Programa Intervención de Agresores
Programa Intervención de Agresores
Programa Intervención de Agresores
Junio de 2009
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN ........................................................................................................... 3
GÉNERO Y VIOLENCIA DE GÉNERO. MATERIAL INICIAL PARA EL
TERAPEUTA .................................................................................................... 25
EVALUACIÓN DE LA EFICACIA DE LA INTERVENCIÓN .................................. 43
VALORACIÓN DEL RIESGO DE REINCIDENCIA ............................................ 5454
METODOLOGÍA ........................................................................................................ 588
LA ENTREVISTA COMO INSTRUMENTO DE EVALUACIÓN ........................... 62
ENTREVISTA DE ANAMNESIS ............................................................................ 65
ENTREVISTA PSICOSOCIAL ............................................................................... 68
PROGRAMA DE TRATAMIENTO: UNIDADES DE INTERVENCIÓN ............... 75
PARTE I: UNIDADES 1-5 ........................................................................................... 75
UNIDAD 1: PRESENTACIÓN Y MOTIVACIÓN AL CAMBIO............................... 76
UNIDAD 2: IDENTIFICACION Y EXPRESION DE EMOCIONES..................... 101
UNIDAD 3: DISTORSIONES COGNITIVAS Y CREENCIAS IRRACIONALES
...................................................................................................................................... 130
UNIDAD 4: ASUNCION DE LA RESPONSABILIDAD Y MECANISMOS DE
DEFENSA ................................................................................................................... 156
UNIDAD 5: EMPATÍA CON LA VÍCTIMA .............................................................. 171
PARTE II: UNIDADES 6-11 ..................................................................................... 193
UNIDAD 6: VIOLENCIA FÍSICA Y CONTROL DE LA IRA ................................. 194
UNIDAD 7: AGRESIÓN Y COERCIÓN SEXUAL EN LA PAREJA ................... 207
UNIDAD 8: VIOLENCIA PSICOLÓGICA ............................................................... 224
SECCIÓN I: COACCIÓN, AMENAZAS, INTIMIDACIÓN Y ABUSO
EMOCIONAL .......................................................................................................... 224
SECCIÓN II: AISLAMIENTO ............................................................................... 254
SECCIÓN III: ABUSO ECONOMICO ................................................................. 266
UNIDAD 9: ABUSO E INSTRUMENTALIZACIÓN DE LOS HIJOS .................. 274
UNIDAD 10: GÉNERO Y VIOLENCIA DE GÉNERO .......................................... 294
UNIDAD 11: PREVENCIÓN DE RECAÍDAS ........................................................ 318
BIBLIOGRAFÍA .......................................................................................................... 328
2
INTRODUCCIÓN
3
parece oportuno que desde la Institución Penitenciaria se afronte esta nueva
realidad y se presente un nuevo programa de intervención.
4
La violencia de género es definida según la ONU (1995) como “todo acto
de violencia sexista que tiene como resultado posible o real un daño físico,
sexual o psíquico, incluidas las amenazas, la coerción o la privación arbitraria
de libertad, ya sea que ocurra en la vida pública o en la privada”. Algunas
características definitorias de la violencia de género son:
5
Denuncias por malos tratos producidos por la pareja o ex pareja
70000
60000
50000
40000
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2002 2003 2004 2005 2006 2007
Mujeres Hombres
25000
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2002 2003 2004 2005 2006 2007
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sentimental, que pasa de 8.166 en el año 2002 a 18.675 en el año 2007, y
hacia el ex compañero sentimental, que pasa de 5.640 en el año 2002 a 12.697
en el año 2007. El mayor incremento de denuncias hacia los compañeros y ex
compañeros sentimentales puede deberse a que este tipo de unión es cada
vez más frecuente entre las parejas españolas. Las denuncias en las
relaciones de noviazgo son las más reducidas, aunque no dejan de tener una
gran importancia si atendemos a las edades tempranas en las que se
producen. Podemos observar que es en la situación de noviazgo donde el
número de denuncias hacia la ex pareja (2.376 en el año 2007) es mayor que a
la pareja (2.076 en el año 2007).
50000
40000
30000
20000
10000
0
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Nacionales Extranjeras
7
Denuncias según edad en el año 2007
25000
20000
15000
10000
5000
0
15-20 21-30 31-40 41-50 51-64 mayor 64
Mujeres Hombres
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40
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1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008
Mujeres muertas
8
existía denuncia previa ha pasado del 33,8% en 2006 al 23% del año 2008,
mientras que en el mismo periodo, los homicidios en los casos en los que
existía solicitud de orden de protección ha pasado de 32,5 al 20% y en los que
existía orden de protección en vigor del 23,5 al 14,3%.
70
60
50
40
30
20
10
0
1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008
Nacionales Extranjeras
15
10
0
2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008
Nacionales Extranjeras
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Agresores mortales según nacionalidad
60
50
40
30
20
10
0
1999 2000 200 1 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008
Nacionales E xtranjeros
12
10
8
6
4
2
0
2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008
Nacionales Extranjeros
10
Estados Unidos 1037 8,81
Croacia 16 8,20
Costa Rica 12 7,80
Suiza 21 6,57
Chipre 2 6,17
Dinamarca 13 5,85
Eslovenia 5 5,69
Noruega 10 5,33
Canadá 72 5,27
Colombia 64 3,93
Reino Unido 94 3,77
Panamá 4 3,68
España 65 3,61
Suecia 13 3,42
Japón 133 2,38
Fuente: Centro Reina Sofía.
11
personalidad o trastorno mental grave). Este enfoque ha sido cuestionado por
dos motivos principales: el primero, por considerar al hombre violento como
enfermo y carente en gran medida de responsabilidad en su comportamiento; y
el segundo, porque la proporción de hombres violentos que padecen patologías
psiquiátricas graves es reducida, existiendo una amplia mayoría de casos de
violencia de género protagonizados por hombres sin un diagnóstico
psiquiátrico.
b- Enfoque de la liberación de tensión. La violencia hacia la mujer se ha
entendido como una forma de liberación de la tensión y como una falta de
control de los impulsos. La reacciones de ira y violencia se convierten en el
medio para canalizar el malestar interior acumulado. Este enfoque es criticado
porque no explica el hecho de que, en la mayoría de los casos, las reacciones
de ira y violencia se producen sólo sobre la pareja y no en otras situaciones
externas donde el hombre desarrolla su labor social y profesional.
c- Enfoque sistémico familiar. La violencia es considerada como una forma
de interacción disfuncional dentro de la pareja. Cada miembro de la pareja
intenta defender sus objetivos o planteamientos sin estrategias adecuadas de
negociación y con niveles importantes de falta de respeto. Desde este enfoque
se recomienda la intervención a nivel de pareja para dotar a los miembros de
estrategias de interacción adecuadas. La principal crítica dirigida a este
enfoque se centra en el hecho de atribuir el mismo nivel de responsabilidad en
el uso de la violencia al hombre y a la mujer, cuando en realidad, en la mayoría
de las situaciones es el hombre el que ejerce el comportamiento violento desde
una posición de poder y control.
d- Enfoques cognitivo-conductuales y psicoeducativos. La eliminación de
los comportamientos violentos es el principal objetivo de estos enfoques. Se
parte de la idea que, igual que la conducta violenta es aprendida, se puede
enseñar al hombre violento formas alternativas de comportamiento adaptado
en la relación de pareja. El objetivo pasaría por intervenir en áreas relacionadas
con el manejo de las emociones, los pensamientos erróneos, las habilidades de
relación y la resolución de problemas. La principal crítica dirigida a estos
enfoques está relacionada con la tendencia a abordar la violencia de género
con las mismas técnicas terapéuticas que otro tipo de problemas, obviando su
12
singularidad y la necesidad de una intervención específica centrada en la
desigualdad existente entre hombres y mujeres.
e- Enfoque de género. Conocido también como enfoque feminista, trata de
explicar la violencia de género como una forma de mantenimiento de la
desigualdad histórica entre hombres y mujeres. El hombre ejerce la violencia
hacia su pareja o ex pareja como forma de ejercer su poder y mantener el
control de la relación. La base de la violencia estaría en la visión “machista” del
hombre que intenta proteger los privilegios asignados por los propios roles de
género. La relación de poder y control se torna más violenta cuando el hombre
percibe que su pareja no se ajusta a sus expectativas y, especialmente, cuando
muestra la intención de romper la relación. La intervención pasaría por
instaurar en los hombres violentos comportamientos más igualitarios en
conjunción con una reestructuración de los roles de género tradicionalmente
aceptados. El enfoque de género ha sido criticado por considerar que sólo se
centra en causas ideológicas como forma de explicación de la violencia,
ignorando la existencia de causas de tipo individual, como las variables clínicas
o de personalidad (Larrauri, 2007).
Tipología de maltratadores
13
Holtzworth-Munroe y Stuart llegan a la conclusión de la existencia de, al
menos, tres tipos de maltratadores:
14
de personalidad tienen para predecir la violencia de género. Respecto a qué
tipo de intervenciones son las más adecuadas para cada tipo de maltratador,
Saunders (1996) comprobó que para el grupo de maltratadores generalmente
violentos y antisociales la mejor intervención es la de terapia grupal bajo el
modelo cognitivo-conductual y de género y para los maltratadores más
dependientes, los grupos de terapia psicodinámica.
15
verdadera intención es la de ganar control sobre las actuaciones, los
pensamientos y las emociones de su pareja. El programa se estructura en 26
sesiones grupales en las que se trata de cambiar los comportamientos
abusivos, recogidos en la rueda de control y poder, que están manteniendo
relaciones autoritarias y destructivas, para instaurar formas alternativas de
comportamiento que estarían relacionadas con la negociación y sinceridad, un
comportamiento no amenazante, el respeto, el apoyo y confianza, la
honestidad y responsabilidad, el respeto sexual, la educación responsable de
los hijos y la economía compartida. Este modelo resalta la importancia de la
intervención en el contexto comunitario así como la participación de todas las
Instituciones implicadas en la violencia doméstica.
Otro de los programas utilizados es “The AMEND Model” (Abusive Men
Exploring New Directions) que surge en Denver en 1977 bajo los principios de
la asunción de la responsabilidad, es decir, el hombre es responsable de cómo
se siente, de cómo actúa y de las consecuencias de sus propios
comportamientos. La duración del programa varía desde las 36 semanas
(casos normales) hasta los 5 años (casos más difíciles). Utiliza un enfoque
integrado por distintos modelos teóricos, con un formato de grupos terapéuticos
y complementados, en algunos casos, con apoyo psicológico individual y
trabajo con la pareja. Al igual que The Duluth Curriculum, considera esencial el
entendimiento del problema de la violencia de género desde la necesidad que
el hombre tiene de ejercer control y poder sobre la mujer. Este modelo, desde
el año 2002, ha ampliando su intervención a la violencia en parejas
homosexuales.
Finalmente, el tercer programa que señalamos es “The EMERGE Model”
(Counseling and Education to Stop Domestic Violence) que surge en
Massachussets en el año 1977 y está considerado como el primer programa
educativo para maltratadores en Estados Unidos. Su formato está estructurado
en 48 semanas, 8 de orientación individual y 40 de trabajo grupal. Entre sus
objetivos destacan la definición de violencia de género, los efectos de la
violencia de género sobre la mujer, el abuso psicológico, económico y sexual,
los efectos del maltrato sobre los hijos y las diferencias entre una comunicación
abusiva y una comunicación respetuosa hacia la pareja. Pretende ampliar la
visión de la relación abusiva entre el maltratador y la víctima, centrándose no
16
solo en el abuso físico, sino en otras formas de abuso emocional, sexual y
psicológico.
En Europa destacamos el programa RESPECT (2004, 2008)
desarrollado en el Reino Unido y el programa CHANGE (Morran y Wilson,
2009) implantado en Escocia desde el año 1989.
El programa RESPECT se caracteriza por abordar el problema de la
violencia de género desde una perspectiva integral, prestando atención a las
víctimas, a los hijos y a los agresores, todo ello bajo unas reglas básicas de
intervención y calidad. Este programa contempla los siguientes principios y
filosofía de trabajo con hombres maltratadores: a) La violencia de género es
inaceptable y puede evitarse, b) ocurre en un contexto social, c) el hombre es
el responsable del uso de la violencia, d) el hombre puede cambiar, e) requiere
implicación de la comunidad, f) facilidad de acceso a los servicios de la
comunidad y g) promover relaciones positivas de pareja.
El programa CHANCE se basa en la experiencia de los programas
americanos citados anteriormente (Duluth, Emerge) y surge como un programa
de intervención para maltratadores que han sido condenados por violencia
contra la pareja. El programa sirve de complemento al trabajo desarrollado con
las víctimas y parte del supuesto que los hombres deben responsabilizarse de
su violencia y que merecen una oportunidad para cambiar sus
comportamientos violentos y abusivos. La perspectiva que adopta el programa
CHANGE sobre la violencia de género se basa en la idea que la conducta, que
utiliza el maltratador para mantener el poder y el control de la mujer dentro de
la relación, es intencional. Este comportamiento deriva de la herencia histórica
y cultural del patriarcado donde los hombres son socializados para creer que
son superiores y tienen derechos sobre las mujeres.
Todos estos programas comparten la creencia de que la violencia de
género es un problema con fuertes raíces culturales y educacionales, siendo
necesario intervenciones cognitivo-conductuales que refuercen actitudes y
comportamientos igualitarios en el seno de la relación de pareja. No obstante,
el Modelo DULUTH se centra más en cómo las relaciones y el derecho a tener
poder se reflejan en los individuos, las familias, las comunidades y las diversas
culturas y menos en la gravedad o el nivel de riesgo del maltratador. Este
aspecto es el que más críticas ha recibido, especialmente desde el modelo
17
AMEND que intenta evaluar el riesgo de reincidencia violenta sobre la pareja y,
en función de ello, establecer intervenciones terapéuticas más dilatadas en el
tiempo.
18
Estructura del programa de tratamiento en prisión
19
colaboración con la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias. A
continuación se mencionan algunos de ellos:
a) Programa Galicia de Reeducación para Maltratadores de Género (Arce y
Fariña, 2007). Este programa se desarrollada en la Unidad de Psicología
Forense de la Universidad de Santiago de Compostela y tiene como
objetivo general la reeducación psicosocial de los maltratadores de género
mediante el aprendizaje y generalización de diversas habilidades y
destrezas, así como la erradicación de patrones conductuales y culturales
inadaptados.
20
c) Programa Contexto (Lila, 2009). Se desarrolla en colaboración con la
Universidad de Valencia y se enmarca dentro del modelo ecológico de
Bronfenbrenner (1979), según el cual, una adecuada intervención con
maltratadores debe tener en cuenta los niveles de análisis intrapersonal,
interpersonal, situacional y macrosocial.
21
e) Programa de Intervención Psicosocial en Personas que Maltratan a sus
Parejas (Quinteros y Carbajosa, 2008). Este programa ha sido desarrollado
por el Grupo 5 Acción y Gestión Social (Madrid) y fundamenta la
intervención con maltratadores desde la perspectiva del Modelo
Transteórico del Cambio (Prochaska y DiClemente, 1982 y 1986) ajustando
las intervenciones a las distintas etapas del proceso de cambio recogidas
en el MTC (contemplativa, acción y mantenimiento).
Etapa contemplativa:
1. Creación de dinámica grupal.
2. Asumir la responsabilidad por la conducta violenta.
3. Motivar a la persona para el tratamiento
4. Identificar las dificultades en las distintas áreas (social, laboral y familiar).
5. Desarrollar herramientas para el cese de la violencia física.
Etapa de acción:
1. Consolidación de la dinámica grupal.
2. Cese de todo tipo de violencia y maltrato en las relaciones.
3. Reestructurar las creencias que mantienen el comportamiento violento y la
desigualdad de poder en las relaciones.
4. Promover ideas y pensamientos que tiendan a la igualdad en las relaciones familiares.
5. Desarrollar nuevos comportamientos y actitudes para afrontar los conflictos.
6. Mejorar las habilidades sociales para romper el aislamiento.
7. Manejo de las emociones y del estrés.
Etapa de mantenimiento:
1. Reelaborar y consolidar los cambios.
2. Prevenir posibles recaídas.
22
Estructura del programa para el tratamiento psicológico de maltratadores
23
un aumento de penas de prisión, tanto en medio ordinario como en medio
abierto, y de medidas penales alternativas.
Esta nueva situación, que incluye la necesidad de intervención
psicológica con diferentes perfiles de agresores, que además tienen
situaciones penitenciarias diversas, justifica la aparición de un nuevo programa
de intervención para hombres condenados por un delito de violencia de género.
El programa que aquí se expone está basado en el publicado en el año
2005 por la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, adaptándolo a
la nueva situación descrita anteriormente.
En la actualidad coexisten diversas perspectivas teóricas en el abordaje
de la violencia de género. Cada una de estas corrientes ha puesto en marcha
programas de tratamiento con este tipo de agresores que han tenido una
eficacia comprobada empíricamente.
El presente programa pretende integrar las aportaciones contrastadas de
las corrientes más relevantes en este ámbito. Esta integración ha dado como
resultado un programa de corte cognitivo conductual introduciendo aspectos
relacionados con la perspectiva de género. Son tres las características que
pueden resultar más diferenciales con respecto al programa anterior:
- Integración de aspectos clínicos con perspectiva de género.
- Énfasis en la necesidad de trabajar la motivación inicial de los
agresores.
- Análisis de las diferentes conductas que integran la violencia de
género, haciendo hincapié en la violencia psicológica y en la
instrumentalización de los hijos.
El programa que aquí se expone supone un primer acercamiento a esta
nueva realidad. Su puesta en práctica y las valoraciones de los profesionales
que lo impartan aportará la información definitiva sobre su eficacia y los
posibles aspectos a mejorar.
24
GÉNERO Y VIOLENCIA DE GÉNERO. MATERIAL INICIAL PARA
EL TERAPEUTA
25
situado al mismo nivel de otros países europeos. Sin embargo, no es algo
sencillo, porque en España coexiste todavía esa estructura social tradicional
(con espacios distintos para hombres y mujeres) asentada en valores,
actitudes, estereotipos, creencias e identidades tradicionales, con procesos de
cambio (laborales, educativos, políticos, penales) que tensan la nueva
organización de roles (Martínez Ten, 2007).
Queda aún un trabajo arduo porque tantos años de educación sexista no
desaparece de manera instantánea en un par de generaciones. Existe una
diferencia entre lo que se piensa y lo que se dice que se piensa (Martínez Ten,
2007), una diferencia entre lo que pretenden las leyes de fomento de la
igualdad y la realidad, una gran distancia entre los cambios propuestos y el
lugar en el que tienen que darse esos cambios.
26
mujeres con otras distintas. Tradicionalmente, las que se atribuyen a los
hombres, van asociadas al poder y al logro (rol productivo) y las de la mujer a
la necesidad de protección y al cuidado de los demás (rol reproductivo). Estas
construcciones tienen unas claras repercusiones:
- Las mujeres deben encargarse del cuidado de la familia
- Los hombres son los que tienen que mantener económicamente a la
familia
- El lugar de las mujeres es la casa y el de los hombres la calle y la
política
- A las mujeres se les atribuyen características como: tiernas, frágiles,
infantiles, sensibles, intuitivas, obedientes, ordenadas, superficiales,
sumisas, pasivas, abnegadas, inestables, espontáneas, bellas,
dedican su tiempo para los demás, ocupan el espacio doméstico y son
menos importantes.
- De los hombres se espera que sean: fuertes, racionales, inteligentes,
maduros, autoritarios, dominantes, activos, rudos, independientes,
desordenados, se dedican a la actividad laboral, tienen presencia en el
espacio público y participación política, suelen privarse de afectos
(positivos y negativos) y son más importantes.
27
hombres o como mujeres, pero no por nuestra fisiología. Tanto la familia como
el entorno social transmite desde el nacimiento estas expectativas y las
personas tendemos a comportarnos como se espera, en todas las áreas de la
vida, para satisfacer dichas expectativas. Las niñas y los niños serán lo que la
sociedad espera de ellos. Algunas de esas expectativas sobre las mujeres han
funcionado tradicionalmente como mandatos haciendo que éstas, para ser
valoradas, se conviertan en “seres para otros”, seres educados para agradar y
cuidar, lo que genera dependencia y pone su autoestima en manos de los
demás.
La identidad es una dimensión de las personas y de los grupos sociales.
Cada uno de nosotros tiene una identidad y es el contenido de nuestro ser. Mi
identidad es lo que yo soy. Por tanto:
- La condición de género forma parte de nuestra identidad.
- El concepto "identidad de género" alude al modo en que el ser hombre o
ser mujer viene prescrito socialmente por la combinación de rol y estatus
atribuidos a una persona en función de su sexo y que es internalizado por
ella misma.
- Cuestionar nuestra concepción de género implica un cambio interno. Es
importante poder comprender y consecuentemente adaptar las
intervenciones terapéuticas con los agresores a los límites y
oportunidades que abren los sentimientos de identidad de género
Parte de la identidad de muchos hombres agresores de género pasa por
no ser, ni parecer, un niño, una mujer o un homosexual. Esto es una condición
socialmente impuesta a los hombres y forma parte del legado cultural de la
identidad de género masculina socialmente aceptada y promovida. Niñato,
marica, cría o cualquier otro adjetivo análogo se usan, por los varones y hacia
los varones, como insultos. En el programa de intervención abordamos y
cuestionamos esta identidad masculina, por lo que es posible que este proceso
y el cambio interno que supone dé lugar a reacciones emocionales fuertes e
intensas y a una crisis de identidad que conlleve problemas de autoestima y del
estado de ánimo, que habrán de ser tenidos en cuenta por el equipo
terapéutico.
Por último, resaltar que los roles y las entidades atribuidas a uno de los
sexos son complementarias e interdependientes con las asignadas al otro
28
sexo. Es así como suelen atribuirse características contrapuestas. De esta
manera, dependencia en las mujeres implica independencia en los hombres;
poder en los varones conlleva sumisión en las mujeres; inteligencia, sabiduría y
racionalidad en estos se contrapone a estupidez, ignorancia y sensibilidad en
las mujeres, etc. La identidad de género es básicamente relacional, por lo tanto
el cambio en una de las partes implica necesariamente la readaptación de la
otra.
Estereotipos de género. Los estereotipos de género no son sólo
negativos para las mujeres sino también para los hombres, pues impiden que
desarrollen otras capacidades diferentes y complementarias a las que se les
atribuyen. Y no podemos obviar que los estereotipos femeninos están peor
valorados, tienen menos prestigio.
Un estereotipo no es otra cosa que una idea simplista y generalmente
negativa sobre un grupo de personas o sobre culturas o sobre instituciones por
el mero hecho de pertenecer a ese grupo o a ese colectivo y compartir alguna
característica común: los catalanes son tacaños; los políticos son corruptos; los
gallegos son cerrados; los españoles son vagos; los madrileños son chulos;
etc. Los estereotipos son visiones rígidas, persistentes y generalizadas
(compartidas por muchos) de esas realidades.
Manejarse con estereotipos hace que nos comportemos en función de lo
que creemos: si creemos que un gallego es oscuro no hablaremos mucho con
él y nos resistiremos a intentar conocerlo; si pensamos que el español
holgazanea optaremos por no ofrecerle trabajo y así sucesivamente. .
El problema reside en que los estereotipos no funcionan: no es cierto
que toda la gente de un grupo comparta las mismas características. Y la
cuestión se agrava cuando uno mismo tiene que esforzarse por encajar y
adaptarse al estereotipo que le ha tocado compartir, como ocurre con los
estereotipos de género, pues los estereotipos de género son modelos rígidos y
únicos a los que tenemos que amoldarnos para ser aceptados socialmente,
como hombres o como mujeres. Son tópicos del “deber ser” masculino y
femenino.
El varón, como ya se ha adelantado, debería cumplir el ser:
representante de la autoridad; ser activo y protagonista; ser fuerte, violento,
potente, insensible (los hombres no lloran ni se emocionan por “tonterías”);
29
tiene que ganar dinero y no ocuparse de cosas de la casa y los niños; tiene que
ser valiente y racional; deportista, osado; coherente; ocupar el espacio público;
tiene que ser ardiente sexualmente y mostrar superioridad. La mujer, sin
embargo, debe tender hacia ciertos comportamientos infantiles, debe necesitar
y desear protección; ser pasiva, victimista; asumir el rol de madre y
reproducirse y no dedicarse a trabajos propiamente masculinos; tiene que ser
recatada y fiel; y quedarse en casa ocupándose de lo doméstico y perpetuando
así el machismo a nivel microespacial.
Para cambiar estos estereotipos de género es imprescindible que las
sociedades y los responsables de las políticas de igualdad se cuestionen
cuáles son sus valores, actitudes y prejuicios de género, ya que esto actuará a
favor o en contra de una determinada manera de dirigir las actividades y
funcionará a su vez como modelo. Para generar un cambio personal es
necesario contar con modelos alternativos a la imagen hegemónica de la
masculinidad y la feminidad y ponerlos en juego a través de la valoración de
espacios, actividades y roles desarrollados por mujeres, generando debate y
mostrando la conexión entre el espacio privado, domestico y los “grandes”
temas.
30
Teoría de género: es una teoría de análisis y cambio social que explica
críticamente lo que acontece en el orden de los géneros. Incorpora el concepto
de género en el análisis de las relaciones entre hombres y mujeres en cualquier
cultura y sociedad. Parte de la idea de que a lo largo de la historia todas las
sociedades se han construido a partir de las diferencias anatómicas entre los
sexos, convirtiendo esa diferencia en desigualdad social y política, además de
económica y cultural. Esta diferenciación limita a hombres y mujeres en el
desarrollo de sus capacidades y potencialidades. Las diferencias biológicas no
cambian, los roles desigualmente asignados a cada uno de ellos sí pueden
cambiar.
Perspectiva de género: es un enfoque de trabajo que trata de analizar
la situación de hombres y mujeres haciendo hincapié en el contenido relacional
entre ambos. Es una alternativa que implica abordar primero el análisis de las
relaciones de género para basar en él la toma de decisiones y acciones a
desarrollar. Es una forma de observar la realidad según las variables sexo y
género y sus manifestaciones en un contexto geográfico, cultural, étnico e
histórico determinado. Reconoce que el género es una construcción social y
cultural que se produce históricamente y por lo tanto es susceptible de ser
transformada. El enfoque de género permite visualizar y reconocer la existencia
de relaciones de jerarquía y desigualdad entre hombres y mujeres, expresadas
en opresión, injusticia, subordinación, discriminación hacia las mujeres en la
organización genérica de las sociedades. Esto se concreta en condiciones de
vida inferiores de las mujeres en relación con las de los hombres. En resumen,
la perspectiva, mirada o enfoque de género es aquella que tiene en cuenta las
diferencias y desigualdades entre hombres y mujeres existentes en la realidad.
Igualdad de género: es lo opuesto a la desigualdad de género y se
dirige a promover la plena participación de hombres y mujeres en la sociedad.
En la Ley 3/2007 para la igualdad efectiva de mujeres y hombres se defiende
esta igualdad reconocida para todas las personas desde el enfoque de género
y desde el análisis de las desigualdades sufridas por las mujeres.
Transversalidad de género o gender mainstreaming: es el proceso
de valorar las implicaciones que tiene para hombres y mujeres cualquier acción
que se planifique, ya se trate de legislación, políticas, programas, en todas las
áreas y niveles. Es una estrategia que trata de situar los temas de género entre
31
los prioritarios de las agendas políticas. Su objetivo final es conseguir la
igualdad de los géneros. La idea de integrar las cuestiones de género en la
totalidad de los programas sociales quedó claramente establecida como
estrategia global para promover la igualdad en la Plataforma para la Acción de
Beijing.
Equidad de género: Se refiere a la justicia en el tratamiento de
hombres y mujeres según sus necesidades respectivas, sus diferencias
culturales, étnicas, sociales de clase o de otro tipo. Sin igualdad no puede
existir equidad. La equidad de género significa que se da un trato diferenciado
a mujeres y hombres con el fin de compensar el desequilibrio histórico y social
que impide a las mujeres participar activamente y de la misma manera que los
hombres en el desarrollo de sus sociedades.
Este concepto es clave a la hora de entender la discriminación positiva
de algunas leyes actuales y de ciertas acciones que favorecen la integración
plena de las mujeres en todos los ámbitos sociales. Conviene dominarlo, sobre
todo de cara a algunos cuestionamientos que realizan los participantes en el
programa: ¿por qué ella no está en prisión si también me agredió?, ¿por qué se
tiene que quedar ella con la casa y yo me tengo que buscar otra si el divorcio
fue de mutuo acuerdo?, ¿por qué hay que cubrir x plazas obligatoriamente con
mujeres?, ¿por qué mi vecina marroquí tiene ventaja a la hora de llevar sus
hijos a la guardería?, etc.
Igualdad es dar las mismas condiciones, trato y oportunidades a mujeres
y hombres. Equidad es dar las mismas condiciones, trato y oportunidades a
mujeres y hombres, pero ajustados a las especiales características o
situaciones (sexo, género, clase, etnia, edad, religión) de los diferentes grupos,
de tal manera que se pueda garantizar el acceso real a dichas oportunidades.
Feminismo. Es un movimiento social en defensa de la igualdad de
derechos y oportunidades entre mujeres y hombres en el mundo. Está
integrado por organizaciones que tienen en común la conciencia de un grupo
oprimido por la ideología patriarcal. Tiene carácter social, político, filosófico y
reivindicativo y plantean que no existe democracia ni desarrollo sin contar con
la mitad de la población, que son las mujeres, ni su presencia en los espacios
de poder. Defienden que los Derechos Humanos son del hombre y de la mujer
(seguridad, igualdad, integridad, libertad, dignidad, etc.) y que las mujeres
32
pueden elegir el modelo de vida que desean vivir más allá de estereotipos y
roles sexistas.
Sexismo. Discriminar a las personas de un sexo por considerarlas
inferiores, es lo que llamamos sexismo o discriminación de género. Denota
toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga por objeto
o por resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por
parte de la mujer, independientemente de su estado civil, sobre la base de la
igualdad del hombre y de la mujer, de los derechos humanos y las libertades
fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural y civil o en
cualquier otra (CEDAW, art. 1).
33
irrelevante, por ejemplo, las grandes empresas que cotizan en bolsa solo tiene
un 2% de mujeres en sus consejos administrativos; aunque haya una mayoría
de mujeres juezas en España no están representadas en los órganos de
gobierno de la judicatura; apenas hay cuatro mujeres rectoras de las más de
setenta universidades de nuestro país…
- Educación formal e informal. Hasta hace tan solo algunos años uno de
los problemas más importantes era la dificultad de acceso a la educación para
las mujeres. Dos de cada tres personas analfabetas en el mundo son mujeres.
Según la ONG Intervida hay 867 millones de adultos analfabetos en el mundo
de los cuales 550 son mujeres.
Esta situación, al menos en España, ha cambiado radicalmente: la
matrícula femenina supera a la masculina en todos los niveles educativos. Sin
embargo, el porcentaje de matriculación de mujeres en carreras técnicas como
las Ingenierías es sólo del 25%. En el resto de universidades, si bien el
alumnado es mayoritariamente femenino, el profesorado no lo es: apenas el
34% de este colectivo está integrado por mujeres y, si nos fijamos en el nivel
superior, sólo el 12% de las cátedras universitarias están ocupadas por
mujeres (mientras que en educación infantil son las maestras las que ocupan el
70% de los puestos).
¿Afecta la escuela en el desarrollo de la igualdad y en la elección futura
de estudios? Sí. La escuela es un medio en el que se transmiten contenidos,
pero también actitudes, conductas, afectos, y el profesorado no está exento de
la influencia de los valores sociales sexistas… ¿De quién se puede esperar en
un colegio que sea más obediente, revuelva menos, saque mejores notas,
tenga mejor letra, se aplique más, muestre más orden y disciplina? ¿De un niño
o de una niña? ¿Y a qué se debe? ¿A que los niños y las niñas son distintos o
a que esperamos que se comporten así y les educamos para ello? ¿Qué pasa
cuando una niña se comporta más “alocadamente” y a lo bruto? ¿Qué se le
dice? ¿O cuando quiere formar parte del equipo de rugby? ¿Y si un niño es el
que se muestra más tranquilo y estudioso? ¿Qué se sospecha de él?
- En los juegos y en el tiempo libre. Desde el nacimiento ya imponemos
conductas a los niños y a las niñas. Por ejemplo, es probable que vistamos a
las niñas de un color más claro, las acariciemos más que a los niños y con
éstos juguemos a juegos más bruscos y de movimiento… También
34
regalaremos juguetes sexistas (al niño un camión y herramientas, a la niña una
cocina y muñecas) antes de que ellos puedan elegir qué prefieren. ¿Nos
preocupa que el hijo varón disfrute con las ropitas de los muñecos?,
¿regañamos a la niña cuando se mancha jugando a la pelota?, ¿llamamos
“chicazo” a la niña que pelea con palos? Así también estamos transmitiendo
esos roles desiguales y, paulatinamente, será el niño el que disfrute de mayor
tiempo libre y su ocio tenga que ver más con el exterior, los deportes, el
movimiento y la libertad (sobre todo en la adolescencia) y la niña terminará
jugando a las casitas, leyendo, charlando con las amigas, yendo de compras o
haciendo deportes más propios de interior.
El deporte femenino ¿no está injustamente tratado?, ¿no está mucho
menos dotado económicamente?, ¿no está menos profesionalizado?
¿Y qué ocurre con las personas mayores y su descanso? ¿Quién tiene
más derecho a descansar al llegar a casa, el hombre o la mujer? ¿Y al terminar
la comida o la cena, cuando aún queda la cocina por recoger? ¿Y los
domingos? ¿Y en verano? Normalmente ¿quién descansa menos? ¿Cómo
está repartido el ocio en la población adulta? ¿Quiénes están en los bares a la
hora del baño de los niños? ¿Quiénes están jugando la partida a las cinco de la
tarde? ¿Dónde están las mujeres en los restaurantes al mediodía? ¿Quiénes
leen los periódicos por la mañana en los parques, en las terrazas o en los
bares? ¿Quiénes están en el mercado a la misma hora? Quizás en las grandes
ciudades esto sea más difícil de observar, pero en los pueblos es una realidad
más que patente.
- En el trabajo.
a) Protección social y legal: las mujeres que no cotizan a la seguridad
social están más desprotegidas socialmente (no tendrán, por ejemplo, acceso a
prestaciones por desempleo). Es sabido por todos que los trabajos de atención
a dependientes, empleadas del hogar, cuidado infantil, etc. son desempeñados
de manera mayoritaria por mujeres. Principalmente cuando se trata de cuidado
de familiares, estos trabajos no tiene ningún tipo de cobertura legal, ni están
remunerados descontando los intentos de la Ley 39/2006 de promoción de
autonomía personal y de atención a las personas en situación de dependencia.
Tampoco cuentan con derecho a vacaciones o a baja por enfermedad. Resulta
35
en definitiva mucho más frecuente que una mujer realice una actividad laboral
de este tipo no declarada.
Por otra parte, el trabajo en el hogar se caracteriza por ser rutinario y exigir
mucha dedicación, es un trabajo constante e invisible que solo se percibe
cuando se realiza mal y de forma insuficiente.
b) Salarios: según los datos de la Encuesta de Estructura Salarial, el
salario bruto anual medio de las mujeres en el año 2002 fue el 71% del de los
hombres. En casi todas las actividades, ocupaciones y niveles de estudios, las
mujeres perciben salarios inferiores a los de los hombres.
Según UGT, los hombres parados cobraban una media de 29 euros brutos
diarios en prestación por desempleo en diciembre de 2008, casi cinco euros
diarios más que las mujeres. Las mujeres cobran un 26% menos de media
salarial que los hombres porque acceden a puestos más bajos en la escala
laboral y porque sus contratos son más precarios.
c) Acceso al empleo: las mujeres solteras y las separadas registran unas
tasas de actividad laboral que ronda el 70%, no mucho menores que las de los
hombres en el mismo estado civil. Pero cuando hablamos de personas casadas
vemos que los hombres siguen manteniéndose alrededor de ese 70% y las
tasas de las mujeres descienden al 46%. ¿Quién renuncia, normalmente, al
trabajo fuera de casa? ¿Y qué ocurre cuando los hijos tienen vacaciones? ¿Y
cuando un familiar se pone enfermo? ¿Acaso está más capacitada una mujer
que un hombre para este tipo de tareas y atenciones?
d) Desempleo: las mujeres solo registran un 38% de los contratos a tiempo
completo frente al 65% de los contratos a tiempo parcial (datos del Movimiento
Laboral Registrado en los últimos años). En los años de crisis económica, ¿a
quién afecta más el desempleo? Quizás en el área de la industria, a los
hombres; pero en el área sanitaria, doméstica y hostelería y otros servicios, sin
duda: a la mujer.
e) Ausencia de reconocimiento social. Tradicionalmente ¿quién ocupa
los puestos más valorados? Enfermeras frente a médicos, maestras de
educación infantil frente a profesores universitarios, secretarias frente a
directivos, asistentes de vuelo frente a pilotos, camareras frente a meîtres,
limpiadoras frente a conserjes; bailarinas frente a presentadores en la
televisión…
36
Por otra parte, cuando una mujer cubre un puesto de responsabilidad resulta
frecuente que tenga que esforzarse y rendir más que el hombre para que le
reconozcan el mismo prestigio. Es mucho más común que se sospeche de la
incompetencia de una mujer, sobre todo si es joven, en un grado en el que es
difícil que ocurra con los hombres.
Y hay otros elementos más sutiles. Recordemos que la mujer históricamente
trabaja para “ayudar” en casa, pero su desempeño laboral no es ni el principal
ni el imprescindible, simplemente es un papel colaborador.
¿Y cuántas veces oímos llamar “niña” a una doctora joven, pero nunca “niño”
a un doctor de la misma edad?
f) Inseguridad. ¿Siente un hombre miedo por si su jefe se entera de que
quiere tener hijos? ¿Tiembla un hombre por perder su empleo cuando su
pareja se queda embarazada? ¿Por qué una mujer en edad fértil puede no
querer decir en su trabajo que tiene pareja estable?
g) Puestos directivos y de mayor responsabilidad: sólo el 18% de las
personas directoras de empresas con más de diez trabajadores son mujeres.
- En el lenguaje y en los medios de comunicación. Empleamos el
masculino como neutro universal (¿por qué no el femenino?).
Igual que los cambios en el mundo crean nuevas palabras y cambios en
el lenguaje (no hay más que observar las nuevas tecnologías), el lenguaje
también crea realidades. Para promover la igualdad tendremos que utilizar un
lenguaje menos sexista, que no excluya a las mujeres. El sexismo no sólo se
refleja al utilizar el masculino como omnipresente sino también en los insultos,
en los chistes, en el refranero, en la mal llamada “sabiduría popular”. Algunas
alternativas a este lenguaje sexista pueden ser:
- humanidad o personas, en vez de hombres,
- alumnado en lugar de alumnos,
- la juventud por los jóvenes,
- el vecindario en lugar de vecinos,
- el equipo profesional por los profesionales.
37
- Otras desigualdades básicas y terribles, pero que no vamos a
desarrollar porque superan los objetivos de este material, las encontramos en
la prostitución y la trata de personas; en las cárceles; en las guerras; en la
pobreza; respecto a la emigración (la mujer emigrante sufre una doble
discriminación por mujer y por emigrante); en la salud (embarazo y parto, sida y
otras enfermedades de transmisión sexual); en las propiedades económicas;
en la violencia sufrida.
38
- Nuevas relaciones de complicidad positiva con otros hombres dejando a
un lado la superficialidad, competitividad, el miedo a la homosexualidad o
la fanfarronería que pueden caracterizar a muchas de ellas.
- No tener que demostrar constantemente que se es el mejor (incluso
poniendo en peligro la integridad física y psicológica).
A los hombres se les ha inculcado la idea de fortaleza. Esto excluye la
posibilidad de mostrarse débiles, temerosos o inseguros. El resultado es un
camino de distanciamiento de su mundo afectivo-emocional que limita en el
conocimiento de uno mismo y en la vivencia de las relaciones.
Los hombres han recibido el mensaje de que son los responsables de
dar soporte en los aspectos económicos y de seguridad al conjunto de los
seres queridos. Este es un mandato que en sí mismo constriñe y vicia todas las
relaciones. No permite, en muchos casos, mirar con el necesario sosiego a la
vida y le impide situarse en posiciones de plena igualdad en sus relaciones con
las mujeres: “si yo soy el que tiene que aportar la base del sustento, de alguna
manera soy imprescindible y el más fuerte y, además, tengo derecho a cosas
por ello”.
La paternidad tradicional se ejerce desde la distancia y tiene una clara
función de control. En ella, no hay una verdadera implicación personal padre-
descendencia. En realidad, no puede haberla si los varones no han
desarrollado las habilidades emocionales y relacionales necesarias para ello.
Romper con todo eso y adquirir esas habilidades, permite a los hombres
implicarse realmente con sus hijas e hijos, manteniendo una relación más
completa y cercana.
Es imposible responder adecuadamente al estereotipo de hombre que
todo lo sabe y todo lo puede, se derrumba cuando sale de la pantalla de cine y
se ha de enfrentar a la cotidianidad. Dar la talla, ser competitivos, ganar, tener
éxito, etc. Lo más probable es que se esté en deuda constante con ese modelo
que se pretende alcanzar.
Luchar contra todo esto y entender la ganancia no es fácil. Hay que
conjugar varios factores:
- El reconocimiento de la grave discriminación que sufren las mujeres y
el compromiso de luchar activamente para acabar con esta situación
39
- Desmontar todo un cúmulo de estereotipos sexistas que tiñen el
complejo mundo de las relaciones. Es un proceso personal que durará
toda la vida
Este apartado está extraído del artículo: Algunas claves: los hombres
ganamos con la igualdad, publicado en la página web: www.ahige.org.
40
Anexo 1
Ten preparada una comida deliciosa para cuando él regrese del trabajo;
especialmente su plato favorito. Ofrécete a quitarle los zapatos. Habla en tono
bajo, relajado y placentero. Prepárate, retoca tu maquillaje, coloca una cinta en
tu cabello. Hazte un poco más interesante para él. Su duro día de trabajo quizá
necesite de un poco de ánimo, un poco de tus deberes es proporcionárselo.
Durante los días mas fríos deberías preparar y encender un fuego en la
chimenea para que él se relaje frente a ella; después de todo, preocuparse por
su comodidad te proporcionará una satisfacción personal inmensa.
Minimiza cualquier ruido.
En el momento de su llegada, elimina zumbidos de lavadora o aspirador.
Salúdale con una cálida sonrisa y demuéstrale tu deseo por
complacerle.
Escúchale, déjale hablar primero; recuerda que sus temas de
conversación son más importantes que los tuyos.
Nunca te quejes si llega tarde, o si sale a cenar o a otros lugares de
diversión sin ti.
Intenta, en cambio, comprender su mundo de tensión y sus necesidades
reales.
