El Dilema Del Cambio

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EL DILEMA DEL CAMBIO

¿QUE ES UN SISTEMA?

La palabra sistema se ha convertido en un clisé de la terapia familiar y ha perdido


gran parte de un significado por obra del uso excesivo, la generalización y la retórica
académica. Si bien la “teoría de sistemas” es la piedra angular sobre la que se basa la
terapia familiar, la diversidad de enfoques clínicos es indicio de los muchos modos
diferentes en se puede definir y tratar un sistema familiar. Lamentablemente estos
conceptos son más fáciles de definir teóricamente que de aplicar clínicamente.
Lo que se denomina “teoría de sistemas” en el terreno de la terapia familiar
consiste en una serie débilmente conectada de conceptos originados en la teoría
general de sistemas y la cibernética.

Los conceptos clave del pensamiento de sistemas están relacionados con la


integridad, la organización y la regulación. Los hechos se estudian dentro del
contexto en el que están ocurriendo y se presta fundamental atención a las
conexiones y relaciones, más que a las características individuales.las ideas centrales
de esta teoría radican en que la totalidad se considera mayor que la suma de sus
partes.
Dicho concepto supones que ningún hecho o comportamiento aislado ocasiona
otro, sino que cada uno está vinculado en forma circular a muchos otros hechos y
comportamientos aislados. Estos hechos y comportamientos forman con el tiempo
patrones persistentes y recurrentes que operan para equilibrar a la familia y
permitirle pasar de una etapa evolutiva a la siguiente.

FORMACIÓN DEL SINTOMA

Cuando el síntoma causa una tensión intolerable, ya sea dentro o fuera de la familia,
esta se ve obligada a buscar ayuda.
La aparición de un síntoma puede desencadenarla un cambio en uno de los sistemas
más amplios dentro de los que existe la familia, tales como el sistema social, político,
cultural o educacional. O bien el hecho precipitante puede provenir del interior de la
familia, como reacción ante algún acontecimiento del ciclo vital.
Cualquiera de estos hechos puede quebrantar los patrones de control de la familia,
y es posible que se desarrolle un síntoma como medio de establecer otro patrón
diferente.

EL DILEMA DEL CAMBIO

El enfoque de sistemas que estoy describiendo se apoya en la capacidad del


terapeuta para adoptar y mantener una determinada actitud hacia el cambio, y para
usarla terapéuticamente.
El cambio impone un precio y plantea el interrogante de cuáles serán las
percusiones para el resto del sistema familiar. Los terapeutas familiares
experimentados han tomado conciencia de este fenómeno al observar como surgen
nuevos problemas a raíz de la eliminación del preexistente. Hay dos tragedias en la
vida: una es no obtener lo que desea, y la otra es obtenerlo.
La cuestión terapéutica principal no es como eliminar el síntoma sino que sucederá
si se lo elimina; el tema terapéutico se desplaza del problema, de quien lo tiene, que
lo causo y como eliminarlo, a como funcionara la familia sin ese problema, que precio
se deberá pagar por su eliminación, quien habrá de pagarlo, y si vale la pena.

SISTEMA DE CREENCIAS
Los ciclos conductuales en cada familia son gobernados por un sistema de creencias
que se componen de una combinación de actitudes, supuestos básicos, expectativas,
prejuicios, convicciones y creencias, aportados a la familia nuclear por cada
progenitor, a partir de su familia de origen. El terapeuta considera importante es en
el que estas se enlazan para formar las reglas operantes en la familia. El hecho de
conocer el sistema de creencias brinda un contexto más amplio a partir del cual se
puede intervenir, sobre todo cuando se emplea un enfoque paradójico, ya que estas
creencias y temas proporcionan los cimientos para la intervención indirecta y
metafórica.

