, aunque el ms
im portante para el pitagorismo en este siglo i d. C. es sin duda la figura de
Moderato de Gades, con quien la filologa clsica, sobre todo la espaola, tie
ne una deuda.

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

En efecto, Moderato proviene del extremo occidental del mundo cultural


grecorromano, de Hispania, de la Btica, concretamente de Gades (Cdiz) y es
testimonio de la difusin y relieve del renacimiento del pitagorismo que va des
de Egipto (Eudoro y Socin de Alejandra) a Roma (Nigidio Figulo, los Sextios),
Tarento (Lucio Crassicio), Asia Menor (Numenio, Apolonio de Tiana y Nicmaco de Gerasa) y la Btica (Moderato de Gades). Este ltimo, quiz de la fami
lia de Columela, vivi en la segunda mitad del i d. C., prefiriendo, aun cono
ciendo el latn, para su obra escrita en once libros, sus Lecciones Pitagricas, el
griego, de la que nos quedan slo fragmentos, que merecen una actualizacin.
Fue maestro reputado de filosofa pitagrica con magisterio y discpulos, como
Lucio, en la pennsula itlica, quien llevaba una vida pitagrica, lo cual, por
simple lgica, nos lleva a pensar que el filsofo del extremo Occidente tambin
debera llevar un similar estilo de vida. Respecto a su doctrina defiende la teo
ra tridica del Uno:
1. El Primer Uno, absolutamente trascendente.
2. El Segundo Uno, que constituye el Mundo Inteligible, o sea el mundo
de las Formas.
3. El Uno-alma.
Despus vendra lo sensible, com o imagen o reflejo plido del mundo
superior.

En cuanto a Nicmaco de Gerasa (-n d. C.) fue autor de una Introduccin


a a aritmtica, en dos libros, que ofrece la teora aritmtica de los nmeros, un
Manual armnico, que sigue la tradicin pitagrica de las notas musicales, una
Teologa aritmtica sobre las propiedades msticas de los nmeros y una Intro
duccin a la geometra completamente perdida. La Introduccin a la aritmtica fue
traducida al latn por Apuleyo, mientras que Boecio la adapt a sus propios
pensamientos. Desde el punto de vista filosfico hemos de destacar que para
l las Ideas existan desde antes de la formacin del mundo y eran nmeros,
siendo Ideas de la Mente divina, y, por tanto, modelos y arquetipos segn los
cuales se haban formado las cosas del mundo sensible. El eclecticismo entre
Platn y Pitgoras resulta evidente y se est preparando el camino hacia el neo
platonismo.
Por su parte, la biografa de Numenio de Apamea (Siria) se suele situar en
su momento de esplendor a mediados del II d. C. El nombre de Numenio apa
rece a menudo estrechamente ligado al de Cronio, como su compaero y segui
dor, y eran vistos como pitagricos con ligazones con el platonismo. Gentiliano Amelio, el asistente de Plotino, el filsofo platnico, copi la casi totalidad
de los escritos de Numenio, y sus escritos eran ledos y comentados jun to con
los de otros platnicos y pitagricos, como Moderato, en las clases de Plotino.
Tanto es as que algunos tacharon a Plotino de plagiar las enseanzas de Nume
nio, de ah que Gentiliano Amelio escribiera una obra mostrando las diferen
cias entre ambos autores: Sobre las diferencias de doctrina entre Plotino y Nume
nio. Ello es sntoma de la cercana y transvase entre ambas escuelas en el Imperio.
Conocemos siete ttulos de obras de Numenio, hoy perdidas y en estado frag
mentario: Sobre os secretos de Platn, Sobre la incomiptibilidad del alma, Sobre el
Bien, Sobre el divorcio de los acadmicos de Platn, Sobre los nmeros, Sobre el ugar
y Sobre a abubilla. Su pensamiento parte de la tradicional oposicin ya entre el
ser y el devenir, el uno inteligible y el otro no. El ser es dominio de lo incorpreo,
permanente y eterno, mientras que el devenir es el mbito de lo corpreo, ines
table y cambiante, siendo la materia el principio o causa de esta interminable
mudanza. Dios es el principio superior. En su filosofa el primer dios es el Ser
en s, el Intelecto primero, el Bien, Pensamiento puro, que no tiene participa
cin directa en la formacin del mundo. El Dios segundo o la funcin segun
da de la divinidad, segn Numenio, es el Demiurgo, que es bueno en tanto
participa del ser del Dios primero y que, como principio de generacin, cons
truye el mundo. Lo hace labrando la materia y modelndolas segn el patrn
de las ideas arquetpicas. El universo mismo, producto del Demiurgo, es el ter
cer dios. La materia, anterior al mundo, es el receptculo que permite el mun
do sensible y la plasmacin corprea de los modelos, pero introduce en ellos
un principio de oscuridad e inestabilidad, de desorden y devenir. El mundo es

la divinidad en lo sensible o material y abarca desde las esferas de los astros


fijos hasta la Tierra situada en el centro. En la medida que se desciende desde
los astros fijos hasta la Tierra pasando por Saturno, Jpiter, Marte, Sol, Venus,
Mercurio, Luna (el orden planetario es caldeo), las manifestaciones de lo divi
no se toman ms oscuras y mayor el desorden. Tambin Numenio enseaba
que en el hombre hay una doble alma, una racional y otra irracional, y declara que
la introduccin del alma en el cuerpo es algo malo, es una cada. Como se
ve, mezcla el pitagorismo con el platonismo, de ah que incluso l dijera que
Platn era pitagrico. Tambin, por lo que sabemos, de acuerdo con sus prin
cipios alegorizaba los textos homricos, sirviendo de precedente a la exgesis
del Antro de as Ninfas de a Odisea de Porfirio.
Esta corriente ya en pleno Imperio influye y se funde con el platonismo y
queda prcticamente absorbida por ste.

4.8. La tradicin peripattica

De Platn a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

La escuela de Aristteles es conocida bajo dos denominaciones: Liceo, como


dijimos, el gimnasio pblico en el Licabeto donde enseaba el estagirita y que
se encontraba en la zona del santuario de Apolo Liceo, y Peripato o peripatti
cos, por la costumbre de ensear paseando por los prticos, en este caso de
los gimnasios pblicos. Esta ltima denominacin para los sucesores de Aris
tteles se aplica ya desde inicios del siglo II I a. C.
La historia del aristotelismo es ms simple que la del platonismo, con el
cual viene a confluir a fines del mundo antiguo, ya que, poco a poco, sobre
todo con los neoplatnicos se har de la lectura de Aristteles, fundamental
mente de las obras de lgica, la preparacin de la lectura de Platn, en el mar
co de un programa de estudio bien estructurado. Con este espritu continua
r la lectura de los tratados de Aristteles en el imperio bizantino, en el que
aristotelismo y platonismo fueron alternativamente privilegiados en funcin de
las luchas polticas y querellas teolgicas de la poca.
Como maestro del Liceo Aristteles tuvo como discpulos, e incluso a veces
como colaboradores, entre otros, a Eudemo de Rodas (segunda mitad del siglo
IV a. C.), Dicearco de Mesene (rv a. C.), Aristoxeno de Tarento (iv a. C.), Clearco (c. 340-C.250 a. C.) y Fanias de Ereso (iv a. C.). A la muerte del estagirita
ellos continuaron su labor enciclopdica en los ms variados dominios: eco
noma, fsica, poltica, tica, historia literaria e historia en su sentido ms estric
to. A diferencia de Teofrasto, de quien despus hablaremos y del que se con
servan un nmero importante de fragmentos, los autores citados no son casi

ms que nombres para nosotros. Sus obras no son conocidas ms que por tes
timonios la mayora de las veces de eruditos que sospechamos que nos han
transmitido una imagen un tanto deformada.
De forma muy general se puede decir que Aristteles orient a los miem
bros de su escuela no slo hacia la recopilacin y exposicin de las opiniones
de sus predecesores en el terreno de la filosofa, sino tambin hacia el domi
nio de las ciencias especializadas de la poca, matemticas, fsica, historia natu
ral, geografa, medicina, gramtica, retrica, etc. Estas directrices del maestro
llevaron a diversos discpulos a ser cabezas de distintos gneros: Teofrasto del
doxogrfico, o recopilacin de las opiniones de los antecesores filosficos,
Aristxeno y Fanias del biogrfico, Demetrio Falreo de la erudicin alejan
drina, Socin estara a la cabeza del gnero de las sucesiones, esto es, del
estudio y exposicin de la transmisin de la jefatura de las escuelas de unos
a otros, etc. Y sobre todo se conform el gnero de la historia en sus formas
ms diversas: la historia de las matemticas con Eudemo, la de las ciencias
naturales con Clearco, la historia literaria con Cameleonte, Duris, Linceo y
Jernim o de Rodas, el gnero de las historias de las civilizaciones con Dicearco y su Vida de Grecia en tres libros, que abarcaba desde la mtica edad de oro
a Alejandro Magno.
Tras la m uerte de A ristteles en el 3 2 2 a. C ., el Peripato conserv un
fuerte brillo, com o veremos, con su sucesor Teofrasto. Mas a la m uerte del
sucesor de ste, Estratn de Lmpsaco, el declive del Liceo, que encontra
ba ya fuerte com petencia con la Estoa de Zenn y el Jardn de Epicuro, se
aceler. No se cultiva prcticamente ms que la retrica y una especie de ti
ca popular sin gran profundidad filosfica. Slo subsistieron disciplinas como
la historia literaria, que se interesa ms por la ancdota que por la investiga
cin en profundidad. En esta poca hemos de advertir que se conoca prc
ticamente el Aristteles exotrico ms que el esotrico o el de los escri
tos escolares.
A la muerte de Aristteles Teofrasto de Ereso en Lesbos (370-c. 2 8 8 a. C.)
toma la direccin de la escuela hasta su muerte. El nmero de alumnos fue
aumentando hasta la cifra, se dice, de dos mil. Las obras de Teofrasto fueron
muy numerosas. Digenes Laercio (V 42-51) le atribuye 2 2 5 y abarcan trata
dos de lgica, metafsica, fsica, tica, historia natural y en especial de botni
ca, mineraloga, poltica y derecho. Sobre todo conservamos para nuestro pro
psito su Historia de las plantas, Sobre las causas de las plantas, M etafsica y los
Caracteres (una coleccin de treinta caracteres, ms bien tipos, de hombres de
comportamiento social anmalo), entre otras, que muestran la voluntad del
discpulo de seguir la impronta del maestro: no abandonar las ciencias particu
lares y el empirismo, caractersticas de esta escuela.

Particular inters tiene para nuestro propsito la Metafsica. Esta obra tie
ne por objeto la doctrina de los principios examinada a partir del problema de
las relaciones entre lo inteligible y lo sensible. El discpulo de Aristteles, que
rechaza el cone drstico entre ambos mundos de Platn, critica asimismo la teo
ra del Primer Motor inmvil de su maestro. Para Teofrasto la automotricidad
del cielo, que est dotado de alma, es suficiente para dar cuenta de ese movi
miento. Como vemos Teofrasto no sigui en todo fielmente al maestro. As, por
una parte, admite la definicin aristotlica del tiempo, pero no la del lugar. No
es seguro que rechazara el ter aristotlico como quinto elemento. Adems,
Teofrasto prosigui y desarroll el estudio de la lgica formal aristotlica, aun
que propuso una simplificacin de la lgica de la posibilidad y necesidad. En
el terreno de la tica parece que permaneci fiel a su maestro. Finalmente Teo
frasto recopil las opiniones de sus predecesores sobre el universo y sobre la
percepcin sensible (Opiniones de los fsicos). Esta obra, en su inmensa mayora
perdida, es la base de la tradicin doxogrfica posterior, fundamental, por ejem
plo, para el conocimiento de los presocrticos.
A la muerte de Teofrasto asume la direccin del Liceo entre el 287/286 y

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

2 6 9 a. C. Estratn de Lmpsaco, alumno de Teofrasto y preceptor de Ptolomeo


Filadelfo, quien vuelve a discutir el problema del espacio, la existencia de un

112

tiempo absoluto, la teleologa aristotlica, la inmortalidad del alma o el motor


inmvil, cayendo en el monismo mecanicista. Digenes Laercio (V 5 8 -6 4 ) le
atribuye el habitual conjunto de obras sobre lgica (Categoras, Sobre el prime
ro y el segundo), zoologa (Sobre la produccin de animales), medicina (Sobre las
enfermedades), tica (Sobre elbien, Sobre el placer), etc., obras de las que slo nos
quedan fragmentos. Sus ataques al Fedn y al libro X de las Leyes de Platn pare
cen haber contribuido en no poca medida a la disociacin entre platonismo y
aristotelismo. Para explicar la actividad del alma, Estratn habra llegado a uti
lizar la nocin de pnema, que Aristteles y Teofrasto haban invocado para algu
nos procesos corpreos. Segn l sera a partir de la parte rectora del alma, esto
es, de la razn, como el pnema se extiende a travs del cuerpo. Su labor en el
terreno de la fsica y cosmologa fue grande, de ah que se le llamara tambin
el fsico. Como Aristteles, concibe el universo como nico, no creado y geo
cntrico, pero admite la nocin de vaco en l. Digna de mencin es tambin,
por ejemplo, su nocin de que la formacin de los estrechos, como los del Bos
foro, Dardanelos o Gibraltar, se deba a la existencia de presiones a escala de
mares y continentes, que habran hecho que se quebraran los istmos.
Como sucesor de Estratn aparece Licn (c. 302/ 298-228/ 224 a. C.) de
Trade (Digenes Laercio V 65-74), hombre de mundo y bien relacionado, pero
que no estaba a la altura de sus maestros. Con l se inicia un largo perodo de
declive de la escuela peripattica. Cicern lo consideraba un excelente orador,

pero que tena poco que ensear. Le faltaba adems, segn Cicern, el peso de
la autoridad. Licn dej algunos escritos, de los que conservamos fragmentos,
sin que sepamos a ciencia cierta a qu obras adjudicarlos. Durante su magis
terio acudi a la escuela un protegido de Antigono Gnatas, Jernimo de Rodas,
quien habra vivido en Atenas entre 2 9 0 -2 3 0 a. C. Su obra, que comprende un
gran nmero de ttulos, plantea numerosas cuestiones ticas y, sobre todo, lite
rarias.
Originario de Ylide en la isla de Ceos, Aristn es citado como testigo en
el testamento de Licn, al cual sucedi al frente del Liceo. Slo conservamos
de l tambin fragmentos. Ya en la antigedad se debata si las obras que se
transmitan bajo su nombre eran de l o de su homnimo estoico Aristn de
Quos (Digenes Laercio V I I 163).

Este primer declive del aristotelismo, como decamos, quiz se explique


por la carencia de una doctrina bien estructurada que hiciera frente al estoi
cismo, al epicureismo y al escepticismo. Una debilidad tal hay autores que la
explican en tanto que en esta primera poca postaristotlica no se conocan los
escritos escolares de Aristteles, sino que ste era accesible sobre todo por su
obra exotrica dos dilogos) y los resmenes que circulaban de su pensamiento.
Incluso una vez aparecida la edicin de Andrnico de Rodas, el conocimiento
del estagirita segua siendo sobre todo por los resmenes, como lo testimonia
Nicolao de Damasco, que escribi obras histricas y etnogrficas en la corte de
Herodes a fines del 1 a. C.
Poco antes de mediados del i a. C. retoma fuerzas de nuevo la historia del
aristotelismo griego, acompaada por un inters por sus escritos esotricos
o escolares. Para explicar este renovado inters se cuenta la historia siguiente,
cuyas fuentes principales son Estrabn y Plutarco. Lo que nos dice Estrabn
es que Teofrasto leg la biblioteca de Aristteles a Neleo, hijo de Coliseo, que

La filosofa helenstica e imperial

En cuanto a Critolao, que habra dirigido asimismo el Liceo, es sobre todo


conocido por haber participado junto con el acadmico Camades y el estoi
co Digenes de Babilonia en la embajada ateniense a Roma en 1 5 6 -155 a. C.,
de la que hablamos en el apartado correspondiente. Ahora bien, entre la muer
te de Licn y la embajada a Roma median unos setenta aos, por lo que la cues
tin es saber quin dirigi el Liceo entre Aristn y Critolao. Se han sugerido los
nombres de Prtanis y Formin, pero la duda persiste. Critolao habra defendi
do dentro del aristotelismo la eternidad del mundo, la existencia del quinto
elemento y la conveniencia de la posesin de bienes externos con vistas a la
felicidad. Para l el alma estara constituida por ter. Sostena que aqulla se
consegua por la conjuncin de tres elementos o categoras de bienes: del alma,
del cuerpo y bienes externos.

113

la llev a Escepsis, en Asia Menor, y la transmiti a sus descendientes. Teofrasto aade que esta biblioteca inclua tambin los escritos aristotlicos. All los
herederos, que no eran filsofos, habran ocultado los escritos ante el temor de
que acabaran en la biblioteca de Prgamo. En su escondite los libros sufrieron
daos importantes. Tras largo tiempo, tanto los escritos de Teofrasto como de
Aristteles fueron vendidos a un biblifilo, Apelicn de Teos, quien intent
repararlos, hizo copias y los pubEc, se dice, Henos de errores. En el ao 8 7 a. C.
Sila entra en Atenas y en el botn que consigue est la biblioteca de Apelicn
que es trasladada a Roma. En Roma ya el gramtico liranin, un admirador del
estagirita, trabaj sobre el texto aristotlico e hizo copia. Mas n o es hasta
4 0 -2 0 a. C., en opinin de Dring, aunque Moraux sita la fecha antes del
50 a. C ., cuando Andrnico de Rodas edit en Roma las obras escolares de
Aristteles, las clasific, las parafrase y las coment.
A partir de este momento comienza una larga cadena de comentaristas que
comprende dos perodos. El primero entre los siglos I a mediados del m d. C.
y el segundo de mediados del m al vi d. C., propiamente el perodo neoplat
nico. El primer perodo de los comentaristas se podra caracterizar como el de

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

la ortodoxia. Los peripatticos de este perodo intentan explicar lo que dice


el estagirita, quieren permanecer fieles a sus enseanzas y defender la autono

114

ma de su escuela frente a platnicos y estoicos. Para ellos la verdad la des


cubri Aristteles y la expuso en su obra, slo hay que saber aprehenderla e
interpretarla. Ensear filosofa es explicar la obra de Aristteles. Esta es la razn
por la que la mayor parte de las obras peripatticas de este perodo son par
frasis, comentarios y estudios centrados en el texto del maestro de Alejandro.
De la enorme produccin que vio la luz en esta poca al respecto no lia que
dado mucho, probablemente porque el nivel alcanzado es medio, aparte del
problema de la transmisin de la literatura griega en s. La produccin de la
escuela abunda en parfrasis, tambin denominada metfrasis, procedimiento
retrico consistente en utilizar palabras distintas al autor base pero conservan
do el pensamiento del mismo.
Andrnico de Rodas y su discpulo Boeto de Sidn - d e los tiempos de
Augusto y a la muerte del maestro cabeza de la escuela en Atenas- escribieron
fundamentalmente sobre las Categoras de Aristteles, as como Alejandro de
Egas, maestro de Nern. Todos estos comentarios se han perdido. El primer
comentario conservado es el de Aspasio, de la primera mitad del i d. C. Poco
se sabe de l. Galeno fue discpulo suyo en Prgamo c. 143 d. C. Fue conoci
do y utilizado por Alejandro de Afrodisiade y Plotino. Slo una parte del comen
tario de Aspasio a la tica Nicomaquea se ha conservado por tradicin directa.
Frente a la imperturbabilidad estoica en el terreno de las pasiones, los peripa
tticos recomendaban la mesura (metrioptheia) .

Ahora bien, el ms importante comentarista aristotlico de esta poca es


Alejandro de Afrodisiade, de quien sabemos pocos datos biogrficos concre
tos, pero s que enseaba en Atenas en tiempos de Septimio Severo, entre el
198 y el 2 11 d. C. Escribi numerosos comentarios a Aristteles, de los cua
les nos han llegado los centrados en M etafsica Oos cinco primeros libros),
Tpicos, Analticos Primeros, Meteorolgicos y en el tratado Sobre el sentido, apar
te de tratados suyos especulativos, com o Sobre el alm a, Problem as, Sobre el
destino y Sobre la mezcla, siendo el primero citado el de mayor envergadura
especulativa.
Se piensa que en respuesta al platnico Atico Alejandro desarroll su teo
ra de la Providencia. En oposicin a platnicos y estoicos Alejandro piensa que
la providencia se ejerce desde el cielo al mundo sublunar, sometido a la gene
racin y corrupcin, pero que ella no hace ms que velar por la perpetuacin
de las especies naturales, sin entrometerse en cuestiones particulares. Tambin
en oposicin a los estoicos piensa que no existe un destino inexorable. Inclu
so se opone en el campo del alma a la concepcin platnica de un alma como
entidad separada e inmaterial y a los epicreos en el sentido materialista de ella
y, por supuesto, niega la inmortalidad personal.
Despus de Alejandro de Afrodisiade, el aristotelismo conoce u n nuevo
declive, quiz provocado porque la escuela se centraba casi exclusivamente en
el comentario del maestro y no tena atractivo frente a enseanzas como el pla
tonismo que se impregna en esa poca de pitagorismo y misticismo, resultan
do ms atrayente para los intelectuales. Pero ello no significa el fin del aristo
telismo, que se perpeta, pero en el seno del platonism o. Se tiende a una
sinfona entre Platn y Aristteles, como una verdad nica que oponer al
exclusivista pensamiento cristiano, y ello lo realizar el neoplatonismo, en las
escuelas de Alejandra y Atenas. Mas, aunque no era su actividad primordial,
no queremos dejar de mencionar en este campo la figura de Temistio (317-388
d. C.), un miembro de la clase senatorial en Constantinopla, ligado a los crcu
los imperiales, quien compuso no pocas obras resumiendo las teoras aristot
licas. Fue de los escasos que mantuvo, en plena efervescencia del neoplato
nismo, el sello aristotlico. Por tradicin griega conservamos la parfrasis de los
Analticos segundos, Fsica y Sobre el alm a, mientras que por tradicin hebrea
conservamos su parfrasis del tratado Sobre el cielo y del libro XII de la Metaf
sica, aparte de versiones rabes del mismo libro de la Metafsica y de una parte
del tratado Sobre el alma. Quiz la contribucin de Temistio a la historia de la
filosofa griega no sea su originalidad, pero s el formato divulgativo que impri
mi a sus obras de contenido filosfico.
Pero, como decamos, las obras de Aristteles pervivieron a partir del ni d. C.
sobre todo en el seno de la escuela neoplatnica. Las obras de Aristteles

continuaron siendo estudiadas por quienes queran ser ortodoxos platni


cos, los neoplatnicos, pero ms bien para contar con una metodologa lgica
y explicar el mundo sensible en oposicin al inteligible. La integracin de Aris
tteles en el programa de estudios de las escuelas neoplatnicas de Atenas y
Alejandra lleva a no pocos neoplatnicos a interesarse por el pensamiento en
s del estagirita. As tenemos la Isagoge de Porfirio, esto es, la Introduccin a las
Categoras de Aristteles, redactada durante la estancia del neoplatnico en Sici
lia a instancias de un discpulo y que fue muy difundida y considerada duran
te siglos como obra bsica para entender la lgica aristotlica. El estudiante de
las escuelas de Atenas y Alejandra, tras la lectura del tratado de Porfirio, en los
temas dedicados a Aristteles, segua con la lectura de las Categoras, Sobre la
interpretacin y Analticos Primeros. El profesor comentaba estos textos en cla
se, lo que supone que contaba con un ejemplar del tratado aristotlico en cues

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

tin, aparte del que existiera en la biblioteca del centro. Tras el estudio de Aris
tteles ya se pasaba al estudio de Platn, que comenzaba con un anlisis de su
biografa, una introduccin a su filosofa, y el comentario de, sobre todo, doce
dilogos: Alcibiades I, Gorgias, Fedn, Crtilo, Teeteto, Sofista, Poltico, Fedro, Ban
quete, Filebo, Timeo y Parmnides, todo lo cual abordaremos en el apartado dedi
cado al neoplatonismo.

116

Ya en pleno mundo bizantino la tradicin peripattica se retoma con Estfano, quien antes de trasladarse a Constantinopla ense en Alejandra, de
quien poseemos un comentario Sobre la interpretacin y otro sobre el libro ter
cero de Sobre el alm a. Con l una nueva poca en la interpretacin aristotlica
comienza, cuyas cimas posteriores en griego sern figuras como Focio, Aretas,
Zacaras, Pselo, Teodoro Prdomo, etc.