Haz que se sienta a gusto, que repose en un sillón cómodo, o que se
acueste en la recámara.
Ten preparada una bebida fría o caliente para él.
No le pidas explicaciones acerca de sus acciones ni cuestiones su juicio
o integridad. Recuerda que es el amo de la casa.
Anima a tu marido a poner en práctica sus aficiones e intereses y sírvele
de apoyo sin ser excesivamente insistente.
Si tú tienes alguna afición, intenta no aburrirle hablándole de ésta, ya
que los intereses de las mujeres son triviales comparados con los de los
hombres.
Al final de la noche, limpia la casa para que esté limpia de nuevo por la
mañana.
41
Prevé las necesidades que tendrá a la hora del desayuno. El desayuno
es vital para tu marido si debe enfrentarse al mundo exterior con talante
positivo.
Una vez que ambos os hayáis retirado a la habitación, prepárate para la
cama lo antes posible, teniendo en cuenta que, aunque la higiene femenina es
de máxima importancia, tu marido no quiere esperar para ir al baño.
Recuerda que debes tener un aspecto inmejorable a la hora de ir a la
cama...si debes aplicarte crema facial o rulos para el cabello, espera hasta que
él esté dormido, ya que podría resultar chocante para un hombre a última hora
de la noche.
En cuanto a la posibilidad de relaciones íntimas con tu marido, es
importante recordar tus obligaciones matrimoniales; si él siente la necesidad de
dormir, que sea así, no le presiones o estimules la intimidad.
Si tu marido sugiere la unión, entonces humildemente, teniendo siempre
en cuenta que su satisfacción es más importante que la de una mujer.
Cuando alcance el momento culminante, un pequeño gemido por tu
parte es suficiente para indicar cualquier goce que hayas podido experimentar.
Si tu marido te pidiera prácticas sexuales inusuales, sé obediente y no te
quejes.
Es probable que tu marido caiga entonces en un sueño profundo, así
que acomódate la ropa, refréscate y aplícate crema facial para la noche y tus
productos para el cabello. Puedes entonces ajustar el despertador para
levantarte un poco antes que él por la mañana. Esto te permitirá tener listo el
desayuno para cuando despierte..."
Extraído del libro Economía del Hogar, de la Seccion Femenina de la Falange
Española y de las JONS, editado en 1958.
42
EVALUACIÓN DE LA EFICACIA DE LA INTERVENCIÓN
Justificación teórica
En el contexto de la investigación en Criminología y Psicología
criminal, se ha puesto de manifiesto una necesidad, consensuada por
muchos investigadores y expertos en la materia, que remarca la
importancia de evaluar los programas de tratamiento que se realizan con
delincuentes. En este sentido, a nivel internacional se ha establecido una
“acreditación técnica” para evaluar los programas aplicados en el ámbito
penitenciario y comunitario.
Unos de los múltiples criterios que se utilizan para otorgar esta
acreditación a un programa de tratamiento es la evaluación de los sujetos,
tanto antes de recibir el tratamiento como después de haberlo recibido
(Redondo, 2008). Los datos obtenidos mediante la evaluación de los
programas permiten establecer, en primer lugar, qué intervenciones son
eficaces y, en segundo lugar, dentro de una misma intervención, qué
módulos de tratamiento proporcionan mayores beneficios a los sujetos. De
este modo, teniendo en cuenta que los programas que se realizan con
delincuentes tienen una gran carga en cuanto a intensidad y duración
terapéutica, una buena evaluación podría ajustar la relación coste-beneficio
de los recursos materiales y humanos implicados en el tratamiento. Es
decir, si un programa de tratamiento contiene siete módulos de intervención
y, a través de una evaluación del mencionado programa, se establece que
cinco de estos módulos son los verdaderamente relevantes, se podría
ahorrar tiempo y recursos dedicados a la planificación y ejecución de los
dos restantes e incidir en aquellos que son verdaderamente eficaces.
No obstante esto, también hay que tener en cuenta que una buena
evaluación es necesaria debido a cuestiones vinculadas a la práctica
profesional. En diferentes ámbitos como el judicial o el penitenciario, los
profesionales que trabajan en el ámbito de la violencia de género reciben
requerimientos por parte de jueces, policías, y otros órganos o colectivos
para que informen del funcionamiento de la persona, por ejemplo, en un
programa de tratamiento o la viabilidad de que ésta sea derivada a un tipo
43
de intervención u otra. Por estos motivos, una buena evaluación psicológica
y de necesidades criminógenas del sujeto es tremendamente útil para los
profesionales ya que puede ser un sustento para sus juicios clínicos e
informes o una buena medida del progreso o cambio de la persona.
En relación con la evaluación de los programas penitenciarios o
comunitarios, y con el objetivo de realizar una buena evaluación del
programa de tratamiento con agresores domésticos, es imprescindible
escoger los instrumentos adecuados y sensibles para detectar los posibles
cambios terapéuticos que se puedan producir como fruto de la intervención
psicológica. En este sentido, hay que tener en cuenta los inconvenientes de
aplicar a una población de sujetos penados o con medidas judiciales
instrumentos validados con muestras de estudiantes universitarios (Beven,
O’Brien-Malone y Hall, 2004). Diversas investigaciones apuntan la
necesidad de adaptar los instrumentos utilizados para poblaciones de no
delincuentes a los déficits y especificidades de la población de delincuentes
y, en concreto, de los sujetos condenados por un delito de violencia de
género.
Por otro lado, cabe recordar a la hora de escoger los instrumentos
de evaluación cuáles son las variables criminológicas y psicológicas que se
pretenden medir. Es decir, depende de los objetivos de la intervención
terapéutica y de sus módulos el hecho de decidirse por unos instrumentos
u otros. Por ejemplo, si el programa de tratamiento aborda la impulsividad y
la agresividad de los sujetos se requerirán cuestionarios específicos de
dichas variables psicológicas para determinar si el tratamiento ha logrado
influir y mejorar estos déficits de los sujetos.
Finalmente, la evaluación de los programas de tratamiento con
sujetos penados admite dos tipos de medidas. En primer lugar, se pueden
evaluar las variables o necesidades criminógenas, aquellas variables que
están directamente relacionadas con el delito y la comisión de éste. Una
variable criminológica ampliamente utilizada por muchos investigadores es
la reincidencia de los sujetos. Dicha variable es una medida directa y
objetiva que nos informa si el tratamiento ha logrado evitar que el sujeto
vuelva a cometer un delito de semejantes características o de otras. En
segundo lugar, se pueden medir variables personales o clínicas, que son
44
aquellas características del sujeto que hacen referencia a rasgos de
personalidad, actitudes, distorsiones cognitivas, emociones y conductas
que según la teoría criminológica guardan relación con el comportamiento
delictivo.
La variable reincidencia es intrínsecamente la mejor medida de la
eficacia de los programas de intervención con personas condenadas por un
hecho delictivo, ya que el objetivo final del tratamiento es que los sujetos no
vuelvan a cometer un nuevo delito. A pesar de todo, la reincidencia
presenta una serie de inconvenientes y problemas de medida. En primer
lugar, se puede afirmar que es difícil obtener una medida adecuada de la
reincidencia, ya que ésta hace referencia a un concepto muy global y, por
tanto, plantea una serie de puntos difíciles de resolver. Por ejemplo, qué
criterio de éxito terapéutico adjudicar si se utiliza: si se hacen valoraciones
de tipo “tolerancia cero” y, por tanto, reincidencia cero, o, por el contrario,
se tienen en cuenta las mejoras en relación al nivel de riesgo de cada
sujeto.
En este sentido, se debe tener en cuenta que la violencia de género
es un delito poco frecuente, a pesar de la creencia generalizada y de sus
graves consecuencias para las víctimas. No obstante esto, un solo sujeto
que reincida de forma grave ya es suficiente para alarmar a la opinión
pública y dar la falsa apariencia de que nada está funcionando.
Imaginémonos el caso de un programa de tratamiento con una tasa de
éxito del 99%. A pesar de esta elevada efectividad de la intervención, con
la consigna de la tolerancia cero arraigada en nuestra sociedad, sólo con
ese 1% de fracasos es suficiente para obviar y no tener en cuenta el 99%
de éxitos. Evidentemente este ejemplo es un caso extremo, pero existen
estudios en nuestro país que constatan el elevado éxito de los programas
de intervención psicológica en delitos tan graves como la agresión sexual.
A pesar de esto, el conocimiento popular sobre este tipo de delitos sigue
afirmando, sin ningún reparo, que los agresores sexuales no pueden ser
tratados y que además tienen una tasa de reincidencia muy elevada.
En segundo lugar, se puede considerar reincidencia un
nuevo delito relacionado con la problemática específica (por ejemplo,
violencia de género) de la persona o, por otro lado, también se podría
45
recoger como reincidencia cualquier otro delito, de la tipología que sea, del
sujeto tratado (aún y en el caso de la violencia de género, se consideraría
reincidencia si la persona cometiera un hurto o robo).
Otro problema asociado a la medida de reincidencia está
relacionado con la denominada “cifra negra de la delincuencia”. En
determinados tipos de delitos, como por ejemplo la violencia de género,
existe un número considerable de episodios violentos que no llegan nunca
a ser denunciados y de los cuales, por tanto, no queda ningún tipo de
registro. Es decir, en el caso concreto de la violencia de género, la medida
de la reincidencia sería una variable sesgada y con un déficit de
información vinculado a la falta de denuncia. En este sentido, se podría
sobrevalorar la eficacia de los programas de intervención con agresores
domésticos.
Finalmente, se ha demostrado que la elección del periodo de
seguimiento también conlleva cierta problemática, ya que la latencia del
riesgo de reincidencia de los agresores domésticos es prolongada.
Todos estos factores e inconvenientes determinan que, a pesar de
ser necesaria la evaluación de la reincidencia de los sujetos, sea
imprescindible diseñar otro tipo de medidas complementarias o prioritarias
que vayan más allá de la valoración de la no reincidencia (Israel y Hong,
2006). Concretamente son necesarias medidas sensibles a los cambios
terapéuticos producidos por el tratamiento y, además, que ayuden a
comprender los procesos que están interviniendo en estos cambios que se
producen en el sujeto. Como se ha mencionado anteriormente, una
posibilidad sería evaluar las variables personales y clínicas de la persona.
En este sentido, sería necesario utilizar instrumentos de medida
psicológicos y de las necesidades criminógenas que evaluaran los cambios
psicológicos y de riesgo individual del sujeto como consecuencia de las
intervenciones realizadas.
Por todo lo expuesto, se ha llevado a cabo una amplia revisión de la
bibliografía especializada en violencia de género para, en primer lugar,
determinar qué instrumentos de evaluación se han utilizado en estudios
similares en España. En segundo lugar, para revisar la investigación
46
internacional sobre la evaluación de los programas con agresores
domésticos y los cuestionarios utilizados en éstas.
47
en la evaluación posterior al tratamiento (Echeburúa et al., 2009); y 3) estos
buenos resultados se mantuvieron durante el período de seguimiento.
En relación con el programa de tratamiento llevado a cabo en las
prisiones españolas, estos mismos autores, Echeburúa y Fernández
Montalvo en 2009, han publicado un estudio que somete a comprobación la
eficacia de la intervención llevada a cabo con hombres encarcelados por
haber cometido un delito grave de violencia contra la pareja. Los resultados
más relevantes obtenidos en esta investigación son, en primer lugar, una
modificación significativa de los sesgos cognitivos tanto sobre la inferioridad
de la mujer como sobre la violencia como forma válida de afrontar las
dificultades cotidianas. Asimismo los sujetos tratados experimentaron una
reducción de los síntomas psicopatológicos, de la impulsividad y de la ira,
así como un aumento significativo en la autoestima (Echeburúa y
Fernández-Montalvo, 2009).
Investigación internacional
A nivel internacional, se han llevado a cabo diversos meta-análisis
para comprobar la eficacia de los programas de intervención sobre la
violencia de género. Uno de estos estudios ha puesto de manifiesto que el
efecto debido al tratamiento con agresores domésticos en la reincidencia
de estos sujetos tiene un rango “pequeño” (Babcock, Green y Robie,
2004). El efecto del tratamiento no era estadísticamente significativo en
función del tipo de intervención evaluada. Por otro lado, la variable
dependiente escogida para determinar la eficacia del tratamiento fueron los
registros policiales de una nueva detención del sujeto y la propia
información de la víctima. Ambas variables configuraron el índice de
reincidencia del sujeto utilizado.
Por otro lado, Dobash y Dobash (2000) aportan un estudio de evaluación
sobre la efectividad de participar en un programa de tratamiento específico de
violencia de género (CHANGE) basado en la filosofía del Modelo DULUTH y
utilizado en Escocia desde el año 1989, frente a la efectividad de participar en
otros programas de la Justicia Criminal como por ejemplo, la prisión. Cuando la
evaluación está basada en los datos proporcionados por los Tribunales de
Justicia, aparecen cifras de reincidencia y nuevo arresto muy similares en
48
ambos grupos, el 10% de los hombres procedentes de prisión y el 7% de los
hombres que participaron en el programa de intervención. En principio, estos
datos son poco alentadores respecto a la utilidad de los programas de
tratamiento, sin embargo, cuando la fuente de la evaluación se centra en los
testimonios e informes de las mujeres que conviven con ellos, encontramos
diferencias significativas a los 3 y a los 12 meses de seguimiento. El porcentaje
de hombres del grupo de prisión que vuelven a tener comportamientos
abusivos es del 61% a los 3 meses y del 69% a los 12 meses de seguimiento,
mientras que el porcentaje de hombres que participaron en el programa
terapéutico y que vuelven a mostrar comportamientos abusivos es del 30% a
los 3 meses de seguimiento y del 33% a los 12 meses. Estos datos por sí
mismos son indicativos de la utilidad de la intervención terapéutica específica
frente a la no intervención, al menos, desde la información que suministran las
propias parejas. No obstante, esta diferencia podría estar mediatizada por el
hecho conocido de que las mujeres que son parejas de hombres maltratadores
generan unas elevadas expectativas sobre el cambio de comportamiento
agresivo, cuando estos participan en programas terapéuticos. Gondolf (2002)
encontró que el 95% de las mujeres confiaban en que sus parejas completarían
el programa de intervención, cuando en realidad sólo dos tercios de ellos
permanecieron en las sesiones del programa durante 3 meses. Esta
circunstancia puede contribuir a la subestimación de comportamientos
abusivos, que sí serían reconocidos cuando los maltratadores no asisten a
terapias específicas.
Otro estudio de interés que refleja datos sobre la efectividad de los
programas de intervención con maltratadores es el llevado a cabo por Gondolf
(1997) que partiendo de los informes facilitados por las mujeres, por los propios
hombres y por los registros de antecedentes penales, llegó a la conclusión que
de todos los hombres que habían participado en programas para maltratadores
el 40% de ellos habían usado de nuevo la violencia transcurridos 15 meses de
la finalización del programa, el 45% transcurridos 2 años y medio y el 48% al
cabo de los 4 años. Este mismo autor (Gondolf, 2004), tras llevar a cabo
durante 4 años un estudio longitudinal con una muestra de 840 hombres
procedentes de 4 ciudades de EE.UU., encontró una clara reducción del uso
de la violencia y de otras formas de abuso entre la mayoría de los
49
maltratadores asistentes a programas de intervención, continuando con estas
formas de violencia el 20% de la muestra estudiada. Estos datos son
coincidentes con los obtenidos por otros autores (Edleson, 1996; Rosenfeld,
1992; Tolman y Bennett, 1990) que cifran la no reincidencia violenta entre un
50 y un 80%, atendiendo a la información suministrada por las propias mujeres
transcurridos 6 meses desde la finalización del programa. Estas cifras se
reducen (40-50%) cuando se analizan formas de violencia menos evidentes
que las de carácter físico. Otro dato de interés de este estudio es que
aproximadamente el 75% de los actos de reincidencia violenta analizados a lo
largo de un periodo de seguimiento de 15 meses se producen en los 6 primeros
meses tras la finalización de la intervención. Esta evidencia viene a sugerir la
necesidad de establecer controles eficaces e inmediatos a la finalización de los
programas, por tratarse de un período especialmente crítico para la
reincidencia violenta. Por último, y dentro de este mismo estudio, se llega a la
conclusión que los programas para maltratadores tienen un efecto positivo en
la reducción del comportamiento abusivo, siendo los cognitivo-conductuales
basados en la perspectiva de género los más apropiados para la mayoría de
los hombres.
50
variables a medir. Claramente se distingue un primer grupo de
cuestionarios que evalúan variables relacionadas con el maltrato (tipo de
violencia) y las actitudes y distorsiones cognitivas vinculadas a éste. En
segundo lugar, se distingue un gran grupo de instrumentos relacionados
con variables psicológicas específicas como la ira, la ansiedad, la
depresión, la impulsividad y la agresión. Finalmente, otros grupos de
variables comúnmente evaluadas son la drogodependencia, la presencia
de trastornos psicopatológicos o de personalidad, el cambio terapéutico y
las escalas de control, tanto de sinceridad como de deseabilidad social.
A continuación se presenta una tabla, a partir de una amplia revisión
bibliográfica sobre la temática, con los instrumentos de evaluación más
ampliamente utilizados para medir la eficacia de los programas terapéuticos
con agresores domésticos.
Instrumento Estudio*
VARIABLES DE MALTRATO
CTS2 Escala de tácticas para la resolución de Montes-Berges, 2008
conflictos
MMEA Multidimensional Measure of Emotional Murphy, Hoover &
Abuse Taft, 1999
SCIRS Sexual Coercion in Intimate Relationships Shackelford & Goetz,
Scale 2004
PDIS Partner Directed Insults Scale Goetz et al. 2006
ASI Inventario sobre Sexismo Ambivalente Expósito, Moya y
Glick, 1998
PDMyV Inventario de Pensamientos distorsionados Echeburúa y
sobre la Mujer y sobre el Uso de la Violencia Fernández Montalvo,
1997
ARS Escala de Atribución de Responsabilidad Lila, Herrero & Gracia,
2008
MS Escala de Minimización Lila, Herrero & Gracia,
2008
DAS Dyadic Adjustment Scale Spanier, 1976
QMI Quality Marriage Index Norton, 1983
MAT Marital Adjustment Test Locke y Wallace,
51
1959
TENSE Test of Negative Social Exchange Ruelhman y Karoly,
1991
SSDS Spouse-Specific Dependency Scale Valor, Expósito y
Moya, (en prensa)
ICDS Inventario sobre distorsiones cognitivas en Hamamci y
las relaciones Buyukozturk, 2004
SARA Guía de valoración del riesgo de violencia Andrés-Pueyo y
contra la pareja Lopez, 2005
52
VARIABLES DE CAMBIO TERAPÉUTICO
URICA- Inventario de estadios de cambio para Levesque et al. 2000
DV violencia doméstica
IPCM Inventario de procesos de cambio Levesque &Driskell,
2001
PRS Escala de Procesos de Resistencia Levesque et al. 2008
VARIABLES DE CONTROL
EDS Escala de deseabilidad social de Marlowe y Fernando y Chico,
Crowne 2000
EDS-SF Escala de deseabilidad social de Marlowe y Reynolds, 1982
Crowne- SF
53
VALORACIÓN DEL RIESGO DE REINCIDENCIA
Motivos
Agresor - Adecuación de las medidas de control
- Evaluación de la eficacia del tratamiento
- Identificación de los factores de riesgo
susceptibles de cambio e intervención
Víctima - Protección ponderada en relación con el riesgo
- Contraste de la “autopercepción” del riesgo con
una valoración más objetiva
- Programación de las medidas de protección
- Consideración de los riesgos que tiene
Profesional - Aumento de la capacidad predictiva
- Ayuda en la toma de decisiones
- Transparencia a posteriori de las razones de las
decisiones tomadas
54
En el contexto de la intervención, por tanto, se hace necesario contar
con una herramienta que permita guiar al profesional en los aspectos
terapéuticos más importantes a abordar con cada caso, así como en la
evaluación de la eficacia de su intervención.
La predicción de la conducta violenta es un campo de estudio que ha
experimentado grandes avances en las últimas décadas. Tradicionalmente se
ha establecido una clasificación de los instrumentos de predicción de riesgo en
actuariales o clínicos. La predicción actuarial parte de la base de agregar
matemáticamente factores de riesgo que la investigación empírica ha puesto en
relación con el fenómeno a predecir. La predicción clínica se basa en la
experiencia profesional de los clínicos que efectúan las predicciones. Ambos
métodos presentan ventajas e inconvenientes, por este motivo se han diseñado
las guías de juicio clínico estructurado. Estas guías consisten en una serie de
factores de riesgo que la investigación criminológica ha puesto de relieve su
importancia para la predicción de un fenómeno concreto, pero, a diferencia del
método actuarial, el resultado final no se basa en un mero algoritmo, sino que
el experto forense debe tomar una decisión sobre la presencia y ausencia de
los factores y, al final, establecer un pronóstico de riesgo. Se han desarrollado
diversos instrumentos de predicción de riesgo a partir de los métodos
anteriormente expuestos para predecir diferentes tipos de conducta violenta.
La predicción de la violencia de pareja es un ámbito en vías de
desarrollo que no ha alcanzado la madurez de otros campos de investigación
como la predicción del comportamiento violento o de la violencia sexual.
Aunque actualmente disponemos de instrumentos válidos para predecir la
violencia contra la pareja, la precisión de dichos instrumentos aún se halla lejos
de la de otras herramientas de predicción ya establecidas en la práctica
forense. Recientemente se han llevado a cabo diferentes meta-análisis para
esclarecer el poder predictivo de los instrumentos de predicción en violencia de
pareja. Uno de los estudios más sistemáticos ha sido el meta-análisis de
Hanson, Helmus y Bourgon en 2007. A partir de una revisión exhaustiva de los
instrumentos utilizados para la predicción de la violencia de pareja, establecen
una clasificación de éstos según su poder predictivo y el tipo de violencia para
el que fueron diseñados. A continuación se presenta la tabla 1 con los
resultados de dicho estudio.
55
Tabla 1. Precisión media ponderada (d) de los instrumentos de riesgo para la predicción de
reincidencia en violencia de pareja
Variable Media Mediana 95% C. I. Q k n Estudios
.47 .43 .32 .53 3.60 5 1,768 Grann & Wedin (2002); Heckert &
SARA – Puntuación Gondolf (2004); Hilton et al. (2004);
total Kropp & Hart (2000); Williams &
Houghton (2004).
.58 .41 .31 .52 18.47*** 4 1,585 Campbell et al. (2005); Goodman et al.
DA (2000); Heckert & Gondolf (2004); Hilton
et al. (en prensa).
.39 .33 .24 .41 12.71** 3 2,487 Campbell et al. (2005); Hilton et al. (en
DVSI
prensa); Williams & Houghton (2004).
.14 .15 .00 .30 1.95 2 881 Campbell et al. (2005); Heckert &
KSID
Gondolf (2004).
.47 .58 .41 .75 1.49 2 689 Hilton et al. (2004); Hilton et al. (en
DVSR
prensa).
SARA – Juicio .48 .35 .15 .55 5.35* 2 531 Kropp (2003); Kropp & Hart (2000).
profesional
estructurado
.68 .60 .40 .79 1.13 2 446 Hilton et al. (2004); Hilton et al. (en
ODARA
prensa).
.78 .65 .49 .80 1.23 2 736 Grann & Wedin (2002); Hilton et al. (en
VRAG
prensa).
.68 .60 .45 .75 .46 2 736 Grann & Wedin (2002); Hilton et al. (en
PCL-R
prensa).
56
A la luz de los resultados de los autores del meta-análisis mencionado,
se deben tener en cuenta una serie de consideraciones. En primer lugar, cabe
destacar que herramientas de predicción no diseñadas específicamente para la
violencia de pareja (VRAG, PCL-R) presentan un poder predictivo superior a
muchos instrumentos específicos de violencia de pareja. En segundo lugar, las
escalas de predicción de violencia de pareja basadas en el método actuarial
(ODARA, DVRAG, PAPS) obtienen mejor capacidad predictiva que las guías
de juicio profesional estructurado o el juicio clínico no estructurado. Finalmente,
la SARA, como guía de juicio clínico estructurado, obtiene una buena
capacidad predictiva, la cual aumenta considerablemente hasta niveles
similares a los instrumentos de predicción actuarial cuando los profesionales
que la administran están entrenados para ello. Por este motivo, la SARA puede
ser una buena elección como instrumento de predicción de riesgo de violencia
contra la pareja si se tiene en cuenta su buena capacidad predictiva.
Recientemente se ha realizado la adaptación al contexto español de la
SARA por el Prof. Andrés Pueyo y su equipo de investigación de la Universidad
de Barcelona. Además, en un estudio muy actual de estos mismo autores se ha
puesto de manifiesto la elevada capacidad predictiva de la SARA, clasificando
correctamente al 85% de los reincidentes y al 72% de los no reincidentes en
una muestra española de agresores de pareja (Andrés-Pueyo, López y Álvares,
2008). En resumen, la SARA no es sólo un buen instrumento de predicción de
riesgo de violencia de pareja, sino que permite también tomar decisiones en
relación con los casos tratados, hacer una buena gestión del riesgo de la
persona e intervenir con estrategias específicas para cada caso concreto.
57
METODOLOGÍA
58
Estructura de las unidades
Con el objetivo de facilitar la comprensión y trabajo terapéutico, las
unidades se han estructurado de la siguiente manera: en primer lugar se
presenta una introducción que justifica y explica según la investigación actual la
pertinencia de los contenidos. Posteriormente se describen los objetivos
específicos a conseguir en cada unidad. En el apartado de técnicas
terapéuticas se incluye, por un lado, la exposición psicoeducativa y, por otro,
las dinámicas a realizar. La exposición no pretende una mera transmisión de
información a los participantes, sino que su objetivo consiste en sustentar y
complementar las dinámicas, las cuales deben ser la parte fundamental de las
sesiones.
Respecto a las dinámicas, el terapeuta elegirá las que le resulten más
útiles en función de los participantes, de su experiencia, etc. Algunas de ellas
podrán utilizarse en otras unidades como recordatorio o complemento.
Se proponen posteriormente ejercicios entre sesiones y lecturas recomendadas
relacionadas con los contenidos abordados. Cada unidad termina con los
anexos indicados para cada uno de los contenidos y las dinámicas.
Formato individual o grupal
El terapeuta, tras la evaluación correspondiente, decidirá si es más
apropiado un trabajo individual o grupal en función de las características del
participante, su evolución y el riesgo presentado.
En el caso de que se lleve a cabo un programa con formato grupal, es
recomendable complementar con sesiones individuales pautadas, tanto al inicio
como durante el desarrollo y al final del programa, para trabajar aquellos
aspectos que se considere necesarios. Se propone un número máximo de 12
participantes por grupo.
Grupos abiertos o grupos cerrados
De manera general se propone la modalidad de grupo cerrado, de tal
forma que los participantes alcancen mayor cohesión grupal facilitándose así el
trabajo terapéutico.
En el caso en que se opte por grupos abiertos, se complementará con
sesiones individuales aquellos aspectos que los participantes no hayan podido
trabajar previamente en el grupo.
59
Duración y periodicidad de las sesiones
De forma estimativa, se realizará una sesión a la semana de dos horas y
media de duración aproximadamente.
Criterios de inclusión y exclusión
En general, se intervendrá con personas condenadas por delitos de
violencia de género que no presenten un problema de drogodependencias
activo sin abordaje terapéutico, psicopatología grave, baja capacidad intelectual
o dificultades de comprensión del idioma.
Como criterios de exclusión se incluyen la falta de asistencia y la
conducta disruptiva a lo largo de la intervención.
Estructura de las sesiones
Normalmente, el terapeuta comenzará ofreciendo una explicación teórica
del tema que se va a trabajar; posteriormente, se realizarán dinámicas y tareas
para abordar los contenidos principales y finalmente, se concluirá con una
reflexión. Se podrá introducir el tema de la siguiente sesión con el objetivo de
que los participantes vayan reflexionando sobre el mismo.
Se propone también tareas inter-sesiones que cada participante deberá
realizar por su cuenta y que serán comentadas en la siguiente sesión.
Esta metodología será adaptada al participante y temática concreta por el
terapeuta en función de su criterio.
Diario de sesiones
Se propone la utilización por parte del terapeuta de un diario de sesiones
(ver modelo anexo) que le sea útil para su autoevaluación del desarrollo de las
mismas. Su objetivo es que el terapeuta reflexione sobre la evolución del
grupo, aspectos a mejorar, gestión del tiempo, problemas que puedan surgir,
etc.
Se cumplimentará una vez finalizada cada sesión y tras haber,
previamente, efectuado una valoración en el grupo.
60
DIARIO DE SESIONES
FECHA:
UNIDAD:
7. Otras observaciones:
61
LA ENTREVISTA COMO INSTRUMENTO DE EVALUACIÓN
62
Por tanto esta segunda entrevista es muy importante, ya que aborda
temas relacionados con la conducta violenta, las relaciones de pareja y otros
factores de riesgo que nos facilitarán el conocimiento de la problemática
concreta de cada participante.
Hay varios aspectos a tener en cuenta en la realización de la entrevista.
Primera toma de contacto. Como decíamos, la entrevista supone la
primera toma de contacto con el participante, por lo que el manejo de la misma
es fundamental para ir eliminando la sensación de incertidumbre del usuario.
Nos permitirá conocer también su actitud ante la intervención, su grado de
motivación, etc., para poder actuar en consecuencia.
Revisión de documentos. Antes de llevar a cabo las entrevistas, es
necesario recopilar toda la documentación que tengamos del sujeto (sentencia,
historial penal, informes sociales, informes de otros profesionales, etc.), para
ello utilizaremos todo el tiempo que consideremos necesario ya que es una
parte fundamental. Esta revisión tiene varias funciones:
- Nos proporcionará información de la historia delictiva y de las posibles
maniobras de manipulación del individuo en caso de que intente minimizar
o negar los hechos.
- También nos ayudará para diseñar las preguntas que queremos hacer,
porque no les hayamos encontrado respuesta en el análisis documental
anterior o algunas nuevas que nos haya sugerido dicho análisis.
- Nos puede aportar datos sobre cómo es la persona que vamos a
entrevistar y poder plantearnos una estrategia para recabar toda la
información pertinente para una buena evaluación. En este sentido, la
personalidad del usuario es fundamental para entender cómo se va a
enfrentar a la entrevista. Cualquier información que nos ayude a conocer
más al individuo nos ayudará para intentar saber qué tipo de mecanismos
de defensa puede utilizar en la entrevista, cuál va a ser su actitud, y a
partir de ahí, podamos prepararnos para la misma. Podremos elaborar
una estrategia sobre qué tipo de entrevista puede ser la más adecuada en
cada caso, qué tipo de preguntas vamos a realizar y qué pruebas vamos a
utilizar.
63
Información colateral. Cuando tengamos acceso a la información de
familiares u otros allegados, será importante recogerla para corroborar la que
nos facilite el usuario. Esta información colateral puede aclarar ciertos aspectos
de la vida y rutina del individuo.
Conducta no verbal. La entrevista es un momento único para analizar
la conducta no verbal del participante, la cual nos puede confirmar la
información verbal, enriquecerla, cuestionarla, etc. Observaremos su forma de
relacionarse, el vocabulario que escoge, etc.
A veces, tras realizar la entrevista y analizar la información obtenida,
nos damos cuenta de que no entendemos bien por qué el entrevistado ha dicho
cada cosa o qué significado tiene alguna respuesta. Por ejemplo, cuando un
individuo nos dice que bebe lo normal o que bebe socialmente; en este caso
necesitamos saber cuánto es socialmente o cuánto es lo normal, ya que
nuestra norma puede diferir de la suya. Otro ejemplo sería en los casos en que
el sujeto pueda decir que ha sido travieso en la infancia; aquí se hará hincapié
en saber exactamente qué hacía para que se le calificara como travieso, hasta
qué punto y con qué frecuencia, etc.
Estos ejemplos nos indican la importancia de prepararnos
adecuadamente antes de comenzar la entrevista, con el objetivo de obtener la
información de la manera más completa posible.
64
ENTREVISTA DE ANAMNESIS
1. HISTORIA FAMILIAR
65
2. ADAPTACIÓN ESCOLAR
- ¿Fue al colegio?
- ¿Hasta qué edad estudió?
- ¿Tuvo que dejar el colegio por algún motivo?
- ¿Le gustaba la escuela cuando era niño?, ¿qué le gustaba o
disgustaba?, ¿lo encontraba aburrido?, ¿tenía problemas para mantener
la atención?, ¿cómo le describirían sus profesores?
- ¿Qué notas obtenía?
- ¿Cómo se llevaba con los otros niños del colegio?, ¿tenía amigos
íntimos o era usted más bien solitario?, ¿tenía muchas peleas?
- ¿Qué tipo de conducta tenía en el colegio?, ¿tuvo alguna vez problemas
por conducta inapropiada?, ¿le expulsaron o sancionaron alguna vez?
- ¿Asistía regularmente a clase?, ¿con qué frecuencia hacia novillos?
- ¿Cuánto tiempo asistió al colegio?
- ¿Qué hizo después del colegio?
66
4. HISTORIAL LABORAL Y RELACIONES DE TRABAJO
5. PROBLEMAS DE SALUD
67
ENTREVISTA PSICOSOCIAL
1. AJUSTE PSICOSOCIAL
68
- ¿Fue motivo de separación o divorcio?
69
- ¿Sabe si tiene nueva pareja y familia? Si es así, ¿Qué opinión le
merece?
A. 3. Nueva relación
70
- ¿Cree que su pareja le es infiel? En caso afirmativo, ¿en qué basa su
creencia?
- ¿Le parece su pareja provocadora o que atrae excesivamente la
atención de otros hombres?
71
2.3. Conducta suicida
- A lo largo del último año,
o ¿Ha intentado quitarse la vida alguna vez? Si es así, ¿qué
procedimiento utilizó para ello?, ¿cuáles fueron las
consecuencias?
o ¿Ha pensado alguna vez en quitarse la vida? Si es así, ¿llegó
alguna vez a elaborar un plan para ello?, ¿estos pensamientos
eran recurrentes y le provocaban malestar elevado, no
pudiéndoselos quitar de la cabeza?
72
- ¿Ha habido algún episodio de violencia física hacia la víctima? (escupir,
pellizcar, empujar, agarrar, abofetear, morder, pegar con puño, dar
patadas, estrangular, tirar del pelo, pegar con palo/correa u otro objeto,
quemar, amenazarla con matar/pegar, abandonarla enferma, pegarla
embarazada) (excluye agresiones sexuales y amenazas)
- Si es así, ¿cuándo fue el primer episodio violento?
- ¿Puede describir lo que pasó?, ¿Cuál fue el motivo?
- ¿Está seguro de que no hubo algún incidente anterior que haya
olvidado?
- ¿Ha agredido o intentado agredir sexualmente a la víctima? (Exigir
relaciones sexuales y mantenerlas bajo amenaza o coacción, forzar a
mantener relaciones sexuales mediante uso de la violencia (violación),
introducción de objetos, obligar a actos sexuales no deseados, insultos,
ridiculizaciones, golpes, obligar a mantener relaciones con terceros)
- ¿Ha tenido alguna vez un ataque de celos que haya dado lugar a una
agresión física a su pareja actual u otras anteriores?
- ¿Ha amenazado a la víctima: de muerte, o de provocar lesiones graves,
o de utilizar un arma en su contra?
- ¿Ha realizado alguna de las siguientes conductas alguna vez con la
víctima: Humillarla/insultarla/ en público, echarle la culpa cuando las
cosas salen mal, exigir que atienda mejor a los hijos y/o el hogar,
prohibirle hablar/salir con amigas, cortarle llamadas telefónicas,
llamarla continuamente para asegurarse que está en casa, contarle
aventuras amorosas, criticar su apariencia física, amenazar con dejarla
por otra, amenazar con quitarle los hijos, amenazar con matar a los hijos
y suicidarse si le deja, matarle la mascota, romper objetos, romperle
ropa u objetos personales preferidos, negarle dinero?
- ¿Ha utilizado armas con la intención de matar a la víctima?
- ¿Con que frecuencia había incidentes violentos durante la relación?
- ¿Alguna vez necesitó ella hospitalización, atención médica o psicológica
después de un episodio violento? Si es así, especifique.
- A lo largo del último año, ¿ha habido un incremento en el número o
intensidad de las agresiones llevadas a cabo hacia su pareja?
- ¿Cuales eran/son los motivos más frecuentes de discusión?
73
- ¿Sabe con anticipación cuando se va a poner violento?
- ¿Alguna vez ha incumplido una orden de alejamiento? Si es así, ¿Este
incumplimiento ha derivado en una detención?
- ¿Ha presenciado alguno de sus hijos algún episodio de violencia? Si es
así, ¿Qué pasó?, ¿Estuvo su hijo implicado en el episodio?, ¿cree que
eso le afectará en el futuro?
- ¿Alguna vez ha castigado físicamente a sus hijos? Sí es así, ¿por qué
motivos y con qué frecuencia?
- ¿Han mostrado sus hijos conductas problemáticas en casa o en el
colegio?
74
PROGRAMA DE TRATAMIENTO: UNIDADES DE
INTERVENCIÓN
75
UNIDAD 1: PRESENTACIÓN Y MOTIVACIÓN AL CAMBIO
1. INTRODUCCIÓN
Las sesiones iniciales de cualquier programa de intervención tienen una
importancia especial ya que los participantes suelen presentar un gran
desconocimiento respecto al programa, sobre cuáles van a ser sus contenidos,
el grado de participación que van a tener que mostrar, etc.
Del resultado de este primer contacto depende la imagen que el
participante se haga de la intervención, y por tanto, puede influir en su
permanencia en la misma. Es por ello fundamental dedicar varias sesiones al
conocimiento mutuo, a la información práctica, etc. El objetivo será que cuando
finalicen estas sesiones, los miembros del grupo tengan información suficiente
para que la ansiedad que les puede suponer un trabajo terapéutico de este
tipo, sea menor y, por otro lado, que se encuentren preparados para empezar a
trabajar en grupo y a compartir experiencias.
En este sentido, hay que tener en cuenta que las personas que van a
iniciar el programa suelen presentar muy poca motivación y una actitud a la
defensiva, ya que no suelen ser conscientes de la necesidad de realizarlo.
Normalmente, cuando una persona acude a una terapia psicológica lo
hace porque considera que tiene un problema y que necesita ayuda. No suele
ser éste el caso de los delincuentes en general y de los hombres condenados
por un delito de violencia de género en particular, sino que las motivaciones
para acudir a un programa de tratamiento suelen ser instrumentales (evitar el
ingreso en prisión, conseguir beneficios penitenciarios, etc.).
Esta motivación de tipo extrínseco puede mantenerles en el programa
pero esto no quiere decir que su actitud y participación sean las deseables. En
muchos casos además nos encontramos con un abandono del programa por
esta falta de motivación.
Intentar que la motivación de los participantes pase de ser extrínseca a
ser intrínseca va a ser uno de nuestros primeros objetivos.
El Modelo Transteórico del Cambio de Prochaska y DiClemente
(Prochaska, DiClemente y Norcross, 1992) ha sido uno de los más utilizados
76
para analizar y trabajar este tema. Está formado por seis estadios que
pasamos a describir a continuación, incorporando como ejemplos las
expresiones frecuentes que detallan Echeburúa y colaboradores en 2009 para
poder identificar adecuadamente en qué fase se encuentra cada participante.
- Pre-contemplación: etapa en la que el sujeto no es consciente de que
tiene un problema, lo niega, y no tiene ninguna intención de cambiar.
Ejemplos: “lo que ella dice es falso”; “ella me provoca todo el tiempo y no
me deja en paz”, “la que tiene que cambiar es ella”, “ella también me
maltrata psicológicamente”.
- Contemplación: el sujeto empieza ya a plantearse que tiene un problema
y que debe realizar algún cambio aunque aún no toma ninguna decisión ni
emprende ninguna acción. Ejemplos: “cada vez me doy más cuenta de
que, cuando me enfado, hago daño a mi pareja”, “ahora veo que la
violencia es un problema”, “creo que sería bueno que me enseñaran a
controlarme”.
- Preparación para la acción: en este momento el sujeto ya ha decidido
realizar alguna acción para solucionar su problema y empieza a dar los
primeros pasos. Ejemplos: “desde hace dos semanas no he tenido
problemas con mi mujer”, “estoy decidido a venir a tratamiento y poner de
mi parte para estar bien con ella”, “es la última oportunidad que me da”.
- Acción: el sujeto empieza a llevar a cabo conductas para solucionar su
problema y empieza a conseguir logros al respecto. Ejemplos: “aunque no
resulta fácil, todo parece ir bien”, “cuando mi pareja me pone nervioso, la
evito yéndome a otra habitación”, “cuando me agobio, hago lo que tú me
dijiste”, “ahora, por lo menos, podemos hablar”.
- Mantenimiento: período durante el cual el sujeto ha logrado una
permanencia temporal de las modificaciones producidas y utiliza
estrategias para prevenir las recaídas. Ejemplos: “ahora me controlo
mucho, pero aún tengo miedo de perder el control”, “suelo evitar los
conflictos y discusiones porque no quiero alterarme”, “ella también tiene
derecho a decidir”.
- Finalización: el sujeto considera que su problema está finalmente
solucionado.
77
Este modelo, elaborado originariamente para su aplicación en el campo
de las drogodependencias, ha sido posteriormente aplicado en otros ámbitos.
Concretamente, en el caso de la violencia de género, se ha encontrado que
son 4 las etapas de cambio que pueden observarse: precontemplación,
contemplación, acción y mantenimiento (Levesque, Gelles y Velicer, 2000;
Prochaska y Levesque, 2002).
Como decíamos, la mayoría de las personas que van a acudir al
programa de intervención estarán en la primera de las fases, negando
totalmente la posibilidad de tener un problema que solucionar. Según
Quinteros y Carbajosa (2008) una de las causas de esta absoluta falta de
motivación puede ser el gran lapso de tiempo que suele pasar desde la
denuncia hasta el inicio de la intervención. También influye el hecho de que
normalmente, estas personas han estado ejerciendo conductas de maltrato sin
tener consecuencias legales, por lo que, aunque en un primer momento tras la
conducta de maltrato pudieran haber aparecido sentimientos de culpa y
reconocimiento de los hechos, cuando va pasando el tiempo aparecen de
nuevo los mecanismos de defensa, las justificaciones, etc.
Esta situación puede resultar desalentadora, sin embargo, es necesario
destacar que la motivación es un objetivo progresivo que se debe trabajar a lo
largo de todo el programa.
En este sentido, Gillis y Grant realizaron un estudio en 1999 con 1.100
sujetos que estaban cumpliendo libertad condicional en Inglaterra. Evaluaron la
motivación de los sujetos clasificándolos posteriormente en tres grupos:
- Genuinamente motivados.
- Con motivación favorecida por los terapeutas (aunque inicialmente no
motivados).
- No motivados.
