Ramos Jurado - de Platon A Los Neoplatonicos
Ramos Jurado - de Platon A Los Neoplatonicos
Ramos Jurado - de Platon A Los Neoplatonicos
Proyecto editorial:
H i s t o r ia d e l a L it e r a t u r a U n iv e r s a l
D ir e c to r a :
COORDINADORES DE AREAS:
Jaim e Siles
Flix Martn
EDITORIAL
SINTESIS
ndice
1. Introduccin
11
13
2. Platn
2.1.
2.2.
2.3.
2.4.
19
Su personalidad histrica
Su obra y cronologa. Doctrinas escritas y no escritas
El dilogo platnico
El pensamiento platnico
3. Aristteles
3 .1 .
3 .2 .
Su personalidad histrica
El corpus aristotlico. Los
3 .3 .
Su pensamiento
19
22
24
29
43
tratados
43
45
47
.1
5
4 .9 .1 . La Academia Antigua
4 .9 .2 , La Academia Nueva
4 .9 .3 . El platonismo medio
4 .9 .4 . El neoplatonismo
4 .10. La filosofa judeohelenstica
4 .11. Gnosticismo y hermetismo
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121
125
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154
157
ndice nominal
163
Glosario
173
Cronologa
179
Bibliografa
189
captulo i
Introduccin
Introduccin
como tambin hay que reconocerle a la filosofa griega que prcticamente con
10
viva que la letra muerta, siguiendo la estela del Fedro platnico (274b -278e),
la cuestin se complica. La nica solucin es esperar que los discpulos hayan
tomado nota de lo que deca el maestro. An ms, una nueva complicacin
surge si pensamos que tenemos la certeza de que hubo filsofos con obras escri
tas que dejaron para la enseanza en el interior de la escuela, para la ensean
za oral en los cursos, cuestiones bsicas no explicitadas por escrito. Son los
Introduccin
11
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mente las ediciones griegas, pero con limitaciones, puesto que, por ejemplo,
en ellas no figuran el aparato crtico o los comentarios, elementos esenciales
en las ediciones de los textos. No obstante, hay que tener en cuenta que las
ediciones en CD-ROM no pretenden en ningn caso sustituir las ediciones
anteriores, sino simplemente proporcionar un sistema m ucho ms eficaz de
acceso, rastreo y de consulta. El TLG es un proyecto desarrollado desde 1972
en la Universidad de Carolina (Irvine), cuyo objetivo es agrupar en formato
electrnico todos los textos en lengua griega preservados por la tradicin lite
raria desde Homero hasta el 6 0 0 d. C. aproximadamente. Otro disco ptico
interesante, pero inferior, es el Perseus, que rene ntegras una coleccin de obras
de varios autores griegos y sus traducciones al ingls, una base de datos con el
anlisis morfolgico de cada palabra y una edicin electrnica del Greek-English
Lexicon. Intermediate Edition de H. G. Lidell y R. Scott (Oxford, 1987).
sea luminosa. Mas esa luz procede de unos crculos restringidos de intelectua
les que desde el foco primordial de Atenas iluminaron a Grecia y con ella a todo
Occidente. La sociedad antigua era mayoritariamente analfabeta, incluso a fines
del Imperio, y ms cuanto ms O ccidente nos encontremos. Por ello en esa
sociedad el papel de la oralidad, de la transmisin oral, de la literatura oral, era
ms importante de lo que podamos imaginar. No es lugar de recurrir al caso
concreto de cm o se conformaron los poemas atribuidos a Homero, los de
Hesiodo e incluso, para algunos autores, determinados poemas lricos, mas s
hay que insistir en que, sin tener en cuenta ese dato, no se puede entender la
forma y la transmisin de la filosofa antigua y, por citar unos ejemplos, los
casos de Pitgoras o Scrates o, incluso, los neoplatnicos, que en determina
dos casos todava a fines del Imperio se negaban a poner por escrito sus pen
samientos, en tanto seguan defendiendo la palabra viva frente a la letra muer
ta, la oralidad frente a la escritura, que es incapaz, como deca el Fedro platnico,
de defenderse a s misma. Y aun cuando el filsofo exponga por escrito sus pen
samientos en no pocas ocasiones tendr en cuenta esa realidad y tratar de ade
cuarse a ella, caso de las sentencias, aforismos, apotegmas, dichos de perso
najes histricos, formas dialogadas, etc. Nada puede sustituir a la palabra hablada,
a la enseanza oral, en el crculo de vida y doctrina del maestro rodeado de dis
cpulos a los que tratar de inculcar un modo de vida.
Introduccin
No podemos olvidar nunca que la sociedad griega antigua era una sociedad en
su inmensa mayora analfabeta por mucho que la imagen que tengamos de ella
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catico una regin donde algo, pensamos, va a permanecer por encim a del
espacio y del tiempo.
Es cierto que los filsofos presocrticos, y no todos, confiaron sus pensa
mientos a la escritura, pero, en lneas generales, su obra es ms lgos (palabra
viva) que grmma (letra muerta). Cierto es que la tradicin antigua nos habla
de obras escritas de Anaximandro, Anaximenes, Jenfanes, Herclito, Parm
nides, Zenn, Empdocles, Anaxgoras, etc., por citar unos ejemplos en algu
nos casos muy discutidos, pero no pretendamos ver en sus obras libros en nues
tro sentido. No podemos imaginar, incluso en el caso de aquellos que escogieron
el verso para la expresin de sus pensamientos, como Jenfanes, Parmnides
o Empdocles, que sus escritos colmaban sus expectativas. Ellos tenan sus dis
cpulos a los que oralmente transmitan sus enseazas y formas de vida. En el
caso de la prosa sucede lo mismo, no pocos escritos se limitan, por los testi
monios conservados, a rpidos sumarios, anotaciones de puntos capitales de
su pensamiento, escritos sintticos, ecos de la voz del maestro que desplega
ba oralmente en su plenitud lo expresado por escrito.
La conquista de la prosa filosfica, como dijimos, fue una labor progresi
va, de lima, de perfeccionamiento. Hemos de imaginar que cuando vieran la
luz los primeros escritos filosficos en prosa, desde el punto de vista social, se
deban considerar como estticamente indignos, si se les comparaba con la altu
ra ya conseguida de la poesa en esa poca, se los habra de ver como negacin
del arte literario aju icio de los coetneos, identificable en aquel entonces con
las formas poticas. Pero ah estaba la voluntad de unos hombres que no slo
vean el mundo de una forma distinta a la del comn de los mortales, sino que
queran expresarse en unas formas escritas distintas a las del poeta-sabio. La
eleccin de la prosa por parte de la mayora de los presocrticos supone una
ruptura consciente, marca el paso de teogonia a cosmogona, de genealoga a
etiologa, del mito a la razn. Pero el peso de la poesa, an en el siglo VI a. C.,
era prcticamente asfixiante. Por ello durante un siglo el curso de la prosa ser
uctuante, lleno de tentativas por hacer obras ms verdaderas que bellas, pero
n i siquiera tenan modelos forneos que imitar en este mbito. Es una prosa
El problema para ofrecer un panorama global e incluso individual de la
prosa presocrtica que se va a encontrar Platn, con quien comenzaremos
nuestro recorrido, es que en numerosos casos lo que se considera hoy da que
nos ha llegado procedente del clamo del autor es muy escaso. Abundan ms
las citas no textuales e imitaciones que las textuales (fragmentos B de la edi
cin de Diels-Kranz). Se puede decir que las obras de los pensadores preso
crticos han desaparecido o nos han llegado en un estado de mutilacin lamen
table, lo cual pequdica un estudio sistemtico de su pensamiento y de la forma.
Introduccin
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Si le aplicramos los criterios que se requieren para que un estilo pueda ser
calificado de plenamente cientfico, esto es, argumentacin explcita, estruc
tura sistemtica de exposicin, ausencia de colorido emocional, de ornamen
to externo y de elementos superfluos, expresin exacta, lo cual implica termi
nologa apropiada, y capacidad de abstraccin en la expresin, realmente no
es algo que se encuentre hasta el siglo IV a. C.
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sa didctica y los himnos las formas por excelencia del discurso filosfico. De
todas estas posibilidades manejadas a lo largo del mundo antiguo los ejemplos
ms numerosos que nos han llegado son los tratados y los comentarios, aun
que, si hemos de ser sinceros, los de mayor altura literaria son los dilogos pla
tnicos. Sobre las caractersticas de estos gneros de literatura filosfica ten
dremos ocasin de hablar en sus apartados correspondientes.
Captulo 2
Platn
20
Su educacin, tal y como corresponda a una familia de clase alta, por los
datos que obtenemos de las fuentes, fue indudablemente esmerada. Entre sus
maestros, aparte de Scrates a quien se liga cuando tena unos veinte aos,
hemos de contar a Crtilo, quien le pondra en contacto con las doctrinas de
Herclito, aunque las fuentes divergen en cuanto a la fecha de su contacto con
Crtilo, ya que Digenes Laercio (III 6) habla de ocho o diez aos tras la muer
te del maestro y Aristteles (Met. I 6, 987a) dice que fue antes de conocer a
Scrates. Otras fuentes nos hablan de que con veintiocho aos, tras la muerte
del maestro, se dirigi a Mgara para estar con Euclides y de ah a Cirene para
entrar en contacto con el matemtico Teodoro.
Segn se desprende de la Apologa, C ritn y F ed n Platn asisti al juicio
de Scrates en los primeros meses del 3 9 9 e incluso, segn Digenes Laercio,
intent infructuosamente hablar en defensa de su maestro, pero no pudo estar
con l el da de su muerte, en mayo de ese ao, pues se encontraba enfermo.
Cuando contaba unos cuarenta aos, en tomo al 3 8 7 a. C., con el propsi
to de entrar en contacto con los filsofos pitagricos all establecidos, funda
mentalmente con Arquitas de Tarento, Platn se dirige a la Magna Grecia, foco
del pitagorismo, donde permaneci varios meses, en compaa del citado Arqui
tas y probablemente de Filolao. En esta tierra es donde entabla relacin con Din,
que contaba entonces unos veinte aos de edad, y por el que se sinti profun
damente atrado, hecho que marcara su vida largamente. Los viajes a Sicilia de
Platn estaban orientados adems a poner en prctica su teora poltica, lo que
result un autntico fracaso. Este primer viaje, de creer a la tradicin, acabara
mal, ya que se cuenta que Platn fue vendido como esclavo por Dionisio o por
Platn
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22
dones incluso hoy da. La ltima de las tetralogas se complementa con las car
tas. Los dilogos platnicos en su orden tetralgico son los siguientes, a sabien
das de que algunos son apcrifos, como posteriormente comentaremos:
Tetraloga I: Eutrifn, Apologa de Scrates, Critn y Fedn.
Tetraloga II: Crtilo, Teeteto, Sofista y Poltico.
Tetraloga III: Parmnides, Filebo, Banquete y Fedro.
Tetraloga IV: Alcibiades I, Alcibiades II, Hiparco y Amatores.
Tetraloga V: Teages, Crmides, Laques y Usis.
Tetraloga VI: Eutidemo, Protgoras, Gorgias y Menn.
Tetraloga VII: Hipias Mayor, Hipias Menor, InyM enxeno.
Tetraloga VIII: Clitofonte, Repblica, Timeo y Critias.
Tetraloga IX: Minos, Leyes, Epnomis y Cartas.
Es cierto que no todas estas obras son platnicas, pero en cuanto a su
autenticidad en determinados dilogos se ha llegado a la exageracin. Si admi
tiramos todo lo qu se ha puesto en duda nos quedaramos con apenas una
veintena, pues no es que se consideren espurios, con razn, Sobre lo justo,
Sobre la virtud, Dem doco, Ssifo, Erixias, Axoco y Halcin, Definiciones, Minos,
Epnom is, Clitofonte, Teages, A lcibiades II, H iparco y A m atores, o se dude de
Hipias Mayor, Hipias Menor, Lisis, Menxeno o Alcibiades I, sino que ha habi
do quien incluso ha puesto en duda, por ejemplo, Fedn e Ion. De todas for
mas en este mbito desde hace ya aos la situacin parece en cierto modo
resuelta.
Pero quizs donde haya mayores controversias sea en el campo de la cro
nologa. En este campo se parte en ocasiones de una serie de nociones comu
nes discutibles. En efecto, si recordamos sucintamente los mtodos utilizados
para la cronologa del dilogo platnico, bsicamente encontraremos dos, uno
basado en criterios externos y otro en internos. Entre los primeros stos fluc
tan desde estudios sobre personas y circunstancias histricas citadas en los
dilogos, lo cual proporciona un trmino post quem, a las referencias de un di
logo a otro o la relacin con obras o autores coetneos. Pero esta lnea es poco
slida. Entre los criterios internos tambin hay unos ms fiables que otros, as
los basados en criterios doctrinales o en criterios artsticos son mucho menos
fiables que los basados en el mtodo estadstico de hechos de lengua. Por ejem
plo, el mtodo doctrinal es de resultados francamente arbitrarios, porque los
estudiosos parten de una idea previa respecto a la cual organizan los dilogos:
biografa de Scrates (Munk) o camino del mito a la razn (Schleimacher),
o los menos artsticos, poticos o teatrales seran posteriores a sus opues
tos. Por el contrario, el mtodo basado en hechos de lengua y estilo es el ms
fiable (Lewis, Dittenberg, Schanz, Ritter, Thesleff, Brandwood, etc.).
Teeteto, Sofista, Poltico, Timeo, Critias, Filebo y Leyes. Donde hay ms fluctua
ciones, segn los estudiosos, es con el Gorgias, Menn, Eutidemo, Crtilo, Men
xeno y Protgoras.
24
Pero hasta ahora nos hemos referido al Platn escrito. Hoy da es incues
tionable la existencia de un Platn no escrito que nos habra llegado en miga
jas indirectamente. El Platn de los dilogos es el Platn exotrico, que escri
ba para un pblico, mientras que el Platn esotrico es el Platn que se
expresaba oralmente en el interior de la Academia. Los dos Platones confor
maran el Platn que tendramos que conocer, no uno. Desde hace decenios la
recuperacin de ese Platn no escrito es el objetivo de no pocos estudiosos,
encabezados por la escuela de Tubinga (Krmer, Gaiser, Robin, Stenzel, Ross,
Tplitz, Comford, Vogel, etc.). Platn es una figura bifronte en este aspecto,
reflejo de la tensin entre palabra viva y letra muerta ya en su poca.
nando la tcnica dialgica, pero no era presumible una unin fondo-forma tan
perfecta como en el dilogo platnico, donde la exposicin de unos conteni
dos filosficos que podran resultar ridos, aparecen hermanados con un enor
me goce esttico, irrepetible desde nuestro punto de vista. Porque, pensemos
un momento, cuando abrimos un libro filosfico, sea cual sea su materia, no
esperamos extraer de l un placer esttico, y ah englobamos a Aristteles, estoi
cos o neoplatnicos, pues pensamos que en l el autor, buscando la funcin
representativa, ha sacrificado la funcin esttica. Y en el dilogo platnico no
es as.
Sin embargo, hay que reconocer que Platn no parti ex nihlo para la crea
cin de ese tema filosfico o poltico tratado bajo la forma de preguntas y res
puestas con la conveniente etopeya de los personajes en cuestin y con estilo
elegante, como lo defina Digenes Laercio (III 48), o exposicin no sujeta
a metro, compuesta de preguntas y respuestas a cargo de diversos personajes
con su adecuada etopeya, tal y como lo definen los Prolegmenos a la filo s o fa
de Platn neoplatnicos (XIV 3-7), en el que se da una constante bsqueda de
la verdad, una autntica investigacin. Es una forma elegida conscientemente,
ya que, fuera del drama, la forma dialgica no es inherente, e implica ausencia
de dogmatismo y un lector intrprete activo. Tanto el dilogo filosfico como
las dems formas de expresin filosfica, literariamente hablando, entraran en
lo que hoy da englobaramos dentro del gnero didctico-ensaystico, margi
nado frecuentemente tanto en las descripciones genricas como en los manua
les de literatura. El dilogo filosfico tuvo dos momentos de esplendor, el mun
do antiguo con Platn a la cabeza, y el Renacimiento. El dilogo im plica la
eliminacin del lenguaje dogmtico, de la verdad transmitida por el poeta-sabio,
el sacerdote o el rey investido por la divinidad.