FORMULACION DE UNA HIPOTESIS


El primer paso, en cualquier enfoque terapéutico, consiste en la formulación de
hipótesis, sin la cual el terapeuta no podría obtener ni organizar la información
necesaria. Una hipótesis es “un punto de partida para una investigación”. El
propósito de esta investigación es definir la reciprocidad entre el síntoma y el sistema
dentro del marco del tiempo y del cambio. El terapeuta necesita conocer las
respuestas a ciertas interrogantes.
La hipótesis inicial es necesariamente especulativa y se le utiliza como base para
recoger información adicional que habrá de confirmarla o bien refutarla. El criterio de
pertinencia se evalúa sobre la base de realimentación, es decir, de las sucesivas
respuestas de los miembros de la familia.
Dado que el propósito fundamental de la hipótesis es establecer conexiones, el modo
en que se recoge la información tiene suma importancia.
El objetivo de la terapia, es que el cambio se producirá a través de la capacidad del
terapeuta de mantenerse fuera del sistema y lograr una visión holística: de
comprender, respetar, y conectar todas las transacciones de la familia y, por último,
dirigir una intervención a las que sean más pertinentes al problema presentado.

Al recoger información, es conveniente tener presentes las siguientes preguntas:

1. ¿qué función cumple el síntoma en cuanto a estabilizar a la familia?


2. ¿Cómo funciona la familia en cuanto a estabilizar el síntoma?
3. ¿Cuál es el tema central en torno al cual se organiza el problema?
4. ¿Cuáles serán las consecuencias del cambio?
5. ¿Cuál es el dilema terapéutico?

A efectos de responder a estas preguntas, el terapeuta debe partir de ciertos


supuestos básico acerca de la relación reciproca entre el síntoma y el sistema:

1. La aparición de un síntoma por lo general coincide con algún cambio efectivo o


previsto en la familia, que amenaza alterar el equilibrio.
2. La ansiedad en torno a este cambio activa conflictos que han estado latentes, y
estos conflictos, en lugar de resolverse, se expresan a través de un síntoma.
3. El síntoma puede ser un medio de evitar este cambio amenazador o de
suministrar un modo de que se produzca.

Al desarrollar una hipótesis, la información se recoge y se integra en tres niveles


diferentes: conductual, emocional e ideacional (lo que las personas hacen, sienten y
piensan).
EL NIVEL CONDUCTUAL

El terapeuta debería obtener una visión en cámara lenta de los hechos


inmediatamente anteriores, simultáneos y posteriores a la aparición del problema.
Para obtener este tipo de información, el terapeuta debe ser perseverante en el
seguimiento de una secuencia conductual dada: deberá preguntar qué acciones
específicas siguen a otras acciones específicas y cuál es la respuesta específica de
otras personas.

EL NIVEL EMOCIONAL

El terapeuta debe centrarse en la función de los sentimientos y en la forma en que


ellos se expresan. La expresión de los sentimientos es una herramienta poderosa para
ejercer influencia sobre otros miembros de la familia. Al igual que la conducta, la
expresión de los sentimientos programa a otros, y es programada por ellos.
Este es el patrón de sentimiento-el sistema de emociones- que debe advertir al
terapeuta al formular una hipótesis.

EL NIVEL IDEACIONAL

Además, de conocer lo que cada miembro de la familia hace y siente respecto del
problema, el terapeuta debe saber cómo perciben ellos el problema, como perciben su
causa y su cura, y cómo reaccionan ante la precepción de cada uno de los demás. El
nivel ideacional es el más difícil de comprender, pues a menudo se extiende mas allá
de la toma de conciencia y se relaciona con sistemas de creencias.
Para llegar a una cabal comprensión de este nivel, es conveniente que el terapeuta
recolecte información acerca de la familia de origen de cada uno de los progenitores.

CLASIFICACIÓN DE LAS INTERVENCIONES

Al desarrollar este enfoque, pronto se hizo evidente que el síntoma cumple


diferentes funciones en diferentes situaciones y que algunas son menos especiales
que otras respecto del equilibrio de la familia.
Los datos históricos a menudo han ayudado al terapeuta a poner en descubierto un
tema central que enlaza a los niveles conductual, emocional e ideacional de la familia,
haciéndolos funcionar en forma conjunta.