En un período de seguimiento de tres años, encontraron que, del grupo
de los sujetos genuinamente motivados, el 83% no cometió ningún delito ni
incumplió ninguna regla de las impuestas; del grupo con motivación favorecida,
actuó de esta forma el 78% y en el grupo no motivado, el 42%.
Obviamente se comprueba el papel fundamental de la motivación en el
éxito terapéutico pero también se constata que, en las personas inicialmente no
78
motivadas que consiguen estarlo tras el trabajo terapéutico, su tasa de éxito es
también muy elevada.
Para conseguir que los sujetos pasen de una etapa de pre-
contemplación a una etapa de contemplación, es necesario que sean
conscientes:
- Por un lado, de que su conducta es inadecuada y de las consecuencias
negativas que ha tenido la misma para él y los suyos.
- Por otro lado, de que existen otras formas de relacionarse en pareja,
más beneficiosas para él y sus allegados.
Como decíamos, estos objetivos estarán presentes a lo largo de todo el
programa, pero es importante tenerlos en cuenta desde el inicio. En estas
primeras sesiones, el terapeuta irá comprobando en qué fase de cambio se
encuentra el penado, y podrá ajustar su intervención en función de ello.
Algunas de las estrategias que se pueden utilizar para fomentar la
motivación de los penados están directamente relacionadas con el propio estilo
terapéutico. Quinteros y Carbajosa (2008) proponen las siguientes:
No confrontar, sino cuestionar con preguntas, buscando las
lagunas de su discurso (exageraciones, contradicciones). A pesar de que
la confrontación es una técnica terapéutica que se utilizará a lo largo del
programa, no es la más adecuada en el inicio, fundamentalmente si el grado de
motivación al cambio es muy bajo, ya que normalmente los mecanismos de
defensa y la desmotivación están claramente presentes y la confrontación
puede dar lugar al rechazo. Es mucho más útil plantear preguntas abiertas, que
animen al sujeto a exponer abiertamente su opinión, sus experiencias, etc. A
partir de sus comentarios, utilizaremos el resumen reflexivo e iremos
detectando las incongruencias y exageraciones que presenta para saber cómo
enfocar posteriormente la intervención.
Escucha empática, pero sin justificar. Debemos adoptar una actitud
de escucha, entendiendo a la persona, pero sin justificar su comportamiento.
No utilizar el término maltratador. Para evitar el etiquetado, el rechazo
y la profecía autocumplida.
Reforzar la presión externa. Es importante poner sobre la mesa sin
tapujos la importancia que tiene la participación en el grupo y las
consecuencias que se pueden derivar si lo abandona. Al mismo tiempo,
79
debemos dejar claro, que el objetivo del programa no es juzgarle ni condenarle
sino ayudarle.
Tratar diferentes temas, no exclusivamente los relacionados con la
conducta de maltrato. En las primeras sesiones va a ser más útil tratar de
temas genéricos de la vida del penado que no sean concretamente las
conductas de maltrato. Esto le permitirá participar activamente de manera más
relajada y con una actitud menos defensiva y más positiva. Tratar este tipo de
temas tiene además otra función, que es ir conociendo progresivamente a cada
sujeto, su historia vital, su conducta, su personalidad, etc.
Hablar de otras relaciones de pareja. A veces, cuando se pregunta a
los sujetos por sus relaciones anteriores de pareja, hablan con más libertad y
menos presionados, por lo que pueden contar episodios que nos den pistas
sobre sus actitudes y conductas en las relaciones sentimentales. También
puede ser útil hablar de otras parejas, por ejemplo de amigos o analizar
relaciones que aparezcan en películas, que nos den su opinión sobre cómo se
llevan, qué cosas criticaría o haría de otra manera, etc.
Redireccionar su discurso hacia él mismo, intentando evitar que
hable continuamente de la víctima y de la ley. En las primeras sesiones es
muy frecuente que los participantes hablen constantemente de la víctima,
culpabilizándola de todo lo ocurrido, así como de la ley y de su injusticia. En
estas ocasiones, intentaremos redireccionar el discurso hacia el sujeto y su
conducta, haciendo alusión a que la persona que está realizando el programa
es él y que es por tanto en quien debemos centrarnos.
Gestionar la actitud desafiante. En muchas ocasiones, los penados
adoptan una actitud desafiante con el propio terapeuta, culpabilizándole
también de alguna manera de su problema y de tener que asistir al programa.
Es importante saber gestionar esta situación, manteniéndonos firmes y
aclarándole que, lejos de obligarle a asistir, nuestro papel está centrado en la
ayuda y la resolución del problema.
Otras estrategias terapéuticas, destacadas por Redondo (2008), son:
- Evitar la discusión
- Trabajar la resistencia al cambio
- Reforzar las conductas positivas de los sujetos, sus expresiones de
cambio
80
- Ser activo y directivo
- Ser asertivo
- No juzgar, mostrar respeto
- Mostrar autenticidad
- Tener un estilo terapéutico flexible
- Promocionar la expresión emocional por parte de los sujetos
2. OBJETIVOS
- Presentación de los terapeutas.
- Presentación del programa (objetivos, características y metodología).
- Presentación de los miembros del grupo.
- Establecimiento de las normas y objetivos del grupo y aceptación de
compromisos.
- Mejora de las habilidades de comunicación para el trabajo en grupo.
- Fomento de la motivación para iniciar la intervención.
- Inicio en la autorreflexión.
81
3. TECNICAS TERAPÉUTICAS
Presentación y normas
En primer lugar, empezaremos presentándonos como terapeutas,
diciendo nuestro nombre y explicando cuál va a ser nuestro cometido durante
el tiempo que va a durar el programa.
Antes incluso de pasar a las presentaciones de los participantes,
aprovecharemos para contar el objetivo del programa y cuáles van a ser sus
características. El objetivo del tratamiento es claro: desarrollar estrategias que
permitan controlar la ira, la violencia y malos tratos de cualquier tipo dirigidos
hacia mujeres con las que mantienen o mantendrán un vínculo afectivo. Y por
extensión hacia cualquier persona, familiar o no. En última instancia, evitar la
reincidencia.
Situaremos a los participantes en lo que será el desarrollo del programa
de tratamiento, exponiendo a grandes rasgos las áreas de intervención de las
que nos ocuparemos.
También explicaremos la metodología a utilizar, el número estimado de
sesiones, la duración de las mismas, etc.
Se indicarán las consecuencias que se derivan del incumplimiento del
programa y, en el caso de las medidas alternativas, de nuestra obligación de
informar al Juez de cualquier incidencia que se produzca durante el mismo.
Es importante que de estas explicaciones los participantes concluyan
que la intervención que van a recibir implica abordar aspectos que no van a ser
siempre sencillos, pero que el objetivo es, en última instancia, la ayuda y la
enseñanza de conductas alternativas para las relaciones de pareja. Es
importante que perciban a los terapeutas como una figura de ayuda, y el
programa, como una oportunidad para aprender algo nuevo que puede ser muy
beneficioso en sus relaciones posteriores.
Evitaremos totalmente el uso del término “maltratador” para referirnos a
los componentes del grupo.
82
Posteriormente pasaremos a realizar una de las dinámicas de
presentación propuestas con el objetivo de que los miembros del grupo
empiecen a conocerse y se comience a crear un clima de confianza.
A continuación se establecerán las normas del grupo que imperarán
durante todo el tiempo que dure el programa. Para ello, se utilizará la técnica
de la lluvia de ideas, guiada por el terapeuta para conseguir un consenso en las
mismas (ver anexo 1 para ejemplos de normas que se pueden establecer).
Una vez elegidas las normas, se procederá a la elaboración de un
contrato conductual en la que el participante se comprometa a cumplir con las
mismas.
83
Motivación
Como se ha comentado anteriormente, la motivación de los
participantes al iniciar el programa suele ser muy baja. Se han visto ya en la
introducción algunas estrategias terapéuticas a tener en cuenta en este
sentido.
Para introducir el tema, se pedirá a los participantes que expliquen cuál
es su motivación para estar en el grupo y sus expectativas hacia el mismo.
Probablemente los motivos irán dirigidos a la búsqueda de beneficios
penitenciarios o, en el caso de las medidas alternativas, a la obligatoriedad en
sentencia de participar en un programa.
En segundo lugar se les pedirá que escriban en un papel las ventajas e
inconvenientes que, según ellos, tiene la realización del programa para él, para
la víctima, para sus hijos y para una posible futura pareja. Se pondrán en
común sus respuestas, iniciándose por parte del terapeuta estrategias para ir
mejorando este aspecto en los participantes.
Se proponen varias dinámicas para la mejora de la motivación que el
terapeuta deberá valorar si las realiza de manera individual, o en grupo. Son
dinámicas y técnicas que deberán tenerse en cuenta a lo largo de todo el
programa para elegir las más adecuadas en función de la motivación que
presente cada participante.
Autorreflexión
El último aspecto que vamos a trabajar en esta unidad es el fomento de
la autorreflexión. Una de las técnicas terapéuticas que se van a utilizar a lo
largo de todo el programa será la reflexión sobre la propia vida, la
introspección. Puede resultar difícil para los participantes profundizar en temas
personales o analizar qué aspectos de su vida han podido influir en su
comportamiento actual. Para iniciarles en esta nueva técnica, les pediremos,
como tarea entre sesiones, que realicen una autobiografía personal.
Los objetivos de esta tarea son:
- Identificar aspectos más concretos del funcionamiento del sujeto que son
útiles para el posterior tratamiento.
- Reflexionar sobre su propia vida, identificando los aspectos positivos y
negativos de sus experiencias.
84
- Tomar conciencia de su capacidad de afrontamiento.
- Identificar qué factores pueden estar en el origen de su conducta
desadaptada.
Cada participante leerá su autobiografía y posteriormente el profesional,
teniendo en cuenta estos objetivos, guiará la reflexión, haciendo hincapié en la
dificultad de seleccionar los aspectos más relevantes para hacer una síntesis
de toda una vida, la diferencia entre hechos y emociones, las posibles
interconexiones entre determinadas situaciones, etc.
3.2 Dinámicas
85
el del círculo exterior, ahora sólo hablará el del círculo interior igualmente hasta
que el terapeuta diga ¡ya!
Dinámicas de comunicación
- Dinámica relacionada con la intervención, la exclamación y la
interrupción como tres elementos fundamentales en la comunicación.
1. El terapeuta hace la presentación fijando la atención específicamente en
los tres elementos de la comunicación: intervención, exclamación e
interrupción. Puede valerse para ello del texto que figura en el anexo 2.
2. Se presenta a debate un asunto, escogido bien por el terapeuta, bien
por el grupo. Se procurará que el tema del debate sea sencillo y generador
de opinión pero no polémico.
3. Se subdivide el grupo en dos subgrupos, uno de acción y otro de
observación.
4. El terapeuta escoge, dentro del grupo de acción, a los que harán la
intervención, a los que pondrán en juego la interrupción y a los que harán la
exclamación.
5. Para lograr un mayor éxito en el ejercicio, el terapeuta llamará a parte a
los que van a realizar estas funciones y les dará las siguientes
instrucciones:
a) A los que intervienen: Vuestro papel será procurar el diálogo entre los
miembros del grupo de acción. Eso significa que debéis prestar mucha
atención e intervenir en cuanto no entendáis algo. Procuraréis aportar
calidad y concisión al mensaje de los que hablan. Vosotros estáis para
confirmar que el mensaje que dicen tiene éxito, que es entendido por
vosotros. Vuestras intervenciones solamente se orientarán a que los demás
vean que vosotros realmente entendéis; y lo único que podéis hacer es
formular preguntas esclarecedoras.
b) A los que interrumpen: Vuestro papel será de atropellar el esfuerzo de
comunicación de los otros miembros del grupo de acción que se van a
querer comunicar; metéis ideas nuevas, refutáis otras, introducís salidas de
humor no apropiadas o tenéis salidas descabelladas. Pero debéis realizar
vuestro papel con discreción para no hundir el debate; sólo se trata de
dificultarlo. Hacéis unas cuantas interrupciones, las suficientes para que
86
quede caracterizado y perfilado bien vuestro papel, pero teniendo cuidado
de no destruir el proceso de comunicación del grupo.
c) A los que exclaman: Vuestro papel será de apoyo y construcción, cosa
que podéis hacer simplemente con movimientos de cabeza, con una
sonrisa, con cualquier gesto de la mano, del cuerpo, etc. También os podéis
mostrar confusos, interviniendo con exclamaciones breves: «¿qué?», «no
entiendo», «no me entero», «no me aclaro», «¿quieres repetir?».
6. A continuación el terapeuta deberá instruir al grupo de observadores.
Cada miembro de este grupo deberá anotar en una hoja los elementos que,
a su parecer, juegan los papeles de intervención, interrupción y
exclamación, además de anotar otras observaciones sobre los papeles que
se están desarrollando y sobre todo lo que está pasando.
- Técnicas de escucha activa: comentar y practicar con los participantes
las técnicas que aparecen en el anexo 3.
- Dinámica sobre la relación entre conducta verbal y no verbal:
Se dividirá el grupo en dos partes, de tal manera que se formarán
parejas de conversación, uno de los miembros de la pareja tendrá que contar
algo de su vida que le parezca divertido y el otro escuchará. A los participantes
que les toca escuchar, los reunirá previamente el terapeuta indicándoles que,
durante el tiempo que dure la historia que les está contando la otra persona,
adoptarán tres actitudes diferentes exclusivamente a través de la conducta no
verbal: en primer lugar, indiferencia, en segundo lugar, aburrimiento y en tercer
lugar, interés. Empezarán con la actitud de indiferencia, y, cuando el terapeuta
dé una palmada (a los 2 minutos, aproximadamente) cambiarán a la actitud de
aburrimiento, y cuando oigan la tercera palmada (a los 2 minutos), cambiarán a
la actitud de interés. Cuando finalicen la actividad, los participantes que han
estado hablando explicarán cómo se han sentido en los tres momentos
diferentes y los que han estado callados, explicarán cómo han percibido el
cambio de actitud en el que hablaba en función del papel que jugaban en cada
momento.
87
un grupo. Lo contestarán de manera individual, luego lo comentarán en parejas
y finalmente se realizará una discusión grupal.
- El lazarillo: se trata de guiar a un compañero que está con los ojos
vendados. El objetivo es lograr una confianza suficiente para que se pueda dar
la cohesión grupal que buscamos. Consignas:
o Se mantendrá silencio durante todo el ejercicio.
o Cada uno debe estar atento a los sentimientos que vive
interiormente y los que vive su pareja, en la medida que los
perciba.
La mitad del grupo tiene los ojos vendados. Están agrupados de dos en
dos (un ciego y un guía). Los guías eligen a los ciegos, sin que sepan quien les
conduce. Durante 10 minutos los lazarillos conducen ciegos, después hay un
cambio de papeles (se elige pareja de nuevo, ahora escogen los que antes
hacían de ciegos). Se valorarán los sentimientos vividos y su importancia.
- El jardinero: consiste en recoger un objeto con los ojos tapados a
través de un itinerario. Los participantes se sitúan en dos filas frente a frente a
dos metros de distancia aproximadamente, representando los árboles de una
avenida. La primera persona que hace de jardinero tiene que situarse en un
extremo de la avenida (pasillo) con los ojos vendados, debiendo ir en busca del
objeto que se determine que se encuentra en el otro extremo de la avenida.
Este trayecto debe hacerse sin tocar los árboles. Sucesivamente van saliendo
nuevos jardineros, hasta pasar todo el grupo. Se puede complicar el itinerario
haciendo que el pasillo tenga curvas, obstáculos, etc. Se evaluará cómo se han
sentido.
- Cada participante escribe en un papel un problema propio a la hora de
comunicarse. Posteriormente, se unen todas las papeletas en una caja. Cada
individuo recoge una papeleta del montón, y la lee, interiorizándolo, y
exponiéndola ante los demás integrantes del grupo, como si el problema fuera
suyo propio. El resto del grupo debe dar alternativas para superarlo.
- Cada participante rellenará de manera individual un pequeño
cuestionario sobre el grupo, con preguntas del tipo: en este grupo mi papel
es…, este grupo tiene de positivo…, este grupo tiene de negativo…, para
mejorar el ambiente de grupo yo creo… Posteriormente se comentará entre
todos.
88
Dinámicas de motivación
Existen algunas técnicas que podemos usar en función de la fase en la
que estén cada participante en su proceso de cambio. Vamos a ir viendo cada
una de las fases, qué riesgos presenta y qué técnicas o ejercicios podemos
realizar para continuar la evolución hacia el cambio.
Precontemplación
En esta fase, como decíamos, el individuo no es consciente o no
reconoce que tiene un problema, aunque los que le rodean o le conocen sí
puedan verlo. No quiere cambiar. Algunos de los mecanismos que se pueden
detectar en esta fase son:
o Negación o minimización: se niega la realidad, el problema. Se echa la
culpa a otros. Se minimiza el problema.
o Racionalización: se busca una causa racional y lógica al
comportamiento.
o Proyección y desplazamiento: consiste en ver en los demás nuestro
problema sin vernos a nosotros mismos.
o Interiorización: consiste en interiorizar un sentimiento y ocultarlo dentro
tapándolo con otro y así dejar de sentirlo.
Nuestro objetivo por tanto, con los participantes que se encuentren en
esta fase será hacerles conscientes de que hay barreras que les impiden ver
los problemas y que es necesario conocer las barreras para poder derribarlas o
rodearlas. También puede ser útil utilizar argumentos de peso, aunque no sean
los ideales, del tipo: “el programa es necesario para que no ingreses en
prisión”, “si no realizas el programa tienes muchas menos posibilidades de salir
de permiso”, etc.
Se puede abordar este tema, pidiéndole al sujeto que conteste a la
siguiente autoevaluación con los problemas que le puedan surgir en general,
para conocer cómo suele enfrentarse a las adversidades de manera natural.
Posteriormente, se le pedirá que conteste respecto al problema de la violencia
de género, para saber si se ha planteado que tiene un problema y que debe dar
pasos de cambio.
Pensando en un problema que tengas actualmente, rellena con el
número que refleje la frecuencia en la que utilizas cada una de las
89
herramientas que se plantean. Sé honesto y realista ya que sirve para evaluar
tu progreso en el proceso de cambio y conocer en qué fase estás.
Recuerdo la información que me han dado sobre los beneficios de superar el problema
PUNTUACIÓN
Los precontempladores suelen obtener una puntuación menor a diez puntos, los que
han llegado o pasan a contempladores obtienen más de 10.
Contemplación
En esta fase, el sujeto ya es consciente de que tiene un problema y se
empieza a plantear dar pasos para cambiarlo. Es el momento en el que busca
información sobre su problema, para poder actuar.
Las personas que se encuentran en esta fase, pueden tener los
siguientes riesgos, que debemos manejar:
- Miedo al fracaso, al cambio; inseguridad, desconocimiento.
- Búsqueda de la verdad absoluta.
- Espera del momento mágico.
- Acción prematura.
Debemos ayudar a la persona que está en esta fase sin demorar el
proceso ni acelerarlo, sino acompañarlo.
En esta fase, podemos utilizar el “despertar emocional”, utilizando las
emociones como impulso para cambiar. No significa despertar el miedo o el
acongoje emocional, pero hay personas que necesitan un acontecimiento
dramático para cambiar.
Técnicas que se pueden utilizar:
- Ver películas o documentales que traten el tema de la violencia de
género y sus consecuencias.
- Usar la imaginación: imaginarte cómo serás dentro de cinco años,
cuando hayas cambiado, y si no has cambiado, cómo te verán los demás.
90
La siguiente autoevaluación nos puede servir de ayuda para saber si la
persona está preparada para la fase siguiente dentro del estado de
contemplación:
PUNTUACIÓN
91
- Que el participante se cree una nueva imagen de sí mismo,
preguntándose qué cosas ganará, cómo se sentirá, qué pensarán sus
seres queridos, etc.
- Evaluar pros y contras de lo que supondrá el cambio para cada uno. Si
los contras son más valiosos que los pros es que aún no está preparado
para cambiar, tiene que investigar más, conocerse más, etc.
Estoy seguro de que estar contento conmigo mismo me lleva a dejar mi problema, a
solucionarlo.
Me pone enfermo sólo pensar en rendirme ante mi problema.
PUNTUACIÓN
92
- Establecer una fecha para empezar a cambiar.
- Hacerlo público. Los compromisos públicos son más poderosos, porque
así se busca la comprensión y apoyo de los demás. Se les implica en la
búsqueda de la solución al problema.
- Crear un plan de acción específico.
PUNTUACIÓN
Para estar preparado para una acción efectiva, la suma de autoevaluación debería ser
de 14 o más. Si la suma es más baja, el participante tiene todavía trabajo que hacer en el
proceso de compromiso hasta que se pueda mover hacia delante con éxito.
Acción
La acción real y efectiva empieza con el compromiso. Una vez que nos
hemos comprometido a cambiar, es hora de actuar. Es la fase donde se
desarrollan comportamientos más directos y decididos. Ahora es cuando se
necesita emplear más voluntad, compromiso y energía.
Los riesgos con los que nos podemos encontrar en esta fase son:
- Tomarse la preparación a la ligera, lo cual puede desembocar en volver
a la conducta problema ante la primera dificultad.
- El mito de la bala mágica: no hay una solución sencilla a
comportamientos problemáticos complejos. No podemos pensar que hay
una técnica que hará el camino más fácil. No existen respuestas sencillas
y rápidas. No hay cambio sin trabajo y sacrificio.
93
- Más de lo mismo. Hay que evitar seguir utilizando métodos que en el
pasado pudieron ser útiles para la conducta problema pero que ya han
dejado de serlo por el motivo que sea. Hay que entender que las
situaciones cambian, y el éxito del pasado no garantiza la validez para
siempre.
Si el participante está en esta fase, es la situación ideal para comenzar a
trabajar los diferentes aspectos que incluye el programa.
5. LECTURAS RECOMENDADAS
- Fritzen, S. J. (1988). 70 ejercicios prácticos de dinámica de grupo.
Santander: Sal Terrae.
- Fritzen, S. J. (1987). La ventana de Johari. Santander: Sal-Terrae.
- Stevens, J. (2007). El darse cuenta. Santiago de Chile: Cuatro Vientos.
94
Anexo 1
95
Anexo 2
96
Pablo iba a tener que ir mucho más tarde y que por eso tenía que informarse
bien).
Esta interrupción no solamente engendró confusión, sino que también
hizo perder tiempo y fastidió a los demás que también estaban
aprovechándose de las indicaciones que Juan daba a Pablo pues tampoco
ellos tenían bien clara la situación de la casa. Juan se vio obligado a repetir
todas las instrucciones que los demás ya habían captado.
En este ejemplo, la exclamación podía haber aparecido de modo
diferente, con un movimiento de cabeza de alguno que diera a entender que se
estaba comprendiendo, o de cualquier otra forma.
La exclamación generalmente no detiene la corriente de ideas o el
discurso. El acto de la intervención generalmente mejora la comunicación.
Por ejemplo, uno podría haber dicho que en el cruce de que le hablaba
había obras y que en consecuencia le diera otros caminos alternativos por si
acaso.
La interrupción, por otro lado, no es una simple intervención en la
conversación. Es una verdadera interrupción y muchas veces produce tensión.
Una persona, al hablar, cae perfectamente en la cuenta si quien le escucha es
o no receptivo. Cuando se nota que los oyentes interrumpen fácilmente o no
contribuyen positivamente ni aceptan el diálogo, hay que tomar medidas
preventivas que tiendan a evitar interrupciones, como hablar un poco más
deprisa, levantar un poco el tono de la voz o decir algo como «sólo un minuto,
por favor», «voy a terminar antes lo que estamos diciendo», etc. En resumen,
la persona que sabe intervenir efectivamente contribuye a la comunicación; la
que interrumpe entorpece y desplaza la atención a planos secundarios.
La comunicación entre las personas no debe acontecer como por
casualidad o accidente, sino que, por el contrario, debe ser el resultado de fun-
ciones claramente comprendidas por los interlocutores y oportunamente
ejercidas. Cada persona debe hacerse responsable de la totalidad del diálogo,
intercambiando las diversas funciones según momentos y conveniencias.
Todos deben efectivamente escuchar, observar y repartirse los componentes
del proceso ofreciendo su contribución personal de manera manifiesta y clara.
Facilitar la comunicación significa dar entradas a las intervenciones. Tales
97
intervenciones pueden ser verbales o no y deben ser oportunas, de forma que
sumen calidad al diálogo.
Todos deben entender que la persona que interviene efectivamente
procura ayudar a una mejor comprensión de las cosas y de las personas. No
olvidemos que solamente la buena intervención tiene ese poder.
Distorsiones:
En la transmisión oral, los preconceptos y los prejuicios, las preocupa-
ciones y el sentimiento se integran en el mensaje recibido y se agregan a los
malos hábitos para distorsionar lo que se oye. La historia del eclipse de sol que
J. R. Whitaker narra en su libro «Técnica de comunicación humana» ilustra las
distorsiones provocadas por las deficiencias en la recepción de la escucha.
«El Capitán al Sargento-Ayudante:
- Sargento, como mañana hay un eclipse de sol, ordeno que la
compañía esté formada, con uniforme de campaña, en el campo de instrucción,
donde daré una explicación en tomo a este raro fenómeno que no acontece
todos los días. Si, por casualidad, llueve, no podremos ver nada y, en tal caso,
mantenga a la compañía dentro del cuartel.
El Sargento-Ayudante al Sargento de día:
- Sargento, por orden de mi Capitán mañana habrá eclipse de sol en
uniforme de campaña. Toda la compañía habrá de estar formada en el campo
de instrucción, donde el Capitán dará las explicaciones necesarias, cosa que no
ocurre todos los días. Si llueve, el fenómeno será el mismo pero dentro del
cuartel.
El Sargento de día al Cabo:
- Cabo, nuestro Capitán hará mañana un eclipse de sol en el campo de
instrucción. Si llueve, cosa que no ocurre todos los días, no se podrá ver nada.
En uniforme de campaña el capitán dará la explicación necesaria, dentro del
cuartel.
El Cabo a los Soldados:
- Soldados, mañana para recibir el eclipse que dará la explicación
necesaria sobre nuestro capitán, el fenómeno será en uniforme de instrucción.
Esto, si llueve dentro del cuartel, lo que no acontece todos los días.»
98
Anexo 3
99
Anexo 4
POSICIONAMIENTO
FRASES
DA I EC A
1. Un grupo (grupo-clase, pareja sentimental, familia…)
puede alcanzar la madurez sin asumir necesariamente
una responsabilidad respecto al miembro o al resto de
los miembros del grupo del que forma parte.
2. Adoptar posturas de responsabilidad grupal implica
asumir actitudes de comunicación y escucha con
respecto a los miembros del grupo al que perteneces.
3. Para mostrarse como un miembro constructivo de
cualquier grupo al que pertenezca es necesario cooperar
para conseguir los objetivos comunes en lugar de
competir unos contra otros.
4. Cuando el miembro de un grupo trata de imponer su
voluntad es difícil llegar a un consenso en el que todos
asuman su responsabilidad en la decisión tomada.
5. Comportarse como un miembro constructivo de un
grupo implica hacer frente a los desacuerdos, en lugar
de ignorarlos y buscar soluciones.
6. Para que un grupo sea eficiente es necesario que
todos y cada uno de sus miembros contribuyan
responsablemente al trabajo o funciones propias que
desempeña en dicho grupo al que forma parte.
7. Para que cada miembro se sienta responsable en el
grupo al que pertenece es necesario que existan unas
normas claras y definidas sobre los límites y
competencias que cada uno ha de desempeñar en la
relación que le une.
DA: de acuerdo
I: indiferente
EC: en contra
A: absurdo
100
UNIDAD 2: IDENTIFICACION Y EXPRESION DE EMOCIONES
1. INTRODUCCIÓN
El objetivo de esta unidad es ayudar a los participantes a que sean más
conscientes de lo que sienten y de porqué lo sienten. Y también a que
aprendan a expresar sus emociones alejándose de sustitutivos racionales. Se
trata por tanto de un trabajo de educación emocional o sentimental.
La forma sexista de construir la identidad, asocia los valores femeninos
con la debilidad, la emotividad y la sumisión; y los valores masculinos con la
fuerza, el control y la dureza emocional. La educación tradicional del niño
orienta hacia la acción (lo exterior) reprimiendo la expresión de algunas
emociones, es decir las consideradas femeninas. A los niños se les permite en
mayor medida que a las niñas exteriorizar la ira y la hostilidad. Por el contrario,
a las niñas se les enseña a pensar sobre las emociones, a ser empáticas y a
expresar la tristeza.
Las mujeres adolescentes tienen una mayor tendencia a la depresión
porque utilizan menos estrategias activas (hacia fuera) de resolución de
problemas o de distracción, teniendo más tendencia a rumiar los problemas, a
hablar de ellos y a pedir ayuda. Los chicos adolescentes por su parte
protagonizan más episodios violentos, también de forma más grave, y su
tendencia hacia el suicidio es mucho mayor puesto que sus estrategias
emocionales para resolver problemas no están desarrolladas (Díaz- Aguado,
2008).
Existiría entonces una dificultad de (inter)comunicación entre hombres y
mujeres que se acentúa dentro de una relación íntima. Una parte de la pareja
necesita comprensión de su estado emocional y la otra parte se siente incapaz
de entender que eso sea importante. En el ámbito de la terapia de parejas esto
es bien conocido y se resume del siguiente modo: “si no podemos hablar de
nuestros problemas, es que nuestro matrimonio va mal”, dicen las mujeres,
mientras que los varones expresan “si tenemos que hablar de nuestros
problemas, el matrimonio va mal” (Beck, 1997).
Los planos diferentes de necesidades de comunicación y afecto de
hombres y mujeres, unidos a la presencia de mitos y estereotipos sexistas
101
podrían llegar a producir pautas (conductas) de control y agresión de género.
Será objeto de trabajo en la unidad dedicada al desarrollo de la empatía y de
toda la segunda parte del programa.
Los varones agresores experimentan emociones, pero no las llegan a
identificar ni a expresar. Esto genera una mayor tensión que puede llegar a
desbordarles. En el caso de una agresión física el autor puede justificarla de
forma paradójica: “estaba nerviosa, insoportable. Le das un bofetón y se queda
como la seda” Pero ¿quién es el que realmente se tranquiliza? El
desbordamiento sin embargo no puede utilizarse como justificación o defensa,
puesto que todo acto violento depende de la voluntad primaria de quien lo
ejerce.
En esta unidad se dedica espacio a la concepción del amor por parte del
participante. Partimos de la idealización de lo que es y debe ser el amor en la
pareja para ir presentando una serie de mitos sobre ello. El debate racional
sobre estos aspectos puede continuarse en la unidad siguiente.
En la introducción del manual ya se ha presentado los dos “posibles
perfiles” de maltratadores en términos de control de emociones: el
subcontrolado y el sobrecontrolado. Tan sólo señalar que en las evaluaciones
realizadas en el programa penitenciario se ha constatado una disminución de la
sintomatología psíquica a su finalización, medido a través del cuestionario SCL
90. Es decir que al final del programa el participante se siente mejor.
Esperamos que esto sea reflejo también de una menor probabilidad de
reincidencia.
Algunas características emocionales de los agresores que también han
sido descritas, además de su aislamiento, son la baja autoestima, la
dependencia emocional, los celos y la necesidad de control (Dohmen, 1995).
Buena parte de ellas serán negadas, racionalizadas u ocultadas por una
emoción secundaria. Por ejemplo el miedo a la soledad y la dependencia
provoca a su vez la vergüenza de tener miedo, puesto que esta emoción entra
en contradicción con los modelos de “ser hombre” aprendidos y transmitidos
cotidianamente (“no seas nenaza”). Continuando con esa emoción, una forma
de racionalización podría ser como sigue: “Yo no tengo miedo de nada. Miedo,
miedo… el miedo es una palabra muy fuerte. La soledad claro que me
preocupa, pero miedo…” En cualquier caso, el trabajo del terapeuta consiste en
102
poner estos asuntos sobre la mesa y facilitar el reconocimiento y no en realizar
interpretaciones.
103
- Presenta relaciones de dominación sin por ello dejar de sentir
dependencia hacia su pareja.
- Se simultanea con la necesidad afectiva un sentimiento de hostilidad.
104
variables. Es probable que la fase de arrepentimiento realmente no sea tal, de
hecho se ha observado repetidamente que cuando las declaraciones de
arrepentimiento y de amor no surten ya efecto, de forma inmediata se
sustituyen por nuevas amenazas y agresiones (Escudero et.al., 2005).
La dependencia emocional que presentan estos agresores es
ambivalente, ya que por un lado el agresor niega necesitar a su pareja, pero
por otro, reclama su autoridad cuando ella intenta ser independiente,
desarrollando conductas de control basadas en los celos irracionales para
asegurarse de que su pareja es de su propiedad exclusiva.
El agresor dependiente tiene una necesidad psicológica continuada de
ser alguien, y esa identidad sólo puede cubrirla su mujer. Es alguien en la
medida en que ella está con él.
“Yo pienso que son muy inteligentes. En mi caso yo lo digo y al hablar
con las compañeras eran maquiavélicos, o sea, es todo planeado, es planeado
para que nunca te vayas de su lado, o sea, para tenerte ahí y para que
dependas de ellos, porque si te pierden, pierden el control” (testimonio tomado
de Escudero, 2005a)
Hirigoyen (2005) explica que uno de los motivos por los que el hombre
se comporta de forma violenta es su escasa autoestima. Esta sensación de
impotencia interna es la que les impulsa a querer controlar y dominar a sus
parejas. El control sobre el otro, en el exterior, viene a suplir su falta de control
interno.
Otro de los motivos señalados por la autora es el miedo al abandono,
de tal forma que cualquier situación que evoque una separación puede suscitar
en ellos sentimientos de miedo e ira y les vuelve desconfiados, irritables y
celosos, responsabilizando a la mujer de su malestar interno. Esto constituye
un círculo vicioso, ya que, al descargar las tensiones en su compañera, están
creando las condiciones para que ella les abandone, pero al mismo tiempo, no
pueden separarse de ella.
Este temor a ser abandonados implica que establezcan una relación
donde los dos son uno solo, sin espacio para respirar, sin posición de
distanciamiento.
105
“Mi marido no vive el amor compartido, sino la posesión. No existen
límites entre él y yo. Intenta pegarme a él, captarme. No soporto esa influencia
sobre mí y entonces me pongo en tensión”.
El hombre violento percibe a su compañera unas veces como inexistente
y, por lo tanto, no hay motivos para tomarla en consideración; y otras veces
como excesivamente avasalladora y, en este caso, la critica, la rebaja.
Atrapados entre el miedo a la proximidad y la intimidad y el miedo a ser
abandonados, estos hombres albergan en su interior un sentimiento de
impotencia que les conduce a ejercer su poder sobre su compañera. Por ello,
para sentirse bien, intentan controlar en todo momento a qué distancia de ellos
debe mantenerse su compañera. Confunden amor y posesión.
“Soy como un tutor para mi marido. Le permito crecer. Se ha enroscado
alrededor de mí como una hiedra y, poco a poco, me ha ido asfixiando”.
En estas relaciones fusionales, donde los dos miembros de la pareja se
perciben como un todo, el menor cambio en uno pone en peligro a la pareja, de
tal forma que el otro se esfuerza, recurriendo a la violencia si es necesario, por
restablecer el equilibrio que se ha visto comprometido.
106
2. OBJETIVOS
- Identificación y expresión de emociones propias.
- Desarrollo de la conciencia emocional de los participantes.
- Análisis crítico de la concepción de amor romántico y de sus mitos.
- Reflexión sobre la dependencia emocional en las relaciones de pareja.
3. TÉCNICAS TERAPÉUTICAS
107
Conciencia emocional
En el proceso de reconocimiento de emociones son básicos dos
elementos: percibir y prestar atención a lo que se siente.
Percibir significa observar a través de los sentidos (vista, olfato, oído,
gusto y tacto) alguna cosa, alguna relación, algún acontecimiento. Cuando se
presta atención a lo percibido aparece claramente en el consciente y en ese
momento, se convierte en algo importante para la persona. Para identificar los
sentimientos, pues, hay que mirar dentro de uno mismo y prestar atención.
108
consecuencia (conducta) Pero el triangulo en realidad forma parte de un bucle,
porque el proceso continúa. Tras responder a los estímulos de la situación,
volvemos a interpretar, volvemos a sentir y volvemos a actuar.
109
Características de las emociones
Aunque no todos los investigadores están de acuerdo, parece que
existen seis emociones básicas:
SORPRESA IRA
MIEDO FELICIDAD
AVERSIÓN TRISTEZA.
110
continuación pediremos al grupo que digan en voz alta las emociones que les
vengan a la cabeza y las anotaremos en la pizarra.
El listado de emociones generado por el grupo nos servirá para valorarlo
en términos de cantidad, que podremos interpretar en cierta manera como su
amplitud emocional. A continuación entregamos el anexo 1, que contiene otro
listado de emociones y comparamos su contenido y longitud. Podremos
completarlo con las aportaciones del grupo.
109
EMOCIONES POSITIVAS:
EMOCIONES NEGATIVAS:
110
Del mismo modo que no es bueno guardarse las cosas tampoco nos
ayuda no saber adaptarnos a la situación en la que nos encontremos. Las
emociones están ahí, no se pueden desconectar con un interruptor. Lo que
podemos hacer es regularlas, controlarlas y modificarlas. Esto es el
autocontrol emocional.
Antes se ha visto una clasificación de emociones como positivas o
negativas. Veamos ahora otros modos de estudiarlas.
Emociones permitidas / no permitidas. ¿Es bueno sentir celos? ¿Es
bueno sentir odio? En principio no es muy bueno pero a nadie se le debe
castigar solo por sentir. Hagamos la pregunta de otro modo, ¿a la gente le
gusta alguien que sea celoso? ¿A vosotros os gusta relacionaros con alguien
que odia a otra persona? No mucho, ¿verdad? Una pregunta más ¿está bien
visto alegrarse por un mal ajeno y que además se nos note? Parece que no. La
sociedad, la cultura, dicta normas no escritas sobre la manera en que debemos
EXPRESAR nuestro mundo emocional. Esto incluye la manifestación de
determinadas emociones, como se ha visto, y también la intensidad de otras.
¿Alguno se ha sentido molesto ante una excesiva alegría o ante una aplastante
tristeza? Se refleja por ejemplo en esas miradas poco disimuladas de reproche.
Emociones fingidas u obligadas. Las personas en determinadas
situaciones también se ven obligadas a fingir emociones para lograr
determinados objetivos personales o para evitar consecuencias negativas.
¿Quién pone un ejemplo? Fingir que alguien te cae fenomenal cuando no es
así. Mostrar que estás triste porque un compañero ha sido despedido cuando
te sientes muy aliviado y feliz porque tú no has entrado en el expediente de
regulación de empleo.
Emociones que se desean expresar pero se teme hacerlo. Nos
referimos a situaciones en la que no nos atrevemos a expresar una emoción
que estamos experimentamos por dentro. A diferencia de las emociones no
permitidas en ésta no existe una presión social para reprimirlas. ¿A alguno de
vosotros, alguna vez, se le quedó sin decir un te quiero? ¿Es sencillo decir te
quiero? Quizá alguno de vosotros pensará que eso no hay que decirlo sino
demostrarlo ¿acierto?
111
En la expresión de las emociones juega un importante papel la conducta
NO VERBAL. Desde los gestos y expresiones faciales, hasta los movimientos
corporales, los ademanes o las muecas. Están diciendo lo que nosotros no
decimos con palabras. Es un complemento y un indicador emocional de
primera magnitud. Por ejemplo si yo de forma amistosa hablo con uno de
vosotros a solas y le pregunto ¿cómo te encuentras? Me responderá de forma
verbal, diciéndome bien, mal, como siempre (que no es que sea decir mucho,
por otra parte) Pero también con su cuerpo me dirá ciertas cosas, si me mira a
la cara, si se retuerce, si sonríe, si se ruboriza.
El desbordamiento
Cuando las emociones nos sobrepasan perdemos capacidad de
razonamiento. Para describir este estado en ocasiones se utiliza la expresión
“ruido psicológico”. El desbordamiento se caracteriza por:
- Disminución de la memoria, la atención y la capacidad de escuchar
Por tanto no aprovechamos toda la información disponible
- Reacciones inmediatas
- Superficialidad
- Pensamiento concreto
- Utilización de conductas sobreaprendidas
Para entenderlo vamos a utilizar un ejemplo. Esta mañana te has
dormido y como no te des prisa llegarás tarde al trabajo. Todo son prisas y
cuando corres siempre hay algo que se olvida. Te has dejado las llaves. Estás
tenso, nervioso y enfadado. Subes a tu coche, conduces algo más rápido de lo
normal y en un cruce... crash. El golpe no ha sido casi nada. Sales, lo primero
que ves es un pequeño abollón e inmediatamente te sube la sangre a la
cabeza y te vuelves gritando al otro conductor. Ves que es una mujer, que
también está nerviosa, que no se asusta ante tu enfado, que no se calla y que
también te culpa. La discusión se va enredando...
- Falla la memoria. No puedes asegurar que miraste a ambos lados, ni
siquiera si viste el ceda, aunque creas que sí.
- Reacción inmediata. Sales a mirar el golpe en el coche antes de
asegurarte que la conductora del otro vehículo se encuentra bien.
112
- Superficialidad. Ni tan siquiera valoras que el seguro lo cubre todo.
Se trata de ganar la discusión.
- Pensamiento concreto. ¿Pensaste si realmente era grave llegar un
poco tarde al trabajo? ¿Pensaste que has tenido suerte, no ha sido
nada? ¿Pensaste en que con tanta discusión te estás alterando más
y que así nada irá a mejor? ¿Te has dado cuenta que vas a llegar
más tarde?
- Conducta sobreaprendida. ¿Acabarás diciéndole a la mujer alguna
frase del tipo no tenéis ni idea de conducir? Y si no llegas a decirlo
¿no te rondará por la cabeza?
Está en nuestras manos evitar llegar a esta situación. No debemos
engañarnos con un “se me cruzó el cable” porque ésto es sólo la parte final del
proceso. Como se ha visto antes la manera en que toman forma nuestras
emociones depende en gran medida de nuestros “diálogos internos”. De ellos
también depende lo que hagamos.
Amor Romántico
A continuación nos gustaría conocer vuestros méritos como maridos o
compañeros. Queremos saber qué es lo mejor de vosotros, aquello que
aportasteis a la relación. Queremos saber de vuestros empeños, sufrimientos,
atenciones, "desvivires", todo lo que pusisteis en juego. Pensar un poco, tomar
notas y enseguida hablamos de ello.
Se anota en la pizarra los comportamientos, ideas y sentimientos más
frecuentes para trabajarlos después de la siguiente explicación teórica.