En efecto, hoy nadie duda de que Platn, aun apoyndose en una labor
literaria anterior y coetnea, es el genio que lleva a su perfeccin el dilogo
filosfico. Los antecedentes del gnero fueron expuestos hace aos, de for
ma global, por Hirzel, pero no es ocasin de hacer una prehistoria desde la
pica al drama pasando por la lrica, la historiografa o el adoctrinamiento de
un autor a un interlocutor, en ocasiones, mudo (casos Hesodo-Perses, Empdocles-Pausanias o Teognis-Cimo, entre otros). Todo ello influy, qu duda
cabe. Por otra parte nadie puede negar que los dilogos de Platn, quien cre
ci en el marco de la tragedia y comedia, comparten rasgos comunes con el
teatro e incluso las fuentes llegan a hablar de un Platn autor de epigramas,
tragedias y ditirambos, como dijimos, pero el dilogo platnico no es teatro,
a pesar de que se aleguen escenarios realistas para el dilogo, comienzo simi
lar en ocasiones al prlogo teatral, final equivalente al xodo y agones entre
los personajes. Se suelen aducir com o antecedentes los ejemplos de Sofrn
con sus Mimos, dilogos en prosa de los que sabemos que Platn fue un gran
admirador y que fueron su libro de cabecera, segn las fuentes, hasta su muer
te, y de Epicarmo, representante de la comedia doria siciliana, al que Platn
tambin admir y de quien conservamos textos que son autnticas discusio
nes filosficas en escena, como los transmitidos por Digenes Laercio ( I I I 10)
acerca de que los dioses escapan al cambio universal. Todo ello constituye la
prehistoria del dilogo filosfico y nada ms. Llegar a sostener que en Platn
la filosofa est subordinada al drama, nos parece errneo. En Platn es el di
logo el que, como simple vehculo, se va conformando al contenido filosfico.
26
Platn
27
dramtica directa, de los que incluso se ha llegado a pensar que podan repre
sentarse, y otros son narrados, con una gama estilstica grande, desde estilo
coloquial al enftico, pasando por el semiliterario conversacional, retrico, pat
tico, intelectual, legal, mtico-narrativo, histrico y ceremonial, segn Thesleff.
Un estilo, admirado ya por los antiguos, que abarca desde una modalidad que
imita una conversacin culta cotidiana, con un vocabulario sin pretensiones,
abundantes partculas y anacolutos, hasta la prosa potica con sus citas de poe
/ 1
jerga iiiosonca.
28
30
m iento de las ideas, un conocim iento intelectual en que acta la nesis (el
entendimiento) que tiene por objeto los principios, originales o arque
tipos (las archa).
ste es uno de los puntos cruciales del platonismo. La relacin de las copias
o imgenes con sus modelos, que han de ser los objetos del autntico conoci
miento, que ha de versar, repetimos, sobre los universales, lo estable, lo per
manente, objeto de la inteligencia y no de los sentidos. Toda su doctrina epis
temolgica la ilustr con su clebre mito de la caverna al comienzo del libro
VII de la Repblica (514a-518b).
continuacin compara, dice, con tal estado nuestra naturaleza en lo
relativo a la educacin o a la falta de ella. Imagina, en efecto, una especie de
vivienda cavernosa subterrnea, con una larga entrada orientada hacia la luz,
que se extiende a lo ancho de toda la caverna, y en ella unos hombres que
estn all desde nios, atados por las piernas y el cuello, com o para perma
necer quietos y mirar slo hacia delante, incapaces de volver sus cabezas por
las ataduras; detrs de ellos la luz de un fuego que arde algo lejos en un pla
no superior, y entre el fuego y los encadenados un camino situado en alto, a
lo largo del cual imagina que se ha construido un pequeo tabique, semejan
te a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el pblico, por encima de
las cuales exhiben ellos sus maravillas. Pues bien, prosigue, imaginemos que
a lo largo de esa pequea pared desfilan unos individuos que portan toda
clase de objetos que sobrepasan la altura de la pared, algunos de los cuales
hablan, portando unas pequeas esculturas de hombres o animales realiza
das en piedra, madera y toda clase de materiales. Dado que entre los indivi
duos que pasean por el camino y los prisioneros se encuentra la pared, sobre
el fondo slo se proyectan las sombras de los objetos portados por dichos indi
viduos. Dichas sombras los prisioneros las tomarn por realidades. Ahora bien,
contina Platn, imaginemos que uno de los prisioneros fuera liberado y obli
gado de pronto a levantarse y a volver el cuello y a andar y a mirar hacia la
luz. Este prisionero sentira dolor en los ojos ante luz, se mostrara perplejo
y creera que las sombras que antes perciba son ms verdaderas y reales que
las cosas, la autntica realidad, que ahora ve. Si, a pesar de todo, por la fuer
za se le obligara a fijar la vista en la luz misma, sentira dolor en los ojos y hui
ra volvindose hacia aquellos objetos que puede contemplar. An ms, si
se lo llevaran de all por la fuerza, obligndole a recorrer la spera y escarpada
subida, y no le dejaran antes de haberle arrastrado hasta la luz del sol, sufri
ra, llevara a mal el ser arrastrado y, acostumbrado a la oscuridad, no podra
percibir nada. Ya en el mundo exterior lo que vera ms fcilmente seran en
primer lugar las sombras, y a continuacin las imgenes (edola) de los hom
bres y dems objetos reflejados en el agua, y por ltimo los objetos mismos.
Y despus de esto le sera ms fcil contemplar de noche las cosas del cielo y
el cielo mismo, fijando su vista en la luz de las estrellas y de la luna, ms que
de da ver el sol y la luz del sol. Ya por ltimo estara en condiciones de mirar
y contemplar el propio sol, del que concluira que es el causante de las esta
ciones y los aos, el que gobierna el mbito sensible y que es en cierto modo
el autor de todas aquellas cosas que ellos vean. Cuando este prisionero libe
rado recordara su antigua morada cavernosa, la aparente sabidura all exis
tente y el estado de sus compaeros de cautiverio, se considerara feliz por
el cambio y sentira compasin por ellos. Ya su anterior vida le parecera inso
portable. Si, de todas formas, volviendo all abajo ocupara el mismo asien
to volvera a tener ofuscados sus ojos por las tinieblas, sera incapaz de dis
criminar de nuevo entre las sombras e incluso sus antiguos compaeros de
prisin lo haran m ejor que l, se mofaran de l y le diran que por haber
subido arriba, haba vuelto con los ojos estropeados y que no mereca la pena
intentar tal ascensin. Es ms, si el prisionero antes liberado intentara desa
tarlos y llevarlos hacia la luz, con seguridad, aparte de burlarse de l, podran
matarlo.
32
Todo ello nos lleva al mundo de las Ideas, esos universales que concebi
mos con el pensamiento, pero que no estn faltos de referencias objetivas,
tema enormemente debatido durante siglos y que se encuentra, adems, con
la dificultad de que no conservamos todo Platn, sino slo el Platn escrito,
no el Platn que oralmente enseaba en la Academia, y cabe preguntarse ade
ms si no evolucion en este aspecto a lo largo de su vida. A las esencias obje
tivas, a las que debe tender nuestro conocim iento para ser autntico, las lla
m Platn Ideas o Formas, pero mientras que para nosotros el trmino
idea tiene connotaciones subjetivas propias de la mente, Platn se refiere
con dicho trmino a los contenidos objetivos de nuestros conceptos univer
sales, a los objetos que aprehendemos en los conceptos universales, que exis
ten en un m undo trascendente que le es propio - e n algn lugar fuera de
nuestro m undo, distantes. Las cosas sensibles son copias o participacio
nes de esas realidades universales. En el mundo de las Ideas reina la perma
nencia, la inmutabilidad, mientras que en el mundo de las cosas sensibles
reina el cambio, el devenir. La teora de las Ideas da un frreo anclaje a la teo
ra platnica del conocimiento.
d) La muerte natural no supone la ruptura definitiva de la ligazn almacuerpo, sino slo temporal, ya que, a causa de la culpa originaria y en
tanto no se libere, el alma est destinada a reencarnarse en otros cuer
pos, cumpliendo as un ciclo de nacimientos y muertes.
Platn
33
34
Para Platn el amor, ros, es el instinto activo que nos impulsa a intentar
adquirir lo que nos falta y, en particular, nos incita a elevamos, por encima de
nuestra condicin mortal, hasta la inmortalidad. El amor, que fundamental
m ente era im pulso y energa csm ica, que a todo afecta, se hace en Platn
impulso para que amante y amado, impelidos por ros, marchen juntos hacia
el encuentro con la belleza, con la ciencia, con el bien en s. Es una especie de
don divino que nos permite ascender desde lo sensible a lo inteligible, una
oportunidad de reconquistar las alas que un da perdimos, de salir de nosotros
mismos, de nuestra simple corporidad y mundo material. El amor es la con
versin del hombre de lo sensible a lo suprasensible, una fuerza que lanza el
alma hacia las esferas superiores.
Fundamentalmente, la concepcin platnica del Amor aparece en tres di
logos: Lisis, Banquete y Fedro. Eros es deseo de poseer lo bueno, de procrear en
lo bello, y la forma correcta de ascender en la escala del amor es ir del amor
corpreo a la Belleza absoluta a travs de las almas bellas, la belleza de las leyes
e instituciones y la belleza de las ciencias, esto es, un ascenso cuerpo-almaintelecto hasta ascender a la Belleza absoluta, eterna, inmutable, no circuns
crita a los fenmenos singulares y contingentes. As el perfecto amante, filso
fo perfecto, se alza, como ascendiendo por distintos grados, hasta la Belleza
halla encamado. A esta realidad hemos de sumar otra, y es que hemos de ser
conscientes de que vivimos en este mundo, que no es el mejor, sino que es
slo una copia, distante del modelo, e inferior, mezcla de bien y mal, de oro y
hierro, y que para movemos por l hemos de tender a preservar nuestra alma
sobre todo.
36
do real.
38
40
captulo 3
Aristteles
Aristteles
en los que realiza con Teofrasto sus investigaciones en Asia Menor y Macedonia;
3) el segundo perodo en Atenas, unos doce aos, hasta su muerte.
43
44
3.2.
Aristteles
te modo:
45
46
3.3. Su pensamiento
Tanto Platn como Aristteles consideraban que el campo de la filosofa abar
ca todo el universo, pero mientras que Platn encontraba lo universal fuera de
las cosas concretas y su relacin con stas es a modo de prototipo o modelo
Aristteles
47
48
los sujetos de los que son predicados. Estos predicables son gnero, especie,
diferencia, propio y accidente. Los tres primeros esenciales y los dos ltimos
no. El gnero representa la parte de la esencia que es comn a varias especies,
mientras que la especie es el concepto que se predica de los singulares expre
sando la esencia completa; la diferencia expresa la parte determinante que no
es comn, sino caracterstica de la especie; propio, o propiedad, expresa una
cualidad que acompaa necesariamente a la especie, y accidente expresa una cua
lidad contingente que se puede dar o no en ese ser.
l considera la experiencia como la verdadera fuente de todo nuestro cono
cimiento. No hay nada en la mente que no est primero en nuestros sentidos.
Todo conocimiento comienza con la experiencia de una sensacin que tiene
por objeto el fenmeno concreto, particular y cambiante. Pero aunque el cono
cimiento intelectual comienza por la experiencia sensorial, no termina ah, ya
que tiene como fin la esencia inmutable, abstracta y universal. La mente des
cubre lo inteligible a partir de la experiencia sensorial. La mente est dotada de
poder de abstraccin, generalizacin o induccin. Estamos dotados de un pen
samiento activo que nos permite descubrir la esencia de las cosas, que est en
ellas. El universal no existe separado del particular, como enseaba Platn, sino
que existe en las cosas particulares y la mente lo descubre. Y no hay ciencia si
no es de lo universal y necesario, y la lgica es el instrumento de la ciencia que
nos permite resolver el problema aejo ya en su poca de la relacin entre lo
uno y lo mltiple, entre lo universal y lo particular.
Aristteles distingue silogismo e induccin como dos caminos diferentes
en la bsqueda de la verdad. Silogismo es sinnimo de deduccin. El silogis
mo es la estructura formal que permite realizar conexiones mentales entre datos,
hechos, fenmenos, etc., teniendo como objetivo el conocimiento. Aristteles
Aristteles
49
PesM
MesP
PesM
SesM
SesM
MesS
MesS
SesP
SesP
SesP
SesP
teles afirm que existan ciertos principios que eran conocidos intuitivamente y
que no precisaban demostracin, como, por ejemplo, el principio de contra
diccin, en el sentido de que no es posible que algo sea y no sea al mismo tiem
po y bajo la misma consideracin, el de identidad (algo es igual a s mismo), el
de igualdad (dos cosas iguales a una tercera son iguales entre s), etc.
50
tinuo, Parmnides, por el contrario, vea la autntica realidad como algo est
tico e inmvil, y Platn distingua, como hemos visto, entre un mundo sensi
ble (el mundo del cambio) y un mundo inteligible (el de las ideas eternas e
inmutables), Aristteles habla del Ser, por un lado, y de una forma muy par
Aristteles
Mientras que Herclito entenda que todo era movimiento y devenir con
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ticular del no-ser, la potencia. Con esta distincin cree poder explicar los cam
bios que se producen en la sustancia (Metafsica X I I2). Todo ser tiene dos aspec
tos o dimensiones, lo que ya es (acto) y la capacidad para llegar a ser lo que
an no es (potencia). Entre el ser y el no-ser est el ser en potencia. Para l las
determinaciones ms altas del ente son, pues, el acto (entelchea, enrgeia) y la
potencia (dynamis). Potencia y acto estn en todos los entes, salvo en la causa
suprema, en la cual no hay imperfeccin, y, por tanto, no hay potencia. En el
orden fsico potencia y acto se convierten en materia y forma, a los que hay que
aadir el agente (causa eficiente) y el fin (causa final), de ah que nos hable de
cuatro causas genricas: material, formal, eficiente y final. En el caso de una
estatua la causa material sera el mrmol o bronce de lo que est hecha, la cau
sa formal sera aquella segn la cual se ha hecho la obra, la idea del autor, la
causa eficiente o agente es el escultor y la causa final es aquella por la que se
ha hecho la estatua (encargo, alabanza, etc.). Otro punto a destacar en este
aspecto es que para Aristteles toda accin consiste en poner en acto aquello
que estaba contenido en potencia en la materia sobre la que trabaja el agente.
Una de las tareas de la metafsica en su vertiente teolgica consiste en demos
trar la existencia de una causa suprema. En la Fsica sostena que debe haber un
primer ente inmvil, primer motor, que es causa del movimiento sin verse afec
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tado l. En la Metafsica sostendr que debe existir un ente que es acto puro,
cuya existencia consiste en el pensamiento sobre s mismo, que imparte movi
miento al universo, esto es, Dios, inmutable, eterno, pura esencia. Lo divino se
manifiesta en el cosmos, en los astros, en su movimiento (regular, eterno, cir
cular). Puesto que la materia, el movimiento y el tiempo son eternos, el mundo
es eterno, aunque haya tenido una causa. La trascendencia del Dios de Arist
teles es tal que pone en cuestin el que incluso se pueda hablar de l, el que sea
posible la theo-Ioga, esto es, un discurso del hombre sobre Dios. El nico pre
dicado que se le puede atribuir correctamente es el de Esencia. Todas las dems
atribuciones exigen correcciones determinadoras. As, Dios puede ser llamado
Viviente, pero a condicin de que se especifique que se trata de una Vida que
ignora la fatiga, la vejez, la muerte, caractersticas todas de una vida biolgica.