DETERMINACIÓN DE LAS CONDICIONES PARA LA TERAPIA

Una vez que el terapeuta formula una hipótesis, el paso siguiente consiste en
establecer un acuerdo terapéutico con la familia mediante la determinación de las
condiciones para la terapia. Esto se efectúa definiendo la conexión entre el síntoma y
el sistema y planeando el dilema del cambio.
Al elaborar un acuerdo terapéutico, el terapeuta debe tomar en cuenta la
existencia de proyectos ocultos y contradicciones en los requerimientos presentados,
y redefinir rápidamente el problema en términos solucionables.
Para que las indicaciones del terapeuta tengan sentido, sus intervenciones deben
estar dirigidas a las premisas bajo las cuales está operando la familia. Más adelante,
se pueden efectuar en forma alternada intervenciones directas y paradójicas, usando
las directas para comprobar la disposición al cambio de la familia, y las paradójicas
para continuar definiendo las transacciones encubiertas que están obstaculizando ese
cambio.

Las intervenciones paradójicas son especialmente apropiadas para los casos en que
prevalecen patrones de interacción encubiertos, prolongados y repetitivos, que no
responden a las explicaciones lógicas ni a las indicaciones racionales.
Con el fin de determinar qué tiempo de intervención era el más apropiado para cada
situación, clasifico las intervenciones bajo los títulos:

INTERVENCIONES DIRECTAS BASADAS EN EL CUMPLIMIENTO

Las intervenciones directas-consejo, explicaciones, sugerencias, interpretaciones


o tareas para ser tomadas literalmente y seguidas según las indicaciones
correspondientes-apuntan directamente a cambiar las reglas y los roles de la familia.
Entre ellas se incluye dar una realimentación personal a la familia y comentar
directamente los patrones interactivos de la familia.

INTERVENCIONES PARADOJICAS: BASADAS EN LA OPOSICIÓN

Hay muchas definiciones distintas del término paradoja.


Una de ellas, es “una aserción o sentimiento aparentemente contradictorio, u opuesto
al sentido común, pero que podría ser verdadero en realidad”.
Contiene un doble mensaje dirigido a la familia-por un lado, se les comunica que sería
bueno para ellos cambiar, y por el otro, que no sería tan bueno-y ambos mensajes son
trasmitidos en forma simultánea. El terapeuta está convencido
De que los dos mensajes son “verdaderos”, por lo que puede trasmitirlos con
absoluta convicción y seguridad.

DISEÑO DE LA PARADOJA

La tarea de idear una paradoja incluye tres pasos fundamentales: redefinición,


prescripción y restricción.

Redefinición

Para que el terapeuta pueda prescribir el síntoma y el sistema, ambos deben


haber sido redefinidos positivamente. Cada conducta aislada se redefine como un
gesto afectuoso consagrado a preservar la estabilidad familiar.

Prescripción

Habiendo sido definidos positivamente como estando en función uno del otro,
tanto el síntoma como el sistema son ahora prescriptos. Debe ser breve, concisa e
inaceptable para la familia. La transmitirá con total convicción y luego insistirá
tenazmente en su formulación y en los fundamentos de esta, frente a los intentos de
la familia de invadirla.
Restricción

Para ser coherente con los dos pasos descriptos, cada vez que la familia de señales
de estar cambiando el terapeuta deberá refrenarlos.

INVERSIONES: BASADAS EN EL CUMPLIMIENTO Y EN LA OPOSICIÓN

Una inversión es una intervención en la que el terapeuta conduce a uno de los


miembros de la famila a invertir su actitud o conducta respecto de un punto crucial,
en la esperanza de que esto provocara una respuesta paradójica por parte del otro
miembro de la familia. la inversión se basa tanto en la oposición como en el
cumplimiento.
El planteamiento y la ejecución de las inversiones consta de tres pasos:
motivación, mantenimiento y renegociación.

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