4.9. La tradicin platnica


4.9.1. La Academia Antigua
El pensamiento platnico marc la Antigedad. La tradicin en la Academia
fue permanente, aunque solemos distinguir tras la muerte de su fundador ios
siguientes perodos: Academia Antigua y Academia Nueva (hasta el siglo i
a. C.), platonismo medio (entre los siglos l a. C. y I I I d. C.) y, finalmente, neo
platonism o desde mediados del I I I al V I d. C ., haciendo usualm ente coin
cidir su final a efectos didcticos con el cierre de la escuela de Atenas en
5 2 9 d. C., aunque la tradicin continuar sobre todo a travs de la escuela
de Alejandra.

Podramos decir que la fidelidad a Platn a lo largo del platonismo antiguo


se manifiesta a travs de los siguientes rasgos:
1. Una referencia constante a las doctrinas del fundador, con gran liber
tad en ocasiones. Por ejemplo, la Academia antigua no defiende como
tal la doctrina de las Formas platnicas, quiz porque la crtica de Aris
tteles a ella la consideraban muy slida. Otro ejemplo ulterior podra
ser la preeminencia de unos dilogos sobre otros en el currculum formativo de un platnico a lo largo de la escuela, los teolgicos sobre los
ticos y ambos sobre los polticos, por citar un caso.
2. Una fidelidad a un punto que constituye una clave en la filosofa pla
tnica: al pensamiento trascendente de Platn en un doble sentido.
Por una parte una distincin entre las formas inteligibles y las cosas
sensibles que son copias de ellas y, por otra, una distincin neta en el
ser hum ano entre el cuerpo y una entidad que lo vivifica y mueve,
el alma, que sobrevive a la muerte del cuerpo, y que es susceptible de
ser retribuida en funcin de su forma de vida en esta tierra. Adems,
en el alma hay que postular una facultad ms o menos distinta del res
to que puede captar esos objetos cuya existencia es independiente de
las cosas del mundo sensible, que no pueden ser percibidos por la sen
sacin, las Formas.
3. La voluntad de defender los dos puntos antes enunciados frente a doc
trinas rivales. Ello implica una confrontacin, una oposicin conscien
te a las otras escuelas, aunque no dejen en ocasiones de verse influidos
por ellas. As se puede decir que la historia del platonismo es tambin
la historia de confrontacin con otras escuelas coetneas y con el cris
tianismo ya en el Imperio, tanto en Atenas como en el resto de la cuen
ca del Mediterrneo. Oposicin a Aristteles en el caso de la Academia
antigua, enfrentamiento al estoicismo en el caso de la Academia Nue
va, reaccin ante un platonismo excesivamente impregnado de estoi
cismo y aristotelismo por parte del platonismo medio y crtica del pla
tonism o medio y oposicin frontal al cristianism o en el caso del
neoplatonismo.
La Academia antigua, que es la que ahora nos interesa, est compuesta por
los sucesores inmediatos de Platn en la direccin de la Academia o discpu
los directos: Espeusipo (c. 4 1 0 -3 3 9 a. C.; al frente de la Academia desde 3483 4 7 a. C. hasta su muerte), Jencrates de Calcedn (c. 3 9 5 -3 1 4 a. C.; al fren
te de la Academia desde 3 3 9 -3 3 8 a. C. hasta su muerte), Polemn de Atenas
(cabeza de la Academia desde c. 3 1 4 -3 1 3 al 2 7 0 -2 6 9 a. C.) y Crates de Atenas

(al frente de la Academia desde 2 7 6 -2 7 5 al 27 4 -2 7 3 ), junto con figuras como


Filipo de Opunte (fl. c. 3 5 0 a. C.), Heraclides Pntico (390 -3 1 0 a. C.) y Eudoxo de Cnido (c. 39 5 -3 3 7 a. C.). Estos pensadores, que tenan acceso a las ense
anzas no escritas de Platn, acentuaron la tendencia pitagrica del platonis
mo, considerando los nmeros como las ideas principales, identificndolos con
dioses, siendo, a su vez, los principios de todas las cosas. En cambio la Aca
demia posterior (entre los siglos m y i a. C.), de la que despus hablaremos,
acentu los rasgos antidogmticos y escpticos.
De todas formas hemos de advertir que de todos estos miembros de la Aca
demia antigua fundamentalmente las fuentes son indirectas, pues no conser
vamos ms que fragmentos, salvo en el caso de Filipo de Opunte, a quien se
le atribuye la edicin postuma de las Leyes platnicas y la Epinomis. En el caso
de Espeusipo, sobrino de Platn, era hijo de la hermana del fundador, Potone,
y de un tal Eurimedonte. Fue el primer didoco y desarroll una ontologa de
orientacin matemtica. Su vala como filsofo ha sido diversamente interpre
tada. Digenes Laercio (IV 4-5) nos transmite unos treinta ttulos, algunos de
ellos bajo forma dialogada (Clinmaco, Cfalo, etc.), que no son para nosotros
en no pocas ocasiones ms que nombres (Sobre ajusticia, Sobre os dioses, Sobre
el alma, Sobre el placer, etc.), aunque tambin cultiv el gnero epistolar (a Din,

De Platn a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

a Dionisio, a Filipo) y escribi un Encomio a Platn, que inaugura la tendencia a


la idealizacin del maestro.

118

Espeusipo, dando por sentado que existe un conocimiento obtenido median


te aprehensin directa y que este conocimiento tiene por objeto realidades cuya
existencia es separada, inmutables y eternas, por razones de tipo epistemol
gico y ontolgico, establece como objetos de este conocimiento los nmeros
matemticos que ni siendo las Formas platnicas ni las puras abstracciones aris
totlicas existen individualizados fuera del tiempo y del espacio. Por qu Espeu
sipo se aleja de la teora de las Formas tal y como la dise Platn? Quiz por
las dificultades intrnsecas de dicha teora y por los ataques de que fue objeto
por pensadores de la talla de Aristteles. El caso es que Espeusipo renunci a
las Formas platnicas. El primer escolarca crey resolver el problema asignan
do a los nmeros la entidad de realidades verdaderas. Sus principios son el
Uno, que est por encima del ente, metaexistencial, y la Multiplicidad absolu
ta, que est lgicamente por debajo del ente. A partir del Uno y lo Mltiple se
van generando en procesin todos los nmeros y formas geomtricas. A par
tir del Uno se forman el dos, el tres y el cuatro sobre todo, que con el Uno for
man la tetraktys (1 4- 2 + 3 4- 4 = 10); de forma semejante, del punto nace
la lnea, de la lnea el tringulo y del tringulo la pirmide. Interpret los dio
ses tradicionales como fuerzas fsicas, con lo que se gan, parece, una acusa
cin de atesmo. El alma humana segua siendo inmortal y el mundo no fue

creado en el tiempo. Para l la felicidad consista en la conducta ms adecua


da ante los bienes otorgados por la naturaleza, aunque infravaloraba el placer.
La felicidad, para l, era el trmino medio entre el dolor y el placer.
En cuanto a Jencrates de Calcedn ejerci una gran influencia en el pla
tonismo posterior y en el estoicismo. Se dice que le oyeron como discpulos el
fundador del estoicismo, Zenn, y quiz el fundador del epicureismo, Epicu
ro de Samos. Digenes Laercio (IV 2) cita 72 obras perdidas en la actualidad y
de las que slo nos quedan fragmentos. A l se le atribuye la primera divisin de
la filosofa en fsica, tica y lgica, divisin muy aceptada ulteriormente. Su defi
nicin de la Idea como causa y modelo a un tiempo de lo que ha sido cons
tituido . 30 ) y del alma como un nmero que se mueve a s m ism o son
clebres. Jencrates identific las Ideas con los nmeros matemticos y haca
derivar stos del Uno y de la Diada indeterminada. Aqul sera el Nos (Inte
lecto) o Zeus, principio masculino, fuente de determinacin, mientras que la
Diada sera principio femenino, fuente de indeterminacin. El Alma del Mun
do, engendrada por la adicin de lo Idntico y lo Otro al nmero es en s un
nmero que se mueve por s mismo.
Por otra parte distingua Jencrates, segn Teofrasto, tres niveles de reali
dad clasificados segn su relacin con el cielo y que sera muy importante en
el pensamiento posterior: 1) Las cosas que estn ms all del cielo, el mundo
supraceleste; 2) El cielo, el mundo celeste; 3) Las cosas que estn bajo el cie
lo, el mundo sublunar. Lo que es supracleste, por ejemplo, las Formas y las
Magnitudes inteligibles y quiz las realidades matemticas son captadas por la
inteligencia, mientras que las sublunares lo son por los sentidos. En cuanto a
las del cielo, los cuerpos celestes, son perceptibles a la vez por la vista y la inte
ligencia, pero sobre ellas slo tenemos opiniones (dxai). Este sistema adems
Jencrates lo interpreta en clave teolgica: por encima de todo la divinidad
suprema, a la vez mnada y diada; en el cielo reina Zeus, divinidad masculina,
mientras que una divinidad femenina, equivalente al alma del mundo, gobier
na las cosas que estn en el cielo; en el mundo sublunar reinan los dmones,
escala intermedia entre los dioses y los hombres y cuyo texto base para los pla
tnicos est en el Banquete de Platn, en el pasaje sobre el nacimiento y la des
cripcin de Eros (el Amor).
Siguiendo al Timeo distingua entre tres causas cosmolgicas: la Idea como
modelo, el Demiurgo y la materia. Mantena la inmortalidad del alma, inclu
so de sus partes menos nobles, tras la muerte y condenaba el uso del consu
mo de carne, como fomentadora de la primaca de lo irracional sobre lo racio
nal. En el plano de la tica parece haber hecho im portantes aportaciones
tocando temas que sern centrales en el pensamiento helenstico: la bsque
da de la serenidad interior como fin ltimo de la tica, la importancia otorga

da a la sumisin voluntaria a la ley, la invencin de la categora de los indi


ferentes en el plano tico, la reflexin sobre la virtud en su relacin con la
naturaleza y la felicidad. Afirmaba que el sabio debe hacer todo consideran
do la ley del universo (jr. 3), vivir conforme a la naturaleza, con lo que se acer
caba en este punto a lo que defendi el estoicismo. Su influencia posterior,
sobre todo en el estoicismo y en la tradicin platnica, fue muy grande y duran
te el perodo en que fue didoco en la escuela parece que se realiz una edi
cin de la obra de Platn. Respecto a este asunto, hemos de recordar que en
este perodo de la Academia antigua es cuando se piensa que veran luz no
pocas de las obras falsamente atribuidas a Platn como Minos, Hiparco, Defi
niciones, Dem doco, Ssifo, etc.

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

El sucesor de Jencrates l frente de la Academia fue Polemn, quien pare


ce que orient su enseanza fundamentalmente hacia la moral. Daba la mxi
ma importancia a la moral en detrimento de la lgica. Identificaba el bien supre
mo con vivir conforme a la naturaleza, idea tambin clave en el estoicism o,
hecho no ilgico si pensamos que discpulo suyo, segn la tradicin, sera
Zenn. Era adems un gran admirador de Sfocles y a l se le atribuye el dicho
de que Homero es un Sfocles pico y Sfocles un Homero trgico.

120

A Polemn le sucedi al frente de la Academia Crates de Atenas, al que se


liga la figura de Crantor, de quien no sabemos mucho, pero a quien se le atri
buye el primer comentario al Timeo de Platn, cuya demiurgia l la pona fue
ra del tiempo. Sabemos tambin que Crantor recomendaba la moderacin de
los sentimientos y pasiones, pero su aportacin quiz ms importante, aparte
del primer comentario al Timeo, es que inicia el gnero de la Consolatio, que
culminar en Boecio, con su obrita Sobre el duelo. En esta obra, dirigida a un
amigo que acababa de perder a un hijo, le exhortaba, basndose en la inmor
talidad del alma, no a combatir radicalmente el sufrimiento, sino a moderarlo.
Por su parte Herclides Pntico (iv a. C.), del que se conservan unos 4 7
ttulos de obras que muestran sus diversos intereses, acept la teora del pita
grico Ecfanto en el sentido de que el mundo, conformado por la divinidad,
est constituido por partculas separadas entre s. Admita un elemento mate
rial en el alma (el ter, el quinto elemento) y defenda un sistema geocntri
co, en el que la Tierra giraba sobre s misma sin desplazarse, mientras la esfe
ra celeste permaneca inmvil. Tambin un pensador ligado a la Academia,
mas, al parecer, no miembro de ella, Eudoxo de Cnido matemtico, astr
nomo, filsofo, mdico, legislador y gegrafo- intent explicar el movimien
to de los cinco planetas, de la luna y el sol mediante un sistem a de esferas
homocntricas que giraban alrededor de la Tierra, que es esfrica, como epi
centro. Defendi asimismo una tica hedonista, en el sentido de que para l
el sumo bien es el placer.

4.9.2. La Academia Nueva


A Crates de Atenas le sucedi al frente de la Academia Arcesilao de Pitane, con
el que solemos iniciar un nuevo perodo en la Academia, Academia Nueva o
Segunda Academia. El calificativo de nueva quiz pueda justificarse de
diversas maneras. En primer lugar, su fundador, Arcesilao (c. 3 1 6 -2 4 1 a. C., al
frente de la Academia desde 268/ 264-241 a. C.) afirmaba que no podamos
conocer nada con certeza y que haba, por tanto, que suspender el juicio (epo
chs), con lo cual se acerca a la postura del escepticismo, de forma que no pocos
investigadores estudian esta fase de la Academia ju n to con el escepticismo,
como una variante del escepticismo helenstico. En segundo lugar, a diferen
cia de los escolarcas de la Academia antigua, que expusieron extensamente su
pensamiento por escrito, aunque slo nos hayan llegado fragmentos, los de la
Academia Nueva se atienen a la enseanza oral, volvieron a las races socrti
cas. En tercer lugar, como Scrates, Arcesilao no dogmatiza nunca. A sus inter
locutores les inquiere sobre sus puntos de vista y mantiene con ellos una con
versacin viva. Arcesilao no haca uso de su autoridad de maestro, sino que
eran las razones expuestas las que deban servir de gua a los oyentes, al igual
que hizo Scrates.
Arcesilao comenz por estudiar matemticas con Autlico, y luego se adhi
ri al magisterio de Teofrasto, para finalmente entrar en contacto con la escue
la escptica. Arcesilao vuelve al Scrates de los primeros dilogos platnicos,
de ah que concediera total im portancia a la dialctica crtica y al reconoci
miento, como Scrates, de la ignorancia, entendiendo as, en esta lnea, los tex
tos no aseverativos de Platn y sus relatos mticos. Como es lgico, el blanco
principal de sus crticas fue el estoicismo por su dogmatismo, por creer los
estoicos que haban alcanzado la verdad y deban difundirla. Irnicamente
Aristn de Quos lo describa, a imagen de la Quimera mitolgica, como una
especie de monstruo filosfico: Platn por delante, Pirrn por detrs y Dio
doro [Crono] en el centro. Otros prefirieron verlo como u n platnico que
simula con mscaras ser un escptico: sus argumentos escpticos no seran ms
que un medio para hacer llegar a los oyentes la enseanza platnica.
La historia de la Academia Nueva tras Arcesilao es de una extrema com
plejidad. Tras unos intermediarios de los que poco sabemos, como Lacides de
Cirene, escolarca c. 2 4 4 -2 4 3 a. C., quien insiste en la va escptica, la direc
cin de la Academia recay en un brillante dialctico, Camades de Cirene
(c. 2 1 4 -1 2 9 a. C.), escolarca c. 1 67-166 a. C., quien obtuvo un enorme xito
en su participacin en la famosa embajada de los filsofos atenienses c. 155 a. C.
a Roma, pronunciando en un intervalo de veinticuatro horas primero un elo
gio y luego una reprobacin de la justicia. En efecto, en esta embajada partici

p ju n to con el estoico Digenes de Babilonia y el peripattico Critolao, sin


que hubiera representacin de la escuela epicrea. La finalidad de esta lega
cin era solicitar al Senado la rebaja, al menos parcial, de la multa de 5 0 0 talen
tos a la que Atenas haba sido condenada por un arbitraje de Sicin, en casti
go a la agresin contra Oropos. Esperando la respuesta del Senado, los filsofos
tuvieron la oportunidad de dar conferencias que consiguieron, se dice, gran xi
to, en particular la de Camades, quien en una anulosa, dentro del elogio y repro
bacin de la justicia, atac el imperialismo Romano. Los conservadores roma
nos se escandalizaron y el Senado romano decret, se dice, la expulsin de los
filsofos. Hay quienes abogan porque los argumentos antiimperialistas esgri
midos por un personaje de Cicern en el libro III de Sobre la Repblica encu
bre a Camades. En efecto, en este libro se contienen los discursos antitticos
de Filo y Lelio. Escrito entre el 5 4 y 51 a. C., se admite generalmente que estas
pginas testimonian el debate que la conquista romana haba provocado entre
los filsofos griegos en el siglo II a. C. Filo representara a Camades y Lelio a
Panecio, uno antiimperialista y otro justificador del imperialismo. Proponin
dose establecer que no se puede gobernar sin injusticia, Filo muestra que la
justicia, si consiste en atribuir a cada uno lo suyo, entra necesariamente en con
flicto con la prudencia, pues la prudencia incita a tener ms, a ampliar terri
torios, a mandar sobre los mximos posibles, a dominar, mientras que la
justicia incita, entre otras actitudes, a dar a cada uno lo suyo, a respetar los
bienes sagrados y pblicos ajenos y termina Filo preguntndose si l pueblo
De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

romano, cuyo imperio se extiende por todo el orbe terreno, conforme a ju s

122

ticia o sapientia, a partir de la nada, ha llegado a ser el mayor de todos?, aa


diendo que los romanos especialmente, que son dueos de todo el orbe, si
quieren ser justos, esto es, restituir los bienes ajenos, deberan regresar a sus
chozas y sumirse en una vida pobre y miserable (III 12 .2 1 ). El conquistador
es equiparable, argumentaba tambin, a un pirata y, como apoyo, narra la anc
dota de Alejandro, el conquistador, y un pirata, en la que al preguntar Alejan
dro a ste qu instinto criminal le impulsaba a infectar los mares, ste le res
pondi, con el mismo con el que t infectas toda la tierra (III 1 4 .2 4 ). Lelio,
por el contrario, como reflejo de Panecio, mantena que hay una ley verdade
ra y es la recta razn, a la que los Estados e individuos deben someterse, que
la dominacin de los mejores es una ley natural y beneficiosa para los que la
soportan, y as como Dios manda al hombre, el alma al cuerpo o la razn a las
pasiones del alma, un pueblo debe mandar a sus aliados, un rey a sus ciuda
danos o un padre a sus hijos, e incluso est justificada, desde su punto de vis
ta, la represin cuando el sometido no es dueo de s mismo y est, por tan
to, mejor privado de libertad que utilizndola para cometer injusticia (III 24 .3 6 ;
III 25 .3 7). Es la ley tradicional del imperialismo y su justificacin. Ahora bien,

hemos de advertir que se ha llegado a poner en tela de juicio que las presun
tas conferencias de Camades hayan sido tan virulentas como lo pretenden las
fuentes e incluso se ha llegado a dudar de que quiz la fuente de Cicern para
Filo sea Camades, filsofo grafo, sino un discpulo suyo, no tan hostil a los
romanos, Clitmaco, como tampoco la de Lelio sea Panecio, sino simples ideas
aristotlicas (Ferrary) o Posidonio (Heinemann). En nuestra opinin, no hay
que dudar de las fuentes y pensamos que Cicern es simple eco de la diatriba
existente en los crculos filosficos helensticos.
Con Camades hay quien inicia un nuevo perodo dentro de la Academia,
tras la segunda, la tercera Academia. Como Arcesilao Camades tampoco escri
bi nada. Es a travs sobre todo del testimonio de su sucesor en 110-109 a. C.,
Clitmaco, com o podemos conocer algo de este hbil dialctico, que supo
enfrentarse al estoicismo imperante en la poca. Rechaza la epistemologa estoi
ca, aboga por la ausencia de certeza de la percepcin sensorial y para l nues
tros juicios empricos son contingentes y a lo sumo probables. En el plano de
la tica Camades no aceptaba la argumentacin estoica de la tica en el sen
tido de que pasamos de un acuerdo instintivo con la naturaleza a un acuerdo
fundamentado en la razn, sino que, inscribindose en la tradicin platnica,
crea que la tendencia natural es fuente no de sabidura, sino de egosmo y vio
lencia. En el terreno de la fsica, en oposicin al estoicismo, negaba la existen
cia de una razn universal que gobierne el mundo en beneficio del hombre y
abogaba, en cambio, porque todo es producto de una simple concatenacin
mecanicista en la que la divinidad no tiene papel.
Cuando Camades se retira de la escuela c. 137 a. C., fue primero Cama
des el joven, hijo de Polemarco, quien le sucedi, y luego Crates de Tarso. Cli
tmaco, que haba sido durante mucho tiempo discpulo de Camades de Cirene, no asumi la direccin de la Academia hasta la m uerte de Cam ades.
Clitmaco era cartagins y su nombre originario era Asdrbal. Emigr a Atenas
cuando tena unos veinticuatro aos y se convirti en discpulo de Camades
con unos veintiocho. Antes de asumir la direccin de la Academia, estableci
durante un tiempo una escuela propia. Clitmaco renunci a la tradicin de la
oralidad e hizo de la enseanza de su maestro el objeto de no pocas de sus
numerosas obras, unas cuatrocientas quiz, que constituyeron una fuente para
Sexto Emprico y Cicern. Entre ellas destacan Sobre la suspensin de juicio, Sobre
las escuelas filosficas y una Consolatio dirigida a un cartagins ante la destruc
cin de su ciudad. Clitmaco ofreci una versin pormenorizada del pensa
miento de Camades, insistiendo en el tema de la suspensin de juicio y en la
nocin de fiabilidad. Sus pensamientos no provocaron una unnime adhesin
por parte de otros miembros de la Academia, de forma que Metrodoro de Estratnice, que se pas de la escuela epicrea a la de Camades pero que no fue

nunca escolarca de ella, expuso sus discrepancias con Clitmaco. Mientras que
este ltimo otorgaba un valor absoluto a la suspensin de juicio, Metrodoro
relativizaba la cuestin y afirmaba que se trataba slo de un arma contra el estoi
cismo. Adems sostena que Camades, en oposicin a la interpretacin de Cli
tmaco, haba admitido que en ciertos casos el sabio da. su asentimiento a las

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

opiniones.

124

La oposicin de Metrodoro no hubiera tenido ms que valor anecdtico si


Filn de Larisa, el ltimo escolarca oficial de esta fase de la Academia, no se
hubiera posicionado cerca de l. Filn de Larisa (c. 160/159-80 a. C.) estudi
durante unos ocho o nueve aos en su ciudad natal con un discpulo de Carnades, Calicles, para posteriormente marchar a Atenas con unos veinticuatro
aos para estudiar con Clitmaco, a quien sucedi al frente de la Academia.
En el ao 8 8 a. C., durante las guerras de Mitrdates, se vio obligado a aban
donar Atenas y se instal en Roma, donde le oy Cicern y escribi dos obras
hoy da perdidas. Sus opiniones provocaron sobre todo la oposicin de un dis
cpulo suyo, Antoco de Ascaln. En el terreno de la epistemologa Filn con
tina la diatriba de la escuela contra el estoicismo, aunque no aboga por la sus
pensin del juicio absoluto, sino que admite, aun reconociendo las limitaciones,
las opiniones. Adems innova en un tema no menor, atena la oposicin aca
dmica a la retrica. En efecto, basndose en el pasaje del Fedro en que el fun
dador de la Academia aboga por la verdadera retrica, la basada en el autn
tico conocimiento, en la filosofa, Filn lleg a impartir cursos de retrica desde
esta perspectiva en paralelo a los de filosofa, como posteriormente hara un
miembro del platonismo medio, Longino, maestro del neoplatnico Porfirio.
Filn tambin dividi la filosofa moral en cuatro partes principales: 1. Exhor
tacin a las actividades filosficas; 2. Sobre los bienes y los males; 3. Las diver
sas doctrinas filosficas sobre los bienes ltimos; 4. Sobre las diversas clases
de vida y la vida mejor.
Discpulo de Filn de Larisa, el sirio Antoco de Ascaln le sucedi al fren
te de la Academia entre los aos c. 85 -6 9 a. C. Lleg a ser discpulo en Atenas
no slo de Filn sino de los estoicos Mnesarco y Drdano. En el 88 a. C. acom
pa a Filn a Roma, donde se relacion con Lpulo, un estadista arribista que
deba su promocin al patronazgo de Sila. En 87/86 a. C. lo encontramos en
Alejandra colaborando en la obtencin de una flota para Sila. De regreso a Ate
nas abre su propia escuela, que l tambin denomina Academia, y que pre
sentaba como la autntica heredera del pensamiento platnico frente a la Aca
demia vigente y la tendencia escptica de su maestro Filn de Larisa. El objetivo
de Antoco no era slo restaurar una interpretacin dogmtica del platonismo,
llegando a comentar las obras de Espeusipo y Jencrates, sino tambin dar la
primaca a la tradicin platnica frente al Liceo y al estoicismo. Antoco tuvo

como alumno a Cicern durante seis meses y entre ellos se trab una slida
amistad.
En el terreno de la tica Antoco intentaba demostrar que los aristotlicos
y estoicos no hacan ms que reformular lo dicho por Platn y sus sucesores
inmediatos. Y cuando encontraba un punto que no poda hacerlo retrotraer a
la tradicin ortodoxa platnica lo atacaba, aunque tambin atacaba puntos
que l no asuma, como, por ejemplo, que la felicidad del sabio sea indepen
diente del mundo exterior, en oposicin al estoicismo. En lo relativo a la doc
trina del conocimiento coincide no poco con los argumentos esgrimidos por
los estoicos contra los escpticos.
Antoco, que pretenda retomar a la verdadera doctrina de la Academia,
no fue nunca reconocido como autntica cabeza del platonismo de la poca.
La ligazn institucional con Atenas que haban tenido los escolarcas desde Pla
tn se haba roto cuando Filn de Larisa se march a Roma. Sin embargo la
escuela fundada por Antoco sobrevivi cierto tiempo tras su muerte. Tras l
hay en Atenas una especie de vaco en esta escuela durante ms o menos un
siglo, hasta que en diversos puntos del mundo romano se desarrolla lo que
denominamos platonismo medio.