Tambin puede ser llamado Pensamiento, pero a condicin de precisar que este
Pensamiento no versa sobre otro objeto ajeno, sino sobre s mismo.
La Fsica tiene por objeto el estudio de los entes dotados intrnsecamente
de movimiento, esto es, la naturaleza, que nos muestra seres compuestos de
materia y forma, en movimiento. La naturaleza, piensa, siempre est luchando
por conseguir lo mejor. En la naturaleza todos los seres estn en cierta forma
en movimiento, sea ste sustancial (generacin y corrupcin) o accidental
(movimiento cuantitativo, cualitativo o locativo). El tiempo es la medida de la
sucesin del movimiento y el espacio el lmite primero e inmvil del continente,
en contraste con el contenido. Los cuerpos terrestres estn compuestos por los
tradicionales cuatro elementos (fuego, aire, agua y tierra), a los que aadir el
ter para explicar la conformacin de los cuerpos celestes. Su explicacin del
cosmos estar vigente hasta Galileo y Newton. Esta cosmologa es esencialista
(todas sus explicaciones apelan a las naturalezas, esencias o cualidades inma
nentes a los seres vivos), teleolgica (todo tiene un fin), dualista (mundo supralunar/ mundo sublunar) y deductiva. Distingue, en efecto, entre un mundo
supralunar y otro sublunar. El primero, perfecto, divino e incorruptible y el
segundo, imperfecto y corruptible.
En cuanto al mundo supraLunar, concibe los astros como seres animados,
no sometidos a generacin ni a corrupcin, constituidos adems, com o diji
mos, por el quinto elemento, el ter, eterno e incorruptible. Estos cuerpos celes
tes gozan de un movimiento perfecto (circular, eterno, regular). El primer cie
lo es el de las estrellas fijas, que rodea a las dems esferas y se siente atrado
por el primer motor, moviendo en crculo as al resto de las esferas. La Tierra
es el centro de todo el sistema. Es una esfera inmvil a la que atribuy un tama
o muy inferior al real. El universo, segn l, es finito y no existe el vaco.
El mundo sublunar es el mundo de la generacin y corrupcin. Consti
tuido por los cuatro elementos tradicionales, goza de un movimiento rectilneo
(hacia arriba o hacia abajo), el de la tierra y el agua, en tanto pesados, hacia
abajo, hacia el centro de la tierra, y el del fuego y el aire hacia arriba, hacia el
cielo, en tanto ligeros. Por tanto el esquema que podramos hacer del univer
so aristotlico jerrquicamente sera:
1. Los seres inmateriales e inmviles: el primer motor y los motores inm
viles de las esferas.
2. Los seres materiales incorruptibles y eternos: el primer cielo, las esfe
ras de los astros, cuyo elemento esencial es el ter.
Aristteles
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Aristteles
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dentes sobre todo en Herdoto (III 80) y Platn, seis tipos de organizaciones
polticas, tres rectas y tres que son desviaciones. Entre las primeras estaran la
monarqua, aristocracia y democracia y entre las segundas, degeneraciones de
las primeras, la tirana, oligarqua y demagogia. Unas buscan la felicidad de los
ciudadanos y otras el beneficio de los gobernantes (Poltica III 5). La democra
cia de su poca es vista con ojos crticos, com o ya lo haban sido en sus res
pectivas pocas las que le tocaron vivir a Tucdides, Jenofonte, Platn o Iso
crates, aunque su crtica es ms moderada. En realidad el estagirita no mostr
preferencia explcita por ninguna forma de gobierno. En sus textos atiende a
las diversidades culturales, psicolgicas o geogrficas de los pueblos, que expli
can su inclinacin por un sistema u otro. Sin embargo parece orientar sus pre
ferencias hacia un sistema poltico, basado en las clases medias (trmino medio
entre ricos y pobres) y gobernado por los mejores, lo cual es coherente con
su teora de la virtud. Dentro los grupos sociales slo los ciudadanos de pleno
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Para Aristteles el origen de esta mimesis tiene una doble causa. Por una
parte, es connatural al hombre, as adquirimos nuestros primeros conocimientos,
y en segundo lugar porque todos gozamos con la im itacin (Potica 1 4 4 8 b
4 -1 9 ). En cuanto a la relacin entre im itacin y realidad -ta n problemtica,
como hemos visto, para Platn y fuente de rechazo de determinados tipos de
poesa- en Aristteles no presenta problema alguno, porque la imitacin, dig
moslo as, no es concebida como algo fotogrfico, sino como algo verosmil.
Aristteles
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captulo4
La filosofa helenstica
e imperial
de pensamiento que haba tenido la Grecia clsica son ya cosas de otros tiem
pos. Es sintomtico que la filosofa, en su vertiente poltica, entre en franco
declive, a no ser como apoyo al monarca helenstico o imperial. Las nuevas
estructuras de poder, la monarqua sagrada encamada por Alejandro y sus suce
sores, no dejan mucho margen al libre pensamiento poltico.
La verdad es que el hom bre griego de fines del siglo iv a. C. se encon
traba, podramos decir, un tanto perdido. Se haban venido abajo las estruc
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turas de convivencia con las que durante siglos haba operado y ello le lle
var a nuevos planteam ientos. En el terreno poltico, aparte de un poder
extranjero que lo vigila (M acedonia primero, Roma despus), se crean las
confederaciones de ciudades, las famosas ligas, y el derecho de conciuda
dana, mientras que en el terreno del pensamiento la expansin geogrfica,
tnica y cultural de los griegos les lleva a abrir nuevos cam inos en la con
cepcin del hombre y a tratar de dar respuesta a las nuevas necesidades que
se le han planteado.
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4.2.
La forma literaria
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Las cartas fueron otra forma de expresar el pensamiento por parte de los
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obliga a los autores a profundizar, modificar o confirmar sus tesis. Poco a poco
se va haciendo el comentario, curso a curso. El alumno, incluso, puede incen
tivar a que el maestro ponga por escrito los comentarios que hace en clase o al
revs, la altura de las intervenciones del alumno puede llevar al profesor a inci
tarle a poner por escrito sus comentarios. Al final se forma un mixtum compo
situm conformado por las aportaciones del maestro y de los discpulos ms la
doxografa manejada. Por tanto es difcil, en ocasiones, discernir qu pertene
ce al maestro y qu al discpulo. Por ejemplo, para quien lea el Comentario al
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Por lo tanto no es extrao que existan comentarios apd phones, ex ore, pro
ducto de un discpulo que ha asistido a las lecciones del maestro y ha toma
do notas, tan pacientem ente como hizo Amelio con Plotino. El alumno en
ocasiones llegaba a publicar el comentario sin permiso del maestro, como pare
ce haber sido el caso de Simplicio respecto a Amonio. Los ejemplos de este
tipo de comentarios que nos han llegado son mltiples. En Atenas tenemos
el caso de la Introduccin a los Datos de Euclides apd phones del filsofo Mari
n o , sucesor y bigrafo de Proclo en 4 8 5 d. C., y, segn algunos, el comen
tario conservado al Crtilo de Proclo. En el caso de Alejandra tenemos a Amo
nio, filsofo, como Plotino, no proclive a la escritura, pero cuyo pensamiento
conocem os m erced al inters de sus discpulos Asclepio (M etafsica) y ju a n
Filpono (Analticos primeros, Analticos segundos, De Generacin y Corrupcin y
D el A lm a), quienes tomaban notas en sus clases. En cuanto a Olimpiodoro
conservamos ap phon is sus comentarios, realizados por un discpulo suyo, al
Gorgias, al Filebo, al Alcibiades, a las Categoras, Prolegmenos y a Meteorolgi
cos. En cuanto al propio Hermias, su comentario al Fedro procede realmente
de un curso de Siriano, lo que sucede es que no se menciona que sea ex ore,
sino que circulo bajo el nombre del discpulo. Incluso el comentario a De Inter
pretacin de Estfano de Alejandra no sera fruto de su mano sino un resu
men de un alumno.
Por tanto, la tipologa de los comentarios que nos han llegado es muy vario
pinta: ap phons o no, comentario lm m a a lem m a, frase a frase, o seleccio
nando pasajes concretos, pero todos suelen constar de un prlogo con la deter
minacin del objeto del dilogo y, si es un dilogo platnico el comentado, la
forma literaria, ocasin y personajes del texto a comentar, y, si es preciso, con
crecin de alguna nocin bsica previa, pasndose a continuacin al anlisis
directo del texto. A la hora de exponer opiniones divergentes en la interpreta
cin, suelen preceder las opiniones anteriores y diferentes a la opinin del pro
pio autor, al igual que la explicacin general suele preceder a la explicacin en
detalle.
En cuanto a los autores objetos de comentario stos son fundamentalmente
Platn y Aristteles, aparte de Homero, Hesodo, Orfeo y Orculos Caldeos,
todos ellos voces divinas, aunque tambin existen comentarios a las Enadas
de Plotino (Proclo), versos pitagricos (Hierocles), Ptolomeo (Porfirio), Her
mogenes (Siriano), etc. Comparando cuantitativamente los comentarios a Pla
tn y Aristteles aparentemente son equivalentes, incluso con un ligero pre
dominio de Aristteles, pero es problema de conservacin simplemente. Los
dilogos ms comentados de Platn son el Parmnides, Filebo, Timeo, Alcibiades
I y Fedn y de Aristteles Categoras, De interpretacin, Analticos primeros, Fsi
ca, Del celo y Metafisica.
Por ltimo, otros dos gneros que se cultivan en prosa, y quizs los ms
originales aunque no los ms frecuentes, son la diatriba, tpicamente cnica, y
los spoudogloia (parodia y stira). La primera de ellas est dirigida a un pbli
co muy amplio y, por tanto, su nivel no suele ser profundo, predominando el
contenido moral. Utiliza todos los recursos posibles para atraer la atencin del
receptor (apstrofos al auditorio, metforas, imgenes, ancdotas, citas, etc.).
Su comienzo se hace remontar a Bin de Borstenes. Es tpicamente cnica, aun
que tambin la utilizaron los estoicos (Epicteto). Al final sera recogida por el
cristianismo y dara base a las homilas cristianas, como lo evidencian Grego
rio Nacianceno o Juan Crisstomo. En cuanto a los spoudogloia (parodia y sti
ra), es un subgnero serio-burlesco. Lo serio radica en el contenido, lo burles
co en la irona y la parodia. Utilizada por el escptico Timn de Fliunte (Slloi,
Burlas), alcanza dentro del cinismo su culminacin. Crates de Tebas con su
Pra (Alforja) o Menipo, son buena muestra de ello.
4.3. El estoicism o
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Nuestras fuentes para la fase final del estoicismo son ms completas que
para las dos primeras. Para los dos primeros perodos pueden agruparse en
dos categoras: papiros (muy escasos, por ejemplo, de Crisipo o Hierocles) y
fuentes indirectas (la mayora, procedentes de autores como Plutarco, Gale
no, Cicern, Digenes Laercio, etc.). Para la tercera fase del estoicismo s con
tamos con obras autnomas de los autores de ese perodo, debidas a su cla
mo o al de un discpulo que ha tomado notas de clase y las ha publicado,
caso de las fuentes de Epicteto. El estoicismo, aunque parezca mentira por
los siglos trascurridos y la im portancia que ha tenido, todava en algunos
aspectos presenta divergentes puntos de vista segn los estudiosos a los que
se acuda.
Los estoicos se vanagloriaban de ofrecer un sistema coherente, global, para
el hombre y el universo. Crean que el universo poda ser reducido a una expli
cacin racional, a un lgos (razn), y que el hombre es una parte del cosmos
Qa teora del macrocosmos y el microcosmos). Los sucesos csmicos y los avatares humanos forman una unidad productos ambos de m nico lgos. Hom
bre y cosmos, hombre y Naturaleza, se relacionan entre s en lo ntimo de su
ser como marcados por el lgos. Si un hombre asume esta relacin vivir y actua
r conforme a la razn, conforme a la naturaleza, y ser el autntico sabio. El
hombre ha de proyectar su vida en sinfona con el Lgos, la Naturaleza o Dios.
Los dos conceptos esenciales en el estoicismo son la razn Qgos) y la natura
leza (physis). La filosofa estoica est proyectada para conseguir una perfecta
correspondencia entre el hombre y el cosmos.
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bida, y el puo asido por la otra mano semejara lo que llamaramos conoci
miento. El principio rector toma conciencia de la impresin, la interpreta y cla
sifica. Creencia es cuando nuestro asentimiento es dbil, conocimiento cuan
do es firme.
Ahora bien, junto a esta coherente concepcin, desarrollan una teora lin
gstica que les hace ser permanentemente modernos. Toda criatura viviente,
dicen, tiene su principio rector (hegemonikn), que en el hombre es racional y
tiene por centro el corazn. Para los estoicos racionalidad humana implica
la capacidad de hablar articuladamente, de utilizar un lenguaje. Lenguaje y pen
samiento Qgos) son dos aspectos de un proceso unitario, nico, el pensamiento
articulado. El hombre es una criatura dotada naturalmente de la capacidad
de establecer conexiones en su mente y de plasmarlas en un lenguaje. El len
guaje es algo natural y dota al hombre del medio de expresar su visin y rela
cin con el mundo. Desdichadamente s hemos de advertir que ha sido mucho
lo que se ha perdido de los estoicos en este campo, aunque tambin hemos de
reconocer que figuras seeras de gramticos conservados del mundo antiguo
fueron muy influenciados por ellos como Dionisio Tracio, Varrn, Prisciano y
muchos otros. La verdad es que hay que reconocer que los estoicos sistemati
zaron mucho de lo que antes careca de sistema y abrieron nuevos caminos que
llegan a hoy da en el anlisis del lenguaje.
Distinguiendo, como es lgico, entre expresin humana y animal, Dige
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Los estoicos hablaban de ocho partes del alma: los cinco sentidos, las facul
tades de reproduccin y el lenguaje y el principio rector (hegemonikn), sien
do ste ltimo la parte dominante del alma que reside en el corazn y que,
como una araa que tiende sus hilos, as tambin ella lo hace hasta los ltimos
confines, percibiendo todos los estmulos procedentes del mundo exterior e
interior corporal. El principio rector es la sede de la conciencia y a l corres
ponderan todas las funciones que nosotros denominaramos cerebrales. Noso
tros recibimos impresiones (phantasia) que hacen que el alma tenga un impul
so o movimiento hacia ello o, por el contrario, aversin, asintiendo o denegando,
segn nuestro inters, atendiendo en principio slo a nuestra preservacin y
conservacin, mas despus, con el florecimiento de la razn (entre los siete y
catorce aos), tendiendo a buscar no slo la satisfaccin de las necesidades cor
porales sino tambin la virtud. Las pasiones son impulsos excesivos, no con
trolados por la razn. Los hombres de bien, los virtuosos, son aquellos que tie
nen una razn, un lgos, fuerte, consistente, que les hace mantener la razn
como gua permanente de su vida, son hombres sabios, mientras que los hom
bres ignorantes son los que poseen un lgos dbil, que cede en exceso a las
emociones, a las pasiones, y no se rigen por la recta razn. Pero lo normal en
la mayora de los seres humanos es que nos situemos en un trmino medio,
que fluctuemos entre las dos bandas. Con las exigencias que ellos mismos esta
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volencia, la bsqueda del bien del prjimo, la alegra, la complacencia con las
acciones virtuosas, una vida y conciencia tranquilas y el no apego excesivo a
los bienes materiales. U n hombre que sabe que las pasiones son deseos o impul
sos excesivos y que las emociones incontroladas deben a ser ajenas a todo hom
bre de bien. La im perturbabilidad del estoico no es una carencia de senti
mientos, sino una cautela contra las emociones que pudieran atentar contra su
serenidad. El estoico est dispuesto a ayudar al prjimo, pero no se compade
ce, en sentido literal, con l, no sufre con l, pues ello ira contra su ideal de
serenidad.
