Canción Hijo Verbum Dei

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Parábola del hijo

pró digo
Del Evangelio según san Lucas (Lc 15,11-32)
En torno al cuadro de
Rembrandt y la parábola
PARÁ BOLA DEL HIJO PRÓ DIGO

"El regreso del hijo pródigo"


Rembrandt (1606-1669)
La fuerza del abrazo
y de las manos del Padre
La centralidad del cuadro
El abrazo del reencuentro entre el
Padre y el hijo menor emana
intimidad, cercanía, gozo,
reconciliación, acogida. El Padre
estrecha y acerca al hijo menor a su
regazo y a su corazón y el hijo,
harapiento y casi descalzo, se deja
acoger, abrazar y perdonar. El Padre
impone con fuerza y con ternura las
manos sobre su hijo menor. Son
manos que acogen, que envuelven,
que sanan -el simbolismo del gesto
cristiano y religioso de la imposición
de las manos-.
Una mano de hombre, la otra de
mujer. Dios es AMOR.
Los rostros y las miradas
El rostro del Padre se
muestra íntegro.
Su mirada aparece
cansada, casi ciega
para ver el pecado.
Mirada llena de gozo
y de emoción
contenidas.
Los rostros y las miradas

El rostro del hermano


mayor aparece
resignado, escéptico y
juez.
El hijo mayor,
correctamente
ataviado, surge en el
cuadro desde la
distancia.
Los rostros y las miradas
La cara del hijo menor
trasluce anonadamiento y
petición de perdón.
Nos recuerda a un niño
recién nacido, el cabello
mojado, los ojos
cerrados.
También este hijo ha
nacido de nuevo.
Los cuatro símbolos
El anillo:
Signo de filiación, ahora reencontrada.

Las sandalias:
Signo de la libertad recuperada.
En la cultura hebrea y antigua, los esclavos iban
descalzos;los hombres libres calzaban sandalias.

El traje nuevo:
Signo de cambio y reconciliación.
Imprescindible para una vida nueva y para la
fiesta que después llegará.
El sacrificio del ternero cebado

Preanuncio del sacrificio del Cordero


de Dios y signo de la fiesta, a la que
acompañarán la música y los
amigos.
Expresión de la fiesta de la
reconciliación.
Todos y cada uno de nosotros
podemos ser mutuamente el Padre
que acoge, perdona y ama.

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