4.9.3. El platonismo medio


Ya hemos aludido al declive de las escuelas filosficas que tiene lugar en Ate
nas tras la toma de Sila en el 8 7 a. C. Agonizantes a fines de la Repblica en la
propia Atenas, las cuatro escuelas fundamentales helensticas comienzan a proliferar, en cambio, en puntos diversos del Mediterrneo, desde el prximo Orien
te a Hispania. Se abre as una nueva fase en la historia de la filosofa, que, en
el caso concreto que nos interesa, modific el curso del platonismo.

sideradas autoridades atenienses, los distintos focos filosficos que surgen a


partir de esta poca basan gran parte de su enseanza en el comentario de las
palabras de sus fundadores. Proliferarn, pues, los comentarios de textos, por
ejemplo, platnicos y aristotlicos.
Frente a un platonismo en ocasiones influido por estoicos, escpticos y
aristotlicos se siente la necesidad de volver a las supuestas races del plato
nismo y de dotarlo de un contenido ms religioso. Es entonces cuando el pen
samiento de Platn reaparece como medio de acceder a otro orden de realida
des, el de las Formas y de lo divino, que slo puede aprehender el alma. As se

La filosofa helenstica e imperial

En efecto, dado que las cuatro escuelas filosficas pretenden ser fieles a las
palabras de sus respectivos fundadores y no existan ya como referentes las con

125

da entre los platnicos este renacimiento que conocemos con el nombre de


platonismo medio, trmino acuado por Praechter en 1909.

De Platn a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

Es en esta poca cuando la influencia pitagrica, sensible ya en la Acade


mia antigua con Espeusipo y Jencrates, llega a ser determinante en el plato
nismo. Los detalles concretos de cmo se produjo esta influencia permanecen
oscuros. Sensible ya en Eudoro, que habra vivido en Alejandra en el siglo 1 a. C.
y que habra comentado el Timeo platnico, y en su compatriota Filn de Ale
jandra, esta tendencia llega a ser muy fuerte en Trsilo, astrlogo favorito de
Tiberio y filsofo de la corte de Nern, quien estableci la ordenacin tetralgica de los dilogos de Platn que hoy da mantenemos, e incluso en el propio
Plutarco de Queronea. Eudoro de Alejandra, aparte de creer, por ejem plo,
siguiendo al Teeteto de Platn, que el fin de la filosofa es la semejanza a Dios
en la medida de lo posible, tomando como base, segn l, no slo a Platn y
a Scrates, sino tambin a Pitgoras, distingua tres Unos: el primero es la divi
nidad suprema, fuente ltima del ser, de la que procede el segundo Uno (al
que llama tambin mnada y lo califica de ordenado, superabundante, luz, etc.)
y la diada infinita (desordenada, oscura, indeterminada, etc.).

126

El pitagorismo introduce asimismo en el platonismo diversos rasgos, apar


te de terminolgicos, que le eran propios. Y uno de ellos, el famoso secreto,
adquiere una importancia capital. El filsofo se considera aparte del resto de
los hombres y a la inmensa mayora de stos los considera indignos de sus ense
anzas, de forma que el medio de transmisin ideal de las enseanzas funda
mentales para no pocos de ellos sea la oralidad y, en cambio, la escritura sea
en no pocas ocasiones valorada como un simple recordatorio (hypomnemata).
En este campo aaden una forma de expresin simblica, enigmtica, al alcan
ce slo de unos pocos elegidos, que precisa de la apropiada exgesis.
Dentro de esta corriente hay que situar en el cambio de era a Eudoro de
Alejandra y a Potamn, que pasa por ser el padre del platonismo eclctico, imi
tando en ello a Filn de Alejandra. Posteriormente contamos con Plutarco de
Queronea (i-il d. C.) y, luego, ya en la primera mitad del siglo ii d. C. hemos
de situar la figura de Gayo y a mediados del il d. C. a Albino/Alcnoo, Ten de
Esmima, Atico, Mximo de Tiro y el latino Apuleyo, y poco despus al insigne
mdico Galeno y a Celso, el autor del famoso y perdido Discurso verdadero, escri
to c. 1 7 7 d. C., contra los cristianos. Todos estos autores, que merecen ms
que una simple mencin al paso, o bien interpretan a Platn en un sentido teosfico, utilizando el sistema alegrico y recurriendo incluso a la astrologia, a la
demonologa y aun a la magia, o bien acercan el platonismo o bien al aristotelismo o bien al estoicismo o incluso al cristianismo, como hicieron los prime
ros apologistas cristianos. Por ejemplo, mientras que Atico defenda la orto
doxia platnica frente al aristotelismo, el autor del Didasclico propone como

platnica una lgica que realmente es aristotlica. Esta actitud marca un giro
decisivo en la relacin entre platonismo y aristotelismo, que incidir en el deve
nir de la escuela platnica posterior. Ya en esta poca, por ejemplo, los proaristotlicos dentro del platonismo adoptan la lgica de Aristteles como una
introduccin indispensable a la filosofa de Platn.
Por otra parte conviene advertir que se discute si existen dos filsofos dis
tintos, uno con el nombre de Albino, autor de una Introduccin a os dilogos de
Platn, y otro con el nombre de Alcnoo, autor del Didasclico, o bien un solo
filsofo, Albino, autor de las dos obras, siendo el nombre de Alcnoo, bajo el
cual se transmite el Didasclico, una corrupcin grfica por Albino.
En el plano exegtico los dilogos platnicos de referencia, ms importan
tes, para que figuras como Atico y Albino intenten construir este nuevo dog
matismo platnico fueron el Timeo y la Repblica, de la cual escribi un comen
tario dentro de esta corriente, segn el lxico de Suda del siglo X d. C.,
Onasandro. En estos dilogos, comentados no lemma a lemma, esto es, frase a
frase, sino escogiendo una serie de tpicos, como el annimo Comentario al
Teeteto, quieren estos didocos encontrar las ideas esenciales platnicas relati
vas a la divinidad, al hombre, a la sociedad en el marco de un sistema articu
lado en tomo a tres principios: Dios, el Modelo y la Materia.
Para tico, para Plutarco y para Albino, Dios deba ser identificado con el
Bien de la Repblica y el Demiurgo del Timeo, y, dado que este dios es el pri
mer dios absoluto, el principio supremo, nada puede haber por encima de l.

Otro punto controvertido entre los platnicos medios es el del origen del
mal. Una creencia ampliamente compartida por algunos de sus miembros es
que la causa del mal se encuentra en un Alma mala que es inmanente a la mate
ria y mantiene bajo su dominio a todo el universo material. La idea de que exis
te un Alma del mundo maligna es, naturalmente, un desarrollo de las insinua
ciones hechas por el fundador de la Academia en el Timeo y Leyes. En efecto,
habiendo distinguido, por una parte, una realidad trascendente y, por otra, una
materia primera completamente indeterminada, formulan la hiptesis, para dar
cuenta del caos y de lo malo que hay en la naturaleza, de un alma del mundo

La filosofa helenstica e imperial

Tal primaca impone una relacin determinada con el Modelo. Basndose en


el Timeo (29a 6-7) llegan a la conclusin de que las formas inteligibles son los
pensam ientos de Dios, lo que no impide que las Formas tengan una exis
tencia en s fuera del intelecto. El Modelo corresponde, pues, a lo Inteligible,
el cual, en tanto objeto de pensamiento del primer dios, el Intelecto, le era exte
rior e inferior. Dios est tan alejado de nosotros, es tan trascendente, que nues
tra alma en este mundo slo puede llegar a l ocasionalmente a travs de una
especie de iluminacin.

127

que, irracional de entrada, recibe un cierto orden, en la medida de lo posible,


por parte de la inteligencia demirgica. Se desarrollara, pues, en el universo
un drama grandioso entre la materia mala y Dios bueno, un dualismo de parale
los orientales que conformar gran parte de los movimientos religiosos y filo
sficos del Imperio. El alma del hombre es algo divino que, o bien enviada por
Dios o bien por voluntad propia, ha venido a encamarse en un cuerpo y el obje
to de nuestra vida debe ser purificarse del elemento material corpreo por medio
de la filosofa, llegando a desligar el alma del cuerpo, a ascender y unim os a
Dios. Se trata de una visin de la vida y del ser humano que, como sabemos,
no ha dejado de influir en el cristianismo.
La exposicin filosfica de estos platnicos se sigue articulando en tomo
a los tres grandes campos de la filosofa helenstica: la dialctica, la fsica inte
grada en la teortica y la tica. La teortica comprende, en efecto, los siguien

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

tes dominios: las matemticas como mtodo, la teologa, que se centra en las
causas primeras, y la fsica, que se centra en el universo y su contenido.

128

Un autor griego bsico en este movimiento y que se suele simplemente


citar de paso, pues su lugar suele estar en las historias de la literatura griega, es
Plutarco de Queronea (c. 4 5 -1 2 6 d. C .), el autor de las Vidas paralelas y los
M oralia, y que entra de lleno en el platonismo medio, aunque no sea un pen
sador sistem tico. En efecto, formado con el platnico Amonio en Atenas e
interesado asimismo por las otras escuelas coetneas, aunque las combata, den
tro de su ingente produccin nos ha legado obritas de contenido especfica
mente de inters filosfico, como Cuestiones platnicas, Sobre la procreacin del
alm a en el Timeo, Resumen del libro sobre la procreacin del alm a en el Timeo, Sobre
las contradicciones de los estoicos, Sobre que los estoicos dicen ms incongruencias
que los poetas, Sobre as nociones comunes contra los estoicos, Sobre que no es posi
ble vivir dulcemente de acuerdo con Epicuro, etc. Plutarco en su pensamiento fue
eclctico. Aspiraba a una idea de Dios ms pura, inocente en cuanto al mal,
cuyo responsable es el alma del mundo. Supone que ella es la causa del mal y
de las imperfecciones del universo, y se la imagina en rebelda contra Dios en
cuanto Bien puro, de forma que viene a afirmar un dualismo de dos principios,
el Bien y el mal. Dado que Dios es ajeno al mal, se ve precisado a introducir
por debajo de Dios unos seres intermedios, los dmones (de tradicin pitag
rica y platnica), nexo entre Dios y los hombres, quienes se ven asistidos por
la providencia divina. En su tica, donde se muestra esencialmente aristotli
co, aboga por el feliz equilibrio entre el exceso y la carencia, defiende la mode
racin, justifica en casos excepcionales el suicidio, como los estoicos, y a los
cuatro elementos tradicionales le aade el tambin tradicional quinto elemen
to, el ter. Mas hay que reconocer que sus reflexiones se centraron ms en el
plano tico que en el metafsico.

4.9.4. El neoplatonismo
La filosofa en la Antigedad tarda por excelencia es la neoplatnica, trmino
acuado por H. von Stein en 1 8 6 4 , a la que podramos caracterizar con los
siguientes rasgos:
1. Eclctica.
2. De orientacin religiosa.
3. Desea retom ar a las fuentes de donde brot (Platn), de ah el gran
nmero de comentarios, que se nos han conservado bien por el cla
mo del autor o ex ore, esto es, por los apuntes de clase de un discpu
lo, como hemos expuesto en el apartado correspondiente a la forma
literaria de la filosofa en poca helenstica e imperial.
4. Busca constantemente autoridades, que considera sagradas, como voces
reveladas tiempo ha, que deben ofrecer su respaldo a las nuevas doc
trinas.
5. Intenta hallar la sinfona, la concordancia entre todas ellas (Platn,
Aristteles, Homero, Hesodo, Orfeo y Orculos Caldeos preferente
mente), con la intencin de ofrecer una sola voz, la de la cultura paga
na, frente a la exclusivista y revelada cristiana.
En efecto, se pensaba en una cultura sincrtica, en una cultura capaz de
salvar la cultura tradicional pagana. Desde el punto de vista de los herede
ros de Platn se trataba no slo ya de salvar a ste sino de salvarlo ju n to con
toda la cultura antigua. Todos tenan que haber dicho una nica verdad, capaz
de enfrentarse a la verdad cristiana. De ah las tpicas obras neoplatnicas titu
ladas Sinfonas. Para los neoplatnicos la tradicin se centraba en dos ejes que
deban, desde su punto de vista, ser complementarios: la interpretacin del
legado platnico, su maestro y gua espiritual, su voz encamada tiempo ha,
en concordancia, a ser posible, con Aristteles, y el legado m tico, del que
haba que dar una interpretacin consistente en que no contradijera el plat
nico. Se trataba de aunar ambos legados y de tratar de innovar sin quebrantar
la armona.
El alma, su origen y destino, su salvacin, junto con el tema de lo divino
y la unin del hombre con Dios, constituyen temas dominantes en la ltima
etapa del pensamiento griego a fines del Imperio. Predomina el aspecto teol
gico, la metafsica y la vertiente religiosa del pensamiento.
El neoplatonismo, que durante siglos constituy la filosofa del paganismo
declinante, aun con una base com n, se orient de forma diversa segn las

escuelas. stas estuvieron asentadas en zonas muy diversas del Mediterrneo,


las principales en Roma, Atenas, Alejandra, Prgamo y Siria. Plotino, quien
pasa por fundador del neoplatonismo, y Porfirio, de la escuela de Roma, ceden
el testigo a Jm blico, fundador, de la escuela siriaca, esencialmente teosfica y
tergica, a la que estuvo estrechamente ligada la de Prgamo, de la que fueron
miembros el emperador Juliano y Salustio, su prefecto. Jm blico fue seguido
tambin en ms de un aspecto por la escuela de Atenas, pero sta asign un
papel ms importante a la especulacin metafsica y coment, como los ante
riores, de forma intensa a Platn y Aristteles, aparte de la poesa sagrada. Su
mximo representante ser Proclo, precedido, entre otros, por Siriano y Teo
doro de Asina. Fue cerrada en tiempos de Damascio por Justiniano (529 d. C.).
Con la escuela de Atenas se vincula la de Alejandra, que tambin practicaba la

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

exgesis platnica y aristotlica, pero tambin las investigaciones matemticas


y naturalistas: Hipatia, Ju an Filpono, Hermias, etc. No nos olvidemos tam
poco de los neoplatnicos latinos: a C. Mario Victorino, el maestro de San Agus
tn, que se convirti al cristianismo y se vio obligado, tras las medidas de Julia
no, a cerrar la escuela, a Vecio Agorio Pretextato y fundamentalmente a Ambrosio
Macrobio Teodosio, quien a ejemplo de la Homerolatra y Hesiodoatra realiza
una Virgiliohtra, aparte de Calcidio, quien tradujo y coment el Timeo de Pla
tn hasta 53c, entre otros.

130

El neoplatonismo surge de lo que llambamos platonismo medio y nace el


da en que Plotino cree encontrar el secreto del platonismo en la segunda par
te del Parmnides de Platn. Tras el filsofo de Licpolis todos los neoplatni
cos dedicarn no pocos esfuerzos a este dilogo, cima de la revelacin y de los
escritos platnicos, segn ellos. Del comentario de Porfirio al respecto no que
dan ms que fragmentos, pero conservamos la mayor parte del de Proclo y com
pleto el de Damascio. Todos los dilogos platnicos son importantes para la
escuela, pero ninguno como el Parmenides o el Timeo, el primero en la vertien
te teolgica y el segundo en la fsica.
Una de las caractersticas esenciales de la escuela neoplatnica es que cons
truye su sistema desplegando el juego dialctico del Parmnides. No es que ellos
obtengan su visin del mundo a partir de este nico dilogo, pues acuden y
agotan toda la obra de Platn, incluso asumen ciertas posiciones aristotlicas,
estoicas e incluso a partir de otras fuentes como los Orculos Caldeos, pero s
hay que reconocer que utilizan la dialctica del Parmnides para ensartar y for
malizar todas estas aportaciones. Hay que llegar a la sinfona. Para ser neoplatnico en sentido estricto es preciso reconocer como fuente de una proce
sin universal un Principio absolutamente inefable, llamado simblicamente el
U no o el Bien, a partir del cual, y por procesin (prodos), se van desple
gando las distintas escalas de seres hasta llegar al mundo material y al hombre,

y que todo tiende a retomar a ese Uno (epistroph), que, aun desplegndose,
permanece (mon).
Los neoplatnicos vuelven esencialmente su mirada hacia Platn, mas no
vindolo simplemente como un pensador eminente del pasado sino como quien
ha impartido una enseanza eternamente actual y capaz de iluminar los pro
blemas ms acuciantes en cada poca. Por eso ellos se convierten en pertina
ces comentadores de las palabras del maestro, al que llaman el divino Platn,
aunque sin renunciar en lo posible y segn las capacidades individuales a las
innovaciones. Se sistematizan sus enseanzas, se leen palabra a palabra sus
escritos, tomando a veces opiniones y sugerencias por aseveraciones, se comen
te interprete. Se quiere creer que hay una sabidura oculta en cado uno de sus
dilogos y en cada una de sus frases y trminos. Adems, se le exige responder
a cuestiones de los nuevos tiempos que a Platn ni se le hubiesen pasado por
la mente. Es as como los neoplatnicos, llevados por su presunta fidelidad al
maestro, creen transmitir la llama platnica pura, desde su punto de vista,
aunque a los historiadores de la filosofa les cueste hallar en ellos al Platn del
siglo IV a. C. U n neoplatnico de la poca le respondera que ellos siguen la
senda iniciada por el fundador de la Academia en la etapa del Parmnides, Sofis
ta, Flebo y Timeo, tambin proseguida por Aristteles cuando, en sus primeros
libros de Metafisca, refiere las discusiones de la Academia, de la que fue alum
no, sobre la generacin de los nmeros. Adems, podran argir que una es la
literalidad del Platn exotrico, el de los dilogos, y otra cosa el espritu de Pla
tn tanto exotrico como esotrico, lo que les haba llegado a ellos que ense
aba oralmente el fundador en el interior de la Academia. Trataban de recrear
el platonismo dando respuesta a la nueva poca.
2 7 0 d. C.) de Licpolis, ciudad situada en la margen izquierda del Nilo, identiflcable hoy da con Assiut. Pero salvo que su nacimiento se produzca geogrfica
mente en Egipto, nada hace vislumbrar que fuera egipcio y menos por su
formacin. Incluso manifiesta desconocimiento de la escritura jeroglfica (Eneada V 8.6). Su nombre es latino y era ciudadano romano. Pero ah termina su lati
nidad, porque su cultura, su formacin y convicciones son ciertamente helni
cas, y la lengua que utiliza para la transmisin de su pensamiento es la griega,
aunque no sabemos si sta era tambin su lengua materna.
Los datos fundamentales de su vida los obtenemos de la Vida de Plotino
escrita por su discpulo Porfirio de Tiro. A partir de ah sabemos que no sinti
la llamada de la filosofa hasta los veintisiete aos y que, tras or con insatis
faccin personal a diversos maestros de la Alejandra en su poca, acude a las
clases del platnico Amonio Sacas (1 7 5 -2 4 3 d. C.), que le convenci plena
mente y al que frecuent durante once aos. Entre los discpulos de Amonio,

La filosofa helenstica e imperial

Se puede considerar que fue Plotino el fundador del movimiento (c. 203/204-

131

aparte de Plotino, se contaban Longino, Herennio y Orgenes. Su bigrafo (Vida


de Plotno 3) aade que, movido por el deseo de conocer la filosofa oriental,
en la primavera del 242 d. C. se une a la expedicin de Gordiano III contra los
persas, no como soldado sino como miembro de su comitiva. Cuando el empe
rador muere en el 2 4 4 d. C. en extraas circunstancias, Plotino se refugia en
Antioqua y a continuacin en el mismo ao se dirige a Roma, donde fund su

De Platn a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

propia escuela, cuando contaba unos cuarenta aos de edad.