Dentro del mundo emocional que se ha analizado hasta ahora, existe un
concepto directamente relacionado con las emociones y que tiene un papel
fundamental en cómo se construye la relación de pareja. Es denominado por
los expertos el mito del amor romántico, entendiendo por el mismo la
idealización de lo que tiene que ser el amor en función de lo que aprendemos
en los medios de comunicación, en la literatura, en el cine, en las canciones,
etc.
Sampedro (2004) caracteriza así el amor romántico:
- Inicio súbito, a primera vista, flechazo.
- Sacrificio por el otro, pruebas de amor.
113
- Fusión con el otro, olvido de la propia vida.
- Expectativas mágicas, como la de encontrar un ser absolutamente
complementario (la media naranja, el alma gemela).
En este tipo de amor, todo se justifica y se hace por amor. Se trata de un
afecto que ha de ser para toda la vida (“te querré siempre”), incondicional (“te
querré por encima de todo”) e implica un elevado grado de sacrificio personal
(“te quiero más que a mi vida”).
La sociedad pues nos educa en la obligación de tener este tipo de
relación, lo cual nos crea falsas expectativas y nos puede conducir a la
frustración, “si fuera la mujer de mi vida no nos habríamos separado”, “mi alma
gemela está por llegar”.
Hasta lo que hemos visto y teniendo en cuenta lo que hemos ido
anotando en la pizarra ¿alguien se siente identificado con el amor romántico?
¿Pensáis que es saludable o no lo es?
Dentro de estos mitos románticos, especialmente presentes en las
relaciones amorosas de Occidente, podemos destacar los siguientes (Yela,
2000):
- Mito de la media naranja: es la creencia de que hemos elegido la
pareja que teníamos predestinada de alguna forma, y que ha sido la
única o la mejor elección posible.
- Mito de la exclusividad: creencia de que el amor romántico sólo puede
sentirse por una única persona (al mismo tiempo).
- Mito del matrimonio o convivencia: creencia de que el amor
romántico-pasional debe conducir a la unión estable de la pareja, y
constituirse en la única base del matrimonio (o de la convivencia en
pareja).
- Mito de la omnipotencia: creencia de que “el amor lo puede todo” y,
por tanto, si hay verdadero amor no deben influir decisivamente los
obstáculos externos o internos sobre la pareja.
- Mito de la perdurabilidad (o de la pasión eterna): creencia de que el
amor romántico y pasional de los primeros meses puede y debe
perdurar tras miles de días de convivencia.
114
- Mito de la fidelidad: creencia de que todos los deseos pasionales,
románticos y eróticos, deben satisfacerse exclusivamente con una única
persona
- Mito del libre albedrío: creer que nuestros sentimientos amorosos son
absolutamente íntimos y no están influidos por factores sociobiológico-
culturales ajenos a nuestra voluntad y conciencia
- Mito de la equivalencia: creencia de que “amor” y “enamoramiento” son
equivalente, y por tanto, que si uno deja de estar apasionadamente
enamorado es que ya no ama a su pareja
- Mito del emparejamiento: creencia de que la pareja es algo natural y
universal, por lo que en todas las épocas y culturas el ser humano ha
tendido por naturaleza a emparejarse
- Mito de los celos: creencia de que los celos son un signo de amor e
incluso requisito indispensable del “verdadero amor”.
(La relación anterior se reproduce en el anexo 2, para su entrega a los
participantes)
El ideal romántico construido culturalmente ofrece al individuo un modelo
de conducta amorosa, organizado alrededor de factores sociales y
psicológicos. Durante nuestra socialización aprendemos lo que significa
enamorarse, le asociamos a ese estado determinados sentimientos que
debemos tener, el cómo, el cuándo, de quién y de quién no. La identificación
del participante con el ideal de amor romántico y con alguno de los mitos
presentados, además de hablar de sí mismo nos indica qué es lo que espera
de una pareja y por tanto del comportamiento de ella.
3.2 Dinámicas
115
d) Con algo que me gustaría hacer: “Me dan ganas de mandarlo todo al
carajo”
Presentamos otro ejemplo completo:
a) Me siento alegre
b) Estoy en las nubes
c) Me parece que le gusto
d) Siento ganas de vivir
Destacamos que la expresión verbal de las emociones en ocasiones se
hace de forma indirecta, me dan ganas de mandarlo todo al carajo. A
continuación iremos presentando palabras o frases para que los participantes
expresen esa emoción presente de distintos modos, de acuerdo con el
esquema anterior. Luego pedimos que añadan más ejemplos a la lista.
1. Enfadado
2. Impaciente
3. Cansado
4. “Me siento como si no valiera para nada”
5. “Estoy en las últimas”
6. “Me voy a dar un homenaje”
7. “Se me hizo un nudo en el estómago”
8. “Estaba como un flan”
Por último valoraremos que siempre debemos acercarnos a lo que
realmente sentimos y que es mejor no dar rodeos. Unas formas de expresión
son más directas que otras y mucho más informativas. Volvemos a los
ejemplos y elegimos las formas más claras de expresar emociones.
116
- Mi rostro tiene 42 músculos
Para realizar este ejercicio necesitamos una cámara de fotos digital y un
ordenado para proyectar. Consiste sencillamente en proponer una emoción y
que cada componente del grupo la exprese con el rostro, siendo fotografiado.
Las distintas expresiones de los participantes se comparan. Se presta atención
a la emoción vergüenza que probablemente habrá aparecido a la hora de
retratarse.
- El afecto en mi familia
Cada miembro del grupo contará cómo era su familia cuando era niño.
Se trata de explorar cómo fueron las relaciones entre y con los padres, la
expresión del afecto y otras emociones, también cómo manifestaban su enfado.
Si tienen hermanas veremos en qué se diferenciaba la educación en relación a
los chicos y como se concreta en el plano emocional. Se explorará la condición
del participante como víctima de malos tratos y como testigo. A este respecto
es importante tener presente que los hijos, si son testigos de la violencia,
automáticamente se convierten en víctimas, aunque no reciban ni un solo
golpe.
117
estás desanimado porque tu jefe no ha valorado tu esfuerzo, si conduces por
una carretera solitaria una radiante mañana de primavera, etc.
- Análisis de películas
Seleccionaremos alguna película con contenido emocional diverso.
Podemos verla durante la sesión, entera o un fragmento especialmente
relevante. Podemos optar por pedir a los participantes que vean alguna película
de las que pongan en la televisión durante la semana, también un capítulo de
una serie o incluso los anuncios publicitarios. Después haremos un análisis de
acuerdo al esquema del anexo 3.
Pueden utilizarse las películas “Billy Elliot” y “La Torre de Suso”
118
- Dependencia emocional: “Sólo por amor”
Tras trabajar el concepto de amor romántico y los mitos sobre la pareja
entregaremos a los participantes el texto de Jorge Bucay incluido en el anexo
4, para su lectura durante la sesión o en casa. Cualquiera que sea la opción,
es importante realizar un debate en grupo pensando desde sí mismo y su
forma de actuar tal y como tuvieron ocasión de exponer previamente durante la
sesión. También se tomará conciencia del hecho de tener o haber tenido
pareja que llegara a actuar metafóricamente de ese modo y de los sentimientos
propios que ello acarrea (asfixia, satisfacción).
119
- Recuerda situaciones en las que te hayas sentido desbordado por los
sentimientos. ¿Qué ocurrió antes? ¿Qué te pasó? ¿Cómo fuiste llegando a
esa situación? ¿Qué podrías haber hecho para evitarlo? ¿Cómo terminó
todo?
5. LECTURAS RECOMENDADAS
- Burn, D (1990). Sentirse bien. Barcelona: Paidós
- Dyer, W (2003). Tus zonas erróneas. Barcelona: Debolsillo
- Redorta, J. y otros (2006). Emoción y conflicto. Barcelona: Paidós
120
Anexo 1
LISTADO DE EMOCIONES
Aquí tienes una lista de palabras que nos sirven para expresar
nuestros estados de ánimo. Verás que son muchas pero seguro que falta
alguna, puedes intentar completarla. Te será de utilidad para realizar los
ejercicios que te proponemos. Es importante que tengas muy en cuenta que en
esta ocasión las palabras reflejan estados de ánimo y no nuestras
características personales o nuestra situación. Si dices que te sientes o sentiste
abandonado no tiene necesariamente que significar que lo estés. O si te
sientes distraído que seas así habitualmente.
121
INCOMPETENTE RETRAIDO
INDECISO SATISFECHO
INDIFERENTE SEGURO
INEFICIENTE SOÑADOR
INESTABLE SOLITARIO
INFELIZ SORPRENDIDO
INHIBIDO SOSEGADO
INQUIETO TEMEROSO
INSATISFECHO TENSO
INSEGURO TIERNO
INSOCIABLE TIMIDO
IRRACIONAL TONTO
IRRITABLE TRANQUILO
LIBRE TRISTE
MALHUMORADO VACILANTE
MELANCOLICO VICTIMA
NERVIOSO VULNERABLE
NOSTALGICO
OBSESIVO
ODIOSO
OLVIDADIZO
OPRIMIDO
ORGULLOSO
PASIVO
PAZ (EN)
PERSEGUIDO
PERTURBADO
PREOCUPADO
PRESIONADO
RABIOSO
REBELDE
RECHAZADO
REPRIMIDO
RESPONSABLE
122
Anexo 2
123
Anexo 3
ANÁLISIS DE LA PELÍCULA
Sentimiento Escena
-amor
-rabia
-humillación
-desasosiego
-desconcierto
-envidia
-dolor
-ira
-venganza
-miedo
-celos
-decepción
-tristeza
-excitación
124
-deseo
-paz
-aburrimiento
-curiosidad
-orgullo
-satisfacción
-culpa
-rechazo
-enamoramiento
-diversión
-vergüenza
¿Y la más desagradable?
Anexo 4
125
SÓLO POR AMOR
126
La puerta es muy estrecha. Paso una mano, paso el hombro, hundo un poco el
estómago, me retuerzo un poquito sobre mí mismo, casi consigo pasar mi
cabeza… Pero mi oreja derecha se queda atascada.
Empujo.
No hay forma. No pasa.
Y no puedo usar mi mano para retorcerla, porque no podría poner ni un dedo
allí.
No hay espacio suficiente para pasar con mi oreja, así que tomo una decisión…
(Porque mi amada está allí y me espera).
(Porque es la mujer con la que siempre soñé y me está llamando…)
Saco una navaja de mi bolsillo y, de un solo tajo rápido, me atrevo a darme un
corte en la oreja para que mi cabeza pase por la puerta.
Y lo consigo: mi cabeza consigue pasar.
Pero, después de mi cabeza, veo que es mi hombro el que queda atrapado.
La puerta no tiene la forma de mi cuerpo.
Hago fuerza, pero no hay remedio. Mi mano y mi cuerpo han pasado pero mi
hombro y mi otro brazo no pasan.
Ya nada me importa, así que…
Retrocedo, y sin pensar en las consecuencias, tomo impulso y fuerzo mi paso
por la puerta.
Al hacerlo, el golpe desarticula mi hombro y el brazo queda colgado, como sin
vida. Pero ahora, afortunadamente, en una posición tal que puedo atravesar la
puerta…
Ya casi estoy al otro lado.
Justo cuando estoy a punto de terminar de pasar por la hendidura, me doy
cuenta de que mi pie derecho se ha enganchado al otro lado.
Por mucho que me esfuerzo y me esfuerzo, no consigo pasar.
No hay forma. La puerta es demasiado angosta para que mi cuerpo entero
pase por ella.
Demasiado angosta: no pasan mis dos pies…
No lo dudo.
Estoy ya casi al alcance de mi amada.
No puedo echarme atrás…
127
Así que, agarro el hacha y, apretando los dientes, doy el golpe y desprendo la
pierna…
Ensangrentado, a saltos, apoyado en el hacha y con el brazo desarticulado,
una oreja y una pierna menos, me encuentro con mi amada.
- Aquí estoy. Por fin he pasado. Me miraste, te miré y me enamoré. He
pagado todos los precios por ti. Todo vale en la guerra y el amor. No
importan los sacrificios. Valían la pena si eran para encontrarse contigo,
para poder seguir juntos… juntos para siempre.
Ella me mira mientras se le escapa una mueca.
- Así no, no quiero… a mí me gustabas cuando estabas entero
Jorge Bucay
128
Anexo 5
129
UNIDAD 3: DISTORSIONES COGNITIVAS Y CREENCIAS
IRRACIONALES
1. INTRODUCCIÓN
130
con partes de cuerpo, exageración de las emociones y centrarse en las
sensaciones corporales.
Con el objetivo de que los contenidos no se trabajen de forma rígida o
estanca, tendremos en cuenta que en las unidades donde se aborden
emociones también se incluyen aspectos relacionados con las cogniciones y
viceversa. Por ejemplo en esta unidad trabajaremos también contenidos con
una carga emocional importante. Ahora se pretende sentar las bases mínimas
para un entrenamiento cognitivo, similar a lo que Ellis denominaba TRE
general. Más adelante el terapeuta recuperará continuamente el trabajo con las
creencias irracionales, haciendo uso no únicamente del debate racional sino
también del resto de técnicas que se proponen al objeto de ir alcanzado el
buscado insight.
Es importante recordar también en esta introducción que, en términos
generales, el maltratador lo es únicamente con su pareja y ejerce su violencia
en el ámbito privado. Esto significa que de cara al exterior es una persona
normal y así suele ser considerado por los demás y por sí mismo. Sus
creencias y actos son “normales” puesto que él también lo es. Tras la denuncia
una parte se transforma, es etiquetado como maltratador y sus vecinos, amigos
y familiares le atribuyen entonces una serie de características de personalidad
ya no tan normales. Esto supone una amenaza para su autoconcepto y para su
visión del mundo y de los demás. Aparecen numerosos mecanismos
defensivos, protectores de sus esquemas centrales. Posiblemente los
participantes, en esta fase inicial de un programa que se vincula con un
procedimiento penal, se encuentren en un estado caracterizado por un alto
nivel de angustia, desconcierto y de falta de comprensión y puede que hasta de
control, siendo por ello más sencillo acceder a las creencias disfuncionales más
nucleares (Robins y Hayes, 1997).
Entre las recomendaciones de Albert Ellis para los terapeutas se
encuentran el “ser muy didáctico, repetitivo y persistente”. Por esta razón esta
unidad y las siguientes tienen un importante contenido psicoeducativo. En la
dinámica propia de las sesiones surgirán de forma espontánea conceptos,
asuntos y cuestiones formalmente introducidas en diferentes unidades. No
debe preocupar al terapeuta volver sobre sus pasos o anticiparse. De hecho
así lo demandará el curso de la terapia y la evolución del grupo.
131
En el contenido psicoeducativo de la unidad se presentan conceptos que
forman parte de distintas teorías cognitivas. No se ha seguido una línea
rigurosa en favor de utilizarlos más como una herramienta terapéutica que
como una exposición del conocimiento científico. Obviamente perseguimos la
modificación de los esquemas nucleares disfuncionales (creencias, actitudes y
estereotipos) y para ello utilizamos también los pensamientos automáticos y los
estilos de pensamiento. Los esquemas que sustentan los pensamientos y
comportamientos concretos pasan más desapercibidos y son difíciles de
detectar. En definitiva, intentamos partir desde lo más accesible para llegar a
una zona nuclear mucho menos “visible” para el sujeto.
2. OBJETIVOS
- Explicación de la influencia de las creencias personales y los esquemas
mentales en la manera de sentir y actuar.
- Identificación y abordaje de los errores más comunes de pensamiento.
- Modificación de las ideas estereotipadas relacionadas con los roles del
varón y la mujer, así como las que justifican el uso de la violencia.
3. TÉCNICAS TERAPÉUTICAS
132
¿Creéis que el pensamiento de las personas normales funciona
correctamente o a veces carece de lógica y fundamento?
Pensamiento racional y pensamiento irracional
Una vez finalizado el debate propiciado por la cuestión previa,
presentamos a los participantes las características y diferencias entre los
pensamientos racionales e irracionales. Para ello utilizamos el esquema
incluido en el Anexo 1 que podemos entregar también al grupo.
Tipos de pensamientos
Aunque parezca que el pensamiento tiene una única forma, no es así.
"Pensar" se compone de diversas habilidades. Vamos a ver algunas, prestad
atención porque esto nos ayudará a entender mejor la última parte de la
unidad, que es la parte más importante y de la que mayor provecho tenemos
que sacar.
133
Para ello es necesario otra vez actuar con absoluta objetividad y sobre
todo actuar con prevención. ¿Qué pasaría si…?
¿Qué pasaría si abandonara si quebrantara la orden de
alejamiento o abandonara el programa?
¿Qué pasaría si conociera a una mujer y me enamorara?
134
por ello distorsionada y también nuestra manera de sentir y actuar. Veamos
algunos ejemplos de creencias que alguna vez parecían inamovibles:
o La tierra es plana
o Hay que hacer 2 horas de digestión antes de bañarse
o Los hombres no se depilan ni se tiñen
o Las mujeres no pueden entrar en el ejército
o Los curas no visten de calle
o El ser humano no puede viajar a la luna
o Las mujeres no tienen alma, no tienen juicio
REPRESENTACIONES
SOCIALES
135
Cuando nos encontramos con alguna situación que no encaja con
nuestras creencias trataremos de hacer que encaje para devolver la coherencia
y eliminar así las contradicciones. Es decir que “forzamos” la realidad para que
se adapte a nosotros y no al contrario. Tienen por tanto una función adaptativa
aunque también una cara oscura que nos lleva a perpetuarnos en un mundo
subjetivo e irreal.
Se ha dicho que los esquemas cognitivos forman parte de nuestra
manera de ser y que los hemos ido conformando con el tiempo. De este modo,
lo que se aprendió en su día se puede desaprender y cambiar. La única
manera para acercarnos a la certeza es mediante el contraste de nuestras
creencias con los hechos más objetivos. Tal y como venimos haciendo a lo
largo de las sesiones anteriores.
136
Entre los esquemas y los pensamientos automáticos existen unas
“herramientas de interpretar” la realidad que llamamos DISTORSIONES
COGNITIVAS. Se llaman así porque su función es ajustar lo que sucede (la
realidad) a los nuestros esquemas o creencias, para que resulten consistentes
y congruentes, Tienen una función de adaptación y conservación, pero al
mismo tiempo pueden perpetuar esquemas que no funcionan, que son
erróneos. Esto ya se ha explicado antes.
Seguimos con el ejemplo anterior.
ESQUEMA: Soy poco interesante. No quiero hablar de mí
DISTORSION: Lo voy a hacer fatal. Es horrible tener que hablar de tus
cosas. Me sacarán algo que no quiero contar.
PENSAMIENTO AUTOMATICO: Vaya lata, otra vez a contar historias.
ESQUEMAS
Yo, el mundo, DISTORSIONES PENSAMIENTOS
los otros COGNITIVAS AUTOMATICOS
Hechos:
- Aparece en la televisión un político del partido contrario al que votas
(UGV).
- Ves a unos jóvenes haciendo el botellón.
137
Todos los jóvenes son unos maleantes
Distorsiones cognitivas
Las distorsiones cognitivas son formas típicas y habituales de cada uno
de nosotros para interpretar y reaccionar ante la realidad. Muestran nuestro
estilo de razonamiento. Las empleamos sin casi darnos cuenta, creyendo que
nos ayudan y sin embargo pueden llegar a hacernos sentir mal y
desadaptados. Vamos a ver a continuación algunas de las maneras en las que
razonamos sin lógica ni objetividad. (Entregar el anexo 2. Después de explicar
cada tipo de distorsión, pediremos al grupo que aporte más ejemplos y los
escriban en los espacios en blanco. Pueden continuar la tarea como ejercicio
entre sesiones)
138
- Generalización: A partir de un elemento o un solo ejemplo se obtienen
conclusiones generalizadas. “El curso de manualidades no me gustó, ya
no me apunto a ningún otro curso”.
139
- Culpabilidad. Cuando conviertes al otro en responsable de tus
decisiones o cuando te culpas de las decisiones ajenas. “Tuve una
recaída porque me echaron del trabajo”, “actuó así porque yo le
provoqué”.
- Ilusión de cambio. Cuando una persona trata de forzar a otra para que
cambie, en realidad está pidiendo que los demás sean diferentes para
hacerle más feliz o sentirse mejor. Supone que su bienestar depende de
la forma de ser de los otros. Conlleva aplazamiento de decisiones.
“Últimamente me trata muy mal pero es debido al estrés en su trabajo.
En cuanto cambie de trabajo dejará de tratarme así”.
3.2 Dinámicas
- Tipos de pensamiento
140
Ejemplo:
“Tu amigo Juan ha sacado entradas para el partido del domingo que
han costado un pico. Tienes muchas ganas de ir porque será un buen partido,
lo pasarás bien y saldrás un rato de casa. Poco antes de salir hacia el bar
donde has quedado para tomar algo antes de entrar al estadio, empiezas a
buscar tu entrada. No la encuentras a pesar de mirar por todas partes. Te
empiezas a poner nervioso, el tiempo se echa encima, pero no la encuentras.
¿Qué es lo que puedes hacer?
- Interpretación de la realidad
141
Para el debate racional se siguen los siguientes pasos:
142
una selección de las creencias que están en la base de la mayor parte de las
afirmaciones que escuchamos a los participantes durante las sesiones (tomada
de Muñoz, 2006). En el anexo 6 se encuentra la relación de ideas irracionales
recopilada por Torres y Espada (1996). Debemos prestar atención además de
a las creencias hostiles (las mujeres son mentirosas, retorcidas, malvadas, etc.)
a las ideas de tipo paternalista.
Como alternativa podemos plantear la pregunta ¿Cómo son las
mujeres? A continuación ¿Cómo son los hombres? Y finalmente ¿Cómo quiero
ser yo? De este modo tendremos un banco de creencias propias de nuestro
grupo.
1- Si mi pareja hace algo que no deseo que haga tengo derecho a castigarla
2- Sé lo que es mejor para ella y para nuestra relación; por tanto debe
atenerse a mis decisiones y hacer lo que yo diga
3- Es mi pareja quien me maltrata, no yo
4- Si la trato así es porque la quiero demasiado
5- Yo soy superior a mi pareja
6- Es importante dar una buena imagen ante los demás, de modo que he de
ocultar mi comportamiento con mi pareja
7- Mi pareja me pertenece. Si no está conmigo, con nadie
8- La quiero demasiado por eso si me dejara no podría superarlo
- Contrastar creencias 1
Como alternativa al empleo de la tabla de debate racional, podemos
realizar refutaciones comparando afirmaciones aparentemente similares,
aunque con un contenido actitudinal/emocional subyacente muy distinto. Este
es el objetivo de ésta y las siguientes dinámicas.
Se van presentando las siguientes frases y se pide al grupo que muestre
su acuerdo o desacuerdo, razonando su respuesta.
“Un hombre debe proteger a su mujer”
143
Recogeremos especialmente qué es lo que aquí el grupo entiende por
proteger. A continuación se sigue el mismo procedimiento con la siguiente
frase.
“Una mujer debe proteger a su marido”
Comprobamos si el verbo “proteger” tiene aquí el mismo significado que
en la frase anterior. Presentamos las siguientes frases.
“Una mujer debe defender a su marido”, “Una mujer debe ayudar a su
marido”
Veremos si los participantes están más o menos cómodos con una u
otra frase en las que se ha cambiando el verbo. Contrastamos y analizamos las
creencias irracionales.
- Contrastar creencias 3
¿Estás de acuerdo con la siguiente frase?: “No está bien pegar a los
hijos pero un buen azote a tiempo resolverá muchos problemas”
144
Después de escuchar las opiniones de los miembros del grupo se
transforma la frase por “no está bien pegar a la mujer pero un bofetón a tiempo
resolverá muchos problemas". El objetivo además de rechazar el uso de la
violencia mediante el contraste racional, es que el participante sea consciente
del plano de inferioridad en que sitúa a su esposa. Éste se sustenta en el temor
a que la independencia de la mujer suponga una pérdida del control y dominio.
Podemos pedir al grupo si recuerdan haber visto escenas de este tipo en
alguna película.
5. LECTURAS RECOMENDADAS
- Alvarez, R. (1992). Para salir del laberinto. Madrid: Sal Terrae
- Beck, A (1995). Con el amor no basta. Barcelona: Paidós
- Beck, A. (2003). Prisioneros del odio. Barcelona: Paidós
- Bono, E. (2006). Seis sombreros para pensar. Barcelona: Granica
145
Anexo 1
PENSAMIENTO RACIONAL E IRRACIONAL
- Es evidente y claro
- Está apoyado en datos, es verificable y lo puedo comprobar
- Puedo defender con argumentos contrastables y por tanto influyen
positivamente
- Puedo modificar si surgen otras evidencias y ello no me causa malestar
- Ayuda a conseguir metas y facilita ponerse en marcha y actuar
- Favorece una buena imagen de mí mismo a los demás, como persona
centrada y sabia
- No está planteado en términos de necesidad ni de vencer al que piensa
distinto
- Produce emociones moderadas, de poca intensidad, poca duración y
esperables
- ME AYUDA A VIVIR MÁS Y MÁS FELIZ
146
Anexo 2
DISTORSIONES COGNITIVAS
- FILTRAR: únicamente se percibe un elemento de la situación con
exclusión del resto. Se resalta un simple detalle que tiñe todo el hecho.
- PENSAMIENTO DICOTÓMICO O DE EXTREMOS: se tiende a percibir
los hechos de forma extremista, blanco-negro, bueno-malo, todo-nada.
- GENERALIZACIÓN: A partir de un elemento o un solo ejemplo se
obtienen conclusiones generalizadas.
- LECTURA DEL PENSAMIENTO: son “adivinaciones” de cómo se
sienten o piensan los demás dándolo por válido sin tener pruebas.
- VISIÓN CATASTRÓFICA: continuamente se espera el desastre y todo
se ve de color negro.
- MINIMIZACIÓN. Lo contrario del catastrofismo. Se minusvalora el
significado de los resultados.
- FIJARSE EN LO NEGATIVO DE LA SITUACIÓN / DESCALIFICAR LO
POSITIVO. Es la tendencia a atender o recordar los aspectos de las
situaciones típicamente negativos, a expensas de otros más positivos.
- PERSONALIZACIÓN: es la tendencia a creerse la causa de las cosas
que ocurren. La persona cree que todo lo que hace o dice es una
reacción hacia ella.
- RAZONAMIENTO EMOCIONAL. Consiste en creer en que algo es real
porque tu lo sientes así.
- CULPABILIDAD. Cuando conviertes al otro en responsable de tus
decisiones o cuando te culpas de las decisiones ajenas.
- LOS “DEBERÍA”: La persona posee una lista de normas rígidas y
absolutas. Para que todo funcione tanto uno mismo como los demás
deben cumplirlas.
- TENER RAZÓN. La persona nunca se equivoca, no admite pruebas en
contra de su posición.
- ILUSIÓN DE CAMBIO. Cuando una persona trata de forzar a otra para
que cambie, en realidad está pidiendo que los demás sean diferentes
para hacerle más feliz o sentirse mejor. Supone que su bienestar
depende de la forma de ser de los otros.
147
Anexo 3
INTERPRETAR LA REALIDAD
¿Qué harías?
Segunda parte
Frenas hasta detenerte, saltas de la bici y corres hacia el grupo de
niños. De camino ves como uno de ellos sale del grupo llorando. Te habla con
franqueza. “Lo siento, yo te tiré la piedra” dice. “No sabía que hacer. A mi
hermano le ha picado una abeja y está muy enfermo. Necesitamos ayuda, y
cuando te vi pensé que si conseguía pararte, a lo mejor podrías ayudarnos a
llamar a mi madre con un móvil”
¿Qué sentimientos tienes después de leer la segunda parte?
148
Anexo 4a
IDEAS A CONTRASTAR:
ARGUMENTOS A FAVOR
DEBATE
ARGUMENTOS EN CONTRA
NUEVA IDEA :
149
Anexo 4 b
TABLA DE DEBATE RACIONAL
IDEAS A CONTRASTAR:
NUEVA IDEA:
150
Anexo 4 c
TABLA DE DEBATE RACIONAL
IDEAS A CONTRASTAR:
NUEVA IDEA:
151
Anexo 5
152
o ¿Qué otra cosa podría significar?
o La “intuición” no es más que un pretexto para seguir teniendo
ideas irracionales.
o Las comparaciones son inútiles y sólo hacen sufrir.
o Todo el mundo es diferente, con distintos valores y distintas
necesidades que no tiene por qué ser igual que las tuyas.
o ¿Es una paranoia? ¿Una obsesión?
o Mis emociones me engañan. Analiza lo que piensas y por qué te
estás sintiendo así.
o Yo me he metido en el lío, yo puedo salir.
o Ir de víctima no me sirve de nada: me hace sentir mal y no me
impulsa a solucionar. Deja de quejarte y actúa.
o Corrige esos pensamientos y desaparecerá el malestar.
o Desconfía de todos los sentimientos automáticos y repentinos.
o ¿Qué me estoy diciendo a mí mismo que me hace sentir triste,
ansioso y enojado?
o ¿Dónde está la evidencia de que esto es como yo me lo digo?
o ¿Dónde está escrito que eso es así? ¿Por qué es eso verdad?
o ¿Es eso una buena prueba?
153
o ¿Puedo encontrarme bien aún cuando esto sea así?
o ¿Puedo estar contento incluso si no tengo lo que quiero?
Ejemplos: ¿qué es lo peor que puede pasar si digo que no? ¿Es tan horrible
que nos separemos? ¿Qué es lo peor que puede pasar si soy sincero? ¿Y eso
es tan grave? ¿Realmente no lo voy a poder soportar?
Ejemplos: mi mujer es mala por abandonarme ¿de qué me sirve pensar esto si
la realidad no la puedo cambiar (ella me ha dejado) y yo sólo consigo sentirme
humillado y triste? ¿Soluciono algo pensando que es mala? ¿Qué consigo con
ese pensamiento? ¿Y si simplemente pienso que ha dejado de quererme y que
prefiere estar con otra persona? ¿Me aporta algo bueno, me produce algún
sentimiento agradable pensar que mi mujer es mala?
154
Anexo 6
155
UNIDAD 4: ASUNCION DE LA RESPONSABILIDAD Y
MECANISMOS DE DEFENSA
1. INTRODUCCIÓN
156
defensas se justifica en la necesidad de ocultar el mundo interior, que nadie
conoce, así como en no alterar su propia coherencia.
Dejando a un lado este tipo de especulaciones, aunque sugerentes,
entendemos que el trabajo con las defensas es una de las tareas
fundamentales de la mayor parte de psicoterapias, sean de corte psicoanalítico,
existenciales o cognitivas. La profundidad con la que se entiende la entidad y
función de los mecanismos lógicamente es diferente para cada una de ellas,
desde la defensa del núcleo del Yo (self) hasta la superficie más conductual.
Conscientes de la relevancia terapéutica y de la dificultad para abrir
brechas en la barrera defensiva, proponemos mostrar al participante una
diversidad de contenidos teórico-explicativos de su manera de proceder. No se
realiza con un fin meramente educativo sino más bien para otorgar a los
mecanismos un estatus de cierta normalidad (nos pasa a todos, no sois bichos
raros, todo esto se conoce y está estudiado). Intentamos reducir el temor a
destaparse. Obviamente esto no se consigue simplemente con una explicación
teórica.
Nos encontramos en una fase intermedia del programa. Se ha ido
creando un clima de confianza en el grupo, se ha proporcionado una visión de
la realidad en la que dominan una serie de mitos sexistas compartidos por
muchos. También se han trabajado las creencias personales de los
participantes y sus emociones. Ahora trataremos de ir desmontando las
defensas para posteriormente dar paso a la asunción de la responsabilidad, el
reconocimiento emocional de las víctimas y la modificación de los distintos
comportamientos violentos.
La principal herramienta terapéutica para atacar las defensas es la
confrontación. Todas las escuelas están de acuerdo aunque presentan sus
matices. La respuesta del terapeuta ante el paciente será de equilibrio entre la
empatía y la confrontación. Empatía para entender lo que está ocurriendo y
para apoyar las expresiones auténticas y saludables. Confrontación para no
aceptar las manipulaciones y los juegos. Confrontar no es amedrentar al cliente
y puede resultar más ilustrativo el término frustración que utilizaba Perls o
congruencia que prefería Rogers.
157
El desequilibrio hacia la confrontación muestra el narcisismo del
terapeuta que interpreta, intelectualiza, salva y aconseja. El desequilibrio hacia
la empatía convierte al terapeuta en un consentidor.
La tarea no es sencilla porque además algunas de las excusas y
defensas habituales del grupo también se encuentran en la propia sociedad.
Montero (2008) informa que en las encuestas realizadas por el CIS y por el
Eurobarómetro la mayor parte de las atribuciones sobre las causas de la
violencia de género se sitúan en el alcohol, las drogas, los celos, los problemas
laborales, la impulsividad y la psicopatología, es decir factores externos.
2. OBJETIVOS
- Asunción de haber ejercido violencia de género, eliminando excusas y
justificaciones.
3. TÉCNICAS TERAPÉUTICAS
158
Disonancia Cognitiva
Las personas tendemos a ser CONSISTENTES. Es decir que nos
comportamos de acuerdo con lo que dictan nuestras creencias, sean estas
correctas o incorrectas, morales o inmorales.
Desconexión moral
¿Y cuando actuamos de forma inmoral? ¿Qué es lo que hacemos
psicológicamente para sentirnos CONSISTENTES? Podríamos decir que en
esta situación nos encontramos ante una forma especial de disonancia. Para
volver a la normalidad utilizamos cuatro tipos de mecanismos.
159
Actuamos de forma inmoral cuando nuestros mecanismos de autocontrol
no han funcionado. Si esto ocurre frecuentemente:
Locus de control
Cada uno de nosotros tiene una tendencia estable para atribuir la causa
de lo que sucede a factores ajenos a nosotros o a nuestra propia conducta.
Hemos hecho un largo recorrido explicativo para que veáis que estas
cosas ocurren y están estudiadas. Las teorías que os hemos presentado
muestran que las personas actúan de determinada manera para dejar de
sentirse culpables. Afrontaremos a continuación un camino hacia la madurez, el
camino hacia la responsabilización de nuestros actos y de nuestro futuro. ¿Os
parece que estas dos frases “suenan” igual?
160
¿Cuál es la diferencia?
CULPA RESPONSABILIDAD
Parálisis Movilización
Pasado Presente
Emociones negativas Madurez
3.2 Dinámicas
161
violentos con el objetivo de que asuman que las excusas las utilizamos
frecuentemente, ante situaciones y cuestiones aparentemente sin gran
relevancia. Para facilitar el ejercicio podemos pedir que piensen en cosas que
no querían hacer y como se han excusado, prestar el coche, hacer una visita,
limpiar la casa, asistir a la sesión de terapia de grupo…
- Mecanismos de defensa
Ya hemos visto que cuando actuamos de forma socialmente no
aceptada, utilizamos una serie de estrategias para sentirnos mejor o no
sentirnos mal. Vamos a llamarlas MECANISMOS DE DEFENSA, porque nos
sirven para eso mismo. Lo hacemos todos y muchas veces sin darnos cuenta.
Es muy importante que tengáis claro que se trata de MECANISMOS no
estamos hablando de RASGOS de personalidad. Y como tales los podremos
dejar de utilizar si somos conscientes de ello.
Recordad que vamos a trabajar desde la RESPONSABILIDAD y no
desde la CULPA. La culpa nos paraliza, nos deja atrás, anclados en el pasado.
La responsabilidad nos lleva hacia delante.
Utilizamos los mecanismos de defensa casi a diario y en todas aquellas
situaciones en las que se podría deteriorar nuestra imagen, es decir cuando
queremos defender nuestra autoestima.
Todos tenemos cosas buenas y malas, todos podríamos ser capaces de
realizar cosas extraordinarias y terribles. Seguro que habéis oído hablar alguna
vez del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, las dos caras de una misma moneda. Su
problema era que ambas partes de sí no se conocían, la parte “buena” no
podía llegar a controlar a su opuesto. Empecemos por tanto a mirarnos y
aceptarnos completamente.
Recordaremos a continuación los cuatro grupos de mecanismos que
incluye la teoría de la desconexión moral de Bandura. Dibujamos la siguiente
tabla en la pizarra y vamos estudiando en detalle los tipos expresiones más
frecuentes y las situamos en la columna correspondiente de la tabla.
162
MECANISMOS DE DEFENSA
163
pasando últimamente”, “ocurrió porque estábamos jugando”, “es
lógico porque es mi mujer “, “es la única manera de que se comporte
como debe”.
• Desprecio. Desprestigiando a la víctima, el sujeto se cree más
justificado en su acción negativa. “Sin mí, no vale nada”, “es una
descuidada y no atiende a la casa”, “como es alcohólica, sólo quiere
dinero “.
• Deshumanización. Parecido al anterior, el desprecio llega al extremo
de olvidar cualidades humanas. “Son como animales”, “viven como
perros”, “aguantan lo que les echen”, “son psicópatas sin sentimiento
alguno”, “son unas locas, en el fondo les gusta que las traten así y
luego mira”, “está loca como una cabra”.
• Sí, pero no tuve más remedio. Este mecanismo hace referencia a la
imposibilidad del sujeto a actuar de otro modo, al condicionamiento al
que estaba sometido y a la falta de libertad en la elección. “No podía
hacer otra cosa“, “se había puesto en un plan... que era imposible”,
“las palabras no le bastan“.
• Sí, pero no quería hacerlo. El sujeto se desvincula de la acción en
cuanto a la voluntad se refiere. “Tuve un arrebato“, “no pretendía
hacerla daño”, “sólo quería asustarla para que escarmentara“.
• Sí, pero no era realmente yo. Este mecanismo es utilizado cuando
nuestra propia autoestima y nuestro auto concepto están totalmente
en juego, se pretende salvaguardar la “bondad“ de la persona autora
de la acción. “Estaba tan borracho que no sé que pasó“, “me debí de
volver loco en ese momento“, “no es mi estilo, nunca había hecho
antes algo así“.
• Yo no soy, pero. Utilizamos de entrada la negación de una ideología
inmoral o rechazada y a continuación añadimos una justificación de
una de esas creencias. Por tanto mezclamos dos formas de
mecanismos. “Yo no soy racista, pero esta gente no quiere
adaptarse, les dan casa y arrancan las ventanas para venderla”, “yo
no soy machista, pero si te toca una jueza mujer ni siquiera te
164
- Amores que matan
Para la realización de este ejercicio proponemos utilizar el cortometraje
“Amores que matan” de la directora Iciar Bollaín. Tiene la ventaja de su
duración para poder analizar dentro de la misma sesión las cuestiones que se
plantean a continuación. Recordaremos aspectos tratados en unidades
anteriores y anticipamos el desarrollo de la empatía. Si no disponemos de esta
película utilizaremos cualquier otra relacionada con la violencia de género.
Esta película se puede descargar en la siguiente página web:
www.nodo50.org/filosofem/spip.php?article60.
- Dilema moral
Juan va paseando tranquilamente por la calle, llega a la plaza que hay
frente a su portal. En la esquina opuesta, entre los árboles de parte ajardinada
y un poco ocultos, observa a dos personas que parecen discutir. Presta más
atención y observa que son sus vecinos, una pareja que lleva viviendo en el
edificio toda la vida. Parece que el hombre sujeta por el brazo a la mujer y la
165
zarandea, no se entiende que dice pero ve claramente como alza la mano y la
amenaza. A continuación la empuja ligeramente hacia el interior de la plaza y el
marido hace un gesto como diciendo “anda tira pa casa”
166
Segunda parte
c) Vuelve al relato que has hecho y extrae todos los mecanismos de defensa
que creas que contiene.
d) Realiza un nuevo relato en clave de aceptación, es decir, tienes que
reconocer que:
5. LECTURAS RECOMENDADAS
167
Anexo 1
MECANISMOS DE DEFENSA
1. Negación:
• Yo no he hecho nada….
• Me acusan por algo que no ha ocurrido….
• Todo es mentira….
2. Coartada:
• Estuve todo el día trabajando…
• Estaba enfermo y no me podía ni mover…
168
3. Culpabilización:
• Que le pregunten a ella que tiene la culpa…
• Me anda provocando continuamente…
4. Minimización:
• No es para tanto, exageran…
• Sólo la insulté, nunca le he puesto la mano encima…
• Nos peleamos como cualquiera…
5. Justificación:
• Lo hice porque se estaba pasando últimamente…
• Ocurrió porque estábamos jugando…
• Es lógico porque es mi mujer…
6. Desprecio:
• Está loca como una cabra...
• Es una descuidada y no atiende a la casa…
• Como es alcohólica, solo quiere dinero…
7. Deshumanización:
• Son como animales
• No merecen que se les considere personas
• Son psicópatas, sin sentimientos
8. Sí, pero no tuve más remedio:
• No podía hacer otra cosa
• Se había puesto en un plan…que era imposible…
• Las palabras no bastan…
169
11. Yo no soy, pero:
• Yo no soy racista, pero
• Yo no soy machista, pero
• Yo no digo que no se trate bien a los presos, pero
170
UNIDAD 5: EMPATÍA CON LA VÍCTIMA
1. INTRODUCCIÓN
El desarrollo de la empatía es una de las habilidades a desarrollar dentro
de un programa de entrenamiento en inteligencia emocional. Como tal la
presentamos en la primera parte de esta unidad. Pretendemos de ese modo
crear un marco de confianza que nos ayude a afrontar después, en la segunda
parte, los aspectos relacionados con las consecuencias de la violencia. Es
importante que el grupo aprecie que el terapeuta no les considera como
personas insensibles al dolor ajeno, aspecto este que activa poderosamente
las defensas. Ciertamente pueden tener esa capacidad pero no parece que
exista ante sus propias víctimas. Por otra parte deberemos valorar
cuidadosamente el alcance emocional que pudiera tener para algunos de los
miembros del grupo trabajar con los contenidos de la unidad.
Antes de enfocar nuestro trabajo en la pareja-victima ofrecemos la
oportunidad a los participantes para dar rienda suelta, nuevamente, a su propia
victimización y a su egocentrismo mediante uno de los ejercicios. A
continuación mostraremos la serie de daños y secuelas más frecuentes en las
esferas físicas, emocional y social de las víctimas. Por sí solo deberá quedar
contrastada la gravedad de los efectos de la violencia para unos y otras, para
agresores y víctimas. Las consecuencias son múltiples y la forma en que se
manifiesten dependerá de los recursos personales y de factores de protección
de la víctima (resiliencia). Para la presentación de estas consecuencias se ha
consultado la página Web de la Sociedad Española de Médicos de Familia,
tratando de contextualizar mucho mejor el epígrafe.
Muy probablemente surgirá dentro del grupo la cuestión sobre el porqué
la esposa-pareja-víctima aguanta este tipo de situaciones. Es decir que de
nuevo surgen las defensas que tratan de culpabilizar a la víctima o
desvalorizarla (loca, enferma, masoquista) que se sustentan y a la vez dan
forma a uno de los mitos sobre la violencia de género: “si no se van es porque
les gusta”. Precisamente algunas de teorías explicativas se centran en un
hipotético masoquismo femenino, basado también en una supuesta compulsión
a buscar parejas agresoras o en una adicción al sufrimiento (Escudero, 2008).