El estoico acepta el destino, lo que sucede, sin que ello signifique inaccin,
sino que l pone todos los medios para la consecucin de un fin, pero el xi
to o fracaso de la empresa muchas veces es ajeno a l y lo asume como inelu
dible en la vida. Adems, como decamos, lo que sucede nos puede parecer
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un elemento comn que es el lgos que nos une, tenemos la misma naturale
za racional y estamos sometidos a la misma razn universal por encima de fron
teras, diferencia de sexo o condicin. Somos ciudadanos del mundo, de una
cosmpolis, ms que de una polis determinada. Somos miembros de una comu
nidad humana universal. Un solo pueblo en una nica cosmpolis, como un
nico rebao en un nico prado, como deca Plutarco a propsito de Zenn.
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hombre que se acomoda a las circunstancias, aunque existan casos como los
de Catn o Traseas que estn dispuestos a suicidarse antes que humillarse o
someterse a un tirano. Cierto es que el mundo fue mejor con ellos, pero fue
slo una mejora muy parcial.
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4.4.
El epicureismo
4.4.1. El fundador
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compartan, por ejemplo, en lo relativo a los dioses, al destino del alma o a los
valores que deban prevalecer en la vida. Por ello su lucha estuvo encaminada
a erradicar las falsas creencias tradicionales y sustituirlas por las que l crea
verdaderas.
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Antes de examinar cada una de las partes conviene advertir de entrada que
la filosofa epicrea se sita en oposicin a la filosofa platnica, pues afirma
que no hay ms que una realidad, el mundo sensible, niega la inmortalidad del
alma y dice que sta est formada por tomos, afirma el hedonismo en la teo
ra tica y como forma de vida y rehuye la actividad poltica, prefiriendo un esti
lo de vida sencillo y autosuficiente encaminado a la felicidad en el que la amis
tad desempea un papel primordial.
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Los dioses son tambin agregados, con la nica diferencia de que ellos per
tenecen a una categora especial, nica, puesto que su beatitud presupone cua
lidades particulares: no estn amenazados de destruccin y existen eternamente.
Felices e inmortales, viven en determinadas regiones del universo escapando a
las leyes que rigen la vida y la muerte de nuestro mundo y de los dems mun
dos. sta es la razn por la que Epicuro los sita en los espacios entre un mun
do y otro. Son antropomrficos, pues la forma humana es la ms hermosa de
todas. No sufren ninguna perturbacin en su perfecto equilibrio atmico y, en
consecuencia, no estn sujetos a pasiones (ira, odio, amor, piedad, etc.). Dis
ponen de todo cuanto podamos imaginar para su felicidad. Colmados de bie
nes eternamente, sin nada que les falte, gozan de la felicidad ms perfecta, sin
que cuita o preocupacin alguna les afecte y m enos la preocupacin por el
gnero humano. Los dioses no rigen el mundo. Los dioses no intervienen en
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nuestro mundo. Epicuro no niega la existencia de los dioses, sobre lo que exis
te consensus omnium, pero niega su presencia prctica entre los hombres: los
dioses no se preocupan en absoluto de los hombres. Ello tiene una aplicacin
prctica inmediata: las religiones tradicionales no slo son errneas, sino inclu
so dainas en cuanto someten al hombre a poderes imaginarios y nos llenan
de temores. Los dioses no son como cree el vulgo. Es ms, es impo no el que
se opone a tales creencias sino quien las mantiene. Los dioses son inmortales,
serenos, siempre felices, habitantes de los intermundia, antropomrficos, con
un cuerpo ms hermoso, mayor y ms sutil que el nuestro, pero no sometido
a degradacin, aunque, por supuesto, los dioses no son tal y como los reflejan
los mitos tradicionales, plenos de pasiones, adulterios, odios y rencillas, tur
badores del alma, censurables, por tanto, pero sin que ello implique el recha
zo al culto patrio. Los dioses no precisan del culto, pero es natural que noso
tros los honremos, aunque sea a la manera tradicional, esto es, con sacrificios,
plegarias, etc., y con ideas piadosas. En cuanto al mito el epicureismo no pare
ce inclinado a proporcionarle la tabla de salvacin de la alegora, de ah que no
haya alegorista homrico que, aparte de otros motivos como el tema de la pro
videncia divina, en cuanto le sea posible, rechace esta tendencia. Grbate en
la memoria, Pitocles, todo esto, concluye C a a a Ptocles (Digenes LaercioX
116), pues as te mantendrs bastante alejado del m ito. Esta misma visin
parece deducirse, en lneas generales, del epicureismo imperial.
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cuatro proposiciones: no hay que temer a los dioses, no hay que temer a la
muerte, se puede alcanzar la felicidad y el mal es soportable. Un empeo pre
ferente, como decamos, de Epicuro fue luchar contra la angustia del hombre
ante la muerte. Tras la muerte, deca, no hay nada, y si lo hubiera, al no existir
sensacin, qu nos importa. Tampoco existen premios y castigos en el Ms All
por lo que hayamos hecho en este mundo. Todo ello es pura mitologa. Como
tampoco hay existencia previa ni reencarnacin. Adems, piensan, el alma no
puede existir independiente del cuerpo, en oposicin a la tendencia socrticoplatnica. U n ser viviente se caracteriza por la unin cuerpo-alma y si esta unin
se rompe la vida en los dos componentes cesa. El alma no es incorprea, sino
que consta de tomos que interactan y son afectados por los tomos que cons
tituyen el cuerpo. Deca Epicuro en su carta A Herodoto 63 que el alma es un
cuerpo cuyas partes son sutiles, distribuidas a travs de todo el conjunto, sien
do lo ms semejante, para imaginamos, el aliento mezclado con el calor. Deca
Lucrecio que los tomos del alma son muy pequeos y esfricos y que ella es
clida y area. La forma esfrica se deduce de la rapidez del pensamiento, sien
do el calor y el aire algo consustancial al ser vivo, mientras que brilla por su
ausencia en un cadver. Mas el aliento, el calor y el aire no explican todo, por
Al igual que su teora del conocim iento no hace ms que desarrollar las
consecuencias necesarias y lgicas del principio de confianza en las sensacio
nes, del mismo modo la tica epicrea se fundamenta en el postulado siguien
te: el placer es el bien y el dolor es el mal. Epicuro aboga por el hedonismo
como principio fundamental de su tica. El placer es el punto de partida y el
fin de una vida feliz, escriba Epicuro en su Epstola a Meneceo 128. Aunque
tanto Platn y Aristteles como Epicuro se han ocupado en sus ticas de espe
cificar las condiciones necesarias para la felicidad, slo Epicuro identifica la feli
cidad con una vida plena de placer. Ciertos placeres eran buenos para Platn
y Aristteles, y contribuan a la felicidad, pero otros, como sabemos, eran noci
vos. Para Epicuro, en cambio, todo placer, de por s, es un bien, dado que se
identifican bien y placer. Si para Platn y Aristteles el principal constituyente
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Sobre esta base el ser humano puede edificar todo un conjunto de gratifi
caciones de diverso gnero, siendo un placer mximo el de la amistad, que l
trataba de fomentar dentro del crculo de sus discpulos. La amistad epicrea
parte de principios materialistas y hedonistas. Aparece como una actitud inte
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resada, ya sea que busquemos en ella la seguridad que nos procura la presen
cia de un amigo, ya sea que tengamos necesidad de su apoyo o socorro. Aho
ra bien, una formulacin tal est desprovista de todo prosasmo y bajeza. Si el
sabio tiene necesidad de un amigo no es en tanto espere de l beneficios mate
riales, pues el sabio epicreo necesita poco, ni apoyos polticos, pues el sabio
epicreo vive lejos de los mbitos de la vorgine poltica. Adems, el sabio est
dispuesto a dar, ms que a recibir.
Cuando el cuerpo posee todo lo que es necesario (y lo que es necesario
realmente es muy poco), gozamos de un placer que Epicuro llama katastem atks, sosegado, calmo, producto del perfecto equilibrio de los tomos que
componen el cuerpo. El filsofo de Samos no piensa que en toda circunstan
cia, por encima de todo, tengamos que satisfacer nuestra ansia de placer, ya
que existen placeres momentneos que pueden acarrear dolor, ni tampoco debe
mos huir de ciertos dolores, ya que, una vez superados, pueden conllevar pla
cer ulterior. Es, pues, la razn la que debe intervenir para imponer su eleccin
como contrapunto al instinto animal puro que nos lleva a buscar, sin pensar,
todos los placeres y a huir de todo dolor. Epicuro clasificaba los deseos en tres
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una estructura idntica a la del objeto del que parten y son capaces de impre
sionar al rgano visual que poseemos. Estos simulacros se mueven a gran
velocidad, pues su constitucin es muy tenue y no encuentran prcticamente
obstculos en su camino. Existe una segunda categora de simulacros, los que,
por ejemplo, proceden de los dioses, ms sutiles an que los primeros, capa
ces de impactar directamente en el espritu sin necesidad de los sentidos.
Adems de la sensacin, existen otros dos criterios de verdad: las afeccio
nes (pthe), esto es, el placer o el dolor que son respuestas inmediatas del cuer
po a la sensacin y, por tanto, fiables, y las anticipaciones o prolpses. Mien
tras que las primeras corresponden al dominio de lo tico, las segundas estn
ms ligadas al dominio de la actividad cognoscitiva. Son una especie de ideas
previas, fijadas en el espritu a consecuencias de innumerables percepciones
repetidas de un mismo objeto. Podemos evocarlas mediante las palabras, para
anticipar as objetos lejanos o futuros. Estn siempre ligadas al nom bre que
designan el objeto, de forma que, gracias a la prolepsis correspondiente, lle
gamos a pensar en el objeto que ese nombre designa.
La oposicin entre el sistema estoico y epicreo podramos, pues, esta
blecerla del siguiente modo:
1. Metodolgicamente los estoicos se basan en la dialctica, en oposicin
a los epicreos.
2. En el terreno de la fsica los epicreos son democriteos, antiteleolgicos, mecanicistas, defienden la existencia de mltiples mundos y nie
gan la intervencin divina, mientras que los estoicos son heracliteos,
teleolgicos, pantestas, defienden un solo mundo y afirman la inter
vencin divina.
4.5.
El escepticismo
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4.6. El cinismo
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una actitud y una forma de vida y la visin que tenan los antiguos de su per
sona. Tampoco valoraba en demasa a los intelectuales y a la educacin que se
imparta en su poca. En este mbito es tambin famosa la ancdota de que al
or las disquisiciones de Zenn sobre el movimiento, se levant diciendo: El
movimiento se demuestra andando. Tambin son famosas aquellas otras, la
inmensa mayora contenidas en Digenes Laercio, como la de que andaba bus
cando de da un hombre por Atenas con un candil o la de que en Esparta haba
visto estupendos muchachos, pero hombres ningunos. Se podran, pues, enu
merar muchas otras ancdotas referidas a l, pero creemos que stas sirven para
hacer un bosquejo de su personalidad.
Fueron discpulos suyos Onesicrito de Egina, los dos hijos de ste, Andrstenes y Filisco, y tambin Mnimo de Siracusa, Menandro Drimos, Hegesias
de Sinope, Crates de Tebas, Focin el bueno y Estilpn el megrico. De todos
ellos quizs quien merece una mencin especial, por los testimonios conser
vados, sea Crates de Tebas (c. 3 6 0 -2 8 0 a. C.), hermano del filsofo megrico
Pasicles, probable alumno de Digenes y esposo de Hiparquia de Maronea.
Ciudadano adinerado y reputado, vendi todos sus bienes y los distribuy entre
sus conciudadanos, hacindose filsofo cnico, siguiendo las enseanzas de
Digenes. Predicaba como todos ellos la autarqua, la liberacin de las atadu
Cuando Roma se hace duea del orbe, sus costumbres acabaron por escan
dalizar, com o siempre, a algunos y ello llev a un renacimiento del cinismo.
Luciano de Samosata es una buena fuente para el cinismo de esta poca, al
mostramos las figuras de Demonacte y Peregrino. El primero de ellos era de
Chipre, aunque su vida transcurri en Atenas. Epicteto, Timocrates, Agatbulo y Demetrio fueron sus maestros, y Luciano su alumno, que es fuente fun
damental para l. Al parecer practicaba una forma ms suave de cinismo y no
ha dejado obra escrita. Se cuenta que se opuso a la introduccin en Atenas de
las luchas de gladiadores y fue juzgado por un supuesto crimen de impiedad
al no querer ser iniciado en los misterios de Eleusis y negarse a ofrecer sacrifi
cios, ya que tena una idea ms pura de Dios. A su muerte Atenas le honr con
funerales de Estado.
En cuanto a Peregrino (c. 100-165 d. C.), la fuente primordial para su per
sona es Sobre a muerte de Peregrino de Luciano. Era sospechoso de haber mata
do a su padre y haber huido con sus bienes a Palestina, donde entrara en con
tacto con algunos cristianos. Estando asociados con ellos, segn la tradicin,
fue enviado a prisin. Una vez liberado, se convirti al cinismo, siendo su maes
tro Agatbulo, y rompi con los cristianos. Se convirti en predicador ambu
lante, viaj a Roma y regres a Grecia. Se autoinmol mediante fuego durante
los Juegos Olmpicos del 165 d. C., manifestando as el desprecio cnico por
la muerte y el sufrimiento.
106
ms que nombres para nosotros. Sus obras no son conocidas ms que por tes
timonios la mayora de las veces de eruditos que sospechamos que nos han
transmitido una imagen un tanto deformada.
De forma muy general se puede decir que Aristteles orient a los miem
bros de su escuela no slo hacia la recopilacin y exposicin de las opiniones
de sus predecesores en el terreno de la filosofa, sino tambin hacia el domi
nio de las ciencias especializadas de la poca, matemticas, fsica, historia natu
ral, geografa, medicina, gramtica, retrica, etc. Estas directrices del maestro
llevaron a diversos discpulos a ser cabezas de distintos gneros: Teofrasto del
doxogrfico, o recopilacin de las opiniones de los antecesores filosficos,
Aristxeno y Fanias del biogrfico, Demetrio Falreo de la erudicin alejan
drina, Socin estara a la cabeza del gnero de las sucesiones, esto es, del
estudio y exposicin de la transmisin de la jefatura de las escuelas de unos
a otros, etc. Y sobre todo se conform el gnero de la historia en sus formas
ms diversas: la historia de las matemticas con Eudemo, la de las ciencias
naturales con Clearco, la historia literaria con Cameleonte, Duris, Linceo y
Jernim o de Rodas, el gnero de las historias de las civilizaciones con Dicearco y su Vida de Grecia en tres libros, que abarcaba desde la mtica edad de oro
a Alejandro Magno.
Tras la m uerte de A ristteles en el 3 2 2 a. C ., el Peripato conserv un
fuerte brillo, com o veremos, con su sucesor Teofrasto. Mas a la m uerte del
sucesor de ste, Estratn de Lmpsaco, el declive del Liceo, que encontra
ba ya fuerte com petencia con la Estoa de Zenn y el Jardn de Epicuro, se
aceler. No se cultiva prcticamente ms que la retrica y una especie de ti
ca popular sin gran profundidad filosfica. Slo subsistieron disciplinas como
la historia literaria, que se interesa ms por la ancdota que por la investiga
cin en profundidad. En esta poca hemos de advertir que se conoca prc
ticamente el Aristteles exotrico ms que el esotrico o el de los escri
tos escolares.