132

En Roma lo vemos instalado en casa de una tal Gmina (Vida de Plotino 9)


donde quizs comenz a impartir sus lecciones sin poner durante aos su pen
samiento por escrito. Esto es, tenemos un perodo grafo de Plotino que com
prende desde el 2 4 4 al 2 53 d. C. (Vida de Plotino 3 ), en el que se atiene en sus
explicaciones de clase al espritu de Amonio. Sus clases estaban abiertas a todo
el mundo y uno de sus primeros discpulos fue un latino llamado Amelio, que
le tomaba apuntes afanosamente y que con el tiempo se transformara en una
especie de ayudante de ctedra, ctedra, por otra parte, inexistente en la Roma
imperial, pues no estamos en Atenas. Slo a partir del 2 5 4 d. C., cuando l se
consider un maestro slido y con algo digno que dejar por escrito, comen
z su tarea de autor. Conocemos la cronologa de sus escritos por su disc
pulo y bigrafo Porfirio, quien llega a Roma en el verano del 2 6 3 d. C., pro
cedente de Atenas, de la escuela de Longino, con un bagaje filolgico y de
platonismo muy tradicional. Al principio hubo una especie de choque doc
trinal entre el Porfirio formado en Atenas y el platonism o que preconizaba
Plotino y que Porfirio oa en el aula, lo que le llev a largas diatribas con aqul
y con Amelio, pero al final el filsofo de Tiro se rindi al hechizo del egipcio
(Vida de Plotino 18). Porfirio entra a formar parte del crculo ntimo de Ploti
no, no de los oyentes ms o menos ocasionales. Segn atestigua el bigrafo,
las clases del maestro no se atenan siempre al mismo patrn, a veces eran
exposiciones orales que permitan incluso tomar apuntes o, por el contrario,
se dedicaba la clase al comentario de textos, pero siempre se permita la libre
discusin. Se lean y com entaban en clase, aparte de Platn, autores com o
Numenio, Cronio, Severo, Gayo, Atico, o incluso peripatticos com o Aspasio o Alejandro, etc. (Vida de Plotino 14). Se celebraban tambin actividades
acadmicas extraescolares, por ejemplo, los cumpleaos de Scrates y Platn
(Vida de Plotino 2). Las virtudes que destaca el bigrafo en su maestro son,
entre otras, la inteligencia, la originalidad y profundidad en las exposiciones,
y su modo de hablar poco retrico, aunque reconoce que tena fallos en su
diccin.
Pero Plotino no era Aristteles y su personalidad no se ajustaba a concen
trar su pensamiento sobre un tema en una monografa, sino que cuando coge
el clamo con unos cincuenta aos no expone orgnicamente su sistema, sino

que lo dispersa en diversos tratados ms pequeos, centrados, a su vez, en pun


tos concretos. Consciente de ello, encomend a su discpulo Porfirio (Vida de
Plotino 24) que corrigiera y ordenara sus escritos, a los que por otra parte
no daba ttulos, deficiencia que subsan su discpulo. El filsofo de Tiro cons
cientemente reuni los escritos de su maestro en cincuenta y cuatro tratados,
nmero buscado en tanto era producto, a su vez, de dos nmeros especiales
para l, el 6 y el 9, que son respectivamente el duplo y el triple de 3 , nmero
del Todo (==principio, medio y fin). Una vez obtenidos los cincuenta y cuatro
tratados, los agrup temticamente en seis grupos de nueve, esto es, en seis
Enadas, ttulo por el que conocemos la obra de Plotino, abarcando la prime
ra los tratados que l consideraba ticos, la segunda y tercera los cosmolgi
cos, la cuarta los psicolgicos, la quinta los relativos al Intelecto y la sexta y
ltima los relativos a los gneros del ser y al Uno. Una vez terminada la obra,
la distribuy en tres volmenes y al comienzo situ su Vida de Plotino. Tambin
en esta biografa (4-6) introdujo una clasificacin cronolgica de los escritos
del maestro, dividindolos en tres etapas. En la primera (253 -2 6 3 d. C.) inclu
ye los veintin tratados que encontr ya escritos cuando l lleg a Roma, por
ejemplo, Sobre la belleza (16), Sobre la inmortalidad del alm a (IV 7), Sobre la esen
cia del alm a (IV 2), Sobre a Inteligencia, las Ideas y el Ser (V 9), Sobre el descenso
del alm a a los cuerpos (IV 8), Sobre el Bien o el Uno (VI 9), Sobre as virtudes (12),
etc. En la segunda (263-26 8 d. C.) agrupa los que Plotino escribe mientras l
estaba en su escuela, concretamente veinticuatro, por ejemplo, Sobre la Belleza
inteligible (V 8), Contra los gnsticos (II 9), Sobre el cosmos ( I I 1), De la eternidad
y el tiempo (III 7). Y una tercera etapa (268-269 d. C.) en la que incluye los nue
ve ltimos tratados, posteriores a su traslado a Sicilia, entre ellos, Sobre la feli
cidad (I 4), Sobre el am or ( III5), Sobre si los astros influyen ( I I 3), etc.
En cuanto a sus relaciones con el poder stas fueron buenas. Entre los
oyentes de Plotino, dice su biografa (7.29-39), se contaban no pocos sena
dores, entre los que destacaban por su atencin a la filosofa Marcelo Orontio
y Sabinilo. Era senador tambin Rogatiano, que lleg a tal aversin de esta vida
que abandon todos sus bienes, se deshizo de todos sus servidores y renun
ci a sus dignidades. Siendo pretor, cuando iba a partir hacia el tribunal, estan
do los lictores ya all, no quiso partir n i ocuparse de sus funciones, por el con
trario, prefiri no habitar su propia casa, sino que frecuentaba las de sus amigos
y familiares donde coma y dorma. Pues bien, a este senador Rogatiano, que
dej la actividad poltica, aade Porfirio, es a quien Plotino amaba y alababa
por encima de todos, ponindolo como un buen ejemplo para los filsofos(7.4446). Ya tenemos al filsofo en su torre de marfil sin querer descender a poner
remedio en la sociedad de la poca si no es con su enseanza en el selecto y
exiguo crculo de alumnos que le rodean. El filsofo de Licpolis cuid, por lo

que sabemos, al mximo las relaciones con los altos crculos polticos de la po
ca, pero con buen cuidado de no crearse problemas. As se entiende que su
discpulo Porfirio diga que durante los veintisis aos que pas en Roma, a
pesar de ser rbitro de querellas, no tuvo jams enemigo alguno entre los pol
ticos (9.20-22).
El ideal de Plotino estaba en lo suprasensible, no en lo sensible. Es muy
conocido el episodio de su intento de fundacin de Platonpolis, en la Cam
pania, aprovechndose de su relacin con el emperador filoheleno Galieno y
esposa Salonina, intentando con sus discpulos retirarse de este mundo a una
ciudad-convento en una postura a aos luz de la adoptada por Platn, quien,
al m enos, lo intent por tres veces en Sicilia. La Vida de Plotino 12 lo expre
sa as:

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

El emperador Galieno y su esposa Salonina estimaron y veneraron en


gran medida a Plotino. ste, aprovechndose de su amistad con ellos, les
pidi restaurar para los filsofos una ciudad que, parece, haba estado en la
Campania, y que, por otra parte, estaba completamente destruida, y que se
le concediese a la ciudad restaurada el territorio vecino; los que fueran a
habitarla deberan seguir las leyes de Platn y su nombre sera Platonpo
lis; l les prometi retirarse all con sus compaeros. El filsofo hubiese fcil
mente realizado su proyecto a no ser porque algunos de los del crculo del
emperador lo impidieron bien por envidia, bien por despecho o bien por
algn otro motivo despreciable.

134

Indudablemente estamos a aos luz de la misin asumida por el fundador


de la Academia, sea en el plano terico o en el prctico. Es una ciudad para
unos pocos elegidos que podran llevar una vida intelectiva ms completa, lejos
de las olas amargas de esta vida vida de sangre (Vida de Plotino 2 3 .6-7). Pla
tn, el fundador, se compromete con la vida, con el aqu y el ahora, por muy
utpico que al final resultase el proyecto. Plotino, en cambio, pretende huir de
su tiempo, del mundo que le circunda, volverle la espalda. La ciudad platni
ca convertida en convento es la m ejor y ms flagrante prueba de la distancia
que media entre el platonismo y el neoplatonismo.
El filsofo neoplatnico se siente extrao en este mundo. Los seres vivos
somos, deca Plotino, en el universo unos juguetes de la divinidad, y en nues
tro teatro, que es el mundo, se desarrolla una accin que es secundaria res
pecto al fin ltimo del hombre. Si nos empeamos en lo contrario es porque
no sabemos cul es nuestro papel, nos lamentamos y lloramos por cosas de
este mundo que nos parecen malas, pero las lgrimas y lamentos no son prue
ba alguna de males reales, pues los nios lloran y se lamentan por males que
no lo son en realidad (III 2 .1 5 .3 1 -5 0 ). As se entiende que, siguiendo el Tee-

teto platnico, pretenda huir de este mundo, no slo mediante la pretensin


de semejarse a Dios con las capacidades ms altas del hombre, sino aislndo
se de la vida cotidiana en una torre de marfil, en su Platonpolis.
Las virtudes polticas son importantes, pero no ms que otras. Plotino en
la Enada I 2, que lleva por ttulo Sobre as virtudes, y que fue muy popular en la
escuela neoplatnica, entiende que las virtudes denominadas polticas han de
considerarse de rango secundario, pues implican condiciones de vida inferior
y en modo alguno se dan en Dios. Para Plotino, con buen juicio, Platn no
pona la semejanza a Dios en la virtud poltica. Por el contrario, las virtudes
superiores descansan sobre la asimilacin del alma con su principio divino, el
intelecto. Slo entonces en verdad se puede hablar de asimilacin a Dios. Las
virtudes polticas son secundarias, tienen como funcin poner orden real
mente en nosotros y nos hacen mejores, pues ponen lmite y mesura a nues
tros deseos y por completo a nuestras pasiones y nos liberan de nuestros erro
res (I 2 .2 .1 4 -1 7 ). Estas virtudes, por lo dems, no nos elevan y en su
clasificacin de los movimientos (naturales, artificiales y voluntarios) la acti
vidad poltica figura entre en los ltimos, siendo potestativo, incluso del alma
que haya contemplado mucho y se haya unido con lo divino, el volver aqu y
anunciar a los dems lo que es esta unin o bien, si no considera ya dignas
de s las ocupaciones polticas, que permanezca, si lo prefiere, en la regin supe
rior, como hara cualquiera que hubiese contemplado m ucho (VI 9.7.26-28).
Y es que en Plotino, como en tantos otros de los pensadores clsicos, sub-

Las ciudades bien gobernadas no son las que estn compuestas por
hombres iguales. Ocurre como si se censurara a un drama porque todos sus
personajes no son hroes, sino que uno es criado, otro un hombre rudo y
mal hablado; si se suprimen los papeles inferiores, pierde su belleza, pues
slo est completo con ellos (III 2.11.12-16).

Es a los mejores a quienes les compete realmente el poder, pero Plotino


reconoce que el deseo de poder, la ambicin de poder, es la que arrastra a hom
bres no adecuados a tratar de conseguirlo mediante la actividad poltica. En
efecto, dice Plotino que nuestra actividad poltica y nuestro anhelo de ser
magistrados estn provocados por el ansia de dominio que hay en nosotros
(IV 4.44.10-13). Ello es completamente despreciable. Es perseguir un bien que
no lo es en realidad. Es dejarse arrastrar por impulsos irracionales. Ello expli

La filosofa helenstica e imperial

yace una divisin tajante entre el hombre sabio y virtuoso, pocos y elegidos, y
el resto, el vulgo, que precisa de la direccin del primero. Es el rgimen de los
mejores, el aristocrtico, el que subyace en el neoplatnico Plotino, y ya que
no todos somos iguales, unos sabios y virtuosos y otros todo lo contrario, es
absurdo extraarse de que existan desigualdades sociales:

135

ca, desde su punto de vista, que asistamos en el transcurso de nuestra vida al


triste espectculo de ver a los malos como dueos y seores de las ciudades y,
en cambio, a los buenos como sus esclavos, o que seamos espectadores de los
mayores desatinos por parte de un mal gobernante, por ejemplo el trato igno
minioso a los prisioneros de guerra, pero ello no quiere decir que cuestione
mos la providencia, pues sta ha de ser contemplada mirando a la totalidad.
Adems, todo ello, desde la perspectiva del fin ltimo del hombre, de su ver
dadera realizacin, carece de importancia. Si la felicidad, aade (IV 4 .7 ), est
en la vida intelectual y ella es inmune ante los avatares de la vida, qu impor
tancia puede tener, por ejemplo, la buena fortuna de un rey, de un gobernan
te de ciudades y pueblos, o incluso la cada de un imperio y la ruina de una
ciudad.
Los ltimos meses de su vida los pas Plotino en una vida retirada, plena
de meditacin, y se cuenta que le dirigi a su mdico Eustaquio sus ltimas
palabras: A ti te estoy esperando an, le dijo, aadiendo que se esforzara en
elevar lo que hay de divino en nosotros hacia lo que hay de divino en el uni
verso (Vida de Plotino 2.25-27).

De Platn a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

El gesto decisivo de Plotino en el terreno de la metafsica fue romper radi

136

calmente en cuanto a los principios con el platonismo medio. El Parmnides de


Platn le sirve de base. La metafsica de Plotino, caracterizada como emana
cin creadora, articula la estructura de la realidad en tres hipstasis o niveles:
Uno, Intelecto y Alma, derivando uno de otro de acuerdo con el ritmo tridico-circular de permanencia (mone), procesin (prodos) y retomo (epistroph),
clave, com o hemos dicho, para el neoplatonismo. La hipstasis superior da
lugar a la inferior sin por ello verse disminuida. Todo procede del Uno y todo
desea retomar a l. El Uno (Hn) o Primer Principio, identificable con el Bien,
tiene como atributos la absoluta trascendencia, est ms all del ser, es inefa
ble e infinito. El Intelecto (Nos) es imagen del Uno, contiene todos los inte
ligibles y es el mundo de las Ideas platnicas. En cuanto a la hipstasis del
Alma (Psiqu) sta presenta un Alma superior, unida al Intelecto, y un Alma
inferior, principio creador y rector del mundo sensible. En el nivel ms inferior
como producto de la tercera hipstasis est la materia (hyle), lo ms alejado del
sumo Bien y reino de la oscuridad. Para Plotino el mundo sensible es eterno
en el sentido de originado desde siempre y duradero por siempre, como el mun
do inteligible.
En cuanto al tema del amor hay que basarse primordialmente en su Enada III 5 (Sobre el Amor), uno de los ltimos tratados de Plotino, quien aspiraba
a integrar el Eros platnico dentro de su propio sistema. Plotino, examinando
las doctrinas de Platn, aboga por el nacimiento del amor a partir del alma que
ansia abrazarse con alguna belleza, ya que el alma tiende instintivamente a la

Belleza y al Bien, y defiende el filsofo neoplatnico la existencia de dos clases


de amores, uno, el puro, nacido en los hombres castos, que slo anhela la belle
za, y el otro, no puro, que tiende adems a la unin camal. Ahora bien, el amor
puro, ajeno a la unin camal y propio del hombre casto, puede ser con o sin
reminiscencia de la Belleza trascendente, mientras que el no puro, el mixto,
tendente a la unin cam al y propio de hombres no castos, puede serlo con
forme a naturaleza (heterosexual) o no (homosexual). Recordemos que Ploti
no rechazaba la pederasta, primando, por supuesto, el amor puro, el casto. El
amor, la msica y la filosofa (dialctica) nos conducen a los lmites del mun
do sensible, y a partir de ah, a travs del xtasis, se produce la unin mstica.
El amor es un medio de retomo al Uno.
Una vez fallecido Plotino, su escuela en Roma queda hurfana, pero l haba
impuesto un estilo que marcar a la tradicin neoplatnica posterior: la prefe
rencia otorgada al Parmnides sobre los otros dilogos platnicos, el U no pla
tnico situado como primer principio ms all del Intelecto aristotlico y todos
los grados derivando del Uno y retomando a l. Adems, Plotino haba escu
driado la estructura del alma y haba propuesto una antropologa original. Plo
tino incluso haba reledo los principales textos de los filsofos del pasado,
actualizndolos de acuerdo con sus puntos de vista platonizantes.
Su discpulo Porfirio puede ser definido como el difusor las tesis del maes
tro. Su obra, inmensa, ha desaparecido desdichadamente en su mayora. Naci
do en Tiro, ciudad fenicia, en el ao 2 3 4 d. C., de noble familia, recibi en ori
gen el nombre de Maleo y una amplia educacin. En Atenas recibi lecciones
del gramtico Apolonio, del matemtico Demetrio y quizs tambin del orador
Minuciano, mas quien marc su vida en Atenas sera el filsofo Longino, un
seguidor del platonismo medio, experto tanto en filosofa com o en literatura.
Posteriormente se dirige a Roma y entra en la escuela de Plotino, en el ao 263
d. C., cuando Porfirio tena en tomo a treinta aos de edad (Vida de Plotino 4),
permaneciendo en Roma, junto al filsofo de Licpolis, casi cinco aos, hasta
el 2 6 8 d. C. No obstante Porfirio no fue desde un principio un ferviente admi
rador de Plotino, pues queda al principio desorientado y perplejo, llegando a
rechazar por escrito la doctrina de la inmanencia de los Inteligibles, y entran
do en largas discusiones que podan durar varios das. Pero luego cambi radi
calmente. Abandona las directrices que filosficamente le haba marcado Lon
gino y se adhiere con fervor a Plotino, quien, como dijimos, le encarga la labor
de editor de sus escritos. Mas bruscamente, a los cinco aos de su llegada a
Roma, Porfirio se separa de Plotino, quizs a causa de la actitud antiaristotli
ca de su maestro en el mbito de las categoras.
En Roma cay nuestro autor enfermo, en una profunda depresin, que le
llev a pensar en el suicidio, por lo que a instancias de Plotino marcha a Sici

lia eon el fin de reponerse (Vida de Phtino 11). Estando all, recibe una invita
cin de Longino, que rechaza, de reunirse con l en Fenicia. Se sabe tambin
que contrajo matrimonio con la viuda de un amigo con siete hijos, lo que le
acarre no pocas crticas, entre otras, el ceder a los placeres de la carne, a lo
que respondi con su Carta a Marcela. Se supone que muri durante el reina
do del emperador Diocleciano, quien abdic en el 3 0 5 d. C.

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

En cuanto a su obra, aparte de su Vida de Platino, fue inmensa y ms varia


da que la de su maestro, de la que nos han llegado veintiuna, algunas de ellas
en estado fragmentario: El Antro de las Ninfas de la Odisea, Vida de Pitgoras,
Sobre la Abstinencia, Isagog (Introduccin a las Categoras de Aristteles), Carta a
Marcela, Sententiae ad intelligibilia ducentes, fragmentos del Contra los cristianos,
de sus comentarios al Timeo, Parmnides, de su Carta a Anebo, de Cuestiones
homricas, Sobre las estatuas de los dioses, Filosofia de los orculos, Sobre el retom o
del alm a, Sobre la animacin del embrin, etc. Estas obras se suelen agrupar en
tres perodos: la primera, previa a su contacto con Plotino; la segunda, dentro
de la escuela de Plotino, y la tercera, tras la muerte de Plotino.

138

Porfirio no funda propiamente una escuela. Su discpulo ms famoso fue Jmblico, de quien despus hablaremos, pero con quien mantuvo fuertes discre
pancias, mas tampoco debemos dejar de mencionar su influencia en Mario Vic
torino, quien, convertido al cristianismo, ser el intermediario entre Plotino y el
neoplatonismo cristiano en San Ambrosio y San Agustn. Dos aportaciones impor
tantes que creemos que hizo a la historia del neoplatonismo fueron, por una par
te, la reintroduccin en la escuela de los comentarios sobre todo a Aristteles y,
por supuesto, a Platn, y, por otra, la difusin de las doctrinas de Plotino.
Para Porfirio tambin el cuidado del alma es lo que importa, existiendo cua
tro tipos de virtudes en sentido ascendente. Las primeras, e inferiores, son las
virtudes de la vida civil, o virtudes polticas, las segundas son las virtudes catr
ticas o purificadoras, cuyo fin es la imperturbabilidad con respecto a las pasio
nes del cuerpo y a las afecciones del alma; las terceras son las virtudes que enca
m inan el alma hacia el intelecto; las cuartas, y supremas, son las virtudes
paradigmticas, que son virtudes del propio intelecto y no, como las anterio
res, solamente del alma. En cuanto a su Sobre la Abstinencia est dirigida a un
discpulo de Plotino y condiscpulo de Porfirio, Firmo Castricio, para repro
charle su abandono de la abstinencia y su vuelta a un rgimen alimenticio a
base de carne, ya que el filsofo debe llevar un rgimen de vida frugal, con un
alma pura y castos pensamientos, con su vista puesta slo en su asimilacin a
la divinidad.
El filsofo de Tiro se dio cuenta del peligro que para el Estado representa
ba la expansin del cristianismo, contra el que desenvain su clamo en mayor

medida que su maestro Plotino, sobre todo con su controvertido Contra los cris
tianos, del que se plantea hoy da si fue una obra autnoma, en la lnea de Harnack, hiptesis que compartimos, o no, en la lnea de P F. Beatrice. Porfirio era
consciente de la funcin poltica de la religin, esencial para la cohesin y man
tenimiento del cosmos heredado, como ya lo haba pensado Platn y lo segui
rn haciendo Jmblico, Salustio oju liano. Por los fragmentos conservados de
la obra, que sufri la censura en su transmisin cuando el Imperio ya fue ple
namente cristiano, se hace en ella una profunda crtica a los evangelistas y a los
apstoles, al Antiguo Testamento, a los hechos y dichos de Jes s, a los ele
mentos dogmticos y a la Iglesia contempornea.
Porfirio fue mucho ms proclive a la exgesis alegrica del mito que su
maestro Plotino. Conservamos fundamentalmente al respecto El Antro de las
Ninfas de la Odisea y Cuestiones Homricas. Las caractersticas de la exgesis porfiriana neoplatnica podramos caracterizarla en el sentido de que no hay opo
sicin entre historia y alegora, el polisimbolismo alegrico, esto es, un mismo
elemento puede tener diversos sentidos alegricos, lo absurdo como signo de
la necesidad de la alegora y, por ltimo, que la alegora tiene una funcin protrptica, esto es, de incitacin a la filosofa.
Su discpulo Jm blico (c. 2 4 5 -3 2 5 d. C.), con el que tuvo notables diver
gencias, va a suponer un nuevo giro en la evolucin del neoplatonismo. Con
l se inicia la escuela neoplatnica siria. La verdad es que poco sabemos del
filsofo de Calcis. Nacido en la Siria meridional, en la Celesiria, en Calcis con
cretamente, de familia noble y adinerada, es ms que dudoso que pertenecie
ra a la misma familia que su homnimo el novelista. Segn la Suda vivi en la
poca del emperador C onstantino, falleciendo hacia el 3 2 5 , segn Bidez y
Dalsgaard Larsen, hacia el 3 3 0 , segn Zeller y Mau, o bien en el 3 3 3 , segn
Ruelle y Steinhart. En cuanto a la fecha de su nacimiento se sita hacia el 245
d. C., siendo, por tanto, unos diez aos aproximadamente ms joven que Por
firio. Esto es, nace con un imperio en el que el poder poltico, con la ayuda de
los intelectuales, entre ellos los neoplatnicos, mantiene el ksmos establecido,
heredado, sancionado por los dioses, y viene a morir bajo un reinado que sig
nifica el ascenso imparable de un nuevo orden ideolgico que pretende arrin
conar y extirpar al antiguo. Jm blico no pudo mantenerse al margen de este
conflicto y aunque su anticristianismo es menos brillante, por los testimo
nios conservados, que el de su maestro Porfirio, no fue menos firme. Su triun
fo, podramos decir, ser postumo, cuando un admirador, rodeado de filsofos
neoplatnicos, se haga con el poder, Juliano, y trate de restaurar el antiguo
orden.
Encontramos entre los estudiosos y las fuentes divergencias en cuanto
a sus lugares de residencia a lo largo de su vida y sobre sus maestros y tipo

de formacin. En el primer aspecto Zeller piensa que fue Siria el escenario


de su actividad, residiendo all salvo cuando se ausent para formarse con
Anatolio y Porfirio. A su tierra natal volvera Jm blico para abrir su propia
escuela, primero en Apamea y posteriorm ente en Dafne. Por el contrario
Ruelle piensa que fue en Alejandra donde Jm blico pas la mayor parte de
su vida. Son, com o se ve, dos posturas extremas y antitticas, porque ade
ms presupone un problema esencial en el caso de Jm blico, la formacin

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

o no en la escuela alejandrina. Dalsgaard Larsen, el principal especialista en


el siglo XX en su obra, piensa, basndose en Eunapio, que vivi en Siria, don
de abri una escuela, que Malalas sita en Dafne, donde Jm blico se esta
bleci y ense, en tiempos del emperador Galerio (2 9 3 -3 1 0 d. C .), has
ta su m u erte. En esta escuela, segn Eunapio, se form aron num erosos
discpulos, provenientes de todas las latitudes, que se dispersaron tras la
muerte del maestro.

140

En cuanto a su estancia con Porfirio increblemente tampoco hay unani


midad. Hay estudiosos como Mau que, basndose en las divergencias eviden
tes entre Porfirio yjm blico (tema del alma, tergia, plegaria, demiurgo, estilo,
etc.), ponen en duda que el filsofo de Calcis haya sido discpulo de Porfirio.
Sin embargo las fuentes y la mayora de los estudiosos estn por la filiacin edu
cativa Porfirio-Jmblico incluso con sus divergencias. Tanto la Suda como Euna
pio o Estobeo tienen clara la relacin. Salvo Ruelle, que piensa que el contac
to entre ambos filsofos se produjo en Alejandra, la mayora de los estudiosos,
como Zeller, Mondolfo, Dalsgaard Larsen o H. D. Saffrey, por el contrario, cre
en con toda razn que la relacin maestro-discpulo se produjo en Roma. Aun
que sta parece que al principio fue cordial, hasta el punto de que Porfirio le
dedic su tratado Sobre el concete a ti mismo y un hijo de Jm blico, Aristn,
cas con una oyente de Plotino, Anficlea, sin embargo posteriormente parece
no haber sido muy armoniosa. Respecto a la fecha de este encuentro, Zeller y
Dalsgaard Larsen la sitan tras la estancia de Porfirio en Sicilia, esto es, despus
del 27 0 , siendo breve segn el ltimo autor mencionado. Parece que fue Ana
tolio quien lo envi junto a Porfirio.
Respecto a sus obras, pocas se han conservado y es imposible relacionar
las cronolgicamente. Tenemos noticias, apenas textos completos y muchos
fragmentos, de su Coleccin de doctrinas pitagricas, de la que usual e impro
piamente se conoce como Sobre los misterios egipcios que es la nica de Jm bli
co transmitida ntegramente, Sobre el alm a, Cartas, comentarios sobre Arist
teles (Categoras y Analticos primeros con seguridad y probablemente Sobre la
Interpretacin, Del cielo, Fsica), comentarios sobre Platn (Alcibiades I, Fedn,
Fed.ro, Timeo, Parmenides), Teologa Caldea, Sobre los dioses, Sobre la apreciacin
oratoria, Contra Numenioy Amelio, Vida deAlipio, Sobre las estatuas, Sobre los sm-

bolos, Sobre la migracin del alm a y Teologa platnica. Tambin le atribuye Zeller
un muy discutible comentario a los poemas rficos.
Aunque no se pueden secuenciar objetivamente en el plano cronolgico
estas obras, Jh . M. Dillon distingue tres perodos en la produccin del autor.
Uno pitagrico-hermtico, anterior al contacto con Porfirio, donde entrara
Sobre los misterios egipcios, otro porriano-platnico (280-3 0 5 d. C.), donde
entrara la Coleccin de doctrinas pitagricas y los comentarios platnicos y aris
totlicos, y un ltimo perodo (305-325 d. C.) con obras como Sobre los dio
ses, Sobre los smbolos, Teologa platnica, etc. Esta clasificacin es muy discuti
ble y basada, generalmente, en criterios a priori.
Al igual que el perodo de historia de la filosofa que va de Jm blico a Proco ha sido visto como un perodo decadente, pleno de supersticiones y suti
lezas, o bien como un perodo autnticamente filosfico con aportaciones valio
sas, del mismo modo ajm blico unos lo consideran como un teurgo, fantico
y crdulo, sin originalidad alguna, y otros como un verdadero filsofo y exgeta valioso. Esto es, o se le ha visto tradicionalmente como el modelo de las
creencias religiosas que invaden y corrompen la filosofa griega pagana y res
ponsable, por tanto, de la incidencia de elementos irracionales en la filosofa
neoplatnica de la antigedad tarda, y aqu entrara el conocido como Sobre
los misterios egipcios, o bien se le ha comprendido como pensador serio, sin con
notaciones negativas, como simple ejemplo de una poca y unas tendencias,
que sern las que triunfen hasta el cierre de la Academia en Atenas, perspecti
va, creemos, ms lgica.
Como profesor de filosofa Jm blico explic ao tras ao los textos can
nicos de Platn y Aristteles. Y su papel en este terreno parece haber sido muy
importante para el desarrollo de las escuelas neoplatnicas. Parece que fue l
quien elabor la doctrina segn la cual cada obra comentada, y sobre todo cada
dilogo platnico, no tiene ms que un solo tema, un objetivo, un fin (skops),
al que debe subordinarse todo el comentario de la obra. El canon de Platn
atribuible a j m b lico , que ser normativo en el platonism o posterior, es el
siguiente:
1. Se comienza con una introduccin a partir de la lectura y comentario
del Alcibiades I.
2. Se aborda la tica a partir del Gorgias y Fedn.
3. Se aborda la lgica a partir del Crtilo y Teeteto.
4. Se aborda la fsica a partir del Sofista y Poltico.
5. Sfe aborda la teologa con el Fedro y Banquete.
6. Se alcanza la culminacin de esta primera fase curricular con el Filebo.