171
Estas y otras teorías han confundido lamentablemente las consecuencias del
maltrato con características previas de la víctima, a las que se etiqueta de
personas emocionalmente dependientes, con baja autoestima, con tendencia a
culpabilizarse. Las mujeres y los varones se socializan en el mismo contexto
cultural en el que se transmiten y asumen valores y creencias sexistas, de las
que es difícil escapar y más tarde transformar aunque se sea víctima de la
violencia. El ideal femenino se construye desde el patriarcado en donde para
ser “mujer, mujer” se priman valores como el altruismo, sacrificio, abnegación y
entrega hacia el marido, el matrimonio, la familia. Y no por ello las mujeres son
culpables de tolerar los malos tratos porque además entran en juego otros
factores como el control, la indefensión, la dependencia o el miedo.
Otro conjunto de modelos explicativos sobre la permanencia de la
víctima en relación violenta, durante años, se centran en la dinámica misma de
la violencia ejercida a través del vínculo afectivo.
Walker es sobradamente conocida por haber propuesto las tres fases del
ciclo de la violencia. Durante el mismo se pasa desde una fase de shock e
incredulidad a un estado de colapso e indefensión. Dutton y Painter (1993) por
su parte encuentran dos factores paralelos para explicar este asunto. Por un
lado un desequilibrio extremo de poder que provoca que el agresor acabe
siendo dependiente de su propia víctima puesto que se sobredimensiona y se
autodefine dentro de ese marco. El segundo factor comparte el modelo de
Walker sobre la periodicidad del abuso-arrepentimiento, entrando en juego
programas de reforzamiento intermitente (Escudero, 2008; Dutton y Golant,
1997)
Otros modelos se acercan a la descripción del Síndrome de
Estocolmo, como es el propuesto por Montero (2001) en el que contempla
cuatro fases en la adaptación de la víctima a la violencia.
1. Desencadenante. Coincide con la primera agresión física y con ella se
rompe el espacio de seguridad de que debería ser la pareja. Surgen
sentimientos de ira, ansiedad, depresión, se es consciente de “que algo
se ha roto”.
2. Reorientación. La víctima intenta encontrar nuevos referentes pero
estos poco a poco han sido destruidos. Intenta entender lo que está
ocurriendo y reestructurar su sistema de creencias y sus expectativas.
172
3. Afrontamiento. Autoinculpación y entrada en un estado de indefensión.
4. Adaptación. Para encontrar un equilibrio y estabilidad se adapta a los
requerimientos de su pareja dentro de un ambiente muy restringido.
Rechaza a aquellos que pretenden liberarla porque supondría una
nueva desestabilización.
173
para el menor, derivadas de las pautas educativas y que a su vez son
consecuencias de la violencia hacia la pareja:
- Inconsistencia entre los mensajes y pautas educativas transmitidos
por el padre y por la madre. En ocasiones la madre se comporta de
manera diferente con su hijo si está o no presente su pareja.
- Incapacidad de la mujer para atender adecuadamente a sus hijos,
efecto de los trastornos que sufre (depresión o ansiedad)
- Falta de atención por parte del padre.
2. OBJETIVOS
- Desarrollo, intensificación y mejora de la empatía de los sujetos con
las víctimas de su delito.
- Conocimiento de las consecuencias de los abusos cometidos tanto
hacia la pareja como hacia los hijos.
174
3. TÉCNICAS TERAPÉUTICAS
¿Qué es la empatía?
Comenzamos la sesión haciendo esta pregunta a los participantes. Se
ha hablado de empatía en unidades anteriores por lo que esperamos obtener
definiciones aproximadas.
175
¿Cómo os dais cuenta de que alguien está siendo empático con
vosotros? Recordar algunas situaciones y las vamos poniendo en
común.
De todo lo que digan los participantes debemos destacar la capacidad
de ESCUCHAR DE FORMA ACTIVA, recordaremos lo que practicamos en la
primera unidad. También señalaremos que es fundamental “situarse en el otro”,
no “en nosotros mismos” y en nuestros marcos de referencia. Para poner un
ejemplo sobre esto último podemos utilizar el siguiente comentario: “Mi mujer
tiene un problema y la entiendo, entiendo que lo está pasando mal y le digo lo
YO haría en su lugar (salir a dar una vuelta, tomarme una cerveza, quedarme
solo). Pero si hago eso realmente no me estoy poniendo en su lugar, porque a
ella quizá lo que quiere es charlar, cenar conmigo y que la abrace”.
Realizamos el ejercicio de escucha activa por parejas según está
explicado en el apartado de dinámicas.
Es más sencillo sentir empatía hacia amigos que hacia extraños porque
existe COMUNICACIÓN y tenemos mayor información previa acerca de sus
sentimientos, de sus necesidades, de su forma de ser.
Pero también podemos llegar a comprende a personas que no
conocemos en absoluto y solidarizarnos.
Se realiza la dinámica “Indígenas” (anexo 1) según se explica en el
apartado de dinámicas.
Víctimas
Entendemos por víctima, aquella persona que sufre un daño de otra
persona, por culpa ajena o causa fortuita y sobre la que se ejerce una violencia
física o moral que le genera una situación de indefensión, pérdida de control
sobre su ambiente e incluso temor por la propia vida.
Las víctimas son víctimas porque tienen el DERECHO a no ser
agredidas y porque NO SON RESPONSABLES de la agresión.
176
- Incapacidad para vivir una intimidad gratificante con tu pareja
- Riesgo de pérdida de tu esposa e hijos
- Detención y condena
- Temor de ir a la cárcel
- Restricción de movimiento
- Aislamiento y pérdida de reconocimiento social. Rechazo
- Sentimientos de fracaso, frustración y resentimiento generalizado
- Sentimiento de haber sido tratado injustamente
- Necesidad de estar a la defensiva
- Bloqueo, no saber cómo actuar, malestar, culpa, arrepentimiento
177
• Hostilidad: gritos, amenazas, chantaje, insultos, desprecio, reproches
continuados, exigencia de obediencia.
• Indiferencia: falta de reconocimiento, desatención de las necesidades
y sentimientos. No tener en cuenta a la hora de tomar decisiones.
• Control del dinero.
• Vigilancia, control e impedimento de relaciones sociales.
Aislamiento.
• Celos. Por ejemplo impedir que se vista como le guste.
Consecuencias psicológicas
- Estrés postraumático
- Baja autoestima, ansiedad, depresión, hipocondría, fobias, pánico
- Abuso de drogas, psicofármacos, alcohol
- Ira y resentimiento. Culpa
- Trastorno de la alimentación (bulimia, anorexia)
- Trastorno por somatización
- Intento de suicidio
178
Consecuencias sociales
- Aislamiento social
- Absentismo laboral
- Pérdida de empleo
Consecuencias físicas
179
Recordaremos el cortocircuito emocional que se produce ante una
activación intensa, apoyada sobre un sustrato de creencias sexistas
arraigadas, siempre dejando claro que antes de perder el control hubo una
decisión voluntaria. Los hechos muestran que la mayor parte de los homicidios
relacionados con la violencia de género se producen a últimas horas del día,
interpretándose que la causa se encuentra en un progresivo incremento de la
ira. También se ha observado un aumento de las muertes en las que existe
contacto físico, estrangulamiento, con relación al uso de armas, que puede
interpretarse del mismo modo que el caso anterior. Finalmente recordaremos
que normalmente la víctima deja de ser apreciada como una persona
(cosificación).
El ciclo de la violencia
Recordamos brevemente las fases del síndrome de maltrato a la mujer:
180
gravedad del problema. Comparando grupos de niños y niñas víctimas-testigo
con otros que no lo han sido se pone claramente de manifiesto que los
primeros tienen repercusiones negativas de muy variado tipo.
Consecuencias directas:
181
- Conducta agresiva. La exposición a modelos agresivos desarrolla en
los menores pautas de comportamiento agresivo. Esto está más que
estudiado y alguno de vosotros lo ha sufrido en sus propias carnes.
Consecuencias indirectas:
3.2 Dinámicas
- Escucha activa
En primer lugar realizamos un cuestionario oralmente a los participantes.
Ellos responden por escrito para sí mismo.
182
Ponte nota. De uno a diez, pero no la digas.
- Escucha activa 2.
Por parejas. Un participante cuenta a su compañero un asunto personal
que realmente le preocupe. El otro escucha activamente. Finalizado el tiempo
el que ha escuchado cuenta al resto del grupo lo más importante de su relato,
atendiendo a los hechos y sentimientos que han estado presente. El
participante que contó su problema devuelve si se ha sentido escuchado,
atendido y el acierto de su compañero.
Se pueden hacer preguntas del tipo ¿cuál crees que ha sido el momento
más intenso, emocionalmente, del relato de tu compañero?, ¿cuál era la
emoción predominante?, ¿cómo lo percibiste? ¿en qué parte de su cara o su
cuerpo lo has notado?, ¿crees que se ha sentido entendido por ti?
- Indígenas
Entregamos el texto contenido en el anexo 1 que se ha titulado
“indígenas”. Expone algunas de las consecuencias que sufre el pueblo innu al
ser desposeído de sus territorios y ubicados en los extrarradios de la ciudad. El
texto plantea un problema social y como se refleja en la situación de un menor.
Ha sido elegido por el paralelismo, salvando las distancias, con la violencia de
género (que es otra de las violencias que están sufriendo las mujeres innu)
como problema social y las consecuencias para los menores. El texto procede
del folleto titulado “El progreso puede matar” editado por la ONG Survival y se
encuentra disponible en su página Web.
183
En la puesta en común recogeremos los sentimientos que ha suscitado
la lectura. Preguntaremos ¿qué le pasa a Phillip? ¿Cómo se siente? ¿Cuál será
su futuro? ¿Es culpable de lo que hace? ¿Es un problema social? ¿Además de
la tierra, los innu han perdido algo más?
184
- Película sobre violencia doméstica.
Se indicará previamente que intenten identificarse con la víctima por
muy difícil que les resulte. Que intenten percibir objetivamente sus sentimientos
y como surgen éstos. Deben prestar igualmente atención a las conductas de
maltrato que aparezcan, especialmente a las conductas por omisión y a la
violencia psicológica. Por último, es importante que se fijen igualmente en la
parte positiva del agresor como puede ser el deseo de cambiar.
Pueden utilizarse las películas “Te doy mis ojos” de Iciar Bollaín y “El
Bola” de Achero Mañas.
- Silla vacía.
Un participante se sienta frente a una silla vacía. Imaginará que frente a
él se encuentra sentada la víctima de su delito y comenzará reprochándole algo
que no le guste de ella. A continuación cambiará de silla y situado en el papel
de la víctima responderá a lo anterior. El terapeuta señala aquellos aspectos de
la comunicación que no está siendo atendidos, deliberadamente o no, p.e. “tu
mujer acaba de decirte que siente miedo y tú ni siquiera parece que lo hayas
escuchado, ¿qué le dirías?”. Si el terapeuta considera que este ejercicio resulta
complicado para el grupo puede sustituirse por un rol play, pudiendo adoptar
uno de los personajes para dotar de mayor realismo a las situaciones.
185
sentimientos. Debemos estar atentos a que el grupo entienda que es
un ejercicio de empatía. A la hora de la lectura en grupo algunos
participantes pueden adoptar un estilo que pudiera recordar a la
tercera fase del ciclo de la violencia (luna de miel), valdrá la pena
hacerlo notar sin acusaciones de falsedad.
- Haz un listado de expresiones y frases hirientes que has utilizado o
que han utilizado contigo. Escribe algunas de las que recuerdes
haber dicho a tu pareja. No te fijes únicamente en el contenido,
también en la forma en que las dijiste. Para ayudarte fíjate en este
ejemplo:
Has hecho un mal comentario a tu pareja. A ella no le ha gustado, le
molesta y le hace daño. Te lo dice. Y en lugar de reconocerlo…
- “no se te puede decir nada”
- “siempre estás deprimida”
- “es mi manera de hablar”
- “era solo una broma”
¿Son frases sin importancia? No pienses solo en ti, porque también te
puede ocurrir.
- Para cerrar la unidad se propone este ejercicio como tarea para casa
o para realizarlo dentro de la sesión. Se pretende adoptar una visión
positiva y aliviar un poco la tensión y el dolor que haya podido
aparecer.
Trata de adoptar una visión positiva. Te vamos a pedir que pienses en
tus hijos, sin temor, sin cuentas pendientes. Piensa en ellos y en lo feliz que te
hicieron. Piensa en ellos y en tus sueños. A continuación y para cada uno de
ellos continúa las siguientes frases y escribe cuanto desees.
Me gustaría que mi hijo (nombre)…
Me gustaría que mi hija (nombre)…
5. LECTURAS RECOMENDADAS
186
Anexo 1
INDÍGENAS
“Me llamo Phillip. Soy esnifador de gasolina. Esnifo gasolina con mis
amigos. En invierno, robamos motos de nieve y robamos gasolina... No voy a
casa porque esnifo gasolina. Y esnifo gasolina porque mis padres beben y eso
me saca de quicio... Hubo un momento en que Carlos corrió hacia mí cuando
estaba ardiendo, pero como yo estaba esnifando gasolina y mis vapores eran
muy fuertes salí corriendo. Tenía miedo de prenderme yo también”.
187
Anexo 2
Quiero que sea más equilibrado y más cariñoso y que me acepte como
soy. Cuando me trata así, con ese desprecio, ese asco y esa rabia siento
impotencia, odio, culpa, desesperación, humillación, no puedo dejar de llorar,
quiero pegarle, necesito defenderme, me ahogo, y no veo salida. Sólo quiero
dormir y que se pase todo esto.
Me duelen mucho los ojos de llorar tanto. No me toca. No mira. No me
pide perdón. No me habla. Me duele mucho la cabeza ¿por qué sigo aquí? He
quedado con mi hermana pero no puedo salir así, no quiero que me vea en
este estado. Y no puedo contarle que estoy aguantando esto porque va a
pensar que soy más tonta aún de lo que ya lo estoy siendo. No puedo recurrir a
nadie. Me he metido yo sola en este infierno. Me ahogo.
Es imposible que estemos bien. Él me desprecia. Partiendo de ese asco
que le doy no puede interpretar ningún gesto mío como cariñoso. Si me acerco
a él para hacer las paces me va a despreciar más por arrastrarme. Si le digo
que me voy le voy a parecer una radical y se va a poner hecho una fiera. Es
imposible que estemos bien. Sólo exige. Sólo culpa. No compadece. No
disfruta. Exige que sea distinta. No le gusta mi conversación. Dice que es
bazofia. Y me dice que soy una mentirosa. Cuando estoy callada se enfada.
Cuando hablo le parece que sólo cuento tonterías. Le parezco superficial. Dice
que soy una cotilla y que no hablo de cosas serias. Tenemos incompatibilidad
de caracteres. A mi me gustan los musicales, él no los soporta. Yo odio el
fútbol y el tabaco. Él dedica las tardes de los domingos a eso. Yo tengo
muchas amigas y me gusta salir y quedar con ellas. Él sólo tiene dos amigos y
les ve muy poco. No les necesita y cree que la gente no le aporta nada. Yo
necesito estar sola un ratito al día. El también pero no tolera que yo lo necesite.
Es lento. Yo soy muy activa. Él no intenta las cosas que no le van a salir bien,
pero a mi me obliga a conducir a su manera, a arreglar las puertas de los
armarios o... ¿Por qué no podemos dividirnos las tareas? Dice que siempre
cocino crudo. Por una vez que un pollo me quedó mal. Le gusta beber y se
siente culpable si yo no lo hago. Dice que no le afecta, pero se pone intratable.
188
No le gustan mis ojos, ni que tenga las tetas tan grandes (al menos ahora), ni
que haga ruido con los tacones. Le parece mal que me duela la cabeza. Le
parece mal que me ponga nerviosa y me encuentre rara por problemas
hormonales. Le parece mal que cuide tanto a mis padres o que pierda el culo
por ayudar a mis hermanos. Le molestan mis canas. No le parece bien que me
haya cortado el pelo.
No pone voluntad ni sabe arreglar las cosas. Discutimos y sólo lo
dejamos pasar. No afronta. No puedo hablar con él. Saca trapos sucios del
pasado, insulta, culpa, no va al grano. Y dice que soy yo la que me pierdo, pero
es sólo cuando me vuelve loca, cuando no puedo más de que me ataque y
entonces entro al trapo. Necesito defenderme pero luego me arrepiento y me
siento poco digna porque sé que le puedo decir cosas fuertes. Se cree que
sabe mejor que yo cuáles son mis problemas y cree que debo solucionarlos
según él lo haría, ¡pero es que yo no soy como él!
Estoy de acuerdo en que a veces soy muy testaruda y que me río muy
alto y que tengo genio, pero... No son problemas graves. A ratos me creo que
soy un despojo humano, tan despreciable como él me dice. Me siento tan
mierda y tan mal cuando le tomo en serio. Pero nadie me trata así ni piensa
eso de mÍ, así que algo falla...
Me he sentido fatal como mujer, como madre, como trabajadora. Él no
hace nunca planes. A mi me gusta hacerlos. Yo le había aceptado, creía que
nuestras diferencias no serían un problema aceptándolas, dejando al otro en
paz con su manera de ser y compartiendo el resto y lo que nos gustábamos...
Pero está claro que él no lo cree. No me quiero torturar más empeñándome en
estar bien con alguien que demanda cosas que a mi me parecen marcianas. Lo
he intentado. He querido comprenderle y quererle y hacer caso a sus
peticiones, porque quería estar bien con él. Pero pide cosas imposibles. Y
además van cambiando y no tengo manera de acertar. Hay mil frentes abiertos.
Y yo ya me siento frustrada, triste, agotada (cómo odia él que diga que estoy
cansada).
Interpreta las cosas al pie de la letra. Es cansino, repetitivo, machacón,
cabezota y egoísta. Habla cabreado, no da las gracias por nada, piensa que
merece buen trato porque él es él pero no paga con la misma moneda, no pide
perdón, no dice cosas bonitas, no ayuda, es irónico, es hiriente, me ridiculiza,
189
me hace burla, está a la que salta y siempre dispuesto al ataque y a dar la
vuelta a la tortilla...
No tiene sentido seguir así. Y sin embargo me muero de dolor si se
acaba ya la historia. Han sido muchos años. Yo había puesto toda mi ilusión.
Tenía esperanzas en ser una pareja feliz. Me jode mucho haberme perdido
planes y haber renunciado a otras cosas “por no hacerle daño y para
acompañarle en casa”. No sonríe. No disfruta. Le encanta follar. A mi antes
también. Ahora tengo miedo. Porque ahora hasta me critica cómo hago el amor
con él. Al principio era todo fácil y natural. Ahora lo hago por tenerle contento,
pero a mi no me apetece. Me apetece que me cuide, que me acaricie, sentirme
deseada y querida; pero yo no siento deseo hacia él. No me pone. Y si me
excito un poco enseguida me asusto y se me corta el rollo. Porque me asusta
querer a alguien que me hace tanto daño. Me siento trastornada.
Yo quería que saliera bien. Yo quería quererle. Yo quería intentarlo otra
vez. Yo quería vivir sin odios y en paz. Ahora solo hay ira. El odia mi manera de
ser, yo suelo estar a gusto con ella. Pero él me hace dudar. Me hace dudar de
cosas de mi que me gustan, algunas hasta me ha costado mucho que me
gusten.
Pues bien, como el drogadicto, estoy dispuesta a abrirle los brazos si
deja ahora mismo de hacer lo que está haciendo y viene a abrazarme. Me
gusta dormir con él. Me gusta sentirme acompañada. Me gusta no ser la amiga
sin marido. Pero no me entiende, no me valora. Tendría que irme. Pero no
quiero explicarle a nadie que he vuelto a fracasar. Y luego le ando diciendo a
mi madre que meta al cabrón de mi padre en una residencia y que se separe, a
ella que lleva toda la vida aguantando. Yo no llevo tanto y no soy capaz. Me
resisto a perderle.
Las cosas no mejoran y no tengo fuerzas.
Lo he intentado otra vez. He querido hablar. Y ha vuelto a salir mal. Le
he contado cosas que no venían a cuento. Me critica todo. A veces sus críticas
son estimulantes, pero otras no sirven de nada, solo duelen. No quiero que
hable de mi padre, no quiero que me enjuicie, no quiero que vaya de
psicoanalista conmigo porque no acierta. Cuando le cuento algo sólo quiero
que me entienda, no quiero que me pregunte, ni que me analice ni que me
intente solucionar las cosas ni que me diga lo que tengo que hacer. Sólo quiero
190
que me escuche, que me entienda y si es conveniente que me acune. No
quiero que saque a relucir todos mis defectos cada vez que lo paso mal por
algo. ¿Por qué sólo me dice lo malo?
No quiero pelear, no quiero sentirme atacada, no quiero hacerle daño.
Quiero borrar todo esto. Me gustaría no terminar la relación después de esta
broncaza. Me gustaría haber reaccionado antes y no ahora que parece que ya
nada tiene remedio y duele tanto...
Me gustaría no haber creído que esta historia de amor era posible y
deseable. Me da miedo no saber terminar. No confío en mí para arreglar esto.
Soy un trapo inútil. Me voy a morir de pena. No quiero este dolor. No quiero no
poder verle más. Tengo miedo. Me da miedo él, me da miedo estar sin él.
191
Anexo 3
EJERCITANDO LA EMPATÍA
192
PARTE II: UNIDADES 6-11
193
UNIDAD 6: VIOLENCIA FÍSICA Y CONTROL DE LA IRA
1. INTRODUCCIÓN
La violencia física según Corsi (1994) incluye “una escalada que puede
comenzar con un pellizco y continuar con empujones, bofetadas, puñetazos,
patadas, torceduras, pudiendo llegar a provocar abortos, lesiones internas,
desfiguraciones, hasta el homicidio”.
Dentro de la violencia de género, el maltrato físico es el más evidente y
fácil de identificar y además es al que se le suele dar más importancia a nivel
personal, social y legal. Sin embargo, suele ir precedido y acompañado de
violencia psicológica, como se verá más adelante. En un estudio realizado en
España sobre prevalencia de violencia de género se ha encontrado que el
20,2% de las mujeres encuestadas habían sufrido o estaban sufriendo maltrato
a manos de su pareja. Del grupo de mujeres maltratadas, casi una de cada dos
habían sufrido ataques contra la integridad física (42.7%). La presencia de
violencia psicológica en sus diferentes manifestaciones era incluso mayor que
la de violencia física (Fontanil et. al., 2005).
Dado que la ira es un antecedente importante del comportamiento
violento y, específicamente, de la violencia física, esta emoción ha sido un
elemento importante en los programas de tratamiento de delincuentes violentos
y, entre otros, de los programas de violencia de género (Dobash y Emerson,
2000). La relación entre ira y agresión es dinámica. Aunque puede darse
agresión sin ira, y la presencia de esta emoción no tiene por qué ser suficiente
para disparar la agresión, sí está claro que la ira es un activador significativo de
la agresión, y que ambos se influyen recíprocamente (Novaco, Ramm y Black,
2000; Polaschek y Reunolds, 2000).
Cuando constituye una emoción normal, la ira no siempre resulta en
agresión, ya que el comportamiento agresivo es regulado por mecanismos de
control interno (empatía) o externos (elementos ambientales, presencia de
otras personas, probabilidad de un castigo). Pero algunas personas
experimentan ira con una intensidad o una frecuencia demasiado elevadas, o
194
existen elementos desinhibidores (como el alcohol) que disminuyen la
efectividad de los mecanismos naturales de control de la agresión.
Esta sección del programa entrena al participante en técnicas básicas,
de carácter emocional, cognitivo y conductual, que le permitan controlar su
emoción de ira antes de que termine en agresión.
2. OBJETIVOS
- Explicación del ciclo de la violencia física.
- Identificación de las señales conductuales, emocionales y cognitivas de baja
intensidad que alertan del inicio de la escalada de la violencia.
- Entrenamiento de los participantes en técnicas básicas para el control de la
ira.
3. TÉCNICAS TERAPÉUTICAS
195
porque me tiene miedo? ¿Mi pareja me adora o desconfía tanto de mí que hace
todo lo que yo digo? ¿Por qué me consideran una persona difícil? ¿Por qué me
miran así?
Además, cuando tenemos reacciones airadas o de agresividad verbal
(o física) desproporcionada ¿qué conseguimos? Normalmente empeoramos la
situación. Ninguna persona exaltada, histérica, agresiva o tensa es capaz de
buscar soluciones o tomar decisiones serenas. Lo que suele ocurrir cuando nos
controlamos es que nos arrepentimos y sentimos que “nos hemos pasado”.
Nos pone triste insultar a un amigo o a un familiar querido, sentir que algo se
nos va de las manos, ver que no somos capaces de dominarnos, comprobar
que otra vez nos hemos vuelto a meter en problemas. A veces llegamos a
situaciones extremas y podemos herir gravemente a otra persona y estar a
punto de matarla. Está claro, hacemos daño a otros pero también nos
hacemos daño a nosotros mismos.
La ira puede servir a veces para luchar contra la injusticia, pero rara
vez produce un cambio razonable. Líderes respetados como Martin Luther King
o Gandhi defendieron sus causas con todas sus fuerzas, pero también fueron
muy disciplinados y mantuvieron la cabeza fría. Su actitud dio fruto porque
apelaron a la razón y no a la ira.
Además la ira fomenta las agresiones. Piensa en la última vez que
gritaste, avasallaste, abofeteaste o diste un puñetazo a alguien ¿estabas
enfadado y enfurecido? ¿Y cuando alguien te ataca? ¿De qué te entran ganas?
Por último, está comprobado que las personas que se irritan y se
enfadan con frecuencia, que llevan mal las frustraciones y que saltan por
tonterías tienen más posibilidad de tener problemas cardíacos y de ser
hipertensos, entre otros problemas de salud.
Antes de explicar qué hacer para manejar la ira, vamos a comentar
algunas ideas equivocadas sobre esto, porque a veces nuestra manera de
solucionar las cosas sólo las empeora. Las siguientes ideas son falacias que
nos hemos creído durante mucho tiempo.
196
fortalecerla. Suele tener un efecto multiplicador de la misma. La práctica
y el entrenamiento siempre hacen que mejoremos, en lo que sea.
Cuanto más practiquemos la expresión de la ira, mejor nos
enfadaremos.
2. Conviene tomarse un tiempo muerto cuando nos enfademos. Esto
puede ser útil siempre que revisemos por qué nos hemos enfadado y si
después del tiempo muerto retomamos la cuestión, la hablamos e
intentamos llegar a un acuerdo entre las partes implicadas. Pero si sólo
nos tomamos tiempos muertos huyendo de la situación, lo único que
vamos a conseguir es aplazar el problema y que los que nos conocen
piensen que con nosotros “no se puede hablar”, “que tenemos muy
malas reacciones”, “que nos agobiamos con nada”, “que enseguida nos
ponemos nerviosos”, “que no sabemos resolver conflictos”. Cuando huyo
de una situación ¿qué aprendo de mí mismo?
3. La ira nos ayuda a conseguir lo que queremos. No es falso del todo,
pero lo conseguiremos temporalmente y mientras estemos presentes.
Cuando ya no estemos delante, se acabó el respeto que nos puedan
tener. Que no es respeto, que es miedo, desconfianza, rencor e ira.
4. Pensar en nuestro pasado nos ayuda a disminuir la ira. Si nos
centramos en lo malos que fueron nuestros padres o lo mucho que me
pegaron de pequeño sólo conseguiré sentir más rencor hacia ellos. No
podemos cambiar lo que nos ocurrió cuando éramos niños, ni lo que
aprendimos, aunque hacer un análisis de la historia vital puede ser
constructivo. Sí está en nuestra mano dejar de comportarnos así y dejar
de sufrir por ello. Tenemos una manera exagerada de reaccionar cuando
nos enfadamos y probablemente nos cueste más que a otros responder
de forma tranquila, pero no es imposible. Seguir obsesionados con el
pasado no nos va ayudar.
5. Son los demás los que me enfadan. Si realmente fueran las
situaciones las que nos sacaran de quicio todos reaccionaríamos igual
ante las mismas conductas. Pensad en un atasco o en un insulto o que
alguien se cuela en la fila o en un abuso. ¿A que no todo el mundo
reacciona igual? Puede parecer que nuestra rabia surge como simple
197
reacción a una situación, pero entre la situación y mi enfado siempre
está mi cabeza.
¿De verdad crees que las cosas te enfadan o te irritan? ¿Crees es el
mundo el que tiene la culpa de todo y vosotros no podéis hacer nada al
respecto? No nos equivoquemos. Soy yo el que me enfado. Soy yo el que
pienso: eso no debería ser así, ese es imbécil, cómo se puede ser tan inútil, a
mi nadie me habla así, voy a dejar claras las cosas, etc. Yo pienso y yo siento.
No son las situaciones las que me irritan sino lo que yo pienso sobre ellas. ¿De
verdad quiero dejar en manos de los demás mis emociones?
La ira la creamos nosotros a raíz de un pensamiento absolutista y
autoritario. La mayoría de las veces nos enfadamos por nuestras creencias
sobre el mundo, sobre lo justo y lo injusto, sobre lo que no debería ser así…
Normalmente sentimos ira cuando pensamos que algo es:
- espantoso,
- horrible, terrible,
- injusto,
- que bajo ningún concepto debería estar ocurriendo,
- que determinadas personas son malvadas.
Pero ¿es realmente mala una persona por hacer algo dañino o que a
nosotros no nos gusta?, ¿no hacen las malas personas también cosas
buenas?, ¿cómo es posible?, ¿y las buenas personas sólo hacen cosas
buenas?, ¿en serio?, ¿y es tan grave o tan horrible que me lleven la contraria?,
¿y realmente no puedo soportar que parezca que he quedado por debajo de
otro?, ¿qué pasaría en esa situación?
El problema es que dramatizamos, exageramos, condenamos a los
demás, somos inflexibles y generalizamos (“mató un perro y le llaman
mataperros”).
El perfeccionista y el que no se perdona a sí mismo un fallo se
deprime. El que no perdona a los demás siente rencor, ira y enfado eterno. ¿Y
de qué me sirve odiar para siempre al que me hizo daño?
Parte del truco consiste en cambiar nuestra manera de pensar y de
decir las cosas. Si cambio el necesito por el me gustaría y acepto que no todo
tiene que salir como yo quiero, tendré menos motivos para enfadarme. Si quito
198
de mi vocabulario el terrible, el horrible, el debería o no debería ser así, el de
ninguna manera y dejo de poner etiquetas a los demás también me irritaré
menos.
Ya se ha dicho que no todo el mundo lo tiene igual de fácil, que algunos
tienen la suerte de haber heredado un carácter tranquilo y haber crecido en un
entorno sin violencia, pero la responsabilidad de mantener la ira y la
agresividad lo que nos queda de vida es nuestra.
• ESTAR CONVENCIDO
• ESFORZARSE
• PRACTICAR
199
obligues a hacer referencia al comportamiento de esa persona, pero no a ella.
Se trata de que describas de manera precisa y concreta aspectos del
comportamiento de esa persona que odias. Seguro que encuentras conductas
que no son tan abominables. No se trata de que perdones ni olvides si no
quieres, sino de que tu sentimiento negativo hacia ella sea menos intenso (y
esto se puede conseguir buscando comportamientos de esa persona que
no te produzcan rechazo. Tiene que haberlos).
2. Autoinstrucciones y autorrefuerzos. Muchas veces, aunque no nos
demos cuenta, nos hablamos a nosotros mismos. Nos damos ánimos (venga,
adelante, vamos, un día más, superado), nos decimos cómo tenemos que
hacer las cosas (no conduzcas tan deprisa, frena, pasa de él, no corras, no
vuelvas a llamarle, no pienses en eso), hasta nos reímos y nos regañamos o
nos insultamos (torpe, ¿cómo has podido hacer eso?, ¿otra vez?, eso te pasa
por no pensar, ay las prisas). Tenemos una especie de diálogo interno natural
con nosotros mismos ¿verdad? Esa habilidad que tenemos la podemos utilizar
cuando estemos en situaciones tensas, cuando nos estemos cabreando y
cuando sintamos ira. En esos momentos podemos darnos mensajes, órdenes o
instrucciones que nos ayuden a no empeorar las cosas y a controlarnos. Estos
mensajes (que han de ser claros y muy detallados) se llaman
autoinstrucciones (no merece la pena enfadarse por esto, puedo solucionar
mis problemas sin recurrir a la violencia). Otro tipo de mensajes son los
autorrefuerzos, que no son otra cosa que una especie de palmadita a la
espalda de enhorabuena que nos damos a nosotros mismos cuando hacemos
algo bien, estamos orgullosos de nosotros mismos o nos gustamos
especialmente.
3. Tiempo fuera. Se ha visto que la escalada de la ira tiene que ver con
el comportamiento del otro, pero también con la propia interpretación irracional
y obsesiva del que arremete. Por ello para el control de la ira y de la violencia
es fundamental que ante los primeros indicios (me sudan las manos, tenso la
mandíbula, me tiembla la voz, tengo pensamientos calientes muy seguidos) de
activación abandonemos la situación durante al menos una hora. Durante este
tiempo realizaremos control de las emociones (relajación, debate del
pensamiento, deporte). Se trata de decirle al otro de forma positiva que ante el
riesgo de perder el control nos vamos a ir a dar una vuelta (nunca al bar o a
200
calentarnos más la cabeza con un amigo) para tranquilizarnos y que luego
intentaremos solucionar el problema, cuando haya menos riesgo de tener
problemas. Debemos insistir una y otra vez en que:
201
practicar ejercicios respiratorios, relajación, recitar un poema, contar hacia
atrás, etc. Debemos practicarlos frecuentemente aunque no nos encontremos
en situación de ira. Este entrenamiento junto con el de parada de pensamiento
ayuda a disminuir el nivel de activación. Reducir el nivel de activación es
necesario para afrontar de nuevo la situación si se diera el caso. Pueden
utilizarse recordatorios. Por ejemplo, podemos poner una señal en el paquete
de tabaco que nos haga estar alerta.
En definitiva, nuestro comportamiento violento solo nos puede traer
problemas, aunque a corto plazo nos sintamos poderosos y consigamos
nuestros objetivos. Algunos inconvenientes de la ira son:
- Si soy agresivo y furioso viviré obsesionado con las represalias, las
venganzas y el miedo que me tengan los demás.
- La ira, también la justa indignación, puede llevarnos a abusar de los más
débiles.
- Genera violencia, incluso política y religiosa, que brota del odio.
- Fomenta desprecio a los demás. Y el desprecio a los demás nace
muchas veces del desprecio a nosotros mismos: no estamos orgullosos
de nosotros mismos y necesitamos criticar y machacar al otro para
sentirnos más decentes en comparación. Mejorar nuestra autoestima y
sentirnos más seguros nos ayudará a ser menos iracundos.
- Estar enfadados no nos moviliza a la acción, al contrario, nos bloquea y
nos ciega. Nos impide planificar.
- No respetamos los derechos de los demás.
- No ayudamos a los demás a cambiar. Solo se comportarán de otra
manera ante nosotros porque nos tienen miedo.
3.2 Dinámicas
- Completar en grupo la tabla del anexo 1. ¿Cómo descomponer el
comportamiento violento? Es importante que el terapeuta insista en que
esas señales son las alertas para la aplicación de las distintas técnicas.
- Elabora una lista de las cosas, hechos o comportamientos que más te
hacen enfadar. Empieza por la que peor te sienta, y así sucesivamente.
202
- Enumera una lista de características positivas de las dos personas con
las que más te has enfadado en tu vida.
- Autoinstrucciones. Se expone el objetivo y el fundamento teórico de la
técnica. Después cada participante por separado ha de pensar en
aquellos mensajes que le sería útil darse a si mismo para controlar su
ira. Durante la puesta en común el terapeuta ayuda a mejorarlos y a
hacerlos lo más concretos y personalizados posibles. Finalmente, se
entrega a cada miembro del grupo una tarjeta en la que han de anotar
sus autoinstrucciones para que las lleven siempre consigo.
- Parada de pensamiento. Se pide inicialmente a uno de los participantes
que cuente al grupo, con la mayor cantidad posible de detalles, un
momento en que se haya sentido especialmente humillado. Cuando
haya avanzado en su relato, el terapeuta da un fuerte golpe en la mesa y
lo interrumpe. Después se analiza cómo se sentía al contar esta
experiencia, y qué ha ocurrido después de la parada de pensamiento.
Por último se explica el objetivo de la técnica y en qué momentos usarla.
- Distracción. Se expone el objetivo y el fundamento teórico de la técnica.
Los participantes han de elaborar un listado de aquellas tareas que
puedan resultarles útiles como distracción. Han de ser realistas y
aplicables a su vida cotidiana. El terapeuta propondrá las que no salgan
en el grupo.
- Entrenamiento en relajación. Es conveniente que se practique en alguna
sesión de grupo para que sirva como modelo y se inste a su práctica
entre sesiones.
203
5. LECTURAS RECOMENDADAS
204
Anexo 1
EL COMPORTAMIENTO VIOLENTO
205
Anexo 2
AUTOREGISTRO
206
UNIDAD 7: AGRESIÓN Y COERCIÓN SEXUAL EN LA PAREJA
1. INTRODUCCIÓN
Las relaciones sexuales son un área más de las que se ven afectadas
por la violencia de género. Distintos estudios señalan que entre un 10 y un 26%
de las mujeres sufre algún tipo de comportamiento sexualmente agresivo
dentro de su matrimonio (Goetz y Shakelford, en prensa). En el caso de las
mujeres maltratadas, este dato se eleva al 50% (Martin, Taft y Resick, 2007).
La gravedad de este comportamiento puede ser muy diversa. Martin et.
al. (2007) distinguen las siguientes categorías:
• Coerción sexual no física: La coerción sexual sin agresión física es una
categoría muy importante, porque ocurre más frecuentemente que el
sexo forzado mediante fuerza física o amenazas. El agresor recurre a
distintas tácticas para presionar a su víctima. Puede utilizar argumentos
acerca de la obligación de la mujer de satisfacer las necesidades de su
marido, aunque en ese momento ella no lo deseé. También puede
utilizar sus recursos de poder en la relación para forzar a su pareja a
acoplarse a sus demandas sexuales.
• Violación como extensión de la violencia general en la pareja. Este tipo
de agresión sexual se da en parejas caracterizadas por el abuso verbal y
físico general. De esta forma, la agresión sexual es una forma más de
maltrato que sufre la víctima. La violencia que despliega el agresor es de
tipo expresivo y busca el sufrimiento de la víctima.
• Relaciones sexuales forzadas. Las parejas en las que aparece este tipo
de agresión no presentan comportamientos violentos en otras áreas. Se
caracterizan por un desacuerdo crónico con respecto a las relaciones
sexuales, que el agresor resuelve violentamente a través de la fuerza.
La violencia del agresor es instrumental y se orienta principalmente a
someter a su víctima.
• Violación obsesiva. Este tipo de agresión es la menos frecuente. Los
agresores en estos casos se caracterizan por su preferencia por
actividades sexuales inusuales y el uso de pornografía. El agresor tiene
207
una preocupación general por el sexo y se excita por actos desviados
practicados a la víctima.
Los comportamientos concretos en los que se traduce este
comportamiento sexualmente agresivo son diversos. Podemos señalar, entre
otros (Kennedy Bergen y Bukovec, 2006):
• Retirar a la mujer sus recursos económicos si no accede a los deseos
sexuales del agresor.
• Presionarla aludiendo a sus “obligaciones como esposa”.
• Aprovechar situaciones de debilidad, como la convalecencia de una
enfermedad o de un parto.
• Iniciar un encuentro sexual cuando la víctima está dormida y no puede
defenderse o negarse.
• Obligarla a ver pornografía en contra de su voluntad.
• Obligarla a reproducir actos extraídos de material pornográfico.
• Amenazarla con serle infiel con otras mujeres.
• Golpearla y forzarla sexualmente.
Podemos plantear por lo tanto la existencia de una dimensión de
comportamiento sexualmente agresivo en la pareja. En sus formas menos
graves, encontraríamos las conductas de coerción sexual sin violencia
explícita. A medida que aumentamos la gravedad, nos acercamos a la violación
dentro de la pareja.
La investigación empírica sobre este tema señala principalmente dos
motivaciones para la agresión sexual en la pareja: el control sobre la mujer y la
preocupación obsesiva por su posible infidelidad (Martin et. al. 2007; Goetz y
Shackelford, en prensa; Goetz, Shackelford y Camilleri, 2008; Goetz et. al.,
2008). Estos dos motivos, claramente, no son excluyentes el uno del otro.
2. OBJETIVOS
- Identificación de los aspectos negativos de un comportamiento sexual
inadecuado en pareja.
- Análisis de los pensamientos que apoyaban estas conductas.
- Exposición de las consecuencias físicas y emocionales de su
comportamiento sexual con su pareja.
208
- Fomento de un estilo de relación sexual equilibrado y centrado en la
afectividad con la pareja.
3. TÉCNICAS TERAPÉUTICAS
209
• Si la mujer no tiene orgasmo, es la primera vez que realiza el coito, lo
realiza de pie, o se lava después del mismo, no puede quedarse
embarazada.
• La vasectomía implica más riesgos que la ligadura de trompas y causa
impotencia sexual o problemas de próstata.
• La mujer debe tomar la píldora, y el hombre es el que lleva los condones.
• El tamaño del pene de un hombre puede calcularse por el tamaño de sus
manos y pies, y además, cuanto más grande sea el pene, más placer para
ambos.
• La presencia de himen, significa siempre que la chica es virgen.
• Los orgasmos simultáneos constituyen mayor placer que los orgasmos
experimentados de forma separada.
• El alcohol es un estimulante sexual y la marihuana un afrodisíaco.
• Somos o totalmente homosexuales o totalmente heterosexuales.
• El desequilibrio hormonal es el causante de la homosexualidad.
• La masturbación es una práctica exclusiva para los hombres, y cesa
cuando encontramos una pareja.
• Cuando un hombre pierde su erección es que no encuentra a su pareja
sexualmente atractiva.
• El hombre siempre sabe sobre sexualidad y sobre cómo llevar las
relaciones sexuales.
• Un hombre siempre se excita cuando se encuentra en una situación
sexual.
• Sexualidad es igual a coito. Si no realizas penetración, no has tenido una
relación sexual completa.
• Cuando el hombre eyacula ha terminado la relación sexual.
• Una mujer adulta debe tener el orgasmo durante la penetración.
Pero lo que más nos va a importar del sexo en la pareja es que siempre
es una cuestión de dos personas que, aunque pueden vivir este tema de forma
distinta, tienen los mismos derechos. Hay personas que tienen relaciones
sexuales con prostitutas. ¿Creéis que es igual el sexo con una prostituta que
con tu pareja?, ¿son experiencias equivalentes? Quizás alguno de vosotros
210
vea a veces pornografía. ¿Pensáis que es una imagen realista del sexo y de la
sexualidad femenina?