A la muerte de Aristteles Teofrasto de Ereso en Lesbos (370-c. 2 8 8 a. C.)
toma la direccin de la escuela hasta su muerte. El nmero de alumnos fue
aumentando hasta la cifra, se dice, de dos mil. Las obras de Teofrasto fueron
muy numerosas. Digenes Laercio (V 42-51) le atribuye 2 2 5 y abarcan trata
dos de lgica, metafsica, fsica, tica, historia natural y en especial de botni
ca, mineraloga, poltica y derecho. Sobre todo conservamos para nuestro pro
psito su Historia de las plantas, Sobre las causas de las plantas, M etafsica y los
Caracteres (una coleccin de treinta caracteres, ms bien tipos, de hombres de
comportamiento social anmalo), entre otras, que muestran la voluntad del
discpulo de seguir la impronta del maestro: no abandonar las ciencias particu
lares y el empirismo, caractersticas de esta escuela.
Particular inters tiene para nuestro propsito la Metafsica. Esta obra tie
ne por objeto la doctrina de los principios examinada a partir del problema de
las relaciones entre lo inteligible y lo sensible. El discpulo de Aristteles, que
rechaza el cone drstico entre ambos mundos de Platn, critica asimismo la teo
ra del Primer Motor inmvil de su maestro. Para Teofrasto la automotricidad
del cielo, que est dotado de alma, es suficiente para dar cuenta de ese movi
miento. Como vemos Teofrasto no sigui en todo fielmente al maestro. As, por
una parte, admite la definicin aristotlica del tiempo, pero no la del lugar. No
es seguro que rechazara el ter aristotlico como quinto elemento. Adems,
Teofrasto prosigui y desarroll el estudio de la lgica formal aristotlica, aun
que propuso una simplificacin de la lgica de la posibilidad y necesidad. En
el terreno de la tica parece que permaneci fiel a su maestro. Finalmente Teo
frasto recopil las opiniones de sus predecesores sobre el universo y sobre la
percepcin sensible (Opiniones de los fsicos). Esta obra, en su inmensa mayora
perdida, es la base de la tradicin doxogrfica posterior, fundamental, por ejem
plo, para el conocimiento de los presocrticos.
A la muerte de Teofrasto asume la direccin del Liceo entre el 287/286 y
112
pero que tena poco que ensear. Le faltaba adems, segn Cicern, el peso de
la autoridad. Licn dej algunos escritos, de los que conservamos fragmentos,
sin que sepamos a ciencia cierta a qu obras adjudicarlos. Durante su magis
terio acudi a la escuela un protegido de Antigono Gnatas, Jernimo de Rodas,
quien habra vivido en Atenas entre 2 9 0 -2 3 0 a. C. Su obra, que comprende un
gran nmero de ttulos, plantea numerosas cuestiones ticas y, sobre todo, lite
rarias.
Originario de Ylide en la isla de Ceos, Aristn es citado como testigo en
el testamento de Licn, al cual sucedi al frente del Liceo. Slo conservamos
de l tambin fragmentos. Ya en la antigedad se debata si las obras que se
transmitan bajo su nombre eran de l o de su homnimo estoico Aristn de
Quos (Digenes Laercio V I I 163).
113
la llev a Escepsis, en Asia Menor, y la transmiti a sus descendientes. Teofrasto aade que esta biblioteca inclua tambin los escritos aristotlicos. All los
herederos, que no eran filsofos, habran ocultado los escritos ante el temor de
que acabaran en la biblioteca de Prgamo. En su escondite los libros sufrieron
daos importantes. Tras largo tiempo, tanto los escritos de Teofrasto como de
Aristteles fueron vendidos a un biblifilo, Apelicn de Teos, quien intent
repararlos, hizo copias y los pubEc, se dice, Henos de errores. En el ao 8 7 a. C.
Sila entra en Atenas y en el botn que consigue est la biblioteca de Apelicn
que es trasladada a Roma. En Roma ya el gramtico liranin, un admirador del
estagirita, trabaj sobre el texto aristotlico e hizo copia. Mas n o es hasta
4 0 -2 0 a. C., en opinin de Dring, aunque Moraux sita la fecha antes del
50 a. C ., cuando Andrnico de Rodas edit en Roma las obras escolares de
Aristteles, las clasific, las parafrase y las coment.
A partir de este momento comienza una larga cadena de comentaristas que
comprende dos perodos. El primero entre los siglos I a mediados del m d. C.
y el segundo de mediados del m al vi d. C., propiamente el perodo neoplat
nico. El primer perodo de los comentaristas se podra caracterizar como el de
114
tin, aparte del que existiera en la biblioteca del centro. Tras el estudio de Aris
tteles ya se pasaba al estudio de Platn, que comenzaba con un anlisis de su
biografa, una introduccin a su filosofa, y el comentario de, sobre todo, doce
dilogos: Alcibiades I, Gorgias, Fedn, Crtilo, Teeteto, Sofista, Poltico, Fedro, Ban
quete, Filebo, Timeo y Parmnides, todo lo cual abordaremos en el apartado dedi
cado al neoplatonismo.
116
Ya en pleno mundo bizantino la tradicin peripattica se retoma con Estfano, quien antes de trasladarse a Constantinopla ense en Alejandra, de
quien poseemos un comentario Sobre la interpretacin y otro sobre el libro ter
cero de Sobre el alm a. Con l una nueva poca en la interpretacin aristotlica
comienza, cuyas cimas posteriores en griego sern figuras como Focio, Aretas,
Zacaras, Pselo, Teodoro Prdomo, etc.
118
120
122
hemos de advertir que se ha llegado a poner en tela de juicio que las presun
tas conferencias de Camades hayan sido tan virulentas como lo pretenden las
fuentes e incluso se ha llegado a dudar de que quiz la fuente de Cicern para
Filo sea Camades, filsofo grafo, sino un discpulo suyo, no tan hostil a los
romanos, Clitmaco, como tampoco la de Lelio sea Panecio, sino simples ideas
aristotlicas (Ferrary) o Posidonio (Heinemann). En nuestra opinin, no hay
que dudar de las fuentes y pensamos que Cicern es simple eco de la diatriba
existente en los crculos filosficos helensticos.
Con Camades hay quien inicia un nuevo perodo dentro de la Academia,
tras la segunda, la tercera Academia. Como Arcesilao Camades tampoco escri
bi nada. Es a travs sobre todo del testimonio de su sucesor en 110-109 a. C.,
Clitmaco, com o podemos conocer algo de este hbil dialctico, que supo
enfrentarse al estoicismo imperante en la poca. Rechaza la epistemologa estoi
ca, aboga por la ausencia de certeza de la percepcin sensorial y para l nues
tros juicios empricos son contingentes y a lo sumo probables. En el plano de
la tica Camades no aceptaba la argumentacin estoica de la tica en el sen
tido de que pasamos de un acuerdo instintivo con la naturaleza a un acuerdo
fundamentado en la razn, sino que, inscribindose en la tradicin platnica,
crea que la tendencia natural es fuente no de sabidura, sino de egosmo y vio
lencia. En el terreno de la fsica, en oposicin al estoicismo, negaba la existen
cia de una razn universal que gobierne el mundo en beneficio del hombre y
abogaba, en cambio, porque todo es producto de una simple concatenacin
mecanicista en la que la divinidad no tiene papel.
Cuando Camades se retira de la escuela c. 137 a. C., fue primero Cama
des el joven, hijo de Polemarco, quien le sucedi, y luego Crates de Tarso. Cli
tmaco, que haba sido durante mucho tiempo discpulo de Camades de Cirene, no asumi la direccin de la Academia hasta la m uerte de Cam ades.
Clitmaco era cartagins y su nombre originario era Asdrbal. Emigr a Atenas
cuando tena unos veinticuatro aos y se convirti en discpulo de Camades
con unos veintiocho. Antes de asumir la direccin de la Academia, estableci
durante un tiempo una escuela propia. Clitmaco renunci a la tradicin de la
oralidad e hizo de la enseanza de su maestro el objeto de no pocas de sus
numerosas obras, unas cuatrocientas quiz, que constituyeron una fuente para
Sexto Emprico y Cicern. Entre ellas destacan Sobre la suspensin de juicio, Sobre
las escuelas filosficas y una Consolatio dirigida a un cartagins ante la destruc
cin de su ciudad. Clitmaco ofreci una versin pormenorizada del pensa
miento de Camades, insistiendo en el tema de la suspensin de juicio y en la
nocin de fiabilidad. Sus pensamientos no provocaron una unnime adhesin
por parte de otros miembros de la Academia, de forma que Metrodoro de Estratnice, que se pas de la escuela epicrea a la de Camades pero que no fue
nunca escolarca de ella, expuso sus discrepancias con Clitmaco. Mientras que
este ltimo otorgaba un valor absoluto a la suspensin de juicio, Metrodoro
relativizaba la cuestin y afirmaba que se trataba slo de un arma contra el estoi
cismo. Adems sostena que Camades, en oposicin a la interpretacin de Cli
tmaco, haba admitido que en ciertos casos el sabio da. su asentimiento a las
opiniones.
124
como alumno a Cicern durante seis meses y entre ellos se trab una slida
amistad.
En el terreno de la tica Antoco intentaba demostrar que los aristotlicos
y estoicos no hacan ms que reformular lo dicho por Platn y sus sucesores
inmediatos. Y cuando encontraba un punto que no poda hacerlo retrotraer a
la tradicin ortodoxa platnica lo atacaba, aunque tambin atacaba puntos
que l no asuma, como, por ejemplo, que la felicidad del sabio sea indepen
diente del mundo exterior, en oposicin al estoicismo. En lo relativo a la doc
trina del conocimiento coincide no poco con los argumentos esgrimidos por
los estoicos contra los escpticos.
Antoco, que pretenda retomar a la verdadera doctrina de la Academia,
no fue nunca reconocido como autntica cabeza del platonismo de la poca.
La ligazn institucional con Atenas que haban tenido los escolarcas desde Pla
tn se haba roto cuando Filn de Larisa se march a Roma. Sin embargo la
escuela fundada por Antoco sobrevivi cierto tiempo tras su muerte. Tras l
hay en Atenas una especie de vaco en esta escuela durante ms o menos un
siglo, hasta que en diversos puntos del mundo romano se desarrolla lo que
denominamos platonismo medio.
En efecto, dado que las cuatro escuelas filosficas pretenden ser fieles a las
palabras de sus respectivos fundadores y no existan ya como referentes las con
125
126
platnica una lgica que realmente es aristotlica. Esta actitud marca un giro
decisivo en la relacin entre platonismo y aristotelismo, que incidir en el deve
nir de la escuela platnica posterior. Ya en esta poca, por ejemplo, los proaristotlicos dentro del platonismo adoptan la lgica de Aristteles como una
introduccin indispensable a la filosofa de Platn.
Por otra parte conviene advertir que se discute si existen dos filsofos dis
tintos, uno con el nombre de Albino, autor de una Introduccin a os dilogos de
Platn, y otro con el nombre de Alcnoo, autor del Didasclico, o bien un solo
filsofo, Albino, autor de las dos obras, siendo el nombre de Alcnoo, bajo el
cual se transmite el Didasclico, una corrupcin grfica por Albino.
En el plano exegtico los dilogos platnicos de referencia, ms importan
tes, para que figuras como Atico y Albino intenten construir este nuevo dog
matismo platnico fueron el Timeo y la Repblica, de la cual escribi un comen
tario dentro de esta corriente, segn el lxico de Suda del siglo X d. C.,
Onasandro. En estos dilogos, comentados no lemma a lemma, esto es, frase a
frase, sino escogiendo una serie de tpicos, como el annimo Comentario al
Teeteto, quieren estos didocos encontrar las ideas esenciales platnicas relati
vas a la divinidad, al hombre, a la sociedad en el marco de un sistema articu
lado en tomo a tres principios: Dios, el Modelo y la Materia.
Para tico, para Plutarco y para Albino, Dios deba ser identificado con el
Bien de la Repblica y el Demiurgo del Timeo, y, dado que este dios es el pri
mer dios absoluto, el principio supremo, nada puede haber por encima de l.
Otro punto controvertido entre los platnicos medios es el del origen del
mal. Una creencia ampliamente compartida por algunos de sus miembros es
que la causa del mal se encuentra en un Alma mala que es inmanente a la mate
ria y mantiene bajo su dominio a todo el universo material. La idea de que exis
te un Alma del mundo maligna es, naturalmente, un desarrollo de las insinua
ciones hechas por el fundador de la Academia en el Timeo y Leyes. En efecto,
habiendo distinguido, por una parte, una realidad trascendente y, por otra, una
materia primera completamente indeterminada, formulan la hiptesis, para dar
cuenta del caos y de lo malo que hay en la naturaleza, de un alma del mundo
127
tes dominios: las matemticas como mtodo, la teologa, que se centra en las
causas primeras, y la fsica, que se centra en el universo y su contenido.
128
4.9.4. El neoplatonismo
La filosofa en la Antigedad tarda por excelencia es la neoplatnica, trmino
acuado por H. von Stein en 1 8 6 4 , a la que podramos caracterizar con los
siguientes rasgos:
1. Eclctica.
2. De orientacin religiosa.
3. Desea retom ar a las fuentes de donde brot (Platn), de ah el gran
nmero de comentarios, que se nos han conservado bien por el cla
mo del autor o ex ore, esto es, por los apuntes de clase de un discpu
lo, como hemos expuesto en el apartado correspondiente a la forma
literaria de la filosofa en poca helenstica e imperial.
4. Busca constantemente autoridades, que considera sagradas, como voces
reveladas tiempo ha, que deben ofrecer su respaldo a las nuevas doc
trinas.
5. Intenta hallar la sinfona, la concordancia entre todas ellas (Platn,
Aristteles, Homero, Hesodo, Orfeo y Orculos Caldeos preferente
mente), con la intencin de ofrecer una sola voz, la de la cultura paga
na, frente a la exclusivista y revelada cristiana.
En efecto, se pensaba en una cultura sincrtica, en una cultura capaz de
salvar la cultura tradicional pagana. Desde el punto de vista de los herede
ros de Platn se trataba no slo ya de salvar a ste sino de salvarlo ju n to con
toda la cultura antigua. Todos tenan que haber dicho una nica verdad, capaz
de enfrentarse a la verdad cristiana. De ah las tpicas obras neoplatnicas titu
ladas Sinfonas. Para los neoplatnicos la tradicin se centraba en dos ejes que
deban, desde su punto de vista, ser complementarios: la interpretacin del
legado platnico, su maestro y gua espiritual, su voz encamada tiempo ha,
en concordancia, a ser posible, con Aristteles, y el legado m tico, del que
haba que dar una interpretacin consistente en que no contradijera el plat
nico. Se trataba de aunar ambos legados y de tratar de innovar sin quebrantar
la armona.
El alma, su origen y destino, su salvacin, junto con el tema de lo divino
y la unin del hombre con Dios, constituyen temas dominantes en la ltima
etapa del pensamiento griego a fines del Imperio. Predomina el aspecto teol
gico, la metafsica y la vertiente religiosa del pensamiento.
El neoplatonismo, que durante siglos constituy la filosofa del paganismo
declinante, aun con una base com n, se orient de forma diversa segn las
130
y que todo tiende a retomar a ese Uno (epistroph), que, aun desplegndose,
permanece (mon).