7.

La culminacin total se alcanza con las lecturas y comentarios del Timeo


y Parmnides, que ofrecen una recapitulacin, desde su punto de vista,
de toda la enseanza de Platn en el dominio de la fsica el primero y
de la teologa el segundo.

De Platn a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

Jm blico lea y comentaba en su escuela los Orculos Caldeos. En el neo


platonismo sirio la teurgia prima sobre la filosofa. La teurgia es un movimien
to espiritual que pretende revelar la naturaleza de los dioses y utilizar su poder

142

sobre todo para la salvacin del alma, basndose en las enseanzas de dos Julia
nos, magos caldeos, padre e hijo, del siglo il d. C. En ella se invoca a los dio
ses de acuerdo con determinados ritos con el n de obtener la unin del alma
con los dioses. Obligado a situar en un plano muy superior a los actores de la
teurgia, que Jm blico llama los seres superiores, es decir, los arcngeles, los
ngeles, los dmones y los hroes, eleva un grado toda la jerarqua de los dio
ses, salindose de los lmites del Parmnides, puesto que sita un dios inefable
ms all del Uno del Parmnides. Con Jm blico la teurgia irrumpe claramente
en el neoplatonismo. Como deca Damascio, mirando hacia atrs, entre sus
antecesores, estaban, por un lado, los neoplatnicos ms filsofos, como Plo
tino y Porfirio, y, por otro, los neoplatnicos ms tergos como Jm blico,
Siriano y Proclo. Sumo inters y cuidado tenajm blico de todas formas en no
ser confundido con un mago (ges). El era filsofo y tergo de forma comple
mentaria. El simple lgos, el simple intelecto, a cuyo mbito pertenecen la filo
sofa y la teologa, son insuficientes para llegar a Dios. La unin precisaba de
la teurgia. El teurgo aparece unido a nobles ideales Ga unin con la autntica
divinidad, el bien, la luz, la verdad) y justifica el culto heredado. El mago, en
cambio, aparece vinculado al mundo de las sombras, a la ausencia de luz, a la
lejana de los autnticos dioses y de la verdad. No poda permitir que los nue
vos acechantes del poder, los cristianos, confundieran interesadamente magia
con teurgia y con ello desvirtuaran el culto heredado, mas sus intentos, como
sabemos, resultaron desdichadamente vanos.
La obra conservada ms importante de su pensamiento en la vertiente tergica es el errneamente conocido desde Marsilio Ficino como Sobre los miste
rios egipcios, que es una respuesta a la Carta a Anebo de Porfirio, y que consta
resumidamente de diez secciones:
1. Los dioses y lo divino en general.
2. Dmones y hroes, sus manifestaciones.
3. La mntica.
4. De la influencia de los dioses, etc.

5. Sacrificio y plegaria,
6. Prescripciones religiosas y actos rituales.
7. La teologa egipcia simblica.
8. La causa primera, la astrologia y la voluntad libre segn la teologa
egipcia.
9. El demon protector del hombre.
10. La felicidad.
En el neoplatonismo sirio la teurgia, como dijimos, adquiere primaca sobre
la filosofa. La escuela de Jm blico se mantuvo floreciente a lo largo de su vida
con no pocos discpulos, destacando entre ellos Teodoro de Asina, que pasa
ba por rival del maestro, ya que se mostraba muy influido por Numenio y Por
firio, manteniendo la tesis plotiniana de que una parte del alma no desciende
a la generacin, mientras que Jm blico mantena que el alma descenda com
pleta, en la lnea aristotlica.
Tras la muerte de Jmblico, Spatro se hizo cargo de su escuela en Apamea
mientras que otro discpulo, Edesio, fund una nueva escuela en Prgamo, cuya
importancia va a ser muy grande, ya que en ella el futuro emperador Juliano
tuvo su primer contacto con en el neoplatonismo, en el 3 5 1 d. C. Los disc
pulos de Edesio emigraron en tres direcciones: Mximo se fue a ensear a feso, Crisancio a Sardes y Prisco a Atenas. Juliano comprometer a todos estos
filsofos en su poltica de restauracin del orden subvertido por el cristianis
mo: har venir a Mximo a su corte, nombrar a Crisancio gran sacerdote de
Lidia, mientras que Prisco permanecer en Atenas dejando sentir la influencia
de Jmblico. La presencia de Prisco en Atenas asegurar la victoria de la tradi
cin jambliquea en Atenas en la segunda mitad del siglo V d. C.
Ligado a la tradicin jambliquea y a la poltica religiosa de Juliano no pode
mos dejar de mencionar un breve y precioso tratado neoplatnico de esta po
ca que usualmente pasa inadvertido, Sobre los Dioses y el Mundo de Salustio, un
prefecto de Juliano, del que si discute si es el de Oriente o de las Galias. Es una
especie de catecismo neoplatnico de carcter divulgativo, escrito en el 3 6 2 d. C.,
que recoge lo que un buen pagano debe creer frente al nuevo orden cristiano:
bondad, impasibilidad y eternidad de Dios, inmortalidad y carcter divino de
los seres intermediarios entre dioses y hombres (ngeles y dmones), eterni
dad e indestructibilidad del mundo, virtualidad de los misterios y validez de
los orculos, metempsicosis slo en cuerpos racionales, conversin del alma a
Dios, creencia en los mitos heredados mediante la debida exgesis, etc.
En Atenas el neoplatonismo adquiere un gran vigor y fama quizs debido
a que Atenas se considera el hogar de la tradicin del maestro, la cuna de la

Academia. La influencia de Jmblico ejercida directamente en Atenas por boca


de Prisco se notar en los miembros de la denominada escuela neoplatnica de
Atenas: Plutarco de Atenas, Siriano, Proclo, Damascio y Simplicio. Sabemos

De Platn a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

que anualmente en la escuela de Atenas se celebraban actos en memoria de


sus antepasados, Platn y sus didocos. Evidentemente en Atenas la tradi
cin platnica tena ms carga de significacin que en ninguna otra parte. Ser
cerrada por Justiniano por motivos ideolgicos, censura antipagana, en el
5 2 9 d. C. Durante los siglos iv-vi d. C. se produjeron una serie de medidas
por parte de los emperadores cristianos que imposibilitaron cada vez ms el
mantenimiento y la transmisin del legado platnico que chocaba con el nue
vo orden. Los lugares de culto paganos fueron progresivamente destruidos
o transformados en iglesias cristianas, los ritos paganos prohibidos, la prc
tica de la religin pagana im posible salvo en la privacidad y de forma clan
destina, la libertad de enseanza una quimera. Los filsofos neoplatnicos se
sintieron los ltimos depositarios de una tradicin cultural, filosfica y reli
giosa secular que pugnaba por sobrevivir frente al exclusivismo cristiano. Nada
pudieron hacer.

144

Estas circunstancias adversas llevaron a los neoplatnicos atenienses a tra


tar de hallar una sinfona, una concordancia, entre las autoridades consi
deradas sagradas del pasado pero validas todava en esa poca, una nica ver
dad que pudiera enfrentarse a la verdad cristiana. Frente a una verdad otra
verdad. Y as, con este espritu de conciliacin, de una nica verdad expre
sada por todos de diversas formas, se escriben obras que tienen el ttulo, por
ejemplo, de Sinfona ente , Pitgorasy Platn con los Orculos Caldeos, obra
perdida cuya paternidad podra ser una simbiosis entre Proclo y su maestro
Siriano. Las autoridades que se solan considerar sagradas y que haba que con
ciliar solan ser Platn, Aristteles, Homero, Hesodo, Orfeo y los Orculos Cal
deos. El propio Proclo en su Teologa platnica I 5 deca que toda la teologa
griega es hija de la mistagoga de Orfeo: Pitgoras haba aprendido primero de
Aglaofamo las iniciaciones relativas a los dioses, Platn a continuacin recibi
de los escritos pitagricos y rficos la ciencia perfecta al respecto.
De filsofos como Plutarco de Atenas (v d. C.) poco sabemos. Ninguna de
sus obras se nos ha conservado y, por tanto, nuestro conocim iento es frag
mentario. Su importancia habra que deducirla por la que, a su vez, le conce
dieron sus sucesores, sobre todo Siriano y Proclo. Hierocles fue su alumno,
antes de ensear en Alejandra. Es considerado como el autntico refundador
de la escuela neoplatnica de Atenas en el siglo V d. C. La escuela tena su sede
en una gran casa que permanecera abierta hasta su cierre (529 d. C.), cuyos
restos arqueolgicos probablemente se han encontrado n la zona sur de la
Acrpolis. Se nutra econmicamente sobre todo con legados y donaciones.

Sin embargo parece que el mayor mrito de Plutarco fue tener como alumno y
sucesor a Siriano. Gracias al testimonio de Siriano sabemos que en la escuela
de Plutarco de Atenas se dedicaban en la formacin los dos primeros aos a
Aristteles; a continuacin, de acuerdo con el orden propuesto por Jmblico,
se lea y comentaba a Platn y finalmente se mostraban las concordancias entre
las doctrinas de Platn y las teologas rficas y caldeas, dando especial rele
vancia al Timeo para la filosofa de la naturaleza y al Parmnides para la teologa.
Rastros de estas enseanzas se nos han conservado en el comentario de Siriano
a cuatro libros de la Metafsica de Aristteles y a travs de su comentario al Pedro
de Platn, que nos resulta conocido gracias a las notas escolares tomadas por
un discpulo, Hermias. Leyendo estos textos percibimos que Siriano no lleg a
culminar el programa propuesto por Jmblico, pues se limita casi siempre a esta
blecer las concordancias entre Platn, Pitgoras y los textos rcos, sin intro
ducir con normalidad los Orculos Caldeos. La muerte le sorprendi antes de dar
su curso sobre los Orculos Caldeos. Pero sobre todo Siriano es clebre por su
exgesis del Parmnides, de la que concluye que existen catorce clases de dioses
trascendentes y csmicos. Siriano, al que Proclo, su discpulo, califica como
divino y mi maestro, tuvo adems como alumno al antes citado Hermias,
quien introducira en Alejandra las doctrinas de la escuela de Atenas.
Mas entre los discpulos de Siriano destacara Proclo, que fue su sucesor y
con seguridad el mejor conocido por nosotros al haberse conservado gran par
te de su obra. Haba sido preparado por Siriano para sucederle y dirigi la escue
la de Atenas ms de cuarenta aos. Fue esencialmente un profesor. Sobre l,
aparte de otras fuentes, conservamos una Vida de Proclo, escrita por su disc
pulo Marino de Nepolis. Sabemos que naci el da 8 de febrero del 4 1 2 d. C.
en Bizancio (Constantinopla), de padres licios, Marcela y Patricio, este ltimo
abogado en la ciudad imperial. Recibi una primera formacin en gramtica en
Janto de Licia, ciudad a la que la familia retom, y despus se encamin a Ale
jandra donde se form con el sofista Leonadas y el gramtico Orion. Junto con
retrica aprende tambin derecho romano y latn. En un viaje a Bizancio des
cubre su vocacin filosfica, abandona su vida anterior, y se dedica a formarse
en filosofa. Se inicia en filosofa aristotlica con Olimpiodoro el Viejo y en mate
mticas con Hern. Cuando an no haba cumplido los veinte aos de edad,
c. 4 3 0 d. C., se dirige a Atenas donde se hace asiduo de la enseanza de los
neoplatnicos Plutarco de Atenas y de Siriano, maestro y discpulo respectiva
mente. Antes de la muerte de Plutarco, que ocurre en el 432 d. C., asiste a la
lectura y comentario de Sobre el alm a de Aristteles y del Fedn de Platn. Cuan
do muere Plutarco se hace cargo de la escuela neoplatnica de Atenas Siriano,
que le marcara profundamente y a quien en sus escritos, como hemos dicho,
llama su gua y maestro, siendo difcil en ocasiones deslindar en los comenta-

os de Proclo qu pertenece a Siiiano y qu a Proclo. Entre el 432 y el 4 3 4 d. C.


se forma en el pensamiento de Aristteles y entre el 4 3 4 y el 4 3 7 d. C. en el
de Platn, todo ello bajo la gida de Siriano. Recordemos que en la escuela neoplatnica ateniense del siglo V d. C. la formacin abarcaba dos aos de estu
dios aristotlicos (lgica, tica, poltica, fsica y metafsica) y tres de estudios
platnicos, segn el siguiente orden de lectura: Alcibiades 1, Gorgias, Fedn, Crtilo, Teeteto, Sofista, Poltico, Fedro, Banquete, Filebo, Timeo y Parmenides, culmi
nado todo ello con la exgesis de la teologa rfica y caldea.
En el 4 3 7 d. C. muere su maestro Siriano y Proclo, con veinticinco aos,

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

se hace cargo de la escuela de Atenas, labor en la que continuara ms de cua


renta aos, completamente dedicado a la filosofa en un mundo y en una Atenas
cristianizada, aunque l no perdi nunca sus creencias tradicionales paganas,
pero procurando no tener grandes choques con el poder establecido. Sabemos
que con unos veintisiete aos (439 d. C.) compuso su Comentario al Timeo y que
dos aos despus (441 d. C.), ante el mal ambiente que se respiraba, desde su
punto de vista, en la Atenas cristianizada del momento y por motivos de segu
ridad se traslada a Lidia, donde estuvo un ao, escribiendo a su regreso el Com
pendio de las hiptesis astronmicas. A continuacin, en cinco aos, completa su
perdido Comentario a los Orculos Caldeos y realiza escolios y comentarios, no
conservados, a Orfeo.

146

Cada vez ms identificado con la mstica y la teurgia, transmitida esta lti


ma, dice, por una hija de Plutarco de Atenas, Asclepigeneia, confiesa que se
siente reencarnacin de Nicmaco de Gerasa, un pitagrico del i d. C., y comien
za a pronunciar orculos sobre s mismo. A partir del 482 d. C., cuando alcanza
los setenta aos de edad, comienza a debilitarse fuertemente su salud y tres
aos despus, concretamente el 17 de abril del 4 8 5 d. C., fallece en Atenas,
siendo enterrado junto a su maestro Siriano en el Licabeto y siendo pronun
ciado su elogio fnebre por su bigrafo un ao despus, en la conmemoracin
de la fecha de su fallecimiento, el 17 de abril del 4 8 6 d. C.
La actividad cotidiana de Proclo, segn su bigrafo (Vida de Proclo 22) era
muy intensa. En una jomada daba cinco clases de exgesis, a veces incluso ms,
escriba unas setecientas lneas, visitaba a otros filsofos, oraba y adoraba a los
dioses tradicionales. Bajo la actividad de un maestro as la escuela de Atenas
mantuvo una gran fuerza durante el perodo de su gida.
Su obra fue muy abundante y abarca fundamentalmente comentarios a los
dilogos de Platn (Alcibiades, Timeo, Parmnides, Repblica, Crtilo), tratados
sistemticos y opsculos (Elementos de Teologa, Elementos de Fsica, Teologa pla
tnica, Diez problemas sobre la providencia, De la providencia, el destino y la liber
tad del hombre, D e la existencia del m al), obras cientficas, por ejemplo, de mate

mticas y astronoma (Comentario al Primer libro de los Elementos de Euclides,


Esbozo de las teoras astronmicas), obras sobre teurgia (Arte hiertica, Fosofa
Caldea) y obras poticas y comentarios a poetas (Him nos, cuatro epigramas,
Escolios a los Trabajos y los Das de Hesodo), aparte de otras obras de autentici
dad cuestionada.
La metafsica de Proclo se halla contenida fundamentalmente en sus Ele
mentos de Teologa, que contiene doscientas once proposiciones estructuradas
temticamente: unidad y multiplicidad, el Uno (1-13), relaciones causa-efec
to (14-112), Hnades (113-165), Intelecto (166-183) y Alma (18 4 -2 1 1 ). Fun
damentalmente en la estructuracin de la realidad funcionan, segn l, dos
leyes: la ya conocida ley de la emanacin creadora y la denominada ley del ter
nario. La primera hace referencia a que toda forma de realidad se explica mer
ced al crculo permanencia-procesin-retomo. Todas las esferas y todas las hips
tasis proceden de las inmediatamente superiores y a ellas tienden. En ltimo
trmino todo comienza en el Uno y a l retoma. En cuanto a la denominada
ley del temario consiste en que todas las hipstasis, salvo el Uno, estn cons
tituidas por el Lmite (peras) y lo Ilimitado (peiron), cual forma y materia, sien
do la Mezcla (miktn) el resultado de ambos, de lo limitado y de lo ilimitado.
Proclo distingue cinco hipstasis, de las cuales cuatro corresponden al
mundo suprasensible o incorpreo y una al mundo sensible o corpreo:
1. El Uno, incognoscible, inefable, identificable con el Bien, inmvil y no
plural.

3. El Intelecto, en el que distingue tres realidades: Ser, Vida e Intelecto,


que, a su vez, sufren subdivisiones. El Ser, realidad divina e inteligible,
es la totalidad de las Ideas, del que procede todo lo que est dotado de
vida e intelecto: De la Vida participan todos los seres vivos dotados
de pensamiento, mientras que del Intelecto slo los seres vivos que tie
nen conocimiento.
4. El Alma, de naturaleza incorprea y eterna, automotriz, situada entre
el mundo sensible y el inteligible, contiene la totalidad de los seres,
como modelos los sensibles y como imgenes los inteligibles. El nivel
del Alma, otra innovacin respecto a Plotino, a su vez se subdivide en
tres: Almas divinas (dioses psquicos), el mundo de los dioses, entre
ellos los olmpicos tradicionales; Almas que participan perpetuamente

La filosofa helenstica e imperial

2. Las Hnades, etimolgicamente las Unidades. Son los dioses supre


mos, las primeras manifestaciones del Uno. Son tambin incognosci
bles, inefables, por encima del Ser. Esta hipstasis es una novedad de
Proclo respecto a Plotino.

147

del Intelecto (almas demnicas): ngeles-dmones-hroes; almas que


participan temporalmente del Intelecto (almas parciales), entre las que
se encuentran las almas humanas.
5. La materia, no dotada de movimiento propio, sino movida por otros,
lmite inferior.
En su Teologa platnica en seis libros distingue los siguientes rdenes:
1. El Uno.
2.
3.
4.
5.

Las
Los
Los
Los

Hnades.
dioses inteligibles.
dioses inteligibles-intelectivos.
dioses intelectivos.

6. Los dioses hipercsmicos.


7. Los dioses hipercsmicos-encsmicos
8. Los dioses encsmicos.
9. Las almas universales.
10. Las almas inteligibles: dmones, ngeles y hroes.
11. Las almas parciales: las de los hombres y las de las bestias.
12. Los cuerpos.

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

13. La materia.

148

Toda la realidad se encuentra integrada en este continuum metasico que


se depliega a partir del Uno y que, por tanto, no puede ser sino bueno en
cierta forma. El Primer Dios abarca los niveles 1-2, los dioses trascendentes
los niveles 3-5, y los dioses del mundo los niveles 6-8. As enmarca y defien
de los dioses heredados del panten helnico frente a una religin exclusi
vista y dominante como el cristianismo, pues, tras el Uno, comienza a expli
car y justificar en los diversos niveles figuras como Zeus, Crono, Rea, Demter,
Posidn, Atenea, Apolo, etc. Partiendo del Parmnides, Proclo confirma su
teologa acudiendo a otros textos platnicos, a Homero, Hesodo, Orfeo y los
Orculos Caldeos. Proclo completa, pues, la tarea iniciada por Siriano y escri
be un gran comentario, de unas mil pginas, sobre los Orculos Caldeos, hoy
perdido.
Proclo, siguiendo la estela marcada tiempo atrs por Jmblico de Calcis, ve
en la teurgia un peldao por encima de la filosofa, pues aqulla est por enci
ma del lgos, de la razn, que es el instrumento de la filosofa. La teurgia es
superior a toda sabidura y ciencia hum anas, es una actividad superior a la
intelectual. Si el intelecto est por encima de los sentidos, la teurgia est por
encima del intelecto y nos permite la unin con el Uno.
\

En el campo de la fsica, astronoma y matemticas, aun no siendo un pen


sador original, s que tiene inters, pues mantiene todava en el siglo V d. C. el
espritu de Aristteles, Ptolomeo y Euclides, y sus obras ocuparon un lugar
importante en el Renacimiento. Las matemticas pertenecen al mbito del pen
samiento discursivo y los objetos matemticos (nmeros, puntos, lneas, etc.)
se sitan entre los seres inteligibles y los sensibles, siendo su estudio propedutico para la teologa. La fsica procliana, de inspiracin aristotlica, tiene
como objeto primordial de estudio el movimiento y, por tanto, el motor inm
vil, incorpreo y con poder infinito. La astronoma conservada del filsofo de
Constantinopla tiene como base Ptolomeo (ii d. C.) y es de tipo geocntrico.
Como es sabido, los neoplatnicos, siguiendo a Platn (Jeeteto 176a 8-b 3),
preconizaban la huida de este mundo y la asimilacin a Dios, y, por tanto, van
a construir una escala de las virtudes cuya meta es la mayor semejanza posible
a Dios. El hombre es un ser errante en este mundo material y su alma un alma
cada que debe retomar a Dios. Esta vida es una travesa, como la de Ulises, y
hay que volver a la Itaca soada, Dios.
En cuanto a su pensamiento poltico, su bigrafo Marino de Nepolis, en
su Vida de Proclo, aparte de mostramos a un filsofo recluido en su Academia
y aferrado a sus creencias tradicionales sin pretender alterar el orden estableci
do, nos informa, por ejemplo, del lugar que ocupaban las virtudes polticas en
el neoplatonismo a fines del mundo antiguo y la actitud del didoco de Platn
ante el Estado cristiano y sus instituciones. Lo ms interesante corresponde a
los epgrafes 14-16 de esta obra, en el momento en que Marino aborda las vir
tudes polticas presentes en nuestro filsofo. El pasaje dice as:
Ciertamente las virtudes polticas las asuma a partir de los escritos pol
ticos de Aristteles y de las Leyes y Repblica de Platn. Y con el fin de que
en este campo no todo pareciera quedar en teora sin ningn tipo de prc
tica, ya que l se vea impedido de dedicarse a la actividad poltica, por estar
ocupado en cosas de mayor importancia animaba a ello a Arquadas, caro
a los dioses, ensendole y explicndole las virtudes y mtodos polticos y,
como quienes animan a los corredores (cf. Platn, Fedn 61a 1), le exhor
taba a ponerse al frente en comn de su ciudad entera y a hacer el bien a
cada uno en privado en todos los diversos aspectos de la virtud, preferen
temente de la justicia y de hecho haca nacer en l un sentido de emula
cin, hacindole indicaciones de liberalidad y magnificencia en el terreno
de la riqueza mediante la propia generosidad ya con los amigos ya con parien
tes, con los forasteros y conciudadanos, y mediante mostrarse por encima
de la posesin de los bienes. No menos generoso se mostr en el mbito
pblico: muerto despus de Arquadas, dej sus bienes a sus ciudades, a
su patria y a Atenas.