Vamos a hablar de las emociones y del sexo. ¿Cómo se siente uno
cuando tiene una relación sexual con su pareja? Ya conocéis el concepto de
“emoción”. ¿Cuáles se sienten? ¿Hay alguna emoción que sea incompatible
con el sexo? ¿Puede practicarse sexo estando enfadado, por ejemplo? ¿Y
asqueado? ¿Y agresivo? ¿Y asustado? ¿Y sin sentir nada?
En una relación sexual sana, las emociones predominantes han de ser
positivas. Por ejemplo amor, ternura, excitación, alegría. Si el sexo se mezcla
con emociones negativas, o con la ausencia de emociones, entonces algo va
mal. El objetivo de esa relación ya no es la satisfacción mutua, ni aumentar la
felicidad de la pareja. Ahí se busca descargar agresividad, hacer daño,
humillar, controlar. ¿Cómo pensáis que se sentía vuestra pareja al tener sexo
con vosotros?, ¿en qué situaciones teníais relaciones sexuales?, ¿eran
siempre situaciones positivas?, ¿o a veces después de una discusión o de
algún otro enfrentamiento?, ¿pensáis que a vuestra pareja le apetecía tener
sexo en un estado emocional negativo?
Dentro de las emociones que se asocian con el sexo, la que más nos
importa es el amor. ¿Cómo es enamorarse? Se trata de una emoción muy
intensa que implica desear unirse a una persona. Algunas de las experiencias
que se sienten durante el enamoramiento son:
1. Idealización de la persona.
2. Sentimientos ambivalentes y fácilmente cambiables.
3. Pensamientos constantes sobre la otra persona que interfieren en las
actividades habituales.
4. Un estado emocional intenso.
5. Falta de concentración.
6. Sensibilidad ante las necesidades del otro.
7. Deseo de estar con la otra persona y de tener intimidad con ella.
211
Ahora bien, el enamoramiento es una primera fase del amor. Con el
tiempo las emociones son menos intensas y se da paso a un estado más
tranquilo pero más duradero. O puede aparecer el desencanto de uno con el
otro y la relación desaparece. Lo que está claro es que el amor incluye distintos
tipos de componentes. Podríamos resumirlos en pasión, intimidad y
compromiso. Al principio de una relación lo predominante puede ser la pasión y
la intimidad, por encima del compromiso. Con el tiempo, si la relación se
estabiliza, el compromiso toma mayor importancia y disminuye la pasión.
¿Cómo unimos amor y sexo? ¿Qué relación tienen estos dos
elementos? Evidentemente pueden existir juntos o por separado. Puede existir
sexo sin amor, y amor sin sexo. El amor se puede expresar por vías distintas al
sexo, y el sexo puede acompañarse de emociones que no tienen nada que ver
con el amor. El sexo tiene muchas funciones, podemos destacar:
1. Reproducción.
2. Placer.
3. Relación afectiva.
Pero también se puede utilizar con otros fines negativos:
1. Castigar.
2. Humillar.
3. Dominar.
También pueden aparecer emociones diferentes, unas positivas y otras
negativas. Entre las positivas podemos señalar:
1. Excitación.
2. Deseo.
3. Ternura.
4. Cariño.
Pero también puede acompañarse de otras emociones negativas.
1. Enfado.
2. Desprecio.
3. Vergüenza.
4. Odio.
5. Celos.
¿Qué uso le has dado tú al sexo? ¿Qué emociones predominaban en las
relaciones sexuales con tu pareja?
212
Una sexualidad positiva dentro de una pareja ha de ir orientada, entre
otros fines, a fomentar el amor entre las dos personas. Cuando tiene una
función negativa es simplemente otra forma de maltrato, quizás incluso más
íntima y dolorosa que otras.
¿Cómo es el sexo cuando hay amor? Esta pregunta no tiene una
respuesta única. Evidentemente la sexualidad cambia de una pareja a otra.
Pero si podemos proponer algunas características:
1. Sucede entre dos personas a las que une una relación de afectividad.
2. Las dos personas desean tener esa relación sexual, y ninguna de ellas
se siente forzada o coaccionada a tenerla.
3. Las sensaciones físicas que se derivan de ese encuentro son
placenteras.
4. Las emociones que se derivan de ese encuentro son positivas para
ambos.
5. Existe una preocupación en ambas personas por el bienestar y la
satisfacción del otro con el encuentro sexual.
6. Sus objetivos principales son: el placer físico, comunicar emociones
positivas, la intimidad con la otra persona. En definitiva: la felicidad de
ambos.
3.2 Dinámicas
- Los participantes completan las frases incompletas recogidas en el anexo 1.
Después se ponen en común en el grupo.
- Los participantes realizan una breve autobiografía sexual. El objetivo de
este ejercicio es que se acostumbren a hablar de su vida sexual. Habrán de
responder a las siguientes preguntas:
a. ¿Cómo fueron tus primeras experiencias sexuales?
b. ¿Has recibido algún tipo de educación sexual?
c. ¿Has recurrido alguna vez a la prostitución?
d. ¿Te gusta la pornografía?
e. ¿Cómo era tu vida sexual con tu pareja? ¿Estabas satisfecho?
¿Qué hubieras cambiado?
f. ¿Cómo es tu vida sexual ahora?
213
- Los participantes han de leer el listado de conductas sexualmente
coercitivas en la pareja y señalar aquellas que hayan practicado (anexo 2)
- Los participantes leen el listado de consecuencias físicas y psicológicas del
comportamiento sexual coercitivo en pareja.
- A partir de las consecuencias recogidas en el listado, han de indicar cuáles
creen que sufre actualmente (o ha sufrido) su pareja a causa de su
comportamiento (anexo 3)
- Lee los textos del anexo 4. Responde a las siguientes preguntas:
• ¿Qué piensan estos hombres sobre el sexo y sobre su mujer?
¿Crees que tienen razón?
• ¿Cómo se comportan?
• ¿Qué crees que piensan las mujeres? ¿Cómo se sienten?
• Piensa en otra forma de resolver estas situaciones.
- Lee el listado de pensamientos sobre las relaciones sexuales en la pareja.
¿Con cuáles estás de acuerdo? ¿Qué pensamientos añadirías a esa lista?
Elabora tu lista personal de pensamientos (anexo 5)
- Analiza tu lista personal de pensamientos. Analízalos como has hecho en
otros módulos. ¿Qué pruebas tienes de que sean correctos? ¿Qué pruebas
tienes en contra? ¿Qué alternativas se te ocurren? ¿Cómo han afectado
estos pensamientos a tus emociones y a tu conducta?
214
- Se entrega a los participantes los apuntes sobre psicoafectividad y
autoestima del Anexo 7 para que lo lean y planteen dudas en la siguiente
sesión.
215
Anexo 1
COMPLETAR FRASES
1. El sexo es _____________________________
2. Para mi, el sexo ha sido siempre una experiencia
_____________________
3. El sexo me hace sentir ______________________________
4. Sexo es lo contrario de ______________________________
5. Cuando me excito, me siento _____________________________
6. Alguien que no practica sexo es _____________________
7. Una vida con poco sexo ________________________________
8. Tengo que tener sexo ____ veces cada _________________
216
Anexo 2
1. Hacerle regalos.
2. Recordarle los regalos que le habías hecho en el pasado.
3. Amenazarla con irte con otra mujer.
4. Acusarla de engañarte.
5. Empezar una relación sexual cuando ella no estaba consciente
(dormida, drogada, bebida, bajo efectos de medicación).
6. Amenazarla con quitarle cosas.
7. Amenazarla con pegarle.
8. Recordarle que es su obligación.
9. Amenazarla con hacer daño a alguien o algo que ella quiere.
10. Insistir, a pesar de que ella no quería.
11. Decirle que si te quería, debía tener sexo.
12. Recordarle que otras parejas tienen más sexo que vosotros.
13. Decirle que otras mujeres estaban interesadas en ti.
14. Decirle que ibas a buscar una amante.
15. Obligarla a ver pornografía, aunque ella no quería.
16. Forzarla físicamente a tener sexo contigo.
217
Anexo 3
Consecuencias físicas
Consecuencias psicológicas
1. Depresión.
2. Ansiedad.
3. Culpabilidad.
4. Baja autoestima.
5. Sentirse un objeto.
6. Poco interés en el sexo.
7. Imagen negativa de los hombres.
8. Estrés.
218
Anexo 4
Texto 1
Santiago lleva ya casado diez años con Carmen. Después del trabajo
le gusta quedarse con los amigos a beber unas cervezas, y a veces se le hace
tarde. Cuando llega a casa su mujer parece enfadada. Por la noche cuando se
acuestan, muchas veces a él le apetece tener sexo. Cuando ha llegado tarde
de beber con los amigos, ella generalmente le dice que no le apetece. Él sabe
que es sólo una forma de intentar fastidiarle un poco por haber estado de
cervezas. En realidad ella quiere sexo lo mismo que él. Entonces tiene que
enfadarse un poco, pero es algo normal, como parte del juego. Después de
todo ella es su mujer, y están casados para algo. Ella también disfruta del sexo.
Texto 2
Roberto no entiende por qué a veces su pareja no quiere tener sexo.
Esto le frustra mucho. Cuando se enfada muchas veces le dice lo mismo “ten
cuidado, que lo que no encuentre en casa lo puedo encontrar en otro sitio”.
Texto 3
Carlos y Carmen han tenido un niño hace poco. Carlos tiene muchas
ganas de sexo pero ya no encuentra a Carmen igual de atractiva. Una noche
en la cama, cuando Carmen empezó a besarle él le dijo “no tengo ganas, no
estás como antes. Cuando se te arregle un poco el cuerpo ya veremos”.
Texto 4
A Juan un amigo le ha dejado una película porno. Por la noche quiere
que la vea Lucía, su novia. A ella no le gustan ese tipo de películas y se niega.
Juan se enfada mucho.
219
Anexo 5
220
Anexo 6
Una relación sexual con amor Tus últimas relaciones sexuales con tu
pareja
Sentimientos Sentimientos
Comportamientos Comportamientos
Pensamientos Pensamientos
221
Anexo 7
LA PSICOAFECTIVIDAD Y LA AUTOESTIMA
222
• La frustración amorosa ¿qué aspectos positivos tiene?
• Educar en igualdad.
223
UNIDAD 8: VIOLENCIA PSICOLÓGICA
1. INTRODUCCIÓN
Podríamos definir la violencia psicológica como cualquier conducta,
física o verbal, activa o pasiva, que atenta contra la integridad emocional de la
víctima, en un proceso continuo y sistemático, a fin de producir en ella
intimidación, desvalorización, sentimientos de culpa o sufrimiento (McAllister,
2000; Villavicencio y Sebastián, 1999).
Al maltrato psicológico en el ámbito de la violencia de género no siempre
se le ha otorgado la importancia adecuada en comparación con el maltrato
físico. Los motivos de la escasa atención que se le ha prestado son, por un
lado, la consideración, no ajustada a la realidad, de que su repercusión sobre la
víctima es menor, y por otro lado, las dificultades que existen tanto para
identificarla como para intervenir sobre ella (Gómez-Limón, 2008; Walker,
1979).
Asimismo, a nivel legal la violencia psicológica ha tardado en tener una
respuesta penal clara dentro del ámbito de la violencia de género,
destacándose el año 1998, en el que el Consejo de Ministros aprobó el “Plan
de Acción contra la Violencia Doméstica”, que incluía, entre otras acciones
legislativas, la tipificación de los malos tratos psíquicos habituales, concebidos
como conductas de desvaloración o sufrimiento en las mujeres. Este ilícito
penal comprende tanto las amenazas como las humillaciones, las exigencias
de obediencia, o el tratar de convencer a la víctima de la culpabilidad de
cualquier problema. Igualmente se incluyen las conductas verbales coercitivas
como los insultos, ridiculizar la propia opinión, descalificar en público o limitar y
retener dinero a la víctima.
Los estudios demuestran que la violencia psicológica tiene igual o mayor
impacto en la víctima que la violencia física (Henning y Klesges, 2003; Sackett
y Saunders, 1999; Street y Arias, 2001), de tal forma que el abuso psicológico
224
está asociado con más frecuencia a problemas psicosociales que el abuso
físico (Tolman y Bhosley, 1991).
Por otra parte, según datos del Instituto de la Mujer (2002), es el tipo de
maltrato más común experimentado por las víctimas, seguido del sexual, el
estructural, el físico y el económico. El 83 % de las mujeres que han sido
maltratadas físicamente reconocen también haber sufrido abuso verbal
(Walker, 1984) y el 99 % reconocen haber sufrido abuso psicológico
(Follingstad et. al., 1990).
Asimismo, se ha demostrado que la agresión verbal al principio de las
relaciones de pareja es un claro precursor de agresiones físicas en el futuro
(Murphy y O´Leary, 1989).
Hirigoyen (2003) señala las características más importantes de este
tipo de violencia:
- Su objetivo principal es someter a la víctima y destruirla.
- Es una violencia de tipo asimétrico. Hay uno que domina al otro, el
cual no tiene manera de defenderse.
- Es una violencia fría, sin tregua. No es un tipo de violencia que
aparezca de manera episódica o puntual, sino que se produce de
forma constante, casi a diario. No hay descanso para la víctima. Al no
haber un verdadero enfrentamiento, tampoco suele existir luego el
período de reconciliación, como sí es frecuente que ocurra en el caso
de la violencia física.
- La víctima no sabe qué es lo que genera esa actitud en el agresor, no
sabe qué es lo que hace mal. Si dice algo, se tergiversa y se usa en su
contra.
- Es una violencia negada, que nadie ve:
o El agresor niega que exista ningún problema. Se siente legitimado
para tratar de esta manera a su pareja. Considera que él es quien
sabe lo que es bueno para “su” mujer, y que sus conductas son
normales para poder poner orden en su casa. Si la mujer se
queja, es porque está loca.
o El entorno tampoco percibe nada, ya que este tipo de violencia se
suele ejercer en el ámbito privado. Además, el agresor sabe
manipular y evitar que estas conductas sean detectadas.
225
Normalmente además su imagen pública es positiva. Por otra
parte, estas conductas son en ocasiones tan sutiles que al testigo
le cuesta identificarlas como verdaderamente dañinas ya que las
interpreta como actos anodinos, pequeños y sin importancia. Los
testigos por tanto o no perciben nada, o consideran que son
asuntos de pareja en los que no hay que intervenir.
o La víctima tampoco percibe esta situación de manera objetiva. Al
no saber qué es lo que hace mal, no entiende esa hostilidad. Se
busca ella misma justificaciones y razonamientos sobre lo que
está ocurriendo, llegando muchas veces a culpabilizarse para
poder “darle un sentido” a la situación. Además, poco a poco, su
carácter se va volviendo agresivo e irritable, por lo que el agresor
encuentra así la justificación idónea para seguir maltratándola. La
víctima termina en un estado de confusión en el que no sabe qué
es lo normal y qué no lo es, llegando a la conclusión de que es
ella la que genera situaciones problemáticas y la que tiene que
poner soluciones.
Estamos hablando, por tanto, de una serie de comportamientos que
producen en la víctima daños psicológicos que afectan a su personalidad y a su
equilibrio emocional. Estos comportamientos no suelen ser aislados, sino que
implican una forma de relacionarse, basada en el control y el dominio,
produciéndose en un contexto temporal prolongado. Es negar al otro y
considerarlo como un objeto. El objetivo es someter al otro, controlarlo y
mantener el poder. Consigue finalmente provocar en la víctima una grave
indefensión aprendida (Gómez-Limón, 2008; Hirigoyen, 2005).
La violencia psicológica y la física no pueden analizarse de manera
separada, ya que la primera suele darse antes y al mismo tiempo que la
segunda. No suele haber violencia física, sin un período previo de violencia
psicológica.
Existen diferentes tipos de violencia psicológica, tales como la
intimidación, las amenazas y la coacción, el abuso emocional, el control social
y económico, el aislamiento y la utilización de los hijos, entre otros (Asensi,
2008; Taverniers, 2001).
226
En esta primera parte de la unidad se van a trabajar los tres primeros
grupos de conductas señalados, ya que el resto son incluidos en el resto de la
unidad de manera independiente.
Siguiendo el modelo Duluth de Poder y Control (Pence y Paymar, 1993),
las conductas que integran cada uno de estos tipos de violencia psicológica
son las siguientes:
La intimidación tiene como objetivo infundir miedo en la víctima. Entre
otras, las siguientes conductas formarían parte de este tipo de violencia
psicológica:
- Utilización de miradas, acciones, gestos y tono de voz que asustan a la
mujer.
- Ataques verbales.
- Destrucción de propiedades de la mujer.
- Maltrato de animales de compañía.
- Dar portazos, romper objetos. Cuando una persona se desahoga con
objetos es un tipo de violencia indirecta, le está transmitiendo a la otra
persona “mira lo que puedo hacerte y mira lo que pasa cuando me
enfadas”.
- Mostrar armas.
- Cambios bruscos y desconcertantes de ánimo, estallidos emocionales
intensos. Este comportamiento genera un gran estrés e incertidumbre en
la víctima ya que no puede predecir cuál será el estado de la víctima en
un momento dado.
- Irritabilidad constante lo que mantiene a la víctima en un estado de
alerta continuo.
Coacción y amenazas: las amenazas son conductas que infunden un
miedo hacia lo que pueda pasar en el futuro. Sus consecuencias psicológicas
son tan graves como el propio golpe. Además, con la amenaza se mantiene el
poder sobre la víctima, ya que la mantiene en la incertidumbre de cuándo
llevará a cabo la acción. Las conductas amenazantes y coactivas más
frecuentes son:
- Amenaza con hacer daño a la mujer y a los hijos.
- Amenaza con abandonarla, a ella y a sus hijos.
227
- Amenaza con suicidarse si la mujer le abandona. Esta amenaza es muy
utilizada y genera un gran sentimiento de culpa en la víctima.
- Le obliga a retirar las denuncias que le haya podido poner
- Le obliga a hacer cosas ilegales
Abuso emocional: por otro lado, hay conductas que lleva a cabo el
agresor que suponen un auténtico abuso emocional sobre la mujer. Entre ellas:
- Le critica constantemente, menospreciando sus habilidades. Se expresa
a través de actitudes desdeñosas, palabras hirientes, frases
despectivas. Pone en tela de juicio su capacidad intelectual, su físico,
sus capacidades como madre. Le hace pensar que no sabe educar y
tratar a sus hijos, por lo que si éstos se comportan mal, la culpa será
siempre de la mujer. También suelen criticar a su familia, a sus amigos,
etc., como se describe con profundidad cuando se trata el tema del
aislamiento como una conducta más de maltrato.
- Ridiculización. Se burla de la mujer en público y en privado. Cuando lo
hace en público adopta un tono irónico. En privado, los ataques son
mucho más fuertes.
- Le hace pensar que está loca.
- Humillación. Consiste en faltar al respeto, rebajar y ridiculizar a través
del insulto. A menudo estas humillaciones tienen un contenido sexual.
Estas conductas generan en la mujer una sensación de vergüenza, lo
que conlleva un gran obstáculo para pedir ayuda. Esta denigración
provoca una ruptura de la identidad, un desmoronamiento interior.
- Le hace sentir culpable.
- Toma decisiones importantes sin consultarle, prohibiéndole dar su
opinión.
- Muestra indiferencia ante las demandas afectivas: el hombre rechaza
que la mujer le exprese su afecto, se muestra insensible y desatento,
hace alarde de rechazo y desprecio. Ignora sus necesidades y sus
sentimientos. Crea esta situación de carencia para mantener a la mujer
sumida en la inseguridad.
228
Muchas de las conductas referidas arriba forman parte de un patrón de
comunicación patológico con su pareja, basado en el uso de la violencia verbal.
Otras conductas más específicas de este tipo de violencia son (Careaga, 2008;
Hirigoyen, 1998, 2003):
- Rechazar la comunicación directa: el agresor no utiliza la comunicación
directa, ya que “a las cosas no se les habla”. Al no hablar abiertamente, utiliza
exclusivamente ideas confusas, gestos, para comunicarse, lo cual genera en la
víctima una sensación de confusión y ansiedad constante.
- Deformar el lenguaje: el agresor utiliza un tono de voz característico
que la víctima sabe identificar. Es un tono frío y sin variaciones, el cual es
suficiente para asustar a la víctima. El agresor ni siquiera tiene que levantar la
voz, es el estilo en su comunicación el que provoca el miedo y la ansiedad en
la mujer. Por otra parte, el contenido suele ser difuso, poco concreto, con el
objetivo de confundir a la víctima y evitar el reproche. No se sabe bien qué es
lo que ha dicho y lo que no, por tanto, evita comprometerse con lo que ha
dicho. A veces, el agresor utiliza un lenguaje técnico, difícil de entender para la
víctima, la cual siente que no sabe nada y que no debe preguntar para no
quedar en evidencia. El agresor se sirve también del silencio para
desestabilizar a la víctima, habla muy bajo, susurrando, para que la mujer
tenga que estar pendiente de lo que dice.
- Mentir: al agresor no le importa si lo que ha dicho es verdad o no, sino
que su objetivo es mantener su posición de poder. No suele utilizar la mentira
directamente, sino que utiliza insinuaciones y técnicas indirectas por lo que la
víctima se plantea si sabe realmente lo que acaba de ocurrir.
- Utilizar el sarcasmo, la burla y el desprecio: normalmente se utilizan
aspectos propios del sexo femenino para arremeter contra la víctima (por
ejemplo, sobre su físico). Algunos ejemplos son: burlarse de sus convicciones,
de sus ideas políticas y de sus gustos (“¿ahora vas de que sabes de fútbol?”);
dejar de dirigirle la palabra; ridiculizarla en público (“anda no aburras que te
pones muy pesada”); ofenderla delante de los demás; privarle de cualquier
posibilidad de expresarse; hacer guasa de sus puntos débiles (“ya estás
llorando otra vez”, “ya te está tomando el pelo tu hermana pidiéndote favores”);
hacer alusiones desagradables, sin llegar a aclararlas nunca; poner en tela de
juicio sus capacidades de decisión.
229
- Utilizar la paradoja: A veces el agresor lo que utiliza son mensajes
contradictorios, de tal forma que dice algo pero su conducta no verbal expresa
lo contrario. Sin embargo, el agresor niega el segundo aspecto de esta
comunicación. Es una manera de desestabilizar a la víctima muy eficaz. Por
ejemplo, puede afirmar que está de acuerdo con lo que la mujer dice sobre un
tema, pero luego sus gestos demuestran que ese acuerdo es sólo en
apariencia. A veces el agresor puede utilizar palabras que, en un principio,
pueden parecer bien intencionadas, pero que en el fondo buscan manipular a la
mujer sin que sea consciente de ello.
- Descalificar: consiste en decir repetidas veces a la víctima que no sirve
para nada, hasta que finalmente se lo crea. Al principio estas descalificaciones
no se dicen directamente, sino que se expresan a través del lenguaje no verbal
y con mensajes verbales indirectos, bromas, insinuaciones, etc.
Posteriormente, cuando la víctima ya está desestabilizada, se pasa a decir de
manera directa, de tal forma que la víctima al oír “eres un desastre”, interpreta
“soy un desastre”.
- Imponer autoridad: en este caso el agresor utiliza la palabra para
demostrar que él es quien tiene razón, y no permite que la mujer dé su opinión.
Finalmente la víctima acaba pensando que él tiene razón en todo, y que él, que
es el que “realmente sabe”, debe tomar las decisiones.
Estas conductas al principio son sutiles y, por lo tanto, difíciles de
detectar. Se comienza por el control sistemático del otro, luego llegan los celos
y el acoso y, finalmente, las humillaciones y la denigración. Y como decíamos,
con un fin, que el agresor se engrandezca, mientras empequeñece a la mujer.
Los investigadores han tratado de identificar aquellas conductas que
generan unas consecuencias psicológicas más graves en las víctimas,
destacándose en este sentido, la ridiculización, el control, el abuso emocional y
el aislamiento (Dutton y Painter, 1993; Follingstad et al., 1990; Sackett, y
Saunders, 1999).
Las bases para una relación de pareja sana están alejadas de lo
expuesto hasta ahora. Conceptos como la asertividad y la negociación de los
conflictos son fundamentales para construir una relación de pareja basada en
la igualdad, el compromiso, la escucha y apoyo al otro.
230
A tener en cuenta por el terapeuta:
Al tratar este tema es probable que los participantes comenten que la
mujer es mucho más “experta” que el hombre en llevar a cabo este tipo de
maltrato. Deberemos reconducir el tema rápidamente hacia su propia conducta
y sus efectos. Una manera es hacerles ver que esa forma de pensar está
íntimamente unida a lo que ya se ha trabajado en sesiones anteriores, y es
que, pensando que la mujer tiene más facilidad para ser manipuladora,
volvemos a los estereotipos machistas.
También es probable que vuelvan a aparecer los mecanismos de
defensa que ya se han trabajado en las sesiones iniciales del programa, ya que
las conductas de las que se va a hablar son mucho más difíciles de reconocer
como dañinas. Debemos estar atentos a las posibles verbalizaciones en este
sentido para reconducirlas según se ha trabajado en la unidad correspondiente.
2. OBJETIVOS
- Explicación de los tipos de violencia psicológica que existen dentro de la
violencia de género y sus consecuencias.
- Identificación de la existencia de este tipo de violencia en el caso
particular de los participantes.
- Análisis de estas conductas a través de las emociones y cogniciones
que las originan y mantienen, así como el papel del control y del poder.
- Sustitución de las conductas violentas por otras más adaptativas y
positivas en la relación de pareja, que fomenten la asertividad y la
negociación a la hora de resolver conflictos.
3. TÉCNICAS TERAPÉUTICAS
231
la unidad, empezando a detectar las actitudes que tienen los miembros del
grupo hacia cada tipo de conducta violenta.
232
Al principio del programa estuvimos hablando, de manera individual,
sobre el tipo de violencia que habíais ejercido dentro de vuestra relación de
pareja. Ahí se incluyó tanto la violencia física, como la sexual y también la
psicológica. Es el momento de volver sobre este tema, para identificar, ahora
con más profundidad, cuáles de las conductas comentadas anteriormente has
llevado a cabo en tus relaciones de pareja.
En este punto el terapeuta puede volver a las preguntas incluidas en la
entrevista psicosocial que están relacionadas con la violencia psicológica, para
analizar cuáles fueron las respuestas de los participantes en aquel momento y
que le sirva como punto de partida.
Para ello, os voy a pedir que, del siguiente listado de frases relacionadas
con violencia psicológica, identifiques cuáles crees que diría tu expareja que ha
experimentado en su relación contigo. Una vez señaladas, ordénalas por orden
de frecuencia e intensidad, poniendo en los primeros puestos las que ella
considera que ha experimentado más veces o/y con mayor intensidad y, en los
últimos, las que ha experimentado menos veces o/y con menor intensidad
(anexo 2).
Si el terapeuta lo considera oportuno, para profundizar en la
identificación de este tipo de conductas, puede utilizar el listado de
verbalizaciones de los agresores y testimonios de las víctimas relacionados con
la violencia psicológica que se han añadido en el anexo 3.
233
han encontrado que este tipo de violencia es igual o incluso más dañina para la
mujer que la física.
A continuación vamos a leer un listado de consecuencias que puede
tener este tipo de violencia en la mujer. Detecta aquellas que consideras que
ha sufrido tu expareja debido a tu comportamiento en este sentido (Anexo 4).
Para finalizar esta parte, me gustaría leeros una pequeña historia:
“Una rana que vive en un depósito de agua a temperatura ambiente,
colocada en otro depósito de agua muy caliente salta inmediatamente porque
percibe el peligro. Si a esta misma rana se le calienta el agua de su depósito de
forma gradual, décimas de grado cada día, acaba muriendo abrasada al cabo
de un tiempo.”
¿Qué creéis que quiere decir esta historia?
¿Qué relación encontráis entre esta historia y la violencia
psicológica en la relación de pareja?
El terapeuta orientará la reflexión hacia el daño que el agresor ejerce
con este tipo de violencia que es lenta, progresiva y destructiva.
234
entonces el niño se pone a llorar y a chillar delante de todo el mundo y los
padres terminan por comprarle el juguete, el niño aprenderá que cuando quiera
algo lo conseguirá llorando y chillando. En este caso ocurre igual, el hombre
utiliza estrategias que le son útiles para conseguir lo que quiere.
Es muy importante que detectemos siempre en este tipo de
comportamientos el poder y el control que el hombre consigue con respecto a
la mujer.
Vamos a analizar ahora algunas frases especialmente relacionadas con
la posesión y el control que pueden estar en el sistema de creencias del
hombre violento con su pareja. En la línea de cómo se trabajaron las
distorsiones cognitivas en la unidad correspondiente, lee estas frases con
atención y genera un pensamiento alternativo basado en la igualdad en la
relación de pareja (Anexo 5).
Algunos argumentos que pueden ser útiles para que el terapeuta trabaje
estos pensamientos con el grupo son:
- Amor en la pareja no es posesión o control del otro, sino intercambio.
Pero para ello el amor debe darse entre iguales, si no el amor se
convierte en relación de dominación, de poder y control.
- Estos comportamientos se pueden traducir en un agobio asfixiante hacia
la pareja (continuas llamadas, aferramiento excesivo, deseo de hacer
con ella cualquier actividad, etc.). La relación no se cuida más por estar
más tiempo con la persona.
- Creer en estos clichés conduce a confiar en que las relaciones de pareja
asimétricas desequilibradas son saludables. En ellas, uno de sus
componentes es el que domina claramente en la pareja y el otro sólo se
preocupa de su bienestar, de hacer lo que su pareja desee, de
magnificar y alabar todo lo que hace.
235
- Negociación: que consiste en intentar lograr resoluciones conjuntas para
solucionar los conflictos, que supongan una aceptación de los cambios.
- Aceptación de las diferencias: ser flexible a la opinión de la pareja, ser
receptivos a los cambios.
- Responsabilidades compartidas: encontrar un mutuo acuerdo sobre las
decisiones que afecten a la pareja.
Volviendo al concepto que anteriormente hemos aprendido, si llevamos
a cabo este tipo de conductas, conseguiremos también un refuerzo positivo,
pero en este caso, lo que conseguiremos será una pareja basada en la
igualdad y el respeto al otro.
Para conseguir estos objetivos uno de los aspectos a abordar es la
comunicación en la relación de pareja.
Existen cuatro factores básicos para una comunicación adecuada en la
relación de pareja (Blázquez y Moreno, 2008):
- Usar palabras y gestos adecuados.
- Defender bien los propios intereses.
- Tener en cuenta los argumentos y los intereses del otro.
- Encontrar soluciones de compromiso razonables para ambas partes.
En primer lugar vamos a analizar cómo era el estilo de comunicación con
vuestra pareja.
Se les solicita a los participantes que contesten, primero de manera
individual para posteriormente ponerlo en común el cuestionario de
comunicación en la pareja que aparece en el Anexo 6.
Para que nuestra relación de pareja sea igualitaria es importante
que aprendamos a resolver los conflictos, a utilizar la negociación en la toma
de decisiones y saber ser asertivo.
Con conducta asertiva nos referimos a saber expresar nuestros gustos,
nuestros intereses de manera firme pero sin ofender a los demás. Consiste en
defender nuestros derechos, respetando al mismo tiempo los del otro. Esta
conducta asertiva deben tenerla los dos miembros de la pareja para realmente
estar hablando de una relación igualitaria.
Normalmente, sin embargo, las personas tendemos a comportarnos o
bien de manera agresiva (imponiendo nuestros derechos sin importarnos los de
los demás) o de manera pasiva (dejando que los demás nos apabullen con su
236
autoridad sin mostrar nuestro desagrado). Ver anexo 7 para identificar las
conductas concretas que definen cada estilo de comunicación.
¿Con qué estilo de comunicación te sientes más identificado con
respecto a la pareja?
Sin embargo, ¿Cuál crees que llevas a cabo generalmente en tu vida?
¿Y en la pareja? ¿Es el mismo estilo? ¿Cambia? ¿En qué? ¿Por qué?
Describe una situación conflictiva o una conversación difícil que hayas
tenido con tu pareja y en la que hayas reaccionado de forma pasiva.
Describe una situación conflictiva o una conversación difícil que hayas
tenido con otra persona y en la que hayas reaccionado de forma agresiva.
¿Cómo podrías haber reaccionado de forma asertiva en las dos
situaciones anteriores?
¿Cómo crees que se sentía tu pareja cuando te comportabas de
forma: pasiva/agresiva/asertiva?
Debemos potenciar la conducta asertiva en nuestra relación de pareja,
ya que ayuda a reforzar nuestra autoestima, elimina la ansiedad y favorece una
relación de igualdad. El respeto a los límites individuales del otro es el principal
pilar de la pareja saludable.
Realizar la dinámica relacionada con la resolución de conflictos de
pareja a través de la asertividad (Anexo 8).
Al final se entregará el anexo 9 donde aparecen características de una
relación de pareja sana.
Si el terapeuta considera adecuado seguir profundizando en estos
aspectos, se podrá explicar y ejercitar la práctica de la negociación en la
solución de los conflictos de pareja.
3.2 Dinámicas
- Comentar algunas secuencias de películas como: “Qué he hecho yo
para merecer esto” de Almodóvar; “La Torre de Suso”; “Te doy mis ojos”,
donde aparecen ejemplos de conductas violentas desde el punto de
vista psicológico.
- A lo largo de la unidad ya se han ido proponiendo dinámicas
relacionadas con los contenidos trabajados.
237
4. EJERCICIOS ENTRE SESIONES
5. LECTURAS RECOMENDADAS
238
Anexo 1
239
- Dañar las partes íntimas del cuerpo de la mujer
- Forzar a la mujer a tener sexo con otros
- Mantener a la mujer financieramente dependiente
- Forzar a la mujer a prostituirse
- Hacerle dar cuentas de cada céntimo gastado
- Mantener distancia a nivel emocional
- Prometer cambiar o hacer algo sólo para obtener una reacción favorable
- Hacerse el mártir
- Utilizar humor manipulativo
- No reconocer jamás las características y acciones positivas de la mujer
- Enfatizar las características negativas de la mujer
240
Anexo 2
1. Me ha insultado
2. Me ha humillado en público
3. Me ha humillado en privado
4. Ha intentado que crea que estoy mal de la cabeza
5. Ha dicho a otros que yo estoy mal de la cabeza
6. Me miente y me manipula con frecuencia
7. Asegura que soy un fracaso absoluto
8. Me obliga a trabajar muchas horas en la limpieza de casa
9. Me obliga a que viva pendiente de que todo esté a su gusto
10. Es obsesivo e inflexible con detalles absurdos
11. Dificulta mi descanso (dormir, un tiempo mínimo libre, etc.)
12. Me fuerza a beber o a tomar drogas
13. Tiene celos de modo desmesurado
14. Procura siempre estar presente cuando estoy con otras personas
15. Se niega a discutir los problemas cuando yo lo exijo
16. Nunca es capaz de llegar a una negociación sobre algo
17. Me amenaza con matarme
18. Me amenaza con hacer daño o llevarse a los niños
19. Me amenaza con suicidarse
20. Me amenaza con hacer daño a la gente que quiero
21. Ha roto cosas mías personales
22. Ha maltratado a mi animal de compañía
23. Tiene cambios constantes en su estado de ánimo
24. Siempre está enfadado
25. Se ha burlado de mí
26. No me tiene en cuenta para tomar decisiones importantes
27. Se muestra indiferente cuando trato de acercarme a él
28. Me prohíbe dar mi opinión
29. Se pasa días sin hablarme, sin yo saber el motivo
30. Utiliza un tipo de vocabulario difícil, para que yo no le entienda
31. Utiliza mis puntos débiles para atacarme
241
Anexo 3
TESTIMONIOS DE MUJERES
- Cuando me insulta me deja hecha polvo físicamente, como si me hubiera pegado una
paliza.
- Durante mucho tiempo he creído que el maltrato no me afectaba, porque mi marido a
mí no me pegaba; pero, de hecho, era tan sumisa que no necesitaba pegarme para
que hiciera lo que a él le viniera en gana. La violencia física no apareció hasta que
empecé a resistirme.
- Puede pasarse noches enteras interrogándome para asegurarse de que no le he
engañado. Para tener la fiesta en paz, acabo diciéndole lo que quiere oír.
- Desde que le dejé, me telefonea varias veces al día, alternando las declaraciones de
amor y las amenazas.
- Cuando expresaba mi punto de vista sobre alguna cosa, él me decía: ¿y tú qué sabes
de eso?
- Si me ponía un poco tierna con él, mi marido me rechazaba diciéndome que era
imposible desear a alguien como yo.
- Cuando finalmente abandoné a mi marido, me dijo que era tan desastre que no me
querría ningún otro hombre. Años después, aunque sé que soy atractiva, aún no me
siento capaz de agradar a un hombre.
- En cuanto le expresaba el deseo de tener hijos, mi marido me decía que, con lo débil
que era, le sorprendería que pudiera hacerlo. Añadía que, de todas maneras, tampoco
iba a ser capaz de criarlos.
242
- Cuando mis hijos traían malas notas del colegio, no eran ellos, sino yo la que recibía
una bronca, ¡porque no era “capaz ni de ayudarles con los deberes”!
- Cuando le estaba reprochando sus infidelidades, mi marido me arrastró al lavabo, y me
tiró al suelo: “¡ahora te voy a enseñar lo que eres para mí!”. Y me orinó encima.
- Por entonces, no quería hablar del tema, porque me daba vergüenza aceptar que me
trataran de esa manera. Aunque fuera en contra de mi voluntad, durante mucho tiempo
creí que era culpa mía. Ahora, preferiría olvidar esa época, pero la vergüenza vuelve a
surgir en cuanto pienso en ello de nuevo.
- Si iniciábamos una conversación en el coche y no estaba de acuerdo con él, mi marido
se ponía a conducir aumentando la velocidad, rozando las cunetas, dando bruscos
volantazos, hasta que le suplicaba y le decía todo lo que él quería que dijera.
- Mi marido no me pegó nunca. Incluso puedo decir que no me tocó mucho. Era un
hombre bastante frío y serio, que siempre sabía más que los demás. Al principio de
nuestra relación me dijo que él era así y no iba a cambiar. Un día, mientras íbamos a
casa de unos amigos, intenté cogerle de la mano en la calle y darle un beso. Me
rechazó rudamente diciendo: “¡porque vivamos juntos no tenemos que estar todo el día
liados!”. Incluso, durante el acto sexual, se negaba a besarme.
- Como estaba en los primeros meses de un embarazo difícil y el médico me había
aconsejado guardar cama el máximo tiempo posible, mi marido invitó a cenar a seis
compañeros y puntualizó que era importante para él que preparara una comida
especial. No se ofreció a ayudarme ni una sola vez. Tras la cena, tuve que ir al hospital
porque sangraba. No me acompañó y puso como pretexto que al día siguiente tenía
que levantarse temprano para ir a trabajar. Cuando volví a casa tras un aborto, hizo
como si no hubiera sucedido nada.
243
Anexo 4
- Depresión
- Pérdida de identidad
- Pérdida de autoestima
- Abuso de alcohol y drogas
- Ansiedad
- Trastornos alimentarios
- Trastornos del sueño
- Sentimientos de vergüenza, que la llevan al aislamiento social
- Sentimientos de culpa
- Fobias
- Conducta suicida y autodestructiva
- Trastornos psicosomáticos: trastornos gastrointestinales, fibromialgia,
cefaleas, caída del cabello, pérdida de apetito, alteraciones menstruales
- Trastornos sexuales
244
Anexo 5
245
Anexo 6
246
Anexo 7
247
- Actuar de manera sumisa: hablar con excesiva calma, reírse de manera
nerviosa, encogerse de hombros, evitar desacuerdos.
248
Anexo 8
1. Tu pareja, una vez más, te avisa de que no va a poder acudir a la cita que teníais porque
tiene que ir a visitar a su madre veinte minutos antes de la hora a la que habíais quedado.
Estás cansado de quedarte sin planes de última hora y de sentirte poco importante para ella.
Decides pedirle que cambie esta conducta de manera asertiva
2. Estás hablando con varios amigos y, por comentarios que hacen, descubres que,
nuevamente, les ha contado anécdotas de vuestra intimidad. Esta situación te avergüenza e
incomoda. Decides pedirle que no vuelva a hacerlo de manera asertiva
3. Te has enterado de que, cuando castigas a tus hijos, tu mujer posteriormente les levanta al
castigo y les dice que no te digan nada. Decides hablar con ella de este tema de manera
asertiva
4. Te das cuenta de que tu mujer ha gastado mucho dinero este mes en cosas que consideras
que no son necesarias. Decides abordar con ella este tema de manera asertiva.
249
Anexo 9
250
Anexo 10
251
252
253
SECCIÓN II: AISLAMIENTO
1. INTRODUCCIÓN
El aislamiento es una de las manifestaciones que encontramos
presentes en las relaciones de maltrato. El aislamiento se convierte en un
elemento devastador para las víctimas maltratadas debido a que se mantiene
presente a lo largo de la relación abusiva. Favorece el inicio del maltrato,
contribuye a su mantenimiento y dificulta la búsqueda de ayuda fuera de la
relación.
254
solución que encontraba para resistir fue hacerme insensible. Aprendí a
no sentir! Aprendí incluso a no pensar, porque su control dominaba
hasta mis pensamientos, mis ánimos.” (Fundación Ana Bella)
255
fuera de casa y contar con un adecuado grado de autonomía personal. La
mujer aislada carece de los referentes adecuados para comparar su relación
con la relación de otras parejas, lo que facilita la normalización de las
conductas abusivas a las que se ve expuesta por parte de su agresor.
El aislamiento provoca el abandono del trabajo y de las amistades y
aleja a la mujer de las fuentes alternativas de apoyo (Grigsby y Hartman, 1997).
Como resultado de este proceso encontramos que las relaciones con el
maltratador se convierten en las únicas que mantiene la víctima a lo largo de
su vida. El mantenimiento del aislamiento a lo largo de la relación favorece los
niveles de dependencia de la mujer a su pareja, facilitando considerablemente
la cronificación de la relación abusiva.
Finalmente, merece especial atención la relación existente entre los
celos que manifiesta el maltratador y el aislamiento de la víctima. Los celos se
han considerado como uno de los principales factores asociados a la violencia
de género. En algunos casos se atribuye a los celos la justificación del
comportamiento del maltratador y, en otros, que representan una estrategia
más para controlar a la víctima. La mayoría de las situaciones relacionadas
anteriormente como responsables del aislamiento se confunden con reacciones
de celos, aunque en realidad lo que subyace no es un temor del maltratador a
una infidelidad por parte de la pareja sino una preocupación a peder el control
sobre lo que ella decida hacer libremente.
2. OBJETIVOS
- Análisis del proceso de construcción del aislamiento de la víctima.
- Cambio del estilo atribucional respecto a la responsabilidad en el
aislamiento de la pareja.