Los neoplatnicos vuelven esencialmente su mirada hacia Platn, mas no
vindolo simplemente como un pensador eminente del pasado sino como quien
ha impartido una enseanza eternamente actual y capaz de iluminar los pro
blemas ms acuciantes en cada poca. Por eso ellos se convierten en pertina
ces comentadores de las palabras del maestro, al que llaman el divino Platn,
aunque sin renunciar en lo posible y segn las capacidades individuales a las
innovaciones. Se sistematizan sus enseanzas, se leen palabra a palabra sus
escritos, tomando a veces opiniones y sugerencias por aseveraciones, se comen
te interprete. Se quiere creer que hay una sabidura oculta en cado uno de sus
dilogos y en cada una de sus frases y trminos. Adems, se le exige responder
a cuestiones de los nuevos tiempos que a Platn ni se le hubiesen pasado por
la mente. Es as como los neoplatnicos, llevados por su presunta fidelidad al
maestro, creen transmitir la llama platnica pura, desde su punto de vista,
aunque a los historiadores de la filosofa les cueste hallar en ellos al Platn del
siglo IV a. C. U n neoplatnico de la poca le respondera que ellos siguen la
senda iniciada por el fundador de la Academia en la etapa del Parmnides, Sofis
ta, Flebo y Timeo, tambin proseguida por Aristteles cuando, en sus primeros
libros de Metafisca, refiere las discusiones de la Academia, de la que fue alum
no, sobre la generacin de los nmeros. Adems, podran argir que una es la
literalidad del Platn exotrico, el de los dilogos, y otra cosa el espritu de Pla
tn tanto exotrico como esotrico, lo que les haba llegado a ellos que ense
aba oralmente el fundador en el interior de la Academia. Trataban de recrear
el platonismo dando respuesta a la nueva poca.
2 7 0 d. C.) de Licpolis, ciudad situada en la margen izquierda del Nilo, identiflcable hoy da con Assiut. Pero salvo que su nacimiento se produzca geogrfica
mente en Egipto, nada hace vislumbrar que fuera egipcio y menos por su
formacin. Incluso manifiesta desconocimiento de la escritura jeroglfica (Eneada V 8.6). Su nombre es latino y era ciudadano romano. Pero ah termina su lati
nidad, porque su cultura, su formacin y convicciones son ciertamente helni
cas, y la lengua que utiliza para la transmisin de su pensamiento es la griega,
aunque no sabemos si sta era tambin su lengua materna.
Los datos fundamentales de su vida los obtenemos de la Vida de Plotino
escrita por su discpulo Porfirio de Tiro. A partir de ah sabemos que no sinti
la llamada de la filosofa hasta los veintisiete aos y que, tras or con insatis
faccin personal a diversos maestros de la Alejandra en su poca, acude a las
clases del platnico Amonio Sacas (1 7 5 -2 4 3 d. C.), que le convenci plena
mente y al que frecuent durante once aos. Entre los discpulos de Amonio,
Se puede considerar que fue Plotino el fundador del movimiento (c. 203/204-
131
132
que sabemos, al mximo las relaciones con los altos crculos polticos de la po
ca, pero con buen cuidado de no crearse problemas. As se entiende que su
discpulo Porfirio diga que durante los veintisis aos que pas en Roma, a
pesar de ser rbitro de querellas, no tuvo jams enemigo alguno entre los pol
ticos (9.20-22).
El ideal de Plotino estaba en lo suprasensible, no en lo sensible. Es muy
conocido el episodio de su intento de fundacin de Platonpolis, en la Cam
pania, aprovechndose de su relacin con el emperador filoheleno Galieno y
esposa Salonina, intentando con sus discpulos retirarse de este mundo a una
ciudad-convento en una postura a aos luz de la adoptada por Platn, quien,
al m enos, lo intent por tres veces en Sicilia. La Vida de Plotino 12 lo expre
sa as:
134
Las ciudades bien gobernadas no son las que estn compuestas por
hombres iguales. Ocurre como si se censurara a un drama porque todos sus
personajes no son hroes, sino que uno es criado, otro un hombre rudo y
mal hablado; si se suprimen los papeles inferiores, pierde su belleza, pues
slo est completo con ellos (III 2.11.12-16).
yace una divisin tajante entre el hombre sabio y virtuoso, pocos y elegidos, y
el resto, el vulgo, que precisa de la direccin del primero. Es el rgimen de los
mejores, el aristocrtico, el que subyace en el neoplatnico Plotino, y ya que
no todos somos iguales, unos sabios y virtuosos y otros todo lo contrario, es
absurdo extraarse de que existan desigualdades sociales:
135
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lia eon el fin de reponerse (Vida de Phtino 11). Estando all, recibe una invita
cin de Longino, que rechaza, de reunirse con l en Fenicia. Se sabe tambin
que contrajo matrimonio con la viuda de un amigo con siete hijos, lo que le
acarre no pocas crticas, entre otras, el ceder a los placeres de la carne, a lo
que respondi con su Carta a Marcela. Se supone que muri durante el reina
do del emperador Diocleciano, quien abdic en el 3 0 5 d. C.
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Porfirio no funda propiamente una escuela. Su discpulo ms famoso fue Jmblico, de quien despus hablaremos, pero con quien mantuvo fuertes discre
pancias, mas tampoco debemos dejar de mencionar su influencia en Mario Vic
torino, quien, convertido al cristianismo, ser el intermediario entre Plotino y el
neoplatonismo cristiano en San Ambrosio y San Agustn. Dos aportaciones impor
tantes que creemos que hizo a la historia del neoplatonismo fueron, por una par
te, la reintroduccin en la escuela de los comentarios sobre todo a Aristteles y,
por supuesto, a Platn, y, por otra, la difusin de las doctrinas de Plotino.
Para Porfirio tambin el cuidado del alma es lo que importa, existiendo cua
tro tipos de virtudes en sentido ascendente. Las primeras, e inferiores, son las
virtudes de la vida civil, o virtudes polticas, las segundas son las virtudes catr
ticas o purificadoras, cuyo fin es la imperturbabilidad con respecto a las pasio
nes del cuerpo y a las afecciones del alma; las terceras son las virtudes que enca
m inan el alma hacia el intelecto; las cuartas, y supremas, son las virtudes
paradigmticas, que son virtudes del propio intelecto y no, como las anterio
res, solamente del alma. En cuanto a su Sobre la Abstinencia est dirigida a un
discpulo de Plotino y condiscpulo de Porfirio, Firmo Castricio, para repro
charle su abandono de la abstinencia y su vuelta a un rgimen alimenticio a
base de carne, ya que el filsofo debe llevar un rgimen de vida frugal, con un
alma pura y castos pensamientos, con su vista puesta slo en su asimilacin a
la divinidad.
El filsofo de Tiro se dio cuenta del peligro que para el Estado representa
ba la expansin del cristianismo, contra el que desenvain su clamo en mayor
medida que su maestro Plotino, sobre todo con su controvertido Contra los cris
tianos, del que se plantea hoy da si fue una obra autnoma, en la lnea de Harnack, hiptesis que compartimos, o no, en la lnea de P F. Beatrice. Porfirio era
consciente de la funcin poltica de la religin, esencial para la cohesin y man
tenimiento del cosmos heredado, como ya lo haba pensado Platn y lo segui
rn haciendo Jmblico, Salustio oju liano. Por los fragmentos conservados de
la obra, que sufri la censura en su transmisin cuando el Imperio ya fue ple
namente cristiano, se hace en ella una profunda crtica a los evangelistas y a los
apstoles, al Antiguo Testamento, a los hechos y dichos de Jes s, a los ele
mentos dogmticos y a la Iglesia contempornea.
Porfirio fue mucho ms proclive a la exgesis alegrica del mito que su
maestro Plotino. Conservamos fundamentalmente al respecto El Antro de las
Ninfas de la Odisea y Cuestiones Homricas. Las caractersticas de la exgesis porfiriana neoplatnica podramos caracterizarla en el sentido de que no hay opo
sicin entre historia y alegora, el polisimbolismo alegrico, esto es, un mismo
elemento puede tener diversos sentidos alegricos, lo absurdo como signo de
la necesidad de la alegora y, por ltimo, que la alegora tiene una funcin protrptica, esto es, de incitacin a la filosofa.
Su discpulo Jm blico (c. 2 4 5 -3 2 5 d. C.), con el que tuvo notables diver
gencias, va a suponer un nuevo giro en la evolucin del neoplatonismo. Con
l se inicia la escuela neoplatnica siria. La verdad es que poco sabemos del
filsofo de Calcis. Nacido en la Siria meridional, en la Celesiria, en Calcis con
cretamente, de familia noble y adinerada, es ms que dudoso que pertenecie
ra a la misma familia que su homnimo el novelista. Segn la Suda vivi en la
poca del emperador C onstantino, falleciendo hacia el 3 2 5 , segn Bidez y
Dalsgaard Larsen, hacia el 3 3 0 , segn Zeller y Mau, o bien en el 3 3 3 , segn
Ruelle y Steinhart. En cuanto a la fecha de su nacimiento se sita hacia el 245
d. C., siendo, por tanto, unos diez aos aproximadamente ms joven que Por
firio. Esto es, nace con un imperio en el que el poder poltico, con la ayuda de
los intelectuales, entre ellos los neoplatnicos, mantiene el ksmos establecido,
heredado, sancionado por los dioses, y viene a morir bajo un reinado que sig
nifica el ascenso imparable de un nuevo orden ideolgico que pretende arrin
conar y extirpar al antiguo. Jm blico no pudo mantenerse al margen de este
conflicto y aunque su anticristianismo es menos brillante, por los testimo
nios conservados, que el de su maestro Porfirio, no fue menos firme. Su triun
fo, podramos decir, ser postumo, cuando un admirador, rodeado de filsofos
neoplatnicos, se haga con el poder, Juliano, y trate de restaurar el antiguo
orden.
Encontramos entre los estudiosos y las fuentes divergencias en cuanto
a sus lugares de residencia a lo largo de su vida y sobre sus maestros y tipo
140
bolos, Sobre la migracin del alm a y Teologa platnica. Tambin le atribuye Zeller
un muy discutible comentario a los poemas rficos.
Aunque no se pueden secuenciar objetivamente en el plano cronolgico
estas obras, Jh . M. Dillon distingue tres perodos en la produccin del autor.
Uno pitagrico-hermtico, anterior al contacto con Porfirio, donde entrara
Sobre los misterios egipcios, otro porriano-platnico (280-3 0 5 d. C.), donde
entrara la Coleccin de doctrinas pitagricas y los comentarios platnicos y aris
totlicos, y un ltimo perodo (305-325 d. C.) con obras como Sobre los dio
ses, Sobre los smbolos, Teologa platnica, etc. Esta clasificacin es muy discuti
ble y basada, generalmente, en criterios a priori.
Al igual que el perodo de historia de la filosofa que va de Jm blico a Proco ha sido visto como un perodo decadente, pleno de supersticiones y suti
lezas, o bien como un perodo autnticamente filosfico con aportaciones valio
sas, del mismo modo ajm blico unos lo consideran como un teurgo, fantico
y crdulo, sin originalidad alguna, y otros como un verdadero filsofo y exgeta valioso. Esto es, o se le ha visto tradicionalmente como el modelo de las
creencias religiosas que invaden y corrompen la filosofa griega pagana y res
ponsable, por tanto, de la incidencia de elementos irracionales en la filosofa
neoplatnica de la antigedad tarda, y aqu entrara el conocido como Sobre
los misterios egipcios, o bien se le ha comprendido como pensador serio, sin con
notaciones negativas, como simple ejemplo de una poca y unas tendencias,
que sern las que triunfen hasta el cierre de la Academia en Atenas, perspecti
va, creemos, ms lgica.
Como profesor de filosofa Jm blico explic ao tras ao los textos can
nicos de Platn y Aristteles. Y su papel en este terreno parece haber sido muy
importante para el desarrollo de las escuelas neoplatnicas. Parece que fue l
quien elabor la doctrina segn la cual cada obra comentada, y sobre todo cada
dilogo platnico, no tiene ms que un solo tema, un objetivo, un fin (skops),
al que debe subordinarse todo el comentario de la obra. El canon de Platn
atribuible a j m b lico , que ser normativo en el platonism o posterior, es el
siguiente:
1. Se comienza con una introduccin a partir de la lectura y comentario
del Alcibiades I.
2. Se aborda la tica a partir del Gorgias y Fedn.
3. Se aborda la lgica a partir del Crtilo y Teeteto.
4. Se aborda la fsica a partir del Sofista y Poltico.
5. Sfe aborda la teologa con el Fedro y Banquete.
6. Se alcanza la culminacin de esta primera fase curricular con el Filebo.
7.
142
sobre todo para la salvacin del alma, basndose en las enseanzas de dos Julia
nos, magos caldeos, padre e hijo, del siglo il d. C. En ella se invoca a los dio
ses de acuerdo con determinados ritos con el n de obtener la unin del alma
con los dioses. Obligado a situar en un plano muy superior a los actores de la
teurgia, que Jm blico llama los seres superiores, es decir, los arcngeles, los
ngeles, los dmones y los hroes, eleva un grado toda la jerarqua de los dio
ses, salindose de los lmites del Parmnides, puesto que sita un dios inefable
ms all del Uno del Parmnides. Con Jm blico la teurgia irrumpe claramente
en el neoplatonismo. Como deca Damascio, mirando hacia atrs, entre sus
antecesores, estaban, por un lado, los neoplatnicos ms filsofos, como Plo
tino y Porfirio, y, por otro, los neoplatnicos ms tergos como Jm blico,
Siriano y Proclo. Sumo inters y cuidado tenajm blico de todas formas en no
ser confundido con un mago (ges). El era filsofo y tergo de forma comple
mentaria. El simple lgos, el simple intelecto, a cuyo mbito pertenecen la filo
sofa y la teologa, son insuficientes para llegar a Dios. La unin precisaba de
la teurgia. El teurgo aparece unido a nobles ideales Ga unin con la autntica
divinidad, el bien, la luz, la verdad) y justifica el culto heredado. El mago, en
cambio, aparece vinculado al mundo de las sombras, a la ausencia de luz, a la
lejana de los autnticos dioses y de la verdad. No poda permitir que los nue
vos acechantes del poder, los cristianos, confundieran interesadamente magia
con teurgia y con ello desvirtuaran el culto heredado, mas sus intentos, como
sabemos, resultaron desdichadamente vanos.
La obra conservada ms importante de su pensamiento en la vertiente tergica es el errneamente conocido desde Marsilio Ficino como Sobre los miste
rios egipcios, que es una respuesta a la Carta a Anebo de Porfirio, y que consta
resumidamente de diez secciones:
1. Los dioses y lo divino en general.
2. Dmones y hroes, sus manifestaciones.
3. La mntica.
4. De la influencia de los dioses, etc.
5. Sacrificio y plegaria,
6. Prescripciones religiosas y actos rituales.
7. La teologa egipcia simblica.
8. La causa primera, la astrologia y la voluntad libre segn la teologa
egipcia.
9. El demon protector del hombre.
10. La felicidad.
En el neoplatonismo sirio la teurgia, como dijimos, adquiere primaca sobre
la filosofa. La escuela de Jm blico se mantuvo floreciente a lo largo de su vida
con no pocos discpulos, destacando entre ellos Teodoro de Asina, que pasa
ba por rival del maestro, ya que se mostraba muy influido por Numenio y Por
firio, manteniendo la tesis plotiniana de que una parte del alma no desciende
a la generacin, mientras que Jm blico mantena que el alma descenda com
pleta, en la lnea aristotlica.
Tras la muerte de Jmblico, Spatro se hizo cargo de su escuela en Apamea
mientras que otro discpulo, Edesio, fund una nueva escuela en Prgamo, cuya
importancia va a ser muy grande, ya que en ella el futuro emperador Juliano
tuvo su primer contacto con en el neoplatonismo, en el 3 5 1 d. C. Los disc
pulos de Edesio emigraron en tres direcciones: Mximo se fue a ensear a feso, Crisancio a Sardes y Prisco a Atenas. Juliano comprometer a todos estos
filsofos en su poltica de restauracin del orden subvertido por el cristianis
mo: har venir a Mximo a su corte, nombrar a Crisancio gran sacerdote de
Lidia, mientras que Prisco permanecer en Atenas dejando sentir la influencia
de Jmblico. La presencia de Prisco en Atenas asegurar la victoria de la tradi
cin jambliquea en Atenas en la segunda mitad del siglo V d. C.