De Platn a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

Personalmente incluso el filsofo participaba en las deliberaciones pol


ticas, asistiendo a las asambleas comunes de la ciudad, expresando sus opi
niones con sensatez, entrevistndose con los magistrados sobre temas de
justicia, y a ellos no slo los exhortaba, sino que en cierta forma les obliga
ba a asignar lo conveniente a cada uno con la libertad de lenguaje propia
de un filsofo. Se preocupaba en comn del decoro de los alumnos y haca
que la moderacin reinara en la ciudad, enseando no con la simple pala
bra, sino practicndola ms bien de hecho a lo largo de toda su vida y con
virtindose en una especie de paradigma de moderacin para los dems. En
el mbito poltico mostr verdaderamente un valor al estilo de Heracles.
Pasando, en efecto, por medio de la tempestad y de triple ola de los acon
tecimientos, mientras vientos tifnicos soplaban en contra de su recto modo
de vida, con dignidad y firmeza, aunque de forma peligrosa, este hombre
hizo discurrir su vida. Hallado una vez circunstancialmente en relacin con
unos hombres buitres, se march, como estaba, de Atenas, obedeciendo
al ciclo del Todo, e hizo un viaje a Asia, que le report el mayor bien.

150

El pasaje resulta esclarecedor en varios aspectos. Por una parte, nos infor
ma de que en el aspecto de las virtudes polticas los textos formativos bases
para la escuela neoplatnica son los escritos de Aristteles al respecto y las Leyes
y Repblica de Platn, mostrando la sinfona entre Platn y Aristteles que pre
conizaba el neoplatonismo de la poca. Digamos que Proclo pasara por una
figura venerable en una ciudad, Atenas, que viva a otro ritmo y con otras creen
cias. Hasta aqu llega su implicacin en los asuntos de la ciudad. Por su capa
cidad poda haber aspirado, de haberlo querido, a magistraturas, pero se lo
impeda su formacin filosfica que incida, lgicamente, en su escala de valo
res y su anclaje en las creencias paganas. A lo sumo incita a participar acti
vamente en la vida poltica a personas que frecuentaban su escuela, como Arquadas, que es de suponer que comparta de sus ideales y a quien trata de inculcarle
valores como la justicia, la generosidad, el no apego a los bienes materiales o
la bsqueda del bien comn o individual. Pensara que Arquadas, a cuya hija
Asclepigeneia san segn su bigrafo mediante la prctica de su fe ancestral,
podra unir su formacin filosfica y religiosa con su capacidad de gobernan
te, aunque con unas perspectivas que no seran equiparables, por supuesto, a
las que tuvieron los neoplatnicos con el desaparecido y frustrado Juliano.
Si stos son los datos que nos proporcionan su Vita, acudamos a sus pro
pios escritos para analizar a travs de su clamo cul era su pensamiento pol
tico. Como advertamos, el nico comentario a la Repblica que conservamos
es el de Proclo. Fundamentalmente a partir de este comentario y del que dedi
c al Alcibiades platnico podemos vislumbrar su pensamiento en este campo.
Indudablemente el mayor inters radica en el primero. Se trata de diecisiete
disertaciones sobre tpicos seleccionados a partir del dilogo platnico que

siguen el orden expositivo de la Repblica platnica. Esto es, se trata de una


especie de recopilacin de ensayos, cuya unidad reside en que todos ellos tie
nen como conexin puntos concretos del dilogo platnico. De estos ensayos,
los ms extensos son los que versan sobre la armonizacin de Homero y Pla
tn superando la Repblica platnica, de la que el poeta de Quos es expulsa
do, y la exgesis del mito de Er, pero puntos puramente polticos no se tra
tan. De todas formas extraemos como lneas de pensamiento de nuestro filsofo
que para l el Estado es una parte del Todo, un m icrocosm os reflejo de la
estructura del macrocosmos o Todo. Para Proclo lo que Platn ensea a los
que se dedican a la ciencia poltica es que el cambio de las constituciones,
desde la ms elevada a las siguientes, no se produce por necesidad, sino como
un proceso degenerativo imputable al hombre. La sociedad preconizada por
Proclo sigue siendo clasista y cerrada. El perteneca, aun en medio de un mun
do que no le placa, a la clase privilegiada y vea todo en funcin de l y de los
privilegios que comparta con unos pocos. Para l los malos gobernantes son
aquellos que no han recibido una buena formacin, reflejndose ello en sus
actos de gobierno.
Se puede decir que con Proclo se alcanza la cima del neoplatonismo. Veni
do de Alejandra, donde se haba desarrollado otra escuela neoplatnica que
defenda prcticamente la misma doctrina que la de Atenas, pero con otro esti
lo, Damascio, despus de mltiples peripecias, sucede a Proclo y ser el lti
mo escolarca de la escuela de Atenas. Focio nos dice que era de Damas, pero
a partir de aqu los datos sobre su vida son controvertidos. Parece que estudi
primero retrica en Alejandra, yendo a Atenas a ensearla c. 4 8 5 -4 8 3 d. C.,
con unos veinte aos, pues habra nacido c. 462 d. C., pero habra de renun
ciar a su carrera retrica cuando tena unos treinta aos para dedicarse a la filo
sofa (c. 4 9 1 -4 9 2 d. C.). En estos aos frecuenta a Marino de Nepolis, con
quien trata temas de geometra, aritmtica y otras ciencias y a Zendoto, dis
cpulo de Proclo. Una nica fuente, una anotacin en un m anuscrito de su
obra, nos informa de que fue didoco, esto es, escolarca, al frente de la Aca
demia en Atenas tras el ao 5 1 5 d. C., viniendo a finalizar esta labor cuando
Justiniano toma una serie de medidas que llevan al cierre de la Academia neoplatnica de Atenas en el 5 2 9 d. C.
En efecto, un primer decreto (CodexJustinianus I 5.18) exclua del servicio
de las armas, de los cargos oficiales y de la enseanza a toda persona conside
rada hertica, juda y pagana, reservando los salarios pblicos slo a los cris
tianos. Un segundo decreto (I 1 1 .1 0 ) prohiba todo tipo de enseanza a los
que estaban enfermos con la locura de los helenos im pos. Ello conllevaba
el cierre de las escuelas paganas, en especial la neoplatnica de Atenas, a la
que se le confiscan en parte los bienes. Es ms, si creemos al bizantino Juan

Malalas, el emperador Justiniano habra enviado en el 5 2 9 d. C. un decreto


especial a Atenas por el que prohiba a cualquiera ensear filosofa y explicar
leyes.

De Platn a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

Estas medidas se aplicaban tras diversas vejaciones que sufrieron los inte
lectuales paganos tanto en Atenas como en Alejandra o Bizancio. En Atenas
la estatua de Atenea fue retirada del Partenn en tiempos de Proclo. En Ale
jandra los filsofos llegaron a estar confinados. Un hermano de Damascio,
Juliano, fue apaleado. Hierocles de Alejandra, discpulo de Plutarco de Atenas,
fue golpeado hasta sangrar. En el 415 d. C. en Alejandra la filsofa Hipatia fue
masacrada por una horda de fanticos. Los decretos de Justiniano, pues, no
venan sino a hacer oficial un acoso social contra los filsofos paganos.

152

Ante la imposibilidad de ensear filosofa en Atenas, Damascio escogi exi


liarse en Persia junto con los neoplatnicos Simplicio, originario de Cilicia, Prisciano de Lidia, y otros cuatro filsofos, Eulamio de Frigia, Hermias de Fenicia,
su compatriota Digenes, e Isidoro de Gaza. Se piensa que este camino de exi
lio lo emprendieron en 5 3 1 -5 3 2 d. C. (Alan Cameron, Ruelle), tras el ascenso
al trono de Cosroes, que tena fama de rey-filsofo, o en el mismo 5 2 9 d. C.
(A. Frantz, I. H adot). Cualquiera que sea la fecha exacta, lo cierto es que los
filsofos paganos, se ven obligados a exiliarse. Mas la tierra de promisin les
habra de decepcionar. Agatas, el historiador bizantino, nos dice que se decep
cionaron por las costumbres del pas y por la personalidad del propio Cosroes.
Ante esta situacin decidieron retomar, lo solicitaron y obtuvieron la posibili
dad de regresar a su patria a fines del 5 3 2 d. C. Cosroes, como gesto de bene
volencia, exigi a Justiniano su integridad en su retomo al Imperio bizantino y
el derecho a pasar el restos de sus das con libertad de pensamiento, mas en
vida retirada, sin actividad docente.
Simplicio describe la personalidad de su maestro Damascio como un hom
bre apasionado por la investigacin, por el trabajo y por su independencia de
ju icio . Estas cualidades se notan en su obra conservada escrita, producto
de una gran sutileza m ental. Su obra la podem os dividir en tres grandes
grupos:
1. Obras que no conocemos ms que por referencias o alusiones realiza
das por el propio Damascio en otras obras. Aqu entraran sus comen
tarios y cursos dedicados a los dilogos platnicos (Repblica, Pedro,
Sofista, Timeo, Leyes) y Orculos Caldeos.
2. Obras conocidas a travs de las referencias de otros autores: Paradoxa
(cuatro libros de cosas maravillosas), Vida de Isidoro, escrita entre 5 1 7
y 5 2 6 d. C., comentario y estudios de las Categoras de Aristteles y
otros escritos aristotlicos, etc.

3. Las obras conocidas casi en su totalidad, unas merced a sus discpulos


y otras directamente procedentes del clamo del autor, sobre todo su
obra Problemas y soluciones a los primeros principios, en la que, como indi
ca el ttulo, se plantean diversas aportas bsicas en el neoplatonismo
que intentan resolverse con gran sutileza. Damascio, partiendo de Jm
blico, es original al dar un principio al Uno, lo Inefable, que est total
mente sumido en un abismo de silencio. Aun surgido de lo Inefable, el
Uno perm anece lo ms posible ju n to a l, incluso si en un primer
momento de distincin se proyecta ms all de l en tres principio henedicos: el Uno-Todo, el Todo-Uno y lo Unificado.
En cuanto a la escuela neoplatnica de Alejandra, sta se vio muy influen
ciada por la de Atenas. Fue Hermias, un discpulo de Siriano, el que introdu
jo en Alejandra las doctrinas de la Academia de Atenas. La escuela de Ale
jandra no era equiparable en medios e im portancia a la de Atenas, porque
adems se mova en un territorio an ms cristianizado y el cristianismo la fue
impregnando. Tras Ammonio, hijo de Hermias, que escribi un comentario al
D e Interpretatione de Alistles, y un tal Eutocio, del que no sabemos prcti
camente nada, vendr la figura de Juan Filpono, que publicar las notas esco
lares de Ammonio. La obra ms importante sin duda de Ju an Filpono es su
Contra Proclo sobre la eternidad del mundo, escrita en el ao clave del 5 2 9 d. C.,
como acto de adhesin al nuevo orden cristiano. La escuela de Alejandra no
fue cerrada.
El ltimo didoco pagano de la escuela de Alejandra fue Olimpiodoro,
del que nos han llegado tres comentarios que versan sobre otros tantos di
logos platnicos (Alcibiades, Gorgias y Fedn) y otros dos sobre Aristteles (Cate
goras, Meteorolgicos). Numerosos indicios nos hacen pensar que, aunque el
auditorio de Olimpiodoro era mayoritariamente cristiano, l no se convirti a
la nueva fe. Sus sucesores, todos cristianos, fueron Elias, David y Estfano,
que comentaron a Aristteles. Como se puede constatar, conforme el Impe
rio fue ms cristiano, Aristteles va tomando ms fuerza respecto a Platn,
de ah que cuando los rabes lleguen a nuestra pennsula, tras pasar por Ale
jandra, traern a Aristteles y por ello la Edad Media ser ms aristotlica que
platnica, recuperndose al fundador de la Academia sobre todo con el Rena
cimiento.
Entre todos estos ltimos neoplatnicos centrados ms en los comenta
rios sobre Aristteles hemos de destacar tambin la figura de Simplicio (fines
del V-VI d. C .). Fue discpulo de Ammonio en Alejandra y de Damascio en Ate
nas y march, como dijimos, tambin al exilio. Simplicio coment el Manual
de Epicteto y los tratados aristotlicos sobre las Categoras, Fsica y Sobre el de-

lo, mas su sistema teolgico permaneca fiel, en lo posible, a Proclo y Damasci. La actividad comentadora de Simplicio a Aristteles tuvo una influencia
considerable en la Edad Media y en el Renacimiento.

4.10. La filosofa judeohelenstica

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

Las relaciones entre griegos y judos tienen una larga tradicin histrica, pero
hay que reconocer que ambas comunidades hasta poca helenstica prctica
mente se ignoraban. Los griegos prehelensticos no prestan atencin a esa comu
nidad y, a la inversa, para los judos los griegos quedaban lejos y les parecan
insignificantes. Pero todo ello va a cambiar a partir de Alejandro Magno, quien
se anexiona Palestina. A partir de esa poca y tras la muerte de Alejandro, Selucidas y Ptolomeos van a combatir por esa regin y el influjo griego sobre los

154

judos va a ir en aumento. Sabido es que Israel estuvo en manos de los Lgidas


hasta el 198 a. C., gozando de una amplia autonoma y comenzando a diver
sificarse los tres centros principales del judaismo: Babilonia, Egipto y Palesti
na. Tras los Lgidas vendr el dominio de los Selucidas (198-63 a. C.), que va
a significar para los judos palestinianos la era de los mrtires, en tanto que el
nuevo soberano intent imponer, a veces por la fuerza, la religin y cultura grie
gas, destacando en este mbito Antoco IV Epifanes, bajo cuyo reinado tuvo
lugar la rebelin de los Macabeos. Los judos del mundo grecorromano cons
tituan una minora tnica, que, fuera de su enclave base, se difundieron por
diversas ciudades de Egipto -fundamentalmente Alejandra- Siria, Asia Menor
y Roma. Los judos de la dispora tienen mucho en comn con los de Judea,
pero tambin diferencias, provocadas por el entorno y su situacin de mino
ra, pero manteniendo su fe en tomo al templo de Jerusaln y las sinagogas, en
medio de una sociedad generalmente tolerante. Adems, el judaismo de esta
poca no es monoltico sino diverso: va desde el ortodoxo rabino al judeoheleno Filn.
Por otra parte no hemos de olvidar que en la dispora juda, salvo en Pales
tina y Babilonia, el conocimiento del hebreo se fue debilitando, lo que supuso
la necesidad de traducir sus textos sagrados a la lengua cotidiana de no pocos
judos de la dispora, el griego. Aqu entrara la famosa traduccin de Los Seten
ta (Septuaginta), cuyo nombre deriva de la legendaria forma en que, segn se
cuenta, vio la luz esta traduccin de los libros sagrados judos. En efecto, la
Carta a Filcrates de Aristeas nos dice que Ptolomeo Filadelfo, deseoso de con
tar en su Biblioteca con una versin griega de los textos sagrados hebreos, acon
sejado por Demetrio Falreo, consigui que el sacerdote Eleazar le enviase a

Alejandra setenta y dos sabios judos, que, retirados en la isla de Faros, con
cluyeron la traduccin en setenta y dos das, de ah que, redondeando, esta
versin sea conocida como Los Setenta. Esto nos cuenta la leyenda. La realidad
es que esa versin se realiz en pocas distintas, con criterios diferentes y por
diversos traductores, para una comunidad juda, la de la dispora, que ya no
comprenda el hebreo, mientras que el griego se haba convertido en su lengua
habitual. La traduccin, que comenz con el Pentateuco y continu con los
Profetas y los Hagigrafos, dur al m enos un siglo. Algunas partes, como el
Eclesiasts se tradujeron a fines del siglo i d. C., en tanto que otros (De la sabi
dura, II-IV M acabeos) se compusieron directamente en griego. La importancia
de Los Setenta ha sido enorme. Perdidos muy pronto los originales hebreos, el
conocimiento de los libros sagrados judos en el mundo antiguo, medieval y
moderno, deriva totalmente de esta versin de Los Setenta, que fue traducida,
a su vez, al latn, al copto, al etope, al sirio, al rabe, al armenio, georgiano,
eslavo y luego a todas las lenguas modernas. Muy pronto se convirti en el tex
to base de los propios hebreos (como lo muestra Filn de Alejandra), de los
autores del Nuevo Testamento, Padres Apostlicos, Iglesia griega, e incluso de
los autores paganos que combatieron al cristianismo.
La tradicin greco-juda, comenzada por Los Setenta, continuar con una
no despreciable literatura perdida en su mayora, incluida casi la tragedia bbli
ca de Ezequiel, y cuyos testimonios principales son los textos conservados de
Filn de Alejandra (30/25 a. C .-40/45 d. C.) y del historiador Flavio Josefo
(i d. C.). Pero hemos de advertir que en esta tradicin no faltaron autores que
llegaron a sostener, como Aristbulo (il a. C.), que el Antiguo Testamento era
la fuente de la filosofa griega, tendencia que heredarn no pocos escritores cris
tianos tratando de llevar el agua a su molino.
Mas Filn es el que ahora nos interesa, como muestra principal de la filo
sofa greco-juda. Nacido en Alejandra, donde residi a lo largo de su vida,
en el seno de una influyente y rica familia juda, fue educado tanto en la cul
tura ju d a com o en la griega. En el invierno del 3 9 d. C. particip en una
embajada de Alejandra ante Caligula en Roma por un conflicto entre judos
y griegos. Utiliz un tanto acrticamente la filosofa griega. Los ttulos de sus
obras revelan su formacin eclctica: platnica, aristotlica, estoica, incluso
pitagrica (una obra perdida sobre la simbologa de los nmeros). Para Filn
la filosofa griega proporcionaba una herramienta interpretativa de las Escri
turas.
Autor prolfico, faceta en la que ha sido comparado con Plutarco, su con
siderable produccin puede ser dividida en tres categoras: tratados filosficos,
que son los que ahora nos interesan, escritos exegticos y obras histrico-apologticas. Al primer grupo pertenecen, por ejemplo, Sobre la eternidad del mun

do, del que nos ha llegado slo la primera parte, que es la historia del proble
ma, Sobre a providencia, en dos libros, originalmente en forma dialgica, que
slo ha llegado completa en su versin armenia, o Sobre que todo hom bre hones
to es libre, cuyo ttulo revela su carcter estoico. Al segundo grupo pertenecen
fundamentalmente obras exegticas sobre el Pentateuco y al tercero Vida de Moi
ss, Contra Flaco y Embajada a Cayo, entre otras.

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

La verdadera ambicin de Filn era ofrecer una sntesis filosfico-religiosa


de las culturas griega y juda, sntesis en la cual el pensamiento griego deba
constituir casi la estructura racional y la justificacin de la religin hebrea. Crea
que en el pensamiento griego se poda encontrar la misma verdad que en las
Escrituras y en la tradicin del judaismo. Fue, hay que reconocerlo, una ten
tativa muy interesante y significativa, aunque de nula eficacia, pues su intento
fue casi ignorado por los propios judos y, por supuesto, por los pensadores
griegos. Por el contrario s hay que destacar que su mayor influencia la ejerce
r en el mundo cristiano, sobre todo en autores como Clemente y Orgenes.

156

En el mtodo utilizado por Filn para armonizar Atenas yjerusaln ocupa


un lugar primordial el sistema alegrico, que permite colorear las verdades
del pasado del color que se quiera. Ampliamente utilizado desde la poca arcai
ca griega, encontraba en poca helenstica no pocos adalides entre los estoicos.
Filn aplica este mtodo de forma muy libre, de manera que la literalidad, como
casi siempre en este mtodo exegtico, brilla por su ausencia. Filn logra as
leer en las Escrituras todas las doctrinas de la filosofa griega contempornea
con que simpatiza.
Ms que originalidad hemos de alabar en s su intento. Todo se centraba
en tom o a la idea fundamental de un Dios trascendente que no acta direc
tamente sino por medio del Lgos, su hijo, a cuya imagen crea el mundo. Dios
es personal, de acuerdo con la tradicin juda, pero tambin es el autntico
Ser, absolutamente simple y trascendente, inefable, libre, autosuficiente, que
no ocupa lugar o espacio, sino que ms bien contiene en s todo. El hombre no
llega a l a travs de la ciencia sino por intuicin inmediata o xtasis. Al ser
Dios absolutamente trascendente Filn precisa de seres intermedios que lle
nen el vaco entre aqul y el cosm os sensible y material. El ms excelso de
estos seres intermedios, pero subordinado al Dios trascendente, es el Lgos o
Nos, lo ms antiguo y primero que engendr Dios, sin ser identificable, ms
que en apariencia, al Verbo cristiano. En este Lgos o Nous se sita el mundo
de las Ideas. Es instrumento de Dios en la formacin del mundo. La materia
es creada.
Influido por el platonismo, sigue manteniendo Filn un marcado dualis
mo entre el alma y el cuerpo o entre los elementos racionales y no racionales

del hombre. El nico bien del hombre, piensa, es la virtud y en cuanto a las
pasiones hemos de tender a no inmutamos ante ellas. Hemos de confiar sobre
todo en Dios y semejamos a l en la medida de nuestras fuerzas. Tenemos que
tener una rica vida interior, de forma que no nos distraigan las ocupaciones
pblicas, y la ciencia ha de quedar al servicio de la vida interior. Se dice que
Filn es uno de los pocos escritores del Imperio, entre los no cristianos, que po
see una verdadera doctrina mstica basada aparentemente en una experiencia
autntica. Nos describe cmo el espritu humano puede, aun en esta vida, ver
se arrebatado por la posesin divina ms all de su actividad normal de con
templacin espiritual, cmo puede unirse a Dios, sin que pueda identificarse
plenamente con el entusiasmo griego o la unin mstica plotiniana, pues sus
races ms profundas deben buscarse en la tradicin de los profetas hebreos.

4.11. Gnosticismo y hermetismo


Los trminos gnosis y gnosticismo se han aplicado con tanta profusin a pensa
dores y corrientes del Imperio que podemos decir que ha habido una ola pangnstica que abarca desde Filn de Alejandra hasta Plotino pasando por el her
metismo o las corrientes herticas del cristianismo. Unas veces con ms razn
y otras con menos. Nosotros en este apartado slo nos vamos a referir al gnos
ticismo calificado de pagano.
Gnsis es un trmino griego que significa conocimiento y el gnstico,
por tanto, es el conocedor. Mientras que el trmino epistme hace referencia
a la ciencia, al conocimiento cientfico, gnsis slo alude a conocimiento como
opuesto a la ignorancia (gnoia). El Diccionario de la Real Academia Espa
ola lo define como conocimiento absoluto e intuitivo, especialmente de la
divinidad, que pretendan alcanzar los gnsticos y el gnosticismo como doc
trina filosfica y religiosa de los primeros siglos de la Iglesia, mezcla de la cris
tiana con creencias judaicas y orientales, que se dividi en varias sectas y pre
tenda tener un conocim iento intuitivo y m isterioso de las cosas divinas.
Trmino acuado en el siglo xviil, se suele aplicar sobre todo a los sistemas
gnsticos cristianos que florecieron entre los siglos II y III d. C. En efecto, cuan
do hablamos de gnosticismo usualmente pensamos en los textos gnsticos coptos hallados en 1946 en la poblacin egipcia de Nag-Hammadi, a unos 100 km
al norte de Luxor, cincuenta y tres tratados datables en tomo al ao 4 0 0 d. C.,
y en las referencias gnsticas de los siglos II-III d. C, contenidas en Justino, Irineo de Lin (Contra los herejes), Epstola de Bernab, Hiplito (Refutacin), Hechos
de Toms, Plotino (II 9), etc. Pero tambin hubo un gnosticismo en su vertien

te pagana, acorde con el espritu de la poca, cuyo principal representante en


el siglo il d. C. es el tratado I del Corpus Uermeticum, el titulado Poimandres.
Esto es, gnosticismo no es slo la gnosis judaica (Dositeo, Simn el Mago,
Menandro) y cristiana (Cerinto, Satomilo, Baslides, valentinianos, etc.), sino
que adems encuentra su paralelo en los tratados hermticos.

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

Segn Jos Montserrat Torrens, desde un punto de vista histrico-sociolgico, el gnstico es el miembro de un grupo elitista, que se da en el seno de
las religiones del libro, y que se cree en la posesin de la verdad en cuanto a la
conservacin e interpretacin de un texto sagrado. Desde un punto de vista
doctrinal, el Coloquio celebrado en Mesina en 1 966, ante el abuso del trmi
no gnstico, lo describa como la concepcin de la presencia en el hombre
de una chispa divina, que proviene del mundo divino, que ha cado a este mun
do sometido al destino, al nacimiento y a la muerte, y que tiene que ser des
pertada por la contraparte divina del Yo para ser finalmente reintegrada a su ori
gen e implica la connaturalidad divina de la centella que debe ser reanimada
y reintegrada; esta gnosis del gnosticismo comporta la identidad divina del cog
noscente (el gnstico), de lo conocido (la sustancia divina de suyo trascen
dente) y del medio por el cual conoce da gnosis como facultad divina implci
ta que debe ser despertada y actuada).