- Conocimiento de las consecuencias que para la víctima tiene el
aislamiento laboral, social, familiar y personal.
- Comprensión de que la autonomía de la pareja es esencial para el
mantenimiento de una relación saludable.
- Interiorización de que la base del amor pasa por el respeto y por el
apoyo en las decisiones que tome la pareja.
- Aprendizaje en la detección de pensamientos y conductas de celos no
adaptativos o patológicos.
256
3. TÉCNICAS TERAPÉUTICAS
a) Aislamiento laboral
257
La víctima no puede desarrollar la actividad laboral deseada. En el caso
de que esté trabajando fuera del hogar recibirá continuas críticas acerca de las
condiciones laborales a las que se ve sometida, del trato inadecuado del jefe o
compañeros, del reducido nivel retributivo, del descuido en lo que respecta al
cuidado de los hijos y de él mismo, etc. El agresor mostrará argumentos del
tipo: “para lo que gana en ese trabajo es mejor que se quede en casa cuidando
de la familia”, “dejó el trabajo porque los compañeros le hacían la vida
imposible” Detrás de estas afirmaciones suele existir un deseo expreso del
agresor para que su pareja deje de trabajar. La ausencia de control sobre el
comportamiento de ella le provoca un estado de inquietud que se traduce en
pensamientos negativos recurrentes y en mayores niveles de hostilidad. En
estas situaciones suele efectuar reiteradas llamadas telefónicas al lugar del
trabajo, así como esperar a su pareja a la salida del mismo. Este
comportamiento suele identificarse con un comportamiento de celos, aunque
en el fondo se trata de un comportamiento de control que afecta a todas las
facetas de actuación de la víctima. En esta situación, la víctima trata de evitar
las consecuencias negativas del repertorio de control, abandonando la
actividad laboral. El agresor quedará satisfecho y nunca pensará que él ha sido
el responsable de la decisión adoptada por su pareja.
En otros casos, el agresor consigue que su pareja no llegue a iniciar
actividad laboral fuera del hogar. La estrategia pasará por resaltar lo importante
que es para la familia que la mujer permanezca al cuidado de los hijos y del
hogar. Algunas afirmaciones utilizadas por los agresores reflejan este falso
elogio: “Mi mujer nunca ha querido trabajar fuera de la casa prefería cuidar de
la familia”, “tal y como está la vida es mejor que la mujer se quede en casa
cuidando de los hijos”, “a mi mujer no le ha hecho falta salir a trabajar porque
con mi sueldo había suficiente”. En la mayoría de los casos nos encontramos
que cuando la mujer adopta la decisión de no trabajar fuera del hogar no ha
sido una decisión voluntaria o libremente meditada, lo que subyace es la
presión a adecuarse a los deseos de control del agresor.
b) Aislamiento social
258
Cuando hablamos de aislamiento social nos estamos refiriendo a la
imposibilidad que tiene la víctima de compartir espacios y vivencias con
personas de su círculo de amistad. El agresor suele criticar los
comportamientos o la imagen de las amistades, reforzando la idea que no son
las personas que interesan a su pareja (“no salía con sus amigas porque no le
gustaba el plan que llevaban”). El testimonio de una víctima refleja claramente
la intencionalidad del maltratador:
“No te atreves a estar con otra persona por miedo a la reacción de él…
Me ha perseguido, ha ido a la escuela donde estaba haciendo el
graduado y me ha sacado de los pelos”.
259
Maltratador: en absoluto, el peluquero era amigo mío y además gay
Terapeuta: entonces, ¿cuál era el motivo para estar en la peluquería?
Maltratador: prefería estar allí porque de esa manera le decía al
peluquero como tenía que cortarle el pelo para que le quedase mejor
c) Aislamiento familiar
La familia de la pareja se convierte en el objeto de críticas del
maltratador. Se suele afirmar que el hombre que ejerce violencia de género
impide que su pareja esté con su familia por miedo a peder el control sobre
ella. No obstante, al igual que los otros tipos de aislamiento, el aislamiento
familiar se va construyendo de una manera progresiva e indirecta. La víctima,
sin apenas darse cuenta, va reduciendo los contactos con padres y hermanos
porque de esta forma evita el enfado de su pareja. El agresor suele focalizar el
origen de los conflictos de la pareja en la interferencia de algún miembro de la
familia de la mujer (“los problemas que teníamos eran siempre por culpa de su
familia, su madre nunca me aceptó”, “cada vez que regresaba de la casa de su
familia se enfadaba conmigo y la culpa era de su hermana que siempre le
calentaba la cabeza con tonterías”).
Es frecuente que en las reuniones familiares (comidas, celebraciones,
visitas, etc.) surjan situaciones de discrepancia y tensión entre el maltratador y
algún familiar de su pareja, provocando en la víctima una situación de gran
malestar. Este malestar persiste después de abandonar el domicilio familiar ya
que se le une el repertorio de críticas del maltratador (“ya te dije que con tu
hermano no se puede hablar, siempre está atacándome”, “no te das cuenta que
eres la tonta de la familia, tus hermanos siempre se aprovechan de ti”, “tu
madre siempre se fija en los hijos de tu hermana y los nuestros como si no
existieran”). La víctima, ante tal aluvión de críticas, comienza a restringir los
contactos familiares evitando que se repitan las situaciones de tensión y enfado
de su pareja. Nuevamente, el maltratador sale reforzado positivamente al
260
mostrar una actitud de queja y rechazo y la víctima queda reforzada
negativamente porque evita el malestar producido en las situaciones de
interacción familiar.
El papel de la familia de la víctima es esencial para salir de la situación
de maltrato pero no siempre se detecta a tiempo y cuando se hace, la víctima
rechaza la ayuda. El testimonio de una víctima refleja la impotencia hacia la
ausencia de apoyo:
“lo primero que hace es aislarte, si te invitan a una boda no puedes ir, tu
evitas ir. Los padres y hermanos se dan cuenta pero no se quieren
meter”. “Siento una gran rabia cuando pienso que mi madre tenía que
haberse dado cuenta de lo que me estaba pasando”. “Mi suegra me
decía que le aguantara y que procurara no enfadarlo”.
Por otra parte, la víctima siente vergüenza de tener que asumir delante
de sus padres y hermanos que ha “fracasado” en la relación o que ellos tenían
razón cuando daban su opinión negativa sobre él.
d) Aislamiento personal
Como consecuencia de todo el proceso de aislamiento laboral, social y
familiar se produce un autoaislamiento personal. La víctima pierde la confianza
en sí misma, pierde la capacidad de disfrutar de la compañía de otras
personas, pierde la ilusión por nuevos proyectos y pierde, incluso, las ganas de
vivir. El maltratador, en esta situación, suele agravar el estado de sufrimiento
de la víctima. Afirma con frecuencia que su pareja no sabe lo que quiere, se
enfada, no quiere salir con él y lejos de tratar de apoyarla adopta una actitud de
crítica y de búsqueda de alternativas de relación en otras personas.
261
a otras, dependiendo de características personales como inseguridad en sí
mismo, frustración, sensación de fracaso, dependencia, dominancia o
agresividad.
La intensidad de la emoción también varía dentro de la misma persona o
entre unas personas y otras. Los celos cuando se presentan con una baja
intensidad son más fácilmente controlables, perturban menos al individuo y
crean menos conflictos en la relación. Sin embargo, cuando la intensidad es
elevada los celos crean malestar, condicionan el curso del pensamiento,
invaden la esfera emocional del sujeto y provocan conflicto, no sólo de pareja
sino también con todas las personas con las que se relaciona. En estos casos
podemos hablar de celos patológicos cuando los supuestos motivos no tienen
una base real, la emoción es desproporcionada y la sensación de tortura
psicológica es permanente.
Los celos no siempre se dan en el momento presente, normalmente se
produce una anticipación de lo que pudiera ocurrir, provocando en la persona
celosa comportamientos de control permanentes y minuciosos hacia cualquier
actuación de la pareja. También suele desconfiar de las relaciones anteriores
que haya podido tener su pareja, mostrando una actitud de hostilidad ante
cualquier situación que pueda recordar esos momentos.
Las personas que sufren celos patológicos suelen presentar ciertas
características comunes:
- Se consideran poseedoras de la exclusividad afectiva y sexual de la
pareja.
- Sienten un temor profundo al abandono por parte de su pareja.
- Les preocupa la humillación y la vergüenza social.
Los celos convierten al individuo en un ser no sólo obsesionado, sino
potencialmente violento, posesivo y controlador, llegando su vida a girar en
torno a esa obsesión. Ante un acontecimiento aparentemente irrelevante (la
pareja llama por teléfono anunciando que llegará más tarde), la persona celosa
genera un esquema mental acerca de esa situación, en el que aparecen
pensamientos erróneos que a su vez dan origen a emociones negativas y
perturbadoras que derivan en conductas normalmente violentas o, al menos,
controladoras.
262
Es imprescindible tener claro el siguiente esquema, de cara a detectar el
proceso de celos:
- Acontecimiento: La pareja avisa que se retrasa. En principio, el estímulo
es neutro.
- Pensamiento-interpretación: Muchos factores pueden alterar la
interpretación objetiva del acontecimiento, como pueden ser el consumo
de alcohol, la baja autoestima y la existencia de pensamientos
deformados. Evidentemente, un hombre con el pensamiento erróneo
“todas las mujeres son unas zorras”, interpretará de forma equivocada
cualquier pequeño detalle de la situaciones que se presenten. A esta
interpretación acompañará un diálogo interno e incontrolable del estilo:
“seguro que está con otro hombre”, “sabiendo cómo soy, sólo quiere
provocarme”, “seguro que no quiere estar conmigo cuando llegue a
casa”.
- Emoción: Una vez interpretado el estímulo neutro, con el filtro de
pensamientos deformados, las emociones que derivan pueden ser de
ira, frustración, malestar, congoja, tristeza, odio o humillación.
- Conducta: Llamadas insistentes al móvil, preguntas reiteradas a los hijos
sobre los indicios de infidelidad, golpes en muebles y enseres, registros
de cajones, ropa, ordenador, etc., pudiendo llegar a la violencia física o
verbal cuando la pareja aparece.
Podemos comprobar que la escalada de los celos obedece a un proceso
donde la conducta no se da automáticamente como consecuencia de un
acontecimiento. La existencia de estos pasos intermedios nos permite preparar
estrategias para romper la cadena, actuando a nivel de pensamientos,
conductas y emociones.
3.2. Dinámicas
- Ver la película “Te doy mis ojos”, o recordarla si ya la han visto, e
identificar situaciones con los cuatro tipos de aislamiento.
- Piensa en la mejor amiga de tu pareja, en sus padres, en algún
hermano, en alguien del trabajo y di diez cosas que te gustan de ellos y
diez que no. ¿Qué te ha resultado más sencillo? Analizar si lo que no les
263
gusta está relacionado con el miedo a que hablen mal de él y a que ella
quiera dejar de estar con él. Si es así ¿podía tener razón?
- Hacer dos role-playing. Uno en el que ella haya salido con sus amigos y
él monte en cólera por ello; otro en el que ella salga y regrese a casa
contando lo bien que se lo ha pasado y que él se alegre. El objetivo de
esta dinámica es que se den cuenta de lo positivo de la libertad para la
relación.
- Sustituir los pensamientos distorsionados de celos por otros más
racionales. Para ello seguimos el siguiente proceso:
1) Recuerda alguna situación en la que hayas sentido muchos celos.
Trata de recordar los detalles: qué estabas haciendo, que fue lo que
disparó tus celos, cuáles eran los pensamientos que rondaban por tu
cabeza, cómo reaccionaste, si bebiste, si hablaste sobre ello con
amigos. Sé sincero contigo mismo.
2) Busca los motivos objetivos que suscitaron esos celos.
3) Busca alternativas a esos pensamientos ¿qué otra cosa podrías
pensar además de “qué estará haciendo o con quién andará”?
4) Sustituye el pensamiento irracional por otro más adaptado a la
realidad.
Esta técnica la puedes usar siempre con los pensamiento deformados
que tengas cuando estés celoso. Debes darte cuenta de que en la
mayoría de las ocasiones esos pensamientos son los que producen
emociones desagradables y estas emociones son las que nos llevan a
meter la pata y a actuar de forma poco racional.
- Parada de pensamiento. Cuando nos demos cuenta de que los
pensamientos de celos nos invaden y que se encadenan uno detrás de
otro como una espiral tenemos que cortarlos. Para ellos podemos dar un
golpe en la mesa, decir basta, pellizcarnos.
- Técnica de distracción conductual. Conseguir pensar en otra cosa,
leyendo, viendo la tele, escuchando música, haciendo crucigramas,
dando un paseo, etc. Que cada uno busque actividades que le
entretengan lo suficiente como para no pensar.
- Análisis de comportamientos. Se centrará más en las conductas, es
decir, en lo que hace o deja de hacer cuando se siente invadido por los
264
celos: llamar continuamente por teléfono, registrar cajones u objetos
personales, cambiar horarios y rutinas, perseguir, preguntar a amigos o
hijos, control del dinero y, en general, cualquier conducta de tipo
comprobatorio. A continuación se procede al debate racional y a la
búsqueda de respuestas alternativas.
265
SECCIÓN III: ABUSO ECONOMICO
1. INTRODUCCIÓN
El abuso económico constituye una manifestación más de la violencia de
género (Pence y Paymar, 1993; Pence y Shepard, 1999). La mayoría de los
programas dirigidos al abordaje del problema se refieren al abuso económico
como otra forma que tiene el maltratador de ejercer el poder y mantener el
control de la relación (The National Clearinghouse on Family Violence, 2001;
Freedom from fear, 2001; Respect, 2004; Women´s aid, 2009).
El control económico además de actuar como un elemento
facilitador de la relación de maltrato se convierte en una de las principales
barreras con las que se enfrentan las mujeres que quieren salir de la relación
abusiva. La dependencia económica o la pobreza (o el miedo a la pobreza),
puede mantener a una mujer atrapada en una relación violenta (Gur et al.,
1996). En muchos casos la mujer se encuentra sin recursos económicos
propios, sin formación, sin cualificación y sin experiencia laboral. A veces, el
propio maltratador manipula y engaña a la víctima y se hace con el control de
sus propios bienes, de su herencia o de cosas de los familiares.
Entre los principales motivos que impiden a una víctima de violencia de
género poner fin a la relación de maltrato se encuentra la dependencia
económica. El testimonio de una víctima refleja esta situación: “mi marido
siempre me recuerda que es él quien trae todos los días cien euros a casa y
que si no fuese por él estaría muriéndome de hambre. He pensando muchas
veces en dejarle pero ¿dónde voy sin trabajo y sin casa?, con mis padres no
puedo hacerlo, no lo entenderían y, además, la paga que tienen es insuficiente
para mantenernos a todos”. El control económico se convierte en una de las
principales armas con la que el maltratador consigue que su víctima
permanezca a su lado, pese a ser consciente que ella ha dejado de quererle.
Esta circunstancia hace que el maltratador persista en su interés por evitar
cualquier posibilidad de formación u ocupación laboral de la pareja y, con ello,
se asegura el mantenimiento del control de la relación.
266
El abuso económico tiene diversas formas de manifestación, destacando
los siguientes comportamientos:
267
o Tomar importantes decisiones económicas que afectan a la economía
familiar de forma aislada, sin contar con la opinión del resto de miembros. Es
frecuente encontrar argumentos del tipo: “pido un crédito para este proyecto
porque es lo que más nos conviene”, “me compro una moto de gran cilindrada
porque es mi pasión”, “nos vamos de vacaciones a ese lugar porque es lo
mejor para todos” y “te voy a poner un negocio para que puedas ocuparte en
algo útil”. Sin embargo, cuando la inversión económica fracasa, el maltratador
traslada la responsabilidad al resto de la familia, mermando considerablemente
los recursos disponibles.
o Destinar parte de los recursos económicos mensuales de la familia a
actividades de ocio personal (salidas con amigos, copas, juegos, adicciones,
prostitución, etc.) sin ningún tipo de pesadumbre. Si se cuestiona este
comportamiento los argumentos habituales suelen ser del tipo: “el dinero me lo
gano yo, por tanto, tengo derecho a disfrutar un poco” y “a pesar de gastarme
mucho dinero en las máquinas, mujeres o droga a mi familia nunca le ha
faltado de nada”. Esta actitud se presenta reforzada cuando el maltratador
tiene un sobresueldo por actividades laborales complementarias, considerando
que como es fruto de un esfuerzo adicional le pertenece de forma íntegra (“me
lo he ganado yo”). En ningún caso valora la posibilidad de estar privando al
resto de miembros de la familia de una fuente básica para el sostenimiento
económico.
o Tener atrapada a la mujer en una empresa propia o en una empresa de
la familia de él. A la dependencia económica se añade la dependencia laboral y
familiar, agravando de forma extrema la imposibilidad de abandono de la
relación de maltrato. En estos casos, la mujer carece de espacios propios de
independencia, asumiendo el hombre el control absoluto de la relación.
o Comprometer a la mujer para que consiga dinero de la familia a modo de
préstamo o donación con gran despliegue de chantaje emocional hacia la
víctima (“si tus padres nos dieran esos 100.000 euros que nos faltan se
acabarían todos los problemas que tenemos”). Cuando no son atendidas estas
demandas económicas el maltratador propicia el enfrentamiento entre la pareja
y su familia, provocando el distanciamiento y el consiguiente aislamiento
familiar. Es muy frecuente que el maltratador trate de justificar sus continuos
268
enfados y discusiones por la cuestión económica, como si esta fuese la única
responsable de la problemática familiar.
2. OBJETIVOS
- Concienciación del usuario sobre su influencia en la vida económica de
la pareja.
- Comprensión por parte del participante de cómo su comportamiento con
el dinero era una forma de control y abuso de su pareja.
- Discusión de los pensamientos que apoyan esta conducta.
3. TÉCNICAS TERAPÉUTICAS
269
3. Valorar y decidir juntos una compra importante, llegando a un acuerdo y
sin que prevalezca siempre una opinión.
4. Decidir cuándo darse un capricho y aceptar que también el otro lo haga.
5. Darle al otro la suficiente autonomía y confianza para decidir sobre
cuestiones económicas.
6. Reconducir la economía de pareja cuando haya cambios o problemas
(paro, un nuevo crédito, subida de intereses).
3.2 Dinámicas
- Lee el listado que aparece en el anexo 1 y señala cuáles de estas
conductas has llevado a cabo. La lista se completa con otras situaciones
aportadas por los participantes.
- Lee el listado que aparece en el anexo 2. Señala aquellas ideas con las
que estés de acuerdo.
- Selecciona aquellas ideas del anexo 2 con las que estés de acuerdo.
Cópialas a la tabla del anexo 3. Con la ayuda del terapeuta has de
analizarlas y buscar alternativas.
270
Anexo 1
Lee este listado y señala qué comportamientos has realizado tú alguna vez.
o Facilitar una cantidad de dinero limitada para los gastos
familiares.
o Regañar a tu pareja si da propina en un bar o un restaurante.
o Impedir que tu pareja disponga de una tarjeta de crédito.
o Regañar a tu pareja si compra en un sitio que te parece caro.
o Preguntarle a tu pareja si se gasta el dinero en máquinas
tragaperras o en el bingo.
o Buscar si tu pareja tiene dinero escondido en algún lugar de la
casa.
o Criticar en qué se gasta el dinero y con qué frecuencia.
o Controlar lo que compra tu pareja.
o Obligar a tu pareja a descambiar cosas que ha comprado sin ti.
o Impedir que efectúe compras importantes sin tu presencia.
o Tener una vivienda o una cuenta corriente sin que lo sepa tu
pareja.
o Amenazar a mi pareja con no darle dinero si no teníamos sexo.
o Pedir un crédito sin decírselo a tu pareja.
o Comprobar que no te falta dinero de tu cartera.
o Gastar en ocio, en copas, en salir, etc. sin consultar sobre este
gasto con tu pareja.
o Controlar las cuentas diarias de forma minuciosa.
o Presionar a tu pareja para que pida dinero a su familia.
271
Anexo 2
272
Anexo 3
273
UNIDAD 9: ABUSO E INSTRUMENTALIZACIÓN DE LOS HIJOS
1. INTRODUCCIÓN
La Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia
de Género, en su exposición de motivos reconoce expresamente la cualidad de
víctimas directas o indirectas, a los menores que forman parte de un entorno
familiar en el que existe violencia de género. La Ley contempla su protección
no sólo para la tutela de los derechos de los menores, sino para garantizar de
forma efectiva las medidas de protección adoptadas respecto de la mujer. A
pesar de ello se encuentra bastante extendida la opinión de que los hijos y las
hijas son los grandes olvidados de la violencia de género. Incluso hay quien
opina que la Ley debería haber sido más clara y contundente y haber
considerado a los menores víctimas “a secas”, evitando hablar de víctimas
directas o indirectas (San Segundo, 2008).
En aproximadamente un 40% de los casos de violencia de género, los
menores también son objeto de malos tratos (Matud, Gutiérrez y Padilla, 2004;
Lorente, 2008). Los datos también muestran que alrededor del 63% de los
menores han sido testigos de la violencia y los abusos hacia sus madres
(Kitzmann et. al., 2003). Si se toma como muestra de referencia a los menores
que se encuentran junto con sus madres en centros de acogida, los
porcentajes se elevan hasta el 70% y el 85% respectivamente (Patró y
Limiñana, 2005). Si hablamos de consecuencias para los menores se puede
llegar a afirmar que sobre el 80% (hay quien llega hasta el 100%, mientras que
otros estudios muestran tasas algo más discretas) de los menores muestran
algún tipo de disfunción o trastorno por el hecho de encontrarse expuestos a la
violencia. Los datos de las diferentes estadísticas son variables aunque
siempre muy elevados, en la línea de los que se han presentado.
Una de las consecuencias más preocupantes es el riesgo de que los
menores lleguen a convertirse en el futuro en nuevos agresores y víctimas de
la violencia de género. Al parecer no se ha encontrado una correlación tan
fuerte como en el pasado se llegaba a mantener. Pero está fuera de duda que
la violencia se aprende y se ejerce desde muy temprana edad. Se ha
constatado que los menores-víctimas desarrollan comportamientos violentos
274
hacia sus iguales, sus madres y sus padres, en una proporción mucho mayor
que los menores criados en núcleos familiares normalizados. Además de
conductas, los niños y niñas durante su proceso madurativo pueden llegar a
asumir los roles de maltratador y maltratada y adquirir y perpetuar mitos
sexistas.
La organización Save The Children en 2003 realizó un estudio para
analizar la atención que se estaba proporcionando a los niños, niñas y
adolescentes, hijos e hijas de mujeres víctimas de la violencia de género dentro
del sistema de protección a la mujer. Se encontraron dos hechos
sorprendentes, entre otros. En los centros de protección, generalmente, no se
admitía a menores varones mayores de once años por los probables efectos
negativos para la convivencia, que se concretan en pautas de comportamiento
violento. Al mismo tiempo en pocos casos existía una intervención específica
dirigida a los menores, sino que ésta se realizaba a través de la madre. Como
se ha dicho más arriba, los menores son los grandes olvidados.
Paulatinamente se va tomando conciencia de la necesidad de intervención
tanto paliativa como preventiva dada las importantes secuelas que pueden
sufrir. Ejemplos de ello son el programa de intervención específica desarrollado
por la Fundación La Caixa (2007) y la guía “Mujeres, infancia y violencia de
género” editada por CELEM (2008).
En la unidad dedicada a la Empatía se introdujo el maltrato a los hijos e
hijas a partir del estudio de las consecuencias físicas, psíquicas y sociales más
frecuentes. En esta unidad se abordará nuevamente este asunto y se prestará
atención a distintas formas de maltrato y abuso a los menores, especialmente a
su instrumentalización. Algunas formas de agresión a la pareja a través de los
hijos las incluiremos dentro del apartado de violencia directa a los hijos para
recalcar que ellos igualmente sufren las consecuencias. Se insistirá también en
el hecho de que por ser testigos, los menores son también víctimas. Y se
recalcará que ellos siempre son testigos puesto que de un modo u otro
perciben claramente lo que está ocurriendo.
La separación y el divorcio son unas de las situaciones de mayor
peligrosidad para la reiteración de la violencia y su exacerbación. El 60% de los
padres separados violentos mantiene un alto nivel de conflicto y abuso hacia su
ex-mujer (Aguilar, 2008) y el 36,76% de los asesinatos de mujeres en el año
275
2007 ocurrieron tras la ruptura con el agresor (Centro Reina Sofía, 2008).
Además de otras cuestiones lleva asociados problemas como la determinación
de la custodia y del régimen de comunicaciones y visitas. Se generan
situaciones propicias para desplegar nuevamente la violencia y la
instrumentalización de los menores. Pondremos énfasis en la absoluta
necesidad de anteponer siempre los intereses de los menores a los propios.
En relación con el régimen de visitas y comunicaciones se alzan voces
críticas y absolutamente contrarias al mantenimiento de los contactos de los
menores con su progenitor agresor. Se entiende que se está primando el
derecho paterno al contacto con sus hijos, sobre la seguridad y bienestar del
menor. No deja de ser paradójico que si una mujer tiene que ser protegida de
su ex-pareja, se le permitan las comunicaciones con sus hijos menores,
aunque éstas se realicen en centros seguros como son los puntos de
encuentro. Son decisiones que no nos corresponde cuestionar pero que deben
ser valoradas por los usuarios del programa. Deben entender que negar un
régimen de visitas no tiene un sentido de castigo, sino de defensa de los
menores. Necesitan de un espacio y un tiempo para su recuperación de los
efectos de la exposición a la violencia.
No cerraremos esta introducción sin citar el Síndrome de Alineación
Parental (SAP). Fue propuesto por Gardner en 1985 como un desorden que
surge en el contexto de las disputas por la guardia y custodia de los niños. Se
define como una combinación de un proceso de adoctrinamiento y “lavado de
cerebro” sistemático por parte de uno de los padres y de la propia contribución
del hijo, para vilipendiar al padre rechazado.
La interferencia parental está en el debate actual en el ámbito judicial y
forense por lo que conviene conocer este fenómeno y sus implicaciones. A lo
largo de esta unidad los participantes podrían realizar afirmaciones en las que
se sitúan como víctimas de la perversidad y maldad de sus mujeres, que
intentan por todos los medios alejarlos definitivamente de sus hijos.
276
2. OBJETIVOS
- Toma de conciencia del hecho de que los hijos e hijas de las parejas en
las que se han producido actos de violencia de género, siempre son
víctimas de esa misma violencia.
3. TÉCNICAS TERAPÉUTICAS
277
sexistas encubiertas relacionadas con la crisis del modelo tradicional de familia,
con los nuevos roles, con la pérdida de status del varón-padre, con la inquietud
ante la familia monoparental, con las consideraciones hacia la mujer/hombre
divorciada/o o la madre/padre soltera/o, etc. Anotaremos estas circunstancias
para abordarlas también posteriormente. Concluiremos que la paternidad
responsable incluye no solamente cubrir necesidades, asumir más tareas y
responsabilidades, sino también con proporcionar afecto.
Mito 2: Si no se agrede directamente a los hijos, los malos tratos entre los
cónyuges no tiene porqué afectarles
a) Violencia directa
Diferentes estadísticas recogidas a lo largo de 25 años estiman que
entre el 30 y el 60% de los hijos de las mujeres que han padecido malos tratos
por parte de su pareja, también fueron objeto de agresiones físicas por parte de
su progenitor (Patró y Limiñana, 2005).
Desgraciadamente algunos de los menores llegan a morir víctimas de
las agresiones de su padre. En España, en al año 2008 fallecieron 8 menores,
según informe de Save the Children.
Las agresiones físicas pueden ser directas y dirigidas a los hijos e
hijas. También pueden ser “accidentales” cuando tratan de interponerse entre
sus padres para que cesen los malos tratos. Sin embargo esta falta de
intencionalidad no nos puede servir para eludir nuestra responsabilidad. No
278
podemos compararlo con un peatón que de repente se nos cruza por la
carretera sin mirar.
Otro dato estremecedor es que en un 30% de los casos de violencia de
género, los abusos comenzaron durante el embarazo, siendo causa de un
número no desdeñable de abortos y nacimientos prematuros.
Más formas de abuso directamente dirigido hacia los hijos e hijas son:
- Abusos sexuales
- Sustraerlos del domicilio de la madre que tiene la custodia. Retenerlos
en casa para impedir que vean a su madre. Recogerlos del colegio sin
autorización y sin aviso previo.
- Abuso emocional, como no prestar atención a sus necesidades de
afecto y cariño. Castigos excesivos e injustificados. Desprecios.
Comparaciones con otros niños o niñas dejándolos en mal lugar.
- Ignorar o perseguir, a todos o a alguno, especialmente si son hijos
aportados a la pareja por la mujer fruto de una relación previa.
- Negligencia en el cuidado y atención. Llevarlos a lugares poco
recomendables para un menor. Ponerlos en situaciones de riesgo. Dar
información que no deben tener a su edad.
- Control del dinero necesario para su cuidado, proporcionándolo de forma
escasa, arbitraria e impuntual a la pareja. Impago de las pensiones de
los menores. Se limita de este modo la atención a sus necesidades.
- Testigo de la violencia. Ya lo hemos visto y es la forma más frecuente
porque siempre existe. Por ello a todos los que tenéis hijos e hijas os
afecta. Los casos más graves serán aquellos en los que se obliga a
presenciar a los menores las agresiones físicas y sexuales a su madre,
como un método para incrementar la humillación que ella sufre.
b) Testigos de la violencia
Los hijos son siempre testigos de la violencia entre sus padres. Testigo
es quien sabe y conoce directamente unos hechos. Podréis creer que un
testigo es solamente aquel quien ve lo que ha ocurrido. Y puede que vuestros
hijos realmente nunca os vieran poner la mano encima a su madre o que nunca
estuvieran durante “las peleas verbales”. Pero ellos estaban ahí, estaban
presentes. Os podían escuchar, podían darse cuenta de lo que estaba
279
ocurriendo. De repente los encerrábais en su cuarto o no les dejábais jugar por
la casa. Veían a su madre triste, con ojos de haber llorado. A su padre,
marcharse de repente. Veían algo roto en el suelo. Veían un arañazo, una
marca. Veían la falta de cariño. Recibían mensajes contradictorios. Recibían
excusas tontas... ¿Son o no son testigos? ¿Son o no son víctimas?
Save The Children, es una organización que defiende y protege a los
niños y niñas de todo el mundo. Hace poco tiempo realizó un estudio sobre la
situación de los menores en los centros de protección. Fijaos en un par de
“detalles” que encontraron.
Una niña de cinco años al referirse a un corte en el labio de su
madre “se lo ha hecho mi papá”.
Un niño de dos años, llamaba puta a su madre porque se lo había
oído a su padre y creía que era su nombre.
Si vosotros insistís en que nunca vuestros hijos estuvieron presentes en
“las peleas y discusiones” es porque sois conscientes que, de haberlo estado,
podría haber tenido consecuencias negativas para ellos. Sus madres también
lo sienten así. ¿Cuántas veces dijeron “delante de los niños no”? Las madres
además de sentirse culpables de que percibieran lo que ocurría, también se
sienten culpables de no haberlos protegido suficientemente.
El 85% de los menores que permanecen con sus madres en centros de
acogida han sido testigos de la violencia. De ellos, el 66% también sufrieron
algún tipo de abuso (Patró y Limiñana, 2005).
280
- Decir frases despectivas delante de los hijos
- Utilizarlos como mensajeros e informadores
- Desvalorizar, contradecir y hasta denigrar a la madre y sus
decisiones
Amenazar con quitar a los hijos, alcanza su poder en la medida en
que la víctima sabe que puede llegar a ser real. Y esto es así porque
previamente se han desplegado otras formas de abuso. Además de la
humillación de la propia amenaza (te amenazo con lo que sé que más te
duele), existe un control del comportamiento a través de ella. Para no enfadarle
la pareja podrá actuar de maneras poco naturales con sus hijos e hijas,
pidiéndoles que no hagan ruido y no molesten, estando hipervigilantes, no
atreviéndose a tomar decisiones cotidianas, incluso atemorizando a los niños y
las niñas para que le hagan caso y puedan de este modo estar protegidos...
Los menores en esta situación viven en un permanente estado de tensión,
ansiedad y miedo.
Los niños y las niñas también pueden ser utilizados como mensajeros,
vigilantes y controladores. ¿Dónde habéis ido? ¿Habéis visto a la abuela?
¿Habló vuestra madre con alguien desconocido? ¿Ha comprado algo? ¿Dile a
tu madre que...? ¿Me avisarás cuando vayáis al centro? Así nos podremos ver.
También se les transmiten mensajes para desvalorizar a su madre. No
hagas caso a tu madre, ella no sabe nada. Esto es cosa de hombres. Las niñas
siempre tienen que fijarse en su papá. A veces son mensajes más sutiles:
pobrecita, mamá no está bien. Yo seré quien siempre va a cuidar de ti.
Se utiliza a los hijos y las hijas cuando se tira por tierra o desbaratan las
decisiones o actuaciones de la madre que les afectan. Se pretende de este
modo dejar claro quien es el que manda, el que sabe. Por ejemplo, si su madre
había decidido llevarlos al zoo con unos amigos del colegio y otras madres,
cambiar ese plan por otra cosa “más divertida”.
281
padecen tanto quienes han sufrido la violencia de forma directa como quienes
han sido únicamente testigos.
- Ansiedad y depresión
- Dificultades para dormir
- Pesadillas. Rememorar episodios violentos
- Síntomas físicos de todo tipo
- Enuresis
- Problemas escolares
- Agresiones a iguales
- Sentimientos de culpa, de soledad, de incomprensión
- Consumo de drogas
- Rechazo a los padres
Conducta agresiva
Los niños y las niñas que han padecido situaciones de violencia género
aprenden una serie de valores y creencias negativas sobre la familia, las
relaciones con los otros y que la violencia es un medio para resolver conflictos.
Maltratar en cualquiera de sus formas se percibe como algo normal, frecuente y
a menudo sin consecuencias punibles.
Dicho de otro modo, aprenden de la violencia. Por ello se considera
como un importante factor de riesgo para convertirse en el futuro en agresor y
víctima de la misma violencia que padecieron. Niños y niñas podrán aprender
que las cosas son así. Es entonces necesario atenderlos de forma inmediata y
proporcionarles un ambiente seguro y alejado de modelos violentos. Es
necesario enseñarles que hay otras maneras de actuar. Vosotros sois también
responsables de disminuir este riesgo. Debéis ser conscientes de ello y pensar
en su futuro y en su bienestar como personas.
En un estudio realizado por investigadoras españolas en centros de
acogida, se encontró la siguiente proporción de grupos de síntomas entre los
“hijos e hijas de la violencia de género”:
282
CONSECUENCIAS DE LAS EXPOSICION DE LOS
NIÑOS Y NIÑAS A LA VIOLENCIA FAMILIAR
Patró y Limiñana 2003
100
90
80
70
Porcentaje
60
50
40 35
30 22,5
20 10 7,5
10
0
Comportamiento Comportamiento
Conflictividad Huida del hogar violento hacia violento hacia
en la escuela iguales madre
283
Comunicaciones y visitas
Si antes veíamos que los menores pueden llegar a ser violentos con su
madre, también nos encontramos con que muchos niños y niñas manifiestan
rechazo hacia su padre. Esto se pone claramente de manifiesto en el momento
de las visitas y comunicaciones, más aún si tienen lugar en los puntos de
encuentro. Algunos menores a medida que se acerca el momento, se ponen
cada vez más tensos y ansiosos, se ponen enfermos, dicen que no quieren ir a
ver a su padre, lloran, gritan. Una vez que ya están con su padre pueden
mostrarse distantes, insultarles, acusarles y hasta agredirles o ignorarles
completamente. Es una reacción normal, están sufriendo y deben estar
preparados para afrontar el reto de volver a verle.
No debéis aprovecharos de su ambivalencia y del conflicto de lealtades,
hacia ti y hacia su madre. No debéis reproducir el ciclo de la violencia con ellos,
utilizándolos como instrumentos ni mensajeros. Tenéis que reconocer vuestra
responsabilidad y aceptar que debéis ganaros la confianza de vuestros hijos.
Como os ocurrirá con el resto de vuestra familia. Empieza primero por creer en
ti y en que puedes realmente ser un buen y saludable padre.
Si lo piensas bien puede no ser fácil de entender que quien ha sido
condenado por este tipo de delito, que produce secuelas en los hijos, pueda
seguir viéndolos. Si tienes una orden de alejamiento y tienes que comunicar en
un sitio seguro como un punto de encuentro ¿no resulta extraño que sea
beneficioso para tus hijos? Se ha confiado en ti, no defraudes esa confianza.
Y si no puedes verlos, piensa en ellos. Necesitan un lugar y tiempo para
recuperarse y crecer sanos y lo más felices posible.
Separación y divorcio
Separarte de la pareja siempre es una experiencia difícil. A veces se
piensa que hay que aguantar en la relación mientras los hijos sean pequeños,
para evitarles problemas en su desarrollo. No es la separación y el divorcio lo
que causa graves problemas, sino una relación dolorosa que se mantiene
284
contra corriente y una separación traumática en la que prima la falta de respeto
y el daño. Sabemos todos que la violencia de género se agrava en estas
circunstancias. Si no es conmigo, con nadie. Muchas muertes se producen en
este momento.
A la vez puede ser un momento excitante, un empezar de nuevo. Una
oportunidad para hacer cosas diferentes, para explorar nuevas formas de
relacionarte con tus hijos, para conocer nuevas personas...
Quizá no te encuentres en esta situación pero seguro que aprenderás
algo de lo vamos a ver, porque muchas cosas suceden antes de la decisión de
terminar con la relación. Es responsabilidad de los padres anteponer siempre,
en todo momento, los intereses de los hijos, muy por encima de los propios.
Piensa realmente en ellos. Si no lo haces así, puedes estar provocando alguna
de las siguientes situaciones y comportamientos. Suponen una amenaza para
su desarrollo armonioso y feliz.
285
me hables de lo que habéis hecho, pero sí muchas reacciones como gestos de
molestia o impaciencia, desatención y distracción, que tienen por objeto afirmar
de otro modo “que ese tema no te interesa”. ¿Pero les interesa a tus hijos?
NIÑOS/AS MENSAJEROS. Ya se ha visto. Consiste en utilizarlos para
transmitir mensajes poco favorables, exigencias, cosas que te molestan y hasta
amenazas (dile que la próxima vez...). De este modo entran a formar parte de
forma activa en un conflicto que no es el suyo.
NIÑOS/AS COLCHON. Amortiguan el conflicto entre sus padres
puesto que sobre ellos descargan su rabia. Soportan descalificaciones,
insultos, desvalorizaciones de uno contra otro. Pero el menor no los delata,
sabe que eso empeora las cosas. ¿Cómo se desahogarán esos niños y niñas?
NIÑOS/AS CONFIDENTES. Un progenitor hace partícipe a uno de sus
hijos de la insatisfacción y el malestar que siente. En ocasiones esto se hace
para dañar la imagen del contrario. En otras ocasiones esto se hace para
obtener apoyo y alivio por parte de ellos. ¿Y con quien buscarán apoyo y
consuelo los menores?
NIÑOS/AS VICTIMAS DEL SACRIFICIO DE SU MADRE/PADRE. Se
les hace sentir que son una carga con frases como Mira todo lo que hago por ti
y lo que me cuesta. He tenido que renunciar a... Si no tuviera hijos, podría...
Muchas de estas situaciones se producen de forma previa a la
separación, en pleno conflicto. También como forma de instrumentalizar los
abusos y las agresiones. Ya se ha dicho muchas veces, los hijos y las hijas
siempre son víctimas y necesitan cuidado y protección. Si es necesario, ayuda
especializada. En el anexo 2 se incluyen una serie de consejos generales para
padres divorciados o en proceso de ello. Puede completarse con el documento
“La separación de los padres: facilitar la vida de los hijos” elaborado por el
Instituto Superior de Formación y Recursos en Red para el Profesorado
(www.isftic.mepsyd.es/w3/recursos2/e_padres/2_ambiente.htm)
Dinámicas
286
que carecen de escenas de violencia física o psíquica y de sexo y no contienen
lenguaje obsceno y pueden trasmitirse en cualquier horario. ¿Cuáles son las
razones para que no sea aconsejable que los menores vean cierto tipo de
películas?
El debate se conducirá hacia los posibles efectos que puede tener
para los menores la contemplación de escenas violentas en las películas o los
programas de televisión en general. Los datos indican que con toda
probabilidad un adolescente antes de acabar este periodo evolutivo habrá visto
en la televisión más de trece mil muertes. Las conclusiones a las que
llegaremos sobre las consecuencias son:
- Los menores imitan la violencia que observan
- Se identifican con ciertos caracteres, de agresores y/o víctimas
- Se inmunizan al horror de la violencia
- Aceptan la violencia como forma de resolver problemas
- Aprenden justificaciones para ser violento y para rechazar y
culpar a la víctima (el bueno siempre vence)
A continuación relacionamos este problema con las actitudes y
comportamientos de los padres. Entre las variables familiares que contribuyen
a que se refuerce la aceptación de la violencia por parte del menor se
encuentran:
- Que los padres también contemplen programas o películas con
contenido violento. Los menores pueden entender entonces que
si los padres no condenan dicha violencia ellos la pueden imitar
sin ser reprendidos por ello.
- El comportamiento violento por parte de los padres.
Finalizamos remarcando este último punto y recordando la condición de
víctimas de los menores testigos de la violencia de género.
287
Con este párrafo se pretende crear conciencia a través de la discusión
sobre el hecho de que ser testigo de la violencia de género es una forma de
violencia de carácter psicológico hacia el menor, aunque no exista intención de
ello. El debate se completa con la pregunta ¿son meros testigos los hijos que
han contemplado (escuchado) la violencia de su padre hacia su madre o los
signos de ello?
- ¿Cómo ocurría?
Ahora nos centraremos en las situaciones concretas en las que tenían
lugar las discusiones y peleas, en definitiva durante tu violencia. ¿Dónde se
encontraban tus hijos? Si estaban presentes ¿qué hacías? ¿Te aguantabas
hasta que no te vieran? ¿Propiciabas con excusas que se marcharan a su
cuarto? ¿Existían frases como “espera que se vayan”? Si todo esto ocurría
288
date cuenta del control que estabas ejerciendo sobre la situación y de cómo la
ibas preparando.
- Instrumentalización
Recuerda situaciones concretas en que hayas utilizado a tus hijos para
agredir o para hacer daño a tu pareja. A veces puede que no hayas llegado a
hacerlo pero sí que lo has pensado. Escribe todas ellas en un papel. Cuenta
donde estabas, qué pasaba, cómo crees que reaccionaron tus hijos, cómo
reaccionó tu pareja, y cómo te sentiste tú. ¿Cómo te sientes ahora al
recordarlo?