Ligado a la tradicin jambliquea y a la poltica religiosa de Juliano no pode
mos dejar de mencionar un breve y precioso tratado neoplatnico de esta po
ca que usualmente pasa inadvertido, Sobre los Dioses y el Mundo de Salustio, un
prefecto de Juliano, del que si discute si es el de Oriente o de las Galias. Es una
especie de catecismo neoplatnico de carcter divulgativo, escrito en el 3 6 2 d. C.,
que recoge lo que un buen pagano debe creer frente al nuevo orden cristiano:
bondad, impasibilidad y eternidad de Dios, inmortalidad y carcter divino de
los seres intermediarios entre dioses y hombres (ngeles y dmones), eterni
dad e indestructibilidad del mundo, virtualidad de los misterios y validez de
los orculos, metempsicosis slo en cuerpos racionales, conversin del alma a
Dios, creencia en los mitos heredados mediante la debida exgesis, etc.
En Atenas el neoplatonismo adquiere un gran vigor y fama quizs debido
a que Atenas se considera el hogar de la tradicin del maestro, la cuna de la
144
Sin embargo parece que el mayor mrito de Plutarco fue tener como alumno y
sucesor a Siriano. Gracias al testimonio de Siriano sabemos que en la escuela
de Plutarco de Atenas se dedicaban en la formacin los dos primeros aos a
Aristteles; a continuacin, de acuerdo con el orden propuesto por Jmblico,
se lea y comentaba a Platn y finalmente se mostraban las concordancias entre
las doctrinas de Platn y las teologas rficas y caldeas, dando especial rele
vancia al Timeo para la filosofa de la naturaleza y al Parmnides para la teologa.
Rastros de estas enseanzas se nos han conservado en el comentario de Siriano
a cuatro libros de la Metafsica de Aristteles y a travs de su comentario al Pedro
de Platn, que nos resulta conocido gracias a las notas escolares tomadas por
un discpulo, Hermias. Leyendo estos textos percibimos que Siriano no lleg a
culminar el programa propuesto por Jmblico, pues se limita casi siempre a esta
blecer las concordancias entre Platn, Pitgoras y los textos rcos, sin intro
ducir con normalidad los Orculos Caldeos. La muerte le sorprendi antes de dar
su curso sobre los Orculos Caldeos. Pero sobre todo Siriano es clebre por su
exgesis del Parmnides, de la que concluye que existen catorce clases de dioses
trascendentes y csmicos. Siriano, al que Proclo, su discpulo, califica como
divino y mi maestro, tuvo adems como alumno al antes citado Hermias,
quien introducira en Alejandra las doctrinas de la escuela de Atenas.
Mas entre los discpulos de Siriano destacara Proclo, que fue su sucesor y
con seguridad el mejor conocido por nosotros al haberse conservado gran par
te de su obra. Haba sido preparado por Siriano para sucederle y dirigi la escue
la de Atenas ms de cuarenta aos. Fue esencialmente un profesor. Sobre l,
aparte de otras fuentes, conservamos una Vida de Proclo, escrita por su disc
pulo Marino de Nepolis. Sabemos que naci el da 8 de febrero del 4 1 2 d. C.
en Bizancio (Constantinopla), de padres licios, Marcela y Patricio, este ltimo
abogado en la ciudad imperial. Recibi una primera formacin en gramtica en
Janto de Licia, ciudad a la que la familia retom, y despus se encamin a Ale
jandra donde se form con el sofista Leonadas y el gramtico Orion. Junto con
retrica aprende tambin derecho romano y latn. En un viaje a Bizancio des
cubre su vocacin filosfica, abandona su vida anterior, y se dedica a formarse
en filosofa. Se inicia en filosofa aristotlica con Olimpiodoro el Viejo y en mate
mticas con Hern. Cuando an no haba cumplido los veinte aos de edad,
c. 4 3 0 d. C., se dirige a Atenas donde se hace asiduo de la enseanza de los
neoplatnicos Plutarco de Atenas y de Siriano, maestro y discpulo respectiva
mente. Antes de la muerte de Plutarco, que ocurre en el 432 d. C., asiste a la
lectura y comentario de Sobre el alm a de Aristteles y del Fedn de Platn. Cuan
do muere Plutarco se hace cargo de la escuela neoplatnica de Atenas Siriano,
que le marcara profundamente y a quien en sus escritos, como hemos dicho,
llama su gua y maestro, siendo difcil en ocasiones deslindar en los comenta-
146
147
Las
Los
Los
Los
Hnades.
dioses inteligibles.
dioses inteligibles-intelectivos.
dioses intelectivos.
13. La materia.
148
150
El pasaje resulta esclarecedor en varios aspectos. Por una parte, nos infor
ma de que en el aspecto de las virtudes polticas los textos formativos bases
para la escuela neoplatnica son los escritos de Aristteles al respecto y las Leyes
y Repblica de Platn, mostrando la sinfona entre Platn y Aristteles que pre
conizaba el neoplatonismo de la poca. Digamos que Proclo pasara por una
figura venerable en una ciudad, Atenas, que viva a otro ritmo y con otras creen
cias. Hasta aqu llega su implicacin en los asuntos de la ciudad. Por su capa
cidad poda haber aspirado, de haberlo querido, a magistraturas, pero se lo
impeda su formacin filosfica que incida, lgicamente, en su escala de valo
res y su anclaje en las creencias paganas. A lo sumo incita a participar acti
vamente en la vida poltica a personas que frecuentaban su escuela, como Arquadas, que es de suponer que comparta de sus ideales y a quien trata de inculcarle
valores como la justicia, la generosidad, el no apego a los bienes materiales o
la bsqueda del bien comn o individual. Pensara que Arquadas, a cuya hija
Asclepigeneia san segn su bigrafo mediante la prctica de su fe ancestral,
podra unir su formacin filosfica y religiosa con su capacidad de gobernan
te, aunque con unas perspectivas que no seran equiparables, por supuesto, a
las que tuvieron los neoplatnicos con el desaparecido y frustrado Juliano.
Si stos son los datos que nos proporcionan su Vita, acudamos a sus pro
pios escritos para analizar a travs de su clamo cul era su pensamiento pol
tico. Como advertamos, el nico comentario a la Repblica que conservamos
es el de Proclo. Fundamentalmente a partir de este comentario y del que dedi
c al Alcibiades platnico podemos vislumbrar su pensamiento en este campo.
Indudablemente el mayor inters radica en el primero. Se trata de diecisiete
disertaciones sobre tpicos seleccionados a partir del dilogo platnico que
Estas medidas se aplicaban tras diversas vejaciones que sufrieron los inte
lectuales paganos tanto en Atenas como en Alejandra o Bizancio. En Atenas
la estatua de Atenea fue retirada del Partenn en tiempos de Proclo. En Ale
jandra los filsofos llegaron a estar confinados. Un hermano de Damascio,
Juliano, fue apaleado. Hierocles de Alejandra, discpulo de Plutarco de Atenas,
fue golpeado hasta sangrar. En el 415 d. C. en Alejandra la filsofa Hipatia fue
masacrada por una horda de fanticos. Los decretos de Justiniano, pues, no
venan sino a hacer oficial un acoso social contra los filsofos paganos.
152
lo, mas su sistema teolgico permaneca fiel, en lo posible, a Proclo y Damasci. La actividad comentadora de Simplicio a Aristteles tuvo una influencia
considerable en la Edad Media y en el Renacimiento.
Las relaciones entre griegos y judos tienen una larga tradicin histrica, pero
hay que reconocer que ambas comunidades hasta poca helenstica prctica
mente se ignoraban. Los griegos prehelensticos no prestan atencin a esa comu
nidad y, a la inversa, para los judos los griegos quedaban lejos y les parecan
insignificantes. Pero todo ello va a cambiar a partir de Alejandro Magno, quien
se anexiona Palestina. A partir de esa poca y tras la muerte de Alejandro, Selucidas y Ptolomeos van a combatir por esa regin y el influjo griego sobre los
154
Alejandra setenta y dos sabios judos, que, retirados en la isla de Faros, con
cluyeron la traduccin en setenta y dos das, de ah que, redondeando, esta
versin sea conocida como Los Setenta. Esto nos cuenta la leyenda. La realidad
es que esa versin se realiz en pocas distintas, con criterios diferentes y por
diversos traductores, para una comunidad juda, la de la dispora, que ya no
comprenda el hebreo, mientras que el griego se haba convertido en su lengua
habitual. La traduccin, que comenz con el Pentateuco y continu con los
Profetas y los Hagigrafos, dur al m enos un siglo. Algunas partes, como el
Eclesiasts se tradujeron a fines del siglo i d. C., en tanto que otros (De la sabi
dura, II-IV M acabeos) se compusieron directamente en griego. La importancia
de Los Setenta ha sido enorme. Perdidos muy pronto los originales hebreos, el
conocimiento de los libros sagrados judos en el mundo antiguo, medieval y
moderno, deriva totalmente de esta versin de Los Setenta, que fue traducida,
a su vez, al latn, al copto, al etope, al sirio, al rabe, al armenio, georgiano,
eslavo y luego a todas las lenguas modernas. Muy pronto se convirti en el tex
to base de los propios hebreos (como lo muestra Filn de Alejandra), de los
autores del Nuevo Testamento, Padres Apostlicos, Iglesia griega, e incluso de
los autores paganos que combatieron al cristianismo.
La tradicin greco-juda, comenzada por Los Setenta, continuar con una
no despreciable literatura perdida en su mayora, incluida casi la tragedia bbli
ca de Ezequiel, y cuyos testimonios principales son los textos conservados de
Filn de Alejandra (30/25 a. C .-40/45 d. C.) y del historiador Flavio Josefo
(i d. C.). Pero hemos de advertir que en esta tradicin no faltaron autores que
llegaron a sostener, como Aristbulo (il a. C.), que el Antiguo Testamento era
la fuente de la filosofa griega, tendencia que heredarn no pocos escritores cris
tianos tratando de llevar el agua a su molino.
Mas Filn es el que ahora nos interesa, como muestra principal de la filo
sofa greco-juda. Nacido en Alejandra, donde residi a lo largo de su vida,
en el seno de una influyente y rica familia juda, fue educado tanto en la cul
tura ju d a com o en la griega. En el invierno del 3 9 d. C. particip en una
embajada de Alejandra ante Caligula en Roma por un conflicto entre judos
y griegos. Utiliz un tanto acrticamente la filosofa griega. Los ttulos de sus
obras revelan su formacin eclctica: platnica, aristotlica, estoica, incluso
pitagrica (una obra perdida sobre la simbologa de los nmeros). Para Filn
la filosofa griega proporcionaba una herramienta interpretativa de las Escri
turas.
Autor prolfico, faceta en la que ha sido comparado con Plutarco, su con
siderable produccin puede ser dividida en tres categoras: tratados filosficos,
que son los que ahora nos interesan, escritos exegticos y obras histrico-apologticas. Al primer grupo pertenecen, por ejemplo, Sobre la eternidad del mun
do, del que nos ha llegado slo la primera parte, que es la historia del proble
ma, Sobre a providencia, en dos libros, originalmente en forma dialgica, que
slo ha llegado completa en su versin armenia, o Sobre que todo hom bre hones
to es libre, cuyo ttulo revela su carcter estoico. Al segundo grupo pertenecen
fundamentalmente obras exegticas sobre el Pentateuco y al tercero Vida de Moi
ss, Contra Flaco y Embajada a Cayo, entre otras.
156
del hombre. El nico bien del hombre, piensa, es la virtud y en cuanto a las
pasiones hemos de tender a no inmutamos ante ellas. Hemos de confiar sobre
todo en Dios y semejamos a l en la medida de nuestras fuerzas. Tenemos que
tener una rica vida interior, de forma que no nos distraigan las ocupaciones
pblicas, y la ciencia ha de quedar al servicio de la vida interior. Se dice que
Filn es uno de los pocos escritores del Imperio, entre los no cristianos, que po
see una verdadera doctrina mstica basada aparentemente en una experiencia
autntica. Nos describe cmo el espritu humano puede, aun en esta vida, ver
se arrebatado por la posesin divina ms all de su actividad normal de con
templacin espiritual, cmo puede unirse a Dios, sin que pueda identificarse
plenamente con el entusiasmo griego o la unin mstica plotiniana, pues sus
races ms profundas deben buscarse en la tradicin de los profetas hebreos.
Segn Jos Montserrat Torrens, desde un punto de vista histrico-sociolgico, el gnstico es el miembro de un grupo elitista, que se da en el seno de
las religiones del libro, y que se cree en la posesin de la verdad en cuanto a la
conservacin e interpretacin de un texto sagrado. Desde un punto de vista
doctrinal, el Coloquio celebrado en Mesina en 1 966, ante el abuso del trmi
no gnstico, lo describa como la concepcin de la presencia en el hombre
de una chispa divina, que proviene del mundo divino, que ha cado a este mun
do sometido al destino, al nacimiento y a la muerte, y que tiene que ser des
pertada por la contraparte divina del Yo para ser finalmente reintegrada a su ori
gen e implica la connaturalidad divina de la centella que debe ser reanimada
y reintegrada; esta gnosis del gnosticismo comporta la identidad divina del cog
noscente (el gnstico), de lo conocido (la sustancia divina de suyo trascen
dente) y del medio por el cual conoce da gnosis como facultad divina implci
ta que debe ser despertada y actuada).
158
cos, como decamos, unen de algn modo el origen del cosmos, de la materia
y del mal, con una degradacin dentro de la divinidad que implica el naci
miento del universo, pero cada sistema lo explica a su manera mediante diver
sos mitos. El gnosticismo implica una radical separacin entre el mundo supe
rior y el mundo inferior material, siendo la materia degradacin, ltimo escaln
del ser, a la cual est unido el mal.
Como decamos, uno de los principales testimonios del gnosticismo paga
no es el Corpus Hermeticum, los escritos atribuidos a Hermes Trismegisto (el
tres veces muy grande). Ya en tom o al siglo II a. C. comenzaron a ser vertidos
al griego algunos tratados egipcios de astrolo^a, magia y alquimia que fueron
puestos bajo el patronazgo de Hermes-Tot, cabeza de las ciencias ocultas, que
tuvieron un pronto xito. Pero ya con el Imperio se desarrolla el hermetismo
culto, filosfico o erudito, que, sin abandonar del todo la vertiente ocultista,
elabora una refinada espiritualidad basada en la piedad por medio del cono
cimiento, una religin de la m ente, como la define un tratado del Corpus,
Asclepio. Los Hermetica filosficos comprenden tratados de origen dispar. Por
una parte los diecisiete tratados del Corpus Hermeticum, el Asclepio (versin lati
na de un perdido Discurso perfecto), veintinueve extractos conservados en la
Antologa de Estobeo (v d. C.), citas en otros autores, tres textos aparecidos en
la biblioteca copta de Nag Hammadi y la traduccin al armenio de unas Defi
niciones de Hermes Trismegisto a Asdepo. Los ms interesantes para nuestro pro
psito son los tratados I (Poimandres), IV (La crtera o la unidad) y VII (Que a
ignorancia de Dios es el m ayor m al entre los hom bres), XIII (Discurso Secreto de
la Montaa). Se trata de una literatura que mezcla religin y filosofa, de fuerte
tendencia soteriolgica, nacida en Egipto.