158

Este conocimiento no es racional, sino que deriva de una especie de reve


lacin y se caracteriza por una serie de rasgos: ante todo hay en el hombre una
centella divina que, por una serie de avatares, ha cado de su lugar de origen
hasta llegar a parar a este mundo, mas est destinada a recuperar en los ele
gidos la conciencia de s misma y a retomar a su lugar de procedencia. Ade
ms, el cosmos ha sido creado por un demiurgo que, al hacerlo, se ha apar
tado del modelo divino. El demiurgo, pues, y el mundo son malos. El alma
humana, por ello, est aprisionada en una especie de crcel de males y tiene
que luchar contra sus enemigos hasta liberarse. Es, por tanto, una doctrina
profundamente pesimista. Se conocen multitud de sectas gnsticas tanto en
el cristianismo como en el paganismo, cuyo mximo florecimiento tuvo lugar
en los siglos ii- iii d. C.
Una posible definicin de la gnosis la podemos hallar en un pasaje de los
Excerpta ex Theodoto: El conocim iento de lo que somos y de lo que hemos
sido; del lugar de donde procedemos y al que hemos venido la parar; de la natu
raleza de nuestro nacimiento y de nuestro renacer. El gnosticismo defiende la
trascendencia del Dios supremo, que es indefinible, inescrutable, invisible, inex
presable, innominable, ms all del ser y del intelecto; un segundo principio
(Intelecto, Unignito, Padre, etc.), cuya funcin principal es ser principio del
universo, pero no directamente, sino por la mediacin de otro principio, el
Alma, el tercer principio. En cuanto a la cosmologa todos los sistemas gnsti-

cos, como decamos, unen de algn modo el origen del cosmos, de la materia
y del mal, con una degradacin dentro de la divinidad que implica el naci
miento del universo, pero cada sistema lo explica a su manera mediante diver
sos mitos. El gnosticismo implica una radical separacin entre el mundo supe
rior y el mundo inferior material, siendo la materia degradacin, ltimo escaln
del ser, a la cual est unido el mal.
Como decamos, uno de los principales testimonios del gnosticismo paga
no es el Corpus Hermeticum, los escritos atribuidos a Hermes Trismegisto (el
tres veces muy grande). Ya en tom o al siglo II a. C. comenzaron a ser vertidos
al griego algunos tratados egipcios de astrolo^a, magia y alquimia que fueron
puestos bajo el patronazgo de Hermes-Tot, cabeza de las ciencias ocultas, que
tuvieron un pronto xito. Pero ya con el Imperio se desarrolla el hermetismo
culto, filosfico o erudito, que, sin abandonar del todo la vertiente ocultista,
elabora una refinada espiritualidad basada en la piedad por medio del cono
cimiento, una religin de la m ente, como la define un tratado del Corpus,
Asclepio. Los Hermetica filosficos comprenden tratados de origen dispar. Por
una parte los diecisiete tratados del Corpus Hermeticum, el Asclepio (versin lati
na de un perdido Discurso perfecto), veintinueve extractos conservados en la
Antologa de Estobeo (v d. C.), citas en otros autores, tres textos aparecidos en
la biblioteca copta de Nag Hammadi y la traduccin al armenio de unas Defi
niciones de Hermes Trismegisto a Asdepo. Los ms interesantes para nuestro pro
psito son los tratados I (Poimandres), IV (La crtera o la unidad) y VII (Que a
ignorancia de Dios es el m ayor m al entre los hom bres), XIII (Discurso Secreto de
la Montaa). Se trata de una literatura que mezcla religin y filosofa, de fuerte
tendencia soteriolgica, nacida en Egipto.
El tratado I, Poimandres, nombre parlante griego que significara pastor de
hombres, contiene las siguientes secciones:
I. Prlogo (1-3)
, II. Revelacin
II. 1 Cosmognesis (4-11)
11.2. Antropognesis-Antropolo^a (12-23)
11.3. Soteriologa (24-26)
III. El sermn de Hermes (27 -2 9 ): ignorancia o gnosis; ebriedad o luci
dez; oscuridad o luz
IV Accin de gracias (30-32)
La antropognesis de este tratado es uno de sus elementos ms caracte
rsticos. Dice que el Pensamiento (Nos), padre de todas las cosas, vida y luz,
engendr al hombre a su imagen y le am como un hijo (12), el hombre pr-

mordial, y le entreg todas sus criaturas (12). Este hombre primordial, que
riendo tambin crear como el Demiurgo, se sumerge en la esfera demirgica,
se enamora de su propia imagen reflejada en el agua (14) y se une a la natu
raleza (phy'sis), que acoge a su amado, lo envuelve por com pleto y se unen,
pues se haban enamorado (14). La naturaleza, como producto de la unin,
dio a luz a siete hombres (16), andrginos, que posteriormente se dividiran
en hombres y mujeres. El hombre celeste deja de existir como persona distin
ta, pues anima al hombre terreno; su vida se transforma en alma humana y su
luz en intelecto. De ah que, entre los seres terrenos, slo el hombre sea a la
vez mortal e inmortal. La misin del hombre, para salvarse, consiste en cono

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

cerse a s mismo y a Dios, tiene que tratar de no sumergirse en lo sensitivo, en


lo corpreo, sino en el pensamiento (22). Cuando el cuerpo muere, el alma
inicia una anbasis (25), un ascenso a travs de las siete esferas planetarias, en
las que se va despojando de lo que le estorba hasta llegar a Dios, esto es, se
desprende del ansia de poder, de la maldad, de la avaricia, de la mentira, etc.
Al final llega al octavo cielo (26), donde en unin con las otras almas ento
na himnos al padre en medio de una comn alegra (26). Tal es, dice Poimandres (26), la feliz consumacin de los que poseen conocimiento, gnsis,
ser divinizados.

160

Es un dualismo que desvaloriza el mundo y el cuerpo, que subraya la iden


tidad entre lo divino y el elemento espiritual del hombre. Al igual que la divi
nidad, el espritu humano se caracteriza por la vida y la luz, frente a la oscuri
dad y muerte que implica la materia. Si el hombre es doble, alma inmortal y
cuerpo moral, alma que es luz y vida y cuerpo que es sombra oscuridad, vol
ver a la inmortalidad es esencialmente conocer a Dios, que es Luz y Vida, y
conocerse como salidos de Dios. Conocimiento de Dios y conocimiento de
s m ismo son las primeras condiciones de la salvacin, de donde viene el que
esta doctrina reciba el nombre de gnsis. La primera virtud es la gnosis y el vicio
fundamental la gnoia Qa ignorancia), esto es, el desconocimiento de Dios y de
la ligazn de filiacin que nos une directamente con El. Mas si todos hemos
salidos de l (Nos) y poseemos intelecto, cmo es que todos no poseemos
gnsis? Poimandres responde que el conocim iento de Dios y de uno mismo
como hijo de Dios est condicionado por el comportamiento moral. Ay de
vosotros, aade Poimandres (27), hombres nacidos de la tierra, vosotros que
estis entregados a la embriaguez, al sueo y a la ignorancia de Dios, perma
neced sobrios, cesad en vuestra embriaguez, pues estis aprisionados por un
sueo irracional. Hay que arrepentirse y tomar nuestra parte de inmortalidad
(28). Habiendo odo el mensaje, los hombres se dividen en dos grupos (29),
los que no atienden y siguen la va de la muerte y los que tienen estos precep
tos como guas y siguen la va de la inmortalidad.

Sobre el Corpus Hermeticum hay opiniones muy diversas: desde que son
textos griegos, egipcios y judos, aunque unitarios (Louis Mnard), hasta que
en ellos la influencia egipcia es la preponderante (Reitzenstein) o, por el con
trario, superficial (Kroll), pasando por la consideracin de que los tratados her
mticos son fundamentalmente filosofa griega helenstica, del platonismo medio
en particular, siendo lo egipcio accidental (Festugire). Realmente se trata, pen
samos, de una mezcla de religin y filosofa, tpica de la poca imperial, en la
que motivos platnicos y orientales vienen a confluir.

ndice nominal

ACADEMIA: comunidad filosfica y de investigacin fundada por Platn en Ate

nas y denominada as por estar situada en un lugar consagrado al hroe


ateniense Academo.
Agatas (s . Vi d. C.): autor bizantino en prosa -fundamental su inacabada Sobre

el reinado de Justiniano- y verso que estudi en Alejandra y Constantinopla.


Agustn de Hipona (s. iv-v d. C.): escritor cristiano latino.
Albino (s . ii d. C.): filsofo correspondiente al platonismo medio, al que se atri

buye una interesante introduccin a los dilogos de Platn.


Alcibiades (s .V a . C.): general y estadista ateniense, ligado al crculo socrtico

y figura clave en la Guerra del Peloponeso.


ALCMEN (s . VI a. C.): mdico y filsofo, natural de Crotona, a quien algunos

autores asocian a la tradicin pitagrica.


Alejandro de Afrodisiade (s. ii-iii d. C.): importante comentarista aristotlico.
Alejandro Magno (s. iv a. C.): rey de Macedonia y Grecia. Sus campaas en

Amelio ( s . iii d. C.): natural de Etruria, fue discpulo de Plotino desde el 2 4 6 al

2 7 0 d. C.
Ammonio (s . vi d. C.): filsofo neoplatnico hijo de Hermias, cabeza de la escue

la de Alejandra.

indies nominal

Oriente dieron lugar a un vasto imperio y a la propagacin de la cultura


griega.

163

Amonio Sacas (s. iii d. c . ) : filsofo platnico natural de Alejandra.


ANAXGORAS (s. V a. C.): filsofo presocrtico oriundo de Clazmenas 0onia) y

residente en Atenas. Acusado de atesmo por haber pretendido que el sol


era una masa gnea, muere en Lmpsaco
Anaximandro (s. v i a. C.): filsofo presocrtico natural de Mileto, discpulo de

Tales. Para l todo parte del peiron, algo indeterminado y cuantitativamente


ilimitado.
ANAXIMENES (s. VI a. C.): filsofo presocrtico oriundo de Mileto que parte para

su explicacin del cosmos del aire.


Andronico de Rodas (s. i a. C.): editor de las obras de Aristteles en Roma.
ANTG0N0 GNATAS (s. IV-III a. C.): rey de Macedonia, hijo de Demetrio Polior

cetes.
Antoco IV EpFANES (s. iii-ii a. C.): monarca helenstico que control Ju d ea frrea
m ente tratando de helenizarla.
A ntoco de Ascaln (s. i a. C.): escolarca de la Academia Nueva.
Antstenes (s. v-iv a. C.): nacido en Atenas, fue uno de los ms fieles discpu

los de Scrates y pasa por fundador de la escuela cnica.


APELICN DE TEOS (s. 1 a. C.): biblifilo que adquiri la biblioteca de Aristteles

que fue llevada a Roma por Sila.


Apolonio de T iana (s. i d. C .): predicador taumaturgo e itinerante vinculado al

De Platn a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

renacim iento del pitagorismo.


Apuleyo (s. ii d. C.): escritor latino, nacido en Madaura (norte de Africa). Estu

dia en Cartago y Atenas hasta establecerse en Roma, para finalmente retor


nar a su pas natal. Est ligado al platonismo medio.
Arcesilao de Pitane (s. iv-iii a. C.): filsofo con quien se suele iniciar la Acade

mia Nueva, de tendencia escptica.


AristBULO (s. II a. C.): judo de Alejandra autor de un comentario sobre el Pen

tateuco del que slo tenemos fragmentos.


A ristteles (s. iv a. C .): filsofo griego natural de Estagira, discpulo de Platn
y fundador del Liceo.
Aristoxeno de T arento (s . iv d. C.) : escritor y filsofo de tendencia peripattica.
A rquitas (s. IV a. C.): filsofo pitagrico, natural de Tarento, que entr en con

tacto con Platn en sus viajes a Sicilia.


ASPASIO (s. II d. C .): com entarista peripattico.
Ateneo (s. iii d. C.): escritor natural de Naucratis (Egipto), autor de una exten

sa obra de carcter erudito que, a su vez, sirve de fuente sobre todo para
la comedia y la lrica griegas.

B iqn de Boristenes (s. ill a. C.): creador del gnero de la diatriba.


Calcidio (s . IV d, C): traductor y comentarista del Timeo de Platn.
CRMIDES (s. V a. C.): ateniense de noble progenie, de la familia de Platn, liga

do al crculo socrtico y a la actividad poltica de la poca.


CARNADES de C irene (s. Ill a. C.): escolarca de la Academia Nueva de tendencia

escptica.
CFISO: ro del tica.
CRCIDAS DE Megalopolis (s. Ill a. C.): poeta de tendencia cnica.
CICERN (s. I a. C.): escritor cum bre de prosa latina, sobre todo en los cam pos
de, la oratoria y la retrica.
CIRO I (s. VI a. C.): rey persa hijo de Cambises, modelo de buen gobernante

para algunos intelectuales griegos.


C leantes de Asos (s . ui a. C.): filsofo estoico, autor del fam oso Himno a Zeus.
Clearco de S olos (s. iv-iii a. C.): e ru d ito v in cu lad o a la e sc u e la p erip attica.
Clemente de Alejandra (s. ii d. C.): u n o d e los prim eros escritores griegos cris
tianos.

CUTMACO (s. II a. C.): cartagins, cuyo verdadero nombre era Asdrbal, que

estudi en Atenas en la Academia con Camades.


Crates de Atenas (s. iii a. C.): escolarca de la Academia ateniense.
Crates de T ebas (s . iv-iii a. C.): filsofo cnico.
Crisipo (s. ill a. C.): filsofo de tendencia estoica que destac en el plano de la

lgica y de la dialctica. Era considerado el segundo fundador del estoi


cismo.
CRITIAS (s. v a. C .): uno de los Treinta Tiranos de Atenas, to de Platn. Se le

atribuyen elegas, tragedias, etc.


CRITOLAO (s. II a. C.): filsofo peripattico que particip en la embajada a Roma

en 155 a. C.
Cronio (s. ii d. C.): filsofo neopitagrico.
Damascio (s. v-vi d. C.): filsofo neoplatnico de la escuela de Atenas.
Daro I (s. VI-V a. C.): rey persa que particip en las Guerras Mdicas.
DEMETRIO Falreo (s. iv-iii a. C.): poltico ateniense y pensador peripattico.
DEMOCRITO DE Abdera (s. V-IV a. C.): filsofo presocrtico que propugnaba que

el m undo es el resultado de encuentros de partculas que denom ina


tom os.
Demonacte (s . II d. C.): filsofo cnico al que inmortaliz Luciano.

Dicearco de Mesene (s. IV a. C.): discpulo de Aristteles.


Diogenes de Babilonia (s. h a. C.): filsofo estoico que en 155 a. C. fue enviado

en una embajada a Roma.


Digenes Laercio (s. in d. C.): autor de un compendio sobre las vidas y doctri

nas de los filsofos griegos desde Tales a Epicuro en que se mezclan la bio
grafa y la doxografa.
Digenes de S inope (s. v -iv a. C.): filsofo cnico, denominado el perro.
DlN (s. IV a. C.): ligado a Dionisio I de Siracusa, result impresionado por Pla

tn en sus viajes a Sicilia y se mantuvo vinculado a l.


DlN de PRUSA (s. h i d. C.): denominado Crisstomo, escritor de tendencia

cnica.
DIONISIO I (s. V-IV a.C.): tirano de Siracusa.
Dionisio II (s. iv a. C.): tirano de Siracusa, hijo de Dionisio I, a quien sucedi

c. 3 6 7 -3 6 6 a. C.
Empdocles (s. v a. C.): filsofo presocrtico natural de Agrigento que escribi

su obra en verso. Para l existen cuatro races (elementos): fuego, aire,


agua y tierra.
Enesidemo DE Cnosos (s. i a. C.): filsofo escptico.
Enomao de Gdara (s. ii d. C.): fil so fo c n ico .

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

EpicaRMO (s. vi-v a. C.): clebre poeta cmico dorio nacido en Sicilia.

166

Epicteto de Hierpolis (s. i-ii d. C.): filsofo, antes esclavo, de tendencia estoi

ca cuyas doctrinas fueron recogidas por Flavio Amano.


Epicuro de Samos (s. iv-iii a. C.): filsofo fundador de la escuela que lleva su

nombre, tambin conocida como el Jardn.


Escipiones (CRCULO DE los): nombre con el que se conoce al crculo intelectual

filoheleno reunido en tomo a Publio Cornelio Escipin Emiliano en el siglo


ii a. C.

Espeusipo (s. v -iv a. C.): filsofo ateniense, sobrino de Platn, al que sucedi al

frente de la Academia.
Esquines de Esfeto (s. iv a. C.): discpulo de Scrates a quien se atribuyen tam

bin dilogos socrticos perdidos.


Estobeo (s. V d. C.): escritor griego autor de una antologa gracias a la cual con

servamos informacin de obras que de otra manera se hubieran prctica


mente perdido.
Estoicismo: tendencia filosfica y forma de vida que marca la poca helenstica

y cuya fundacin se atribuye a Zenn.

E strabn (s . i a.C.-l d. C.): gegrafo griego autor de una Geografa en diecisie

te libros conservada casi completa.


ESTRATN DE LMPSACO (s. Ill a. C ): peripattico, alumno de Teofrasto y precep

tor de Ptolomeo Filadelfo.


Euclides (s . v- iv a. C.): filsofo de Mgara vinculado a Scrates y fundador de

la escuela megrica.
Eudemo DE RODAS (s . IV a. C.): discpulo y colaborador de Aristteles.
Eudoro de Alejandra (s. i d. C.): filsofo eclctico,
Eudoxo de C nido (s. IV a. C.): filsofo ligado a la Academia, legislador, mate

mtico, astrnomo y mdico.


Eunapio de Sardes (s. iv-v d. C.): autor de biografas, interesante en particular

para algunos neoplatnicos.


Eusebio de CESAREA (s . iii-iv d. C.): escritor eclesistico griego oriundo de Palestina.
FaniaS DE RESO (s . IV a. C.): peripattico que destac en el m bito biogrfico.
F erCIDES (s . VI a. C.): el telogo, natural de Siros, uno de los primeros pro

sistas y ejemplo de transicin entre pensamiento mtico y pensamiento


racional para algunos autores.
F icino, Marsilio (s. xv ): cabeza de la Academia platnica en Florencia, que tra

t de armonizar el platonismo con el dogma cristiano.


F ilipo II DE Macedonia (s . iv a. C.): padre de Alejandro Magno. Consigui some

ter a Grecia.
FlLlPO DE Opunte (s . iv a. C.): discpulo de Platn, de quien la tradicin dice

que transcribi las Leyes del fundador de la Academia y fue autor de la Epinomis.
FlLOLAO (s . v-IV a. C.): filsofo pitagrico con quien se supone entr en con

tacto Platn en sus viajes a Sicilia.


FlLODEMO (s . ii -i a. C.): filsofo natural de Gdara, trat de popularizar en Roma

las doctrinas de Epicuro.


F iln de Alejandra (s . i d. C.): filsofo greco-judo.
F iln de Larisa (s. ii-i a. C.): escolarca de la Academia Nueva.
FlLSTRATO (s. II d. C.): sofista en Atenas y Roma, autor, entre otras obras, de la

Vida de Apolonio de lia n a .


F lavio J osefo (s . i d. C.): historiador griego de origen ju d o.
FOCIO (s. ix d. C.): patriarca de Constantinopla, hombre de cultura enciclop

dica.

GALENO ( s . Il d. C.): escritor mdico nacido en Prgamo, cuya vida transcurri

en gran parte en Roma.


Galieno ( s . iii d. C.): emperador romano hijo de Valeriano.
GAYO ( s . Il d. C.): filsofo correspondiente al platonismo medio.
G entiliano Amelio ( s . iii d. C.): neoplatnico discpulo de Plotino.
GORDIANO III (s. Ill d. C.): emperador romano que realiz una expedicin con

tra los persas.


GREGORIO de Nisa (s . iv d. C.): escritor eclesistico griego.
HERCLIDES PNTICO (s. IV a. C.): filsofo de la Academia, discpulo de Platn y

Espeusipo.
HERCLITO (s . VI a. C.): filsofo presocrtico natural de feso. Para l el elemento

fundamental es el fuego; sostiene adems que todo est en continuo


devenir.
Hesi'odo (s. v iii -v ii a. C.): poeta pico-didctico nacido en Asia Menor y esta

blecido en Beocia, autor de la Teogonia y Los trabajos y os das.


Hierocles de Alejandra (s . v d. C.): filsofo neoplatnico.
HlPATlA (s . IV-V d. C.): una de las escasas mujeres versadas en filosofa en el mun

do antiguo, ligada al neoplatonismo y asesinada por una turba de cristia


nos en Alejandra en el 4 15 d. C.

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

Hiplito ( s . Hl d. C.): escritor griego cristiano autor de Refutacin de todas as

168

herejas.
HOMERO (s. Vlll a. C.): el poeta por excelencia griego, a quien se hace jon io

del Asia Menor, bajo cuyo nombre se nos han transmitido la Ilada, la Odi
sea y otros poemas, algunos de poca mucho ms reciente.
IRINEO DE LlN (s . II d. C.): escritor eclesistico griego que refut a los gnsticos.
ISCRATES (s. v-iv a. C.): escritor y m aestro de rtorica, cuya escuela disput a
la platnica la prim aca en el terreno educativo.
JMBLICO DE Calcis (s . iii -iv d. C.): filsofo neoplatnico cabeza de la escuela de

Siria.
JENCRATES de Calcedn (s . IV a. C .): escolarca de la Academia platnica en

Atenas.
J enfanes (s . vi -v a. C.): poeta y filsofo presocrtico natural de Colofn que

se estableci en la Magna Grecia. Critica la visin antropomrfica de los


dioses mantenida por coetneos y poetas precedentes como Homero.
J enofonte ( s . iv a. C.): historiador ateniense vinculado a Scrates y fuente sobre

su persona.

J ernimo de Rodas ( s . Ill a. C.): filsofo e historiador de la literatura vinculado

a la escuela peripattica.
JUAN CrissTOMO (s . iv d. C.): escritor eclesistico griego.
JUAN F ilopono (s . v-vi d. C.): alumno y sucesor de Ammonio en la escuela neo-

platnica de Alejandra.
JULIANO (s . IV d. C.): em perador rom ano (361-363 d. C.) que trat de restau
rar el orden pagano tradicional apoyndose ideolgicam ente sobre todo
en los neoplatnicos.
JUSTINIANO ( s . v-v i a. C.): emperador romano de Oriente.
JUSTINO (s . II d. C.): apologista cristiano que trat de explicar la fe cristiana con
la ayuda de la filosofa griega.
LaciDES DE ClRENE (s. ni a. C.): escolarca de la Academia Nueva.
LlBANlO (s. iv d. C.): clebre rtor con gran nmero de discpulos, por ejemplo,

los cristianos Juan Crisstomo, Basilio el Grande y Gregorio de Nisa.


LICEO: nombre dado a la escuela fundada por Aristteles.
LlCN de T raDE (s . Ill a. C.): filsofo peripattico.
LONGINO (s. ili d. C.): filsofo y fillogo que residi en Atenas.
LUCIANO (s. ii d. C.): escritor griego natural de Samsata, autor de dilogos y

opsculos de carcter moral en que critica las locuras y defectos de su


tiempo.
LUCRECIO (s. l a. C.): poeta latino que se adhiere al materialismo epicuresta.
Macabeos ( s . 11 a. C.): familia juda que se opuso a la poltica de Antoco 1Y El

tercero de cinco hermanos, hijos de Matataas, era conocido como Judas


Macabeo, por lo que toda la familia acab siendo denominada as.
Macrobio ( s . iv-v d. C.): escritor latino, autor del Comentario al Sueo de Esci

sin, una exposicin teida de neoplatonismo del texto base de Cicern,


y de los Saturnalia.
Malalas (s . VI d. C.): autor de una de la m s antiguas crnica universal bizan
tina que se h a conservado.
MARCO AURELIO (s . ll d. C.): emperador y filsofo romano de tendencia estoica.
Mario V ictorino (s . iv d. C.): autor de obras filosficas, algunas de ellas, liga
MARINO DE Neapolis (s . v d. C.): discpulo y sucesor de Proclo, de quien escribi

una biografa, que estuvo al frente de la Academia neoplatnica de Atenas.


MXIMO de T iro (s . ii d. C.): orador que divulg en sus obras platonism o medio.
Menandro de Atenas ( s . iv- iii a. C.): poeta griego de la Comedia Nueva.

ndice nominal

das al neoplatonism o,

169

Menipo DE GDARA ( s .

ill

a. C .): filsofo cnico al que inmortaliz Luciano.