289
5. LECTURAS RECOMENDADAS
- Cáceres, J. (2003). Repartirse el desamor. Madrid: Minerva
- Fernández, E. y Godoy, C. (2005). El niño ante el divorcio. Madrid: Pirámide.
- Lorente, M. (2008). Los nuevos hombres nuevos: cómo adaptarse a los
tiempos de igualdad. Barcelona: Destino
- McKay, M. (2000). El libro del divorcio y la separación. Barcelona: Robin Cook
- Vallejo Nájera, A. (2006). Hijos de padres separados. Madrid: Temas de
Hoy
290
Anexo 1
291
NIÑOS/AS COLCHON. Amortiguan el conflicto entre sus padres
puesto que sobre ellos descargan su rabia. Soportan descalificaciones,
insultos, desvalorizaciones de uno contra otro. Pero el menor no los delata,
sabe que eso empeora las cosas. ¿Cómo se desahogarán esos niños y niñas?
292
Anexo 2
1. Hablar con los hijos acerca de la ruptura antes de que sea un hecho
legal
de conflictos
293
UNIDAD 10: GÉNERO Y VIOLENCIA DE GÉNERO
1. INTRODUCCIÓN
La exposición desde los primeros años de vida a modelos y estilos de
relación en el seno de la familia de origen, así como los aprendizajes realizados
a lo largo de la vida en relación a lo socialmente valorado, determinan en gran
parte la conducta de las personas. Los mensajes recibidos en cuanto a los
roles de género fundamentan, ya sea por la aceptación o el rechazo, nuestra
forma de entender las relaciones humanas y consecuentemente nuestra
posición en relación a los géneros.
La familia, la educación formal e informal, las distintas religiones, los
medios de comunicación de masas, el lenguaje, etc., transmiten valores que la
sociedad sustenta y que considera vitales para su supervivencia. Los roles y
estereotipos de género pueden entenderse como parte de esos valores. El
lugar del varón y de la mujer ha estado siempre predeterminado, sus roles
sociales claramente definidos, y ser consecuente con ellos ha sido (y continúa
siendo) una forma de sentirse valorado y aceptado socialmente.
Todavía en muchas sociedades se espera que una mujer sea buena
madre y esposa: tierna, sumisa y abnegada; y del hombre que sea buen
esposo y padre: cabeza de familia, firme, fuerte y que marque las normas a
seguir y se haga obedecer. Estas expectativas establecen una discriminación
negativa que facilita el hecho de que la mujer quede socialmente relegada a un
segundo plano y que sea el varón quien asuma mayor visibilidad en la
sociedad. Y es en este contexto donde se dan también las acciones que, en
nombre de esos roles, pueden llevar al ejercicio de la violencia.
La incidencia de los mensajes sociales que se transmiten en forma
permanente en cuanto al valor del fuerte, el exitoso, el poderoso, el macho,
como hombre; y de la belleza física, buena cocinera, recatada, ahorradora, que
cuide de la familia, como mujer, son elementos que refuerzan el mensaje de
desigualdad de género. La automatización de los aprendizajes recibidos de
forma constante a lo largo de nuestra vida, generan conductas de las cuales
muchas veces no llegamos a ser plenamente conscientes, o aún siéndolo, no
tenemos las herramientas necesarias para modificarlas. Ya se ha puesto varias
294
veces el ejemplo de que el sexismo es como el lenguaje, aprendemos a
hablarlo pero no siempre somos conscientes de la gramática que subyace en el
mismo. Por eso esta unidad tiene, entre otros fines, el de desgranar ese
sustrato, esa gramática, esas reglas que sostienen las conductas, las actitudes
y las identidades de género que implican discriminación de las mujeres.
El análisis de género o la perspectiva de género es aquella que nos
permite entender las relaciones sociales desde una mirada que atienda a esta
discriminación negativa y, a partir de ahí, comprender los fundamentos y
consecuencias de las relaciones entre hombres y mujeres. Es importante que
quienes mantienen un estilo de relación de género violenta puedan entender,
que además de la responsabilidad individual, cuestión ineludible, existen
condicionamientos sociales que facilitan el despliegue de su conducta (sin
perder de vista que quien decide es siempre uno mismo).
La definición de violencia implica la existencia de una intencionalidad de
control por una de las partes de la relación sobre la otra. Este control se hace
efectivo a través del uso abusivo del desequilibrio de poder que existe en las
relaciones personales, sociales y políticas en el seno de la sociedad.
La violencia de género afecta directamente a aquellos aspectos en el
individuo que le permiten un desarrollo autónomo en sociedad: su autoestima,
la capacidad de relacionarse socialmente, los niveles de autoexclusión, la
distorsión en cuanto a las propias capacidades, la dificultad de evaluar
adecuadamente las respuestas del medio, los niveles de afecciones
psicosomáticas y del estado de ánimo, etc. Estos elementos son factores de
riesgo que reducen las capacidades del individuo para actuar en sociedad y
son asimismo algunas de las consecuencias de la exposición por largos
períodos a situaciones de violencia de género.
La continuidad del fenómeno estará apoyada en una serie de variables,
de las cuales el sistema de creencias y el contexto que lo sustenta serán de las
más importantes, pues son el sustrato ideológico del vínculo violento. Cuanto
más rígidos sean el sistema de ideas y el contexto en el que se despliega, más
difícil será romper con esa forma de relación desigual estereotipada.
295
que ha hecho posible que uno se ubique como parte de una relación violenta o
construya una familia que use la violencia como modelo de relación.
El conocimiento de los elementos constitutivos de la categoría género,
así como el aprendizaje sobre las inequidades existentes y a las cuales han
contribuido, permitirá a los participantes en el programa reflexionar sobre sus
acciones y plantearse la posibilidad de que otro tipo de relación les puede
aportar más satisfacción a ambos miembros de la pareja.
Los hombres que han sido condenados por delito de violencia de género
suelen mostrar creencias, actitudes y comportamientos que legitiman las
diferencias entre hombres y mujeres. Estas diferencias se materializan en una
serie de privilegios mantenidos e incrementados a lo largo de la relación de
pareja que intensifican progresivamente la situación de desigualdad a la que se
ve sometida la mujer.
Los privilegios masculinos actúan en las fases iniciales de la relación
como elementos que propician el desequilibrio de poder en la pareja,
desequilibrio que con el paso del tiempo se convierte en uno de los factores
fundamentales de malestar e insatisfacción por parte de la mujer. A
continuación se detallan algunos de los privilegios que suelen estar presentes
en las relaciones de maltrato:
1. Tareas en el hogar: No están compartidas por ambos miembros
de la pareja, observándose un claro desequilibrio a favor del hombre que puede
ir desde la nula implicación a formas parciales de colaboración. Cuando la
mujer no desarrolla actividad laboral fuera de casa existe la creencia que debe
dedicarse a las labores del hogar y en los casos que tiene ocupación externa,
la responsabilidad fundamental en las tareas del hogar recae, también, en la
mujer, limitándose el hombre a actividades secundarias, esporádicas y que
requieren poca implicación personal.
2. Cuidado de los hijos: Se atribuye a la madre la responsabilidad
esencial en la crianza de los hijos, considerando que la misión del padre es la
de aportar los recursos económicos para su sustento y educación. El tiempo
invertido por los hombres en estas tareas es muy inferior al invertido por sus
parejas, lo que les permite disponer de mayores opciones de ocio personal y
desarrollo profesional.
296
3. Desarrollo profesional: Favorecido en el caso del hombre y
limitado en el caso de la mujer como consecuencia de la incompatibilidad de
roles como el de madre, hija, esposa, ama de casa, etc. Este acceso diferencial
al desarrollo profesional intensifica la situación de desigualdad en la pareja y
favorece las situaciones de abuso de poder.
4. Organización del proyecto familiar: Los hombres tienden a
planificar las actuaciones esenciales del proyecto familiar orientándolas a sus
intereses particulares. Los deseos de pareja e hijos suelen reconducirse a los
deseos del “cabeza de familia”.
5. Planificación del ocio: Al igual que el proyecto familiar, la
planificación del momento y tipo de ocio suele estar determinado por el hombre
en función de sus propios intereses. Son frecuentes los momentos en los que
el hombre disfruta de actividades lúdicas no compartidas con la pareja e hijos,
condicionando de esta forma el ocio familiar. A esta situación hay que añadir
que en numerosas ocasiones el tipo de ocio lleva parejo el consumo abusivo de
alcohol y/o drogas, ausentarse del hogar de forma reiterada, relaciones de
infidelidad y frecuentar lugares donde se practica la prostitución.
Estos privilegios se mantienen porque favorecen la situación del hombre,
otorgándole mayores cotas de poder dentro de la relación de pareja. Por otra
parte, el hombre que goza de estos privilegios muestra un proceso perceptivo y
atribucional de normalización, negando la existencia de tales privilegios y
llegando, en muchos casos, a afirmar que es su pareja la que tiene todo tipo de
privilegios.
2. OBJETIVOS
- Conocimiento de la perspectiva de género y sus implicaciones.
- Análisis de la realidad acerca de la discriminación de la mujer (sexismo):
actual e histórica, así como abordaje de la misma en el entorno y
relaciones de los participantes.
- Adquisición de capacidad crítica ante las discriminaciones y
desigualdades, para promover y mantener relaciones más igualitarias.
- Identificación de las situaciones de privilegio mantenidas en la relación
de pareja de los participantes y las consecuencias negativas sobre su
pareja.
297
- Instauración de formas de comportamiento más igualitarias en la relación
de pareja (compartir tareas del hogar, cuidado de hijos, tomar las
decisiones que afectan a la familia de forma compartida, disfrutar del ocio
de forma respetuosa, etc.)
3. TÉCNICAS TERAPÉUTICAS
3.2 Dinámicas
- Completar entre todos una tabla con dos columnas (anexo 1), en la
primera han de escribir diez razones por las que una mujer podría desear ser
hombre y en la otra diez razones por las que un hombre podría querer ser
mujer. Es mejor trabajar en grupos pequeños y luego ponerlo en común. A los
participantes les puede costar mucho encontrar las razones para ser mujer,
pero que las piensen, porque las hay y a veces hacen referencia a la expresión
de emociones, al deseo de protección o a la maternidad y son aspectos que
conviene que afloren para que ellos vean que el modelo de igualdad también
les puede favorecer. Pueden poner pegas y alegar que les cuesta imaginar lo
que piensa una mujer, por lo que se les puede sugerir que piensen en ejemplos
cercanos y queridos (su madre, su hermana, su prima, su vecina, etc.).
- Tu madre y tu padre o parejas cercanas que conozcas: ¿tenían un
espacio para cada uno en casa? (ejemplo, el sillón del padre, el lugar en la
cabecera de la mesa, un cuarto para coser y planchar, el sitio en el coche, etc.)
Este ejercicio consiste en analizar en la familia de origen los siguientes
aspectos:
o reparto de responsabilidades,
o comunicación entre los padres, quién tiene la última palabra, expresión
de afecto y de enfado,
o juego con los hijos,
298
o cuidados y responsabilidades con los hijos, quién iba a las reuniones del
colegio, baños,
o tareas de la casa,
o qué hace cada progenitor en su tiempo libre (analizar unas
vacaciones)…
Se dividirá al grupo en parejas y cada pareja tendrá que analizar una
de estas áreas y exponer a los demás las diferencias encontradas entre padres
y madres. Se les puede aconsejar que no piensen sólo en sus padres sino
también en ellos mismos. Y en cualquier pareja cercana, tanto mayores como
más jóvenes.
- Se escucharán y analizarán canciones con contenidos sexistas
(conviene darles la letra escrita también, algunos ejemplos vienen en el anexo
2 pero hay muchos similares, las rancheras resultan todo un exceso de estos
estereotipos). De ahí se extraerá qué ideas sobre la mujer, las relaciones de
pareja y los papeles diferenciados percibimos habitualmente y compartimos…
Después se les pueden plantear las siguientes preguntas: en las
canciones oídas ¿qué características tiene que tener una relación de pareja
para ser satisfactoria? ¿Y eso respeta la independencia de la mujer? ¿Qué se
espera que haga el hombre en la relación? ¿Y la mujer?
Otro ejercicio que puede dar muy buen resultado consiste en cambiar
la versión de la canción y cuando la mujer es la protagonista, por ejemplo, en
La tortura, de Shakira, proponer que la sustituyan por un hombre y que sea él
el dependiente, el que tiene que aguantar los cuernos, el que se quiere
someter, el que perdona siempre, etc. ¿Cómo se sienten con la nueva letra?
- La mujer maltratada tiene la culpa de serlo. Se escribe esta frase en
la pizarra y los participantes tienen que tomar postura: totalmente de acuerdo,
totalmente en desacuerdo, o ni acuerdo ni en desacuerdo. Desde cada grupo
tienen que defender su lugar y conseguir adeptos. Para empezar de manera
equilibrada el debate se les puede pedir que hagan un ejercicio de imaginación
y distribuirlos de manera igualitaria en las tres opciones aunque no compartan
la posición que se les adjudica. Se recomienda que la división de las posturas
sea espacial y se distribuyan en tres filas (y aquellos convencidos tendrán que
cambiar de fila).
299
Este mismo ejercicio se hará proponiendo debate en el grupo de las
frases del anexo 3 (u otras que se quieran proponer). Se trata de constatar, y
de que se den cuenta, de la presencia del sexismo y de la discriminación en
sus ideas y en sus vidas. Algunas de estas ideas se han analizado en la unidad
de distorsiones y se han sometido a la crítica racional, en este momento sólo
pretendemos que las identifiquen como parte de su ideología. Como son
muchas expresiones, algunas se pueden ofrecer simplemente como una serie
de ítems con los que estar de acuerdo o en desacuerdo y trabajar en debate de
grupo tres o cuatro de todo el listado. Las frases que se proponen tienen que
ver con: estereotipos sexistas, mitos sobre la violencia de género y mitos sobre
el feminismo. Se pueden sugerir todas las que se crean convenientes en
función de cada realidad grupal.
- El equipo terapéutico elegirá alguna de las películas propuestas que
también están incluidas en el anexo 2 y analizará los roles y estereotipos
sexistas que aparezcan en la película. Se puede mostrar una selección de
fragmentos de dichas películas si se cuenta con poco tiempo.
- Refranes, dichos, chistes, fragmentos de la literatura e insultos
sexistas (anexo 4). Este ejercicio consiste en que los participantes hagan
memoria e intenten encontrar varios ejemplos de cada una de estas categorías.
Por ejemplo: “la mujer con la pata quebrada y en casa”; “una mujer no se
puede sentar debajo de un almendro cuando tiene la regla porque lo seca”; “no
te puedes fiar de una mujer que se desangra todos los meses y no se muere”;
“la mujer y la sardina, en la cocina”, etc. También tendrán que notar las
diferencias entre: perra/perro; zorra/zorro; fulano/fulana; coñazo/cojonudo;
público/pública (y las que se les ocurran).
- Cambio de frases. En la página web de Mujeres Progresistas
http://www.fmujeresprogresistas.org/lenguaje2.htm se proponen una serie de
frases extraídas de los medios de comunicación y su alternativa no sexista. El
equipo terapéutico puede elegir las que vea más adaptadas al grupo de trabajo,
o trabajar en la misma tarea con otras nuevas que propongan los participantes
del programa, y reconvertirlas hacia enunciados no discriminatorios y evitando
la invisibilización de la mujer en el lenguaje.
- Los participantes deberán usar ejemplos de objetos y lugares donde
claramente se note el papel secundario de la mujer en la sociedad y se
300
observen los estereotipos sexistas de los que hemos hablado. Por ejemplo: los
semáforos siempre tienen el dibujo de un hombre; en la señal de tráfico
cercana a los colegios es el niño el que protege y tira de la mano de la niña; en
los aseos públicos y en los vestuarios el varón discapacitado y el niño (que
pueden necesitar ayuda) entrarán también en el aseo de mujeres; etc.
- Leer y comentar el texto propuesto en el anexo 5 (el contrato de las
maestras españolas en 1923). ¿Relacionas estas exigencias con lo que se
espera hoy en día de una mujer “decente”, es decir, socialmente valorada?
- Confeccionar un listado de aspectos que diferencian a los hombres
de las mujeres, se pueden agrupar por rasgos, roles y ocupaciones.
- Se fomentará el debate de porqué unas características son
asignadas a los hombres y otras a las mujeres, identificando las que tienen un
carácter positivo frente a las que se consideran más negativas.
- Elaborar un listado que contenga los privilegios masculinos y otro,
que contemple los privilegios de las mujeres. Debatir quien dispone de mayor
número de privilegios, que utilidad tienen, que consecuencias tienen para el
otro miembro de la pareja.
- Se solicitará al participante que reflexione sobre los privilegios que
tenía en su relación y si estos ocasionaron discusiones o malestar por parte de
su pareja. Para facilitar la dinámica en ocasiones es útil preguntar: cuando tu
pareja se enfadaba contigo ¿qué cosas te recriminaba? Las respuestas a esta
pregunta suelen indicar los privilegios existentes en la relación.
- Partiendo de los privilegios identificados por cada participante, se
procederá a escribir las consecuencias negativas que hayan podido tener en su
pareja. Posteriormente se intentará explicar la relación existente entre el
comportamiento de la pareja y la situación de privilegio mantenida por él. En
ocasiones nos encontraremos con comentarios del tipo: “a mi mujer no le
molestaba que yo quedara con los amigos para tomar unas copas”, “trabajo
todo el día, tengo derecho a divertirme un poco”, “a mi familia no le faltaba de
nada”, “las decisiones en mi casa las toma mi mujer”, “mi mujer nunca se
quejaba, si lo hubiese hecho, habría dejado de salir con los amigos”.
- Los participantes elaborarán un listado de comportamientos que
impliquen mayor corresponsabilidad en la dinámica de pareja. Estos
301
comportamientos pueden afectar a las tareas dentro y fuera del hogar, la
atención de los hijos, las decisiones familiares y el empleo del tiempo libre.
- Pon a prueba tus conocimientos con este test. Tanto las preguntas
como los resultados se encuentran en el anexo 6.
- Imagina que llega un marciano a la tierra y te pregunta a ti cómo
diferenciar a los hombres de las mujeres. Escribe lo que le dirías respecto al
físico, a la manera de expresarse y comunicarse, a la forma de moverse, voz,
ropa, trabajo, conocimientos, habilidades, gustos, relaciones… ¿Hay algo de lo
que hayas puesto que compartan hombres y mujeres? ¿Y que sea exclusivo de
ellos y de ellas?
- Para ti, ¿qué es lo más importante en una persona? ¿Que sea
honesta? ¿Que sea inteligente? ¿Que sea generosa? Te vamos a dar una lista
(anexo 7) con una serie de características, de rasgos que pueden definir a
alguien, y tienes que puntuarlos del 1 al 5 en función de lo importante que te
parezcan (1 es muy poco importante y 5 es muy importante). Los adjetivos se
presentan en masculino neutro de manera intencional, para no sesgar las
interpretaciones y facilitar que emerjan los estereotipos sexistas.
Las características que proponemos suelen ser atractivas de manera
diferencial en función de si la persona es varón o mujer. Con este ejercicio
pretendemos que se den cuenta de que los rasgos que se atribuyen a lo
esencialmente masculino están más valorados.
Se puede hacer una segunda parte del ejercicio respondiendo a las
siguientes preguntas: al hacer el ejercicio, ¿has pensado en un varón o en una
mujer?, ¿qué esperas de la mujer con la que tengas una relación?, ¿qué
esperas de ti como compañero? O referente a vuestros hijos. Es importante
que vean que cuando una mujer aspira a salirse del papel que se le
encomienda deja de estar bien vista (y lo mismo con un hombre).
- ¿A quién elegirías para las siguientes tareas (anexo 8)? O también,
¿quién crees que suele hacer las siguientes tareas? Sé sincero, di lo primero
302
que te venga a la cabeza. Cuando hayas terminado, señala (aunque no vengan
en la lista):
o dos cosas que te gusta hacer “típicas” de tu sexo
o dos cosas que te gusta hacer pero que no son tradicionales de
tu sexo
o dos cosas que detestas hacer “típicas” de tu sexo
o dos cosas que desearías hacer que no son tradicionales de tu
sexo.
- Recoger noticias (o publicidad e incluso esquelas) de la prensa que
presenten situaciones discriminatorias para la mujer y clasificarlas según el tipo
de discriminación: familia, trabajo, lenguaje, política y comunidad.
- Haz una lista de regalos propios para el hombre y otra para la mujer.
Te podemos dar alguna pista: calculadora, cartera, perfume, balón, crema,
peluche, maletín, ramo de flores, pulsera, secador, reloj, caña de pescar,
ajedrez, pañuelo, moto, ordenador, equipo de música, batidora…
El equipo terapéutico tiene que ayudarles a analizar los contenidos
sexistas de esos regalos. Es bastante posible que los regalos no
personalizados en alguien concreto apunten hacia la utilidad y el disfrute en el
hombre y hacia el adorno y la belleza en la mujer (cuando no son regalos para
el hogar y no para ella…).
- Analiza las siguientes palabras y búscalas en el diccionario: hombre,
mujer, masculino, femenino, padre, madre, rey, reina… Después de leer las
definiciones ¿crees que el diccionario de la RAE lo han elaborado hombres o
mujeres?, ¿por qué?
- Lee y reflexiona sobre el texto propuesto en el anexo 9. Puedes
fotocopiarlo y entregárselo a tus amigos, familiares y compañeros.
5. LECTURAS RECOMENDADAS
- Calvo, E. (1997). El nuevo sexo débil: los dilemas del varón posmoderno.
Planeta Colombiana. Bogotá.
- Eddie, D. (2000). Sexo masculino, profesión mis labores. Espasa-Calpe.
- Fernández Poncela, A. M. (2002). Estereotipos y roles de género en el
303
- Lomas, C. (2004). Los chicos también lloran: identidades masculinas,
igualdad entre sexos y coeducación. Paidós. Barcelona.
- Lorente, M. (2009). Los hombres nuevos. Destino. Barcelona.
- Riso, W. (2005). Intimidades masculinas. Granica. Barcelona.
304
Anexo 1
Diez razones por las que una mujer Diez razones por las que un hombre
podría querer ser hombre… podría desear ser mujer…
305
Anexo 2
Canciones sexistas
- Secretaria. Mocedades.
- Caperucita. Ismael Serrano.
- Toda. Malú.
- La mataré. Loquillo.
- Sí, sí. Los Ronaldos.
- Niña, no te modernices. El payo Juan Manuel.
- Nunca tuvo novio. José Sosa.
- La tortura. Shakira.
306
Anexo 3
307
- Si la mujer maltratada denuncia el maltrato está aireando problemas muy
privados. Lo mejor es que se calle.
- La mujer maltratada no puede romper una relación de maltrato porque debe
quedarse con su esposo y familia para toda la vida.
- La violencia doméstica se da sólo entre las personas más marginales e
incultas.
- La mujer maltratada aguanta la relación porque en el fondo debe de gustarle.
- Las feministas luchan contra los hombres.
- Todas las feministas son lesbianas.
- Las feministas son unas amargadas.
- El feminismo es lo mismo que el machismo pero al revés.
- Las feministas son unas marimachos.
- Sólo las mujeres pueden ser feministas.
308
Anexo 4
309
Anexo 5
310
o Fregar el suelo del aula al menos una vez por semana con agua
caliente.
o Limpiar la pizarra al menos una vez al día.
o Encender el fuego a las 7:00, de modo que la habitación esté
caliente a las 8:00 cuando lleguen los niños.
14.- No usar polvos faciales, no maquillarse ni pintarse los labios.
311
Anexo 6
1. ¿En qué región del mundo los hombres y las mujeres tienen los mismos
derechos y los ejercen de manera igualitaria?
a. En ninguna
b. En Europa y América del Norte
c. En Oceanía
2. De entre todas las personas que viven en la pobreza ¿cuántas son mujeres?
a. Un 50%
b. Un 70%
c. Un 15%
3. ¿Cuál es la primera causa de mortalidad entre las mujeres?
a. La malaria
b. El embarazo
c. El SIDA
4. ¿Qué porcentaje de las propiedades del mundo está en manos de las mujeres?
a. El 15%
b. El 30%
c. El 1%
5. ¿Qué poder tienen las mujeres en las decisiones políticas a escala mundial?
a. Más que los hombres
b. Menos que los hombres
c. Aproximadamente lo mismo que los hombres
6. ¿Cuántas horas más trabajan las mujeres que los hombres en Europa
occidental?
a. Trabajan las mismas horas
b. Dos horas más
c. De cinco a seis horas más
7. En España (Encuesta Nacional de Salud, 2006) la depresión y la ansiedad
afectan:
a. Un 8% de los varones y un 20% de las mujeres
b. Un 15% de los varones y un 10% de las mujeres
c. Un 7% de las mujeres y un 13% de los varones
312
8. En el mundo las mujeres representan:
a. 1/2 de la población adulta analfabeta
b. 1/3 de la población adulta analfabeta
c. 2/3 de la población adulta analfabeta
9. Cuál de estas frases es la correcta:
a. una de cada tres mujeres del mundo sufre algún tipo de violencia
a lo largo de su vida
b. una de cada diez mujeres sufre algún tipo de violencia a lo largo
de su vida
c. una de cada cinco mujeres sufre algún tipo de violencia a lo largo
de su vida
10. En 2006, la diferencia salarial entre hombres y mujeres en algunos países fue
de:
a. Entre 30% y el 40%.
b. Entre el 15% y el 20%
c. Entre el 20% y el 30%
11. En España (2006) la tasa de desempleo femenino fue:
a. de 11% frente al 6% masculino
b. de 5% frente al 10% masculino
c. de 20% frente al 15% masculino
Soluciones al test:
1. Las mujeres y los hombres no disfrutan de los mismos derechos sociales,
políticos y económicos en ningún lugar del mundo. Hay demasiadas barreras
que lo impiden, entre ellas, una sociedad que asigna roles, estereotipos,
responsabilidades y espacios diferenciados en función del sexo y que coloca a
las mujeres en una posición de subordinación.
2. Las mujeres constituyen el 70% de la población actual que vive en la pobreza.
Su limitado acceso, a veces inexistente, a derechos básicos como la
educación, los servicios sanitarios, el trabajo remunerado y la toma de
decisiones son las causas principales de la feminización de la pobreza.
3. Las complicaciones que surgen en el embarazo son una de las principales
causas de mortalidad en las mujeres. Paradójicamente, aquello que supone dar
313
vida es para muchas mujeres el fin de la suya. Cada minuto muere una mujer
en el mundo por complicaciones en el embarazo.
4. Tan sólo un 1% de la propiedad mundial está en manos de mujeres. A pesar de
que las mujeres producen un 80% de los alimentos en el mundo, tan sólo
reciben un 1% del crédito agrícola (y no estamos hablando sólo de los países
del hemisferio sur, en España, en Galicia, no fue hasta el 2008 que se empezó
a redactar el borrador de un decreto sobre titularidad compartida en el sector
agrario). En muchos países las mujeres son las últimas en heredar, no pueden
constar como las propietarias de sus tierras o viviendas, ni abrir una cuenta
corriente ni acceder a un crédito. El trabajo que realizan las mujeres, ya sea
remunerado o doméstico no es valorado por parte de la sociedad. A pesar de
que cada año se incrementa el número de mujeres solas a cargo del
mantenimiento de sus familiares, en la mayoría de los casos no se les
reconoce como “cabezas de familia”, lo cual repercute en su acceso a
oportunidades económicas.
5. Las mujeres tienen menos poder y presencia en la política que los hombres.
Aunque ha habido una evolución en los últimos años, sobre todo en el ámbito
local, rural y urbano, estos avances no son suficientes en el ámbito de los
gobiernos centrales. La presencia de las mujeres en los parlamentos de todo el
mundo representa tan sólo el 13%, lo cual es un indicador de la discriminación
y exclusión que aún prevalece. La ausencia de mujeres en las esferas de
decisión hace que sus intereses no estén representados, imposibilitando el
cambio. Para que las mujeres tengan voz propia y participen más abiertamente
en los asuntos relativos a su vida, deben existir leyes y mecanismos
institucionales que garanticen esta participación en condiciones de equidad. En
España no pueden reinar las mujeres
6. Las mujeres trabajan de cinco a seis horas más que los hombres en Europa
Occidental. Las mujeres no sólo trabajan más sino que su trabajo es invisible y,
en la mayoría de los casos, peor remunerado. Realizan más de la mitad de la
carga global de trabajo en el mundo, pero sólo un tercio de ese tiempo es
recompensado económicamente. Algunas de las soluciones para hacer frente a
esta situación de desigualdad son:
o Acceso igualitario de hombres y mujeres a oportunidades
económicas y formativas
314
o Eliminación de leyes y prácticas discriminatorias
o Mejora de la legislación laboral y la concienciación de los
agentes implicados en la creación de empleo
o Reparto igualitario entre hombres y mujeres del trabajo
doméstico y el cuidado de personas dependientes.
12. ¿Y qué ocurre con las tareas del hogar y de cuidado? ¿No se las puede
considerar trabajo porque no están remuneradas? El trabajo doméstico y de
cuidado no está reconocido, valorado ni remunerado, a pesar de que la
sociedad no avanzaría si no se llevara a cabo. Si la labor que desempeñan en
el hogar se tuviera en cuenta como actividad productiva se calcula que la
riqueza mundial aumentaría entre un 35% y 55%. Sin embargo, su importancia
no se visibiliza ni se reconoce. En España, el 87% de las mujeres que trabajan
fuera de casa asumen ellas solas todo el trabajo doméstico. En España las
mujeres dedican 3 horas más al día al trabajo doméstico, con independencia de
su situación laboral. El 88% del trabajo de atención en salud no es remunerado
y el 50% de las enfermedades se resuelven en casa
7. 20% de las mujeres y 8% de los varones.
8. 2/3 de las personas adultas analfabetas en el mundo.
9. Una de cada tres mujeres del mundo sufre algún tipo de violencia a lo largo
de su vida
10. En 2006, la diferencia salarial entre hombres y mujeres en algunos países
fue de entre 30% y el 40%.
11. En España (2006) la tasa de desempleo femenino fue de 11% frente al 6%
masculino.
La mayor parte de este test ha sido extraído del folleto: ¿De verdad sabes cómo viven las
mujeres? www.mueveteporlaigualdad.org. Campaña: Muévete por la igualdad. Es de justicia;
organizada por: Ayuda en acción, InteRed y Entreculturas y apoyada por la Agencia Española
de Cooperación Internacional al Desarrollo (AECID)
315
Anexo 7
Característica Puntuación
Competitivo
Ordenado
Pasivo
Tranquilo
Obediente
Guapo
Activo, con iniciativa
Deportista
Fuerte
Sensible
Racional
Colaborador
Ser muy fiestero y divertido
Tener un sueldo muy alto
Ser muy ligón
Ser agresivo
Cariñoso
Ser calculador
Ser dulce
Ser agradable
316
Anexo 8
- cocinar en casa, - llorar ante situaciones
- cocinar en un restaurante, conmovedoras
- cambiar el aceite del coche, - no ocuparse del cuidado de los hijos
- comprar en el mercado, - mandar y ser dominante
- comprar una lavadora, - tener un sueldo muy alto
- arreglar un ordenador, - ser fiel a la pareja
- dar una conferencia política, - estar disponible para el deseo
- ganar un partido deportivo, sexual de la pareja
- arreglar un enchufe, - ser fuerte, inflexible y mostrar
- planchar, agresividad en las relaciones
- cuidar un anciano, - posar para una revista
- barrer la calle para el ayuntamiento, - ir a la peluquería
- barrer el trozo de calle de la puerta - arreglar el jardín
de casa, - jugar en el parque
- jugar a las cartas, - ser dentista
- beber vino, - recoger la cosecha
- leer una novela, - ser paracaidista
- estudiar, - diseñar ropa
- comprar ropa, - practicar escalada
- coser, - tener la casa ordenada
- poner gasolina, - vigilar el tráfico
- pintar una pared, - apagar incendios
- conducir, - construir edificios
- enseñar y dar clase, - etc.
- dirigir una empresa,
- cuidar niños,
- estar en una fiesta hasta el
amanecer y marchar con los que
acabas de conocer
- trabajar hasta altas horas de la
noche incluidos fines de semana
- tener varias parejas
317
Anexo 9
Por cada mujer hay un hombre… (Bonino y cols., 2002)
Por cada mujer cansada de tener que actuar como una tonta,
hay un hombre que aparenta saberlo todo porque eso le da poder.
Por cada mujer que se siente atada por sus hijos e hijas,
hay un hombre que disfruta de tiempo libre a su costa.
Por cada mujer que confía en que los hombres quieren la plena igualdad de
derechos, hay cientos de hombres confiando en que “todo cambie un poco para
que todo siga igual”.
317
UNIDAD 11: PREVENCIÓN DE RECAÍDAS
1. INTRODUCCIÓN
318
personales que constituyen elementos de riesgo, pasará al siguiente
punto.
3. Situación de alto riesgo. Es el resultado de la acumulación de factores
de riesgo. Supone una amenaza para su autocontrol. Puede suponer:
a. Un estado emocional negativo como, por ejemplo, la ira, la
frustración o la tristeza.
b. Un conflicto interpersonal.
c. Presión social para implicarse en el comportamiento problema.
4. Fallo: Finalmente, la acumulación de factores de riesgo y el fracaso a la
hora de afrontarlos de manera efectiva, se traduce en la reaparición
puntual del comportamiento problema.
5. Recaída: Si tampoco el fallo se afronta de forma adaptativa, el estilo de
comportamiento problemático vuelve a instaurarse en la vida de la
persona como antes de la intervención.
6. Efecto de la violación de la abstinencia: La persona reconoce que ha
fallado, y que el tratamiento está en grave riesgo de fracasar. Pueden
aparecer pensamientos de auto desprecio (no valgo para nada),
expectativas de fallo (no ha servido de nada el tratamiento) o
atribuciones erróneas (no ha sido culpa mía).
2. OBJETIVOS
319
3. TÉCNICAS TERAPÉUTICAS
320
comportamientos que os trajeron aquí (por ejemplo, retomar
progresivamente el consumo de alcohol, controlar lo que hace vuestra
pareja). ¿Tiene alguna importancia que me tome unas cervezas con los
amigos antes de ir a casa? Pensaréis que no, pero en el fondo sabéis
que sí la tiene. Ésas son las decisiones aparentemente irrelevantes.
3. Situaciones de alto riesgo: Si se acumulan las decisiones
aparentemente irrelevantes, un día os podéis ver en una situación de
riesgo. Por ejemplo, podéis llegar a casa muy bebidos, enfadados por
temas de trabajo, y empezar una discusión con vuestra pareja por un
tema doméstico, pensar que os está humillando, y sentir que os apetece
descargar vuestra agresividad. Estáis a un paso de la recaída.
4. Fallo: Cualquier nueva agresión, amenaza o humillación a la víctima
supone una recaída. El fallo lo entenderemos como un proceso mental
previo a la recaída. Un fallo se produce cuando empezáis a pensar en la
agresión como algo positivo. Por ejemplo, cuando empezáis a sentir
ganas de insultar a vuestra pareja, o de pegarla. Puede ser una idea
elaborada, o simplemente una imagen mental muy rápida acompañada
de pensamientos “calientes”.
5. Recaída: De nuevo habéis repetido la conducta que os trajo al
programa. Poco a poco, como sin daros cuenta, habéis retomado
vuestros hábitos destructivos.
6. Efecto de la violación de la abstinencia: ¿Cómo os sentiréis
entonces? ¿qué pensaréis de vosotros mismos? Podéis pensar que no
tenéis remedio, que no valéis para nada. O echarle la culpa a los demás
e intentar negar lo evidente. O pensar que el tratamiento fue inútil, o que
no se hizo bien. De alguna forma, la persona “tira la toalla” y piensa que
“total, si ya he fallado para qué seguir intentándolo”. Un solo error
supone ya el permiso para seguir haciendo las cosas mal.
321
Hemos sido conscientes de cómo es el proceso de recaída y de los
pasos y factores que aceleran ese proceso. Ahora vamos a ver nuestras
propias posibilidades de autocontrol.
Se trata de desarrollar un sistema propio de alerta que permita detectar
los antecedentes (o los pasos del proceso) y poner en marcha las estrategias
de afrontamiento necesarias para cortarlo.
Estas respuestas adecuadas van desde las estrategias de evitación y
escape hasta las más complejas como autoinstrucciones y habilidades
sociales. Hay que conocer la respuesta y saberla utilizar en el momento
adecuado. Para ello hay que entrenar intensivamente y practicar.
322
5. Estilo de vida positivo. Es una estrategia a largo plazo, que incluye
conductas de abandono del consumo de drogas y alcohol, control de
estrés (relajación), mejora de habilidades sociales, autoestima,
asertividad, solución de problemas...
323
entiendo lo que quiere decir mi mujer cuando me dice, por ejemplo, “no
conduzcas tan rápido”, no montaré en cólera. Si creo que ella me quiere
controlar y siempre me tiene que decir lo que tengo que hacer y creo que ella
debería comportarse de otra manera, tengo el enfado asegurado. Si soy capaz
de ver que lo que le pasa es que está preocupada, no me ofenderé por su
frase. Como vemos, empatizar es clave. Y para ello es útil quitarse los
“deberías”. Los “enfadados crónicos” tienen un montón de “deberías” en su
sistema de creencias y suelen ser bastante egocéntricos.
3.2 Dinámicas
324
• ¿Cómo podría haber evitado el final violento?
325
Anexo 1
ESCENA
Esposa: ¿Cuándo vas a arreglar el grifo?
Marido: ¿Cuándo vas a dejar de decirme lo que tengo que hacer? Ahora no
tengo tiempo.
Esposa: Hace una semana que te lo dije.
Marido: Y te dije que lo haría cuando pudiese.
Esposa: Yo creo que has tenido tiempo suficiente en todas estas tardes.
Marido: Lo que tú creas me importa una mierda. Cállate ya.
Esposa: (llanto).
Marido: Eso, ahora ponte a llorar.
Esposa: Eres lo más desagradable que existe. Eres incapaz de tratarme con
respeto ni de hacer nada por la casa.
Marido: ¡Vamos a arreglar el puto grifo de los cojones!
(Se levanta, la empuja, desmonta el grifo dando golpes y haciendo ruido. Lo
arregla. Deja el baño sucio).
Marido: Ya tienes el grifo arreglado ¿ya estás contenta?
Esposa: Será “tenemos” el grifo arreglado. Y no, no estoy contenta, no entiendo
por qué te pones así.
Marido: ¿Que cómo me pongo? Mira, mira... Me voy a dar una vuelta antes de
liarla más, porque estás insoportable.
(Se va al bar y se toma dos copas con un amigo para “tranquilizarse”. En vez
de tranquilizarse se “calienta” contándole al otro lo harto que está de su mujer y
justificando su actitud hacia ella. A las tres horas vuelve a casa).
Marido: Hola (seco).
Esposa: (silencio).
Marido: ¿Y ahora qué diablos te pasa?
Esposa: (silencio)
Marido: ¿Se puede saber qué mosca te ha picado? ¿y por qué no has hecho
nada de cenar?
(Va subiendo el tono de las preguntas y demandas, al final la mujer entra en la
discusión y él la zarandea y le da una bofetada).
326
Anexo 2
SITUACIONES
Situación 1. Llevas más de una hora esperando a tu pareja en casa.
Ella te ha dicho que llegaría a las ocho y son más de las nueve. No puedes
entender que tarde tanto. Le das muchas vueltas a la cabeza. “Parece que lo
hace para molestarme, justamente hoy que hemos quedado con mi familia.
¿Dónde se ha metido esta tía?”. No dejas de pensar que siempre te hace lo
mismo. La has llamado al móvil y lo tiene apagado, seguramente porque no
quiere que la molestes con tus rollos. Suena la cerradura de casa y entra ella.
Situación 2. Estás en un momento muy difícil de tu relación. Puede
que al final lo dejéis, aunque tú no crees que sea lo mejor. Tu pareja se ha
mudado temporalmente con una amiga. Sabes que hoy tiene una cena con sus
compañeros de trabajo. Te tomas un par de copas para bajar los nervios y te
vas a la puerta del restaurante a esperarla. Quieres ver qué hace, y quizás
hablar con ella.
Situación 3. Hoy te apetece tener sexo con tu pareja, pero ella te dice
que está mala. Te sientes frustrado y enfadado.
Situación 4. Has tenido un día horrible en el trabajo, de los peores que
recuerdas. Es viernes y un amigo te llama para ir a tomar una copa a un club.
Siempre que sales con este amigo te dan las tantas de la mañana de juerga. A
tu pareja le has dicho que irías a casa después del trabajo, y ahora mismo no la
puedes localizar.
Situación 5. Estás comiendo con tu pareja y varias parejas de amigos.
Hay buen ambiente y estás contento. Sale el tema de las familias. Todo el
mundo hace bromas. Tu mujer hace un comentario gracioso sobre las manías
de tu madre. Todos se ríen pero a ti no te hace ninguna gracia. Te ha
molestado bastante.
Situación 6. Tu mujer te cuenta muy contenta que ha encontrado un
trabajo mejor que el que tiene. Su sueldo es bastante más alto, algo más alto
incluso que el tuyo. El único problema es que el horario es distinto y pasaría
más tiempo trabajando. También le tocaría hacer algún viaje.
327
BIBLIOGRAFÍA
328
- Blázquez, M., y Moreno, J. M. (2008). Maltrato psicológico en la pareja.
Prevención y educación emocional. Madrid: EOS.
- Bonino, L; Leal, D; Lozoya, J. A. y Szil, P. (2002). Por cada mujer…
Texto extraído de Hombres por la igualdad.
- Bronfenbrenner, U. (1979). The experimental ecology of human
development. Cambridge, Harvard University Press.
- Burín, M (1996). Género y psicoanálisis. Paidós. Buenos Aires.
- Careaga, P. (2008). El lenguaje de la violencia versus la violencia del
lenguaje. En San Segundo, T. Violencia de género. Una visión
multidisciplinar. Madrid: Cera.
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profesional sobre dependencias sentimentales. Fundación Instituto
Espiral.
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(2008). Mujeres, infancia y violencia de género: un nuevo enfoque.
Madrid: CELEM.
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(Informe)
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(CEDAW) (www.cinu.org.mx/temas/mujer/cedaw.htm).
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grave problema social. Buenos Aires: Paidós.
- Díaz-Aguado, M.J. (2008) Construir la igualdad entre hombres y mujeres
y prevenir la violencia género en la educación del siglo XXI ponencia
presentada en el Congreso Internacional e Interdisciplinar Mundos de
Mujeres (Women´s Worlds). Madrid.
- Direccion General de Instituciones Penitenciarias. (2005). Programa de
tratamiento en prisión para agresores en el ámbito familiar. Documentos
Penitenciarios nº 2. Madrid: Ministerio del Interior
- Dobash, R.E. y Dobash, R.P. (2000). Evaluating Criminal Justice
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Intervención. Diputació de Valencia.
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violencia grave contra la pareja. International Journal of Clinical Health
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