El tratado I, Poimandres, nombre parlante griego que significara pastor de
hombres, contiene las siguientes secciones:
I. Prlogo (1-3)
, II. Revelacin
II. 1 Cosmognesis (4-11)
11.2. Antropognesis-Antropolo^a (12-23)
11.3. Soteriologa (24-26)
III. El sermn de Hermes (27 -2 9 ): ignorancia o gnosis; ebriedad o luci
dez; oscuridad o luz
IV Accin de gracias (30-32)
La antropognesis de este tratado es uno de sus elementos ms caracte
rsticos. Dice que el Pensamiento (Nos), padre de todas las cosas, vida y luz,
engendr al hombre a su imagen y le am como un hijo (12), el hombre pr-
mordial, y le entreg todas sus criaturas (12). Este hombre primordial, que
riendo tambin crear como el Demiurgo, se sumerge en la esfera demirgica,
se enamora de su propia imagen reflejada en el agua (14) y se une a la natu
raleza (phy'sis), que acoge a su amado, lo envuelve por com pleto y se unen,
pues se haban enamorado (14). La naturaleza, como producto de la unin,
dio a luz a siete hombres (16), andrginos, que posteriormente se dividiran
en hombres y mujeres. El hombre celeste deja de existir como persona distin
ta, pues anima al hombre terreno; su vida se transforma en alma humana y su
luz en intelecto. De ah que, entre los seres terrenos, slo el hombre sea a la
vez mortal e inmortal. La misin del hombre, para salvarse, consiste en cono
160
Sobre el Corpus Hermeticum hay opiniones muy diversas: desde que son
textos griegos, egipcios y judos, aunque unitarios (Louis Mnard), hasta que
en ellos la influencia egipcia es la preponderante (Reitzenstein) o, por el con
trario, superficial (Kroll), pasando por la consideracin de que los tratados her
mticos son fundamentalmente filosofa griega helenstica, del platonismo medio
en particular, siendo lo egipcio accidental (Festugire). Realmente se trata, pen
samos, de una mezcla de religin y filosofa, tpica de la poca imperial, en la
que motivos platnicos y orientales vienen a confluir.
ndice nominal
2 7 0 d. C.
Ammonio (s . vi d. C.): filsofo neoplatnico hijo de Hermias, cabeza de la escue
la de Alejandra.
indies nominal
163
cetes.
Antoco IV EpFANES (s. iii-ii a. C.): monarca helenstico que control Ju d ea frrea
m ente tratando de helenizarla.
A ntoco de Ascaln (s. i a. C.): escolarca de la Academia Nueva.
Antstenes (s. v-iv a. C.): nacido en Atenas, fue uno de los ms fieles discpu
sa obra de carcter erudito que, a su vez, sirve de fuente sobre todo para
la comedia y la lrica griegas.
escptica.
CFISO: ro del tica.
CRCIDAS DE Megalopolis (s. Ill a. C.): poeta de tendencia cnica.
CICERN (s. I a. C.): escritor cum bre de prosa latina, sobre todo en los cam pos
de, la oratoria y la retrica.
CIRO I (s. VI a. C.): rey persa hijo de Cambises, modelo de buen gobernante
CUTMACO (s. II a. C.): cartagins, cuyo verdadero nombre era Asdrbal, que
en 155 a. C.
Cronio (s. ii d. C.): filsofo neopitagrico.
Damascio (s. v-vi d. C.): filsofo neoplatnico de la escuela de Atenas.
Daro I (s. VI-V a. C.): rey persa que particip en las Guerras Mdicas.
DEMETRIO Falreo (s. iv-iii a. C.): poltico ateniense y pensador peripattico.
DEMOCRITO DE Abdera (s. V-IV a. C.): filsofo presocrtico que propugnaba que
nas de los filsofos griegos desde Tales a Epicuro en que se mezclan la bio
grafa y la doxografa.
Digenes de S inope (s. v -iv a. C.): filsofo cnico, denominado el perro.
DlN (s. IV a. C.): ligado a Dionisio I de Siracusa, result impresionado por Pla
cnica.
DIONISIO I (s. V-IV a.C.): tirano de Siracusa.
Dionisio II (s. iv a. C.): tirano de Siracusa, hijo de Dionisio I, a quien sucedi
c. 3 6 7 -3 6 6 a. C.
Empdocles (s. v a. C.): filsofo presocrtico natural de Agrigento que escribi
EpicaRMO (s. vi-v a. C.): clebre poeta cmico dorio nacido en Sicilia.
166
Epicteto de Hierpolis (s. i-ii d. C.): filsofo, antes esclavo, de tendencia estoi
Espeusipo (s. v -iv a. C.): filsofo ateniense, sobrino de Platn, al que sucedi al
frente de la Academia.
Esquines de Esfeto (s. iv a. C.): discpulo de Scrates a quien se atribuyen tam
la escuela megrica.
Eudemo DE RODAS (s . IV a. C.): discpulo y colaborador de Aristteles.
Eudoro de Alejandra (s. i d. C.): filsofo eclctico,
Eudoxo de C nido (s. IV a. C.): filsofo ligado a la Academia, legislador, mate
ter a Grecia.
FlLlPO DE Opunte (s . iv a. C.): discpulo de Platn, de quien la tradicin dice
que transcribi las Leyes del fundador de la Academia y fue autor de la Epinomis.
FlLOLAO (s . v-IV a. C.): filsofo pitagrico con quien se supone entr en con
dica.
Espeusipo.
HERCLITO (s . VI a. C.): filsofo presocrtico natural de feso. Para l el elemento
168
herejas.
HOMERO (s. Vlll a. C.): el poeta por excelencia griego, a quien se hace jon io
del Asia Menor, bajo cuyo nombre se nos han transmitido la Ilada, la Odi
sea y otros poemas, algunos de poca mucho ms reciente.
IRINEO DE LlN (s . II d. C.): escritor eclesistico griego que refut a los gnsticos.
ISCRATES (s. v-iv a. C.): escritor y m aestro de rtorica, cuya escuela disput a
la platnica la prim aca en el terreno educativo.
JMBLICO DE Calcis (s . iii -iv d. C.): filsofo neoplatnico cabeza de la escuela de
Siria.
JENCRATES de Calcedn (s . IV a. C .): escolarca de la Academia platnica en
Atenas.
J enfanes (s . vi -v a. C.): poeta y filsofo presocrtico natural de Colofn que
su persona.
a la escuela peripattica.
JUAN CrissTOMO (s . iv d. C.): escritor eclesistico griego.
JUAN F ilopono (s . v-vi d. C.): alumno y sucesor de Ammonio en la escuela neo-
platnica de Alejandra.
JULIANO (s . IV d. C.): em perador rom ano (361-363 d. C.) que trat de restau
rar el orden pagano tradicional apoyndose ideolgicam ente sobre todo
en los neoplatnicos.
JUSTINIANO ( s . v-v i a. C.): emperador romano de Oriente.
JUSTINO (s . II d. C.): apologista cristiano que trat de explicar la fe cristiana con
la ayuda de la filosofa griega.
LaciDES DE ClRENE (s. ni a. C.): escolarca de la Academia Nueva.
LlBANlO (s. iv d. C.): clebre rtor con gran nmero de discpulos, por ejemplo,
ndice nominal
das al neoplatonism o,
169
Menipo DE GDARA ( s .
ill
Epicuro.
NICOLAO DE Damasco (s. i a. C.): historiador griego que vivi en la corte de Hero
de Alejandra.
Orgenes (s . iii d. C.): filsofo platnico.
Panecio de Rodas (s. ii a. C.): filsofo estoico vinculado en Roma al crculo de
los Escipiones.
colonias griegas del sur de Italia. No escribi nada. El mivimiento que fun
d que abarca desde la poca arcaica a la imperial con diversas fases.
Polemn DE Atenas (s . IV-III a. C.): escolarca de la Academia ateniense.
PLATN (s . V-IV a. C.): filsofo ateniense, discpulo de Scrates y fundador de la
Academia.
PLOTINO (s . iii d. C.): filsofo neoplatnico, natural de Licpolis, afincado en
Roma.
P lutarco de Atenas (s. v d. C.): filsofo neoplatnico.
ci.
P retextato (s. IV d. C.): pagano que supuso una fuerte resistencia al cristia
nismo en su poca.
P roclo (s. V d. C.): filsofo neoplatnico cabeza de la escuela de Atenas.
PT0L0ME0 (s. ii d. C.): astrnom o, m atem tico y gegrafo.
Ptolomeo II F iladelfo (s. iv -iii a. C.): rey de la dinasta macedonia en Egipto
que puso las bases del Museo, con todo lo que ello implica, de Alejandra.
SalustiO (s. IV d. C.): prefecto de Juliano, autor de un pequeo tratado de orien
oriundo de Crdoba.
S exto Emprico (s. ii d. C.): mdico y filsofo escptico.
S implicio (s. v -v i d. C.): u n o de los ltim os neoplatnicos griegos.
S iriano (s. v d. C.): filsofo neoplatnico de la escuela ateniense, maestro de
Proclo.
SCRATES (s. v a. C .): filsofo ateniense grafo, maestro de Platn y de otros
Platn.
ndice nominal
171
Glosario
platnicas respecto a las cosas, que son copias, del mundo material.
ATARAXIA: trm ino con el que epicreos y estoicos designan la ansiada imper
turbabilidad y serenidad del alma.
de la que pasa por ser su fundador Antstenes. Digenes fue tambin uno
de sus ms seeros representantes.
Contingente: lo que podra n o existir.
COSMOS: el m undo en cuanto universo ordenado.
Deduccin: razonam iento que consiste en conclu ir una proposicin a partir de
unas prem isas. Procede de lo universal a lo particular.
DEFINICIN: manifestar lo que un a cosa es.
Demiurgo: d enom inacin de la divinidad com o artfice del m undo.
Devenir: caracterstica principal del m u nd o sensible: el con stan te cam bio, la
finitud que se opone a la perm anencia y eternidad de las ideas, verdadero
ser de las cosas, en la con cep cin platnica.
174
ro de Samos.
Epistemologa: en sentido extenso, teora del conocim iento.
ESCEPTICISMO: tendencia filosfica y forma de vida que desconfa de que la ver
dad exista y de que, en caso de que exista, el hom bre pueda alcanzarla.
ESCOLARCAS: seguidores y continuadores de una escuela filosfica determinada.
Esencia: lo que una cosa es. Lo permanente e invariable en las cosas.
Especie : c o n c e p to que se p red ica de los sin gu lares exp resand o la e sen cia
com pleta.
tica : rama de la filosofa que tiene por ob jeto el obrar hu m ano en cu anto a
su rectitud o n o de acuerdo con unas norm as y fines.
EUDEMONISMO: doctrina moral que establece com o fin ltim o del hom bre la feli
cidad, a cuyo fin subordina todo.
F ilantropa: am or o am istad del hom bre hacia los otros seres hum anos.
Forma: principio activo, causa u origen de las perfecciones especficas de un
ser (morph).
G nesis: con ju n to de etapas, desde su origen, por las que algo ha llegado a ser
lo que es en el m om ento de su consideracin.
GNERO: parte de la esencia que es com n a varias especies.
G nosis: conocimiento. Movimiento filosfico-religioso del helenismo.
Hedonismo: doctrina moral que hace del placer el fin supremo de la vida humana,
Hilemorfismo: teora segn la cual los seres materiales estamos constituidos por
dos principios: materia prim a Qifle) y forma sustancial (morph).
Hipstasis: denominacin neoplatnica de las diversas emanaciones o grados
176
Cronologa
65 0 -6 0 0 a. C.
Historia
Primeras monedas griegas.
640 -550
621 -620
Tales de Mileto.
Dracn en Atenas: legislacin.
620 -540
594 -593
561
540-475
5 40 -5 2 0
Jenanes de Colofn.
Polcrates, drano de Samos.
540 -4 8 0
522 -4 8 6
Filsofos
Cronologa
Ao
179
515
510
Filsofos
Historia
Ao
508
500
4 9 8 -4 9 4
493
490
486
461.
48 0 -478
4 78
180
4 7 0 -3 9 9
462-461
4 60
Muerte de Temstocles.
Meliso de Samos.
4 6 0 -3 7 0
Democrito de Abdera.
45 0
449
4 4 6-445
443
Historia
Ao
431
Filsofos
428 -348
Platn.
421
Paz de Nicias.
420
Alcibiades estratego,
415-413
Expedicin a Sicilia.
411 -410
406
Digenes el cnico.
405
40 4
Egosptamos.
Capitulacin de Atenas. Rgimen de
los Treinta.
403
401
39 9
395 -3 8 6
Guerra de Corinto.
38 8 -3 8 7
387
38 6
371
Batalla de Leuctra.
3 67 -3 6 5
362
Ao
Filsofos
Historia
3 6 1 -3 6 0
3 6 0 -2 7 0
Pirrn de Elide.
3 5 9 -3 3 6
Filipo 11 de Macedonia.
348
3 4 2 -2 7 1
338
Batalla de Queronea.
3 3 6 -3 2 3
Alejandro Magno.
335
Toma de Tebas.
3 3 3 -2 6 2
Zenn de Citio.
334
182
3 33
Batalla de Iso.
331
Fundacin de Alejandra.
Primera generacin de discpulos de
Digenes el cnico: Crates, Hiparquia,
3 2 8 -2 6 5
Muerte de Aristteles.
322
3 1 7 -3 0 7
314
306
Ao
301
Historia
Batalla de Ipso.
Filsofos
Zenn de Citio funda la escuela estoi
ca, frecuentada, entre otros, por Perseo,
Aristn de Quos y Cleantes.
28 7
275
268
263-232
24 4
232
214-129
Carnades de Cirene.
167
148
145
129
101
Nacimiento de Csar.
87
85-69
60
Primer Triunvirato.
Cronologa
183
Ao
59
Consulado de Csar.
58-50
44
Asesinato de Csar.
31
Victoria de Accio.
30
Filsofos
Historia
27
Imperio Romano.
1 4 d. C.
Tiberio.
37
Caligula.
Embajada de Filn en Roma.
39
184
41
Claudio.
54
Nern.
Amonio, filsofo platnico, ensea en
Atenas. Plutarco de Queronea es su
60
oyente.
64
Incendio de Roma.
68
Galba.
69
74
Roma.
79
Tito.
Actividad literaria de Plutarco de Que
80-126
ronea.
81
Domiciano.
Ao
Historia
94-95
96
Nerva.
98
Trajano.
117
Adriano.
129-200
138
150
161
176
180
Filsofos
Cmodo.
Sexto Emprico.
190
193
Septimio Severo.
198
Caracalla.
20 4 -270
217
Macrino.
218
Heliogbalo.
222
Alejandro Severo.
235
Mximo.
238
Anarqua militar.
245-325
Jmblico.
Cronologa
Porfirio.
234-305
185
Filsofos
Historia
Ao
250-251
25 7 -258
284
Diocletiano.
Porfirio publica las Enadas de Plotino.
301
3 0 3 -3 0 4
3 0 6 -3 3 7
Constantino.
3 11
3 1 2 -3 1 3
313
Edicto de Miln.
317
3 6 1 -3 6 3
186
Juliano.
379
Teodosio.
395
3 98
4 1 2-485
415
4 76
5 2 7 -5 6 5
Justiniano.
Ao
529
Historia
Filsofos
Cierre de la escuela neoplatnica de
Atenas por Justiniano. Damascio, Sim
plicio y Prisciano abandonan Atenas
para refugjarse en Persia, En tomo a esta
fecha el neoplatnico Juan Filpono se
convierte al cristianism o, verosmil
mente, ante las medidas coercitivas de
Justiniano respecto a la enseanza
pagana.
Bibliografa
(ed.) (1967) : The Cambridge History o f Later Greek and Early Medieval Phi
losophy. Cambridge University Press. Cambridge.
Bibliografa
189
(1992a): Los filsofos griegos entre la oralidad y la escritura, Excerpta Philologica, 2: 59-70.
(1996c): Un filsofo ante la adivinacin, Jm blico de Calcis, Studia Philologica Valentina, 1: 53-64.