Metrodoro de LAmpsaco (s. iv-iii a. C.): uno de los representantes ms destaca

dos del epicureismo.


Moderato de Gades (s. i d. C.): filsofo hispano neopitagrico.
Nausifanes de TEOS (s . IV a. C.): filsofo atomista con el que entr en contacto

Epicuro.
NICOLAO DE Damasco (s. i a. C.): historiador griego que vivi en la corte de Hero

des el Grande y luego se traslad a Roma, a quien se atribuye una historia


universal perdida en 1 44 libros, una biografa de Augusto y una autobio
grafa.
NICMACO de G erasa (s. i-ii d. C.): filsofo neopitagrico.
NIGIDIO F igulo (s. i a. C.): senador y pretor romano, hombre docto, a quien se

atribuye el renacimiento del pitagorismo en su poca.


Numenio de Apamea (s. ii d. C.): filsofo neopitagrico.
Olimpiodoro (s . v-vi d. C.): ltimo didoco pagano de la escuela neoplatnica

de Alejandra.
Orgenes (s . iii d. C.): filsofo platnico.
Panecio de Rodas (s. ii a. C.): filsofo estoico vinculado en Roma al crculo de

los Escipiones.

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

PARMNIDES (s. v a. C.): filsofo presocrtico natural de Elea en el sur de Italia

que escribi su obra en verso. En un poema en hexmetros, del que tene


mos fragmentos, opone el mundo del Ser, uno, nico, increado e indes
tructible, conocido slo por el pensamiento, al mundo del Parecer, engen
drado por la opinin de los hombres.
Peregrino (s. ii d. C.): filsofo cnico al que inmortaliz Luciano.
Pericles (s . v a. C.): poltico ateniense gobern a Atenas en su poca de esplendor.
PlRRN DE Elide (s . iv- iii a. C.): filsofo grafo, fundador del escepticism o.
PlTGORAS (s. VI a. C.): filsofo oriundo de la isla de Samos, que emigr a las

colonias griegas del sur de Italia. No escribi nada. El mivimiento que fun
d que abarca desde la poca arcaica a la imperial con diversas fases.
Polemn DE Atenas (s . IV-III a. C.): escolarca de la Academia ateniense.
PLATN (s . V-IV a. C.): filsofo ateniense, discpulo de Scrates y fundador de la

Academia.
PLOTINO (s . iii d. C.): filsofo neoplatnico, natural de Licpolis, afincado en

Roma.
P lutarco de Atenas (s. v d. C.): filsofo neoplatnico.

P lutarco de Q ueronea (s . -ii d. C.): escritor griego, autor de biografas (Vidas

paralelas) y tratados de contenido moral y filosfico, a quien se suele incluir


dentro del platonism o medio.
POLIGNOTO (s. V a. C.): pintor griego que se estableci en Atenas c. 4 7 4 a. C.
P orfirio (s. iii d. C.): filsofo neoplatnico, discpulo y editor de Plotino.
Posidonio de Apamea (s. ii - i a. C.): filsofo estoico, discpulo y sucesor de Pane-

ci.
P retextato (s. IV d. C.): pagano que supuso una fuerte resistencia al cristia

nismo en su poca.
P roclo (s. V d. C.): filsofo neoplatnico cabeza de la escuela de Atenas.
PT0L0ME0 (s. ii d. C.): astrnom o, m atem tico y gegrafo.
Ptolomeo II F iladelfo (s. iv -iii a. C.): rey de la dinasta macedonia en Egipto

que puso las bases del Museo, con todo lo que ello implica, de Alejandra.
SalustiO (s. IV d. C.): prefecto de Juliano, autor de un pequeo tratado de orien

tacin neoplatnica (Sobre los Dioses y el Mundo).


SNECA (Lucio Anneo) (s. i d. C.): filsofo y escritor latino de tendencia estoica

oriundo de Crdoba.
S exto Emprico (s. ii d. C.): mdico y filsofo escptico.
S implicio (s. v -v i d. C.): u n o de los ltim os neoplatnicos griegos.
S iriano (s. v d. C.): filsofo neoplatnico de la escuela ateniense, maestro de

Proclo.
SCRATES (s. v a. C .): filsofo ateniense grafo, maestro de Platn y de otros

numerosos discpulos que, a su vez, fundaron diversas escuelas.


S0FRN (s. V a. C.): natural de Siracusa, es autor de dilogos en prosa admira

dos por Platn.


Suidas (o Suda), lxico del siglo x d. C.
TALES (s. vi a. C.): natural de Mileto, con quien se suele iniciar la filosofa. La

Antigedad le consideraba el primer filsofo jo n io de la naturaleza y era


tenido por uno de los Siete Sabios.
T eeteto (s. V-IV a. C.): matemtico ateniense que da nombre a un dilogo de

Platn.

TEODORO DE C irene (s. V a. C.): matemtico maestro de Platn y Teeteto.


T eofrasto (s. IV-III a. C.): filsofo natural de Lesbos, es el ms conocido de los

discpulos de Aristteles, de quien fue colaborador y sucesor.

ndice nominal

T emistio (s. iv d. C.): sofista griego que realiz parfrasis de Aristteles.


T eodoro de Asina (s. iv d. C .): filsofo neoplatnico.

171

T eognis (s. Vi a. C.): poeta elegiaco griego arcaico natural de Mgara.


TEN DE Esmirna (s. II d. C.): filsofo perteneciente al platonismo medio.
TEOPOMPO (s. IV a. C.): historiador griego que escribi, entre otras obras, una

historia de Filipo II de Macedonia y una Historia de Grecia continuadora de


la de Tucdides.
T imn DE Fliunte (s . iv-iii a. C.): escritor y discpulo de Pirrn, el escptico, sien

do fuente primordial para su persona.


TlRANlN (s. i a. C.): gramtico admirador de Aristteles sobre cuya obra trabaj.

TRSILO (s. i a.C.-i d. C.): astrlogo favorito de Tiberio, a quien se atribuye un


manual de astrologia y la clasificacin de las obras de Platn en tetralogas.
Zenn de C itio (s . iv-iii a. C.): filsofo chipriota fundador del estoicismo.
Zenon de Elea (s . V a. C.): filsofo presocrco discpulo de Parmnides y autor

de obra en prosa perdida.

Glosario

ABSOLUTO: lo que no depende ms que de s mismo para existir. Lo que tanto

en el pensamiento como en la realidad no depende de otra cosa y tiene en


s su razn de ser.
Accidente: cualidad contingente que se puede dar o no en el ser. Lo que no es en

s, sino en otro. Esto es, para existir precisa de un sujeto de inhesion.


ACTO: en Aristteles designa lo que existe en cuanto perfeccin o realizacin

de una potencia. Lo que ya es.


Agnstico : quien niega la posibilidad de un determinado conocim iento. Se

aplica esencialmente a la posibilidad del conocimiento de Dios. Los agns


ticos no niegan la existencia de Dios, sino que piensan que no tenemos
medios para llegar a su conocimiento.
A nlisis: m tod o que consiste en descom poner u n todo en sus partes y estu
diarlo en stas o a partir de stas.
Antropomorfismo: actitud que consiste en interpretar un fenm eno tom ando
el hom bre com o m odelo.
Apora: problem a insoluble, dificultad lgica insuperable.
Arquetipo: modelo original o ejemplar de un tipo u orden de seres; as las Ideas

platnicas respecto a las cosas, que son copias, del mundo material.
ATARAXIA: trm ino con el que epicreos y estoicos designan la ansiada imper
turbabilidad y serenidad del alma.

Atei'SMO: teora que niega la existencia de Dios.


Atributo : propiedad que acom paa a una esencia y por la que se manifiesta.
AXIOMA: proposicin primera de la que parte la demostracin. Proposicin evi

dente por s misma.


Catarsis: purificacin, purgacin del alma.
CAUSA: algo que de alguna forma com unica el ser o influye en la produccin de
otro ser, su efecto.
CINISMO: tendencia filosfica y forma de vida surgida en el seno del socratismo

de la que pasa por ser su fundador Antstenes. Digenes fue tambin uno
de sus ms seeros representantes.
Contingente: lo que podra n o existir.
COSMOS: el m undo en cuanto universo ordenado.
Deduccin: razonam iento que consiste en conclu ir una proposicin a partir de
unas prem isas. Procede de lo universal a lo particular.
DEFINICIN: manifestar lo que un a cosa es.
Demiurgo: d enom inacin de la divinidad com o artfice del m undo.
Devenir: caracterstica principal del m u nd o sensible: el con stan te cam bio, la
finitud que se opone a la perm anencia y eternidad de las ideas, verdadero
ser de las cosas, en la con cep cin platnica.

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

Dialctica: en sentido socrtico-platnico, el arte de la discusin o bsqueda

174

de la verdad a travs del dilogo m ed iante divisiones y precisiones co n


ceptuales.
Eclecticismo : se dice del sistem a filosfico que se form a a partir de diversas
aportaciones de otros sistem as, sin que siempre consiga una armonizacin
coherente y original.
EMPRICO: lo referente a la experiencia sensible.
Epicureismo: tendencia filosfica y forma de vida de la que es fundador Epicu

ro de Samos.
Epistemologa: en sentido extenso, teora del conocim iento.
ESCEPTICISMO: tendencia filosfica y forma de vida que desconfa de que la ver
dad exista y de que, en caso de que exista, el hom bre pueda alcanzarla.
ESCOLARCAS: seguidores y continuadores de una escuela filosfica determinada.
Esencia: lo que una cosa es. Lo permanente e invariable en las cosas.
Especie : c o n c e p to que se p red ica de los sin gu lares exp resand o la e sen cia
com pleta.

tica : rama de la filosofa que tiene por ob jeto el obrar hu m ano en cu anto a
su rectitud o n o de acuerdo con unas norm as y fines.
EUDEMONISMO: doctrina moral que establece com o fin ltim o del hom bre la feli
cidad, a cuyo fin subordina todo.
F ilantropa: am or o am istad del hom bre hacia los otros seres hum anos.
Forma: principio activo, causa u origen de las perfecciones especficas de un
ser (morph).
G nesis: con ju n to de etapas, desde su origen, por las que algo ha llegado a ser
lo que es en el m om ento de su consideracin.
GNERO: parte de la esencia que es com n a varias especies.
G nosis: conocimiento. Movimiento filosfico-religioso del helenismo.
Hedonismo: doctrina moral que hace del placer el fin supremo de la vida humana,
Hilemorfismo: teora segn la cual los seres materiales estamos constituidos por
dos principios: materia prim a Qifle) y forma sustancial (morph).
Hipstasis: denominacin neoplatnica de las diversas emanaciones o grados

del ser a partir del Uno.


Idea: en sentid o p latn ico, arquetipo o m odelo de las cosas de este m undo,
subsistente en u n m undo inteligible.
Induccin: razonam iento que va de lo particular a lo universal.
Inmanente: lo que est im plicado o perm anece dentro de los trm inos de algo,
sin sobrepasarlo.
Intelecto: facultad de pensar. Capacidad humana de penetrar en las cosas sen

sibles y abstraer de ellas lo universal representndolo en forma de concepto.


INTELIGIBLE: lo que puede ser entendido. Objeto del intelecto o entendimiento.
LGICA: ciencia del pensam iento en s m ism o considerado en sus formas y en
sus leyes.

Leos: trmino griego, palabra, razn. Se aplica a la razn considerada como


orden explicativo del Universo.
Materia: principio pasivo, inerte, raz de cantidad y principio de individuacin

(hfle). Unida a la forma (morph) sustancial da lugar al ser concreto existente.


Mayeutica: arte de ayudar a dar a luz como las parteras. Scrates lo aplicaba

a sus esfuerzos por alumbrar, por ayudar a los hombres, en su bsque


da de la verdad.
Metafsica: ciencia del ser en cuanto tal o de las causas primeras.
MACROCOSMOS: el universo, especialm ente considerado com o u n ser sem ejante
al hom bre o m icrocosm os.

Microcosmos: se dice del h om bre p o r cu an to en su ser abarca y com p en d ia


todas las funciones y m odos del ser que existen en el cosm os.
Monotesmo: creencia en un Dios nico.
MOVIMIENTO: cualquier cam bio de u n ser.
Naturaleza: posee varias acepciones. La esencia o sustancia caracterstica de

cada ser; lo que es innato; el conjunto de cosas exteriores opuestas a la


interioridad del sujeto; conjunto, orden y disposicin de todo lo que com
pone el universo.
NeopitagoRISMO: renovacin del pitagorism o en poca imperial.
OPININ: creencia que se expresa sin certeza o garanta de veracidad.
O rfismo: movimiento religioso que surge en poca arcaica griega, que se vin

cula al mtico Orfeo, y cuya influencia se extiende a lo largo de los siglos


en muy diversas escuelas filosficas.
O rganon: nombre dado al conjunto de los tratados aristotlicos de Lgica.
PANTEISMO: creencia segn la cual todo es Dios, esto es, que Dios no es un ser

distinto del mundo creado sino que se confunde con l.


PASIN: se utiliza como sinnimo de afeccin. Todo lo que sufre el alma.

PneMA: trmino griego, soplo, aliento. Metafricamente, elemento anima


dor, que da vida: aire vital, espritu animador.

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

Politesmo: sistem a religioso que defiende la existencia de diversos dioses.

176

POTENCIA: capacidad de llegar a ser lo que an n o es.


PREDICADO: lo que se afirma o niega del sujeto.
P rincipio: punto de partida o fundamento (arche) de algo o de un proceso.
Psique: alma. Todo lo que en un ser humano no es puramente orgnico.
Razn: facultad propia del hombre Qgos) que le permite acceder a la esencia

o verdad de las cosas mediante la inteleccin y por medios discursivos.


Tambin se utiliza como prueba o demostracin de algo.
Relativismo: teora que sostiene el carcter relativo o condicionado de la m oral
o del conocim iento de acuerdo con el hom bre y sus capacidades o la socie
dad en la que se inserta.
S er : aquello que todos los seres, existentes o posibles, tienen en comn, y a lo

que com pete existir de alguna manera. Es objeto su estudio especfica


mente de la ontolo^a.
S ilogismo: razonam iento deductivo categrico.
S incretismo: doctrina producto de teoras de origen y sentido dispares.

SISTE/: con ju n to de elem entos interdependientes que form an un todo orga


nizado.
SOFISMA: razonam iento falso c o n ap ariencia de verdadero co n in te n c i n de
engaar.
S oliloquio: coloquio del alma consigo misma.
S ustancia: lo que es en s y no en otro.
T autologa: definicin viciosa o intil por incluir el trmino definido, o demos
tracin que se apoya en lo que ha de demostrarse.
TeleOLGICO: aquello que est dirigido a u n fin (tlos).
T eologa: ciencia o tratado cuyo ob jeto es Dios.
T esis : proposicin inicial de una discusin o dem ostracin.
UNIVERSO: conjun to de todo lo que existe en el tiem po y en el espacio. N o debe
confundirse con m undo. Puede hab er varios m u nd os, pero un solo uni
verso.
Universal: cualquier determ inacin que puede aplicarse a u n a pluralidad o rea
lizarse en ella. Se utiliza tam bin para los conceptos en razn de su carc
ter abstracto y predicable.
V erdad: en sen tid o prim ario, co n d ici n del ju ic io o p ro p osici n p o r la cual
expresa lo que es realm ente es, adecuacin del pensam iento a la cosa, del
ser y el pensar.

Cronologa

Las fechas suelen ser aproximatvas.

65 0 -6 0 0 a. C.

Historia
Primeras monedas griegas.

640 -550
621 -620

Tales de Mileto.
Dracn en Atenas: legislacin.

620 -540

Anaximandro, Anaximenes de Mileto.

594 -593

Soln, arconte de Atenas.

561

Pisistrato, tirano de Atenas.

540-475
5 40 -5 2 0

Los Siete Sabios, figuras a la vez hist


ricas y legendarias, entre ellos Tales.

Jenanes de Colofn.
Polcrates, drano de Samos.

540 -4 8 0
522 -4 8 6

Filsofos

Pitgoras abandona Samos para insta


larse en Crotona.
Herclito de Efeso.

Daro, rey de los persas.

Cronologa

Ao

179

Nacimiento de Parmnides de Elea.

515
510

Filsofos

Historia

Ao

Cada del tirano Hipias en Atenas.


Crotona destruye Sbaris.

508

Reformas de Clstenes en Atenas.


Nacimiento de Empdocles de Agri
gento.

500

4 9 8 -4 9 4

Revuelta jonia contra Persia.

Anaxgoras, nacido en Jonia, va a Ate


nas.

493

Temstocles, arconte de Atenas.

490

Primera Guerra Mdica: Maratn.

486

Jerjes rey de los persas, muerto en

Nacimiento de Zenn de Elea.

461.
48 0 -478

Segunda Guerra Mdica: Salamina,


Platea, Mcale.

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

4 78

180

Fundacin de la liga tco-dlica.


Scrates.

4 7 0 -3 9 9
462-461

Efialtes en Atenas: reformas.

4 60

Muerte de Temstocles.

Meliso de Samos.

4 6 0 -3 7 0

Democrito de Abdera.

45 0

Auge del movimiento sofstico: Prota


goras, Gorgias, Prdico, Hipias, Trasmaco, Anfonte, Cridas.

449

Paz de Calas: fin de la guerra contra


los persas.

4 4 6-445

Paz de los treinta aos entre Atenas y


Esparta.

443

Pericles al frente de Atenas hasta el


429.

Historia

Ao
431

Filsofos

Comienzo de las Guerras del Peloponeso.

428 -348

Platn.

421

Paz de Nicias.

420

Alcibiades estratego,

415-413

Expedicin a Sicilia.

411 -410

Rgimen oligrquico en Atenas.

406

Batalla de las Arginusas.

Digenes el cnico.

Scrates se opone a la condena de los


estrategos atenienses.

405
40 4

Egosptamos.
Capitulacin de Atenas. Rgimen de
los Treinta.

403

Restauracin de k democracia en Ate


nas.

401

Expedicin de los Diez Mil.

39 9

Proceso y muerte de Scrates. Antstenes, Aristipo y Euclides de Mgara


desarrrollan sus escuelas.

395 -3 8 6

Guerra de Corinto.

38 8 -3 8 7

Viaje a Sicilia de Platn.

387

Platn abre la Academia, que frecuentan,


entre otros, Espeusipo, Jencrates, Eudoxo, Herclides Pntico y Aristteles.

38 6

Paz del Rey.

371

Batalla de Leuctra.

3 67 -3 6 5
362

Segundo viaje de Platn a Sicilia.


Batalla de Mantinea.

Ao

Filsofos

Historia

3 6 1 -3 6 0

Tercer viaje de Platn a Sicilia.

3 6 0 -2 7 0

Pirrn de Elide.

3 5 9 -3 3 6

Filipo 11 de Macedonia.

348

Toma de Olinto por los macedonios.

Muerte de Platn. Espeusipo al frente


de la Academia.
Epicuro.

3 4 2 -2 7 1
338

Batalla de Queronea.

Eleccin de Jencrates al frente de la


Academia.

3 3 6 -3 2 3

Alejandro Magno.

335

Toma de Tebas.

Aristteles funda el Liceo, que fre


cuentan, entre otros, Teofrasto, Aristo
xeno, Dicearco y Clearco.

3 3 3 -2 6 2

Zenn de Citio.

334

Expedicin de Alejandro a Persia y al

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

Indo. Anaxarco, Pirrn y Onesicrito


toman parte en ella.

182

3 33

Batalla de Iso.

331

Fundacin de Alejandra.
Primera generacin de discpulos de
Digenes el cnico: Crates, Hiparquia,

3 2 8 -2 6 5

Menipo, Menedemo, etc.


3 23

Muerte de Alejandro Magno.

Muerte de Aristteles.

322
3 1 7 -3 0 7
314

Teofrasto al frente del liceo .

Demetrio Falreo en Atenas.


Muerte de Jencrates. Palemn le suce
de al frente de la Academia.

306

Fundacin del Jardn de Epicuro, que


frecuentan, entre otros, Herdoto, Pitocles, Hermarco, Metrodoro y Colotes.

Ao
301

Historia
Batalla de Ipso.

Filsofos
Zenn de Citio funda la escuela estoi
ca, frecuentada, entre otros, por Perseo,
Aristn de Quos y Cleantes.

28 7

Estratn dirige el liceo.

275

Crates al frente de la Academia.

268

Arcesilao sucede a Crates al frente de


la Academia. Licn sucede a Estratn
al frente del Liceo.

263-232

Cleantes sucede a Zenn como cabeza


de la escuela estoica.

24 4

Lacides al frente de la Academia.

232

Crisipo al frente de la escuela estoica.

214-129

Carnades de Cirene.

167

Camades al frente de la Academia.

148

Roma somete a Macedonia y Grecia.

145

Panecio en Roma, admitido en el cr


culo de los Escipiones.

129

Panecio sucede a Antipatro al frente de


la escuela estoica.

101

Nacimiento de Csar.

87

Atenas es tomada por los romanos.


La ciudad es objeto de pillaje por las
tropas de Sila, quien traslada la Biblio
teca de Teofrasto a Roma.

85-69

Antoco de Ascaln abre su propia


escuela en Atenas.
En esta poca se manifiesta una reno

60

Primer Triunvirato.

Cronologa

vacin del pitagorismo.

183

Ao
59

Consulado de Csar.

58-50

Guerras de las Galias.

44

Asesinato de Csar.

31

Victoria de Accio.

30

Filsofos

Historia

Ocupacin de Egipto. Octavio en


Egipto. Suicidio de Antonio y Cleo
patra. Egipto, provincia romana.

27

Octavio recibe el ttulo de Augusto.

Ario Ddimo, consejero de Augusto y

Imperio Romano.

autor de una obra doxogrca .

1 4 d. C.

Tiberio.

37

Caligula.
Embajada de Filn en Roma.

De Platn a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

39

184

41

Claudio.

54

Nern.
Amonio, filsofo platnico, ensea en
Atenas. Plutarco de Queronea es su

60

oyente.
64

Incendio de Roma.

68

Galba.

69

Ao de los cuatro emperadores: Gal


ba, Otn, Vitelio y Vespasiano.
Expulsin de filsofos y astrlogos de

74

Roma.
79

Tito.
Actividad literaria de Plutarco de Que

80-126

ronea.
81

Domiciano.

Ao

Historia

94-95

Expulsin de filsofos de Roma.

96

Nerva.

98

Trajano.

117

Adriano.

129-200
138

Galeno de Prgamo, mdico y filsofo.


Antonino Po.

150
161

Apuleyo, Numenio, Cronio.


Marco Aurelio,

176

180

Filsofos

El emperador es muy influenciado por


Epicteto, filsofo estoico.
Marco Aurelio funda en Atenas las cua
tro ctedras de filosofa.

Cmodo.
Sexto Emprico.

190
193

Septimio Severo.

198

Caracalla.

Alejandro de Afrodisiade comienza a


ensear en Atenas.
Plotino.

20 4 -270
217

Macrino.

218

Heliogbalo.

222

Alejandro Severo.

235

Mximo.

238

Anarqua militar.

245-325

Jmblico.

Cronologa

Porfirio.

234-305

185

Filsofos

Historia

Ao
250-251

Persecucin contra los cristianos.

25 7 -258

Persecucin contra los cristianos.

284

Diocletiano.
Porfirio publica las Enadas de Plotino.

301
3 0 3 -3 0 4

Persecucin contra los cristianos.

3 0 6 -3 3 7

Constantino.

3 11

Edicto de Galerio. Tolerancia hacia los


cristianos.

3 1 2 -3 1 3

Conversin del emperador Constan


tino al cristianismo.

313

Edicto de Miln.

Aproximadamente en esta pocajm blico abre su escuela en Siria.


Nacimiento de Temistio.

317

De Platon a los neoplatnicos: la escritura y el pensamiento griegos

3 6 1 -3 6 3

186

Juliano.

El emperador se rodea de neoplatnicos. Salustio, prefecto de Juliano, escri


be Sobre los Dioses y el Mundo.

379

Teodosio.

395

Muerte de Teodosio y divisin del


Imperio.

3 98

Invasin de los hunos.


Proclo.

4 1 2-485
415

Hipatia asesinada en Alejandra por


una turba de cristianos.

4 76

Deposicin de Rmulo Augstulo,


conocido como el ltimo emperador
de la parte occidental del Imperio.

5 2 7 -5 6 5

Justiniano.

Ao
529

Historia

Filsofos
Cierre de la escuela neoplatnica de
Atenas por Justiniano. Damascio, Sim
plicio y Prisciano abandonan Atenas
para refugjarse en Persia, En tomo a esta
fecha el neoplatnico Juan Filpono se
convierte al cristianism o, verosmil
mente, ante las medidas coercitivas de
Justiniano respecto a la enseanza
pagana.

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